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ACREEDOR
Serie 17
Gaceta Judicial 4 de 21-dic.-2000
Estado: Vigente
VISTOS: Antonio Acosta Espinosa, en calidad de representante del Banco del Pichincha C.A.,
interpone recurso de casación contra la sentencia dictada por los Ministros de la Quinta Sala de la
Corte Superior de Justicia de Quito, dentro del juicio ordinario de tercería excluyente de dominio que
siguen Gun Chul Park Lee y Young Ju Nam Kim en contra de la entidad recurrente y de los cónyuges
Gerardo Gustavo Espinel Echeverría y Yalila del Cisne Jaramillo Erráez. El conocimiento de dicho
recurso se ha radicado en esta Sala en virtud del sorteo de ley, la que para resolver considera:
PRIMERO: El recurso interpuesto cumple con los requisitos de forma previstos en la Ley de
Casación, por lo que fue admitido a trámite en auto dictado el 11 de abril del año en curso, de
conformidad con los Arts. 8 y 11 de la ley de la materia.
SEGUNDO: El recurrente al amparo de las causales primera, tercera y cuarta del Art. 3 de la Ley de
Casación, sostiene que en la sentencia impugnada existe indebida aplicación de los Arts. 503, 505 y
506 del Código de Procedimiento Civil, falta de aplicación del Art. 71 numeral tercero y cuarto del
Código de Procedimiento Civil, errónea interpretación del Art. 301 del Código de Procedimiento Civil
e indebida aplicación del Art. 509 ibídem, falta de aplicación del numeral 5 del Art. 171 de la
Constitución Política, y de los Arts. 569 y 573 del Código de Comercio, indebida aplicación del Art.
1869 del Código Civil y falta de aplicación del inciso tercero del Art. 573 del Código de Comercio,
falta de aplicación del numeral primero del Art. 198 del Código de Procedimiento Civil y de los Arts.
1588, 1488, 1507, 1510, 1724, 1725, 1726 y 1776 del Código Civil, errónea interpretación e indebida
aplicación del Art. 571 del Código de Comercio, falta de aplicación de los Arts. 1, 2, 3 numeral 9 y 5
del mismo cuerpo legal, y falta de aplicación del numeral 26 del Art. 23 de la Constitución Política.
TERCERO: El recurrente manifiesta que existe falta de aplicación del Art. 71 numerales tercero y
cuarto del Código de Procedimiento Civil, y en consecuencia, omisión de resolver en sentencia todos
los puntos de la litis, pues en su oportunidad se alegó la improcedencia e inadmisibilidad de la
demanda por no reunir los requisitos que exige dicha norma legal, y que al no pronunciarse sobre
dicha excepción, los Ministros de la Corte Superior han omitido resolver en su sentencia un punto
que fue materia de la litis. Sostiene el recurrente: a) que los actores no expresaron los fundamentos
de derecho de su demanda pues las normas jurídicas que mencionan en el libelo son procesales, las
que no establecen relaciones jurídicas, consecuentemente no determinan derechos ni obligaciones,
por lo que no pueden servir de fundamento para una demanda; sobre esta alegación se observa que
aún cuando en efecto en la demanda hubiese omisión de citar los fundamentos de derecho, de
conformidad con el Art. 284 del Código de Procedimiento Civil, y con el principio iura novit curia, los
jueces están obligados a suplir las omisiones en que incurran las partes sobre puntos de derecho;
siempre y cuando los fundamentos de hecho relatados por el actor en su demanda sean
pormenorizados y explícitos, y su petición clara y concreta, de tal manera que el juzgador pueda
establecer con certeza la norma legal aplicable al caso específico. Naturalmente, ello no releva al
juez de la obligación que tiene de examinar, al momento de calificar la demanda, que esta cumpla
con todos los requisitos de forma previstos en los Arts. 71 y 72 del Código de Procedimiento Civil, so
pena de incurrir en la sanción administrativa correspondiente; b) que no está claro la cosa, cantidad
o hecho que los actores piden; sin embargo, en la especie, en el libelo inicial, claramente los actores
CUARTO: Afirma, el recurrente que existe errónea interpretación del Art. 301 Código de
Procedimiento Civil e indebida aplicación del 509 ibídem, porque dentro del juicio de embargo y
remate del vehículo objeto de la litis, el juez de la causa rechazó una petición de los actores
tendiente a que se declare la tercería excluyente de dominio, por lo que es imprescindible que se
reconozca la autoridad de la cosa juzgada, porque la demanda se ha instaurado sobre la misma
cosa, por la misma causa, con las mismas personas y con la misma calidad. Sobre este cargo, se
observa que el Tribunal ad-quem, tanto en su sentencia como en el auto ampliatorio de fojas 41,
rechazó esta excepción porque el juez de primer nivel "no negó tercería excluyente de dominio del
automotor materia de esta causa, sino un requerimiento diverso.." Efectivamente, al comparecer
como terceristas en el juicio de embargo y remate, Gun Chul Park Lee y Young Ju Nam solicitaron
"la revocatoria del auto de calificación de la demanda de embargo y remate de prenda anteriormente
indicada, a fin de que se nos restituya nuestro vehículo.." porque consideraban que lo que debió
proponer el acreedor prendario era una demanda ejecutiva o verbal sumaria mas no una de embargo
y remate; que la cesión de los derechos sobre la cosa prendada, hecha por AMERAFIN S.A. a favor
del Banco del Pichincha, carecía de valor por falta de notificación a los deudores; y que el contrato
de prenda no estaba inscrito, por lo que no obligaba ni a los contratantes ni a terceros. Por tanto, es
correcta la apreciación del Tribunal ad-quem de que la resolución del juez que conoció del incidente
de competencia propuesto dentro del juicio de embargo y remate de prenda, no produjo cosa
juzgada sustancial sino únicamente formal, más aún cuando dejó a salvo el derecho de los
terceristas de deducir sus reclamos "por cuerda separada, ante Juez competente, de conformidad
con la Ley".
QUINTO: Los recurrentes afirman además que la tercería excluyente de dominio no procede en los
juicios de ejecución de prenda, porque nuestro Código de Procedimiento Civil en su libro Segundo,
Título II, Sección II, Párrafos 1o. y 2o., ha prescrito que las tercerías sólo caben en los juicios
ejecutivos y ordinarios, consecuentemente, ha excluido esta institución jurídica, para otra clase de
juicios, en particular, para los juicios de ejecución de prenda. Sobre este cargo, la Sala anota que en
todo juicio, sin excepción, puede ser oído un tercero al que las providencias judiciales causen
perjuicio directo; la diferencia estriba en que en los juicios ordinarios y ejecutivos, estas tercerías se
tramitan como un incidente, mientras que en los juicios sumarios, deben tramitarse por cuerda
separada; pero de ninguna manera se puede privar a una persona del derecho previsto en el
numeral 17 del Art. 24 de la Constitución Política de la República, de dirigirse a los órganos judiciales
a solicitar la tutela de sus derechos e intereses cuando los considere vulnerados, pues este es un
derecho inminente a toda persona. Claro está, que la petición debe intentarse en la vía prevista en la
ley y ante juez competente, ante el que se debe justificar el derecho pretendido. Por lo tanto se
rechazá este cargo, por improcedente.
SEXTO: Manifiesta el recurrente que en la sentencia por el impugnada, existe "falta de aplicación del
numeral 5 del Art. 171. de la Constitución de la República del Ecuador" y de los Arts. 569 y 573 del
Código de Comercio, porque, concordante con el criterio del juez de primera instancia, en dicha
sentencia se "determina que para la validez del contrato de prenda comercial ordinaria debe
inscribirse en la Jefatura Provincial de Tránsito, conforme así lo ordena el Art. 5 del Reglamento de
Documentos de Tránsito", cuando "la ley mercantil en ninguna de las normas que regula la institución
de la prenda comercial ordinaria prevee (sic) como requisito para su validez inscribirla en la Jefatura
de Tránsito". Sobre este cargo se observa; El numeral 5 del Art. 171 de la Constitución Política de la
República establece: "Serán atribuciones y deberes del Presidente de la República los siguientes:
...5. Expedir los reglamentos necesarios para la aplicación de las leyes, sin contravenirlas ni
alterarlas, así como los que convengan a la buena marcha de la administración". De la simple lectura
de esta norma, se desprende que no es a los Ministros de una Corte Superior ni de órgano alguno de
la Función Judicial, a quienes corresponde aplicarla (y menos en el trámite de un juicio), sino al
SEPTIMO: Pero, ¿que sucede si ni el acreedor, ni el tercero designado por las partes en el contrato
de prenda comercial ordinaria, tienen el bien pignorado en su poder a pesar de estar pendiente la
deuda que se garantizó con esa prenda? Sobre este punto es necesario distinguir dos posibilidades:
a) Que el deudor, pese a haber suscrito el contrato, nunca haya entregado el bien prendado al
acreedor ni al tercero diputado. En este evento; el contrato de prenda es válido para las partes,
aunque imperfecto, es un vínculo jurídico que genera obligaciones, o sea deberes de
comportamiento, pero no se constituye el derecho real y, por lo tanto, no es oponible erga ommes, es
decir, no surte efectos legales respecto de terceros, pues aún no se ha cumplido la obligación
primaria del deudor, que es la de entregar la cosa al acreedor o al tercero diputado. No se puede
decir que mientras el bien no se entregue el contrato de prenda no existe o que es nulo, pues la ley
no sanciona de esta forma la falta de este requisito de entrega, como si sanciona por ejemplo, en los
contratos solemnes, la falta de cumplimiento de las formalidades especiales ordenadas por ella, los
que son condenados a no surtir NINGUN EFECTO CIVIL (Art. 1486 Código Civil); mientras la prenda
no es entregada, el contrato es imperfecto, y en virtud del principio general de que los contratos se
deben ejecutar de buena fe, las partes deben dar todos los pasos necesarios para que el negocio
jurídico se perfeccione y surta todos sus efectos jurídicos. Si suscrito el contrato de prenda, no se
entrega el bien objeto del negocio jurídico, el deudor prendario incurre en incumplimiento de esta
obligación y, el acreedor podrá iniciar las acciones que la ley le franquea. O, b) Puede suceder que
habiéndose entregado la prenda al acreedor o al tercero designado por las partes, este haya perdido
su tenencia, en cuyo caso, para recobrarla, deberá ejercer la acción reivindicatoria prevista en el
inciso primero del Art. 2319 Código Civil: "Si el acreedor pierde la tenencia de la prenda, tendrá
acción para recobrarla, contra toda persona en cuyo poder se halle, sin exceptuar al deudor que la
ha constituido. Pero el deudor podrá retener la prenda, pagando la totalidad de la deuda para cuya
seguridad fue consignada. Efectuándose este pago no podrá el acreedor reclamarla, alegando otros
créditos, aunque reúnan los requisitos enumerados en el Art. 2327". Esta acción es factible porque
EL DERECHO DE PRENDA ES UN DERECHO REAL restringido que se constituye sobre bienes
muebles o derechos asimilados a éstos en su circulación, tales como los créditos incorporados a los
títulos valores; y los derechos reales (a diferencia de los personales), son susceptibles de
reivindicación (Art. 955 Código Civil), pues gozan del derecho de persecución (jus persequendi). El
acreedor que reivindica su derecho real de prenda, pide que este derecho sea reconocido y el
poseedor sea condenado a entregarle (devolverle) la cosa, con lo que recuperará la posesión del
derecho de prenda, para entonces poder ejercitar los derechos que nacen de ella, esto es, para pedir
el embargo y la subasta de la cosa, y pagarse su crédito con privilegio si el deudor no cancela su
obligación. Es necesario insistir que para que el acreedor pueda ejercer los derechos, emergentes
del título de prenda comercial ordinaria, debe cumplir dos requisitos: 1) Presentar el contrato de
OCTAVO: El vicio acusado por las causales tercera y cuarta, se funda en que los Ministros de la
Quinta Sala de la Corte Superior afirman que "Los recaudos procesales evidencian que el vehículo
materia de la acción no estuvo jamás en poder de la acreedora ni del tercero, aunque en el
mencionado contrato de prenda comercial ordinaria así se indique; esta afirmación lo comprueba el
hecho de que estando el automotor en poder de los deudores Espinel - Jaramillo, éstos lo
enajenaron a favor de los actores y se lo entregaron a éstos, perfeccionando la tradición de "manu"
como lo especifica el Art. 719 del Código Civil. F) Por no haber estado la prenda en poder del
acreedor ni del tercero; desapareció el privilegio.." El recurrente sostiene que en la demanda no
existe alegación alguna al respecto, por lo que la litis no se trabó respecto de estas consideraciones
que el juez formula en su sentencia, con violación del Art. 277 Código de Procedimiento Civil, y que
de autos no existen méritos probatorios que justifiquen dichas consideraciones, por lo que se violenta
la norma del Art. 1588, del Código Civil y el valor probatorio del Instrumento privado reconocido
judicialmente, conforme prescribe el Art. 198 numeral 1o. del Código de Procedimiento Civil.- Sobre
estos cargos se anota: 1) El Art: 277 del Código de Procedimiento Civil establece que la sentencia
deberá decidir únicamente los puntos sobre los que se trabó la litis; es decir que el juez debe
resolver no sólo aquello que fue objeto de la demanda; sino también sobre lo que fue materia de la
contestación dada por cada uno de los demandados. En la especie, a fojas veintiséis del cuaderno
de primer nivel, consta la contestación formulada por los demandados Gustavo Gerardo Espinel
Echeverría y Yalila Jaramillo de Espinel, en que afirman, entre otras cosas, que en 1994 compraron
el vehículo objeto de la litis pagando parte del precio con crédito de AMERAFIN (a cuyo favor
constituyeron la prenda comercial ordinaria), empresa que endosó los pagarés al Banco del
Pichincha, entidad que posteriormente demandó el embargo y remate de prenda. Que EN EL
MISMO AÑO 1994 ENTREGARON EL VEHICULO A LA EMPRESA PRONTOAUTO, quien se hizo
cargo de la deuda. De lo que se desprende que si hay en el proceso la alegación que desde 1994 el
vehículo no está en poder del acreedor ni del tercero designado por las partes en el contrato de
prenda, que fue el señor Marco Enríquez Cevallos, por lo que el cargo de que se ha resuelto algo
que no era materia de la litis es improcedente, Además, era, indispensable que el juez establezca si
a la época del embargo la prenda se encontraba en poder del acreedor o del tercero diputado, para
determinar si el acreedor se encuentra en posesión de su derecho real de prenda, y por tanto en
aptitud de ejercer los derechos que de él emanan; 2) En relación al vicio imputado por errónea de
valoración de la prueba, se advierte: Los jueces de mérito son libres pare optar por una prueba en
lugar de otra o para decidir su preferencia acerca del valor de convicción de una prueba con respecto
a otra, a menos que se demuestre arbitrariedad o absurdo en la elección, pero no se puede
impugnar la sentencia en base a una mera discrepancia con el criterio del Tribunal para apreciar la
prueba. El recurso de casación es improcedente cuando se discuten las conclusiones de hecho del
tribunal ad-quem y se formula una distinta valoración de las pruebas que sirven de base a la
sentencia, o se discute la simple eficacia probatoria de los elementos de convicción utilizados por el
tribunal de última instancia. Por lo que la afirmación del recurrente de que "en autos no existan
méritos probatorios que justifiquen dichas consideraciones" constituye una mera discrepancia con las
apreciaciones del tribunal ad-quem, pues no se ha demostrada ni arbitrariedad ni absurdo en su
razonamiento.
NOVENO: Esto nos lleva a los siguientes cargos formulados por el personero del Banco del
DECIMO: El recurrente alega además que existe indebida aplicación del artículo 1869 del Código
Civil y falta de aplicación del inciso tercero del artículo 573 del Código de Comercio, porque en la
sentencia impugnada se señala que la cesión del contrato de prenda no surtió efectos por haberse
omitido la notificación a los deudores, cuando en realidad a la prenda comercial ordinaria se le
DECIMO PRIMERO: Finalmente, el recurrente afirma que "el que en una sentencia, se considere
que se han infringido tantas normas jurídicas, crea la certeza de la inseguridad jurídica", por lo que
se ha omitido aplicar el numeral 26 del Art. 23 de la Constitución Política de la República. Sobre este
cargo, la Sala observa que el hecho de que un litigante esté en desacuerdo con los razonamientos
expuestos por los juzgadores en su resolución, de ninguna manera conlleva a la inseguridad jurídica;
sin que el recurrente haya demostrado que en la especie los jueces han actuado en forma arbitraria
o ilegal o con el propósito de favorecer a una parte en perjuicio de otra. Por las consideraciones que
anteceden, la Primera Sala de lo Civil y Mercantil de la Corte Suprema de Justicia,
ADMINISTRANDO JUSTICIA EN NOMBRE DE LA REPUBLICA Y POR AUTORIDAD DE LA LEY,
casa parcialmente la sentencia dictada por la Quinta Sala de la Corte Superior de Justicia de Quito, y
se acepta la demanda por los motivos señalados en esta resolución y particularmente en los
considerandos séptimo, noveno y décimo. Sin costas. Notifíquese y devuélvase.
f) Drs. Santiago Andrade Ubidia.- Galo Galarza Paz (Ministros Jueces).- Alberto Wray Espinosa
(Conjuez Permanente).