Está en la página 1de 3

LOS TEMAS DE LA FILOSOFÍA ARISTOTÉLICA

1. METAFÍSICA (CONOCIMIENTO)
LÓGICA:
Aristóteles fue el creador (descubridor) de la Lógica, aunque la Dialéctica de Platón constituye un importante
precedente. Para Aristóteles no es una ciencia, sino un instrumento previo. El primero de sus escritos de Lógica
se titula Categorías, y en él se hace un estudio de los términos que entran en la proposición. Por categorías
entiende las clases de predicados que pueden afirmarse de un sujeto. La lista es la siguiente: 1) substancia
(“hombre”); 2) cantidad (“de dos codos de largo”); 3) cualidad (“blanco”); 4) relación (“doble”); 5) lugar (“en el
Liceo”); 6) tiempo (“ayer”); 7) posición (“sentado”); 8) estado (“calzado”); 9) acción (“quema”); 10) pasión (“es
quemado”). La categoría primordial es la “substancia”. Aunque se ocupó de la Lógica en varias obras, su obra de
Lógica más importante son los Analíticos primeros y los Analíticos segundos. En ellos trata sobre la demostración;
primero se estudia la estructura formal (silogismo) y luego las condiciones necesarias para que una demostración
sea verdaderamente científica.
METAFÍSICA:
La Metafísica de Aristóteles no es un libro escrito de una sola vez, sino un conjunto de pequeños tratados
elaborados a lo largo de los últimos períodos de su pensamiento. Si hemos dicho que no hay ciencia sino de lo
universal, la filosofía primera ha de tratar de lo más universal que hay: “el ser (tò òn) en cuanto ser y sus atributos
esenciales”. Las demás ciencias tratan el ser desde un cierto punto de vista, por eso se las denomina “ciencias
particulares”. Por tanto, la filosofía primera es una ontología. Sin embargo, en otros lugares dice que “la ciencia
por excelencia debe tener por objeto el ser por excelencia” Metafísica VI, 1, 1026 a 21. En esta segunda acepción,
la metafísica aparece como una teología. Esta acepción es más antigua, de la época en la que Aristóteles estaba
fuertemente influido por el platonismo.
• EL SER (tò òn) Y LA SUBSTANCIA
Para Aristóteles hay formas de ser, y todas ellas se refieren a una forma primordial: son modificaciones
(accidentes) de la substancia. Aristóteles reprocha a Platón el haber afirmado que el ser era la Idea, con una
existencia separada de las cosas individuales. Para Aristóteles, “substancias” son únicamente los individuos
concretos. El mundo recupera así su plena realidad. Sin embargo, va a distinguir dos tipos de substancias:
substancias primeras (el individuo concreto: Sócrates) y las substancias segundas (la especie y el género: hombre,
animal).
Lo verdaderamente real, es la substancia en sentido estricto, pues ella es el sujeto último en el que tienen su
existencia la especie y el género.
• TEORÍA HILEMÓRFICA: LA MATERIA Y LA FORMA.
Aristóteles dice que este mundo es el mundo real y que la pluralidad y el devenir son reales (hay muchos
individuos de la misma especie y están sometidos a cambios), con lo que se opone a Parménides y a Platón. Lo
que va a hacer es introducir en la substancia la idea de devenir o génesis, entendido como desarrollo. Este punto
de vista le vino inspirado por la observación de los seres vivos en la naturaleza, que nacen, crecen y perecen.
Para explicar este hecho, Aristóteles sostiene que la substancia, es decir, el individuo concreto, es un
compuesto (synolon) de materia (hyle) y forma (morphé).
La forma es la esencia de la cosa, la substancia segunda o especie, y es eterna; pero no existe sino en la materia,
es “forma embebida en la materia”. Tanto en una esfera de bronce como en un hombre, se produce un
compuesto, una materia que recibe una forma, pero no existen independientemente.
Así pues, lo que deviene o se engendra es el individuo concreto, el compuesto de materia y forma.
• LA POTENCIA Y EL ACTO.
En todo ser, hay lo que ese ser ya es –el acto- y su poder llegar a ser –la potencia-, lo que todavía no es. Para
explicarlo Aristóteles utiliza ejemplos y analogías, como el del germen y la planta, o la visión y los ojos cerrados.
La potencia (dynamis) es de dos tipos: potencia activa, es decir, poder o facultad de producir un efecto en otra
cosa y potencia pasiva o posibilidad de pasar de un estado a otro y de recibir la acción de una potencia activa.
Así, el fuego en tanto que agente, tiene el poder de quemar. Y lo graso la posibilidad de ser quemado.
Para designar el acto utiliza dos expresiones: enérgeia y enteléchia, que remiten a una concepción dinámica y
finalística (que se dirige a un fin) del ser. Para Aristóteles el acto posee prioridad absoluta sobre la potencia.
Potencia-acto y materia-forma son estructuras paralelas. La materia, en efecto, es, o está en potencia (pasiva)
de la forma. Y la forma es lo que actualiza la potencia, la perfecciona y confiere al ser su potencia activa.
FÍSICA:
• LA NATURALEZA (physis).
El libro II de la Física se abre con un análisis del concepto general de “naturaleza”, que no es sino su forma,
aplicada a los seres naturales, también llamada su esencia. La forma es la causa del movimiento y del devenir de
las substancias corpóreas. Y se trata de un principio inmanente al ser natural: éste posee en sí mismo el principio
radical de su desarrollo y de sus transformaciones. La substancia, por tanto, está en perpetuo proceso de
realización desde dentro de él mismo, es decir, desde su propia naturaleza.
• LAS CUATRO CAUSAS (aitía y, en singular, aition).
Puesto que conocer algo científicamente es conocer sus causas, la Física debe ocuparse de establecer las causas
de los seres naturales. Siendo la causa el principio radical, distingue Aristóteles cuatro causas, a saber:
1)Causa material (ej. El bronce de que está hecha la estatua); 2) Causa formal (la forma de la estatua); 3) Causa
eficiente o motriz (el escultor); 4) Causa final (adornar un templo). Pero Aristóteles, pensando como un biólogo,
suele afirmar que tanto el fin como el motor se reducen a la forma: es ella quien mueve al ser vivo desde dentro,
y su perfeccionamiento es la finalidad de la vida. La causa final (telos) aparece por primera vez en Aristóteles.
• EL MOVIMIENTO (metabolé, cambio en general; kinesis, movimiento).
La Física estudia la naturaleza y las causas de los seres naturales. Ahora bien, es evidente que todos los seres
naturales están en movimiento: este es un hecho que Aristóteles admite a partir de la experiencia. Aristóteles
distingue los siguientes tipos de cambio: 1)Substancial: generación y corrupción. 2)Accidental: movimiento
(cuantitativo –crecimiento y disminución-, cualitativo –alteración-, y locativo –traslación-).
Concluye Aristóteles que el movimiento sólo puede explicarse a partir de tres principios: hipokéimenon o sujeto,
la forma y la privación de la forma. De esta manera en todo cambio permanece un sujeto, que es el que cambia y
se transforma. Y define el movimiento como “El acto de lo que está en potencia en tanto que está en potencia” Fís. III, 1.
201 a 10. Con el ejemplo del atleta, vendría expresado mediante la imagen de que el atleta pasa al acto desde su
carácter de potencial corredor en el estadio, pero mientras continúa corriendo no deja ni un instante de tener la
potencialidad de seguir corriendo, por cuanto si así fuera no podría seguir moviéndose.
• EL PRIMER MOTOR.
Al final de la Física afirma taxativamente Aristóteles la eternidad del movimiento y del tiempo- Pero a su vez
afirma la necesidad de que exista un primer motor, causa del movimiento eterno del cosmos. En efecto, puesto
que el movimiento es el paso de la potencia al acto, debe haber un motor (kinetikon) que haga pasar al móvil de la
potencia al acto. En general, “todo lo que se mueve es movido por otro”. Los motores pueden ser a su vez
movidos, pero la serie no puede ser infinita; tiene que existir un primer motor que sea inmóvil, causa del
movimiento entero del mundo.
2. EL ALMA (ANTROPOLOGÍA)
Aristóteles desarrolla su teoría acerca del alma en el tratado Sobre el alma. Aquí parte del estudio de los
organismos vivos. Fruto de sus observaciones, concluye que cuerpo y alma constituyen una única substancia, y
están entre sí en la misma relación que la materia y la forma. El alma es la forma del cuerpo en tanto que cuerpo
organizado. Por eso Aristóteles considera un absurdo la doctrina de la reencarnación, puesto que no puede ser
forma de cualquier cuerpo.
En tanto que forma, es el principio más radical de toda la actividad del ser vivo. Son inseparables, un cuerpo
sin alma dejaría de ser un organismo o un animal. Y, a su vez, un alma sin cuerpo no sería nada (como no es
nada la vista separada del ojo).
La doctrina aristotélica supone la negación de la inmortalidad del alma humana.
Los intérpretes posteriores recogieron, sin embargo, la noción de “intelecto agente”, como algo separado,
inmortal y eterno, que con Avicena (s. XI) pasará a ser la razón divina inmanente en el hombre, abriendo una
vía ajena a Aristóteles que llegará sin embargo hasta la síntesis escolástica de Tomás de Aquino.

3. ÉTICA (LA MORAL)


Aristóteles escribió –además de La Gran Ética, que es un resumen tardío-, la Ética a Eudemo, perteneciente al
segundo período, y la Ética a Nicómaco, perteneciente al tercer período y que supone la versión definitiva de la
ética aristotélica.
En dicho tratado, la ética aparece como “eudemonismo”, es decir, es una ética de la felicidad. Pero es también
una ética de la virtud, ya que ésta es el medio por excelencia para alcanzar la felicidad.
• LA FELICIDAD.
Aristóteles comienza planteándose un problema en el que se adivinan las discusiones que tenían lugar en el
seno de la Academia platónica. Puesto que la moral es el arte de “vivir bien”, ¿qué es lo bueno para el hombre?
¡Cual es el bien supremo, que coincidirá con el fin último de todos sus actos? Habrá entonces que determinar en
qué consisten la felicidad y el bien supremo. Aristóteles revisa las diferentes teorías que se discutían entre los
discípulos de Platón. Unos otorgaban la primacía a la vida activa del político, cuyo bien supremo es la gloria y la
virtud; otros, a la vida contemplativa del filósofo, cuyo bien supremo es la sabiduría; otros, en fin, la
encontraban en la vida placentera, cuyo bien supremo es el placer. Aristóteles rechaza el platonismo según el
cual existe el bien supremo, puesto que para él hay muchos tipos de bienes. Además, la ética no puede ser
abordada desde un punto de vista estrictamente teórico, sino a partir de los hechos, es decir, de la experiencia
moral. La solución aportada por Aristóteles es que la felicidad consiste en el ejercicio perfecto de la actividad
propia del hombre (del mismo modo que el bien y la felicidad del músico es tocar la flauta). Esa actividad es sin
duda la actividad del alma, y para que sea perfecta debe ir acompañada por todas las virtudes.
Al final de la Ética a Nicómaco afirmará que la actividad más propia del hombre y la que mayor felicidad le
proporciona es la contemplación teórica, la sabiduría. Por consiguiente la felicidad consiste en unir sabiamente la
virtud, la contemplación y los bienes exteriores.
• LA VIRTUD.
Según Aristóteles, la virtud es una disposición del alma, una capacidad y aptitud permanente y preferencial
para comportarse de un modo determinado. Nada más lejos del intelectualismo moral de Sócrates, ya que aquí la
virtud requiere de la voluntad del individuo. Éste ha de “actuar a sabiendas, proceder en razón de una decisión
consciente y preferir esa acción por sí misma, con una actitud firme e inquebrantable” Et. Nic. II, 4, 1105.
Por esta razón, la virtud se adquiere por el ejercicio y el hábito (éthos), “para que un hombre se haga justo es
necesario que practique la justicia”. Por lo tanto, no nacemos virtuosos por naturaleza, ni tampoco basta la
enseñanza.
Por fin, Aristóteles señala que la virtud consiste en un término medio (mesótes) entendido como el equilibrio
entre dos extremos: así por ejemplo el valor es un justo medio entre el temor y la temeridad. Sin duda,
Aristóteles recoge la idea pitagórica de simetría ya presente en Platón, y el concepto médico de “medida”
utilizado por la medicina médica griega de la época.
Al igual que los médicos, el término medio no puede establecerse en abstracto, o en general, sino de acuerdo
con las circunstancias de cada uno. Es por esto que, ya en el siglo XX, el filósofo español Aranguren situara a la
ética de Aristóteles dentro de las denominadas éticas materiales, en el polo opuesto de las éticas formales, cuyo
paradigma se encuentra en la razón práctica de Inmanuel Kant.
Aristóteles distingue dos clases de virtudes: a) morales (éticas) y b) intelectuales (dianoéticas). Entre éstas
últimas cita la prudencia o phrónesis, virtud del hombre sensato, y la sabiduría o sophía, culminación de la vida
moral. Más que clasificar las virtudes, describe a los tipos humanos que las poseen, bajando del terreno teórico
para referirse a ellas en el ámbito de lo concreto.
4. POLÍTICA
La ética aristotélica desemboca en la Política y parece subordinarse a ella. Ambas consideran el bien del
hombre. Sin embargo, “el bien es ciertamente deseable cuando interesa a un solo individuo; pero se reviste de un carácter más
bello y más divino cuando interesa a un pueblo y a un Estado entero” Et. Nic. I, 2, 1094 b. Además, nadie puede ser
virtuoso si no ha sido educado, y es al Estado a quien compete en último término, la tarea educativa.
“El Estado, es naturalmente anterior a la familia y a cada hombre tomado individualmente. El todo es anterior a cada una de
las partes. Y si cada individuo tomado aisladamente no se basta a sí mismo, es que debe ser referido a la totalidad” Pol. I, 1, 1253
a. Por esta razón el hombre es un animal político o comunitario (politikòn zoon). El hombre es el único animal
que posee lenguaje y gracias a esta facultad puede el hombre comunicar con sus semejantes acerca “del bien y el
mal, de lo justo y lo injusto, y de las demás cualidades morales y es la participación y comunidad en estas cosas lo que hace a una
familia y a un Estado”. La prioridad del Estado se basa en el hecho de que sólo él puede bastarse a sí mismo, es
verdaderamente autárquico, no así el individuo y la familia. Dicha autarquía no es exclusivamente económica,
sino sobre todo ética y humana. Sólo en el Estado puede alcanzarse el bien y la justicia. Por eso, el Estado no es
un fin en sí mismo, sino que el fin del Estado es la felicidad y la perfección moral de los ciudadanos.
Su teoría de las formas políticas es notablemente pragmática. Critica tanto la política idealista-utópica de
Platón como el universalismo imperialista de Alejandro. Recoge la clasificación generada por los sofistas en
monarquía, aristocracia, democracia (politeía o gobierno constitucional), con sus degeneraciones en tiranía,
oligarquía y demagogia. A ésta última es a la que Aristóteles llama “democracia”. En las tres primeras formas
gobiernan los mejores y más virtuosos y lo hacen en vistas al bien común, no en provecho particular. Cuando
esto no es así, se deriva hacia las formas degeneradas. Sin embargo, el pragmatismo de Aristóteles le lleva a no
preferir ninguna en especial, sin tener en cuenta primero las condiciones geográficas, económicas o de psicología
de los pueblos. Pese a todo, se vislumbra una tendencia a preferir una politeía basada en las clases medias y
gobernada por los mejores, punto de vista que coincide con su teoría ética.

También podría gustarte