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Análisis de la decisión tomada por la Corte Suprema de la Nación en el

proceso de Amparo Directo 8314 de 2019 respecto a la protección de los


derechos fundamentales.
El Estado moderno es una institución relativamente reciente que se ha
desarrollado a lo largo de varios siglos, adquiriendo distintas connotaciones de
acuerdo con las necesidades y demandas de la ciudadanía en determinados
contextos económicos, sociales y políticos. Atendiendo a este carácter cambiante,
en la actualidad, este desarrollo ha conllevado a la aparición de un Estado
constitucional, el cual ha constituido su sustento alrededor del fortalecimiento de la
democracia participativa basada en el ciudadano, así mismo este nuevo
constitucionalismo ha permitido que haya un fortalecimiento del poder de la
ciudadanía dentro del ejercicio político, lo que conlleva a que exista un mayor nivel
de regulación y limitación a los poderes públicos. Esta característica que
desarrolla el Estado Constitucional no puede ser puesta en práctica sin la
existencia de un marco jurídico que exponga la primacía del ciudadano sobre el
accionar soberano de las instituciones.
De esta manera, el constitucionalismo expone un escenario en el cual se
construyen marcos normativos e institucionales para asegurar y garantizar la
protección de los derechos de la ciudadanía, dentro de estos marcos normativos
resalta el papel de las Constituciones y de los tratados de derecho internacional
que propenden por la creación de unos derechos fundamentales y las bases para
la obligación de los Estados frente al cumplimiento y promoción de los mismos.
Esto se evidencia al interior de la Constitución Nacional de México, en su artículo
1° al señalar que “Todas las autoridades, en el ámbito de sus competencias,
tienen la obligación de promover, respetar, proteger y garantizar los derechos
humanos de conformidad con los principios de universalidad, interdependencia,
indivisibilidad y progresividad […]” (Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos, 1917).
Esta característica no es exclusiva de la Constitución Política de México, sino que
se evidencia como una constante en la formulación de las cartas políticas de los
Estados modernos. De esta manera, la obligación de los Estados y de sus
instituciones de no vulnerar los derechos fundamentales de los ciudadanos se
conjuga con la obligación que ostentan los mismos para desarrollar estrategias y
herramientas activas con el fin de contribuir con la efectividad de la aplicación de
los derechos humanos. Esta doble connotación frente a los derechos humanos
conlleva a que las distintas ramas del poder público deban actuar de manera
mancomunada. Así, el poder legislativo, el poder ejecutivo y el poder judicial
siguen una línea clara en la protección de estos derechos fundamentales.
Frente a lo anterior, el presente escrito tiene como objetivo abordar la
problemática de los derechos fundamentales que desarrolla la Corte Suprema de
la Nación en la sentencia del proceso de amparo directo 8314 de 2019,
identificando los principios o derechos constitucionales que se ponen en
entredicho. Para lograr este objetivo, el texto se divide en dos grandes apartados,
el primero de ellos expone de manera teórica el concepto de los Derechos
Humanos, centrando su atención en el análisis desarrollado por autores como
Bobbio, dando cuenta de la relevancia que estos tienen en los actuales Estados
constitucionales. En segundo lugar, se aborda la sentencia enunciada, con el fin
de dar cuenta de los derechos fundamentales que se encuentran en pugna, así
mismo se pretende exponer los argumentos de la Corte para dictar la sentencia.
Para ello se hará una descripción breve de los hechos que motivan el litigio y de la
decisión que se contiene en la sentencia.
Las decisiones judiciales frente a la protección de los derechos
fundamentales.
Luego de haber abordado de manera general parte de la teoría de los derechos
humanos y la relación que surge entre estos y la formación de un Estado
constitucional moderno, el presente apartado tiene como objetivo analizar la
decisión judicial tomada por la Corte Suprema de Justicia de la Nación en el caso
de Amparo Directo en Revisión 8314/2019. Para ello se inicia exponiendo el caso
objeto de discusión, para posteriormente exponer y analizar la posición que adopta
la Corte y la relevancia de esta respecto al tema de los derechos fundamentales o
constitucionales.
El caso abordado tiene su origen en la negativa que presenta un programa de
inclusión social frente al acceso al apoyo alimentario de un ciudadano en situación
de discapacidad. Dicha negativa se fundamentó en que los requisitos para
acceder a este estaban claramente expresados en la Ley, determinando que los
beneficiarios del programa serían los ciudadanos que tuviesen ingresos menores a
los de la “línea de bienestar mínimo”, requisito que no era cumplido por el
accionante del recurso. De esta manera se le niega el acceso al ciudadano al
programa de apoyo alimentario.
Ante la respuesta negativa de las instituciones el ciudadano inicia un juicio ante el
Tribunal Federal de Justicia Administrativa, el cual determina que la negativa
recibida por el ciudadano se encuadraba dentro de la normatividad que rige el
programa de inclusión social PROFEPA, toda vez que dentro de su reglamento se
exponen de manera clara los requisitos necesarios. Ante esta respuesta, el
ciudadano escala si petición ante un tribunal colegiado el cual considera, al igual
que en primera instancia, que no se violentaron ninguno de los principios o
derechos del ciudadano, protegidos por la Constitución, sino que, por el contrario,
se dio aplicación al principio de igualdad toda vez que las reglas de operación y
los requisitos de ingreso al programa trataba a todas las personas por igual.
Frente a esta segunda instancia, el ciudadano acude a la Corte Suprema de
Justicia para exponer su caso a través del recurso de revisión.
En esta última instancia, la Corte Suprema estudia los argumentos esgrimidos por
el ciudadano, quien expone que se incurre en una violación a los derechos
fundamentales al rechazar su solicitud de ingreso al programa de inclusión social,
debido, exclusivamente a que sus ingresos superaban la línea de bienestar
mínimo, sin tener en consideración factores individuales, como la discapacidad
mental con la que cuenta y que dichos factores acarrean mayores gastos de
sostenimiento. Por lo tanto excluirlo del programa de apoyo alimentario violenta los
principios constitucionales de la igualdad y el derecho a una alimentación
adecuada.
Frente a esto, la Corte Suprema trae a colación la discusión respecto al derecho a
la alimentación, exponiendo que este está contenido en la Constitución Mexicana,
donde se señala que “Toda persona tiene derecho a la alimentación nutritiva,
suficiente y de calidad. El Estado lo garantizará.” (Artículo 4) y que se muestra
como la materialización de los derechos humanos a través de la obligación que
tienen los estados por adoptar medidas necesarias para mitigar y aliviar el
hambre.
En este mismo sentido, la Corte reconoce que la obligación del Estado de
garantizar ciertos derechos remite a tres puntos fundamentales; en primer lugar, el
respeto del derecho en el sentido de la imposibilidad que tienen los Estados para
adoptar medidas que impidan o limiten el acceso y goce de los derechos que se
pretenden proteger o la adopción de leyes que se consideren discriminatorias. En
segundo lugar, esta la garantía de protección, es decir la adopción de medidas y
herramientas que impidan que terceros priven a los ciudadanos del acceso al
derecho. Finalmente, se encuentra la garantía de promover programas que
garanticen el goce de los derechos protegidos.
Ahora bien, respecto al caso en concreto la Corte otorga la razón a los
argumentos expuestos por el accionante, al exponer que los ingresos no pueden
ser el único indicador del nivel de vida de un hogar y que dicho indicador se vuelve
aún más subjetivo en el caso de los hogares que cuentan con una persona en
situación de discapacidad, toda vez que estos hogares destinan más dinero a los
servicios de salud y movilidad, provocando que los ingresos representen una
capacidad diferente según el contexto.
De esta manera, la Corte señala el choque entre la igualdad normativa, que se
expone en la Constitución al señalar que “Queda prohibida toda discriminación
motivada por origen étnico o nacional, el género, la edad, las discapacidades, la
condición social, las condiciones de salud […]” (Artículo 1) y la igualdad sustantiva,
que obliga al Estado a adoptar medidas especiales que traten de manera especial
a cierto grupo social, con el fin de reducir las desventajas estructurales, sociales o
económicas que estos ostentan se evidencian dentro del caso en estudio. Así
mismo da cuenta de que se violentan los derechos a una vida digna toda vez que
al negar el acceso al programa de asistencia social, los ingresos de las familias se
ven comprometidos de manera importante, situación que se agrava con la
existencia de un individuo en situación de discapacidad.

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