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Carlos Rodríguez, Mindahi Bastida, Sergio Grajales, Marco Lima, Alejandra Meza,
Víctor Moreno, Mayra Nieves
Introducción
Y no es para menos, por donde quiera se muestran grupos académicos. Por dar
algunos ejemplos, podemos encontrar en Colombia los trabajos del grupo en torno
al Instituto de Estudios Regionales y la Maestría en Estudios Socioespaciales de la
Universidad de Antioquia con Diego Herrera, Vladimir Montoya y Carlo Emilio
Piazzini. La Pontificia Universidad Javeriana con los estudiosos como Fabio
Lozano y Flor Edilma Pérez aglutinados en el Departamento de Desarrollo Rural y
Regional. Por su parte, Beatriz Nates del Grupo de Investigación Territorialidades
de la Universidad de Caldas.
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Este artículo retoma el “Documento Base” que conjuntó las discusiones y textos elaborados a partir de la
sesión del 5 de diciembre del 2008 del seminario “Enfoques teóricos y metodológicos para el análisis de la
defensa comunitaria del territorio en la región central de México"
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Desde la geografía anglosajona Massey (citado en Oslender, 2000) mencionaba que "el espacio está muy
de moda en estos días", refiriéndose a un gran número de científicos sociales que articulan sus análisis en
términos espaciales.
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En Brasil Bernardo Mançano Fernandes y el Programa de Post graduación en
Geografía de la Universidad Estadual Paulista, así como Carlos Porto Gonçalves
del Programa de Post graduación en Geografía de la Universidad Federal
Fluminense en Río de Janeiro.
Las respuestas sociales de los actores rurales han permitido ubicar al territorio
como una dimensión que posibilita analizar las prácticas y estrategias
comunitarias para defender sus tierras y recurso naturales. Por ello, hemos tratado
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de profundizar en las distintas concepciones sobre el territorio, de manera de
ubicar una relación explicativa a una serie de procesos que investigan los
participantes del proyecto. Para ello, hemos dividido este documento en tres
apartados. El primero se refiere a las aproximaciones al debate teórico sobre el
territorio, en particular desde las aportaciones de la geografía social y crítica. El
siguiente apartado se refiere a los procesos actuales que inciden en el territorio y
que se comportan como elementos de análisis de la realidad social. Finalmente,
debatimos una perspectiva para el análisis territorial como espacio de disputa.
Para abordar el debate teórico sobre el territorio vamos a hacer a un lado algunas
perspectivas teóricas que no permiten aprehender la dinámica de los procesos
sociales, en particular, nos referimos a los planteamientos provenientes de la
geografía que se toman al espacio un receptáculo, sobre el cual despliegan los
modelos de organización espacial, tal como propone la geografía analítica y
cuantitativa. En esta perspectiva también se encuentran varios de los estudios
económicos regionales, los cuales refieren al territorio fundamentalmente como un
contenedor geográfico y soporte de las acciones sociales o como base material y
productiva independiente de los procesos sociales (Ramírez, 2003:29).
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Las posiciones constructivistas en las ciencias sociales parten de que los actores tienen la capacidad de
construir su realidad y trasformarla (Corcuff, 1998).
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cuales consideran al territorio en una interrelación dialéctica, es decir, como
producto y condicionante de las relaciones sociales. En esta idea, el territorio
implica siempre una apropiación del espacio, aunque no se reduce a una entidad
jurídica tampoco puede ser asimilado a una serie de espacios vividos sin la
existencia política o administrativa reconocida.
Lefebvre toma como centro de sus reflexiones la producción del espacio social, el
cual está definido tanto por las relaciones de producción (como la división del
trabajo y su organización jerárquica) como por las relaciones sociales de
reproducción. Las relaciones de producción y reproducción están cohesionadas
por representaciones simbólicas, que incluyen significados, signos y lenguaje
(Lefebvre, 1991)
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Entre las obras más influyentes de Milton Santos están “Por una nueva geografía”, “Espacio y método” y
“Metamorfosis del espacio habitado”
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La producción y reproducción social son procesos entrelazados que implican la
transformación de la superficie terrestre: producir es producir espacio, como
menciona Santos (1990). En este sentido, el espacio es un conjunto indisociable y
contradictorio de la forma y su contenido, constituidos por “sistemas de objetos” y
“sistemas de acción”. Los sistemas objeto se refieren a la materialidad del espacio
geográfico, como los elementos naturales y los objetos sociales (edificios, calles,
infraestructura) que son expresiones de las relaciones sociales que les dieron
origen, lo que los vincula a los “sistemas de acción”, es decir, los procesos
sociales referentes a la interacción de los actores, que expresan relaciones de
poder y su inserción en circuitos socio-económicos. La relación dinámica entre los
sistemas, objetos y acciones son expresión de la movilidad de las relaciones
sociales que producen de los espacios.
Así, el proceso de construcción del territorio recoge las relaciones culturales con el
espacio, así como las formas de apropiación y explotación de ese espacio. El
territorio es, entonces la proyección del grupo social, de sus necesidades, su
organización del trabajo, de su cultura y sus relaciones de poder sobre el espacio,
es lo que transforma ese espacio de vivencia y producción.
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social e históricamente. El trabajo humano definido por relaciones sociales es el
principal agente de transformación de la naturaleza y de la producción del
espacio.
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alianzas regionales, y por poderes fiscales y de control de la política monetaria,
puede promover y sostener la coherencia regional para la producción y el
consumo (Harvey, 2007). El conjunto amplio de actores tiene capacidades
desiguales para imponer decisiones y condiciones, lo que lleva a que alguno de
los actores encuentre limitaciones efectivas para llevar adelante sus proyectos.
Hay actores hegemónicos o hegemonizados.
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“lugar” que es muy específico. Aunque hay que señalar que territorio ha tomado
una caracterización más cercana al término place de los debates de autores
anglosajones (Ramírez, 2003:8).
Otro elemento relevante que expresa la defensa del territorio se refiere a los
impactos provocados por el modelo industrial capitalista (Toledo, 2000: 16) en la
destrucción de la naturaleza y la sustracción de los recursos naturales en amplias
zonas rurales, lo que ha dado pie a una crisis ecológica, una crisis que muestra
que la expansión de capital ha topado con los límites de la naturaleza, y que,
adicionalmente está vulnerando los modos de vida de comunidades y grupos
campesinos. Es, en la propuesta de O’Connor (2001:191-212), la segunda
contradicción del capital, que refiere a las confrontaciones entre las relaciones
sociales de producción y las fuerzas productivas respecto a las condiciones
físicas, naturales y ambientales, lo que está generando una crisis en la disposición
de materias primas (como en el caso del petróleo) o del incremento en los precios
de insumos y alimentos, procesos que han intensificado las disputas por los
territorios que poseen dichos recursos y generan una nueva configuración de los
espacios regionales.
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condiciones para la inversión de empresas en la extracción y aprovechamiento de
recursos naturales.
Frente a estos procesos, las luchas campesinas e indígenas que defienden sus
recursos naturales proponen alternativas que colocan a la naturaleza y al territorio
como elementos estrechamente vinculados, generando formas de producción rural
como mecanismos diferentes de apropiación territorial de la naturaleza. Así, en
esta perspectiva, se resalta que los territorios indígenas y campesinos son
fundamentales, no sólo para impulsar las autonomías locales soberanía de los
pueblos, sino para conservar el medio ambiente y la biodiversidad, como ha
reseñado Toledo (2000:48).
En la disputa territorial sale a relucir la valoración cultural que le dan los actores
rurales al territorio, una valoración construida desde la identidad, arraigo y apego,
elementos que son fundamentales para las personas que habitan un espacio
(Giménez, 1996,163-173), pertenencia que resulta una dimensión importante para
analizar las sociedades actuales, en la medida que ubica a las identidades
socioterritoriales en relación a una diversidad de expresiones que coexisten, por
ejemplo, los localismos tradicionales y neolocalismos modernos, que implica la
existencia de espacios de alta densidad simbólica, configurando diferentes
definiciones para una región o comunidad.
Autores como Toledo (2000) y Lenkersdorf (1999:62) sostienen que las culturas
originarias explican su realidad como un conjunto interrelacionado en la cual todas
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las cosas y todas las personas tienen la calidad de sujetos. Similar orientación
mantiene Geertz (1994) en el tema, cuando enfatiza que el conocimiento local y
pensamiento mítico tienen diferentes maneras de estructurarse y que ello reposa
en la cosmovisión y cultura local, por lo cual la construcción del conocimiento en
los individuos, pueblos y sociedades respecto a su territorio, no tienen una forma
única u homogénea de hacerse.
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El estudio sociopolítico y de relaciones de poder en el territorio parte de ubicar a
los actores sociales, sus prácticas y perspectivas, lo que permite observar la lógica
del espacio y entender la construcción de proyectos de desarrollo en el territorio
como principio espacial para el manejo de conflictos y disputas sociales. En este
sentido, los espacios regional, municipal o comunitario no deben ser entendidos
como lugares geográficos o administrativos sino como espacios donde los actores
locales impulsan procesos de organización social y de constitución socio político y
cultural del territorio.
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la autonomía y la apropiación del territorio se puede encontrar formas para la
transformación social, que van desde la resistencia hasta ámbitos de recuperación
de las iniciativas de corte estratégico.
La perspectiva del territorio y de las relaciones de poder han dado paso, en años
recientes, a reformular el enfoque de análisis geopolítico, el cual ha tomado
relevancia para estudiar espacios regionales y locales (Castro 2006) en la idea de
analizar los conflictos de los actores locales centradas en la posesión y control del
territorio. En esta perspectiva, trabajos como el de Dehouve (2001) muestran
cómo se disputan los símbolos de los pueblos como el “centro”, la iglesia, las
oficinas municipales, la escuela o el camposanto, y cómo en torno a ellos y en un
mismo espacio, coexisten y se conflictúan distintas lógicas territoriales que tratan
de imponer su jurisdicción, apropiándose de símbolos, espacios y poderes.
Conclusiones
La lectura del territorio desde las diferentes dimensiones permite ubicar las
adjetivaciones del espacio producto de las distintas relaciones que establecen los
actores y grupos sociales con el capital y con la naturaleza, de cómo elaboran sus
sentidos de identidad, apego y pertenencia, de cómo las luchas desde lo político
puedan modificar las relaciones de poder y dominación observándose formas
diferenciadas para ejercitar una forma particular de soberanía.
Bibliografía
Castro, Pedro (2007) “Geografía y geopolítica” en Daniel Hiernaux y Alicia Lindón
(coord) Tratado de geografía humana. España, Anthropos y UAM Iztapalapa.
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Dehouve, Daniel (2001), Ensayo de geopolítica indígena: los municipios
tlapanecos, México, CIESAS-Miguel Ángel Porrúa.
Harvey, David (2007) Espacios del capital. Hacia una geografía crítica. España,
Akal.
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Nogué, Joan (2007) “Geografía política” en Daniel Hiernaux y Alicia Lindón (coord)
Tratado de geografía humana. España, Anthropos y UAM Iztapalapa.
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