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AMPARO EN REVISIÓN 588/2005.

QUEJOSAS: **********, SOCIEDAD ANÓNIMA


DE CAPITAL VARIABLE Y OTRA.

PONENTE: MINISTRO JUAN N. SILVA MEZA.


SECRETARIO: PEDRO ARROYO SOTO.

México, Distrito Federal. Acuerdo del Tribunal Pleno de la


Suprema Corte de Justicia de la Nación, correspondiente al día
veintisiete de junio de dos mil cinco.

V I S T O S; y
R E S U L T A N D O:

PRIMERO.- Por diversos escritos presentados el catorce de


junio de dos mil cuatro, en la Oficina de Correspondencia Común
de los Juzgados de Distrito en Materia Administrativa del Primer
Circuito, ********** y **********, respectivamente en representación
de **********, Sociedad Anónima de Capital Variable y de
**********, Sociedad Anónima de Capital Variable, solicitaron el
amparo y protección de la Justicia Federal, en contra de las
autoridades y por los actos que a continuación se indican:

AUTORIDADES RESPONSABLES: 1) Presidente de los


Estados Unidos Mexicanos. 2) Congreso de la Unión. 3)
Secretario de Gobernación. 4) Secretario de Economía. 5)
Procurador Federal del Consumidor. Las siguientes autoridades
pertenecen a la Procuraduría Federal del Consumidor 6) Director
General de Coordinación de Delegaciones. 7) Director General
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de Quejas y Conciliación. 8) Delegado del Norte. 9) Jefe de


Servicios al Consumidor de la Delegación Norte. 10) Delegado del
Sur. 11) Jefe de Servicios al Consumidor de la Delegación Sur.
12) Delegado del Oriente. 13) Jefe de Servicios al Consumidor de
la Delegación de Oriente. 14) Delegado Poniente. 15) Jefe de
Servicios al Consumidor de la Delegación Poniente. 16) Delegado
del Centro. 17) Jefe de Servicios al Consumidor de la Delegación
Centro. 18) Delegado en Nezahualcoyotl. 19) Jefe de Servicios al
Consumidor en Nezahualcoyotl. 20) Delegado en Naucalpan 21)
Jefe de Servicios al Consumidor en Naucalpan. 22) Delegado en
Tlalnepantla. 23) Jefe de Servicios al consumidor en Tlalnepantla.
24) Delegado en Toluca. 25) Jefe de Servicios al Consumidor en
la Delegación Toluca.

ACTOS RECLAMADOS: El decreto publicado en el Diario


Oficial de la Federación, el cuatro de febrero de dos mil cuatro,
que reformó los artículos 7-BIS, 73, 73-TER, 86, párrafo tercero y
87, párrafo segundo de la Ley Federal de Protección al
Consumidor, vigencia dos mil cuatro.

SEGUNDO.- Las quejosas señalaron que se violan las


garantías contenidas en los artículos 1, 5, 8, 13, 14, 16, 17, 25,
27, 28, 104, fracción primera, y 121, fracción segunda, de la
Constitución General de la República, narraron los antecedentes
del caso y expresaron los siguientes conceptos de violación:

I. Que los artículos reclamados vulneran la garantía de


igualdad, la libertad de contratación y la de comercio, porque
obligan a la quejosa a registrar sus contratos ante la Procuraduría
Federal del Consumidor, a incluir y observar requisitos mínimos y

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cláusulas que estipulen la intervención de dicha procuraduría


para interpretar el contrato y resolver las diferencias entre
proveedor y consumidor.

II. Que las disposiciones impugnadas violan el derecho


de propiedad, porque le impiden disponer libremente de sus
bienes ya que la obligan a exhibir, de manera visible, el precio de
los inmuebles que enajena y a registrar los contratos, so pena de
elevadas multas.

III. Que los artículos reclamados vulneran la garantía de


audiencia, y el derecho de petición y el libre acceso a los
tribunales, porque se le obliga a incluir en los contratos, una
cláusula que estipule que la Procuraduría Federal del Consumidor
será competente para resolver las diferencias que surjan entre
proveedor y consumidor. Aduce que con ello se le impide acudir
a los tribunales judiciales, lo que se traduce en violación a los
artículos 17 y 28 constitucionales.

IV. Que las disposiciones reclamadas son normas


privativas, porque otorgan un trato privilegiado al consumidor en
perjuicio del proveedor, vulnerando así el principio de igualdad.

V. Que los artículos reclamados violan el artículo 121,


fracción II, de la Constitución Federal porque invaden la esfera de
atribuciones de los Estados. Aduce que el Congreso de la Unión
no está facultado para legislar en materia de inmuebles ubicados
en territorio y jurisdicción de entidades federativas.

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VI. Que las disposiciones impugnadas violan las


garantías de seguridad jurídica, porque si la Secretaría de
Economía no ha expedido la norma oficial mexicana, respecto de
los términos y condiciones de los contratos, entonces no hay
fundamento para obligar a las quejosas a registrar sus contratos
en la Procuraduría Federal del Consumidor.

TERCERO.- Por auto de fecha quince de junio de dos mil


cuatro, el Juez Segundo de Distrito “B” en Materia Administrativa
en el Distrito Federal, admitió las demandas de garantías. Con
fundamento en el artículo 57, fracción II, de la Ley de Amparo,
decretó la acumulación de dichas demandas de amparo por lo
que **********, Sociedad Anónima de Capital Variable, fue
designada como representante común. Ordenó su registro con el
número ********** y seguido el juicio en sus demás trámites, el
trece de agosto del dos mil cuatro, el Juez Decimosegundo de
Distrito en Materia Administrativa en el Distrito Federal celebró la
audiencia constitucional, y enseguida dictó sentencia que terminó
de engrosar el día veintidós de octubre del mismo año, en la que
por una parte sobreseyó y por otra negó el amparo a la quejosa.

En dicha sentencia el Juez Decimosegundo de Distrito en


Materia Administrativa del Primer Circuito, manifestó que con
base en el contenido del Acuerdo General 58/2004 emitido por el
Pleno del Consejo de la Judicatura Federal se determinó la
conclusión de las funciones del Juzgado Segundo de Distrito “B”
en Materia Administrativa en el Distrito Federal, y del inicio del
funcionamiento de nuevos Juzgados de Distrito en Materia
Administrativa, entre los que se encuentra el Juzgado
Decimosegundo de Distrito en Materia Administrativa en el Distrito

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Federal, que conocerá de los expedientes que fueron radicados


en el entonces Juzgado Segundo de Distrito “B” en Materia
Administrativa en el Distrito Federal, durante el periodo del uno de
julio de dos mil tres, al treinta y uno de octubre de dos mil cuatro.

El Juez de Distrito sobreseyó por negativa de actos


reclamados a diversas autoridades, consistentes en la aplicación
de las reformas a los artículos reclamados, negó el amparo
respecto de todos los artículos reclamados, al considerar
infundados e inoperantes los conceptos de violación que la
quejosa expresó en su demanda de garantías.

Las consideraciones del Juez de Distrito en síntesis


son las siguientes:

Que los artículos reclamados no violan la garantía de libre


comercio, porque dicha libertad no es irrestricta e ilimitada, pues
además de ser una actividad lícita no debe afectar los derechos
de terceros ni los de la sociedad en general.

Que las disposiciones impugnadas no le impiden a las


quejosas dedicarse a la actividad que constituye su objeto social.

Que tampoco se vulnera la garantía de libre acceso a la


administración de justicia por tribunales judiciales, porque la
intervención que tiene la Procuraduría Federal del Consumidor no
le impide a la quejosa acudir a otras instancias, además de que el
arbitraje ante dicho organismo es optativo, de ahí que no existe la
violación aducida.

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Que la cláusula que le da intervención a la Procuraduría


Federal del Consumidor obedece a la necesidad de prevenir
daños a los consumidores, procurando equidad y seguridad
jurídica entre proveedor y consumidor.

Que no es cierto que se viole la libertad de expresión, al


estar obligada a incluir en sus contratos determinadas cláusulas,
pues el legislador consideró necesario regular las relaciones entre
proveedores y consumidores, sobre la base de que la libertad
para contratar no es ilimitada.

Que las disposiciones reclamadas no inciden en aspectos


sustanciales del contrato, por ende, la libertad contractual no se
ve obstaculizada, pues las partes siguen teniendo libertad para
contratar o no, lo que evidencia que no existe la aducida
inseguridad jurídica.

Que los artículos reclamados no constituyen normas


privativas, ni vulneran la garantía de igualdad, porque atendiendo
a las características de la actividad de las quejosas, se advierte
que no se ubica en un mismo plano respecto de quienes realizan
esa actividad ocasionalmente y no de manera preponderante.

Que las obligaciones contenidas en las normas reclamadas


atienden a la situación preferencial de la relación entre
proveedores y consumidores, la cual difiere de la eventual
relación que se da con personas físicas y morales que no tienen
el carácter de proveedor.

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Que la expresión “al menos”, contenida en el artículo


73-TER, de la ley reclamada no viola el principio de seguridad
jurídica, porque sólo busca precisar los requisitos mínimos que
debe contener el contrato.

El a quo declaró inoperante el planteamiento de las


quejosas conforme al cual las normas reclamadas no son
aplicables respecto de ventas contratadas entre dos proveedores.
Agregó que el contenido del artículo 25 constitucional no
constituye una garantía individual.

También precisó que no existe violación a la garantía de


libre concurrencia prevista en el artículo 28 constitucional, porque
cualquier persona que desee dedicarse a la venta de inmuebles
destinados a casa habitación, puede hacerlo.

El a quo declaró inoperante el argumento con el que la


quejosa adujo que la Ley Federal de Protección al Consumidor
contiene disposiciones contradictorias.

CUARTO.- Por escrito presentado en la Oficina de


Correspondencia Común de los Juzgados de Distrito en Materia
Administrativa del Primer Circuito, el veintinueve de noviembre de
dos mil cuatro, las quejosas interpusieron recurso de revisión y el
día treinta del mismo mes y año fue recibido en el Juzgado
Decimosegundo en Materia Administrativa en el Distrito Federal,
según consta del sello plasmado en el escrito de expresión de
agravios, por auto de fecha uno de diciembre del mismo año el
juez del conocimiento ordenó remitir el juicio de amparo y el

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escrito de expresión de agravios al Tribunal Colegiado del Primer


Circuito en turno.

Por razón de turno correspondió al Décimo Tribunal


Colegiado en Materia Administrativa del Primer Circuito, el
conocimiento del recurso de revisión, quien en sesión de fecha
dieciocho de marzo de dos mil cinco, confirmó la sentencia
recurrida y se declaró legalmente incompetente, por lo que ordenó
remitir los autos a la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

QUINTO.- Por auto de fecha trece de abril de dos mil cinco,


el Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación,
asumió su competencia originaria para conocer del recurso de
revisión, ordenó notificar a las autoridades responsables y al
Procurador General de la República. En el mismo proveído, el
asunto fue turnado al Ministro Juan N. Silva Meza, para la
elaboración del proyecto correspondiente. El agente del Ministerio
Público no formuló pedimento.

C O N S I D E R A N D O:

PRIMERO.- El Tribunal Pleno de esta Suprema Corte de


Justicia de la Nación es competente para conocer y resolver el
presente recurso de revisión, de conformidad con lo dispuesto en
los artículos 107, fracción VIII, inciso a), de la Constitución Política
de los Estados Unidos Mexicanos; 84, fracción I, inciso a), de la
Ley de Amparo; y 10, fracción II, inciso a), de la Ley Orgánica del
Poder Judicial de la Federación; en relación con el punto Tercero,
fracción II, del Acuerdo General 5/2001 del Tribunal Pleno de esta

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Suprema Corte de Justicia de la Nación, toda vez que se


interpone en contra de una sentencia dictada por un Juez de
Distrito en la audiencia constitucional de un juicio de amparo
indirecto, en el que se cuestionó la constitucionalidad de los
artículos 5, 73, 73-BIS, 73 TER, 75, 86, 128, 129 BIS, de la Ley
Federal de Protección al Consumidor, vigencia dos mil cuatro,
subsistiendo el problema de inconstitucionalidad planteado.

SEGUNDO.- La quejosa, en síntesis, expresó los siguientes


agravios:

I. Que el Juez de Distrito hizo un incorrecto estudio del


planteamiento relativo a la restricción de la libertad de contratar y
de comercio. Insiste en que la obligación de registrar los contratos
limita dichas libertades.

II. Que el a quo interpreta incorrectamente el artículo


17 constitucional, en relación con lo previsto en los artículos 86,
párrafo tercero, y 87, párrafo segundo, de la ley reclamada, los
cuales restringen el derecho de petición y vulneran las garantías
de audiencia, legalidad y acceso a la justicia.

III. Que el Juez de Distrito “nunca se ocupó del


concepto de violación que hizo valer en el apartado tres de la
demanda de garantías”.

Aduce que las disposiciones reclamadas restringen su


derecho de propiedad de inmuebles, porque se le apercibe con
multas elevadas si no cumple con los requisitos previstos en las
normas reclamadas.

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IV. Que el a quo “nunca se ocupó del concepto de


violación que hizo valer en el apartado cinco de la demanda de
garantías”.

Aduce que nunca planteó violación a la libre concurrencia,


sino la incompetencia de la Procuraduría Federal del Consumidor
para conocer de controversias ante la quejosa como proveedora y
los consumidores. Insiste en que los únicos competentes son los
juzgados y tribunales, tanto del fuero común como federales.

V. Que el Juez de Distrito “no analizó el sexto y séptimo


conceptos de violación”. Aduce que la obligación de registrar los
contratos ante la Procuraduría Federal del Consumidor vulnera la
garantía de igualdad, porque esa obligación no está prevista a
cargo de otros proveedores en la misma materia inmobiliaria.

VI. Que el a quo “nunca se ocupó del concepto de


violación que se hizo valer en el apartado ocho de la demanda de
garantías”. Aduce que la función de la Procuraduría Federal del
Consumidor vulnera la soberanía de los Estados, en términos del
artículo 121, fracción II, constitucional, porque ninguno de los
códigos de los Estados establecen como requisito de validez, que
los contratos de compraventa de inmuebles tengan que
registrarse ante la Procuraduría Federal del Consumidor.

VII. Que el Juez de Distrito “nunca se ocupó de los


conceptos de violación que hizo valer en el apartado nueve de la
demanda de garantías”. Aduce que no se le puede obligar a
registrar sus contratos ante la Procuraduría Federal del

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Consumidor, porque la Secretaría de Economía no ha expedido


las normas oficiales mexicanas aplicables.

TERCERO.- Previamente al estudio de los agravios que


hace valer la empresa quejosa, se estima importante precisar lo
que se entiende por contrato en materia civil y en el ámbito
mercantil, así como el concepto de contrato de adhesión.

Comúnmente el contrato se define como un acto jurídico


bilateral que se constituye por el acuerdo de voluntades de dos o
más personas por el cual se obligan respecto a una o varias
cosas, a dar, hacer o no hacer.

El Código Civil Federal vigente establece la definición de


contrato, diferenciándolo de lo que es un convenio, señala sus
requisitos esenciales y de validez, su perfeccionamiento y su
obligatoriedad, en su Libro Cuarto “De las obligaciones”, Primera
Parte, “De las obligaciones en general”, Titulo Primero “Fuentes
de las Obligaciones”, Capitulo I “Contratos”, que prevé:

“Artículo 1792.- Convenio es el acuerdo de dos o


más personas para crear, transferir, modificar o
extinguir obligaciones”.

“Artículo 1793.- Los convenios que producen o


transfieren las obligaciones y derechos, toman el
nombre de contratos”.

“ Artículo 1794.- Para la existencia del contrato se


requiere:

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I.- Consentimiento;
II.- Objeto que pueda ser materia del contrato”.

“ Artículo 1795.- El contrato puede ser invalidado:


I.- Por incapacidad legal de las partes o de una de
ellas;
II.- Por vicios del consentimiento;
III.- Por su objeto, o su motivo o fin sea ilícito;
IV.- Porque el consentimiento no se haya
manifestado en la forma que la ley establece”.

“ Artículo 1796.- Los contratos se perfeccionan por


el mero consentimiento, excepto aquellos que
deben revestir una forma establecida por la ley.
Desde que se perfeccionan obligan a los
contratantes, no solo al cumplimiento de lo
expresamente pactado, sino también a las
consecuencias que, según su naturaleza, son
conforme a la buena fe, al uso o a la ley.”

“Artículo 1797.- La validez y el cumplimiento de los


contratos no puede dejarse al arbitrio de uno de los
contratantes”.

Existen diferentes criterios y sistemas de clasificación de los


contratos, unos legislativos y otros doctrinales, tomando en
cuenta sus efectos jurídicos; así, se habla de: a) Contratos
unilaterales y bilaterales; b) Gratuitos y onerosos, entre éstos se
distingue entre contrato oneroso conmutativo y el aleatorio; c)
Consensuales, entre los que se encuentran los siguientes: reales,

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formales y solemnes por excelencia; d) preparatorios, principales


y accesorios; e) Traslativos de dominio, como la compraventa; f)
Traslativos de uso temporal; g) De prestación de servicio; h) Con
un fin común; i) De garantía; j) Los que prevén o resuelven una
controversia; k) Nominados, innominados y mixtos; l) De efecto
inmediato y de efecto diferido; m) A favor de tercero, etcétera.

Considerado el contrato como fuente de la relación


obligatoria, cabe afirmar que puede cumplir una función
constitutiva, modificativa y resolutoria, según las relaciones y
consecuencias jurídicas que impliquen.

Ahora bien, tratándose del contrato mercantil, se acepta que


éste es el acuerdo de voluntades por el cual se producen o
transfieren obligaciones o derechos y en relación con actos de
comercio, esto es, que tiene un propósito de especulación o
negociación comercial.

Dichos contratos pueden adoptar el carácter de actos de


comercio por los sujetos que los celebran, por el objeto sobre el
que recaen, por su forma o por su propósito y son regidos por las
leyes mercantiles.

Así, el Código de Comercio, establece cuáles son los


actos de comercio y los contratos mercantiles en general, en el
artículo que a continuación se transcribe, en la parte que interesa
para los fines del estudio del asunto:

“ Artículo 75.- La ley reputa actos de comercio:


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II.- Las compras y ventas de bienes inmuebles,


cuando se hagan con dicho propósito de
especulación comercial;

En caso de duda, la naturaleza comercial del acto


será fijada por arbitrio judicial”.

De lo hasta aquí expuesto, es evidente que se puede hacer


una distinción entre los contratos civiles y mercantiles, tomando
en cuenta las siguientes características: los contratos
mercantiles tienen como finalidad la especulación (artículo 75
del Código de Comercio), analizados desde el punto de vista
formal y material. Por su parte, el objeto de los contratos
civiles es el intercambio de bienes y servicios, sin que
constituyan especulación comercial.

La distinción precisada tiene la utilidad práctica siguiente:

1º.- Plazo para el cumplimiento de obligaciones. El


Código de Comercio en su artículo 83 establece que si en los
contratos mercantiles no se establece plazo para tal
cumplimiento, éste será de 10 días, después de contraída la
obligación, si solo produjeren acción ordinaria y al día inmediato
si llevaren aparejada ejecución. En cambio, el Código Civil
Federal dispone en su artículo 2080 que, el término para
cumplir las obligaciones civiles es de 30 días después de la
interpelación. Si se trata de obligaciones de hacer es el tiempo
necesario para su ejecución.

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2º- Procedimiento. El procedimiento mercantil se rige por


plazos más cortos que los procedimientos civiles.

3º.- Carga. Los contratos civiles pueden ser gratuitos, los


mercantiles no pueden serlo; siempre son onerosos.

4º.- La lesión. Es motivo de invalidez del contrato civil y se


encuentra establecido en el artículo 17 del Código Civil Federal,
pero no procede en los contratos mercantiles.

Definidos los contratos en general y la diferencia de los


regidos por el Código Civil Federal o de la entidad federativa
donde se celebren y aquéllos a que se refiere el Código de
Comercio, es menester precisar que la naturaleza de los contratos
de compraventa que realiza la quejosa evidentemente son de
carácter mercantil, dado que existe especulación o ánimo
comercial en la celebración del contrato.

Asimismo, cabe hacer la observación de que dentro de los


contratos mercantiles existe el contrato de adhesión o por
adhesión que es aquel en el cual una de las partes, que
generalmente es un empresario mercantil o industrial, establece
un contenido prefijado para todos los contratos de un determinado
tipo que en el tráfico o trato comercial de la empresa se realicen;
lo característico de estos contratos, es precisamente, que, una de
las partes redacta unilateralmente las cláusulas, de modo que la
contraparte simplemente “se adhiere”, sin posibilidad de
discutirlas o convenirlas específicamente.

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Al respecto, se advierte que en el contrato de adhesión


hay libertad de contratar o no contratar; pero no hay, para la
parte que se adhiere, que generalmente es el consumidor, libertad
contractual para discutir y fijar el contenido del contrato; de aquí
que el Estado previendo la posibilidad de abusos, excesos o
arbitrariedades por parte de quien establece las condiciones
contractuales, intervenga para procurar la equidad en la
contratación, sea a través de normas generales o por otros
medios institucionales de aplicación judicial o administrativa; con
ello el Estado recoge inveteradas inquietudes que han
trascendido, inclusive, al ámbito de la academia jurídica, dentro
de la cual impera el principio que dice: “en caso de duda (los
contratos) se interpretan contra el autor de su redacción y a favor
de la parte que haya aportado su adhesión”, seguramente para
rescatar la equidad contractual.

El contrato de adhesión, en la actualidad florece y prospera


a la par que las grandes empresas, ya que este tipo de contrato
supone una situación económica imponente del proveedor frente
al consumidor, sobre todo cuando éste no puede encontrar en el
mercado otros proveedores que le ofrezcan mejores condiciones
para adquirir los mismos bienes o servicios. De ahí que en la vida
moderna sea común este encuentro necesario entre un
contratante fuerte económicamente (proveedor) y uno débil
(consumidor). Estas situaciones propicias para abusos, han
hecho necesaria la intervención estatal para proteger al
contratante débil, y procurar disciplinar de manera
uniforme determinadas relaciones ante la necesidad de
asegurar ciertos contenidos, evitando dificultades a la clientela
y facilitando así el tráfico comercial en gran escala.

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El tráfico comercial masivo que es propio de la vida


contemporánea ha confirmado con largueza la observación de
los teóricos acerca de que el contrato de adhesión se
perfecciona por el asentimiento y no por el consentimiento
como acontece con los contratos civiles o mercantiles
típicos. Así, el contrato tipo es aquél de contenido fijo mediante
el cual se establecen relaciones jurídicas de masa, o en serie,
predeterminándose el contenido.

El contrato de adhesión tiene como características:

1.- La oferta de contratar se hace normalmente a una


colectividad.
2.- Está redactado por una de las partes.
3.- Su reglamentación en la mayoría de los casos es
compleja.
4.- La situación del que ofrece contratar normalmente es la
más poderosa.
5.- Las cláusulas no se discuten, se aceptan o no.
6.- El adherente actúa bajo “presión”, que normalmente
puede originar: renuncia de derechos; limitaciones a la
responsabilidad del oferente; caducidad con términos muy cortos;
obligaciones adicionales; falta de información; pactos comisorios;
facultades para rescindir unilateralmente; pactos leoninos;
cláusulas compromisorias o derogaciones a la competencia de la
autoridad judicial; etcétera.

En ese orden de ideas, el Estado actúa como proteccionista,


dictando leyes que regulan y limitan la actividad de los
particulares en la celebración, cumplimiento y prevención de

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conflictos que se susciten con motivo de los contratos de


adhesión, que en caso de interpretación o incumplimiento
generan problemas en diversos estratos de la sociedad que
regularmente no se unen en defensa de sus intereses.

Para resolver estos problemas de interés social, el Estado


dicta leyes que directa e inmediatamente regulan la libertad
contractual, es decir, que además de las regulaciones
tradicionales establecidas en los códigos mercantiles y
civiles tales como el respeto al orden público, las buenas
costumbres, y la buena fe; la condena al dolo, a la mala fe, a la
violencia y a la lesión; la interpretación de los contratos a
favor de la parte más débil y la irrenunciabilidad de ciertos
derechos, se han expedido leyes o se han modificado las
anteriores que imponen a las partes cláusulas irrenunciables
de “interés público”.

Un ejemplo de lo anterior es la Ley Federal de


Protección al Consumidor y con base en éste y otros
ordenamientos, se han creado organismos administrativos que
controlan y vigilan su cumplimiento, como la Procuraduría Federal
del Consumidor.

De acuerdo con el artículo 2º, fracción II, de la Ley


Federal de Protección al Consumidor, es proveedor
“la persona física o moral que habitual o periódicamente
ofrece, distribuye, vende, arrienda o concede el uso o disfrute
de bienes, productos y servicios…”; asimismo, la ley en
estudio en su artículo 86 exige la inscripción de los
contratos de adhesión antes de ser utilizados, con el fin

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de vigilar que no contengan cláusulas que lesionen al


consumidor por desproporcionadas, inequitativas y
abusivas, para poder cumplir el objetivo de proteger a los
consumidores; de igual forma, conforme a lo previsto en
los artículos 85 y 90 de la ley en cita, no se consideran válidas
y se tienen por no puestas, las siguientes cláusulas:

1.-) Las que permiten al proveedor modificar unilateralmente


el contenido del contrato, o substraerse unilateralmente de sus
obligaciones.

2.-) Las que liberen al proveedor de su responsabilidad


civil, excepto cuando el consumidor incumpla el contrato.

3.-) Las que trasladen al consumidor o a un tercero la


responsabilidad civil del proveedor.

4.-) Las que prevengan términos de prescripción inferiores


a los legales.

5.-) Las que prescriban el cumplimiento de ciertas


formalidades para la procedencia de las acciones que se
promuevan contra el proveedor.

6.-) Las que obligan al consumidor a renunciar a la


protección de la Ley Federal de Protección al Consumidor o lo
someten a la competencia de tribunales extranjeros.

7.-) Las escritas en idioma distinto al español y con


caracteres ilegibles a simple vista.

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De lo hasta aquí analizado, se colige que los contratos de


compra venta de inmuebles destinados a casa habitación
que celebra la empresa quejosa en su calidad de proveedor,
son actos de naturaleza mercantil, regidos en consecuencia
por el Código de Comercio, y dadas las circunstancias de que
utilizan formatos, formularios o “machotes” para su celebración
con los particulares consumidores, a los cuales únicamente se
pueden adherir, es decir, pueden decidir si contratan o no, mas
nunca variar las cláusulas o contenido del mismo, es
indudable que se trata de contratos de adhesión regulados
por la Ley Federal de Protección al Consumidor.

En esta tesitura, el agravio sintetizado en el punto I, es


infundado de acuerdo con las siguientes consideraciones.

El artículo 1° constitucional es una declaración de carácter


general que aun cuando consagra una garantía de igualdad no
establece ésta de manera específica, por lo que su violación debe
relacionarse con la de otra garantía individual, es decir, los
conceptos de violación que se hagan valer respecto a la garantía
prevista en dicho artículo, no pueden entenderse si no es en
relación directa con las libertades que la Constitución consagra, la
violación que se produciría, en su caso, al artículo 1º sólo puede
advertirse de un estudio conjunto de dicho ordinal con la
correlativa libertad que se arguye violada.

En ese sentido de ha pronunciado este Tribunal Pleno de la


Suprema Corte de Justicia de la Nación en la tesis identificada
con el número P. CXXXIII/2000, en la página 27, del Tomo XII,
correspondiente al mes de septiembre de 2000, del Semanario

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AMPARO EN REVISIÓN 588/2005.

Judicial de la Federación y su Gaceta, en su Novena Época, que


a continuación se inserta.

“IGUALDAD. LOS CONCEPTOS DE VIOLACIÓN


QUE SE HAGAN VALER RESPECTO A LA
GARANTÍA PREVISTA EN EL ARTÍCULO 1o. DE LA
CONSTITUCIÓN FEDERAL, NO PUEDEN
ENTENDERSE SI NO ES EN RELACIÓN DIRECTA
CON LAS LIBERTADES QUE ÉSTA CONSAGRA. Si
bien es cierto que las garantías que otorga la
Constitución Federal sólo pueden restringirse por
disposición de la propia Ley Fundamental o por
otra ley a la que la misma remita, también lo es que
los conceptos de violación que haga valer el
quejoso en el juicio de amparo, respecto al artículo
1o. de la Carta Magna que prevé la garantía de
igualdad, sólo pueden entenderse en relación
directa con las libertades que la propia
Constitución consagra. Esto es, la violación que se
produciría, en su caso, al artículo 1o. sólo puede
advertirse de un estudio conjunto de dicho ordinal
con la correlativa libertad que se arguye violada”.

Asimismo resulta ilustrativa la tesis aislada de la Primera


Sala de esta Suprema Corte de Justicia de la Nación publicada
con el número 1a. C/2001, a fojas 192, del Tomo XIV,
correspondiente al mes de diciembre de 2001, del Semanario
Judicial de la Federación y su Gaceta, en su Novena Época, que
es del tenor literal siguiente:

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AMPARO EN REVISIÓN 588/2005.

“IGUALDAD. LÍMITES A ESTE PRINCIPIO. La


Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos establece que todos los hombres son
iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer
discriminación alguna por razón de nacionalidad,
raza, sexo, religión o cualquier otra condición o
circunstancia personal o social, de manera que los
poderes públicos han de tener en cuenta que los
particulares que se encuentren en la misma
situación deben ser tratados igualmente, sin
privilegio ni favor. Así, el principio de igualdad se
configura como uno de los valores superiores del
orden jurídico, lo que significa que ha de servir de
criterio básico para la producción normativa y su
posterior interpretación y aplicación, y si bien es
cierto que el verdadero sentido de la igualdad es
colocar a los particulares en condiciones de poder
acceder a derechos reconocidos
constitucionalmente, lo que implica eliminar
situaciones de desigualdad manifiesta, ello no
significa que todos los individuos deban ser
iguales en todo, ya que si la propia Constitución
protege la propiedad privada, la libertad económica
y otros derechos patrimoniales, está aceptando
implícitamente la existencia de desigualdades
materiales y económicas; es decir, el principio de
igualdad no implica que todos los sujetos de la
norma se encuentren siempre, en todo momento y
ante cualquier circunstancia, en condiciones de
absoluta igualdad, sino que dicho principio se

22
AMPARO EN REVISIÓN 588/2005.

refiere a la igualdad jurídica, que debe traducirse en


la seguridad de no tener que soportar un perjuicio
(o privarse de un beneficio) desigual e injustificado.
En estas condiciones, el valor superior que
persigue este principio consiste en evitar que
existan normas que, llamadas a proyectarse sobre
situaciones de igualdad de hecho, produzcan como
efecto de su aplicación la ruptura de esa igualdad
al generar un trato discriminatorio entre
situaciones análogas, o bien, propicien efectos
semejantes sobre personas que se encuentran en
situaciones dispares, lo que se traduce en
desigualdad jurídica”.

Pues bien, resulta infundado el argumento relativo a que los


dispositivos reclamados de la Ley Federal de Protección al
Consumidor infringen la garantía de libertad de trabajo que
consagra el artículo 5º constitucional, teniendo en cuenta los
siguientes razonamientos.

El artículo 5º de la Constitución Política de los Estados


Unidos Mexicanos dice, en lo que interesa:

"Artículo 5.- A ninguna persona podrá impedirse


que se dedique a la profesión, industria, comercio o
trabajo que le acomode, siendo lícitos. El ejercicio
de esta libertad sólo podrá vedarse por
determinación judicial, cuando se ataquen los
derechos de tercero, o por resolución gubernativa,

23
AMPARO EN REVISIÓN 588/2005.

dictada en los términos que marque la ley, cuando


se ofendan los derechos de la sociedad. ...".

De lo transcrito se deduce lo siguiente:

1.- Que la libertad contenida en el precepto constitucional


es permisiva; esto es, que la actividad esté permitida por la ley.

2.- Que el ejercicio de esta libertad permisiva sólo podrá


vedarse por determinación judicial cuando se afecten los
derechos de tercero.

3.- Que dicha libertad también podrá vedarse por resolución


gubernativa cuando se ofendan los derechos de la sociedad.

En ese orden de ideas, es inconcuso que los preceptos


reclamados no vulneran en forma alguna la garantía que
consagra el artículo 5º constitucional, en virtud de que éste
dispositivo garantiza la libertad de trabajo al señalar que a nadie
podrá impedírsele que se dedique a la profesión, industria,
comercio o trabajo que le acomode y que el ejercicio concreto de
esta libertad sólo puede limitarse por las tres razones antes
precisadas, por tanto, teniendo en cuenta que esta Suprema
Corte de Justicia de la Nación ha sostenido el criterio de que la
obligación de los gobernados de cumplir con las leyes,
reglamentos y normas generales que si bien pueden representar
una carga administrativa, ello no coarta la libertad de trabajo, ya
que no les impide que se dediquen a la profesión, industria,
comercio o trabajo que les acomode, aun en el caso de que una

24
AMPARO EN REVISIÓN 588/2005.

actividad no sea lo suficientemente productiva a juicio del


gobernado.

En razón de lo anterior, se concluye que la circunstancia


de que los artículos reclamados establezcan que las empresas
que tengan el carácter de proveedores cuyo objeto social sea la
compraventa de bienes inmuebles destinados a casas habitación,
tendrán la obligación de insertar determinadas cláusulas en sus
contratos de adhesión y que éstos deben ser registrados ante la
Procuraduría Federal del Consumidor so pena de que el
incumplimiento de esto conllevará a que no surta efectos el
contrato contra el consumidor, no quebranta la garantía
constitucional citada, pues el establecimiento de dichas
obligaciones administrativas no implica un obstáculo para la
realización de las actividades en él comprendidas, por el
contrario, conlleva implícita una certeza jurídica y un provecho al
regular en favor de proveedores y consumidores una forma de
evitar problemas de interpretación o conflicto por la celebración y
efectos de tales contratos, pues no debe perderse de vista que el
artículo 5º constitucional establece en primer término una
garantía de igualdad que se traduce en que todos los gobernados
puedan elegir la profesión, actividad o trabajo al que se
dediquen.

Cabe destacar que si bien es cierto que conforme a la Ley


reclamada se imponen a los proveedores que se dedican a la
compraventa de inmuebles destinados a casa habitación una
serie de obligaciones que no se exigen, en general, a los que, sin
resultar proveedores, venden inmuebles, también es verdad que
con este trato diferente no se viola la garantía de igualdad puesto

25
AMPARO EN REVISIÓN 588/2005.

que como se pone de manifiesto en otros considerandos, los


proveedores no se hallan en plan de identidad en cuanto a sus
actividades, que un vendedor esporádico de inmuebles.

Resulta aplicable en la especie, la tesis sostenida por este


Tribunal Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación,
visible con el número P.XC/2000, a fojas 26, del Tomo XI,
correspondiente al mes de junio de 2000, del Semanario Judicial
de la Federación y su Gaceta, en su Novena Época, que
establece:

“GARANTÍA DE IGUALDAD. ESTÁ CONTENIDA


IMPLÍCITAMENTE EN EL ARTÍCULO 5o.
CONSTITUCIONAL. El análisis del primer párrafo
del artículo 5o. constitucional, que establece: "A
ninguna persona podrá impedirse que se dedique a
la profesión, industria, comercio o trabajo que le
acomode, siendo lícitos. ...", permite constatar, en
principio, que este precepto garantiza a todos los
gobernados, entre otras cosas, el ejercicio de las
libertades de comercio y de industria que sean
lícitas y, en segundo término, que esa facultad se
otorga a todas las personas sin distinción alguna,
es decir, sin hacer diferencias de nacionalidad,
raza, religión o sexo, ya que su contenido no
establece salvedad alguna al respecto;
circunstancia que constituye un fundamento
importante de la garantía de libertad de comercio,
ya que el artículo 5o. constitucional, al permitir a
todas las personas ejercer el comercio o la

26
AMPARO EN REVISIÓN 588/2005.

industria que les acomode, siempre y cuando sean


lícitos y no opere alguna de las limitantes a que
alude el mismo numeral, excluye implícitamente de
tal prerrogativa todo trato desigual que no pueda
ser justificado constitucionalmente o apoyado en el
interés público, puesto que no debe soslayarse que
el disfrute pleno de la garantía otorgada por la
Carta Magna en el imperativo de cuenta exige
necesariamente la actualización del principio de
igualdad material o real entre los titulares de esa
garantía, dado que jurídicamente la igualdad se
traduce en que varias personas, cuyo número es
indeterminado, que participen de la misma
situación, tengan la posibilidad y la capacidad de
ser titulares cualitativamente de los mismos
derechos y obligaciones que emanen de la ley
aplicable frente al Estado, lo cual estará en función
de sus circunstancias particulares. En este sentido,
el numeral 5o. constitucional prevé
sustancialmente ese principio fundamental de
igualdad, en virtud de que tiene como finalidad
colocar a todos los gobernados, cualquiera que sea
su categoría o condición social, en igualdad de
condiciones frente a la necesidad de vida de
escoger el comercio, el oficio, el trabajo o la
industria que les acomode, con las únicas
salvedades de que éstos sean lícitos y de que no
ataquen los derechos de terceros ni ofendan los
intereses de la sociedad”.

27
AMPARO EN REVISIÓN 588/2005.

De lo hasta aquí expuesto se colige que no puede


considerarse que con la implantación de obligaciones
administrativas las empresas quejosas se vean privadas del
producto de su trabajo por lo que no transgreden las garantías
individuales de la recurrente consagradas en el artículo 5°
constitucional, máxime si se considera que el legislador en los
preceptos reclamados no estableció limitantes para el lícito
ejercicio de la actividad de los sujetos de la norma.

Resulta ilustrativa al respecto, la tesis de jurisprudencia del


Tribunal Pleno de esta Suprema Corte de Justicia de la Nación,
en su anterior integración, publicada con el número P./J. 26/92, en
la Octava Época, de la Gaceta del Semanario Judicial de la
Federación, Tomo 57, correspondiente al mes de septiembre de
1992, página 12, cuyo contenido es el siguiente:

“FRACCIONAMIENTOS. EL ARTÍCULO 77,


FRACCIÓN III, DE LA LEY RELATIVA DEL ESTADO
DE PUEBLA QUE, EN DETERMINADOS CASOS,
PROHÍBE LA RESCISIÓN DE LOS CONTRATOS DE
COMPRAVENTA, NO VIOLA EL ARTÍCULO 5o.
CONSTITUCIONAL. La limitación que establece el
precepto referido a los fraccionadores autorizados
por el Gobierno del Estado de Puebla, de no
rescindir los contratos de compraventa a plazos de
terrenos o de casas habitación, por falta de pago o
de incumplimiento de las obligaciones a cargo del
comprador, no vulnera su libertad contractual, por
lo que no contraviene el artículo 5o. constitucional.
No vulnera su libertad contractual, puesto que el

28
AMPARO EN REVISIÓN 588/2005.

precepto en cuestión solamente regula los efectos


del contrato de compraventa a plazos de terrenos o
casas, pero el fraccionador conserva su plena
libertad para celebrar o no tales contratos y para
darles el contenido que convenga con sus co-
contratantes, convenios que, de ser celebrados,
tienen el alcance y efectos obligatorios que la ley
señala, sin que el citado artículo 5o. constitucional
establezca limitación alguna al legislador para
precisar tales efectos y alcances como mejor
corresponda a las circunstancias socioeconómicas
que prevalezcan. La garantía de libertad de
contratación contenida en el artículo 5o.
constitucional no se viola cuando el legislador
precisa el alcance y efectos obligatorios de un
contrato, pues con ello no se afecta la libertad de
contratación de los fraccionadores que se sitúan
dentro del supuesto legal, pues mantienen la
posibilidad de dedicarse al comercio o contratación
que deseen, siendo lícitos”.

El agravio sintetizado en el punto II también es infundado,


conforme a los siguientes razonamientos.

El artículo 17 constitucional establece que:

"Artículo 17.- Ninguna persona podrá hacerse


justicia por sí misma, ni ejercer violencia para
reclamar su derecho.

29
AMPARO EN REVISIÓN 588/2005.

Toda persona tiene derecho a que se le administre


justicia por tribunales que estarán expeditos para
impartirla en los plazos y términos que fijen las
leyes, emitiendo sus resoluciones de manera
pronta, completa e imparcial. Su servicio será
gratuito, quedando, en consecuencia, prohibidas
las costas judiciales.

Las leyes federales y locales establecerán los


medios necesarios para que se garantice la
independencia de los tribunales y la plena
ejecución de sus resoluciones.

Nadie puede ser aprisionado por deudas de


carácter puramente civil".

Del precepto constitucional transcrito, se advierte que prevé


cinco garantías:

1.-) La prohibición de la autotutela o "hacerse justicia por


propia mano";
2.-) El derecho a la tutela jurisdiccional;
3.-) La abolición de costas judiciales;
4.-) La independencia judicial; y
5.-) La prohibición de la prisión por deudas del orden civil.

Para efectos del presente estudio únicamente se analizará


el derecho a la tutela jurisdiccional que puede definirse como el
derecho público subjetivo que toda persona tiene, dentro de los
plazos y términos que fijen las leyes, para comparecer ante

30
AMPARO EN REVISIÓN 588/2005.

tribunales independientes e imparciales para que se le administre


justicia de manera pronta, completa e imparcial y, en su caso,
para que se ejecute la resolución.

En acatamiento a esta garantía, el poder público (Ejecutivo,


Legislativo o Judicial) no debe obstaculizar el acceso a los
tribunales.

La reserva legal, en virtud de la cual el precepto


constitucional señala que la justicia se administrará en los plazos
y términos que fijen las leyes, no debe interpretarse en el sentido
de que se otorga al legislador la facultad para reglamentar el
derecho a la justicia de manera discrecional sino que, con esa
reglamentación, debe perseguir la consecución de sus fines.

En consecuencia, si un ordenamiento secundario establece


obstáculos al gobernado para hacer valer el derecho a la justicia,
el legislador, en ejercicio de las facultades delegadas, estaría
transgrediendo los fines que persigue el precepto constitucional.

Pues bien, ni la existencia de períodos conciliatorios ni el


arbitraje obstaculizan el acceso a la justicia puesto que permiten
resolver una controversia antes de ser llevada ante los tribunales,
o actúan como vía alterna de solución de conflictos. Se insiste, ni
la conciliación ni el arbitraje están prohibidos en el Estado de
Derecho; por lo contrario, son instituciones auxiliares muy
importantes dentro de la sociedad porque sin desdoro de la
disposición de los tribunales para impartir justicia, aquellas
alternativas alivian la carga de litigios formales.

31
AMPARO EN REVISIÓN 588/2005.

En el derecho mexicano son aceptados el procedimiento


conciliatorio y el arbitraje en varias materias, como la civil y la
laboral; en la materia mercantil, que es dentro de la cual opera la
Ley Federal de Protección al Consumidor, la conciliación y el
arbitraje datan de tiempo atrás; en la actualidad encuentran su
fundamento en los artículos 1051 y 1052 del Código de Comercio,
que establecen:

“Artículo 1051.- El procedimiento mercantil


preferente a todos es el que libremente convengan
las partes con las limitaciones que se señalan en
este libro, pudiendo ser un procedimiento
convencional ante Tribunales o un procedimiento
arbitral.

La ilegalidad del pacto o su inobservancia cuando


esté ajustado a ley, pueden ser reclamadas en
forma incidental y sin suspensión del
procedimiento, en cualquier tiempo anterior a que
se dicte el laudo o sentencia.

El procedimiento convencional ante tribunales se


regirá por lo dispuesto en los artículos 1052 y 1053,
y el procedimiento arbitral por las disposiciones del
título cuarto de este libro”.

“Artículo 1052.- Los tribunales se sujetarán al


procedimiento convencional que las partes
hubieren pactado siempre que el mismo se hubiere
formalizado en escritura pública, póliza ante

32
AMPARO EN REVISIÓN 588/2005.

corredor o ante el juez que conozca de la demanda


en cualquier estado del juicio, y se respeten las
formalidades esenciales del procedimiento".

Ahora bien, a fin de determinar si el artículo 86 de la Ley


Federal de Protección al Consumidor reclamado transgrede o no
el derecho a la tutela jurisdiccional en comento, es menester
transcribir dicho precepto secundario.

“Artículo 86.- La Secretaría, mediante normas


oficiales mexicanas podrá sujetar contratos de
adhesión a registro previo ante la Procuraduría
cuando impliquen o puedan implicar prestaciones
desproporcionadas a cargo de los consumidores,
obligaciones inequitativas o abusivas, o altas
probabilidades de incumplimiento.

Las normas podrán referirse a cualesquiera


términos y condiciones, excepto precio.

Los contratos de adhesión sujetos a registro


deberán contener una cláusula en la que se
determine que la Procuraduría será competente en
la vía administrativa para resolver cualquier
controversia que se suscite sobre la interpretación
o cumplimiento de los mismos. Asimismo, deberán
señalar el número de registro otorgado por la
Procuraduría”.

33
AMPARO EN REVISIÓN 588/2005.

Conforme al precepto preinserto se advierte que en su


último párrafo establece que en los contratos de adhesión
sujetos a registro debe insertarse una cláusula en la que se
establezca que la Procuraduría Federal del Consumidor es
competente en la vía administrativa para resolver las
controversias sobre interpretación o cumplimiento de los
citados contratos de adhesión.

Debe tenerse en cuenta, que la parte quejosa se encuentra


obligada a cumplir con tal disposición, en virtud de que debe
registrar ante la citada Procuraduría los contratos que celebre en
razón de su objeto social, es decir, los relacionados con
inmuebles, en su calidad de proveedora que se dedica a la
construcción y venta al público de bienes inmuebles destinados a
casa habitación, de acuerdo a lo previsto en el diverso artículo 73
de la Ley Federal de Protección al Consumidor, que establece:

(REFORMADO, D.O.F. 4 DE FEBRERO DE 2004)


“Artículo 73.- Los actos relacionados con
inmuebles sólo estarán sujetos a esta ley, cuando
los proveedores sean fraccionadores,
constructores, promotores y demás personas que
intervengan en la asesoría y venta al público de
viviendas destinadas a casa habitación o cuando
otorguen al consumidor el derecho de usar
inmuebles mediante el sistema de tiempo
compartido, en los términos de los artículos 64 y 65
de la presente ley.

34
AMPARO EN REVISIÓN 588/2005.

Los contratos relacionados con las actividades a


que se refiere el párrafo anterior, deberán
registrarse ante la Procuraduría”.

En ese contexto, diversos ordenamientos legales de la


esfera administrativa facultan a las autoridades administrativas a
llevar a cabo funciones de arbitraje de estricto derecho para la
solución de controversias; así, el artículo 117 de la ley reclamada
señala que la Procuraduría Federal del Consumidor podrá actuar
como árbitro entre consumidores y proveedores cuando los
interesados así la designen y sin necesidad de reclamación o
procedimiento conciliatorio previo.

Ello es así, en tanto que para dirimir las controversias


suscitadas entre proveedores y consumidores la Ley Federal de
Protección al Consumidor en comento, prevé los
procedimientos conciliatorio y el arbitral, regulados en los
artículos 111 a 122, cuya transcripción se estima conveniente
realizar.

“Artículo 111.- La Procuraduría señalará día y hora


para la celebración de una audiencia de
conciliación en la que se procurará avenir los
intereses de las partes, la cual deberá tener lugar,
por lo menos, cuatro días después de la fecha de
notificación de la reclamación al proveedor.

(REFORMADO, D.O.F. 4 DE FEBRERO DE 2004)


La conciliación podrá celebrarse vía telefónica o
por otro medio idóneo, en cuyo caso la Procuraduría o

35
AMPARO EN REVISIÓN 588/2005.

las partes podrán solicitar que se confirmen por


escrito los compromisos adquiridos”.

“Artículo 112.- En caso de que el proveedor no se


presente a la audiencia o no rinda informe
relacionado con los hechos, se le impondrá medida
de apremio y se citará a una segunda audiencia, en
un plazo no mayor de 10 días, en caso de no asistir
a ésta se le impondrá una nueva medida de
apremio y se tendrá por presuntamente cierto lo
manifestado por el reclamante.

En caso de que el reclamante no acuda a la


audiencia de conciliación y no presente dentro de
los siguientes 10 días justificación fehaciente de su
inasistencia, se tendrá por desistido de la
reclamación y no podrá presentar otra ante la
Procuraduría por los mismo (sic) hechos”.

(REFORMADO, D.O.F. 4 DE FEBRERO DE 2004)


“Artículo 113.- Previo reconocimiento de la
personalidad y de la relación contractual entre las
partes el conciliador expondrá a las partes un
resumen de la reclamación y del informe
presentado, señalando los elementos comunes y
los puntos de controversia, y las exhortará para
llegar a un arreglo. Sin prejuzgar sobre el conflicto
planteado, les presentará una o varias opciones de
solución, salvaguardando los derechos del
consumidor.

36
AMPARO EN REVISIÓN 588/2005.

Tratándose de bienes o servicios de prestación o


suministro periódicos tales como energía eléctrica,
gas o telecomunicaciones, el solo inicio del
procedimiento conciliatorio suspenderá cualquier
facultad del proveedor de interrumpir o suspender
unilateralmente el cumplimiento de sus obligaciones
en tanto concluya dicho procedimiento”.

(REFORMADO, D.O.F. 4 DE FEBRERO DE 2004)


“Artículo 114.- El conciliador podrá en todo
momento requerir a las partes los elementos de
convicción que estime necesarios para la
conciliación, así como para el ejercicio de las
atribuciones que a la Procuraduría le confiere la
ley. Asimismo, podrá acordar la práctica de
diligencias que permitan acreditar los hechos
constitutivos de la reclamación. Las partes podrán
aportar las pruebas que estimen necesarias para
acreditar los elementos de la reclamación y del
informe.

El conciliador podrá suspender cuando lo estime


pertinente o a instancia de ambas partes, la
audiencia de conciliación hasta en tres ocasiones.
Asimismo, podrá requerir la emisión de un
dictamen a través del cual se cuantifique en
cantidad líquida la obligación contractual.

37
AMPARO EN REVISIÓN 588/2005.

En caso de que se suspenda la audiencia, el


conciliador señalará día y hora para su
reanudación, dentro de los quince días siguientes,
donde en su caso, hará del conocimiento de las
partes el dictamen correspondiente, las cuales podrán
formular durante la audiencia observaciones al mismo.

La Procuraduría podrá emitir un acuerdo de trámite


que contenga el dictamen a que se refieren los
párrafos anteriores, que constituirá título ejecutivo
no negociable a favor del consumidor, siempre y
cuando la obligación contractual incumplida que en
él se consigne sea cierta, exigible y líquida a juicio
de la autoridad judicial, ante la que el proveedor
podrá controvertir el monto del título, presentar las
pruebas y oponer las excepciones que estime
convenientes.

De toda audiencia se levantará el acta respectiva.


En caso de que el proveedor no firme el acta, ello
no afectará su validez, debiéndose hacer constar
dicha negativa.

Para la sustanciación del procedimiento de


conciliación a que se refiere el presente Capítulo,
se aplicará supletoriamente el Código Federal de
Procedimientos Civiles”.

(ADICIONADO, D.O.F. 4 DE FEBRERO DE 2004)

38
AMPARO EN REVISIÓN 588/2005.

“Artículo 114 BIS.- El dictamen a que se refiere el


artículo anterior se efectuará en base a las
siguientes consideraciones:

I.- Se calculará el monto de la obligación


contractual, atendiendo a las cantidades
originalmente pactadas por las partes;

II.- Se analizará el grado de cumplimiento efectuado


por el proveedor con relación a la obligación objeto
del procedimiento;

III.- Con los datos antes señalados, se estimará la


obligación incumplida y, en su caso, la bonificación
a que se refiere el artículo 92 TER, y

IV.- La bonificación señalada en la fracción anterior,


se calculará conforme al siguiente criterio:

a) En los casos en que el consumidor hubiere


entregado la totalidad del monto de la operación al
proveedor, la bonificación será del 30% del monto
de la obligación contractual que se determine en el
dictamen;

b) Cuando el consumidor hubiere entregado más


del 50% de la totalidad del monto de la operación al
proveedor, la bonificación será del 25% del monto
de la obligación contractual que se determine en el
dictamen;

39
AMPARO EN REVISIÓN 588/2005.

c) En los supuestos en los que el consumidor


hubiere entregado hasta el 50% de la totalidad del
monto de la operación al proveedor, la bonificación
será del 20% del monto de la obligación contractual
que se determine en el dictamen, y

d) En los demás casos, la bonificación


correspondiente será del 20% del monto de la
obligación contractual que se determine en el
dictamen.

Las bonificaciones señaladas con anterioridad, se


fijarán sin perjuicio de las sanciones a que se
hubiese hecho acreedor el proveedor o de que sean
modificadas por la autoridad judicial”.

(ADICIONADO, D.O.F. 4 DE FEBRERO DE 2004)


“Artículo 114 TER.- El dictamen emitido deberá
contener lo siguiente:

I.- Lugar y fecha de emisión;


II.- Identificación de quien emite el dictamen;
III.- Nombre y domicilio del proveedor y del
consumidor;
IV.- La obligación contractual y tipo de bien o
servicio de que se trate;
V.- El monto original de la operación y materia de
la reclamación;
VI.- La determinación del importe de las
obligaciones a cargo del proveedor, y

40
AMPARO EN REVISIÓN 588/2005.

VII.- La cuantificación líquida de la bonificación al


consumidor.

La determinación del importe consignado en el


dictamen, para efectos de ejecución se actualizará
por el transcurso del tiempo desde el momento en
que se emitió hasta el momento en que se pague,
tomando en consideración los cambios de precios
en el país, de conformidad con el factor de
actualización que arroje el Índice Nacional de
Precios al Consumidor que mensualmente dé a
conocer el Banco de México.

La acción ejecutiva derivada del dictamen


prescribirá a un año de su emisión”.

“Artículo 115.- Los acuerdos de trámite que emita


el conciliador no admitirán recurso alguno.

Los convenios celebrados por las partes serán


aprobados por la Procuraduría cuando no vayan en
contra de la ley, y el acuerdo que los apruebe no
admitirá recurso alguno”.

(REFORMADO PRIMER PÁRRAFO, D.O.F. 4 FEB. 2004)


“Artículo 116.- En caso de no haber conciliación, el
conciliador exhortará a las partes para que
designen como árbitro a la Procuraduría o a algún
árbitro independiente para solucionar el conflicto.
Para efectos de este último caso, la Procuraduría

41
AMPARO EN REVISIÓN 588/2005.

podrá poner a disposición de las partes


información sobre árbitros independientes.

En caso de no aceptarse el arbitraje se dejarán a


salvo los derechos de ambas partes”.

(REFORMADO, D.O.F. 4 DE FEBRERO DE 2004)


“Artículo 117.- La Procuraduría podrá actuar como
árbitro entre consumidores y proveedores cuando
los interesados así la designen y sin necesidad de
reclamación o procedimiento conciliatorio previos,
observando los principios de legalidad, equidad y
de igualdad entre las partes.

(ACTUALIZADO EN SU MONTO D.O.F. 21 DICIEMBRE 2004)


Cuando se trate de aquellas personas físicas o
morales a que se refiere la fracción primera del
artículo 2 de esta ley, que adquieren, almacenen,
utilicen o consuman bienes o servicios con objeto
de integrarlos en procesos de producción,
transformación, comercialización o prestación de
servicios a terceros, la Procuraduría podrá fungir
como árbitro siempre que el monto de lo reclamado
no exceda de $310,402.20”.

“Artículo 118.- La designación de árbitro se hará


constar mediante acta ante la Procuraduría, en la
que se señalarán claramente los puntos esenciales
de la controversia y si el arbitraje es en estricto
derecho o en amigable composición”.

42
AMPARO EN REVISIÓN 588/2005.

“Artículo 119.- En la amigable composición se


fijarán las cuestiones que deberán ser objeto del
arbitraje y el árbitro tendrá libertad para resolver en
conciencia y a buena fe guardada, sin sujeción a
reglas legales, pero observando las formalidades
esenciales del procedimiento. El árbitro tendrá la
facultad de allegarse todos los elementos que
juzgue necesarios para resolver las cuestiones que
se le hayan planteado. No habrá términos ni
incidentes”.

(REFORMADO, D.O.F. 4 DE FEBRERO DE 2004)


“Artículo 120.- En el juicio arbitral de estricto
derecho las partes formularán compromiso en el
que fijarán las reglas del procedimiento, acordes
con los principios de legalidad; equidad e igualdad
entre las partes. En el caso de que las partes no
las propongan o no se hayan puesto de acuerdo, el
árbitro las establecerá. En todo caso se aplicará
supletoriamente el Código de Comercio y a falta de
disposición en dicho Código, el ordenamiento
procesal civil local aplicable”.

“Artículo 121.- El laudo arbitral emitido por la


Procuraduría o por el árbitro designado por las partes
deberá cumplimentarse o, en su caso, iniciar su
cumplimentación dentro de los quince días
siguientes a la fecha de su notificación, salvo pacto
en contrario”.

43
AMPARO EN REVISIÓN 588/2005.

(REFORMADO, D.O.F. 4 DE FEBRERO DE 2004)


“Artículo 122.- Las resoluciones que se dicten
durante el procedimiento arbitral admitirán como
único recurso el de revocación, que deberá
resolverse por el árbitro designado en un plazo no
mayor de tres días. El laudo arbitral sólo estará
sujeto a aclaración dentro de los dos días
siguientes a la fecha de su notificación”.

De la lectura de estas disposiciones, se advierte que la


Procuraduría Federal del Consumidor es competente en la vía
administrativa para resolver cualquier diferencia que se suscite
entre proveedores y consumidores, ya sea de manera inicial por
el procedimiento conciliatorio o, si no se logra la avenencia de las
partes, mediante el arbitraje, siempre y cuando lo acepten ambas
partes, ya que bastará con que una no esté de acuerdo para que
se dejen a salvo sus derechos.

De lo hasta aquí expuesto se tiene, por una parte, que los


procedimientos previstos en la Ley Federal de Protección al
Consumidor para dirimir las diferencias entre proveedores y
consumidores, son el conciliatorio y el procedimiento arbitral
previstos en sus artículos 111 a 122, los cuales son de
agotamiento optativo.

Es importante destacar que los artículos acabados de


mencionar no solo prescriben el procedimiento relativo a la
conciliación y al arbitraje, sino que también señalan quiénes
pueden fungir como árbitros a opción de las partes; el artículo
116 es claro al respecto, ya que rehusada la conciliación, “…el

44
AMPARO EN REVISIÓN 588/2005.

conciliador exhortará a las partes para que designen como árbitro


a la Procuraduría o algún árbitro independiente para solucionar el
conflicto. Para efectos de este último caso, la Procuraduría podrá
poner a disposición de las partes, información sobre árbitros
independientes…”

También debe subrayarse que los procedimientos


conciliatorios y arbitral constituyen la vía administrativa para
resolver cualquier controversia que se suscite entre proveedor y
consumidor.

Del cotejo de las reglas generales a que se refieren dichas


disposiciones con el artículo 86, último párrafo reclamado, se
advierte que en la cláusula que se exige poner en los contratos de
adhesión se debe decir que la Procuraduría Federal del
Consumidor será competente en la vía administrativa para
resolver cualquier controversia que se suscite sobre la
interpretación o cumplimiento de dichas contratos.

De aquí se infiere que esta disposición no tiene los alcances


que le atribuye la parte recurrente, pues en ningún momento
transforma el arbitraje en obligatorio -no dice eso-, ni tampoco
prohíbe a las partes acudir ante los tribunales para dirimir la
controversia, y mucho menos revoca la opción de rehusar el
arbitraje.

La única modificación que introduce esta reforma al párrafo


último del artículo 86, en lo que importa, es que en la cláusula del
contrato de adhesión se debe nombrar a la multicitada
Procuraduría competente para resolver la controversia en la vía

45
AMPARO EN REVISIÓN 588/2005.

administrativa ya demarcada por los artículos 111 y siguientes de


la Ley, pues no hay otra, pero las partes, en el aspecto
examinado ya no pueden nombrar a árbitros independientes como
permite el artículo 116 como regla general.

En suma, la interpretación conforme y, armónica de los


preceptos mencionados permite considerar que la única
modificación al sistema introducida por el artículo 86, en la parte
que se viene examinando, en que las partes ya no pueden
escoger, en caso de que admitan el arbitraje, a árbitros distintos
de la Procuraduría Federal del Consumidor, con lo cual no se
violan la garantías invocadas por la parte recurrente, pues, no
impide ni retrasa el acceso a la justicia de los proveedores
justiciables, en razón de que no prohíbe que las partes se
sometan a las instancias judiciales correspondientes, sino que
sólo puntualiza que si las partes en conflicto optan por la vía
administrativa a través del arbitraje, la autoridad administrativa
que tiene competencia para conocer de esas controversias es la
Procuraduría Federal del Consumidor, competencia que ya tenía
desde antes de la reforma.

Por otro lado, es fundada la omisión de estudio que la


quejosa le atribuye al Juez de Distrito respecto a los siguientes
planteamientos: A) Violación al derecho de propiedad de
inmuebles, señalado en el concepto de violación número tres; B)
La incompetencia de la Procuraduría Federal del Consumidor
para resolver las controversias entre proveedor y consumidor,
señalado en el quinto concepto de violación; C) Que se vulnera la
soberanía de los Estados en términos del artículo 121, fracción II,
de la Constitución Federal, señalado en el octavo concepto de

46
AMPARO EN REVISIÓN 588/2005.

violación; D) Que no se le puede obligar a registrar sus contratos,


en la Procuraduría Federal del Consumidor, porque la Secretaría
de Economía no ha expedido la norma oficial mexicana, señalada
en el noveno concepto de violación.

En efecto, de la sentencia dictada por el Juez de Distrito no


se advierte que se haya ocupado de dichos planteamientos, de
ahí que sean fundados dichos agravios dada la omisión en la que
incurrió el a quo.

No obstante, con fundamento en el artículo 91, fracción I, de


la Ley de Amparo, este Alto Tribunal procede a su estudio.

Al respecto, debe estarse a las siguientes consideraciones:

A fin de precisar lo que debe entenderse por limitante y


modalidad a la propiedad privada resulta ilustrativa la tesis de
jurisprudencia de este Tribunal Pleno de la Suprema Corte de
Justicia de la Nación, en su anterior integración, publicada en la
Séptima Época del Semanario Judicial de la Federación, Tomo
157-162, Primera Parte, página 315, que a continuación se
transcribe:

“PROPIEDAD PRIVADA, MODALIDAD A LA.


ELEMENTOS NECESARIOS PARA QUE SE
CONFIGURE. Por modalidad a la propiedad privada
debe entenderse el establecimiento de una norma
jurídica de carácter general y permanente que
modifique, esencialmente, la forma de ese derecho.
Son, pues, elementos necesarios para que se

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AMPARO EN REVISIÓN 588/2005.

configure la modalidad, primero, el carácter general


y permanente de la norma que la impone y el
segundo, la modificación sustancial del derecho de
propiedad en su concepción vigente. El primer
elemento requiere que la regla jurídica se refiera al
derecho de propiedad sin especificar ni
individualizar cosa alguna, es decir, que introduzca
un cambio general en el sistema de propiedad y, a
la vez, que esa norma llegue a crear una situación
jurídica estable. El segundo elemento implica una
limitación o transformación del derecho de
propiedad; así, la modalidad viene a ser un término
equivalente a limitación o transformación. El
concepto de modalidad a la propiedad privada se
aclara con mayor precisión si se estudia desde el
punto de vista de los efectos que produce en
relación con los derechos del propietario. Los
efectos de la modalidad que se imponga a la
propiedad privada consisten en una extinción
parcial de los atributos del propietario, de manera
que éste no sigue gozando, en virtud de las
limitaciones estatuidas por el Poder Legislativo, de
todas las facultades inherentes a la extensión
actual de su derecho”.

De igual forma, debe atenderse a la tesis aislada sustentada


por la Primera Sala de esta Suprema Corte de Justicia de la
Nación, consultable con el número 1a. XLI/2000, en la Novena
Época del Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta,

48
AMPARO EN REVISIÓN 588/2005.

Tomo XII, correspondiente al mes de diciembre de 2000, página


257, que a la letra dice:

“PROPIEDAD PRIVADA, MODALIDADES A LA. SU


IMPOSICIÓN, CONFORME AL ARTÍCULO 27 DE LA
CONSTITUCIÓN FEDERAL, ESTÁ REFERIDA A LOS
DERECHOS REALES QUE SE TENGAN SOBRE LA
COSA O EL BIEN. El Tribunal Pleno de la Suprema
Corte de Justicia de la Nación, en la tesis visible en
el Semanario Judicial de la Federación, Séptima
Época, Volúmenes 157-162, Primera Parte, página
315, de rubro: "PROPIEDAD PRIVADA,
MODALIDAD A LA. ELEMENTOS NECESARIOS
PARA QUE SE CONFIGURE.", estableció que por
modalidad a la propiedad privada debe entenderse
el establecimiento de una norma jurídica de
carácter general y permanente que modifique,
esencialmente, la forma de ese derecho y que sus
efectos consisten en una extinción parcial de los
atributos del propietario, de manera que éste no
sigue gozando, en virtud de las limitaciones
estatuidas por el Poder Legislativo, de todas las
facultades inherentes a la extensión actual de su
derecho. De lo anterior puede estimarse que la
imposición de modalidades a la propiedad privada
se traduce necesariamente en la supresión o en la
limitación de alguno de los derechos reales
inherentes y consustanciales a ella, como lo son el
derecho a usar la cosa, el de disfrutar de la misma
y el de disponer de ésta, de manera que sólo a

49
AMPARO EN REVISIÓN 588/2005.

través de estos elementos puede existir la


posibilidad de que se impongan las referidas
modalidades y no simplemente cuando se afecte de
cualquier manera la cosa o bien, pues debe tenerse
en cuenta que no es lo mismo la materia de un
derecho, que el derecho en cuanto tal; es decir, la
imposición de modalidades a una cosa o bien no
equivale a la imposición de modalidades a los
derechos reales que sobre dicha cosa o bien se
tengan, sino sólo en la medida que éstos se limiten
o restrinjan”.

Ahora bien, como se ha precisado los artículos 73, 73 BIS,


73 TER y 75 de la Ley Federal de Protección al Consumidor
regulan los actos de los proveedores que sean fraccionadores,
constructores, promotores y demás personas que intervengan en
la asesoría y venta al público de viviendas destinadas a casa
habitación, así como los requisitos que deben contener esos
actos y los contratos de adhesión respectivos, el deber de
registrarlos ante la Procuraduría Federal del Consumidor y las
diversas obligaciones a que se encuentran sujetos sus
destinatarios al desarrollar esta actividad.

Con base en lo anterior, puede afirmarse que los preceptos


reclamados no establecen ni regulan modalidades o limitaciones
que impidan la libre disposición de la propiedad de bienes
inmuebles ubicados en el Distrito Federal o en las entidades
federativas; pues, la ley que contiene tales dispositivos tildados
de inconstitucionales no constituye el sistema jurídico en el que se
establecen las diversas instituciones y principios que rigen los

50
AMPARO EN REVISIÓN 588/2005.

actos y hechos entre particulares, en cuanto a la propiedad,


posesión y derechos reales, entre otras figuras jurídicas propias
del derecho civil o mercantil que regulan en sus aspectos
sustantivos a éstas; ya que, la obligación de insertar
determinadas cláusulas o datos en los contratos de compraventa,
no puede implicar una modalidad o limitante que incida en el
objeto del contrato que es el inmueble mismo y los derechos que
sobre él tenga la empresa vendedora, pues en todo caso la
compraventa del inmueble se puede realizar con independencia
de las cláusulas que se establezcan en los contratos, ya que
como se expresó con antelación, una modalidad a la propiedad
implica la extinción parcial de los atributos del propietario como
son poder usar, disfrutar y disponer de la cosa de manera que
éste no pueda seguir gozando, en virtud de las limitaciones
establecidas por el legislador, de todas las facultades inherentes
a la misma, lo que no ocurre en la especie.

Además, es evidente que en cualquier acto jurídico traslativo


de dominio (como lo es la venta de inmuebles), la cosa u objeto
materia del mismo, se rige por las estipulaciones pactadas entre
las partes, por lo que es evidente que el propietario que transmite
la cosa se verá mermado en la disponibilidad de ésta, desde el
momento en que la enajena, sin que en ello sea aplicable la ley
reclamada.

Por otra parte, los preceptos impugnados de ninguna


manera limitan a la recurrente a disponer de sus bienes
inmuebles, pues ésta es libre de llevar a cabo las transacciones
que estime convenientes, con la única salvedad de que el
contrato reúna los requisitos establecidos en dichos artículos que

51
AMPARO EN REVISIÓN 588/2005.

regulan la comercialización del bien inmueble y en nada afectan


la propiedad del proveedor del inmueble como tal, de ahí lo
infundado del planteamiento de la quejosa.

Resulta aplicable al caso, por su sentido, la tesis de


jurisprudencia de este Tribunal Pleno de la Suprema Corte de
Justicia de la Nación, en su anterior integración, visible con el
número P./J. 28/92, en la Octava Época, de la Gaceta del
Semanario Judicial de la Federación, Tomo 57, correspondiente al
mes de septiembre de 1992, página 14, que es del tenor literal
siguiente:

“FRACCIONAMIENTOS. EL ARTÍCULO 77,


FRACCIÓN III, DE LA LEY RELATIVA DEL ESTADO
DE PUEBLA, NO VIOLA EL ARTÍCULO 27
CONSTITUCIONAL. El precepto legal mencionado
no viola el artículo 27 constitucional al prescribir
que los fraccionadores, en su carácter de
vendedores, no pueden exigir de los compradores,
en caso de falta de pago o de incumplimiento de
sus obligaciones, la rescisión de los contratos de
compraventa a plazos, pues ello no implica una
modalidad a la propiedad privada, toda vez que el
quejoso no la tiene respecto del bien objeto de la
compraventa. En efecto, una modalidad de la
propiedad privada se traduce en la extinción parcial
de las facultades del propietario de usar, disfrutar y
disponer de la cosa, lo que no ocurre en la
hipótesis examinada puesto que para ello sería
necesario que el vendedor, con posterioridad a la

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AMPARO EN REVISIÓN 588/2005.

celebración del contrato fuera propietario del


inmueble objeto del mismo. Ahora bien, teniendo
en cuenta que el vendedor, no obstante que se trate
de un contrato de compraventa a plazos transfiere
el dominio de la cosa desde el momento en que las
partes convienen en precio y cosa, resulta claro
que el precepto citado no puede implicar una
modalidad a la propiedad privada violatoria del
precepto constitucional citado, sino, en todo caso,
una modalidad a las obligaciones derivadas del
contrato de compraventa consistente en no poder
estipular el pacto comisorio en el contrato, así
como tampoco exigir la rescisión del mismo".

Además debe señalarse que por lo que hace a la aducida


incompetencia de la Procuraduría Federal del Consumidor, para
conocer de controversias entre proveedor y consumidor, debe
estarse a lo siguiente:

El planteamiento de la quejosa implícitamente se refiere a


las facultades del Congreso de la Unión para legislar y atribuirle
competencia a la Procuraduría Federal del Consumidor.

Al respecto, se estima conveniente mencionar que los


principios para distribuir las competencias entre la Federación y
las Entidades Federativas es el siguiente:

1.-) Facultades atribuidas a la Federación.


2.-) Facultades atribuidas a las entidades federativas.
3.-) Facultades prohibidas a la Federación.

53
AMPARO EN REVISIÓN 588/2005.

4.-) Facultades prohibidas a las entidades federativas.


5.-) Facultades coincidentes.
6.-) Facultades coexistentes.
7.-) Facultades de auxilio.
8.-) Facultades que emanan de la jurisprudencia, ya sea
reformando o adicionando la anterior clasificación.

De las facultades antes precisadas, es menester hacer


una breve referencia a las que interesan para efectos del
presente estudio.

En cuanto a las facultades atribuidas a la Federación,


se puntualiza que son atribuciones de ésta, las que válidamente
puede realizar, se encuentran precisadas de dos maneras:

a.-) En forma expresa.- Es la conferida por la Constitución


Federal a cualquiera de los Poderes Federales, concreta y
determinadamente en alguna materia dentro de un marco
perfectamente acotado.

b.-) En forma implícita.- Es aquella que el Poder Legislativo


puede concederse a sí mismo o a cualquiera de los otros poderes
federales como medio necesario para ejercer alguna de las facultades
explícitas.

Concretamente, en cuanto a las facultades otorgadas al


Congreso de la Unión, la Constitución Federal, en su artículo
73, establece en sus primeras veintinueve fracciones
aquellas atribuciones con que expresamente cuenta, mientras
que las facultades implícitas se encuentran previstas en la
fracción XXX del precepto constitucional en cita. Cabe

54
AMPARO EN REVISIÓN 588/2005.

precisar que en dicha fracción no se autoriza la creación de


facultades nuevas, sino las que hagan efectivas las atribuciones
establecidas en las veintinueve primeras fracciones del artículo en
comento que son, como ya se apuntó, las facultades expresas
que la Ley Fundamental asigna al Legislativo Federal.

A mayor abundamiento, el artículo 86, último párrafo, de la


ley reclamada establece que los proveedores deberán admitir
expresamente en los contratos de adhesión que la Procuraduría
Federal del Consumidor será competente para resolver
controversias sobre la interpretación o cumplimiento de los
contratos referidos, pero estrictamente en sus funciones de
autoridad administrativa, ya sea estableciendo el procedimiento
conciliatorio o arbitral, o ya sea aplicando las sanciones
administrativas correspondientes. De tal suerte que las
atribuciones dadas al organismo por las reformas que suscitaron
la solicitud del amparo son propias de la administración pública,
por lo que no existe en modo alguno invasión de esferas
competenciales y, por ende, violación al principio de división de
poderes, puesto que su desempeño como árbitro, siendo opcional
para las partes, no impide a éstos acudir a los tribunales para
dirimir sus controversias.

Conviene apuntar que existen razones que justifican que la


Procuraduría Federal del Consumidor sea el organismo facultado
para resolver las controversias (mediante la conciliación, el
arbitraje o la aplicación de sanciones administrativas) que se
puedan suscitar entre las empresas promotoras, asesoras y
vendedoras y de viviendas destinadas a casa habitación y los
consumidores de las mismas.

55
AMPARO EN REVISIÓN 588/2005.

Una de ellas es que se trata de un organismo público que


cuenta con la cualificación técnica indispensable para determinar
si se presenta una relación abusiva de consumo.

Otra razón es que la Procuraduría Federal del Consumidor,


es un organismo de carácter social que busca proteger a
personas que en general, constituyen un conglomerado
desprotegido, para lo cual la Ley le otorga facultades que le
permiten paliar el desequilibrio que de hecho existe entre los
proveedores y los consumidores.

Una razón adicional es que la Procuraduría Federal del


Consumidor es un organismo capacitado técnicamente para
resolver controversias en materia de compra venta de viviendas
destinadas a casas habitación. En efecto, como autoridad
administrativa, la Procuraduría cuenta con personal capacitado
jurídicamente en materia de interpretación de contratos de
compraventa de bienes inmuebles, con la posibilidad de revisar
una a una las cláusulas de los mismos a fin de garantizar que las
operaciones están apegadas a las disposiciones aplicables en
materia mercantil y, por supuesto, de consumo.

En otro orden de ideas, es infundado que exista violación al


régimen federativo, en virtud de que las facultades atribuidas a
las Entidades Federativas se encuentran previstas en el
artículo 124 de la Carta Magna que establece que todo lo que no
corresponde a la Federación es facultad de los Estados.

Dado que el Congreso de la Unión tiene facultades expresas


para legislar en materia de comercio y de protección al

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AMPARO EN REVISIÓN 588/2005.

consumidor, es claro que puede emitir leyes regulatorias de la


actividad de los proveedores que se dedican, entre otras, a la
venta de casa-habitación al público en general, pues por un lado,
ellos tienen la calidad de comerciantes y, por otra, sus
contrapartes son consumidores.

Ahora bien, como se advierte, las obligaciones que


establecen los dispositivos combatidos a cargo de los
proveedores atañen, más que a las formalidades de los contratos,
a las convenciones que aquellos pactan con los consumidores en
actos mercantiles, característica esta última que deriva de los
artículos 75, fracción II y 371 del Código de Comercio, y que
conllevan ciertas protecciones, tales como la de registrar sus
modelos de contratos ante la Procuraduría Federal de Protección
al Consumidor, la de incluir en dichos modelos ciertas cláusulas e
información sobre diversos aspectos de los inmuebles que
ofrecen al público, etcétera, y que en conjunto desarrollan una
facultad específicamente encomendada al Congreso de la Unión
y, en general, a la Federación por el artículo 28 constitucional,
que consiste en brindar protección al sector de los consumidores
frente a los empresarios proveedores, tratándose de los actos
mercantiles que celebran, independientemente de que al
formalizarse en definitiva las ventas, deban acatarse las normas
locales.

Por tanto, la Ley Federal de Protección al Consumidor no


pugna con la facultad de los Estados y del Distrito Federal para
legislar en las materias contractual y de bienes inmuebles.

57
AMPARO EN REVISIÓN 588/2005.

La facultad constitucional de los Estados y del Distrito


Federal para regular el derecho contractual deriva de un principio
jurídico que recoge expresamente el artículo 13, fracción IV, del
Código Civil Federal, pero que es de jerarquía mayor, ya que
proviene de la interpretación armónica de los artículos 121,
fracciones I, II y III; 122, Base Primera, fracción V, inciso h, y 124
constitucionales, principalmente.

El principio general de derecho que de tales dispositivos


deriva, postula que es la ley del lugar en donde el contrato se
otorga, la que lo rige (locus regit actum).

El artículo 124 prevé la facultad residual a favor de los


Estados, para legislar en cualquier ámbito que no esté reservado
expresamente a la Federación, mientras que el artículo 122, base
primera, fracción V, inciso h, faculta expresamente a la Asamblea
Legislativa del Distrito Federal para legislar en materia civil (en la
que, indudablemente, se ubica la regulación de los contratos):

“Artículo 124.- Las facultades que no están


expresamente concedidas por esta Constitución a
los funcionarios federales, se entienden reservadas
a los Estados.”

“Artículo 121.- En cada Estado de la Federación se


dará entera fe y crédito de los actos públicos,
registros y procedimientos judiciales de todos los
otros. El Congreso de la Unión, por medio de leyes
generales, prescribirá la manera de probar dichos

58
AMPARO EN REVISIÓN 588/2005.

actos, registros y procedimientos, y el efecto de


ellos, sujetándose a las bases siguientes:

I. Las leyes de un Estado sólo tendrán efecto en su


propio territorio, y, por consiguiente, no podrán ser
obligatorias fuera de él.

II. Los bienes muebles e inmuebles se regirán por


la ley del lugar de su ubicación.

III.- Las sentencias pronunciadas por los tribunales


de un Estado sobre derechos reales o bienes
inmuebles ubicados en otro Estado, sólo tendrán
fuerza ejecutoria en éste, cuando así lo dispongan
sus propias leyes.

Las sentencias sobre derechos personales sólo


serán ejecutadas en otro Estado, cuando la
persona condenada se haya sometido
expresamente o por razón de domicilio, a la justicia
que las pronunció, y siempre que haya sido citada
personalmente para ocurrir al juicio.”

“Artículo 122.- Definida por el artículo 44 de este


ordenamiento la naturaleza jurídica del Distrito
Federal, su gobierno está a cargo de los Poderes
Federales y de los órganos Ejecutivo, Legislativo y
Judicial de carácter local, en los términos de este
artículo.

59
AMPARO EN REVISIÓN 588/2005.

BASE PRIMERA.- Respecto a la Asamblea


Legislativa:

V.- La Asamblea Legislativa, en los términos del


Estatuto de Gobierno, tendrá las siguientes
facultades:

h).- Legislar en las materias civil y penal; normar el


organismo protector de los derechos humanos,
participación ciudadana, defensoría de oficio,
notariado y registro público de la propiedad y de
comercio;

Así, mientras que los artículos 28 y 73, fracción X,


constitucionales sirven de apoyo al Congreso Federal para emitir
leyes protectoras de los consumidores, el fundamento
constitucional de que los Estados y el Distrito Federal tienen
competencia para legislar en materia contractual civil en cuanto a
los actos que se celebran en su territorio, resulta de la
conjugación del principio general de derecho descrito y de la
concatenación de diversos dispositivos de la propia Carta Magna.

Sirven de apoyo, en lo conducente, las siguientes tesis


consultables en el Semanario Judicial de la Federación, Quinta
Época, tomo CXXI, página 2121, y la publicada en el Semanario
Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, tomo II,
correspondiente al mes de octubre de 1995, bajo el número
P. LXXVII/95, página 77, respectivamente, que a la letra dicen:

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AMPARO EN REVISIÓN 588/2005.

“LEGISLATURAS LOCALES, FACULTADES DE


LAS, EN MATERIA CIVIL (DECRETO DE 10 DE
ABRIL DE 1916 DEL CÓDIGO DEL GOBIERNO DE
PUEBLA). Las autoridades legislativas de los
Estados tienen competencia constitucional para
legislar en materia civil, y en las leyes relativas
siempre se establecen restricciones a la autonomía
contractual, por razones de forma o de capacidad,
por motivos referentes a la ilicitud del fin, del
objeto o de la causa del acto jurídico, o con la idea
de garantizar una verdadera libertad de
consentimiento en los particulares y de mantener la
igualdad entre los contratantes; por lo que estando
los Estados autorizados para legislar sobre la
propiedad privada en todo aquello que no esté
expresamente reservado a la Federación, tal
facultad lleva implícita la obligación que tienen las
mismas entidades, de velar por los intereses de la
colectividad. Aunque en las legislaciones hay
normas liberales, de carácter individualista, que
consagran el respeto a la libertad de los
particulares, y la protección más amplia a la
autonomía contractual, también hay otras que
limitan justificadamente los derechos privados. Una
de ellas es precisamente el decreto de 10 de abril
de 1916, que establece que "la acción de rescisión
a que se refiere el artículo 1509 del Código Civil no
es renunciable, y su renuncia no producirá efecto
jurídico alguno". Ya la Suprema Corte, a través de
la Sala Auxiliar, expresó el criterio de que es

61
AMPARO EN REVISIÓN 588/2005.

justificada la disposición por la que se prohibe y


priva de todo efecto jurídico la renuncia a la acción
rescisión por causa de lesión, dado que ésta
última, además de viciar el libre consentimiento y el
pleno conocimiento que deben inspirar la
celebración de los contratos, es fuente de actos
que la moral reprueba y que vulneran en forma
directa los intereses colectivos. La facultad de
prohibir la renuncia a la acción rescisoria por causa
de tensión no se halla otorgada al Congreso
Federal de modo expreso por los artículos 27 y 73 a
77 de la Constitución de la República y tampoco de
una manera tácita, puesto que no se comprende
dentro de las llamadas "facultades implícitas"
(artículo 73, fracción XXX), ni se incluye tampoco
en las diversas prohibiciones o limitaciones que la
Carta Magna impone a las entidades federativas,
(artículos 116 a 119 y 121). Por tanto, de acuerdo
con el artículo 124 de la Ley Suprema, se concluye
que las mencionadas facultades se entienden
concedidas a los Estados.”

“CÓDIGO CIVIL Y CÓDIGO DE PROCEDIMIENTOS


CIVILES, AMBOS PARA EL DISTRITO FEDERAL. EL
CONGRESO DE LA UNIÓN TENÍA LA FACULTAD
PARA EXPEDIRLOS. (SITUACIÓN ANTERIOR A LA
REFORMA DEL PRECEPTO 122, FRACCIÓN IV,
INCISO G), CONSTITUCIONAL, DE FECHA
VEINTICINCO DE OCTUBRE DE MIL NOVECIENTOS
NOVENTA Y TRES). Aun cuando es verdad que en

62
AMPARO EN REVISIÓN 588/2005.

ningún artículo de la Constitución se establecía de


modo expreso la facultad del Congreso de la Unión
para expedir el Código Civil y el Código de
Procedimientos Civiles para el Distrito Federal,
dichas atribuciones se encontraban asentadas de
manera implícita en diversos artículos
constitucionales, entre ellos, el 14, 16 y 17 de la Ley
Fundamental. En efecto, el artículo 14 establece
que nadie puede ser privado de sus derechos, sino
mediante juicio seguido ante tribunales
previamente establecidos en el que se cumplan las
formalidades esenciales del procedimiento y
conforme a las leyes expedidas con anterioridad al
hecho; que en los juicios del orden civil, la
sentencia deberá ser conforme a la letra o a la
interpretación jurídica de la ley y, a falta de ésta, se
fundará en los principios generales del derecho;
asimismo, el artículo 16 previene que nadie puede
ser molestado en su persona, familia, domicilio,
papeles o posesiones, sino en virtud de
mandamiento escrito que funde y motive la causa
legal del procedimiento; el artículo 17 prohíbe a las
personas hacerse justicia por sí mismas o ejercer
violencia para reclamar su derecho, estableciendo
la obligación correlativa, a cargo del Estado, de
instituir tribunales que administren justicia a las
personas en los términos y plazos que fijen las
leyes. Por tanto, de las disposiciones legales en
comento, se advierte la necesidad de que la
comunidad cuente con ordenamientos de orden

63
AMPARO EN REVISIÓN 588/2005.

civil y procesal; de ahí que la facultad legislativa se


concedía al Congreso de la Unión, en la materia de
las bases antes mencionadas. Además, el artículo
73, fracción VI, constitucional, como aparecía en
1917, ya establecía las reglas para el nombramiento
de magistrados y jueces del Distrito Federal,
prevenía la expedición de la Ley Orgánica del Poder
Judicial y la responsabilidad de los titulares. De lo
anterior se infiere, lógicamente y de manera
congruente, que el Congreso de la Unión tiene
facultades para expedir los ordenamientos
necesarios en materia civil y procesal, de lo
contrario, la existencia de los tribunales a que se
refiere la mencionada Base 4a., sería
completamente estéril, pues sería incongruente
tener la facultad de integrar los tribunales si éstos
carecen de leyes conforme a las cuales han de
dictar sus resoluciones”.

Debe admitirse por tanto, que si de acuerdo con los artículos


25, 28 y 73, fracción X, de la Constitución Federal, en relación con
los artículos 75, fracción II, y 371 del Código de Comercio, toca a
la Federación la tutela de los consumidores en el acto mercantil
que celebran con los proveedores con motivo de la venta de
casas-habitación y de tiempo compartido, mientras que conforme
a lo establecido en los artículos 121, fracciones I, II y III; 122,
Base Primera, fracción V, inciso h), y 124 constitucionales,
corresponde a los Estados y al Distrito Federal legislar sobre las
formalidades, elementos y requisitos de los contratos civiles con
que, en su caso, habrán de culminar aquellas convenciones

64
AMPARO EN REVISIÓN 588/2005.

mercantiles, deberá concluirse que los preceptos reclamados de


la Ley Federal de Protección al Consumidor no invaden la esfera
de competencia local, sino que por el contrario, se complementan
y armonizan entre sí.

Además, debe señalarse que el artículo 73 de la ley


reclamada establece en su primer párrafo que la Ley Federal de
Protección al Consumidor es aplicable a la materia inmobiliaria
cuando se trate de actos relacionados con el fraccionamiento,
construcción, promoción, asesoría o venta al público de casa-
habitación, por parte de proveedores.

En su segundo párrafo, el mismo precepto dispone que los


contratos relacionados con el fraccionamiento, construcción,
promoción, asesoría o venta al público de casa-habitación deben
registrarse ante la Procuraduría Federal de Protección al
Consumidor.

Es claro que si conforme al primer párrafo del artículo 73,


las normas de la Ley Federal de Protección al Consumidor son
aplicables a la materia inmobiliaria en el supuesto del
fraccionamiento, construcción, promoción, asesoría o venta al
público de casa-habitación por parte de proveedores, y una de
esas normas es la relativa a la obligación de inscribir ante la
Procuraduría los contratos referidos a dichas actividades, basta
con que una persona que tenga la calidad de proveedor se
dedique a ellas para que automáticamente esté obligada a
inscribir los contratos relativos ante la Procuraduría; de no
cumplir con dicha obligación, el artículo 87, segundo párrafo,

65
AMPARO EN REVISIÓN 588/2005.

impide el surtimiento de efectos del mismo contra el


consumidor.

Así, el segundo párrafo del artículo 87 dice a la letra:

“Artículo 87.-

Los contratos que deban registrarse conforme a
esta ley, las normas oficiales mexicanas y demás
disposiciones aplicables, y no se registren, así
como aquéllos cuyo registro sea negado por la
Procuraduría, no producirán efectos contra el
consumidor.

Con relación a la naturaleza de la figura jurídica prevista en


el segundo párrafo del artículo 87, se entiende que es, por una
parte, una causa de nulidad relativa del contrato y, por otra, el
facultamiento al consumidor de oponer una excepción ante la
eventual exigencia de pago por parte del proveedor. Su propósito
es garantizar que los contratos se registren.

Se trata de una nulidad relativa, en tanto constituye una


sanción instituida en ley que produce la ineficacia de los actos
realizados en contra de las formas legales, pero que puede ser
convalidada.

Este dispositivo debe ser visto en armonía con los artículos


78 y 79, fracción I, del Código de Comercio que aunque
establecen la regla general de que en materia contractual
mercantil cada uno se obliga en los términos en que aparece que

66
AMPARO EN REVISIÓN 588/2005.

quiso obligarse sin necesidad de agotar formalidades


determinadas, introduce la excepción de que ello opera salvo que
exista alguna forma o solemnidad prevista en el propio Código o
cualesquiera otra ley que condicionen la eficacia del acuerdo de
voluntades.

Así, el artículo 2228 del Código Civil Federal (al cual cabe
remitirse, en supletoriedad) previene que la falta de forma
establecida por la ley produce la nulidad relativa del acto. Si se
concede que el registro del contrato al que se refiere el artículo
87, segundo párrafo, es una formalidad, debe aceptarse que su
falta ocasiona la nulidad relativa. En ese tenor, es dable la
convalidación, al tenor de los numerales 2233 y 2234 del propio
ordenamiento sustantivo.

Por otra parte, es una causa de nulidad que perjudica al


proveedor y no al consumidor, quien puede aprovecharse de
todos los efectos del contrato; ello se infiere de la propia
redacción del precepto, que dispone que el contrato no registrado
no surtirá efectos contra el consumidor, pero no prohíbe el
surtimiento de efectos en lo que le aprovechen.

Y sería ilógico que el no surtimiento de efectos alcanzara


también al proveedor, porque es a éste, y no al consumidor, a
quien corresponde la carga de registrar el contrato, so pena,
precisamente, de que no pueda aprovecharse de él. El proveedor
no podría aprovecharse de su propio dolo, alegando que, como el
contrato no está registrado, no puede dar cumplimiento al contrato
celebrado con un consumidor, pues la obligación de inscribirlo
corre a su cargo. La circunstancia de que el consumidor pueda

67
AMPARO EN REVISIÓN 588/2005.

aprovecharse del contrato en lo que le beneficie, por lo demás, es


acorde con el principio constitucional de protección a la clase de
los consumidores.

Por lo que hace a la supuesta vulneración al régimen


federal, en tanto que el artículo 121, fracción II, constitucional
dispone que los bienes muebles e inmuebles se rigen por la ley
del lugar en que se ubican, esto es, la ley local de la entidad
federativa donde se encuentre ubicado el bien inmueble objeto de
compraventa, debe tomarse en cuenta lo siguiente:

El artículo referido, en la parte que interesa, es del tenor


siguiente:

“Artículo 121.-

II.- Los bienes muebles e inmuebles se regirán por
la ley del lugar de su ubicación.
III.- Las sentencias pronunciadas por los tribunales
de un Estado sobre derechos reales o bienes
inmuebles ubicados en otro Estado, sólo tendrán
fuerza ejecutoria en éste, cuando así lo dispongan
sus propias leyes.
… ”.

La fracción II, del artículo preinserto, dispone que la


regulación de los bienes es materia local, propia del derecho civil
interno de cada entidad federativa; en concatenación con el
primer párrafo del mismo artículo, y con las fracciones I y III,
primer párrafo, se desprende que, además, la regulación de los

68
AMPARO EN REVISIÓN 588/2005.

procedimientos judiciales que versen sobre derechos reales es


propia de cada entidad federativa.

Así, por virtud de dicho dispositivo cada Estado de la


República (y el Distrito Federal, se entiende) cuenta con un
Código Civil que, para efectos de su propio territorio y
respetando el conjunto de dispositivos constitucionales que
regulan la propiedad, como el artículo 27, regula aspectos tales
como la forma de clasificar los bienes (inmuebles, muebles,
mostrencos, vacantes, etcétera) y los derechos reales que se
ejercen sobre ellos (propiedad, usufructo, uso, las servidumbres o
la posesión), y cuenta con leyes procesales que consignan
procedimientos para resolver las controversias que deriven de
derechos reales.

La norma cuestionada contiene sin género de duda, una


regulación específica de la materia mercantil y de protección al
consumidor, referida a los acuerdos de voluntades celebrados
entre proveedores y consumidores sobre el fraccionamiento,
construcción, promoción o venta de inmuebles destinados a casa-
habitación o de tiempo compartido.

En ese orden, no existe la posibilidad de contrastar el


contenido del artículo 87, tercer párrafo, de la Ley Federal de
Protección al Consumidor con el 121, fracción II, de la
Constitución, en tanto ambos se refieren a cuestiones diversas:
por un lado, la norma federal sobre la materia de protección al
consumidor y que establece una obligación a cargo de
comerciantes y, por otro, una norma local sobre la materia de
bienes.

69
AMPARO EN REVISIÓN 588/2005.

En apoyo de las consideraciones precedentes, resulta


oportuno citar algunos criterios, tanto del Pleno como de Sala,
que permiten ver cuál ha sido la interpretación que esta Suprema
Corte ha hecho del artículo 121, fracción II, de la Carta Magna.

Tesis sustentadas por el Pleno de este Alto Tribunal, en su


anterior integración, visibles en el Semanario Judicial de la
Federación, Quinta Época, tomo XX, página 1004, y, la
consultable en la Séptima Época, tomo 217-228, primera parte,
página 13, respectivamente, que dicen:

“BIENES INMUEBLES. El hecho de que los bienes


inmuebles estén sujetos a la ley de su ubicación,
no pueden traer la consecuencia forzosa de que los
tribunales de esa ubicación, sean los competentes
para conocer de las controversias que se susciten
sobre aquéllos, porque son cosas distintas las
leyes relativas al régimen de la propiedad, y las
concernientes a la jurisdicción de los tribunales.
Las leyes territoriales versan, fundamentalmente,
sobre la organización de la propiedad y por eso se
dice que los inmuebles están siempre sujetos a la
ley local de su ubicación; estas leyes son
inseparables de las ideas que han precedido a la
constitución de la propiedad individual en cada
Estado, son territoriales, porque el soberano local
es el más interesado en su aplicación. No existe
inconveniente alguno para que tribunales de
distinto Estado apliquen la ley territorial a una
cuestión sometida a su jurisdicción, aun cuando el

70
AMPARO EN REVISIÓN 588/2005.

inmueble se encuentre dentro de otra entidad. Lo


que no sería posible es que el juzgador aplicara su
ley territorial sobre constitución de la propiedad
inmobiliaria, tratándose de un inmueble ubicado en
otra entidad, teoría que se conforma con lo que
manda el artículo 121 constitucional, cuando
dispone que las sentencias pronunciadas por
tribunales de un Estado, sobre derechos reales o
bienes inmuebles ubicados en otro, tendrán fuerza
ejecutoria en éste, cuando así lo dispongan sus
propias leyes. En otros términos, el juicio puede
sustanciarse aun cuando verse sobre bienes
inmuebles ubicados fuera de la jurisdicción del
Juez; pero la ejecución forzada del fallo queda
sujeta a lo que dispongan las leyes del Estado en
donde tal ejecución ha de realizarse. En resumen:
las leyes de un Estado sólo tienen efecto en su
propio territorio y no son obligatorias fuera de él;
pero esto no impide que se pueda aplicar la ley de
un Estado fuera de su territorio y por tribunales
ajenos a la misma, cuando así se haya estipulado, o
cuando corresponda legalmente hacerlo, por la
naturaleza de los bienes en litigio; los bienes
inmuebles e inmuebles se rigen por la ley de su
ubicación en lo que se refiere al régimen de la
organización de la propiedad, pero por lo que toca
a la capacidad de los contratantes, a la existencia
del acto y a su prueba, se aplica el principio locus
regit actum”.

71
AMPARO EN REVISIÓN 588/2005.

“ARTÍCULO 121 CONSTITUCIONAL. NO


ESTABLECE BASES PARA LA DIVISIÓN DE
PODERES TRIBUTARIOS ENTRE LA FEDERACIÓN
Y LOS ESTADOS. El artículo 121 de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos es el
cimiento establecido por el federalismo para que
pueda aplicarse de manera ordenada y armónica el
derecho de un Estado de la Federación en otro y
constituye también el ligamento de los diversos
ordenamientos jurídicos estatales. Sin los
principios que sienta, los Estados no tendrían la
obligación de reconocer como válidas las leyes de
los otros miembros de la Federación.
Específicamente, la fracción II de dicho precepto, al
asentar que "los bienes muebles e inmuebles se
regirán por la ley del lugar de su ubicación",
establece la base de que en todos los Estados
miembros se dará entera fe y crédito a los actos
públicos, registros y procedimientos judiciales que
referidos a dichos bienes provengan del Estado
donde se hallan, teniendo plenos efectos si están
conformes con el ordenamiento jurídico de dicho
estado. Consecuentemente, el artículo 121, fracción
II, de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos, es ajeno a la formulación de reglas de
división de poderes en materia tributaria, y sólo
establece bases o principios para prevenir posibles
diferencias entre los Estados, mas no entre la
Federación y uno de sus miembros.

72
AMPARO EN REVISIÓN 588/2005.

Asimismo, es ilustrativa la tesis de la Primera Sala de esta


Suprema Corte de Justicia de la Nación consultable con el
número 1a. XLII/2000, en el Semanario Judicial de la Federación
y su Gaceta, Novena Época, tomo XII, correspondiente al mes de
diciembre de 2000, página 256:

“PROPIEDAD PRIVADA, MODALIDADES A LA. EL


CONGRESO DE LA UNIÓN NO ES EL ÚNICO
FACULTADO PARA IMPONERLAS, EN TÉRMINOS
DE LO DISPUESTO EN EL ARTÍCULO 27 DE LA
CONSTITUCIÓN FEDERAL. Si bien es cierto que el
Congreso de la Unión está facultado legalmente
para imponer las modalidades a la propiedad
privada, a través de las leyes que expida, también
lo es que dicha facultad legislativa no opera en
todos los casos, pues es menester para ello que el
interés público que legitime constitucionalmente la
imposición de la modalidad, incida en alguno de los
ramos o materias que formen el cuadro
competencial del citado Congreso; de manera tal
que si, por el contrario, el ramo o materia incumbe
legislativamente a los Congresos de los Estados
por virtud del principio contenido en el artículo 124
de la Constitución Federal, las leyes que impongan
modalidades a la propiedad privada pueden
provenir de éstos, lo que encuentra apoyo en lo
previsto en la fracción II del artículo 121 de la Ley
Fundamental que consagra el principio lex rei sitae,
al disponer que los bienes muebles e inmuebles se
regirán por la ley del lugar de su ubicación. Así, al

73
AMPARO EN REVISIÓN 588/2005.

ser evidente que la propiedad es un derecho real


que se ejerce sobre un bien mobiliario o
inmobiliario, sin el cual tal derecho sería
inconcebible, la imposición de modalidades a la
propiedad repercute necesariamente en su objeto
constituido por dichos bienes en cuanto a la
manera o forma de usarlos, disfrutarlos y disponer
de ellos. De ahí que respecto de los bienes muebles
e inmuebles que se ubiquen dentro de su territorio,
las Legislaturas Locales pueden dictar las leyes
que regulen su uso, goce y disponibilidad, siempre
que el interés público que funde dicha regulación
no concierna a ninguno de los ramos o materias
que sean de la competencia constitucional del
Congreso de la Unión, integrada por las facultades
expresas e implícitas de dicho órgano legislativo
federal, pues considerar lo contrario, es decir, que
el mencionado Congreso, en todos los casos, es el
único facultado para imponer modalidades a la
propiedad privada en términos de lo dispuesto en
el artículo 27 constitucional, implicaría un
impedimento para aquéllas de establecer las
modalidades necesarias en función del interés
público”.

Por último, debe atenderse al criterio de la Sala Auxiliar de


este Alto Tribunal, en su anterior integración, publicada en el
Informe 1969, Séptima Época, página 96, que es del tenor literal
siguiente:

74
AMPARO EN REVISIÓN 588/2005.

“IMPUESTOS, EL ARTÍCULO 121


CONSTITUCIONAL, FRACCIÓN II, NO IMPIDE LA
CREACIÓN DE, RESPECTO A BIENES MUEBLES O
INMUEBLES O SUS PRODUCTOS, POR RAZÓN
DEL LUGAR DE SU UBICACIÓN. Es inexacto que a
virtud de "que los bienes muebles e inmuebles se
regirán por la ley del lugar de su ubicación", según
los términos de la fracción II del artículo 121 de la
Constitución Política de la República; no puedan
decretarse impuestos con respecto a ellos o al
producto que se obtiene de los mismos, mediante
la concertación de un contrato de arrendamiento o
de cualquiera otro contrato de diversa naturaleza.
En rigor la disposición constitucional invocada es
de aplicación a leyes no impositivas, generalmente
civiles, máxime que la facultad del Congreso de la
Unión provenientes de la celebración de
determinados contratos de arrendamiento o de
cualquier otro acto relacionado con el capital o el
trabajo, o en función de estos, está consignada en
la fracción VII del artículo 73 de la mencionada
Constitución, lo que funda la imposición de cargos
fiscales en esas materias”.

Finalmente por lo que hace al argumento relativo a que la


Secretaría de Economía debe expedir una norma oficial
mexicana, para que la quejosa pueda inscribir sus contratos,
debe precisarse lo siguiente:

75
AMPARO EN REVISIÓN 588/2005.

Los artículos 19 y 24 de la ley reclamada establecen lo


siguiente:

“Artículo 19.- La Secretaría determinará la política


de protección al consumidor, que constituye uno
de los instrumentos sociales y económicos del
Estado para favorecer y promover los intereses y
derechos de los consumidores. Lo anterior,
mediante la adopción de las medidas que procuren
el mejor funcionamiento de los mercados y el
crecimiento económico del país.

Dicha Secretaría está facultada para expedir


Normas Oficiales Mexicanas y normas mexicanas
respecto de:

VII.- Los términos y condiciones a que deberán
ajustarse los modelos de contratos de adhesión
que requieran de inscripción en los términos de
esta ley.”

“Artículo 24.- La Procuraduría tiene las siguientes


atribuciones:

XV.- Registrar los contratos de adhesión que lo
requieran, cuando cumplan la normatividad
aplicable, y organizar y llevar el Registro Público de
contratos de adhesión”.

76
AMPARO EN REVISIÓN 588/2005.

El argumento de la quejosa es infundado, por las siguientes


consideraciones.

La Ley Federal sobre Metrología y Normalización vigente


establece que ésta regirá en toda la República y sus
disposiciones son de orden público e interés social, su aplicación
y vigilancia corresponde al Ejecutivo Federal, por conducto de las
dependencias de la Administración Pública Federal que tengan
competencia en las materias reguladas en este ordenamiento, y
prevé que por Norma Oficial Mexicana, debe entenderse la
regulación técnica de observancia obligatoria expedida por las
dependencias competentes, de acuerdo a las reglas,
especificaciones, atributos, directrices, características o
prescripciones aplicables a un producto, proceso, instalación,
sistema, actividad, servicio o método de producción u operación,
así como aquellas relativas a terminología, simbología, embalaje,
marcado o etiquetado y las que se refieran a su cumplimiento o
aplicación.

Lo anterior, se advierte de lo establecido en los siguientes


preceptos de la ley en cita, que se transcriben, en la parte que
interesa para el presente estudio:

“Artículo 1º.- La presente Ley regirá en toda la


República y sus disposiciones son de orden
público e interés social. Su aplicación y vigilancia
corresponde al Ejecutivo Federal, por conducto de
las dependencias de la administración pública
federal que tengan competencia en las materias
reguladas en este ordenamiento. Siempre que en

77
AMPARO EN REVISIÓN 588/2005.

esta Ley se haga mención a la "Secretaría", se


entenderá hecha a la Secretaría de Comercio y
Fomento Industrial.”

“Artículo 2º.- Esta Ley tiene por objeto:


I.- En materia de Metrología:

II.- En materia de normalización, certificación,
acreditamiento y verificación:
a) Fomentar la transparencia y eficiencia en la
elaboración y observancia de normas oficiales
mexicanas y normas mexicanas;
b) Instituir la Comisión Nacional de Normalización
para que coadyuve en las actividades que sobre
normalización corresponde realizar a las distintas
dependencias de la administración pública federal;
c) Establecer un procedimiento uniforme para la
elaboración de normas oficiales mexicanas por las
dependencias de la administración pública federal;
d) Promover la concurrencia de los sectores
público, privado, científico y de consumidores en la
elaboración y observancia de normas oficiales
mexicanas y normas mexicanas;

g) En general, divulgar las acciones de
normalización y demás actividades relacionadas
con la materia.”

“Artículo 3º.- Para los efectos de esta Ley, se


entenderá por:

78
AMPARO EN REVISIÓN 588/2005.


X.- Norma Mexicana: la que elabore un organismo
nacional de normalización, o la Secretaría, en los
términos de esta Ley, que prevé para un uso común
y repetido reglas, especificaciones, atributos,
métodos de prueba, directrices, características o
prescripciones aplicables a un producto, proceso,
instalación, sistema, actividad, servicio o método
de producción u operación, así como aquellas
relativas a terminología, simbología, embalaje,
marcado o etiquetado;
X-A.- Norma o lineamiento internacional: la norma,
lineamiento o documento normativo que emite un
organismo internacional de normalización u otro
organismo internacional relacionado con la
materia, reconocido por el gobierno mexicano en
los términos del derecho internacional;
XI.- Norma Oficial Mexicana: la regulación técnica
de observancia obligatoria expedida por las
dependencias competentes, conforme a las
finalidades establecidas en el artículo 40, que
establece reglas, especificaciones, atributos,
directrices, características o prescripciones
aplicables a un producto, proceso, instalación,
sistema, actividad, servicio o método de
producción u operación, así como aquellas
relativas a terminología, simbología, embalaje,
marcado o etiquetado y las que se refieran a su
cumplimiento o aplicación;

79
AMPARO EN REVISIÓN 588/2005.

XIII.- Organismos nacionales de normalización: las


personas morales que tengan por objeto elaborar
normas mexicanas;
…”

“Artículo 38.- Corresponde a las dependencias


según su ámbito de competencia:
I.- Contribuir en la integración del Programa
Nacional de Normalización con las propuestas de
normas oficiales mexicanas;
II.- Expedir normas oficiales mexicanas en las
materias relacionadas con sus atribuciones y
determinar su fecha de entrada en vigor;
III.- Ejecutar el Programa Nacional de Normalización
en sus respectivas áreas de competencia;

VII.- Coordinarse en los casos que proceda con
otras dependencias para cumplir con lo dispuesto
en esta Ley y comunicar a la Secretaría su opinión
sobre los proyectos de regulaciones técnicas de
otros países, en los términos de los acuerdos y
tratados internacionales en los que los Estados
Unidos Mexicanos sea parte;

IX.- Las demás atribuciones que le confiera la
presente Ley y su reglamento.”

“Artículo 39.- Corresponde a la Secretaría, además


de lo establecido en el artículo anterior:

80
AMPARO EN REVISIÓN 588/2005.

I.- Integrar el Programa Nacional de Normalización


con las normas oficiales mexicanas y normas
mexicanas que se pretendan elaborar anualmente;
II.- Codificar las normas oficiales mexicanas por
materias y mantener el inventario y la colección de
las normas oficiales mexicanas y normas
mexicanas, así como de las normas internacionales
y de otros países;

V.- Expedir las normas oficiales mexicanas a que
se refieren las fracciones I a IV, VIII, IX, XII, XV y
XVIII del artículo 40 de la presente Ley, en las áreas
de su competencia;

VII.- Coordinarse con las demás dependencias
para el adecuado cumplimiento de las
disposiciones de esta Ley, en base a las
atribuciones de cada dependencia;
VIII.- Participar con voz y voto en los comités
consultivos nacionales de normalización en los que
se afecten las actividades industriales o
comerciales;

XI.- Fungir como centro de información en materia
de normalización y notificar las normas oficiales
mexicanas conforme a lo dispuesto en los
acuerdos y tratados internacionales de los que los
Estados Unidos Mexicanos sea parte, para lo cual
las dependencias deberán proporcionarle
oportunamente la información necesaria; y

81
AMPARO EN REVISIÓN 588/2005.

XII.- Las demás facultades que le confiera la


presente Ley y su reglamento.”

“Artículo 40.- Las Normas Oficiales Mexicanas


tendrán como finalidad establecer:
I.- Las características y/o especificaciones que
deban reunir los productos y procesos cuando
éstos puedan constituir un riesgo para la seguridad
de las personas o dañar la salud humana, animal,
vegetal, el medio ambiente general y laboral, o para
la preservación de recursos naturales;
II.- Las características y/o especificaciones de los
productos utilizados como materias primas o
partes o materiales para la fabricación o ensamble
de productos finales sujetos al cumplimiento de
Normas Oficiales Mexicanas, siempre que para
cumplir las especificaciones de éstos sean
indispensables las de dichas materias primas,
partes o materiales;
III.- Las características y/o especificaciones que
deban reunir los servicios cuando éstos puedan
constituir un riesgo para la seguridad de las
personas o dañar la salud humana, animal, vegetal
o el medio ambiente general y laboral o cuando se
trate de la prestación de servicios de forma
generalizada para el consumidor;

XII.- La determinación de la información comercial,
sanitaria, ecológica, de calidad, seguridad e higiene
y requisitos que deben cumplir las etiquetas,

82
AMPARO EN REVISIÓN 588/2005.

envases, embalaje y la publicidad de los productos


y servicios para dar información al consumidor o
usuario;

XVIII.- Otras en que se requiera normalizar
productos, métodos, procesos, sistemas o
prácticas industriales, comerciales o de servicios
de conformidad con otras disposiciones legales,
siempre que se observe lo dispuesto por los
artículos 45 a 47.
Los criterios, reglas, instructivos, manuales,
circulares, lineamientos, procedimientos u otras
disposiciones de carácter obligatorio que requieran
establecer las dependencias y se refieran a las
materias y finalidades que se establecen en este
artículo, sólo podrán expedirse como normas
oficiales mexicanas conforme al procedimiento
establecido en esta Ley”.

Asimismo, los artículos 41 a 51 de la Ley Federal sobre


Metrología y Normalización señalan los requisitos que deben
reunir las Normas Oficiales Mexicanas, el procedimiento para su
elaboración, autoridades competentes para su aplicación,
modificación, etcétera.

En ese orden de ideas, se colige que si bien es deseable


que la Secretaría de Economía emita Normas Oficiales Mexicanas
en las materias que la citada ley prevé, ello no es forzoso ni
obligatorio para el cumplimiento de la ley que rija el acto y materia
de que se trate.

83
AMPARO EN REVISIÓN 588/2005.

Por tanto, si en la Ley Federal de Protección al


Consumidor se establece la obligación de que los
proveedores de determinados bienes o servicios deban
registrar ante la Procuraduría Federal del Consumidor, los
contratos de adhesión que celebren con los consumidores,
es inconcuso que están obligados por disposición expresa
del legislador ordinario a cumplir con tal mandato, sin que sea
óbice la inexistencia de alguna Norma Oficial Mexicana que rija la
materia de que se trate, o bien, que existiendo ésta (la cual es de
carácter federal y de observancia obligatoria) prevea u omita
establecer tal circunstancia, pues se insiste, la obligación del
registro de los contratos de adhesión deriva de lo ordenado por la
ley en cita.

En virtud de los razonamientos expuestos, se colige que en


la especie, no es obligatorio que la Secretaría de Economía
(antes de Comercio y Fomento Industrial), hubiera expedido
Norma Oficial Mexicana alguna que regulara la compraventa de
inmuebles destinados a casa habitación, ya que los contratos que
con tal motivo celebran proveedores y consumidores se
encuentran regulados expresamente por la Ley Federal de
Protección al Consumidor, en cuanto a su contenido, aprobación y
registro ante la Procuraduría respectiva, según se advierte de lo
establecido en el artículo 73 de la ley en estudio, que dice:

“Artículo 73.- Los actos relacionados con


inmuebles sólo estarán sujetos a esta ley, cuando
los proveedores sean fraccionadores,
constructores, promotores y demás personas que
intervengan en la asesoría y venta al público de

84
AMPARO EN REVISIÓN 588/2005.

viviendas destinadas a casa habitación o cuando


otorguen al consumidor el derecho de usar
inmuebles mediante el sistema de tiempo
compartido, en los términos de los artículos 64 y 65
de la presente ley.
Los contratos relacionados con las actividades a
que se refiere el párrafo anterior, deberán
registrarse ante la Procuraduría”.

Por otro lado, respecto al agravio en que la quejosa


cuestiona lo relativo a la obligación de registrar los contratos ante
la Procuraduría Federal del Consumidor, aduciendo que con ello
se viola la garantía de igualdad, debe reiterarse lo siguiente:

El artículo 1º constitucional es una declaración de carácter


general que aun cuando consagra una garantía de igualdad no
establece ésta de manera específica, por lo que su violación debe
relacionarse con la de otra garantía individual, es decir, los
conceptos de violación que se hagan valer respecto a la garantía
prevista en dicho artículo, no pueden entenderse si no es en
relación directa con las libertades que la Constitución consagra, la
violación que se produciría, en su caso, al artículo 1º sólo puede
advertirse de un estudio conjunto de dicho ordinal con la
correlativa libertad que se arguye violada.

En ese sentido de ha pronunciado este Tribunal Pleno de la


Suprema Corte de Justicia de la Nación en la tesis identificada
con el número P. CXXXIII/2000, en la página 27, del Tomo XII,
correspondiente al mes de septiembre de 2000, del Semanario
Judicial de la Federación y su Gaceta, en su Novena Época, que
a continuación se inserta.

85
AMPARO EN REVISIÓN 588/2005.

“IGUALDAD. LOS CONCEPTOS DE VIOLACIÓN


QUE SE HAGAN VALER RESPECTO A LA
GARANTÍA PREVISTA EN EL ARTÍCULO 1o. DE LA
CONSTITUCIÓN FEDERAL, NO PUEDEN
ENTENDERSE SI NO ES EN RELACIÓN DIRECTA
CON LAS LIBERTADES QUE ÉSTA CONSAGRA. Si
bien es cierto que las garantías que otorga la
Constitución Federal sólo pueden restringirse por
disposición de la propia Ley Fundamental o por
otra ley a la que la misma remita, también lo es que
los conceptos de violación que haga valer el
quejoso en el juicio de amparo, respecto al artículo
1o. de la Carta Magna que prevé la garantía de
igualdad, sólo pueden entenderse en relación
directa con las libertades que la propia
Constitución consagra. Esto es, la violación que se
produciría, en su caso, al artículo 1o. sólo puede
advertirse de un estudio conjunto de dicho ordinal
con la correlativa libertad que se arguye violada”.

Asimismo resulta ilustrativa la tesis aislada de la Primera


Sala de esta Suprema Corte de Justicia de la Nación publicada
con el número 1a. C/2001, a fojas 192, del Tomo XIV,
correspondiente al mes de diciembre de 2001, del Semanario
Judicial de la Federación y su Gaceta, en su Novena Época, que
es del tenor literal siguiente:

“IGUALDAD. LÍMITES A ESTE PRINCIPIO. La


Constitución Política de los Estados Unidos

86
AMPARO EN REVISIÓN 588/2005.

Mexicanos establece que todos los hombres son


iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer
discriminación alguna por razón de nacionalidad,
raza, sexo, religión o cualquier otra condición o
circunstancia personal o social, de manera que los
poderes públicos han de tener en cuenta que los
particulares que se encuentren en la misma
situación deben ser tratados igualmente, sin
privilegio ni favor. Así, el principio de igualdad se
configura como uno de los valores superiores del
orden jurídico, lo que significa que ha de servir de
criterio básico para la producción normativa y su
posterior interpretación y aplicación, y si bien es
cierto que el verdadero sentido de la igualdad es
colocar a los particulares en condiciones de poder
acceder a derechos reconocidos
constitucionalmente, lo que implica eliminar
situaciones de desigualdad manifiesta, ello no
significa que todos los individuos deban ser
iguales en todo, ya que si la propia Constitución
protege la propiedad privada, la libertad económica
y otros derechos patrimoniales, está aceptando
implícitamente la existencia de desigualdades
materiales y económicas; es decir, el principio de
igualdad no implica que todos los sujetos de la
norma se encuentren siempre, en todo momento y
ante cualquier circunstancia, en condiciones de
absoluta igualdad, sino que dicho principio se
refiere a la igualdad jurídica, que debe traducirse en
la seguridad de no tener que soportar un perjuicio

87
AMPARO EN REVISIÓN 588/2005.

(o privarse de un beneficio) desigual e injustificado.


En estas condiciones, el valor superior que
persigue este principio consiste en evitar que
existan normas que, llamadas a proyectarse sobre
situaciones de igualdad de hecho, produzcan como
efecto de su aplicación la ruptura de esa igualdad
al generar un trato discriminatorio entre
situaciones análogas, o bien, propicien efectos
semejantes sobre personas que se encuentran en
situaciones dispares, lo que se traduce en
desigualdad jurídica”.

La circunstancia de que los artículos reclamados


establezcan que las empresas que tengan el carácter de
proveedores cuyo objeto social sea la compraventa de bienes
inmuebles destinados a casas habitación, tendrán la obligación de
insertar determinadas cláusulas en sus contratos de adhesión y
que éstos deben ser registrados ante la Procuraduría Federal del
Consumidor so pena de que el incumplimiento de esto conllevará
a que no surta efectos el contrato contra el consumidor, no
quebranta la garantía constitucional citada, pues el
establecimiento de dichas obligaciones administrativas no implica
un obstáculo para la realización de las actividades en él
comprendidas; por lo contrario, conlleva implícita una certeza
jurídica y un provecho al regular en favor de proveedores y
consumidores una forma de evitar problemas de interpretación o
conflicto por la celebración y efectos de tales contratos, pues no
debe perderse de vista que el artículo 5º constitucional establece,
en primer término, una garantía de igualdad que se traduce en

88
AMPARO EN REVISIÓN 588/2005.

que todos los gobernados puedan elegir la profesión, comercio o


trabajo que deseen.

Cabe destacar que si bien es cierto que conforme a la ley


reclamada se imponen a los proveedores que se dedican a la
compraventa de inmuebles destinados a casa habitación una
serie de obligaciones que no se exigen, en general, a los que, sin
resultar proveedores, venden inmuebles, también es verdad que
con este trato diferente no se viola la garantía de igualdad puesto
que como se pone de manifiesto en otros considerandos, los
proveedores no se hallan en plan de identidad en cuanto a sus
actividades, que un vendedor esporádico de inmuebles.

Resulta aplicable en la especie, la tesis sostenida por este


Tribunal Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación,
visible con el número P.XC/2000, a fojas 26, del Tomo XI,
correspondiente al mes de junio de 2000, del Semanario Judicial
de la Federación y su Gaceta, en su Novena Época, que
establece:

“GARANTÍA DE IGUALDAD. ESTÁ CONTENIDA


IMPLÍCITAMENTE EN EL ARTÍCULO 5o.
CONSTITUCIONAL. El análisis del primer párrafo
del artículo 5o. constitucional, que establece: "A
ninguna persona podrá impedirse que se dedique a
la profesión, industria, comercio o trabajo que le
acomode, siendo lícitos. ...", permite constatar, en
principio, que este precepto garantiza a todos los
gobernados, entre otras cosas, el ejercicio de las
libertades de comercio y de industria que sean

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AMPARO EN REVISIÓN 588/2005.

lícitas y, en segundo término, que esa facultad se


otorga a todas las personas sin distinción alguna,
es decir, sin hacer diferencias de nacionalidad,
raza, religión o sexo, ya que su contenido no
establece salvedad alguna al respecto;
circunstancia que constituye un fundamento
importante de la garantía de libertad de comercio,
ya que el artículo 5o. constitucional, al permitir a
todas las personas ejercer el comercio o la
industria que les acomode, siempre y cuando sean
lícitos y no opere alguna de las limitantes a que
alude el mismo numeral, excluye implícitamente de
tal prerrogativa todo trato desigual que no pueda
ser justificado constitucionalmente o apoyado en el
interés público, puesto que no debe soslayarse que
el disfrute pleno de la garantía otorgada por la
Carta Magna en el imperativo de cuenta exige
necesariamente la actualización del principio de
igualdad material o real entre los titulares de esa
garantía, dado que jurídicamente la igualdad se
traduce en que varias personas, cuyo número es
indeterminado, que participen de la misma
situación, tengan la posibilidad y la capacidad de
ser titulares cualitativamente de los mismos
derechos y obligaciones que emanen de la ley
aplicable frente al Estado, lo cual estará en función
de sus circunstancias particulares. En este sentido,
el numeral 5o. constitucional prevé
sustancialmente ese principio fundamental de
igualdad, en virtud de que tiene como finalidad

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AMPARO EN REVISIÓN 588/2005.

colocar a todos los gobernados, cualquiera que sea


su categoría o condición social, en igualdad de
condiciones frente a la necesidad de vida de
escoger el comercio, el oficio, el trabajo o la
industria que les acomode, con las únicas
salvedades de que éstos sean lícitos y de que no
ataquen los derechos de terceros ni ofendan los
intereses de la sociedad”.

En las relacionadas condiciones, al resultar infundados los


planteamientos de las quejosas, lo que procede es negar la
protección constitucional solicitada.

Por lo expuesto y fundado, se resuelve:

PRIMERO.- En la materia de la revisión, se confirma la


sentencia recurrida.

SEGUNDO.- La Justicia de la Unión no ampara ni protege a


**********, Sociedad Anónima de Capital Variable y **********,
Sociedad Anónima de Capital Variable, contra lo dispuesto en los
artículos 7-BIS, 73, 73-TER, 86 párrafo tercero y 87, párrafo
segundo de la Ley Federal de Protección al Consumidor, por las
razones expresadas en el último considerando de esta ejecutoria.

Notifíquese; con testimonio de esta resolución, vuelvan los


autos a su lugar de origen; y, en su oportunidad, archívese este
toca como asunto concluido.

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AMPARO EN REVISIÓN 588/2005.

Así lo resolvió el Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la


Nación por unanimidad de diez votos, excepto por lo que hace a
la negativa del amparo en contra del artículo 86, párrafo tercero,
de la Ley Federal de Protección al Consumidor publicado en el
Diario Oficial de la Federación el cuatro de febrero de dos mil
cuatro, propuesta en el Resolutivo Segundo, respecto de la cual
hubo seis votos de los señores Ministros Cossío Díaz, Góngora
Pimentel, Valls Hernández, Sánchez Cordero, Silva Meza y
Presidente en funciones Díaz Romero; votaron en contra los
señores Ministros Aguirre Anguiano, Luna Ramos, Gudiño Pelayo
y Ortiz Mayagoitia y reservaron su derecho de formular voto de
minoría. Por estar cumpliendo con otras funciones inherentes a
su cargo no asistió el señor Ministro Presidente Mariano Azuela
Güitrón.-Doy Fe.

Firman los señores Ministros Presidente en funciones y


Ponente, con el Secretario General de Acuerdos que autoriza y
da fe.

MINISTRO PRESIDENTE EN FUNCIONES

JUAN DÍAZ ROMERO

MINISTRO PONENTE

JUAN N. SILVA MEZA

SECRETARIO GENERAL DE ACUERDOS

LIC. JOSÉ JAVIER AGUILAR DOMÍNGUEZ.

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AMPARO EN REVISIÓN 588/2005.

“En términos de lo previsto en los artículos 3, fracción II, 13, 14 y 18 de la Ley


Federal de Transparencia y Acceso a la Información Pública Gubernamental, en
esta versión pública se suprime la información considerada legalmente como
reservada o confidencial que encuadra en esos supuestos normativos”.

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AMPARO EN REVISIÓN 588/2005.

AMPARO EN REVISIÓN 588/2005.


QUEJOSAS: **********, SOCIEDAD ANÓNIMA
DE CAPITAL VARIABLE Y OTRA.

VOTO MINORITARIO QUE FORMULAN LOS SEÑORES


MINISTROS MARGARITA BEATRIZ LUNA RAMOS, SERGIO
SALVADOR AGUIRRE ANGUIANO Y JOSÉ DE JESÚS
GUDIÑO PELAYO, EN RELACIÓN CON EL ARTÍCULO 86,
ÚLTIMO PÁRRAFO, DE LA LEY FEDERAL DE PROTECCIÓN
AL CONSUMIDOR, QUE ESTABLECE LA OBLIGACIÓN DE
INCLUIR DENTRO DE LOS CONTRATOS DE ADHESIÓN QUE
DEBAN REGISTRARSE ANTE LA PROCURADURÍA FEDERAL
DEL CONSUMIDOR, UNA CLÁUSULA QUE OTORGUE
COMPETENCIA A ESTA ÚLTIMA PARA RESOLVER LOS
CONFLICTOS SUSCITADOS POR SU INTERPRETACIÓN Y
CUMPLIMIENTO.

Los suscritos disentimos del criterio sustentado por la


mayoría en lo que respecta a la inconstitucionalidad del artículo
86, último párrafo de la Ley Federal de Protección al Consumidor,
por las siguientes razones.

El artículo 17 de la Constitución Política de los Estados


Unidos Mexicanos, establece:

"Artículo 17.- Ninguna persona podrá hacerse


justicia por sí misma, ni ejercer violencia para
reclamar su derecho.

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AMPARO EN REVISIÓN 588/2005.

Toda persona tiene derecho a que se le administre


justicia por tribunales que estarán expeditos para
impartirla en los plazos y términos que fijen las
leyes, emitiendo sus resoluciones de manera
pronta, completa e imparcial. Su servicio será
gratuito, quedando, en consecuencia, prohibidas
las costas judiciales.

Las leyes federales y locales establecerán los


medios necesarios para que se garantice la
independencia de los tribunales y la plena
ejecución de sus resoluciones.

Nadie puede ser aprisionado por deudas de


carácter puramente civil."

El precepto constitucional transcrito prevé cinco diversas


garantías, a saber:

1.-) Prohibición de ejercer autotutela o "hacerse justicia por


propia mano";

2.-) El derecho a la tutela jurisdiccional;

3.-) La abolición de costas judiciales;

4.-) La independencia judicial; y

5.-) La prohibición de pena de prisión por deudas del orden


civil.

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AMPARO EN REVISIÓN 588/2005.

Ahora bien, para los efectos del presente voto, basta con
analizar el derecho a la tutela jurisdiccional previsto por el
precepto constitucional en cita, mismo que podemos definir como
un derecho público subjetivo de todo gobernado para que,
respetando los plazos y términos que fijen las leyes, pueda
acceder de manera expedita a tribunales independientes e
imparciales, y plantear una pretensión o defenderse de ella, con el
propósito de que una vez seguido un proceso en el que se
cumplan las formalidades debidas, se decida sobre la pretensión
o la defensa y, en su caso, se ejecute esa decisión.

Entendido así el derecho a la jurisdicción, supeditar el


acceso a los tribunales a determinadas condiciones, esto es, a
que la Procuraduría Federal del Consumidor resuelva en la vía
administrativa toda cuestión suscitada por la interpretación y/o
cumplimiento de los contratos de adhesión que están obligados a
registrar los proveedores que se dediquen al negocio inmobiliario
para vivienda, constituye un evidente obstáculo para el acceso
expedito de los gobernados a los tribunales.

No obsta a lo anterior, la existencia de una reserva de ley,


en virtud de la cual el propio precepto constitucional posibilita el
que a través de la legislación secundaria se establezcan los
plazos y términos a los que debe ceñirse la administración e
impartición de justicia; pues dicha reserva de ley no faculta al
legislador para reglamentar el derecho a la tutela jurisdiccional
discrecionalmente, sino que, en todos los casos, la
reglamentación respectiva deberá permitir la plena consecución
de los fines constitucionales correspondientes a un acceso

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AMPARO EN REVISIÓN 588/2005.

expedito, para todos los particulares, a una justicia pronta,


completa e imparcial.

En consecuencia, cuando un ordenamiento secundario


establece condiciones al gobernado, de tal manera que se
obstaculiza su acceso a los tribunales, se está ante una violación
al derecho a la tutela jurisdiccional.

A partir de este planteamiento general sobre la cuestión


debatida, los suscritos consideramos que el artículo 86, último
párrafo de la Ley Federal de Protección al Consumidor,
efectivamente transgrede el derecho a la tutela jurisdiccional al
obligar a los sujetos de la ley a acatar una jurisdicción en la vía
administrativa, desplazando con ello el acceso a los tribunales.

Para sostener esta conclusión, vale la pena recordar el texto


del artículo reclamado, que es el siguiente:

“Artículo 86.- La Secretaría, mediante normas


oficiales mexicanas podrá sujetar contratos de
adhesión a registro previo ante la Procuraduría
cuando impliquen o puedan implicar prestaciones
desproporcionadas a cargo de los consumidores,
obligaciones inequitativas o abusivas, o altas
probabilidades de incumplimiento.

Las normas podrán referirse a cualesquiera


términos y condiciones, excepto precio.

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AMPARO EN REVISIÓN 588/2005.

Los contratos de adhesión sujetos a registro


deberán contener una cláusula en la que se
determine que la Procuraduría será competente en
la vía administrativa para resolver cualquier
controversia que se suscite sobre la interpretación
o cumplimiento de los mismos. Asimismo, deberán
señalar el número de registro otorgado por la
Procuraduría.”

Ahora bien, contrariamente a lo aseverado por la mayoría, la


obligación de insertar, en todos los contratos de adhesión que
deban registrarse ante la Procuraduría Federal del Consumidor,
una cláusula que establezca la competencia de ésta para resolver
toda cuestión suscitada con motivo de la interpretación o
cumplimiento de los contratos, no constituye una mera reiteración
de la competencia que en la vía administrativa le confiere la ley
para poder resolver los conflictos entre proveedores y
consumidores, pues en este caso, tal reiteración sería inútil.

Asimismo, tampoco puede estimarse que la obligación de


insertar este clausulado en el texto de los contratos no convierte
en igualmente obligatoria la jurisdicción de la Procuraduría para
los contratantes. Esto es, afirmar que el agotamiento de los
medios alternativos de solución de conflictos que prevé la ley de
la materia y que corresponde a la Procuraduría desahogar, es
meramente optativo, pasa por alto que la no inclusión de esta
condición en los contratos respectivos, tiene por efecto que éstos
no surtirán efectos respecto de los consumidores, esto es, que
invalida para una de las partes todo lo pactado.

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AMPARO EN REVISIÓN 588/2005.

Por otra parte, debemos advertir que, para dirimir las


controversias suscitadas entre proveedores y consumidores, la
Ley Federal de Protección al Consumidor prevé, entre otros, los
procedimientos conciliatorio y arbitral, que se encuentran
regulados en los artículos 111 a 122, cuyo texto es el siguiente:

Sección Segunda
Procedimiento conciliatorio

“Artículo 111.- La Procuraduría señalará día y hora


para la celebración de una audiencia de
conciliación en la que se procurará avenir los
intereses de las partes, la cual deberá tener lugar,
por lo menos, cuatro días después de la fecha de
notificación de la reclamación al proveedor.

(REFORMADO, D.O.F. 4 DE FEBRERO DE 2004)


La conciliación podrá celebrarse vía telefónica o
por otro medio idóneo, en cuyo caso la Procuraduría o
las partes podrán solicitar que se confirmen por
escrito los compromisos adquiridos.”

“Artículo 112.- En caso de que el proveedor no se


presente a la audiencia o no rinda informe
relacionado con los hechos, se le impondrá medida
de apremio y se citará a una segunda audiencia, en
un plazo no mayor de 10 días, en caso de no asistir
a ésta se le impondrá una nueva medida de
apremio y se tendrá por presuntamente cierto lo
manifestado por el reclamante.

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AMPARO EN REVISIÓN 588/2005.

En caso de que el reclamante no acuda a la


audiencia de conciliación y no presente dentro de
los siguientes 10 días justificación fehaciente de su
inasistencia, se tendrá por desistido de la
reclamación y no podrá presentar otra ante la
Procuraduría por los mismo (sic) hechos.”

(REFORMADO, D.O.F. 4 DE FEBRERO DE 2004)


“Artículo 113.- Previo reconocimiento de la
personalidad y de la relación contractual entre las
partes el conciliador expondrá a las partes un
resumen de la reclamación y del informe
presentado, señalando los elementos comunes y
los puntos de controversia, y las exhortará para
llegar a un arreglo. Sin prejuzgar sobre el conflicto
planteado, les presentará una o varias opciones de
solución, salvaguardando los derechos del
consumidor.

Tratándose de bienes o servicios de prestación o


suministro periódicos tales como energía eléctrica,
gas o telecomunicaciones, el solo inicio del
procedimiento conciliatorio suspenderá cualquier
facultad del proveedor de interrumpir o suspender
unilateralmente el cumplimiento de sus obligaciones
en tanto concluya dicho procedimiento.”

(REFORMADO, D.O.F. 4 DE FEBRERO DE 2004)


“Artículo 114.- El conciliador podrá en todo
momento requerir a las partes los elementos de

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AMPARO EN REVISIÓN 588/2005.

convicción que estime necesarios para la


conciliación, así como para el ejercicio de las
atribuciones que a la Procuraduría le confiere la ley.
Asimismo, podrá acordar la práctica de diligencias
que permitan acreditar los hechos constitutivos de
la reclamación. Las partes podrán aportar las
pruebas que estimen necesarias para acreditar los
elementos de la reclamación y del informe.

El conciliador podrá suspender cuando lo estime


pertinente o a instancia de ambas partes, la
audiencia de conciliación hasta en tres ocasiones.
Asimismo, podrá requerir la emisión de un
dictamen a través del cual se cuantifique en
cantidad líquida la obligación contractual.

En caso de que se suspenda la audiencia, el


conciliador señalará día y hora para su
reanudación, dentro de los quince días siguientes,
donde en su caso, hará del conocimiento de las
partes el dictamen correspondiente, las cuales podrán
formular durante la audiencia observaciones al mismo.

La Procuraduría podrá emitir un acuerdo de trámite


que contenga el dictamen a que se refieren los
párrafos anteriores, que constituirá título ejecutivo
no negociable a favor del consumidor, siempre y
cuando la obligación contractual incumplida que en
él se consigne sea cierta, exigible y líquida a juicio
de la autoridad judicial, ante la que el proveedor podrá

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AMPARO EN REVISIÓN 588/2005.

controvertir el monto del título, presentar las pruebas y


oponer las excepciones que estime convenientes.

De toda audiencia se levantará el acta respectiva.


En caso de que el proveedor no firme el acta, ello
no afectará su validez, debiéndose hacer constar
dicha negativa.

Para la sustanciación del procedimiento de


conciliación a que se refiere el presente Capítulo,
se aplicará supletoriamente el Código Federal de
Procedimientos Civiles.”

(ADICIONADO, D.O.F. 4 DE FEBRERO DE 2004)


“Artículo 114 BIS.- El dictamen a que se refiere el
artículo anterior se efectuará en base a las
siguientes consideraciones:

I.- Se calculará el monto de la obligación


contractual, atendiendo a las cantidades
originalmente pactadas por las partes;

II.- Se analizará el grado de cumplimiento efectuado


por el proveedor con relación a la obligación objeto
del procedimiento;
III.- Con los datos antes señalados, se estimará la
obligación incumplida y, en su caso, la bonificación
a que se refiere el artículo 92 TER, y

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AMPARO EN REVISIÓN 588/2005.

IV.- La bonificación señalada en la fracción anterior,


se calculará conforme al siguiente criterio:

a) En los casos en que el consumidor hubiere


entregado la totalidad del monto de la operación al
proveedor, la bonificación será del 30% del monto
de la obligación contractual que se determine en el
dictamen;

b) Cuando el consumidor hubiere entregado más


del 50% de la totalidad del monto de la operación al
proveedor, la bonificación será del 25% del monto
de la obligación contractual que se determine en el
dictamen;

c) En los supuestos en los que el consumidor


hubiere entregado hasta el 50% de la totalidad del
monto de la operación al proveedor, la bonificación
será del 20% del monto de la obligación contractual
que se determine en el dictamen, y

d) En los demás casos, la bonificación


correspondiente será del 20% del monto de la
obligación contractual que se determine en el
dictamen.
Las bonificaciones señaladas con anterioridad, se
fijarán sin perjuicio de las sanciones a que se
hubiese hecho acreedor el proveedor o de que sean
modificadas por la autoridad judicial.”

103
AMPARO EN REVISIÓN 588/2005.

(ADICIONADO, D.O.F. 4 DE FEBRERO DE 2004)


“Artículo 114 TER.- El dictamen emitido deberá
contener lo siguiente:
I.- Lugar y fecha de emisión;
II.- Identificación de quien emite el dictamen;
III.- Nombre y domicilio del proveedor y del
consumidor;
IV.- La obligación contractual y tipo de bien o
servicio de que se trate;
V.- El monto original de la operación y materia de
la reclamación;
VI.- La determinación del importe de las
obligaciones a cargo del proveedor, y
VII.- La cuantificación líquida de la bonificación al
consumidor.

La determinación del importe consignado en el


dictamen, para efectos de ejecución se actualizará
por el transcurso del tiempo desde el momento en
que se emitió hasta el momento en que se pague,
tomando en consideración los cambios de precios en
el país, de conformidad con el factor de actualización
que arroje el Índice Nacional de Precios al Consumidor
que mensualmente dé a conocer el Banco de México.
La acción ejecutiva derivada del dictamen
prescribirá a un año de su emisión.”

“Artículo 115.- Los acuerdos de trámite que emita


el conciliador no admitirán recurso alguno.

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AMPARO EN REVISIÓN 588/2005.

Los convenios celebrados por las partes serán


aprobados por la Procuraduría cuando no vayan en
contra de la ley, y el acuerdo que los apruebe no
admitirá recurso alguno.”

(REFORMADO PRIMER PÁRRAFO, D.O.F. 4 FEB. 2004)


“Artículo 116.- En caso de no haber conciliación, el
conciliador exhortará a las partes para que
designen como árbitro a la Procuraduría o a algún
árbitro independiente para solucionar el conflicto.
Para efectos de este último caso, la Procuraduría
podrá poner a disposición de las partes
información sobre árbitros independientes.

En caso de no aceptarse el arbitraje se dejarán a


salvo los derechos de ambas partes.”

Sección Tercera
Procedimiento arbitral

(REFORMADO, D.O.F. 4 DE FEBRERO DE 2004)


“Artículo 117.- La Procuraduría podrá actuar como
árbitro entre consumidores y proveedores cuando
los interesados así la designen y sin necesidad de
reclamación o procedimiento conciliatorio previos,
observando los principios de legalidad, equidad y
de igualdad entre las partes.

Cuando se trate de aquellas personas físicas o


morales a que se refiere la fracción primera del
artículo 2 de esta ley, que adquieren, almacenen,

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AMPARO EN REVISIÓN 588/2005.

utilicen o consuman bienes o servicios con objeto


de integrarlos en procesos de producción,
transformación, comercialización o prestación de
servicios a terceros, la Procuraduría podrá fungir
como árbitro siempre que el monto de lo reclamado
no exceda de $300,000.00.”

“Artículo 118.- La designación de árbitro se hará


constar mediante acta ante la Procuraduría, en la
que se señalarán claramente los puntos esenciales
de la controversia y si el arbitraje es en estricto
derecho o en amigable composición.”

“Artículo 119.- En la amigable composición se


fijarán las cuestiones que deberán ser objeto del
arbitraje y el árbitro tendrá libertad para resolver en
conciencia y a buena fe guardada, sin sujeción a
reglas legales, pero observando las formalidades
esenciales del procedimiento. El árbitro tendrá la
facultad de allegarse todos los elementos que juzgue
necesarios para resolver las cuestiones que se le
hayan planteado. No habrá términos ni incidentes.”

(REFORMADO, D.O.F. 4 DE FEBRERO DE 2004)


“Artículo 120.- En el juicio arbitral de estricto
derecho las partes formularán compromiso en el
que fijarán las reglas del procedimiento, acordes
con los principios de legalidad; equidad e igualdad
entre las partes. En el caso de que las partes no
las propongan o no se hayan puesto de acuerdo, el

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AMPARO EN REVISIÓN 588/2005.

árbitro las establecerá. En todo caso se aplicará


supletoriamente el Código de Comercio y a falta de
disposición en dicho Código, el ordenamiento
procesal civil local aplicable.”

“Artículo 121.- El laudo arbitral emitido por la


Procuraduría o por el árbitro designado por las partes
deberá cumplimentarse o, en su caso, iniciar su
cumplimentación dentro de los quince días
siguientes a la fecha de su notificación, salvo pacto
en contrario.”

(REFORMADO, D.O.F. 4 DE FEBRERO DE 2004)


“Artículo 122.- Las resoluciones que se dicten durante
el procedimiento arbitral admitirán como único recurso
el de revocación, que deberá resolverse por el árbitro
designado en un plazo no mayor de tres días . El laudo
arbitral sólo estará sujeto a aclaración dentro de los
dos días siguientes a la fecha de su notificación.”

La característica común tanto del procedimiento conciliatorio


como arbitral que la ley prevé, es la de constituir medios
alternativos de solución de conflictos. Estos medios alternativos, a
su vez, suponen la posibilidad de sustituir la decisión de un
órgano jurisdiccional o tribunal por una decisión producto de la
voluntad de las partes en conflicto; son medios de resolución que
solamente pueden utilizarse si las partes convienen en ellos, son,
por definición, métodos para la solución de controversias
convencionales e igualitarios.

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AMPARO EN REVISIÓN 588/2005.

En este contexto, convertir en obligatorio el agotamiento


previo de medios de solución de conflicto que, por su propia
naturaleza, deben ser voluntarios y consensuales, resulta
igualmente inconstitucional en tanto obstaculiza a los gobernados
el acceso expedito a los tribunales competentes, esto es, no sólo
se retarda el acceso a la justicia, sino que se vulnera la
autonomía de la voluntad de los contratantes al supeditarla a la
obligación, impuesta por la ley, de agotar los medios alternativos
citados.

Finalmente, también debe señalarse que el resultado de los


procedimientos tanto conciliatorio como arbitral se traduce, bien
en un dictamen, bien en un laudo, que tienen como naturaleza la
de constituir títulos ejecutivos, circunstancia que supone una
limitante más para el gobernado que intente plantear sus
pretensiones ante un tribunal.

Esto es, el requisito que establece el artículo reclamado, que


convierte en obligatorio agotar cualquiera de estos dos medios
alternativos de solución de conflictos, supone que el particular
obtiene, al concluir el procedimiento respectivo, un dictamen o un
laudo que le determinan un derecho.

En este sentido, al constituir tal dictamen o laudo un título


ejecutivo, el derecho del accionante se encuentra predeterminado
en éste, lo cual cancela la oportunidad para que, ante el tribunal
competente, se hagan valer pretensiones distintas a las
consignadas en el documento respectivo.

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AMPARO EN REVISIÓN 588/2005.

Dicho de otra manera, el resultado de los procedimientos


conciliatorio o arbitral se traducirá en un título ejecutivo que
consigna un crédito cierto, líquido y exigible a favor de una de las
partes, constituyendo una prueba preconstituida de su acción
ante los tribunales, pero en tanto este derecho se encuentra
consignado de manera literal en el documento respectivo, lo cierto
es que restringe la litis planteada ante el órgano jurisdiccional a lo
expresado en el mismo, impidiéndose con ello, el acceso pleno a
la jurisdicción, vulnerándose, desde este punto de vista, la
garantía prevista por el artículo 17 constitucional en relación con
una justicia completa, pues el gobernado difícilmente podrá hacer
valer pretensiones distintas a las reconocidas en el dictamen o
laudo emitidos en el procedimiento correspondiente.

En resumen, el artículo 86, último párrafo, de la Ley Federal


de Protección al Consumidor, al obligar a las partes a que se
sometan a la competencia de la Procuraduría, a través de
cualquiera de los citados procedimientos, previamente a acudir a
la instancia judicial, condiciona indebidamente el ejercicio de la
garantía de acceso a la jurisdicción, restringiendo la posibilidad a
aquellos particulares que tengan una pretensión válida, de acudir
a los tribunales.

Así, si bien el artículo 17 constitucional no prohíbe el arreglo


extrajudicial e incluso las leyes civiles regulan los medios alternos
para la solución de conflictos, éstos deben ser, en todos los
casos, optativos y no obligatorios, pues de otro modo se
constituyen en un obstáculo indebido para el ejercicio del derecho
a la tutela jurisdiccional.

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AMPARO EN REVISIÓN 588/2005.

En estas condiciones y por los motivos apuntados


estimamos que debió declararse la inconstitucionalidad del
precepto reclamado y, por ende, concederse el amparo solicitado.

MINISTROS:

MARGARITA BEATRIZ LUNA RAMOS.

SERGIO SALVADOR AGUIRRE ANGUIANO.

JOSÉ DE JESÚS GUDIÑO PELAYO.

PAS’mjas.

“En términos de lo previsto en los artículos 3, fracción II, 13, 14 y 18 de la Ley


Federal de Transparencia y Acceso a la Información Pública Gubernamental, en
esta versión pública se suprime la información considerada legalmente como
reservada o confidencial que encuadra en esos supuestos normativos”.

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