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1.- Biografía:
En 1619, en Breda, conoció a Isaac Beeckman, el contacto con éste estimuló en gran
medida el interés de Descartes por las matemáticas y la física. En esta época sus
amigos propagan su reputación, hasta el punto de que su casa se convirtió entonces
en un punto de reunión para quienes gustaban intercambiar ideas y discutir. El año
siguiente, con la intención de dedicarse por completo al estudio, se traslada
definitivamente a los Países Bajos, donde llevaría una vida modesta y tranquila,
aunque cambiando de residencia constantemente para mantener oculto su paradero.
La preferencia de Descartes por Holanda parece haber sido bastante acertada, pues
mientras en Francia muchas cosas podrían distraerlo y había escasa tolerancia, las
ciudades holandesas estaban en paz.
Importancia de su obra:
René Descartes
que serían verdaderos y que estarían en correspondencia con la realidad. Por lo tanto,
estas ideas constituirían la fuente de nuestro conocimiento, desechando de este modo
la vía empirista que postula que la fuente del conocimiento radica en los sentidos del
hombre. El innatismo se afirma en carácter innato de las ideas o conocimientos
matemáticos.
Esta posición, dentro del plano de la teoría del conocimiento, implica desvalorizar al
empirismo y a cualquier corriente gnoseológica que pretenda encontrar un fundamento
en la experiencia sensible (por ello se critica a la abstracción aristotélica y tomista, que
requiere de la experiencia sensible para aprehender el ser de las cosas).
Con ello, sin embargo se abre un problema de extrema complejidad para todo el
pensamiento filosófico posterior, puesto que al reconocer la coexistencia de estas dos
substancias con propiedades diametralmente diferentes, e incluso opuestas, no resulta
posible explicar cómo estas pueden interactuar entre sí ¿cómo una realidad de
carácter espiritual, inmaterial, puede interactuar y comunicarse con una realidad
material y corpórea? Sobre este problema nos extenderemos más adelante.
Obras:
Dentro de sus principales obras encontramos El Discurso del método, Reglas para la
dirección del espíritu y Meditaciones metafísicas.
2.- Contexto:
René Descartes
incertidumbre generalizada respecto al saber. Sin embargo, a pesar de que no se cree
en ellas, la autoridad religiosa continúa promoviéndolas y defendiéndolas.
i) Por una parte, éstas cumplen con el requisito epistémico de que sus
verdades siempre son universales y necesarias. Por esta razón, la
mathesis universalis (matemática universal) debe constituir el
paradigma para el nuevo conocimiento.
ii) Por otra parte, la claridad y el orden del estilo demostrativo de las
ciencias matemáticas permitirán obtener conocimientos que no serán
confusos o desorganizados. La ciencia matemática deriva de unos
pocos principios (axiomas) sus conclusiones como resultado de unas
claras cadenas deductivas. “La matemática es la ciencia del orden y la
medida, de bellas cadenas, todas sencillas y fáciles.”
Para Descartes, la matemática es la disciplina que permitirá unificar todas las ciencias,
ya que se corresponde con lo real y con su estructura cuantitativa.1
1
Más tarde, el cartesianismo se extenderá los otros planos del saber y no sólo a la física-
matemática. La química y la biología, también caerán dentro de la concepción matemática del
universo. Finalmente, la concepción cuantitativa también se extenderá al estudio de las
ciencias humanas (psicología, sociología, ciencia política, etc.), El auge y desarrollo de la
estadística en las ciencias sociales es un reflejo del influjo de la filosofía cartesiana en la
ciencia moderna que muestra que el programa cartesiano, finalmente, debía considerar que las
ciencia matemática (y el modelo de la ciencia físico matemática) puede extenderse a
prácticamente todos los ámbitos del saber. Esto, porque las distintas esferas de lo real (físicas,
biológicas, humanas) presentan una unidad establecida y basada en la estructura matemática –
cuantitativa- común que poseen.
René Descartes
El estudio y la medición de lo real-extenso (res extensa) será posible -como veremos
pronto- gracias al desarrollo de la geometría analítica, la cual permite la aplicación del
cálculo algebraico a las relaciones espaciales y viceversa.
Si estos pasos son seguidos de forma rigurosa, se podrá tener conocimiento de los
objetos del mundo.
René Descartes
las propiedades que presentan cada uno de estos elementos. La división
debe realizarse hasta que la investigación lo requiera.
En primer lugar (i) debemos tener una actitud de rechazo frente a todo aquello que no
se nos presente con evidencia. No debemos apresurarnos e intentar saber de modo
previo que es algo o cómo funciona, sino que esto lo sabremos con posterioridad a
nuestra investigación que se encuentra guiada por nuestro método.
En tercer lugar (iii), una vez que hemos analizado o descompuesto el motor en sus
partes y elementos simples y hemos conocido sus propiedades, entonces debemos
reconstruir el motor de modo gradual (como un juego de Lego) desde lo más simple
hacia lo más complejo, intentando establecer de qué modo cada una de estas partes
se relaciona con las otras dentro de la cadena causal.
En cuarto lugar (iv), una vez que se ha establecido la síntesis, debemos revisar y
controlar que los pasos hayan sido seguidos de forma correcta.4
René Descartes
en una causa “mecánica” que generará una alteración o movimiento en otro cuerpo
(que sería el efecto) y así sucesivamente.5
Los objetos del mundo (incluido el cuerpo del hombre) son objetos compuestos de
partes que se encuentran articuladas entre sí mecánicamente, mediante relaciones de
causa-efecto.
La ciencia de los siglos posteriores (física, química, biología), desde el XVII hasta el
XXI, se encuentra fuertemente influencia por el racionalismo-mecanicista inaugurado
por Descartes y por la concepción matemática (cuantitativa) de la realidad. La
investigación actual, en muchos ámbitos se sirve del método cartesiano de
descomposición y síntesis7 Las ciencias sociales en general, intentarán emplear el
modelo mecanicista cartesiano descomponiendo a la sociedad es sus partes simples y
desde ahí explicar su funcionamiento, del mismo modo que lo hacemos con un
mecanismo. La estadística aplicada a las ciencias humanas es el resultado de la
concepción cuantitativa de la naturaleza extendida al estudio del mundo de los
fenómenos humanos.
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El mecanicismo o explicación mecanicista se opone a la explicación teleológica. La
explicación teleológica (no confundir con teológica) intenta explicar el movimiento o el
funcionamiento de los fenómenos recurriendo a la utilización de “causas finales” (propias del
aristotelismo-tomismo), por lo tanto causas dirigidas desde el fin (futuras) que “atraerían” y
explicarían el movimiento. El mecanicismo, en cambio, opera sobre la base de causas
mecánicas que son anteriores al movimiento (o a los efectos) y no posteriores (que en este
caso serían finales). El mecanicismo centra su explicación en las causas eficientes de los
fenómenos y no en las finales.
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Por ejemplo, consideran que el estado es un artefacto compuesto de individuos y de
contratos.
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Sin embargo, debe indicarse que esta concepción está siendo cambiada desde hace algunas
décadas y el cartesianismo, poco a poco está siendo superado.
René Descartes
3.4.- La metafísica cartesiana como fundamento de la nueva ciencia
Planteado en otros términos ¿Qué nos autoriza a asegurar que el mundo exterior (la
naturaleza -o el mundo físico-) efectivamente posee una estructura matemática y
mecánica? Ni siquiera tenemos un fundamento que nos asegure (como veremos con
la duda metódica) que este mundo existe. Hasta el momento, Descartes no nos ha
entregado un fundamento al respecto.
Es esta situación la que exige que se encuentre un nuevo principio, un nuevo punto de
apoyo sobre el cual sea posible fundar el conocimiento del mundo.
Sin embargo, este nuevo punto de apoyo no puede ser un principio probable,
relativamente creíble o aceptable, sino que debe ser absolutamente seguro e
inconmovible, porque la filosofía es una disciplina estricta (de entre todas la más
estricta y rigurosa). No busca principios o verdades probables, sino que busca
establecer principios de los cuales no sea posible dudar en lo más mínimo.
Descartes será quien encuentre este nuevo principio, que constituirá el punto de
partida o el primer principio del pensamiento moderno. Nos mostrará el camino para
acceder a él en sus Meditaciones metafísicas (o Meditaciones de filosofía primera) en
las cuales aplicará un procedimiento de escepticismo metódico que se conoce como
duda metódica.
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La única ciencia que parecía impresionarle era la matemática, por su universalidad,
necesidad, claridad y orden como ya antes hemos señalado.
René Descartes
3.3.2- Duda metódica y el descubrimiento de la res cogitans (substancia
pensante)
En correspondencia con las reglas expuestas dentro del método cartesiano, Descartes
considerará que no se debe aceptar ningún tipo de saber que no sea absolutamente
incuestionable (que no se nos presente a nosotros como algo claro y distinto).
Por esta razón (y este es un motivo de precaución para Descartes), bastará la más
mínima duda respecto a la veracidad de alguna de nuestras creencias, para que
consideremos a ésta como falsa y la rechacemos inmediatamente.
Sin embargo, el espíritu humano posee múltiples creencias, cientos, razón por la cual
dudar de ellas, una a una, sería una tarea imposible de realizar. Por esta razón,
Descartes no intentará cuestionarlas a todas de este modo, sino que se centrará en el
cuestionamiento de su origen o de los fundamentos en los que descansa cada una de
estas ideas.
Para lo anterior, Descartes pondrá a prueba todas nuestras creencias. En este punto
se cuestionan todos los fundamentos de nuestras creencias mediante la duda
metódica. Ahora explicaremos los pasos de la duda metódica. Estos pasos son:
En primer lugar, duda de las creencias que ha recibido a través de la tradición, ya que
muchas de ellas se han mostrado equivocadas. Por esta razón, ningún saber recibido
por tradición (derivada de la autoridad) deberemos considerarlo como verdadero.
Percepción: los sentidos nos engañan. Muchas veces podemos creer que
algo que observamos presenta determinadas características, pero en realidad
presenta otras. Por ejemplo, podemos observar un árbol y creer que es verde
René Descartes
oscuro, mientras que, al aproximarnos, vemos que es verde claro, vemos que
el sol es pequeño, pero sabemos que es grande.
Descartes considera que, aunque podamos dudar de los datos que nos proporcionan
nuestros sentidos, existen ciertas ideas de las cuales no podemos dudar. Aunque esté
soñando, no puedo dudar de que efectivamente estoy viendo colores, movimientos,
etc. y que, estas ideas de color y movimiento, tienen su origen fuera de mi y que
necesariamente deben existir.
Asimismo, existen las verdades matemáticas (que son verdades de razón). Al parecer,
de ellas no me posible dudar, puesto que serían verdades racionales, de razón. Por
ejemplo, el que 2+2 siempre sumará suma 4, que los lados de un cuadrado serán
siempre cuatro o que un triángulo es una figura de tres lados, etc. son verdades, al
parecer, incuestionables.
Sin embargo, aún tenemos el “arma” de la duda. Hemos dicho que no aceptaremos
como verdadera ninguna creencia o idea que pueda ser puesta en tela de juicio. Que
ante cualquier asomo de duda, podremos no aceptar dicha idea o creencia. Está en
René Descartes
nosotros no aceptar como verdadera ninguna idea que consideremos dudosa, que
pueda ser puesta en tela de juicio, que sea probable y no certera. Descartes había
señalado que toda idea, toda creencia que pudiese ser puesta en duda, deberíamos
considerarla como falsa y desecharla.
Pero este principio metodológico (considerar falso todo lo que pueda ser puesto en
duda), nos ha llevado a dudar de todo. Hemos llegado a lo que se denomina la duda
hiperbólica (creer que absolutamente nada existe), que todo es un engaño del genio
maligno. Ni el mundo, ni el sol, ni las cosas existen: nada existe.
Hay un genio malvado, perverso que trata de engañarnos. Sin embargo, como dijimos,
está en nuestro poder dudar. Para no ser engañados por este genio, podemos dudar y
rechazar todo lo que el genio maligno quiere que creamos. Si dudamos de todo,
entonces debemos afirmar que nada existe.
Puedo poner en duda la existencia de las cosas, del mundo, pero no puedo dudar de
que existo, porque dudar es pensar y algo que no existe no puede pensar. Mientras
más intente dudar de mi existencia (de la existencia de mi pensamiento), ésta más se
afirma ante mí. Mientras más dude de la existencia mía y la de mi pensamiento más se
me confirma que existo y que soy una cosa pensante, porque dudar es siempre
pensar, y pensar necesariamente conlleva la existencia.
El filósofo francés ha llegado a descubrir que, si hay algo de lo que podemos estar
seguros, es de que existimos (de que existe nuestro pensamiento, que existimos como
sustancia pensante). Por lo tanto, Descartes se ha detenido en un punto que es capaz
de resistir a toda duda. Mientras más intento dudar de mi existencia, ésta más se me
confirma.
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Es importante indicar que la fórmula “pienso, luego existo” o la fórmula “pienso, si pienso por
lo tanto existo” le significó a Descartes una serie de cuestionamientos, ya que se consideró que
constituía un silogismo en el cual se había omitido la premisa principal (no estaría demostrada
la premisa mayor), error lógico que se conoce con el nombre de entimema. El razonamiento, a
juicio de los críticos de Descartes, sería 1) todo lo que piensa existe 2) yo pienso 3) por lo
tanto, yo existo. El problema del entimema estaría dado porque la premisa mayor (todo lo que
piensa existe) no habría sido demostrada por Descartes. La respuesta de Descartes es que la
fórmula, “pienso, luego existo”, no es un razonamiento en el que el término “luego” sea un
antecedente de la conclusión y que sea, en consecuencia, equivalente a “por lo tanto”. Para
Descartes, la existencia del pensamiento es una intuición inmediata, se percibe
inmediatamente, directamente, no como resultado de un razonamiento, sino que se capta en la
inmediatez. La fórmula más clara sería entonces “pienso, existo”.
René Descartes
Descartes ha descubierto una primera verdad, que es lo que se había propuesto
alcanzar (aunque fuese una verdad) y que será el fundamento de la filosofía moderna:
la existencia del sujeto (del yo pensante) que no puede negarse ni ponerse en duda.
La res cogitans posee una ventaja inmediata frente al realismo filosófico anterior de
origen aristotélico. Esta ventaja consiste en que la res cogitans es capaz de captarse
directamente a sí misma.
El problema radicaba en que, si el dato (sensación) proporcionado por los sentidos era
erróneo, entonces, el concepto obtenido a partir de la información proporcionada por
los sentidos necesariamente estaría equivocado. En consecuencia nuestro
conocimiento del mundo también lo estaba (y por ello, se equivocaron los pensadores
anteriores, porque crearon sistemas basados o construidos a partir de la información
sensible que nunca es segura)
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La esencia propia del sujeto existente es el pensamiento. Puedo dudar de que existe mi
cuerpo, mis manos, etc. Pero no puedo dudar de la existencia de mi pensamiento. Esto da
cuenta de la independencia del pensamiento respecto a lo corpóreo. Sobre este punto,
volveremos más adelante.
René Descartes
Sin embargo, hasta el momento sólo hemos confirmado la existencia del yo pensante.
Este yo pensante se encuentra, por decirlo de algún modo “solitario” porque Descartes
no ha demostrado que el mundo y las cosas existan, o que existan los otros hombres.
Descartes ha constatado la existencia de un pensamiento, de una res cogitans
solitaria, donde, tal vez, nada más existe aparte de ella. El yo pensante solo, solitario,
inmerso en la nada.
Descartes ha encontrado una primera verdad que no es posible poner en duda bajo
ningún término, pero ¿De qué nos sirve esta única y tal vez penosa verdad que sólo
me asegura que yo como ser pensante existo?.
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