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DESCARTES

0. Vida y Obras.

Nace en 1596 en La Haye, provincia francesa de la Turena. A los diez


años ingresa en el colegio de la Flèche, dirigido por los jesuitas. Se daba
especial importancia a las matemáticas, enseñando nociones de mecánica,
óptica, topografía…. Pero el conjunto de enseñanzas
sigue las líneas de la escolástica tradicional, y
Descartes llega a la conclusión de que estas
enseñanzas son viejas y caducas, no responde a los
problemas de la época y decide abandonar el colegio,
alistándose en el ejército (para poder viajar).
Sus primeros trabajos proponen explicar
geométricamente los fenómenos físicos, como la
presión de los líquidos, la caída de graves y la
armonía musical. Descartes afirma que entrar en
contacto con los escritos herméticos y cabalísticos de
los rosacruces alemanes le hace descubrir los fundamentos de una ciencia que
él llama el simbolismo matemático, que unifica el álgebra y la geometría. A
partir de ahí se produce el verdadero cambio en Descartes, 1620, cuando
empieza a considerar las proporciones geométricas de las matemáticas, con
independencia del objeto de aplicación “coordenadas cartesianas”, unificando
aritmética, álgebra y la misma geometría dando lugar también a la geometría
analítica.
Escribe las Reglas para la Dirección del Espíritu, un libro sobre el
proceder matemático. Escribe también el Tratado del Mundo, sobre el
movimiento de la tierra con una concepción mecánica del mundo, pero su libro
filosófico más importante es el Discurso del Método, que junto con las
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Meditaciones Metafísicas, van a intentar exponer al gran público un método


que garantice el recto proceder de la razón, poniendo las bases del método y
de la ciencia en el sujeto, y con ello estableciendo el fundamento de la filosofía
moderna. Con Descartes se inicia el pensamiento racionalista, y se sustenta la
metafísica moderna y la interpretación del ser.

1. El conocimiento.

1.1. El problema del método cartesiano.

“No he sacado más provecho que el de descubrir mi ignorancia” afirma


Descartes, por tanto en sus viajes decide que es necesario un nuevo método
frente a la ciencia aristotélica y renacentista. Y decide que ese método le va a
llevar a la investigación de las matemáticas, y las matemáticas a la razón como
fundamento del método y de toda su filosofía.
Nuestro conocimiento se justifica en el sujeto, en la razón a diferencia de
la filosofía antigua y medieval que la justificaban en la experiencia, fuera del
sujeto, en la naturaleza. Para Descartes la verdad debe ser certeza, esa
certeza es precisamente la que encuentra en las matemáticas. (No olvides
estimada/o alumna/o que la época de Descartes es una época de grandes
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cambios donde se han hundido creencias y concepciones milenarias


“teocentrismo”, “geocentrismo”.)
Descartes afirma que el conjunto de nuestros conocimientos procede de
dos fuentes, la experiencia y la deducción.
La deducción es el procedimiento que regula las matemáticas, en este
procedimiento no cabe la duda, y nos da conocimientos absolutamente ciertos.
La experiencia en cambio puede ser engañosa y cabe por tanto la
posibilidad de error.
Ahora bien, las matemáticas no toman nada de la experiencia, todos sus
conocimientos proceden de la propia mente. Mientras que con la experiencia
somos receptivos y nos comportamos de modo plenamente pasivo. El
entendimiento es actividad, y esta actividad es invención. Por ejemplo: el punto
geométrico, la línea y todas las figuras que desde ellos se generan son
producción de la mente. Por tanto las verdades que no ofrezcan duda son
absolutamente ciertas, evidentes, son construidas por nuestra razón.
El verdadero conocimiento por tanto es concepción de la mente. La
intuición es un “ver” por el que la mente contempla el objeto de conocimiento
que genera. La deducción es también intuición pero añadiendo un
conocimiento a otro, es una cadena de intuiciones. Este estudio del proceder
de la mente es el método cartesiano.
Descartes vio en este método la posibilidad de construir la nueva
ciencia, por tanto este método le lleva a establecer un nuevo principio de toda
ciencia y filosofía, la subjetividad racional del hombre. De tal manera que con
Descartes nace el racionalismo moderno.

Por tanto define por método: el conjunto de reglas ciertas y fáciles, que
hacen imposible, para quien las observe exactamente, tomar por falso lo
verdadero, y que conduce gradualmente al conocimiento de todo lo que se es
capaz de conocer (Regla IV del discurso del método).
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En el discurso del método va a reducir a cuatro las reglas que vamos a


estudiar.

1.2. Reglas para la Dirección del Espíritu:

1. Regla de la Evidencia:

No recibir jamás por verdadera cosa alguna que no la reconociese


evidentemente como tal; es decir, evitar cuidadosamente la precipitación
y la prevención y no abarcar en mis juicios nada más que aquello que se
presentara a mi espíritu tan clara y distintamente que no tuviese ocasión
de ponerlo en duda.

Los conocimientos evidentes son aquellos que se presentan clara


y distintamente. El acto por el cual la mente nos da tales conocimientos
es la intuición (por intuición entiende Descartes aquello que nos hace
evidente el objeto de conocimiento, porque ella misma lo construye).
Ejemplo: La línea la conozco porque es una secuencia finita o infinita de
puntos. No hay que aceptar aquello que no sea evidente ni precipitarse.
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2. Regla del Análisis:

Dividir cada una de las dificultades que examinara, en tantas


parcelas como fuere posible y fuere requerido para resolverlas mejor.

Los problemas deben ser perfectamente determinados y


reducidos a sus elementos más simples.

3. Regla de la Síntesis:

Conducir por orden mis pensamientos, comenzando por los


objetos más simples y más fáciles de conocer para subir poco poco,
como por grados, hasta el conocimiento de los más complejos, incluso
suponiendo un orden entre aquellos que no se preceden naturalmente
los unos a los otros.

Conducir ordenadamente mis pensamientos (empezando por los


más simples hasta los más compuestos). Se pasa de conceptos simples
a compuestos, de lo absoluto a lo relativo, Descartes entiende la síntesis
como la deducción, que es la construcción de lo compuesto relativo a
partir de lo simple absoluto.
Frente a la deducción aristotélica, que no proporciona
conocimientos nuevos, sino que simplemente los expone, la deducción
cartesiana es inventiva. Por ejemplo: en el triangulo, partiendo “intuición”
de los conceptos simples de líneas y ángulos, se puede “deducir” que la
suma de sus ángulos interiores es de 180º.
Con este procedimiento Descartes pretende conseguir una
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matemática universal, mathesis universalis, un saber universal al que


aspiran todos los humanistas del Renacimiento.

4. Regla de la Enumeración:

Hacer en todo enumeraciones tan completas y revisiones tan


generales que quedase seguro de no omitir nada.

Esta regla tiene en cuenta que en nuestro proceder interviene a


veces la memoria y con ella la posibilidad de pasos injustificados. La
enumeración interviene, por una parte el análisis y por otra la revisión o
la síntesis. Por tanto, el análisis y la revisión nos permiten ver toda la
cadena de deducciones como algo completo y evidente.

1.3. El fundamento del método.

¿Cuál es el fin de la filosofía? Alcanzar la verdad. El sujeto de conocimiento,


entendido como razón es el fundamento de su filosofía. La sabiduría puede
compararse a un árbol, las ramas son las ciencias, el tronco es la física y las
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raíces la metafísica. Las tres ciencias


principales para Descartes son la
medicina, la mecánica, y la moral. Las
raíces están enterradas, ocultas al
observador, y son el sujeto de
conocimiento. Por tanto hay una
dependencia entre las ciencias y su
fundamentación, la metafísica, el
sujeto de conocimiento.

2. Metafísica. Antropología.

La ciencia antigua, la aristotélica, se fundamentaba en formas sustanciales


al igual que hacia la ciencia naturalista del Renacimiento.
Descartes desconfía de las formas sustanciales y pone entre paréntesis los
datos de la experiencia sensible. Por tanto desconfía de todos los datos
sensibles y se inspira en la experiencia del proceder físico, reduciendo la
complejidad de las cuestiones a elementos más simples y a modelos
elaborados por nuestra mente.
¿Dónde está lo real? Dejemos a un lado el mundo, es decir, todo aquello
que puedo ver a través de los sentidos, y voy a indagar en lo real buscando en
el propio sujeto de conocimiento, que es por tanto el fundamento de la
metafísica de Descartes, sin él, no habría saber ni ciencia. Se invierte por tanto
la perspectiva tradicional. Por tanto, el sujeto entendido como razón pasa a ser
el centro de todo. La primera verdad fundamental parte de la duda.
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2.1. La Duda metódica.

La regla del análisis exigía para resolver un problema adentrarse en el y


reducirlo a sus elementos básicos. Esto es lo que hace Descartes, poniendo
todos los conocimientos en tela de juicio, es como logra la primera en
indudable certeza de sí mismo.

1. Primer nivel de duda: está en los sentidos, ¿por qué? Porque los sentidos
con frecuencia nos engañan, no podemos fiarnos de ellos, y por tanto
rechaza la ciencia aristotélica y renacentista, porque dependen de la
experiencia inmediata. Este primer nivel de duda viene confirmado por
nuestra imposibilidad de distinguir entre vigilia y sueño, por tanto la
experiencia directa de nuestros sentidos queda puesta en cuestión. (Se
recuerda el visionado de la película Matrix de los hnos, Wachowski)

2. Segundo nivel, el genio maligno o duda hiperbólica: todavía existen


conocimientos a los que no alcanza el primer nivel de duda, pero el
segundo nivel de duda los contiene, son la aritmética, la geometría y otras
ciencias, que tratan de esas cosas muy simples y generales, sin
preocuparse demasiado de que existan o no en la naturaleza, es decir el
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campo de la física, las matemáticas, la geometría, etc. Esto es la duda


hiperbólica, porque pone de manifiesto esa realidad que se oculta tras las
ciencias, por eso Descartes dice

“y ¿qué sé yo si no habrá querido que no haya tierra, ni cielo, ni cuerpo


extenso, ni figura?, ¿qué sé yo si Dios no ha querido que yo también me
engañe cuando sumo dos y tres?”.

2.2. Primera Certeza: el sujeto.

¿Qué queda entonces? Únicamente el sujeto de conocimiento.

"De modo que luego de haberlo pensado y haber examinado


cuidadosamente todas las cosas, hay que concluir, y tener por seguro, que esta
proposición: pienso, existo, es necesariamente verdadera, cada vez que la
pronuncio o la concibo en mi espíritu"

La primera certeza es la sustancia pensante el sujeto de conocimiento.


No podemos dudar de que haya un sujeto que piensa y estructura la realidad.
El fundamento de todo es este sujeto, entendido como pensamiento. Cógito: es
la sustancia permanente. Yo existo como cosa que duda, es decir, que piensa,
pueden existir o no las cosas que percibo o pienso, pero es imposible que no
exista yo, que las percibo y pienso. En esta intuición original me capto
igualmente como sustancia.

“Puede que no tenga cuerpo y que esté recluido en el mundo de mi


pensamiento”.
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Esto es una intuición, que es la sustancia. Hasta entonces sustancia


había sido para los aristotélicos y los escolásticos substrato (subs–tratum), el
sujeto al que referimos los distintos atributos. Descartes concibe la sustancia
pensante, es decir, pensamiento en cuanto existencia evidente a sí misma, que
no necesita de ninguna otra cosa para existir. Por tanto, esta primera verdad se
convierte en el modelo y paradigma de toda verdad. Pienso, luego existo,
cogito ergo sum, será la primera evidencia

¿Qué es, pues, lo que soy? Una cosa que piensa. ¿Y qué es una cosa que
piensa? Es una cosa que duda, que concibe, que afirma, que niega, que
quiere, que no quiere, que imagina, también, y que siente.

3. Metafísica. La realidad o el problema de Dios.

3.1 Segunda certeza: Dios sustancia infinita.


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Nuestra soledad es total. Mi existencia es la de un ser que piensa, que


tiene ideas, pero no ha alcanzado seguridad sobre nada más. Descartes trata
de romper el solipsismo en el que se encuentra. Mi existencia es la de un ser
que piensa, pensar es tener ideas. Las ideas pueden ser de dos maneras;
realidades mentales (actos de mi pensamiento, hechos del tejido de la mente,
y de ellos se puede estar absolutamente seguro) y entidades objetivas (es
cuando representan un objeto, es decir: mesa, la idea de mesa). Entonces
Descartes se plantea: tales representaciones, las ideas, existen en mi espíritu,
es decir, yo tengo la idea de mesa, no sé si existe, dudo, ¿existen fuera de mí
las cosas que representan las ideas? Descartes lleva a cabo un análisis de las
diferentes clases de ideas, y encuentra tres tipos:
Las ideas adventicias (son aquellas que representan cosas naturales y
están en mí como venidas de fuera: una mesa, un libro, una bicicleta),
Las ideas facticias (representan cosas inventadas por el sujeto a partir de
ideas adventicias combinadas: un marciano, una sirena),
Y las ideas innatas (ideas de mi mente, las ideas de mi pensamiento, entre
ellas una muy especial, la idea de infinito, que Descartes identifica con Dios)
A partir de esta idea de infinito rompe su soledad y se plantea demostrar a
Dios.

3.2. Pruebas de la existencia de Dios.

La primera prueba de la existencia de Dios, la idea de infinito la saca de


San Anselmo, es el argumento ontológico, que dice que la idea de infinito
(que identifica con Dios), es el ser más perfecto que podemos pensar y por
tanto tiene que existir, pues si no existiera podríamos pensar otro que tuviera
todas las cualidades del anterior y también la existencia, de esta manera
caeríamos en contradicción. La idea de infinito es la idea de un ser que no tiene
ninguna limitación, que
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comprende en sí toda
realidad.

La segunda prueba es
la finitud de mi yo, esta
segunda prueba dirá que yo
no me he podido producir a
mí mismo, el sujeto
contingente finito es
limitado, no está seguro de
existir cuando deje de
pensar. Hay que concluir
por tanto que ha tenido que
producirme un ser que tiene
todas las perfecciones
(Dios) → si yo pienso en
perfecciones y no las tengo
alguien las tiene que tener.

La tercera prueba es la
idea de Dios, esta tercera prueba pregunta por la causa de nuestras ideas, las
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otras ideas las he producido yo, sin embargo, no así, la idea de Dios es la idea
de una sustancia infinita, eterna y todopoderosa.
Para Descartes Dios es Garantía del criterio de verdad, es un Dios
geómetra, garantía última de las verdades geométricas y el orden del mundo.
Es imposible que me engañe Dios, puesto que en el engaño hay una suerte de
imperfección. ¿De dónde procede el error? El error se produce cuando el ser
humano va más allá de sus límites, de su entendimiento y asiente ideas que no
son claras y distintas.

3.3. Tercera certeza: El mundo o la sustancia extensa.

¿Existen las cosas materiales entre las cuales el sujeto humano cree
moverse? Dios ser infinito y bueno no puede engañar al ser humano de modo
continuo e inevitable. A las ideas adventicias tiene que corresponderles
realidades corpóreas, externas a él. Es decir, sustancias corpóreas distintas a
la sustancia pensante.
¿Existen los cuerpos? Descartes para explicar los problemas físicos y
mecánicos, reducirá los cuerpos a estructuras matemático-geométricas, los
reduce todo a orden y medida. Reduciendo los cuerpos, la materia a
estructuras geométricas (puntos, líneas, superficies), de los cuerpos sólo queda
aquello que es medible, la pura extensión, por tanto concibe los cuerpos como
sustancia extensa.
El paradigma mecanicista concibe el universo como una gran máquina, y
todo se reduce a extensión y movimiento. Puedo concebir la materia siempre
con su longitud, anchura y profundidad.
¿Existe el mundo? El universo es una gran máquina, reducido a extensión y
movimiento. Dentro de ese mundo están las plantas, los animales y el mismo
cuerpo humano. Su actividad se explica por las mismas fuerzas que operan en
el resto del universo. Todo en el universo es un conjunto de mecanismos. No
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hay que recurrir al alma vegetativa, sensitiva o racional. Todo se explica por la
extensión y el movimiento. ¿Y cómo se explican? Descartes recurre a Dios
como buen cristiano. Dios crea la materia con una cantidad de movimiento. El
universo es un sistema cerrado y todos los fenómenos se reducen a un
mecanismo matemático que Descartes deduce en tres leyes.

Las leyes fundamentales de la física por las que actúan todas las
cosas son:

a) Ley de la inercia. Todo cuerpo permanece siempre en el mismo


estado de movimiento o reposo y no puede cambiar más que por la
intervención de una fuerza externa.
b) Ley del movimiento en línea recta. Todo cuerpo en movimiento tiende
a moverse en línea recta salvo que intervenga una fuerza externa.
c) Ley de la conservación del movimiento. La cantidad de movimiento
entre dos cuerpos permanece constante, no se pierde con los
choques de los cuerpos entre sí.

Descartes también se atreve con una atrevida explicación del universo.


El origen del universo se produce como consecuencia de un caos primitivo en
el que surgen unos remolinos fluidos, cuyos centros se concentraron de
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partículas y dieron lugar al sol y el resto de los planetas. De estos torbellinos


procede el movimiento de rotación de los planetas en torno a su eje. Los
torbellinos menores están a su vez, en el seno de un torbellino mayor, el del
sol. La debilidad de su teoría se encuentra en su falta de desarrollo
matemático.

Dualidad mente–cuerpo:
¿Cómo se relacionan en el
mundo las máquinas que son
todos los seres vivos, incluidos
los cuerpos humanos, con los
espíritus pensantes? ¿Cómo se
unen mente y cuerpo?
En el ámbito de la realidad
finita nos encontramos el
dualismo, de una parte la gran
máquina del mundo (la tierra) en
la que están integradas máquinas
menores (plantas, animales,
cuerpo del hombre…), y por otra
parte el mundo de los espíritus pensantes. ¿Cómo se unen? Todo gracias a
Dios, que hizo el mundo material de tal manera que son válidos para él todos
los conceptos e intuiciones de nuestra mente, por lo tanto vemos nuevamente
al Dios geómetra. En el caso del hombre la unión entre cuerpo material y alma
espiritual se realiza en el cerebro, en la glándula pineal.
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4. La Moral.

Descartes distingue entre acciones y pasiones. Las primeras son las


decisiones y conductas que dependen de la voluntad. Las pasiones dependen
del cuerpo y son involuntarias como por ejemplo los sentimientos, las
emociones y las percepciones ligadas al cuerpo.

La razón debe gobernar la vida del hombre y dirigir y someter las


pasiones. El espíritu fuerte domina las pasiones, mientras que el débil se deja
dominar por ellas. Las pasiones, dependientes del cuerpo, presentan el bien y
el mal mayores de lo que son. El hombre tiene que guiarse por la razón y la
experiencia y mantenerse dueño de su voluntad. Esto se hace mediante el
ejercicio de la prudencia, donde se impone la razón a las pasiones.

Descartes no desarrolla una moral precisa, sino que nos hace un breve
bosquejo en el Discurso del método.

La primera regla dice obedecer las leyes y costumbres del país. Seguir
las opiniones más moderadas y respetadas y observar la religión tradicional.
Renuncia a criticar la religión, la política y la moral recibida. No le preocupa.
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La segunda regla pide seguir con decisión las resoluciones una vez
tomadas, aunque al principio se tuvieran dudas.

La tercera regla aconseja vencerse uno a sí mismo antes que luchar


contra la fortuna y cambiar antes las propias opiniones que el orden del mundo.

Finalmente Descartes, aconseja una actitud ante la vida como lo hacían


los estoicos, ocuparse de aquello que está en tu mano y despreocuparse de lo
que te sobrepasa: “Igual que un vaso pequeño se llena de la misma manera
que uno grande, aunque tenga menos líquido, si uno pone su interés en el
cumplimiento de los deseos tal y como se los presenta su razón, aun el más
pobre y débil conseguirá ser feliz y satisfecho”.

5. Mapa conceptual:
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