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REPARTO
JOANNA MARKHAM
OSCAR JEFFERSON
SILVIA HAUSSE
LINDA FARRELL
SENYORITA SMITH
WALTER HARRIS
SENYORITA WILKINSON
ACTO PRIMERO
La acción transcurre en Londres en un apartamento muy moderno y elegante. A la izquierda del decorado,
ocupando tres cuartas partes del mismo, vemos una confortable sala de estar. La otra cuarta parte, a la
derecha, separado por una puerta practicable que sugiere la pared, hay un dormitorio con una cama ovalada,
mesita con teléfono y una puerta en el lateral derecho que conduce al vestidor y al baño. Al fondo del
dormitorio, a través de una ventana, vemos el cielo de Londres.
A la izquierda, en la sala de estar, un pasillo conduce a la calle y tiene dos huecos, el de la derecha da a la
cocina y a la puerta principal y el de la izquierda a la habitación de servicio. Al fondo, en el centro del
escenario, hay dos puertas, la de la derecha conduce al estudio de Philip. La otra, a un lujoso bar. Todas las
puertas del decorado, excepto la del estudio, tienen una parte en forma de Clodia o persiana con listones que
miran hacia arriba.
En la pared de la sala de estar, a la izquierda, hay un gran ventanal. Debajo de él, un escritorio pequeño con
dos teléfonos, uno de ellos interior que comunica con oficina situada en el piso bajo. Los principales muebles
de la sala de estar son, un sofá en el centro, un sillón a la izquierda y una mesita baja delante del sofá.
Al levantarse el telón, el escenario está vacío. Poco después oímos la voz de JOANNA MARKAM.
(Entra. Es una mujer atractiva y sofisticada con poco más de treinta años. Viene llena de
paquetes y con prisa. Al intentar quitarse los guantes y el sombrero se le caen los paquetes en el
sofá.)
(Entra en el vestidor al mismo tiempo que OSCAR aparece por el estudio. Tiene veintitantos años,
buen aspecto y es decorador, profesión que parece obligarle a hablar y comportarse de una
manera muy afectada. Sin embargo, se adivina en él una gran virilidad. Entra lleno de telas de
cortina y un metro alrededor del cuello.)
OSCAR Su decorador, Oscar Jefferson. (Para sí mismo.) Aunque con todo esto más bien parezco
Elizabeth Taylor en Cleopatra.
OSCAR Es que tengo que acabar de una vez el despacho de su marido. Pero como no sabe lo que
quiere…
JOANNA Debe de estar abajo, en la oficina. ¿Por qué no sirve algo de beber mientras le esperamos?
OSCAR No me gusta mezclar la frivolidad con el trabajo. (Joanna aprieta el botón del teléfono interior.) Y
mientras su marido no decida el color de las cortinas, me va a salir barba…, con lo mal que me
sienta.
OSCAR Lo que quiero tomar es una decisión. El café me pone los nervios como puntitas de alfiler.
JOANNA (Al teléfono.) Philip… cariño, ¿no vas a subir? Recuerda que hoy tenemos que cenar fuera… Bien,
pues no te entretengas demasiado hablando con el pesado de tu socio.
JOANNA (Al teléfono.) Ah… el señor Jefferson quiere poner en tu despacho unas cortinas azul faisán.
OSCAR Y las sillas, para que hagan juego, tapizadas de color tomate.
OSCAR Pues que grosero. (Tira con rabia el metro.) Nunca me había costado tanto decorar un piso. En la
mitad de tiempo hubiera hecho divinidades en el palacio de Buckingham. Aunque claro, su
marido no es la reina de Inglaterra… precisamente.
JOANNA Ni usted la princesa Margarita. (Se ríe.) Perdón…, ya sé que mi marido es un poco indeciso para
estas cosas.
OSCAR ¿Indeciso? Lo que pasa es que no entiende nada de decoración. Estoy seguro de que aparte de
editar libros para niños, no sabe nada de nada.
OSCAR Pero si me costó tres semanas convencerle de que el baño quedaría regio todo estampado con
flores lilas, cortinas fresa madura e inodoro malva. Después de poner todas esas maravillas,
cada vez que entra da un grito de horror y sale corriendo. A ver si no es para indignarse.
OSCAR Sólo quiere pintura marrón, telas grises y muebles de caoba. Si le hago caso, su despacho
parecerá la salita de estar de la madrasta de Blancanieves.
(Aparece Silvia Hausse, una preciosa rubia, suiza, que habla sin apenas acento)
JOANNA Con mucha ginebra. Y luego puede irse… Hoy es su noche libre, ¿no? (Joanna va al dormitorio.)
JOANNA Oscar, alegre esa cara. Ya verá como esta noche se arregla todo.
SILVIA (Mientras Joanna desaparece por el vestidor.) ¿El café lo quiere solo… o con algo?
OSCAR Con algo, con algo. (Tira al suelo las telas y da un beso a Silvia.)
OSCAR ¡Que rica eres! (Le da otro beso.) Y que rica estás.
OSCAR ¿Y qué? Es tan despistado que creería que estamos jugando a la gallina ciega. (La persigue.)
¡Que te cojo, que te cojo!
SILVIA Bueno, pero esta noche los señores salen a cenar, y la casa será para nosotros.
OSCAR Que maravilla. Por fin solos. (Se agacha para recoger las telas y Silvia le hace la “oca”, un
cariñoso manotazo en el trasero, Oscar se asusta y se incorpora rápidamente.) No sé por qué te
he enseñado a hacer estas cosas.
OSCAR Sí, sí, haces muy bien “la oca”. Pero me das cada susto de muerte.
SILVIA (Con un guiño.) Todavía no, señor Jefferson. (Cuando se va Oscar le hace “la oca” y ella grita,
Joanna asoma la cabeza por el bar. Oscar se asusta y grita también.)
OSCAR Nada, nada… Es que me he pinchado con un alfiler. (Suena el timbre de la puerta principal. Es un
extraño sonido musical que parece un carillón.)
OSCAR (Entusiasmado con el timbre.) Escuche, escuche… (Escuchan hasta que se acaba.) ¿No es divino?
(Entra Linda Farrell. Es una mujer de unos treinta años, atractiva y dinámica, pero un tanto
gesticulante y atontada.)
LINDA ¿Le importaría dejarnos solas, señor Jeferson? Tengo una tragedia encima.
OSCAR (Muy ofendido.) Ya sé cuál es su tragedia. Le ha dado un ataque de sordera. (Sale muy enfadado
por el estudio.)
LINDA Oh, no. A lo mejor Henry sube con él a tomar una copa. Tenemos que darnos prisa.
LINDA Sólo queremos que nos prestes tu casa para esta noche.
JOANNA ¿Qué?
JOANNA ¿Walter?
JOANNA Ah… ese que conociste en los cursillos sobre fidelidad conyugal.
LINDA Ese.
LINDA Joanna, no te enfades conmigo. No he sido infiel a mi marido en 14 años de matrimonio, y así
me va.
LINDA Que va, le adoro. Estoy tan enamorada de él como sus secretarias, sus recepcionistas, sus
telefonistas… Soy simplemente una fan más de su club de admiradoras enamoradas. Y la última
de la lista. Para una esposa, es terrible darse cuenta de esto.
LINDA Claro, doble. (Joanna va al bar pero queda a la vista del público mientras sirve las copas.)
JOANNA Francamente, tener un amante es algo tan complicado que no lo resistirían mis nervios.
LINDA No hay miedo. Henry está demasiado ocupado con sus líos para fijarse en los problemas de su
mujer. El pobre hombre me cuenta siempre la misma historia. “Ay cielito, como lo siento…, pero
esto de editar libros infantiles es tan complicado… Esta noche no tengo más remedio que cenar
con un cliente para ver si le convenzo”. Y por lo visto, debe de convencerlas muy bien, porqué
sale casi todas las noches. (Beben las dos.)
JOANNA A pesar de todo, eso no justifica tu comportamiento con Walter. Una esposa debe ser fiel…,
pase lo que pase…
LINDA Todavía no ha pasado nada. Por eso quiero que nos dejes esta noche tu casa, para que pase.
OSCAR Atención… Atención. Alguien se ha sentado encima de mi alfiletero. (Las mujeres gritan y se
levantan, Oscar lo recoge del suelo.) Ah, aquí está.
LINDA Por favor, señor Jefferson. Es una conversación “solo para mujeres”.
OSCAR ¿Y por qué no me han avisado antes? Me encanta el chismorreo. Llámenme cuando no les
quede nadie por despellejar. (Sale por el estudio.)
JOANNA Mira, Linda…, el que estés casada con el socio de mi marido no te da derecho a estas confianzas.
LINDA ¿Por qué? Tu y Philip cenáis fuera, y Silvia tiene la noche libre. ¿Quién se va a enterar?
JOANNA ¿Pero qué dices? Ni a Philip ni a mí nos preocupan esos problemas sexuales.
JOANNA Mientras tu Henry “convence” a los clientes todas las noches, mi pobre Philip tiene que leer en
la cama los manuscritos de libros infantiles.
JOANNA Claro, alguien tiene que atender el negocio. Y no me negarás que después de leer hasta la
madrugada las aventuras de “La vaca Matilde” a cualquiera se le pasan los deseos amorosos.
Además, tras unos años de tempestad volcánica, es natural que venga la calma.
LINDA Una cosa es que venga la calma, y otra muy distinta quedarse sin batería.
JOANNA No te preocupes querida, Si ocurre eso, dispongo de buenos acumuladores. Pero lo que importa
ahora es tu problema. Mi marido está a punto de subir.
LINDA Sí, sí,,, Pues verás. Pensábamos pasar esta noche, nuestra primera noche, en casa de Walter.
Pero acabo de recibir esta carta. (Saca de su bolso una carta de tres folios.) Walter tiene madre.
LINDA Ya lo había arreglado todo para que su madre se fuera de vacaciones unos días. Y mira que
tragedia. Mira lo desesperado que está el pobrecito mío.
JOANNA Yo creo que a quién define muy bien es a Walter. (Leyendo.) “Ha ocurrido algo terrible. Mi
madre se ha acostado con algo extraño”. (Para sí.) Vaya familia. “El médico le ha mandado
reposo. Nunca olvidaré el momento en que sucumbiste a mis suspiros… Fue cuando tomábamos
té con pastas en aquel salón encantador, mientras una orquestra dejaba en nuestros oídos algo
más que palabras. Aquella maravillosa tarde… yo te dije… ¿Qué te dijo?
JOANNA “Quiero que me ames con pasión, no puedo esperar más. Me hago cargo de lo difícil que es para
ti salir teniendo un marido y demás cargas pesadas. Pero, por favor, trata de solucionarlo. Yo
sugiero la idea de… (A Linda, interesada.) Dame, dame… (Linda le da la tercera hoja.) Ya. “Que tu
amiga te deje su casa. Te quiere, Walter. (Joanna deja la carta en el sofá.) Esto es un abuso de
confianza. Ni siquiera le conozco.
LINDA Pero si no se va a enterar nadie. Ni tu misma notarás que hemos estado aquí. Te lo prometo. Por
favor…
JOANNA (Casi cediendo.) Mira, tengo que vestirme y… (Joanna va al dormitorio seguida de Linda quien ha
recogido la carta del sofá.)
LINDA Piensa que necesito vengarme. De Henry. Piensa que necesito ser infiel.
LINDA Es muy peligroso. ¿Y si nos ve algún conocido? (Sale detrás de Joanna al tiempo que entran
Philip y Henry. Philip lleva en la mano varios libros infantiles. Es un hombre de buen aspecto, con
aire inocente e intelectual, pero como un poco triste y preocupado, quizás porqué casi siempre le
ha tocado perder. Henry, por el contrario, es un hombre brillante, desenvuelto, con atractivo i
éxito. Henry lleva en la mano una cartera pequeña de cuero.)
PHILIP Ya tengo bastantes problemas con ese maldito decorador. Mira, parece que estoy viviendo en
una cafetería…
HENRY No.
PHILIP Acaba de poner una lámpara preciosa. Es como tener la parada del autobús en tu propia cama.
PHILIP Verás, Henry… aun no he dicho que sí. No comprendo porque tu y esa señorita no podéis ir a un
hotel.
PHILIP Querrás decir las comodidades del hogar ajeno. Ahora sé por que me convenciste de que
comprara este piso, tan cerca de la oficina. No fue para que vigilase nuestro negocio, no.
HENRY Te equivocas. Sólo pensé que viviendo encima de la oficina, podrías resolver cualquier
problema.
PHILIP Claro, sobre todo si el problema era tuyo. Mi casa no es una casa del pecado.
PHILIP Cada semana sales con dos o tres chicas distintas. ¿No te da vergüenza?
HENRY Pues sí que me da vergüenza. Porqué antes salía con seis o siete cada semana. Estoy bajo de
forma.
PHILIP Tu conducta es indigna. Si se llegara a saber que un hombre tan honorable y tan serio, que
además es editor de libros infantiles, hace estas cosas…
HENRY Según tú, ¿Qué enterrador no puede salir con chicas vivas?
HENRY Mi vida privada no tiene nada que ver con los negocios.
PHILIP Exactamente… estás tan ocupado con los líos de tu vida privada, que no atiendes el negocio.
HENRY No exageres.
PHILIP No me refería a esos éxitos. Sólo de pensar en ese asunto, me entran unos sudores… que acabo
rendido.
HENRY Pero si tú te vas a ir a cenar fuera. En todo caso, seré yo el que acabe rendido.
PHILIP Hablaba de agotamiento psicológico. Ayer, cuando me contaste lo de esa señorita, me puse tan
nervioso que me tuve que meter en la cama a las siete de la tarde, con un dolor de cabeza…
Resulta que para ti son todas las ventajas de tener un lío, y para mi todos los inconvenientes.
HENRY Al contrario. Gracias a esta vida que llevo siempre estoy de buen humor… y nunca discutimos.
Nuestro matrimonio es perfecto. Pensándolo bien, ser infiel es bueno para el matrimonio.
PHILIP ¿Pero te quedan fuerzas? Yo creo que sospecha de tus salidas nocturnas.
HENRY Que va. Cree que salgo a cenar con los clientes de nuestra editorial.
PHILIP ¿Y cómo es el cliente de esta noche? Rubia, alta, con ojos azules…
PHILIP ¿Telefonista?
HENRY Sí… Verás, es que… hablé con ella esta mañana, al pedir la conferencia con ese editor de París y
hemos quedado citados para esta noche.
PHILIP Sabía que la telefónica estaba mejorando todos los servicios, pero esto es ir demasiado lejos.
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PHILIP Increíble, increíble. ¿Pero se refería a la conferencia? Increíble. (Henry abre su cartera y saca la
chaqueta del pijama.) Pues sabes lo que te digo, no quiero indecencias en mi casa. Vete a un
hotel. (Cogiendo el pijama.) Quita esas obscenidades de mi vista. ¡Adúltero! (Va a meter la
chaqueta en la cartera.) ¿Dónde están los pantalones?
PHILIP ¿Ingenuo, yo? ¿Si no traes pantalones, para que quieres la chaqueta? (Se pasea enfadado y
Henry mete el pijama en la cartera. Oscar sale del despacho con cortinas y cubiertas de sillas.)
OSCAR (Entrando.) Oiga… (Ve a Philip.) Ah… por fin usted. Estaré soñando. (Se pellizca.) Pues, no usted
en carne y hueso.
OSCAR ¿Usted cree? (Se toca la cara.) ¿Puede venir a su despacho un momento y tomar una decisión
sobre las telas? Resulta que si ponemos tomate en las sillas…
OSCAR Pero usted que quiere…, ¿Qué le decore el despacho o que haga una ensalada?
OSCAR Diseñador.
OSCAR Que gracioso. Bueno, ¿Me puede atender medio minuto? Solo quiero eso.
PHILIP Eso es lo que dice siempre, ya lleva tres meses en esta casa. Ha tardado quince días en decorar
la habitación de la chica de servicio, y me parece una pérdida de tiempo.
OSCAR Eso creía yo… hasta hoy. (A Henry.) Fíjese señor Farrell, no quiere admitir que el baño ha
quedado divino.
PHILIP Divino, ha quedado divino. No sé cómo he podido vivir hasta hoy sin un bidet con florecitas, y un
inodoro color malva.
OSCAR Encima, se pitorrea. Bueno, pues no me voy de aquí hasta que no decida los colores del
despacho.
HENRY ¿Qué no se va? (Empuja a Philip hacia el despacho.) Ahora mismo te vas a decidir, ¿Verdad?
OSCAR Gracias, señor Farrell. Su socio tiene tan poco gusto. (A Henry.) Usted primero. (Sale Henry por el
estudio, A Philip.) Seguro que tiene usted una corbata que le vaya mejor con ese traje.
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OSCAR ¡Sucio! (Salen. Linda entra en el dormitorio seguida de Joanna quien trae en la mano el vestido
que va a llevar a la cena. Lo deja sobre la cama.)
LINDA Pues tengo que conseguir champagne, porque es la bebida favorita de Walter. (Sale del
dormitorio.) Me voy corriendo. (Va hacia la puerta principal y se encuentra con Silvia que viene
de la cocina con una taza de café.) Buenas tardes, Silvia.
SILVIA Buenas tardes, señora. (Linda sale.) Traigo el café para el señor Jefferson.
JOANNA Creo que está en el despacho. Silvia… ya que hoy es su noche libre, ¿habrá pensado salir…,
naturalmente?...
SILVIA Pues, sí, señora. (Philip y Oscar entran del estudio discutiendo.)
PHILIP Que no, que no… que no quiero tanto tomate en el despacho.
PHILIP Cuando esté terminado, ya no puedo decir que no me gusta. (Ve a Joanna.) Hola, cariño.
PHILIP ¿Qué quieres que ocurra? Lo de siempre. (Coge el telefono.) Gracias, Silvia. Lo estaba
necesitando.
OSCAR ¿Y usted, porqué no se pone a la cola? Yo estaba el primero. (Le quita el café.) Gracias, Silvia. (Le
hace la oca. Silvia sale por la derecha del hall.) (Joanna abraza a Philip.)
JOANNA Te aseguro que tiene muy buen gusto, que está muy “in”.
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PHILIP ¿Yo?
JOANNA Claro, yo te compro una faja… (Oscar ríe a carcajadas y se para cuando Philip le mira muy serio.)
JOANNA Cálmate.
PHILIP (Pensando en Henry.) Estoy muy nervioso, pero la culpa no es solo suya.
PHILIP ¿Henry? Pero si no para. Quiero decir que… bueno. (De repente.) ¿Tu me quieres?
JOANNA Sí.
PHILIP Ah.
JOANNA (Acordándose de la vida tan complicada de Linda y Henry.) Y por eso te quiero mucho más.
Porque también eres amable, tranquilo y normal. (Se sientan en el sofá.)
JOANNA Tal vez porque nunca las había pensado. (Se besan cariñosamente.)
PHILIP ¿No te parece que trabajo demasiado? ¿Porqué no nos olvidamos de esa cena tan aburrida con
los editores y nos quedamos en casa solitos tu y yo?...
JOANNA Sí. (Acordándose de pronto.) Digo no. Me gustaría mucho, pero no podemos. No insistas.
PHILIP ¿Porqué no podemos? (Ve la cartera de Henry y la esconde detrás del sofá.) No, no podemos, no
podemos… ¡No insistas! ¿Qué te vas a poner esta noche?
PHILIP ¿Dos? Muy bien hecho, muy bien. Así podrás tirar ese viejo traje negro. ¿Cuál de los dos te vas a
poner?
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JOANNA (Muy nerviosa.) No pasa nada. Esto es un remanso de paz. No he visto a nadie, nadie ha venido a
visitarme, no va a pasar nada. Bueno, pues voy a preparar algo de beber mientras tu llenas el
baño.
PHILIP Sí, porque tenemos que salir de aquí antes de las ocho.
LOS DOS (A la vez.) O cuanto antes mejor. (Joanna coge el vestido de la cama y sale por el vestidor. Philip
apoya la cabeza en el respaldo del sofá y al coger un cojin para colocarlo en la cabeza descubre
una hoja de la carta de Linda. La coge y la mira.)
PHILIP (Leyendo.) Quiero que me ames con pasión… (Henry entra del estudio.)
PHILIP (Leyendo.) No puedo esperar más… Ya sé lo difícil que es para ti salir teniendo un marido y
demás cargas pesadas…
PHILIP Y esa chica parecía tan modosita… cuando la contratamos. No puedes fiarte de nadie. Como está
la moral.
HENRY Es soltera, ¿no? Y aquí dice… “difícil salir teniendo un marido y demás cargas”.
PHILIP Ah, claro. Pues si no es Silvia, ¿De quién puede ser? (Henry no contesta. Palmea a Philip
cariñosamente en el hombro y este reacciona.) ¿No querrás decir que mi mujer recibe cartas?
HENRY Va, probablemente no es nada serio. Un simple coqueteo para que reacciones.
HENRY Bueno, dame esa copa porque tienes que marcharte en seguida.
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PHILIP Un momento, un momento. No puedes sacar esas conclusiones tan escandalosas. Joanna no…
no puede… ¿Sabes lo que dice el refrán? Cree el ladrón que todos son de su condición. (Muy
nervioso y tartamudeando.) Joanna no… ¿Quieres que te diga otro refrán? Cree el fraile que
todos son de su aire.
HENRY Sí, sí... y en casa del herrero, cuchillo de palo. ¿Qué quieres decir?
PHILIP Pues que aunque sea de Joanna, puede ser una carta dándole las gracias por algo, ¿Quién sabe?
PHILIP Tampoco podemos asegurar que esté escrita por un hombre. A lo mejor es de esa señora que le
da clases de repostería.
PHILIP Es que es una señora muy sofisticada. Verás, tiene sentido. Por ejemplo, su tarta de chocolate…
“me ha dejado sin respiración”.
HENRY Por favor, que he probado las tartas de chocolate que hace Joanna.
PHILIP Pero si está dando clases, tiene que haber aprendido. Claro por eso dice aquí suprema
perfección. (Transición, sigue leyendo.) “Ya sé lo difícil que es para ti salir teniendo un marido y
demás cargas pesadas”.
PHILIP “Pero por favor, intenta conseguir algo”. Debe de referirse a la próxima lección. (Henry asiente.)
“Yo sugiero la idea de probar”…
HENRY El qué. ¿La tarta de manzana? Por favor, Philip. (Henry coge la carta cuando entra Oscar.)
OSCAR (Asomando por la puerta.) Va a ser azul turquesa. Y no admito opiniones…. (Philip corre hacia el
y Oscar cierra la puerta.)
HENRY Discútelo con ella después de cenar. Ahora tenemos un asunto pendiente… la señorita
Wilkinson.
PHILIP Como puedes quedarte tan tranquilo acusando a mi… ¿Quién es la señorita Wilkinson?
PHILIP Estás acusando a mi esposa de adulterio, y lo único que se te ocurre pensar es en esa
telefonista.
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HENRY Mira, olvídalo. Si tu mujer te fuera infiel, ya te habrías dado cuenta. Hay muchos detalles que las
descubren. Así que no te preocupes y…
HENRY Bueno, pues no se… depende. Por ejemplo, a algunas mujeres infieles les da por comprar
vestidos.
HENRY ¿Qué?
HENRY Bueno, a otras les da por ser demasiado cariñosas con su marido.
PHILIP ¡No!
HENRY ¿Qué?
PHILIP Acaba de hacerme una escena de amor. No puedo creerlo, Henry. Le he dado siempre todos los
caprichos. Hasta le permití que contratase a ese maldito decorador, que pusiese una cama
ovalada, y un timbre que dura más que la novena sinfonía.
HENRY A propósito de esa cama. ¿Las sábanas son también ovaladas, o escondéis las esquinas?
HENRY Pues… a otras les da por comer cebollitas en vinagre a las tantas de la mañana.
HENRY Pues… ¿Has observado si se rie sin motivo, con una risa muy rara?
PHILIP No, lo de la risa no lo he visto. Pero tenemos dos pruebas de tres. Dame la carta. (Joanna entra
en el dormitorio con un vestido en la mano y un par de zapatos.)
PHILIP Pues voy a entrar ahí ahora mismo, enfrentarme con mi mujer y decirle… (Se tropieza con
Joanna en la puerta del dormitorio.) Hola cariño. (Guarda muy apurado la carta en el bolsillo.)
¿Querías algo?.
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HENRY No.
JOANNA Estupendo. Pues vete ahora mismo, y así no te encontrarás con nadie al bajar. (Suelta una
carcajada tonta y ruidosa. Philip mira a Henry y luego a Joanna.)
JOANNA Uy… Y muchas cosas más. He comprado un carrito de bambú y una enorme “ficus elástica
decora”.
JOANNA Una planta de plástico, cariñito mío. (Le da un pellizco y se va riendo a carcajadas.)
PHILIP ¿Es qué no te has fijado en sus ojos? Brillan de una manera siniestra.
PHILIP Y lo del carrito de bambú. Y la planta “elasticcated aspedistra”. (Entra en el dormitorio y deja la
carta sobre la cama.)
HENRY ¿Y si es culpable?
PHILIP No quiero ni pensarlo, pero pronto lo sabremos. (Vuelve al salón, cierra la puerta del dormitorio
y mira a través de la celosía.)
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HENRY Y yo tu socio. (Cuando luchan por mirar por la cerradura, Oscar entra con dos cojines en la mano.
Se detiene sorprendido y se va de puntillas muy extrañado.) ¿Porqué tardaran tanto?
PHILIP Uy, no conoces a Joanna. Se pasa diez minutos dándole potingues antes de ducharse.
HENRY ¿Sí?
HENRY Eso no es nada. Si vieras a Linda por la noche… es como acostarse con un astronauta.
PHILIP Ya se, ya. Cuando me despierto por la noche y veo a Joanna a mi lado, me pego cada susto…
(Joanna abre la puerta justo cuando los dos vuelven a mirar por la cerradura. Se arrodillan
disimulando como si buscaran algo.)
JOANNA Cariño… ¿Has visto?... (Se detiene al verlos de rodillas.) ¿Habéis perdido algo?
HENRY Un botón.
HENRY Un gemelo.
JOANNA Mi spray.
PHILIP No.
JOANNA Ah, claro. Tienes razón… ya no te atreves a cogérmelo desde que te confundiste y te pusiste mi
laca. Tenías que haberlo visto, Henry… (Se va con los brazos en cruz riendo. Coge el desodorante
que está en la ventana y entra en el baño. Philip cierra la puerta y Henry se arrodilla para mirar
por la cerradura.)
HENRY ¿Qué tiene que ver la laca para que se queden los brazos así?
PHILIP (Riéndose.) Verás, yo creí que era el desodorante y… Pero que demonios importa eso ahora.
Concentrémonos en lo que estamos haciendo. (Oscar entra a tiempo de escuchar esta última
frase.)
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HENRY Es que antes nos pilla tu mujer. Tenemos que andar con más cuidado. (Oscar reacciona.)
PHILIP Pues ir hasta ella, y de pronto, zás, enseñársela. (Silvia entra por el hall llamando.)
SILVIA Señora Markham… (Oscar, Henry y Philip gritan al mismo tiempo. Henry y Philip se levantan
inmediatamente y vuelven a arrodillarse como buscando algo para disimular. Oscar, hecho un
lío, también se arrodilla, los dos hombres le miran, y Oscar se levanta.)
PHILIP Sí.
PHILIP Muchas gracias. (Cuando pasa al lado de Oscar le hace “la oca” con rapidez y luego se va.)
OSCAR (Grita.) ¡Ay! (Silvia sale por la izquierda del hall al tiempo que los dos miran a Oscar.)
OSCAR Nada. Yo no sé nada… quiero decir que no sé donde he puesto el metro. Ah, aquí está, que
alegría. (Lo coge de encima del escritorio.) Muchas gracias. Por favor, no se levanten. (Oscar sale
por el estudio, Philip y Henry vuelven a mirar por la cerradura.)
PHILIP Espero que no nos hayamos perdido nada con tantas interrupciones. No, la carta todavía está
ahí.
PHILIP Lo que no entiendo, es porqué Joanna me es infiel después de ocho años de matrimonio.
HENRY Hombre, cuando no te quieren dar pan en una panadería, te vas a otra a buscarlo.
PHILIP Tienes muy mala uva, ¿eh? Pues ha de saber que nunca hemos tenido problemas en la cuestión
sexual. Desde el primer momento, lo pasamos bomba. Dudo que pueda haber una luna de miel
como la nuestra.
PHILIP Sí.
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HENRY ¿Y ahora?
PHILIP La verdad es que le he sido completamente fiel durante estos ocho años. (Suena el teléfono.)
Deja que suene. (Sigue sonando.) Voy a contestar, a lo mejor es importante. (Va hacia el
teléfono al tiempo que Joanna entra en el dormitorio envuelta en una gran toalla de baño.)
HENRY Eh… que vuelve. (Philip vuelve a la puerta. Joanna contesta desde el telefono del dormitorio.)
JOANNA ¿Quién es?... la señorita Smith… creo que ha salido… espere un momento que apunte. (Coge un
bolígrafo y la carta que estaba en la cama. Escribe sin fijarse en ella. Philip y Henry reaccionan.)
…de parte de la señorita Smith… sí ¿Qué número? Gracias, se lo diré. Adiós. (Cuelga y con la
carta en la mano va hacia el salón. Philip y Henry van corriendo hacia el sofá y disimulan como
pueden.)
JOANNA Philip… (Joanna entra en el salón pero se detiene nerviosa al ver a Henry.) Henry, ¿todavía estás
aquí?
HENRY Ya ves.
JOANNA (Risa nerviosa.) Pues qué bien. (Los dos reaccionan ante la risita.) ¿No habéis oído el teléfono?
JOANNA ¿Es que estáis sordos? Era un recado para ti. (Philip no quita el ojo de la carta.)
JOANNA Tienes que llamar a las ocho a la señorita Smith. (Va al dormitorio y Philip la sigue.)
JOANNA Y si vuelven a llamar, contesta, por favor. Tengo que terminar de secarme. ¿Dónde estará la
papelera? (Hace una bola con el papel y lo tira por la ventana. Luego entra en el baño.)
PHILIP ¡No!
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PHILIP La única prueba de su traición, y la ha tirado por la ventana. (Corre hacía la ventana.)
PHILIP (Asomándose.) Por ahí va… volando. Taxi, taxi… siga a ese papel… Sí… que siga a ese papel. Será
imbécil el taxista. Voy a por la carta.
HENRY Pero Philip, si hay mucho tráfico. (Philip sale corriendo hacia el hall seguido por Henry y se
tropiezan con Linda que viene con una botella de champagne.) (Henry le da un beso.) Esta es mi
mujer.
PHILIP Ya lo sabía.
HENRY Pues estábamos viendo la portada de las aventuras del Pato Donald. Que buen día hace,
¿verdad?
HENRY Philip ha bajado un momento a la oficina para… (Nervioso.) ¿Puedo servirme un whisky?
JOANNA Por favor, sírvete lo que quieras. (Le empuja dentro del bar y cierra la puerta. A Linda.) ¿No ibas
a venir a las ocho y media?
LINDA Es que quería poner el champagne a enfriar. Toma, hazlo tu… yo me voy corriendo a casa para
ponerme un poco sexy. ¿Dónde guardas el té?
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LINDA Es que soy incapaz de hacer nada, si no tomo antes una taza de té. (Suena el teléfono y Joanna
contesta.)
JOANNA ¡Diga!.. Sí, soy la señora Markham… ¿Walter… que Walter?... ¡Walter!
LINDA ¡Walter!
HENRY (Asomando la cabeza por la puerta.) La segunda puerta a la derecha, querida. (Cierra la puerta.)
LINDA (En el dormitorio con la puerta cerrada.) Si, todo está arreglado, corazoncito. (Entra Henry del
bar. Durante la siguiente conversación Linda se sienta en la cama de espaldas al público y no
escuchamos lo que dice.)
HENRY Sí.
HENRY Jorge.
HENRY Pobre tío Jorge. Lo tenemos muy olvidado. (Va hacia el dormitorio. Joanna le sigue expectante.
Linda se vuelve hacia el público y manda sonoros besos a Walter por teléfono. Henry va hacia
ella por detrás enternecido por los besos a tío Jorge.) Dale besos de mi parte.
LINDA ¿Cómo?
LINDA ¿Qué? Ah. Sí… claro… (Al teléfono.) A mi lado está Henry… tu sobrino… mi marido… Henry…
Hen…
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LINDA Adiós tío Jorge. Pi, pi, pi… se acabaron los tres minutos. (Cuelga y le da el teléfono a Henry.
Luego va corriendo al salón.)
LINDA Bueno, adiós querida. Ya te contaré mañana. Deja la llave en el felpudo Te veré en casa, Henry.
HENRY (Entrando.) Ah… casi se me olvida. Esta noche tengo que salir.
HENRY Sí, ya sabes… lo de siempre. Tengo una cita… (Linda dice lo que sigue al mismo tiempo.) …con un
cliente muy importante.
HENRY Oh… pues… es un viejecito muy importante. De verdad. Voy a aprovechar muy bien la noche.
JOANNA Además, ya sabes… cueste lo que cueste, hay que dar de comer al hambriento.
LINDA No des más detalles querida, que lo estropeas. (Da un beso a Joanna y se va al tiempo que entra
Philip muy enfadado.) Hola Philip, me voy corriendo. ¿Cómo estás?
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JOANNA (Empujando a Linda hacia el hall.) Es que tiene úlcera, ¿sabes?... y de pronto se pone muy raro.
(Salen las dos.)
PHILIP Que me ha detenido la policía… por meterme en un coche que no era de mi propiedad.
PHILIP Es que ese coche estaba aparcado encima de la carta… no podía sacarla de debajo de la rueda…
sin pensarlo más, me he metido en el coche para moverlo, y ya ves… me han detenido.
HENRY Eres tonto, Philip. ¿Qué voy a hacer ahora con la señorita Wilkinson? Está esperando mi llamada
para vernos en esta casa.
PHILIP ¿Y yo qué? ¿Qué hago yo? Tengo a la vez un problema matrimonial y un policía en la puerta…
con cara de mala leche.
PHILIP Esto me va a costar un año y un día de cárcel. Y encima de todo lo que me ha ocurrido, mira en
que se ha quedado la carta. (Saca un trozo de la carta todo arrugado y manchado de aceite.) La
única prueba del adulterio de mi mujer, hecho un asco. (Henry coge a Philip del brazo.)
HENRY Bueno, vamos a aclarar este lío con el policía. A ver si puedes largarte de una vez de esta casa y
dejarme tranquilo. (Van hacia el hall. Oscar entra con dos cojines.)
OSCAR No me diga…
HENRY Sobre todo en el día de su cumpleaños. (Philip reacciona tarde cuando Henry le empuja hacia el
hall.)
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OSCAR Menos mal, son para el despacho de su marido, pero como él no quiere opinar…
JOANNA Entonces, me parecen un poco atrevidos. Mi marido es tan antiguo, tan normal…
OSCAR No, nada. Ah, sí… que voy a trabajar hasta muy tarde esta noche.
JOANNA ¿Dónde?
OSCAR Aquí.
JOANNA ¡No!
OSCAR ¿Qué?
JOANNA Que no puede quedarse aquí. Quiero decir que no debe. Porqué… ya lo sabe… vamos a salir
todos.
OSCAR ¿A quién?
JOANNA Porque… porque queremos que venga con nosotros a la cena de los editores. Será usted nuestro
invitado de honor.
OSCAR ¿Yo?
PHILIP A quien se le ocurre sobornar a la policía con esa miseria. Que tacaño eres.
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JOANNA Yo contesto, yo… ¡Dígame! Sí, un momento… Es para ti, Henry. Te llaman de la telefónica.
HENRY ¿Yo? Pero si no he pedido ninguna confe… (Dándose cuenta.) Ah, sí… (Coge el teléfono y tapa
con la mano el auricular.) Debe de ser de Nueva York. Les he llamado para conseguir los
derechos de Caperucita Roja.
HENRY (Al teléfono.) Oiga, señorita… si, sí… soy el señor Farrell… No, es que no he podido llamarla… Sí,
sí… todavía estoy interesado… Bueno, pues a las ocho y cuarto, sí. Estaré esperando. Adiós.
(Cuelga.) Caperucita Roja está en el bote.
PHILIP (Harto.) Preciosos, me entusiasman, los adoro. Quiero que me los ponga en un chester de cuero
negro, coloque también moqueta con florecitas rojas, y cortinas de plástico de color naranja.
¿Qué le parece mi idea?
PHILIP Cada día descubrimos cosas nuevas el uno del otro… ¿Verdad cariño?
PHILIP (Gritando.) Quiero mi sofá negro, mis cortinas de plástico y mi moqueta de flores.
HENRY Sí.
PHILIP ¿Y qué?
JOANNA Pues nada, que dentro de media hora serán las ocho.
JOANNA Quiero decir que tenemos que ir a esa cena. Por cierto, le he pedido a Oscar que venga con
nosotros.
OSCAR Pues si es así, no hay problema. Yo me quedo trabajando aquí esta noche…
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PHILIP (Sin enterarse.) ¿Y por qué no puede?... (Henry le hace una seña.) No, no puede. De ninguna
manera.
PHILIP ¿Qué no? Yo llego tarde si me da la gana. Yo soy el que manda en esta casa, así que vamos a
discutir un problema muy serio.
OSCAR Ay, por fin. ¿De qué color quiere las cortinas?
PHILIP Ya le he dicho que cortinas de cuero negro, sofá de plástico naranja y moqueta de color caquita.
(Todos reaccionan.)
OSCAR Yo lo había entendido al revés. ¿Algún otro detallito para la cámara de los horrores?
PHILIP Sí. Necesito algo que haga juego con ese timbre de la puerta.
OSCAR (Apuntando.) Una cisterna con música. (De pronto entusiasmado.) Oiga… ¿y qué le parece si le
ponemos simplemente un sonido de gong? Quedaría más sobrio. (Hace el sonido de gong.)
HENRY No puedes.
JOANNA No puedes.
OSCAR No puede.
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PHILIP (A Joanna.) ¿Qué tiene que ver Linda con todo esto?
JOANNA Para eso la llamo… para decirle que no tiene nada que ver. (Ve a Henry y ríe tontamente.)
Llamaré desde el dormitorio. (Cuelga rápidamente y va a la habitación sin dejar de reír.)
HENRY (Disimulando.) No, no… Hablamos de un señor… con quién tengo que salir esta noche.
PHILIP Joanna debe de estar en el teléfono. (Henry va al dormitorio mientras oímos el final de la
conversación de Joanna.)
JOANNA Bueno, pues dígale a la señora que me llame en cuanto llegue. Qué es un asunto de vida o
muerte. (Ve a Henry que abre la puerta del dormitorio.) Que es una tontería… no tiene ninguna
importancia. (Cuelga.)
JOANNA ¡Nooo! Primero tenemos que solucionar lo de las cortinas. ¿No es cierto, Oscar?
OSCAR Sí. Con tanto lío de colores, voy a buscar los catálogos que tengo en el coche.
PHILIP No. Usted ya no tiene nada que hacer aquí esta noche.
OSCAR No se moleste. Ya sé que no le resulta fácil salir teniendo un marido y demás… (Sale. Philip al oir
que Oscar repite la frase de la carta, queda asombrado y va como en trance detrás de él.)
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JOANNA ¡No! Es que tengo que llamar desde el baño. (Entra en el baño y se lleva el teléfono.)
PHILIP No. “No le resulta fácil salir teniendo un marido”. Lo acaba de decir Oscar.
HENRY ¿Si?
HENRY Es verdad.
PHILIP Ahora comprendo porqué se ha pasado tres meses en esta casa hablando de cortinas. Ten
cuidado. Si quieres cortinas nuevas, hazlas tu mismo. Ya me lo decía me madre.
PHILIP Ha repetido la frase exacta. Y ahora me explico porqué le invitó a cenar. No pueden estar diez
minutos separados.
PHILIP Espera. A lo mejor el resto de la carta está en su bolso. (Coge el bolso de Joanna que estaba
encima del escritorio.)
PHILIP No, aquí no está. Me va a dar un ataque. (Pasea enfadado dando golpes al bolso.) Mientras yo
leía en la oficina “El gato con botas” ese maldito decorador se ponía las botas con mi mujer.
HENRY Un poco, así… ya sabes. (Pone una mano en la cadera y da unos pasos imitando con gracia a un
afeminado. En ese momento entra Oscar con un montón de catálogos, se queda mirando
sorprendido a Hnery, quien deja de hacer la imitación. Se sienta en el sofá y saca su pipa para
disimular. Entonces Oscar se vuelve hacia Philip que todavía tiene el bolso en la mano. Oscar
reacciona. Philip también y con furia deja el bolso en el escritorio.)
OSCAR Que bien. He traído cantidad de muestras. (Extiende los catálogos sobre la mesa.)
HENRY Será mejor que anule la conferencia. Voy a llamar desde la oficina. Philip, No cometas ninguna
locura. (Sale.)
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OSCAR (Abriendo un catálogo.) Bien. ¿Qué color quiere que predomine en su despacho?
OSCAR (Cada vez más sorprendido.) Ah… Yo la moda del cuerno, la verdad… no la conozco.
OSVAR ¿Porqué no vemos el catálogo? Tengo colores bonísimos… (Le enseña a Philip el catálogo
mientras este le mira con ojos asesinos. Al mismo tiempo aparece Joanna en bata larga
hablando por teléfono.)
JOANNA Te digo que no, Linda. Lo siento, pero esta noche no puede ser… Bueno, pues llama a Walter y
dile que no podéis venir a mi casa… No lo sé, pero creo que se pasa en un banco del parque.
(Cuelga y llena de sonrisas abre la puerta del dormitorio y va hacia el hall.)
JOANNA Es usted un genio. (Le da un pellizco en la mejilla. Philip la asesina con la mirada.) Bueno, si
vamos a quedarnos todos en casita esta noche, miraré en la cocina a ver si hay algo para cenar.
(Sale.)
OSCAR Verá… yo, lo que usted diga. Pero todo depende de la luz. Si usted va a trabajar en el despacho
durante el día, la luz cambia los colores. Pero yo… yo estoy aquí para hacer lo que diga. Por eso
quiero consultarle, consultarle. No sé si me explico. Es un problema de iluminación. Si es
artificial, necesita un color. Y si es natural, necesita otro. Aunque naturalmente… yo, lo que
usted diga.
PHILIP ¿Es usted mariquita? (La expresión de Oscar es de asombro durante unos segundos y cree que ha
oído mal.)
OSCAR Lo que usted diga. Aunque si… si va a poner luz artificial, yo se lo aconsejo… (Se detiene y piensa
que no ha oído bien. Pregunta con un hilo de voz.) ¿Qué me había preguntado?
OSCAR (Con voz ronca, profunda.) Creo que este azul marino es muy sobrio para el despacho.
PHILIP Oiga, Jefferson. Yo creo que no, pero mi amigo dice que sí.
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PHILIP Así que necesito una respuesta. Quiero que sepa que lo que usted me conteste significa mucho
para mi. (Le coge un brazo con la mano. Oscar huye asustado.)
PHILIP No disimule… ya sabe a que me refiero. Y si Henry no me hubiese recomendado calma, ahora
mismo cometría con usted una locura. (Oscar cierra rápidamente el catálogo.)
OSCAR No me diga.
PHILIP Dígane que sí… que és mariquita… aunque solo sea un poco.
OSCAR Señor Markham ha de saber usted y puede decírselo también a su amiguito, que soy
completamente normal. Y nada de mitad y nitad. Normal al cien por cien.
PHILIP (Para si mismo.) Si hubiese sido marica, habría alguna esperanza para mi. Pero ahora, todo lo
veo claro.
OSCAR Comprendo que soy atractivo, pero… ya verá usted como si me marcho de esta casa, nadie me
echará de menos.
PHILIP (Levantándose.) ¿Nadie le echará de menos? Encima es usted un sádico. Demasiado sé lo que
está haciendo en mi casa.
OSCAR (Tratando de suavizar la tensión.) Verá usted… yo puedo parecer un poco afeminado porqué la
verdad… siendo decorador, es la única forma de que le tomen a uno en serio. Además, (Riendo
en tono confidencial.) Tiene muchas ventajas. Como nadie le cree a uno capaz… pues se puede
conquistar a las doncellas, a las camareras, incluso a las señoras de la casa. Y claro, nadie
sospecha nada.
PHILIP (Para sí.) Encima lo confiesa. ¡Monstruo! (Se hunde en el sofá con la cabeza entre las manos,
Oscar, realmente cortado, empieza a recoger los catálogos y muestras que ha quedado por el
suelo. Silvia entra de su habitación vestida para ir a la calle. Llega hasta Oscar en el momento
que este se ha agachado, y le hace la “Oca”.)
OSCAR (Asustadísimo.) ‘Señor Markham! (Silvia también se sorprende. Oscar se extraña de que haya
sido Silvia. Philip mira hacia atrás también extrañado.)
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SILVIA Me voy ahora mismo. Buenas noches, señor… hasta mañana. Buenas noches, señor Jefferson.
(En voz baja para que no lo oiga Philip.) Hasta luego. (Sale.)
OSCAR (Sin pensarlo.) Sí. (Dándose cuenta.) ¡No! (Cuando va a por ella, Philip se interpone.)
PHILIP No me ponga más nervioso. Y puedo parecer ingenuo, pero no soy idiota, Sé muy bien lo que ha
estado haciendo en estos tres meses.
OSCAR (Por la decoración.) Una chapucilla sin importancia… Otras veces me ha salido mejor.
OSCAR ¿Yooo?
OSCAR Ah… (Señalando el hall porque cree que se refiere a Silvia, respira tranquilo.)
PHILIP Exactamente.
OSCAR Señor Markham le aseguro que esta pequeña aventurilla no ha entorpecido para nada el
trabajo. ¡Soy un profesional!
PHILIP ¿Aventurilla? Esto es el colmo, Pero… ¿es que no ha pensado en mi, en mis sentimientos?
PHILIP ¿Es que no se ha dado cuenta de que la quiero, de que estoy enamorado de ella?
OSCAR ¿Usted?
PHILIP Sí. Y precisamente hoy más que nunca. (Se sienta hundido.)
OSCAR Pero bueno… ¿En qué quedamos? ¡Qué veleta que es usted! (Entra Henry.)
HENRY Demasiado tarde. La telefonista viene para aquí, así que tendré que esperarla en la puerta de la
calle. ¿Qué te pasa?
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OSCAR En confianza, hasta ahora no he conseguido más que hacerle “la oca” de vez en cuando.
OSCAR Eso le toca. (Hace la oca con un silbido a una persona imaginaria.)
HENRY “La oca” es la versión inglesa de lo que en Europa se conoce como “Azotito en el trasero”.
OSCAR Bueno, el silbido se puede suprimir si se quiere. Lo importante de “la oca” es poner la palma de
la mano así, hacia arriba… (Lo hace.) Y entonces juntar rápidamente los dedos… así… (Lo hace.)
HENRY No me extraña.
OSCAR Se puede hacer de muchas maneras. Hay incluso una más violenta. (La hace muy fuerte y pega a
Philip.)
PHILIP Claro, a ti todo te parece normal. Pero como yo no fui a la mili… (A Oscar.) ¿Está seguro de que
aparte de esas cosas…? Confiéselo. ¿Hasta donde ha intentado llegar?
PHILIP Y se queda tan fresco. ¿Cómo se ha atrevido? (Henry se pone entre los dos.)
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OSCAR No se sulfure. Tiene que comprender que prefiere a un hombre más pop.
PHILIP (A henry.) Tu eres testigo… tu eres testigo de todo esto. (Está desesperado cuando entra Joanna
por el hall.)
JOANNA Bueno, por fin… ¿a cuantos tengo que complacer esta noche?
HENRY (Mirando el reloj va hacia el hall.) Voy a impedir que suba la señorita Wilkinson…
PHILIP Todavia hay tiempo. Tienes que quedarte aquí, como testigo.
PHILIP Tú te callas ahora. (A Joanna.) ¿Serías capaz de borrar en un momento ocho años de tu vida?
PHILIP Ocho años de matrimonio… ¿Y cuantas veces me has hecho esto? (Hace “la oca”.) O esto.
(Vuelve a hacerla con silbido.)
JOANNA ¿Qué?
PHILIP Ella sabe muy bien lo que es. ¿Porqué no me lo hiciste en estos ocho años?
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PHILIP Henry, ya ves lo frías y cínicas que son las mujeres adúlteras.
HENRY (Tratando de suavizar la situación.) ¿Sabes?... Es que… ¿Sabes, Joanna? Philip ha encontrado la
carta.
PHILIP (Sacando del bosillo el trozo de carta, Agitándolo al borde del ataque de locura.) ¡Este
documento erótico!
JOANNA (Preocupada y sin comprender va al teléfono y descuelga.) Será mejor que llame al médico.
PHILIP “Me dejó sin respiración… suprema perfección… ya sé lo difícil que es salir teniendo un
marido…”.
PHILIP ¡Ahhhhh!
JOANNA Pero si es muy fácil de explicar. Mira, resulta que… (Ve a Henry a su lado y rie tontamente.)
Resulta que ahora no puedo explicártelo.
PHILIP Henry, no quiero prolongar más esta escena vergonzosa. Pasaré la noche en tu casa, y mañana
me iré a vivir a un hotel.
PHILIP (Deteniéndole.) Tú ye quedas. Eres mi único testigo. (Oscar entra y va al salón.) Lucharé ante la
ley para que triunfe la decencia y la moral en este mundo corrompido. (A Oscar.) Usted… aquí
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tiene a mu mujer. Ahí está mi cama y el pijama debajo de la almohada. Que se diviertan y déle
recuerdos a la oca. (Sale enfurecido con Henry.)
JOANNA (Enfurecida.) Ni hablar. Usted va a trabajar en el dormitorio. (Joanna, como queriendo vengarse,
persigua a Oscar, este, que cree que va en serio, se escapa por la habitación gritando mientras
cae el….)
TELÓN
ACTO SEGUNDO
La acción es contínua. Joanna sigue el juego, que se lo ha creido, esta aterrado, y vuelve corriendo al salón.
OSCAR Por favor, señora Markham… no. Le agradezco su amable invitación, pero…
OSCAR (Muy nervioso, y no sabiendo como escapar.) To… con una tengo bastante. Enseguida entro en
calor. Quiero decir, en el buen sentido…
JOANNA Eso espero. (Con mucha frialdad, como si estuviera haciendo otra cosa.) ¿Almohadas?
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JOANNA ¿Cuántas?
OSCAR No uso.
OSCAR (Cogiéndole el pijama.) Pensándolo bien, y ya que solo hay una manta… a lo mejor me enfrío.
OSCAR (Asustado.) No, no… puede que sobre la manta. ¿Pero está segura de que su marido hablaba en
serio?
JOANNA (Quitándole la chaqueta y la corbata y tirándolas al suelo.) Completamente segura. A qué lado
duerme… ¿Al derecho o al izquierdo?
OSCAR En el medio.
OSCAR No, no, no… si lleva tantos años durmiendo en ese sitio… Bueno, no he querido decir tantos
años.
JOANNA Hala, hala… los pantalones. (Oscar va al salón quitándose los zapatos y cada vez más aterrado.)
OSCAR Todavía, no lo sé. (Se quita los pantalones y queda en un bañador largo y ridículo de color rojo.)
Es que estoy tan nervioso.
JOANNA Pues si que nos vamos a divertir. (Vee los calzones rojos de Oscar.) Bueno, decídase de una vez,
Caperucita.
OSCAR ¡Silvia!
JOANNA Ha salido.
OSCAR Yo…
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OSCAR (Analiza la situación y consulta su reloj.) ¡Sí! Más vale pájaro en mano que…
OSCAR Le dejaré una nota en la puerta. (Va al escritorio y escribe una nota.)
OSCAR Estupendo.
OSCAR Pero si estamos obedeciendo las órdenes de su marido… Recuerde que él debe estar por ahí
buscando…
JOANNA Tiene usted razón. (Va corriendo hacia el dormitorio y sale por el vestidor. Oscar lee en voz alta
la nota.)
OSCAR “Amor mío”. “Vete rápidamente a la habitación. Yo voy en seguida”. Mañana por la
mañana me odiaré, pero una noche es una noche. (Cuando va a marcharse suena el teléfono y
descuelga.) ¿Dígame?... ¿Quién?... ¿La señorita Smith?... ¿quiere hablar con los editores?... Ah,
ha escrito un libro. Pues que bién. (Cuelga. Va corriendo al hall con la nota al tiempo que entra
Joanna con un salto de cama rojo escarlata, en la mano. Entra en el salón. Oscar regresa
inmediatamente.) La he clavado en la puerta de la calle… (Ve el salto de cama y grita.)
¡Ahhhhhhhhhhh!
JOANNA Lo compré el año pasado en España, pero nunca me había atrevido a ponérmelo.
JOANNA Bueno. ¿Dónde está su pijama? (Ella va hacia el dormitorio y Oscar coge el pijama y la sigue. Ella
se detiene al ver la cama. Dejando caer al suelo el salto de cama y el pijama totalmente
desilusionados.)
OSCAR (Tímidamente.) Me cambiaré en el despacho. (Se agachan para recoger sus respectivas prendas,
pero se confunden, Ríen los dos. Se las cambian, el sale corriendo por el estudio y ella por el
vestidor.)
WALTER (Voz en off.) ¡Linda!.. ¿Lindylu! (Después de un momento entra Walter Harris, con una cierta
timidez pero con aire ilusionado. Es el tipico hombre de negocios inglés, con sombrero, paraguas,
flores y champagne, tiene unos cincuenta años.) ¡Linda!.. ¡Lidylu! (Mira la nota y lee.) “Vete
rápidamente a la habitación”. ¿Qué habitación, será? (Mira alrededor y decide salir por la
izquierda del hall al mismo tiempo que Joanna entra en el dormitorio. Lleva puesto el salto de
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cama y encima una bata. Se mira al espejo mientras Walter vuelve a aparecer todavía buscando
a Linda. Después de un segundo, desaparece por la derecha del hall.
Joanna va al salón, coge la botella de champagne y la lleva al bar. Silvia entra por la derecha del
hall. Viene como se marchó, con un bolso al hombro. Mira en el sofá y sonrie al ver los
pantalones de Oscar. Entra en el dormitorio y ve los zapatos, la chaqueta y la corbata. Lo coge
todo, hace un montoncito y lo deja en el suelo, después abre su bolso y saca un salto de cama. En
este momento se oye en el bar el ruido al descorchar una botella de champagne. Silvia cree que
es Oscar el que está en el bar. Y muy contenta va al vestidor para cambiarse. Joanna sale del bar
con la botella y dos copas. Entra en el dormitorio. Cierra la puerta, se sirve una copa y luego coge
una revista y se tumba en la cama. Walter entra en el hall y piensa que Linda debe de estar en el
dormitorio. Llega hasta la puerta y golpea con suavidad. Joanna bebe champagne.)
JOANNA Estoy lista. (Walter entra en el dormitorio muy sonriente. Los dos se miran asombrados. A los
pocos segundos, Walter le saluda cortésmente con el sombrero y va retrocediendo hasta el salón
en el momento en que Oscar entra en el estudio en pijama. Se tropiezan y se asustan. Una vez
más, Walter saluda con el sombrero, saca una tarjeta de visita y se la da a Oscar. Joanna salta
de la cama y va corriendo al salón.)
WALTER Les pido mil perdones. Creí que este era el último piso…
JOANNA Lo es.
OSCAR Sí.
JOANNA Sí.
WALTER ¡Aaaahhhhh! (Todos dicen Aaaahhhhh sin entender nada.) De todos modos, perdóneme, señora
Jefferson, yo…
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WALTER No. No le habrá dado tiempo. En cuanto me dijo que podía venir, eché a correr. Soy tan
apasionado. (Suena el timbre de la calle. Los tres gritan. Oscar intenta ponerse los pantalones
encima del pijama. Walter corre en círculo por el salón. Joanna se recupera y decide abrir la
puerta. Los dos hombres se esconden a toda prisa en el dormitorio y Oscar tira los pantalones en
el sofá. Corriendo, se sientan en la cama y se cubren la cabeza con la manta, como si fueran dos
estatuas.
Silvia sale del vestidor con el salto de cama. Muy contenta, tira de la manta, se lleva un susto de
muerte, cuando ve a los dos hombres sentados, inmóviles como muertos. Vuelve a taparlos con
la manta y se va corriendo del dormitorio hasta el hall, desapareciendo por la izquierda. Los dos
hombres reaccionan al oir el portazo de Silvia. Walter vuelve a saludar con el sombrero y va al
salón. Oscar se esconde de nuevo debajo de la manta. Entra Linda y Joanna.) (Linda se ha
cambiado de vestido y trae en la mano un neceser.)
JOANNA Pero si no puede ser… Hace ya mucho tiempo que tu marido se ha marchado de aquí.
LINDA Te digo que está en la puerta de la calle. Menos mal que no me ha visto… Estaba demasiado
entretenido mirando a una rubia que pasaba. El truco de siempre. Se merece que alguna le dé
una bofetada.
JOANNA Tú también te la mereces. Te has dejado aquí una hoja de la carta de Walter y Philip ha creído
que es mía.
LINDA (Dramática.) ¡Qué horrible tragedia! (Olvidándose inmediatamente.) ¿No ha venido Walter por
aquí?
JOANNA Ya lo creo. Debe de estar por ahí, escondido en algún rincón. Así que a ver si lo encuentras, y os
vais.
LINDA ¿Porqué? Ya que tu marido te ha dejado, puedes irte a un cine y nos dejas la casa. (Entra en el
dormitorio.)
LINDA Sorpresa…, sorpresa… (Quita la manta de la cara y se queda muerta al ver a Oscar.)
OSCAR Sorpresa.
LINDA ¿Qué está usted decorando en la cama? (Deja el neceser encima de la cama.)
LINDA (A Joanna.) Querida, enhorabuena. Ya eres una mala mujer. (A Oscar.) Y usted, se lo está
pasando bomba.
OSCAR Pues, no crea, no. No gano para sustos. Todo sale al revés.
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JOANNA Anda, que se de una ducha fría y a la calle. (Joanna llama a la puerta del vestidor.)
WALTER (Saliendo.) Oh… (Se le quita el susto al ver a Linda.) Oh… Lindalu.
LINDA Qué buena idea. Está en el piso de abajo y a estas horas ya no hay nadie. Además, a mi marido,
le encantaría. Siempre me está diciendo que haga algo en la oficina. (Salen del dormitorio.) Oh,
mi champagne. Qué bien te ha venido.
WALTER No te preocupes, cielo. He traído de todo. Champagne, cepillo de dientes, loción para el
afeitado…
JOANNA Adiós, querida. Qué te diviertas. (Se dan todos la mano muy ceremoniosos y muy ingleses.)
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WALTER Una vez más les pido perdón por las interrupciones. Espero que puedan continuar donde lo
habían dejado. (Linda empuja a Walter y salen.)
JOANNA Ya.
OSCAR Creí que quería vengarse de su marido. Después de cómo la insultó delante de todos… y
teniendo en cuenta de que él debe de estar por ahí con otra…
OSCAR ¡Yupi! (Joanna se sienta encima de la cama y coge una copa de champagne. Oscar la sigue muy
contento. Cierra la puerta, da un salto en la cama y a Joanna se le cae el champagne por la bata.
Se levanta toda mojada.) Uy… cómo lo siento.
JOANNA Sí, pero tendré que ponérmelo otra vez. Y no voy a dejar que se seque la mancha.
OSCAR No se enfade. Yo se lo limpio. (Sigue a Joanna y entran en el vestidor. Al mismo tiempo, Philip
aparece en el hall.. Mira a su alrededor y ve de puntillas al salón. Coge los pantalones de Oscar
que están en el sofá.)
PHILIP ¡Será cochino! (Los tira. Va a abrir la puerta del dormitorio y ve que está cerrada.) ¡Dos veces
cochino! (Se arrodilla para mirar por el agujero de la cerradura. En ese momento entra Silvia,
todavía en camisón y va muy enfadada hacia la puerta del dormitorio cuando se sorprende al ver
a Philip.)
PHILIP (Enfadado.) Y usted… ¿Usted qué está haciendo aquí vestida así? ¿No había salido?
PHILIP Pues como siga paseandose así por esta casa, va lista.
PHILIP Que vá. Esto ocurre en las mejores familias. Vuelva a su habitación.
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PHILIP Ya lo sé.
SILVIA Y la otra persona está con sombrero y paraguas. (Sale por la izquierda del hall llorando.)
PHILIP ¿Con sombrero y paraguas en la cama? A mí no me lo hizo nunca. (Oscar entra en el dormitorio
con una bata puesta encima del pijama y cantando “Levando anclas”. En cuanto, Philip oye la
canción va corriendo a mirar por la cerradura. Al mismo tiempo, Oscar se quita la bata, la cuelga
detrás de la puerta y Philip no puede ver. Oscar va al espejo a contemplarse mientras Philip trata
inútilmente de ver lo que pasa en la habitación.)
OSCAR (Golpeándose el pecho.) Dime espejito mágico, ¿Verdad que no hay otro cuerpo más sexy que
este que estoy tocando? (Cree Philip que se lo dice a Joanna y se desespera porqué no puede ver
nada. Oscar va luego a la cama y da brincos como un mono.) Huy… Huy… Huy… Me lo estoy
pasando bomba. (Oscar consulta su reloj y decide ir al vestidor para ver lo que le ha pasado a
Joanna. Suena el timbre de la puerta principal. Philip duda un momento sin saber que hacer y
decide esconderse en el despacho.)
SMITH (Voz en off.) ¿Hay alguien en casa? La señorita Smith entra con una cartera de piel y un bolso. Es
una viejecita adorable y puritana. Chochea un poco y es la clásica imagen de la señora mayor
inglesa.) ¿Puedo entrar?... Ya he podido. (Va hacia el sofá y deja allí la cartera. Saca un libro,
empieza a ojearlo cuando Silvia aparece de puntillas y va hacia la puerta del dormitorio. Da un
golpazo a la puerta.)
SILVIA ¡Eeehhh!
SMITH ¡Aaaaaahhhhh! (Da un salto. Le vuela el libro y le caen unas hojas. Silvia se queda sorprendida.
Smith se recupera del susto.)
SMITH Soy la señorita Smith. Tengo una cita con el señor Markham. Ah, usted… debe de ser la sirvienta.
¿Se viste así para recibir a las visitas? (Silvia mira a la habitación, se echa a llorar y sale corriendo
hacia su habitación.) He debido de meter la pata. (Vuelve a recoger sus papeles del suelo.
Joanna y Oscar entran en el dormitorio. Smith no los oye desde el salón.)
OSCAR Pues yo he oído el timbre. Debe de ser ese pesado de las relaciones públicas.
JOANNA Dese prisa, (Abriendo la puerta del dormitorio.) Uy… estoy rendido… Con tanto trajín… Y eso que
no hemos empezado. (Joanna vuelve al vestidor. Oscar va a abrir la puerta de la calle en pijama
y bata y se tropieza casi en el hall con Silvia. Oscar le abre los brazos y va hacia ella, pero Silvia le
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da una patada en la espinilla y sale corriendo hacia su habitación.) ¡Ay! (Oscar sale detrás de
ella.)
SMITH ¿Qué? (Se vuelve. Ve que no hay nadie, extrañada sigue cogiendo páginas del suelo. Detrás de
ella, aparece Philip por el estudio y sin fijarse en Smith entra en el dormitorio. La puerta había
quedado abierta.)
SMITH (Volviéndose asustada al oír la voz de Philip y el ruido que hace la puerta del dormitorio al
cerrarse.) ¿Qué? (Reacciona otra vez al ver la habitación vacía y sigue recogiendo los papeles.)
JOANNA (Voz en off.) ¡Oscar! (Philip, al oír la voz de Joanna, se esconde detrás de las cortinas cuando
Joanna entra en el dormitorio y cruza hacia el salón, momento que aprovecha Philip para
meterse en el vestidor. Joanna va hacia el hall para ver quién ha llamado a la puerta. La señorita
Smith ha terminado ya de recoger todas las hojas de su libro y va hacia Joanna. Joanna se vuelve
y se encuentra cara a cara.)
SMITH Qué bien. Pues fíjese… He cogido el tren y he llegado hasta aquí, sólo para que su marido lea
este libro que acabo de escribir.
JOANNA ¿Ah, sí? Pues vuelva mañana. (La empuja hacia el hall.) Yo misma se lo daré a mi marido.
SMITH Es que tengo que volver hoy a casa para cuidar de mis perritos.
SMITH Yo creo que a su marido le interesará, teniendo en cuenta la fama de la serie “Guau-guau”.
JOANNA (Tratando de ser amable.) Sí, pero si usted fuera Olivia Harriet… (De pronto se da cuenta.)
¡Smith! (Lee el título del libro.) “Nuevas aventuras del “guau-guau y el lobito” por Olivia Harriet
Smith.
SMITH Sí, pero ayer rompí con él. ¿Sabe? Descubrí que había publicado un libro obsceno. Una
verdadera porquería. Se lo digo yo, que lo leí dos veces. Por eso quiero que su marido sea mi
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nuevo editor. El señor Markham tiene fama de limpio y honesto. Y nunca ha comerciado con el
sexo.
JOANNA Nada, aquí el sexo nada de nada. (Haciéndole una reverencia.) Pero, por favor… mi querida
señorita, siéntese. (La sienta rápidamente.)
SMITH La pornografía no és necesaria. Mi último editor ha ganado un millón de euros con mis “guaus-
guaus”.
JOANNA ¡Un millón de euros! Pues ya verá… aquí sólo encontrará moral y buenas costumbres. (Entra
Oscar.)
OSCAR No había nadie. Qué raro. (Se detiene a ver a Smith. Esta le mira sorprendida por el pijama y la
bata y después mira interrogante a Joanna.) Buenas…
JOANNA (A Oscar.) ¡Qué gracioso cariño! Es la señorita Smith… la señorita Olivia Harriet Smith.
OSCAR (Leyendo.) “La nuevas aventuras del guau-guau y el lobito”. ¡Madre mía!
SMITH Perdone por haberme presentado de improviso, pero como usted no me llamaba pues…
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JOANNA (Empujando a Smith al despacho y riendo para disimular.) Será mejor que espere usted en el
despacho, mientras se desnuda mi marido.
SMITH (En la puerta.) Que se desnude, que se desnude… ¿Eh? Bueno… no he dicho nada. (Joanna
empuja Smith en el despacho y cierra la puerta.)
JOANNA Significa medio millón de euros al año. La señorita Smith y sus “guaus-guaus”. Son los más
rentables desde el ratón Micky.
JOANNA Empujándole hacia el dormitorio.) Entre ahí y vístase mientras pienso algo para arreglar la
situación.
SMITH (Entrando.) ¿Saben que uno de mis perritos ha mordido al jardinero y hemos tenido que
matarlo? (Entra de nuevo en el despacho.)
JOANNA (A Oscar.) Dese prisa. (Le da los pantalones, le empuja hacia el dormitorio al tiempo que entra
Philip del vestidor y se esconde detrás de las cortinas.)
PHILIP (Saliendo de las cortinas.) ¡Ahhh! Os pillé. (Gran susto. Oscar sube de un salto a la cama. Le
tiemblan las piernas.)
PHILIP Nada. Por eso me llena de indignación. No he visto nada porque usted ha colgado algo en la
cerradura.
PHILIP Usted se calla. (Oscar queda petrificado otra vez.) No habré visto nada, pero lo he oído todo.
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JOANNA ¿Cómo se atreve? Philip y yo llevamos casados más de ocho años… (Se detiene.) No lo eres,
¿Verdad?
OSCAR ¡Ummmmm!
PHILIP Además, estamos aquí para discutir,,, esa maldita carta de amor que ha escrito usted, a mi
esposa.
JOANNA Cálmate. Esa carta se la escribieron a Linda, pero no pude explicártelo porqué estaba su marido
delante.
JOANNA Es la verdad. Es cierto. La carta era de Linda. Yo soy una mujer fiel.
PHILIP Porqué yo… pensaba… que tu ya no… Vamos, que… ya no te interesaba… el…
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JOANNA Esa señorita Smith que telefoneó tantas veces, ¿Sabes quién és? Olivia Harriet Smith.
PHILIP ¿Qué?.
JOANNA Su editor se ja dedicado a la pornografía, y por eso quiere que tu, que eres tan honesto y tan
moral, te hagas cargo de todos sus libros.
PHILIP (Entusiasmado.) ¿Cómo no me lo has dicho antes? ¡Los libros del guau-guau! (A Oscar.) ¿Lo ha
oído? Voy a tener a toda la familia… el lobazo, el lobito, la comadreja…
PHILIP Ya arreglaremos cuentas más tarde. Ahora, voy a hablar con esa señorita.
PHILIP ¿Porqué?
JOANNA Es que como no estabas en casa, y vio a Oscar en pijama… he tenido que decirle que eras tú.
JOANNA No te pongas nervioso. Es Oscar quien tiene que hablar con la señorita Smith sobre el contrato.
PHILIP Sí, en la puerta de la calle metiéndose con todas las chicas que pasan. (Sale en el momento que
se abre la puerta del despacho y entra Smith.)
SMITH Tengo que aclarar algo. Al que matamos fue al perro, no al jardinero. (Ve a Oscar.) ¿Todavía está
en pijama? ¿Es que no quiere que hablemos?
JOANNA Sí… sí… si, que quiere. (Intenta de nuevo meterla en el despacho.) Pero ya sabe usted como es…
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JOANNA Me refiero a que tiene otras cosas en la cabeza. Ya sabe usted, lo que pasa…
OSCAR Gracias.
SMITH Yo estoy soltera, pero adoro las bodas. Siempre hago de dama de honor.
JOANNA Es el teléfono interior. Comunica con la oficina, que está abajo. (Se acuerda de que en la oficina
estan Linda y Walter.)
SMITH ¿Contesto?
JOANNA (Asustada.) ¡No! Debe ser para ti, querido. Contesta… Será mejor que espere en el despacho,
señorita Smith. Ya hemos avisado al socio de mi marido, para…
JOANNA No se preocupe. Ya encontraremos otra cosa para jugar. (La mete en el despacho. Suena otra vez
el teléfono interior y Oscar contesta.)
OSCAR ¿Dígame?.... Ah, Walter… No, no me interrumpe nada… por desgracia… ¿Qué la señorita Martín
necesita una taza de té?... Dígale que no hay nada tan afrodisíaco como un vaso de agua… Sí,
mejor caliente. (Cuando cuelga aparece Silvia por el hall. Entra vestida y muy decidida va hacia
el dormitorio.) ¡Cariño, amor mío!
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OSCAR ¡Silvia!
SILVIA Te he visto en la cama y no estabas solo. ¿Cómo has podido hacerme esto?
OSCAR Ah… eso. Pero si no es nada serio. Cuando alguien insiste tanto… no soy de piedra…
compréndelo.
OSCAR Silvia… escucha. (Corre tras ella pero suena el teléfono. Contesta.) ¿Quién es?... ¡La policía!..
¿Qué han detenido al señor Martín?... ¿Porqué?... Ah, muy bien hecho. (Cuelga.) Me alegro.
OSCAR Acaba de llamar la policía. Tiene que ir a recogerlo y pagar la fianza. Le han detenido por
provocar a una chica en la calle.
PHILIP Pues vaya día que llevo. (Oscar va hacia la habitación de Silvia. Joanna sale corriendo del
despacho y cierra la puerta.)
PHILIP No. Le ha pillado. Pero con las manos en la masa. Será mejor que llame a comisaría. Tendré que
pagar la fianza.
JOANNA Henry… ¿En la comisaría? No me extraña nada. Pero ahora es más importante la señorita Smith.
Ya no sé cómo entretenerla.
PHILIP Bueno, pues me haré pasar por Henry. Entretén a la señorita Smith.
JOANNA No sé… ¿Cómo vas a hacerte pasar por Henry? Tu no entiendes de contratos. Tu solo lees los
cuentos.
SMITH Pues mientras tanto, le voy a seguir hablando de mis guau-guaus. En el último libro, resulta que
ya no viven en la isla de los perros…
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JOANNA En la perrera.
SMITH No. En 8un hotel de lujo. (Entran en el estudio. Philip sigue buscando el número. En ese
momento aparece por el hall la señorita Wilkinson. Tiene 27 años, una gran belleza y usa gafas.
Mira extrañada y va hacia el salón.) ¿Señor Martin?... Soy yo… la señorita Wilkinson? (Mira el
salón y se queda impresionada.) ¿Señor Martín?
PHILIP ¿Oiga? Ah. (Se pega un susto y confunde a la señorita Wilkinson con la señorita Smith.) Ah…
Creía que estaba en el despacho hablando con… (Cuelga.) Comprendo que debe de estar
impaciente.
PHILIP Bueno. Voy a explicarle como suelo hacer esta clase de negocios.
PHILIP No… Digo, sí. Porque el señor Martín está decorando la casa… Quiero decir que si… que soy
Henry Martín y no sabe la alegria que siento por tener a mi disposición las grandes posibilidades
de su talento.
PHILIP No sea modesta. Además… es usted mucho más joven de lo que imaginaba.
WILKIN. ¡Qué rapidez! Yo esperaba que… antes tomásemos una copa… que nos conociéramos un poco…
PHILIP Una copa… Encantado. Pero sin pérdidas de tiempo. (Sirve champagne en las copas que había
usado Joanna.) Antes de que sigamos adelante, ¿Cuánto tiempo quiere que dure nuestro
compromiso?
WILKIN. No le entiendo.
PHILIP Claro que podemos romper a los seis meses, si no queda satisfecha. ¡Salud!
PHILIP Si he de serle sincero, esta noche es la primera vez que hago un asunto como este.
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PHILIP Sí.
PHILIP Le aseguro que no se va a arrepentir. Por favor, acepte. Significa tanto para mí.
PHILIP Gracias. Y perdone si le parezco demasiado rápido, pero es que esta noche los dos tenemos
prisa. (Coge las dos copas y las deja en la mesa. Mientras tanto, Wilkinson se quita con mucha
naturalidad el vestido y se que da en bikini. El vestido no tendrá botones, sino que estará sujeto
con un “crack”, a fin de que ni el público ni Philip tengan tiempo de darse cuenta de que se lo ha
quitado. Cuando la vemos en bikini, será como el que se utiliza en cualquier playa o piscina.) Y
luego, más adelante, podremos discutir los derechos para el extranjero, y si le hacemos fotos o
no para publicar en los periodicos… (Philip se lleva un gran susto cuando se vuelve y ve a la
señorita Wilkinson.) ¿Es que quiere darse un baño?
WILKIN. (Ofendida.) ¿Yo? Soy tan limpia como mi madre. (Se quita los zapatos y se mete en la cama.
Philip se queda muerto de asombro.)
WILKIN. No, estoy muy bien. (Wilkinson se tapa con las sábanas hasta el cuello y saca de debajo un bikini
trucado que previamente se había colocado en la cama. Ella queda en todo momento cubierta
hasta el cuello por las sábanas.)
PHILIP Pero… ¿Qué hace? Ah, es que está cansada del viaje.
PHILIP ¿Yo? No, no… Nunca había pensado que… Vamos, yo… yo… sólo quiero hablar de su guau-guau.
WILKIN. ¿De mi qué?... (Henry entra por el hall completamente destrozado y va al dormitorio. Se detiene
asombrado detrás de Philip.)
PHILIP Las nuevas aventuras de su guau-guau. Y hasta podemos ver la posibilidad de hacer una foto y
anunciarlo en televisión.
HENRY ¡Philip! (Philip se asusta tanto que se cae de la cama sentado. Henry se dirige a la señorita
Wilkinson.) Perdón por interrumpirles, pero tengo que hablar urgentemente con mi socio.
(Philip se levanta y recoge distraídamente las prendas de la señorita Wilkinson.)
HENRY ¿Smith?
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WILKIN. ¿Smith?
HENRY ¿Wilkinson?
PHILIP ¡¡Wilkinson!! (Henry mira a Philip asesinándole.) Me parece que he cometido dos
equivocaciones… Señorita, le presento al señor Martín.
PHILIP Esa ha sido mi primera equivocación. (A Henry.) Verás, es que he creído que la… era la… que la
señorita Wilkinson era la de los cuentos.
HENRY Mi socio.
PHILIP ¡Sí!.. ¡No! Es que teníamos que hablar del libro y del guau-guau. ¿Sabes?
PHILIP No. La señorita Smith está en el despacho esperando que le firmemos un contrato en exclusiva.
¿Pero no te das cuenta de que por fin vamos a tener el caniche abuelo, el guau nietecito, el puch
y toda la familia de los lobitos?
WILKIN. Bueno, yo no veo muy claro mi futuro… así qué, ¿Les importaría salir de aquí mientras me visto?
(Se levanta de la cama tapada por la sabana.)
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WILKIN. Bueno, ¿Qué hago? (Entra Joanna por el despacho y llama.) (Oscar ha aparecido por el hall. Mira
en el salón y al no ver a nadie entra en el dormitorio dando un gran susto a los tres.)
OSCAR (Gritando.) ¡Aaaaayyy! (Al ver a Wilkinson tapada con la sabana.) Qué susto, creí que era un
fantasma.
OSCAR Blancanieves y estoy arreglando la casa de los enanitos. Por eso me voy…
PHILIP ¡Quédese!
HENRY El caso es que si alguien descubre que está aquí esta señorita, puede haber un escándalo.
HENRY Señor Jefferson, nuestro futuro moral y financiero está en sus manos.
OSCAR (Ha mirado a uno y a otro mientras le hablaban. Dice muy contento.) ¿Ah, sí?
OSCAR Pues… (Entra Joanna del despacho, Oscar, que no se ha decidido, se ve envuelto en la situación.)
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JOANNA ¡Philip!
OSCAR Mi mujer… digo… la mujer de este señor. (Los tres se asustan mucho cuando oyen la voz de
Joanna.)
OSCAR ¡Sálvese quién pueda! (Gran actividad en el dormitorio. Henry mete a la señorita Wilkinson en el
vestidor. Philip hace un montón con la ropa de ella y se la da a Oscar que la mete en su pijama
como puede. Los tres salen del dormitorio en fila india aparentando tranquilidad.)
JOANNA (Viéndolos aparecer.) Philip… ¿Qué vas a hacer con esa mujer?
HENRY Y vaya precio. Me ha costado una fortuna en entradas para el baile anual de la policía. (Henry
enseña el taco de entradas.)
JOANNA Hay que hacer algo con la señorita Smith. (Oscar coge el taco de entradas y se lo da a Philip.)
OSCAR Tenga. Vaya con ella al baile… y de paso, que les acompañen los perritos.
PHILIP ¿Sabes porqué rompió la vieja con su antiguo editor? Porque se dedicaba a explotar el sexo.
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HENRY Sí, pero primero hay que firmar el contrato. ¿Dónde están los impresos?
OSCAR (Acordándose de que abajo están Linda y Walter.) ¡No! ¡Usted no puede bajar!
OSCAR (Sacando la ropa de Wilkinson.) ¿Qué tengo que hacer con esto… ponérmelo?
PHILIP Traiga… No sirve usted para nada. (Coge la ropa y va decidido hacia el dormitorio cuando
empìeza a abrirse la puerta del despacho.)
JOANNA (Voz en off.) Usted primero, señorita Smith. (Philip asustado, se mete en el bar. Oscar le sigue y
quiere meterse también pero no cabe. Luchan y Oscar se queda fuera. Philip cierra la puerta del
bar. Entran Joanna y la señorita Smith.)
SMITH Muchas gracias… No crea que és tan fácil, señora Markham… Cuando llega la época de celo, se
ponen pesadísimos.
JOANNA (Disimulando.) Qué gracioso… Me llama señora. Es tan despistado. Tiene que perdonar a Oscar.
SMITH (Enternecida.) ¡No me habían dicho que tenían un perrito! ¿Dónde está? Dejen que conozca a su
tia Olivia… Oscar, Oscar…
JOANNA Será mejor que no le molestemos… Tenía un poco de fiebre, y está dormido en su cestita.
(Señala el dormitorio, a Oscar.) ¿No es cierto?
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JOANNA (Cambiando de tema.) Querido… sírvenos una copa, y así brindaremos con la señorita Smith por
nuestra luna de miel.
OSCAR ¿Por qué luna de miel? Ah, sí… (Va hacia el bar pero retrocede al acordarse de que Philip está
dentro.) No.
OSCAR Qye no. (Joanna no le entiende y riendo falsamente va hacia el bar y abre la puerta. Se
encuentra con Philip.) Ya decía yo que no… (Philip se queda muy quieto con cara de nada. Se ha
quitado la chaqueta y se ha puesto una servilleta como delantal. Hace lo que puede por parecer
un mayordomo.)
PHILIP (A Smith, ceremonioso.) Buenas noches, señora. (Sonriendo a Joanna.) Buenas noches, señora.
(A Oscar, con rabia.) Buenas noches… señor.
OSCAR ¡Qué servicial es! Vamos a pedirle que nos sirva unas copas… ¿Verdad?... Señor Mark… Mar…
Martini para mi. Y para usted… quiero decir… ¿Para ti, cielo?
OSCAR Qué bien. (A Smith.) Para usted, cielo… quiero decir, señorita… señorita…
SMITH Jerez.
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SMITH Ya comprendo, ya… Está deseando entrar con usted en esa habitación y continuar su luna de
miel. (Se oye un gran estrépito de cristales rotos en el bar.)
PHILIP (Sacando la cabeza por la puerta del bar.) Eran unas copas, señora.
OSCAR Inútil. (A todos.) Es un inútil. (Philip se mete en el bar asesinando a Oscar con la mirada.)
SMITH Bueno, mientras viene o no viene su socio, podemos ir fijando las condiciones.
SMITH ¿Quién?
OSCAR (Divirtiéndose.) No se preocupe, Philip… Voy a concederle a la señorita Smith el 30 por ciento de
los beneficiosos.
SMITH No se lo permita.
PHILIP Es que… su socio, señor… volverá enseguida. Ha bajado por un contrato a la oficina. (Otro
estrepito de cristales rotos en el bar. Todos miran cuando aparece Joanna.)
SMITH Ríñale.
JOANNA (Seca.) Traiga las bebidas. (Le empuja y le mete en el bar cerrando la puerta.)
OSCAR Cuidado con romper algo… o me va a oir. (Joanna va al teléfono interior y pulsa el botón.)
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SMITH Por fin le encontramos. Tiene usted una noche muy ajetreada, ¿Verdad?
OSCAR (Tratando de ayudar.) Hola, socio. ¿A qué no esperabas encontrarme llevando los negocios?
HENRY ¿Lombrices?
PHILIP (Philip sale del bar.) ¡Aquí está el mart... ¡Henry!.. Quiero decir, señor Martín.
HENRY ¿Qué?
HENRY Ya.
OSCAR Si… Es que nunca ha sido un perro muy sano… Por eso está con fiebre en la cestita.
HENRY Ah… Es que no me acordaba de que teníais un perro. ¿Y de que raza és?
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SMITH Qué raza tan rara. Philips, será mejor que le tome ahora mismo la temperatura. ¿Sabe como se
le pone el termómetro a los perros? Pues póngaselo así a Oscar.
PHILIP Philips.
JOANNA (Yendo al escritorio.) Usa un papel de estos con membrete. Así ganamos tiempo. (Joanna coge
un papel del escritorio y un bolígrafo. Da el papel a Henry y el bolígrafo a Smith. Henry saca su
pluma del bolsillo y redacta un contrato muy breve.)
PHILIP Sí, señora. Y me permito sugerir, que el porcentaje de los beneficios será el acostumbrado en
estos casos. Y en cuanto a la duración, propongo que sea inicialmente por tres años. (Philip,
mete la cabeza entre Smith y Henry para ver lo que están escribiendo.)
SMITH (A Joanna.) ¿No creen ustedes que para ser un mayordomo es un poco atrevido?
HENRY (Escribiendo.) Usted y yo podemos firmar este documento y dentro de unos días haremos el
definitivo.
SMITH Si, sí… Bueno, ya saben mi única condición. No permito que tengan ustedes ninguna relación con
la inmoralidad y el sexo.
OSCAR (A Philip.) Si sigue metiéndose conmigo, sacaré los trapos sucios del armario.
SMITH (Mirando sus dedos.) Hablando de suciedad… Me he manchado los dedos con el bolígrafo. (Se
levanta.) ¿Puedo ir al baño?
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JOANNA (Sin comprender nada.) Pero, vamos a ver. (Durante este diálogo, Henry, Oscar y Philip le van
explicando por señas que hay una chica en el baño. Joanna al comprenderlo, sin dejar de hablar,
tiene una expresión de alarma.) Si la señorita Smith quiere lavarse las manos, no hay ninguna
razón para que no use el baño. Al fin y al cabo está recién decorado, es muy confortable… y si
ella está… ¡desnuda!
PHILIP La señora quiere decir que el decorado, que un obseso ha puesto en las paredes del baño,
mujeres desnudas.
SMITH (Levantándose.) Bueno, no me voy a asustar. (Da un paso hacia el dormitorio y Henry se
interpone.)
HENRY Perdone, yo estaba primero. (Sale corriendo hacia el baño y cierra la puerta del dormitorio.)
PHILIP (Abriendo la puerta del despacho.) Si a la señorita no le importa usar el lavabo del despacho…
PHILIP Es que el señor Martín tiene una extraña enfermedad que… (Salen por el despacho.)
OSCAR Ese encanto que tiene por marido, ha guardado en el armario del baño a una chica desnuda.
LINDA En la oficina, todo son interrupciones. Primero han llamado a la puerta, luego al teléfono. El
pobre Walter está muy nervioso y no hay manera…
JOANNA Pues menos mal, porqué el que ha llamado a la puerta ha sido tu marido.
LINDA ¿Henry?
OSCAR Sí, está en libertad provisional. (Linda no entiende nada.) Ha tenido problemas con la policia,
pero…
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LINDA ¿Porqué?
OSCAR Porque el señor Markham es el mayordomo, yo soy el señor Markham y tenemos un perro en la
cesta. Así que no meta la pata.
JOANNA Es verdad.
OSCAR En el baño.
LINDA Pues esta vez me va a oir. (Va como una bala hacia el baño seguida de Joanna y Oscar.)
JOANNA Creo que después de esta noche, comprenderás mejor a tu marido. (Durante este diálogo en el
dormitorio, Walter ha entrado por el hall llamando con suavidad; “Lindalu”. Cuando va a ir hacia
el dormitorio, se abre la puerta del estudio y Walter se esconde en el bar, cerrando la puerta.)
JOANNA Marcharte de aquí ahora mismo. Si te ve la señorita Smith, no se como te iba a presentar.
SMITH (Entrando.) Muchas gracias. (Smith y Philip entran al mismo tiempo que Joanna y Oscar empujan
a Linda fuera del dormitorio. Casi se tropiezan todos y se quedan parados como estatuas.
Después de un silencio, Joanna habla muy alto y vocalizando exageradamente.)
JOANNA La señorita Smith… la famosa autora… la que ahora está a punto de firmar contrato con el señor
Markham… (Señala a Oscar.) Y el señor Martín… (Señala el baño.) Y oscar es el perro…
PHILIP (Igual que Joanna, pero todavía mas alto.) Y yo soy el mayordomo.
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LINDA Yo…
LINDA ¿Silvia?
LINDA ¿Herda?
LINDA ¿Hermana?
LINDA ¿A dónde?
OSCAR No le haga caso. Es muy limpia. (Salen las dos hacia la cocina.)
SMITH ¿Porqué no vienen a mi casa de campo? Es preciosa. Tengo maravillosos criados que me cuidan
los perritos y la flores… que son divinas. Por eso los entierro a todos en el jardín. A los perros,
claro… no a los criados.
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PHILIP El señor no puede ir al campo. Tiene bronquitis. (Henry entra en el dormitorio seguido de
Wilkinson que está furiosa. El siguiente diálogo se dice simultáneamente en las dos habitaciones,
pero se oye más que ninguna la voz de la señorita Wilkinson.)
WILKIN. ¿Cómo quiere que vaya por la calle con esa sábana encima?
(Henry empuja a la señorita Wilkinson hacia el baño y la mete dentro. Luego va hacia el salón.)
SMITH Yo creía que el campo no le sentaba mal a nadie. (Henry entra en el salón, cierra la puerta del
dormitorio con llave y la guarda en su bolsillo.) Ah, señor Martín, ¿podemos firmar ya? Se me
hace tarde.
HENRY Aquí tiene. (Le da los papeles que estaban en la mesa. Philip mete la cabeza como siempre.
Henry hace un aparte con él y con Oscar.)
PHILIP En el bar.
OSCAR Nada… que esta ocasión bien merece un brindis, ¿No les parece?
PHILIP Gracias, señora. (Va hacia el bar andando muy en mayordomo, erguido y marcial.)
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OSCAR Como ande así, se va a romper la crisma. (Philip se detiene. Le mira asesinándole y anda normal
hacia el bar. Al abrir la puerta tropieza cara a cara con Walter que tiene una copa en la mano. Se
asustan.)
WALTER (A Philip.) Hola. (A Smith.) ¿Qué tal? (A Oscar.) ¿Qué tal? (A Henry.) Encantado. Mi tarjeta.
JOANNA (Entra Joanna.) Los canapés no tardaran en llegar. (Ve a Walter y da un grito.)
JOANNA (Reaccionando, muy mundana, a Oscar.) ¿Cariño, has hecho las presentaciones?
WALTER Encantado.
OSCAR (Insistiendo.) Casado con la señora Linda Martín. (Comprende y coge la tarjeta de las manos de
Henry.) Adiós, muy buenas.
JOANNA Claro que sí… Es… es… ¡Mi suegro! (Gran sorpresa por parte de todos.)
SMITH Tengo una curiosidad. ¿Cuánto tiempo lleva ahí metido… señor?...
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WALTER Harris.
OSCAR Claro, papi. Está metido en el bar desde que acabó la boda. Por eso se ha hecho un lío.
SMITH (A Walter.) Si su hijo tarda tanto en consumar su luna de miel, como en hacer mi contrato, ni
usted, ni su mujer serán nunca abuelos.
OSCAR Cuánta razón tienes. Vete a casa y cuéntaselo a mamá. (Philip y Oscar empujan a Walter hacia la
salida.)
SMITH (A Philip.) ¿Por qué tiene que meterse en todo? Hablaba con su padre, señor Markham.
WALTER Ah.
SMITH (Por la copa que lleva Walter en la mano.) Yo que usted no me llevaría esa copa. No les quedan
muchas. (Walter se mete en el bar para dejar la copa cuando aparece Linda con delantal y una
bandeja llena de canapés.)
LINDA Por fin traer canapés… de… (Ve a Henry y da un salto.) ¡Aaaaaahhhhh!
LINDA Canapés de… (Al volverse hacia la señorita Smith ve a Walter y da otro grito.) ¿Aaaaaahhhhh!
OSCAR Son canapés de ¡Aaaaaahhhhh! (Imita el grito de Linda.) La especialidad de la casa. (Henry mira
a Linda cada vez mas confundido. A ella se le ha caído la bandeja al ver a Walter.)
JOANNA Es que se pone tan nerviosa cuando ve a un desconocido. (Gritando.) No ser tímida… Sílvia….
SMITH (A Oscar.) Como siga hanlando así nos vamos a quedar sordos.
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SMITH Bueno… lo harñe por probar la oca, (Oscar sin darse cuenta le hace la oca. Smith grita. Se queda
asombrada igual que todos.) ¿Qué demonios me ha hecho?
OSVAR Pues… perdone… yo… (Hace el gesto de la oca con u silbido.) Ha sido un impulso.
OSCAR (Distraído.) Hasta luego, Silvia. (Sin darse cuenta, le hace la oca. Linda da un grito como si fuera
una canción tirolesa y sale corriendo con Walter por el hall.)
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HENRY Estupendo.
SMITH Pero… ¿Cuándo se callará? Lo que no me parece bien son los tres años. (La señorita Wilkinson
entra en el dormitorio, todavía con la sábana puesta. Va hacia la puerta, intenta abrirla y como
no puede se queda escuchando.)
SMITH Sí, hasta que nos conozcamos mejor. ¿Porqué tiene que estar aquí su mayordomo? (La señorita
Wilkinson decide no esperar más y golpea tres veces la puerta. Philip, Joanna y Henry se quedan
helados. Pero mucho más Oscar que se había situado al lado de la puerta. Smith se vuelve
curiosa en dirección s Oscar, este sonríe y golpea tres veces en el suelo.)
SMITH ¿De dónde han sacado ustedes a este mayordomo? ¿Quién se lo ha recomendado?
HENRY Espero que no. (La señorita Wilkinson vuelve a golpear en la puerta. Todos miran a Oscar y este
se ve obligado a imitar un baile flamenco.)
OSCAR Olé.
HENRY Bueno, cambiaremos lo de los tres años y ya podemos firmar. (Philip hace una seña a Oscar. Este
va al bar y coge la ropa de Wilkinson. Vuelve a la puerta del dormitorio, intenta abrirla pero se
da cuenta de que está cerrada.)
OSCAR (En voz baja por las mirillas de la puerta.) Espere… que voy a por la llave. (Deja la ropa en la
puerta y va rápido hacia Philip.)
HENRY Eso es, Ahora, la segunda claúsula. Firme aquí. (Philip le hace una seña a Oscar de que la llave
está en el bolsillo de Henry. Mientras firma Smith, Oscar mete la mano en el bolsillo de Henry,
del pantalón buscando frenéticamente la llave. Philip distrae la atención de Smith. Oscar y Henry
se contorsionan en difíciles posturas.)
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SMITH ¿Le duele algo? (Oscar deja de buscar la llave y va hacia la puerta del dormitorio.)
OSCAR (En voz baja por la mirillas.) ¡Coja la ropa! (Le da el vestido y el bikini que va recogiendo
Wilkinson.)
JOANNA Yo misma.
SMITH Tiene que ser un testigo imparcial, señora Markham. (Llamando.) ¿Philip? Si el señor Markham
se lo permite… ¿Señor Markham? (Oscar se detiene y se vuelve en el momento que pasaba por la
mirilla el bikini. Wilkinson lo había cogido de un lado y el otro se engancha en la muñeca de
Oscar. Wilkinson tira con fuerza lo que provoca varios golpes de Oscar en la puerta. Wilkinson da
por fin un gran tirón y recupera el bikini, pero la mano de Oscar queda enganchada en la mirilla.
Grita, saca la mano y salta muerto de dolor. Wilkinson se mete corriendo en el vestidor.)
SMITH Es verdad. Por cierto… ¿Dónde tengo el billete? (Henry hace un aparte con Oscar y Philip.)
HENRY Haberlo dicho. (Saca la llave del bolsillo y abre la puerta del dormitorio.)
SMITH Gracias.
PHILIP Todo solucionado… ¡Por fin! (Silvia entra muy decidida del hall, dispuesta a despedirse.)
SILVIA Lo siento, señora Markham… pero no puedo permanecer más tiempo en esta casa, con tanta
gente que mira por las cerraduras y tanta oca. (Smith mira a todos buscando una explicación
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pero nadie se la da.) Así que he decidido marcharme ahora mismo. Sólo les pido que Oscar me
baje las maletas al portal.)
SMITH (Después de una pausa.) ¿No me digan que el perro puede hacer eso?
SILVIA (A Philip.) He sido muy feliz en esta casa, pero no tengo más remedio que irme. Adiós y gracias
por todo. (Se va rápidamente. Todos quedan helados.)
PHILIP ¡Mi mujer que me ha abandonado! (Se sienta dramáticamente en el sillón. Smith se compadece.
En ese momento la señorita Wilkinson sale del vestidor, atraviesa corriendo el dormitorio, el
salón mientras se va poniendo el vestido y sale por el hall.)
OSCAR (A Smith.) Eso otro es el martirio que acaba de dejar su mujer. ¿No le da usted vergüenza,
Philip?
SMITH A ver si escarmienta. Bueno, me voy. No tengo más remedio que decirles que ha sido una visita
muy entretenida.
PHILIP Le acompaño hasta la puerta, señora. (La acompaña. Salen los dos.)
HENRY Por fin lo hemos conseguido. Parecía increíble. Has estado fabulosa, Joanna. (La abraza y le da
un beso.) Y usted también, Oscar. (Va hacia Oscar y este huye.)
OSCAR No se atreverá.
PHILIP (A Joanna.) Vamos por partes. ¿Quién era el hombre que salió del bar?
JOANNA Oye, oye… ¿Quién era la chica que salió corriendo del dormitorio?
OSCAR ¿Sábanas bordadas? Qué horror. (Entra Linda. Todos hablan a la vez.)
HENRY (A la vez.) Te exijo que me digas porqué hablaba como un retrasada mental…
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JOANNA (A la vez.) Tienes suerte de que no haya hecho las maletas, después de cómo me has tratado…
LINDA (A la vez.) No me hables, Henry… estoy harta de tus líos de faldas… (Cuando empezaron a
discutir Oscar les miró asombrados. Ahora les hace callar con un gran silbido.)
PHILIP ¿Qué no? Mi mujer tiene dos amantes, ¿Yno es asunto mío?
HENRY ¡¿Qué?!
HENRY ¡Cállese! ¿Es que ese tipo es más atractivo que yo?
JOANNA (Yendo al dormitorio. Philip la sigue.) ¿Y esa chica que teníais aquí escondida?
LINDA ¡Henry!
JOANNA ¡Philip! (Se abrazan las dos parejas. Oscar se queda en el medio.)
OSCAR Ay… son unos chiquillos. (Entra Silvia con la maleta preparada para marcharse.) Yo también
quiero, yo también quiero.
SILVIA ¡No te atrevas! (Oscar la abraza y Silvia se rinde a él. Por el hall aparece la señorita Smith que
viene a buscar el bolso que dejó olvidado. Se encuentra con lo que ella cree que son parejas
cambiadas. El susto es tremendo.)
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PHILIP (Con una reveréncia.) Muy bien señora. (Oscar coge el bolso de la asombrada señorita Smith y se
lo da mientras le dice.)
OSCAR (Muy alegre.) Se nos ha ocurrido una gran idea para que usted escriba un cuento
completamente original. Había una vez un lobo que se vestía de Caperucita Roja… porqué era un
poco mariquita… ¿Sabe? Y entonces… (Oscar acompaña a la aterrada señorita Smith hacia el
hall. Todos la miran sonriendo mientras cae el telón.)
FINAL DE LA OBRA
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