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La condicion de la persona en Roma y los derechos humanos José Carlos Costa JOSE CARLOS COSTA. Profesor Regular Titular de Derecho Romano, UBA: Profesor Ordinario Titular de Derecho Romano, USAL; Profesor Ordinario Titular de Dere- cho Romano USAL- Université Paris I Pantheén-Sorbonne. 1. Para el sistema juridico actual, el tema de os derechos humanos es fundamental. Por dicha raz6n, mediante el presente trabajo, expongo distintas consideraciones sobre la persona en relacién al derecho roma- no, con la finalidad de dejar en claro que Roma inicié su busqueda, Gierta parte dea doctrina juridica, no romanista, es proclive en afirmar que, Roma y los Derechos Humanos no han compartido el mismo cami- no, y por el contrario los romanos se destacaron en el incumplimiento dde los mismos’. Por cierto que, la postura aludida se encuentra alejada del verdadero espiritu que el derecho romano nos ensefia y lega en el tema, puesto que precisamente, los juristas romanos han sido cultiva- dores de los derechos de la persona, por supuesto, con la singularidad inherente al tiempo histérico que les tocé en turno protagonizar. 2Traviewo. J. A. “Historia de os derechos humnos y garantie”, Helasta, pg 39,Bs As, 1998. 2 Costa 1. Los derechos humans. Su oigen en Roma, Anuaro de la Facultad de Derecho (Glencias Politics, UAL, Cathedralardles, Buenos Aes 2007 ps 99 32, 132.- REVISTA AEQUITAS = 132 IL En mi consideracidn, el derecho romano, debe ser analizado te- niendo en mira las siguientes premisas: a) Ia integracién al sistemsa le- gal de los marginados por el propio orden juridico; b) la defensa y equi- paracién del més débil dentro del orden vigente. En este sentido, 1a la- vor de las Pretores y de los Juristas Clasicos, es harto elocuente de lo ‘expuesto, como mis adelante tendré oportunidad en profundizar. El derecho romano y su influencia en el mundo moderno, respecto de los derechos humanos, requicre la fina comprensién del mecanismo de elaboracién juridica de los jurisprudentes clasicos. Aeste respecto, Pomponio‘, enseiia que, los juristas son: “grandisimos hombres del pue~ blo romano que ha profesado la ciencia del derecho civil”. IIL Continuando en el desarrollo del tema, he de precisaral respecto, en coincidencia’ con cl romanista italiano Labruna que, Eurapa es ante todo un fenémeno cultural, més que un concepto geografico, es una sintesis de elementos culturales, entre los cuales ocupa un puesto de absoluto relieve el derecho de Roma. También debe aftadirse la expe- riencia publica y privada romana, lograda a través de su expansién te~ rritorial en gran parte del continente europeo, y en vastas areas de Asia y Africa. Esta experiencia es constantemente valorada, luego de su eri ‘is politica, como un patrimonio irrenunciable para el desarrollo orde- nado, en lo econémico y social, de Ia comunidad internacional actual’. En igual sentido, encontramos las opiniones de los prestigiosos ro- manistas Burdese’, Rodriguez-Ennes’, Stein’, Baynes”, Yan Thomas”, etc 4032238. $ Covi, JC, "El derecho romano y I frmacin de jurist en Ia perspectiva det mucyo mini’ Xl Congres Latinoumericans de Derecho Roman, Panam 20, ‘Labruna -Prineiplos juris, radclén romantica y humantdad de derecho ene Europa y ‘Améria lta’ eto dctorils, Bs. AS. 2004. 7 Burdese, “Manual de Dero Pilca Romano", ps. Vy s, Barcelona, 1972, { Rodrigucr-Ennc, L,“Gallacia;Romantzasin ordenaclgn del tertoro"p.1_Dykinson Si ‘Madrid, 204, 9 Stcin, F, “El derecho romano en historia de Europa’ p. 181 5 Madi, 2001, TO Baynes Ns H“Elimperio bizsntno", FCE, México, 2002 1H Yan Thomas “Los aris dels insttuctones. Estilo de derecho romano”. Eudeb,p. 102 55, Be As, 1999: 133 - LACONDICION DE LA PERSONA EN ROMA 133 IV. En mi opinién, Latinoamérica se encuentra impregnada de una fuerte tradicién romanista, y en ciertos casos, la presencia del derecho romano es atin mis fuerte que en paises del viejo continente. El derecho romano arriba a Latinoamérica a través de la recepcién de La legislacién hispénica, es decir, Leyes de Partidas, Nueva y Novisi- ma Recopilacién y el Corpus Iuris Civilis, utilizado por los juristas de la €poca. Luego, con la entrada en vigencia del cédigo civil francés en el afio 1804 comienza Jo que se conoce como “el sistema de codificacién moderno’, y el derecho romano es receptado por aquel, por cuanto sus raices son de marcada influencia romanista”. V.En lo que concierne a nuestra legislacién, el Cédigo de Vélez Sérs~ field es considerado por la doctrina nacional y fordnea, come uno de los mais romanistas de Latinoamérica, Se puede decir que, el mismo abreva en la legislacién romana, no s6lo por la sélida formacién juridi- ca romanista de su autor, sino también por las numerosas citas, fuentes, obras y autores romanistas que lleva a cabo”, Opino al respecto que, toda la obra de Vélez, incluido el Cédigo de Comercio que creara anteriormente junto a Eduardo Acevedo, y espe- cialmente sus Notas del Cédigo Civil, constituyen un reservorio del de~ echo romano; el paso necesario de este tiltimo hacia su concrecién en legislacidn vigente", VI. Pues bien, me he detenido expresamente en la configuracién del derecho romano y su transfiguracién' en el derecho argentino, por cuanto el inicio de la vigencia y defensa de los derechos humanos se han dado en Roma, y esta cultura se ha trasladado a nuestro ordena- miento vigente. 12 Costa, LC, “Principos Generales del Derecho Sistem Latinoamericano, XI* Jornadas Neco aes de Derecho CW, Bs. As, 1987: Costs, 1C, “Temas de Derecho Romano". 17 y 8, Buenos Altes, 1984 Costa, JC, “Manual de Derecho Romano Piblico y Prvado', Lexis Nexis ps 191 ¥ 8, Bs As, 2007 {2 Yea. ots ators, dereo romano en iit el De. Ver Suse Cido- 1996; Costa, 1G, “Manual de Derecho Romano. Gi 738. Raises roranas elas insttucianes moderns’, XX" Jomatasnacionaes de Der 2005, 15 Cost, 1, "Manual." et, ps. 28 ys 134 = REVISTA AEQUITAS ~134. Precisamente, la cultura juridica romana se ha trasmutado en nues~ to derecho. Es obvio que no hemos de hallar en Roma la temtica de los “derechos humanos”, propiamente dicha, o 1a debida consideracién de la persona en sentido modero, sino la raiz, el inicio de un largo ca~ mino que hoy debe ser aceptado y respetado por toda legislacién vigen- te que se precie de justa™. Empero, es menester aclarar que, el derecho romano clisico no hae bla, ni tampoco crea “teorias", sino que, aporta la ensefianza prictica del caso juridico sometido al anilisis de los Juristas. Luego, de estos ca- sos juridicos concretos se elaboran las teorias. Es el caso de los dere- chos humanos. En este sentido, sefiala, especialmente D'Hors que *me- diante concesién de acciones extraordinarias empieza también a for~ marse el Derecho Imperial, pero entonces, al convertirse poco @ poco los decretos y edictos de los emperadores en leyes, el concepto dinami- oY practico de la accién fue sustituido por el concepto estitico y enun- Bl derecho romano es esencialmente humanista y no se le puede qui- tar este mérito, Ello implica la consideracién de la persona. La cultura romana reboza humanismo, centra su accién en el hombre. Esta “cen tralidad en el derecho" origina, y brinda, después, raiz y sustento a los “derechos humanos del mundo occidental”. Al respecto, Hermogeniano ensefia, con justeza que “todo el ius ha sido constituido por causa de los hombres! Por su parte, Gayo, reafir- ‘ma esta idea, y clasifica de un modo amplio a la persona, dividiéndola en “hombres libres y esclavos™. Se advierte, entonces, que en la consi- deracién de Gayo, el esclavo es también persona. VIL En este orden de ideas, se hace necesario hacer hincapi¢ en el gran cambio que se produce en el pensamiento de la cultura filos6fica romana, en las postrimerias del periodo republicano, cuando el ciuda- dano romano se despoja lentamente de su vestidura de “campesino-sol- 6 ost, IC bas derechos hts p99 58 17 Dors, Ay ~Presupuestos ergo paral estudio det Derecho Romano", p. 22. Salamancs 135 - LA CONDICION DE LA PERSONA EN Roma. 35 dado", dando paso a sus inquietudes culturales, més especificamente a 4as cuestiones filoséficas, abriendo el espacio a la cultura griega, Justa- mente, la actividad juridica romana, propiamente dicha, encarnada en cl pretor, es levada a cabo por ciudadanos, que a la vez, en muchos ca- 508, Son exponentes de distintas corrientes filos6ficas De este modo, entre la corriente ¢stoica romana mas antigua, puedo citar, entre otros, el caso de C. Lelio (145 a.c); C. Fanio, yerno del ante- rior, (132 a..); Q. Mucio Escévola (98 a.c); Q. Elio Taberén (127 a.c); P, Rutilio Rufo (118 a.c); y Catén (54 a.c}, Entre os seguidores del ep cureismo puedo contar, entre otros, aT. Albucio y C. Veleyo, L. Calpur- nio Pisén (61 a.c), C. Casto Longino, C. Vibio Pansa, ¥ T. Pomponio Atico, etc. Con influencias estoicas y académicas, es decir, ecléctico, te- nemos a M, Pupio Pisén Calpumiano y M. Junio Bruto (44 a.¢), entre otros. Empero, debo dejar en claro que, las cortientes filosoficas y los ex- ponentes de las mismas, no se agotan en las indicadas, puesto que esea- an al objetivo del presente trabajo, por dicha razén, debo también se- falar que, en esta época encontramos también en Roma, entre otras, las siguientes corrientes del pensamiento filosofico, eclecticismo con ten- ‘dencias estoicas, excepticismo, excepticismo neoacadémico, pitagoris- ‘mo, neopitagorismo, etc. Consideracién aparte, aunque breve, merece el pensamiento de T. Lucrecio Caro, M. Terencio Varrén y M. Tulio Cicerdn. T. Lucrecio Caro presenta una gran influencia epicdrea y su obra “De rerum natura” (un poema rescatado por Cicerén) tuvo influencia en otros poetas y prosistas posteriores que lo consideraron, e incluso intentaron emularlo, como Ovidio, Virgilio, Propercio, Séneca y Téci- to, Los eseritores de los primeros tiempos del cristianismo lo estudiaron © imitaron, alin criticéndolo, pero luego fue olvidado, y redescubierto mis tarde, suscité la admiracién y el estudio de los humanistas y de los poetas. Luego, Lucrecio atrajo el interés de los pensadores franceses co- mo Gassendi, y en el siglo XVIII y principios del XIX, también mani- festaron interds en él, los alemanes Kant, Winckelmann, Herder, De 20 Levi, A. "Histora del lasofa romana”, Euba, ps S456. BS. AS, 1879 136 ~ REVISTA AEQUITAS = 136 Quincey, Brownin, Tennyson; y en Italia Foscolo®. ‘M. Terencio Varrén fue considerado por sus contemporineos como el mis preparado de su tiempo y abareé su conocimiento todo el saber, tanto griego como romano, utilizando en sus obras el procedimiento cientifico de los griegos. Hallamos en él, influencias de Ia filosofia aca- démica de Antioco de Ascalén, de quien habia sido discipulo, pero tam- bién, ecléctica, estoica, pitagérica, cinica, y peripatetica”. M. Tulio Cicerén (pretor en ¢l afio 66 a.c,), abogado, orador, escrito, politico, fildsofo, ha sido duefio de una fecunda obra, cuyo anilisis de Ja misma, escapa el propésito de este trabajo. He de sefialar respecto del mismo, siguiendo a Levi, que “cultivé los estudios filoséficos desde la primera juventud hasta el fin de su vida, pero los intereses que lo im pulsaron hacia ellos no fueron siempre los mismos”” Tuvo influencia estoica (Elio Estilén, Diodoto, Posidonio), cpicirea (Fedro, Zenén), ne- ‘oacadémica (Fil6n de Larisa), platénica, excéptica, etc., Io que significa ‘que, abarcé ¢ hizo suya buena parte del saber filosdfico de su tiempo. Es importante tener en cuenta para nuestra investigaciOn, la refle- xin de Levi respecto de Cicerén, cuando sefiala que “difundié y torné familiares los principios de igualdad humana y de una ley racional y natural, criterio de valoracién del derecho positivo, que, asociados a la concepeién cristiana, habrian de ejercer una influencia paderosisima sobre el espiritu de las épocas sucesivas”; y que: “dio expresién al con- cepto helenistico-romano de la humanitas, destinado a tener un efecto vastisimo sobre el ideal de la vida de ciertos periodos de la edad moder- na? Me he permitido resaltar ¢] término “humanitas” empleado por Levi, por cuanto, he de conjugarlo después con la idea remana de derecho. Posteriormente, la actividad filoséfica romana eclosiona, una vez fi- nalizada la reptblica. ¥ ¢s interesante detenerme, brevemente, en el au- ge y desarrollo de la misma durante el Alto Imperio™, por cuanto pare- ciera que, la preocupacién primordial de la clase gobernante es solo 21 Lev, A Historia il. 79.7 5 22 Levi A Historia. cit. 795s. 23 Levi A. Historia vy tps. 11258. 2A evi Ay Historia. lt ps 753 137 LA CONDICION DE LA PERSONA EN ROMA- 137 ‘guerrear y someter, cuando no siempre es asi, ya que, en muchos casos, centran el pensamiento en la conducta, el alma y el bienestar. Augusto cuenta a su lado con el consejo de Ario Didimo, su fildsofo personal, y Atenodor de Sandos, ambos estoicos. También le brinda consejo el filésofo C. Cilnio Mecenas. Este tiltimo cuenta con un circu- lo cultural epicireo integrado, entre otras, por L. Varo Rufo, Virgilio, Q. Horacio Flaco y Propercio. Los representantes le ambas escuelas, estoica y epictirea, tratan a menudo cuestiones referidas ala filosofia de la naturaleza como base de la ética. De esta época son también los fild- sofos Publio Ovidio Nasén, M. Valerio Mesala Corvino y P. Alfeno ‘Varo que, tratan los problemas morales més bien desde el punto de vis ta ecléctico. Ademés, pertenecen a este periodo, el investigador histéri- 0 y fildsofo estoico Tita Livio, el célebre jurista Trebacio Testa y su discipulo Antistio Labeén. Este ultimo descuella también en escritos sobre gramatica, dialéctica y literatura, Después de Augusto, junto al estoicismo, emerge el neopitagorismo y el platonismo medio, que preparan el camino hacia el neoplatonismo. Dentro de la corriente del estoicismo se destaca L. Anneo Séneca, que evidencia en su copiosa abra un particular interés por el hombre y, en especial, su alma acongojada*, tematica que encuentra particular aco- sida en los primeros cristianos. Asimismo, sobresale Musonio Rufo, que exige una vida moral y severisima, recomendando ef matrimo: condenando la limitacién del nacimiento y el abandona de los hijos. Empero, el mas importante de los estoicos es el emperador antonino Marco Aurelio, discipulo de Epitecto, que habla del amor hacia todos los hombres, incluso hacia quienes nos odian, seftalando la obligacién de hacer el bien a todos sin excepcién™, lo que lo acerca impensada- mente a las palabras del Evangelio. En sintesis, los emperadores romanos que gobiernan durante el peri- odo del alto itaperio sieniten y viven la necesidad de encontrar respues- tas em la vida a través de la filosofia, y en dicho sentido, encontramos, también, cultivadores de las corrientes peripatética, cinica, epicirea, neoescéptica, neoacadémica, ete. 25 Seneca, L, De a brevedad de a via, Mditrrineo, Madi 1985,y Del cies, Mari, 1986. 26 Marco Aurelio, Meditaciones, Planeta, Madd, 1957 438 nevista AEQUITAS ~138 VILL A continuacién, he de precisar, en modo sucinto, los antece- dentes que, en mi opinién, hacen a la debida consideracién de la perso~ na en Roma, su camino hacia los derechos humanos y su nex con ¢l derecho romano. Esto incluye, inevitablemente, como se acaba de sefia~ Jar, tener en cuenta la necesaria y debida consideracién de la persona en Roma. Es decir, cuales son las puntuales soluciones de la jurispru- dencia romana que denotan una rafz netamente humanista, en pro del hombre por sobre el derecho, 0 1a utilizacién de éste para proteger a aquel. Encontrandonos, en palabras sencillas, en la antesala misma de los modemos derechos humanes. VILL La vieja consideracién romana sobre la persona emerge de la postulacién fictica “sujeto de derecho como sinénimo de Pater Fami- lias”, Este ultimo lo es por cuanto ¢s el tinico portador de los status de familia, libertad y ciudadania, Empero, he de destacar que, los juristas romanos emplean el término “persona” con el significado de “ser hu- ‘mano”, 0 sea, “homo”, asi ¢s el caso de Gayo”. De todos modos, la an- tigua tesitura "socio-cultural-juridiea” romana es durisima en cuanto a la consideracién de la persona, por cuanto, se fundamenta en el “poder omnimodo del Pater Familias”, que ¢s en definitiva “rey de su propia familia’, asimismo, fiel reflejo del “sistema constitucional mondrquico primitivo’. El "Padre de Familias” puede realmente hacer todo lo que desee sobre su grupo familiar porque ¢s duefio del mismo. La familia le pertenece como un bloque hegemdnico, como un “cuerpo tnico com- puesto de bienes y personas". A partir de mediados de la repil mienza esta “dureza’, evidenciada en el "poder nudo” del Jefe de Fam i a flexionarse, primero lentamente, para hacerse luego incontenible. IK. A la usanza de los juristas clisicos partiré de “casos concretos” para llegar a “conclusiones generalizadas”, y para ello, debemos tener en cuenta fundamentalmente que, no se debe efectuar una relectura de la historia, sino una relectura de los presupuestos Ficticos sobre lo que descansa el derecho. 739 - LACONDICION DE LA PERSONA EN ROMA~ 139 Y los aspectos en tener en cuenta son los siguientes: a) la situacion de los hijos; b) la mujer; e) los eselavos), d) 1a eiudadania; ¢) los depen- dientes; f) la situacién especial del *hermafrodita’, a) la situacién de los hijos: En cuanto a éstos, me debo referir al “que esté por nacer” (nasciturus”) y al "ya nacido”, Respecto del primer supuesto, nada es mas importante que la vida, y otear simplemente las soluciones brindadas por el dereche romano en lo concerniente a la problemitica del “nasciturus” ("el que est por nacer") hemos de adver- tirel humanismo del derecho romano. La jurispradencia clisica a través del transcurso del tiempo brinda en modo firme y constante un recono- cimiento de derechos al “nasciturus” protegiéndolo cual persona desde 1 instante de la concepcién’™ Esta evolucién de la jurisprudencia roma- nas de tal cantidad, calidad, variedad y matices que, permite aseverar que los juristas romanos haciendo gala de una actitud, si se quiere mo- dema, van en procura de la defensa y equiparacién del débil (concebi- do) mediante el implemento de su proteccién juridica, De este modo te- nemos la consideracién” y cobertura brindada al hijo péstumo a través de la designacién de tutores para después del nacimiento que implica reconocerlo como persona; la percepcién de alimentos por propio de- echo del concebido com prescindencia de la madre”; el designar cura- dor al “nasciturus” para protegerlo y administrar sus bienes conside- Findolo incluso como incapaz de hecho™. Ademés, respecto de la pose- sidn se permite en ciertos casos al concebido a ejercerla a través del cu- rador o incluso de la madre”. En otros pasajes aluden al concebido en igual consideraci6n al que “ya ha nacido, la “concepeién" como esta- do de familia, la concesién de la libertad si la madre esclava en algiin 28 Costa, J.C, El Derecho de Faria y de las Personas en Roma, Esto, ps 36-Y shu BS: AS, 1997; Costa, C, Proteccén al concbidoy los problens modemos proverbentes eI eeu’ «lin extracorpea, XIV Congreso Latinoamericano de Derecho Romane, Bs. As, 2008 29 Gayo 2:19 Upiamo,Reglas, 2.15 / Inst. 2-164 flat. 2.132 int. 2.1.2 lst 2.4 30 Gayo 2183 /Uplano, Regas, 22-15 inst. 1.194 / st. 1.145 / Inst. 2.12.2 rst. 3.2 /Ins 34 /B.262.1.1 ]B.262.15 /D.2626/ 0.262.192 /BS0.17.197. 31 D2561.7/ 379.13 /D.37911.5/ 0.37959 [D.37.1053, 3202652 pr/ 026.1033 /D.26.103.11/ D.27.1452 /D.27.9.122/Ds016:6, 5) D65.1pr/Da66..1/D379. 34.1527) 0.1526 /D.s0 12.153 35 D.15.10:D49.193. 16.4 Inst. 140 - REVISTA AEQUITAS - 140 ‘momento de la concepcién goz6 de libertad, la “condicion resolutoria” aque nazca con vida, etc. Finalmente, el diferir la aplicacién de la pena capital impuesta a la madre hasta que el concebido hubiese nacido", y a dicho respecto Ulpiano afade que, “hasta donde llega nuestro conoci- miento se la debe afiadir la prohibicién de “cualquier otro tormento” En cuanto al “ya nacido” podemas sefialar que el poder ommnimodo del Padre de Familias se comienza a suavizar, lentamente, primero, por la labor del pretor y después por el derecho imperial, asi tememos, la prohibicién de la aplicacién del derecho de vida y muerte (“ius vitae et necis") por parte del “pater familias” a sus hijos sin la opinién del con- sejo familiar; la limitacién del abuso de la potestad sobre los hijos concediéndoles la emancipacién cuando el padre to vende mis de tres veces”; la disposiciones de Trajano que “obliga al padre a emancipar al hijo maltratado”;y de Adriano que “deporta al padre que aplica la muer- te al hijo sin escuchar a la asamblea familiar”; finalmente Justinaine deja sin efecto el “derecho al castigo” mediante la eliminacién del “de- recho noxal” (ius noxae dandi). Respecto al aspecto patrimonial, se co- mienza con el reconocimiento del “peculio al filius", pasando éste de un mero instrumento de adquisicién del Pater a tener peculio propio, surgiendo més luego las denominadas “acciones de responsabilidad’. Y finalmente, en cuanto a las tutelas y curatelas, las preservacién juri- ica del patrimonio del incapaz. b) la situacién de los esclavos: Estos, son considerados juridicamente “cosas”, y respecto de los mismos el amo aplica el derecho de “propiedad nudo” (vende, dona, castiga, ejecuta, entrega como reparacién, etc.). Empero, derecho pretoriano, y cristia- nismo mediante, se prohibe castrarlos sin justificacién valida alguna y venderlos para ser destinados a los especticulos publicos o para ser arrojados a las fieras sin anuencia del magistrado™; se dispone la liber- tad del esclavo cuando el amo lo abandona a su suerte por estar enfer- 6 Costa J, El derecho de fain. ct. ps. 27 ys 37 Tabla 43. 238 Gayo 153/402 /D.488.11| Cbd. 7.63. tsps SAyss| ps Shy Cpe Shy 441- LA CONDICION OE LA PERSONA EN Roma 144. mio queriéndolo recuperar, luego, una vez hubiese sanado”; se conside- ra homicida al amo que mate al esclavo sin motivo"; se obliga al amo cexcesivamente cruel a venderlos"; se les permite tomar parte de los cul- tos: se impone el respeto a la sepultura del esclavo; se le permite tener peculio a nombre propio, etc. o)]a situacién de Ia mujer: Evoluciona con el tiempo, pasando de la dureza del vineulo agnaticio (civil) a la equiparacién juridica con el vvinculo cognaticio (sangre) en época de Justiniano. Durante la vigen- cia del vinculo agnaticio el marido adquiere la manus (poder) sobre Ia mujer, pero no el derecho de vida y de muerte, no puede venderla, ni tampoco darla como parte de pago. Solo tiene un poder correccional y de castigo con anuencia de los parientes mas proximos. Con la labor del derecho pretoriano, la mujer llega a ser sul furis, es decir, Jefa de Fami- lia, primero con tutela, y después libremente. Tiene el derecho a la res- titucién de la dote, a los bienes parafernales, puede divorciarse, ete. También el derecho sucesorio incorpora lentamente a la mujer, puesto que el orden sucesorio decenviral (ley de las XII Tablas) exeluye ala mujer, luego el pretor la va contemplando, continuando el derecho im- perial en el mismo camino mediante los senadoconsultos Tertullano y Orficiano, la constitucién Valentiniana y Anastasiana, y finalmente Justiniano con las novelas 118 y 122, Pirrafa aparte merece la labor del pretor con la creacién de la “bonorum possesio” reconocigndole a la mujer el derecho de heredar (unde legitimi, unde cognati y unde vir etuxar). ) Ia situacién de los eiudadanos: La misma, también fue cambian- do con el devenir de la jurispradencia, adquiriendo una mayor protec- !) durante el periodo republicano; la libertad de cultos, 0 to- lerancia religiosa, dispuesta por el emperador Constantino mediante el “Edicto de Milin” (aio 313); las garantias al consumidor mediante el implemento del “Edicto de Precios Maximos (‘dictum’) en el afio 301 por el emperador Diodleciano”. a) Ia situaciém de los dependientes 0 “mano de obra libre”: Es el cjemplo de los hombres y mujeres que trabajan en las minas, brindin= doles buenas condiciones de -vida y remuneracién, y especialmente re- gulando condiciones de trabajo mas benigno para las mujeres, desti- néndole tareas en superficie y Ia utilizacién de batios separados. ¢) la situacién particular del hermafradita: En el viejo derecho se lo considera un “ser monstruoso”, para luego, evolucionar debidamente en cuanto a su consideracién social y juridica, De tal modo, Ulpiano y 4.2535/D.2661.7/D23791.2/ D37913/BI79.15 | Céd. 5.25 | Cid 5252 | Cid. 5.253, 45 Costa, JC, El ato imperoo principao, Estado, ps. 9 8, Bs As, 2001. 46 Costa SCE derecho de fariiacit p55 y=. {7 Inst 2193 Fat 2.1.94, 48 Costa, JC El derecho defi ct p30, 8 49 Cost, J.C, La ey de las XXIl Tabla, std, p34 58, Bs. Ax, 2002, 50 Cont LC. Layne: 58. 5 Cost, El derecho de fara. ct 903 58 52 Costa, J.€- Manual ct. pa oy 32 59 Costa JC, Marval. ct p21 ys 143 - LA CONDICION DE LA PERSONA EN ROMA- 143 Paulo lo integran al sistema juridico, considerindolo un “ser humano normal "que debe adoptar el sexo que en él prevalece™ X. Lo expuesto precedentemente es meramente enunciativo y sélo algunos de los tantos supuestos que indican el camino indicado. Surge, mis que evidente, de su anélisis que, el derecho romano se encuentra inmerso de humanismo (humanitas), considerando y protegiendo al hombre en cuanto persona, en pos de las dos premisas sefaladas ab ini- tio, a saber, la proteccién del mas débil, y 1a integraci6n al sistema juri- ico del marginado por el propio ordenamiento legal. Toda apreciacién en conirario es adoptar una visién parcial ¢ interesada del derecho ro- mano, negando su grandeza-y su destino tltimo, el hombre. XI Finalmente, coincido con las reflexiones de Labruna” cuando dice que, en 1a jurisprudencia romana se encuentran las raices de nues- {to derecho, puesto que “todo el derecho” esti constituido a causa del hombre; y éste, se constituye en “centralidad del derecho”, lo cual plica tratar debidamente los estatutos de la persona, es decir, la esfera de la capacidad, que pone al hombre en cuanto tal en el centro del or- denamiento jurfdico". La humanidad del derecho, y en consecuencia la humanizacién de la prictica juridica, de la cual la sociedad tiene hoy particular necesidad, determina la senda para la actuacién de los derechos humanos. La “humanitas” (humanidad), como palabra y como concepto, es ‘una creacién auténoma de los romanos. El valor singular de la persona humana obliga al hombre a construir a propia personalidad, a educar- se; pero también a respetar y favorecer el desarrollo de la personalidad de los demas, La idea nacis y se desarroll6 a mediados de la Reptblica, cuando Roma se abria al mundo y ala cultura griega, superando especialmente desde el punto de vista juridico sus primitives formalismos, invadiendo todo el derecho y La vida juridica romana de ese tiempo. y en adelante, 54 Labruna L Pencpios ot. 55 Labruna L, Prinepios 144 REVISTA AEQUITAS - 144. de-un modo “comprensivo y profundo”, asi, en los derechos de familia, penal, procesal, en materia de esclavitud, etc, constituyendo un punto cardinal de la gran transformacién generada a partir de la “equidad” ‘aequitas”), que caracterizé la actividad pretoriana y en consecuen- cia ala formacién del “derecho honorario” (“ius honorarium”) XL Debo sefialar, una vez efectuada la exposicién precedente que, 1a tematica de los “derechos humanos” no es ajena al sentir y saber del derecho romano. Siguiendo la proposicién inicial en cuanto debemos considerar al derecho de Roma desde las dos premisas esenciales, inte- grar al marginado por el propio sistema y defender al mas débil, tene- mos en claro queen la labor intelectivaejuridica de los pretores y 10s ju- ristas cldsicos, hemos de encontrar, justamente, la equiparacién del mar- ginado por el duro sistema del “derecho civil” (“ius civile”) a través de las aceiones pretorianas que dan origen al “derecho honorario” (“ius honorarium") mediante la “equidad” (“aequitas”). Esta actividad, lleva- daa cabo cotidianamente en el foro por los pretores, escondian debajo del ropaje de simples ciudadanos, en muchos casos, a verdaderas seg dores de las diversas corrientes filoséficas de la época; y la misma con- sideracién merece La labor de los juristas de la época clasica, como el caso de Ulpiano, Papiniano, Modestino, Gayo, Paulo, etc.” Es decir ‘que, las soluciones brindadas por los juristas en ejercicio de ta jurisdic- cin (“furisdictio) han sido verdaderas innovactones en pro del hombre, dela persona, dela dignidad de la misma, Asi debe interpretarse y acep- tar, por ejemplo, el “integrar ala mujer al propio sistema juridico que la margina”, cuando el pretor le va concediendo capacidad juridica frente a la posicién rigida asumida por la “ley de las XII Tablas” que no se la reconoce mediante la ereacién de acciones (“actio"); y en el mismo sen= tido, el caso del hermafrodita. Similar consideracién merecen todos los supuestos juridicos de protecci6n @ los hijos (*filius”), esclavos, y al que esta por nacer (*nasciturus’), 0 sea, “la proteccién del mis débil’. Entonces, va de suyo que, mal se puede seiialar que el derecho ro- 6 Labrina. LPinclpios "ct 57 Costa, 1.C, Manual... tps. 136 ys. 145 ~ LA CONDICION DE LA PERSONA EN ROMA 145 mano incumple con los “derechos humanos”, cuando el mismo reboza de humanismo. La cultura romana hace gala de “humanidad” ("huma- nitas’), protegiendo y enalteciendo al hombre como ser biolégico (ho- mo) y persona (juridica). En ello tiene mucho que ver el pensamiento fi oséfico, por cuanto, las inquietudes y buisquedas que los romanos efec- ‘tian en las distintas corrientes del pensamiento que tienen fundamento xy base en dicha época, fue templando su saber y consideracién hacia el hombre. Esta claro, pues, como lo sefalé en un principio que, el dere- cho romano clisico no es afecto a “teorias”, sino que busca soluciones Juridicas a casos coneretos presentados para dicho fin. Es luego, de la sumatoria de las diversas soluciones emanadas de los casos concretos en particular que, ¢l mundo juridico mademo elabora las distintas “teo- rias’. A mi entender, es el caso-de los derechos humanos. XIL A modo de conclusién he de reafirmarlo que vengo sosteniendo desde hace tiempo”, Roma ha dado origen al derecho de Occidente y nuestro pais abreva en el mismo. En este contexto, la jurisprudencia ro- ‘mana, en cierto modo, inicia la tematica de los derechos humanos, en razén del humanismo de su propio derecho. Es menester comprender que la cultura romana a través de la riqueza inagotable de su derecho nos brinda la necesidad de una nueva consideracion de Ia persona, con 1 fin de entender mejor el nexo con el inicio de los derechos humanos. La sélida cultura de los juristas argentinos tiene raiz romana, y nuestro orden legal rezuma el mismo humanismo que otrora surgiera del dere- ‘cho de Roma; y mientras el ordenamiento juridico preserve los princi- ios que el derecho romano nos leg6, los “derechos humanos” estaran enaltecidas en mira del protagonismo juridico del hombre en su desa- rrollo y proteccién como persona, 58 Cosa J. Manual de Derecho Romane Plblicoy Privad, Lexis Nexis, Buenos Ales, 2007;“Te- mas de derecho romano”, Buenos Aires, 1994: El derecho de familia de as personas en Roma, Estudio, Buenos Ales, 1997: El negocio jurdic en Roma, studlo, Buenos Aves, 1998; EL Ato Inaperioo Prinipado, Estado, Buenos Aires, 2001; Derecho sucesoro roman, Estudio, Buenos Aires, 2002; La ley de las II tables. La primera ley excita. De La monargula Ya replica, Esta io, Buenos Aires, 2002; Los derechos humans Su origen en Roma, Anuario dela Facultad de Derecho y CleneasPoliiss, UAL Cithedra Jules, Buenos Aires, 2007

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