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III Unidad de materia: pensamiento moderno

2.- René Descartes (Francia 1596-1650)

1.- Biografía:

René Descartes nació el 31 de marzo de 1596 en La Haye. Tras la


muerte de su madre, él y sus dos hermanos fueron educados por su
abuela, pues su padre se ausentaba cada año por largas
temporadas.

La educación en La Flèche le proporcionó, durante los cinco


primeros años, una sólida introducción a la cultura clásica. El resto
de la enseñanza estaba allí muy basada en textos filosóficos de
Aristóteles, acompañados por comentarios de jesuitas.

A su regreso del colegio a los 18 años, René Descartes ingresó en la Universidad de


Poitiers para estudiar derecho y posiblemente, algo de medicina. Para 1616 Descartes
cuenta con los grados de bachiller y licenciado.

En 1619, en Breda, conoció a Isaac Beeckman, el contacto con éste estimuló en gran
medida el interés de Descartes por las matemáticas y la física. En esta época sus
amigos propagan su reputación, hasta el punto de que su casa se convirtió entonces
en un punto de reunión para quienes gustaban intercambiar ideas y discutir. El año
siguiente, con la intención de dedicarse por completo al estudio, se traslada
definitivamente a los Países Bajos, donde llevaría una vida modesta y tranquila,
aunque cambiando de residencia constantemente para mantener oculto su paradero.

La preferencia de Descartes por Holanda parece haber sido bastante acertada, pues
mientras en Francia muchas cosas podrían distraerlo y había escasa tolerancia, las
ciudades holandesas estaban en paz.

En septiembre de 1649 la Reina Cristina de Suecia le llamó a Estocolmo. Allí murió de


una neumonía el 11 de febrero de 1650.

* (biografía extraída dehttp://blasilofos.blogspot.com/2008/04/ren-descartes-naci-el-31-


de-marzo-de.html)

Importancia de su obra:

 Fundador de la filosofía moderna (descubrimiento de la res cogitans o yo pensante


como principio): Descartes es considerado como el fundador de la filosofía moderna.
Es Descartes quien descubre un nuevo principio (el sujeto o yo pensante/res cogitans/
el sujeto lógico) que se constituirá en el punto de partida del pensamiento moderno y
que permitirá al hombre salir de la crisis de pensamiento en la que se encontraba en
su época como resultado de la caída de las concepciones filosóficas previas. De este
modo Descartes le otorga un fundamento para la ciencia moderna, el fundamento y
principio que el espíritu moderno requería.

 El racionalismo cartesiano: Descartes, frente al empirismo, optará por la alternativa


racionalista al considerar que la fuente de nuestro conocimiento se encuentra
únicamente en la razón humana. La posición racionalista va asociada a la tesis que
postula que existen ideas o contenidos innatos (innatismo) en nuestro entendimiento

René Descartes
que serían verdaderos y que estarían en correspondencia con la realidad. Por lo tanto,
estas ideas constituirían la fuente de nuestro conocimiento, desechando de este modo
la vía empirista que postula que la fuente del conocimiento radica en los sentidos del
hombre. El innatismo se afirma en carácter innato de las ideas o conocimientos
matemáticos.

Esta posición, dentro del plano de la teoría del conocimiento, implica desvalorizar al
empirismo y a cualquier corriente gnoseológica que pretenda encontrar un fundamento
en la experiencia sensible (por ello se critica a la abstracción aristotélica y tomista, que
requiere de la experiencia sensible para aprehender el ser de las cosas).

 Revalorización de la matemática: el conocimiento matemático se ve revalorizado con


Descartes, ya que no depende de las intuiciones sensibles y sólo obedece a leyes
racionales, universales y necesarias (pronto nos extenderemos sobre este tema). La
valoración de la matemática como paradigma del conocimiento, constituye el
fundamento de la concepción cuantitativa del universo y de la naturaleza. Dentro de
este contexto, Descartes descubre la geometría analítica, puesto que descubre la
relación y la posibilidad de aplicar formulaciones algebraicas a las operaciones
geométricas (de los espacios).

 El método cartesiano y el mecanicismo : además, Descartes, como veremos postula un


método (método de descomposición y síntesis) que permite, mediante pasos
ordenados, conocer los objetos del mundo. Además, las partes de los objetos reales
se encuentran relacionadas mecánicamente entre sí y, el funcionamiento o movimiento
de un cuerpo, se explica por las leyes del movimiento (causa-efecto), es decir, por sus
relaciones mecánicas. Esto implica una concepción mecanicista del universo (el
universo y sus objetos son como mecanismos, máquinas) al postular que la naturaleza
y sus objetos funcionan mediante relaciones de causalidad eficiente. No existen
“espíritus”, “fuerzas”, “potencias”, etc. que expliquen el movimiento, sino que existen
causas perfectamente identificables.

 El dualismo cartesiamo en el hombre: con Descartes se reformula el problema del


dualismo en el hombre, puesto que este pensador reconoce que en el hombre
coexisten dos substancias de naturaleza completamente diferente, que serían las res
cogitans (substancia pensante, de naturaleza espiritual, incorpórea y la res extensa
(substancia corpórea, el mundo físico o natural). El hombre sería una unidad, una
convergencia entre estas dos realidades.

Con ello, sin embargo se abre un problema de extrema complejidad para todo el
pensamiento filosófico posterior, puesto que al reconocer la coexistencia de estas dos
substancias con propiedades diametralmente diferentes, e incluso opuestas, no resulta
posible explicar cómo estas pueden interactuar entre sí ¿cómo una realidad de
carácter espiritual, inmaterial, puede interactuar y comunicarse con una realidad
material y corpórea? Sobre este problema nos extenderemos más adelante.

Obras:

Dentro de sus principales obras encontramos El Discurso del método, Reglas para la
dirección del espíritu y Meditaciones metafísicas.

2.- Contexto:

Descartes se encuentra dentro de una época de profunda crisis espiritual en la que no


se puede distinguir “lo que es cierto de lo que no es” (Descartes). La caída de las
antiguas doctrinas filosóficas y teológicas ha sumido al hombre en un estado de

René Descartes
incertidumbre generalizada respecto al saber. Sin embargo, a pesar de que no se cree
en ellas, la autoridad religiosa continúa promoviéndolas y defendiéndolas.

Por otra parte, en Europa, han comenzado a surgir la ciencia físico-matemática de


Galileo Galilei que intenta comprender y dar una explicación a la naturaleza mediante
la utilización de modelos matemáticos.

3.- Doctrina cartesiana:

3.1.- El mundo (o naturaleza) y su estructura matemática:

Descartes ve que el mundo físico (naturaleza) presenta una estructura matemática y


que, mediante el desarrollo de la ciencia matemática, sería posible conocer este
mundo físico o la naturaleza.

Esta idea de la aceptación de la mathesis está en concordancia con las ideas


desarrolladas por el científico italiano Galileo Galilei, quien también consideraba que la
realidad posee una estructura matemática. Galileo nos decía: “Las matemáticas son el
alfabeto con el cual Dios ha escrito el Universo”.

Uno de los aportes fundamentales del pensamiento cartesiano, radica en haber


considerado que la matemática universal (mathesis universalis) es la ciencia que nos
permitiría conocer el universo, precisamente porque el mundo posee, en último
término, una matriz o una estructura matemática.

Descartes reconoce en las ciencias matemáticas dos propiedades fundamentales que


hacen que esta deba constituirse en el paradigma de nuestro conocimiento:

i) Por una parte, éstas cumplen con el requisito epistémico de que sus
verdades siempre son universales y necesarias. Por esta razón, la
mathesis universalis (matemática universal) debe constituir el
paradigma para el nuevo conocimiento.

ii) Por otra parte, la claridad y el orden del estilo demostrativo de las
ciencias matemáticas permitirán obtener conocimientos que no serán
confusos o desorganizados. La ciencia matemática deriva de unos
pocos principios (axiomas) sus conclusiones como resultado de unas
claras cadenas deductivas. “La matemática es la ciencia del orden y la
medida, de bellas cadenas, todas sencillas y fáciles.”

Para Descartes, la matemática es la disciplina que permitirá unificar todas las ciencias,
ya que se corresponde con lo real y con su estructura cuantitativa.1

1
Más tarde, el cartesianismo se extenderá los otros planos del saber y no sólo a la física-
matemática. La química y la biología, también caerán dentro de la concepción matemática del
universo. Finalmente, la concepción cuantitativa también se extenderá al estudio de las
ciencias humanas (psicología, sociología, ciencia política, etc.), El auge y desarrollo de la
estadística en las ciencias sociales es un reflejo del influjo de la filosofía cartesiana en la
ciencia moderna que muestra que el programa cartesiano, finalmente, debía considerar que las
ciencia matemática (y el modelo de la ciencia físico matemática) puede extenderse a
prácticamente todos los ámbitos del saber. Esto, porque las distintas esferas de lo real (físicas,
biológicas, humanas) presentan una unidad establecida y basada en la estructura matemática –
cuantitativa- común que poseen.

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El estudio y la medición de lo real-extenso (res extensa) será posible -como veremos
pronto- gracias al desarrollo de la geometría analítica, la cual permite la aplicación del
cálculo algebraico a las relaciones espaciales y viceversa.

3.2.- La geometría analítica:

Descartes, además, es el creador de la denominada geometría analítica. Antes de


Descartes, no se conocía la relación o el vínculo entre la geometría y el álgebra.
Descartes, en el Discurso del método (en el apéndice de esta obra), formula la
geometría analítica al establecer la relación entre la geometría y el álgebra. Con ello,
se ha establecido la posibilidad de aplicar el análisis matemático-algebraico en la
geometría.

Esto es posible porque, el plano cartesiano, permite puntuar y


otorgar valores a las figuras geométricas dentro de un sistema de
coordenadas y, de este modo, calcular las propiedades
matemáticas de los objetos geométricos (ver figuras).

Lo anterior, tiene una importancia fundamental dentro del resto


del sistema filosófico cartesiano, ya que, como veremos luego, la
geometría es la ciencia que su ocupa del estudio de los espacios, de
las extensiones, razón por la cual puede estudiar al mundo corpóreo
(que es la res extensa) y traducir las investigaciones del mundo
corpóreo (la naturaleza) a formulaciones algebraicas y viceversa.
Sobre este punto volveremos y profundizaremos más adelante.

3.3.- El método cartesiano:

El método cartesiano (que no debe confundirse con la duda metódica) busca


establecer las reglas necesarias para alcanzar un conocimiento seguro sobre el
mundo y que han sido expuestas por Descartes, tanto en sus Reglas para la dirección
del espíritu como en el Discurso del método.

Si estos pasos son seguidos de forma rigurosa, se podrá tener conocimiento de los
objetos del mundo.

El método cartesiano es, en lo esencial, un método de descomposición y síntesis que


consta de 4 reglas fundamentales o pasos que deben seguirse:

i) No admitir absolutamente nada que no se nos presente con evidencia.


Ésta es más bien una regla de precaución previa al inicio de la
investigación. Sólo debe aceptarse aquello que se presente a nuestro
entendimiento como una idea clara y distinta. Por idea clara, se entiende
cualquier contenido preciso que posea una identidad definida. La distinción
aparece cuando esta idea clara, puede diferenciarse con evidencia d eotras
ideas similares.2

ii) Análisis o descomposición: el objeto del conocimiento debe


descomponerse hasta alcanzar sus elementos más simples. Debemos
descomponer el objeto en sus partes constitutivas simples y comprender
2
Por ejemplo, tenemos una idea clara de lo que es el triángulo (figura de tres lados, de tres
ángulos) pero además, distinta, porque podemos diferenciarlo claramente del cuadrado o del
rectángulo.

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las propiedades que presentan cada uno de estos elementos. La división
debe realizarse hasta que la investigación lo requiera.

iii) Síntesis: conocidos los elementos simples y sus propiedades de


funcionamiento, éstos deben ser rearticulados y reorganizados en una
síntesis gradual que va desde lo simple hacia lo complejo. Cada una de las
partes debe ser comprendida en su relación con las otras dentro del objeto
completo.

Por esta razón es importante conocer el engranaje causal bajo el cual se


relacionan todos los componentes. El hecho de que cada uno de los
componentes se encuentre encadenado a otros mediante vínculos
causales, implica que todo objeto de conocimiento, para Descartes, es una
suerte de artefacto mecánico, lo cual da origen a la visión mecanicista de la
realidad.

iv) Revisión y control: el último paso consiste en revisar exhaustivamente los


pasos realizados en i, ii y iii para cerciorarse de que no se ha cometido
ningún error en la aplicación del método.

3.3.1.- Ejemplo: motor de vehículo:3

Todos sabemos que un motor es un mecanismo. Imaginemos que no sabemos qué es


un motor ni cómo funciona.

En primer lugar (i) debemos tener una actitud de rechazo frente a todo aquello que no
se nos presente con evidencia. No debemos apresurarnos e intentar saber de modo
previo que es algo o cómo funciona, sino que esto lo sabremos con posterioridad a
nuestra investigación que se encuentra guiada por nuestro método.

En segundo lugar (ii), para comprender el funcionamiento del motor, debemos


descomponerlo (analizarlo) en su elementos simples (radiador, cables, batería, etc.) y
comprender las propiedades funcionales de cada uno de estas partes.

En tercer lugar (iii), una vez que hemos analizado o descompuesto el motor en sus
partes y elementos simples y hemos conocido sus propiedades, entonces debemos
reconstruir el motor de modo gradual (como un juego de Lego) desde lo más simple
hacia lo más complejo, intentando establecer de qué modo cada una de estas partes
se relaciona con las otras dentro de la cadena causal.

En cuarto lugar (iv), una vez que se ha establecido la síntesis, debemos revisar y
controlar que los pasos hayan sido seguidos de forma correcta.4

El paso iii (fundamentalmente) implica el mecanicismo. La concepción mecanicista del


mundo implica que los elementos que conforman el universo (y los objetos que hay en
él) se encuentran entre sí relacionados mecánicamente (como si fuesen mecanismos)
mediante leyes de causa-efecto (que serían las leyes del movimiento), según las
cuales el movimiento o la variación en algún cuerpo (elemento o parte) se constituye
3
Debe indicarse que el análisis y la síntesis en ningún caso corresponden necesariamente a
procedimientos físicos, sino que la descomposición puede ser mental.
4
Es importante indicar que, en sentido estricto, los elementos simples y mínimos, no son las
piezas del motor, sino que serían finalmente unidades más simples, tales como el espacio,
longitud, movimiento. El ejemplo del motor es una simplificación del método utilizada para
comprenderlo adecuadamente.

René Descartes
en una causa “mecánica” que generará una alteración o movimiento en otro cuerpo
(que sería el efecto) y así sucesivamente.5

Los objetos del mundo (incluido el cuerpo del hombre) son objetos compuestos de
partes que se encuentran articuladas entre sí mecánicamente, mediante relaciones de
causa-efecto.

El funcionamiento de un objeto podemos comprenderlo si seguimos el método


cartesiano de descomposición síntesis y logramos comprender el entramado o
engranaje de relaciones mecánicas que hay dentro del objeto y que dan cuenta de su
movimiento.

Este modelo puede emplearse dentro de diferentes órdenes (social, político,


psicológico), ya que para el cartesianismo posterior, la realidad social, por ejemplo,
también presentaría una estructura mecánica regida por relaciones de causa y efecto.
Del mismo modo, la psique humana, también puede comprenderse como un artefacto
que posee componentes que se articulan causal y mecánicamente entre sí
(sentimientos, emociones, pensamiento, niveles inconscientes, etc.).

3.3.2.- El conocimiento del objeto:

¿Qué hemos ganado? Si el objeto lo hemos descompuesto, y luego lo hemos


reconstruido, podríamos suponer que no hemos ganado mucho. Sin embargo, si bien
el objeto es el mismo, nosotros hemos ganado desde el punto de vista del
conocimiento, porque ahora tenemos un conocimiento del objeto y de su
funcionamiento que antes no teníamos.

El método cartesiano de descomposición y síntesis será empleado a lo largo de todo el


pensamiento moderno e incluso en el contemporáneo. Por ejemplo, Hobbes, Locke
entre otros pensadores han intentado comprender el fenómeno político a través de una
inicial reducción a sus componentes simples (y sus propiedades) y, a partir de esa
descomposición, intentan reconstruir el todo que es el Estado.6

La ciencia de los siglos posteriores (física, química, biología), desde el XVII hasta el
XXI, se encuentra fuertemente influencia por el racionalismo-mecanicista inaugurado
por Descartes y por la concepción matemática (cuantitativa) de la realidad. La
investigación actual, en muchos ámbitos se sirve del método cartesiano de
descomposición y síntesis7 Las ciencias sociales en general, intentarán emplear el
modelo mecanicista cartesiano descomponiendo a la sociedad es sus partes simples y
desde ahí explicar su funcionamiento, del mismo modo que lo hacemos con un
mecanismo. La estadística aplicada a las ciencias humanas es el resultado de la
concepción cuantitativa de la naturaleza extendida al estudio del mundo de los
fenómenos humanos.

5
El mecanicismo o explicación mecanicista se opone a la explicación teleológica. La
explicación teleológica (no confundir con teológica) intenta explicar el movimiento o el
funcionamiento de los fenómenos recurriendo a la utilización de “causas finales” (propias del
aristotelismo-tomismo), por lo tanto causas dirigidas desde el fin (futuras) que “atraerían” y
explicarían el movimiento. El mecanicismo, en cambio, opera sobre la base de causas
mecánicas que son anteriores al movimiento (o a los efectos) y no posteriores (que en este
caso serían finales). El mecanicismo centra su explicación en las causas eficientes de los
fenómenos y no en las finales.
6
Por ejemplo, consideran que el estado es un artefacto compuesto de individuos y de
contratos.
7
Sin embargo, debe indicarse que esta concepción está siendo cambiada desde hace algunas
décadas y el cartesianismo, poco a poco está siendo superado.

René Descartes
3.4.- La metafísica cartesiana como fundamento de la nueva ciencia

El método proporcionado por Descartes de análisis y síntesis, junto con la concepción


que postula que la realidad presenta una estructura matemática -y que puede ser
conocida mediante la ciencia matemática universal (mathesis universalis)- y mecánica
(mecanicismo), constituyen postulados acerca de lo real, pero que no poseen ningún
fundamento metafísico

El problema de carácter ontológico que se presenta es el de saber si, efectivamente, el


objeto de nuestro conocimiento existe y, si el conocimiento que tenemos respecto a él
(a través del método y de la ciencia matemática), se ajusta a lo que éste objeto
efectivamente es.

Planteado en otros términos ¿Qué nos autoriza a asegurar que el mundo exterior (la
naturaleza -o el mundo físico-) efectivamente posee una estructura matemática y
mecánica? Ni siquiera tenemos un fundamento que nos asegure (como veremos con
la duda metódica) que este mundo existe. Hasta el momento, Descartes no nos ha
entregado un fundamento al respecto.

La crisis de paradigma o de pensamiento en la que se encuentra inmerso Descartes (y


toda la época renacentista) sólo ha permitido sembrar la duda respecto al
conocimiento del mundo, en la que ningún saber parece poder considerarse como
seguro. Los sistemas metafísicos aristotélico-escolásticos perdían su vigencia. Las
mentes más elevadas de los antiguos y medievales se equivocaron al construir
sistemas que no se ajustaban a lo que era la realidad y no podían dar cabal cuenta de
lo que era la naturaleza y de su funcionamiento.

En la época de Descartes, no existe ningún saber que pueda considerarse seguro.


Descartes señala que, tan pronto como acabó su ciclo de estudios se encontraba
embargado de dudas y errores, a pesar de haber estudiado en una de las mejores
escuelas de Europa (en La Flèche).8

Es esta situación la que exige que se encuentre un nuevo principio, un nuevo punto de
apoyo sobre el cual sea posible fundar el conocimiento del mundo.

Sin embargo, este nuevo punto de apoyo no puede ser un principio probable,
relativamente creíble o aceptable, sino que debe ser absolutamente seguro e
inconmovible, porque la filosofía es una disciplina estricta (de entre todas la más
estricta y rigurosa). No busca principios o verdades probables, sino que busca
establecer principios de los cuales no sea posible dudar en lo más mínimo.

Descartes será quien encuentre este nuevo principio, que constituirá el punto de
partida o el primer principio del pensamiento moderno. Nos mostrará el camino para
acceder a él en sus Meditaciones metafísicas (o Meditaciones de filosofía primera) en
las cuales aplicará un procedimiento de escepticismo metódico que se conoce como
duda metódica.

8
La única ciencia que parecía impresionarle era la matemática, por su universalidad,
necesidad, claridad y orden como ya antes hemos señalado.

René Descartes
3.3.2- Duda metódica y el descubrimiento de la res cogitans (substancia
pensante)

Descartes no es un escéptico y el procedimiento de duda que aplica, lo hace con un


objetivo claro que es el de encontrar este fundamento (principio) que será lo único que
permitirá al hombre moderno no caer en un escepticismo radical absoluto.

A Descartes no le interesa encontrar múltiples saberes improbables o poco seguros.


En su lugar, preferiría encontrar tan sólo una verdad, por lo menos un principio que
fuese absolutamente seguro. Por lo menos, una verdad que sea incuestionable.

En correspondencia con las reglas expuestas dentro del método cartesiano, Descartes
considerará que no se debe aceptar ningún tipo de saber que no sea absolutamente
incuestionable (que no se nos presente a nosotros como algo claro y distinto).

Por esta razón (y este es un motivo de precaución para Descartes), bastará la más
mínima duda respecto a la veracidad de alguna de nuestras creencias, para que
consideremos a ésta como falsa y la rechacemos inmediatamente.

La duda metódica, como dijimos, no es una duda escéptica, sino que es un


procedimiento metodológico. Debe aplicarse a todas las creencias (y origen de
nuestras creencias, fuentes o fundamentos) que tengamos para ir eliminándolas una a
una, esperando llegar a una verdad, a un principio que sea incuestionable y capaz de
resistir toda duda. Si encontramos una verdad que sea capaz de resistirse a este
procedimiento de duda y cuestionamiento, entonces habremos encontrado este
fundamento o primer principio. Este principio es el que constituirá la base del
pensamiento moderno.

Por ello, repetimos, la duda metódica no es escéptica, porque busca dudar


precisamente para encontrar un punto que pueda constituirse en el fundamento del
conocimiento.

Sin embargo, el espíritu humano posee múltiples creencias, cientos, razón por la cual
dudar de ellas, una a una, sería una tarea imposible de realizar. Por esta razón,
Descartes no intentará cuestionarlas a todas de este modo, sino que se centrará en el
cuestionamiento de su origen o de los fundamentos en los que descansa cada una de
estas ideas.

Para lo anterior, Descartes pondrá a prueba todas nuestras creencias. En este punto
se cuestionan todos los fundamentos de nuestras creencias mediante la duda
metódica. Ahora explicaremos los pasos de la duda metódica. Estos pasos son:

i) Creencias (o “Saberes”) recibidos por tradición

En primer lugar, duda de las creencias que ha recibido a través de la tradición, ya que
muchas de ellas se han mostrado equivocadas. Por esta razón, ningún saber recibido
por tradición (derivada de la autoridad) deberemos considerarlo como verdadero.

ii) Los sentidos

 Percepción: los sentidos nos engañan. Muchas veces podemos creer que
algo que observamos presenta determinadas características, pero en realidad
presenta otras. Por ejemplo, podemos observar un árbol y creer que es verde

René Descartes
oscuro, mientras que, al aproximarnos, vemos que es verde claro, vemos que
el sol es pequeño, pero sabemos que es grande.

Si los sentidos nos engañan, no podemos considerarlos como una fuente de


conocimiento válida y, por lo tanto, rechazaremos toda aquella información
proveniente de ellos, considerándola falsa.

 Sueño/Vigilia: si bien podemos dudar de nuestra percepción, Descartes


considera que, aparentemente, no podemos dudar de ciertas cuestiones como
que “estoy aquí, sentado junto al fuego, etc.”. Sin embargo, inmediatamente
nos dice que él es hombre y que, generalmente, tiene la costumbre de soñar
cuando duerme. Muchas veces creyendo encontrarse en una situación real, se
ha despertado y ha reparado en que sólo estaba soñando.

Por lo tanto, existe una imposibilidad de distinguir entre el sueño y la vigilia. No


es posible distinguir si se está despierto o se sueña.

En síntesis, los sentidos nos engañan y, “puesto que no es recomendable fiarse de


quienes no han engañado alguna vez” (Descartes, meditaciones Metafísicas), no
podemos confiarnos de la información que nos proporcionan los sentidos.

iii) De las naturalezas simples

Colores, movimiento, etc. y las verdades matemáticas:

Descartes considera que, aunque podamos dudar de los datos que nos proporcionan
nuestros sentidos, existen ciertas ideas de las cuales no podemos dudar. Aunque esté
soñando, no puedo dudar de que efectivamente estoy viendo colores, movimientos,
etc. y que, estas ideas de color y movimiento, tienen su origen fuera de mi y que
necesariamente deben existir.

Asimismo, existen las verdades matemáticas (que son verdades de razón). Al parecer,
de ellas no me posible dudar, puesto que serían verdades racionales, de razón. Por
ejemplo, el que 2+2 siempre sumará suma 4, que los lados de un cuadrado serán
siempre cuatro o que un triángulo es una figura de tres lados, etc. son verdades, al
parecer, incuestionables.

Descartes, elabora una hipótesis para dudar de estas verdades al plantearse la


posibilidad de que Dios lo esté engañando y que los colores no existan o que 2+2 no
sea igual a 4. Esta hipótesis es desechada por Descartes, ya que Dios, por definición
es infinitamente bueno, razón por la cual no puede estar en su naturaleza engañarnos.

v) Inexistencia de Dios y la hipótesis del genio maligno

Pero, entonces, Descartes supone, hipotéticamente, que Dios no existe y que es


producto de la fatalidad y del azar. Que, en vez de él, existe un “genio maligno”, un
geniecillo que ha dedicado todas sus astucias y esfuerzos para engañarnos. Nos
engaña poniendo en nosotros ideas de los colores, haciéndonos creer que los colores
existen fuera de mí o haciendo que cada vez que sume me equivoque o que cuando
realice cualquier cálculo matemático, me equivoque. Este geniecillo perverso, busca
engañarnos constantemente.

Sin embargo, aún tenemos el “arma” de la duda. Hemos dicho que no aceptaremos
como verdadera ninguna creencia o idea que pueda ser puesta en tela de juicio. Que
ante cualquier asomo de duda, podremos no aceptar dicha idea o creencia. Está en

René Descartes
nosotros no aceptar como verdadera ninguna idea que consideremos dudosa, que
pueda ser puesta en tela de juicio, que sea probable y no certera. Descartes había
señalado que toda idea, toda creencia que pudiese ser puesta en duda, deberíamos
considerarla como falsa y desecharla.

Pero este principio metodológico (considerar falso todo lo que pueda ser puesto en
duda), nos ha llevado a dudar de todo. Hemos llegado a lo que se denomina la duda
hiperbólica (creer que absolutamente nada existe), que todo es un engaño del genio
maligno. Ni el mundo, ni el sol, ni las cosas existen: nada existe.

Es decir, la duda metódica, nos ha llevado a la conclusión de que ni el mundo, ni el


sol, ni las cosas, ni los colores existen. Hemos llegado a esta aterradora verdad: de
que nada existe.

¿Cuál es la solución frente a esta situación?

v) “Pienso, existo”: el descubrimiento de la res cogitans: el yo pensante

Hay un genio malvado, perverso que trata de engañarnos. Sin embargo, como dijimos,
está en nuestro poder dudar. Para no ser engañados por este genio, podemos dudar y
rechazar todo lo que el genio maligno quiere que creamos. Si dudamos de todo,
entonces debemos afirmar que nada existe.

Pero aquí encontramos el gran descubrimiento de Descartes, porque dudar es pensar


y si pienso, necesariamente tengo que ser algo: Cogito ergo sum: “pienso, luego
existo”9. Hay algo o alguien que está siendo engañado y que duda, pero para ser
engañado y dudar, tengo que necesariamente ser algo.

Puedo poner en duda la existencia de las cosas, del mundo, pero no puedo dudar de
que existo, porque dudar es pensar y algo que no existe no puede pensar. Mientras
más intente dudar de mi existencia (de la existencia de mi pensamiento), ésta más se
afirma ante mí. Mientras más dude de la existencia mía y la de mi pensamiento más se
me confirma que existo y que soy una cosa pensante, porque dudar es siempre
pensar, y pensar necesariamente conlleva la existencia.

El filósofo francés ha llegado a descubrir que, si hay algo de lo que podemos estar
seguros, es de que existimos (de que existe nuestro pensamiento, que existimos como
sustancia pensante). Por lo tanto, Descartes se ha detenido en un punto que es capaz
de resistir a toda duda. Mientras más intento dudar de mi existencia, ésta más se me
confirma.

9
Es importante indicar que la fórmula “pienso, luego existo” o la fórmula “pienso, si pienso por
lo tanto existo” le significó a Descartes una serie de cuestionamientos, ya que se consideró que
constituía un silogismo en el cual se había omitido la premisa principal (no estaría demostrada
la premisa mayor), error lógico que se conoce con el nombre de entimema. El razonamiento, a
juicio de los críticos de Descartes, sería 1) todo lo que piensa existe 2) yo pienso 3) por lo
tanto, yo existo. El problema del entimema estaría dado porque la premisa mayor (todo lo que
piensa existe) no habría sido demostrada por Descartes. La respuesta de Descartes es que la
fórmula, “pienso, luego existo”, no es un razonamiento en el que el término “luego” sea un
antecedente de la conclusión y que sea, en consecuencia, equivalente a “por lo tanto”. Para
Descartes, la existencia del pensamiento es una intuición inmediata, se percibe
inmediatamente, directamente, no como resultado de un razonamiento, sino que se capta en la
inmediatez. La fórmula más clara sería entonces “pienso, existo”.

René Descartes
Descartes ha descubierto una primera verdad, que es lo que se había propuesto
alcanzar (aunque fuese una verdad) y que será el fundamento de la filosofía moderna:
la existencia del sujeto (del yo pensante) que no puede negarse ni ponerse en duda.

La actividad propia de este sujeto es pensar, su esencia es el pensamiento: “je suis


une chose qui pense” (soy una cosa que piensa)10

Descartes ha logrado encontrar este primer principio, el sujeto lógico, el yo pensante o


la res cogitans (substancia pensante).

La res cogitans posee una ventaja inmediata frente al realismo filosófico anterior de
origen aristotélico. Esta ventaja consiste en que la res cogitans es capaz de captarse
directamente a sí misma.

El realismo filosófico anterior tenía un problema fundamental. Su conocimiento de las


cosas era mediato. Existía un sujeto que conoce (sujeto cognoscente) y las cosas
(objeto conocido). Sin embargo, para conocer las cosas (objeto) dependíamos de los
sentidos. Recordemos que para la teoría de la abstracción, el concepto (que refleja la
esencia de las cosas) se obtiene gracias a la abstracción que opera sobre la imagen
que nos proporcionan los sentidos.

Desde este punto de vista, en la relación cognoscitiva, el concepto es la


representación que media entre el sujeto y el objeto y que ha sido obtenida a partir de
las sensaciones proporcionadas por los sentidos. Por esta razón, el conocimiento es
siempre mediato, nunca inmediato ni directo.

El problema radicaba en que, si el dato (sensación) proporcionado por los sentidos era
erróneo, entonces, el concepto obtenido a partir de la información proporcionada por
los sentidos necesariamente estaría equivocado. En consecuencia nuestro
conocimiento del mundo también lo estaba (y por ello, se equivocaron los pensadores
anteriores, porque crearon sistemas basados o construidos a partir de la información
sensible que nunca es segura)

Frente a esto, en cambio, tenemos que la apercepción del cogito (percepción de sí


mismo del pensamiento, autocaptación) es directa, porque el pensamiento es
transparente frente a sí mismo. Entre él y sí mismo no media ningún concepto, porque
es el propio pensamiento el que se vuelca o se flexiona sobre sí mismo (de aquí el
término re-flexión: doblarse sobre sí).

La captación del cogito entonces no se encuentra mediatizada, sino que es inmediata


y directa. Por lo tanto, el acceso que tenemos a nuestra conciencia, a nuestra propia
subjetividad, es siempre privilegiado. El acceso a toda otra realidad externa es siempre
mediato e indirecto (por lo tanto poco confiable), pero el acceso a mi mismo, a mi
propio pensamiento es inmediato y directo.

Como se observa en lo que hemos dicho hasta el momento, Descartes ha logrado


encontrar un principio, un fundamento capaz de resistir a toda duda. Ha encontrado
una existencia de la cual no es posible dudar. Esta existencia es el sujeto o el yo
pensante (res cogitans; substancia pensante) y constituirá el punto de partida de la
filosofía moderna y el fundamento de todo posible conocimiento humano.

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La esencia propia del sujeto existente es el pensamiento. Puedo dudar de que existe mi
cuerpo, mis manos, etc. Pero no puedo dudar de la existencia de mi pensamiento. Esto da
cuenta de la independencia del pensamiento respecto a lo corpóreo. Sobre este punto,
volveremos más adelante.

René Descartes
Sin embargo, hasta el momento sólo hemos confirmado la existencia del yo pensante.
Este yo pensante se encuentra, por decirlo de algún modo “solitario” porque Descartes
no ha demostrado que el mundo y las cosas existan, o que existan los otros hombres.
Descartes ha constatado la existencia de un pensamiento, de una res cogitans
solitaria, donde, tal vez, nada más existe aparte de ella. El yo pensante solo, solitario,
inmerso en la nada.

Descartes ha encontrado una primera verdad que no es posible poner en duda bajo
ningún término, pero ¿De qué nos sirve esta única y tal vez penosa verdad que sólo
me asegura que yo como ser pensante existo?.

El problema para Descartes ahora consiste en intentar extraer o derivar, a partir de


este primer principio o primer fundamento que es la substancia pensante (res
cogitans), todo el resto de las verdades y entregar un fundamento para el
conocimiento del mundo y para la ciencia.

Desde la constatación del mundo interno que es el pensamiento (res cogitans),


Descartes debe extraer y justificar la existencia del mundo externo. Desde la
constatación de la existencia del sujeto, debe avanzar hacia la constatación y
demostración de la existencia del mundo externo, de las cosas, del mundo natural y
físico.

René Descartes

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