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Guatemala reconoce los derechos de los migrantes

Guatemala cuenta con un nuevo Código de Migración con una perspectiva en Derechos
Humanos. Los migrantes, en consecuencia, serán reconocidos como sujetos de derecho,
tendrán posibilidades de atención en: salud, refugio, trabajo y educación por parte del
Estado guatemalteco.

Después de continuas discusiones y un largo proceso de más de tres años de trabajo en el


Congreso de la República de Guatemala, varias iniciativas de ley sufrieron diversas
modificaciones, reparaciones, mutilaciones, hasta ser conocida por el pleno de diputados
sin elementos que tomaban en cuenta el tema de apátridas o la asistencia y
acompañamiento legal de guatemaltecos en el extranjero. A pesar de los
condicionamientos no se perdió la profundidad con que se quiere abordar el tema
migratorio: Derechos de las personas y orden en los flujos de personas que ven a
Guatemala como origen, tránsito, retorno y destino. Por lo tanto, se lograron dos
perspectivas como los son: la seguridad nacional o el reconocimiento del derecho que se
tiene a migrar y la soberanía de las fronteras o reconocer a los migrantes como personas,
como sujetos que pueden existir ante la ley y solicitar protección desde el Estado. Antes
de aprobar el Código de Migración, un compendio de leyes que modificará
profundamente la perspectiva de Guatemala sobre miles de personas que solicitan refugio
o atraviesan o regresan a su territorio cada año. Finalmente, el martes 20 de septiembre
de 2018, el nuevo Código de Migración, tras más de 10 sesiones legislativas, fue aprobado
con un enfoque de derechos humanos, aún a la espera de obtener la ratificación del
presidente Jimmy Morales para que entre en vigencia.

Antes de aprobar este código se discutió sobre: la protección de los guatemaltecos ante la
amenaza de los migrantes. Sus distintas propuestas de modificación al Código de
Migración se sostenían desde el argumento de seguridad nacional y soberanía del
territorio. Se cuestionó sobre la discriminación a las personas no por su nacionalidad,
sino por el peligro que representan. Debemos saber de dónde vienen y a qué vienen. Hay
que proteger a los guatemaltecos. No es justo reconocer el derecho de los ilegales de la
misma forma en que se reconocen los derechos de los que han entrado formalmente, por
la puerta grande.

Todo el Código de Migración fue construido desde la lógica de que el migrante no es un


delincuente, no atenta contra la soberanía o la seguridad del país. Se trata de abordar una
crisis humanitaria de la mejor forma posible. También se reconoció a los migrantes como
personas, no como criminales.
El Código de Migración recién aprobado también establece la extensión de la red de
servicios consulares, así como la construcción de albergues para el abrigo y protección
temporal de migrantes extranjeros y guatemaltecos que soliciten asistencia para retornar
al país. También crea un andamiaje para la búsqueda de migrantes desaparecidos. Los
migrantes que ingresen de manera ilegal en el territorio guatemalteco ya no serán
señalados de cometer una falta administrativa sino que en lugar de ello, lo que se
pretende es que puedan obtener asistencia, refugio y ayuda humanitaria. Se trata, en sí,
de la implementación de un Sistema Migratorio que coordinado por diversas instituciones
gubernamentales empezará a construir una base de datos para intentar entender, explicar
y abordar desde el Estado el fenómeno migratorio que ocurre a lo largo y ancho del
territorio guatemalteco.

La nueva ley crea el Instituto Nacional de Migración, que sustituirá a la actual Dirección
General de Migración, un ente semiautónomo que entre sus funciones deberá promover
la carrera migratoria, la Comisión Nacional de Refugiados, el Consejo Nacional de
Protección y la Unidad de Verificación de Campo en la Subdirección de Extranjería, así
como la emisión de pasaportes.

Conclusión: El fin último del nuevo Código es el migrante. La persona y no la seguridad.


Con ello el Estado de Guatemala contará con una ley moderna, casi única en todo el
continente.

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