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Tradicon y Costunbres Yorubas
Tradicon y Costunbres Yorubas
Este código prohíbe a los yorubás (2) acciones que son consideradas delictivas
dentro de su sociedad civil como robar; el adulterio; la fornicación; el secuestro;
rompimiento de contrato; jurar en falso; la mentira; la violación; hablar mal de
los gobernantes; estafar; la irreverencia o falta de respeto a los padres o mayores
(3); seducir; la malícia; las aberraciones y desviaciones sexuales de todo tipo.
Todos estos actos prohibidos son considerados crímenes dentro de la religión
tradicional africana y cualquier persona que comete alguno de ellos es visto como
un criminal y será castigado. Los crímenes cometidos no sólo van en contra de la
sociedad, sino también en contra de los Orishás y los Ancestros. Todos aquellos
que nos consideramos "yorubás" vivimos como tales y educamos a nuestros hijos
(carnales) a vivir bajo los códigos de conducta que indica nuestra tradición. Se
entrenan a los niños a decir siempre la verdad, porque se cree que un mentiroso
está propenso a cometer otro tipo de actos delictivos. Según nuestra tradición
consideramos que los mentirosos conocen la verdad, pero no la dicen, dañan a los
demás por voluntad propia, llaman rojo al blanco y blanco al rojo. El Odù Ikafun
dice:
En la religión tradicional yorubá se sabe que muchas cosas deben pagarse después
de la muerte, por eso se tiene muy en cuenta el no cometer faltas, los Orishás no
apoyan a los mentirosos, los ladrones, estafadores, degenerados, adúlteros,
asesinos, etc. Los Orishás mandan siempre a sus seguidores a decir la verdad,
incluso en los propios odù la mayoría de las veces se trata de dejar en claro que
aquel que engaña, roba o comete faltas siempre sale perjudicado, es castigado o
termina en la ruina. En otra parte del odù Oturupon dice así:
Los sacerdotes africanistas, los jefes (de barrios, ciudades, etc.) y los reyes tienen
poderes político-religiosos y son quienes aplican las leyes, la justicia y los castigos
a las faltas dentro de la comunidad. Los jerarcas y sacerdotes son respetados como
se respeta a un Orishá, pues se consideran "mayores" y portadores de la
sabiduría de los Ancestros. En cuanto a la falta de respeto a los "mayores"
(planos religioso-político y edad) y a los padres, aquel que comete dicho crimen,
insultando a los mismos, insulta también a los Ancestros y Orishás, atrayendo
para sí el castigo de los mismos. Si bien la insolencia se perdona, se considera un
acto delictivo. Los Padres (ancestrales) deben ser venerados y dado el momento
"rendirles culto", pues es la voluntad de Olodumaré que se venere a quien nos
veneró y en cualquier sociedad donde no se venere a los Padres no se tendrá las
bendiciones del Todopoderoso. Iwori dice:
no atraerá maldiciones.
no nací emfermo,
no nací leproso.
Por otro lado en el Odu Iwori-meji explica que todo aquel que respete a sus
Padres y Ancestros (Egungun) en cualquier tarea en la que se embarque tendrá
éxito. En el Odu Obara-meji se condena la arrogancia, el orgullo y las faltas de
respeto de los jóvenes hacia los ancianos, las cuales son sentenciadas, diciendo
que todos los que no respetan a sus mayores no tendrán una vida larga y aquel
que golpea a su padre, a un sacerdote o un anciano está atrayendo su propia
muerte.
El gobierno africano es teocrático de modo que los gobernantes son vistos como
representantes divinos. Toda falta de respeto, reproche o rebeldía hacia los
mismos está prohibida. En cuanto a la lealtad absoluta y obediencia hacia el
gobierno el Odu Ejiogbe dice:
"La Corona debe ser juzgada por la cabeza que usa Corona.
Los labios del filósofo son los que deben desafiar al filósofo..."
Los gastos de la casa se dividen entre los esposos, según el ingreso de cada uno. El
marido normalmente proporciona la casa y hace las reparaciones que fueran
necesarias. También es quien paga las comidas principales y da algún dinero para
la educación y ropa de los niños. La esposa se debe vestir a sí misma y
proporciona el resto de la ropa de los niños y otros artículos para la comida y la
casa. Cuando el marido está lejos en la granja, su esposa puede ser casi
completamente responsable por su alimentación y la de los niños. Algunas veces
en el año, las mujeres tienen más probabilidad de tener dinero en efectivo que los
hombres. Muchas esposas yorubas van a lejanos lugares para pagar por la
educación de sus niños cuando a sus maridos no les alcanza el dinero para
hacerlo.
Normalmente el hombre casado con más de una mujer, intenta tratar a las
esposas por igual, dando un número igual de niños a cada una de sus esposas
para que costeen su educación. Si alguna recibe más, es porque la madre ha
podido conseguir dinero. Es común que la etapa escolar de un niño sea
interrumpida por varios meses o incluso años si los padres no pueden pagar.
El Emí es aquel que nos permite el diálogo interno, el que almacena recuerdos de
esta encarnación y el que da un paso al costado en nuestra conciencia cuando
incorporamos o montamos el Orisha, saliendo del Ará.
Cuando morimos, Emí y Orí se hacen uno y dejan el Ará que se transformará en
Okú o cuerpo muerto y ambos siendo una sola energía esperarán el destino que
les depara, si volver al Aiyé convertido en eggun y esperar la Atùnwá
(reencarnación), o si se les concede el Aragbá Orún (en camino al Orún), para
posteriormente llegar al estado de Arà Orún (habitante del Orún) junto a los
Orishas. Este estado solo se alcanza luego de varias reencarnaciones, hasta que
al final Emí logra un estado lo suficientemente puro como para convertirse en
Ará Orún.
Los omoluabi son los eggun quienes fueron dignos en su vida, pero que de
cualquier manera cometieron alguna pequeña falta, son ellos considerados
espiritus bondadosos y pueden ser parte de los ancestros adorados por la familia.