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Contratos de colaboración empresaria.

Necesidad de
la reforma
por ALFONSO J. CERUTTI (h)
2005
www.saij.jus.gov.ar
Id SAIJ: DAOC050040

TEMA
Contratos comerciales, contratos asociativos, contratos de colaboración empresaria, agrupaciones de
colaboración, unión transitoria de empresas, derecho comparado

TEXTO

Introducción La Ley 22.903 (B.O. del 15.09.1983) modificatoria de la Ley 19.550 de Sociedades Comerciales, ha
introducido como novedad en el ordenamiento jurídico nacional, los contratos de colaboración empresaria (
arts.367 a 383) que, reconocen como antecedente en el derecho comparado, fundamentalmente, el grupo de
interés francés, a la postre también precedente, en el marco jurídico de la integración europea, para la creación
de la figura denominada Agrupación Europea de Interés Económico (A.E.I.E.), regulada por el Reglamento Nº
2137/85 de la U.E. de fecha 25 de Julio de 1985, y claramente orientada al servicio de la integración empresarial
en el ámbito comunitario, la que a su vez reconocía, dentro del mismo género, antecedentes locales en los
países de la comunidad, tales como los consorcios italianos o las agrupaciones de empresas y uniones
temporales de empresas españoles, entre otros.

Así se incorporan dos figuras de raigambre contractual en el nuevo Capítulo III de la Ley de Sociedades
Comerciales, las agrupaciones de colaboración y las uniones transitorias de empresas, con algunos aspectos
formales comunes, pero, fundamentalmente destinadas a cumplir finalidades diversas.

De esta manera se enriquecían las ofertas asociativas en orden a favorecer no solo las operaciones de
producción, sino también, las de intercambio de bienes y servicios, mediante un régimen simplificado que, al no
disponer de personalidad ni capacidad jurídica propias, es decir, "al no constituir personas jurídicas ni ser
sujetos de derecho", a la par, venía a dar solución técnica a un sentido reclamo de superar la limitada capacidad
asociativa de las sociedades anónimas y en comandita por acciones, sin alterar el art.30 de la Ley de
Sociedades.

Idéntico criterio siguió la comisión reformadora del Código Civil de 1987 en el intento de UNIFICACION DE LA
LEGISLACION CIVIL Y COMERCIAL, sancionada por el Congreso de la Nación y vetada por el Poder Ejecutivo.
De ello dan cuenta las reformas al Libro Segundo, Sección Tercera, Título VII, Capítulo III, arts.1656 al 1665 (De
las agrupaciones de colaboración) y Capítulo IV, arts. 1666 a 1672 (De las uniones transitorias).

Expresamente se disponía que, no constituían sociedades ni eran sujetos de derecho.

Los distintos objetivos de los contratos asociativos introducidos en la Ley de Sociedades Comerciales Las
agrupaciones de colaboración tienen por finalidad prestar servicios a sus miembros para que la actividad se
proyecte directamente en la esfera jurídica de los participantes, ya que tienden a "facilitar o desarrollar
determinadas fases de la actividad empresarial de sus miembros o perfeccionar o incrementar el resultado de
sus actividades".

No persiguen fines de lucro, las ventajas económicas redunda directamente en beneficio exclusivo de las
empresas agrupadas o consorciadas, y por su misma finalidad, les está vedado prestar servicios a terceros. En
orden a la responsabilidad, las empresas participantes, responden solidaria e ilimitadamente, aunque en forma
subsidiaria, por las obligaciones que el representante contraiga con terceros en nombre de la agrupación.

Por su parte, las uniones transitorias de empresas tienen por finalidad el "desarrollo o ejecución de una obra,
servicio o suministro concreto ..... pudiendo desarrollar o ejecutar las obras y servicios complementarios y
accesorios del objeto principal".

A diferencia de la agrupación de colaboración, las uniones transitorias de empresas, caracterizadas por su


transitoriedad y especificidad, aunque no persiga ánimo de lucro para sí misma, procura resultados
especulativos para sus miembros por lo que el contrato deberá establecer la proporción (pro-cuota) de
participación en la distribución de los mismos.

En cuanto a la responsabilidad de sus miembros es mancomunada, por cuanto cada empresa, como se dijo,
participa pro-cuota.

En esta breve reseña, podemos destacar la nítida diferencia que surge de la finalidad perseguida por estas
organizaciones contractuales, ya que, en tanto las agrupaciones de colaboración desarrollan actividades
internas en beneficio de sus partícipes, las uniones transitorias de empresas, básicamente, cumplen actividades
externas en procura de resultados económicos partibles o divisibles entre sus miembros.

La personalidad y naturaleza jurídica de los agrupamientos de interés económico en la legislación comparada


europea Decíamos anteriormente que los contratos asociativas reseñados, se han incorporado a nuestro
derecho positivo tomando como referencia el grupo de interés francés (G.I.E), pero el legislador nacional se ha
apartado de la fuente que concebía al grupo como sujeto de derecho con personalidad jurídica desde su
matriculación en el registro.

Lo mismo se predica de las Agrupaciones de Interés Económico (A.I.E.) españolas (sustitutas de las
agrupaciones de empresas y uniones temporales de empresas), creadas a partir del Reglamento 2137/85 del
Derecho Comunitario que, como se dijo, regula las Agrupaciones Europeas de Interés Económico (A.E.I.E.), las
que han sido dotadas de personalidad jurídica, en tanto, el legislador español presupone que la voluntad de los
socios de la agrupación, es participar en el tráfico externo como grupo unificado; por su parte la legislación
italiana contiene dos tipos de consorcios, distinguiendo los que tienen actividad externa de los que desarrollan
una actividad interna, reconociéndoles la constitución de un sujeto de derecho solamente a los primeros.

En cuanto a la naturaleza civil o comercial del grupo o agrupamiento o consorcio, no depende de su forma sino
exclusivamente del objeto que desarrolle sin importar el tipo de actividad de sus miembros. El único elemento
clave para dilucidar sobre esta alternativa es la de la actividad que lleve a cabo la propia agrupación.

PROPUESTA-Necesidad de la reforma de la Ley de Sociedades Las figuras contractuales asociativas reguladas


bajo la denominación de Contratos de Colaboración Empresaria, en nuestro país han hecho camino al andar,
demostrando que bajo el lema "compartir para competir", en un sistema de economía libre, es el modo mas
eficiente de promover tanto la producción de riquezas como el intercambio de bienes y servicios.

La legislación nacional ofrece una amplia y variada gama de posibilidades asociativas, ya sean de orden civil o
comercial, tanto por su forma como por su objeto, pero cuando se trata de procurar integraciones o alianzas
estratégicas de grupos de interés, debe prevalecer la seguridad jurídica en el juego de la colaboración
empresaria y del interés público general.

En dicho sentido, entendemos que el sistema italiano, al distinguir los agrupamientos por la actividad que
desarrollan, permite transparentar y conjugar mejor el sistema, por lo que, haciendo una traslación mental de
aquel modelo a nuestro régimen legal, colocaría a las agrupaciones de colaboración entre los contratos donde la
subjetividad jurídica sería innecesaria en tanto promuevan actividades internas de producción de bienes y
servicios en beneficio exclusivo del patrimonio particular de los partícipes que la integran, y a las uniones
transitorias de empresas entre las organizaciones que requieren de subjetividad jurídica al desarrollar
actividades especulativas externas de intercambio de bienes y servicios para la distribución de resultados entre
sus miembros, sin que se llegue a conformar un nuevo tipo societario.

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