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Texto del discurso pronunciado por José Mujica, Presidente de la República del Uruguay, en la

cumbre Río+20, junio de 2012

Autoridades presentes de todas la latitudes y organismos, muchas gracias. Muchas gracias al


pueblo de Brasil y a su Sra. Presidenta, Dilma Rousseff. Muchas gracias a la buena fe que,
seguramente, han manifestado todos los oradores que me precedieron.

Expresamos la íntima voluntad como gobernantes de acompañar todos los acuerdos que, esta,
nuestra pobre humanidad, pueda suscribir.

Sin embargo, permítasenos hacer algunas preguntas en voz alta. Toda la tarde se ha hablado del
desarrollo sustentable. De sacar las inmensas masas de la pobreza.

¿Qué es lo que aletea en nuestras cabezas? ¿El modelo de desarrollo y de consumo, que es el
actual de las sociedades ricas? Me hago esta pregunta: ¿Qué le pasaría a este planeta si los
hindúes tuvieran la misma proporción de autos por familia que tienen los alemanes?
¿Cuánto oxígeno nos quedaría para poder respirar?

Más claro: ¿Tiene el mundo hoy los elementos materiales como para hacer posible que 7 mil u 8
mil millones de personas puedan tener el mismo grado de consumo y de despilfarro que tienen las
más opulentas sociedades occidentales?

¿Será eso posible? ¿O tendremos que darnos algún día, otro tipo de discusión? Porque hemos
creado esta civilización en la que estamos: Hija del mercado, hija de la competencia y que ha
deparado un progreso material portentoso y explosivo.

Pero la economía de mercado ha creado sociedades de mercado. Y nos ha deparado esta


globalización, que significa mirar por todo el planeta.

¿Estamos gobernando la globalización o la globalización nos gobierna a nosotros? ¿Es posible


hablar de solidaridad y de que “estamos todos juntos” en una economía basada en la competencia
despiadada? ¿Hasta dónde llega nuestra fraternidad?

No digo nada de esto para negar la importancia de este evento. Por el contrario: El desafío que
tenemos por delante es de una magnitud de carácter colosal y la gran crisis no es ecológica, es
política. El hombre no gobierna hoy a las fuerzas que ha desatado, sino que las fuerzas que ha
desatado gobiernan al hombre. Y a la vida.

Porque no venimos al planeta para desarrollarnos solamente, así, en general. Venimos al planeta
para ser felices. Porque la vida es corta y se nos va. Y ningún bien vale como la vida y esto es lo
elemental. Pero si la vida se me va a escapar, trabajando y trabajando para consumir un “plus” y la
sociedad de consumo es el motor - porque, en definitiva, si se paraliza el consumo, se detiene la
economía, y si se detiene la economía, aparece el fantasma del estancamiento para cada uno de
nosotros - pero ese hiper consumo es el que está agrediendo al planeta. Y tienen que generar ese
hiper consumo, cosa de que las cosas duren poco, porque hay que vender mucho. Y una lamparita
eléctrica, entonces, no puede durar más de 1000 horas encendida. ¡Pero hay lamparitas que
pueden durar 100 mil horas encendidas! Pero esas no se pueden hacer porque el problema es el
mercado, porque tenemos que trabajar y tenemos que sostener una civilización del “úselo y
tírelo”, y así estamos en un círculo vicioso.

Estos son problemas de carácter político que nos están indicando que es hora de empezar a luchar
por otra cultura.

No se trata de plantearnos el volver a la época del hombre de las cavernas, ni de tener un


“monumento al atraso”. Pero no podemos seguir, indefinidamente, gobernados por el mercado,
sino que tenemos que gobernar al mercado.

Por ello digo, en mi humilde manera de pensar, que el problema que tenemos es de carácter
político. Los viejos pensadores - Epicúreo, Séneca o incluso los Aymaras - definían: “Pobre no es el
que tiene poco sino el que necesita infinitamente mucho, y desea más y más”. Esta es una clave de
carácter cultural.

Entonces, voy a saludar el esfuerzo y los acuerdos que se hacen. Y los voy acompañar, como
gobernante. Sé que algunas cosas de las que estoy diciendo, “rechinan”. Pero tenemos que darnos
cuenta que la crisis del agua y de la agresión al medio ambiente no es la causa. La causa es el
modelo de civilización que hemos montado. Y lo que tenemos que revisar es nuestra forma de
vivir.

Pertenezco a un pequeño país muy bien dotado de recursos naturales para vivir. En mi país hay
poco más de 3 millones de habitantes. Pero hay unos 13 millones de vacas, de las mejores del
mundo. Y unos 8 o 10 millones de estupendas ovejas. Mi país es exportador de comida, de lácteos,
de carne. Es una penillanura y casi el 90% de su territorio es aprovechable.

Mis compañeros trabajadores, lucharon mucho por las 8 horas de trabajo. Y ahora están
consiguiendo las 6 horas. Pero el que tiene 6 horas, se consigue dos trabajos; por lo tanto, trabaja
más que antes. ¿Por qué? Porque tiene que pagar una cantidad de cuotas: La moto, el auto, y
pague cuotas y cuotas y cuando se quiere acordar, es un viejo reumático - como yo - al que se le
fue la vida.

Y uno se hace esta pregunta: ¿Ese es el destino de la vida humana? Estas cosas que digo son muy
elementales: El desarrollo no puede ser en contra de la felicidad. Tiene que ser a favor de la
felicidad humana; del amor arriba de la Tierra, de las relaciones humanas, del cuidado a los hijos,
de tener amigos, de tener lo elemental.

Precisamente, porque ese es el tesoro más importante que tenemos, la felicidad. Cuando
luchamos por el medio ambiente, tenemos que recordar que el primer elemento del medio
ambiente se llama felicidad humana.

Gracias
La importancia de la educación

José Mujica nacido en Montevideo el 20 de mayo de 1935 ejerce la presidencia de la República


Oriental del Uruguay desde el 1 de marzo del 2010. Veamos sus palabras sobre la importancia de
la educación.

Ustedes saben mejor que nadie que en el conocimiento y la cultura no sólo hay esfuerzo sino
también placer. Dicen que la gente que trota por la rambla, llega un punto en el que entra en una
especie de éxtasis donde ya no existe el cansancio y sólo le queda el placer. Creo que con el
conocimiento y la cultura pasa lo mismo. Llega un punto donde estudiar, o investigar, o aprender,
ya no es un esfuerzo y es puro disfrute.

¡Qué bueno sería que estos manjares estuvieran a disposición de mucha gente!

Qué bueno sería, si en la canasta de la calidad de la vida que el Uruguay puede ofrecer a su gente,
hubiera una buena cantidad de consumos intelectuales. No porque sea elegante sino porque es
placentero. Porque se disfruta, con la misma intensidad con la que se puede disfrutar un plato de
tallarines.

¡No hay una lista obligatoria de las cosas que nos hacen felices!

Algunos pueden pensar que el mundo ideal es un lugar repleto de shopping centers. En ese mundo
la gente es feliz porque todos pueden salir llenos de bolsas de ropa nueva y de cajas de
electrodomésticos. No tengo nada contra esa visión, sólo digo que no es la única posible.

Digo que también podemos pensar en un país donde la gente elige arreglar las cosas en lugar de
tirarlas, elige un auto chico en lugar de un auto grande, elige abrigarse en lugar de subir la
calefacción.

Despilfarrar no es lo que hacen las sociedades más maduras. Vayan a Holanda y vean las ciudades
repletas de bicicletas. Allí se van a dar cuenta de que el consumismo no es la elección de la
verdadera aristocracia de la humanidad. Es la elección de los noveleros y los frívolos.

Los holandeses andan en bicicleta, las usan para ir a trabajar pero también para ir a los conciertos
o a los parques. Porque han llegado a un nivel en el que su felicidad cotidiana se alimenta tanto de
consumos materiales como intelectuales

Así que amigos, vayan y contagien el placer por el conocimiento.

En paralelo, mi modesta contribución va a ser tratar de que los uruguayos anden de bicicleteada
en bicicleteada.

La educación es el camino

Y amigos, el puente entre este hoy y ese mañana que queremos tiene un nombre y se llama
educación.
Y miren que es un puente largo y difícil de cruzar. Pero hay que hacerlo. Se lo debemos a nuestros
hijos y nietos. Y hay que hacerlo ahora, cuando todavía está fresco el milagro tecnológico de
Internet y se abren oportunidades nunca vistas de acceso al conocimiento.

Yo me crié con la radio, vi nacer la televisión, después la televisión en colores, después las
transmisiones por satélite. Después resultó que en mi televisor aparecían cuarenta canales,
incluidos los que trasmitían en directo desde Estados Unidos, España e Italia. Después los celulares
y después la computadora, que al principio sólo servía para procesar números. Cada una de esas
veces, me quedé con la boca abierta.

Pero ahora con Internet se me agotó la capacidad de sorpresa. Me siento como aquellos humanos
que vieron una rueda por primera vez. O como los que vieron el fuego por primera vez. Uno siente
que le tocó en suerte vivir un hito en la historia.

Se están abriendo las puertas de todas las bibliotecas y de todos los museos; van a estar a
disposición, todas las revistas científicas y todos los libros del mundo. Y probablemente todas las
películas y todas las músicas del mundo. Es abrumador.

Por eso necesitamos que todos los uruguayos y sobre todo los uruguayitos sepan nadar en ese
torrente. Hay que subirse a esa corriente y navegar en ella como pez en el agua. Lo conseguiremos
si está sólida esa matriz intelectual de la que hablábamos antes. Si nuestros chiquilines saben
razonar en orden y saben hacerse las preguntas que valen la pena.

Es como una carrera en dos pistas, allá arriba en el mundo el océano de información, acá abajo
preparándonos para la navegación trasatlántica. Escuelas de tiempo completo, facultades en el
interior, enseñanza terciaria masificada.

Y probablemente, inglés desde el preescolar en la enseñanza pública.

Porque el inglés no es el idioma que hablan los yanquis, es el idioma con el que los chinos se
entienden con el mundo.

No podemos estar afuera. No podemos dejar afuera a nuestros chiquilines. Esas son las
herramientas que nos habilitan a interactuar con la explosión universal del conocimiento.

Este mundo nuevo no nos simplifica la vida, nos la complica... Nos obliga a ir más lejos y más
hondo en la educación.

No hay tarea más grande delante de nosotros.

Obsolescencia Programada, Motor de la Economía Actual

Con el tiempo uno va descubriendo que la internet es un medio poderoso, que no se queda en las
banales recreaciones que generalmente sus usuarios escudriñan, más teniendo en cuenta el giro
que está dando recientemente con la aparición de destacadas páginas de opinión dirigidas por
personas de grandes principios éticos. También surgen canales de televisión virtual que comienzan
a dar una excelente programación con videos que seguramente nunca veremos en los medios
tradicionales, más influenciados por los intereses de sus anunciantes que en la objetividad que
deberían ofrecer a quienes va dirigida.

Los engaños con los que los grandes dirigentes han enajenado nuestras mentes van quedando al
descubierto ante la atónita mirada de los que escarbamos la verdad en la web.
Cosas como el viaje a la luna en el Apolo XI nos decepcionan y nos obligan a replantear muchas
informaciones que hasta hoy teníamos como hechos incontrovertibles. La manipulación ha sido
maquiavélica y perversa, no puedo evitar recordar el escepticismo de mi abuela mientras veíamos
por la televisión los primeros pasos del hombre en la luna, ella decía: ¿Cómo se creen eso?, es
imposible que un ser humano llegue allá tan lejos. Me avergüenzo de lo que pensé de ella en ese
momento, creí que su comentario era producto de su edad y de su falta de preparación
académica. Después de ver los documentales: ”La verdadera historia del viaje a la luna” y otros
sobre el mismo tema, de hecho muy bien sustentados, tengo que reconocer que mi abuela tenía
razón, mis disculpas para ella. Parece que lo que vimos ese 21 de julio de 1969 en retransmisión,
seis horas después del supuesto alunizaje, fue un video pregrabado por orden del presidente
Nixon y por cierto plagado de errores escenográficos. Sería muy extenso entrar en detalles pero
aquí podrán verlo cuando quieran http://www.youtube.com/watch?v=CY9S1fzGXqc

Este acceso a tanta información escondida durante años surgió con la apertura que hice de un
modesto canal de televisión en la red, después de cierto tiempo me enfoqué afortunadamente a
pasar solo contenido documental, y allí estaba la veta de muchas verdades que ignorábamos la
mayoría de los mortales.

Por la pantalla han pasado las grandes conspiraciones, las manipulaciones que usan para lograr sus
objetivos políticos, comerciales o bélicos. Igual denuncian algunos videos la posible utilización de
una máquina de terremotos o del rayo de la muerte, artefactos inspirados en las investigaciones
de Nicolás Tesla, sin duda el más brillante inventor de la historia moderna. Las biografías y los
temas políticos, sociales, antropológicos y científicos también nos aportan montones de
conocimientos, he llegado a pensar que la red puede ser la mejor universidad del momento que
vivimos y la generadora de una nueva sociedad más justa y participativa.

La obsolescencia programada

Los que pasamos de los 40 recordamos que los electrodomésticos eran


entonces casi eternos, los radios y los televisores de válvulas
funcionaban de maravilla por décadas y si llegaban a fallar eran
fácilmente reparados por técnicos a domicilio. Las lavadoras y las
neveras eran aún más guerreras y pasaban de generación en
generación. Las cosas se hacían para que duraran y punto.

Un símbolo mundial de esta filosofía de fabricar productos casi


imperecederos es un bombillo incandescente fabricado por la ya
desaparecida empresa Shelby Electric e instalado en la estación de bomberos de la ciudad de
Livermoore, California. Fue fabricado con un filamento de carbono protegido en una ampolla de
vidrio al vacío y no con algún gas noble como los que se hacen hoy día. Fue encendida por primera
vez en 1901 y cumple este año 110 años de estar encendido las 24 horas, solo estuvo apagado en
1976 veintitrés minutos mientras los bomberos tuvieron traslado de sede, sobra decir que el
bombillo fue transportado en una caja especial de madera, con escolta policial y un electricista
experto.

Una vez enroscado en su nuevo sitio todos contuvieron el aliento al ver que no encendía, temieron
lo peor, hasta que el electricista accionó el interruptor y comenzó a brillar de nuevo y sigue
haciéndolo hasta el momento, si no lo creen pueden verlo aquí
http://www.centennialbulb.org/cam.htm pues instalaron una cámara para que los internautas
sigamos en vivo su funcionamiento.

Sólo fue considerado como algo especial en


los años setentas, cuando los periodistas
pusieron sus ojos en él, antes los bomberos
desconocían su valor y hasta hacían pruebas
de baloncesto tratando de quebrarlo para
medir su puntería, afortunadamente sin
lograrlo.

La obsolescencia de los bombillos fue


ordenada a los fabricantes para que les
pusieran un límite de mil horas de duración
a comienzos del siglo XX, cosa que por experiencia vemos que no cumple, pues siempre se funden
mucho antes. Además muy pronto dejarán de ser fabricados y serán piezas de museo, la
instrucción mundial es reemplazarlos por las OLED o bombillos de bajo consumo, que ya están
dando mucho de qué hablar por los riegos que parecen ofrecer a la salud por su contenido de
plomo.

¿Cómo supe todo esto?, pues por lo que les he contado al comienzo, he pasado varias veces por
mi canal el documental “Comprar, tirar, comprar”, que nos muestra el caso del bombillo de
Livermoore y de muchos productos más a los que se les aplica el principio de la obsolescencia
programada, que Dios nos proteja pues tal vez a nosotros mismos se nos esté aplicando este
mismo tratamiento en este preciso momento. Si quieren ver este documental aquí les doy el link
http://www.faunanocturna.net/tv/comprar-tirar-comprar-documental/

Rodado en España, Francia, Alemania, Estados Unidos y Ghana, Comprar, tirar, comprar, hace un
recorrido por la historia de una práctica empresarial que consiste en la reducción deliberada de la
vida de un producto para incrementar su consumo porque, como ya publicaba en 1928 una
influyente revista de publicidad norteamericana, “un artículo que no se desgasta es una tragedia
para los negocios”.

El documental, dirigido por Cosima Dannoritzer y coproducido por Televisión Española, es el


resultado de tres años de investigación, hace uso de imágenes de archivo poco conocidas; aporta
pruebas documentales y muestra las desastrosas consecuencias medioambientales que se derivan
de esta práctica. También presenta diversos ejemplos del espíritu de resistencia que está
creciendo entre los consumidores y recoge el análisis y la opinión de economistas, diseñadores e
intelectuales que proponen vías alternativas para salvar economía y medio ambiente.

Ah, se me olvidaba invitarlos a ver mi canal Horizontes TV y si desean, hacer sus peticiones y
comentarios http://es.justin.tv/almendrosdesantaisabel

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