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Índice de
Vulnerabilidad
Social en Venezuela
INVUS 2021
Lo más delgado de la cuerda
Coordinación General:
Anitza Freitez
Equipo responsable:
Natalia Sánchez, Luis Pedro España y María Gabriela Ponce
Diseño Gráfico y Diagramación
Ani Guillén
Ilustraciones
Ani Guillén generadas a través de OpenAI
Bibliografía 95
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Introducción
En la narrativa de los paises miembros de Naciones Unidas —lejos de desdibujarse—
ha venido cobrado fuerza la preocupación por la vulnerabilidad humana.
Incertidumbre, por supuesto, directamente asociada con los viejos problemas so-
cio-económicos que se han venido agravando por el severo impacto de las actividades
humanas sobre el medio ambiente y con la irruptora pandemia Covid-19 que sin duda
abrió la perspectiva a un nuevo mundo de fragilidades.
1 Este documento se denominó “Sostener el progreso humano: reducir vulnerabilidades y construir resi-
liencia” y en sus páginas establecen como puntos centrales los conceptos de vulnerabilidad y resiliencia.
2 El informe resalta que la llegada del Covid-19 encuentra de antemano un país con serios problemas de
movilización debido a la crisis de abastecimiento del combustible, pero que efectivamente el modelo de confina-
miento adelantado por el gobierno venezolano impactó negativamente la economía, el empleo y la educación.
(ENCOVI, 2021).
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Las primeras conclusiones del estudio no solo se relacionan con aspectos económi-
cos y sociales sino también institucionales. Señalan, justamente, la pérdida de institu-
cionalidad del estado venezolano considerando que este es el principal responsable
del establecimiento y la promoción de las oportunidades para el desarrollo.
“Los hogares en condición de pobreza pero no extrema son los que han mejo-
rado su consumo de alimentos. No sólo en términos generales, sino que tam-
bién parece haber mejorado la dieta…, y es el estrato que menos reduce el
consumo de leche y quesos. Uno de los factores que puede estar explicando
esta mejora en el grupo de hogares pobres no extremos es la concentración
de las ayudas sociales gubernamentales en este estrato. En cuanto al grupo
de los pobres extremos el gasto en alimentos cae en todos los rubros…”ENCO-
VI 2021 (resaltado nuestro)
Con el análisis comparativo entre la vulnerabilidad de los años 2016 y 2021 busca-
mos conocer el repliegue de bienes y servicios y de coberturas. Tal análisis nos permite
estimar el tamaño de los grupos vulnerables que se habrían dejado de atender y las
áreas específicas de desatención.
Responder a la pregunta sobre qué brinda el estado venezolano hoy a los más
vulnerables forma parte de nuestra discreta pretensión, porque aunque el empobre-
cimiento sea generalizado es necesario conducir los focos hacia los más vulnerables.
La pobreza también es heterogénea y su medición —más fina o más gruesa —deriva
diversidad de umbrales de atención.
Para hacerlo partimos de una reflexión global y luego al final volvemos a ella. Esto
es porque es posible que un contexto de pobreza como el venezolano pueda aportar
a una lectura en clave universal y más allá de la región, sobre la heterogeneidad de la
pobreza, sus complejidades y sus intensidades. También sobre la transformación que
sufren las vulnerabilidades epocales cuando la mayoría de la población se ha empo-
brecido y las crisis adquieren forma cotidiana y caracteres más concretos y cercanos.
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Aspectos Generales
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no solo tiembla la realidad a nuestro alrededor sino nuestra propia identidad, que aun-
que múltiple tiene un centro de gravedad: haber apostado por los sistemas de cono-
cimiento porque sabemos que normalmente funcionan. Entonces ante la anormalidad
un repliegue a la necesidad de seguridad aparece como una resaca que podría adquirir
dimensiones de un tsunami. Nos vemos vulnerables, desnudos, frágiles, incluso agre-
sivos. Un ejemplo de esto es lo sucedido ante la pandemia Covid-19, que quedará en
la memoria del planeta. Cierto imaginario de sujeto cultural con el que convivíamos
tuvo que reconvertirse de repente en sujeto material y biológico. Todos nos vimos
como especie vulnerable a escala planetaria. La condición biofísica nos recordó que
podíamos morir por una causa insospechada, ya que el sujeto cultural normalizado que
solemos ser no acostumbra a pensar en la muerte. Todo esto tiene que ver justo con
la característica de este sujeto de época que ya no es dual (Head, Jung) en condicio-
nes normales, sino múltiple y proteico (Lifton;1968) pero que vuelve a condensarse, a
hacerse “simple y primitivo” ante un riesgo o amenaza5.
Para muchas voces la imposibilidad de acordar con premura una agenda global
que actúe de manera eficaz sobre las consecuencias de nuestras acciones ante el
cambio climático contradice la postura racional de amplio espectro que debía existir
en la modernidad, y pone en tela de juicio la capacidad adaptativa para la vida que
se supone acompaña la racionalidad moderna. El antropoceno como nueva era —no
solo geológica sino societal —nace herida y riesgosa tal como etimológicamente tam-
el miedo a quedar desprovisto junto al grupo familiar debió haberse experimentado de la misma manera por las
“personas de carne y hueso”. Las emociones humanas, así como las necesidades, son finitas y nos hacen compren-
sibles multiculturalmente.
9 Esto podría ocurrir en paises aislados, como Venezuela, cuando se desató la crisis de la pandemia Co-
vid-19. Las clases medias venezolanas adoptaron comportamientos idénticos a los adoptados en condominios e
instancias de acción vecinal de paises intensamente interconectados con el entorno. Este “delirio” por sustitución
de identidad que experimenta el yo social se explica no en términos de la realidad comprobada sino como una
pertenencia simbólica a la modernidad.
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bién nace la palabra “vulnerable” que significa “herida”. Una sensación de impotencia
generalizada ante los acuerdos energéticos frente al cambio climático es fuente de
preocupación en la medida en que la comprensión del problema también es mayor.
Eventos desastrosos que quedan en la memoria colectiva ahora son vistos bajo el len-
te sospechoso, bajo la consideración de que han podido ser evitados. Se depende de
acuerdos y de agendas de los más altos niveles de los gobiernos de las naciones más
ricas del planeta, y el ciudadano común y distante ante el riesgo consume las noticias
de la desaparición de los glaciales, recicla sus desechos, participa en movimientos
ecológicos, y algunos se implican en el intenso activismo medioambiental. Sobre todo
en Europa se comprende que más pronto que tarde tendrá que comprarse un auto
híbrido o eléctrico. Pero a pesar de eso, la consciencia de que el planeta es una fuente
de riesgo está presente.
10 Nos referimos a las ideas expuestas en la obra de Maalouf, A. (2004) llamada Las identidades asesinas.
Hablamos de, por ejemplo, la identidad de las personas que asesinan a desconocidos movidos por un conjunto de
experiencias sociales que los conducen a la anulación de los otros.
15 INVUS 2021
11 El televisado asalto al Capitolio de Estados Unidos por parte de partidarios de Donald Trump el 06-01-
2021 grafica muy bien lo que queremos decir aquí.
12 No solo hablamos de los discursos ideológicos extremistas, fascistas o radicales sino de nuevos populis-
mos que mantienen la esencia de los clásicos modificando los contenidos, explicaciones y promesas expuestas.
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13 Este tema es tratado con profundidad por Zygmunt Bauman. Lo hace privilegiando el tema del consumo
y su importancia al momento de definir una nueva pobreza..
14 Nos referimos a la teoría de Schwartz que muestra los valores humanos en dicotomía autotrascen-
dencia- autopromoción, y conservación y apertura al cambio. Para profundizar este aspecto puede consultarse:
Schwartz S, y Sagiv L, Identifying culture-specifics in the content and structure of values, Journal of Cros- cultural
Psychology, 1995.
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misma de la pandemia por parte de los gobiernos15. Pero esta vulnerabilidad no solo
tiene que ver la crisis sanitaria Covid-19 aunque este evento la haya puesto de mani-
fiesto. La atención estatal a esta población es de las más polémicas en muchos paises
por considerarse insuficiente, y se ha constituido en punto de debate político de las
oposiciones a los actores en ejercicio del poder.
Lo que está claro es que la dinámica familiar, las ocupaciones laborales, el tamaño
de las viviendas y los requerimientos de atención médica especializada, son caldo de
cultivo que promueve la necesidad de contar con robustos sistemas de atención sani-
taria para la población mayor. Pero saliendo del plano de atención estatal y entrando
en el plano subjetivo planteamos que esta es una vulnerabilidad existencial que im-
plica el deterioro de lo que se es, de la representación que se tiene de uno mismo. El
individuo mira su reflejo en el espejo y lo que este muestra es un cuerpo deteriorado,
pero leído por el que siempre se ha sido. Esa fuente de extrañeza de la propia imagen
y la variabilidad en el trato de familiares y personas cercanas por la nueva condición
de vejez abre un abanico de fragilidades psíquicas, físicas y emocionales. Esto si es que
el yo atemporal que mira el envejecimiento de su propio cuerpo aún mantiene sus ca-
pacidades mentales relativamente intactas y no es atacado por enfermedades dege-
nerativas que limitan la comprensión de sí mismo (como la enfermedad de Alzheimer
y la demencia senil) lo cual suma más puntos a una mayor condición de vulnerabilidad.
A todas cuentas, esta es, por condición biológica y social una población vulnerable en
todo el globo terráqueo. También lo es cada vez más, en cuanto sujeto de atención y
de cobertura sanitaria en sociedades envejecidas y con alta esperanza de vida.
15 Según la OMS más del 50% de las muertes por Covid-19 en Europa ocurrieron en residencias para ancia-
nos. Tomado de: https://www.dw.com/es/oms-m%C3%A1s-de-un-50-de-las-muertes-por-covid-en-europa-fueron-en-
geri%C3%A1tricos/a-53220299
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Lo dicho hasta aquí es solo una muestra de los temas de vulnerabilidad que son
preocupación del escenario global. Es cierto que considerando las amenazas conoci-
das hoy el sujeto de la modernidad se concibe más vulnerable que hace cincuenta
años, y que considerando el temperamento de época que hemos descrito podría estar
incluso más consciente de sus propias debilidades y heridas. Pero también es cierto
que producto, justamente de estas complejidades, existen grupos humanos en franca
desventaja ante el promedio. Grupos que no cuentan con el capital necesario para
conducir o mantener su biografía por el carril del bienestar. En medio de esta época
compleja, los viejos problemas continúan tocando a nuestra puerta y algunos nuevos
apenas comienzan a asomarse. Además, el carácter revisionista y suspensor de lo es-
tablecido que ha tomado cierto ánimo en estos años abre la puerta a tendencias de
comportamiento en algunos casos impredecibles que conducen a nuevas formas de
vulnerabilidad.
Fenómenos como el creciente papel del otro como enemigo en la narrativa de ac-
tores políticos que sugieren una confrontación abierta como estrategia de marketing
político; la aspiración a la renuncia de valoraciones intergeneracionales y de patrones
de comportamiento familiares; las posturas revisionistas radicales que inmoralizan todo
lo que no es políticamente correcto casi como si fuesen nuevos dogmas religiosos; los
juicios mediáticos que se convierten en los nuevos mecanismos “legales” de acceso a
la justicia; la aspiración obsesiva de ampliar el consumo de bienes cuyo acceso se hace
imposible para la mayoría; la contra ilustración de actores mediáticos que contradicen
sin pudor los elementales avances científicos y las crecientes tasas de suicidio, son
algunos de los aspectos que se traducen en potenciales arenas movedizas en la so-
ciedad contemporánea y que pueden constituirse en nuevas y heterogéneas fuentes
de fragilidad.
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Todo lo planteado, y sin ánimo de ser exhaustivos con relación a las fuentes de
vulnerabilidad en un contexto global, contribuye a bosquejar el clima de incertidumbre
que aviva la aparición de las fragilidades humanas y el interés por abordar estos temas
desde las más relevantes instancias de discusión del desarrollo a escala mundial. Pro-
ducto de múltiples aspectos sociales, socio-tecnológicos y materiales, comunicaciona-
les, culturales, estéticos y políticos la época actual obliga desde la política pública a
considerar la vulnerabilidad de los grupos con miradas más sagaces e imaginativas. No
se trata de intentar detener cambios que no tienen vuelta atrás tal como antes resul-
taba irremediable el avance de las sociedades industrializadas. Si no de hilar más fino
al momento de discriminar los umbrales que separan a la población más vulnerable de
la que lo es menos.
Para ello habrá que, algunas veces, poner de lado y temporalmente, las mediciones
tradicionales de las fortalezas y replantearse miradas más complejas y afinadas que
den cuenta de las vulnerabilidades. Significa esto que en la modernidad necesaria sub-
yace la necesidad del rastreo cada vez más acucioso de las fragilidades humanas y es
por esto que afirmamos que el tema de la vulnerabilidad seguirá estando en la escena
global en los próximos años.
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Desde hace al menos tres décadas el objeto declarado de la acción pública se aso-
cia con la búsqueda de la cualidad individual de la elección. Desde entonces se suele
mirar el complejo tema social del bienestar en clave más personal, desde la perspec-
tiva de la vida de los individuos. Esta lectura calza a la perfección con los tiempos
que corren en donde la subjetividad ha cobrado relevancia y se hace centro no solo
en las reflexiones académicas sino también en materia de políticas. Esta igualación
del desarrollo social con la capacidad de elección individual, así como el descenso al
microcosmos del sujeto desde las alturas de la macro economía, son intenciones com-
partidas que orientaron el sentido de los esfuerzos por diseñar y ejecutar políticas para
la promoción del desarrollo y para el enfrentamiento a la pobreza.
Sin duda es un consenso que la efectividad del estado debe comprobarse en última
instancia en la vida de los hombres y las mujeres. Allí está — en los atributos produc-
tivos que poseen las personas, en las condiciones que le rodean y en sus mentes—el
auténtico lugar de medición. Ser efectivo significa lograr que los individuos cuenten
con el capital que les permite apropiarse de las oportunidades que gravitan a su alre-
dedor y que a la vez les generan autonomía.
Parece derivarse otro consenso consecuente al enfoque humano del desarrollo, que
reza que mientras más multicausal y multidimensional sea la aproximación al sujeto
mejor serán los resultados de la política. De allí que uno de los empeños expuestos en
las instancias de discusión sobre el desarrollo a escala global sea la construcción de
cada vez mejores indicadores que den cuenta de la compleja realidad que rodea a las
personas. Afinar la puntería exige conducir la medición hasta el sujeto y su contexto,
sin renunciar al imperativo ambicioso de pretender como fin último que este se haga
“dueño de su vida”. Por esto el razonamiento complejo es una condición indiscutible en
la ingeniería del desarrollo que se convierte un poco más en arqueología, sobre todo
si se trata de identificar a través de las diferentes gradualidades las situaciones insatis-
factorias (situaciones antítesis del bienestar como la pobreza), a los que se encuentran
menos habilitados de todos.
Sin embargo, aclaramos que la vulnerabilidad social aunque tiene que ver con las
desventajas para alcanzar el desarrollo, puede referirse a vulnerabilidad por privación
pero no siempre es así. Por supuesto, las sociedades establecen mediciones para orien-
tar la política pública y de ellas extraen el perfil de los vulnerables. Estos concentran
la peor condición en cuanto a las variables elegidas y en comparación con el resto de
la sociedad. Por ello ayuntamientos, direcciones de planificación, organizaciones como
la Cruz Roja o Caritas, exponen índices de vulnerabilidad social y ranking en las socie-
dades desarrolladas que pueden distar de un perfil de precariedad, justamente porque
los niveles de pobreza también son más bajos, menos extensos y menos severos. La
vulnerabilidad por privación adquiere fundamentalmente en las grandes ciudades de
paises desarrollados forma de homeless concentrados en algunas zonas particulares
de las mismas.
Dicho de otra forma, la vulnerabilidad social puede estirarse y achicarse cuanto sea.
Es de materia elástica, porque se refiere a un contexto en particular y a una realidad
relativa. Al menos a los ojos del actor que planifica sobre ella y es por esto que no hay
una única forma de medirla, aunque esté claro que la condición de desarrollo atraviesa
un conjunto de derechos universales.
Por otra parte, para el sujeto que atraviesa la condición de vulnerabilidad social
la percepción de su problema es parecida en cualquier lugar del mundo, porque la
vulnerabilidad social remite a necesidades humanas insatisfechas17. Lo que queremos
decir es que también hay una dimensión interior y experimentada del vulnerable. Esta
se centra en la percepción de que se ocupa “el último lugar” en la fila del bienestar de
la sociedad conocida. Lo mismo sucede si este puesto de “vulnerable” se reconoce en
una clasificación que se ha hecho en la ciudad de Panamá, en la zona metropolitana
de Viena o de Nueva York, en la compleja urbe mexicana o en Saigón. Es igual, porque
en términos relacionales y subjetivos poco importa el contenido que da lugar a la
exclusión y más importa la forma de interacción a la que ella expone. Desde una pers-
pectiva relacional y psicosocial las personas más vulnerables (en términos sociales) de
cualquier lugar del mundo comparten justamente el pertenecer a la subcultura de la
exclusión. Son excluidos incluso dentro del mismo grupo de referencia al cual algunas
veces se pliegan sobre todo por territorio o estrato social18.
Cuando las cosas marchan bien en las sociedades, la pobreza que existe es consi-
derada marginal. Hablamos de grupos minoritarios que son objeto de políticas asis-
tenciales y que también son objeto de exclusión desde la observación de la sociedad
en su conjunto. Sobre ellos se posa una mirada sospechosa ya que “algo tuvieron que
hacer mal” para no escapar de la pobreza ante la inmensa estructura de oportunidades
existente y generalizada. Y si las cosas van mal en estas sociedades y se plantean crisis
sobre todo centradas en dinámicas laborales, entonces surge la pobreza descalificado-
ra que básicamente apunta a unos nuevos pobres que nunca antes lo fueron, y que por
supuesto no saben serlo. Son quienes han caído en un foso desconocido y ante esta
caída no cuentan con una cultura ya practicada sobre cómo ser pobres. Se encuentran
sin redes de soporte, en el vacío y en la incertidumbre.
Lo anterior significa que cuando las variables estructurales de una sociedad son las
que definen la condición de pobreza, también existe una fragilidad socio-institucional,
por lo tanto se ven afectados los activos cognitivos y relacionales con los cuales se
podría salir de la pobreza. Por ejemplo, aquella vulnerabilidad biográfica de futuro
que describíamos en términos globales toma forma ahora limitada; si antes privaba el
planteamiento de “calzar” en una oportunidad laboral para construir la vida a medida,
ahora el ajuste que se intenta calzar es para la sobrevivencia, y muy posiblemente no
en clave individual sino familiar. El proyecto de vida soñado se va haciendo cada vez
más lejano y seguramente en algún momento se deja de lado porque la realidad así
lo impone. Esto sucede con los jóvenes y las personas potencialmente activas en tér-
minos laborales.
19 Puede que sea por esto que en los paises pobres la inquietud por el cambio climático o por el tema de
la sustitución de las energías fósiles no sea de las más elevadas.
20 Este es el verdadero argumento para justificar la necesidad de un índice de vulnerabilidad; la heteroge-
neidad de la pobreza. Lo veremos más adelante cuando contextualicemos América Latina.
25 INVUS 2021
Por todo lo dicho, las condiciones de vida en pobreza no solo tienen que ver con
aspectos económicos o sociales como elementos de políticas públicas, sino con formas
de funcionamiento de las unidades familiares y de los gobiernos muy particulares. La
vulnerabilidad socio-política, por ejemplo, podría verse agravada por la conflictivi-
dad social y la respuesta represiva de los gobiernos en el entendido de que maneje
posturas poco democráticas para mantenerse en el poder en medio de un clima de
descontento por las insatisfactorias condiciones de vida de las mayorías. La acción de
los gobiernos en sociedades con pobreza estructural podría ocasionar mayor vulne-
rabilidad ciudadana dada la sujeción de la afiliación política como única puerta de la
activación de mecanismos para la disminución de la vulnerabilidad.
Entonces volvemos al punto inicial de Sen que mencionamos en este aparte para
afirmar que el desarrollo de una sociedad —al fin de todas las cuentas— podría eva-
luarse de acuerdo a si los sujetos que forman parte de ella, tienen (y han tenido) el
control sobre su propias vidas y si han incidido sustantivamente en las condiciones ma-
teriales, sociales y culturales que los arropan. Esto es si, de acuerdo a la cualidad que
han podido ejercer en su propia biografía producto de la acción del estado, del mer-
cado y de las redes de interacción social , han logrado alcanzar niveles de bienestar.
Se han hecho esfuerzos regionales desde hace al menos veinte años para definir y
orientar la política pública tomando en consideración el concepto de vulnerabilidad
predominantemente asociado con la pobreza, aunque se aclare que se trate de dos
definiciones diferentes (la de pobreza y la de vulnerabilidad). Autores como Kaztman,
(1999); Rodríguez Vignoli (2000), Filgueira (2001) Busso, (2005) Moreno Crossley (2008)
son considerados de los más influyentes en el tema21.
21 González, L. (2009) en el Orientaciones de lectura sobre vulnerabilidad social en Lecturas sobre vulnera-
bilidad y desigualdad social. Córdoba: Centro de Estudios Avanzados (UN Córdoba) – CONICET.
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Por otro lado, y catorce años después de los esfuerzos de teorización de Kaztman y
otros expertos cepalinos, en el Informe sobre Desarrollo Humano del año 2014 (Nacio-
nes Unidas) se volvía a debatir sobre el concepto:
Esta definición, aunque general, resalta la posibilidad de un deterioro que luce cer-
cano. Tal como si la situación de vulnerabilidad significara estar de pie sobre una fina capa
de hielo. En el caso regional esta amenaza está relacionada sobre todo con la pobreza.
El autor hace énfasis en el aspecto bisagra del concepto que conecta los activos
del sujeto (familia) con el entorno; el desfasaje o asincronía entre los activos de los
hogares o sujetos vulnerables, y la estructura de oportunidades a la cual no puede
accederse. Este desacoplamiento a todas luces está producido por las causas estructu-
rales presentes en la región que condicionan el desarrollo.
Nos parece que ambos aspectos (activos y oportunidades) son claves y depende
del carácter aplicado que pretendan los estudios, resulta útil priorizar uno u otro. Sin
embargo compartimos el argumento que entra en consonancia con lo planteado por
Kaztman en cuanto al estudio de los recursos internos del sujeto vulnerable:
24 Nos referimos a Caroline Mosser. Sobre ella cita Gustavo Busso a Jorge Rodríguez, quien comenta sobre
el despertar de los estudios sobre vulnerabilidad en la región a mediados de la década de los noventa: “Este auge
parece haber sido gatillado por los estudios de Caroline Moser y su grupo en el Banco Mundial, que se sintetiza-
ron en el denominado ‘asset/vulnerability framework’, y que subrayaron que la mayor debilidad objetiva de los po-
bres (vulnerabilidad) para enfrentar la sobrevivencia cotidiana o, con mayor razón, las crisis económicas, podía ser
contrarrestada con una adecuada gestión de los activos que tienen con independencia de sus ingresos escasos”.
Justo esta es la postura discordante para muchos.
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No solo lo compartimos, sino que ponemos más carne en el asador: desde la política
pública en contextos generalizados de pobreza el estudio de los sujetos vulnerables
(que coincidimos en afirmar son los hogares) debe priorizar el dimensionamiento de
los déficits de activos y no el capital que hay en ellos. Esto justo es así porque es sobre
las brechas sobre las que hay que actuar. No solo habría que analizar la estructura de
oportunidades para cuantificarlas, sino también comprender a los sujetos vulnerables
como actores deficitarios . Es lógico concluir que si tuviesen los activos necesarios
para lograr la movilidad social lo harían. Estudiar los activos “con independencia de los
ingresos escasos” (Moser) sería útil si estos podrían constituirse en eventualmente en
activos para el desarrollo y para ello, son los estudios psicosociales los que podrían
apuntar hacia donde dirigirse.
Más allá de esta diatriba sobre donde poner el énfasis, si en las capacidades o en
los déficit, no hemos encontrado una unicidad de criterios para el establecimiento
de un índice general de vulnerabilidad en los paises de la región. Pero sí afirmamos
que cuando se habla de vulnerabilidad se agrupan diferentes indicadores en donde
los educativos, laborales, sanitarios y de condiciones de las viviendas no suelen estar
ausentes, y cierto carácter de localización municipal parece privar en las mediciones.
• Tiene que ver con las características particulares de las sociedades sobre la
25 Consultado en https://repositorio.cepal.org/handle/11362/19973
INVUS 2021 30
26 En este caso nos referimos al índice de vulnerabilidad social propuesto en base a la encuesta CASEN
administrada en una provincia de Chile en el año 2000. Tomado de https://www.redalyc.org/pdf/902/90217096005.
pdf
27 En este caso nos referimos al índice estimado por Unidad de Atención a población vulnerable de la
Secretaria de Salud, DIF Nacional estimada en el año 2017 en Jalisco, México. Se puede consultar en: https://trans-
parencia.info.jalisco.gob.mx/sites/default/files/%C3%8Dndice%20de%20Vulnerabilidad%20Social%202017.pdf
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El punto común, como hemos dicho, el lugar en donde todos convergen, es que en
la región la vulnerabilidad es una medición que ayuda a comprender la heterogenei-
dad de la pobreza, y contribuye a detectar a quiénes corren mayores riesgos por su
propia condición de precariedad. Sin duda la medición de la vulnerabilidad conlleva
a la medición de la estructura de oportunidades para salir de la pobreza que es res-
ponsabilidad de los hacedores de la política pública. Creemos que el impulso que el
concepto tuvo a principios de siglo funcionó para dimensionar y ordenar la aspectos
teóricos que a su vez refuerzan el carácter localizado del concepto.
concepto, por lo cual es muy posible que debajo de este desequilibrio entre medida
y argumentación se encuentre la idea de que nada es peor en política que considerar
homogéneo algo que en esencia es heterogéneo28.
• ¿Cuáles son los atributos productivos de ese individuo para integrarse al merca-
do?
• ¿Cuáles son los activos existentes en su hogar para enfrentar las condiciones
adversas de pobreza?
La primera pregunta tiene que ver con las políticas de desarrollo a la que el indivi-
duo tiene acceso. La segunda tiene que ver con los atributos productivos que él posee
para encarar la vida (educativos, sanitarios, laborales), y la tercera está relacionada
con las capacidades instaladas en su grupo social de referencia, que a su vez forman
parte del conjunto de activos que le permitirían enfrentar los riesgos subyacentes en
la pobreza.
28 Algunos autores, como Gustavo Busso, reseñan los problemas metodológicos de la medición de un
índice de vulnerabilidad de forma detallada. Apuntan aspectos como la existencia de factores estructurales pero
también coyunturales que pueden contribuir a vulnerabilidades locales. Véase: http://www.derechoshumanos.unlp.
edu.ar/assets/files/documentos/vulnerabilidad-social-nociones-e-implicancias-de-politicas-para-latinoamerica-a-ini-
cios-del-siglo-xxi.pdf
33 INVUS 2021
Aquí hemos optado por la comparación entre los venezolanos entre mejor y peor
situación, seleccionando de entre varios indicadores los que “marcan” mejor la condi-
ción de mayor vulnerabilidad. De forma tal que este índice construido se convierte en
un análisis multivariable, tal como el de la pobreza multivariable que arrojó la pobreza
por privación en ENCOVI 2021. La diferencia es que el aspecto discriminador del índice
fue establecido ya en conocimiento de la pobreza multidimensional, lo que lo con-
vierte en una medición de segundo nivel; la detección de los más débiles ante el mapa
conocido de indicadores que ya reflejaban una situación de pobreza generalizada. Este
índice tiene así más que ver con la relación del sujeto vulnerable con el entorno, pero
solo considerando los atributos negativos que posee; es decir los déficits en cuanto
a la atención social, a los carencia de los propios atributos productivos y a su grupo
familiar. No se realizó un análisis de los activos o capital de los sujetos u hogares, lo
cual hubiese dado pistas sobre las estrategias de sobrevivencia en pobreza de unos
grupos sobre otros29.
Con ellas abordamos las tres áreas que conjugan teóricamente la vulnerabilidad so-
cial, que se refieren al componente estatal (el déficit de políticas sociales estructurales
y compensatorias), al componente privado (la ausencia de los atributos productivos o
activos laborales, educativos y sanitarios) , y al componente familiar y relacional (re-
lativo a las deficiencias de las redes sociales que el sujeto posee y que a su vez han
influido en su forma de relacionarse).
Todo esto tomando como punto de partida las condiciones de la población general
venezolana.
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Tabla Número 1
Dimensiones, Sub dimensiones e Indicadores considerados para el establecimiento del INVUS
ECONÓMICA
1-Personas mayores de 18 años no bancarizadas[1]
2-Personas en hogares sin ingreso en condición de
Ingreso pobreza extrema.
3-Personas en hogares en los que el 100% del
ingreso proviene de fuentes no laborales[2].
4-Personas desempleadas
Empleo 5-Personas que trabajan menos de 36 horas por falta
de oportunidades[3]
6-Personas ocupadas que no cotizan
SOCIAL
7-Personas con edad de jubilación sin acceso a
pensiones o jubilaciones por vejez[4].
8-Personas en hogares en situación de pobreza
extrema sin acceso a los mecanismos de protección:
Asistencia
Claps[5].
9- Personas en hogares en situación de pobreza
extrema sin acceso a los mecanismos de protección:
Bonos y transferencias[6]
10- Personas de 18 años y más por debajo de 12
años de escolaridad
11- Personas en hogares con población entre 6 y 17
años que nunca han asistido a algún centro educativo
Educación
que no asisten actualmente por razones ajenas a su
voluntad.
12-Personas en hogares con población entre 6 y 17
años con rezago severo[7].
SALUD y ALIMENTACIÓN[8]
13-Personas en hogares en los que algún miembro
no asistió a algún centro asistencial por problemas del
sistema de salud.
Salud 14- Personas en hogares en los que algún miembro
fue a consulta y no pudo adquirir todo el tratamiento.
15-Personas sin afiliación a seguro médico ( público o
privado)
VIVIENDA
16-Personas que residen en viviendas con mala
calidad estructural
[5]. Se trata de no recibirlas con periodicidad mensual [6]. Se trata de que al menos un miembro lo reciba con
periodicidad mensual. [7]. Rezago severo se considera superior a dos años y más del grado correspondiente. [8].
El indicador relativo a la inseguridad alimentaria moderada y severa como parte del componente de salud será
abordado al establecer la comparación entre la vulnerabilidad del año 2021 y la del año 2016, estimándose en ese
momento para ambos años. [9]. Cociente entre el número de menores de 15 y mayores de 60 por el número total
de personas que habitan el hogar. [10]. Relación entre personas desocupadas por ocupadas. Mas de tres personas
[11]. Estos son los que corresponden a las casillas sombreadas.
37 INVUS 2021
Dimensión Económica
Las cifras por sí solas muestran que no hace falta extender mucho más la des-
cripción de la realidad para comprender que al hablar de los más vulnerables, o de
cuán vulnerables son, nos distanciaremos sustantivamente de una situación óptima
de desarrollo y de “no pobreza” reservada solo a un 35% de la población venezolana
que no califica dentro del grupo pobre de acuerdo a los componentes de la pobreza
multidimensional del informe ENCOVI 202133.
Hemos expuesto todo lo anterior para establecer por qué los venezolanos cada vez
somos más dependientes de los ingresos no asociados a nuestra capacidad productiva.
Bonos, transferencias y remesas contribuyen a mantenernos sujetos a la cuerda, y a no
dejarnos caer. Esto desdibuja el rol del estado como proveedor de las oportunidades
para el desarrollo, como sucedería en un estado de derecho, y lo pone a cumplir solo
el penoso papel de uno que gestiona la inseguridad de los ciudadanos que por vías
autónomas son incapaces de generar ingresos. Opacado su papel de promotor del
bienestar y realzado el de distribuidor de la precariedad, la estructura de oportunida-
des ofertadas tiene una existencia casi fantasmal, al menos las que se asocian con la
eficacia para la superación de la pobreza.
33 La pobreza multidimensional estimada en ENCOVI 2021 contempla los componentes de: insuficiencia de
bienes, insuficiencia de ingresos, deficiencia de electricidad, deficiencia de aguas servidas, deficiencia de agua,
ausencia de seguro, tenencia de vivienda, desempleo, hacinamiento, calidad de vivienda, logro educativo, rezago
escolar, inasistencia escolar.
34 Este documento enfatizara la condición de vulnerabilidad asociada a condiciones de pobreza y privación.
Junto a las personas en situación de privación se consideran vulnerables otros grupos poblacionales como las
minorías, las mujeres, los niños, los jóvenes, las personas de edad avanzada, las personas que presentan algunas
discapacidad física o mental, las minorías étnicas, la comunidad LGBTIQ+. Estos grupos por razones etarias, cultu-
rales, de genero podrían incluir la lista de población vulnerable en tanto que su aproximación al ejercicio de sus
derechos humanos se ve obstaculizada por aspectos externos existentes en la sociedad. Excluyendo la vulnera-
bilidad etaria o asociada a ciclos de vida (niños, jóvenes, personas mayores) se refiere a grupos cuya limitación
básica se centra en la dimensión cultural y jurídica de la sociedad. Pero este documento se centra en la vulnerabi-
lidad social asociada a la pobreza multidimensional.
39 INVUS 2021
Imagen Número 1
Porcentaje de receptores de ingresos no laborales de acuerdo a nivel de pobreza- 2021
Nivel de pobreza
76.6%
65.2%
50.7%
32.6% 30.0%
24.3% 25.0%
17.8%
13.2% 10.7% 12.9%
7.3%
2.2% 3.4% 3.1%
El 25% de los pobres extremos del país reciben pensiones y el 76% reciben bonos. La
mitad de los beneficiarios de estos últimos afirma recibirlos una vez al mes; un 17,7% re-
fiere una frecuencia de obtención bimensual; un 15,2% trimestral y un 19,5% quincenal35.
De acuerdo a lo relatado se considera que estos tres indicadores dan cuenta de una
condición de mayor fragilidad o desventaja en medio de las ya desventajosa situación
de ingreso que atraviesa el país.
Recordamos algunos aspectos laborales del país. En líneas generales se afirma que
en Venezuela el empleo público y privado se ha destruido, con lo cual el trabajador
por cuenta propia ha visto engrosar las filas en veinte puntos porcentuales36. El informe
35 El valor promedio de los bonos recibidos en los hogares es de 4,6 $. En un hogar pueden haber varios
beneficiarios.
36 El vaciamiento de las filas de los empleados públicos es llamativo, dado que años atrás conseguir un
puesto de trabajo en el aparato público era apetecible y un proyecto laboral para muchos. El clientelismo de los
INVUS 2021 40
también plantea que hay un desempleo encubierto muy alto. La población económi-
camente inactiva en Venezuela es de 51%. En el año 2017 tuvo el valor más bajo desde
que se mide ENCOVI con 41,5%. Según el estudio el 30,8% de la población se encuentra
en condición de desempleo abierto, subempleo visible o desempleo desalentado y un
35,8% está ocupado. Un 25,8% está inactivo .
Fue esta situación generalizada del empleo en el país que condujo a la selección de
quienes no cotizan estando ocupados, de quienes están desempleados y de quienes
trabajan menos de 35 horas a la semana como el modelo tipo de vulnerable laboral-
mente. Desde la ocurrencia de estos tres elementos se construyeron los niveles de
vulnerabilidad laboral. Los tres indicadores en su totalidad son individuales dada la
naturaleza de la actividad laboral como activo personal, entendiéndose que la retribu-
ción económica recibida por la realización de tal actividad sí es considerada como un
aspecto del grupo familiar37.
Dimensión Social
gobiernos conducía a la ampliación a sus anchas del número de empleados a su cargo. El gobierno de Hugo Chá-
vez fue uno de los que engrosó las filas de empleados. Las condiciones del país eran otras y los salarios al ocupar
un puesto en la administración pública era considerado rentable, competitivo y una “buena fortuna”.
37 Esto es en el subcomponente de ingreso a través de los indicadores “personas en hogares sin ingreso” y
“personas en hogares en los que el 100% del ingreso proviene de fuentes no laborales”.
41 INVUS 2021
“Desde el año 2004 el Estado inició una política social basada en la presta-
ción de servicios a poblaciones que presentaban ciertos déficits de atención
social en áreas de salud, educación, alimentación e infraestructura. Cada
una de esas acciones se concebía como un programa social independiente
y enfocado en la reducción de lo que se consideraba un déficit de atención
social. A esa acción específica se le daba una denominación, un presupuesto
y un procedimiento, adicional a los servicios sociales tradicionales, las que
dieron el marco a las llamadas Misiones Sociales”
Imagen Número 2
Cobertura de las Misiones sociales según denominación y area de atención- 2021
La frecuencia con que se reparte las bolsas Claps varía. Su cobertura es enorme
aunque la crisis de movilidad y la imposibilidad de lograr las compras de los produc-
tos en la escena internacional ( producto de las sanciones) podrían haber influido en
la irregularidad de la distribución de los alimentos que ha quedado plasmada en el
estudio y que comprobaremos al analizar la vulnerabilidad entre los años 2016 y 2021.
Imagen Número 3
Frecuencia de recepción de Subsidio Gran Misión Abastecimiento Soberano y Seguro (Claps).
El estado venezolano también existe como ente ante el cual es preciso identificar-
se. Nos referimos al carnet de la patria. De esta forma, mediante este mecanismo de
identificación, se logra un registro de beneficiarios que simboliza a la perfección el
papel de distribuidor de beneficios que cumple. El 74% de los venezolanos dice tener
el carnet de la patria. El 76% revela que el mismo ha servido de mecanismo para la
obtención de bonos eventuales; un 48% para la obtención de las cajas Claps; y un 5%
para el subsidio de la gasolina38. Recordamos aquí las reflexiones que hicimos sobre
el papel socio-político de los gobiernos en contextos de pobreza generalizada que
sobredimensionan particulares formas de vinculación social.
Una de ellas tiene que ver con la matriculación escolar del año 2021 de algunos
grupos etarios. El 65% de la población de 3 a 24 años (que se calcula de once millones
de personas) está matriculada. Es el porcentaje más bajo desde que se lleva a cabo la
medición de las condiciones de vida con este instrumento39. Se redujo específicamente
el acceso a la educación inicial de la población y también la matrícula universitaria.
Cuando se analizan los porcentajes de población inscrita en centros educativos se
concluye que a partir de los seis años y hasta los 14 la cobertura es de por lo menos
90%. En ningún caso la cobertura es total. Viendo esta situación podemos estable-
cer un primer elemento de vulnerabilidad educativa que incluye a todas las personas
entre 6 y 14 años que no asisten a un centro escolar. Esto es porque la ocurrencia de
este hecho es extraordinario. Sin duda los hogares donde esto sucede es muy posible
que se encuentren en una situación de vulnerabilidad elevada en comparación con los
otros de su entorno.
Es llover sobre mojado argumentar la importancia del capital educativo para pro-
mover el bienestar y superar la pobreza. Por supuesto que esto debe estar acompa-
ñado de oportunidades laborales que otorguen sentido al estudio y a la formación.
Las mismas reflexiones que hicimos en cuanto a la vulnerabilidad de futuro que los
jóvenes a nivel global se plantean sobre la necesidad de contar con los nuevos domi-
nios educativos, son válidas para la situación nacional, y el quiebre de las expectativas
biográficas de ascenso como experiencia mediada es la misma, por lo cual los jóvenes
venezolanos también son, al no estudiar ni formarse, sujetos de vulnerabilidad existen-
cial aún más agravada. A esto volveremos más adelante.
60
40
40
23
20 15
0
3-5 años 6-11 años 12-17 años 18-24 años
Otro indicador que estudiado en ENCOVI 2021 que se consideró para la estimación
de la vulnerabilidad educativa es el rezago escolar. Este da cuenta de la discontinui-
dad educativa relacionada con la repitencia y de antesala a la deserción escolar. Un
47% de la población masculina de entre 12 y 17 años mostró rezago leve o severo, y un
44% de la población femenina también lo hizo. Es decir, cerca de la mitad de quienes
en esas edades están estudiando han presentado problemas de rezago. Esta situación
45 INVUS 2021
manifiesta un seria desventaja individual que muy posiblemente culmine con el aban-
dono definitivo de las aulas. Ya sabemos lo que puede significar para el futuro de un
individuo no elevar sus años de escolaridad.
En primer lugar aquel con menos de doce años de escolaridad. Este se considera un
indicador individual que da cuenta del atributo productivo o capital humano. En segun-
do lugar se consideró a los sujetos que introducen un carácter de vulnerabilidad a los
miembros de todo su grupo familiar; quienes teniendo entre 6 y 17 años nunca han
asistido a algún centro educativo o actualmente no asisten41. Y por último a quienes
con edades entre 6 y 17 años muestran rezago severo42.
Sin ánimo de ser deterministas en este aspecto justificamos que más allá de los
años de escolaridad -que ya en sí mismo es un indicador potente que muestra el
acceso o no a una estructura de oportunidades para el desarrollo- la existencia de
rezago severo en algún miembro familiar y la no asistencia actual o definitiva (desde
siempre) de un miembro entre 6 y 17 años, da cuenta de un indicador de vulnerabili-
dad educativa a considerar por la serie de dificultades que los miembros de ese hogar
están enfrentando o enfrentaran en el futuro. Dificultades asociadas a la exclusión de
instituciones heterogéneas.
La otra dimensión que se ha incluido en el índice tiene que ver con la salud.
Este último indicador nos revela un mayor nivel de vulnerabilidad llamativo, porque
el sujeto se vio movilizado a asistir a un centro hospitalario (lo cual ya explica en sí
mismo y considerando los problemas de movilización existente la alta valoración que
otorgó a la necesidad de consultar a un médico44) pero no logró resolver su problema
de salud. La persona que obtuvo la indicación médica y no continuó el tratamiento,
presumiblemente se encuentra desprovista de medios económicos y relacionales para
dar continuidad a su decisión de consultar el sistema experto.
43 Tomado de http://www.scielo.org.co/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1794-47242013000200009.
44 Además, un 46% de las personas que presentaron un problema de salud decidieron inicialmente no
asistir al centro y automedicarse
47 INVUS 2021
Los indicadores de contexto familiar incluidos en el índice tienen que ver con la
existencia en la unidad del hogar de algún miembro no atendido en el sistema de
salud, por deficiencia del mismo, en el lapso del mes anterior a la consulta ENCOVI, y
la no secuencia de un tratamiento por ausencia de recursos para costearlo durante el
mismo periodo de tiempo, por lo que exponíamos antes. El primero atañe directamen-
te a la acción del estado y el segundo muy posiblemente a la deficiencia de ingreso
del hogar y de programas sociales que acompañen al sujeto vulnerable en materia de
seguridad sanitaria.
Dimensión Vivienda
2021 midió el equipamiento con el que las viviendas contaban para convertirse en lo
que el estado proponía como estrategia educativa (“cada casa una escuela”), una vez
cerradas las escuelas producto de la pandemia Covid- 19, encontró lo siguiente:
Imagen Número 5
Recursos tecnológicos para acompañamiento del aprendizaje durante la pandemia Covid-19
Pobre Extremo 78
Pobre 77
No Pobre 67
Pobre Extremo 6
Pobre 19 Sí
No
No Pobre 19
Pobre Extremo 22
Pobre 32
No Pobre 68
0% 10% 20% 30% 40% 50% 60% 70% 80% 90% 100%
La información anterior da una idea de la capacidad instalada que existe en los hoga-
res para convertirse en escuelas. Ya sería una idea pretenciosa e irreal suponer que los
hogares venezolanos podrían hacerlo, cuando muchos operan bajo condiciones que ni
siquiera cumplen las condiciones de infraestructura que permitan una vida digna.
Es por esto que otra dimensión abordada en el índice construido está referida a
la vivienda. La hemos dividido en los subcomponentes de estructura y servicios. En el
subcomponente estructural se considera indicativo de vulnerabilidad a los grupos fami-
liares que viven casas con deficiencias estructurales, quienes conviven en hacinamiento
y quienes no poseen instalación de acueducto en sus hogares. Claramente se refiere a
variables de naturaleza familiar que afectan a todos los miembros que residen en una
misma casa, siendo que comprende en sí misma aspectos físicos de las estructuras de las
edificaciones. No es preciso justificar el carácter colectivo que imponen estas deficien-
cias estructurales a todos los miembros del hogar y no a unos más que a otros.
miembro conserve su propio espacio vital cotidiano, afectando así los vínculos sociales
intrafamiliares, promoviendo la promiscuidad, comprometiendo la satisfacción de la
necesidad básica de protección y aumentando el contagio de enfermedades, funda-
mentalmente respiratorias y contagiosas.
Dicho más claramente, es una muestra de vulnerabilidad general vivir en una vivien-
da con paredes y techos de materiales inadecuados, cuyo techo puede levantarse con
alguna ráfaga de viento, sin acueducto instalado y sin condiciones mínimas, porque
nadie viviría en ella si pudiera hacerlo en otras condiciones.
45 La existencia de equipamientos que permitan los servicios de televisión por cable en casas con deficien-
cias estructurales abre una ventana cultural irruptora de la limitación espacial que permite la distracción tem-
poral y la ampliación de los rígidos límites de casas mal construidas y con espacio insuficiente. Formó parte del
imaginario de clase media venezolano el juicio sobre el hecho de que muchos ranchos mostraban en sus techos
la conocida antena de conexión para este tipo de servicios.
46 Clásicos estudios antropológicos establecen la relación entre la vida sexual y el hacinamiento en los
hogares como dos variables relacionadas. Si las condiciones de habitabilidad no son las adecuadas la exposición
constante y la cercanía entre los cuerpos residentes promueven apetitos sexuales entre los miembros familiares
que podrían implicar abusos de los miembros más débiles de existir patologías psíquicas en los más poderosos.
Lo cierto es que una vivienda con espacio suficiente que garantice la privacidad de sus residentes implica mayor
protección.
INVUS 2021 50
Dimensión Familia.
Por último la dimensión denominada familia está centrada en las relaciones intra
hogar, específicamente en el cociente entre el número de menores de 15 años y mayo-
res de 60 y el número total de personas que conforman la familia. Esto es la vulnerabi-
lidad demográfica. También consideramos el componente de dependencia económica.
Tiene que ver con el capital de la unidad familiar para el hecho productivo y la conse-
cuente carga que existe, que por supuesto se traduce en mayor necesidad de ingreso.
Ya hemos explicado antes la importancia de la familia, y el tema del capital familiar
como un todo circulante formado por los atributos productivos de cada miembro. La
capacidad de generar ingresos suficientes por parte de ellos se ve comprometida de
acuerdo a la proporción de miembros potencial y fácticamente activos del hogar. El
carácter monoparental de la estructura familiar también apunta a mayor fragilidad del
núcleo familiar y por ello es considerado un indicador importante.
dría arrojar nuevas luces sobre el carácter vinculante de las asociaciones o conjuncio-
nes de recursos para apropiarse de las oportunidades. Una vez identificados a los más
vulnerables un nuevo alcance de investigación podría ser analizar la información que
se tiene de ellos y sus familias, e intentar construir un perfil lo más completo posible
de sus estilos de crianza y del funcionamiento de la institución familiar, que apuntale
programas sociales de distintas naturalezas. Esto escapa de los objetivos de este tra-
bajo, pero lo que sí forma parte vertebral del mismo es el hecho de que en contextos
de pobreza la vulnerabilidad debe ser leída en torno al grupo familiar.
INVUS 2021 52
Desde una perspectiva integral podemos afirmar que tres de cada cuatro venezola-
nos son vulnerables aunque la intensidad de la vulnerabilidad varie.
Tabla Número 2
Vulnerabilidad general
Frecuencia Frecuencia
Vulnerabilidad
absoluta relativa
BAJA O NULA 6.357.490 22,6
Esto construye un país del modelo tipo que hemos descrito antes de vulnerabili-
dad integrada en donde la sensación de seguridad se convierte en un activo solo de
minorías y la cultura de la sobrevivencia es la dinámica central que envuelve a las
mayorías. Todo lo que hemos argumentado en relación a las vulnerabilidades globales
transformadas en contextos de pobreza es válido para la situación venezolana. La vul-
nerabilidad ontológica se expande, se estabiliza y se fusiona con vulnerabilidades de
todo tipo (ecológicas, domesticas, de género, socio-políticas, biográficas, corporales).
Tabla Número 3
Vulnerabilidad de acuerdo a jefatura de hogar
Antes dijimos que ser mujer otorga un desventajoso papel en cuanto a la situación
de pobreza, dado que variables estructurales relacionadas con el empleo y variables
culturales relacionadas con el ejercicio de los roles familiares disminuyen los activos
con los cuales las mujeres cuentan para ser capaces de mejorar sus condiciones de
vida47.
Los grupos de edad más vulnerables en el país son los de la población menor de
quince años.
Tabla Número 4
Vulnerabilidad por grupos de edad
GRUPOS DE EDAD
NIVEL Total
Menor de 15 15 - 29 30 - 59 60 y más
47 ENCOVI reveló que el 78% del acompañamiento educativo de los hijos lo hacen las madres venezolanas.
Esto se corresponde con un rol tradicional que más allá de la explicación que sugiere que el hombre está “traba-
jando en la calle”, expone que los hijos en gran parte siguen siendo “asunto” de las mujeres.
INVUS 2021 54
de pobreza, nuevas vulnerabilidades que se impulsan sobre ella. Son aspectos eco-
nómicos, nutricionales, sanitarios, culturales, de consumo, que se contaminan de la
vulnerabilidad matriz, (la de la privación material) y que construyen un escenario de
dificultades y frustraciones contra las que no se puede actuar desde la joven conscien-
cia, ni desde la comprometida compañía parental o familiar.
Lo que queremos decir es que desde este análisis que suscita el índice de vulne-
rabilidad general en Venezuela asociado a grupos etarios y a la sensible situación de
los más jóvenes. estamos definiendo tendencias sociales que conectan el presente del
país con su futuro. Estas son como las líneas de la biografía del país completo, y la
condición integral de fragilidad que lo conecta con el futuro.
Lo que hoy tenemos son niños que viven en casas con problemas estructurales y
de servicios, acompañados por padres con escasos recursos cognitivos y de baja es-
colaridad, con severos problemas de ingreso y con alta dependencia de los ingresos
no laborales cada vez más escasos, con no bajos niveles de inseguridad alimentaria,
que saben que cuando algún familiar se enferma el desenlace puede ser fatal. Habla-
mos de 1.636.222 niños y adolescentes si sumamos los que se encuentran en niveles
moderados y severos de vulnerabilidad general que viven bajo estas condiciones de
fragilidad y de solo uno salvado de diez de algún rasgo vulnerable.
Por otro lado, quienes viven en medios rurales dispersos son mucho más vulnerables
que quienes residen en la Gran Caracas. Un 10,9% de quienes viven en medios rurales
dispersos muestran niveles bajos o medios de vulnerabilidad frente a 41,2 % de quienes
viven en la Gran Caracas.
Tabla Número 5
Vulnerabilidad por ámbito territorial
Ciudades
Ciudades Ciudades Rural-
Gran Caracas Medianas y Total
principales Grandes disperso
Pequeñas
BAJA O NULA 41,2% 18,8% 19,7% 20,3% 10,9% 22,6%
LEVE 55,6% 68,7% 67,6% 67,6% 74,1% 66,4%
MODERADA 3,2% 12,5% 12,5% 11,9% 14,8% 11,0%
Está claro que la vulnerabilidad en el país está relacionada con el ámbito donde
se reside. Desde las ciudades principales, pasando por las grandes ciudades, medianas
y pequeñas hasta caseríos dispersos; vivir en cualquiera de esos ámbitos aumenta la
probabilidad de encontrarse en condición de vulnerabilidad.
Nunca fue tan cierto que la Venezuela que se vive en Caracas y las zonas alrededor
de la capital venezolana es diferente a la que se experimenta en el resto del territorio
nacional. Sin embargo más de la mitad de quienes habitan en Caracas poseen algún
nivel de vulnerabilidad. Esto significa que aunque se viva mejor en la capital venezo-
lana también existen grandes grupos vulnerables. Ni la estructura de oportunidades ni
la de los servicios básicos es suficiente.
mayor bienestar que se adiciona los argumentos para intentar el cambio de residencia
hacia la región capital. Es decir, no solo hay un tema de viviendas y sus condiciones,
sino de ambiente urbano en general que si bien ha afectado a la región capital, no lo
ha hecho con la misma intensidad que en otras ciudades.
Más allá de los aspectos mencionados aquí, lo que discrimina la vulnerabilidad te-
rritorial medida está sobre todo relacionado con las condiciones estructurales de las
viviendas, la concentración de la política de ayuda y subsidio del gobierno en la zona
capital, y la variable de ingreso.
• Más de tres de cada cuatro venezolanos son vulnerables. Esto conlleva a una ex-
tensión e intensidad del problema que nos permite hablar de un país con una vulne-
rabilidad integrada lo cual afecta dimensiones que van más allá de las económicas y
sociales, que abarcan las institucionales y culturales.
49 Los ámbitos geográficos considerados son heredados del estudio ENCOVI. Al hablar de la Gran Caracas
nos referimos a la ciudad capital y el anillo de ciudades cercanas. Las grandes ciudades son: Maracaibo, Valencia,
Barquisimeto, Maracay, Puerto la Cruz, Barcelona, Ciudad Guayana y San Cristóbal. Las ciudades intermedias y
pequeñas son el resto. Los centros poblados rurales y dispersos con aquellos con menos de 2500 habitantes.
50 Esto queda en evidencia cuando la política de racionamiento eléctrico o Plan de administración de
cargas del Sistema Eléctrico nacional (SEN) ha intentado excluir a la región capital del mismo, hasta que en el
año 2019 se anunció que formarían parte algunos sectores del Municipio Libertador, dado el serio deterioro del
sistema. Puede verse: https://talcualdigital.com/iinclusion-de-caracas-en-plan-de-racionamiento-deja-ver-lo-ende-
ble-del-sistema-electrico/
INVUS 2021 58
Tabla Número 6
Vulnerabilidad económica atendiendo a la variable de ingreso
51 Este concepto ha sido empleado como enfoque de política social que intenta focalizar las vulnerabili-
dades de acuerdo a la etapa de la vida. Introduce la necesidad de anticiparse a las vulnerabilidades futuras que
se acumulan en el ciclo anterior. La vulnerabilidad en la primera infancia conlleva nuevas vulnerabilidades en la
infancia, en la adolescencia, en la juventud. Son vulnerabilidades acumuladas en cada ciclo que potencian las
posteriores.
59 INVUS 2021
Quienes no se encuentran en una posición óptima como el primer grupo, pero po-
seen menos elementos de no vulnerabilidad que de vulnerabilidad (lo que constituiría
un saldo positivo a pesar de la fragilidad de su ingreso). Esto es el 38,7% de la pobla-
ción venezolana.
Tabla Número 7
Vulnerabilidad de ingreso y grupos de edad
GRUPOS DE EDAD
Total
Menor de 15 15 - 29 30 - 59 60 y más
938.103 1.130.411 2.677.859 806.503 5.552.876
NULA o BAJA
12,6% 16,9% 25,4% 22,9% 19,7%
TOTAL
12,0% 5,8% 1,0% ,7% 5,0%
La vulnerabilidad moderada del grupo etario menor de quince años supera con
creces el promedio de ese nivel. Un 75,4% de los venezolanos menores de quince años
son moderadamente vulnerables frente a un 24,1% de los venezolanos que presentan
este nivel. Un 12% de niños y adolescentes pertenecen a hogares con vulnerabilidad
total o absoluta de ingreso. Hablamos de 894.611 niños y adolescentes.
Lo anterior nos lleva a afirmar que en Venezuela en la medida en que se es más jo-
ven se es también más vulnerable en cuanto al ingreso. Si partimos la tabla anterior en
un eje vertical central vemos como la vulnerabilidad moderada, severa y total engrosa
sus filas en los grupos etarios de 0 a 29.
país. Uno de cada cuatro personas mayores muestra una vulnerabilidad severa.
Tabla Número 8
Vulnerabilidad de ingreso y sexo de jefatura de hogar
TOTAL
2,8% 6,8% 5,0%
Nos referimos a que son menos las mujeres jefas de hogar con vulnerabilidad nula
o baja. Casi nueve puntos porcentuales por debajo de los hombres. Estos se ven repar-
tidos en los otros niveles de vulnerabilidad otorgando hasta dos puntos porcentuales
de mayor frecuencia comparado con los hombres. Llama la atención que el mayor
nivel de vulnerabilidad cuenta con cuatro puntos de diferencia en desfavor de las
mujeres. Hablamos de que los más vulnerables por ingreso son 6,8% jefas de hogares
frente a 2,8% jefes de hogares. Aunque no se destaca una variabilidad en cada tipo,
y la misma está repartida, al final queda demostrado como casi 700.000 mil mujeres
son más vulnerables que los hombres en materia de ingreso, y como más de un millón
padece una condición severa de fragilidad.
INVUS 2021 62
Tabla Número 9
Vulnerabilidad de ingreso y ámbitos territoriales
ÁMBITO
Ciudades Total
Ciudades Ciudades Rural-
Gran Caracas Medianas y
principales Grandes disperso
Pequeñas
1474930 1234174 1228332 1374263 241177 5552876
NULA o BAJA
31,9% 18,8% 17,7% 17,1% 11,7% 19,7%
TOTAL
3,4% 5,1% 5,5% 5,6% 4,7% 5,0%
Tabla Número 10
Vulnerabilidad laboral
Población vulnerable
NIVEL DE VULNERABILIDAD Población vulnerable (%)
(Frecuencia absoluta)
Esto puede tener que ver con la informalidad laboral, y con las nuevas formas de
obtención de ingresos laborales de cara al debilitamiento de la economía y al vacia-
miento del sentido de trabajar como empleado público. El país se ha convertido en una
masa de oferta laboral más o menos similar en todas partes, que fundamentalmente le
exige al venezolano la búsqueda de subtrabajo para llevar ingresos al hogar para sub-
sistir y cubrir las necesidades básicas. Podemos decir que el venezolano se ha inventa-
do formas de subsistencia que incluyen la autopromoción y ejecución de actividades,
de oferta y demanda de bienes y servicios con bajos niveles de especialización. Puede
que por ello no sea significativa el tema laboral a nivel territorial aunque sí lo es en la
subdimensión anterior.
El primer componente de la dimensión social tiene que ver, tal como expusimos
antes, con la protección y la seguridad social.
Estos datos nos hacen concluir que el déficit en la cobertura de la asistencia es enor-
me y arroja luces en cuanto al impacto de la política de subsidio del estado venezolano.
En este caso las personas con edades comprendidas entre 30-59 años en condición
de vulnerabilidad absoluta también reflejan un número elevado y consistente con la
conformación de los hogares, que son el sujeto de captación de los programas de
subsidio aquí considerados.
53 Así como con la estimación de la vulnerabilidad por ingreso, esta subdimensión se construyó mediante
dos indicadores relacionados a la unidad familiar (personas en hogares en situación de pobreza extrema sin acce-
so a los mecanismos de protección Claps y personas en hogares en situación de pobreza extrema sin acceso a los
mecanismos de protección : bonos y transferencias) y uno relacionado a una característica individual ( personas
en edad legal de jubilación sin acceso a pensiones o jubilación por vejez). En este caso y por ello, la población
mayor de sesenta años se muestra con menor vulnerabilidad. No solo porque son menos sino porque la pensión
está focalizada a ellos directamente.
INVUS 2021 66
Tabla Número 13
Vulnerabilidad por desprotección social por grupos etarios
GRUPOS ETARIOS
Total
Menor de 15 15 - 29 30 - 59 60 y más
ÁMBITOS GEOGRÁFICOS
Ciudades Ciudades Ciudades Rural- Total
Gran Caracas
principales Grandes Medianas y disperso
3.346.708 2.068.132 2.573.684 2.888.532 625.931 11.502.987
NULA o BAJA
72,4% 31,5% 37,2% 36,0% 30,5% 40,8%
Tabla Número 15
Vulnerabilidad educativa
Esto nos lleva a plantearnos la existencia de dos nuevas fotografías del país: la
que ronda el 70% y retrata a la población con más de doce años de escolaridad, que
pertenecen a hogares en donde la población entre 6 y 17 años estudia ha estudiado, y
donde ninguno de sus miembros ha presentado rezago severo.
Aquí vale la pena hacer una reflexión sobre la composición de los grupos familiares
y los roles que desempeñan los miembros. La vulnerabilidad educativa analizada por
grupos etarios parece estarnos diciendo que en su versión más aguda está compuesta
por padres, madres, jefes de hogar que no poseen atributos educativos. Da cuenta de
una variable estructural del clima educativo del que hablamos antes, compuesto por
miembros con bajo nivel de escolaridad, que no solo impactan el asunto educativo,
sino otros factores relacionales y de heterogeneidad social del grupo familiar a los
cuales ya hicimos referencia.
Los resultados también confirman que la población entre los 0 y 14 años en este
69 INVUS 2021
Tabla Número 16
Vulnerabilidad educativa y grupos de edad
GRUPOS ETARIOS
VULNERABILIDAD Total
0-14 15 - 29 30 - 59 60 y más
6.906.039 4.655.050 6.218.890 1.217.775 18.997.754
NULA/BAJA
92,7% 69,6% 59,0% 34,6% 67,4%
mejor situación. (68.5% en las ciudades principales y en la grandes ciudades, 65% en las
ciudades medianas y pequeñas, y 62% en los centros rurales dispersos). Las ciudades
medianas y pequeñas y los centros poblados rurales también destacan por superar la
media poblacional en condición de vulnerabilidad total (32,2% y 35% respectivamente).
Tabla Número 17
Vulnerabilidad educativa por ámbito geográfico
ÁMBITO GEOGRÁFICO
La vulnerabilidad educativa en su nivel más profundo en todas las zonas del país
alcanza al menos a uno de cada cuatro venezolanos, orientando cercano al 40% en
contextos rurales y dispersos. En la Gran Caracas la situación no es significativamente
mejor.
Nuevamente destacan los valores que toma la Gran Caracas en cuanto a este tipo
de vulnerabilidad si se le compara con el resto de los ámbitos territoriales.
INVUS 2021 72
Tabla Número 19
Vulnerabilidad sanitaria y ámbitos territoriales
ÁMBITO TERRITORIAL
Ciudades
Ciudades Ciudades Rural- Total
Gran Caracas Medianas y
principales Grandes disperso
Pequeñas
332974 114545 72884 105102 25891 651396
NULA o BAJA
7,2% 1,7% 1,1% 1,3% 1,3% 2,3%
Aquí se rompe la lógica de que a medida en que el tamaño del centro poblado se
reduce también aumenta la vulnerabilidad. Comparando los niveles de vulnerabilidad
baja/moderada y severas de las ciudades principales y grandes nos damos cuenta de
que ha habido un empeoramiento de la condición sanitaria de la población que reside
en esas zonas; así lo que se resta en las casillas de vulnerabilidad leve/moderada (39,4%
en ciudades principales y 38,5% en ciudades grandes) se suma en la severidad de la
vulnerabilidad ( 52,6% y 52% respectivamente). Nos atrevemos a hacer esta afirmación
amparados en el escenario descrito de empeoramiento de la condiciones generales de
vida del venezolano. Es muy posible que en esa ciudades el sistema sanitario se haya
visto todavía más deteriorado en los últimos años. También que los grupos familiares
viendo sus ingresos reducidos (como hemos evidenciado) cuenten con menos posibili-
dades de continuar un tratamiento médico.
Tabla Número 20
Vulnerabilidad por condiciones estructurales de la vivienda
Tabla Número 21
Vulnerabilidad por estructura de vivienda y grupos etarios.
GRUPOS ETARIOS
Total
Menor de 15 15 - 29 30 - 59 60 y más
Casi el 85% de las personas que viven en la Gran Caracas poseen nula vulnerabi-
lidad en cuanto a la estructura de las viviendas, lo cual contrasta con el promedio
nacional de quienes poseen este nivel de vulnerabilidad (70,4%). Esto nos dice que la
calidad de la estructura de la vivienda en la zona capital es mucho mayor. Así el nivel
de vulnerabilidad siguiente (moderada) ve incrementar las cifras de todos los ámbitos
territoriales a excepción de la Gran Caracas, hasta llegar a un 29,5% de vulnerabilidad
de este tipo en el ámbito territorial rural disperso.
Tabla Número 22
Vulnerabilidad por estructura de vivienda y ámbito territorial
ÁMBITO TERRITORIAL
Ciudades
Ciudades Ciudades Rural- Total
Gran Caracas Medianas y
principales Grandes disperso
Pequeñas
3.922.816 4.752.678 4.712.628 5.221.297 1.240.689 19.850.108
NULA o BAJA
84,9% 72,4% 68,1% 65,0% 60,4% 70,4%
En este sentido todo el país es vulnerable porque reside en viviendas que no cuen-
tan con los servicios básicos. La vulnerabilidad es la norma.
Tabla Número 24
Vulnerabilidad de acuerdo a servicios básicos en la vivienda y ámbito territorial.
ÁMBITO TERRITORIAL
Ciudades Total
Ciudades Ciudades Rural-
Gran Caracas Medianas y
principales Grandes disperso
Pequeñas
20.204 54.005 82.371 108.317 14.639 279.536
NULA o BAJA
,4% ,8% 1,2% 1,3% ,7% 1,0%
Tabla Número 25
Vulnerabilidad familiar
Población vulnerable
Población vulnerable (%)
(Frecuencia absoluta)
Para establecer una comparación entre el período comprendido entre los años 2016
y 2021 y comprobar si las crisis de movilidad por falta de combustible y el abordaje de
la pandemia Covid-19 han impactado las condiciones de vulnerabilidad del venezolano
se construyó un índice de vulnerabilidad reducido en sus subcomponentes, debido a
que no se contaba con la información necesaria para el año 2016.
Tabla Número 26
Vulnerabilidad general por grupos etarios 2016
GRUPOS ETARIOS
Total
Menor de 15 15 - 29 30 - 59 60 y más
Tabla Número 27
Vulnerabilidad general por grupos etarios-2021
GRUPOS ETARIOS
Total
Menor de 15 15 - 29 30 - 59 60 y más
Lo primero que destaca al hacer la comparación entre los años 2016 y 2021 es el
crecimiento de la vulnerabilidad en todos los grupos. Lo segundo que si bien se en-
grosan la filas de los venezolanos vulnerables a todos los niveles y se reducen los de
mejor condición ( baja o nula) el desplazamiento a niveles moderados y severos de
los grupos etarios más jóvenes ( de 0 a 15) es significativamente más alto, seguido del
grupo etario de sesenta años y más que pasó de 16,1% en vulnerabilidad moderada y
severa a 27,8%.
Tabla Número 28
Vulnerabilidad por ingreso. Comparación 2016-2021
I 50% 21,2%
II 38,5% 67,1%
Fuente: Elaboración propia. [1] Estos valores son diferentes a los presentados en el aparte anterior debido a la re-
ducción de componentes en el índice de vulnerabilidad para que fuese posible establecer la comparación con el
año 2016. Además en este caso se reagruparon los niveles baja y moderada, y severa y total para resumir en tres
niveles lo que antes se estimó en cinco. Siendo así y conservando la medición del índice de vulnerabilidad por
ingreso antes mostrado los valores serían: I: 19,7, II: 62,8 y III: 17,8. Estos muestran parecido a los corresponden con
las proporciones presentadas en la columna del 2021 en esta tabla. Considerando todas las variables de la estima-
ción que hemos presentado en el aparte anterior o solo las dos seleccionadas para hacer el análisis comparativo
la conclusión es la misma en cuanto al aumento de la vulnerabilidad.
Nos referimos a que las variables estructurales que explican la pobreza en Venezue-
la se han mantenido y se han sumado estas dos coyunturales (inmovilidad por carencia
de combustible y por pandemia Convid-19) para agravar la situación.
Tabla Número 29
Vulnerabilidad por desprotección social. Comparación 2016-2021
I 59,3% 40,8%
II 8,5% 7,2%
Fuente: Elaboración propia. [1] Como en la nota anterior estos valores son diferentes a los presentados en el índi-
ce de vulnerabilidad con fines comparativos anuales. En este caso se reagruparon los niveles “ moderada, severa
y total” en el nivel III para resumir en tres niveles lo que antes se estimó en cinco. Siendo así y conservando la
medición del índice de vulnerabilidad por desprotección social antes mostrado los valores serían: I: 40,8, II: 5,8 y
III: 53,5.
Podría tener que ver con la capacidad de movilización espacial no solo de la po-
blación para acceder los subsidios ( Claps en el 2021, Misiones en general en el 2016) y
también con la capacidad operativa de distribución del gobierno. En general se plantea
que por la menor movilización, considerando la política de confinamiento denominada
siete por siete ( siete días de movilidad y siete días de confinamiento en el hogar)
podría verse impactado el beneficio efectivo de los subsidios, tal como se ven impac-
tadas todas las actividades que requieran movilización.
Otro aspecto que ha revelado ENCOVI 2021 que ha decaído es la atención del pro-
grama PAE, como consecuencia del cierre de escuelas. Solo un 19% declara su exis-
tencia en contraste con el 65% que lo declaraba según ENCOVI 2019-2020. Este es un
ejemplo de como la reducción de actividades impacta la obtención de un subsidio, en
este caso alimentario.
Recordamos que para esta medición comparada hemos dejado afuera el indicador
de rezago escolar. Muy posiblemente sea este factor el que justamente se haya visto
83 INVUS 2021
más afectado, producto de la crisis de combustible y del cierre de las escuelas debido
al manejo de la pandemia Covid- 19. Al contrario los indicadores considerados en el
índice comparativo son aún más estructurales (escolaridad menos de once años de los
individuos de mayores de 18 años y no asistencia a la escuela de miembros del hogar
entre 7 y 12 años). Estos indicadores posiblemente no hayan variado en cinco años por-
que remiten a condiciones estructurales del capital humano de los cuales ya hemos
hablado.
La posibilidad de que los hogares venezolanos funcionen como soporte para estra-
tegias de educación o seguimiento escolar on line se relaciona con el equipamiento
tecnológico y la apropiación de la tecnología, por un lado, y con la capacidad cognitiva
por otro. También con aspectos de disciplina institucional que son más factibles de
encontrarse en una escuela, y no en un hogar.
Lo que queremos decir aquí es que la no asistencia a clase producto del cierre de
las escuelas durante los años 2020 y 2021 debe haber impactado las capacidades de
aprendizaje de los niños, adolescentes y jóvenes ya que en la práctica diaria quedaron
sin acompañamiento educativo. Ya hemos justificado como el nivel educativo parental
y el clima educativo de los hogares más pobres es deficiente.
Siendo el rezago el indicador más dinámico de los considerados también puede ser
el que muestre la situación de mayor vulnerabilidad reciente de los hogares. Esta hi-
pótesis podrá comprobarse en la nueva consulta ENCOVI de incluirse la medición del
rezago educativo y de establecerse su comparación con el del año 2021.
En cuanto a la vulnerabilidad sanitaria medida entre los años 2016 y 2021 afirmamos
que se evidencia un aumento de la vulnerabilidad de tercer nivel (severa y absoluta)
Este es de 13,6%. Dos de cada diez venezolanos dejaron de tener fortalezas en materia
de salud, se hicieron vulnerables, y hoy cinco son vulnerables en el nivel más severo.
55 Ya en el informe ENCOVI se recogía información sobre este aspecto. Se establecía que el 5,8% de la po-
blación no había experimentado ningún nivel de inseguridad alimentaria; un 34,5% había experimentado inseguri-
dad alimentaria leve (había experimentado incertidumbre en cuanto a la capacidad de poder comprar alimentos);
un 35,2% la había experimentado en forma moderada ( esto es, había reducido la calidad y la variedad de los
productos alimenticios y en parte la cantidad); y un 24,5% la había experimentado en forma severa ( esto es había
reducido la cantidad e alimentos, se había “saltado” comidas diarias y en un nivel más grave había experimentado
hambre) (ENCOVI 2021).
INVUS 2021 84
Tabla Número 30
Vulnerabilidad sanitaria y alimentaria. Comparación 2016-2021
I 22% 4,4,%
II 41,9% 48,2,%
Lo anterior da cuenta del deterioro del servicio eléctrico que se ha venido profun-
dizando en los últimos años.
(III). No es descabellado pensar que esté influyendo el vaciamiento de los hogares por
efecto de la migración. Podría deberse a que la población económicamente activa y
la de ocupados en los hogares, considerando las escasas oportunidades laborales que
existen en el país, hayan decidido salir de él, como de hecho ha sucedido. Los resul-
tados de ENCOVI 2021 mostraron que la mitad de quienes han abandonado el país
tienen entre 15 y 29 años, y si se eleva el rango de edades hasta 49 años hablamos del
90% de quienes han emigrado.
En líneas generales, concluimos, en los últimos cinco años se han visto aumentados
los venezolanos en condición de vulnerabilidad, resultando más definidos los sujetos
vulnerables caracterizados en el aparte anterior. Si bien no podemos comprobar que el
empeoramiento se deba a las crisis coyunturales mencionadas, si podemos suponerlo
dado que las variables estructurales se han mantenido y ninguna otra variable coyun-
tural de impacto generalizado se ha producido. A excepción del vaciamiento del país
por la migración, que hemos considerado en hipótesis explicativas de algunos elemen-
tos referidos, sobre todo en relación a las dimensiones de vivienda y familia.
INVUS 2021 86
Creemos pertinente en este momento plantear algunas ideas a la luz del índice de
vulnerabilidad general y de los índices particulares construidos. Lo hacemos para per-
filar elementos de cada una de las dimensiones claves de la vulnerabilidad (el estado,
el mercado y las redes familiares y sociales) sin olvidar las vulnerabilidades descritas
a escala global que seguirán siendo tema de debate en las instancias que orientan el
desarrollo, ni los aspectos teóricos específicos sobre la vulnerabilidad social en con-
textos de pobreza.
Para muchos el recuerdo del gran apagón nacional del 07 de Marzo del año 2019 ha
quedado como un hito dentro del imaginario; pero un hito que podría volver a repetir-
se en cualquier momento. Como una especie de “evento resumen” de la crisis estallada
y normalizada a la que antes nos referíamos, y que funciona como una arena movediza
para el desarrollo de las vidas de quienes viven en el país56.
56 Aquí puntualizamos que este “país crítico” se contrasta con el imaginario previo anterior de “país rico y
petrolero” y entonces la sensación de pérdida es mucho mayor. También la de deterioro. Lo mismo que la para-
doja si se contempla el hecho (que ha formado parte de la narrativa gubernamental) sobre que se es el país que
cuenta con mayores reservas petroleras del mundo y se contrasta con crisis de combustible que ha invadido la
rutina de muchos venezolanos al disponerse a emplear horas diarias haciendo largas colas en las gasolineras.
87 INVUS 2021
Hemos dicho que la familia funciona como un sujeto de activos promotores de de-
sarrollo. En este caso los indicadores considerados midieron los déficit productivos de
ella. En teoría a lo interno de las familias cada miembro representa una posición que
lo define como poseedor de un capital; el jefe de hogar posee un capital determinado
(en cuanto al nivel educativo y a la capacitación laboral) mientras que la población
infantil y juvenil se encontraría en plena formación del mismo. Pero esto no sucede en
los hogares vulnerables venezolanos. Las cifras nos han mostrado como la población
adulta cuenta con menos de once años de escolaridad y como la población joven que
no estudia es la mayoría.
Por eso hacemos énfasis en la condición de vulnerabilidad de los jóvenes del país.
Dada la inexistencia de oportunidades laborales, el estudio pierde sentido. No solo se
encuentran en este momento en situación de vulnerabilidad sino que la orientación
es a que continúen siéndolo. Ya hemos hablado de los grupos vulnerables por edad,
en donde la vulnerabilidad educativa afecta en forma significativa a quienes tienen
entre 15 y 29 años. No lo hace con las edades previas porque la matrícula educativa
es mayor exceptuando la referente a la educación inicial. Pero luego la formación se
detiene y se condena la posibilidad de obtener un empleo de calidad. El contacto con
la heterogeneidad habilita para la diferencia y no solo proporciona el canal a nuevas
oportunidades, sino que contribuye a la cohesión social. Por otro lado favorece a la
cualidad de las relaciones. Por ejemplo, trabajar en un empresa de gran tamaño sería
considerado un indicador positivo en relación a la captación de nuevos vínculos y nue-
vos contactos sociales (Kaztman, 2000) que podrían hacerse extensivos en forma de
beneficios en primer lugar para otros miembros de la familia nuclear y extendida. No
habiendo fuentes de empleo formal en el país este contacto con la heterogeneidad
de la juventud también se ve disminuido.
conjunto por el filtro familiar y no tienden a salirse de él, a menos que el individuo
cuente con otras explicaciones de instituciones diferentes a la familiar que haya lo-
grado impactar significativamente la comprensión del mundo que hasta ese momento
era dominio del grupo familiar. Hablamos de resocializaciones efectivas que podrían
entrar en pugna con la verdad establecida en la narrativa familiar. Pero, insistimos, con
las característica del debilitado mercado de trabajo y del deficitario sistema educativo
y formativo de la población en edad de estudio y trabajo esta resocialización es cada
vez menos posible. Aunado a la importancia de la familia en el contexto venezolano57.
Como el modelaje familiar es casi el único que se tiene por razones hay explicadas
lo que sucede es que los venezolanos van desligando la vida del estudio, lo hacen
ajeno y con ello el mundo del conocimiento. Si a esto sumamos la vulnerabilidad por
ingreso que afecta en forma significativa a la población entre 0 y 15 años y la des-
protección social de la política del estado que también impacta sobre todo a estos
grupos, entonces se completa la tormenta perfecta: la vulnerabilidad de la juventud
en Venezuela es generalizada y comprende amenazas relacionadas con severas ne-
cesidades vitales no cubiertas en materia de salud, alimentarias y educativas que son
insustituibles al hablar de desarrollo y libertad en el futuro.
monitoreo efectivo. Los resultados del índice en Venezuela no plantea grandes dife-
rencias a nivel laboral entre hombres y mujeres. Creemos que esto tiene que ver con la
medición del componente laboral en la encuesta ENCOVI producto de la declaración
del trabajo de los informantes. Pero sí establece diferencias en cuanto a la vulnera-
bilidad de ingreso. Esto nos está diciendo que aunque la mujer trabaje más, e incluso
estudie más, la retribución en ingresos en los hogares más vulnerables es menor.
Sin embargo también existen otros aspectos corporales que implican fragilidad y
riesgo. La vulnerabilidad corporal en términos de modelaje estético recae en forma de
sexualización de las niñas y adolescentes. Esto está asociado al modelaje tradicional
de la figura femenina en tanto que consiga el sostén de un hombre proveedor, o bien
se cuele en la fantasía del ascenso social asociado a la belleza, sobre todo de las
niñas. Este aspecto de vulnerabilidad de género de origen estético trae consigo otras
vulnerabilidades asociadas a violencia sexual, embarazo adolescente, exposición por-
nográfica en redes sociales.
60 Noticias como la de profesores universitarios hallados muertos o en estado de deshidratación son leídos
como casos extremos de abandono y miseria de adultos mayores que conmueven a la opinión pública ya que
muestran el desenlace de situaciones de pobreza con las cuales se convive. Como estados aún peores de lo que
la mayoría de los venezolanos padece porque la mayoría también es pobre, pero la soga particular aún no revien-
ta. Estos casos que muestran un desenlace trágico acosan muy de cerca a quien lee las noticias porque parece
recordarles que pronto pudiera él correr la misma suerte.
91 INVUS 2021
Para finalizar hacemos mención a la acción del estado como agente distribuidor de
bonos, transferencias y programas de alimentación. De acuerdo a lo medido esta di-
buja serios déficits, como mostramos en el aparte descriptivo, sobre todo asociado al
ámbito geográfico y dejando desprovista de atención a la población infantil. Podría ser
una caja negra la lógica que esconde el hecho de que unos beneficiarios del programa
Claps obtengan con mayor o menor frecuencia las cajas de comida o que en la región
capital los beneficios sean mayores. Y esto, la clasificación entre favorecidos y no fa-
vorecidos, podría establecer la norma de la convivencia social (o de la falta de convi-
vencia). La sociedad venezolana en pobreza no se mira a sí misma sino a través de la
presencia de las ayudas del gobierno, o de su antítesis, la ausencia de tal protección.
Estos aspectos están relacionados con el problema de los marcos normativos deri-
vados de los gobiernos promotores de la distribución desigual del capital que permite
vincularse a la estructura de oportunidades. Porque las normas, que siempre existen y
existirán para llenar los vacíos sociales, se convierten en reproductoras de inequidades
y exclusiones. Sus frutos no serán los derivados de las lógicas de reciprocidad y solida-
ridad que en todo caso sí actuarían a favor de los individuos más vulnerables61.
61 Suele suceder que las instituciones débiles no cumplen el papel interpretativo de brindar explicaciones
complejas a los problemas complejos; así en las sociedades conducidas por este tipo de gobiernos donde las polí-
ticas para el desarrollo son fallidas son comunes las explicaciones simplistas, casi siempre asociadas a la morali-
dad menos autonómica (Kohlberg) que podrían tender a culpar a los más vulnerables de su propia condición por,
por ejemplo, no participar de las filas oficialistas.
INVUS 2021 92
Conclusiones
93 INVUS 2021
Los hogares venezolanos más vulnerables agrupan a niños sin futuro, a jóvenes sin
presente, a adultos sin esperanza ni seguridad. El papel distribuidor de la asistencia
social del estado venezolano dibuja serias desigualdades territoriales priorizando a la
Gran Caracas sobre cualquier otra zona y excluyendo a grandes grupos de niños y jó-
venes. La carencia de los servicios públicos en las viviendas de las ciudades principales
ha tocado el fondo que antes se reservaba a los centros rurales y dispersos. Si bien
la vulnerabilidad laboral no se muestra elevada, la de ingresos sí lo hace y muestra
cómo afecta fuertemente al 40% de la población. La vulnerabilidad sanitaria es una
norma en el país, salvándose de ella solo un 2,3% de la población y la vulnerabilidad
educativa muestra como los miembros de los hogares que cuentan edades entre los
30 y los 59 años han quedado rezagados de la sociedad del conocimiento y se ven
imposibilitados para acompañar el estudio de los más jóvenes en el núcleo familiar.
También asoma el rostro más joven del déficit educativo que se perfila en la población
de entre 15 y 24 años y que sin duda será un problema de exclusión actual y futuro.
Todo esto nos habla de una severa vulnerabilidad asociada al ciclo de la vida en niños,
adolescentes y jóvenes, personas mayores, y de la necesidad imperiosa de mejorar
las capacidades formativas y orientar acciones económicas que eleven la calidad del
empleo al que accede o podría acceder el venezolano.
¿Qué hace que una persona en condición de pobreza sea más o menos vulnerable
que otra que también se encuentra en esa situación?
Pueden los gobiernos ser parte del problema, y cuando lo son, la severidad de la
crisis institucional es mucho mayor. La cuerda, tensa y débil, que sostiene al país empo-
brecido continuara reventando por las partes más delgadas y quienes aún continúen
milagrosamente suspendidos mirarán hacia abajo, y agradecerán no haber sido ellos
quienes cayeran, aún.
Aquellas palabras de Amartya Sen sobre expandir la libertad y poder elegir aso-
ciadas al desarrollo humano, parecerán cada vez más incomprensibles y lejanas para
todos, y en especial para los más jóvenes.
¿Para qué medir la vulnerabilidad en un país con vastos grupos en pobreza extre-
ma? ¿No es esto acaso una acción redundante y ociosa conociendo de antemano la
realidad?
Al contrario, es precisamente cuando más hay que hacerlo porque esta medida de
naturaleza más especializada y de segundo nivel (construida en base a un diagnósti-
co de las condiciones de vida generalizada en el país), complejiza el problema de la
pobreza no solo en magnitudes sino en intensidades, y señala por dónde empezar a
reconstruir el país cuando esto sea posible.
Después de todo, de nada sirve una política social que no crea que es posible im-
pulsar cambios importantes en la vida de las personas aunque los prevea titánicos, y
que no apunte sus mayores esfuerzos a comenzar por hacerlo orientada a los sujetos
que se encuentran en condiciones de mayor fragilidad.
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