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El Principio de Pareto dice que el 80% de tu éxito proviene del 20% de tus actividades. Y es
ese 20% el que debes identificar y poner como prioridad.
3. Establece plazos
Cuando se tiene un objetivo tangible, resulta mucho más fácil realizar una tarea. El plazo
funciona como un incentivo para la realización de las actividades. Además, con las fechas
definidas los gestores pueden hacer un seguimiento de las entregas de los empleados.
4. ¿Imprevistos predecibles?
Tienes que entender que los imprevistos ocurren y que, aunque no tengas control sobre el
tiempo que te van a quitar en el día, tienes que planificar los huecos en tu agenda.
5. Descentraliza el trabajo
Muchos profesionales acaban sobrecargándose simplemente porque les resulta difícil delegar
tareas. La mayoría piensa: "Yo puedo hacerlo mejor y más rápido", pero lo cierto es que la
actividad podría hacerla otra persona sin quitarte tiempo.
6. Reduce la cantidad de reuniones
La mayoría de los profesionales pierden gran parte de su tiempo en largas reuniones que
podrían resolverse en poco tiempo o incluso enviando un correo electrónico.
Por cierto, un estudio publicado en Harvard Business Review muestra que la productividad de
los empleados aumentó en un 71% cuando las reuniones se redujeron en un 40% en las
empresas encuestadas.
Para tener una buena gestión del tiempo, no basta con que los empleados hagan su propia
gestión de la productividad individualmente. Es necesario que se realice una gestión integrada,
ya que cada proceso interfiere en el progreso del otro y el trabajo de un colaborador repercute
en el trabajo de todo el equipo.
El uso de metodologías ágiles como el Scrum puede ser un método muy eficaz para medir la
productividad de todo el equipo y la velocidad de entrega. Esta forma de trabajar es más
flexible, pero al mismo tiempo se centra en horarios bien definidos, reuniones diarias de
alineación rápida y el enfoque en mejorar/acelerar siempre los procesos.