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de los gobernados en lo general, independientemente de la manera en la que obtengan sus
ingresos o de la prerrogativa establecida en el artículo 123 constitucional para la clase
trabajadora, consistente en que se exceptúa de embargo, compensación o descuento el salario
mínimo; pero también reconoce que el derecho al mínimo vital trasciende tanto a la materia
fiscal como a la laboral, y abarca un conjunto de medidas estatales de diversa índole
(acciones positivas y negativas) que permiten respetar la dignidad humana en las condiciones
prescritas por el artículo 25 constitucional, tomando en cuenta que ese derecho no sólo se
refiere a un mínimo para la supervivencia económica, sino también para la existencia libre y
digna descrita en la parte dogmática de la Constitución Federal, lo cual en términos de su
artículo 1o., resulta concordante con los instrumentos internacionales que son fundamento de
los derechos humanos reconocidos por la Ley Suprema. En ese sentido, si el derecho al
mínimo vital trasciende a lo propiamente tributario y se proyecta sobre la necesidad de que el
Estado garantice la disponibilidad de ciertas prestaciones en materia de procura existencial o
asistencia vital, éste deberá asumir la tarea de remover los obstáculos de orden económico y
social que impidan el pleno desarrollo de la persona y la efectiva participación de todos los
ciudadanos en la organización política, económica, cultural y social del país.
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Por otro lado, y aunado a las argumentaciones de hecho y de derecho antes plasmadas, se
solicita de igual manera y con la misma importancia, que el mínimo vital, la prestación de
los servicios médicos de salud proporcionados por el Instituto de Seguridad y Servicios
Sociales para los Trabajadores del Estado.
De tal modo, que no se necesita de una percepción económica mínima y suficiente para
sostener una vida digna y sustentable, sino que para poder lograr dicho fin al que hace
alusión nuestro articulo 1 en su primer párrafo, así como el numeral 4 en su cuarto párrafo,
ambos de nuestra carta Magna; puesto que es de vital importancia la prestación de los
servicios médicos vigentes correspondientes, por cuenta de la institución de salud aludida
hace la hoy promovente, en tal sentido de generar certeza jurídica en aras de hacer valer mi
derecho de acceso a la salud.
Artículo 25.
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1. Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le
asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la
alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los
servicios sociales necesarios; tiene, asimismo, derecho a los seguros
en caso de desempleo, enfermedad, invalidez, viudez, vejez u otros
casos de pérdida de sus medios de subsistencia por circunstancias
independientes de su voluntad.
Artículo 10
Derecho a la Salud
1. Toda persona tiene derecho a la salud, entendida como el disfrute del
más alto nivel de bienestar físico, mental y social.
2. Con el fin de hacer efectivo el derecho a la salud los Estados partes se
comprometen a reconocer la salud como un bien público y
particularmente a adoptar las siguientes medidas para garantizar este
derecho:
a. la atención primaria de la salud, entendiendo como tal la
asistencia sanitaria esencial.
puesta al alcance de todos los individuos y familiares de la
comunidad;
b. la extensión de los beneficios de los servicios de salud a todos los
individuos sujetos
a la jurisdicción del Estado;
c. la total inmunización contra las principales enfermedades
infecciosas;
d. la prevención y el tratamiento de las enfermedades endémicas,
profesionales y de
otra índole;
e. la educación de la población sobre la prevención y tratamiento de
los problemas de salud, y
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f. la satisfacción de las necesidades de salud de los grupos de más
alto riesgo y que
por sus condiciones de pobreza sean más vulnerables.
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apartado 1 del artículo 25 de la Declaración Universal de los Derechos
Humanos, que señala que toda persona tiene derecho a un nivel de vida
adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar y en
especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los
servicios sociales necesarios; el artículo 12 del Pacto Internacional de
Derechos Económicos, Sociales y Culturales, que alude al derecho de toda
persona al disfrute del más alto nivel posible de salud física y mental, y refiere
que los Estados deben adoptar medidas para asegurar la plena efectividad de
este derecho; y el artículo 10 del Protocolo Adicional a la Convención
Americana sobre Derechos Humanos en materia de Derechos Económicos,
Sociales y Culturales "Protocolo de San Salvador", según el cual toda persona
tiene derecho a la salud, entendida como el disfrute del más alto nivel de
bienestar físico, mental y social. En ese sentido y en congruencia con lo
establecido por el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de
las Naciones Unidas, el derecho a la salud debe entenderse como una garantía
fundamental e indispensable para el ejercicio de los demás derechos humanos
y no sólo como el derecho a estar sano. Así, el derecho a la salud entraña
libertades y derechos, entre las primeras, la relativa a controlar la salud y el
cuerpo, con inclusión de la libertad sexual y genésica, y el derecho a no
padecer injerencias, torturas, tratamientos o experimentos médicos no
consensuales; y entre los derechos, el relativo a un sistema de protección de la
salud que brinde a las personas oportunidades iguales para disfrutar del más
alto nivel posible de salud. Asimismo, la protección del derecho a la salud
incluye, entre otras, las obligaciones de adoptar leyes u otras medidas para
velar por el acceso igual a la atención de la salud y los servicios relacionados
con ella; vigilar que la privatización del sector de la salud no represente una
amenaza para la disponibilidad, accesibilidad, aceptabilidad y calidad de los
servicios; controlar la comercialización de equipo médico y medicamentos por
terceros, y asegurar que los facultativos y otros profesionales de la salud
reúnan las condiciones necesarias de educación y experiencia; de ahí que el
derecho a la salud debe entenderse como un derecho al disfrute de toda una
gama de facilidades, bienes, servicios y condiciones necesarios para alcanzar
el más alto nivel posible de salud.”
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sino que atento a la propia naturaleza humana, va más allá, en tanto
comprende aspectos externos e internos, como el buen estado mental y
emocional del individuo. De ahí que el derecho a la salud se traduzca en la
obtención de un determinado bienestar general integrado por el estado físico,
mental, emocional y social de la persona, del que deriva un derecho
fundamental más, consistente en el derecho a la integridad físico-
psicológica.”