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DEFINICIÒN
EPIDEMIOLOGÍA
El tumor de Wilms, o nefroblastoma, es un tumor renal embrionario maligno
que afecta a niños, sobre todo de <5 años de edad.4 Las tasas de sobrevida
global son excelentes, de cerca del 90%.37
MANIFESTACIONES CLÍNICAS
La presentación característica del tumor de Wilms es una tumoración
abdominal asintomática, que puede observase mientras se viste o se baña al
niño. La palpación vigorosa o excesiva de la tumoración puede ocasionar
rotura del tumor. Por contraposición al neuroblastoma (dado que el grupo
de edad y la masa abdominal al momento de la presentación pueden ser
similares), los niños a menudo tienen un aspecto muy sano, sin ningún
síntoma sistémico. Las metástasis cuando se establece el diagnóstico son
infrecuentes, pero pueden ocurrir a pulmones, hígado o ganglios linfáticos.
La hipertensión consecutiva a un aumento de la producción de renina se
observa en 25% de los casos.38 Los síntomas menos frecuentes son anorexia,
pérdida de peso, vómito, hematuria o molestia abdominal. Puede haber un
efecto expansivo importante por el tumor, lo que origina insuficiencia
respiratoria u obstrucción intraabdominal.
DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO
El diagnóstico diferencial incluye hidronefrosis benigna, neuroblastoma,
hepatoblastoma, linfoma, sarcoma y tumores de células germinativas.39 La
ecografía es adecuada para las imágenes abdominales iniciales en el servicio
de urgencias. Se obtiene una radiografía torácica para identificar metástasis
pulmonares (figura 143-2). Se realizan análisis de laboratorio básicos,
catecolaminas urinarias para descartar neuroblastoma y examen general de
orina. La tomografía computarizada y la resonancia magnética permiten
identificar el alcance de la enfermedad. El tratamiento definitivo es la
resección quirúrgica y la quimioterapia, con o sin radioterapia.
Hallazgos clínicos
A. Signos y síntomas
La mayoría de los niños con tumor de Wilms presenta un tamaño cada vez
mayor del abdomen o una masa abdominal asintomática que un padre o
proveedor de atención médica descubre de manera accidental. La masa
suele ser lisa y firme, bien demarcada, y rara vez cruza la línea media,
aunque tal vez se extienda hacia abajo dentro de la pelvis. Alrededor de
25% de los pacientes es hipertenso en la presentación. La hematuria
macroscópica es una presentación poco frecuente, aunque se produce
hematuria microscópica en casi 25% de los pacientes.
B. Datos de laboratorio
La biometría hemática completa suele ser normal, pero algunos pacientes
tienen anemia secundaria a hemorragia en el tumor. El nitrógeno ureico
sanguíneo y la creatinina sérica suelen ser normales. Es posible que el
análisis de orina muestre algo de sangre o leucocitos.
Tratamiento y pronóstico
En Estados Unidos, el tratamiento del tumor de Wilms comienza con la
exploración quirúrgica del abdomen mediante un acceso quirúrgico
anterior para permitir la inspección y palpación del riñón contralateral. Se
inspeccionan el hígado y los ganglios linfáticos y se toman muestras para
biopsia o se extirpan áreas sospechosas. Se realiza una resección en bloque
del tumor. Se hace todo lo posible para evitar cualquier derrame tumoral
en la cirugía ya que esto puede aumentar la estadificación y el tratamiento.
Debido a que la terapia se adapta a la etapa del tumor, es imperativo que
un cirujano familiarizado con los requisitos de estadificación realice la
operación.
Consideraciones futuras
Aunque el progreso en el tratamiento del tumor de Wilms ha sido
extraordinario, quedan preguntas importantes por responder. Se plantean
cuestionamientos sobre el papel de la quimioterapia previa a la
nefrectomía en el tratamiento del tumor de Wilms. La quimioterapia
prequirúrgica parece disminuir la rotura del tumor durante la resección,
pero puede afectar en forma desfavorable el resultado al cambiar la
estadificación. Los estudios futuros se dirigirán a minimizar las toxicidades
agudas y a largo plazo para las personas con enfermedad de riesgo bajo y
mejorar los resultados para las personas con enfermedad de riesgo alto y
recurrente.
Etapa II. Tumor que se extiende más allá del riñón, pero se extirpa
completo. Existe penetración a través de la superficie externa de la
cápsula renal, invasión de los vasos del seno renal, biopsia tumoral,
tumor antes de la extirpación o derrame local durante la extirpación.
No hay tumor residual aparente, en o fuera de los márgenes de
excisión y no hay compromiso de ganglios linfáticos.
Manifestaciones clínicas
A. Síntomas y signos
Lo más frecuente es que el diagnóstico de tumor de Wilms se establezca
después de que un miembro de la familia descubre una tumoración
asintomática, o el médico la detecta en una exploración física de rutina. Los
síntomas iniciales frecuentes incluyen dolor y distensión abdominal,
anorexia, náusea y vómito, fiebre y hematuria. El signo más frecuente es
una tumoración abdominal. Se detecta hipertensión en 25% a 60% de los
casos, se debe a concentraciones altas de renina (Pizzo et al., 2016). Hasta
30% de los pacientes tiene hematuria y la coagulopatía puede ocurrir en
10%.
B. Estudios de laboratorio
El análisis urinario puede mostrar evidencia de hematuria, y es posible que
haya anemia, sobre todo en pacientes con evidencia de hemorragia
subcapsular. Los pacientes con metástasis hepáticas pueden tener valores
anormales en la química sérica.
C. Estudios de imagen
Al principio se realizan ecografía y CT abdominales para valorar la
tumoración. Ante la sospecha de tumor de Wilms se obtiene una CT
abdominal, que puede aportar información útil sobre la extensión tumoral,
el estado del riñón contralateral y la presencia de adenopatía regional. La
CT todavía es una técnica imperfecta con una tasa relativamente alta de
resultados positivos falsos para invasión hepática en tumores del lado
derecho, y 7% de los casos de tumores de Wilms bilaterales sincrónicos
confirmados en la cirugía pasó inadvertido en la CT preoperatoria del
NWTS IV (Ritchey et al., 1995).