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INTRODUCCIÓN

El hombre como ser biopsicosocial, no escapa a los dilemas familiares,


sociales, culturales, económicos y educativos, que lo afecta en su desarrollo
intelectual, emocional y afectivo.

Ante estos problemas, la orientación juega un papel muy importante, ya que


ayuda, dirige, informa, aconseja, al ser humano a solventar sus problemas y a su vez
cumple con las funciones preventivas y correctivas.

En el ámbito educativo, la orientación debe ser implementada desde los


primeros niveles de educación hasta los niveles superiores, con el fin de orientar y
ayudar al educando sobre los problemas que lo afectan. Por lo tanto, una de las
funciones de todo docente, es orientar a sus alumnos sobre los problemas educativos
que pueden obstruir su aprendizaje y a su vez contribuir al mejoramiento de la
Educación. La Unidad Curricular Orientación Educativa del Área Ciencias de la
Educación, mención Agropecuaria de la Universidad Nacional Experimental
“Francisco de Miranda”; le ofrece al estudiante del octavo semestre un cúmulo de
información sobre las técnicas y estrategias, que puedan utilizar, cuando se le
presente problemas educativos que tienen que prevenir o corregir.
Concepto Delimitado de la Orientación

Desde el surgimiento de la orientación, diversos autores se han encontrado


con la dificultad para definirla en función de sus objetivos y campos de acción. Son
muchas las definiciones surgidas, a lo largo del siglo XX que abarcan una amplia
gama de perspectivas a las cuales no ha estado ligada siempre la educación y, por
ende la función docente.

De acuerdo con Martínez de Codès (1998:3), el concepto de orientación, sus


funciones y el modo de planificarla fueron, desde el comienzo, imprecisos,
problemáticos y, con frecuencia, contradictorios. Según este, autor, la orientación ha
sido tratada desde diversos enfoques: como proceso que ayuda a la persona a tomar
decisiones vocacionales, como forma de asesorar al individuo para la resolución de
problemas personales y/o sociales, como sistema o modelo de intervención que
brinda asistencia al sujeto, y, más recientemente, como eje transversal del currículo,
presente en los actos que emprende el docente en el contexto escolar y extraescolar.

Dada la complejidad de este término, la comprensión del mismo exige recurrir


a una diversidad de fuentes y perspectivas que nos ayuden a aproximarnos a su
definición. Por ello, realizamos una exhaustiva revisión y análisis del significado,
funciones, principios, áreas o dimensiones de la orientación.

Con el fin de comprender la conceptualización de la orientación educativa,


Bisquerra & Álvarez (1998:20) sugieren que el discurso sea analizado desde los
siguientes niveles: histórico, teórico, conceptual, prescriptivo, descriptivo, normativo
y crítico.

El análisis, desde el punto de vista histórico, nos permite asumir su evolución,


comprender el presente y entender el futuro desde una perspectiva más amplia,
retomando las fortalezas y disminuyendo las debilidades en relación con los nuevos
enfoques y posturas acerca de la orientación.
Lo conceptual plantea la necesidad de establecer acuerdos acerca del uso del
lenguaje. En el campo de la orientación existen diversos enfoques, teorías, modelos
y tendencias, de las cuales se han derivado conceptos y términos que no siempre son
utilizados con el mismo sentido. Esto nos obliga a definir con precisión los términos
utilizados.

El nivel prescriptivo implica formular propuestas y recomendaciones para el


diseño de programas, basados en resultados de investigaciones psicopedagógicas, en
teorías y modelos de intervención de probada eficacia, y la opinión de los expertos.

El nivel descriptivo tiene como objetivo describir lo que se está haciendo.


Contempla las experiencias de orientación en los centros educativos o en una
comunidad, estudios de casos, entre otros, es decir los hechos y fenómenos, tal como
suceden.

El análisis normativo se fundamenta en instrumentos legales y en elementos


que prescriben los especialistas, que sirven de patrón y/o referencia para el proceso
orientador.

Por último, la reflexión crítica, de la práctica de la orientación en este caso,


es un factor decisivo para la mejora de la propia praxis. Las discrepancias entre lo
normativo (deber ser) y la práctica (ser) puede llevarnos a un discurso crítico,
orientado a una postura constructiva que, en última instancia, contribuya a la mejora
de la orientación.

Sobre el postulado de que no existe una definición única acerca de la


orientación educativa, tomando como premisa estos niveles, hemos procedido a
realizar la organización de los conceptos de acuerdo a su ubicación histórica, los
objetivos que se persiguen, las áreas que se indagan y las funciones que se comparten.

La labor orientadora en el ámbito educativo


Se puede ver desde tres aristas: el marco jurídico institucional que la soporta,
el fundamento filosófico que la contiene y la base contextual sobre la cual se apoya
para realizar su labor.

A partir de lo expuesto, cabe preguntarse si el docente, en el contexto socio –


cultural actual, cuenta con respaldo legal, con un marco jurídico institucional que le
permita ejercer su labor de orientador, para la formación de las nuevas generaciones
de relevo.

En ese sentido, se consulta la Constitución de la República Bolivariana de


Venezuela (2000), en busca de algún asidero legal para la labor orientadora del
docente, encontrándose que ya en su Preámbulo, la CRBV establece algunos
parámetros que pueden guiar la acción educativa en función de orientador, al señalar
clara y taxativamente que la República Bolivariana de Venezuela es: una sociedad
democrática, participativa y protagónica, multiétnica y pluricultural en un Estado de
justicia, federal y descentralizado, que consolide los valores de la libertad, la
independencia, la paz, la solidaridad, el bien común, la integridad territorial, la
convivencia y el imperio de la ley para esta y las futuras generaciones; asegure el
derecho a la vida, al trabajo, a la cultura, a la educación, a la justicia social y a la
igualdad sin discriminación ni subordinación alguna; promueva la cooperación
pacífica entre las naciones e impulse y consolide la integración latinoamericana de
acuerdo con el principio de no intervención y autodeterminación de los pueblos, la
garantía universal e indivisible de los derechos humanos, la democratización de la
sociedad internacional, el desarme nuclear, el equilibrio ecológico y los bienes
jurídicos ambientales como patrimonio común e irrenunciable de la humanidad; en
ejercicio de su poder originario representado por la Asamblea Nacional
Constituyente mediante el voto libre y en referendo democrático…
Sea pues este el marco jurídico institucional de la acción orientadora del
docente, pero también el fundamento de todo su contenido axiológico, al favorecer el
respeto a la diversidad de opinión y expresión, y al generar acciones pedagógicas
exentas de discriminaciones, proclive a valores como la libertad, la independencia, la
paz, la solidaridad y el bien común.

Esta definición de Venezuela como un país que no puede estar al margen de la


ley, implica el respeto a todas las convenciones y acuerdos internacionales sobre
Derechos Humanos, el respeto por todas las manifestaciones religiosas y culturales, y
la promoción de la igualdad de derechos en todos los contextos y en relación a todas
las instancias, tanto del Poder Público como Privado, y exigiendo de cada individuo
un tratamiento igual para los otros, en tanto que ciudadanos bajo una misma bandera
y un mismo régimen legal.

También el Artículo 3 de la CRBV establece parámetros y obligaciones de


parte del Estado para con el ciudadano, y en ese sentido, el docente es al mismo
tiempo garante y promotor de esas obligaciones estatales, tal como lo establece la
CRBV al señalar: El Estado tiene como fines esenciales la defensa y el desarrollo de
la persona y el respeto a su dignidad, el ejercicio democrático de la voluntad popular,
la construcción de una sociedad justa y amante de la paz, la promoción de la
prosperidad y bienestar del pueblo y la garantía del cumplimiento de los principios,
derechos y deberes consagrados en esta Constitución.

La educación y el trabajo son los procesos fundamentales para alcanzar dichos


fines.

En virtud de lo cual el Estado debe proveer y prever los medios, recursos e


instrumentos para lograr el estricto cumplimiento de lo postulado en el Artículo
anterior. Se habla de la defensa y el desarrollo de la persona, y como ya se ha visto, la
orientación educativa no se limita a facilitar al estudiante recursos e instrumentos
para el aprendizaje, mejores técnicas de estudio, estrategias para la administración de
su tiempo y medios para defenderse de sus fobias y resistencias contra algunas
asignaturas, sino que capacita para asumir los desafíos que plantea la vida, utilizando
para ello la capacidad de reflexionar, de resolver problemas, de incorporarse a la vida
como sujeto de hecho y derecho, con pleno goce de todas sus facultades y consciencia
de sus defectos y limitaciones.

Es deber irrenunciable del Estado facilitar el desarrollo de las condiciones (el


contexto) sociales aptas para ...la promoción de la prosperidad y el bienestar del
pueblo... de lo cual deviene que una educación, administrada por personas cuyo
objetivo no sea solamente realizar un trabajo estable y bien remunerado, sino
compuesto por seres conscientes, comprometidos con sus estudiantes, que
comprenden su ubicación espacio – temporal y han hecho una opción política por la
inconformidad y por la disposición a fortalecer las oportunidades de éxito de sus
estudiantes, no solo en cuanto al rendimiento escolar, sino al mejoramiento de sus
relaciones interpersonales, familiares y sociales.

En ese sentido, la CRBV en su Título III, DE LOS DERECHOS HUMANOS


Y GARANTÍAS, Y DE LOS DEBERES, Capítulo I, Disposiciones Generales,
Artículos 19 – 31, es el compendio de los Derechos Humanos cuyo respeto el Estado
se obliga a garantizar y los docentes, en cuanto transmisores de los valores
constitutivos de la sociedad, y primeros responsables de la conformación de
fundamentos axiológicos del accionar humano, tienen la responsabilidad de aportar a
sus estudiantes el componente legal en que se sustentan sus derechos como persona y
los mecanismos para hacerlos valer, ante cualquiera autoridad o persona que pretenda
menoscabarlos. En este sentido, el orientador tiene como reto fortalecer la acción
reivindicativa de los derechos, pero conservar el equilibrio y señalar la importancia
del cumplimiento de los deberes ciudadanos, para que el reclamo de los primeros
goce de la autoridad moral suficiente.

Que las nuevas generaciones aprendan a vivir en un ambiente de respeto por


el derecho ajeno debe ser el desiderata de todo buen orientador, en la medida que la
consecución de tal objetivo demanda no sólo del conocimiento de las leyes, sino de
una actitud propia proclive a la vivencia de dicho valor, con lo cual el orientador no
solamente será un promotor de los derechos fundamentales, sino un ejemplo de su
cumplimiento.

Por su parte el Capítulo IV, De los Derechos Políticos y el Referendo Popular,


en Su Sección Primera, De los Derechos Políticos, señala en el articiulo 72: Todos los
cargos y magistraturas de elección popular son revocables. Transcurrida la mitad del
período para el cual fue elegido el funcionario o funcionaria, un número no menor del
veinte por ciento de los electores o electoras inscritos en la correspondiente
circunscripción podrá solicitar la convocatoria de un referendo para revocar su
mandato.

De lo cual deviene que la formación del ciudadano para utilizar plenamente


todas sus capacidades, habilidades y destrezas para una participación asertiva,
positiva, propositiva, cooperativa y solidaria, es el fundamento de la acción
orientadora del docente en el sentido operativo de la orientación educativa. Es decir,
que el orientador no solamente se preocupará por el debido cumplimiento de las
labores propias del sistema educativo, o por encontrar las razones del bajo
rendimiento escolar, sino que, además, debe contribuir a la preparación del joven para
la vida ciudadana, haciéndole consciente del papel protagónico que le asignan la
Constitución y las Leyes, y enseñándole a ejercer ese liderazgo con mesura, para que
la Ley no se vea desbordada y deba aplicar los mecanismos coercitivos necesarios
para restituir el orden.

En este mismo sentido que se relaciona con la vida, con el desenvolvimiento


pleno del estudiante no como parte de un proceso de enseñanza aprendizaje al cual se
quiere a veces ver como aséptico y divorciado de su contexto histórico-socio-político-
económico-cultural, es el que refleja el Ley Orgánica de Educación cuando señala un
deber ser del hombre y la sociedad en condiciones tales que la promoción de estos
presupuestos constituye materia de estudio para toda una vida de trabajo docente y
más, si se quiere vivenciar la orientación como labor fundamental del educador. En el
centro de la acción educativa se encuentra el hombre, y como su soporte fundamental
la familia, sin cuyo aporte, presume el legislador acertadamente, es imposible
alcanzar los más altos valores que se proponen en este Artículo, cuales son la
comprensión, la tolerancia, la convivencia,... así como la promoción de una actitud
responsable hacia el planeta y el derecho de los demás a vivir en un ambiente sano y a
proyectarse como un ente capaz de contribuir con su desarrollo, el de su familia y el
de su país.

Desde la Ley Orgánica de Protección al Niño y al Adolescente (LOPNA,


1998) es posible aportar que este instrumento legal de reciente creación, ha sido el
motivo de no pocas diatribas y encendidas críticas, al adjudicársele el aumento de la
delincuencia infanto-juvenil en el país como una de las consecuencias directas de su
aplicación, aún cuando algunos pensadores sostienen que – por el contrario – son las
malas interpretaciones que se hacen de esta Ley, las que dan origen a las perversiones
presentes.

Esto constriñe al Estado al estricto acatamiento de todos los Convenios,


Declaraciones, Acuerdos y Resoluciones universales acerca de los Derechos de los
Niños y Adolescentes y a desarrollar, en el marco jurídico institucional interno, las
Leyes que garanticen el pleno disfrute de todas esas prerrogativas, conforme al
principio progresivo de la Ley, que supone que los Estados, una vez incorporada una
resolución Universal a sus estamentos jurídicos, ampliarán y perfeccionarán estas
declaraciones, convirtiéndolas en Leyes que superan el contenido original de las
declaraciones suscritas por los dignatarios en representación de sus ciudadanos.
En atención a ello, el Artículo 4º de la LOPNA (1998) compromete al Estado
Venezolano a hacer uso de todos sus recursos para garantizar el bienestar de los niños
y adolescentes. Eso faculta a los docentes, en ejercicio de la profesión al servicio del
Estado que promulga esta Ley, a tomar todas las previsiones para asegurar que, desde
el punto de vista de la Escuela, el niño, niña y adolescente pueda tener acceso al
disfrute pleno de todos sus derechos y garantías, pero también esté consciente de sus
deberes, con la finalidad de que pueda vivir en equilibrio, en el marco del más sano
respeto a sus derechos y a los derechos de los demás. Para esto, el docente acudirá al
sentido común y las Leyes vigentes, con la finalidad de elucidar cuáles sean los
alcances y limitaciones de cada cual.

Pero, ahora bien, ¿debe el docente abordar esa tarea en solitario? O puede
contar con apoyo externo para su realización? El instrumento legal (LOPNA, 1998)
responde clara y taxativamente a estas interrogantes.

Como puede observarse en el instrumento legal (LOPNA, 1998), se hace a la


familia directa e irrenunciablemente responsable de la aplicación total de la ley en
cuanto a derechos del niño, niña y adolescente se refiere, consagrando así mismo la
obligatoriedad del cumplimiento de la misma por parte del padre y la madre en
igualdad de condiciones.

Nuevamente es al Estado al que corresponde asegurarse de que existan


políticas mediante las cuales la familia pueda cumplir su comisión. Esto conduce
directamente a pensar la responsabilidad del docente en la promoción del bienestar
familiar, como condición para que el niño, niña y adolescente tenga un desarrollo
armónico. El docente – orientador, no se conforma con observar las condiciones del
niño y su rendimiento académico, en cuanto tiene de respuesta al sistema relacional
establecido en la escuela y particularmente en el aula. Trascendiendo esos muros, se
traslada al hogar y analiza las condiciones socio-económico-culturales de la familia
de la cual proviene el estudiante, para diagnosticar las posibles carencias que estés
obstaculizando su pleno desarrollo.

Partiendo de esta información, diseña estrategias metodológicas que pudieran


compensar las deficiencias existentes en el hogar y estudia cursos de acción para
proponer salidas a las dificultades familiares, al mismo tiempo que ayuda al
estudiante a racionalizar la situación y le aporta apoyo para que encuentre y proponga
soluciones a lo interno de la familia.

Pero el legislador no quiere dejar lugar a ninguna duda, y establece un


principio de prioridad absoluta con respecto a los derechos y garantías del niño, niña
y adolescente, cuando expone:

Lo primero que salta a la vista es la plena conciencia de la responsabilidad


compartida que de manera lúcida establece la Ley con respecto al Estado, la familia y
la sociedad en razón de la protección de los derechos del niño, niña y adolescente.
Pero más allá, se plantea la primacía de sus derechos por sobre el resto de los
ciudadanos, en cuanto a formulación de Políticas Públicas, estructuración del
Presupuesto Público, acceso a servicios y protección en casos de desastre, conmoción
civil u otras circunstancias.

Corresponde al educador – orientador formar en el niño, niña y adolescente


una conciencia que privilegie el agradecimiento a quienes así los tratan, con la
finalidad de que hagan ejercicio sobrio de sus derechos, entendiendo que más allá de
los mismos existe también una gama de deberes que deben ser analizados y
comprendidos para que se genere el sano equilibrio social. Educar pues en el respeto
a la otredad, en la comprensión, la tolerancia, la equidad. Cultivar la humildad y
exaltar la paz y la sana convivencia, como instrumentos para una vida equilibrada,
sana y feliz.

En cuanto al sano equilibrio, el legislador dejó una puerta abierta para su


aplicación, al fijar en el texto legal algunas apreciaciones sobre la progresividad de
los derechos del niño, como puede apreciarse a continuación:

Queda pues de manera taxativa explicitada la función orientadora de la familia


pero, al decir responsables, también se incluye a los docentes, quienes comparten con
la familia la responsabilidad de la formación de los criterios del niño, niña y
adolescente desde su edad más temprana (preescolar) hasta la universidad. Lo que se
persigue, expresa la Ley, es su desarrollo integral y... su incorporación a la ciudadanía
activa.

Desde el punto de vista del docente orientador esta ciudadanía activa no es


solamente el uso de los derechos y el cumplimiento de los deberes civiles y políticos,
tal cual lo establece y comprende la Ley, sino también el goce pleno de sus facultades
mentales, espirituales y físicas, para el aprovechamiento cabal y prudente de los
recursos que le ofrecen la naturaleza y el entorno social para alcanzar el disfrute de
una vida sana, equilibrada y feliz, guiada por la paz interna y madurez mental, el
establecimiento de relaciones asertivas y cálidas con los demás seres humanos y la
generosa contribución que puede hacer cada ser humano al bienestar global,
trasponiendo el límite de lo meramente laboral, profesional y proyectándose a lo
espiritual y colectivo, a la comprensión de sí mismo como parte de un conglomerado
social y, por lo tanto, corresponsable de su bienestar.

Aspecto fundamental a considerar en relación a la función orientadora


del docente es el fundamento filosófico de su acción.

En ese sentido y desde el punto de vista humanista Osorio, (2003) señala que
la Orientación

Desde donde se puede situar al orientador como un especialista cuya


responsabilidad última es considerar los cursos de acción que debe tomar la
educación para producir los resultados objetivos más excelentes posibles, dado que la
orientación, como consustancial a la educación, también la trasciende, permea y se
establece como garante de su mejor rendimiento. Pero cuando esta responsabilidad
recae no ya en un especialista fuera del aula, sino en el propio docente, devenido en
orientador, entonces el impacto generado por su acción es superior y los resultados
objetivos más excelentes, ya que el docente es quien tiene contacto más directo y
permanente con el estudiante.

En relación a la fundamentación filosófica del quehacer orientador Osorio


(Ibíd.), sostiene que cualquiera que sean las ideas que se esgriman para realizar la
labor educativa – y por ende orientadora – del ser humano, deben responder ...a un
criterio integrador y perfeccionador de lo que es, y puede llegar a ser, el hombre ... (y)
esta apertura a lo antropológico, está llamada a recoger todo aquello que dignifique,
planifique y enaltezca la condición humana... como tarea prioritaria para garantizar la
equidad de esa formación y evitar los sesgos a los cuales viene adosándose la
educación – orientación en los tiempos actuales, signada por innumerables
deformaciones, producto del determinismo político-ideológico, cuya lucha se ha
trasladado al seno de la escuela.

No es que la escuela carezca de una ideología, porque afirmar tal cosa sería
cerrar los ojos a la realidad objetiva. Sino que no tiene por qué imponerse una
ideología dentro de las aulas, antes bien, se debe privilegiar el libre pensamiento y la
tolerancia como marco de la convivencia escolar, facilitando que los estudiantes
entren en contacto con todas las corrientes de pensamiento y puedan, libre y
soberanamente, en atención a sus apetencias, creencias y valores, elegir a cuál
corriente adscribirse, sin que medien presiones de ningún tipo.

Simón Rodríguez (cit en Villarini, 2003) señalaba que... Educar es enseñar al


hombre a tratar con las cosas e infundirle ideas sociales…saber vivir en República."
En ese contexto, educar (y por ende orientar) constituye la forma más expedita para
garantizar la sana convivencia entre los seres humanos. La República, como la
entienden los clásicos, es el imperio de la Ley, el ejercicio de los derechos y
libertades humanas y el respeto y acatamiento de los deberes, sin mayor coerción que
la aplicada por el sentido común y la inteligencia humana.
Por su parte Adam (cit en Villarini, Ibíd.) señala que... El proceso educativo formal
debe insertarse en ese otro más amplio que el la existencia humana misma debe tener
por ende lugar a lo largo de toda la vida... con lo cual también se cierne sobre el
docente – orientador la tarea de educar para esa vida, para que el estudiante esté
preparado para aprender a lo largo de todo su trayecto vital. Este aprendizaje se
verificaría desde el mismo momento del alumbramiento (e incluso antes, sugieren
algunos especialistas), hasta la desaparición física, por lo cual el docente – orientador
debe ayudar al estudiante a adoptar una postura crítica, pero abierta y flexible, ante
todos los eventos que le sobrevienen, a objeto que puedan servir de aporte
constructivo a su saber.

También desde el punto de vista contextual, la función orientadora del docente


se encuentra plenamente justificada. Máxime hoy, cuando Venezuela afronta grandes
transformaciones producto del cambio constitucional que vivió a principios de siglo
(2000) y los procesos que se viven asociados a la nueva Carta Magna, que facultan a
los ciudadanos para organizarse, ejercer la Contraloría Social de los procesos
gubernamentales y participar, activa y protagónicamente en la toma de decisiones, ya
no como simples observadores, sino como entes de pleno derecho, con voz y voto,
constituidos legalmente en Consejos Comunales y Asambleas de Ciudadanos, lo cual
les faculta para rediseñar su modo de vida y establecer un tipo de relaciones
totalmente distintas con el Estado y sus personeros, signada por la equidad, el respeto
y la dignidad.

Cómo insertarse en esta nueva realidad venezolana, en condiciones exitosas,


parece ser el desafío de las presentes y futuras generaciones, habida cuenta de que en
los períodos anteriores toda toma de decisiones se transfería a los representantes de
los ciudadanos. Ahora, el nuevo esquema legal no solamente permite, sino que
demanda la participación ciudadana en la resolución de los problemas que a las
comunidades atañen.

En ese sentido, el docente – orientador, deberá formar para la participación,


para el dialogo, para la negociación, en el marco del respeto mutuo, la cooperación, la
asertividad y la democracia. Deberá construir un liderazgo emergente capaz de guiar
responsable y mesuradamente sus pasos, para la construcción de una nueva sociedad,
un nuevo hombre y una nueva mujer: un nuevo republicano, como aspiraba Simón
Rodríguez.

También según Bisquerra (2006): Los contextos de intervención del


orientador son tres: educación formal, contexto socio-comunitario y organizaciones.
Esta clasificación se hace desde el punto de vista del usuario: en primer lugar, el
usuario pasa por la educación formal, después (por ejemplo a la hora de buscar
trabajo o en períodos de paro1) puede requerir ayuda de los medios socio-
comunitarios (Servicios de Empleo, Servicios Sociales, Centros Cívicos, etcétera.).
Posteriormente, cuando está trabajando en una empresa, forma parte de una
organización. p.3)

A cada uno de los contextos referidos corresponde una forma de acción y una
técnica, o una agrupación de ellas, aplicables. De lo cual se desprende que la labor del
orientador es multidisciplinar y multifacética El primer tramo, que es al que
corresponde este estudio, el de la educación formal, no parece estar suficientemente
cubierto ni atendido en cuanto a la calidad de la orientación que se ofrece en los
centros educativos, toda vez que la utilidad de esta disciplina no ha sido tomada en
cuenta con la seriedad que el caso requiere. Se estima que orientación es un término
peyorativo y una actividad a la cual deben ser sometidos los estudiantes con
dificultades, retrasados, o problemáticos, pero no se ha comprendido que la
orientación es el núcleo del proceso educativo, a partir de lo cual se podría planificar
más adecuadamente el proceso de enseñanza – aprendizaje.
CONCLUSIÓN

Como conclusión podemos decir que la orientación educativa supone la puesta


en marcha por parte del centro escolar de un conjunto de actuaciones encaminadas a
asegurar por un lado una educación integral del alumnado y por otro un proceso
educativo que se ajuste al máximo a las características y necesidades de todos y cada
uno de ellos. Para ello todos los centros deben elaborar Planes de Acción Tutorial y
de Orientación Educativa y Profesional, a la vez que definir los mecanismos y cauces
que se van a utilizar para atender a la diversidad de los alumnos. Y para ello existe un
conjunto de fundamentos legales, comenzando por la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela, que desde su preámbulo nos dice y nos establece algunos
parámetros que pueden guiar la acción educativa en función de orientador, al señalar
clara y taxativamente que la República Bolivariana de Venezuela es: una sociedad
democrática, participativa y protagónica, multiétnica y pluricultural en un Estado de
justicia, federal y descentralizado, que consolide los valores de la libertad, la
independencia, la paz, la solidaridad, el bien común, la integridad territorial, la
convivencia y el imperio de la ley para esta y las futuras generaciones; asegure el
derecho a la vida, al trabajo, a la cultura, a la educación, a la justicia social y a la
igualdad sin discriminación ni subordinación alguna; promueva la cooperación
pacífica entre las naciones e impulse y consolide la integración latinoamericana de
acuerdo con el principio de no intervención y autodeterminación de los pueblos, la
garantía universal e indivisible de los derechos humanos, la democratización de la
sociedad internacional, el desarme nuclear, el equilibrio ecológico y los bienes
jurídicos ambientales como patrimonio común e irrenunciable de la humanidad; en
ejercicio de su poder originario representado por la Asamblea Nacional
Constituyente mediante el voto libre y en referendo democrático… , también
encontramos la Ley Orgánica de Educación y el instrumento legal (LOPNA, 1998),
quienes asientan las bases y fundamentos legales de la orientación en el campo
educativo.
BIBLIOGRAFÍA

INTERNET:
FUNDAMENTACIÓN DE LA FUNCIÓN ORIENTADORA DEL DOCENTE
VENEZOLANO...

rendezvouz.nireblog.com/.../fundamentacion-de-la-funcion-orientadora-del-docente-
venezolana.

Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (1.999).

Denyz Luz Molina Contreras. Universidad Nacional Experimental de los Llanos


Occidentales Ezequiel Zamora, Venezuela.

REPUBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA


UNIVERSIDAD PEDAGÓGICA EXPERIMENTAL LIBERTADOR
INSTITUTO DE MEJORAMIENTO PROFESIONAL DEL MAGISTERIO
REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA
MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACIÓN UNIVERSITARIA
UNIVERSIDAD PEDAGÓGICA EXPERIMENTAL LIBERTADAOR
INSTITUTO DE MEJORAMIENTO PROFESIONAL DEL MAGISTERIO
NUCLEO SAN FELIPE YARACUY

Fundamentos Legales de
la Orientación en el
Ámbito Educativo

INTEGRANTES:
Yoaris L. Silva. C.I № 17.157.989.
Evelio Lugo. C.I. № 10.856.292.
Wilber González. C.I. № 17.319.969.
Educación Integral.

Orientación Educativa
Prof.
San Felipe, Mayo de 2011

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