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Terminación del contrato de adhesión para ingresar al sistema de

autofinanciamiento comercial, con el fin de adquirir un bien o servicio por sorteo u


oferta y la devolución de la cuota pagada con sus respectivos intereses, que son
por el valor cuatrocientos mil pesos ($400.000), ya que solo abone una cuota que
fue el mes de febrero del 2020, celebrado dicho contrato el día 24 del mes febrero
del año 2020, sobre un vehículo automotor usado de marca Mazda por valor
treinta millones de pesos ($30.000.000), anunciado, que se produce debido a que
La fuerza mayor es circunstancia que la ley considera eximente de
responsabilidad, en la media en que acredita la ausencia de culpa de quien
demuestra haber sido afectado por un hecho o circunstancia imprevisto e
irresistible.

La fuerza mayor es un concepto antiguo que lo encontramos definido en el artículo


primero de la ley 95 de 1890, que subrogó el artículo 64 del Código Civil:

«Se llama fuerza mayor o caso fortuito, el imprevisto á que no es posible resistir,
como un naufragio, un terremoto, el apresamiento de enemigos, los autos de
autoridad ejercidos por un funcionario público, etc.»

La Sala Civil, de la Corte Suprema de Justicia en sentencia SC16932-2015 con


ponencia del Magistrado Álvaro Fernando García, reiteró:

“Es decir, ha de tratarse de fenómenos externos al sujeto cuyo


comportamiento se analiza, que reúnan las características que de antaño
estereotipan la figura, esto es, la imprevisibilidad (hechos súbitos, sorpresivos,
insospechados, etc.) y la irresistibilidad (que los efectos del hecho no puedan
ser exitosamente enfrentados o detenidos por una persona común) (CSJ SC, 31
ago. 2011, rad. 2006-02041-00).”

De lo anterior se concluye, se extraen dos conceptos que son esenciales y


necesarios que se deben cumplir para que una situación se constituya en fuerza
mayor:
1. Imprevisible.
2. Irresistible o insuperable.

Un hecho imprevisible es aquel que razonablemente no se puede prever que


ocurrirá, lo que se debe evaluar en el contexto de la actividad que se desarrolla.

El hecho imprevisible debe ser ajeno a la naturaleza de la actividad; debe ser un


hecho extraño que normalmente no ocurriría.

Al respecto considera la sala civil de la Corte suprema de justicia en sentencia


del 16 de septiembre de 1961 T. XCVII:

“… que el hecho sea imprevisible, esto es, qué dentro de las circunstancias
normales de la vida, no sea posible contemplar por anticipado su ocurrencia. Por
el contrario, si el hecho razonablemente hubiera podido preverse, por ser un
acontecimiento normal o de ocurrencia frecuente, tal hecho no estructura el
elemento imprevisible.”

Por ejemplo, si hacemos un viaje en vehículo, es de lo más normal que se le


estalle una llanta, y es algo que se puede prever, por tanto, si la llanta se llegara a
estallar y no pudiéramos llegar a nuestro destino en el tiempo esperado y en razón
a ello incumpliéramos un contrato, tal circunstancia no puede alegarse como
fuerza mayor.

Por lo anterior, cuando algo sucede por falta de cuidado o por negligencia, o falta
de previsión, no se constituye la fuerza mayor, reitero.
Aquí hemos hablado de fuerza mayor, como causal para dar por terminado el
contrato de arrendamiento del local comercial, por sus diferencias y
consecuencias jurídicas al momento de producirse, debido a que el caso fortuito
no es eximente de responsabilidad de las obligaciones contraídas en un contrato o
convención.

Dejemos que sea la Corte constitucional quien defina esta diferencia, que lo
hace en la sentencia de unificación jurisprudencial SU 449 de 2016, en donde
retoma la interpretación histórica que ha realizado el Consejo de estado:

«Debe tenerse en cuenta, además, la distinción que doctrina y jurisprudencia han


hecho entre la fuerza mayor y el caso fortuito, que, adquiere su mayor interés,
dentro del marco de la responsabilidad por riesgo excepcional. Se ha dicho que
la fuerza mayor es causa extraña y externa al hecho demandado; se trata de
un hecho conocido, irresistible e imprevisible, que es ajeno y exterior a la
actividad o al servicio que causó el daño. El caso fortuito, por el contrario,
proviene de la estructura de la actividad de aquél, y puede ser desconocido
permanecer oculto, y en la forma que ha sido definido, no constituye una
verdadera causa extraña, con virtualidad para suprimir la imputabilidad del daño»

La Corte Constitucional en la anterior sentencia de unificación jurisprudencial,


transcribe lo dicho por el Consejo de estado en sentencia del 26 de febrero de
2004, Expediente 13833, C.P. German Rodríguez Villamizar:

 «Para efectos de la distinción, y de acuerdo con la doctrina se entiende que la


fuerza mayor debe ser:

1) Exterior: esto es que “está dotado de una fuerza destructora abstracta, cuya
realización no es determinada, ni aun indirectamente por la actividad del ofensor”.

2) Irresistible: esto es que ocurrido el hecho el ofensor se encuentra en tal


situación que no puede actuar sino del modo que lo ha hecho”

3) imprevisible: cuando el suceso escapa a las previsiones normales, esto es,


que ante la conducta prudente adoptada por quien lo alega, era imposible
pronosticarlo o predecirlo.

A su vez, el caso fortuito debe ser interior, no porque nazca del fuero interno de la
persona, sino porque proviene de la propia estructura de la actividad riesgosa,
puede ser desconocido y permanecer oculto, En tales condiciones, según la
doctrina se confunde con el riesgo profesional y por tanto no constituye una causa
de exención de responsabilidad.»

Como corolario de lo hasta aquí manifestado, se da por terminado el contrato de


adhesión para ingresar al sistema de autofinanciamiento comercial, con el fin de
adquirir un bien o servicio por sorteo u oferta y la devolución de la cuota pagada
con sus respectivos intereses, de manera unilateral por éste último, porque se ha
producido de conformidad con el artículo primero de la ley 95 de 1890, que
subrogó el artículo 64 del Código Civil, un caso de fuerza mayor, imprevisto que
no ha sido hasta ahora posible de resistir, como lo es la pandemia del coronavirus
o COVID 19, y los autos de autoridad ejercidos por un funcionario público, como lo
es del señor Presidente de la República de Colombia.”
Que expidió los Decretos número 457, 458, 475, 482 y 491 de marzo del año
2020, mediante los cuales ha decretado el Estado de Emergencia Económica,
Social y Ecológica, como consecuencia de la anterior pandemia, lo que con llevo
ha qué decretara igualmente la cuarentena para todos los colombianos, entre el 24
de marzo y el 31 de mayo del 2020, con la prohibición del más del noventa por
ciento (90%) de los colombianos de no salir de sus hogares para combatir éste
nefasto virus.
Por lo tanto, la pandemia del coronavirus y los decretos expedidos por el señor
Presidente de la República anunciados, constituyen fuerza mayor, porque han sido
exteriores, irresistibles e imprevisible la epidemia.

NOTIFICACIONES

Con motivo de la cuarentena las recibo en mí correo electrónico:

Atentamente,

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