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Kendall Ryan - Unravel Me Saga 1 - 2
Kendall Ryan - Unravel Me Saga 1 - 2
2
Staff
Moderadoras:
Perpi27 Lunnannotte
Mll. Janusa Anto Cipriano
MarMar Soleria
MelDemczuk Max Escritora Solitaria
Traductoras:
MarMar Max Escritora Liz Holland
Perpi27 Solitaria Annabelle
Mel Cipriano Juli_Arg Joha quinto
Monigkv ♥...Luisa...♥ becky_abc2
Marie.Ang Deeydra Ann Amy
Christensen Nats Anelynn
lunnanotte Danny_McFly Demoiselle
Mel Demczuk Elle87 Vanessa Villegas
macasolci Eugene_14
Correctoras:
Mrs. Styles♥ Juli_Arg
Mel Cipriano Dara.Nicole18
Vericity ladypandora
itxi Verito
Nats CrisCras13
Zafiro Melii
Violet~ Carolyn ♥
Lectura final:
CrisCras
3
Página
Diseno:
Hanna Marl
Indice
Sinopsis Capítulo 12
Capítulo 1 Capítulo 13
Capítulo 2 Capítulo 14
Capítulo 3 Capítulo 15
Capítulo 4 Capítulo 16
Capítulo 5 Capítulo 17
Capítulo 6 Capítulo 18
Capítulo 7 Capítulo 19
Capítulo 8 Capítulo 20
Capítulo 9 Capítulo 21
4
Página
Sinopsis
L
a pulcra y ordenada vida de la estudiante de psicología
Ashley Drake, toma un giro hacia la locura cuando
encuentra el tema perfecto para su tesis de amnesia —un
hombre joven, sin ningún recuerdo de su vida anterior,
con una acusación de asesinato.
Contra todo sentido común, Ashlyn se siente atraída por él
como una polilla a una llama. Tal vez es que él es tan increíblemente
masculino, aún esposado a la cama del hospital, que podría pasar
por un anuncio de colonia —Perfume de Locura. O tal vez es porque
ha pasado demasiadas noches solitarias estudiando. De cualquier
manera, está decidida a ayudarlo a resolver el misterio de su pasado.
Comienza a desentrañar quién era antes, con sus tatuajes crípticos,
y sus pinturas que gritan sobre un pasado oscuro como sus únicas
pistas. Cuando ella finalmente descubre su secreto no sabe cuál es el
verdadero él, el amante tierno del cual se ha enamorado o el hombre
atormentado con un pasado oscuro.
Unravel me #1
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Página
1 Traducido por MarMar
Corregido por Innogen D.
E
scuché mientras mi mejor amiga Liz hablaba sin parar sobre
cómo su última conquista había ido mal, y sobre su
deplorable comportamiento.
—He terminado con los hombres —declaró.
Me ahogué con mi latte, casi escupiendo el líquido tibio sobre la
pantalla de mi computadora.
—Claro, Liz. —Todavía tenía que entender que tomar a un hombre
en un bar y llevárselo a su casa a las dos de la mañana no terminaría en
una relación de verdad. No iba a gastar aliento explicándole esto de nuevo
como por centésima vez. Ella era una contradicción en todos los sentidos,
a pesar de ser una estudiante licenciada, su vida social rivalizaba con uno
de esos reality shows sobre chicas salvajes.
—Sólo haré lo que tú haces. Los novios a baterías jamás te
decepcionan, ¿verdad Ashlyn? —se rio entre dientes.
Brutalmente tragué mi trago de café. Lindo. Era bueno saber lo que
pensaba de mí en realidad.
—Me aseguraré de tener un stock de Energizer, entonces —bromeé
en respuesta. Si me lo preguntan, las necesidades sexuales de Liz eran
fuera de serie. Las satisfacciones simples de abrirme camino a través de la
escuela de posgrado, una clase de mierda a la vez, y una conquista casual
con mi vibrador me mantenían feliz… la mayoría del tiempo.
Un nuevo email en mi bandeja de entrada llamó mi atención. Era del
Profesor Clancy, titulado: ¿Posible tema para la tesis?
Alejé el teléfono de mi oído, cortando el despotricar de Liz para leer el
mensaje profesionalmente escrito, encogiéndome internamente por tener
una discusión sobre vibradores. La parte triste era que Liz tenía razón. Era
la única acción que había tenido en dos años. Era solo que no tenía tiempo
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1Es una expresión que usan para referirse a autobuses que no se detienen en paradas
fijas, la persona desciende dónde quiere.
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Asintió, concordando.
—Aunque me imaginé que sería más familiar para ti que John.
—Supongo que tienes razón, incluso cuando no hay nada familiar en
el nombre Logan para mí, creo que preferiría que me llamaras de esa
forma.
—De acuerdo, Logan —sonreí—. ¿Tienes hambre? ¿Has
desayunado?
Su expresión traicionó su sospecha sobre mi preocupación e
inmediatamente me sentí culpable.
—Terminemos con sus preguntas de una vez, cada día ha sido un
desfile de doctores, abogados e investigadores viniendo aquí y ninguna de
ellos puede decirme que diablos está mal conmigo. Mientras más pronto
puedas salir de aquí y volver al mundo real, más probabilidades tendré de
recordar algo, ¿no?
De acuerdo, entonces. Eso es un no al desayuno.
—Puede que cierto estimulo ambiental pueda provocar una
respuesta… —Pero no le expliqué que estar bajo arresto por homicidio
significaba que él no podría dejar este hospital durante algún tiempo.
—¿Lo sabría si fuera gay? —preguntó de la nada.
—No estoy segura. Estudios han mostrado que las referencias
sexuales no cambian como resultado de pérdida de memoria. ¿Por qué?
¿Crees que eres gay?
—No. Es sólo que… Logan es un nombre de hombre, ¿cierto? ¿Por
qué me tatuaría un nombre de hombre en mi cuerpo?
Era algo que también me estaba preguntando.
—¿Crees que Logan tal vez es el nombre de un amante?
Se encogió de hombros.
—No sé qué pensar sobre nada —se recostó sobre su almohada y
cerró los ojos. Podía verlo luchando para mantener sus emociones bajo
control. No podía ni imaginarme lo que estaba sintiendo, despertar un día
en un hospital, que te digan que estás bajo arresto por homicidio sin
ningún recuerdo de tu vida justo hasta ese momento.
Noté los círculos negros debajo de sus ojos, la piel blanca de un
color lavanda. Desee que hubiera algo que pudiera decir, algo que pudiera
hacer para ayudarlo de verdad, pero a pesar de toda mi educación,
conferencias y libros de texto, estaba perdida. Podía mantenerme a mí
misma en una discusión sobre la amnesia, pero no tenía idea de cómo
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Página
2 Traducido por perpi27
Corregido por Mel Cipriano
A
l día siguiente volví al hospital llevando una bolsa de lona
llena de cosas para mi sesión con Logan. Un reproductor de
CD y una selección de música para ver si algo despertaba un
recuerdo de él, junto con una colección de literatura clásica,
los libros que más a menudo se asignan en la escuela secundaria.
El caso de Logan no era el tipo de amnesia que resultaba de un
trastorno neurológico o de una lesión en la cabeza. El suyo era un caso de
amnesia disociativa, esencialmente una enfermedad mental que implica la
ruptura de la memoria y la identidad, lo que hace que sea aún más
fascinante. Sabía que la amnesia disociativa era provocada por un evento
traumático y ocurría cuando una persona bloquea cierta información. Las
opciones de tratamiento eran muy limitadas. Por lo general, se centra en
aliviar los síntomas y controlar los problemas de comportamiento
provocados por el estrés y el trauma. Ahora, los nuevos estudios estaban
explorando la manera de ayudar al paciente a empezar a procesar y hacer
frente a los recuerdos dolorosos.
Ya que nadie se había presentado a reclamar a Logan, incluso
después de que los medios de prensa tuvieran un día de campo cubriendo
su historia, sabía que la terapia familiar estaba fuera. Decidí centrarme en
el arte y la terapia de la música, con la esperanza de evitar entrar en el
camino de la medicación para la ansiedad y la depresión que el Dr.
Andrews parecía aprobar. Quería ver hasta dónde podía llegar con Logan
por mi cuenta. No creía que fuera útil adormecer el cerebro con anti-
depresivos.
La Amnesia disociativa es con mucho lo más interesante de estudiar
porque los recuerdos aún existen en la mente, pero están enterrados tan
profundamente que nunca pueden recuperarse. A veces los recuerdos
reaparecen por su propia cuenta o pueden ser activados por estímulos del
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entorno de la persona.
El guardia ubicado en la puerta de su habitación del hospital
Página
un dedo por las letras, que coincidían con el suyo. Metió sus dedos justo
dentro de la cinta de mis bragas de algodón blanco, moviéndose a un lado
para leer la frase de forma ininterrumpida. Mi estómago saltó con su
toque.
—¿Qué quiere decir? —Su voz era ronca y gruesa.
Me di cuenta de que había estado conteniendo el aliento y solté una
bocanada de aire antes de contestar.
—Encontraré un camino o haré uno3.
La frase había estado grabada en mi mente mucho antes de que
fuera escrita permanentemente en mi cuerpo. Me recordaba que debía
desafiarme a mí misma, que nunca me conformara y no aceptara mi
educación de mierda, que me convirtiera en lo que yo quería ser. Era un
dicho que hablaba de aquellos que habían luchado en la vida y querían
algo mejor, y estaban dispuestos a luchar por ella.
Me pregunté qué habría poseído a Logan para marcarla en su piel.
Por la expresión de su rostro, estaba claramente preguntándose lo mismo
acerca de mí.
Se puso de pie, y después de correr sus dedos una última vez a
través de las palabras, subió la cremallera y abrochó mis vaqueros. Me
quedé completamente a su merced y estaba absolutamente fascinada por
él. ¿Cuáles eran las posibilidades de que tuviéramos exactamente la
misma frase en latín en nuestros cuerpos? La similitud era inquietante,
pero también interesante.
Había un montón de cosas sobre él que empezaban a intrigarme. La
forma en que sus ojos verdes me seguían, su aroma masculino, y
probablemente no ayudaba a mi libido el hecho de que las dos veces que lo
había visto, había estado sin camisa. No había manera de no darse cuenta
de lo atractivo que era. Mi sequía sexual de dos años también podría haber
contribuido, pero la respuesta de mi cuerpo podría describirse como
primitiva... necesitada.
Parecía tan intrigado por mí. Todavía no había dado un paso lejos, y
seguía agarrando mis caderas. Bajé la vista hacia sus manos, que
rápidamente cayeron. Di un paso atrás tratando de aliviar la tensión
sexual que crepitaba en el aire entre nosotros.
Se aclaró la garganta, murmurando algo acerca de vestirse, y
desapareció en el cuarto de baño nuevo.
Cuando cerró la puerta me di cuenta de que nuestro encuentro me
había dejado aturdida y mareada. Cuando se había inclinado cerca de mí,
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el calor de su piel y el aroma de jabón me habían empujado hacia
adelante, y no pude dejar de notar la forma en que su escultural abdomen
y caderas mantenían apenas la toalla en su lugar. Ahora no era el
Página
comercial.
Aparté de mi mente el último pensamiento persistente de sus dedos
rozando mi vientre, y puse la expresión más profesional que pude manejar.
Tras el descubrimiento fascinante de nuestros tatuajes a juego,
pasamos la tarde escuchando los distintos géneros de música que había
pedido de la biblioteca. Descubrimos que prefería la música rock y el blues
más clásico, o country. Había maldecido cuando le puse rap y cruzó la
habitación para apagarlo, lo cual fue divertido. Me hizo repetir una
canción de blues en particular tres o cuatro veces, diciendo que estaba
seguro de que había algo familiar en ella, pero al final no pudo recordar
nada específico.
A pesar de la falta de avances en la producción de algún recuerdo, la
tarde no se había sentido como un fracaso. Había sido en realidad
divertida de algún modo. Logan se había acostado en la cama, con los ojos
cerrados, absorto en la concentración, mientras yo ponía música,
cambiaba las canciones, o repetía sus preferencias.
Me pidió que le dejara los libros para leer, de esa manera se
aseguraba de que volvería a verlo, dijo, por lo menos para recoger los
libros. Si supiera que ya estaba anticipando mi próxima visita.
La sonrisa en mi rostro no se había desvanecido cuando me
encontré con el Dr. Andrews en el pasillo.
—¿Has estado aquí toda la tarde? —Frunció el ceño, mirando su
reloj.
Era increíble que hubieran pasado varias horas sin que lo notara. —
Um, sí. Tenemos mucho por hacer.
—¿Acaso recuerda algo sobre el asesinato?
Bueno, estalló mi burbuja. Mi estómago cayó. —No. No estoy
trabajando con él en recordar eso.
Se burló de mi confesión directa.
—Dr. Andrews, usted fue el que le diagnosticó amnesia post-
traumática o disociativa. Usted y yo sabemos que él se ha distanciado de
importante información personal acerca de sí mismo y de su vida. Su
memoria probablemente pueda restaurarse con el tiempo, pero los
acontecimientos que condujeron al trauma probablemente serán los
últimos en ser recordado. O nunca lo recordará en absoluto.
El Dr. Andrews arrastró los pies, todavía con el ceño fruncido.
—Además, para eso esta el psicólogo asignado por la policía.
—Escucha, Ashlyn, sólo estoy tratando de cuidarte de él. Es
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peligroso. No has leído su expediente policial.
Mi vientre bailó con nervios, quería y no quería saber lo que
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Página
3 Traducido por Mel Cipriano
Corregido por Innogen D.
L
a cantidad de tiempo que pasas en el hospital, Ash, no es
saludable —dijo Liz, dando un paso adelante—. No es normal.
—Abrí la boca para responder y ella levantó una mano,
deteniéndome—. Y no me digas que es por tu tesis. Hablé con
Clancy y me dijo que tienes un montón de material extra, y que tu
esquema de tesis está casi hecho.
Cerré mi boca, no podía utilizar la defensa que había estado a punto
de emplear. Tenía un borrador del esquema de mi tesis completo. La
situación de Logan era sólo una pequeña parte de ella, un punto de
referencia real para todos los demás datos. No se habría sentido correcto
hacer de su caso el centro, dramatizando su dolor de esa manera.
Seguí a Liz hacia el mostrador, necesitando aún mucha más cafeína
para considerar hablar con ella acerca de mi relación con Logan.
—Dime qué está pasando, Ash. No es propio de ti estar tan
obsesionada con un tema de prueba.
Tragué saliva. Tenía que sincerarme sobre Logan. Él no era sólo un
sujeto de prueba. No lo había sido desde el principio, y ahora, después de
pasar varias semanas con él, hablando sobre música y literatura,
probando todo tipo de alimentos, sabía que nos habíamos vuelto cercanos.
Tan cercanos como la relación médico-paciente debía ser, aunque yo no
era médico todavía.
Contuve una sonrisa al pensar en Logan, luchando por mantener mi
cara de póquer frente a Liz. Ella saltaría sobre mí a la primera señal de
que algo estaba mal.
A pesar de que mis visitas no habían ayudado a Logan a recordar
nada, él había dicho que pasar tiempo juntos le trajo una especie de paz.
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Le proporcioné un breve escape de su dolor y un descanso de los
investigadores que todavía lo interrogaban, pero que estaban topándose
con obstáculos al tratar de reconstruir su caso.
Página
ordenada y lógica. Mis pilas de libros y papeles eran concretas, cosas que
podía captar. Mi cocina tenía sólo lo esencial: café, siempre sobre el
mostrador, y armarios llenos de tazas de fideos instantáneos. No tenía
tiempo para limpiar, para los chicos y sus sin sentidos, y ciertamente no
para el que estaba estudiando, que tenía el carrito de equipaje de una
celebridad.
Pero tal vez mi vida necesitaba la emoción que Logan podía
proporcionarle. Las cosas se habían vuelto malditamente predecibles:
clases, profesores aburridos, un cajón lleno de vibradores y novelas
románticas marcadas en mis escenas favoritas.
Sin embargo, contra todo sentido común, no era capaz de mantener
a Logan fuera de mi mente. Con la causa penal contra él debilitándose con
cada día que pasaba, y la probabilidad de que pronto lo haría recordar su
vida anterior, sabía que iba a seguir adelante y que tenía que dejarlo ir.
Diablos, se me había ocurrido más de una vez que con lo bien parecido y
encantador que era, probablemente tenía una novia esperando por él,
preguntándose qué le había sucedido. Aunque en mi opinión, cualquier
novia que no recorriese la ciudad, buscando en los hospitales y cárceles, e
incluso debajo de los puentes, no se merecía a alguien como Logan. Punto
final.
Aun así, es probable que no fuera saludable ignorar a mis amigos, y
mi pobre apartamento no había visto una aspiradora en las últimas
semanas. Esa realidad me golpeó en la cara cuando Liz frunció la nariz en
una expresión de asco, haciendo su camino a través de mi desordenado
apartamento.
—Está bien, está decidido. Vamos a salir esta noche. Cócteles,
hombres dulces, vamos a hacerlo. Debido a que esto... —Hizo un gesto a
los restos del naufragio que era mi casa—. Es preocupante. Es necesario
dejar atrás a Logan, sé que piensas que sientes algo por él, pero es sólo por
la forma apasionada en que te refieres a su trabajo.
Yo le había dicho a Logan que volvería a verlo esta tarde después de
mi cita para tomar café con Liz. No había perdido un día desde que nos
conocimos. A pesar de que no me gustaba la idea de dejarlo plantado,
sabía que no habría forma de disuadirla. Además, una noche fuera no me
iba a matar. Podría llamar al hospital y pedir que le pasasen un mensaje a
Logan diciéndole que no iba a ser capaz de ir hoy. Así, al menos, no estaría
esperando por mí.
—Está bien. Voy a ir.
Ella sonrió.
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—Ve a la ducha. Yo voy a hacer mi mejor esfuerzo para limpiar este
desastre en caso de que tengas suerte y traigas a un chico a casa esta
Página
noche.
—No voy a...
Me hizo callar con una palmada en el trasero.
—Oh, sí que lo harás. Ahora vete.
Me di una ducha breve y me depilé rápidamente, sin saber lo que Liz
podría estar haciendo en mi apartamento. A pesar de estar lleno de libros y
papeles en cada superficie plana disponible, sabía dónde estaba todo. No
necesitaba su intromisión en mi sistema. Cuando salí de la ducha, rosada
y limpia, encontré a Liz sentada en el sofá, enviando mensajes de texto.
El apartamento se veía igual que antes de mi ducha.
—¿Te diste por vencida?
Levantó la vista de su teléfono.
—Oh, sí —agitó una mano distraídamente—. No hay esperanza para
este lugar. Sólo lleva algo de ropa interior jodidamente sexy, y con suerte,
el afortunado no se dará cuenta, ni le importará, que vivas como un
animal.
Envié un rápido correo electrónico a la recepcionista del hospital,
encargada del piso de Logan y me vestí con pantalones vaqueros y una
remera sin mangas. Liz me ayudó a secarme el pelo, alisarlo, y también me
maquilló, para luego salir cojeando con mis raramente usados tacones,
hacia su apartamento para tomar algunas bebidas previas.
Alrededor de las diez y media finalmente entramos en un salón
elegante, un lugar popular fuera del campus en el que yo no había estado
todavía. Liz besó al guarda en ambas mejillas y le dio un manotazo en la
espalda, lo que me llevó a creer que había estado allí más a menudo de lo
que yo había pensado.
Bebimos cosmopolitas en copas elegantes de martini, y la
combinación de vodka y licor fue directo a mi cabeza. En poco tiempo, Liz
y yo estábamos girando en la pista de baile al ritmo de la música tecno,
retorciéndonos juntas para el deleite de un grupo de chicos que nos
observaba desde el otro lado de la habitación.
Cuando ya no podía permanecer firme en mis tacones sin derramar
mi bebida desde el borde de la copa de martini, me dirigí hacia el lado de
la pista y me deslicé en una cabina. Puse los talones por debajo de la mesa
y estiré mis doloridos pies. Vi a Liz seguir agitando su botín y desplomarse
en el regazo de un chico de fraternidad demasiado ansioso.
Pedí agua y apoyé la barbilla en las manos, mirando a Liz divertirse.
A veces me sentía celosa de su habilidad para abrazar el momento y vivir
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mi trabajo. ¿No podía ver que era mucho más que eso para mí?
Subimos al tercer piso, algo a lo que me había acostumbrado y que
ya no me dejaba sin aliento. Abrí la puerta, e hice una mueca cuando
recordé el estado de mi apartamento y la advertencia de Liz acerca de traer
a un hombre a casa esta noche. ¿Quién podría haber sabido que ella
estaría en lo correcto y que ese hombre sería Logan? Parecía imposible,
pero realmente estaba aquí, un paso dentro de mi atestado apartamento
de una habitación, y dándole, con su gran cuerpo, un aspecto aún más
pequeño de lo que era.
Encendí la luz del vestíbulo, iluminando el loco caos que era mi
apartamento.
—Hogar dulce hogar —murmuré, sacudiendo las llaves sobre la
mesa auxiliar.
—Guau. Puedo… ver eso.
—Y sin bromear sobre el mantenimiento de mí casa. A pesar del
desorden, sé dónde está todo.
Él se rio entre dientes.
—No traes personas a menudo, ¿verdad?
Negué con la cabeza.
—Sólo a mi amiga Liz. Tú eres el primero que he traído aquí.
—¿En serio? —pareció sorprendido, casi incrédulo.
—Sí. —Tiré mis tacones en una esquina, en la cima de una montaña
de zapatos, y le señalé el sofá—. Toma asiento. ¿Puedo ofrecerle algo? Yo
voy a tomar una botella de agua.
—Agua estaría bien, gracias.
Agarré las botellas de agua de la nevera y cuando regresé a la sala,
Logan se encontraba de pie frente a la única pintura que colgaba en la
pared de mi sala de estar, una imitación de "Noche estrellada" de Van
Gogh. Su dedo trazó ligeramente los remolinos azules del cielo, como si
recordara algún detalle. Dejó caer la mano y se dirigió al sofá, al final de la
habitación. Su presencia dominaba mi pequeño apartamento, sus
hermosos rasgos contrastaban con la mezquindad que nos rodeaba.
Nos sentamos en el sofá, bebiendo de nuestras botellas de agua. Mi
apartamento era exactamente del tipo de una estudiante con poco
presupuesto, amueblado de forma barata con cosas hechas a mano y
muebles artesanales. Pero me sentía cómoda aquí. Había dos grandes
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saber que no estoy listo para perseguir cualquier cosa... con nadie. Así
que, si me quedo aquí contigo, tendremos que convenir que es sólo por
amistad.
—Absolutamente, por supuesto.
Él asintió con la cabeza, solemnemente, y se aclaró la garganta,
tomándose su tiempo.
—Gracias. —Asintió, pero me di cuenta de que esta conversación
estaba lejos de haber terminado.
Cogí algunas mantas extra del armario, la almohada de repuesto de
mi cama, y las puse en el sofá para él. —Espero que estas estén bien.
—Sí, gracias.
Me quedé allí torpemente por un segundo, insegura de qué hacer
conmigo misma mientras él me miraba.
—Creo que voy a ir a cambiarme. Vuelvo enseguida.
Él asintió con la cabeza y me miró mientras me giraba para salir.
Tomé mi pijama y me dirigí al cuarto de baño. ¿Qué estaba haciendo?
Tuve conversaciones imposibles conmigo misma mientras me miraba
en el espejo. Tal vez era una locura tenerlo aquí en mi casa, pero no podía
ver la razón o la lógica en lo que a Logan se refería. Mi instinto me decía
que podía confiar. Me quité los jeans, la camiseta y el sujetador, y me puse
un par de pantalones cortos de algodón y una camiseta blanca limpia.
Levanté el cabello de mi cuello y lo recogí en un moño desordenado.
Había pensado en tener a Logan en mi cama durante semanas, y
ahora que estaba aquí, yo era un desorden nervioso. Sabía que nunca
tendría el valor para dar el primer paso, y él incluso parecía inseguro
acerca de estar aquí, así que de alguna manera dudaba que mi fantasía de
tenerlo en mi cama se hiciera realidad, especialmente después de su breve
discurso acerca de nosotros siendo sólo amigos. Eso me frustraba y
aliviaba al mismo tiempo. Yo no era de las que daban el primer paso, y mi
ego no podría soportar ser rechazada por él.
Además, estaba segura de que Logan tenía cosas más importantes
en su mente, como averiguar dónde iba a vivir, y no estaba hambriento de
sexo como yo.
35
Página
4 Traducido por Monikgv
Corregido por Innogen D.
T
omé una respiración profunda, abrí la puerta del baño, y me
dirigí hacia la sala de estar. Esperé verlo haciendo la cama en
el sofá, pero ya no estaba allí. Revisé la cocina y el comedor.
Ambos vacíos.
Su archivo estaba abierto y esparcido sobre la mesa del comedor.
Las fotos de la escena del crimen y un correo electrónico del Profesor
Clancy estaban en la cima de la pila. El correo era breve, pero contenía
una severa advertencia contra involucrarse con Logan, reiterando la
violencia en la escena del crimen. Maldita sea. No tenía la intención de que
Logan viera esto. Corrí hacia el pasillo.
Logan estaba retirándose por el pasillo, pero cuando dije su nombre,
él se detuvo y se volvió hacia mí.
—Por favor. —Fue la única palabra de súplica que pude verbalizar.
Quería decir tantas cosas, por favor quédate, por favor no me dejes, por
favor no seas el hombre que dicen que eres…
Él pareció entender en un nivel tácito y comenzó a caminar hacia mí.
Me encontré con él a mitad de camino, como atraída hacia delante por una
fuerza mayor.
—Esas cosas en mi archivo. —Suspiró y se frotó la cara con las
manos—. No soy seguro. Tú ni siquiera me conoces.
—Te conozco mejor que nadie. Confío en ti. —Sabía una cosa con
certeza; no quería que se fuera.
—Ashlyn… —Mi nombre en sus labios era el sonido más suave. Su
voz ronca y profunda era increíblemente sexy.
—¿Qué? —susurré, dando un paso más cerca.
—Sobre el asesinato… —Apretó los puños a los costados.
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Mi estómago cayó. Oh, mierda. Tal vez esto fue una idea terrible.
Logan no parecía violento o peligroso en mi opinión, pero ¿qué tan bien lo
Página
suspiro de decepción.
—Oye. —Apartó unos mechones sueltos de mi cabello de mi rostro—.
¿Qué pasa?
Me tragué el nudo gigante que se había alojado en mi garganta.
—Me siento como una idiota. Me lancé sobre ti, y… y… —Ni siquiera
podía pronunciar las palabras. Fracaso. Épico.
Él continuó apartando el cabello de mi frente, alisándolo.
—Lo siento.
—Sólo déjame. —Presioné mis muslos, juntándolos, y apreté los
puños.
Él me observó con una expresión de curiosidad.
—Oh diablos, no puedo dejarte así. Déjame cuidar de ti esta noche.
Mis ojos se abrieron de golpe y mis latidos tomaron un ritmo
incómodo. Quería decir que…
Él quitó las sábanas que estaban sobre mí y pasó sus manos sobre
mis piernas desnudas.
—Dime cómo hacer que te corras.
Miré sus oscuros ojos, pero mi voz se negaba a cooperar. Él no me
estaba rechazando, pero no pasó desapercibido para mí que él se negaba a
compartirse a sí mismo conmigo. Por el momento, yo era impotente para
detener esto. Necesitaba desesperadamente la liberación.
—¿Qué es lo que te gusta, hermosa?
Mi clítoris palpitaba con sus palabras. Oh, quería esto. No podía
parar ahora ni por todo el dinero del mundo. Él se inclinó y besó mi boca
con suaves mordiscos y tiernos besos castos.
—Tócame, por favor —le supliqué.
Él se apartó de mi boca y bajó mis pantalones cortos de algodón y mi
ropa interior con facilidad, quitándomelos por completo. Debí de haberme
sentido avergonzada, expuesta, pero no lo hice. Sufría por su toque. Él
colocó su palma sobre mi vientre, sus dedos rozando mi tatuaje en su
camino hacia el sur. Mi respiración se hizo pesada y no pude evitar
levantar mis caderas de la cama, deseosa de sentir sus manos contra mí.
Era como la fantasía que tuve sobre él, sólo que mejor de lo que esperé.
Sus ojos me devoraban y me encontré de repente agradecida de que
Liz me hubiera reprendido por mis hábitos de cuidado personal hace unos
meses, y ahora tuviera con el hábito de afeitarme completamente. Él se
inclinó para acercarse más y depositó un beso sobre mi cadera tatuada, y
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no pude evitar dejar escapar un gemido. Sus besos continuaron a lo largo
de mi vientre y en la parte superior de mi monte de Venus. El calor y el
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43
Página
5 Traducido por Marie.Ang
Corregido por Vericity
D
esperté sobresaltada ante el ruido descomunal. Mi primer
pensamiento fue que el infierno estaba tocando a mi puerta
a esta hora; hasta que recordé que Logan estaba durmiendo
en la otra habitación.
Me levanté de la cama y caminé a través del piso de madera,
crujiendo, hacia el pasillo. Pude ver a Logan arrugado en el piso de la sala,
golpeando los puños contra el suelo.
Me hundí en el suelo junto a él y pasé mis manos arriba y abajo por
su espalda. —Está bien. Estoy aquí.
Respondió a mi presencia sujetando mi mano. Sus nudillos estaban
rojos e hinchados donde había golpeado el piso. Levantó la vista hacía mí
con una expresión de dolor, y se me apretó el corazón en el pecho.
—No quiero estar solo —murmuró, llevando mi mano a sus labios—.
Ven aquí.
Me acurruqué sobre mi costado, pegándome a su cuerpo. Se
acurrucó conmigo como si su vida dependiera de ello, aferrándose a mí
para estar a salvo. Frotó su mejilla contra la parte superior de mi cabeza,
alisando mi cabello antes de establecerse y encontrar un sitio cómodo.
Pronto su respiración se volvió profunda y estable, y supe que se había
quedado dormido. Estaba feliz de que mi presencia pareciera consolarlo.
Saqué de un tirón una manta del sofá para cubrirnos a ambos y
cerré los ojos, concentrándome en su profunda y constante respiración.
Al amanecer, la luz nos despertó, eso o los dolores por dormir en el
piso de madera. Me di la vuelta y froté mi cadera adolorida.
—No tenías que quedarte conmigo anoche. —La voz de Logan estaba
cargada de sueño, e incluso más profunda de lo normal. Me gustó. Me
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gustaba que pudiera permitirse bajar la guardia conmigo.
—Quería. —Sentía una especie de responsabilidad hacia Logan.
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Quería ser la única que estuviera allí para él y para ayudarlo a pasar a
través de todo esto.
Sin otra palabra, me levantó del piso y me llevó a mi cama,
dejándome cuidadosamente en el centro. Me ofreció una pequeña sonrisa
somnolienta mientras aún estaba a los pies de la cama.
—Quédate. —Extendí una mano hacia él. Miró mi mano, y luego a
mí con curiosidad. Un momento más tarde, aceptó mi invitación. Había
estado allí para él anoche, y ahora él estaba eligiendo acercarse a mí,
darme el consuelo que asociaba con estar cerca de él. Se acostó a mi lado
y me acercó más, sosteniéndome contra su pecho.
Más tarde esa mañana desperté por segunda vez y me arrastré fuera
de la cama, sin querer despertar a Logan. Quedó tendido sobre mi cama,
todavía vistiendo sus vaqueros. Lo admiré por un segundo,
silenciosamente leyendo las palabras tatuadas en su costado.
Autviaminveniamautfaciam tibi4. Salí de puntillas de la habitación y me
senté en la mesa abarrotada del comedor, localizando mi portátil debajo de
una pila de papeles.
Revisé mi correo electrónico, descubriendo que tenía dos correos del
Profesor Clancy. El primero fue enviado ayer en la tarde, informándome de
que todos los cargos contra Logan habían caído por falta de evidencia, y la
posibilidad de que el asesinato fuera cometido en defensa propia, y que
Logan se había marchado en contra de las órdenes del doctor anoche. Su
última línea era una advertencia sobre que él y el Dr. Andrews estaban
preocupados de que Logan pudiera venir a buscarme, ya que parecía estar
obsesionado conmigo. Un escalofrío recorrió mi columna.
El segundo correo de Clancy era una detallada explicación de mi
tesis, la cual aparentemente necesitaba un montón más de trabajo. Puaj.
La función de control de cambios estaba en plena vigencia, toques de rojo
cubriendo cerca de cada centímetro de la página. Esto iba a requerir un
montón de café.
—Eso huele bien. —Logan se aventuró en la cocina detrás de mí,
pasándose una mano por su cabello en un intento de alisarlo. Se veía
adorable a primera hora de la mañana, con ojos somnolientos y todavía
increíblemente sexy. Desafortunadamente, se puso su camiseta
pasándosela por la cabeza, bloqueando mi vista de sus deliciosos
abdominales.
Puse dos tazas en el mostrador y vertí café en cada una. —¿Cómo
tomas tu café?
Se encogió de hombros. —Ni idea. Sorpréndeme.
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4
Autviaminveniamautfaciam tibi: O encontrar una manera o hacerlo uno mismo.
Me reí y añadí un poco de leche caliente en cada una de las tazas,
agradecida de que el elefante en la habitación —Él escapándose de mí
anoche— pareciera desvanecerse en el fondo.
—¿Dormiste bien?
—Sí, ese banco del parque deja un listón muy alto. —Se rió entre
dientes—. Gracias por traerme aquí. Era más de lo que podía haber
esperado. Gracias. —Tomó un sorbo de café—. Esto está bueno.
Sonreí y tomé un sorbo del mío. —Me alegro de que te guste. Dormí
como un bebé. —Me moví incómoda, recordando mi conducta lasciva
anoche. Mierda, cállate Ashlyn.
Él sonrió. —Sobre lo que pasó anoche… —Se pasó una mano por el
cabello, vacilante de continuar. Pensé que ofrecería alguna explicación de
por qué no me había permitido tocarlo, hacerme sentir mejor sobre ser una
sinvergüenza—. Eso no puede suceder de nuevo. Aprecio todo lo que has
hecho por mí, pero no puedo ponerte en una situación comprometedora. El
Dr. Andrews y tu profesor tenían razón, y no te haré eso. No quiero que
esto —Señaló entre nosotros—, desacredite tu investigación sobre la
amnesia.
Me aclaré la garganta, bajé mi taza de café, esperando que no se
hubiera fijado en mis manos temblorosas. —Por supuesto. Estaba
borracha y sintiendo lástima de mi misma. Eso no sucederá de nuevo. Lo
siento.
—No te disculpes. Fue mi culpa tanto como la tuya. No debí haber
hecho eso. —Después de unos pocos segundos de incómodo silencio, dejó
su taza de café y se levantó—. Creo que debería salir de tu camino,
entonces. Estoy seguro de que tienes mucho que hacer.
Me levanté. —Logan. Por favor, no tienes que irte.
—No me aprovecharé de ti, Ashlyn.
Agarré su mano. —¿No es eso lo que te hice anoche? —Sonreí, con la
esperanza de aliviar la tensión entre nosotros.
Sonrió. —Eso fue diferente. No me importó en absoluto.
Interesante… —No me importa que estés aquí tampoco. Me gustaría
que te quedaras.
Sus ojos sostuvieron los míos, considerando la oferta.
—Tengo que trabajar mucho en mi tesis, de acuerdo con Clancy, y si
46
U
na vez que Logan volvió de una búsqueda de trabajo sin
éxito, solo estaba a la mitad de la clasificación de los
ensayos de la clase de psicología de nivel posgrado de
Clancy. Logan se asomó por la esquina y preguntó dónde
guardaba los productos de limpieza. Le mostré mi escasa colección, que
consistía en unas cuantas botellas con atomizador al azar debajo del
fregadero de la cocina. Sacó sistemáticamente cada botella del gabinete e
inspeccionó cada una.
—¿Qué estás buscando?—pregunté.
—Voy a limpiar el apartamento. Tú puedes seguir estudiando.
—Logan, no tienes que hacer eso.
—Me hace sentir útil. Como si hubiera algo que todavía sé hacer,
alguna manera en que pueda contribuir.
Oh. —Gracias. Solo no quiero que te sientas obligado. —Había vivido
sola durante unos pocos años, y limpiar mis cosas normalmente se
limitaba a lo mínimo necesario. Aun así, estaba muy lejos de como crecí.
Ceniceros desbordados y pirámides de latas de cerveza había sido la
decoración básica de mi padre.
—Sé que no voy a ganar ningún premio por mi limpieza en cualquier
momento próximamente; solo espero que no me encuentres repugnante.
Él se echó a reír.
—Nunca podría encontrarte repugnante, Ashlyn.
Sabia a partir de mi investigación que alguien con amnesia buscaba
maneras de sentirse productivo y útil como comienzo de su recuperación.
Sonreí ante la idea de Logan progresando en esta etapa.
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cien dólares—. Y así puedes conseguir algunas de las cosas que podrías
necesitar, ropa, cosas por el estilo. Lo siento, no puedo darte más.
—No, esto es… —sacudió su cabeza—, muy amable de tu parte. —
Nos quedamos de pie en la cocina, solo a medio metro de distancia,
sonriéndonos el uno al otro—. ¿Qué haría si no hubieras venido a mi
habitación del hospital?
—No es nada, de verdad. Disfruto de tenerte aquí.
Después de limpiar la cocina y el cuarto de baño de arriba abajo,
desempolvó y aspiró todo el apartamento. Entonces lo escuché moviéndose
por la cocina, y puesto que era incapaz de leer otro medio-ingenioso papel
sobre las teorías de personalidad, fui a ver qué estaba haciendo.
Él había llenado una olla con agua y se disponía a soltar la pasta en
la olla humeante, pero se detuvo para sonreírme.
—Espero que espaguetis estén bien. Eso es todo lo que pude
encontrar en los armarios.
—Eso es perfecto, gracias. —Estiré mis brazos por encima de mi
cabeza, dándome cuenta de que ya estaba atardeciendo. Una pequeña olla
con salsa de tomate en el otro fogón y el rico aroma de los tomates, el ajo y
la albahaca se burló mis sentidos. No podía recordar la última vez que
alguien había cocinado para mí.
—Siéntate. —Logan me llevo de vuelta al comedor—. Deja que te
traiga un vaso de vino. —Cenamos sobre mi recién despejada mesa del
comedor, de la cual no había visto la parte superior en meses. La comida
fue deliciosa y después de la cena ninguno de los dos estaba dispuesto a
alejarse de la mesa, así que nos quedamos compartiendo la botella de vino
tinto.
—Estaba pensando más acerca de tu tatuaje —dije, agitando el
líquido carmesí en mi vaso. Se frotó en nombre en su bíceps.
—¿Logan o la frase en latín?
—El que está en latín, es algo que obtendría un intelectual. No a
todo el mundo se le ocurriría tener una lengua muerta permanentemente
grabada en tinta en su cuerpo.
—Buen punto. ¿Qué crees que significa?
—Que eres inteligente. Probablemente educación universitaria.
El asintió pensativamente; le gustaba la dirección en que me dirigía.
—Estaba pensando que podrías tomar algunas pruebas en línea,
como una prueba de CI5, o un examen de nivel universitario. No resolvería
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5
CI: Coeficiente Intelectual. En ingles la abreviatura es IQ.
Después de la cena, nos acomodamos en el sofá y encendí el
televisor. No tenía cable, y solo tenía unos pocos canales. Así que opté por
Jeopardy6.
La categoría era Historia del siglo XIII, y estaba a punto de cambiar
de canal, cuando Logan se inclinó hacia delante con absorta atención. El
presentador leyó la respuesta.
—Fue el filósofo italiano y sacerdote que murió en 1274.
—¿Quién fue Tomás de Aquino? —Preguntó Logan sin vacilación.
Cuando el presentador anunció que Tomás de Aquino era, de hecho,
la respuesta correcta, nos quedamos boquiabiertos—. Sabías esa.
El asintió, su pulso acelerándose en su cuello.
—¿Cómo puedo saber eso?
—No lo sé, ¿Eres bueno con historia?
Él levantó su mano.
—Espera, está leyendo la siguiente pregunta. —Pusimos nuestra
atención de nuevo en el programa y Logan respondió a cada una de las
preguntas de la categoría correctamente. Para el momento en que terminó,
él estaba de pie, paseándose por la habitación.
—Bueno, eso no puede ser una coincidencia. ¿Puede? —preguntó.
—No lo creo. Yo no podría haber respondido a ninguna de esas
preguntas. Creo que has estudiado historia muy extensamente.
—Historia. Latín. —Se frotó las sienes—. Joder —maldijo en voz
alta—. No lo entiendo.
Me levanté y crucé la habitación hacia él.
—No pasa nada. Esto es un gran comienzo. Piensa en lo que
acabamos de descubrir en los últimos diez minutos. Vamos a resolver esto,
lo prometo.
Soltó un suspiro y tiró de mí hacia sus brazos.
Apoyé la cabeza contra su pecho, amando la sensación de sus
brazos a mí alrededor y su masculino aroma. Parecía anhelar la cercanía,
incluso si hacerlo lo asustaba.
—Gracias, Ashlyn.
—¿Por qué?
50
Página
6
Jeopardy: es un famoso programa de concurso de televisión creado por Merv Griffin
en 1964. Es emitido en Estados Unidos por la cadena de televisión NBC.
—Por creer en mí. Por confiar en mí. Sé que no lo merezco, esta
ternura tuya, pero maldita sea si no me gusta de todos modos.
No podía explicar por qué confiaba en él de forma tan explícita. Tal
vez era el tatuaje que compartíamos, o lo que sentía cuando estaba cerca
de él. Era como si estuviera destinada a encontrarlo. Pero no podía
explicarle nada de eso.
—De nada —murmuré contra su pecho en su lugar.
Me fui temprano el lunes por la mañana, después de un fin de
semana agradable con Logan. Recogí mi laptop y cuadernos para un largo
día de trabajo de clasificación para las clases de posgrado de Clancy,
administrando las horas de oficina y, por supuesto, el trabajo sin fin de
investigación de mi tesis, ya que el profesor Clancy había señalado que
necesitaba reforzar mi estrategia para las fuentes que había planeado
citar.
Cuando regresé al apartamento, agotada y hambrienta, fue después
del anochecer y secretamente esperaba que Logan hubiera hecho la cena
otra vez. Lamentablemente, cuando abrí la puerta del apartamento, estaba
oscuro y vacío en el interior.
Encendí las luces y revisé la mesa en busca de una nota. Nada.
Tenía curiosidad por saber a dónde había ido Logan, y ya que no tenía
ningún tipo de pertenencias para dejar atrás, no tenía idea si se había ido
para siempre. La idea era inquietante.
Agarré el menú de comida china para llevar del cajón que había
junto a la nevera e hice un pedido para dos.
Unos minutos más tarde se abrió la puerta y entró Logan, sucio de
pies a cabeza, pero pareciendo complacido.
Yo estaba de pie en cuestión de segundos.
—¿Dónde has estado?
—Conseguí un trabajo en una construcción. Estoy ayudando en el
techo de un edificio por el camino.
—Eso es impresionante, Logan. —Empujó su cadera con la mía
juguetonamente—. Estaba preocupada, sin embargo, déjame una nota la
próxima vez, ¿de acuerdo?
—Seguro. —Me estudió con ojos precavidos. A pesar de intentar
mantener nuestro arreglo casual, sabía que estaba desarrollando
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sentimientos por él.
—La cena estará aquí en algunos minutos, por si quieres darte una
Página
ducha.
Se miró a sí mismo en sus vaqueros sucios y camiseta.
—Sí, una ducha seria genial. La cosa es que quería recoger algo de
ropa extra hoy, pero no me esperaba ser contratado tan pronto, así que
realmente no tuve tiempo.
—¿Estás diciendo que no tienes nada más que ponerte?
—Sí.
Mi mente se adentró directamente en ese pensamiento con deleite.
—Tengo algunas camisetas que podrían valer. Podría ser capaz de
conseguir un par de pantalones o algo parecido, también.
—Gracias, Ashlyn. —Cruzó la cocina y depositó un rápido beso en
mi sien antes de dirigirse al cuarto de baño. Su gesto de afecto inesperado,
junto con su olor almizclado por haber pasado el día trabajando fuera me
dejó brevemente aturdida—. Deja tu ropa fuera de la puerta y la meteré en
la lavadora. —Le dije a su espalda, retrocediendo.
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Página
7 Traducido por MelDemczuk
Corregido por Itxi
D
espués de cenar ayudé a Logan a preparar el sofá como su
cama, metiendo las sabanas alrededor de los cojines.
Habíamos compartido mi cama después de su pesadilla,
pero me pareció que no era un buen hábito al que
acostumbrarse, y Logan parecía preferir el sofá. Extendí el edredón encima
y añadí una almohada mientras él doblaba sus vaqueros y su camisa
recién lavados y planchados.
—Necesito conseguir algo de ropa mañana. Todavía tengo el dinero
que me diste. No te preocupes.
—No estaba preocupada. —Le sonreí—. Pero probablemente es una
buena idea. No te recomendaría usar esa ropa fuera de casa. —Lo miré de
arriba a bajo, haciendo mi punto.
Estaba vestido con la camiseta más grande que tenía, talle medio de
mujer de una carrera de cinco kilómetros que corrí el verano pasado. Era
de color rosa, se aferraba a sus bíceps y a su pecho y se extendía solo
hasta la parte superior de su cintura. Por lo menos los calzoncillos
parecían encajar bien. Se los había robado a Liz después de una fiesta de
pijamas y sin duda habían pertenecido a un hombre. Bajó la mirada para
estudiarse y puso las manos en sus caderas. —¿Qué?, ¿no crees que me
veo bien?
—No he dicho eso. —Me reí—. Probablemente cualquier pobre chica
trataría de mutilarte por esa camiseta ceñida al cuerpo. —Dios, cállate la
boca, Ashley. Tenía que aprender a filtrar y no dejar escapar al azar cada
comentario que estuviera pensando.
Frunció ligeramente el ceño y dejó caer las manos de sus caderas. —
En realidad esta camiseta está cortándome la circulación. Creo que voy a
dormir sin ella. —Tiró de ella sobre su cabeza y me la devolvió—. Gracias
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de todos modos.
—No hay problema. Buenas noches. —Me di la vuelta y hui hacía la
Página
56
Página
8 Traducido por macasolci
Corregido por Nats
E
n los días que siguieron, Logan y yo caímos juntos en una
rutina fácil. Siguió trabajando en el sitio de construcción
cada día, excepto un día que llovió. Ese día había vuelto a
casa temprano con un gato extraviado que había encontrado
acurrucado afuera y una bolsa de comida seca para gatos, diciendo que el
animal estaba abandonado, como él. Me rompió el corazón la manera en
que se comparó a sí mismo con el gato callejero, como si realmente creyera
que nadie lo quería. No pude decirle nada después de eso, y así fue como
el maldito gato, llamado Tom por Tomás de Aquino, llegó a compartir el
departamento con nosotros.
Tener a Logan viviendo conmigo tan estrechamente se había
convertido rápidamente en algo cómodo. Era amable y atento, a menudo
haciendo cosas por mí para mejorar mi día un poco, como tener mi café
preparado y una pequeña cacerola de leche hirviendo cuando me
levantaba de la cama. Me gustaba su lado educado, incluso si era parte de
trabajar a través de su amnesia y una manera para él de sentirse como si
estuviera contribuyendo de alguna manera. Luego de perder a mi mamá a
una edad tan joven y crecer con un padre soltero, no había sido mimada o
cuidada de esa manera... jamás. Parecía preocuparse genuinamente, a
menudo preguntándome sobre mi día o sobre cómo estaba yendo mi
investigación, y escuchaba atentamente mientras yo le respondía. Era
lindo tener a alguien cerca. Estar juntos durante tanto tiempo significó
que ahora éramos casi inseparables.
Me encontré extrañándolo cuando se iba. Comencé a cambiar mi
rutina para poder irme a las mismas horas que él, optando por estudiar en
la cafetería o en la biblioteca, así no tenía que estar sola en el
departamento. Siempre había adorado mi soledad y prefería vivir sola, pero
tener a Logan cerca alteró eso.
57
Tras las cenas, pasaba unas horas en línea intentando encajar las
pequeñas piezas de información que teníamos sobre su pasado. Completó
la prueba de Coeficiente Intelectual y un examen de nivel universitario
Página
61
Página
9 Traducido por Max Escritora Solitaria
Corregido por Zafiro
E
l sábado al mediodía era mi inquebrantable cita semanal
para tomar café con Liz, y mientras yo paseaba por nuestra
cafetería habitual, cogí un pelo de gato de mi suéter negro. —
Maldito gato —murmuré.
—¿Tienes un gato?¿Desde cuándo? —dijo Liz apareciendo detrás de
mí.
—Oh, bueno, sí. Tengo un gato esta semana.
Ella me analizó con curiosidad. —Bi-en. Pero odias los gatos.
—Yo no odio los gatos. —En realidad los odiaba.
—Lo que tú digas. —Hizo rodar los ojos.
Ordenamos nuestro café y reclamamos los sillones de la parte
trasera. Los ojos de Liz estaban sobre mí desde el segundo en que me
senté. —¿Qué?
Ella ladeo la cabeza. —Algo está pasando contigo. —Tomó un sorbo
de su Americano helado tamaño cubo, mordiendo la pajilla.
Traté de actuar de forma casual, pero mierda, una vez que Liz estaba
en el camino, no había nada que no quisieras que ella supiera que
pudieras guardarte.
—Estás guardándote algo. Has estado trabajando con Logan. El
profesor Clancy me dijo que se fue del hospital y tú sigues estando perdida
en acción durante toda la semana. Y tienes que admitir que lo del gato es
extraño.
Quité la tapa de mi café con leche, necesitando hacer algo con mis
manos. —No, nada está pasando. Clancy me devolvió mi tesis con
toneladas de cambios, así que sólo he estado ocupada trabajando en eso. Y
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el gato… No es nada. No era más que un gato callejero cuando lo encontré.
Ella entornó sus ojos hacía mí. —¿Estas bromeando?¿Piensas que es
Página
—¿Quién?
—El gato.
Página
por el pasillo.
Los ojos de Liz se abrieron en shock. —¿Lo-Logan?
Página
—Y, veo que has conocido a Tom. —Logan bajó la vista hacia el gato,
que serpenteaba alrededor de los tobillos de Liz.
—Ah. Ahora tiene sentido. Tom es obra tuya.
Él asintió y se agachó para recoger al gato, sosteniéndolo contra su
pecho. —Sí.
—Ashlyn odia a los gatos —comentó Liz.
—¿Odias los gatos? —preguntó Logan, volviéndose hacia mí con una
mirada de preocupación.
—Yo no los odio.
Logan se volvió hacia Liz en busca de la verdad, ya consciente a los
treinta segundos de conocerla de que ella no era dada a contenerse. —Los
odia. Lo que significa que realmente tienes que gustarle.
Logan me sonrió cálidamente. —Sal a la calle, Tom. —Logan
encaminó al gato hacia la puerta y lo condujo fuera.
Liz se quedó casi toda la tarde conversando con Logan y conmigo.
Compartimos una copa de vino y puse un poco de música, ese blues que
parecía hablarle a Logan, pero aún tenía que provocar un recuerdo. Me
sentí aliviada al ver que Liz era amable con él, aunque me di cuenta de que
expresaría todo lo que estaba realmente en su mente después.
Cuando estuvo lista para irse, me pidió que la acompañara afuera, lo
cual era la clave para: Te voy a bombear para obtener información fuera del
alcance del oído de tu compañía.
Estupendo. Me deslicé sobre mis zapatos y la seguí hasta el pasillo.
Se quedó callada mientras descendíamos las escaleras, pero me di cuenta
de que sus ruedas giraban. Eso sólo me asustó más.
Una vez que llegamos a la calle, nos detuvimos delante de su auto.
—Así que, ¿realmente no está pasando nada entre tú y Logan?
Asentí con la cabeza.
—Demuéstramelo.
Incliné la cabeza, tratando de entender. ¿Quería inspeccionar mis
partes femeninas para detectar signos de penetración? —¿Cómo?
—Como por ejemplo... si te fijo una cita, ¿irías?
Oh mierda. —Por supuesto.
Tomó una respiración profunda, obviamente satisfecha de sí misma.
—Genial. Es mañana por la noche. A las Ocho con Jason, el tipo al que
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conociste en el club. Ha estado preguntando por ti.
Tenía esto arreglado desde el principio, ¡que sorpresa! Abrí la boca
para protestar, cuando Liz palmeó la parte superior de mi cabeza.
Página
—Y ponte un vestido.
Se metió en su coche y se marchó.
10 Traducido por Juli &♥...Luisa...♥
Corregido por Violet~
E
sa noche murmullos incoherentes me despertaron de un
sueño profundo. Me tomó un momento darme cuenta de que
Logan tenía otra pesadilla. Le oí jadear y salté directamente
encima de él en la cama. Se golpeó con sus brazos y piernas, y su
respiración se convirtió en jadeos pesados.
—Logan —murmuró—. No, Logan....
¿Logan?
Sacudí sus hombros, tratando de sacarlo de su pesadilla.
—Despierta, Logan, despierta. —Seguí sosteniendo sus hombros y
cuando mis ojos vagaron por toda su longitud, me di cuenta de que tenía
una erección.
Abrió los ojos y dejó escapar un grito de asombro cuando vio que era
yo quien estaba cerniéndose sobre él.
—¿Estás bien?
Asintió con la cabeza, sin dejar de mirarme.
—¿Cuál era el sueño?
Cerró los ojos brevemente, y luego los volvió a abrir. —No lo
recuerdo.
Por primera vez no supe si podía creerle. Tuve la sensación de que
ocultaba algo. Su sueño era acerca de alguien llamado Logan. Tal vez
había sido una mala idea empezar a llamarlo por ese nombre. Está claro
que pertenecía a otra persona.
—¿Estás seguro de que estás bien? —le pregunté. No quería decirle
que él había dicho al nombre Logan más de lo que él quería admitir sobre
qué había estado soñando.
67
deprimente.
Página
***
Me puse mi vestido negro y un par de zapatos de tacón. Dándome
una mirada más en el espejo para asegurarme de que mi maquillaje y el
pelo estaban en su lugar, me dirigí a la sala de estar.
Logan se encontraba sentado en el sofá con el portátil equilibrado
sobre su regazo. Levantó la mirada ante sonido de mis tacones contra el
suelo de madera.
—Guau. Te ves muy bien. ¿A dónde te diriges?
—Gracias —murmuré, bajando la mirada—. Tengo una cita ésta
noche.
—¿Una cita? —Su rostro delataba su confusión y otra emoción que
no pude identificar... ¿celos?
—Liz me tendió una trampa —le expliqué.
Asintió con la cabeza, recobrando la compostura.
—¿Podrías cerrar la cremallera de mi vestido? —Me di la vuelta,
dándole la espalda.
Sus dedos contra mi espalda desnuda mientras subía la cremallera
del vestido no me deberían haber excitado de la forma en que lo hicieron.
Tal vez esta cita sería buena para mí. Tenía que dejar de fijarme en Logan.
Especialmente porque estaba claro que él no estaba interesado en una
conexión emocional real conmigo.
Agarré mi bolso y Logan volvió a la computadora, sin levantar la
vista de nuevo hacia mí mientras recogía mis cosas y salía.
La cita no fue tan mala como esperaba. Jason era agradable, pero
algo simplemente se sentía mal acerca de salir con alguien que todavía era
un estudiante universitario. ¿Demasiado asalta cunas? Sabía que Liz
nunca tuvo problemas en salir con hombres más jóvenes, y yo me veía
joven para mi edad, así que no debería importarme tampoco.
Pero tiene sólo veintidós años y estaba más interesado en las fiestas
de barril que en discutir los problemas del mundo. Hice todo lo posible
para mantener la conversación, hablando casualmente con él durante la
cena, y los tres vasos de vino que bebí ciertamente me ayudaron a
relajarme.
Después de la cena me llevó a mi apartamento, y cuando me besó la
mano en la calle y me preguntó si podía entrar, sólo pude asentir. Estaba
malditamente curiosa por saber cómo podría reaccionar Logan a que
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trajera un hombre a casa. Si eran celos lo que capté en su mirada de
antes, tal vez ver a otro hombre interesado en mí le obligara a enfrentarse
a sus sentimientos por mí. Este podría no ser el mejor plan, pero con tres
Página
—Te deseo, Logan. —Lo besé otra vez. Duro. Una declaración rota
cayó de sus labios.
—Porque si tienes alguna duda... tenemos que parar ahora.
—Por favor, no —le dije. Él se quedó quieto—. Lo que quiero decir es
que no te detengas, por favor, Logan.
Eso tuvo un efecto profundo en él. Empujó sus pantalones hacia
abajo por sus caderas, su polla se liberó, quedando apoyada en mi vientre.
Deslicé la mano entre nuestros cuerpos y lo acaricié. Él gimió y me miró
con asombro mientras yo seguía mis movimientos largos y fáciles.
—Ashlyn, necesito estar dentro de ti —murmuró él, salpicando mi
boca de besos.
—Sí —le susurré.
Se apartó y se levantó de encima. —¿Tienes protección?
No había pensado en eso. Negué con la cabeza. No había usado
condones, ya que realmente nunca había salido con nadie.
Cerró los ojos. —No es por ti. Es que... No sé dónde he estado.
Oh. —Logan. He leído en tu archivo, te realizaron pruebas para todo
tipo de cosas. Estás limpio. —Buena manera de matar el romance, Ashlyn.
Dejó escapar un suspiro de alivio. —Eso es... bueno, ¿verdad?
Lo besé en los labios. —Eso está muy bien, porque yo también. Y
estoy tomando la píldora.
Había estado tomándola durante años para regular mis periodos
irregulares.
Nada se interponía entre nosotros ahora, excepto las mariposas que
bailaban en mi estómago. No quería examinar muy de cerca lo que este
acto de intimidad entre nosotros podría significar. Sabía que lo que
estábamos a punto de hacer podría profundizar mi relación con Logan. No
estaba segura de lo que podría significar, o no significar para él. Su falta de
disponibilidad me aterrorizó, y estaba empezando a temer el día en que se
acordara de su vida anterior. ¿Seguiría estando aquí conmigo?
—Oye, ¿estás bien? —Notó mi distracción y me besó en la sien.
—Sí —respondí, ocultando mi inseguridad. Sabía que era egoísta
querer retenerlo conmigo, sobre todo si resultaba que había seres queridos
que lo esperaban, pero eso no me impedía disfrutar de él mientras pudiera.
Él apartó un mechón de mi cabello de mi rostro, y me miró a los
ojos. La tenue luz de la luna limitaba mi visión, pero podía ver lo suficiente
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de él. Las manchas verdes en sus ojos, su firme y musculoso pecho, la
tinta sobre sus costillas, la llanura de su estómago, y su impresionante
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77
Página
11 Traducido por DeydraEaton♥
Corregido por Juli
C
uando desperté un par de horas más tarde, atontada por el
vino y la incómoda posición en la que me había quedado
dormida, me llevó un momento recordar lo que había pasado
más temprano. Mientras los recuerdos de hacer el amor con Logan
bailaron en mi memoria, una sonrisa tiró de mis labios. A pesar del hecho
de que ir a una cita con un hombre y hacer el amor con otro en un lapso
de pocas horas era algo sórdido, fue una gran noche. Y si el pequeño dolor
en lo profundo de mi cuerpo era alguna indicación, él probablemente
también lo había disfrutado.
Me giré para abrazar a Logan, pero me di cuenta que me encontraba
sola en la cama. Había pensado que el sexo de anoche nos había acercado
y me reveló una nueva faceta de él, pero se había ido.
Seguía desnuda, así que me puse una camiseta y un par de bragas y
salí de la habitación para encontrarlo.
Se encontraba sentado en la mesa del comedor, sin camisa e
inclinado sobre una pintura casi terminada. Pasé mi mano por su espalda,
no esperando que se asustara a mi tacto.
—Hola. —Levantó la mirada rápidamente, pero luego continuó
trabajando, el pincel moviéndose con rapidez en su mano.
Herida por su menos que cálido saludo justo después de follarme y
dejarme sola en la cama, bajé la mirada hacia la pintura que captaba su
atención.
Era una hermosa mujer con largo cabello oscuro. Su cabello recorría
un hombro, con la más pequeña insinuación de una sonrisa en sus labios
llenos. Sus ojos eran color chocolate, y su piel tenía un toque de oliva.
Lucía exótica y seductora, y aún más que eso, Logan había capturado su
sensual esencia. En lugar de admirar cuan talentoso artista era, me sentí
78
79
Página
12 Traducido por Nats
Corregido por Juli
P
or la mañana había otras tres pinturas más de la mujer.
Recorrí el comedor, observando su nueva obra de arte. En una,
la misteriosa mujer bebía de un vaso de vino, en otra llevaba
un vestido de color amarillo sol y la tercera pintura simplemente me
molestó. Se encontraba tumbada en una cama con sólo una sábana
blanca cubriéndola. Logan había capturado perfectamente los huecos y las
curvas de su envidiable cuerpo. Tomó gran restricción no tirar la pintura
por la ventana abierta.
Había estado muy concentrada en ayudarle a recordar su anterior
vida, pero ahora sólo quería que olvidara su pasado y construyera un
futuro conmigo. Sabía que era una forma peligrosa de pensar y que sólo
conduciría a un corazón roto, pero no podía evitar estar enamorándome de
Logan.
Trabajé en pulir mi tesis toda la mañana y parte de la tarde, hasta
que escuché a Logan finalmente regresando a casa del trabajo. Había
estado planificando y dibujando su mural antes de que la verdadera
pintura comenzara en una semana o así.
Me encontró sentada en la mesa, el portátil olvidado, perdida en mis
pensamientos mientras miraba fijamente la odiosa pintura de la mujer
tumbada en la cama. Se colocó detrás de mí y me masajeó los hombros.
—Hola. ¿Necesitas un descanso?
—¿Hm? —murmuré, mirando sus increíbles ojos avellana—. ¿Qué
tienes en mente?
Se inclinó y me besó la sien. No pude evitar preguntarme si estaba
siendo dulce conmigo para compensar el dejarme tirada anoche para
pintar a otra mujer. Me recordé a mí misma que no era su culpa y me
permití disfrutar de este momento, del contacto de sus fuertes manos
80
masajeando mis hombros, y la sensación de su cálido aliento en mi cuello.
—Eso se siente bien —murmuré, abrazándole por la cintura.
Página
***
Las pesadillas de Logan continuaron cada noche, pero ahora que
dormía en la cama conmigo, sabía despertarle y sostenerle hasta que los
temblores desaparecían. A veces me desnudaba y me besaba por todas
partes hasta que gritaba su nombre, perdida en sus caricias, otras veces
simplemente se tumbaba ahí y me dejaba sostenerle, pero no habíamos
hecho el amor de nuevo.
Además seguía trasnochando para pintar. La pintura era la única
forma en la que podía expresar los recuerdos atrapados en su mente.
Ahora tenía varias pinturas nuevas decorando mi apartamento, la mayoría
de una antigua casa blanca de dos plantas, algunas de la bodega en la que
fue encontrado, y una señal de calle llamada Avenida Mercy con un parque
a la distancia, pero ninguna de ellas nos ayudó a unir las piezas de su
historia más que la anterior. Resultó que no había ni siquiera una Avenida
Mercy en Chicago, lo que nos dejó preguntándonos de dónde era ese
particular recuerdo.
Me gustaría poder decir que el hecho de pintar le traía paz al menos,
pero desafortunadamente, no era el caso. Se encontraba tenso y al borde
hasta que terminaba una y luego decepcionado cuando no revelaba nada
útil. Su dolor se palpaba en el ambiente, convirtiendo mi apartamento en
una experiencia extraña. Traté de consolarle, y frotar sus hombros, pero
nada parecía ayudar. Las únicas veces en las que parecía verdaderamente
cómodo y en paz eran cuando estaba en la cama conmigo por la noche,
abrazándome y brindándome placer.
83
Página
13 Traducido por Danny_McFly
Corregido por Dara.Nicole18
C
omo una solución para aliviar el nerviosismo reciente de
Logan, sugerí que fuéramos a cenar. Logan y yo no habíamos
pasado tiempo juntos en público y no me gustaba pensar que
lo mantenía escondido en mi apartamento, como si fuera alguien de quien
estar avergonzada.
Hablé con Logan para probar el restaurante tailandés cerca de mi
apartamento, el del elefante de oro en la señal, para preguntarle acerca de
llevarle. Logan no estaba seguro de si le gustaba la comida tailandesa,
pero le expliqué que presentarle diferentes experiencias sensoriales
podrían contribuir a provocarle un recuerdo.
Nos sentamos en una mesa acogedora en la parte trasera donde una
única vela votiva7 parpadeaba. No pude dejar de pensar en esto como una
cita. Pedí varios platos diferentes para que probáramos tratáramos,
gingerstir-fry8, pad tailandés9, pollo con curry y salsa de maní. Cuando
llegó la comida, Logan probó todo y le gustó, pero dijo que no recordaba
nada.
Al final de la comida insistió en pagar, sólo alimentando mi creencia
de que se trataba de una cita. Delirante, lo sé.
Después de cenar dimos un paseo por la calle, a veces
deteniéndonos a mirar los escaparates. Las cosas se estaban sintiendo
tranquilas y domésticas entre nosotros. Lo que debería haber sido mi
primera pista de que todo estaba a punto de cambiar.
Nos detuvimos en el Grant Park y paseamos alrededor del perímetro
mientras el sol comenzaba su descenso, pasando a las tonalidades
brillantes del cielo rosa y naranja.
Logan se detuvo de repente, sus ojos fijos en todo el parque. Me volví
para ver qué había captado su atención. Fue un viejo sedán plateado que
estaba quieto en el semáforo. Un hombre estaba de pie cerca de la puerta
84
7
Es una vela, generalmente de color blanco o amarillento, utilizada para ser quemada
Página
como ofrecimiento votivo (ofrecido por voto o promesa) en una ceremonia religiosa.
8
Comida Tailandesa hecha con pollo y brócoli.
9
Se trata de un plato salteado a base de fideos de arroz con huevos.
del conductor pasándole algo por la ventana abierta a un chico en el
asiento del conductor. Yo no sabía qué era lo que había cambiado de
manos, pero pensé que era un asunto de drogas.
Mi ritmo cardiaco se aceleró ¿Esto captó la atención de Logan debido
a la rareza de la situación, o porque era parte de un recuerdo de su
pasado?
Con la transacción completada, el hombre se alejó a pie metiéndose
un fajo de billetes en el bolsillo.
El conductor miró a su alrededor para asegurarse de que no había
sido visto, pero cuando vio a Logan, sonrió.
—¡Hola hombre! —Saludó el chico con entusiasmo—. ¿Dónde te has
estado escondiendo? —Miró fijamente a Logan.
La boca de Logan cayo abierta. ¿Conocía a este tipo?
La luz cambió a verde y el coche comenzó a alejarse, pero el hombre
sacó la mano por la ventanilla y la movió.
—¡Nos vemos pronto! —gritó por la ventana mientras el coche se
alejaba.
Logan se fue, persiguiendo el coche antes de que tuviera la
oportunidad de responder. Corrí detrás de él, tratando de mantener el
ritmo.
El coche aceleró y pronto se perdió en el laberinto de tráfico de las
calles de la ciudad. Logan se detuvo y se inclinó, apoyando las manos
sobre las rodillas, respirando con dificultad.
—Logan. —Corrí hacia él.
Nos quedamos mirándonos el uno al otro en silencio mientras
calmábamos nuestra respiración. Había tanto que nos decíamos sin
necesidad de palabras. ¿Quién era él en su vida pasada y con qué tipo de
personas estaba involucrado?
Lanzó un profundo suspiro.
—No deberías haber visto eso.
Traté de darle sentido a sus palabras, entendiendo que él me estaba
observando cuando volvió a hablar.
—Vete a tu casa, Ashlyn. Vuelve a tu vida y déjame descifrar la mía.
85
Presionó un beso en mi frente y se dio la vuelta, corrió hasta que
dobló una esquina y desapareció de mi vista.
Me quedé aturdida e incapaz de moverme. Logan se había ido.
Página
14 Traducido por Elle
Corregido por Zafiro
L
os días siguientes se prolongaron en un ritmo agonizante.
Daba vueltas en la cama sin Logan, preocupada por dónde
estaría durmiendo y quién estaría ahí para él durante sus
pesadillas.
Me levantaba temprano y pasaba mis días trabajando en el campus,
intentando distraerme. Hasta el profesor Clancy comentó sobre los oscuros
círculos bajo mis ojos, así que había decidido usar más corrector para
disimularlos. No era típico de mí estar sufriendo por un chico. Excepto que
Logan no era cualquier chico. Era un misterio a desvelar, un
rompecabezas que quería resolver, con una apabullante química sexual.
Por no mencionar los cada vez más profundos sentimientos que estaba
desarrollando hacia él a pesar de mi buen juicio.
En mi camino hacia, y desde el campus, me quedé pensando que
había visto a Logan, pero por supuesto, era solo mi mente jugándome una
mala pasada. Él se había ido. Adónde, no lo sabía, pero sí sabía que estaba
buscando pistas, provocadas por ese tipo del parque.
Me asustaba pensar que podría estar apuntando hacia traficantes de
drogas en busca de información. Si era amigo de ese tipo del coche, tal vez
era un consumidor también. Pero sus registros médicos no mostraron
rastros de drogas en su sistema. Había algo que no encajaba.
Un toque en mi puerta rompió mi concentración y salté de la silla,
mi corazón galopando. Abrí. Era Liz
—Oh. Eres tú. —Mi cara cayó.
—Yo también me alegro de verte —murmuró, esquivándome para
entrar.
Tom vino a saludarla inmediatamente y ella lo levantó. —¿Así que el
donjuán lo rescató y te dejó aquí con este pobre chico? —Besó al gato en la
86
cabeza.
No respondí, pero dejé escapar un gran suspiro. La primera noche
Página
91
Página
15 Traducido por Eugene_14
Corregido por LadyPandora
Y
o era un manojo de nervios mientras esperábamos al doctor
Andrews en la sala de reconocimiento. Logan se sentó en la
silla de al lado, dejándome subir a la mesa forrada de papel,
como si de algún modo la elección de su asiento dijera que él no era el
paciente. Me senté balanceando los tobillos por el borde de la mesa, el
papel arrugándose debajo de mí.
—Deja de inquietarte. ¿Por qué estás tan nerviosa? —preguntó
Logan.
El maldito silencio era demasiado para esta habitación. Cuando
escuché unos pasos surgir del pasillo me estremecí y envolví los brazos a
mí alrededor.
El doctor Andrews había sospechado que Logan y yo nos habíamos
vuelto más cercanos hacía algunas semanas, así que hoy, mostrándome
con él, confirmaría que nuestra relación iba más allá de lo profesional.
También podría estar llevando un letrero parpadeante declarándome una
Mujerzuela libertina.
—Si no querías que el doctor te viera conmigo, no haber venido —
dijo duramente.
—No. Quiero estar aquí. —Lo quería. Habíamos hablado de eso la
noche anterior, una vez que Logan se lavó la pintura de las manos y se
metió en la cama. No íbamos a dejar que las circunstancias que
encontráramos por el camino nos impidieran estar juntos. Fue muy
liberador. No habría que esconderse más, no más andar de puntillas
alrededor de la conversación. Logan y yo estábamos juntos. Así de simple.
Nos queríamos y hacíamos lo que parecía correcto.
Pero eso no impidió que mi estómago se hundiera en el momento en
que la puerta se abrió. El doctor Andrews entró en la sala echándome una
92
mirada de advertencia antes de centrar su atención en Logan.
El doctor Andrews se sentó y, situando un par de gafas diminutas en
Página
Cuando llegué a la cafetería, Liz no había llegado aún, así que fui a
pedir. Las campanas de la puerta sonaron y Liz entró con paso elegante,
vestida con ropa de entrenamiento. Y por el aspecto de este, había venido
corriendo. Se desplomó en la silla que estaba frente a mí.
—Oh, gracias a Dios. —Tomó el café helado que pedí para ella y
empezó a bebérselo.
Liz se bebía el café como la mayoría de las personas se beben el
agua. Yo di un sorbo a mi café caliente y la observé, preguntándome si
íbamos a hablar de Logan, el tema tabú.
Después de unos saludables sorbos y de que la respiración de Liz
volviera a la normalidad, puso su café sobre la mesa.
—Escucha, no quiero que pienses que lo odio, porque ese no es el
caso. Sólo estoy preocupada por ti.
Apreciaba que nunca se anduviera por las ramas.
—Yo también estoy preocupada. He protegido mi corazón durante los
últimos veinte años. Crecí sin el afecto y el amor normal de la mayoría de
las familias. Ya me conoces. Apenas salgo. No estaba buscando nada. Y
desde luego, enamorarme de un sujeto de prueba no era mi intención.
Ella se burló y esbozó una sonrisa.
—Te entiendo. Tu madre se fue y tu padre traía comida a la mesa,
pero eso era todo. Logan es diferente y cuidas de él.
—Demasiado —admití.
—Entonces, ¿qué pasará cuando se vaya de nuevo?
Noté que dijo cuando y no si pero lo dejé pasar.
—Estarás ahí para mí.
Ella asintió con la cabeza una vez.
—Me parece justo.
Nos bebimos el café en silencio durante algunos minutos, hasta que
vi el destello en los ojos de Liz.
—Ahora que es tu novio, deberíamos salir todos, presentárselo a la
pandilla. Reuniré a algunos amigos.
—Hm. No creo que sea buena idea, Liz.
—Saldremos y tomaremos algo, algo casual, leve, nada de qué
preocuparse. Será divertido.
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—Por supuesto. Supongo que sí —murmuré, sabiendo que nunca
sería capaz de persuadir a Liz en cuanto se empeñaba en algo.
Página
16 Traducido por Liz Holland & Annabelle
Corregido por Verito
L
ogan se puso la camisa gris con botones que le había
comprado, y se enrolló las mangas hasta los codos. —¿Cómo
vas a explicarle lo mío a tus amigos?
Agité la mano. —No te preocupes por eso. Les parecerá bien. —La
verdad era que no tenía ni idea de cómo presentárselo a mis amigos. ¿El
paciente con amnesia con el que estaba durmiendo? ¿Novio? ¿Amigo?
¿Compañero de habitación? Tomé otro saludable trago de mi vino. Era un
poco deprimente pensar que el hombre al que me había abierto tenía
problemas mentales y un probable historial criminal. Genial, Ashlyn. No
era exactamente el apoyo ganador de mi trayectoria con los hombres. De
todos modos, yo quería divertirme esta noche, para ayudarle a relajarse y
demostrarle que encajábamos en la vida del otro.
Le había dicho a Logan que era una noche de fiesta para celebrar
que mi propuesta de tesis fue aceptada, y así era, pero más que eso, sería
nuestra presentación en público como pareja.
Tiré de mi falda azul marino, persuadiéndola para que avanzase
poco a poco más cerca de mis rodillas. Combinada con una camiseta
ajustada color crema, me veía justo como la estudiante de doctorado
profesional que era, pero mis botas marrones hasta la rodilla le daban un
poco de margen al conjunto.
Logan me pasó las manos por la espalda, y se detuvo en mi trasero,
dándome un generoso apretón apreciativo. —Verte con esas botas y la
falda corta me dan ganas de inclinarte y follarte aquí mismo —susurró
cerca de mi oído. Un escalofrío se deslizó por mi espalda.
—Por muy tentador que parezca —presioné un beso en sus labios—,
tendrás que aguantar ese pensamiento. Liz ha organizado todo esto, y no
quiero tenerlos a todos esperándonos.
95
Me miró a los ojos. —Y si aparecieras con el pelo revuelto y la piel
sonrosada, sabrían que acabo de follarte. Porque no pretendo contenerme
esta noche.
Página
la conversación de sí mismo.
Sonreí por su inteligencia. Llevar a Porter a hablar de sí mismo era
Página
***
L
a mañana siguiente me desperté con mi teléfono vibrando
ruidosamente sobre mi mesita de noche. Lo busqué a tientas,
derribando el despertador y lanzándolo estrepitosamente al
suelo. Era Porter. Le fruncí el ceño al identificador de llamadas, tratando
de entender por qué Porter estaría llamándome tan temprano un sábado.
No me había llamado en meses. Hubo un tiempo en el que me
arrepentí de darle mi número. Mientras sus llamadas ocasionales
empezaron de forma bastante inocente, como llamar para conseguir algo
que se perdió de la clase, al final sus llamadas evolucionaron a
divagaciones nocturnas, preguntándome si estaba lista para pasar el rato.
Dejé de contestar mi teléfono hasta que captó la idea. Aun así, nunca
había llamado tan temprano.
—Hola —proferí con voz ronca, tratando de no despertar a Logan.
—Um, hola Ash, no te desperté, ¿verdad?
—No. —No sé por qué mi respuesta automática a esa pregunta era
siempre no, como si estuviera avergonzada de ser encontrada durmiendo,
después de todo sólo eran las ocho de la mañana. Miré en la cama junto a
mí, notando que Logan ya se había levantado. Aparté las sábanas de mis
piernas y me estiré—. ¿Qué pasa?
—Bueno, esto va a sonar extraño, pero quería hablarte sobre Logan.
Oh Jesús, déjame en paz, pensé. No estoy interesada en ti, Porter.
—¿Sobre qué?
—En realidad, estaba esperando que te encontraras conmigo esta
mañana para tomar un café, y así podría explicártelo.
—Porter, Pensé que lo había dejado claro, no estoy interesada.
104
—No es acerca es eso. Sólo… podría tener alguna información sobre
Logan que deberías oír.
Mi estómago dio un vuelco.
Página
—Y… —Seguí.
—Y él me resultaba familiar, por eso estuve haciendo todas esas
preguntas esa misma noche. Pero imaginé que tenía un doble por ahí, o yo
no lo recordaba claramente.
Mi corazón dio un golpe dentro de mi pecho, mis palmas
humedecidas por la taza caliente.
—¿Recordar qué?
—Creo que él solía salir con una buena amiga de mi compañera de
habitación.
Era la sensación más extraña, el querer saber y sin embargo no
querer oír lo que Porter estaba a punto de decir.
—¿Tu compañera de cuarto, Shelby? —La compañera de cuarto de
Porter era una chica agradable, de estilo hippie, que había conocido en
una ocasión anterior cuando Liz y yo elegimos a Porter para una sesión de
estudios. Recuerdo a Shelby con las piernas cruzadas en el suelo, con su
largo cabello colgando sobre su rostro mientras tejía algo con cáñamo.
—Sí, lo recuerdo de venir una o dos veces hace algún tiempo. Él
salía con una de sus amigas, se llamaba, um… Logan.
¡Santa mierda!
Supongo que eso explicaba el tatuaje. Tragué un grueso nudo que se
había formado en mi garganta. El café con leche se sentía como si
quemara el revestimiento de mi esófago.
—¿Ash? ¿Estás bien? Estás un poco pálida.
—Estoy bien. Sólo continúa, por favor.
Suspiró, y se pasó las manos por su cabello.
—No estaba seguro de que fuera el mismo chico. Su cabello es más
corto, en primer lugar. Pero cuando actuó todo posesivo contigo, estuve
segurísimo de que era él. Recuerdo a Shelby diciendo que tenía una
tendencia celosa e hizo lo mismo con Logan, como si necesitara marcar su
territorio.
Oh.
—¿Entonces quién es él?
Porter sacudió la cabeza.
106
—No puedo recordar su nombre. Sólo lo vi una vez.
—¿Por qué me estás diciendo esto? ¿Qué les paso a Logan y a él?
¿Crees que Shelby sabe algo? —Mi corazón latía más rápido, como si
estuviera dentro de alguna misión secreta y estuviera cerca de ser
Página
mensajes o correos.
Sacudió la cabeza.
—Por Dios, Ashlyn. Ni siquiera conoces a este chico.
—Lo sé, ¿de acuerdo? No me lo restriegues por la cara. —No
necesitaba oír su desaprobación también; ya tuve suficiente con Liz.
—Bien. Juntos resolveremos esto, ¿de acuerdo?
Asentí.
—Gracias por tu ayuda.
Tener la ayuda de Porter en esto aliviaba un poco mi preocupación.
Dejé mi taza de café en el contenedor para platos sucios que había cerca
de la puerta, y me dirigí hacia el frio otoño. Alcancé a ver algo familiar y
levanté la vista justo a tiempo para ver a Logan cruzando la calle,
dirigiéndose en la dirección opuesta. ¿Había estado observándome con
Porter? Un escalofrío se deslizó por mi columna vertebral y envolví mi
chaqueta más fuerte a mí alrededor, dirigiendo mis pasos hacia mi casa.
108
Página
18 Traducido por becky_abc2
Corregido por CrisCras
N
i Logan ni yo hablamos acerca de habernos visto fuera de la
cafetería. Comenzaba a creer que no me había visto, pero una
mañana unos días después, cuando me iba, le había dicho
que iría a tomar un café con mis amigos, se volvió hacía mí y me dijo—:
Saluda a Porter de mi parte.
Se me formó un nudo en el estómago por los nervios. Me había visto,
pero ninguno de los dos estaba dispuesto a admitir lo que iba a hacer esa
mañana, eso era en ambos sentidos. Hacer las cosas de esta manera se
sentía como si lo estuviera engañando, pero necesitaba respuestas. Algo
me hacía querer investigarlo. Había compartido libremente mi cama con él.
Simplemente asentí con la cabeza débilmente, salí por la puerta y
caminé rápidamente todo el camino hasta la cafetería. Cuando entré ni
Porter ni Shelby habían llegado, así que me dirigí a la fila para ordenar.
Pedí un té, esperando que pudiera calmarme, pero estaba demasiado
nerviosa para beber algo y se enfrió rápidamente en la mesa. Finalmente
las campanas de la entrada sonaron y alcé la mirada para ver llegar a
Porter y Shelby.
Shelby estaba exactamente como la recordaba, con sus largas
trenzas enmarañadas con un aspecto desaliñado. Me puse de pie y agité
ambas manos sin saber qué otra cosa hacer. Estaba hecha un manojo de
nervios.
Porter no me había dicho mucho, solo que Shelby había reconocido
las pinturas y quería encontrarse conmigo, cosa que hizo que, lo que fuera
esto, pareciera más siniestro.
—¿Entonces conoces al chico de la pintura? —le pregunté, incapaz
de guardar siquiera un nanosegundo de silencio.
109
—Sí, ese es Aiden.
—Aiden —repetí. El nombre se sentía extraño en mi boca.
—Sí, Aiden York, el profesor más joven de Historia del Arte que ha
Página
trabajado en Northwestern.
Historia del Arte, las piezas en mi cabeza hacían click—. ¿Qué más
sabes de él?
Shelby se mordió el labio. —¿Porter, podrías ir a pedirnos unos
cafés?
Él asintió con la cabeza y se levantó de la mesa.
Shelby suspiró y continúo. —Estoy segura de que hay dos lados de
cada historia. —Retorcía las manos sobre la mesa—. La relación de Logan
con él era apasionada pero inestable. Se conocieron en Memphis, donde
Aiden fue contratado para pintar un mural de un bar un verano hace un
par de años. Logan es una artista también y estaba ahí para un seminario
de verano.
Mi estómago estaba tenso de tantos nervios y puse mis manos sobre
mi regazo, esperando a que continuara.
—¿Entonces, dónde está Logan ahora? ¿Siguen juntos? —Si tuviera
la oportunidad de ayudar a Logan…Aiden, me corregí, a recuperar su
identidad, lo haría. Aunque la verdad significara el final de mi relación con
él.
Shelby suspiró. —Las cosas terminaron mal entre ellos y no estoy
segura de cuánto le gustaría a Logan que te dijera, tengo que consultarlo
primero con ella.
No me atreví a preguntar nada más, no estaba preparada para que
mi mundo se derrumbara de repente.
Garabateé mi número de teléfono, correo electrónico y dirección
debajo de un viejo recibo de Shelby. —Por favor. Hazme saber cualquier
cosa que puedas.
Ella asintió. —Lo haré.
Tuve la creciente necesidad de buscar a Aiden en internet con mi
teléfono. Incluso aunque lo estaba investigando a sus espaldas, que era
donde yo había dibujado la línea, pero casi me mató no hacerlo de camino
a casa. Me puse los auriculares y ajusté el volumen para evitar pensar.
No fui a casa de inmediato. No podía hacerle frente a Logan, o a
Aiden, o a quién demonios fuera. Demasiados pensamientos se
arremolinaban en mi mente. ¿Qué pasó exactamente entre él y Logan? ¿Su
relación significaba que era gay y que solamente estaba…confundido
110
conmigo? ¿Cómo es que terminó un profesor de Historia del arte en un
almacén sucio ese día? Aún con esta nueva información, todavía había
muchas preguntas sin respuesta.
Me senté en el tren y me puse a escuchar mi música, mirando por la
Página
L
legué a casa mucho más tarde y me sentía aún peor que
cuando me fui, si es que eso era posible. Traté sin éxito de
meter la llave en la cerradura por lo menos siete veces, cuando
la puerta se abrió. Un Logan, digo Aiden, con los ojos soñolientos y sin
camisa estaba en la puerta. Me llevó dentro y me abrazó contra su pecho.
Su cálido aroma me envolvió en un abrazo reconfortante.
—Sigues aquí —comenté, incapaz de contener la sorpresa de mi voz.
—Y tú estás borracha —susurró, su voz profunda por el sueño. Me
di cuenta de que me estaba sosteniendo en posición vertical, evitando que
me cayera de cabeza sobre la pila de zapatos que había cerca de la puerta.
Me guio hasta la sala y me sentó en el sofá. —Te conseguiré un poco
de agua. —Se dio la vuelta y se dirigió a la cocina—. Y algunas aspirinas —
dijo por encima del hombro.
Me quité los zapatos y apoyé la cabeza en el sofá. ¿Qué está haciendo
aquí todavía? Asumí que se había ido. Me quedé mirando el techo, que
parecía estar girando en un patrón circular. Apreté los ojos.
—Abre —dijo Aiden. Abrí mis ojos y lo vi sosteniendo dos píldoras
blancas delante de mí. Abrí mi boca y puso las aspirinas en mi lengua e
inclinó el vaso de agua contra mis labios. Incliné mi cabeza hacia atrás,
tragando el agua y las píldoras de un sólo trago.
—Pensé que te habías ido —dije, limpiándome la boca con el dorso
de mi mano.
Dejó escapar un profundo suspiro. —No me iba a ir antes de
conversar contigo.
Oh. —Así que sigues teniendo la intención de irte, pero no hasta
113
después de hablar conmigo.
Suspiró y se frotó la cara con las manos. —Mierda, esto es
complicado, Ashlyn.
Página
116
Página
20 Traducido por Anelynn & Demoiselle
Corregido por Melii
E
l siguiente mes pasó por una agonizante farsa de clases,
papeles de investigación, y persistentes seminarios de amor
duro solo para caer en mi vacía cama cada noche a llorar
hasta quedarme dormida. Me había reusado a cambiar las sábanas que
todavía olían como él.
Debería de haber estado eufórica porque mi tesis sobre la amnesia
fuera a ser presentada en el número del próximo mes de Problemas de la
Psicología, pero estaba destrozada por perder a Aiden. Me encontré
deseando, no por primera vez que yo fuera la de la amnesia.
Olvidar todo los recuerdos dolorosos y desecharlos en el olvido sería
malditamente agradable. Por desgracia, la vida era una cruel bastarda y,
claro, no olvidé milagrosamente el dolor.
No olvidaba la sensación de él saltando a la cama a altas horas de la
noche después de pintar y enredando su cuerpo alrededor del mío, o la
forma adormilada en que me despertaría con besos detrás de mi cuello en
la mañana. Ni siquiera olvidé la esencia de su crema de afeitar en el baño
humeante después de su ducha. Ya que soy como una masoquista que
ama el dolor, empecé a comprar la misma marca que él tenía y a usarla
para afeitarme las piernas.
De otras pequeñas maneras, había aprendido cómo vivir con el
doloroso hueco en mi pecho. El primer paso fue deshacerme de todas esas
malditas pinturas de Logan. Encontraron un bonito hogar en el contenedor
detrás de mi edificio. Consideré tener una sesión espiritista y quemarlas,
pero no pude forzarme a destruir tan descaradamente algo que él había
creado. También le había pedido finalmente a Liz que acogiera a Tom, ya
que verlo arañando en la puerta era un recordatorio diario de cuan
doméstica se había convertido mi vida con Aiden antes de que fuera
117
arrancado de mi lado tan rápido. Liz había aceptado, y sus gatos ahora la
sobrepasaban completamente en número por tres a uno.
La repentina desaparición de Aiden de mi vida había hecho que
Página
los ojos, noté que la piel debajo de ellos estaba marcada por círculos
oscuros. ¿Había estado durmiendo? Expulsé el pensamiento de mi mente,
ya que no era mi problema nunca más. Él había escogido irse.
No dijo durante varios segundos; solo se quedó perfectamente
quieto, todavía observándome como si yo fuera la cosa más fascinante en
el mundo. Bien vestido y bien afeitado, usando vaqueros oscuros, una
camisa de botones y chaqueta oscura, tenía buen aspecto. Más allá de ese
pensamiento, podía decir que no había estado durmiendo bien. Sus ojos
estaban tempestuosos y ensombrecidos con vacíos oscuros.
—Hola. —Ofrecí finalmente, sintiéndome cohibida bajo su escrutinio.
La expresión de su rostro se suavizó, y dejó salir una nerviosa risita
bajo su aliento. —Hola.
Me permití tomar una profunda respiración y sentí algo de tensión
evaporarse de mis hombros.
Sus ojos vagaron desde los míos, hacia abajo hasta mi pecho, sobre
mis caderas y piernas, y fijándose en mis pantorrillas, cubiertas con las
botas a las que una vez fue aficionado. Él tragó saliva con fuerza. —Luces
bien.
—Gracias —respondí en un tono entrecortado. ¿Por qué estaba aquí?
Miró mi ropa y frunció el ceño. —¿Te dirigías a algún lado?
Sacudí mi cabeza. —Me iba a encontrar con Liz, pero… solo espera
aquí. —Corrí a toda velocidad subiendo las escaleras y agarré mi teléfono.
Tecleé un terriblemente mal escrito mensaje de texto diciéndole a Liz que
algo había pasado y que le explicaría después, entonces corrí de regreso
escaleras abajo.
Él estaba parado en la acera a varios metros de donde lo dejé. —¿Me
acompañarás a caminar? Estaba esperando que pudiéramos hablar.
Necesitamos hablar podría ser el código para gracias por asegurarte
de que yo no era un indigente, fue un gusto conocerte, o podría ser el código
para se mía por siempre y ten a mis bebés. Mi estómago se retorció en un
doloroso nudo. —Claro. —Me las arreglé para decir.
El sol estaba comenzando su descenso nocturno y el cielo estaba
pulido con un lindo tono rosa. No tenía ni idea de adónde nos dirigíamos,
pero me resistía a romper su concentración, y en su lugar lo seguí,
caminando a su lado, tratando de encajar su determinado paso en
silencio.
Llegamos a lo que lucía cómo una escuela y Logan se detuvo y se
119
paró frente al edificio.
—¿Qué estamos haciendo aquí? —Lo miré.
Él me tomó por los hombros, girándome hacia la derecha. Mi aliento
Página
123
Página
21 Traducido por Vanessa Villegas
Corregido por Carolyn ♥
S
i no conseguía colocar la llave en la cerradura en el siguiente
intento, pensé que Aiden tiraría la maldita puerta abajo.
Aunque si no estuviera presionando su erección contra mi
trasero, no estaría tan distraída.
—Muévete —gruñó él, tomando la llave de mi mano. La introdujo en
la cerradura y la giró. Casi gemí de alivio. Mi cuerpo lo necesitaba. Nos
besamos en el asiento trasero del taxi todo el camino, felices y borrachos
por nuestra conversación compartida y una botella de vino.
Una vez dentro encendió las luces y tomó mi cara entre sus grandes
y cálidas manos, y sólo me miró con amor. —Estar contigo aquí, en este
pequeño apartamento, es todo lo que necesitaba. Pensé que necesitaba
más… saber todo sobre mi pasado. Estaba equivocado. Eras en todo lo que
pensaba, todo lo que necesitaba. Nada se compara contigo. No es el dinero
en mi cuenta bancaria, mi trabajo en la universidad, mi apartamento
lujoso. Daría todo para tenerte de vuelta.
—Sí. Por favor.
Empezamos una danza desarticulada de tirar cada uno de la ropa
del otro, desesperados por estar más cerca. Primero, mis botas se fueron,
Aiden parecía reacio a sacarlas, pero mis jeans estaban escondidos en su
interior, por lo que era necesario. Luego se arrodilló ante mí y me quitó los
calcetines, besando las plantas de ambos pies antes de levantarse para
quitarme la camisa. En mis pantalones, sujetador y pies descalzos me
sentí más bella que nunca. Su mirada encapuchada nunca me dejó.
Deslizó su dedo por debajo de la cintura de mis vaqueros y rodeó mi
cadera, su dedo bailando ligeramente sobre mi tatuaje, enviando un
delicado rubor todo el camino hasta mi pecho.
124
Saqué la chaqueta de sus hombros y la dejé caer al suelo, él se sacó
la camisa por la cabeza. Su pecho desnudo era una de mis cosas favoritas.
Podría mirar sus pectorales musculosos y su estómago todo el día. Estaba
sonriéndome expectante, como si estuviera esperando algo. Miré hacia
Página
abajo y lo vi.
El tatuaje en su bíceps que una vez dijo Logan había sido cubierto
con un intrincado diseño tribal que ocultaba el texto debajo por completo.
Pasé mis dedos a través de él y le miré con asombro.
—¿Te gusta, cariño?
Asentí.
Seguía estando allí, pero tal vez eso estaba bien. Logan era parte de
nuestro historia compartida. No quería admitirlo, pero a veces todavía era
difícil pensar en él como Aiden. Aiden James, me recordé.
Una vez que estuvimos desnudos, me sentó en el piso de la sala,
arregló almohadas y una manta del sofá debajo de mí. Puso su mano sobre
mi vientre y suavemente me empujó hacia atrás hasta que me acosté. A
pesar de nuestra separación de un mes, se tomó su tiempo, succionando
suavemente y besando mis pechos antes de dirigirse hacia el sur.
Estaba mojada y necesitada para el momento en que su boca llegó a
mi sexo. Gemí en un dulce alivio cuando finalmente me besó allí. Abrí los
ojos y lo vi hacerme el amor con su boca. Su lengua se arremolinó en un
patrón aprendido de memoria, proporcionando tanto placer como pudo.
Mordisqueó y chupó suavemente, al parecer encantado con esta actividad.
Me encantaba verlo, y pronto estaba gimiendo y arqueándome contra su
boca con cada delicioso movimiento de su lengua.
—Aiden —gemí mientras se producía mi liberación.
Besó mi montículo desnudo varias veces más antes de retirarse de
en medio de mis piernas. Me encantó como ya no me sentía acomplejada
por estar completamente expuesta ante él.
Me arrastré de rodillas para llevarlo dentro de mi boca, pero su
mano en mi codo me detuvo. Negó con la cabeza. —Ven aquí, preciosa.
Necesito estar dentro de ti.
Sonreí ante sus palabras.
Me atrajo hacia su regazo, así que quedé a horcajadas sobre él.
Sostuvo mis caderas justo por encima de su polla y me animó a hundirme
en él. —Quiero que me folles, nena.
Empecé a bajar y de inmediato sentí la resistencia de su gruesa
erección tratando de penetrar en mí. Metió la mano entre nosotros y agarró
su polla, sumergiéndola y girándola en mi humedad para tratar de aliviar
125
la entrada. —¿Estás bien, amor?
Asentí.
Lentamente se empujó dentro de mí, centímetro a centímetro, hasta
Página
Fin
128
Página
Sobre el autor
Kendall Ryan es la autora de UNRAVEL ME, un romance
erótico contemporáneo, publicada en octubre de 2012. Es
descaradamente adicta a los chicos malos, a los besos y lee
romances llenos de oscuridad y tensión angustiosa. Actualmente vive
en Minneapolis con un marido adorable y un cachorro travieso. En la
actualidad se encuentra trabajando duramente en su próxima
novela. Ama escuchar a sus lectores y puede ser encontrada en:
authorkendallryan@gmail.com
129
Página
Make Me Yours
Emocionalmente dañada, Liz no está
buscando una relación cuando
conoce a su delicioso vecino, Cohen.
Él es un par de años más joven, un
bombero voluntario, oh… y virgen,
totalmente fuera de sus límites. Pero
ella nunca se aleja de los retos,
sigue sintiéndose atraída por él, a
pesar que continúa satisfaciendo
sus necesidades físicas en otros
lugares.
Incluso mientras pasa sus noches
de los brazos de un hombre a otro,
de alguna manera se encuentra
acurrucada en la cama de Cohen
cada noche. Ha pasado mucho
tiempo desde la última vez que la
besaron así, pero Cohen le demuestra cuán divertido pasársela sin
sexo.
Cuando Cohen resulta herido,
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Página
Traducido, Corregido y
Diseñado por:
http://www.librosdelcielo.net
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Página
Esta traducción fue hecha sin fines de lucro.
Es una traducción de fans para fans.
Si el libro llega a tu país, apoya al escritor comprando su libro. También
puedes apoyar al autor con una reseña, siguiéndolo en redes sociales y
ayudándolo a promocionar su libro.
¡Disfruta la lectura!
2
Página
Staff
Moderadora
Mel Cipriano
Traductoras
Mel Cipriano aa.tesares Mel Hillard NnancyC
Sofía Belikov Aimetz kary_ksk EyeOc
Joss Val_17 kathuu.cv Vanessa VR
Maca Delos tefi_wayland1 Juli Amy Ivashkov
9
Vani Mar Winston BeaG
Apolineah17
Julieyrr Anelynn
Adriana Tate
♥...Luisa...♥ Lalu♥
Correctoras
Melii Cami Lalu
CrisCras Mel Markham Nnancyc
karool Daenerys Amy Ivashkov
Aimetz kukyalujas Vanessa VR
Andreina Alexa Colton Joss
Maarlopez Verito Alaska
Alessa Sofía Belikov
3
9
Página
Revisión Final:
Juli
Diseño:
Hana Marl
Índice
Sinopsis Capítulo 11
Capítulo 1 Capítulo 12
Capítulo 2 Capítulo 13
Capítulo 3 Capítulo 14
Capítulo 4 Capítulo 15
Capítulo 5 Capítulo 16
Capítulo 6 Capítulo 17
Capítulo 7 Capítulo 18
Capítulo 8 Capítulo 19
Capítulo 9 Epílogo
Capítulo 10 Sobre el Autor
4
Página
Sinopsis
La emocionalmente herida Liz no está en busca de una relación
cuando conoce al delicioso chico de al lado, Cohen. Él es unos años más
joven, un bombero voluntario, oh y… virgen, lo que lo pone completamente
fuera de su alcance. Pero siendo una de esas personas que nunca huyen
de un reto, ella se siente atraída por él, incluso cuando continúa
satisfaciendo sus necesidades físicas en otra parte.
A pesar de pasar parte de sus noches en los brazos de otro hombre,
de alguna forma termina acurrucada en la cama de Cohen durante las
demás noches. Ha pasado un largo tiempo desde que ha tenido una
genuina sesión de besos, pero Cohen le está mostrando lo divertido que
puede ser no tener sexo.
Cuando Cohen es herido, sus verdaderos sentimientos se alzan a la
superficie, y tiene que decidir si está dispuesta a tomar el riesgo por amor
después de soportar tanto dolor en su pasado.
MAKE ME YOURS es la sexy conclusión de UNRAVEL ME.
Unravel Me, #2
5
Página
Para mi marido, el mejor hombre que conozco.
Tengo suerte de ser tuya.
6
Página
1 Traducido por Mel Cipriano
Corregido por CrisCras
—Gracias.
—¿Tienes hambre? —preguntó.
—Seguro. Puedo comer. —Siempre como. No era una de esas chicas
que pretendían no comer. Me gustaba la comida, así que mátenme. Y
pensaba que si realmente les preguntaran, a la mayoría de los chicos les
gustarían unas pocas suaves curvas en el cuerpo de una mujer. Además,
vino y chocolate no valían como cena.
—Los panqueques aquí son impresionantes. —Cerró su menú y lo
devolvió a su sitio.
—Bien entonces. —Sonreí, le tendí mi menú también, poniéndolo
cuidadosamente junto al suyo.
La camarera caminó hacia nosotros con una dulce sonrisa para
Cohen. Ordenó dos pilas de panqueques y en seguida se detuvo para
preguntarme si deseaba café, y ordenó dos cafés.
Era adorable, e incluso luego de recién conocernos, de alguna
manera me sentía cómoda cerca suyo.
La mirada de Cohen fue a la deriva de mi rostro a mi pecho, y
repentinamente se movió en su asiento, mirando la ventana, su expresión
incómoda. ¿Había hecho algo malo?
Bajé mi mirada y por primera vez, recordé mi estado sin sujetador.
¡Mierda! El aire acondicionado transformó a mis chicas en descaradas
libertinas pidiendo atención. Esta camiseta sin mangas no conseguía
cubrirlas del todo. Ajusté la camiseta lo mejor que pude y atrapé el reflejo
de Cohen en el vidrio. Una sonrisa tiraba de sus labios.
La camarera entregó dos tazas de humeante café negro a nuestra
mesa.
—¿Tienes frío? —Sonrió ligeramente, deslizando mi café hacia mí.
—Shhh —advertí, aceptando el café y añadí bastante azúcar en la
taza, revolviendo con más fuerza de la necesaria.
—Toma esto. —Cohen se sacó la camiseta de manga larga sobre su
cabeza, dejándolo en apenas su camiseta y me la ofreció a través de la
mesa.
—Gracias. —Me la puse. Aún caliente y olía como chico. Chico
delicioso. Chico que hoy ya me había rechazado una vez. ¿O ayer? No es
que importara. No lo miraré. Punto.
16
—¿Sí?
Apretó la otra mano en mi espalda y me guió hacia la escalera. —
Página
Sonrió.
—Ahora ve a la cama. —Acaricié su pecho.
Me miró. —Eres una cosita luchadora, ¿no es así?
—Malditamente correcto.
Se echó a reír a carcajadas. —¿Y cómo sabes que no soy un asesino
en serie?
—Sí, porque los asesinos en serie suelen llevar guantes de cocina
para intimidarlos y le compran a sus víctimas el desayuno antes de
matarlas en la cama. —Rodé los ojos para el efecto.
Su boca se torció con diversión. —Punto válido. —Se dio la vuelta
para dirigirse a su habitación—. Sólo quiero saber si tú necesitas cualquier
cosa, o si ves algún murciélago. Tengo el horno con los guantes listos.
Un ruido en la otra habitación nos llamó la atención. El rostro de
Cohen inspeccionó con reconocimiento.
Sacudió la cabeza con una sonrisa en su rostro. —Sólo hay un
problema.
Esperé, sin saber a dónde se dirigía esto. Puede que su novia
hubiese decidido venir después de todo.
—Bob suele dormir aquí.
Antes de que tuviera la oportunidad de preguntar quién era Bob, un
perro del tamaño de un oso venía a toda velocidad por el pasillo,
dirigiéndose directamente hacia mí.
Dejé escapar un suspiro mientras Cohen se reía y agarraba al perro,
impidiéndole ir a mí. Movió el cuerpo del perro en su lugar y le rascó
detrás de las orejas. La cola del perro chocaba contra mi muslo.
—Trata de dormir en mi cama, pero por lo general no lo dejo.
Disimula no ser un cerdo. —Cohen sonrió.
—¿Qué diablos es? —Di un paso atrás, así me hallaba fuera de la
línea de fuego de su cola. Era una enorme bola de pelo rizado y piel de
color albaricoque.
—Un Labradoodle. No muerde.
—Oh. —¿Un que… doodle?
Bob saltó sobre el sofá y se dejó caer en las mantas que acababa de
arreglar, acostado con la cabeza contra el reposabrazos mientras se ponía
en una posición cómoda.
20
lavanda. Mientras el agua cálida acariciaba mis curvas, no pude evitar que
mi mente vagara hacia el departamento arriba del mío y un atractivo chico
ciertamente fuera de los límites que residía allí, aparentemente fuera del
alcance.
Mis pocas interacciones con él me habían dejado curiosa y deseando
más. Me pregunté sobre la novia de la que habló, y sobre su trabajo como
bombero. Imaginarme su pulido cuerpo vestido con el uniforme de un
bombero envió un hormigueo a través de mi piel, y cerré los ojos,
hundiéndome más en el agua para disfrutar de mis ensueños traviesos.
Luego de mi baño me sentí refrescada, y me mantuve ocupada en la
cocina. Amaba cocinar, pero raramente hacía algo elaborado para mí
misma.
Recogí un montón de ingredientes de la nevera y mi mente deambuló
hacia arriba, donde se encontraba Cohen y me pregunté si ya habría
comido. Podía cocinarle como un agradecimiento por lidiar con el
murciélago y sellar el conducto de mi chimenea. Pero no quería parecer
demasiado entusiasmada y estaba segura de que tenía mejores cosas que
hacer que pasar tiempo conmigo.
Coloqué una olla con agua para que hirviera en la estufa y puse el
fuego fuerte antes de verter un puñado de sal marina para condimentar el
agua. Saqué mi procesadora de comida raramente utilizada de uno de los
gabinetes inferiores y agregué manojos de hojas de albahaca y piñones,
antes de cubrirlo con un toque de aceite de oliva y formar un puré. Una
vez que el agua hirvió, eché los lingüini y puse el temporizador, luego puse
a hornear una barra de mi pan francés favorito.
Inconscientemente había cocinado suficiente para dos. Esto era
tonto; simplemente iba a subir e invitarlo a comer.
A mitad de camino en las escaleras, dudé y me detuve. ¿Qué pasaba
si su novia estaba allí? O tal vez ya tenía planes para la cena. No quería
sonar como si estuviera desesperada por tener compañía. Tal vez podía
preguntar si tenía algún plan antes de hablar de mi elaborada comida que
nos esperaba abajo.
Sacudí la cabeza, recordándome que el primer paso era ver si
siquiera se encontraba en casa. Seguí subiendo y cuando llegué a su
puerta, pude oír la música que sonaba, y golpeé lo suficientemente fuerte
como para asegurarme de que me escuchara. Un segundo después, la
puerta se abrió.
Cohen estaba parado en frente mío con ajustados vaqueros oscuros
y una camiseta de algodón con botones color azul claro que hacía que sus
24
trago de una botella de Red Stripe y antes de que pudiera responder, Bob
se acercó corriendo por el pasillo y despegó en el aire con la suficiente
fuerza como para lanzarme al suelo. Aterrizó de lleno en mi pecho.
Ufff. Una ráfaga de aire escapó de mis pulmones ante el contacto.
—Oh, mierda. Bob, muévete. —Cohen alejó al perro de mí, pero no
antes de que me diera algunos besos babosos.
Me limpié el rostro con la manga y agarré la mano que me estiraba
Cohen.
—Lamento eso. Es más grande que tú y se emociona.
Dejé escapar un suspiro y me froté mi dolorido coxis. —Está bien.
Cohen limpió mi trasero y me ayudó a enderezar mi camiseta. Sus
dedos rozaron mi cadera, y el calor de sus manos a través de mi camiseta
hizo que mi corazón aporreara mi pecho. La indiscreción de Bob fue
olvidada y en lo único en lo que me pude concentrar ahora era en Cohen y
cómo lucían sus asombrosos ojos azul oscuro, que resaltaban por su
camiseta azul claro.
Como si se hubiera dado cuenta que sus manos seguían contra mi
cadera, Cohen las dejó caer y dio un paso atrás. —¿Que hay sobre esa
cerveza?
—En realidad, me preguntaba si tenías planes esta noche.
Dio otro trago. —No a menos que cuentes tomar solo y dar vueltas
con mi guitarra.
Sonreí. —Bueno, estaba haciendo la cena e hice suficiente para dos.
Pensé en invitarte como un agradecimiento por todo ese tema del
murciélago.
—Suena genial.
Dejó su guitarra en el atril de la esquina, esquivando el techo a dos
aguas mientras lo hacía. Le dio una palmadita a la cabeza de Bob y luego
me siguió abajo con la botella de cerveza aún colgando en su mano.
Tan pronto como entramos en mi departamento, la vibra se sintió
completamente errónea, como si estuviera intentándolo demasiado. Había
velas prendidas en el cobertor del hogar, y suave música de jazz sonando
de fondo. Dios, ¿era vieja o qué? Necesitaba recordar que era un
estudiante universitario, y lo más probable era que escuchara a la última
banda alternativa o la sensación de hip hop. Contemplé apagar las velas y
cambiar la música, pero en lugar de eso, me decidí por ignorarlo. No
25
mal. ¿Cómo iba a saber que era alérgico a las nueces de pino?
Una vez que terminó, se limpió la boca con un fajo de papel higiénico
Página
acariciarlo, pero era tan evidente que no era un amante de los perros, que
Cohen se rió y le dijo a Bob que vaya a acostarse. Bob se recostó en el piso
de madera y puso su cabeza en sus patas.
Miré alrededor de la sala de estar por primera vez dándome cuenta
de que no había televisión. Antes de que pudiera cuestionar la forma en
que íbamos a ver una película, Cohen se dirigió hacia su dormitorio.
Había una gran televisión de pantalla plana montada en la pared
frente a la cama. —¿Está bien? —Cohen levantó la caja del DVD para una
comedia romántica que todavía no había visto.
Contuve mi sorpresa de que fuera propietario de esa película, y
asentí en su lugar. —Por supuesto.
—Está bien, ábrela mientras voy a lavarme los dientes.
Me tiró el DVD y lo atrapé con facilidad. —Estoy en ello.
Puse el DVD y me establecí en la cama y empecé a ver los avances.
Me moví a mi lado, el lado de la cama más alejada de la puerta,
recordando su idea de que me protegería si alguien irrumpiera. Me regañé
a mí misma por pensar en qué lado de la cama era la mía.
Justo cuando empezaba a preguntarme qué le tomaba tanto tiempo,
escuché el sonido del agua y una cortina de ducha que se retiró.
Pensamientos sucios pasaron por mi mente. ¿Era eso una invitación a
unirme a él en la ducha? Aparte de la mirada persistente y extraña, Cohen
no había indicado que quería ser algo más que amigos. Nunca había
tenido un amigo, así que esto era una especie de territorio nuevo para mí,
pero me gustó.
Unos minutos más tarde, justo cuando los avances terminaban,
Cohen volvió a la habitación, vestido con un par de pantalones cortos
holgados y una camiseta blanco con cuello en V. Se sentó en la cama junto
a mí, doblando la almohada en medio debajo de la cabeza y golpeando su
lugar. —Lo siento, me decidí a tomar una ducha también.
—No hay problema. —Lo miré y sonreí. Su piel bronceada era
deliciosa contra la camisa de algodón blanco. Y olía a fresco, jabón limpio y
un toque de perfume picante.
Me moví más cerca y lo aspiré.
—¿Qué? —Sonrió.
—Hueles bien.
—¿Sí?
29
Asentí. —Al igual que el jabón... y... —Me incliné de nuevo para
tratar de identificarlo.
Página
¡No quiero una maldita agua, quiero una polla! Me caí de nuevo en la
almohada con una rabieta. Este chico iba a ser mi muerte.
Página
Abrió los ojos y me miró. —En realidad, no. Sólo salimos un par de
veces y no he hablado con ella desde que te conocí.
¿Desde que me conoció? —Oh, entonces… —¿Cuál es el problema?
Añadí en silencio.
Sus manos se movieron de mis hombros a mi cintura y me atrajo un
poco más fuerte hacía él. Lo tomé como una señal y moví mi boca para que
se reuniera con la suya, entonces esperé.
Los labios de Cohen rozaron los míos, apenas tocando, su cálido
aliento mezclándose con el mío. Estaba increíblemente caliente y me ponía
ansiosa por más. —Sé que no debería, pero Dios, te deseo.
Sin más protestas o explicaciones continuamos besándonos durante
varios minutos. Me encontré de espaldas con Cohen cerniéndose sobre mí,
besando y mordisqueando mi clavícula, mi mandíbula y mi cuello. Sacudí
mis caderas contra él, ávida de más contacto. Olvidé que este tipo de juego
previo existía. Mis citas con Stu generalmente iban directo al grano,
insertar el objeto A dentro del objeto B. Y la mayoría de los chicos con los
que había estado eran de la misma manera.
—Joder, te sientes bien —murmuré entre respiraciones cortas.
Lo sentí sonreír contra mi piel.
Me hallaba a dos segundos de rogarle que me cogiera cuando de
pronto se detuvo y se echó hacia atrás para mirarme. —Tú. Eres.
Problemas. —Salpicó mis labios de besos, puntuando cada palabra.
No pude evitar sonreír. Había pasado mucho tiempo desde que me
habían dicho que era un problema. Los chicos solían apreciar un
problema. Sintiendo que Cohen quería parar, me deslicé por debajo de él y
hacia la cabecera de la cama hasta que estuve medio sentada. Se sentó a
mi lado, apoyado de la misma forma, tratando de controlar su respiración.
Me sentía mareada y confundida. Traté de no fruncir el ceño y ajusté
mi camiseta, que se había subido, exponiendo mi vientre. Los ojos de
Cohen brillaban con hambre en mi piel, antes de mirar lejos. No entendía
qué detenía a Cohen de querer más conmigo. ¿No era su tipo?
—¿Estás bien? —preguntó Cohen.
Asentí, desconfiando de mi voz.
Se pasó los dedos por el pelo y cerró los ojos. Cuando los abrió, tomó
mi mano y se volvió hacia mí. —Mira, lo siento, ¿de acuerdo? Sé que no
estás buscando una relación.
Sentí que trataba de encontrar las palabras adecuadas, pero
35
—Sí. Una chica con la que salí un par de veces al año se enojó
cuando no lo haría y empezó a gritar y me dejó en medio de la noche.
—¿En serio?
—Sí. —Trazó su dedo a lo largo de mi antebrazo.
Hm. Podía ver que su elección no siempre ha sido fácil, pero él había
mantenido la decisión que tomó. Era encomiable, aunque no podía
entenderlo. —Bueno, gracias por decírmelo. —Apreté un suave beso en su
mejilla. No estaba segura de lo que esta nueva información significaba
entre nosotros.
Tomó mi cara entre sus manos y llevó mi boca a la de él,
presionando un suave beso en mis labios. —Buenas noches, Eliza.
—Buenas noches. —Me recosté y cerré los ojos, pero no había
manera de que me estuviera quedando dormida en un corto plazo con toda
esta nueva información girando alrededor y dentro de mi cerebro. Por no
mencionar que el peso del cuerpo caliente de Cohen junto al mío y sus
estables respiraciones profundas eran un recordatorio constante de algo
que nunca podría tener.
37
Página
5 Traducido por ♥...Luisa...♥
Corregido por Maarlopez
era mi problema.
Ya había pedido un vaso de Shiraz cuando Ashlyn llegó corriendo
por la puerta, con el pelo girando alrededor de su cara mientras el viento lo
Página
—Entendido.
Caminamos a la acera donde se hallaba estacionado un jeep azul de
aspecto antiguo.
Página
fuimos a la iglesia.
El servicio no era tan malo como me esperaba. No podía recordar la
última vez que había ido a la iglesia, pero me sorprendía agradablemente…
no es que estuviera dispuesta a hacerlo un hábito regular. Pero había algo
reconfortante en la propia iglesia, y era agradable sentarse junto a Cohen,
especialmente cuando él puso su mano sobre mi rodilla y la apretó
después de que nos sentamos.
El joven pastor transmitió un mensaje acerca de la posibilidad de
que Dios es una mujer. Me incliné hacia delante en el asiento, junto con la
madre y la hermana de Cohen, que estaban claramente intrigadas por la
idea. Incluso la expresión de Cohen era una de verdadero interés. No pude
evitar notar y apreciar el hecho de que después de haber sido criado por
una madre soltera, tenía relaciones fuertes y saludables con las mujeres
de su vida.
Después del servicio, la madre de Cohen nos llevó a la parte
delantera de la iglesia. —Hay una chica muy agradable que quiero
presentarte. La hija de Pete y Margaret.
—¿Te importa? —Cohen se inclinó para susurrarme al oído.
Negué con la cabeza rápidamente, viendo como su madre frunció los
labios.
—Claro —dijo.
Se dirigió hacia una pequeña niña parada sola en la parte delantera
de la iglesia.
—Esta es Maggie. —La madre de Cohen sonrió con orgullo, instando
a su hijo hacia adelante, colocando su mano entre los omóplatos y dándole
un empujón firme.
—Hola —le ofreció Cohen con su deslumbrante sonrisa.
Sentí una punzada inesperada, como si me hubieran golpeado en el
estómago.
—Hola. —Su boca se curvo en una pequeña sonrisa, antes de que su
mirada bajara a sus pies. Tenía el pelo castaño sin estilo y llevaba poco o
ningún maquillaje. Parecía de dieciocho años, tal vez diecinueve.
—Maggie es quien da la bienvenida en el mega-centro comercial —
agregó su madre.
—Eso está bien —dijo Cohen, sonando sincero.
No sabía qué era tan agradable sobre eso, pero mantuve la boca
cerrada.
47
No pude dejar de notar que Maggie miró hacia el suelo. Mientras los
adultos hablaban, reflexioné.
Página
que Cohen era divertido y alguien agradable con quien estar, pero
necesitaba algo de espacio de él… Bueno, mayormente por mi atracción no
correspondida. Y podía conseguir algo de ropa sexy para llevar. Mordí mi
labio para evitar sonreír.
Cohen vagó a través de la pantalla del menú y escogió otra pista.
—¡Quiero otra oportunidad! —Empezaba a cogerle el truquillo.
—Vamos a hacer esta pista. Es más fácil.
Sacudí la cabeza. —Oh, no necesitas hacerlo fácil para mí, cariño. Lo
tengo. —Mi nivel de confianza no concordaba con mi nivel de habilidad,
pero me gustaba verlo reír.
—Bueno, no me refería a más fácil, me refería más como un inicio
amistoso.
La bandera cayó y el sonido de los motores arrancando inundó la
habitación. —Vas a caer. —Me balanceé sobre mis rodillas con
entusiasmo, causando que la cama temblara.
Oprimí el botón del acelerador y vi a mi auto zumbar hacia adelante.
Eché un vistazo a Cohen. Su rostro era una máscara de concentración y
sus dientes mordían suavemente su labio inferior. Demonios, eso era
distractor.
Me concentré en el video juego una vez más, y vi cómo mi auto
aceleraba alrededor de la pista. —¡Cohen, mírame! Realmente lo estoy
haciendo.
Soltó una risita. —Ese es mi auto, bebé. El tuyo es ese. —Señaló la
esquina inferior de la pantalla donde otro auto que se estrellaba
repetidamente contra la pared.
¡Mierda! Mis mejillas se tornaron rosadas y tiré el control sobre la
cama. —Este juego apesta.
Cohen sonrió mientras su auto cruzaba la línea de meta, entonces se
bajó de la cama para apagar la consola de juegos.
Usé todo mi control para no rodar sobre el cálido espacio que él
había ocupado y acurrarme en su almohada. —Creo que me estoy
volviendo adicta a tu cama.
Sonrió y se recostó a mi lado. —Creo que mi cama se está volviendo
adicta a tenerte en ella.
Mi corazón golpeó a máxima velocidad. Cohen se hallaba acostado
sólo a centímetros de mí, con su mirada fija en la mía. Esperé sin aliento
para que se apoyara y me besara.
50
Asentí obedientemente.
Ashlyn me dio una mirada extraña, ya sea por el apodo o por Cohen
Página
cuello.
Vi como un charco de cálido semen blanco se roció sobre su
Página
A los pocos minutos estaba a punto de llegar, pero sentí como mis
rodillas iban a doblarse en cualquier momento. Luché para mantenerme
Página
filtraba por las ventanas del desván y tiré de las sábanas encima de mí,
segura de que me había quedado dormida.
Noté que la cama de Cohen estaba deshecha, pero vacía, y me dirigí
hacia el cuarto de baño. Mi bikini deshecho se hallaba en el centro del piso
y sonreí cuando me acordé cuando Cohen lo despojó de mí.
Me examiné en el espejo mientras me cepillaba los dientes. Mi
cabello era un desastre. El vapor de la bañera caliente de anoche había
curvado las hebras alrededor de mi cara, y parecía que toda una familia de
roedores había tomado residencia permanente en algún lugar de la parte
trasera y los costados. Me encogí de hombros y apagué la luz del baño. Era
inútil.
Me puse un par de bragas y pantalones cortos, pero me dejé puesta
la suave playera de Cohen, y me dirigí escaleras abajo.
Permanecí abajo en silencio y me pregunté dónde se encontraban
todos. Afortunadamente había una olla de café ya hecho y me serví una
taza antes de investigar.
Tomé un sorbo de café caliente, maravillosamente fuerte y me dirigí
a la terraza. Los encontré a los tres descansando en los cómodos sillones
en la terraza, con las tazas en las manos.
Cuando me acerqué, estallaron en carcajadas y Ashlyn se limpiaba
las lágrimas debajo de los ojos. Sentí como si me entrometiera, y no
estuviera al tanto de su broma privada.
Sentí los ojos de Ashlyn evaluándome con curiosidad y miré hacia
abajo, inspeccionándome a mí misma. Todavía llevaba la playera de
Cohen, la cual era tan larga que ocultaba el hecho de que en efecto llevaba
pantalones cortos debajo de ella. Inconscientemente tiré del dobladillo,
deseando que estuviera más abajo. Me di cuenta de que Ashlyn se
preguntaba qué había pasado entre Cohen y yo que me había dejado
exhausta y vestida con su playera. No sentía la necesidad de darle
explicaciones, especialmente después de que ella y Aiden follaron de
manera increíblemente ruidosa.
—Ven aquí, Easy E. —Cohen dio unas palmaditas al asiento junto a
él y me senté, doblando mis rodillas debajo de mí y sorbiendo
tranquilamente mi café.
—¿Cuánto tiempo han estado despiertos? —pregunté, a nadie en
particular. Pero no pude dejar de darme cuenta de que todos ya se habían
vestidos.
—Un par de horas —dijo Ashlyn, arrastrando distraídamente su
66
—Sí.
Cerré mi boca. Tenía razón. Pero eso fue diferente. Aiden estaba en
un hospital mental —bajo arresto— y yo había estado preocupada de que
Página
él fuera peligroso. Parecía que su preocupación no era por mí, sino por el
inocente de Cohen.
—Voy a dar un paseo —espeté.
Me dirigí por las escaleras de la terraza y me alejé hacia la playa.
Comencé a caminar sin un rumbo fijo en mi mente, simplemente
necesitando un poco de espacio de Ashlyn y de mis sentimientos crecientes
hacia Cohen. Por mucho que lo odiara, Ashlyn tenía razón. Necesitaba
alejarme de Cohen antes de que alguno de nosotros resultase herido. Pero
de alguna manera sabía que no lo haría.
Hice una mueca mientras mi paso firme demostraba la necesidad de
un sostén. Pero en realidad no había planeado tener que alejarme esta
mañana. Crucé los brazos sobre mi pecho y continué mi caminata por la
playa.
Me hallaba tan pérdida en mis pensamientos que cuando
finalmente me concentré en mi entorno, no reconocí nada a mí alrededor.
No había mantenido la noción del tiempo y no tenía idea de qué tan lejos
había ido. Sintiéndome cansada, me dejé caer en la arena y me acosté,
mirando hacia el cielo azul.
Odiaba que Ashlyn probablemente tuviera razón. Yo ni siquiera
sabía lo que hacía con Cohen. Él era un buen chico y yo era un completo
desastre. Sabía que era muy mala idea usarlo o inducirlo, porque yo en
definitiva no buscaba toda la cosa del matrimonio y de los bebés, y estaba
bastante segura de que él veía eso en su futuro. Pensé que fui esa clase de
chica una vez, pero no ahora, no después del accidente y de todo lo que le
siguió. A veces me gustaría que las cosas hubieran sido diferentes, pero
sabía que eso sólo era un esfuerzo inútil. No me obsesionaría con el
pasado. Si lo hacía, nunca cambiaría el cómo las cosas habían resultado
para mí. Lo mejor era aceptarlo y seguir adelante.
Tomé una profunda respiración y me senté. Vi a Cohen en la
distancia, corriendo por la playa hacia mí. Cuando se acercó, se sentó en
la arena junto a mí.
—¿Agua? —Sostuvo una botella para mí.
—Gracias —la acepté y tomé un trago, lavando el sabor amargo del
café en mi boca.
—¿Por qué te fuiste? ¿Está todo…bien?
Enterré mis pies en la arena húmeda, sin saber qué decir.
—¿Estás molesta por lo de anoche?
68
¿Molesta? ¿Con él? Dios, no. Me volví hacia él y sus ojos azules se
clavaron en los míos con tanta honestidad que me quedé perpleja.
—Por supuesto que no, Cohen. Yo quería eso. Te quería a ti. —
Página
cocinar.
—Estoy en eso. —Asintió. Tomó dos botellas de la especialidad de
cervezas artesanales que nos enteramos que era favorita de los dos y
Página
chupó duro, el gemido que escapó de mis labios fue sin duda de placer.
—Cohen —susurré.
Sacó su boca de mi pezón con un sonido de succión y se encontró
con mi mirada.
—Shh —me recordó.
Me mordí mis labios y mis mejillas se enrojecieron. Me había
olvidado de nuestro entorno, el desván abierto y el dormitorio que se
hallaba al alcance de los oídos de nuestros amigos abajo.
—¿Te gusta nena?
—Sí. Por favor continúa.
Sonrió y llevó su boca a mi otro pecho, lamiendo y burlándose
mientras todavía me miraba a los ojos. Pero cuando presioné mi cadera
contra la suya, sus ojos se cerraron y lanzó un gemido ahogado antes de
atraer mi pezón a su boca.
Seguí retorciéndome en su contra, provocando a su polla dura entre
nosotros y deseando que estuviésemos desnudos.
Después que se deleitó a fondo con mis pechos y estuvieron
húmedos con sus besos y rosados por los rastros de su barbilla, me bajé,
moviéndome por su cuerpo hasta que me encontré cara a cara con la
hebilla de su cinturón.
Tragó bruscamente y se levantó sobre sus codos para mirarme.
Me tomé mi tiempo, trazando el contorno de su erección con un solo
dedo, antes de desabrochar lentamente el cinturón y bajar la cremallera
centímetro a centímetro en anticipación de la deliciosa polla
que me esperaba.
Aunque estaba segura que lo que hacía probablemente podría ser
descrito como una forma de tortura, Cohen no se quejó. Ni
siquiera me ayudó a sacar su polla de sus calzoncillos, ni me presionó
para ir más rápido. Sólo siguió mirando como si estuviera cautivado, tanto
la lujuria y el asombro que se reflejaba en sus hermosos ojos azules.
Mordisqueé el contorno de su erección a través de sus calzoncillos,
usando mis dientes ligeramente para morder y burlarme de él. Su
respiración se aceleró y su pecho subía y bajaba con más rapidez.
Finalmente bajé de sus calzoncillos con las dos manos y él levantó
sus caderas para permitirme quitarlos junto con sus pantalones. Tiró de
75
sexy sentir que me marcaba como suya, sentir su jugo y el mío mezclarse
entre mis piernas.
Se derrumbó encima de mí, me acurruqué en su cuello y aspiré su
Página
aroma masculino, sabiendo que pasar más tiempo cerca de Cohen sin
follarlo pronto, iba ser imposible.
10 Traducido por Mel Hillard.
Corregido por kukyalujas
cuenta de que estaba llorando, pero no sabía por qué. Estábamos bien.
Aiden estaba bien. ¿Qué ocurría?
Fue entonces cuando lo vi.
Cohen arrastraba el cuerpo de una mujer desde el interior del coche
volcado. La tumbó en la carretera, y le gritó algo a Aiden, que se
encontraba de pie a su lado. Aiden asintió y corrió hacia nosotros. Abrió la
puerta del conductor y fue a abrir el maletero. —Aiden, ¿está bien? —
exigió Ashlyn.
—Quédense aquí —advirtió, y luego desapareció de la vista por la
parte trasera del coche. Regresó al lado de Cohen a los pocos segundos
llevando una manta de playa.
Cohen la colocó sobre la mujer, que la cubría desde la cabeza hasta
los pies, y luego se arrastró hasta el coche donde parecía estar hablando
con alguien. ¿Había alguien que seguía vivo en ese coche? No parecía
posible.
Mis ojos se centraron en un momento en el contraste de la manta de
playa de color mandarina brillante y rosa de Ashlyn que era utilizada para
cubrir el cuerpo de una mujer que estaba bastante segura que había
muerto. Acababa de descansar sobre la manta ayer, tomando sol sin
ninguna preocupación en el mundo, y recordé al instante la dura lección
que la vida me había enseñado antes. A todo lo que le tienes un gran
cariño, te lo podrían quitar en un abrir y cerrar de ojos.
Cohen se recostó sobre su vientre y puso la mano en el coche
destrozado, y sacó una pequeña niña que parecía tener probablemente tres
o cuatro años. Lloraba y brotaba sangre de una herida en su frente,
oscureciendo el pelo rubio en su cuero cabelludo. Cohen se la llevó lejos
del vehículo, acunándola en sus brazos mientras ella lloraba y le gritaba a
su madre.
La llevó a un lado de la carretera y la sentó sobre la hierba y se
inclinó para hablarle antes de volver al coche una vez más. Un par de
espectadores interesados aparecieron con mantas, haciendo todo lo posible
para calmar a la niña histérica.
De repente, me faltaba el aire. Necesitaba salir de este asiento
trasero estrecho y me abalancé hacia la puerta. Ashlyn trató débilmente de
detenerme, pero cuando vio la expresión de mi cara, me soltó y caí de la
puerta abierta sobre la grava, mis pies ni siquiera eran capaces de
soportar mi peso. Me arrastré lejos del coche con mis manos y rodillas y
vomité en la hierba. Después de escupir varias veces para limpiar mi boca,
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no acercarme demasiado.
—Puedo manejarlo por mi cuenta. Creo que deberías irte.
Estar tan cómoda con él tan rápidamente fue un error. Me alegré de
que no hubiéramos ido tan lejos éste fin de semana. No quería que
confunda mis sentimientos hacia él. Traté de convencerme de lo contrario,
pero en el fondo sabía que el sexo con él nunca sería sin emociones y sin
complicaciones. No podía explicar cómo lo sabía. Sólo lo sabía. Y no podía
permitirlo.
Cohen aún no se había movido del sofá y miraba fijamente al vapor
de la taza.
Me levanté y arrastré mi maleta al lavadero de la cocina, como para
demostrarle que era capaz, y puse la lavadora. Metía la ropa en la lavadora
sin tener en cuenta el color o la tela cuando llegó por detrás, agarró mis
brazos y me giró para encararlo.
—¿Qué es esto? ¿Por qué siento como si estuvieras rompiendo
conmigo, cuando ni siquiera estamos saliendo?
—Cohen, por favor. Sencillamente no puedo. No contigo. Ni con
nadie —murmuré, mirando hacia mis pies.
Inclinó mi barbilla para mirarlo, y cerré los ojos. Sabía que era
infantil, pero si miraba sus ojos azules, podría desmoronarme. Y no
permitiría que eso suceda. Mantuvo su mano en mi mejilla, acunando mi
cara y frotando lentamente un círculo con el pulgar cerca de mi oído.
Cuando volvió a hablar, su voz era apenas un susurro.
—¿Qué te pasó, Eliza?
Esperé unos segundos antes de responder. Entonces respiré hondo y
practiqué decir las palabras en mi cabeza antes de repetirlas en voz alta.
—Perdí a alguien a quien amaba, en un accidente de auto. —No le
dije el resto. No le expliqué que estábamos comprometidos, que estaba
embarazada cuando murió, que era mi culpa que él condujera tres horas
para verme en Des Moines la noche en que se quedó dormido al volante.
No le dije que Paul también me llamaba Eliza.
—Lo lamento. ¿Hace cuánto tiempo? —preguntó, su voz era todavía
suave y dulce.
—Cinco años.
Dejó caer la mano de mi rostro y se inclinó para presionar un beso
en mi frente.
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—Siento que hayas tenido que ver eso hoy. Debí haberme quedado
contigo, no lo sabía.
Página
del campus, pero me recordé que sus idas y venidas no se suponían que
fueran mi problema. Sus ojos se posaron primero en mí con una sonrisa
coqueta, pero cuando vio a Stu —también conocido como profesor
Gibson— parado en mi porche, su sonrisa fue vacilante y miró de nosotros
a la casa como si estuviera tratando de imaginar que acababa de pasar
allí.
Mierda. Mi estómago se retorció en un nudo. ¿Por qué me sentía tan
mal? Quería explicarle que nada había pasado, que sólo saltó a
conclusiones, pero presioné mis labios. Podía tener a quien quisiera en mi
casa por la razón que quisiera. ¿Verdad?
Me pregunté si se iría hecho una furia, ignorándonos hasta su
departamento, pero me sorprendió al poner una sonrisa en su rosto y
pararse para decir hola. —Profesor —asintió hacia Stu.
Stu se arregló su chaqueta y le ofreció la mano. Dios, ¿podía ser esto
más incómodo?
Observando a Cohen junto a Stu, hice una ridícula comparación.
Cohen parecía joven y relajado en vaqueros oscuros y recién lavados que
se ajustaban en lo bajo de sus caderas, una suave y desgastada camiseta
que abrazaba sus bíceps y un par de resistentes tenis con estilo vintage
azul marinos. Estaba malditamente caliente, de un modo casual e
informal. Ni siquiera intentaba serlo, él era simplemente delicioso, como el
estereotipo del vecino. Mientras que Stu, bueno… era Stu. Emitía una
marcada vibra que señalaba su estatus de padre divorciado y su trabajo
profesional. Él era alguien por quien remotamente corría el riesgo de
enamorarme. Quien había sido parte de una atracción al principio pero
ahora sabía que eso estaba mal.
No podía evitar continuar haciendo una comparación entre el
amante de la diversión y juguetón Cohen, y el reservado y anticuado Stu.
El enfoque de “hagamos sólo lo tenemos que hacer” de Stu con respecto al
sexo no me había molestado antes, pero estar con Cohen me hizo querer
algo más. Como esa sensación de hacerme sentir mariposas que no me
permití sentir hace tiempo, que pensé había olvidado como sentirlas.
Sonreí al saber que no la perdí por completo. Pensé que lo había
perdido todo cuando Paul murió, pero quizá no fue así. Ese pensamiento
me reconfortó y al mismo tiempo me aterrorizó.
Pero me recordé que Stu era seguro. Aburrido, práctico y sin brillo
en la cama, pero seguro. Fin de la historia. Y como si fuera posible, ese
pensamiento me hizo sentir peor.
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Stu le decía algo a Cohen sobre la mitad del periodo, pero Cohen
parecía indiferente y aburrido de toda la interacción.
Página
—Muy bien, creo que me voy. Eliza. —Cohen inclinó su cabeza hacia
mí.
Me atreví a mirar a su dirección, mientras pasaba junto a mí. Enojo,
tristeza y… algo más… se reflejaba en sus ojos. Era esa chispa, esa
llama… lo que sea que fuera que ardía entre nosotros.
Tragué y le dije adiós a Stu. Esa era otra cosa buena sobre sus
visitas, los besos de despedida no eran necesarios. Me dirigí adentro,
sintiéndome peor de lo que me sentía antes de la visita de Stu, que se
suponía que debía aliviar la tensión, no causar más.
era Ashlyn.
—¡Tengo sorprendentes y grandes noticias! —gritó. Cambié el
teléfono de oído, con la esperanza de conservar algo de lo que quedaba de
Página
mi audición.
—Entonces escúpelo, muñeca.
Se rió con entusiasmo. —Oh, es demasiado bueno. No puedo
simplemente decírtelo por teléfono. Encuéntranos a mí y Aiden por unos
tragos esta noche. Esto es algo que necesitamos celebrar.
—De acuerdo, ¿dónde? —Para ser honesta, la distracción de salir
por unos tragos sonaba bien, y su entusiasmo era contagioso. Ciertamente
podía reunir un poco de energía para mi mejor amiga, después de todo.
Hicimos planes para encontrarnos en treinta minutos en un club
elegante en la ciudad. Era el mismo lugar al que fuimos a celebrar la
temporada pasada, cuando se aprobó la propuesta de tesis de Ashlyn, y
era el lugar donde había presentado por primera vez a Aiden a los otros, en
lugar de mantenerlo todo para sí misma en su apartamento todo el tiempo.
Por supuesto, eso era cuando todavía era conocido como Logan.
Me quité la ropa y me quedé desnuda en mi vestidor. Revolví entre
las blusas colgadas y las faldas tipo lápiz, pero nada parecía apropiado. Me
decidí por un par de vaqueros negros ajustados y una simple camiseta
negra sin mangas, junto con el más alto par de tacones que poseía.
Me paré frente al espejo y retorcí mi pelo en un moño elegante. No
tenía intención de vestirme toda de negro, pero suponía que iba como mi
estado de ánimo. Añadí lápiz labial y rubor para resaltar mi atuendo y
tomé un pequeño bolso de estampado de leopardo, y luego me puse en
camino.
Varios minutos después, daba codazos para abrirme camino a través
de la pared de multitud de gente en el club Aqua, maldiciendo el nombre
de Ashlyn y lamentando mi decisión de salir.
Debería haber hecho que me dijera sus grandes noticias por
teléfono.
Estaba completamente segura de que tenía que ver con el hecho de
que su tesis había terminado. Comenzó a trabajar en ella durante todo el
año pasado y removió todo rastro del caso de Aiden. Había sido honesta
con el profesor Clancy acerca de su relación y explicó que ya no se sentía
bien acerca de mezclar negocios con placer, por así decirlo. No quería que
su profesionalismo o resolución fuese cuestionada, así que había pasado el
año anterior rehaciendo todo el proyecto. Pero había valido la pena. Estaba
segura de que la celebración de esta noche tenía que ver con ello. Ya había
tenido un par de artículos publicados en pequeñas revistas de los
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no estaba de acuerdo con que él saliera con Ashlyn al principio. —Sí. Ella
es feliz, y eso es todo lo que me importa. Y a pesar de antes haberme
metido contigo sin piedad, sé que eres bueno. —Me deslicé hacia el bar
Página
olvidar todo lo demás. Una mano cálida en mi hombro hizo que abriera
mis ojos de golpe. Por un segundo, pensé que podía ser Cohen, pero el tipo
que me miraba no podía haber sido menos diferente de Cohen si lo
intentaba. Lucía una manga colorida de tatuajes en su brazo izquierdo, y
una pequeña barra atravesaba una de sus cejas. El señor Ceja Perforada
sonrió, y puso sus manos en mi cintura, siguiendo mis movimientos. Puse
mis manos en sus hombros y dejé que me guiara. Me presionaba cerca,
cálido y sexy con su atuendo de chico malo, y yo estaba borracha. Respiré
hondo y solté el aire lentamente, volviéndome al momento. Sus manos se
deslizaron a través de mis caderas, sosteniéndome cerca y moviéndose
conmigo. Mi pulso tamborileó con ansiedad en mi cuello ante la idea de
que Cohen nos estuviera mirando.
Me moví contra él a tiempo con la música y pensé acerca de lo fácil
que sería coquetear hasta meterme dentro de sus pantalones, para
conseguir que viniera a casa conmigo. Mi mente corrió por todo esto en
cuestión de segundos, pero mantuve mi rostro impasible y distante. Sería
tan fácil comprometerse en algo sin nombre, sin rostro, sexo sin emociones
con este tipo, pero sabía que eso me haría sentir peor. Sabía que eso no
era lo que realmente quería. No es Cohen, señaló una pequeña voz dentro
de mi cabeza innecesariamente.
Cuando abrí los ojos, Cohen había regresado, mirándome desde el
otro lado de la habitación. Nuestras miradas chocaron y se mantuvieron.
Luego sus ojos se dirigieron a las manos de señor Ceja Perforada
agarrando mis caderas y frunció el ceño, sus cejas juntándose. Ver a
Cohen cuando todas mis defensas estaban abajo causó estragos en mi
fuerza de voluntad. No quería nada más que ir hacia él. Para tocarlo,
saborearlo. Su mirada azul hielo se mantuvo fija en la mía, con una
expresión indescifrable, y luché contra el impulso de cruzar la habitación.
Apretó un dedo en su auricular de nuevo, escuchando con atención
y se dirigió a la barra. Incluso mientras bailaba con otro hombre, mis ojos
siguieron los movimientos de Cohen, la manera tensa en la que se movía,
la rigidez de sus hombros. Llegó al bar, y otro individuo en una camisa de
seguridad negra. Él y Cohen intercambiaron algunas palabras, y luego
Cohen tomó a una chica rubia, cerca de ellos, guiándola por el brazo hacia
el otro lado de la habitación llena de gente, dividiendo el mar de cuerpos
mientras se movía.
Caminó por un pasillo trasero, guiando a la chica frente a él hacia
adelante con la mano en la base de su columna hasta que desaparecieron
de la vista. Mi imaginación corrió salvajemente, pensando en ella
haciéndole lo que yo había hecho sólo algunas semanas atrás. El
pensamiento me puso enferma y luego fría, la dura realización
90
golpeándome en la cara. Esto era justo lo que Cohen sintió al ver a Stu
salir de mi casa. Dios, era una perra. No tenía a nadie a quién culpar de
este desastre que no fuese yo misma. Bueno, el destino también hizo una
Página
frustración era evidente—. Cristo, Eliza. ¿Qué quieres de mí? —Apretó las
palmas de las manos en sus ojos—. Estoy cansado de tus juegos mentales.
Tienes que averiguar qué mierda quieres.
Me tragué mis nervios. —Lo sé —le dije, aunque mi voz sonó
entrecortada e insegura.
Frunció el ceño y sacudió la cabeza. Se inclinó hacia mí,
encerrándome contra la pared, su altura lo hacía parecer una torre sobre
mí. —Entonces, ¿qué es…?
No sabía exactamente lo que preguntaba, pero tenía una idea.
Preguntaba acerca de nosotros. Lo miré a los ojos, y toda mi voluntad se
suavizó. —Cohen, por favor… —suspiré, apenas un susurro y apoyé la
cabeza en su pecho.
Me atrajo firmemente hacia él y me sostuvo. No dijimos nada
durante unos instantes, sólo nos quedamos así, los latidos de nuestro
corazón golpeando en ritmo.
—Ashlyn y Aiden se comprometieron —le dije, mirándolo a los ojos.
Asintió. —Lo sabía. Él me dijo que planeaba hacerlo.
—Oh.
La frente de Cohen se arrugó. —¿Eso es lo que te tiene molesta? —
Su pulgar rozó mi mandíbula, como si quisiera convencerme para que
respondiera, pero me quedé callada—. Eliza… eres un misterio para mí.
Miré hacia esos ojos azul claro que contenían tanta bondad y belleza
en un sólo paquete perfecto. Tal vez estaba jodida en la cabeza. Confiaba
en que Cohen no me haría daño, pero eran las circunstancias de la vida
las que me preocupaban, y estaba bastante segura de que Cohen no me
querría, una vez que se enterara de la verdad.
Sus ojos se quedaron en los míos, con cara de preocupación. —No
puedes estar conmigo, pero puedes frotarte en contra de un tipo por ahí,
¿eh? —Puso sus manos sobre mis hombros, sosteniéndome en el lugar
para controlar mi reacción.
Verlo mirarme otra vez, como si estuviera inspeccionando los daños
era exasperante. Yo no era suya, no tenía que protegerme, inspeccionarme.
Entonces, ¿por qué una pequeña parte de mí disfrutaba de la sensación?
La forma en que Cohen siempre bromeaba conmigo y sus malditos apodos
—había tratado de convencerme a mí misma que todo esto era irritante
para mis nervios, que no me gustaba… pero era una mentira. Tal vez era
92
una masoquista —me atraía lo que no podía tener sólo para torturarme.
La verdad era que me sentía viva con Cohen. Hacía que el equipaje
Página
rápidamente la sacó. —Lo siento. —Sus ojos sostuvieron los míos con una
mirada de confusión y preocupación—. No quería ahogarte, eres tan
jodidamente buena en esto, que es difícil contenerse contigo. —Me acarició
Página
—¿Qué es?
—Es queso brie y arándanos horneados.
Página
tratar de discutir con ella. —Hay alguien con él que he estado algo así
como saliendo, y su familia y las relaciones son muy importantes para él.
Sé que piensas que es hora, pero es como si no pudiera superar el
obstáculo de la pérdida de Paul de esa manera y, quiero decir, mira tu
Página
Tenía que hacerlo. Tenía que saber qué sentía Cohen realmente por
mí. Y cómo yo le respondería.
Página
15 Traducido por Anelynn
Corregido por NnancyC
mi cama.
Me reí y crucé el umbral a su apartamento. —No te adelantes, no
dije que me fuera a quedar esta noche. —Pero sabía que lo haría. Había
extrañado a Cohen con fiereza. Me ocupé en la cocina, llenando dos platos
Página
con comida china cuando salió detrás de mí y envolvió los brazos alrededor
de mi cintura, encerrándome contra la encimera. Sentí su cálido aliento
haciéndome cosquillas detrás de mi cuello.
—No me provoques, Eliza. Vienes aquí, cargando comida y cerveza y
ofreciéndote a mí… no esperes que no tome lo que estás ofreciendo.
¿Qué ofrecía? ¿Realmente había pensado bien esto? ¿Qué pensaba
Cohen de que esté aquí, exactamente? Frotó su nariz a lo largo de la parte
posterior de mi cuello, inhalando mi esencia. —No entiendes el efecto que
tienes en mí —susurró.
Tragué y me giré en sus brazos así lo enfrentaba, y levanté la vista
para encontrar sus ojos. Sin mis tacones me sentí miniatura contra él,
apenas llegando a su barbilla. Bajó su boca a la mía, pero no me besó
inmediatamente como esperaba.
—¿Por qué estás aquí? ¿Qué quieres? —susurró contra mis labios.
—Todo —solté sin pensar.
Su boca reclamó la mía con un beso apasionado, sus labios
moviéndose contra los míos mientras su lengua se arrastraba adentro.
Ansiosamente emparejé su beso, moviendo mi lengua en círculos con la
suya en un baile que fue todo excepto delicado. Me succionó el labio
inferior y mordió la carne suave. El ardor del dolor fue inesperado y
caliente, y dejé salir un suave lloriqueo.
Retrocedió y encontró mis ojos. —¿Es eso lo que necesitas? ¿Qué
tome el control? ¿Necesitas que sea rudo? —Respiró, su voz profunda y
áspera. Sus grandes manos enmarcaron mi cara y sin mucha delicadeza
forzó mi barbilla a subir, agarrando mi mandíbula y cuello—. ¿Es eso lo
que necesito hacer para conseguir llegar a ti?
Rechiné una respuesta mientras tejía sus manos debajo de mi
cabello y cuidadosamente lo jaló, así que mi cabeza se inclinó hacia atrás y
pudo tomar mi boca otra vez.
Me gustaba este lado de Cohen, este fuerte hombre que sabía que se
encontraba ahí todo el tiempo. Me gustaba no tener que pensar por un
cambio, y mi cerebro disfrutó en el vacío que seguía. Le di la vuelta a todo
ese pensamiento racional y de lógica al momento y sólo sentí. A Cohen. Y
todo lo que tenía para ofrecerme.
Me recliné hacia él, hambrienta por más contacto y amando la
sensación de la longitud de su firme cuerpo presionado contra mí. Sólo
había una manera de probar cómo realmente se sentía por mí —y, supuse,
105
también cómo me sentía sobre él. No sabía por qué me había tomado tanto
tiempo darme cuenta cual era la solución a toda esta obsesión, Cohen. No
estaría fuera de mi sistema hasta que durmiéramos juntos.
Nuevo plan.
Página
Si fuera cualquier otro chico, pensaría que era un plan para ir libre
de condón, pero no Cohen, podía decir que verdaderamente lo había
sorprendido cuán incómodo había sido el ofensivo pedazo de látex.
—¿Mejor? —susurré.
Página
sintió que ella seguía dentro de mí, incluso insistiendo en llamarme Eliza,
lo que era raro.
Escuché el timbre y mi estómago cayó. Ahí no ocultaba mi rostro
manchado con lágrimas y mis ojos rojos, hinchados. Mierda. Abrí la puerta
y encontré la mirada preocupada de Ashlyn.
—Lizzie —chilló, empujándome al pasar—. ¿Qué pasa? Te perdiste
nuestra cita de café. —Levantó el gran café americano frío que sostenía
para mí.
—Gracias —murmuré, sin muchas ganas. Por una vez ni siquiera el
café sonaba bien.
Le hice un gesto con la mano para que me siguiera dentro y a la sala
de estar, donde colapsé en el sofá. Mi casa era un desastre. Aunque no era
nada comparada con la loca versión de tareas domésticas de Ashlyn, para
mí, era una rareza… pañuelos de papel usados tirados en la mesa de café,
tazas de té puestas sin tocar, muchas pilas de cartas y un par de revistas
dispersas en el piso. Vi a Cohen afuera trotando con Bob, agarré mi correo
y rápidamente regresé a la casa, yendo a trompicones y dejando caer los
artículos a mis pies. Mi corazón había alternado entre latir en mi pecho y
apretarse en dolor, especialmente cuando él no me había seguido.
No es que realmente hubiera estado esperándolo, supongo. Eso fue
hace dos días, y todavía no sabía que decirle.
Después de esa noche maravillosa con él, me había ido a la mañana
siguiente mientras todavía dormía y no había devuelto sus llamadas en los
días que siguieron. Sabía que era una mierda de mi parte, pero necesitaba
ordenar mi cabeza. Sentía como si todo estuviera colapsando a mí
alrededor, y en caso de que le contara mi verdad, no sabía si podía
manejar su rechazo.
—¿Qué está mal? ¿Problemas de chicos? —preguntó Ashlyn,
instalándose en un enorme sillón.
—Algo así —murmuré y curvé mi pie en el asiento debajo de mí.
—¿Todavía estás viendo a Stu? —Su rostro era una máscara de
preocupación. Arrugadas líneas grabadas en su frente mientras se
inclinaba adelante y me estudiaba.
—Dios, no. Terminé con él hace un tiempo. —Asqueroso. No podía
creer que pensara que estaría tan disgustada por Stu. Ni siquiera había
115
pensado en él en semanas.
Se movió para sentarse a mi lado en el sofá y frotó mi espalda, de
forma relajante. —Entonces ¿qué es, cariño? No es típico que estés tan
disgustada.
Página
conocer a Paul.
Me miró, con una expresión de preocupación.
—Era perfecto, Ash. Más que perfecto. Era dos años mayor que yo.
Página
de mi parte. Pero mi punto es que también has estado allí para mí.
Siempre me apoyaste, e incluso si no quise escuchar lo que tenías que
decir… me lo dijiste. Porque eso es lo que hacen las amigas.
Este pequeño discurso era tan distinto a Ashlyn, no podía evitar
inclinarme hacia ella, estudiarla como un experimento científico.
—Tienes sentimientos por Cohen —continuó—. Sentimientos reales.
Y sé que no quieres, pero necesitas permitirte llorar apropiadamente la
muerte de Paul y superarlo, sabiendo que él querría que seas feliz. Si era
tan genial como dices, probablemente incluso le gustaría que terminaras
con un chico como Cohen.
La comprensión golpeó en mi pecho. Tenía razón. ¿Cómo no vi eso
antes? Vino a mí con una ráfaga de imponente claridad. Paul odiaría lo
que había estado haciendo. Demasiado vino y demasiada actitud. Sexo
ocasional. Chicos anónimos en aras de olvidar. Me dio vergüenza cuando
pensé sobre mi romance con Stu.
Mierda. Ashlyn tenía razón. Lástima que no iba a ser así de simple.
—Ve a verlo, cariño. Habla con él, déjalo entrar.
—Sin embargo, hay algo más. —Bajé la mirada, jugueteando
nerviosamente con el almohadón que está en mi regazo.
Tomé la caja de sus manos y levanté el forro de terciopelo del fondo.
No había abierto esta caja en muchos años, pero todavía mis dedos
conocían la esquina exacta que elevar para quitar con cuidado la tela.
Liberé la fotografía colocada en el fondo de la caja y se la di a Ashlyn.
La estudió con la frente arrugada antes de hablar. —Esta es una foto
de ultrasonido. —Su mano voló a su boca—. Oh, Liz. —Arrojó sus brazos
alrededor mío, apretándome más, dejándome llorar suavemente en su
cabello.
—Tenía dieciséis semanas cuando perdí a Paul, y luego una semana
después, también perdí al bebé. —Tragué el nudo en mi garganta, luego
tomé la foto y la regresé a la caja, metiéndola a salvo bajo la tela de
terciopelo—. Él esperaba una niñita, quería que luciera exactamente como
yo. —El recuerdo trajo una sonrisa pequeña a mis labios. No podía creer
que pasaron cinco años desde que estuve embarazada. Todavía podía
recordar la forma exacta en que me sentí… aterrorizada y luego
contentísima, todo en un abrir y cerrar de ojos. Recordé los ojos de Paul
empañándose cuando le conté la noticia, y me estrelló a su cuerpo en un
abrazo antes de alejarme rápidamente para asegurarse de que no me
118
recuerdos. Había sido arrastrada otra vez, pero sabía que necesitaba
terminar la historia.
—Tuve que someterme a una operación… y descubrieron… —Me
detuve y tomé una profunda respiración, mi voz volviéndose temblorosa—.
Mi cuerpo no podía manejar la conmoción de perder a Paul. Así que no
solamente lo perdí a él, y luego al bebé, sino que también perdí mi
capacidad para tener otro bebé.
—Oh cariño. —Acarició hacia atrás el cabello de mi rostro
afectuosamente.
—Eso es el por qué no perdí mi tiempo con chicos buenos quienes
querrían más. No tengo el valor para dárselo a alguien otra vez, figurativa y
literalmente.
—Shh. —Me hizo callar, rozando sus dedos por mi cabello.
—Cohen querrá una familia algún día. Y una esposa con un útero en
funcionamiento. —Me mordí el labio—. Pensé que ir por los chicos más
jóvenes, los universitarios, era seguro. Normalmente no están pensando
sobre esa clase de cosas. Pero me dejé atraer por el hombre más perfecto
del mundo y resultó ser muy responsable y concentrado en su futuro, el
Sr. Correcto. —Rodé mis ojos, intentando alivianar la situación.
Ashlyn se quedó callada, su expresión reflexiva.
Llevé la caja de vuelta al dormitorio y en lugar de ocultarla en mi
guardarropa, donde habitualmente la mantenía, la puse en mi mesita de
noche. Palmeé la cima antes de regresar con Ashlyn. Me alegraba
habérselo contado, incluso si había sido difícil hablar. Agarré algunos
pañuelos y regresé a la sala de estar.
Ashlyn seguía en el sofá, sus piernas metidas bajo ella, y su rostro
serio. —Sé que sientes algo por él. Y Cohen nos ha sorprendido a ambas
en cada momento. Tal vez te sorprenderá de nuevo. Sé que siente mucho
por ti. Dale una oportunidad, Liz.
Después de un profundo suspiro, asentí en consentimiento. Lo sentí
como un peso que había sido levantado de mi pecho, haber expuesto este
oscuro secreto sobre mí misma.
—Comienza por limpiar, cariño. Puedes hacer esto. —Besó mi frente
y luego se fue.
Comencé a limpiar la casa. Ordené el correo, recogí los platos y la
basura, quité el polvo de la sala de estar, pasé la aspiradora y lavé los dos
119
Me desconecté del chirrido de los zapatos contra los azulejos del piso
y el zumbido del equipo mecánico, acompañado del pitido del busca
personal que me recordaba a Cohen. Me senté por una hora con la cabeza
en mis manos, reflexionando sobre todo lo que pudo haber sido, y todo lo
Página
que podía haber perdido ya, rezando que Cohen estará bien y que me diera
otra oportunidad.
Vagué dentro y fuera por la conciencia mientras pasé por varios
escenarios donde Cohen estaba bien y yo estaba completamente
perdonada, a Cohen incapacitado de por vida, enojado y amargado
conmigo. Probablemente merecería ese trato por alejarme de él de la
manera en que lo hice, pero él no merece estar herido. Sólo recé para que
se recuperara de su accidente. Lo demás lo podía soportar.
Voces silenciosas se deslizaron desde el pasillo próximo, y casi las
ignoraba hasta que escuché el nombre de Cohen.
Me apresuré fuera de la sala de espera para encontrar a dos doctores
retirándose a la distancia, y una enfermera parada en el medio del pasillo
con un archivo lleno de papeleo.
—Discúlpeme, pero ¿medio la escuché hablando sobre un Cohen?
¿Me puede decir cómo es?
Me miró de arriba hacia abajo, como decidiendo si debería
responderme. —¿Eres familiar?
¿Todos fueron entrenados para preguntar eso? —Lo suficientemente
cerca. Soy la única que está aquí por él ahora.
—Estuvo en una cirugía de dos horas. Su madre ha sido contactada,
pero mi entendimiento es que está tratando de encontrar a alguien para
quedarse con la hermana más joven, así podrá estar aquí.
—Puedo hacer eso. —Las palabras salieron de mi boca incluso antes
de poder procesarlas.
La enfermera me miró con curiosidad. —Correcto. —Estrechó su
mirada hacia mí mientras hojeaba el archivo—. Aparte de eso, no sabemos
mucho. Se hizo grandes daños en su hombro y aún sigue en cirugía.
Asentí y grité—: Gracias —antes de alejarme por el pasillo.
Fue sólo por puro milagro que encontré la casa de la madre de
Cohen. Era terrible conduciendo y horrible con direcciones desde que
raramente conduzco, pero de alguna manera la intervención divina se
encargó de que llegara. Dejé mi Honda a un lado de la acera y me
aproximé a la casa. Se hallaba a oscuras y tranquila, pero la luz del porche
estaba encendida, lo cual era prometedor.
Toqué suavemente la puerta, consciente de que Grace
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a estar bien.
—¿Puedo verlo?
Soltó un largo y lento suspiro. —No creo que sea una buena idea.
Esperé a que continuara, para decirme que debería volver cuando
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—le expliqué.
—¿Fuiste al hospital? —Me miró con recelo.
—Por supuesto. Un par de veces. Y me quedé con Grace para que tu
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Los hombres podían ser como bebés. Recogí el cabestrillo del sofá y
lo doblé antes de colocarlo en el baúl frente a éste.
—Siéntate. ¿Quieres algo? ¿Agua? Lo siento, no tengo mucho más.
No hemos ido a la tienda desde hace tiempo.
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Un año después
Me estiré en la silla de playa, tenía una botella de cerveza colgando
de una mano mientras observaba como Eliza se daba un chapuzón en las
frías olas del lago Michigan con Bob. Él estaba moviendo su cola,
mordiendo el agua, pero incluso sus travesuras no fueron suficientes para
que dejara de mirar cada movimiento de Eliza. Sus curvas suaves llenaban
ese pequeño bikini de una manera que debería ser ilegal. La única razón
por la que me parecía bien que usara eso en público era porque
técnicamente nos encontrábamos en una playa privada y Aiden y Ashlyn
no se daban cuenta de nada más que de ellos mismos.
Todos vinimos a la misma casa del lago como el verano pasado, este
año era para celebrar mi graduación de la universidad y para celebrar que
Ashlyn y Aiden acababan de regresar de su luna de miel de dos semanas
de duración en Fiji. Su boda fue simple, pero elegante, y Eliza fue una
hermosa dama de honor. Me quedé como el padrino, no porque Aiden no
tuviera otros amigos —los tenía— era sólo que sus recuerdos no habían
regresado y se sentía más cerca de las personas que había conocido desde
el desarrollo de su amnesia.
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regañó a Bob, aunque seguía sonriendo, así que sabía que no estaba
enojada de verdad. Ella había llegado a encariñarse con él en su último
año. Bueno, eso y que realmente cambió mucho el último año, llegando a
ser más amorosa, más enérgica y más pacífica. Había sido increíble de ver.
Una vez que se puso de pie y sacudió la arena de su bikini, corrió
hacia mí, sus pechos rebotaban de la manera más hipnótica. Sabía que
nunca me cansaría de su cuerpo y algo se movió dentro de mí otra vez sólo
por verla.
—¿Viste lo que ese perro me hizo? —Se sentó sobre mi regazo,
chorreando agua helada.
El agua helada empapó mi traje de baño y se hizo cargo de todo el
deseo que sentía. La levanté y la envolví en una toalla antes de colocarla
de nuevo en mi regazo. Me sonrió ante el calor de la toalla calentada por el
sol y me acarició el pecho. En momentos como este, me sentía orgulloso de
ella, de la forma en que luchó y venció su miedo para permitirse
enamorarse otra vez.
—Me voy a la ducha —susurró en mi oído—. ¿Quieres venir
conmigo?
Le di un beso en el cuello y asentí. —Ve primero, voy a ser justo.
Saltó y corrió desde la playa hasta la casa.
unirme a ella, pero esperaba que entendiera el por qué. Podía oír los
cajones cerrándose de golpe y moviéndose agresivamente en el baño. Síp,
estaba enojada.
Unos segundos después, la puerta se abrió y Liz salió, su pelo
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cepillado pero húmedo, y lo envolvió en una toalla. Encendí velas por toda
la habitación, así que se veía suave y brillante en la penumbra de la tarde
y me senté en la litera. Estas literas nos daban un poco de nostalgia y
pensé lo lejos que habíamos llegado estando juntos en un año.
Mi pecho estaba desnudo, era la forma en que a ella le gustaba y
sólo usaba un bóxer blanco que compró para mí, y dijo que era sexy. No
sabía nada de eso, lo único que sabía era que yo me ofrecía a ella, y
suponía que eso era más o menos la verdad. El ceño fruncido en su rostro
desapareció y fue sustituida por la confusión cuando vio la habitación. —
¿Cohen?
—Ven aquí, nena. —Le tendí una mano y caminó hacia mí. Amaba
que a pesar de todo su pasado, confiaba en mí por completo con todo su
corazón.
Pocos meses después de que empezamos a salir, ella se emborrachó
con Ashlyn una noche y cuando llegó tarde a casa, fue a mi apartamento y
en su estado de embriaguez como que admitió que me amaba. Siguió
acariciando mi cabeza y llamándome “Coh Coh” y me decía que nunca la
dejara. Sabía lo que en realidad decía, que se enamoró de mí y no podía
vivir perdiendo a otro hombre que amaba.
Después de esa noche, sabiendo que ella era mía, tomé nuestra
relación a un nivel completamente nuevo. No pasamos más noches
separados, y aunque al principio los gatos de Eliza no estaban felices con
el arreglo, cuanto más comenzó a llevarlos arriba, más Bob se encariñó
con ellos. Trabajamos con todos sus miedos e inseguridades, la más
grande me sorprendió: su incapacidad para tener un niño. Después de ese
avance, pasamos horas y horas investigando la adopción internacional en
línea y viendo fotografías de bebés que desesperadamente necesitaban un
hogar lleno de amor. Mostrar su yo mucho más abierto a la idea de la
adopción parecía borrar la última carga que llevaba. Soñamos con nuestro
futuro, viajar a Brasil, China, Rusia, construir una familia a nuestra
manera.
Llegó al lado de la cama y se puso delante de mí, envuelta en una
toalla blanca. Tiré la punta y dejé caer la toalla al suelo.
—¿Qué estás haciendo, Coh…?
Agarré la parte posterior de sus muslos, acercándola a mí. —Shh.
Ven aquí. Hazme el amor.
Se metió en la cama, colgando en mi regazo y me besó.
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Cohen.
Apreté su espalda, sólo para sostenerla mientras lloraba. Sabía que
no podía imaginar todas esas emociones mezcladas que posiblemente
sentía en este momento, todo lo que sentía era felicidad. —Te amo, Eliza —
susurré.
—Te amo, Cohen —susurró.
Limpié las lágrimas de sus mejillas y deslicé el anillo en su dedo. Al
ver la felicidad en su rostro cuando ella veía el rubí ubicando en su dedo,
aparté toda la duda de si le gustaba el anillo. Sonrió mientras lo miraba,
girando su dedo para refractar la luz contra la gema carmesí y la banda de
diamantes. Amé verlo en ella, y aún más que eso, me encantó verla feliz.
Mi mamá y Grace aprobaron el anillo y mi plan, y aparentemente no iba
por mal camino.
Me llevé su mano izquierda a mi boca y le di un beso en sus
nudillos. —Mía, para siempre.
Acarició mi mejilla y asintió. —Para siempre.
Fin
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Sobre el autor
Autora de romance. Vergonzosamente adicta a los
chicos malos, besos e historias de amor con
tensión, angustia y oscuridad.
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Traducido, Corregido y
Diseñado en:
http://www.librosdelcielo.net/forum
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