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TEOLOGÍA FUNDAMENTAL

SEMINARIO DIOCESANO DE SANTA MARÍA DE GUADALUPE


Área de Teología

Teología Fundamental
PROFESOR: PBRO. LIC. JOSÉ JUAN MARTÍNEZ MUÑOZ.
Curso 2023- 2024 Segundo Semestre

FICHA TÉCNICA # 3

PARTE I

5.0. NATURALEZA DE LA REVELACIÓN


5.1. Revelación y salvación
 La revelación ha sido definida anteriormente como la autocomunicación
manifestativa de Dios. Va esencialmente unida al acto por el que Dios llama al
hombre a su intimidad y lo libera del mal y del pecado. La revelación va
esencialmente unida a la salvación.
 La revelación es el aspecto cognoscitivo de la salvación. Ilumina la historia de la
salvación, da el sentido profundo de los hechos, descubre la presencia y la acción
de Dios en la historia. La revelación forma parte de la salvación, pero no se
confunden.
 La revelación es inmediatamente salvación para la inteligencia en que la libra al
conocimiento del riesgo del error en las cuestiones últimas del saber y de la
realidad: la relación del hombre con Dios.
 El hecho de que la salvación del hombre comience con una revelación que Dios
hace de su propia acción salvadora, testimonia el carácter primariamente teológico
de la salvación. Es Dios quien salva, y no el hombre quien se salva a sí mismo.
5.2. La llamada del hombre a la comunión con Dios, presupuesto y fin de la
revelación.
 La revelación y salvación que Dios ofrece al hombre existe ya desde los primeros
padres (Dei Verbum 3). Hay dos momentos sucesivos en esta salvación: (1) la
llamada del hombre a la comunión con Dios (elevación al orden sobrenatural), (2)
la salvación después de la caída, del pecado y de sus consecuencias.
 La elevación del hombre al orden sobrenatural es otra manera de decir que la
revelación divina es libre y don de amor, y no está implicada en el puro acto
creador.
 Si el hombre consiguiera con la revelación un fin natural, la consecuencia sería
doble: 1.- la revelación sería exigida por la naturaleza, y por tanto no sería
sobrenatural, ni gratuita, ni libre; 2.- el hombre a quien no llegara la revelación,
carecería de responsabilidad en su actuar, ya que necesita de la intervención de
Dios para conseguir su fin natural.
 La llamada del hombre al don gratuito de la comunión con Dios es presupuesto y
fin de toda revelación.
 Presupuesto: gracias a esa llamada, el hombre se halla en condiciones de
responder al Dios que le habla en un nivel distinto al de la creación.

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 Fin: cuando el hombre acepta por la fe la autocomunicación de Dios, comienza a


ser efectiva la respuesta del hombre a Dios y tiene lugar el comienzo de la
justificación, que culminará en la vida eterna.

5.3. Revelación natural, histórica y escatológica.


 Al hablar de revelación de Dios, nos referimos a la revelación histórica, la que tiene
lugar en un tiempo y en un espacio determinado. También se puede hablar del
plano natural y escatológico.
5.3.1. Revelación natural
 La posibilidad de un conocimiento de Dios ligado a la misma aparece con claridad
en la Sagrada Escritura. En Sab 13,1; Ps.19, 1-2; Act. 17,24-29, a Dios se le puede
encontrar a través de la creación. El texto bíblico más claro, sin embargo, es el de
Rom.1, 19-21, en el que se afirma la cognoscibilidad del Dios invisible a partir de la
creación visible. Lo enseña también la Dei Filius (D.1785/3004).
 Las obras externas de Dios cuando son reconocidas por el hombre como obras
divinas, es decir, como obras que no tienen la razón de ser en ellas mismas, sino en
Dios, entonces se convierten en “revelación” de Dios.
 La “revelación” natural responde —como afirma S. Pablo— a una auténtica
iniciativa de Dios, de modo que no es sólo la consecuencia de un estado de cosas.
 Concilio Vaticano I: responde al fideísmo (solo conocemos a Dios por revelación y
tradición) y al racionalismo (la razón humana es incapaz de llegar a un
conocimiento cierto de Dios). Frente a ambos, el Concilio afirma la cognoscibilidad
racional de Dios. Sólo si el hombre puede conocer naturalmente a Dios, se puede
dar el paso siguiente y “llamar al hombre un ser religioso” (Catecismo, 28).
 La búsqueda de Dios por el hombre exige «un conocimiento recto» y el testimonio
de otros que le enseñen a buscar a Dios” (CIglC 30). Las “pruebas de la existencia
de Dios” deben entenderse en el sentido de “argumentos convergentes y
convincentes que permiten llegar a verdaderas certezas”.
 La “revelación” natural precede a la revelación sobrenatural, es presupuesto. El
“Dios revelado”, no se muestra como antagónico con el “Dios de la razón”. El
conocimiento natural llega a un Dios personal, libre y trascendente al hombre. Por
la revelación, Dios se muestra como Dios-amor.
5.3.2. Revelación histórica
 Coincide con lo que llamamos revelación sobrenatural de Dios. La revelación de
Dios es un acontecimiento localizado en el tiempo y en el espacio, en un contexto
cultural y lingüístico determinados, por su acción y palabra. La presencia de la
palabra y de la acción de Dios en la historia tienen lugar en la común historia
humana.
 La revelación no tiene lugar en un punto único de la historia, sino a través de una
sucesión de intervenciones discontinuas. La revelación es un acontecimiento
progresivo. La historia de la revelación es una economía, una disposición, un
designio de la sabiduría divina.

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 Consecuencia del carácter histórico de la revelación: la importancia que adquieren


la cultura, las categorías, el lenguaje, las sociedades concretas, a través de las
cuales ha tenido lugar la revelación.
 Diferencias entre la revelación de Dios en la naturaleza y la revelación de gracia en
la historia:.
 La revelación natural es una revelación mediata (no por la palabra y el
testimonio) e impersonal, y por tanto no pide respuesta.
 La manifestación de Dios en la naturaleza, responde a una iniciativa de Dios pero
corresponde al hombre realizar el esfuerzo de buscar la claridad y la firmeza en
el testimonio de las criaturas sobre su Creador.
 La revelación personal e histórica de Dios es inmediata (por palabras y hechos) y
libre por parte de Dios, y trae como consecuencia que el hombre responda.
5.3.3. Revelación escatológica
 La revelación escatológica es la manifestación plena de las realidades que
percibimos por la fe, no ya a través de palabras o signos, sino en sí mismas, como
tales realidades; es la visión (1Jn 3,3), la “epignosis”, o conocimiento perfecto
(1Cor 13,12). Visión de Dios (“cara a cara “:1Cor 13,12) e ilimitado (“como Él es”:
1Jn 3,3).
 Será una “revelación de Jesucristo”, una “revelación de su gloria” (1Tim 6,14; 1Pe
4,13). Los únicos límites del conocimiento serán los de nuestra propia finitud.
5.3.4. Luz del conocimiento de la revelación
 A cada etapa de la comunicación de Dios corresponde una iluminación particular
de nuestro conocimiento:

COMUNICACIONES contenido de lo características modo de luz actitud


DE DIOS conocido conocer

Revelación natural Dios como causa; mediata; por las obras inteligencia adoración
Dios personal, impersonal creadas (Sab (lumen (no pide
libre y 13,1; Ps 19,1-2; rationis) respuesta)
trascendente Act 17,24-29;
Rom 1,19-21)

Revelación histórica Dios en su inmediata (a por los signos, fe piedad filial


misterio través de los acciones, (lumen fidei) (aceptar el
(misterio para la Apóstoles y palabras (Hb 1) compromiso
fe) profetas); de la fe)
personal

Revelación Dios en su por visión visión; piedad filial


escatológica misterio (misterio beatífica (1 Jn epignosis
que supera la 3,3; 1 (lumen
capacidad de Cor, 13,12;

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visión) 1 Tim 6,14; gloriae)


1 Pe 4,13)

PARTE II

6.0. LA REVELACION, ACTO COMUNICATIVO


 Tiene su ámbito de comprensión en la conexión con la salvación: Dios se
autocomunica por la palabra y por la gracia que justifica y salva.

6.1. La revelación como palabra y como encuentro


 Palabra y encuentro son dos categorías que nos permiten hablar
comprensiblemente de la revelación. El dabar Yahwé, el Logos de Dios. Queda clara
para la teología la idea de que Dios habla al hombre
6.1.1. Palabra
 “El hablar consiste en un intercambio espiritual inmediato entre seres dotados de
inteligencia”, un sujeto con quien se encuentra el hablante y con quien mantiene
un intercambio espiritual. Por la palabra, tiene lugar el descubrimiento del
pensamiento o del conocimiento de algo. La palabra tiende a descubrir la
intimidad, se introduce en la persona para comunicarse al otro. Es una forma de
entrega, acompañada de la esperanza de ser atendido, entendido, aceptado y
respondido.
 La palabra comunica un mensaje, el conocimiento que el hablante tiene de algo. A
partir de esta relación entre palabra y realidad, se accede al sentido pleno que
tiene la comunicación entre personas: comunicación de una verdad conocida, y
comunicación de la benevolencia del que habla.
 Santo Tomás distingue entre una palabra “interior” o “del corazón” (verbum cordis)
y la palabra hablada o “exterior” (verbum vocis). La palabra interior es semejanza
natural de la realidad (la presencia de la realidad en el intelecto) mientras que la
palabra exterior es como un signo convencional de la palabra interior. La razón de
palabra se realiza principalmente en la palabra interior.
 Dios se expresa por su palabra, el Verbo de Dios, la Palabra eterna que existía en el
principio, “estaba junto a Dios y era Dios” (Jn 1,1). Dios habla: (1) profiere su
Palabra desde la eternidad, Dios engendra al Hijo-Verbo, (2) La “encarnación”
progresiva de la palabra de Dios es la plenitud de la revelación tanto por ser la
palabra última y definitiva de Dios como por ofrecer la máxima inteligibilidad
posible a través de su humanidad, (3) la comunicación de Dios a los mediadores de
la revelación, la que se ha llamado “inspiración profética” o “carisma de profecía”
(“lumen propheticum”), recibe la palabra para trasmitirla. (4) habla, además, a
través de palabras, a los profetas que transmiten un mensaje divino (“Así dice
Yahwé”; “Yahwé me dijo”), y sobre todo las palabras de Jesucristo. Con ellas tiene
lugar el encuentro de Dios con su interlocutor humano.

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 El hombre que escucha la palabra descubre en ella su triple aspecto: un contenido


que se expresa; una interpelación que pide una respuesta; y el descubrimiento de
la interioridad que se ofrece para ser aceptado en la amistad. Pero las palabras de
Dios encierran una enseñanza que el hombre es llamado a aceptar en el mismo
acto con el que responde a las palabras de revelación con su propia palabra de fe.
6.1.2. Encuentro
 En la acción de hablar a alguien ya tiene lugar un encuentro. La iniciativa
reveladora de Dios da lugar a un encuentro con el hombre cuando éste responde
con la fe. La revelación y la fe con las que Dios y el hombre se encuentran son
esencialmente interpersonales.
 Características del encuentro llevado a cabo por la fe:
1.- Dios tiene siempre la iniciativa.
2.- El encuentro con Dios en su palabra implica una opción básica y definitiva.
3.- El encuentro con Dios da paso a una profunda comunión del hombre con Dios.

6.2. Revelación y experiencia


 Contexto filosófico: experiencia designa el conocimiento sensible o empírico, que
se contrapone al conocimiento racional, al que proporciona especies sensibles a
partir de las cuales tendrá lugar el proceso de abstracción.
 En Kant, esta experiencia es transcendental, es decir, a priori, ya que el
conocimiento sensible es el conocimiento espacio-temporal, y espacio y tiempo
son formas a priori de la sensibilidad.
 Filosofía de la existencia. Kierkegaard: La experiencia acompaña a la percepción
de la existencia o, si se prefiere, de lo subjetivo.
 Aplicada la experiencia a la revelación surge entonces la cuestión de lo subjetivo y
lo objetivo. El problema se plantea cuando se establece una separación entre la
experiencia de fe y el contenido de fe, o verdades dogmáticas.
6.2.1. La experiencia de la revelación en los protestantes
 F. Schleiermacher (1768-1834). propone al sentimiento como el único modo de
captar la realidad última —Dios—, que el idealismo alemán había pensado como
identidad de espíritu y naturaleza en el universo. Identidad concebida como
intuición encerrada en el sentimiento. A la religión le caracteriza el “sentimiento de
dependencia” y la experiencia del infinito. Mediante el sentimiento, el “yo” se
siente a sí mismo como dependiente de esa totalidad infinita que transciende las
oposiciones. El mismo sentimiento de dependencia respecto al infinito es el que se
halla en el cristianismo, que es la religión más perfecta, no por sus dogmas o por su
revelación divina, sino porque es la que mejor expresa el sentimiento fundamental.
La revelación no es transmisión de verdades, sino pura experiencia de
comunicación del sujeto con el Universo infinito.
 La “esencia del cristianismo sería la conciencia de la necesidad de redención, y la
experiencia propia de la redención por Cristo.
 A. Sabatier: establece una estrecha relación entre religión, oración y revelación. La
religión es esencialmente la oración del corazón. La revelación acompaña también
a la oración y se sitúa en la conciencia de Dios que tiene el hombre individual. La
“esencia del cristianismo”, consiste en una experiencia religiosa, en una revelación

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íntima de Dios que ha tenido lugar en la conciencia de Cristo, y que se repite,


aunque más débilmente, en el alma de todos sus discípulos. El principio
fundamental de la experiencia reveladora es la emoción religiosa, que se traduce
primero en imágenes, y posteriormente en conceptos y juicios que la Iglesia puede
aprobar como dogmas. Sabatier se opone firmemente a la noción de depósito
revelado que sería, según él, un producto híbrido entre el racionalismo griego y el
supernaturalismo hebreo.
6.2.2. Modernismo
 Históricamente fue un movimiento intelectual que se desarrolló sobre todo en
Francia, y de modo distinto en Italia, Alemania e Inglaterra. Aunque los términos
“modernista” y “modernismo” deben su origen a documentos del magisterio
eclesiástico —sobre todo a la encíclica “Pascendi”—.
 El modernismo operaban en diversos campos: filosofía, exégesis, historia, reforma
interior de la Iglesia.
 Conecta con el protestantismo liberal. De autores como Harnack y, ya en el ámbito
francés, A. Sabatier, los modernistas recibieron un influjo a la vez intenso e
impreciso de kantismo y del método histórico-crítico
 Filosofía crítica: La nueva mentalidad se ocupa, no tanto de los objetos o cosas,
como del sujeto que conoce. La continuidad de la relación realidad-conocimiento-
lenguaje ya no se admite y el sujeto con su ley de interioridad y libertad es ahora el
punto de partida necesario. La fe deja de ser considerada en su carácter noético
para ser vista, sobre todo, como experiencia religiosa.
 Métodos histórico-críticos: comienzan a tratar el texto de la Escritura como un
texto humano, sujeto por tanto a investigación crítica como las demás fuentes
históricas. Llegan a conclusiones inconciliables con la fe. Se postula una separación
entre el dato histórico y el objeto de fe. Se da una autonomía absoluta a la
investigación crítica y a la experiencia, que trae como consecuencia la disolución de
la fe.
 El modernismo fue condenado por S. Pío X en la encíclica “Pascendi Dominici
gregis” (1907) y en el Decreto “Lamentabili sane exitu” (1907).
6.2.3. La experiencia de la revelación
 La revelación cristiana no es una mera comunicación de un mensaje objetivo que el
hombre debe aceptar intelectualmente sin que afecte al sujeto en su ser total.
 En cuanto palabra y encuentro personal y personalizador, la revelación es
inmediata, de modo diferente a la manifestación de Dios en la creación, de la que
hemos afirmado que es mediata.
 Santo Tomás distigue entre “locutio exterior” y “locutio interior” (Cfr. De Veritate
q.18, a3). La “locutio exterior” designa la comunicación que Dios hace a los
hombres mediante los predicadores de la palabra. Por su parte la “locutio interior”
se refiere a una palabra interior de Dios en el alma, a las inspiraciones internas, el
testimonio que recibe el alma, etc. La locución interior, sin embargo, está ordenada
a la exterior.
 La experiencia de la revelación consiste en vivir la revelación recibida en la fe. Antes
de que la revelación dé lugar a una experiencia en la conciencia del hombre, ha

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desencadenado una experiencia en la conciencia de los profetas. La experiencia del


profeta es experiencia dotada de luz inmediata de Dios (el “lumen propheticum”).
El profeta debe acoger ese contenido por la fe. En cambio, la experiencia de la
revelación en la conciencia de los creyentes es una experiencia vivida bajo el
régimen de la fe. El profeta tiene el “lumen propheticum” y el “lumen fidei”; el
creyente solamente el “lumen fidei”.
 La experiencia de la revelación en el creyente está limitada por la relación esencial
a la mediación de los profetas y de la Iglesia.
6.3. El plan de la revelación
 La presentación de la revelación como “locutio Dei atestans” ha sido relativamente
común en la teología. La revelación sería la acción de Dios que habla testificando,
independientemente de la historia. Los hechos solamente aportan un elemento
exterior certificante: los milagros. Los hechos forman parte de la revelación divina
junto con las palabras (“gestis verbisque intrinsece inter se connexis”: Dei Verbum,
2).
 W. Pannenberg: formuló su pensamiento en siete tesis en las cuales defiende que
la comunicación de Dios, abierta a todos los hombres, no tiene lugar directamente,
como sucedería en la teofanía, sino indirectamente a través de los hechos de Dios
en la historia. La revelación no tiene lugar en hechos particulares de la historia,
sino en el conjunto de todos los hechos. De acuerdo con ello, la captación plena de
la revelación se da, no al comienzo, sino al final de la historia, con lo que la
revelación adquiere un marcado carácter escatológico.
 La revelación se da de un modo discontinuo en la historia, sin identificarse con ella.
“kairós”, “kairoi” designa los tiempos de especial densidad en los que tiene lugar la
revelación, designa en el tiempo un momento determinado por su contenido. Se
diferencia de “aion”: duración, un espacio de tiempo. En el Nuevo Testamento,
“kairòs” es empleado para designar el momento o la ocasión especialmente
favorable de cara a la historia de la salvación. Son los momentos escogidos por
Dios para realizar su salvación los que forman la historia de la revelación y
salvación de Dios.
 La revelación de Dios a través de hechos históricos supone una rectificación de la
idea griega de que lo perfecto es lo que siempre ha existido. Para el cristianismo,
los hechos particulares acaban adquiriendo una importancia fundamental, lo cual
le distancia igualmente del helenismo (la perfección se da en el origen) como del
evolucionismo (la perfección se da al final). Para estas doctrinas el tiempo carece
de importancia y los hechos singulares son definitivamente relativos al proceso
general. En el cristianismo la perfección se da no al principio (helenismo) ni al final
(evolucionismo) de un proceso, sino en un acontecimiento particular y central:
Cristo se halla en el centro de la historia dando sentido a la preparación anterior
(Antiguo Testamento) y a su realización histórica (Iglesia).
 Conclusión: la economía de la revelación divina comprende esencialmente la
dimensión histórica, y en consecuencia, los hechos que constituyen la historia. No
todos los hechos de la historia contienen revelación divina, sino solamente
aquellos en los que Dios actúa. Estos hechos reveladores-salvadores se hallan

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situados en los “kaipoi”, momentos de gracia, propicios para el hombre, queridos


por Dios.

6.4. Complementariedad de acciones y palabras


 La economía de la revelación incluye a las palabras y a los hechos como elementos
esenciales de la autocomunicación divina, intrínsecamente unidos entre ellos. “Dei
Verbum”: las obras manifiestan y confirman la doctrina y las afirmaciones
transmitidas por la palabra; por su parte, las palabras proclaman las obras y
esclarecen el misterio que en ellas se contiene.
 Hecho humano: va acompañado de algunas características que expresan al mismo
tiempo su riqueza y su limitación: la unicidad (nunca es reducible a un tipo, serie o
categoría), la densidad (esconde estratos interiores que sólo poco a poco se
pueden penetrar), y ambigüedad (depende en su significado de diversos factores
que pueden orientarlo en un sentido o en el sentido opuesto). La ambigüedad
puede ser parcial o total.
 Hay situaciones en las que los hechos del hombre le muestran con especial
claridad. Hay otro tipo de hechos, que son los que connotan una llamada personal,
que piden una respuesta o acción. El caso ejemplar de estos últimos es el amor.
 Los puros hechos resultan en sí mismos opacos para el observador si no van
acompañados por la palabra. La palabra, a su vez, puede ir antes o después del
hecho:
 Antes del hecho, la palabra puede ser anuncio o profecía, mandato o
exhortación. En cuanto anuncio o profecía, la palabra se transforma en un hecho
con un significado explícito. En el caso del mandato y de la exhortación, la
palabra influye en el hecho y de este modo lo explica.
 Después del hecho, la palabra lo proclama, narra y explica. La proclamación del
hecho es actividad propia de la fe, y tiene lugar en un contexto litúrgico o de
celebración. La narración, que selecciona, relaciona, da importancia a aspectos
de los hechos, etc., interpreta y al mismo tiempo representa y hace presentes los
hechos. Finalmente, la palabra explica los hechos, desentraña su sentido y se
dirige a la enseñanza al poner en reacción los hechos con la situación de los
oyentes.
 Al tener lugar la revelación por medio de palabras y hechos intrínsecamente
unidos, la teología ha descubierto que se da en ella una analogía con los
sacramentos, en los que hay también palabras y hechos que unidos realizan la
salvación por la gracia. “Accedit verbum ad elementum et fit sacramentum”,
afirmaba S. Agustín. Por eso se ha hablado del carácter sacramental de la
revelación.

PARTE III

7.0. TRASCENDENCIA Y SOBRENATURALIDAD DE LA


REVELACION
 En cuanto acto comunicativo, la revelación divina entrega la verdad de Dios. La
revelación de Dios es siempre la manifestación de un “logos” que ilumina la

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TEOLOGÍA FUNDAMENTAL

inteligencia del creyente y la abre a una verdad más plena que debe recibir como
don. Esta comunicación de “logos” llega a su plenitud con la encarnación, en la que
el Logos personal de Dios se hace presente entre los hombres.

7.1. La verdad de la revelación


 Varios teólogos apoyados en la diferencia entre una verdad bíblica y una verdad
filosófica, acaban afirmando que la única verdad es Cristo en quien se realiza la
fidelidad, la sabiduría, la revelación del designio salvador de Dios. Parece llegarse a
una oposición entre la verdad bíblica y la verdad en el ámbito de la filosofía y de las
ciencias, o entre una verdad existencial y una verdad objetiva.
 Teólogos como W. Kasper han reaccionado contra las simplificaciones a que lleva
ese planteamiento. En último término, si la Teología Fundamental —ciencia de la
revelación— pretende realizar afirmaciones generales y científicamente
comunicables, no puede sustraerse a la necesidad de responder a la pregunta por
la verdad de la revelación de Dios. Se trata de saber si son verdaderas en el sentido
de reales, no imaginarias, ni subjetivas?. De la respuesta a estas preguntas,
provienen precisiones esenciales sobre la misma naturaleza de la revelación, y
sobre las relaciones entre fe y razón.
 Punto de partida: tesis: la revelación cristiana goza de las cualidades de la
trascendencia y sobrenaturalidad sobre el conocimiento y la realidad naturales,
manifestadas en el hecho de que no puede ser conocida naturalmente por el
hombre, sino que necesita ser revelada. Su verdad-realidad no es conquista
humana, sino que se recibe como don. Pero una vez dada a conocer, la revelación
encuentra un asiento natural en el espíritu humano de modo que se relaciona con
todo y todos sus conocimientos y verdades humanas.
 El naturalismo: ha visto una continuidad plena entre la realidad natural y la
sobrenatural. De hecho, no existe diferencia entre ellas ya que la realidad es
homogénea. Las diferencias serían de ámbitos o de modo de conocer y vivir una u
otra realidad. No tiene conciencia de la necesidad de salvación por lo que no tiene
sentido plantearse la existencia de nada trascendente a lo inmediato.
 El Concilio Vaticano I: frente al naturalismo, racionalismo y semirracionalismo: Dios
quiso revelar “por otra vía y esta sobrenatural a sí mismo y los eternos decretos de
su voluntad al género humano” (D.3004/1785).
 Vaticano II: especifica el contenido de esa revelación, que es “el misterio de su
voluntad por el que los hombres, por mediación de Cristo, Verbo hecho carne,
tienen acceso en el Espíritu Santo al Padre” (Dei Verbum 2).
 Existe, por tanto una realidad que sólo se conoce por revelación. No se puede
negar la existencia de una forma teonomía, que es prueba de que el hombre no se
basta a sí mismo sino que necesita de la revelación para conocer su verdad más
profunda y para dirigirse al misterio de Dios. La necesidad de que esta
heteronomía no devenga un extrinsecismo ha llevado a algunos teólogos a
replantear las relaciones entre rezón y revelación (semirracionalismo y fideísmo).

7.2. La respuesta del semirracionalismo


7.2.1. Hermes (1775-1831)

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 Profesor de dogmática en Münster y Bonn durante 24 años, fue considerado por


muchos como el hombre providencial llamado a responder al kantismo.
 El método apologético de Hermes es la duda radical y universal. La duda es la
condición indispensable de una creencia prudente y razonada, y afecta también a
las creencias religiosas.
 Hermes resuelve en fe todo tipo de conocimiento, tanto de razón como de
revelación. La diferencia entre el “asentimiento necesario” (tener algo por
verdadero) de la razón especulativa, y el “consentimiento necesario” (admitir algo
como verdadero) de la razón práctica, está no en la evidencia, sino en que en el
primer caso hay como una imposición física, mientras que en el segundo se puede
resistir. Distingue entre una “fe de conocimiento” (“Vernunftglaube”) que no es
distinta de la creencia en cualquier acontecimiento histórico, y la “fe del corazón”
(“Herzensglaube”) que es una actitud de la voluntad que viene después de la “fe
del conocimiento”. Por la “fe del corazón” el hombre se somete libre y totalmente
a Dios tomando como regla de vida las verdades que Dios revela; sólo esta fe es
propiamente libre y fruto de la gracia.
 Hermes queda encerrado en el concepto de razón del que parte, al que le es ajena
la hermenéutica histórica de la razón que es la tradición. Indirectamente, se
plantea con él el problema de la apologética: La tentación de la vertiente
apologética racionalista consiste en responder que se debe partir de la pura razón
para llegar a lo sobrenatural.
 El Papa Gregorio XVI condenó, después de la muerte de Hermes, algunos principios
hermesianos, en particular el método de la duda positiva y el principio de que sólo
por la razón —por la necesidad racional— se llega al conocimiento de la verdad
sobrenatural (D.2738/1619 - 2740/1620).
7.2.2. Günther (1783-1871)
 Desempeña una tarea apologética en el ámbito germánico. Pretende superar el
panteismo de Hegel y, para ello, construir una nueva síntesis del universo.
 Distingue Günther entre una primera revelación hecha a Adán, mediante la cual le
fue manifestado el orden inteligible del mundo natural y espiritual, y una segunda
revelación que tuvo lugar por Cristo. La revelación de Cristo manifestó el orden
inteligible de la redención a la cual el hombre tiene acceso mediante un acto
explícito de fe cristiana. En ambas revelaciones, el Espíritu infinito ha comunicado
su inteligibilidad al espíritu finito de forma que la revelación hecha por Cristo es un
desarrollo de la primera revelación, la de Adán.
 Tiene una insuficiencia de base en su doctrina de la revelación. Para él, la
revelación sería sobre todo una ayuda de Dios al hombre, pero nada más, con lo
que la revelación viene a ser reducida al milagro.
 Pío IX condenó algunas proposiciones extraídas de sus escritos (D. 1655/2828 -
1658/2831) y puso sus libros en el Index. Günther se sometió.
7.2.3. Frohschammer(1821-1893)
 Quiere superar el extrinsecismo de la razón y de la revelación a través de una
síntesis superior de filosofía y teología que sería una filosofía cristiana.

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 La razón, según Frohschammer, no es una facultad estática o pasiva sino


progresiva, es decir que se desarrolla intrínsecamente, por lo que ha recibido de la
revelación. La acción de la revelación sobre ella no ha consistido en una mera
aportación de objetos nuevos, sino que ha originado un auténtico desarrollo
interno de la facultad. Esta razón es designada como razón históricamente
educada (“historisch gebildete Vernunft”), es decir, enriquecida por el
acrecentamiento del conocimiento científico y por la revelación cristiana. Gracias a
este desarrollo, la razón históricamente educada es capaz de comprender los
misterios.
 Si el objeto de la filosofía es Dios en su totalidad, los misterios caen dentro del
dominio de la filosofía que, según esta doctrina, difiere de la teología no por su
objeto sino sólo por su principio de conocimiento. De este modo, se llega a la
filosofía cristiana tal como la concibe Frohschammer. Es la filosofía que realiza la
“razón históricamente educada”, es decir, la razón que se ha desarrollado desde el
principio bajo la influencia de la revelación.
 Argumento apologético: el modo de dar satisfactoriamente razón de la divinidad
de la revelación no es buscar unos motivos naturalmente cognoscibles y externos a
ella, sino en dar cuenta de la verdad intrínseca de su contenido, al menos en una
cierta medida.
 La congregación del “Indice” condenó algunas doctrinas de Frohschammer
(D.1668/2850 - 1676-2861)

7.3. El Fideismo Frances


 F. de Lammennais (1782-1845): Essai sur l’indifférence. Procede a una crítica
constante de la razón a la que opone el sentido común, la tradición, el
consentimiento universal de los pueblos y la autoridad de Dios.
 L. E. Bautain (1797-1867): Philosophie du Christianisme (1837), desarrolla una
crítica de la razón que presupone el efecto de la filosofía Kantiana. Con sus solas
fuerzas, la razón no puede ir más allá del mundo de los fenómenos, siendo incapaz
de afirmar nada sobre las realidades metafísicas y religiosas. El hombre es un ser
que aspira a la infinito y a lo eterno. Dios sale al encuentro de esa aspiración con la
revelación divina. En tiende la revelación de Dios como una acción de Dios sobre
la inteligencia, o una palabra por medio de los profetas. De la tradición que deriva
de ellos, surge el conocimiento que tiene la humanidad sobre las grandes verdades
que fundan la existencia humana.

7.4. Noción teológica de misterio


 La categoría que permite expresar la transcendencia y sobrenaturalidad de la
revelación es el misterio. Este misterio que Dios da a conocer en su revelación no
es la sola manifestación de lo que el hombre no puede llegar a conocer, sino que es
principalmente el “misterio de su voluntad” (Ef. 1,9), es decir el misterio del
designio salvador de Dios, el “misterio de Cristo” (Ef.3, 4).
 La revelación cristiana da a conocer el misterio como misterio salvador. El misterio
no es sólo una verdad oculta de la que tenemos noticia pero no podemos
comprender. Por eso, el misterio es siempre una llamada al hombre para que
conozca y se introduzca en la acción de Dios a través de su entrega a los hombres.

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 Tiene también ese aspecto de verdad sobrenatural que supera la posibilidad de


comprensión de la razón humana. Nunca, sin embargo, el misterio es algo absurdo
o contradictorio. Al contrario, el misterio encierra una concentración de verdad y
de sentido que el hombre no puede comprender intrínsecamente, pero que
ilumina la reflexión y el conocimiento de la realidad.
 El misterio se refiere al orden divino, y sólo secundariamente a otras verdades de
fe. El misterio apunta a la realidad de Dios que se revela. Esa es la razón por la que
se considera tradicionalmente que existen tres misterios fundamentales (mysteria
stricte dicta): el misterio de Dios trino, el misterio de la encarnación del Verbo, y el
misterio de la gracia. Los misterios, entonces, son aquellas realidades
pertenecientes al orden de la salvación, cuya realidad va más allá de la
comprensión natural, y que dependen en su ser y actuar del misterio de Dios y de
Cristo.
 Propiedades que caracterizan a los misterios:
1. Trascendencia: el Vaticano I la expresa a través de la idea bíblica de lo que está
oculto: “mysteria in Deo abscondita” (D.3015/1795). La trascendencia de los
misterios quiere decir también que el misterio se plantea desde sí mismo, como
un hecho que se explica en sí mismo, por lo cual no se encuentra un camino
racional para llegar hasta él.
2. Gratuidad: puesto que no hay conexión necesaria entre el conocimiento
humano y los misterios, sólo puede llegar el hombre a ellos si los recibe como
don gratuito.
3. Cognoscibilidad analógica: una vez revelados, los misterios no son verdades
herméticas que hay que aceptar sin saber nada de lo que contienen. Los
misterios pueden ser objeto de reflexión y de conocimiento que será siempre
insuficiente.

7.4. Virtualidad sanante de la revelación


 Pero la revelación de Dios no está formada sólo por los misterios que superan
totalmente la capacidad de la razón. La revelación que se expresa en palabras
humanas y en hechos de la historia trae consigo también una iluminación del
hombre en su ser natural. La revelación da a conocer esas verdades de suyo
naturales para que “puedan ser conocidas por todos con facilidad (“expedite”), con
firme certeza (“firma certitudine”) y sin mezcla de error alguno (“et mullo admixto
errore”) (Ibidem).
 La “presente condición del género humano” es la de una naturaleza herida por el
pecado. Esta “herida” de la naturaleza limita y puede confundir la tendencia del
hombre a la verdad, de modo que no está garantizado que a la disposición para
llegar a la verdad le siga su efectiva conquista.
 La “herida” del conocimiento del hombre afecta especialmente a las verdades
morales, es decir a aquellas que tienen una relación inmediata con el actuar
humano. Esto puede llegar hasta el punto de establecer una separación entre
verdad y libertad, de modo que la libertad sea considerada como creadora de
verdad (cfr.Juan Pablo II, Encíclica Veritatis Splendor).
 La presencia de verdades naturales en la revelación sobrenatural, comunica a ésta,
junto a la revelación propiamente dicha de los misterios, una virtualidad sanante,

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es decir, la capacidad de poner a la razón natural en el punto de llegada de su


búsqueda de la verdad, y al mismo tiempo, de ordenar el ejercicio de la razón y
sacarla de la perplejidad en la que, por razones diversas, puede encontrarse.
 Catecismo de la Iglesia Católica, (n.30): “el hombre necesita ser iluminado por la
revelación de Dios, no solamente acerca de lo que supera su entendimiento, sino
también sobre «las verdades religiosas y morales que de suyo no son inaccesibles a
la razón, a fin de que puedan ser, en el estado actual del género humano,
conocidas de todos sin dificultad, con una certeza firme y sin mezcla de error»
(Humani generis).

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