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Aunque por el lado positivo se proyecta una recuperación de los países avanzados, ésta
sería a tasas moderadas y, por lo tanto, no sería suficiente como para compensar los
efectos negativos de términos de intercambio y condiciones financieras externas menos
favorables. Frente a este panorama, América Latina necesita prepararse para enfrentar los
efectos de un escenario externo menos auspicioso y, al mismo tiempo, enfocarse en
remover obstáculos internos que restringen su potencial de crecimiento y así evitar una
caída mayor en su tasa de crecimiento en los próximos años.
Este tema es parte central de un informe reciente del Fondo Monetario Internacional,
titulado Emerging Markets in Transition: Growth Prospects and Challenges. El informe
delinea un escenario externo futuro muy parecido al presentado más arriba y postula que
una de sus consecuencias será un menor dinamismo de la inversión, mientras que el
crecimiento del empleo estará limitado, en muchos casos, por el envejecimiento de la
población. Además, estima que el incremento de la productividad total de factores, en
ausencia de importantes reformas pro-crecimiento, se reducirá también debido a que, por
su naturaleza cíclica, los aumentos de los últimos años no son sostenibles. Como resultado
de estas fuerzas, el informe proyecta que el crecimiento potencial de América Latina en el
período 2013-2017 será, en promedio, 1,25 puntos porcentuales por año menor que el
alcanzado en el período 2003-2012. Alrededor de dos tercios de esta caída se atribuye a
factores estructurales y un tercio a factores cíclicos relacionados a un entorno externo
más negativo.
El informe del FMI recomienda que los países emergentes se preparen para enfrentar este
escenario. Sostiene que, en la parte macro, deben fortalecer sus políticas e instituciones
macroeconómicas para mantener una inflación en torno a la meta, y las cuentas fiscales y
externas ordenadas, para que los países tengan la capacidad de introducir políticas contra-
cíclicas frente a shocks externos. En cuanto a medidas para incrementar el crecimiento
potencial, aconseja realizar reformas estructurales encaminadas a promover la inversión,
el empleo, el capital humano y a elevar la productividad total de factores.
El capítulo sobre energía destaca que para producir energía en forma eficiente se requiere
remover obstáculos a la generación de hidroelectricidad y estar conscientes de los costos
de las energías renovables no convencionales. Muchas de estas reformas requieren de un
refuerzo institucional que permita un adecuado diseño técnico y de una profunda
discusión de su contenido con la sociedad civil. Esto también contribuiría a la resolución
de problemas de economía política, que terminan frenando la implementación de
reformas pro-crecimiento y pro-equidad o aprobando reformas poco eficientes.
Muchos de los factores estructurales que limitan la tasa de crecimiento potencial de Chile
se presentan también, aunque con intensidad variable, en otros países de América Latina.
Sin embargo, en la región hay otras trabas que no son tan relevantes en Chile. Un ejemplo
son los déficits en infraestructura. Esto pareciera ser especialmente importante en los
casos de Brasil, Colombia y Perú. Chile, en esta área, hizo avances notables en el período
1995-2006 con un programa innovador de concesiones en carreteras, autopistas urbanas,
aeropuertos y puertos, que no sólo llevaron a una mejora sustancial en la infraestructura,
sino que también al incluir los costos de uso de estas infraestructuras para los usuarios,
posibilitaron la focalización del gasto público en programas sociales orientados a los
grupos más pobres de la población.
En la discusión de cierre de la conferencia que dio origen a este volumen, que también es
recogida en el texto, Daron Acemoglu, co-autor del libro “Why Nations Fail”, enfatizó que
en la etapa del desarrollo en que Chile se encuentra, el mayor reto es seguir avanzando en
reducir gradualmente la desigualdad, pero, en el proceso, es necesario evitar la creación
de un sistema altamente distorsionado, que limite la creación de negocios, el
emprendimiento, la inversión y el crecimiento. Sin lugar a dudas, este desafío también
aplica para la mayoría de las naciones de América Latina.
* Investigador senior del Centro de Estudios Públicos y ex Presidente del Banco Central de
Chile