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2.

1 La realidad y el conocimiento

Aristóteles (S.IV a.C) fue un filósofo macedonio de la época clásica que estudió en “La Academia” de Platón para luego
romper con la percepción dualista del mundo que este sostenía y desarrollar una ontología realista, que enseñaría en
sus liceos. Su principal crí ca a su maestro Platón es que este recurre a mitos para explicar la relación entre ideas
(Mundo Inteligible, razón) y lo sensible (Mundo Sensible, sen dos). Se enfrentará a los problemas del con nuo devenir
del mundo y el de la mul plicidad de los individuos.

En cuanto al úl mo, Aristóteles explica que todos los individuos son sustancias que les definen y les son propias. Estas
sustancias son compuestos hilemórficos: enen materia (de lo que están hechos) y forma (que diferencia a unos
individuos de otros (una persona una maceta etc.)). Como parte de su descripción de la realidad, Aristóteles dividirá
las esencias que dividen a una sustancia en dos: por un lado, la esencia primera (el propio individuo) y por otro lado la
segunda, agrupaciones de individuos de caracterís cas similares. Por ejemplo, una persona es ella misma y a la vez un
mamífero, un ser vivo etc. De este po de clasificación surge la biología. Además de la sustancia, al individuo también
le ocurren una serie de accidentes que no cambian su sustancia, sino su forma de presentarse. Así, una persona que
cambia de peinado sigue siendo ella misma. Crea 10 categorías con los posibles accidentes que le pueden ocurrir a una
sustancia (definidos por la esencia segunda).

En lo que se refiere al con nuo devenir del mundo, Aristóteles debe encontrar que es lo que permanece en cada uno
de los cambios que se presencian en el día a día, por lo que se coloca en el punto medio entre Platón, que pensaba
que el movimiento era una ilusión de lo sensible y Demócrito, que defendía que era fuente de que todo esté formado
por átomos, que se mueven de una forma imposible de racionalizar. Así, surge el concepto de kinesis, por el que el
movimiento no es una ilusión, pero sí puede racionalizarse. Es un concepto formado por dos partes. Por un lado, el
acto, que es la forma de presentarse en un momento dado de algo y por otra parte la potencia, que son los posibles
actos que puede realizar un sujeto y que están definidas por su esencia segunda. Así, en las potencias de una persona
está levantarse del examen e irse a dar un paseo para ser feliz, pero nunca salir volando por la ventana como si fuera
una libélula. En adición, dis nguirá entre dos pos de cambios: sustanciales y accidentales.

Los cambios accidentales únicamente cambian los accidentes que rodean a la sustancia según las potencialidades de
la esencia segunda. Así, lo que permanece en el cambio es la sustancia, por lo que es fácilmente racionalizable. Sin
embargo, en el caso de los cambios sustanciales cambia la sustancia (por ejemplo, un huevo se convierte en gallina).
Así, para iden ficar que es lo que permanece se da cuenta de que la sustancia está formada por materia y forma. Si la
forma no es, obviamente, lo que permanece, entonces la materia debe permaneces. Así surge el concepto de materia
primera que ene la llamada potencia pura: no es nada, pero puede llegar a formar parte de todo. Por úl mo,
Aristóteles proyecta su visión biologicista del mundo sobre la realidad, y surge su teleología con lo que responde a la
pregunta de si es antes potencia y acto. Descarta la perspec va empirista de que la potencia es anterior al acto, como
condición necesaria para este, por lo que se decanta por la racional, de que el acto es anterior a la potencia como fin
necesario de esta. Así, las cosas no son un fin en si mismas, sino que enen siempre un obje vo, como en los seres
vivos.

Como úl ma parte de su teoría del con nuo devenir, debe explicar el origen del movimiento. Para ello, u liza una
relación causa-efecto, es decir, si algo se mueve es porque algo lo mueve, por lo que debe haber algo que provoque el
movimiento inicialmente. Este es el motor inmóvil, que es acto y potencia perfecta, y que mueve a la realidad sin
moverse a sí mismo, por lo que toda la realidad ende hacia un estado de perfecta potencia y acto.

Uno de los principales logros de Aristóteles es la creación del primer modelo cosmológico. Es un modelo geocéntrico
(con la Tierra en el centro; el resto de los planetas y astros giran a su alrededor) y heterogéneo, de tal manera que está
dividido en tres partes, todas movidas por el motor inmóvil: esfera sublunar (movimiento imperfecto y rec líneo),
supralunar (movimiento perfecto y circular) y, por úl mo, una esfera de estrellas fijas que rodea a las otras capas. En
esta realidad la materia y el universo son eternos y lo que es finito es el espacio. Estuvo vigente por siglos por ser
empíricamente ú l.

Como conclusión a su teoría, desarrolla la teoría de las 4 causas: material y formal (intrínsecas) y las extrínsecas agente
y teleológica. Así, por ejemplo, en la lluvia, la causa material es de lo que esta hecha (agua) y la formal es como se
presenta (lluvia). La causa agente es aquello que provoca los cambios (la condensación) y la teleológica el fin de todo
el acto (en este caso la renovación de la naturaleza).
Relacionado con su teleología, desarrolla una compleja teoría del conocimiento, donde descarta las ideas como fuente
del conocimiento, y coloca al mundo sensible (las sensibilidades) de cada individuo como origen del conocimiento.
También cree que este se ob ene de forma induc va. Así, después de encontrarse con muchos sujetos individuales el
se lleva a cabo un proceso de abstracción donde, a par r de la imaginación y el recuerdo que se ene de los individuos
(no de los propios individuos) se alcanza un concepto que es general y universal.

Aristóteles llama intelecto a la capacidad humana que permite llevar a cabo ese proceso de abstracción, al extraer del
recuerdo y la imaginación los conceptos. Dis nguirá entre dos pos de entendimiento. Por un lado, el entendimiento
pasivo que se produce en nosotros de forma automá ca, por ejemplo, al ver 4 sillas el concepto de silla se crea
automá camente en nosotros. Por otro lado, esta el entendimiento ac vo, que se produce por una reflexión sobre la
propia realidad y los conceptos que se extraen de ella, haciendo filoso a, ciencia etc. Este úl mo po de entendimiento
lleva a la aparición del concepto de inmortalidad en Aristóteles. El conocimiento del entendimiento ac vo es inmortal,
porque pasa de generación en generación. Por ejemplo, en el caso de Aristóteles, su entendimiento ac vo le ha
sobrevivido, de tal manera que cientos de años después yo estoy escribiendo este examen sobre su filoso a.
3. AGUSTÍN DE HIPONA
3.1 PROBLEMA DE LA REALIDAD Y EL CONOCIMIENTO

Agus n de Hipona fue un filósofo que nació en la época de decadencia del Imperio Romano. Se educó en los valores
cris anos de su madre Santa Ana. Pasó por varias ideologías: maniqueos, neoplatónicos… Finalmente, se convierte en
uno de los primeros filósofos en unir el cris anismo con la Filoso a.

En cuanto a su ontología, esta intenta tramar una nueva relación entre fe y razón. Los filósofos clásicos romanos
chocaban con el carácter dogmá co del cris anismo (monoteísmo, inmaculada concepción, San sima trinidad…). Así,
el cris anismo reacciona de dos maneras. Por un lado, la postura de Tertuliano es que da igual si creer es absurdo y no
se puede explicar racionalmente, porque la fe es lo más importante (“Creo qui absurdum est”). Por otra parte, Agus n
piensa que la Fe y la Razón son complementarias, de ahí su frase “creo para entender y en endo para creer”. Así,
Agus n llegará a la verdad del cris anismo combinando fe y razón.

Para explicar el mundo, recurre a la Teoría de las Ideas de Platón, que defiende la existencia de un Mundo Inteligible
que con ene todas las esencias perfectas, inmutables y eternas de todo lo que hay en el mundo que nos rodea, el
Mundo Sensible, de caracterís cas opuestas. Agus n desdibuja la frontera entre ambos mundos y describe las ideas
como parte del pensamiento de dios. De esta manera, todo lo que hay en el mundo es una representación de un
arque po perfecto que es parte de la razón divina, por lo que hablamos de un ejemplarismo. Así, Agus n concluye que
dios gobierna el mundo de forma racional a pesar de ser todopoderoso y llega al concepto de razones seminales, que
son las ideas del pensamiento divino que enen su representación en la realidad.

Además, Agus n de Hipona también será uno de los primeros en hacer filoso a con una experiencia lineal del empo
propias de las religiones abrahámicas (creación del mundo, expulsión del Edén, nacimiento de Cristo, Juicio Final). Así,
queda tramada su relación realidad-dios, que sinte za el cris anismo con el neoplatonismo.

En cuanto a la epistemología de agus niana, uno de sus principales obje vos será escapar del escep cismo imperante
en su época de epicúreos, estoicos o neoplatónicos. Por ello, considera que dios nos ha hecho a su imagen y semejanza,
tal y como se describe en la Biblia, por lo que los seres humanos tenemos, por definición, que ser capaces de acceder
a la verdad. Para defender esta posición genera dos argumentos. Por un lado, la admisión escép ca de que no hay
verdad se presenta inmediatamente como verdad, cosa que no ene sen do. En segundo lugar, llega a una verdad al
margen de toda duda: existe un sujeto que piensa, se plantea estas cosas y ene interioridad (aparición del individuo),
por lo que nuestra propia existencia es indudable.

Al analizar el conocimiento, recurre al dualismo epistemológico. Excluye al conocimiento sensible de su análisis, y le


asigna únicamente una u lidad prác ca. En lo que ser refiere al conocimiento racional, dis ngue también entre dos
pos de verdades. Por un lado, la razón interior (verdades cien ficas como las matemá cas) y por otro la superior:
existen realidades y esencias eternas cuyo conocimiento nos acerca a dios.

Por úl mo, al igual que Platón, debe contestar: ¿cómo nosotros, indudablemente sensibles, podemos acceder al
conocimiento inteligible propio de la razón? Rechaza la Teoría de la Reminiscencia y desarrolla un método que se basa
en la introspección y la interiorización de dios en sí mismo. Haciendo buen uso de la libertad que dios le da al ser
humano para la liberación del pecado original, se debe llevar una vida ascé ca basada en la reflexión, de tal manera
que dios nos ilumine con su gracia. Así, Agus n construye la Teoría de la Iluminación.
3.2. EL PROBLEMA DE DIOS

Agus n de Hipona fue un filósofo que nació en la época de decadencia del Imperio Romano. Se educó en los valores
cris anos de su madre Santa Ana. Pasó por varias ideologías: maniqueos, neoplatónicos… Finalmente, se convierte en
uno de los primeros filósofos en unir el cris anismo con la Filoso a.

En cuanto a su teología, el punto de par da es su postura respecto a la relación entre fe y razón, donde la una no entra
en contradicción con la otra, sino que son saberes complementarios (“creo para entender, en endo para creer”). Por
ello, no cri cará el dogma cris ano sobre la existencia de dios, sino que analiza el dogma par darle un sen do. Ante
este análisis surgen dos posturas en la cultura occidental. Por un lado, los idealistas demuestran la existencia de dios a
par r de la idea de dios, como en el caso del argumento ontológico de San Anselmo. En cambio, los filósofos realistas
o empiristas llegan a la existencia de dios por medio del análisis de la realidad.

Agus n es un filósofo idealista que cree que la existencia de dios es evidente, por lo que no es necesario probar su
existencia. Para probar esta existencia evidente, Agus n da 3 argumentos. En primer lugar, el consenso universal en
todas las culturas sobre la existencia de un ser trascendente o dios. En segundo lugar, la existencia de un orden natural,
donde todo no se organiza de forma caó ca sino bella. Este orden es puesto por dios, que proyecta sus ideas racionales
(razones seminales) sobre la realidad. Por úl mo, ene un argumento epistemológico, en el que defiende que si es
posible conocer las esencias intemporales que le dan forma a la realidad es porque dios existe y ha puesto ahí esas
esencias.

3.3. EL PROBLEMA DEL SER HUMANO

Agus n de Hipona fue un filósofo que nació en la época de decadencia del Imperio Romano. Se educó en los valores
cris anos de su madre Santa Ana. Pasó por varias ideologías: maniqueos, neoplatónicos… Finalmente, se convierte en
uno de los primeros filósofos en unir el cris anismo con la Filoso a.

En cuanto a su antropología, es de carácter dualista y creacionista, donde la relación entre cuerpo y alma no será
traumá ca. Así, dios crea al hombre a par r del barro (cuerpo) y le da vida con su aliento (alma). El cuerpo queda
manchado por el pecado original que lleva a el sen miento de desnudez, la sexualidad, la reproducción y el trabajo,
que no existen en el Edén. Por tanto, acercarse a Dios es alejarse de las necesidades del cuerpo.

Según la Biblia, Dios crea a los hombres a su imagen y semejanza. Por tanto, si dios es padre, hijo y Espíritu Santo
(San sima Trinidad) el hombre también debe tener estas tres partes. Así, la memoria se iden fica con dios padre, el
entendimiento con dios hijo y la voluntad y el amor, de donde surge el comportamiento é co y polí co de los seres
humanos, con el Espíritu Santo. La concepción del amor cris ana se basa en los pos de amor que dis ngue Platón. En
primer lugar, el Eros, amor eró co, que Agus n rechaza porque lo iden fica con el pecado original. En segundo lugar,
la Philia, amor filial a padres, amigos etc., que el cris anismo también rechaza porque se dirige únicamente a
conocidos. Por úl mo, se encuentra el Agape o amor incondicional al otro, donde se renuncia a uno mismo. Este po
de amor también es llamado Charitas. La entrega del amor incondicional singulariza y lleva a la felicidad. No obstante,
el estar manchados por el pecado original nos inclina hacia otros pos de amor, por lo que la única forma de alcanzar
la razón superior y la salvación es la iluminación de la Gracia de Dios (Teoría de la Iluminación).

La Gracia de dios es un regalo divino que se consigue llevando una vida ascé ca. Dios entrega a la humanidad el regalo
del libre albedrío y le permite escoger, aunque la única opción correcta que lleva a la salvación y la felicidad es la vida
ascé ca, que es el seguimiento estricto de los mandamientos y reglas de la Biblia, para que dios entregue la Gracia y
se halle la salvación.

No obstante, Agus n ene que probar que el pecado original persiste en nuestros cuerpos y que pasa de generación
en generación para darle sen do a su antropología. Así, se enfrenta a las posturas de Pelagio que no cree en la herencia
del pecado original. Agus n considera que este permanece de generación en generación, porque se man enen las
inclinaciones a este (sexualidad, trabajo, reproducción etc.). Esta postura es la llamada tradicionista.
3.4. EL PROBLEMA DE LA MORAL

Agus n de Hipona fue un filósofo que nació en la época de decadencia del Imperio Romano. Se educó en los valores
cris anos de su madre Santa Ana. Pasó por varias ideologías: maniqueos, neoplatónicos… Finalmente, se convierte en
uno de los primeros filósofos en unir el cris anismo con la Filoso a. En cuanto a su moral, Agus n responde a dos
problemas. Por un lado, al problema de la libertad y por otro al problema del mal.

En cuanto al problema de la libertad, Agus n se percata de que la omnisciencia de Dios lleva a la desaparición de esta,
porque si ya sabe todo lo que va a pasar no hay libertad posible. Dios entrega a la humanidad el libre albedrío, que es
la capacidad de escoger libremente seguir un camino u otro. No obstante, el libre albedrío no se traduce
inmediatamente en libertad. Desde la perspec va agus niana existen dos caminos: el camino de dios y el del pecado.
Solo la elección del camino de dios lleva a la felicidad, porque separa al sujeto del pecado original y le permite actuar
con individualidad. El origen de esta creencia está en la certeza cris ana de la existencia de un juicio final, donde se
ponen en balance las acciones de las personas, y que pierde sen do si el ser humano no escoge libremente.

En lo que se refiere al problema del mal, se presenta la pregunta: si dios es bueno y omnipotente, ¿por qué ha creado
el mal? Al responder a esta pregunta, aparecen dos opciones posibles. Por un lado, el maniqueísmo, que presenta una
realidad contradictoria donde se enfrentan el mal y el bien, abriendo la puerta al politeísmo. Por otra parte, los
neoplatónicos de Plo no consideran que no existe mal, sino ausencia de bien. Así, se dis nguen dos pos de mal. Por
un lado, el mal moral, provocado por los hombres para los hombres, que proviene del libre albedrío, que se transforma
en violencia. Así, como la libertad es el bien y proviene de un uso correcto del libre albedrío, el mal moral no es más
que la ausencia de dicho bien. Por otra parte, el mal sico (dolor, enfermedad, muerte etc.) es, nuevamente, un defecto
de la salud y no un mal en si mismo.

3.5. PROBLEMA DE LA SOCIEDAD

Agus n de Hipona fue un filósofo que nació en la época de decadencia del Imperio Romano. Se educó en los valores
cris anos de su madre Santa Ana. Pasó por varias ideologías: maniqueos, neoplatónicos… Finalmente, se convierte en
uno de los primeros filósofos en unir el cris anismo con la Filoso a.

En cuanto a su polí ca, esta ene como punto de par da el Saqueo de Roma (410) que pone en evidencia la decadencia
del Imperio Romano. Muchos ven en el cris anismo de Constan no el origen de la decadencia, por lo que Agus n
escribe La Ciudad de Dios donde exculpa a los cris anos y sienta las bases de la polí ca medieval. Este libro intenta
responder a dos cues ones. Por un lado, quiere iden ficar al motor del empo y la Historia y, por otro, trama las
relaciones que debería haber entre Iglesia y Estado.

En cuanto al empo, aparece por primera vez la visión lineal del empo, a diferencia de la percepción cíclica y no
creacionista que había en el mundo clásico. Así, todo comienza con la creación del mundo, sigue con el pecado original,
la llegada del Mesías y, por úl mo, se producirá el juicio final. Todos los acontecimientos deben enfocarse en la llegada
al mundo de los cielos, por lo que en la realidad cris ana todo avanza con un fin. En cuanto a la dialéc ca de la historia,
es decir, el motor que la mueve, para Agus n es el enfrentamiento de la ciudad de Dios (representada por Jerusalén)
y la ciudad del Pecado (representada por Babilonia). Así, se enfrentan en uso bueno de la libertad con el malo. En el
caso de la sociedad, el buen uso de la libertad es la búsqueda del bien común, y, en contraposición aparecen la
corrupción, la maldad etc., que en su momento estaban representadas en la decadente ciudad de Roma.

En lo que se refiere a la relación entre Estado e Iglesia, para Agus n la Iglesia es la ciudad de Dios y el Estado la de los
hombres. No obstante, la Iglesia no es intrínsecamente buena, sino que, al estar formada por personas, también puede
caer en el pecado. Ante esto, aparecen dos posibles posturas. Por un lado, los Dona stas creen que la Iglesia ene que
alejarse del Estado, que esta manchado de pecado para representar a la ciudad de Dios. En cambio, en el caso del
agus nismo polí co, la relación entre Iglesia y Estado debe ser de colaboración, de manera que ambos velen por el
bien común de la sociedad.
4. TOMAS DE AQUINO
4.1 EL PROBLEMA DE LA REALIDAD Y EL CONOCIMIENTO

Tomas de Aquino es un filósofo europeo de la época medieval, que vivió el siglo XIII o “siglo de las catedrales”, donde
reaparecen la cultura, la ciencia y la filoso a, que habían desaparecido en la oscuridad de la alta Edad Media. El nuevo
mundo abandona a los filósofos clásicos (Aristóteles y Platón) y aparece la escolás ca, germen de las universidades,
gracias a la influencia del averroísmo la no. Aparece la teoría de la doble verdad, según la cual existen dos verdades:
una religiosa, basada en la fe del cris anismo, y otra basada en la razón. Tomás, con un gesto análogo al de Aristóteles,
se coloca entre ambas posiciones y rechaza la teoría de la doble verdad de Averroes.

En cuanto, a su ontología, el primer paso es la singularización de su percepción de la relación entre fe y razón. Así, el
quiere crear una filoso a, que no sea irracional por ser esclava de la fe y que no excluya las realidades del cris anismo,
de manera que ambas colaboren en la búsqueda de la verdad cris ana. Para el desarrollo de su teoría, Tomás sigue la
sistemá ca de Aristóteles u lizando métodos para la polémica y el diálogo propios de su época. Así, realiza un análisis
minucioso de la realidad para encontrar a dios, pero sin permi r a la razón sobrepasar los límites de la fe.

La base de las herramientas de Tomás de Aquino se encuentra en la ontología de Aristóteles. En primer lugar, iden fica
a cada individuo con una sustancia propia que le define y que está formada por dos partes: la materia (de lo que están
hechas las cosas) y la forma (la manera en que se presentan). La sustancia está, además, rodeada por accidentes que
cambian su estado en un momento dado. Además, explica el con nuo devenir de la realidad de la misma manera que
Aristóteles, u lizando los conceptos de potencia y acto, donde el acto es el estado en el que una sustancia se haya en
un momento dado, y la potencia son los posibles actos de una sustancia. Tomás también acepta que el acto precede a
la potencia, por lo que u liza la teoría de las 4 causas (formal, material, agente y final).

No obstante, rompe con la percepción cíclica del empo propia de Aristóteles y la sus tuye por el creacionismo,
además de no colocar a todas las sustancias al mismo nivel. Así, el cris anismo crea dos niveles: por un lado, al ser
increado, que es dios y, por otro, a los seres creados. Para explicar estos niveles, Tomás u liza los conceptos de esencia
y existencia, donde la esencia define a los seres (potencias) y la existencia es su estado en un momento dado (acto).
Por tanto, si hay una diferencia entre Dios y el resto de las sustancias, es porque sus esencias son diferentes. Así, Dios
con ene su existencia en su esencia, porque es un ser necesario que no puede no exis r. En cambio, los seres creados
somos con ngentes, innecesarios, y nuestra esencia y existencia están separadas. Tampoco todos los seres creados
están al mismo nivel: dependiendo de la belleza, los seres son más o menos cercanos a Dios. Así, las categorías que
crea, de mayor a menor belleza, son Dios, por encima de todo, y detrás los ángeles, los seres humanos, los animales,
las plantas y, al final de la pirámide, los Seres inanimados.

En cuanto a la epistemología, Aquino vincula el conocimiento a la experiencia sensible, desmarcándose de las


posiciones agus nianas o platónicas. El proceso de conocimiento cuenta con varios pasos. En primer lugar, la
sensibilidad, que es el contacto directo con la realidad caó ca y desordenada. En segundo lugar, la fantasía se junta
con el conocimiento y crea fantasmas, las imágenes mentales que los individuos ven de lo que hay en la realidad. Por
úl mo, interviene el intelecto o entendimiento, que es la capacidad de crear conceptos concretos por medio de un
proceso de abstracción induc va.

Es decir, el conocimiento no es más que el paso de los general a lo par cular. En este paso, existen dos pos de
entendimiento: por un lado, el entendimiento paciente, donde no interviene la persona de forma consciente, sino que
se realiza de forma automá ca (por ejemplo, al crear el concepto de lo que es una mesa, un papel etc.). Por otra parte,
en el entendimiento agente el individuo busca sen do a la realidad y conceptos universales a los que ha llegado por
medio del entendimiento pasivo.
4.2. EL PROBLEMA DE DIOS

Tomas de Aquino es un filósofo europeo de la época medieval, que vivió el siglo XIII o “siglo de las catedrales”, donde
reaparecen la cultura, la ciencia y la filoso a, que habían desaparecido en la oscuridad de la alta Edad Media. El nuevo
mundo abandona a los filósofos clásicos (Aristóteles y Platón) y aparece la escolás ca, germen de las universidades,
gracias a la influencia del averroísmo la no. Aparece la teoría de la doble verdad, según la cual existen dos verdades:
una religiosa, basada en la fe del cris anismo, y otra basada en la razón. Tomás, con un gesto análogo al de Aristóteles,
se coloca entre ambas posiciones y rechaza la teoría de la doble verdad de Averroes.

En cuanto a su teología parte del dogma fundamental del cris anismo: la existencia de dios. Aquino lo iden fica, y se
plantea, aceptándolo desde el inicio, si es necesario usar la filoso a para demostrar la existencia de dios. Iden fica dos
posibles respuestas. Por un lado, la de Agus n, quien cree que es evidente y que, como realidad evidente del consenso
universal, necesaria para dar sen do a la realidad, no es necesario demostrar la existencia de dios. En segundo lugar,
Tomás cambia el po de argumento. Tomás, como Aristóteles explican el movimiento usando los conceptos de potencia
y acto, donde el acto es el estado de una sustancia o individuo en un momento dado y la potencia son los posibles
actos de una sustancia o individuo. A su vez, las sustancias o individuos están formadas por materia (de lo que están
hechas) y forma (la manera en que se presentan). Tomás iden fica las sustancias con dos partes, una esencia, que son
las potencialidades de un individuo que existe, es decir, que se encuentra en un estado concreto. En el caso de dios,
como su existencia y esencia son infinitas, estas coinciden y su existencia es evidente. No obstante, probar la existencia
de dios sería necesario, porque hay “necios de corazón” que no creen en dios.

Para probar la existencia de dios, Tomás iden fica dos pos de argumentos: a priori y a posteriori. Los argumentos a
priori construyen la verdad de dios al margen de la existencia. Es decir, par endo de la idea de dios, pretenden
demostrar su existencia. El principal argumento a priori parte del concepto de proporcionalidad, según el cual si somos
capaces de imaginar algo perfecto (dios) es porque ese algo perfecto, infinito e inmutable a puesto su idea en nosotros.
Tomás de Aquino descarta estos argumentos, porque no ve evidente la existencia de dios (hay necios que dudan de
ella) y no cree que sea posible imaginar algo perfecto. Por ello él u liza argumentos a posteriori, donde parte de un
análisis de la realidad para demostrar la existencia de dios, cuyo concepto solo podemos conocer por analogía. Este
po de demostración es posi vista.

Tomás construye 5 argumentos a priori, que son las cinco vías. La primera vía es la del movimiento (origen aristotélico),
donde iden fica el movimiento con una causa agente, que provoca el primer movimiento. Es decir, por causa-efecto,
si algo se mueve es porque algo lo ha movido. La cadena de movimientos no puede ser infinita: si se rastrea hasta el
final se llega a dios, causante del primer movimiento. La segunda vía es la de la causalidad (origen aristotélico). Todo
lo que ocurre ocurre como efecto de otro suceso. Si, como en la anterior vía, se rastrea la cadena de causas y efectos,
como esta no puede ser infinita, al final de ella se encuentra dios. La tercera vía (origen en Avicena) parte de la base
de que si todo es con ngente es necesario que haya algo que permanezca y cree el resto de las cosas: dios. La cuarta
vía es la de la belleza y la perfección y es de origen platónico. Al observar la realidad, se observa que esta es bella. Si la
realidad es bella, esto debe ser en comparación y representación de algo de belleza infinita: dios. Por úl mo, la quinta
y úl ma vía ene su origen en Aristóteles y es la del Orden del universo. En el universo todo ene una finalidad: los
seres humanos actúan racionalmente, los animales por ins ntos y el resto de los individuos de la realidad también
actúan con sus normas (si se ra una piedra esta cae, el sol sale por la mañana, las estaciones cambian etc.). Este orden
debe ser fruto de una inteligencia superior: dios.
4.3. EL PROBLEMA DEL SER HUMANO

Tomas de Aquino es un filósofo europeo de la época medieval, que vivió el siglo XIII o “siglo de las catedrales”, donde
reaparecen la cultura, la ciencia y la filoso a, que habían desaparecido en la oscuridad de la alta Edad Media. El nuevo
mundo abandona a los filósofos clásicos (Aristóteles y Platón) y aparece la escolás ca, germen de las universidades,
gracias a la influencia del averroísmo la no. Aparece la teoría de la doble verdad, según la cual existen dos verdades:
una religiosa, basada en la fe del cris anismo, y otra basada en la razón. Tomás, con un gesto análogo al de Aristóteles,
se coloca entre ambas posiciones y rechaza la teoría de la doble verdad de Averroes.

Tomás de Aquino intenta cris anizar el pensamiento de Aristóteles. Para ello, considera a todos los individuos como
sustancias formadas por materia (de lo que están hechas) y forma (la manera en que se presentan). En el caso de los
seres humanos, estos enen una dimensión material, que es el cuerpo, y otra formal, que es el alma. Par Aristóteles,
alma y cuerpo son inseparables, por lo que el alma no puede ser inmortal. Para solucionar este problema, Tomás
recurre a la teoría de las 3 almas.

Aristóteles dis ngue tres almas: vegeta va (supervivencia), sensible (autonomía) y racional (verdad, polí ca…), que
son las formas de relacionarse con la realidad. Tomás man ene que estas almas o maneras de comportarse mueren
con el hombre, pero añade una nueva dimensión a los seres humanos que es de carácter espiritual, y que permite la
comunicación con dios. En ella se encuentra la salvación y la contemplación de dios y sí es inmortal.

4.4. EL PROBLEMA DE LA MORAL

Tomas de Aquino es un filósofo europeo de la época medieval, que vivió el siglo XIII o “siglo de las catedrales”, donde
reaparecen la cultura, la ciencia y la filoso a, que habían desaparecido en la oscuridad de la alta Edad Media. El nuevo
mundo abandona a los filósofos clásicos (Aristóteles y Platón) y aparece la escolás ca, germen de las universidades,
gracias a la influencia del averroísmo la no. Aparece la teoría de la doble verdad, según la cual existen dos verdades:
una religiosa, basada en la fe del cris anismo, y otra basada en la razón. Tomás, con un gesto análogo al de Aristóteles,
se coloca entre ambas posiciones y rechaza la teoría de la doble verdad de Averroes.

La é ca de Aquino está profundamente marcada por Aristóteles, por lo que es eudemonista. Aristóteles considera que
todo lo que hay en la realidad ene un fin, que en el caso del ser humano es la felicidad. En la é ca de Aquino, el fin
del ser humano también es la felicidad, de manera que esta se vincula a la parte espiritual y no corporal del ser humano.
Por ello, la felicidad solo sería posible en la vida supraterrenal (tras la muerte). No obstante, la filoso a de Tomás
construye una idea de felicidad terrenal, unida a la conver rse en un buen cris ano. Así, parte de dos principios: el
libre albedrío y la razón é ca.

El comportamiento del ser humano esta dominado por tres almas: la vegeta va (supervivencia), la sensible
(independencia) y la racional (sociabilidad, razón humana etc.). Por tanto, dios ha construido una naturaleza de la que
surgen una serie de preceptos morales que se deben cumplir. A estos preceptos morales que surgen de la forma en la
que dios ha creado la naturaleza y al hombre se les llama Ley Natural. Así, el alma vegeta va lleva a intentar conservar
la vida, por lo que la vida se establece como valor moral. No obstante, si se acepta la pena de muerte para personas
que atenten contra la vida del resto. En segundo lugar, del alma sensible surge la unión sexual, que se relaciona con el
precepto moral de la familia. Por úl mo, del alma racional, donde residen la verdad y la sociabilidad humana, se extraen
dos preceptos morales: el conocimiento universal y el bien común para la organización social. Esta idea de que todos
los seres humanos se pueden definir par endo de una Ley Natural convierten a Tomás en un precursor de los derechos
naturales y el iusnaturalismo.

Finalmente, Tomás de Aquino dis ngue entre tres pos de virtudes: intelectuales (ejercicio del entendimiento para
alcanzar el conocimiento), morales (término medio) y teologales (fe, esperanza etc.).
4.5. EL PROBLEMA DE LA SOCIEDAD Y LA POLÍTICA

Tomas de Aquino es un filósofo europeo de la época medieval, que vivió el siglo XIII o “siglo de las catedrales”, donde
reaparecen la cultura, la ciencia y la filoso a, que habían desaparecido en la oscuridad de la alta Edad Media. El nuevo
mundo abandona a los filósofos clásicos (Aristóteles y Platón) y aparece la escolás ca, germen de las universidades,
gracias a la influencia del averroísmo la no. Aparece la teoría de la doble verdad, según la cual existen dos verdades:
una religiosa, basada en la fe del cris anismo, y otra basada en la razón. Tomás, con un gesto análogo al de Aristóteles,
se coloca entre ambas posiciones y rechaza la teoría de la doble verdad de Averroes.

En cuanto a su polí ca, Aquino, como Aristóteles, ve al ser humano como un animal polí co de sociabilidad natural.
Por ello, el propósito de la polí ca ene que ser el bien común y no el par cular. Al igual que Aristóteles, analiza los
diferentes sistemas de gobierno. En primer lugar, la monarquía, que es buena siempre y cuando no derive en ranía.
En segundo lugar, la Aristocracia, que es buena siempre y cuando su gobierno no termine en una oligarquía. Por úl mo,
la democracia es posi va siempre que no se convierta en demagogia.

En cuanto a la división entre Iglesia y Estado, define roles separados pero interrelacionados para cada uno de ellos,
par endo de su idea de moral, en la que considera que dios define comportamientos en los seres humanos de los que,
de forma evidente, emanan una serie de derechos y virtudes universales. En cuanto a la Iglesia, esta debe proteger la
moral cris ana que es la Ley Natural. En cuanto al Estado, este debe construir leyes posi vas que organicen la
convivencia. Es decir, la Iglesia actúa como representante de la Ley Natural que dios nos presenta de forma evidente e
inmutable y el Estado emite leyes posi vas que son con ngentes, cambiantes y par culares, por lo que dependen del
momento. Por ello, el papel de la Iglesia no es formar parte del Estado, sino asegurarse de que el Estado no invada los
Derechos naturales con sus leyes posi vas.

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