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Derecho Civil II

Práctica 1: Definición jurisprudencial


Alumno: Daniel Giménez Navarro
Grupo 2ºM

La causa de fuerza mayor aparece regulada en el artículo 1105 del Código Civil, cuyo enunciado contiene
la siguiente premisa: “Fuera de los casos expresamente mencionados en la ley […] nadie responderá de
aquellos sucesos que no hubieran podido preverse, o que, previstos, fueran inevitables.” En la última
condición se encuentra la principal diferencia con un concepto similar, el caso fortuito, que consiste en un
suceso de naturaleza imprevisible, pero que, de conocerse, podría haberse evitado.

Es importante resaltar que la causa de fuerza mayor implica la exención de la responsabilidad contractual
y extracontractual, como verificaremos mediante material jurisprudencial.

En base a las 2 sentencias del TS expuestas a continuación obtendremos una serie de preceptos que nos
permitirán definir con mayor concreción este concepto.

La primera sentencia es la STS 825/2002, de 12 de septiembre. En ella, Renfe recurre en casación la


desestimación de su demanda en contra de Iberdrola al reclamar por daños y perjuicios a esta por un
incendio ocasionado por la rotura de un cable de alta tensión (producido por la caída de una piña)
propiedad de la empresa energética. En los fundamentos de derecho se pueden observar los siguientes
argumentos:

1. “El accidente se ha producido con independencia de que la demandada hubiera cumplido o no


con el precepto que obliga el desmonte en las proximidades a la línea, en cuanto que la rama o
fracción del árbol procedía de un pie alejado de esa franja de seguridad.”
2. “Puede ser previsible accidentes de esta clase, y para su evitación, se establece una franja de
seguridad, consistente en el desmonte de las zonas próxima a la línea, que no consta que fuera
incumplido por la entidad demandada, pero que en todo caso el cumplimiento de esta medida de
seguridad, haría el accidente en inevitable, porque la fracción del árbol procedía de una unidad
situado en lugar alejado de esa franja, hecho este que hace inevitable el accidente y, por
consiguiente hay que estimarlo comprendido en el art. 1105 del código civil, y por tanto no se
puede imputar los resultados dañosos a la propiedad de la línea.”
3. “El accidente se ha producido con independencia de la conducta diligente de la empresa
propietaria, debido a la confluencia de factores extraordinarios de cuya incidencia, devino el
resultado en inevitable, al no existir medida preventiva alguna que pudiera adoptarse ente un
supuesto semejante.”

El recurso de casación es desestimado. De esta sentencia obtenemos tres características que definen a la
fuerza mayor: Imprevisibilidad, irresistibilidad e inevitabilidad.

La segunda sentencia es la STS 2213/2022, de 31 de mayo. En ella, una empresa mercantil (Puerto
deportivo SA) recurre en casación la desestimación de un recurso frente a la inactividad administrativa
para restablecer el equilibrio económico perjudicado por un descenso en la contratación de amarres
debido a un fenómeno marino que perjudica la calidad de las aguas. En los fundamentos de derecho se
pueden apreciar los argumentos de la empresa mercantil y la administración:

1. La empresa mercantil pretende la aplicación de un supuesto de la Ley de Contratos del Sector


Público, que indica que la Administración deberá restablecer el equilibrio económico del
contrato cuando “causas de fuerza mayor o actuaciones de la Administración determinaran de
forma directa la ruptura sustancial de la economía de la concesión.” A continuación, se delimitan
los supuestos de fuerza mayor: Los incendios causados por la electricidad atmosférica; los
fenómenos naturales de efectos catastróficos, como maremotos, terremotos, erupciones
volcánicas, movimientos del terreno, temporales marítimos, inundaciones u otros semejantes; y
los destrozos ocasionados violentamente en tiempo de guerra, robos tumultuosos o alteraciones
graves del orden público.

La controversia radica en determinar si una catástrofe medioambiental causada por la intervención


humana puede quedar comprendida dentro del concepto de fuerza mayor tal y como ha sido definido
en dicho precepto. Sin embargo, los supuesto del segundo apartado se califican por la norma como
“fenómenos naturales”, esto es, cambios en la naturaleza no provocados directamente por la acción
humana, sino por las fuerzas naturales ajenas a la intervención del hombre, por lo que “otros
semejantes” no cambia la naturaleza de que deban de ser “fenómenos naturales”.

El fenómeno que provoca el descenso de contratación se trata de “proliferación descontrolada de


algas que forman una capa en la superficie que impide el paso de la luz solar y la fotosíntesis por
debajo de ellas. No existe controversia en que esta catástrofe ecológica tuvo en su origen una
conexión directa y relevante con la acción del hombre, debido al vertido de nutrientes.” Por lo tanto,
nos encontramos ante “una catástrofe medioambiental desencadenada por la acción del hombre y que
no puede considerarse un suceso ni imprevisible ni inevitable”. Es por ello por lo que, en esta
sentencia no se aprecia un supuesto de fuerza mayor que permita acordar medidas para el
restablecimiento del equilibrio económico del contrato de concesión de obra pública.

El recurso es nuevamente desestimado. De esta sentencia encontramos otra característica de la fuerza


mayor: Han de ser fenómenos naturales no provocados directamente por la acción humana, sino por
las fuerzas naturales ajenas a su intervención.

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