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Orígenes y desarrollo del trabajo social

Orígenes y Desarrollo del Trabajo Social (UNED)

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Orígenes y desarrollo del trabajo social.

Tema 1:precursores de la acción social desde el siglo 16 hasta principios del siglo 20.

1. Etapa 1: de la caridad a la ayuda social. Del siglo 16 a la Revolución Francesa.


- Juan Luis Vives (1492-1540): Es considerado como el primer precursor debido a
una obra de más de 60 libros en los que abarca temas de las ciencias humanas
como la filosofía, la filología, la antropología, la pedagogía y la reforma social. Dictó
reglas para el funcionamiento de las escuelas, entre las que se incluyen la
importancia de un ambiente saludable y una alimentación correcta. De su obra
destaca Del socorro a los pobres en 1526, considerado como un primer tratado de
política social y primera propuesta formal para que el cuidado de los pobres dejará
de estar ligado a la caridad cristiana y pasará a convertirse en una función pública.
A través de su obra, determinó las bases de la asistencia social según los siguientes
principios: El derecho de todo individuo a recibir asistencia social.La individualización
de cada situación a través de un diagnóstico de una clasificación, de un análisis de
soluciones posibles y la aplicación de medidas racionales, la aceptación de quien
pide ayuda, la rehabilitación y la prevención a través del trabajo, la acción
prolongada hasta resolver definitivamente la situación.
En definitiva, estableció las bases de la asistencia social a las personas
desfavorecidas.En su obra imprime su fuerte compromiso con la justicia social y la
concordancia para la construcción de La Paz.

- Miguel de Giginta(1534-1588)
Su vida se desarrolla en un contexto trágico marcado por las malas cosechas y
grandes hambrunas, unidas a las necesidades económicas del expansivo imperio
hispánico de la Casa de Austria. El contexto en el que se marcan las aportaciones
de este autor se caracterizan.Por un control de la mendicidad.Esta no es prohibida si
es lícita y tampoco se autoriza la municipalización y el intervencionismo centralizador
en las instituciones asistenciales.En 1576 presenta al rey un Memorial sobre el
cuidado de los pobres, que posteriormente fue publicado con el título Tratado del
remedio de los pobres. En este texto proponía la libertad vigilada a los pobres y
casas de Misericordia para reinsertar a los denominados pobres verdaderos en la
Comunidad. Estas casas eran centros de acogida y de formación profesional para
pobres indigentes.El pilar fundamental sobre el que diseñaba este sistema era la
rehabilitación mediante el trabajo. El objetivo de las casas de misericordia era la
reinserción y la normalización, pero también evitar la ociosidad, la exhibición de la
pobreza y la enfermedad y, en definitiva, ejecutar funciones de control social,
evitando así el desorden reinante.

- San Vicente de Paúl (1581-1660)


Inspirado en el legado de Juan Luis Vives. Fundada en 1633 en París, la
congregación de las hijas de la caridad, cuya misión consistía en la visita y
acompañamiento a los enfermos en los hospitales y a los pobres en su domicilio,
siendo las precursoras de las visitadoras amigables.Es considerado uno de los
principales reformadores de la caridad de la Iglesia católica, consiguiendo regular

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para evitar el auxilio graciable e indiscriminado, e incidiendo con la atención


individualizada de la persona y la privatización de la ayuda. Creó instituciones para
niños abandonados, casas de tránsitos para familias sin hogar, asistencia material y
espiritual en hospitales. Concluyó que la ayuda debía consistir en organizar todos los
recursos disponibles para atender de manera sostenida en el tiempo la atención a
las familias pobres.Organiza la ayuda social en 5 fases: Iniciar una investigación
detallada en la que conocer el número de personas pobres.Emplear en oficios a los
jóvenes y válidos, construyendo si fuera necesario, talleres para el aprendizaje de
oficios.Financiar estas acciones ha organizado una recogida de fondos a través de
contribuciones voluntarias e impuestos municipales y lo colectivas organizadas.Se
prohibía la mendicidad y se le excluíade forma de la ayuda a aquellos que la
practican. Se complementa este plan de ayuda con una formación religiosa y
espiritual.

2. Etapa 2: Inicios de la gestión pública de la acción social.


- Benjamin Thompson (1753-1814)
Su compromiso con la atención a los pobres le llevó a vincular la reforma militar a
una reforma de la asistencia social en la que una serie de instituciones tradicionales
de ayuda a los pobres fueron sustituidos por un único sistema centralizado y
administrado por el Estado, el Instituto de los Pobres de Múnich.Era una institución
administrada que sustituye a las antiguas instituciones de beneficencia, eclesiásticas
o gremiales por una organización única y centralizada.Estaba dirigido por miembros
del gobierno estatal y administradores eclesiásticos. Invitaba a todos los habitantes
de la ciudad a contribuir mediante suscripciones. Su tarea consistía en proporcionar
la asistencia social de acuerdo con unas directrices estandarizadas. Luchó contra las
formas de caridad, paternalistas como la mendicidad y las limosnas. Los mendigos
eran enviados a una casa de trabajo fundada y dirigida por él mismo, donde fabrican
uniformes para el ejército a cambio de un salario. Benjamín destacó por una gran
cantidad de avances e innovaciones, diseños e inventos dirigidos a mejorar la vida
de los menos pudientes.Diseñó un nuevo tipo de cocina llamado cocina económica.
Creó sopas baratas con las que alimentar adecuadamente a los pobres.Creo casas
para familias sin recursos.Tuvo una enorme repercusión nacional e internacional y
fue una fuente de inspiración para la organización de la atención a los pobres en
otras ciudades.
- Thomas Chalmers (1780-1847)
Introdujo la necesidad de estudiar la pobreza de manera individualizada para poder
aplicar una intervención de acuerdo ajustada a las necesidades de cada
uno.Organizaban de acuerdo a un rigor técnico, a la asistencia social, a los pobres a
través de ayudas vecinales y voluntarias. Principalmente se desarrollaba en la
parroquia. Su objetivo principal era que el pobre alcanzara la gestión de su propia
vida, de tal manera que fuese independiente. Su método se articulaba de la
siguiente manera: Ante un caso de necesidad, había que indagar primero en la
verdadera causa de su condición de pobreza.En segundo lugar, debían buscarse
cuáles eran los recursos naturales de esa persona.Si carecía de tales recursos y no
se podía mantener de manera autónoma, se buscaría en sus redes más cercanas,
familias, amigos o vecinos.Si el pobre tampoco disponía de una red cercana,
entonces se acudió a la responsabilidad ciudadana (los ricos que prometieron
hacerse cargo del caso) En el caso de fallar todo lo anterior el diacrónico parroquial

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acudiría a los fieles de la parroquia. Esto supuso el origen del modelo asistencial de
la sociedad de organización de la caridad.Consistía en no dar limosna hasta que se
agotaran todas las demás fuentes posibles de ayuda. O se demostrará que no
existían.
- Daniel Van Der Heydt (1802-1874)
Destacó por la creación de un sistema de bienestar para los pobres de su ciudad
Natal en torno al año 1853.Este sistema representa un innovador avance en la
organización de la asistencia Social a los pobres durante las etapas iniciales de la
industrialización alemana. Garantiza un amplio abanico de medidas preventivas y de
rehabilitación, incluida la formación de habilidades para la vida, la capacidad de
abandonar los cuidados de la sociedad y sostener de forma independiente su
existencia. Podríamos describir este programa como de acción social municipal.Los
estudios permanentes de la situación de los pobres, mediante lo que podemos
llamar técnicas de observación participante, estaba financiado por impuestos y
donativos y contaba con personal voluntario que vivía en la zona de los pobres, por
lo que podía informar de sus condiciones de vida.Su método consistía en estudiar la
necesidad del sector, estudiar la necesidad del sector de los pobres, prevenir los
problemas derivados de la pobreza, rehabilitación de los indigentes y supervisión del
trabajo realizado. La eficacia de este sistema era elevada la pobreza se eliminó en
gran medida.
- Frédéric Ozanam (1813-1853)
En París, fue testigo de las precarias condiciones de muchos barrios parisinos,
percibiendo una enorme desigualdad entre las zonas. Son nobles y los suburbios en
la capital francesa. Formó parte de un destacado grupo de jóvenes que crearon la
Conferencia de la Caridad, que fue origen de la sociedad de San Vicente de Paúl.
Esto surge de la inquietud intelectual de conocer la realidad de la pobreza a través
de la que organizaban visitas continuas a población indigente, con el objetivo de
evangelizar, a aliviar material y moralmente al proletariado y ejecutar la caridad con
afán de servicio.Es considerado como uno de los precursores de la democracia
cristiana. Reivindicaba la figura de San Vicente de Paul y su forma de entender la
pobreza, considerando a los pobres como los superiores y maestros a los que debe
prestar servicios. Reconoce la importancia social de la caridad y el valor de una
comunidad de caridad para hacer frente a las necesidades sociales, instituyendo el
concepto de comunidad en la asistencia social.
- George Williams (1821-1905)
Es reconocido como uno de los precursores del trabajo social en Grupo, junto con
los principales representantes del movimiento de los settlements, como fueron el
matrimonio Barney o Lane Adams.La miseria y las duras condiciones de vida que se
vivía en la capital en los años más crudos de la industrialización de la economía y su
profundo espíritu religioso le llevó a fundar, junto con otros jóvenes, la asociación de
jóvenes cristianos.Tenía el objetivo de crear reuniones de oración semanal y
aprovechar el descanso dominical para ayudar a los niños desamparados que vivían
en la calle. El éxito fue tan rotundo que cada semana se iban organizando diferentes
grupos por toda la ciudad de Londres y ciudades colindantes.Esta asociación fue
pionera en áreas tan diversas como el deporte o la ayuda a los soldados, aunque en
el terreno del trabajo social destacó como precursora de un programa internacional
de servicios sociales de acciones comunitarias como creación de campamentos,

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promoción de escuelas nocturnas y escuelas de personas adultas y ayuda en tus


estudiantes universitarios y extranjeros.

3. Etapa 3: orígenes del trabajo social.


- Mary Richmond (1861-1928)
Se cría en un ambiente poco cómodo pero de gran apertura intelectual.Adquiere un
gran interés por la lectura que le ayudaba a afianzar sus ideas y elaborar sus propios
argumentos.Todo ello le lleva a adquirir un pensamiento crítico y una actitud
benévola ante la población más vulnerable. Le interesaba especialmente las
aplicaciones prácticas de las enseñanzas religiosas para dar respuesta a los
problemas sociales que surgieron como respuesta a la rápida industrialización, el
urbanismo y la pobreza.En 1888 entra en la sociedad de organización de la caridad
de Baltimore.Una vez dentro, descubre las necesidades de sistematizar la
intervención que se realizaba, ya que se perdió un tiempo valioso en buscar
soluciones a las pobrezas y si consideraba que debía buscar un modo de más eficaz
de actuar. Esta organización se proponía como objetivo combatir las causas de la
pobreza y la exclusión política, promoviendo la colaboración entre las entidades
sociales y los individuos.Para ello contaba fundamentalmente con la ayuda de las
visitas amigables.Esta autora desarrolló un especial interés por esta figura, lo que la
llevó a formarse en las redes esenciales de dicha actividad y a formar parte de la
misma.En su trayectoria como visitador amigable, detectó la necesidad de revisar el
sistema de administración de la caridad. Contribuyó a la reforma de la legislación
social, reforma sanitaria, prohibición de la mendicidad y la prostitución, mejora de los
hospicios, el trabajo infantil, etcétera.En 1898 contribuye a la creación de la primera
escuela de trabajo social de Nueva York, en la que impartirá clases.En 1903 viaja a
Europa, a Gran Bretaña y a Escocia, donde se reúne con trabajadoras sociales,
visita los settlements houses, participa en reuniones en los comités de distrito de la
COS de Londres.Defendía que las intervenciones sociales debían incorporar a los
individuos y a las familias, de lo contrario, no tendría éxito, así como la adaptación
de los programas de reforma social a las diferentes situaciones.Incluye la necesidad
de trabajar con la percepción de los recursos de la persona, su estrategia de
intervención se dirigía al aumento del empowerment, a través del cual la persona
descubrirá sus capacidades para trabajar y cambiar su trayectoria personal.
- Octavia Hill (1838-1928)
El contexto histórico en el que se ubica, pleno desarrollo de la Revolución Industrial,
así como el entorno familiar en el que se cría la influyeron notablemente. En 1852
comenzó a trabajar en Londres en una cooperativa de mujeres cuyo objetivo era
ofrecer un espacio de formación que permitirá a las mujeres necesitadas obtener un
empleo adquiriendo independencia y autonomía económica.Ahí empezó a hacerse
consciente de la importancia del trabajo personalizado y las capacidades que podían
desarrollar las personas en un entorno favorable.En 1864, preocupada por las
pésimas condiciones de la vivencia de la clase trabajadora, compró varias casas en
los suburbios de Londres con la ayuda de ruskin y comenzó a administrar sus
alquileres de un modo revolucionario para la época.Fue pionera en la reforma de la
política social de la vivienda y solicitaron sus aportaciones para la legislación de la
reforma social.Desarrolló un método de trabajo basado en el contacto personal
prolongado con las personas.Este método de proceso le llevó a hacerse consciente
de que los seres humanos se emergen de un entorno social que les influye

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poderosamente y que iba más allá de los factores puramente económicos.Concebía


la pobreza como un fenómeno colectivo de carácter estructural y a los jóvenes como
sujetos activos y de derechos que con la educación necesaria estarían en
disposición de emprender cambios sustantivos en beneficios propios. La
rehabilitación social se convirtiera en su razón y su objetivo, donde las claves del
éxito eran la participación y la implicación de las personas en el proceso de ayuda.
Emprendió acciones para lograr el acceso a la formación como visitadoras
amigables y con ello sentó las bases para una nueva forma de profesión.En 1887
fundó el primer asentamiento universitario de mujeres en Southwark.
- Jane Addams (1860-1935)
Formó parte de una generación de mujeres que rompieron con el modelo burgués y
fue un claro ejemplo del fenómeno denominado nueva mujer universitaria soltera sin
hijos independiente económicamente y con un alto grado de activismo político y
social. Hace hincapié en la importancia de la mujer instruida para utilizar su don de
la intuición en la búsqueda de reformas sociales y no restringirse a la casa y a la
crianza de los hijos.En un viaje a Europa, experimenta la vida de los barrios pobres
de Londres sintiéndose sobrepasada por la incapacidad de la sociedad de promover
las condiciones mínimas necesarias para la dignidad humana. Junto con una amiga,
deciden fundar la House en Chicago. Se convierte en un centro especializado de
investigación social aplicada. La Junta House era para las mujeres sociólogas lo que
la Universidad de Chicago era para los hombres sociólogos, el centro institucional
para la investigación y el pensamiento social.Esta experiencia supuso una fuerte
ruptura con las antiguas prácticas de caridad y beneficencia, contribuyendo
claramente al proceso de profesionalización del trabajo social en Estados Unidos.
Fue una de las pocas mujeres con títulos universitarios que reingresa a la
Universidad como reconocida investigadora y académica en el Departamento de
Sociología de la Universidad de Chicago.Se la considera pionera del feminismo de la
diferencia.Estaba convencida de que los valores femeninos eran política y
éticamente superiores a los masculinos. Por ello consideraba que una sociedad
dirigida por esto sería más productiva, justa e igualitaria.Su enfoque metodológico
consistía en que la persona sea parte del proceso de ayuda que tenga un papel
activo, escuchando lo que tiene que decir sobre su situación, desarrollando
estrategias creativas de manera conjunta.En sus intervenciones se aspira al máximo
desarrollo de las personas, sus habilidades y capacidades.Lo más novedoso de su
planteamiento es la idea de que para alcanzar un verdadero sentido de comunidad
es necesario el mutuo conocimiento del otro como sujeto de quien aprender. Influyó
en la promoción de la reforma social y en la extensión de los servicios sociales.Su
incansable trabajo en favor de los más desfavorecidos y en defensa de La Paz, le
valieron ser la galardonada con el prestigioso Premio Nobel de La Paz en 1931.
- Concepción Arenal (1820-1893)
Se trasladó a Madrid para estudiar en la universidad donde asistió como oyente y
vestida de hombre, ya que en la educación universitaria estaba vetada para las
mujeres. En 1860, la Academia de Ciencias Morales y Políticas le concede un
premio por su obra La beneficencia, la filantropía y la caridad, que le supuso un
pasaporte a la vida pública e intelectual del país. Todos los problemas sociales y
humanos preocupan a esta autora, aunque al que presentó más atención fue al
delito, a la delincuencia, la pena, así como la inhumana situación de los presos. En
1863 se convierte en la primera mujer nombrada visitadora de cárceles de

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mujeres.Tras la Revolución de 1868, el Gobierno provisional la nombre inspectora


de casas de corrección de mujeres.Colaboró durante 14 años con la revista de la
voz de la caridad.En la que aportaba sus experiencias con la pobreza y la desgracia.
Fue una pionera en luchar por los derechos de la mujer, proclamando el derecho de
todas a la educación y al trabajo.Puso en práctica los aportes teóricos anteriores,
incorporan un espíritu crítico y analítico de la pobreza y combinando proyectos
pedagógicos con iniciativas reformistas.Fue activista re feminista, luchadora por la
mejora de las condiciones de vida, especialmente en el ámbito
penitenciario.Contribuyó a sentar las bases éticas y epistemológicas del trabajo
social en España, mucho antes de que este se fundase y profesionalizarse en este
país.
- Josephine Shaw Lowell (1843-1905)
Fue una de las fundadoras de la sociedad de organización de la caridad de la ciudad
de Nueva York, influyente defensora de la reforma de la caridad durante el siglo 19,
fue una de las precursoras en la incorporación de métodos científicos para investigar
la pobreza y mejorar la atención social.Afirmó que la tarea de tratar con los pobres y
degradados, se ha convertido en una ciencia. Integró la investigación en la atención
social, estableciendo programas de investigación sobre la pobreza y la necesidad de
la población a las que atendía.Esto fue uno de los orígenes de los programas de
ayuda pública que se iniciaron a finales del siglo 19 y que se desarrollaron y
consolidaron a lo largo del siglo 20.Primera mujer en la Junta Estatal de
Beneficencia de 1876.En ella luchó para crear instituciones que ofrecieron una
atención a bajo precio y humana a diferentes categorías de personas
dependientes.Su Concepción sobre la pobreza y la acción social fue determinante
para transitar del voluntarismo al profesionalismo en la asistencia social y su
trayectoria tuvo una notable repercusión en la Unión de los esfuerzos dispersos de
muchos reformadores diferentes para forjar los inicios del moderno Estado de
bienestar.
- Henrietta Barnett (1851-1936)
Colaboró en las Charity Organization Society de Londres 1869 con la activista social
y reformadora de la vivienda Octavia Gil.Conoció a personas influyentes, también
comprometidas con mejorar las condiciones de la pobreza en la ciudad de
Londres.Su creencia de que la educación tenía el potencial de erradicar el conflicto
entre las diferentes clases sociales e influyó gradualmente en su marido, quien la
apoyó en la fundación del movimiento de los Settlements.Los settlements
establecimiento se crearon con la idea de preservar los valores humanos y
espirituales en una época donde recién se iniciaba la ebullición del capitalismo
industrial o el individualismo y la urbanización. El primer de estos establecimientos
se creó para proporcionar educación y medios de recreo y diversión a los habitantes
de los distritos más pobres de Londres y otras grandes ciudades.También para
investigar la condición de los pobres y para considerar y avanzar en planes
calculados para promover su bienestar. En 1887 fundó la Women´S University
Settlement con el objetivo de promover la amistad y el entendimiento mutuo entre
ricos y pobres, viejos y jóvenes, sabios e ignorantes, mediante un compromiso
compartido con la educación y los valores cristianos.

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Tema 2: Contexto histórico del trabajo social: la lucha contra la pobreza y las formas
de ayuda.

1. Introducción
Cualquier sociedad en su afán de autoprotección de sus miembros, ha desplegado
diferentes formas de ayuda promovidas por distintos agentes.Sobre este marco de partida
ha de entenderse el origen y desarrollo del trabajo social. Algunas de sus claves quedaron
recogidas con acierto por sus precursores, como se recoge en el capítulo
anterior.Comparten que hay personas y grupos que no pueden cubrir por sí solo ciertas
necesidades fundamentales.Destacan el diferente papel ejercido por los diferentes agentes
de la acción social.
Una realidad que transita en toda sociedad de cualquier momento histórico es la
pobreza.Una pobreza que tiende a relacionarse con la carencia o insuficiencia de ingresos
monetarios.Ha ido con campanada de penuria y miseria, marginación y cultura, violencia,
enfermedad y muerte.La pobreza no es una situación desconocida, lo que es novedosa es
su dimensión y la inquietud que despierta en todos los ámbitos sociales, económicos y
políticos, de ahí que sea la base de la denominada cuestión social en el siglo 19.
La pobreza debe combatirse.La opción será la aparición de instituciones más

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especializadas en determinados grupos menores, mujeres, migrantes y mayores. No


desaparecerán instituciones tradicionales enfocadas a la pobreza en general. El proceso
que se inicia a partir de mediados del siglo 19 consiste en pasar de atender a la pobreza, a
atender a los grupos más vulnerables a esa pobreza.

2. La pobreza como razón de la acción social


La pobreza como fenómeno humano ha estado siempre presente, es la pobreza en sus
diversas formas e imágenes la que ha impulsado una sensibilidad individual y colectiva de
ayuda cada vez más organizada.En ocasiones ha sido causa de una presión social que ha
exigido cambios en las relaciones sociales, como la desaparición del vasallaje y los
estamentos.En las relaciones laborales, como la sustitución de gremios por trabajadores
asalariados.También en las relaciones económicas en las que los mercados de bienes y
servicios se abren y se desregulan.Y será causa de cambios de gobierno, aparición de
partidos políticos, etcétera.
Como en toda realidad histórica, la pobreza ha sido resultado de guerras e inestabilidad
política, crisis económicas y alimentarias, epidemias y endemias, así como de inmigraciones
masivas en momentos puntuales y desequilibrios demográficos.Por tanto, la situación de
pobreza e individual, familiar y colectiva muestra la vulnerabilidad en la que una sociedad se
encuentra ante múltiples factores internos y externos, controlables o imprevistos.
El siglo 19 igualmente introduce una inflexión en unos discursos que se movían entre la
pobreza como un lastre o problema social y un valor social que imponía obligaciones
morales a los señores o estamentos privilegiados y un derecho moral a la ayuda.Ahora bien,
los diferentes enfoques sobre las causas y efectos de la pobreza no pueden ocultar la
dificultad para definir la pobreza.El primer rasgo que define la pobreza hace referencia a la
privación, ausencia o carencia de bienes y elementos materiales para la subsistencia. El
segundo rasgo es el reconocimiento de la situación de inferioridad, subordinación y falta de
poder, de dignidad personal y de formación.
La pobreza era una condición de vida material, simbólicamente dignificada por convicciones
religiosas, era un valor moral dentro de un orden natural provincialista.En esta cosmovisión,
la riqueza y la pobreza resultaban complementarias, quienes eran pobres necesitaban la
ayuda y la caridad de quienes tenían riquezas y necesitaban justificar moral y socialmente
su propio poder y riquezas a través de las obras de misericordia y justicia.Estas acciones
ayudan a distribuir bienes, proteger y ayudar a personas necesitadas como parte de una
exigencia religiosa y de justicia natural.
El humanismo renacentista aceptaba la pobreza como irreversible y como consecuencia del
pecado original.Las causas había que buscarlas en las injusticias sociales, el mal gobierno,
la ignorancia, el abandono de la doctrina y en la libertad humana mal entendida.La pobreza
será una desgracia producida por los egoísmos y los desajustes del sistema social y
económico.
Había que diferenciar entre pobres, verdaderos y falsos vagabundos sin transeúntes para
delimitar a quienes se ayuda y a quienes no, a quién se aplica una intervención preventiva y
a quien otra de inserción laboral forzosa se camina hacia la toma de conciencia sobre la
dimensión social de la pobreza, a la vez que desacredita a quienes son pobres.

2.1 Racionalización de la pobreza


Intelectuales y políticos ilustrados se acercaron con otra mirada a la pobreza y
mendicidad.Algunas de estas voces critican una conceptualización de la pobreza en la que
el ordenamiento ricos pobres, no cuestiona el orden socioeconómico porque existen

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suficientes causas de ayuda.Comparten la idea de que la ayuda a la población pobre era


inútil, ya que la pobreza resultaba inevitable e incluso conveniente.
Otras voces consideran que la pobreza es una manifestación del fracaso humano individual
y social.Proponen reconducir la situación a través de un plan estructurado en 2 ejes,
educación y represión de pobres y vagos.Centros auxiliares como las misericordias
plantearon un encierro aprendiendo un oficio.Los logros fueron limitados en la reducción de
la pobreza a largo plazo, pero colaboraron en la reducción de la delincuencia y peligrosidad,
así como en diferenciar la situación de pobreza de la delincuencia.
Concluyen que no había que proteger la pobreza, sino erradicarla.Fue solo un paso
imperfecto hacia una mayor presencia de los poderes públicos en la vida cotidiana y un
anticipo del planteamiento liberal del siglo 19, cuando la pobreza queda ligada a factores
socioeconómicos, a religiosos y morales. En el último tercio del siglo 18 y el primero del
siglo 19, se mantiene el elogio de los beneficios morales de la pobreza. La pobreza provoca
sentimientos de emoción y piedad junto a naciones como humanidad, filantropía y
beneficencia.La caridad fraterna deja así de ser una deber para convertirse en un
sentimiento y una experiencia personal.La moral se preocupará por las leyes internas.Y así
la caridad pasará al ámbito de lo moral de lo personal. El derecho se enfocará a las leyes
externas, al ámbito público y la beneficencia le dará contenido.
2.2 La pobreza desde la beneficencia pública
A lo largo del siglo XIX se va conformando un nuevo orden social, económico y político. De
los binomios riqueza, pobreza y poder, marginación, ya comentados, se pasa al binomio:
individuo-sociedad.Con esta nueva perspectiva, el problema de la pobreza se enmarca en
un contexto de tensión entre los intereses individuales de acumular riqueza y los intereses
sociales que le pretendían repartir y entre la culpabilidad individual de la situación de
pobreza y la responsabilidad social de la existencia en esos casos.
Algunos filósofos como MARX reflexionaron sobre sus causas y diferenció entre el pobre
tradicional o sin trabajo y el pobre industrial o emergente de la Revolución Industrial. Otro
autor, por su parte, entendía que la pobreza en las primeras décadas del siglo 19 quedaba
vinculada al proceso de industrialización y civilización de una sociedad que condenaba a
una parte de sus miembros a una situación de inferioridad y dependencia.
El cambio de mentalidad en el enfoque de lo que se denomina la cuestión social reconoce
que no hay obligación de las administraciones públicas liberales de atender a la población
pobre ni que la obligación sea exigible. Como consecuencia de la industrialización y de la
presión de los movimientos que buscan cambios profundos, las administraciones públicas
se verán abocadas a actuar sobre esa pobreza que se ha convertido en cuestión social.
En España hay que sumar sucesivas guerras.Se abren entonces 3 debates claves, el
primero, en torno a las nuevas administraciones públicas liberales y su responsabilidad en
materia laboral benéfica, asistencial y de higiene pública. Segundo eje se centra en la
cuestión social, definición de pobreza, miseria y pauperismo y su relación con desviaciones
socio morales como la prostitución, delincuencia, locura, abandono y violencia.Por último, la
situación socio sanitaria de la población.
A lo largo del siglo 19 y parte del 20. La pobreza será un fenómeno generalizado, un
problema social que compete a las administraciones públicas, aunque no sea una
responsabilidad en exclusiva. El nuevo protagonismo de las administraciones públicas
llevará a un progresivo deslizamiento del individual a lo colectivo de lo personal o privado a
lo público. La pobreza dio un paso al pauperismo, primero como amenaza al orden
establecido y después como problema o cuestión social.

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3. Formas de ayuda
El conocimiento adquirido sobre los diferentes factores que provocan el empobrecimiento de
la población ha permitido diseñar y aplicar diferentes propuestas de acción social.Estas
formas de ayuda van a tener en cuenta factores contextuales como la crisis económica y de
subsistencia, factores puntuales como guerras y factores estructurales como el ciclo vital y
el ciclo familiar. Sobre ella encontramos la intervención de 3 agentes: familia, iglesia y
Estado.
Un periodo que marca con claridad un antes y un después en la intervención social sobre la
pobreza. Fue el siglo 18.Durante ese siglo se produjo la transferencia desde la idea eje de
la pobreza y pobre a la idea de desigualdad y pauperismo desde la Concepción
individualista del fracaso de la derrota moral y personal hacia la actuación colectiva y
social.Se tuvo conciencia de que un aumento de pobreza reducía la riqueza general, ya que
las causas de la riqueza y la pobreza era idénticas. La acción social se centraba en la
represión de la ociosidad, la reclusión de mendicidad y el desarrollo de centros de formación
artesanal. Algunos eran instituciones tradicionales como las casas de misericordia.
Durante el siglo 19, a pesar de la inestabilidad política, crisis de subsistencia a guerras
civiles y colonias y cambios profundos en todos los órdenes.Se mantuvieron las iniciativas
asistenciales del siglo anterior, al igual que una importancia presencia de la
Iglesia.Promovió iniciativas educativas, sanitarios y caritativas con nuevos órdenes
religiosos Las élites locales parecían estar interesadas en mantener la cultura de la pobreza
con una mendicidad regulada y no visible en las calles y con relaciones asistente asistido,
menos personales y más institucionales.

3.1 Protagonismo provincial y municipal decimonónico


Los primeros pasos de las autoridades liberales se dirigieron a la centralización,
municipalización y control público de la beneficencia y asistencia médica.Esta acción
requería que las autoridades provinciales, las municipales, asumirán la gestión de los
recursos humanos y económicos de la beneficencia precedente.Las tensiones entre los
defensores del modelo tradicional de asistencia, reclusión y reinserción y los del modelo
liberal no cesaron, atención domiciliaria.
La norma predominante será la atención a la pobreza o el registrado como indigente,
condición que permitía el acceso a ciertos centros y servicios.Destacan las casas de
misericordia, hospitales generales y hospitales de dementes o manicomios. Unir en estos
centros a hombres, mujeres, menores, personas ancianas, individuales, sociales y personas
con enfermedades psíquicas y físicas.De este abanico de realidad es el grupo más
numeroso fue el de las personas ancianas.Encontramos los asilos bajo tutela religiosa, asilo
de las hermanitas de los ancianos y asilo de las hermanitas de los pobres.
Las instituciones tuteladas por las autoridades municipales y provinciales respondieron a
todo ello con lentitud.Serán entonces las obras benéficas particulares las que actúen como
un dinamismo ante las variaciones socioeconómicas. La pobreza dejó de ser en este
periodo un estado de indeterminado. Se incorpora a esa condición la de estar sin trabajo de
forma prolongada, sin capacidad física o mental para trabajar sin cualificación y formación,
además de los condicionantes de la edad, del sexo, la procedencia del Estado civil.
El campo de intervención requería mayores esfuerzos por parte de las administraciones
públicas, sobre todo provinciales y municipales.Son estas las responsables de ayudar
temporal o de forma indefinida a quien no sabe o no puede cubrir sus necesidades básicas
por sus propios medios.

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Estas beneficencia pública hubo de actuar desde 2 enfoques, por un lado, se insiste en la
necesidad de organizar a partir de suficientes soportes legales y de financiación.Por otro
lado, se reclaman mayores y mejores respuestas al problema del pauperismo, sobre todo
desde la intervención educativa, sanitaria y del ordenamiento urbano.Habrá que esperar a la
década de los 20 para un nuevo impulso a la transformación de la beneficencia.

3.2 El impulso asistencial con la restauración de instituciones generalistas a la


especialización.nc
La red asistencial que se tejió en el periodo 1875 a 1935 se hace más densa e incide en la
permanencia de la asistencia benéfica y represora para controlar el peligro social de la
pobreza. El pobre ya no es solo un pobre, es trabajador, padre, madre de familia, hijo,
persona con una enfermedad física o psíquica, aunque puede seguir siendo pobre,
indigente marginado.La sociedad liberal demanda mayor especialización y actuación desde
parámetros científicos para resolver la situación.
Comienza el siglo XX con acciones no sistematizadas todavía. Estas continuidades no
ocultan la creciente profesionalización de acciones dirigidas a tratar la pobreza, como
tampoco la doble red de acción social caritativa y benéfica.
- Beneficencia y acción social sobre la familia:El primer eslabón de la red benéfico
asistencial, será la familia y su domicilio. Ante el problema del desempleo, se
organiza a los trabajos de invierno.Junto con las cocinas económicas, conseguían
aliviar situaciones familiares más graves y la tensión social.Otra serie de socorros
dirigidos al núcleo familiar son los de lactancia y las ayudas a parturientas pobres.
También para mujeres adultas se activaron las llamadas colonias de verano para
obreras. El hospital provincial la asistencia es domiciliarias y la casa de socorros
componen el marco de atención sanitaria básica que afecta a cualquier miembro de
la familia. Era posible también acceder a través de las sociedades de socorros
mutuos a la asistencia sanitaria domiciliaria. Existían las cajas de pensiones y
ahorros para la vejez, promotoras de los homenajes a la vejez.
- Prestaciones dirigidas a la infancia: La acción protectora sobre la población
infantojuvenil menores de 10 años se encaminó a la lucha contra la mortalidad y el
abandono físico, tanto como su desarrollo social.Se trata de atender a la mujer
desde el embarazo hasta el decente, porque de su estado de salud iba a depender
el parto y el primer año de vida del recién nacido.La madre se convertía en la
responsable de su supervivencia.Se crearon consultorios médicos para madres e
hijos. La asistencia médica y farmacéutica domiciliaria y gratuita y las ayudas
económicas.Una institución social clave será la casa de maternidad y expósitos.
En 1890 comienzan a funcionar los consultorios de niños para reducir la mortalidad
infantil y difundir preceptos higiénicos referentes a su cuidado. La primera ley de
protección a la infancia en España data de 1904, año en el que se constituye el
Consejo Superior de Protección a la infancia y represión de la mendicidad. Desde
entonces se van a promover otros recursos como la escuela del hogar infantil, los
socorros para niños transeúntes, las subvenciones a familias y las casas de familia.
- La atención de las mujeres: Uno de los rasgos que ha caracterizado a la sociedad
de los siglos 19 y 20, ha sido la condición de dependencia, infravaloración y
marginalidad del colectivo femenino. Las condiciones de vida de las mujeres
estuvieron marcadas por la falta de atención y escolarización de su infancia. El inicio
temprano en las tareas domésticas y las limitaciones salariales laborales en su
juventud.El 75% de quienes recibían socorros para pobres fueron mujeres viudas,

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madres solteras o con demencia. La mujer marginada por su condición


socioeconómica, cultural y de género, sólo encontrará respuestas en nuevas
comunidades religiosas femeninas, como madres adoratrices, madres oblatas y
Trinitarias. Una de las órdenes femeninas centradas en la inserción socio laboral y
en la prevención de la indigencia y prostitución, ha sido la congregación de María
Inmaculada del servicio doméstico. Con la fundación de estos centros se avanzó en
la lucha contra la miseria, la incultura y la marginalidad femenina por medio de la
reinserción social y la regeneración personal.

3.3 Hacia la previsión social.


En los anteriores página se ha dejado constancia de los cambios introducidos por el
movimiento reformista higienista, las decisiones legislativas adoptadas por el Estado y las
condiciones socioeconómicas de la época, que coinciden con el afianzado de la
municipalización de la asistencia social y de un modelo sanitario cada vez más
profesionalizado.La mayoría de las instituciones benéficas comentadas se encontraba bajo
el patrón y administración de la junta provincial de Beneficencia, Diputación, lo del
ayuntamiento correspondiente.Además, indirectamente bajo la autoridad de un Estado
subsidiario y coordinador.En el contexto europeo se materializan nuevas formas de ayuda
que quieren superar una visión centrada en la pobreza y apuntan por sistemas de previsión
social ligados a la condición del trabajo del trabajador urbano o industrial.
Esta previsión social hunde sus raíces en las cofradías o hermandades de socorros.Sus
funciones van desde compaginar ayudas a caso de enfermedad, muerte o encarcelamiento,
u otras de naturaleza religiosa.A partir de 1780 aparecen en España los montepíos y desde
los 40 del siglo 19 las cajas de ahorros y monte de piedad, estas últimas van a intentar
infundir en los trabajos hábitos de previsión y economía. A finales de este siglo, la Comisión
de Reforma Social propone la apertura de la caja nacional de previsión.
Al igual que los trabajadores varones, se hallaban encuadrados en una serie de centros y
asociaciones cuya finalidad era la de potenciar el ahorro, la previsión y la educación. Las
mujeres trabajadoras apenas dispondrán de algunas instituciones benéficas y asistenciales.
Hubo interés institucional por la mujer por ser el elemento básico de la familia y del proceso
de socialización y moralización del conjunto de la sociedad, pero sólo recibió acciones
formativas fuera del ámbito académico.
Habrá que esperar a las primeras décadas del siglo 20 para el impulso de la instrucción de
la mujer. En el primer tercio del siglo XX se Irán aprobando diferentes seguros sociales.
Como resultado, la previsión social daba un paso adelante hacia convertirse en un sistema
de protección.

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TEMA 3: La cuestión social: previsión social y reformismo legislativo.

1. Definición de cuestión social y su contextualización.


Tradicionalmente se ha entendido por cuestión social el conjunto de problemas de carácter
social que surgieron como consecuencia de la Revolución Industrial y burguesa en un
marco de profundas transformaciones sociales y económicas.
La cuestión Social se interpreta de distinta forma dependiendo de la posición de mayor o
menor privilegio ocupada.La nueva cuestión social trajo consigo formas originales de
entender las causas y las soluciones de las situaciones de necesidad social. La cuestión
social es vista desde cualquiera de estos 2 extremos como un problema entre quienes
tienen y consideran natural el tener y quienes no tienen ni lo consideran como poco
injusto.Desde el extremo pudiente se percibe como peligrosidad y desestabilización en
función de la sospecha y amenaza que siempre genera quien no se contenta con su
situación. Desde el extremo de carencia de medios se vive como injusticia a remediar,
observándose en muchas ocasiones como única salida a la de la desviación, el uso de la
violencia y llegado el caso a la revolución. Dependiendo del país, la cuestión social emerge
antes o después y lo hace con mayor o menor intensidad, dependiendo fundamentalmente
de la fuerza y la industrialización y urbanización.

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2. La acción social durante el siglo XIX.


Es en el tránsito entre los siglos 18 y 19, cuando se producen algunas de las
transformaciones más radicales a la hora de interpretar y abordar los problemas y
necesidades sociales.En toda Europa, las consecuencias de la Revolución Industrial serán
determinantes en este sentido.El avance del capitalismo traerá consigo tanto el incremento
de la antigua pobreza estructural como la consolidación de un nuevo tipo de pobreza
vinculada al mundo del trabajo. Por su parte, las revoluciones políticas, especialmente la
francesa, contribuirán a desarrollar la idea de ciudadanía y a plantear que los derechos a
ella inherentes han de ser al menos protegidos por el Estado.
En nuestro entorno después de la transición hacia la beneficencia pública que se produce
durante el reinado de Carlos tercero, será bajo el gobierno de los liberales progresistas
cuando se termine regulando de forma general y como sistema público el régimen de la
beneficencia. Primero, con una vigencia muy breve durante el trienio liberal. Más tarde, tras
la denominada década ominosa y ya de forma permanente con la Ley General de
20/06/1849 y su Reglamento de ejecución de 14/05/1852.
Las primeras iniciativas públicas para atender a la cuestión social de la nueva clase
trabajadora tardarán en llegar a España, como había ocurrido en otros países de Europa,
cuando sea percibida como una amenaza real para el sistema establecido. Los trabajadores
y los sobrinos más afortunados afrontarán su incierto futuro mediante las técnicas del ahorro
y previsión particular organizada.Para el resto no quedará otro camino que la beneficencia
pública o privada, seguir apelando a la caridad o como en todas las épocas, sirviéndose de
la ayuda elemental.Las actitudes hacia la vagancia y mendicidad.Serán similares a las de
tiempos anteriores.Se continuarán persiguiendo, se tipificará como delito la primera y se
reiteraron las regulaciones de prohibición de la segunda.

2.1 El régimen de la Beneficencia: leyes de 1822 y 1849


La Ley de Beneficencia de 1822: Hablamos de una ley que no tuvo demasiado tiempo
para hacerse efectiva, pero que supuso un hito de gran importancia en el cambio de
concepciones que se iban a producir en el campo de la acción social a partir del siglo 19. De
23 de enero-6 febrero de 1822. Su limitada aplicación se debió a que se aprobó poco
tiempo antes de que en 1823 se diese por finalizado el trienio liberal al que se había visto
forzado Fernando VII y que había restaurado la Constitución de 1812. Esta Constitución
consigue la obligación principal de los españoles, la de ser justos y benéficos, el
establecimiento de un sistema público de atención al necesitado y un papel de primer orden
para los ayuntamientos y diputaciones en este último sentido. Esta ley de beneficencia
suponía un paso decisivo para la consideración de la beneficencia como servicio público.Se
trataba de una ley que pretendía desarrollar y organizar un nuevo sistema de acción social,
la beneficencia, que bajo la dirección, vigilancia, intervención de los poderes públicos,
sirviese, racionalizando la asistencia hacia los más desfavorecidos, a orientarlos hacia la
productividad, a un mejor control del orden público y a un incremento general de bienestar
de la nación. También apostaba por la municipalización en el nuevo sistema.
La Ley de Beneficencia de 1849: La ley de beneficencia de 20/06/1849 y su Reglamento
de ejecución de 14/05/1852 fueron promulgados siguiendo los principios consignados en la
Constitución de 1845.Para significar la consolidación de la beneficencia como servicio
público.Encontraste de la ley de 1822 es una ley menos descentralizadora.Establece una
junta general las juntas provinciales.Y las juntas municipales de beneficencia.En los
municipios grandes, permite establecer juntas subalternas de socorros domiciliarios. En lo

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que respecta a la financiación de la beneficencia, la propia ley establece la creación de un


fondo patrimonial común, constituido por bienes públicos dependientes de los presupuestos
generales, provinciales y municipales y por bienes privados asociados a los fondos de las
fundaciones, a las rentas de los establecimientos y a las limosnas. Las prestaciones que va
a ofrecer el sistema de beneficencia son gratuitas durante el tiempo en el que la persona
menesterosa la necesite.Se señalan una serie de excepciones que permiten a los
establecimientos admitir pensiones y socorros a favor de determinadas personas, así como
ayudas de familias para locos, ciegos y sordomudos. Se puede afirmar que en la misma la
beneficencia tiene un carácter de servicio público.No se reconoce el derecho subjetivo de
los pobres a recibir las prestaciones que ofrece la administración.Aunque las prestaciones
de la beneficencia no se puedan considerar graciables.El reglamento referido obliga al
establecimiento benéfico a recibir al pobre siempre que no convenga a prestarle socorro
domiciliario. En conclusión, el nuevo régimen de la beneficencia no constituyó un sistema de
acción social revolucionario en casi ningún sentido.
Para el sistema de la beneficencia, nunca existió una buena época o un período dorado.Por
varias razones.La primera por el estigma social vinculado con el mismo, que situaba a los
asistidos más allá de los márgenes de la buena sociedad.La segunda, porque la distancia
entre el diseño del sistema y su funcionamiento real siempre fueron enormes debido a
importantes problemas de financiación que, como es lógico, redundaron de una nefasta
calidad de la atención tanto de la beneficencia pública como de la particular.Y la última
razón tiene que ver con que las formas alternativas de hacer frente a las necesidades
sociales, siempre fueron preferidas por aquellos que se las podían permitir.

2.2 El desarrollo de instituciones para el fomento del ahorro y de la previsión


particular y la creación de la Comisión de Reformas Sociales.

El liberalismo no regula el ámbito no benéfico.


El papel del Estado se limitó a vigilar, permitir reconocer y, como máximo, fomentar las
iniciativas particulares.
En el caso de las cajas de ahorro y montes de piedad, los poderes públicos se contentaron
con permitir su creación mediante la real orden del 17/04/1839.
En lo que se refiere a las acciones mutualistas, recordemos que los gremios habían sido
suprimidos por ser contrarios a la filosofía de la libre competencia tan querida por los
liberales. La real orden de 1839 dio libertad para la fundación de sociedades de socorro
mutuo y cooperativas.
Creación de la comisión de reformas sociales en 1883: Su objetivo fundacional se
concretaba en estudiar todas las cuestiones que directamente interesan a la mejora o
bienestar de las clases obreras, tanto agrícolas como industriales, y que afectan a las
relaciones entre el capital y el trabajo. Resulta extraña, tan tardía y tibia reacción, y además
era poco operativa. La necesidad de una intervención estatal en el terreno de la previsión
dejó pronto de ofrecer dudas y en 1899 surgió al Gobierno la creación de una caja nacional
de previsión.
A pesar de todas estas limitaciones, el papel jugado por la Comisión de reformas sociales
ha de valorarse positivamente y ello por varias razones. En primer lugar, porque su simple
presencia y diligente actividad contribuyó a transformar la denominación cuestión social, al
menos en un plano simbólico, en un problema de Estado. En segundo lugar, por el abultado
resultado de sus esfuerzos de investigación sobre la situación social española. En tercer
lugar, por servir de inspiración para el desarrollo de una inmediata y no tan inmediata

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legislación, entre la que cabe destacar el reconocimiento del derecho de asociación


regulado por la Ley de 30/06/1887, vigente hasta la Segunda República.Y finalmente, por
ser el antecedente inmediato del Instituto de Reformas Sociales y del Instituto Nacional de
Previsión.

3. La acción social desde el siglo XX hasta la dictadura franquista.


Será el siglo 20, testigo del desarrollo de nuevas formas institucionalizadas de acción social,
tanto públicas como privadas. En concreto y por orden de aparición de los seguros sociales
de la asistencia social, de la seguridad social y finalmente integrados en un sistema global
de protección social de los servicios sociales. No obstante, la conversión de los servicios
sociales no se realiza de forma inmediata ni alcanzará una expresión internacionalmente en
plena hasta la aprobación de la Constitución de 1978.

3.1 De los seguros sociales a la Seguridad Social.


En la evolución del sistema de previsión español se pueden distinguir 2 grandes períodos
generales: la etapa de la previsión social, subdividida a su vez en un primer momento y un
segundo momento y por último, la etapa de seguridad social.

ETAPA DE LA PREVISIÓN SOCIAL:En este primer periodo se sientan las bases del
posterior sistema de seguridad social.Se caracteriza por la progresiva transformación de un
sistema formado por un conjunto de instituciones cuyo objetivo principal era previsión
social.Un desarrollo discontinuo, un creciente protagonismo frente al sistema que conforma
la beneficencia, la asistencia a las necesidades.Dos momentos:
- Momento de intervencionismo reformador limitado: Esta etapa va de 1890 a
1938. Uno de los acontecimientos más destacados durante este momento fue la
creación en 1908 del Instituto Nacional de Previsión por la Ley de 27 de febrero.
Este instituto estaba encargado de organizar y dirigir la previsión social en
España.Su política se basaba en el fomento de los seguros y no se instituye como
una entidad gestora. Los objetivos eran difundir e impulsar la previsión popular,
administrar la mutualidad de asociaciones y estimular y favorecer dicha práctica de
pensiones de retiro, procurando su bonificación por entidades públicas o
privadas.Durante este periodo fueron apareciendo diversos seguros, entre los que
cabe destacar los siguientes:
1919, el retiro obrero que estaba financiado por los empresarios, el Estado y por un
recargo que se oponía a las herencias mediante el cobro de derechos reales.
1922, el seguro de accidentes de trabajo en la industria.
1929, el seguro de maternidad.
1931, el seguro de accidentes de trabajo agrícola.
- Momento de despotismo benefactor: Durante esta época, el ámbito de la
previsión social se fue completando con otra serie de seguros.Los seguros sociales
unificados financiados por el Estado y los empresarios y los trabajadores.Entre ellos
se incluyen el régimen de subsidios familiares, el seguro obligatorio de enfermedad y
el seguro de vejez e invalidez. Los seguros de accidentes de trabajo y enfermedades
profesionales unificados fueron transformados en 1995 y tenían un carácter
obligatorio.El seguro de paro transformado en el seguro de desempleo en 1961.El

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mutualismo laboral en 1954.Las mutualidades para profesionales liberales o


trabajadores autónomos de carácter privado. La organización sistemática total
aceptando importantes compromisos con la estructura preexistente y se plasmará en
la ley de bases de la seguridad Social en 1963.

ETAPA DE SEGURIDAD SOCIAL: La referida Ley de bases de seguridad Social en 1963,


así como la Ley General de la Seguridad Social de 1974, introdujeron una reforma muy
profunda en el sistema de protección social.
Estuvo caracterizada por: Introducción de prestaciones diferenciales y proporcionales al
salario, lo que rompió con el anterior sistema de seguros unificados.El refuerzo del carácter
oficial de la seguridad social.La diferenciación entre un régimen general y una serie de
regímenes específicos.La introducción de las prestaciones económicas, la asistencia
sanitaria y los servicios sociales.
Entre los años 1977 y 1978 se modificaron tanto el mutualismo laboral como la gestión de la
seguridad social la reforma de esta última estuvo inspirada en los siguientes principios:
Control parlamentario de los presupuestos y de la gestión de la seguridad social.
Universalización de las prestaciones.La descentralización administrativa y la participación
de los interesados.
La mencionada reforma también trajo consigo la creación de 3 institutos que venían a
sustituir a los anteriores entidades gestoras: El Instituto Nacional de Seguridad Social.El
Instituto Nacional de Salud y el Instituto Nacional de Servicios Sociales, que integraba los
antiguos servicios de atención al pensionista y el servicio de recuperación y rehabilitación
de minusválidos.

3.2 La asistencia social pública como alternativa a la beneficencia durante la


segunda república y su evolución posterior.
La asistencia social pública aparece en la legislación española en el primer tercio del siglo
20.La Constitución del 31 en su artículo 46, la diferenciaba claramente del concepto de
seguridad social descrito en los epígrafes anteriores.Establece que el Estado habría de
prestar asistencia a los enfermos y a los ancianos, así como proteger a la infancia y
maternidad.
Los textos legales de la época solían además, o ponerla al concepto de beneficencia
particular, debido quizás a un intento de eliminar del concepto de asistencia social cualquier
rastro de caridad o benevolencia.Para subrayar el carácter graciable de la beneficencia y su
diferencia con la acción social pública ejercida por el Estado a través de la asistencia social.
Lo que importa subrayar es que la llevase ideológica de la asistencia social constituyó el
Estado social de derecho establecido en el año 31, del mismo modo que el Estado liberal
había representado el contexto político e ideológico en el que se desarrolló la beneficencia.
El desarrollo de la asistencia social se vio lógicamente afectado por el estallido de la guerra
civil. Durante la misma se volvió de nuevo al concepto de beneficencia en un intento de
aliviar las importantes penurias por las que atravesaba un país como en el otro bando. El
Socorro Rojo en el republicano y el auxilio de invierno en el de los sublevados son
nacionales. Representaron los ejemplos más nobles en este sentido.
La noción de asistencia social vuelve a resurgir con fuerza en los años 60, en el momento
en el que el país empieza a notar ciertos desarrollos económicos.Los defensores del
concepto de asistencia social comienzan a ponerse a los criterios tradicionales de la

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beneficencia.Por entender que no servían más que para defender a la sociedad de los
peligros creados por la miseria.La asistencia social encuentra su fundamento en la
solidaridad y en la búsqueda del bien común. La asistencia social protegerá ya no sólo a los
indigentes, sino a todos los individuos que se encuentren en una situación económica
débil.Los rasgos fundamentales de la asistencia social son los siguientes: A diferencia de
los seguros sociales, insuficiencia de recursos del asistido.A diferencia de la beneficencia,
no atiende únicamente a la mera subsistencia, sino al mantenimiento del nivel de vida del
individuo.Carácter residual y complementario respecto a los seguros sociales,gratuidad de
las prestaciones.Posible accesibilidad de determinaciones, prestaciones.Financiación
exclusiva a cargo de los presupuestos generales del Estado.
Dado que esta nueva revitalización de la asistencia social coincidió con el auge de la
seguridad social, su destino no le deparó otra fortuna que quedar relegada a un papel
secundario.Fue lo que sucedió hasta que aprobada la Constitución de 1978 y en función de
lo que reza su artículo 148, las Comunidades Autónomas le confirieron un importante
aunque paradójico protagonismo.Importante porque a partir de la Asunción de esta
competencia se desarrolla en España un nuevo sistema, o mejor dicho, en conjunto de 17
nuevos sistemas de protección social, el de servicios sociales. Paradójico porque en ese
proceso y a la par que se aplicaba en su Concepción y contenidos, el término constitucional
asistencia social será acompañado, ensombrecido y hasta sustituido por el de servicios
sociales o por el de acción social.

TEMA 4: Estado social y origen de la profesión

1. Orígenes del Trabajo Social


La tendencia humana a la cooperación, definida como noción de ayuda mutua, es el punto
de partida para el nacimiento del trabajo social.Las respuestas sociales ante las
necesidades de las personas surgen espontáneamente en formas de acciones simples de
pequeño alcance y poca planificación, y se van desarrollando hacia formas más complejas y
de mayor trascendencia que implica necesariamente organización y diseño de procesos de
acción.Dicho desarrollo de la ayuda mutua hacia lo que se entiende hoy por trabajo social
toma formas distintas dependiendo de los valores éticos, culturales y configuración de
organización política de cada contexto socio histórico.
En el contexto europeo un elemento clave es el el surgimiento del Estado social, nombrado
Por Primera Vez en 1929.Con este concepto se apuntaba la necesidad de construir una
forma de gobernanza que permitirá materializar los derechos de la ciudadanía recogidos en
las leyes de los Estados.
En el caso español, el camino recorrido hacia un Estado social y de derecho que
proporcionará la dirección de un sistema de servicios sociales, ha sido largo y complejo
debido a los diferentes momentos socio políticos por los que ha pasado en nuestro país. No
ha sido hasta el momento de la transición democrática con la aprobación de la Constitución
de 1978, que se dan las condiciones políticas, jurídicas y sociales necesarias para iniciar su

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desarrollo.Se ha llegado a constituir lo que se denomina Estado de bienestar, un contexto


socio político en el que el Estado tiene el deber de proporcionar a la ciudadanía lo necesario
para asegurar su bienestar, al mismo tiempo que busca disminuir las desigualdades.En el
caso del Estado de bienestar, es el Estado quien proporciona lo necesario para hacer llegar
a la ciudadanía a los servicios y bienes a los que no pueden acceder.

1.1 Inicios de la acción social: Kropotkin destaca la tendencia innata del ser humano a
tener relaciones de ayuda, apuntando como esta se convierte en un factor fundamental para
la supervivencia y desarrollo de las sociedades humanas.Es esta tendencia humana a la
que nos hace posible encontrar formas de ayuda espontánea a las personas en situación de
dificultad o pobreza, sea cual sea la cultura, la forma de la sociedad.Inicialmente la familia y
el vecindario eran los principales proveedores de ayuda. El aumento de la complejidad de
las sociedades ha ido generando otras vías de organización de la misma, y en el análisis de
estas formas de apoyo social se encuentran motivaciones éticas y motivaciones
prácticas.Las principales formas de expresión de esta ayuda espontánea son la caridad
vehiculada por creencias religiosas y la filantropía vehiculadas por valores humanos. Las
diferentes modalidades se han ido apareciendo y creciendo en función de los cambios en el
contexto sociopolítico, así como en los cambios ideológicos.
A nivel internacional, el cambio socio político por excelencia que propició una
transformación en las formas de organización de la ayuda, fue la Revolución Industrial.Los
procesos de industrialización y de urbanización provocaron grandes oleadas migratorias
interiores y exteriores de personas que venían a trabajar en condiciones infrahumanas.Las
ciudades no podían ofrecer espacios dignos para vivir en las personas recién llegadas, las
cuales se situaban en torno a las zonas industriales en barrios insalubres, sin carreteras,
alcantarillado en barracas o infraviviendas.Estas condiciones generaban episodios
epidémicos importantes, presencia de la prostitución, problemas generalizados de
alcoholismo y una alta conflictividad social.

A nivel ideológico, se imponen los valores de la nueva burguesía. Se abandona la idea del
pobre de Jesucristo ante el que se debe tener compasión e incluso cierta admiración por su
condición social.La pobreza se asocia la ociosidad y a los extensos que van en contra del
valor del trabajo y el esfuerzo personal para poder llegar a tener una vida digna.La persona
pobre se convierte en un peligro para el crecimiento económico de un país y la pobreza
sería un síntoma de debilidad del país o el Estado.Según esta Concepción, los poderes
públicos deben velar para que las personas puedan trabajar y afrontar las situaciones de
enfermedad y dificultades sin caer en la pobreza, para contribuir en el equilibrio social y
económico. Los y las reformadores sociales contribuyeron al conocimiento de cómo vivían
las personas pobres a través de entrevistas y de visitas domiciliarias a las familias. Esta
aproximación permitió explicar la pobreza de manera diferente al prisma que ofrecía la
ideología burguesa imperante.El desempleo, las enfermedades, la falta de educación y
otros aspectos sociales son descritos como elementos clave para la acción social.Había que
intervenir en las causas del malestar y la pobreza y no sólo paliar las consecuencias del
nuevo sistema socioeconómico.
En el caso de España, los planteamientos filosóficos e ideológicos que orientaron las
iniciativas de organización de ayuda a las personas en situación de pobreza en el siglo 19
fueron el reformismo social, el regeneracionismo social y el catolicismo social. Se ha llegado
a hablar de estas 3 fases históricas en la evolución de la acción social en el contexto
español, una primera basada en la caridad, una segunda basada en la beneficencia pública

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y una basada en la organización de la asistencia social. Se considera que el Estado debe


garantizar unas mínimas ayudas en caso de necesidad y se desarrolla en las instituciones y
recursos necesarios para cubrir las necesidades definidas como básicas.La idea
subyacente en la creación de un sistema de servicios sociales es que toda persona es con
sujeto de derecho. Sistemas de ayudas: privados aislados espontáneos o informales de
ayuda, organizaciones privadas de acción social, sistemas comerciales y sistema estatal o
público.

Primeros La ayuda de la familia, la tribu, el clan.


pasos Impulsos humanitarios y religiosos. Código de Hammurabi.
El judaísmo.El budismo.
La ayuda social a Grecia durante el dominio de Atenas.
Emperador, Marco Aurelio.
Cristianismo e islamismo.

Siglo IX Carlemany el Emperador social.

Edad media. La protección social de los Reyes y señores.


La limosna.
La ayuda mutua en los gremios.
la ayuda pública acción de las órdenes religiosas

Renacimiento. Tratado del Socorro de los Pobres, de Luis Vives como primera
sistematización de la práctica social de ayuda a los necesitados.

Siglo 17. San Vicente de Paul.


Leyes de pobres, Inglaterra.

Siglo XVI. Reforma de las leyes de los pobres.


La acción benéfico asistencial y la filantropía en el capitalismo naciente.
Chalmers, Ozanam, Sistema Elberfeld, matrimonio Webb,Dawson.

Siglo 19. Creación y desarrollo de las sociedades de organización de la caridad.


Surgimiento de la política social.

Siglo 20. Creación de las primeras escuelas de Mary Richmond diagnóstico social
Primera sistematización profesional del trabajo social.

1.2: Evolución histórica del trabajo social: de la filantropía a la profesión.


La acción social desde sus inicios ha estado en proceso constante de modificación para
poder dar cobertura a viejas y nuevas formas de necesidad ocurridas de los cambios de
paradigma social.Es en este proceso constante de adaptación de la acción social a las
necesidades cambiantes del medio que nace la profesión de trabajo social.
Esta profesión es compleja y no unívoca. Se forja en el tiempo a través de diferentes
corrientes ideológicas políticas.Se construye socialmente.Gran parte de los antecedentes
del trabajo social y de su literatura provienen de la cultura occidental de Inglaterra y Estados
Unidos.
Se identifica el origen del trabajo social en el Reino Unido a finales del siglo 18, país donde
se desarrolla antes el proceso de industrialización con todas las consecuencias sociales que

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esta conlleva.Fenómenos asociados a la pobreza que ponían en duda la legitimidad de


quienes ostentaban el poder y al mismo tiempo hacían peligrar la estabilidad social.
Los cambios ideológicos en la concepción de la pobreza y las condiciones de miseria
propiciadas por el liberalismo económico obligan a organizar la acción social de tal manera
que se pudiera mejorar de forma perdurable en el tiempo las condiciones de vida de las
personas y disminuyera la pobreza.
La organización considerada como la génesis de la acción social fue la Charity Organization
Society (COS). Esta organización fue creada en el Reino Unido en 1869.Aglutinan, un gran
número de entidades de asistencia social. Esta asociación estableció los 8 puntos básicos
de la asistencia social individualizada, basándose en la necesidad de estudiar el caso para
establecer un diagnóstico y la elaboración de un plan de trabajo a largo plazo, donde las
personas, familias y comunidades eran elementos activos.La ideología y subyacente en la
COS estaba en la línea de Thomas Chalmers, quien consideraba que las personas eran
responsables de su situación de pobreza y que un sistema asistencial basado sólo era la
caridad contribuya a la creación de la pobreza. Se partía de la base de que la simple
caridad instalaba a las personas pobres en una posición ociosa que no era buena ni para
su propia dignidad como seres humanos ni para una sociedad que ya había entrado en una
lógica del capitalismo.
Algunas de las referentes del trabajo social individualizado que estaban vinculados a la
COS fueron Mary Richmond, la cual es considerada la madre del método del trabajo social
individual o de casos y Octavio Hill, conocida por su labor a través de las visitadoras
sociales, entre otras. Ambas tienen un destacado papel en la conceptualización del trabajo
social y el desarrollo de un procedimiento de intervención social propio.
Paralelamente a este movimiento hacia el desarrollo del trabajo social individualizado, va
cogiendo fuerza un movimiento orientado a la acción colectiva que también tiene sus
orígenes en Inglaterra, el movimiento de los Settlement House. Según el matrimonio Barnet,
era necesario conocer y vivir de cerca las necesidades de las personas pobres para
entender sus vivencias y poderles dar una respuesta que les ayudará a mejorar su situación
social. Más tarde, Jane Adams, conocedora de la experiencia de este matrimonio, creó junto
con su compañera Gates Starr la conocida Hull House en Chicago. Estas 2 experiencias
son el origen del trabajo social, grupal y comunitario.Estaba vinculada a las Corrientes
críticas, como el socialismo y el social cristianismo.Se parte de la base de que la pobreza no
es consecuencia del poco esfuerzo individual, sino que hay ciertos elementos estructurales
en la sociedad que impiden que las personas se desarrollen plenamente como tales en
todas sus dimensiones.

En el caso de España.En el siglo 19 surgieron iniciativas para racionalizar y modernizar la


beneficencia y la provisión pública.La propia Constitución de 1812 planteaba la
municipalización de la asistencia social y la beneficencia. A raíz de las crisis industriales de
1843 y 1847, se crea la Ley General de Beneficencia Social.La organización de las
respuestas caritativas en nuestro país no se producen hasta los años 40 del siglo 20, con la
creación de Cáritas. La respuesta es caritativas a las necesidades sociales, ha ido ligado al
establecimiento de un Estado social de Derecho.Esta realidad también ha jugado un papel
importante en el desarrollo de la profesión de trabajo social como disciplina, dado que la
interpretación de lo qué son los derechos y las necesidades sociales define los roles y
funciones de las personas que deben ejecutar las acciones sociales dentro de las
instituciones de ayuda, es decir, de los trabajadores sociales.
PROCESO DE PROFESIONALIZACIÓN DEL TS EN ESPAÑA A MANO

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2. Trabajo social: concepto y disciplina

2.1 Conceptualización del Trabajo Social: Hemos visto que el nacimiento de la disciplina
del trabajo social.No nace sólo de la voluntad de un grupo de personas sensibilizadas por la
cuestión social, sino que su crecimiento y consolidación es posible en un contexto de
reforma social. Tanto su aparición como la definición del mismo es el resultado de la
interacción de diferentes agentes sociales que interactúan a partir de sus valores
personales y de su estatus o parcela de poder en el seno de la sociedad en la que se
encuentran.
El trabajo social es una profesión basada en la práctica y una disciplina académica que
promueve el cambio y el desarrollo social, la cohesión social y el fortalecimiento y la
liberación de las personas.Los principios de la justicia social y los derechos humanos, la
responsabilidad colectiva y el respeto a la diversidad son fundamentales para el trabajo
social respaldada por las teorías del trabajo social, las ciencias sociales y las humanidades
y los conocimientos indígenas. El trabajo social involucra a las personas y a las estructuras
para hacer frente a los desafíos de la vida y aumentar el bienestar (Federación Internacional
del TS).
De la red 1993 identifica cuatro etapas en la conceptualización del trabajo social:
1. Etapa de la ayuda técnica, 1910 a 1930: Un momento en que se ve la necesidad
de llevar a cabo una acción social de forma racionalizada basándose en evidencias
científicas, sino en la buena voluntad de personas que desconocían las dinámicas
sociales, las causas de la pobreza y sus implicaciones.Así como la manera de poder
incidir en la pobreza.Mary Richmond fue la primera trabajadora social en intentar
conceptualizar el trabajo social a partir de su experiencia práctica y la investigación.
2. Etapa precientífica, 1930-1960: Prolongación de la etapa de la ayuda técnica.En
esta etapa se camina hacia la reflexión sobre las cuestiones teóricas, metodológicas
y axiológicas de carácter estructural.El desarrollo de esta etapa dará lugar a cambios
cualitativos. Debido a los efectos devastadores de la Segunda Guerra Mundial, los
gobiernos, incluso aquellos más liberales, incorporan ciertas medidas de protección
social o de redistribución de la riqueza. Esto favorece el interés para hacer
investigación, que explique la naturaleza de los fenómenos sociales y apunta hacia
posibles maneras de intervención por el cambio social.
3. Etapa de profesionalización.1960 a 1980: Reconocimiento social del trabajo social
como profesión.Poder demostrar la existencia de un conjunto de conocimientos
sistemáticos procedentes del propio cambio del trabajo social, permite que este deje
de ser considerado una actividad para ser considerado una profesión.
4. Etapa de conceptualización.De 1980 a 1990: En este momento el trabajo social es
reconocido como estudio universitario equiparada a otras disciplinas de carácter más
técnico.No quita que existan diferentes visiones de lo que es el trabajo social y que
se puedan diferenciar entre posturas diferenciadas. La primera conceptualización
sostiene que el trabajo social no es una ciencia, ni un campo disciplinar propio, sino
una tecnología social. El segundo enfoque es de carácter cientificista.El último
movimiento encontramos el trabajo social, crítico y biológico que ve el trabajo social
como activismo, como el planteado por Freire y tecnológico. En conclusión, vemos
pues que la definición del trabajo social no es estática y que, como inicialmente

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decíamos, se va definiendo por todos los actores sociales que hacen el devenir de la
vida humana.

2.2 Profesionalización. El Trabajo Social como disciplina: El trabajo social como


disciplina y como profesión es bastante reciente.Aunque hoy en día se parte del
reconocimiento disciplinario del trabajo social, este acuerdo no ha estado exento de
discrepancias entre los y las propias trabajadoras sociales debido a diversos motivos: La
juventud de la profesión, comparte con otras ciencias sociales su campo de investigación y
falta de un corpus teórico propio. Uniendo la noción de disciplina y la de profesión, podemos
decir que se trata de una profesión que se desarrolla en el seno de una disciplina propia.
Que ya está consolidada pero que todavía tiene que hacer mucho trabajo para seguir
creciendo para ganar legitimidad científica y ser considerada como trascendente tanto en su
vertiente más técnica como en su vertiente más científica académica.

2.3 Objeto del Trabajo social: El objeto de cualquier disciplina se define a partir de su
finalidad, el cual recibe su legitimidad en el interior de una sociedad determinada.En el caso
del trabajo social, su finalidad sería el bienestar humano y la justicia social.Hecho de ser
una disciplina, nos exige definir cuál es nuestro objeto desde una perspectiva conceptual y
no práctica para permitir hacer una aprehensión intelectual de los problemas antes de
intentar resolverse, hacerlo de manera concreta y en relación a los objetos de saber esa
fines. A lo largo de la historia del trabajo social ha habido diferentes perspectivas a la hora
de definir su objeto:
- Lo antropológico como problema: Un enfoque sitúa a la persona como el centro
de conocimiento y de intervención.Las problemáticas sociales derivarían de la
conducta humana y las intervenciones planteadas irían en la línea de paliar las
disfunciones sociales y ayudar a los individuos a funcionar de forma adecuada
dentro de la sociedad.
- El ser humano en situación.Desde esta perspectiva, el foco de interés es la
persona y su situación o circunstancia.Las intervenciones se irían igualmente
centradas en las personas como responsable de poder mejorar su situación
social.Pero también se cumpla poder incidir en el contexto cuando algunas
condiciones materiales relacionadas impiden que la persona haga un proceso de
mejora.
- El hombre oprimido.El objeto de intervención no son las personas, sino las
estructuras sociales que las oprimen, imposibilitando que se desarrollen de forma
plena como seres humanos.Las intervenciones se orientan más en la organización
de Comunidades y el activismo político.
- Necesidades, recursos.Aquí el objeto no es la persona ni las estructuras, sino el
binomio de de necesidad y recursos.Se parte de la base de que todas las personas
tienen una necesidad y que existe determinados recursos que puedan cubrirlas.El
objeto, centro de interés del trabajo social es conocer qué necesidades se tienen y
cuáles son los recursos para cubrirlas y las intervenciones pasarían por hacer
grandes planificaciones de servicio.

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TEMA 6: Trabajo social y la acción educadora en los contextos sociales

1. Introducción:La educación es un derecho fundamental recogido en la Declaración


Universal de los Derechos Humanos y concretado diversos tratados de carácter
supranacional y en las normativas nacionales de los diferentes países. De este
modo, la educación es la base en la que desarrolla el capital cultural de una persona
y de la sociedad en la que vive. Por este motivo, la universalización de la educación
es un objetivo prioritario.
La educación es, por lo tanto, un medio que ayuda a eliminar diferencias entre las
personas y se convierte en un fin con el logro del desarrollo pleno de las personas y
la equiparación de oportunidades (Gutiérrez y Costa, 2014).
Sin embargo, los rápidos cambios sociales y tecnológicos obligan a una continua
adaptación a la que no siempre pueden responder las personas en grado suficiente.
Esto genera situaciones de desigualdad que contrarrestan los efectos de las
acciones educativas.
Los escenarios y agentes educativos son complejos y cambiantes. Por un lado, el
sistema educativo responde a normativas reguladoras cambiantes y no siempre
adaptadas a una mayoría. Por otro lado, estos ámbitos educativos están formados
por multitud de personas que actúan con intereses propios y cargan con situaciones
personales que se ponen en juego en la convivencia. De esto surgen situaciones de
conflicto tales como desmotivación, acoso, falta de apoyo familiar, etc. Todo esto,
evidencia la necesidad de una respuesta interprofesional, que incluya no sólo al
profesorado, sino a otros profesionales con capacidad de intervención.
Así, ante la una realidad que exige flexibilidad y capacidad de adaptación, el trabajo
social ofrece una función diagnóstica, asistencial y preventiva (García-Castilla y
Meneses, 2009).
Los profesionales del trabajo social, en el ámbito de la educación formal que
comprende toda enseñanza controlada por las administraciones en sus diferentes
grados de obligatoriedad, desde sus capacidades y competencias, realizan un
diagnóstico de aquellas necesidades que tienen los alumnos y sus familias y que
afectan directa o indirectamente al rendimiento académico.

2. DESARROLLO HISTÓRICO DEL TRABAJO SOCIAL EDUCATIVO EN ESPAÑA


Los grandes cambios sociales y tecnológicos de los siglos XVI y XVII generaron
nuevas necesidades en una población cada vez más creciente y en la que se
acentuaron las desigualdades. Esta situación requirió de un modelo de intervención
caracterizado por la asistencia y la reeducación social (Valero et al., 2029).

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De manera paralela, las autoridades comienzan a intervenir en el problema


desarrollando políticas públicas que tienen como objetivo el diagnóstico y
reeducación.
De este modo, aquellas primeras estrategias de intervención se basan en el análisis
de las necesidades de las personas pobres y la puesta en marcha de programas
educativos encaminados a la obtención de un trabajo (Valero et al., 2029)
En España, este nuevo modelo asistencial llega de la mano de Concepción Arenal,
que realizó un análisis crítico de la pobreza y pone en práctica el modelo anterior,
incorporando propuestas pedagógicas que tienen como objetivo la reeducación de
los beneficiarios de la intervención y el cambio de paradigma para evitar la
perpetuación de la situación desfavorable.
El desarrollo de las ideas liberales de la Ilustración y, posteriormente, la puesta en
marcha de políticas sociales durante la Segunda República favoreció que se tomase
conciencia de la necesidad de garantizar la educación de toda la población y con ello
lograr una transformación social (Úcar, 2021). Todo esto configuró un nuevo modelo
asistencial y de intervención en el que el componente educativo resultó ser
fundamental (Valero et al., 2029).
Durante la segunda mitad de la dictadura franquista y los primeros años de
democracia, el cambio de modelo productivo generó un gran éxodo de las zonas
rurales a las ciudades, surgiendo grandes problemas al no poder asumir estas
últimas el volumen de nuevos ciudadanos y la demanda de servicios y empleos. Los
problemas asociados a esta situación requirieron de nuevas estrategias de
intervención y surgieron diversas iniciativas de carácter público y privado. Por un
lado, un modelo asistencial centrado en la administración de recursos y, por otro
lado, un rápido desarrollo del asociacionismo que canaliza las demandas y ponía en
marcha iniciativas de autogestión. En este último modelo, la pedagogía social tomó
un papel relevante al ofrecer herramientas que permitieron la capacitación de los
beneficiarios y el desarrollo de estrategias propias.
En este mismo periodo comenzó a desarrollarse el trabajo Social educativo en
España con la incorporación en centros de educación especial Sin embargo, las
primeras incursiones se centraron en alumnos con discapacidad y en muchos al
amparo de iniciativas privadas gestionadas por asociaciones de familias o entidades
religiosas. Anterior al establecimiento de la democracia, La Ley General de
Educación y Financiación de la Reforma Educativa contempla la expresión de
integración escolar, lo que implicaría una declaración de intenciones para la
presencia futura de Trabajo Social. Con la evolución en materia escolar, esa
atención de incorporar a la vida social de los escolares engloba en la actualidad
conceptos como el de necesidad o desarrollo de la atención especial. No obstante,
no faltan algunas reflexiones sobre la presencia de la profesión en este ámbito, «en
el ámbito de la educación nos atreveremos a decir que el trabajador social ha
intervenido desde siempre, pero des. de diferente perspectiva y denominación;
acorde con las distintas formas de acción»

La llegada de la democracia supuso un profundo desarrollo normativo. La


promulgación de la Constitución de 1978 vino a regular todos los ámbitos, incluida la
educación. Esto supuso, la concreción en diversas leyes que daban forma tanto al
contenido curricular como a las estructuras organizativas e infraestructuras
destinadas a ello. En este proceso, la educación especial tomó impulso con la

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creación del Instituto Nacional de Educación Especial (en adelante, INEE) y, con
ello, la presencia de los trabajadores sociales en el ámbito educativo, creándose
equipos multidisciplinares junto con educadores y profesionales sanitarios.
En 1985, la regulación de la educación especial sufrió una profunda modificación
normativa que afectó, entre otras áreas, a las funciones socioeducativas, poniendo
el acento en la identificación temprana de problemas de adaptación y dificultades de
aprendizajes del alumnado con algún tipo de discapacidad. Esto conlleva la
formación de equipos multidisciplinares que evaluaban a los alumnos en las
diferentes áreas (bio, psico y social) y la elaboración de programas de intervención
individual en el que se incluyeron, además, a las familias y a profesionales ajenos al
propio centro.
El objetivo principal de estos programas era lograr la mayor adaptación a las
necesidades reales del alumnado (Valero et al., 2029).
La práctica del Trabajo social en el ámbito educativo conlleva una evolución hacia
una nueva manera de actuar en el que se buscó analizar la idiosincrasia propia de
los conflictos y dificultades que se dan en los centros escolares para realizar una
buena planificación e intervención. Para ello, se tomó la metodología básica de
Trabajo Social dividida en cuatro fases:
-Diagnóstico
- Planificación de la intervención
- Aplicación
- Seguimiento y evaluación

establece que el Trabajo social tiene como objetivo principal en su intervención el


equilibrio relacional del niño y la familia con el sistema educativo. El sistema escolar
se presenta como un contexto en donde la detección y prevención de problemas
sociales que afectan a los estudiantes y a sus familias, pueden ser observados y
tratados, evitando el posterior deterioro en el desarrollo social de los escolares.
Muchos de los problemas escolares que se encuentran los maestros y profesores
tienen su base en factores sociales que exceden de sus competencias. El
absentismo, fracaso o abandono escolar están relacionados tanto con factores
académicos como con problemas en el contexto familiar o comunitario. En este
contexto el Trabajo social puede facilitar la aplicación de recursos sociales que
permitan una mejor orientación para el aprendizaje y adaptación de los estudiantes.
Durante los primeros años del siglo XXI se ha consolidado la figura del trabajador
social en los centros educativos, integrándose en los equipos docentes con
funciones de asesoramiento, así como trabajando estrechamente con los equipos
directivos y con el departamento de orientación. El recorrido histórico de los
trabajadores sociales en el ámbito escolar ha evidenciado la necesidad de contar
con estos profesionales en los centros educativos y, de este modo, detectar las
necesidades de alumnos y adaptar las intervenciones para lograr el máximo
rendimiento académico.

3. EDUCACIÓN FORMAL Y NO FORMAL: DIFERENCIAS EN LA INTERVENCIÓN


La educación se puede clasificar en función de diversas variables, resultando tres
grandes categorías: educación formal, educación no formal y educación informal.

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El principal criterio para realizar esta clasificación es la oficialidad de los contenidos


impartidos así como la cobertura normativa que lo regula. Esta legislación establece
de manera concreta quién realiza la acción docente y ostenta las diferentes
funciones y competencias en el sistema educativo, cómo se ha de enseñar, evaluar,
etc., cuándo se realiza la acción educativa, donde se educa y qué contenidos se han
de impartir. Tal nivel de concreción corresponde a la educación formal (Foresto,
2020).
Por el contrario, la educación no formal incluye un amplio abanico de iniciativas
educativas en las los métodos empleados, los detalles referidos a las características
de los educadores, los escenarios en los que se desarrollan o los contenidos que se
trabajan, quedan a decisión de las personas responsables del proyecto concreto
(Foresto, op. cit.). Ejemplo de este tipo de educación son las actividades de
animación socio cultural, los grupos scouts, los proyectos desarrollados por
asociaciones, entidades religiosas, también los cursos no reglados o talleres
formativos dirigidos a diferentes colectivos.

Por último, la educación informal es aquella que se da en el seno de la familia o


entre grupos de iguales, sin ningún tipo de planificación y sin objetivos concretos.
Es una acción educativa espontánea y, en muchos casos, horizontal, entre personas
relacionadas por vínculo de compañerismo o amistad (Foresto, op. cit.).
Estas modalidades educativas tienen el reto de integrar en sus métodos y
contenidos los cambios tecnológicos producidos, así como las novedades referidas a
los espacios educativos y las nuevas formas de relación, que establecen nuevas
normas sociales que afectan a la propia relación educativa (Valero et al., 2019)
Estos cambios provocan situaciones novedosas a las que han de dar respuesta las
instituciones educativas, para ello, es necesario hacer una análisis de las
necesidades que generan y diseñar una intervención organizada en la que se
establezcan los objetivos y métodos necesarios para afrontarlos. El objetivo es, por
lo tanto, ofrecer una respuesta ajustada a las condiciones y necesidades individuales
del alumnado.

Valero y colaboradores (op. cit.) establecen cuáles son las funciones de los
trabajadores sociales en el ámbito de la educación formal:

En primer lugar, se definen las funciones respecto al alumnado. Son las siguientes:
- Diagnosticar las situaciones individuales de los estudiantes que afectan a su
proceso formativo. Estos problemas pueden ser inadaptación, absentismo y/o acoso
escolar, conflictos relacionales, fracaso escolar, etc.
- Identificar conductas disruptivas que afecte a la convivencia con el resto de
alumnos.
- Reconocer situaciones familiares desajustadas tales como desprotección, aban-
dono, violencia, abuso sexual, carencia de higiene, dificultades económicas,etc.
- Prevenir problemas de inadaptación y conductas delictivas.
- Proveer al centro de la información familiar relevante para el rendimiento
académico del alumno.

En segundo lugar, las funciones respecto a las familias. Son las siguientes:

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- Favorecer estilos parentales y de crianza positivos, caracterizados por el diálogo, el


respeto y la claridad de límites y normas.
- Diseñar y desarrollar programas formativos para familias en cuestiones
relacionadas con la crianza de los hijos.
- Favorecer el establecimiento y funcionamiento de asociaciones de familias.
- Facilitar la participación activa de las familias en el funcionamiento del centro.
-Evaluar las características y circunstancias familiares de alumnos con necesidades
específicas.
- Promocionar la participación de las familias en la búsqueda de soluciones a los
problemas que se dan en el centro.
-Potenciar la relación entre las familias y para con el centro educativo.

En tercer lugar, respecto a los educadores:


- Ofrecer formación y asesoramiento al profesorado para responder a problemas de
alumnos en situación de vulnerabilidad debido a las circunstancias familiares o
comunitarias.
-Gestionar y ser canal de comunicación para el centro de las circunstancias
familiares.
- Proponer acciones que faciliten la inclusión de los alumnos con necesidades
educativas especiales y el clima de convivencia en el centro.
- Colaborar en las labores de orientación que se ofrecen a las familias.

Por último, las funciones en relación con la institución escolar, a saber:


- Participar en la elaboración del proyecto educativo del centro e identificar las
necesidades educativas y sociales que han de ser incluidas y abordadas en este
documento nuclear.
-Ofrecer recursos para abordar las situaciones de vulnerabilidad que se den en el
centro.
- Potenciar el establecimiento de vías de colaboración entre el centro y las familias.
- Diseñar planes generales de intervención con alumnos con necesidades
educativas especiales.
Coordinarse con otros profesionales e instituciones ajenas al centro escolar.

3.2. Funciones del trabajo social educativo en educación no formal


La educación de los niños y jóvenes no se limita a la adquisición de contenido
curricular. Hay otros aspectos esenciales para el desarrollo integral de la persona y
que requieren de una acción educativa para su asimilación y puesta en prácticas.
Así, las actitudes, valores o principios se adquieren en otros contextos educativos
además de la propia escuela (Páez, et al, 2020). En este sentido, la función del
trabajo social educativo respecto a la educación no formal se basa en la promoción y
orientación a los alumnos de programas educativos de carácter no formal en el que
reciban formación complementaria (Caride, 2020). Esta función toma especial
relevancia en los grupos sociales más desfavorecidos o con condiciones especiales
de vulnerabilidad.
Dentro de este ámbito se encuentra también la investigación de la relación entre
educación social y trabajo social, en la que el objetivo es analizar cómo afectan los
problemas sociales de diversa índole en el aprendizaje general, no solo el
académico.

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De esta investigación prospectiva han de surgir propuestas de intervención que


palíen dichos efectos y reduzcan el impacto en el sistema educativo. Es tan
importante este conocimiento que la presencia de los profesionales del Trabajo
Social en los equipos multidisciplinares de investigación es inexcusable, aportando
así una visión holística e integradora.

4. INTRODUCCIÓN A LA PEDAGOGÍA SOCIAL


El trabajo social, como disciplina relativamente reciente, bebe de otras disciplinas
con las que comparte ámbito de intervención y objetivos. De este modo, muchas
herramientas (diagnósticas, de planificación, intervención, etc.) Las empleadas en el
Trabajo Social tienen su origen en la Psicología, la Sociología o la Pedagogía. Esta
última, en su rama social, comparte muchos aspectos con el Trabajo Social.
Además, la disciplina raíz - la Pedagogía- aporta su basto cuerpo teórico y práctico
sobre la educación
al Trabajo Social Educativo.
De este modo, muchas de las estrategias, herramientas, acciones y actividades que
lleva a cabo el Trabajo Social Educativo se analizan y se entienden desde la
Pedagogía Social. Por este motivo, es imprescindible conocer en profundidad esta
disciplina y así advertir la importancia capital que esta tiene en el desempeño
profesional.

4.1. Conceptualización de la Pedagogía Social


A comienzos de la década de los ochenta del siglo pasado tuvo lugar el
resurgimiento de la Pedagogía Social (Petrus, 1997; Pérez Serrano, 2003; Caride,
2005). En estos años se reinició un recorrido que continúa en la actualidad con
grandes aportaciones al campo de conocimiento teórico y a las cuestiones sociales
que investiga, desde una mirada educativa (educación permanente, exclusión,
delincuencia, ocio y tiempo libre, bienestar, etc.). Todas estas contribuciones han
servido para constituir el fundamento actual de la protección en Educación Social
que parte de la acción educativa fundamentada, reflexiva y planificada.
Si bien, la Pedagogía Social, todavía se encuentra en un proceso de construcción,
tanto desde la perspectiva de la teorización como de la praxis. Porque, si bien es
verdad que todas las disciplinas están inmersas en un estado de cambio
permanente, en el caso concreto de la Pedagogía Social este hecho resulta más
evidente. De tal manera, en las últimas décadas, ha experimentado un gran
crecimiento científico gracias, en gran medida, a las numerosas aportaciones de
profesores e investigadores, sus trabajos sobre la dimensión científica y la
dimensión profesional de la Pedagogía Social.

4.2. Desarrollo histórico de la Pedagogía Social en España


El desarrollo de la Pedagogía Social en España es paralelo al del trabajo social
educativo, pudiendo encontrar, incluso, puntos en común en algunos de los autores
más relevantes de ambas disciplinas.
Al comienzo del Siglo XX, en España, la constitución de la Pedagogía Social siguió
un desarrollo diferencial respecto a los demás países europeos y al de Estados
Unidos.
Aunque tiene sus orígenes en la Revolución Industrial, su significado y desarrollo se
centra en dar respuesta a los problemas educacionales derivados de los continuos

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cambios acontecidos en la sociedad contemporánea. Además, en su


desenvolvimiento ha tenido un papel preponderante, en primer lugar, la influencia de
la Pedagogía Social alemana y la incorporación de las nuevas corrientes. La
traducción al español de las obras de pedagogos alemanes como Pestalozzi,
Fröebel y Herbart contribuyó a ello, al igual que el hecho de que algunos de los
intelectuales más destacados de la época, como José Ortega y Gasset se formasen
en Alemania bajo la orientación de Paul Natorp. En segundo lugar, tras la Guerra
CIVIl (1936-1939) que había truncado el desarrollo de la Pedagogía Social en
España, la democratización de la vida polítIco-social española (Caride, 2011) trajo
consigo la eclosión de un nuevo escenario sociopolítico, donde las carencias de los
colectivos más vulnerables son claramente visibilizados, y con una intención de
darles una respuesta que supere la caridad y el asistencialismo y movilice
estrategias y recursos de orientación educación (Melendro,
De-Juanas, y Rodríguez-Bravo, 2018).

En definitiva, se institucionalizó una política social que tiene su expresión más


significativa en la construcción, con todas las contradicciones y mermas que
conocemos, del Estado del Bienestar, con la aparición de los Servicios Sociales y
sus profesionales, en especial: los educadores sociales en cualesquiera de sus
modalidades (educador de adultos, educador especializado o animador
sociocultural), legislación sobre estos campos de trabajo, etc. Al mismo tiempo, se
ha generado una sociedad del ocio que, si bien está orientada al consumo y
favorecimiento de la industria del ocio, también ha dado lugar a una pedagogía del
ocio que se ha abordado desde la Pedagogía Social en España y también en el
extranjero.

Para Fermoso (2003a) se establecen cinco periodos del desarrollo de la Pedagogía


Social en España:
• Primer período (1868-1944) de gestación de la Pedagogía Social. En este
momento surgió con fines asistenciales y un carácter eminentemente práctico. Los
autores más destacados fueron: Ruiz Amado, Luzuriaga y Ortega y Gasset.
• Segundo período (1944-1970) marcado por el periodo del régimen franquista.
Comenzó una preocupación por la Pedagogía Social por parte de algunos
profesores de conformación filosófica. Los autores más relevantes de este periodo
fueron: Tusquets y Romero.
• Tercer período (1970-1983) propio del periodo de transición democrática. Tras la
aprobación en el año 1983 de la Reforma Universitaria se crearon centros de
Pedagogía Especializada y Escuelas de Formación de Educadores Especializados.
Se comenzó la aproximación al conocimiento empírico de la educación social y se
empezó a introducir en el Plan de estudios de algunas universidades. En este
periodo se celebraron las I Jornadas Nacionales de Pedagogía Social y Sociología
de la Educación en 1981, encuentro que se realizó durante varios años.
• Cuarto período (1983-1991). Es una etapa de consolidación respecto a las
anteriores. Se creó en las universidades la Sección de Pedagogía Social gracias al
impulso y la base consolidada de la Sociedad Española de Pedagogía. Se editó el
primer número de la Revista Pedagogía Social, de carácter científico.
El autor más relevante de esta etapa fue José María Quintana Cabanas que en 1984
publicó el Manual de Pedagogía Social. A su vez, en 1985 se reconoció la

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Pedagogía Social dentro de la sección científica de la Sociedad Española de


Pedagogía. También, otro hito de este periodo es el inicio en 1986 de la publicación
de Pedagogía Social Revista Interuniversitaria.

• Quinto período (1991-a la actualidad). Puede considerarse un periodo de esplendor


dado que es el momento de mayor producción científica. En este periodo se creó la
Sociedad Ibérica de Pedagogía Social en el año 2000, que posteriormente se
denominó Sociedad Iberoamericana de Pedagogía Social.
Asimismo, desde las universidades se impulsaron reuniones científicas y formación
de doctorandos en esta línea. En esta etapa destacan autores como: Gloria Pérez
Serrano, José Antonio Caride Gómez, José Ortega Esteban y Toni Petrus, entre
otros.
• En cuanto al desarrollo de la investigación en este campo, que ha posibilitado
atesorar conocimiento empírico acerca de la práctica de los educadores sociales
cuando intervienen, es decir, qué hacen, cómo lo hacen, por qué lo hacen, qué
estrategias movilizan, cómo evalúan el éxito de sus decisiones y/o acciones, etc.
Conocimiento a partir del cual se formulan teorías que remiten a la práctica con
objeto de comprenderla y mejorar (Mínguez, 2004, p.39) pues «(...) las
intervenciones socioeducativas deben estar basadas sobre las evidencias
científicas» (March et al., 2016, p. 57). Así, se ha producido una apertura del objeto
de estudio más allá de la infancia y la juventud en situación de riesgo en el contexto
extraescolar, ámbito en el que originariamente se centró la intervención de carácter
extraescolar vinculada a la Pedagogía Social, y se ha ampliado a ámbitos como la
animación sociocultural, el desarrollo comunitario, la educación para la salud, la
educación ambiental o la educación de personas
adultas y mayores.

5. LA PEDAGOGÍA SOCIAL COMO CIENCIA


Definir el concepto de una disciplina constituye, académica y culturalmente, uno de
los primeros pasos de la organización de un manual o de una secuencia de
enseñanza. Con ello, se pretende apuntar de manera directa al núcleo de la
disciplina. Se busca saber, de forma breve, el quién y el qué de la asignatura
(concepto y objeto).
Si esta dimensión queda clara desde el principio el resto es más sencillo de abordar.
En este apartado se presenta la pregunta ¿qué es la Pedagogía Social? Si bien, no
parece que se haya encontrado respuesta inmediata a la misma y, por ello, son
diversos los caminos que se han seguido para intentar responder a esa cuestión
inicial con un mínimo de coherencia y credibilidad conceptual. Además, cuestiones
como ¿qué tipo de saber es?, ¿es o no una ciencia?, ¿cuál o cuáles son su objeto
de estudio?, ¿y sus métodos de trabajo e investigación?, ¿es un saber para formar o
para profesionalizar?, ¿qué relaciones tiene este conocimiento teórico con la
práctica profesional? etc. Todas ellas forman parte del nivel de problematización que
sigue presentando la Pedagogía Social.

6. EL TRABAJO SOCIAL EDUCATIVO Y LA PEDAGOGÍA SOCIAL


Se puede considerar el Trabajo Social como el propósito para realizar diferentes
servicios sociales, con los que se pretende lograr el bienestar social y la mejora de la

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calidad de vida, con el fin de satisfacer las necesidades básicas de las personas
(Mo-reno et al., 2018). Por tanto, su finalidad es principalmente asistencial y
correctora, en la medida que trata de subsanar las deficiencias de origen social e
individual que aparecen de la praxis del Estado de Bienestar.
El Trabajo Social recurre también a componentes educativos, así como sus técnicas
y recursos. La propia intervención es en sí educativa porque trata de aportar
conocimientos para lograr una transformación de la situación planteada en el
estudiante y en el entorno educativo y familiar. En este ámbito, cabe destacar la
acción preventiva educativa de la Pedagogía Social, que es anterior a su previsible
acción correctora e integradora, buscando como meta la autonomía del individuo
(Moreno et al., op. cit.).

La relación entre Trabajo Social y Pedagogía Social ha sido estudiada con mayor
profusión por los autores alemanes, de los que se pueden considerar las alternativas
que defiende en relación con ambos términos. Estas pueden englobarse en las
siguientes:
1. Los que consideran eliminar el concepto de Pedagogía Social o sustituirlo por
otros. Esta postura se defiende desde el criterio de que la Pedagogía se define
desde la dimensión social, por lo que sería una redundancia.
2. Los que subordinan o anteponen el concepto de Pedagogía Social al de Trabajo
Social. La mayor importancia concedida al Trabajo Social viene determinada por el
hecho de que este utiliza medidas educativas y no educativas. Por otro lado, la
mayor importancia concedida a la Pedagogía Social viene determinada desde la
defensa de que esta incide en la práctica del trabajador social y del
pedagogo social.
3. Finalmente, los que consideran ambos conceptos como convergentes. En la
medida que hay pocas prácticas en el ámbito del Trabajo Social que no puedan ser
interpretadas como fenómenos pedagógicos.

Cabe destacar los planteamientos especiales que en nuestro país reciben el Trabajo
Social y la Pedagogía Social. En España no se consideran iguales en la medida que
el Trabajo Social ha seguido el modelo del «Social Work» norteamericano y que su
orígenes en nuestro país alrededor de 1925, cuyos profesionales, los asistentes
sociales, se han dedicado a labores asistenciales; mientras que la Pedagogía Social
y, de manera particular, la Educación Social comienza hacia 1970, siendo su labor
originaria la de educación de calle y especializada, animación sociocultural, etc.,
apareciendo los centros formativos en esta misma época, que desarrollan sus
estudios de Diplomatura a partir de la década de los 90 y del Grado en la actualidad.

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Tema 8: trabajo social y bienestar: conceptos y ámbitos de intervención

2. BIENESTAR SOCIAL: AMBIGÜEDAD Y COMPLEJIDAD DE UN CONCEPTO


El concepto de bienestar remite a la idea de «tener buen viaje», implicando la idea de viajar
cómodamente por el camino de la vida» este concepto en inglés cuenta con dos vocablos:
wellbeing y welfare.
El primero se asocia a una idea más amplia y general. Podríamos decir que es equivalente
a estar bien o encontrarse bien. Sería una apreciación más subjetiva. Por su parte, el
término welfare (utilizado ampliamente en la bibliografía sobre Welfare State) tiene un
sentido más restringido. Siguiendo a Moix (1986) se caracteriza por ser objetiva, externa y
mínima. De forma sucinta, esto significa que el bienestar de una persona no depende de lo
que sienta o crea sino de la concurrencia de determinados hechos objetivos, que se pueden
observar externamente, a través de indicadores sociales; y en unos aspectos básicos, que
configuraría un determinado mínimo nivel de vida.

3. TRABAJO SOCIAL EN LA EVOLUCIÓN DEL CONTEXTO SOCIOPOLÍTICO DA


BIENESTAR
El Trabajo social es producto del contexto espacio temporal en el que se desarrolla.
envuelve la vida de las personas y, por tanto, su acción está condicionada por los factores
económicos, políticos y sociales de cada etapa histórica. La historia de la Acción Social nos
permite reconocer la existencia de diferentes formas de ayuda hacia los grupos de
población más vulnerables. Si bien, es preciso recordar que detrás de las mismas no
prevalecen sentimientos de benevolencia per se, sino otros intereses sociales, económicos
y políticos, incluidas diferentes formas represivas y de control hacia la infraclase.

3.1. Etapa pretécnica


Se conoce como etapa pre técnica a las diferentes formas de acción social de ca.
Adel benéfico, filantrópico y caritativo. Este amplio periodo culmina con las revolu-canes
burguesas del siglo XVIl que impulsaron la extensión de los derechos civiles de ciudadanía.
Se confiaba en la libertad económica como motor de la economía. La realización de las
relaciones laborales propias de las sociedades feudales hacía presuponer la disponibilidad
de empleos, por lo cual únicamente se toleraba el socorro público a quienes no fueran
válidos para trabajar. La pobreza era una amenaza, un peligro social para la salud y el
orden público y una pesada carga para el Estado. El trabajo, y con él la subsistencia, dejó
de ser una obligación derivada de la relación de clase, para convertirse en la única fuente
de supervivencia para las clases bajas. Se inició con ello una fuerte dualización social,

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mientras que la burguesía prosperaba, la miseria se incrementó en la parte baja de la


escala social.
En el nuevo contexto de relaciones laborales abiertas, se criminalizó la práctica del
vagabundeo y la mendicidad de las personas aptas para trabajar. Se buscaba erradicar a la
población en sus municipios. las regulaciones de beneficencia diferenciaban entre los
verdaderos y los falsos pobres. Los primeros eran merecedores de ayuda mientras que los
segundos debían ser obligados a trabajar o negarles la ayuda. Se trataba de «obligar al
indigente a ocupar un trabajo en el mercado libre y a no vivir de la asistencia social. Las
medidas Correctoras de la pobreza se aplicaron con firmeza durante el desarrollo del
Estado

3.2. Etapa técnica


Esta etapa se sitúa en el periodo de transición del estado liberal al intervencionista.
Este proceso transcurrió entre finales del siglo XVII y principios del XIX, como respuesta a la
presión social surgida con la revolución industrial. La alta concentración de población en las
nuevas zonas industriales propició el surgimiento de una nueva clase pauperizada que vivía
en condiciones infrahumanas de subsistencia. Comenzó a forjarse una toma de conciencia
sobre la desigualdad social y con ello la aparición de un incipiente movimiento obrero. Esta
nueva clase social desafiliada presentaba un riesgo para el equilibrio del sistema, «en el
corazón mismo del proceso de producción de la riqueza»
Ante el riesgo de revueltas se limitaron los derechos de reunión, expresión y pensamiento
de la clase trabajadora, a través de diferentes mecanismos como la vigilancia de las
reuniones de los trabajadores, limitación del número de asistentes o la restauración de la
libreta obrera por medio de la cual se controlaba la movilidad de este sector de población.
En la libreta quedaban anotadas las deudas que hubiera podido contraer con un patrón
anterior, quedando mermada su libertad de contratación y movimiento.
Desde el punto de vista de la acción social, se impulsaron reformas sociales orientadas al
ahorro y la previsión, así como el valor del trabajo; se crearon centros de atención a la
infancia, casas cuna, gotas de leche. En aquel contexto «ante la pobreza como amenaza a
la comunidad y al Estado, la beneficencia debe concebirse como una defensa y protección,
más que como un esfuerzo directo por ayudar al menesteroso»
Asimismo, las instituciones de beneficencia estuvieron estrechamente relacionadas con la
medicina pública (Anaut, 2002), debido a la alta correlación entre personas enfermas
infecciosas y pobres al mismo tiempo (Alvarez-Uría, 1983). La Beneficencia talaba de
proteger la salud pública, de prevenir la transmisión de enfermedades in
de orden público.

3.3. Etapa precientífica


Con el cambio de siglo del XIX al XX se produjo un punto de inflexión entre el liberalismo
económico y la democracia con contenido social. El discurso en favor de la intervención del
Estado quedó plasmado en textos constitucionales como el de Querétaro (México, 1917) o
el de Weimar (Alemania, 1919). El desarrollo del Estado social y de derecho se produjo
después de las dos guerras mundiales, cuando en los países occidentales, se reconoció la
necesidad de garantizar a las personas las cinco libertades a las que aludió Beveridge,
considerado el padre del Estado de Bienestar:
Necesidad, Enfermedad, ignorancia, Miseria y Ociosidad'. Para ello, proponía un sistema de
seguros que permitiera a los gobiernos alcanzar esas libertades para todo el mundo. Se

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abría una nueva etapa a favor del bienestar, en la cual el desarrollo de la economía
capitalista requería una mano de obra sana y educada (Raya, 2002).
En el contexto europeo se produjeron diferentes modelos de política económica y social
(Esping Andersen, 1993), si bien todos confluyeron en una ampliación del intervencionismo
estatal mediante el reconocimiento de las funciones sociales del Estado como vía necesaria
para garantizar la continuidad del sistema capitalista de producción.

3.4. Etapa científica


La etapa de desarrollo de los servicios de bienestar social en España, y con ellos el
despegue de la profesión, coincide con la crisis y posterior reestructuración del denominado
Estado de Bienestar. Desde diferentes posiciones ideológicas surgen críticas a un modelo
de estado intervencionista. La deriva neoliberal de las políticas públicas en general, y
sociales en particular, implican una pérdida de intensidad protectora de las políticas sociales
(Raya, 2002).
La crisis del Estado de Bienestar supuso la apertura del debate en torno a los agentes
encargados de la provisión social: Estado, mercado, sociedad o individuo, al mismo tiempo
que emergen nuevos problemas sociales. El Estado de Bienestar avanza o retrocede hacia
un estado asistencial limitado en alcance y orientado a funciones de Control. Por su parte, la
cuestión social también presenta un retroceso, que se sintetiza con la expresión
«consumidor del siglo XXI, ciudadano del siglo XIX» (García Cancli-11, 1995). En este
nuevo escenario, la aparición de la exclusión social como nuevo problema social muestra el
déficit de ciudadanía de una parte importante de la población. La exclusión muestra una
nueva condición social, la cual no está definida por el acceso precario a unas determinadas
condiciones de vida, sino por el no-acceso, por la no - ciudadanía, que además se
caracteriza por una das para reversibilidad a coro
Plazo y una cierta capacidad de las personas afectadas para salir de su situación.

4. FUNCIONES PROFESIONALES DE TITULADOS EN TS


Función preventiva: Actuación precoz sobre las causas que generan problemáticas
individuales y colectivas, derivadas de las relaciones humanas y del entorno social.
Elaboración y ejecución de proyectos de intervención para grupos de población en
situaciones de riesgo social y de carencia de aplicación de los derechos humanos.

Función de atención directa: Responde a la atención de individuos o grupos que


presentan, o están en riesgo de presentar problemas de índole social. Su objetivo será
potenciar el desarrollo de las capacidades y facultades de las personas, para afrontar por sí
mismas futuros problemas e integrarse satisfactoriamente en la vida social.

Función de planificación: Es la acción de ordenar y conducir un plan de acuerdo con unos


objetivos propuestos, contenidos en un programa determinado mediante un proceso de
análisis de la realidad y del cálculo de las probables evoluciones de ésta. Esta función se
puede desarrollar a dos niveles: microsocial, que comprende el diseño de tratamientos,
intervenciones y proyectos sociales; y, macrosocial, que comprende el diseño de programas
y servicios sociales.

Función docente: Con el objetivo de impartir enseñanzas teóricas y prácticas de TS y de


Servicios Sociales, tanto en las propias escuelas universitarias de TS, como en otros

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ámbitos académicos, así como contribuir a la formación teórico-práctica pregrado y


posgrado de alumnos/as de TS y de otras disciplinas afines.

Función de promoción e inserción social: Se realiza mediante actuaciones encaminadas


a restablecer, conservar y mejorar las capacidades, la facultad de autodeterminación y el
funcionamiento individual o colectivo. También mediante el diseño y la implementación de
las políticas sociales que favorezcan la creación y reajuste de servicios y recursos
adecuados a la cobertura de las necesidades sociales.

Función de mediación: En la función de mediación se actúa como catalizador,


posibilitando la unión de las partes implicadas en el conflicto con el fin de posibilitar con su
intervención que sean los propios interesados quienes logren la resolución de éste.

Función de supervisión: Proceso dinámico de capacitación mediante el cual, la figura


profesional es responsable de la ejecución de una parte del programa de un servicio,
reciben la ayuda de un profesional experimentado con la finalidad de aprovechar de la mejor
forma posible sus conocimientos y habilidades y perfeccionar sus aptitudes de forma que
ejecuten sus tareas profesionales de un modo más eficiente y con mayor satisfacción, tanto
para ellos mismos como para el servicio.

Función de evaluación: Tiene la finalidad de constatar los resultados obtenidos en las


distintas actuaciones, en relación con los objetivos propuestos, teniendo en cuenta técnicas,
medios y tiempo empleados. También la de asegurar la dialéctica de la intervención. Indica
errores y disfunciones en lo realizado y permite proponer nuevos objetivos y nuevas formas
de conseguirlos.
Función gerencial: Se desarrolla cuando el trabajador social tiene responsabilidades en la
planificación de centros, organización, dirección y control de programas sociales y servicios
sociales.

Función de investigación: Proceso metodológico de descubrir, describir, interpretar,


explicar y valorar una realidad, a través de un trabajo sistematizado de recogida de datos,
establecimiento de hipótesis y verificación de las mismas, empleando para ello técnicas
profesionales y científicas a fin de contextualizar una adecuada intervención y/o acción
social planificada.

Función de coordinación: Para determinar mediante la metodología adecuada las


actuaciones de un grupo de profesionales, dentro de una misma organización o
pertenecientes a diferentes organizaciones, a través de la concertación de medios, técnicas
y recursos, a fin de determinar una línea de intervención social y objetivos comunes con
relación a un grupo poblacional, comunidad o caso concreto.

5. TRABAJO SOCIAL EN LOS ÁMBITOS DE BIENESTAR


5.1. Trabajo Social y Servicios Sociales
El Trabajo Social está presente en el sistema de Servicios Sociales como profesión de
referencia, que desarrolla su actividad junto a otros perfiles profesionales. Con el
reconocimiento del derecho a la asistencia social en la Constitución española de 1978, el
desarrollo normativo de este sistema de bienestar se ha ido consolidando.

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A diferencia de otros sistemas de protección, tales como el educativo o el sanitario, carece


de una ley nacional en materia de servicios sociales, lo que genera diversidad de modelos.
Si bien, la aprobación del Plan Concertado de Prestaciones Básicas de servicios sociales
(PCPB) en el año 1988 persiguió articular la cooperación económica y técnica entre
administraciones y garantizar un mínimo de prestaciones sociales en el conjunto del Estado
(Gutiérrez, 2001; Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, 2019).

5.2 Trabajo Social y Salud


El Trabajo Social en salud ha tenido un fuerte impulso a través de la práctica profesional y
es un importante campo de especialización (Coloms, 2008). La intersección entre lo social y
sanitario ha sido un aspecto clave a lo largo de la historia de la acción social. La Ley
14/1986 de Sanidad de España identifica funciones de carácter social en tres grandes
campos de intervención: atención primaria integral de salud; atención especializada en
salud; y atención en salud mental.
Las funciones en atención primaria en salud tienen un carácter comunitario, ubicándose su
actuación en las Áreas y en las Lonas Básicas de Salud. Su actividad se desarrolla dentro
de los equipos y se articula en torno a diferentes actividades a nivel individual, grupal y
comunitario. Participan en la valoración psicosocial, gestión de casos, coordinación sanitaria
asi como el desarrollo de funciones de promoción de redes de apoyo formal e informal, el
conocimiento de los recursos sociales, generación de grupos, promoción de voluntariado
(Fuster, 2017; Abreu y Mateu, 2017; Aretio y Beni, 2018).
La atención especializada de salud comprende actividades que abarcan tanto necesidades
de corte asistencial, como otras de carácter promocional, educativas preventivas que
superan las posibilidades de atención por parte del nivel primario por su parte, la atención a
la salud mental ha ido cobrando protagonismo, en los últimos años, dando mayor peso a la
prevención y a la desmitificación de la misma.
5.3. Trabajo Social y Justicia
En el ámbito de justicia, se encuentran diferentes espacios profesionales donde está
presente la figura de Trabajo Social. Se destaca en primer lugar, la intervención en los
juzgados y los equipos psicosociales. Su contenido está relacionado con las tareas de
instrucción en materia de familia, pudiendo intervenir también en otros asuntos relativos con
los ámbitos penal, contencioso administrativo o de la seguridad social (Ferri y Cintado,
2018; Ruiz, 2014), a través de la realización de peritajes sociales. Desde el ámbito judicial
también es destacable la vinculación con otros recursos como Instituto de Medicina Legal
(incapacidades, víctimas y lesiones), el Instituto Anatómico Forense (muertes violentas o
sospechosas de criminalidad) o el Punto de Encuentro Familiar (PEF), entre otros.

Un tipo específico de justicia con presencia del Trabajo Social es la de menores, dentro de
los equipos de ejecución de medidas judiciales. A pesar de situarse en un contexto penal,
se distinguen cuatro etapas que dan forma a un proyecto en la ejecución y acompañamiento
en las medidas de intervención impuestas por el juez de menores (Pozo, Muñoz y Amador,
2008): acogida, evaluación inicial, desarrollo y evaluación progresiva de los proyectos
individualizados de medidas y el modelo de ejecución de medidas.
En conexión con la anterior, también hay que destacar el papel del Trabajo Social en los
servicios sociales penitenciarios, recogido en distintas circulares de la Secreta Ita de
Instituciones Penitenciarias y en el manual de Procedimiento del Trabajo Social en
Instituciones Penitenciarias (Secretaría de Instituciones Penitenciarias, 2018; InsTrucción

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2/2018; Circular 21/1995). En estos documentos se fundamentan dos grandes áreas


relativas al diagnóstico y la intervención. En relación con el diagnóstico.
Se persigue la evaluación del área convivencia y familiar con el fin de detectar las
necesidades y de realizar un diagnóstico de su situación.

5.4. Trabajo Social en otros sistemas de bienestar


La figura profesional de Trabajo Social está presente de forma explícita-regulada-o implícita
en todos los ámbitos del bienestar. Dedicamos este epígrafe para comentar brevemente
tres ámbitos claves para la cuestión social: educación, empleo y vivienda.
A diferencia de los sistemas señalados en los epígrafes anteriores, en estos sistemas, el
reconocimiento de la figura profesional del Trabajo Social presenta diferencias en función
del contexto, en España a nivel autonómico y a nivel internacional.
En el ámbito educativo formal, la figura profesional está incluida dentro de los Equipos de
Orientación Educativa y Psicopedagógica (EOEPS), y se integra a los y las trabajadores
sociales educativos dentro de la nueva figura profesional creada con la Ley Orgánica 1/1990
de Orgánica General del Sistema Educativo como Profesor Técnico de Servicios a la
Comunidad (PTSC), a la que se puede acceder desde una amplia variedad de titulaciones,
entre ellas la de Trabajo Social. Esta figura profesional tiene dos tipos de funciones:
psicopedagógicas y sociales (Sánchez, 2008). En algunas comunidades autónomas de
España existe normativa específica que garantiza la presencia de profesionales de Trabajo
Social en el ámbito educativo.
El ámbito de empleo es esencial en los procesos de intervención social. Desde la práctica
profesional se desarrollan diferentes programas y servicios en colaboración con el servicio
de empleo. Si bien, la figura profesional del Trabajo Social no está presente de forma
explícita o reconocida. No obstante, desde la formación de grado se ha de ejercer como
técnico de los programas de empleo. Asimismo, en este ámbito se han desarrollado en los
últimos años infinidad de planes, programas y servicios para la inclusión social y laboral de
personas en situación o riesgo de exclusión.

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TEMA 12: Trabajo social e investigación , aportando a la transformación social.

1. INTRODUCCIÓN
El trabajo social, como cualquier disciplina, necesita de la investigación para avanzar,
conocer nuevas explicaciones a los fenómenos sociales y mejorar su práctica profesional.
Investigar significa reflexionar sobre la práctica profesional y sobre las teorías que la
explican. En las dos últimas décadas el trabajo social en España ha contribuido a las
distintas áreas en las que está presente, desde revisiones sistemáticas, investigación
empírica o reflexiones basadas en la práctica profesional. En estas páginas queremos
presentar algunas de las investigaciones que han realizado teóricos y profesionales del
trabajo social en la última década, siendo conscientes de que se ha hecho una selección
limitada que agrupa a unos pocos trabajos.

2. METODOLOGÍAS UTILIZADAS
Como en otras disciplinas los estudios revisados han utilizado todo tipo de metodologías de
investigación social, dado que los métodos y técnicas de investigación están al servicio de
las preguntas de investigación y de los objetivos que se pretenden conseguir.
En términos generales debemos decir que en la mayoría de los estudios revisados sus
metodologías no están detalladas suficientemente como para que otros investigadores
pudieran hacer una réplica de las mismas. Es una deficiencia en la mayoría de los trabajos.
Carecen de descripción y detalle de las muestras utilizadas, las técnicas aplicadas y sobre
todo el análisis practicado, pues en este último caso las deficiencias de comunicación son
las más sobresalientes. Vamos a detallar en función de estas secciones.

2.1. Diseños
En casi todos los trabajos se señala el tipo de diseño que se realiza, pero no se justifica,
como si al mencionarlo quedará ya justificado, sin necesidad de explicación. En algún caso
la justificación se realiza aludiendo a alguna cita bibliográfica. Cuatro tipos de diseños se
han planteado en los estudios revisados. Un diseño etnográfico en la red internet, más es.
El disenouaia, que analiza las opiniones y actitudes expresadas en espacios webs. El
diseño cuantitativo, con un paradigma positivista, expreso de dos maneras: a) por una parte

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mediante encuesta con cuestionario, ya sean presenciales o por la red con cuestionario on
line; o b) mediante escalas de medición, ya testadas con anterioridad, que se replican en
participantes del trabajo social. El diseño cualitativo, con distintos enfoques, como el
hermenéutico o el fenomenológico, y otros que no se especifican. Por último, el análisis
documental mediante revisión de estudios o bibliométrico, que pone de manifiesto los
principales trabajos más citados.

2.2. Muestras
Las muestras vienen determinadas por el tipo de diseño, si es cualitativo o cuantitativo. En
el caso de este último, salvo uno de ellos (Hombrados-Mendieta y Cosano-Rivas,
2011), ninguno es representativo ni aleatorio siendo las muestras encuestadas mediante
cuestionario o escala entre 69 y 560 informantes; en unos casos son estudiantes y en otros
profesionales del trabajo social. Cuando el diseño es cualitativo, el muestreo suele ser
intencional o por bola de nieve, siendo el número de casos más reducido, entre 12 a 34
participantes. Sin embargo, se describen escasamente los criterios de selección, la forma
de contacto con los participantes, y en muchos casos no se mencionan los requisitos éticos
de mantenimiento del anonimato o voluntariedad para la participación. Es decir, vuelve a
faltar descripción sobre las muestras de participantes en las investigaciones.

2.3. Técnicas
Las técnicas de investigación utilizadas también están acordes con el diseño de
investigación. Así, en un diseño cuantitativo se ha utilizado el cuestionario, ya sea
expresamente diseñado para la investigación o una escala ya testada, para medir una
situación determinada, como es el caso del Burnout. El modo de realización de la encuesta,
ya sea online o presencial autoadministrado, se explica escuetamente, siendo difícil su
replicación desde las descripciones ofrecidas. Pero algo parecido podemos hallar en las
técnicas cualitativas utilizadas, como la entrevista en profundidad, la entrevista
semiestructurada, o los grupos de discusión, en los que tampoco se detalla el proceso
seguido.

2.4. Análisis
Los análisis realizados en los trabajos son la cuestión menos mencionada, especialmente
cuando el diseño es cuantitativo. Parece que se da por sabido, sin especificar. el tipo de
análisis planteado. Solo en algunos que lo han señalado se menciona un análisis descriptivo
y bivariado, y ningún multivariante. En el caso de los estudios que han utilizado una escala,
no se menciona cómo se ha analizado dicha escala, se pasa del procedimiento a los
resultados. Muchos de estos trabajos cuantitativos carecen de exponer, tanto los
porcentajes obtenidos como el recuento, ni las medidas de contraste de las hipótesis
aplicadas. Sin embargo, en el análisis cualitativo se menciona mejor el procedimiento
seguido. Entre ellos se puede mencionar el análisis del discurso, la aplicación de teoría
fundamentada, y análisis de contenido. En uno de los trabajos se habla de análisis de
contenido
deductivo, sin mucha explicación de lo que supone (Uriz, 2021). En los análisis cuantitativos
se menciona el programa informático SPSS para los análisis estadísticos, en cambio en los
cualitativos, no se menciona la utilización de un algún software, salvo en alguno de ellos.

APARTADO 3 LEER POR ENCIMA

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TEMA 9: Ética, derechos sociales y TS como mecanismos de resiliencia de la


ciudadanía.

2. ÉTICA EN TRABAJO SOCIAL

La ética proviene de la rama de la Filosofía Moral y ha tenido un amplio desarrollo en el


siglo XX en las diferentes profesiones. Etimológicamente proviene del griego ethos y se
entiende como el «carácter habitual» de la persona en su proceso de elección o toma de
decisiones basada en la moralidad de lo que está bien o mal. Desde este precepto, el origen
de la profesión del Trabajo Social siempre ha estado ligado en contribuir con el bienestar de
las personas, grupos y comunidades. Desde la caridad y filantropía, pasando por los
seguros sociales, la beneficencia y la asistencia social, hasta culminar con el actual trabajo

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social, basado en la aplicación de principios y valores en el ejercicio profesional y en facilitar


los derechos sociales a la ciudadanía de forma más eficaz.

La ética en Trabajo Social ha conformado un discurso a lo largo del tiempo sobre su saber
hacer o práctica profesional que ha derivado en un Código Deontológico. La evolución de la
práctica de Trabajo Social a lo largo del siglo XX supuso alinear la ética profesional con el
avance de las sociedades. Desde Biestek en los años 50 y 60 en los que aportó una serie
de principios y valores hasta el actual Código Deontológico que está permanentemente
vinculado con el progreso social para su posibles discusiones y adaptaciones. Representa
una guía que marca el proceder profesional y se inscribe en las competencias laborales de
los y las trabajadoras sociales.

El Código Deontológico recoge valores fundamentales de la profesión de Trabajo Social


como son el valor único del ser humano, la autorrealización, otorgar el máximo beneficio a
todos sus miembros, el compromiso de los trabajadores sociales con la justicia social, la
responsabilidad de estos para dedicar su formación y habilidades en la mejor atención a
individuos, grupos, comunidades y sociedades, proporcionar la mejor atención sin ningún
tipo de discriminación, respeto a los derechos fundamentales de las personas, el derecho a
la intimidad, la confidencialidad y el uso responsable de la información, el respeto a los
intereses de terceros durante la intervención social, la responsabilidad también de los
usuarios en el proceso de cambio, la incompatibilidad de los trabajadores sociales con
quienes vayan en contra de los derecho humanos y la necesidad de tomar decisiones
justificadas desde el punto de vista ético (Ballestero, 2012).

Todo ello implica que la ética, sus principios y valores, está integrada en las competencias
profesionales del Trabajo Social. Durante la intervención social se combinan conocimientos
propios y las habilidades profesionales como eje vertebrador del éxito del caso en diferentes
contextos y donde la ética queda imbricada en el proceso.

De la misma manera la Justicia Social viene referida a que los trabajadores sociales tienen
la responsabilidad de promover la justicia social, en relación con la sociedad en general, y
con las personas con las que trabajan. Esto significa: Desafiar la discriminación negativa,
reconocer la diversidad, distribuir los recursos equitativamente, oponerse a las políticas y
acciones injustas, y a trabajar en solidaridad.

A comienzos del siglo XX contó con diferentes organizaciones, como la primera Conferencia
Internacional de Trabajo Social (París, 1928) creándose la Asociación Internacional de
Escuelas de Trabajo Social (AIETS) cuya finalidad es velar por los intereses globales del
trabajo social y de los valores que la definen. Posteriormente ha contado con
organizaciones reconocidas a nivel internacional como la FEDAAS, integrándose en 1970
en la Federación Internacional de Trabajadores Sociales (FITS) establecida en 1956. La
FITS es una organización consultiva del Consejo Económico y Social de la ONU, del
Consejo de Europa, Organización Internacional del Trabajo (OIT) y en el Consejo Mundial
de Bienestar Social.

3. DERECHOS HUMANOS Y SOCIALES

3.1. Marco legal e internacional de los Derechos Humanos

En las últimas décadas, el ámbito internacional de los derechos humanos ha evolucionado


de forma relevante teniendo como base la Declaración Universal de los Derechos Humanos,
aprobada por la Asamblea General en 1948. Desde entonces se ha ampliado la normativa a
través de pactos y tratados internacionales que promueven de forma más específica los
derechos de las mujeres, los niños y las niñas, las personas con discapacidad, las minorías
y otros grupos vulnerables.

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Naciones Unidas define los derechos humanos como «derechos inherentes a todos los
seres humanos, sin distinción alguna de raza, sexo, nacionalidad, origen étnico, lengua,
religión o cualquier otra condición. Entre los derechos humanos se incluyen el derecho a la
vida y a la libertad; a no estar sometido ni a esclavitud ni a torturas; a la libertad de opinión y
de expresión; a la educación y al trabajo, entre otros muchos. Estos derechos corresponden
a todas las personas, sin discriminación alguna'».

Por primera vez en la historia de la humanidad se establece una normativa internacional


que obliga a los estados a promover y proteger los derechos humanos. Este amplio abanico
de derechos, incluyen los derechos civiles, culturales, económicos, políticos y sociales.
Además, es destacable señalar que la Declaración Universal de Derechos Humanos fue
redactada por representantes de diferentes regiones del mundo con el objetivo de
establecer un «ideal común para todos los pueblos y naciones.

En 1993 la Declaración y el Programa de Acción de la Conferencia Mundial de Derechos


Humanos considera que estos derechos «son universales, indivisibles, interdependientes y
están relacionados entre sí». Es en este contexto que, en 1966, cuando se establecieron el
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y sus dos Protocolos Facultativos (sobre
el procedimiento de denuncia y sobre la pena de muerte) y el Pacto Internacional de
Derechos Económicos, Sociales y Culturales y su Protocolo Facultativo que, junto a la
Declaración Universal de Derechos Humanos, forma lo que conocemos como Carta
Internacional de Derechos Humanos.

Según han ido pasando los años se han ido ampliando los derechos y sus tratados y, por
ende, también los mecanismos que supervisan y monitorean la aplicación de los derechos
humanos, constituido por órganos y personas expertas independientes

3.2. La importancia de los Derechos Sociales en la vida de las personas

Los derechos evolucionan de acuerdo con las necesidades en cada sociedad y en cada
época, teniendo en cuenta los hechos y el contexto histórico en el que se desarrollan. En
este sentido, pese al carácter universal que tienen y a ser derechos fundamentales e
inherentes en las personas, en muchas ocasiones, se conquistaron mediante la presión de
la sociedad civil y de los movimientos sociales y se consolidaron gracias a la lucha de las
personas más vulnerables.

Existe un consenso de que «no se puede hablar propiamente de derechos fundamentales


hasta la modernidad (Peces-Barba, 1995, p. 113)», es decir que desde la cultura política y
jurídica ideas como dignidad humana, libertad o igualdad empiezan a ser planteados como
derechos*. Es en este contexto que los derechos económicos, sociales y culturales surgen
en las democracias europeas y americanas del siglo XIX, cuando los sectores sociales
reivindicaban la idea de igualdad en el marco de los procesos de industrialización. La
efervescencia de diversos aspectos de este periodo como el movimiento obrero europeo,
las innovaciones implementadas por la República de Weimar, las revoluciones rusas y
latinoamericanas, el New Deal, entre otros, son el marco histórico en que se desarrollan
dichos derechos (Castro-Buitrago et al., 2010).

A partir de finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX, se incluyen algunos derechos
sociales en diversas constituciones, sin embargo, no es hasta el siglo XX que empiezan a
tener fuerza el reconocimiento de dichos derechos, después de la primera guerra mundial.
Todo este recorrido histórico es la antesala que hace posible la inclusión del Pacto
Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales en la Carta Internacional de
Derechos Humanos.

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La Constitución Española de 1978 corresponde a la ley suprema del Estado español y en


ella se incorporan los derechos sociales. Una de las características importantes de la
Constitución es que gracias a la amplitud de los términos utilizados en la misma se ha
podido adaptar y seguir, aunque no de forma exhaustiva, la época y sus cambios históricos,
con pocas reformas de esta.

Es importante señalar que el artículo 10.2 de la Constitución establece que el Estado debe
tener en cuenta los tratados internacionales de derechos humanos para interpretar las
normas constitucionales: «Las normas relativas a los derechos fundamentales y a las
libertades que la Constitución reconoce, se interpretarán de conformidad con la Declaración
Universal de Derechos Humanos y los tratados y acuerdos internacionales sobre las
mismas materias ratificados por España».

3.3 Enfoque de derechos humanos y sociales en la intervención social

En las últimas décadas, el desarrollo teórico planteado por el derecho internacional de los
derechos humanos y la legislación en materia de derechos sociales de los diferentes países
ha generado una importante evolución de las intervenciones sociales, tanto a nivel
conceptual como en la propia práctica de los equipos profesionales. Se han convertido los
instrumentos y herramientas jurídicas en estrategias fundamentales para luchar contra la
injusticia social. Así, se concreta y aplica al ámbito de la intervención la responsabilidad de
los estados y los agentes sociales para respetar, proteger y hacer de los derechos humanos
una realidad tangible e integrada en todas las actuaciones desarrolladas.

En este sentido, y entendido la complejidad de los problemas sociales y la necesidad de


intervenir sobre ellos de manera integral, coordinada y multidisciplinar se proponen a
continuación algunos enfoques centrales que señalan y concretan los criterios de calidad
para orientar las actuaciones profesionales de cualquier intervención social:

Enfoque Ecológico: que permite entender las relaciones entre las diferentes esferas de la
vida de una persona (individual, relacional, comunitaria y social y estructural ar como ubicar
las intervenciones en cada una de ellos, entendiendo la necesidad de coordinar acciones
para incidir en cada uno de ellos.

Enfoque de Derechos Humanos: que reconoce la vulnerabilidad y exclusión social, y las


dificultades de acceso a los derechos sociales como una forma de vulneración de los
derechos humanos, asignado responsabilidad subsidiaria a los estados como responsables
de la protección, garantía y promoción de los derechos y ubicando a las personas como
titulares de estos y, por ende, con la capacidad de poder ejercer sus derechos.

Enfoque Ético y Legal: que promueva el respeto a la autonomía de las personas, así como
a los códigos éticos profesionales que regulan cómo deben ser las prácticas profesionales y
cómo actuar en diferentes situaciones. Entendiendo que los códigos deontológicos están
sujetos a evoluciones culturales y sociales que los hacen instrumentos flexibles y
adaptables para dar respuesta a las necesidades de los equipos profesionales y las
personas con las que intervienen (Riofrío, 2018). Además, que promueva el conocimiento
del acervo jurídico y la aplicación e implicaciones que tiene para las personas el
reconocimiento de sus derechos y obligaciones.

Enfoque Centrado en la Persona: que permite entender e intervenir desde las


necesidades de la persona y desarrollar actuaciones poniendo como eje central a esta. Así,
los equipos profesionales desarrollan sus intervenciones para estas, con su participación,
adaptadas a sus necesidades e intereses. De esta manera las personas usuarias son
titulares de derechos, con capacidad para ejercerlos y reclamarlos y que participan como
protagonistas activos de sus procesos de recuperación y reparación.

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Enfoque de asistencia integral, colaboración y coordinación entre agentes e


instituciones: que garantice el derecho a la asistencia integral, y el marco de colaboración
entre instituciones y agentes sociales que participan en la intervención. El establecimiento
de un marco de colaboración y coordinación además de evitar la revictimización de las
personas garantiza la calidad y personalización de las intervenciones.

Enfoque de Género: que reconoce la situación estructural de discriminación de las mujeres


y niñas en el mundo y esta, como una forma de vulneración de los derechos humanos por el
hecho de ser mujeres, como consecuencia de su discriminación histo-rica y estructural.
Desde este reconocimiento, todas las instituciones y agentes sociales de la intervención
deben garantizar la incorporación de la perspectiva de género que permita luchar contra la
desigualdad de género y contra la violencia de género como la máxima expresión de esta
desigualdad (Pérez-Viejo y Montalvo, 2010).

Enfoque interseccional: que incluya todas y cada una de las variables que conviven en la
vida de las personas y se interconectan en la realidad, pudiendo generar discriminaciones
diferentes con relación a: edad, clase, género, situación de discapa-cia, situación
económica, orientación sexual, etnia, raza, nacionalidad o religion, fican laros factores
cruzados, para asi resolver las desventajas específicas que diversi fican la experiencia de la
discriminación (Crenshaw, 1989).

Enfoque basado en el reconocimiento de las capacidades de las personas y el


empoderamiento: entendiendo el empowerment como «el proceso de aumentar el poder
personal, interpersonal y comunitario o político de modo que los individuos, los grupos, y las
comunidades puedan actuar por sí mismos para mejorar sus situaciones.» (Segado et al.,
2013, p. 50). Por ello, las intervenciones deben basarse en las capacidades de las personas
para agenciar sus vidas y en promover la autonomía, desde una visión positiva para liderar
los procesos de intervención.

3.4. Derecho Subjetivo

Con el avance de las distintas Leyes de Servicios Sociales (LSS), de segunda y tercera
generación, junto con las cartas de servicios en los centros sociales, en el que se recogen
las prestaciones económicas, servicios y recursos destinados a responder a las diferentes
necesidades sociales de la ciudadanía, dan origen a la implementación del derecho
subjetivo en este Sistema de Protección. Ejemplo de ello en materia de servicios sociales es
la 39/2006 Ley de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las personas en
situación de Dependencia en cuyo artículo 1, Objeto de la Ley, «tiene por objeto regular las
condiciones básicas que garanticen la igualdad en el ejercicio del derecho subjetivo de
ciudadanía a la promoción de la autonomía personal y atención a las personas en situación
de dependencia...». Se fundamenta el derecho subjetivo en los principios de universalidad,
equidad y accesibilidad.

¿Pero qué es el derecho subjetivo? Es el valor perceptivo de la persona en disponer de


potestad, libertad y facultad jurídica en procesos de solicitud de prestaciones y servicios
acorde al derecho de la norma. Arango (1998, p. 65) establece que representa

*la facultad jurídica reconocida por una norma jurídica a un sujeto para exigir de otro una
determinada acción u omisión, con miras al aseguramiento de un interés propio».

Se diferencian tres elementos constituidos: la norma jurídica, un deber jurídico, y una


facultad jurídica reconocida al sujeto de derecho. Por su parte Alonso (2018, p. 27) define
derechos subjetivos como «la facultad que tiene una persona, concedida por una norma
jurídica, en virtud de la cual la persona se encuentra en una «situación de poder concreto»
que el ordenamiento jurídico le concede para que pueda hacer lo que le está permitido, no

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hacer lo que tiene prohibido, defenderse ante injerencias y exigir que se haga aquello a que
tiene derecho, o se omita lo que le perjudica.

A todo derecho subjetivo le ha de corresponder un deber, de igual modo que a un deber un


derecho subjetivo representa un camino para poder solicitar y reclamar por la administrativa
y judicial los posibles incumplimientos en el acceso a recursos o prestaciones.

4. TRABAJO SOCIAL Y DERECHOS HUMANOS

4.1. Derechos vs necesidades

La relación entre Trabajo social y Derechos Humanas queda patente en la propia definición
del Trabajo Social aprobada en 2014 por la es alme a general de la Federación
internacional de Trabajo social FITS) cuando se le alude de forma explícita a los derechos
Humanos: los principios de la justicia sanción y Derechos Humanos, la responsabilidad
colectiva y el respeto a la diversidad son fundamentales para el Trabajo Social» (FITS,
2014).

A pesar de ello, existe cierta confusión en la medida de que la acción del Trabajo Social
parece circunscribirse únicamente a la atención y cobertura de necesidades.Los DDHH se
relacionan con las necesidades, pero no deben confundirse con ellas.

El adjetivo «humanos» hace precisamente referencia «al conjunto de necesidades


(alimentación, agua, vivienda) y de capacidades humanas (elegir, expresarse, participar)

que son comunes a todas las personas, con independencia de su lugar de origen o de sus
diferencias culturales, y que están vinculadas a la dignidad de la persona» Y es
precisamente ante la falta de cobertura de estas necesidades, cuando como sociedad se
establecen una serie de mecanismos para su protección.

Es entonces cuando son reconocidas como derechos, protegiendo jurídicamente e


identificando un garante (la Administración Pública) responsable de hacer cumplir esa
norma.

La diferenciación entre necesidad y derecho no es por tanto únicamente semántica, ni


menos aún, caprichosa. Se basa precisamente en un paso diferencial en el cual, pasamos
de identificar y reconocer una necesidad fundamental, a proteger jurídicamente su
cobertura, como derecho.

La vulneración de derechos atenta contra la dignidad de los seres humanos, y esta dignidad
no podemos entenderla de manera abstracta, sino enraizada en los contextos concretos.
Es, precisamente, en estos contextos donde se reconoce - por su vocación universal - que
todas las personas tienen estos derechos por su condición y sus características
personales.Ser humano, independientemente del lugar en el que viven, de su situación o de
sus características personales.

4.2, Trabajo social y resiliencia

En el apartado anterior hemos mencionado la importancia del Trabajo Social en la


promoción de la autonomía de las personas, grupos y comunidades. En gran medida, su
enfoque surge a la luz de las necesidades detectadas en determinados sectores
poblacionales, las cuales impiden su desarrollo integral y su participación plena como
ciudadanía activa. De alguna forma, estos procesos (que es omisión grado de afectación
denominan De exclusión social) presentan un carácter holístico cuya conexión con las

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necesidades axiológicas, plantean una cuádruple vía de negación (o de imposibilidad de


satisfacción de las necesidades existenciales).

Conocer las consecuencias de estas negaciones, requiere adentrarse en el significado del


concepto estigma. Este concepto ha sido utilizado para definir aquella situación. cuacies
vergonzosas en términos de lo que un grupo considera aceptable o no. Así, las personas
estigmatizadas son, para el conjunto de la sociedad (y de sus valores y normas), algo
reprochable que merece ser despreciado. De ahí que, «marcar a alguien con hierro
candente» no sea solamente un castigo, sino un mecanismo eficaz para identificar a
quienes no cumplen con las obligaciones exigibles por la comunidad en la que vive.

En este sentido, Goffman (1998) plantea dos cuestiones relevantes: la primera hace
referencia a qué es un estigma, qué efectos tiene sobre las personas y qué respuestas
genera; la segunda tiene que ver con cómo se forjan estos y qué función cumple en una
sociedad. La interpretación de la exclusión social como estigmatización, en concreto
aplicada a la capacidad que tienen las personas de satisfacer sus necesidades existenciales
(tener, estar, hacer y ser), nos permitirá comprender algunas de las consecuencias reales
de estos procesos de negación°:

Negación del TENER: con toda seguridad, esta es la dimensión más obvia, pues la
carencia de recursos materiales para algunos sectores de la población resulta fácilmente
imaginable. Así, la falta de vivienda, la carencia de vestido o alimentación adecuada, la
insuficiencia de ingresos (ya sean procedentes del trabajo, de ahorros o prestaciones)
dificultan la satisfacción de necesidades básicas tales como la subsistencia y la protección.
Pero no son las únicas. Otras, igualmente relevantes, quedan también desprotegidas por no
tener los recursos suficientes y/o adecuados:

● Afecto: como consecuencia de la ausencia de apoyos emocionales (amistades,


pareja, familia, grupos de referencia...).
● Participación: cuando determinados derechos no están garantizados.
● Ocio, creación, identidad y libertad: en primer lugar, porque a pesar de que para el
conjunto de la sociedad son cuestiones valoradas, no alcanzan el reconocimiento de
necesidades axiológicas fundamentales, pasando a ser entendidas como privilegios.
Por ello, no parece preocupante que las personas en exclusión apenas tengan
tiempo o espacios adecuados para el ocio, el desarrollo de habilidades, el
aprendizaje, la vocación, la motivación, la sensación de pertenencia o los hábitos y
costumbres que permitan su desarrollo integral.

La negación del TENER supone una doble forma de violencia hacia las perso-nas, en
primer lugar, por las carencias materiales que padecen y por las situaciones estresantes
derivadas de ellas a las que se enfrentan; en segundo, por verse reducidos a seres vivos
necesitados únicamente de techo, ropa y alimento, negándoseles así otras dimensiones
fundamentales y, por ende, menoscabando su dignidad.

• Negación del ESTAR: se cristaliza en la invisibilidad. No existir por no estar presente... ni


en asociaciones, ni en equipos deportivos, ni en espacios culturales o de ocio... Su
presencia parece verse reducida únicamente a aquellos recursos creados de manera
exclusiva para quienes se encuentran en esta situación. E incluso en estos espacios, el rol
que de ellos se espera es el de meros receptores de ayuda. En el caso de algunas
entidades sociales, y más aún en el de las políticas públicas especializadas, la participación
real de las personas afectadas es todavía una asignatura pendiente. La invisibilidad
imposibilita ejercitar los derechos. Y como mecanismo para solventar estas limitaciones se
intenta crear estrategias específicas con recursos insuficientes y propensión a la
guetización.Las personas excluidas no están porque son invisibles, lo que pone en riesgo su
propia existencia.

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Negación del HACER: ¿qué se supone que debe hacer una persona en exclusión La
respuesta parece sencilla: buscar trabajo, administrar las prestaciones según señala la
pirámide de Maslow y no de otra manera, gastar las ayudas en lo que determine quién se
las entregó, buscar una vivienda económicamente asequible... En definitiva, sobrevivir de
forma ordenada y cumplir con los requisitos del «pobre bueno». La negación del HACER
llama a no esperar de estas personas que planifiquen, que cooperen, que defienden, que
creen y que crean, que quieran, que expresen sus emociones, que cuiden, que
aprecien,que se afilien, que se diviertan, que jueguen, que crezcan, que cambien...
Negación del SER. Esta última es, en gran medida, la sintesis de las tres negaciones
anteriores pues no TENER, no ESTAR y no HACER implica poner en duda la propia
existencia, la dignidad y el carácter integral del desarrollo humano. No SER conlleva un
proceso de reificación de la persona a través del cual, se es en función de otros y no de sí
mismo.

● Trabajo Social y resiliencia personal: a pesar de que el acercamiento a la


pobreza y la exclusión social ha tenido siempre un fuerte sesgo económico (falta de
recursos materiales), incluso en los primeros documentos que inspiraron la puesta
en marcha de nuestro sistema de protección social, se «contemplaba no una simple
garantía de rentas, sino la necesidad ineludible de vincular el ingreso mínimo a
medidas tendentes a la inserción social de manera prioritaria a través del empleo (...)
o a través de otras medidas de integración económica y social para el resto de las
situaciones donde la integración laboral no sea posi-ble» (Aguilar, Gaviria y Laparra,
1995, p.13). Podríamos iniciar aquí un amplio debate sobre el significado concreto
de términos como inserción, inclusión o integración social, pero más allá de matices
(en algunos casos relevantes), hacen referencia al desarrollo de determinadas
capacidades personales con un fin concreto: la participación en la sociedad. Y dado
que ambos aspectos se potencian a través de la interacción social, la mejor
herramienta para producirlos es el acompañamiento. De ahí que, desde hace
décadas se venga hablando de la necesidad de garantizar un doble derecho:
derecho a una prestación económica y derecho a un acompañamiento social. El
sostenimiento de la pobreza y la exclusión social erosionan determinados recursos
personales, de ahí que sea la segunda acepción del término resiliencia
(recuperación/sanación) a la que nos estemos refiriendo en este caso.

● Trabajo Social y resiliencia comunitaria: al hablar de inclusión social debemos


tener en consideración dos aspectos: por una parte, las personas afectadas (sujetos
protagonistas de este proceso) y, por otra, la comunidad de la que forman (o
pretenden pasar a formar) parte a lo largo del mismo. Ser miembro de una
comunidad requiere que esta sea acogedora. Supone que cada miembro, acepta las
reglas fundamentales de participación en ella, pero también el derecho
(re)construirlas, Implica tener capacidad real de participaciones de tanto, de
transformación (de la sociedad y de uno mismo).

● Trabajo Social y resiliencia estructural: por último, hablar de resiliencia es


también ir más allá de aquellas personas a las conocemos, y más allá de las causas
exclusivamente individuales. El Trabajo Social, en el que se reconocen el
acompañamiento social y el desarrollo de la comunidad, puede resultar insuficiente
si no contemplamos la necesidad de una resiliencia social.

Por todo ello, la resiliencia debe contemplar las tres perspectivas mencionadas:
ofrecer un acompañamiento social adecuado, potenciar la reciprocidad comunitaria y

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enfocarse en las causas estructurales de la pobreza y de la exclusión. Es, desde


este enfoque, donde los DDHH adquieren su pleno sentido como metodología
cotidiana para la disciplina del Trabajo Social.

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