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Leyes relevantes:

 Código Sustantivo del Trabajo


o Artículo 51. Suspension
El contrato de trabajo se suspende:  (…) 1. Por fuerza mayor o caso fortuito que
temporalmente impida su ejecución. 
o Artículo 140. Salario sin prestacion del servicio
Durante la vigencia del contrato el trabajador tiene derecho a percibir el salario aun
cuando no haya prestación del servicio por disposición o culpa del {empleador}. 
 Código Civil
o Artículo 64. Fuerza mayor o caso fortuito
Se llama fuerza mayor o caso fortuito el imprevisto o que no es posible resistir,
como un naufragio, un terremoto, el apresamiento de enemigos, los actos de
autoridad ejercidos por un funcionario público, etc.

Corte Suprema de Justicia:

 Sala de Casación Laboral. Radicación No. 39668, Magistrado Ponente: Luis Gabriel
Miranda Buelvas. 30 de octubre de 2012.

“En los precisos términos del numeral 1 del artículo 51 del CST no restringe el motivo al simple
caso fortuito o fuerza mayor, sino que agrega “que temporalmente impida su ejecución” (del
contrato de trabajo), de manera que si en gracia de discusión se aceptara que en verdad la
demandada fue sometida a dos atracos, ello no sería suficiente para tener como eficaz la suspensión
del contrato, pues adicionalmente había que acreditar que tales sucesos constituyeron una fuerza
mayor o un caso fortuito y que además impidieron la ejecución del contrato, lo que ni siquiera se
menciona en el proceso ni mucho menos se acredita con las pruebas referidas.”

Conclusión: Que realmente impida, así sea temporalmente, la ejecución del contrato y esto debe ser
probado por el empleador.

 Sala de Casación Laboral- Magistrado Ponente: Jorge Mauricio Burgos Ruiz- SL


16539-2014. Rad: 44201

“En primer término importa aclarar que el concepto de caso fortuito o fuerza mayor a que se refiere
el Código Sustantivo del Trabajo en los artículos 51-1 y 466, no es original o especial sino el
mismo que contempla la Ley 95 de 1890, art. 1º (Art. 64 Código Civil), así:

“Se llama fuerza mayor o caso fortuito el imprevisto a que no es posible resistir, como un naufragio,
un terremoto, el apresamiento de enemigos, los autos (sic) de autoridad ejercidos por un
funcionario público, etc.”

“Consiguientemente, en materia laboral son aplicables los requisitos que en la jurisprudencia y


doctrina generales se han exigido para la figura, como que sólo puede calificarse de caso
fortuito o fuerza mayor el hecho que concurrentemente contemple los caracteres de
imprevisible e irresistible e igualmente, que un acontecimiento determinado no puede
catalogarse fatalmente, por sí mismo y por fuerza de su naturaleza específica, como
constitutivo de fuerza mayor o caso fortuito, puesto que es indispensable, en cada caso o
acontecimiento, analizar y ponderar todas las circunstancias que rodearon el hecho. (ver
Sentencia de nov 20 de 1989 Sala de Casación Civil C.S.J. Gaceta Judicial 2435 Pág. 83).

“Igualmente se ha explicado que entre los elementos constitutivos de la fuerza mayor como hecho
eximente de responsabilidad contractual y extracontractual figura la inimputabilidad, esto es que el
hecho que se invoca como fuerza mayor o caso fortuito, no se derive en modo alguno de la
conducta culpable del obligado, de su estado de culpa precedente o concomitante del hecho. Es
decir que la existencia o no del hecho alegado como fuerza mayor, depende necesariamente de
la circunstancia de si el deudor empleó o no la diligencia y cuidado debidos para prever ese
hecho o para evitarlo, si fuere previsto y es menester, entonces, que en él no se encuentre
relación alguna de causa a efecto con la conducta culpable del deudor

Conclusión: son aplicables los presupuestos de la fuerza mayor en el Derecho Civil: la situación
debe ser imprevisible e irresistible, y esta no puede derivar de la culpa o de la falta de
diligencia del empleador.

 Sala De Casación Laboral. Magistrada Ponente: Ana María Muñoz Segura. SL4849-
2018. Radicación n.° 67439

“A pesar de que demuestre la existencia cierta de la voluntad del Estado en el cierre de las
instalaciones del empleador, ello no supone per se que hubiera adquirido la connotación de
irresistibilidad e imprevisibilidad que caracteriza un hecho de fuerza mayor o caso fortuito y que es
lo que permite la suspensión de un contrato de trabajo según las voces del artículo 51 del Código
Sustantivo del Trabajo.

Efectivamente, no es discutido que el numeral 1º del artículo citado establece que el contrato de
trabajo puede ser suspendido «[…] por fuerza mayor o caso fortuito que temporalmente impida su
ejecución», lo que debe ser entendido armónicamente respecto de lo dicho por el artículo 1º de la
Ley 95 de 1890, que establece, a su turno, que «Se llama fuerza mayor o caso fortuito, el
imprevisto a que no es posible resistir, como un naufragio, un terremoto, el apresamiento de
enemigos, los actos de autoridad ejercidos por un funcionario público, etc.».

Bajo este entendido, cae en evidencia que el hecho que se repute como fuerza mayor o caso
fortuito no sólo debe estar plenamente acreditado, sino que debe compartir las características
intrínsecas y concurrentes de la imprevisibilidad e irresistibilidad, que podrán ser analizadas en
diversa intensidad según el evento material del que se trate, si es un caso fortuito o una fuerza
mayor. Así las cosas, la razón por la cual la Secretaría Distrital de Salud de Bogotá el 1º de
diciembre de 2006 procedió a sellar las instalaciones del empleador, muy a pesar de constituir un
«acto de autoridad» de un funcionario público, según lo visto, no funda en sí mismo un acto
«imprevisto» al que «no es posible resistir». Por el contrario, en tanto lo que hizo la autoridad de
inspección, control y vigilancia fue garantizar el cumplimiento de una normativa técnica específica
para el funcionamiento de un centro de servicios de salud, resulta absolutamente previsible que el
incumplimiento de aquellas directrices legales u órdenes técnicas, conducirían
indefectiblemente a no obtener, o a perder, el aval de la autoridad pública para su ejercicio.

(…) ante la eventualidad de la inobservancia de la ley o el reglamento en una materia


específica, es un hecho por completo previsible aun cuando fuere irresistible, y por lo mismo,
no constitutivo de una fuerza mayor en el estricto sentido de la norma antes dicha.
Importa aclarar por la Sala, que la redacción del artículo 1º de la L ey 95 de 1890 es a todas luces
anacrónica y propia del contexto sociopolítico en el que fue expedida, además de ser puramente
enunciativa. En este sentido, la expresión «acto de autoridad de funcionario público» que apareja la
norma como un ejemplo de un hecho constitutivo de fuerza mayor o caso fortuito, en modo alguno
puede ser entendido de manera literal bajo el panorama jurídico, social y político actual, en el que el
entendimiento de aquel enunciado debe aparejarse con el ejercicio del derecho contemporáneo, y
con ello, armonizar su contenido con el rol de intervención del Estado en la inspección, vigilancia y
control de actividades como aquellas que tiene bajo el manto de su competencia la Secretaría
Distrital de Salud.

Conclusión: la inobservancia de la ley o de algún reglamento es un hecho previsible así este sea
irresistible, y por ende no puede significar una fuerza mayor. La expresión «acto de autoridad de
funcionario público» aquel enunciado debe aparejarse con el ejercicio del derecho contemporáneo,
y con ello, armonizar su contenido con el rol de intervención del Estado.

 Sala de Casación Laboral. Magistrado ponente: Donald José Dix Ponnefz. SL3117-
2018. Radicación: 46785.

Frente al último punto, cabe responder que la intervención administrativa de cualquier autoridad
sobre la administración o los bienes de una empresa, no puede ser catalogada como fuerza mayor
por no tratarse de un acto extraño a la actividad desarrollada o completamente imprevisible.

 Sala de Casación Laboral. Magistrada ponente. Dolly Amparo Caguasango Villota


SL1207-2018. Radicación: 54100.

Aquí es pertinente recordar que el caso fortuito corresponde a un hecho imprevisto que no es
posible resistir, cuyas características corresponden a la imprevisibilidad (hechos súbitos, sorpresivos
o insospechados) o irresistibilidad (que los efectos del hecho no puedan ser exitosamente
enfrentados o detenidos por una persona común). Además, se ha precisado que para que se
configure debe tratarse de fenómenos externos al comportamiento de quien se analiza.

“En general, por fuerza mayor o caso fortuito debe entenderse ‘el imprevisto que no es posible
resistir, como el naufragio, el terremoto, el apresamiento de enemigos, los actos de autoridad
ejercido por un funcionario público, etc.’ (Art. 1° Ley 95 de 1890); es claro que estos hechos o
actos, u otros semejantes, que enuncia el legislador, requiere que sean imprevisibles o irresistibles ,
significando lo primero, un acontecer intempestivo, excepcional o sorpresivo; y lo segundo,
imposible, fatal, inevitable de superar en sus consecuencias

Es decir, ha de tratarse de fenómenos externos al sujeto cuyo comportamiento se analiza, que


reúnan las características que de antaño estereotipan la figura, esto es, la imprevisibilidad
(hechos súbitos, sorpresivos, insospechados, etc.) y la irresistibilidad (que los efectos del hecho
no puedan ser exitosamente enfrentados o detenidos por una persona común).” (Sentencia Sala
de Casación Civil en Sentencia CSJ SC16932-2015)

Conclusión: imprevisible es entendido por la jurisprudencia colombiana como: hechos súbitos,


sorpresivos, insospechados. Irresistible es entendido por la jurisprudencia colombiana como: que
los efectos del hecho no puedan ser exitosamente enfrentados o detenidos por una persona
común.

Tribunal
 Tribunal Superior del Distrito Judicial de Bogotá D.C., Sala Laboral. Magistrado
Ponente: Santander Brito Cuadrado. 20 de mayo de 2020.

La crisis económica por la que puede atravesar un empleador, y sus efectos frente al pago de
obligaciones laborales se pronunció la Sala Laboral de la Corte Suprema de Justicia así:

“…y es que por supuesto, la quiebra del empresario en modo alguno afecta la existencia de los
derechos laborales de los trabajadores, pues éstos no asumen los riesgos o pérdidas del patrono
conforme lo declara el artículo 28 del Código Sustantivo del Trabajo, fuera de que como lo señala el
artículo 157 ibídem, subrogado por el artículo 36 de la Ley 50 de 1990, los créditos causados y
exigibles de los operarios, por conceptos de salarios, prestaciones e indemnizaciones, son de
primera clase y tienen privilegio excluyente sobre todos los demás.

De otra parte, si bien no se descarta que la insolvencia en un momento dado pueda obedecer a
caso fortuito o de fuerza mayor, circunstancia que en cada caso deberá demostrarse
considerando las exigencias propias de la prueba de una situación excepcional, ella por sí
misma debe descartarse como motivo eximente por fuerza mayor o caso fortuito, pues el
fracaso es un riesgo propio y por ende previsible de la actividad productiva , máxime si se
considera que frecuentemente acontece por comportamientos inadecuados, imprudentes, negligentes
e incluso dolosos de los propietarios de las unidades de explotación, respecto de quienes en todo
caso debe presumirse que cuentan con los medios de prevención o de remedio de la crisis. Y no
debe olvidarse que la empresa, como base del desarrollo, tiene una función social que implica
obligaciones.”

Conclusión: la insolvencia podría significar una fuerza mayor o caso fortuito pero esta tendrá que
ser debidamente probada y no pudo haber sido consecuencia de la negligencia del empleador.

 Tribunal Superior del Distrito Judicial. Sala Laboral. Magistrada Ponente: Martha
Ruth Ospina Gaitán. Radicación No. 11001 31 05 010 2014 00700 02

Frente a la figura del «cierre de empresas», el artículo 466 del estatuto sustantivo, reformado por el
artículo 66 de la Ley 50 de 1990, establece que las empresas que no sean de servicio público no
pueden clausurar labores, total o parcialmente, en forma definitiva o temporal, sin previa
autorización del Ministerio del Trabajo, salvo fuerza mayor o caso fortuito.

Este aspecto fue desarrollado por el artículo 67 de la Ley 50 de 1990, que reformó el artículo 40 del
Decreto ley 2351 de 1965, al disponer que «cuando algún empleador considere que necesita hacer
despido colectivos de trabajadores, o terminar labores, parcial o totalmente, por causas distintas a
las previstas en los artículos 5°, ordinal 1°, literal d) de esta ley y 7° del Decreto ley 2351 de 1965,
deberá solicitar autorización previa al Ministerio de Trabajo y Seguridad Social explicando los
motivos y acompañando las correspondientes justificaciones, si fuere el caso. Igualmente deberá
comunicar en forma simultánea, por escrito, a sus trabajadores de tal solicitud», y como causal
adicional a dicha solicitud, que «la autorización de que trata el numeral 1 de este artículo podrá
concederse en los casos en que el empleador se vea afectado por hechos tales como la necesidad de
adecuarse a la modernización de procesos, equipos y sistemas de trabajo que tengan por objeto
incrementar la productividad o calidad de sus productos; la supresión de procesos, equipos o
sistemas de trabajo y unidades de producción.

Sentencias sobre la UPAC


 Consejo de Estado. Sentencia del 26 de septiembre de 2007. Radicación 25000-23-24-
000-2001-00082-01(14847).  

Quien alega fuerza mayor o caso fortuito debe demostrar la concurrencia de estos dos
elementos, que el hecho fue imprevisible y que fue insuperable, esto es, irresistible.
Según el recurrente, el hecho que originó la situación de desencaje corresponde a las
semanas más críticas de la historia política monetaria la cual hizo ingobernable el manejo
de la liquidez. De acuerdo al informe que rindió el Gerente Técnico del Banco de la
República, la crisis económica de los países del sudeste asiático y la moratoria de la deuda
externa Rusa, llevaron al Banco de la República a tomar medidas monetarias para enfrentar
sus efectos, que conllevaron a la defensa de la tasa de cambio y a que las tasas de interés
subieran por encima del 70%; pero luego, los mercados monetario y cambiario se
estabilizaron, lo que permitió a la Junta incrementar la liquidez de la economía y reducir la
volatilidad y nivel de la tasa de interés interbancaria; lo cual prueba que las circunstancias
que rodearon la economía del país para la época de discusión no pueden ser consideradas
como el hecho imprevisible que llevó al desencaje de la actora. Tampoco se puede predicar
el carácter de irresistible a dicha situación, pues de ser así, los efectos frente a las demás
entidades financieras debieron ser igual y no aparece en el proceso probado que aquellas
hubieran estado desencajadas a raíz de la crisis financiera que enfrentó el país desde
mediados de 1998, por el contrario, se demuestra que el porcentaje del incumplimiento fue
bajo.

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