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Integrantes:
Shirley Jiménez A.
Paola Enríquez J.
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CONTENIDO
El pecado ______________________________________________________________________ 9
El pacto _______________________________________________________________________ 9
El pacto con Noé ________________________________________________________________________ 10
El pacto con Abrabam ____________________________________________________________________ 10
El pacto mosaico. ________________________________________________________________________ 10
El pacto con David _______________________________________________________________________ 10
La Ley ________________________________________________________________________ 10
Teología del antiguo 2
testamento
Resumen
Dios no se ha autorrevelado tan sólo por medio de proposiciones, sino también por
medio de sucesos que El interpreta por mediación de sus profetas.
La naturaleza de Dios
Medios de revelación
Nunca hay tensiones entre la cercanía y la lejanía de Dios. En lugar de ello, parte de la
naturaleza de su trascendencia es la imposibilidad de escapar de su presencia. Veamos
algunos de esos medios en su revelación.
El Ángel de Jehová
En el Antiguo Testamento, el ángel de Jehová podía ser simplemente un mensajero de
Dios o bien, se le podía identificar con Dios mismo, hablando en primera persona
La gloria de Dios
La idea fundamental sobre la gloria en el Antiguo Testamento es la de importancia o
sustancia visible. La gloria de un hombre consiste en sus posesiones.
La idea de gloria se usa en el doble sentido de dar muestras de respeto (o glorificar) y
de lo que inspira ese respeto. Cuando se aplica a Dios, la palabra implica la
manifestación (habitualmente visible) de su divina potencia
Antropomorfismos.
Con frecuencia se menciona y presenta a Dios en términos humanos. Dios habla
(Génesis 1:3), conversa (Levítico 4:1), oye (Exodo 16:12), ve (Génesis 1:4), huele
(Génesis 8:21), tiene rostro (Números 6:25), espalda (Exodo 33:23), manos (Isaías
14:27). En realidad, este fenómeno aclara de modos importantes la visión de Dios en
el Antiguo Testamento. Es un ejemplo de los esfuerzos amorosos de Dios de llegar a
nosotros.
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los átomos, la “materia” del universo, ¿podría tal principio no viviente haber producido
los aspectos psíquicos y espirituales de la vida?
La tercera opción es la teísta; es decir, que el Ser eterno que hizo el universo es Dios.
Esto no significa que el universo revela todos los detalles del carácter de este Ser
eterno, pero sí que existe un Ser viviente, poderoso, e inteligente que creó al universo.
Viviente, porque lo que no tiene vida no puede producir vida. Poderoso, por razón de
la misma naturaleza de lo que fue formado. Inteligente, por razón del orden y el arreglo
del cosmos, cosas que el azar no pudiera haber generado.
4. La Escritura. Dos pasajes clave de la Escritura enseñan que la creación es una vía
de revelación.
a. Salmo 19:1–6. En este salmo David escribió de (1) la naturaleza continua de la
revelación por medio de la creación (vv. 1–2). Los verbos expresan acción continua,
indicando que los cielos, la expansión, el día, y la noche continuamente hablan de la
gloria de Dios. El también escribió que (2) el centro o la esfera de esta revelación es el
universo: los cielos y la tierra (v. 4), (3) en carácter esta revelación es muy clara aunque
no es verbal (v. 3), y (4) su alcance llega a todos los lugares y a toda persona (vv. 4–
6). Ella cubre la tierra entera y cada persona la puede conocer. La mayor parte de las
personas pueden ver el sol y el ciclo del día y la noche, pero aun las personas ciegas
pueden sentir el calor del sol (v. 6). Esta revelación debe generar preguntas en la mente
de las personas. ¿De dónde viene este calor? ¿Quién hizo el sol? (5) También el
contenido de esta revelación lleva en sí dos aspectos. Nos dice algo acerca de la gloria
de Dios y la grandeza de Dios.
b. Romanos 1:18–32. En este pasaje clave el énfasis está en la revelación de la ira de
Dios porque la humanidad rechaza lo que se puede conocer de El por la vía de la
creación.
(1) La revelación de Su ira (v. 18). La ira de Dios se revela contra todos los que
suprimen la verdad y practican la impiedad. Los aspectos particulares de cómo Su ira
se revela se enumeran en los versículos 24– 32.
(2) Las razones para Su ira (vv. 19–23). Las razones son dos: se puede conocer algo
acerca de Dios, pero en vez de recibir esta verdad, las personas rechazaron la
revelación y, por cierto, la pervirtieron. “Las cosas hechas” (v. 20), el cosmos,
claramente revela (y lo ha hecho desde el principio de la creación) el poder de Dios y
Su naturaleza divina. En otras palabras, toda la humanidad debe de conocer por
observar al universo que le rodea que existe un Ser supremo. Pero en lugar de ello la
humanidad rechaza esa verdad y hace ídolos sobre los cuales ella es suprema.
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El hombre y la mujer
1. Una relación especial con la creación
El hombre y la mujer son creados para gobernar, el ser humano es una decisión
deliberada y un acto definido de parte de Dios, esto quiero decir que forman parte del
orden creado. Es importante señalar que Dios no tomo un animal para crear al
hombre sino que tomo polvo – un objeto inanimado-. De ese modo, la humanidad
queda separada del mundo animal; pero forma parte del orden creado.
Las personas fueron creadas para amar. A fin de cuentas, sólo otra persona podrá
satisfacer las necesidades profundas de la naturaleza humana. Así, Dios creó
personas masculinas y femeninas (Génesis 1:27). Karl Barth cree que esta
declaración es la explicación definitiva de la imagen de Dios (Church Dogmatics
[Dogmática eclesiástica], III/l, 195). Desde luego, esta dualidad es parte vital de su
existencia: los seres humanos fueron creados para relacionarse, para complementarse
unos a otros en el amor. A partir de este versículo resulta evidente que los humanos
fueron creados como hombres y mujeres, de tal modo que cada uno de ellos es
incompleto sin el otro y ambos tienen la misma importancia delante de Dios. La
masculinidad y la femineidad son básicas para la humanidad, aunque es evidente que
pertenecen al orden creado, más que a Dios.
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3. La naturaleza de la humanidad
¿Cómo se puede explicar que el hombre, un ser moral, inteligente, y viviente pudiera
existir aparte de un Dios moral, inteligente, y viviente?
Las varias facetas del hombre y todas ellas juntas exigen alguna explicación en
cuanto a su origen, y abogan a favor de la existencia de un ser moral, inteligente y
viviente que pudiera haber producido al hombre. Las fuerzas materiales, inanimadas
o inconscientes difícilmente pudieran haber producido al hombre. La evolución no
puede producir el alma la conciencia o los instintos religiosos. Los ídolos sin vida no
generan seres vivientes.
El pecado
Fue una prueba para la primera pareja que, de haberla pasado con bíen, hubieran
podido llegar a un nivel más alto de responsabilidad moral. Es posible que así sea,
aun cuando todo esto debe quedar en el campo de las especulaciones.
De todos modos, esta limitación explícita sobre Adán y Eva no se interpretar de
ningún modo como una restricción para su libertad. Es ?ien una definición de ella. El
hombre y la mujer no encontraran libertad fuera del orden definido para ellos por la
palabra de Dios.
El pacto
Un pacto es una promesa solemne que se formaliza mediante un juramento que
puede ser una formulación verbal o una acción simbólica. ). En el Antiguo
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La Ley
Israel no siempre fue fiel a su papel como luz y bendición para todas las naciones.
Sin embargo, su existencia misma y el pacto que se encuentra tras ella nos habla de
un día en el que todos, desde el más pequeño hasta el mayor, podrán conocer al
Señor. En ese día, todas las naciones ascenderán a la montaña del Señor para recibir
enseñanzas sobre los caminos de Jehová (Isaías 2:2-4). Era como vehículo para esa
visión que Israel era "por pacto al pueblo, por luz de las naciones, para que abras los
ojos de los ciegos, para que saques de la cárcel a los presos, y de casas de prisión a
los que moran en tinieblas" (Isaías 42:6, 7). Para desempeñar bien ese papel, se
necesitaba alguien mayor que Moisés, el Señor Jesucristo que, en su primer sermón,
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citó a Isaías (61:1, 2) y dijo a los presentes que el dar vista a los ciegos y liberar a los
cautivos era algo que se realizaba ante sus ojos (Lucas 4:18-21). Había de ser el
árbitro del nuevo pacto que previó Jeremías, en el que la ley estaría escrita en los
corazones de las personas, y se superaría la tensión entre el hecho externo y la
intención interna [leremías 31:31-34).
La adoración
Dios no ordenó sacrificio para que sus adoradores permanecieran ocupados en
ejercicios terrenales. Antes bien, lo hizo para que pudieran elevar sus mentes mucho
más. Esto se puede comprender también con claridad a partir de su propia
naturaleza, porque, como es espiritual, sólo se deleitaba en la adoración espiritual.
Calvino, Institutos
La forma y la adoración:
La Adoración es la respuesta del corazón del creyente a Dios. Culto es el término que
utilizan los estudiantes Culto es el término que utilizan los estudiantes de la Biblia para
referirse a los aspectos formales y rituales del Antiguo Testamento. Culto es
simplemente la forma de la respuesta de Israel a la revelación de Dios. La descripción
de la adoración en el Antiguo Testamento hace hincapié en que toda la vida de Israel
se encuentra bajo la autoridad de Dios.
El lugar del culto en la religión del Antiguo Testamento:
Los aspectos formales de la adoración eran importantes para encarnar y expresar en
forma externa las realidades de la religión del Antiguo Testamento. Eran la expresión
social y pública de esa religión, y no algo añadido que tenía que llegar a desaparecer.
Esta relación estrecha entre la fe y la respuesta se puede explicar todavía mejor,
considerando el culto como simbólico y típico. El culto era simbólico en el sentido de
que representaba en forma visible la realidad de la comunión espiritual con Dios. Un
símbolo es un objeto o acto que orienta a las personas en su ambiente y que les permite
construir su mundo. Sin embargo, los actos de culto del Antiguo Testamento tenían
una dimensión sacramental más profunda que les daba su carácter objetivo. Por
ejemplo, el templo le recordaba a Israel la presencia de Dios; pero, además en virtud
de la promesa de Dios y los sacrificios realizados - era en verdad una mediación de
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dicha presencia. Dentro del lugar santísimo, los movimientos del sacerdote el Día de
la Expiación eran una expresión del movimiento real del pueblo hacia Dios, que Jehová
permitía por su misericordia.
La devoción piadosa
La devoción como se presenta en el Antiguo Testamento es la respuesta del corazón a
la autorrevelación de Dios. Cuando el Padre eterno demuestra que es santo y amoroso,
tiene que haber una respuesta. Cuando es sincera y sale del corazón, tal actitud toma
en consideración no sólo el abismo que separa a un Dios santo de los pecadores. sino
también el gozo de ver que ese Dios se inclina a amar y cuidar a sus criaturas. La
respuesta del creyente del Antiguo Testamento es activa y abarca la vida completa. Es
mucho más que un simple asentimiento o, incluso, confesión. Para Abraham,
significaba que él tenía que salir, seguir al Señor y, lo más importante de todo. caminar
delante de Jehová y estar sin mancha. En el caso de Moisés e Israel, era necesario que
salieran de Egipto, que escucharan la voz de Dios y que se atrevieran a seguir el camino
que les mostraba. Analicemos algunos de los elementos implícitos en el caminar del
creyente con Dios, en el Antiguo Testamento.
La ética
El pacto reposa en la naturaleza de Dios; la ley expresa la relación del pacto, y el culto
y la devoción piadosa crecen juntos a partir de la relación del pacto que se define en la
ley. Sin embargo, la devoción piadosa no existe por sí sola, sino que se expresa en la
vida moral de la comunidad, dándole el nombre de ética. La devoción piadosa y la
ética van juntas, del mismo modo que lo hacen la fe y las obras en la epístola de
Santiago. Tampoco la sabiduría, deja de tener relación con todo esto. No es más que
la descripción de la forma concreta de vida en el pacto. Este entendimiento unido es
especialmente importante en el Antiguo Testamento donde toda la vida se relaciona
con Jehová y sus propósitos.
La sabiduría
Los libros de sabiduría del Antiguo Testamento son una clase de literatura común por
todo el antiguo Oriente Medio, que incluye dichos breves (Proverbios), reflexiones
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más amplias sobre la vida (Eclesiastés) y diálogos relacionados con los problemas de
la vida (Job). La idea básica se refleja en la palabra hebrea hokmah de una raíz que
significa firme y bien enraizado. Las palabras relacionadas se pueden traducir como
"comprensión" (binah, Job 39:26) y "discernimiento" (tebunah, Salmo 136:5).
Básicamente, la sabiduría es el arte intensamente práctico de ser hábil y tener éxito en
la vida. Es conocimiento al servicio de la vida (Proverbios 1:5). La sede de la sabiduría
es el corazón, que es el centro de las decisiones morales e intelectuales (1 Reyes 3:9,
12). Si el culto es la forma de adoración en el templo o el tabernáculo, la sabiduría es
la vida de adoración extendida al hogar y la plaza del mercado. La sabiduría es la
religión fuera de la iglesia.
El Espíritu de Dios
La persona del Espíritu Santo, aunque implícita en los acontecimientos del Antiguo
Testamento, no adquiere una iluminación plena hasta que la presenta Cristo en Juan
14-16 y se desborda sobre su pueblo en Hechos 2.
Es el Espíritu el que logra establecer el enlace entre Dios y la humanidad. Sin embargo,
por muy cercanos a Dios que lleguen a estar los seres humanos, por muy profunda que
sea su comunión, no hay nunca en el Antiguo Testamento ninguna idea de
identificación mística; es más bien lo contrario. Cuanto más íntima es esa relación,
tanto más naturales se vuelven las personas, tanto más llegan a ser "ellas mismas". Esto
se podría expresar muy bien con palabras del Nuevo Testamento, diciendo que cuanto
más se difunden las personas en Jehová tanto más descubren quiénes son. Como lo
entendía tan bien Martín Lutero, sólo una persona que camine por el Espíritu puede
ser libre, para dedicarse a una vida concreta de obediencia.
La profecía
El profeta era un individuo que le decía que no a su sociedad y condenaba sus hábitos
y suposiciones. su complacencia, su indecisión y su sincretismo. Con frecuencia se
veía impulsado a proclamar lo opuesto a lo que su propio corazón esperaba. Su objetivo
fundamental era el de tratar de reconciliar al hombre con Dios. ¿Por qué necesitan los
dos una reconciliación? Quizá sea algo que se deba a los sentimientos falsos de
soberanía del hombre. a su abuso de la libertad. a su soberbia agresiva y extensa.
resintiendo la participación de Dios en la historia.
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La relación personal estrecha entre Dios y los profetas hacía que fuera muy razonable
que esos colaboradores aprendieran algo acerca de los planes de Dios para el futuro.
Amós llega incluso a decir que Jehová no hace nada sin revelárselo a los profetas
(Amós 3:7). Después de todo, es Dios el que revela los secretos y da sabiduría (Daniel
2:21, 22).
La esperanza de Israel
No es preciso volverse hacia los profetas para encontrar la forma de la visión del reino
final que tenía Israel. Desde los comienzos mismos de su experiencia con Jehová, había
aprendido a confiar en que el Señor lo conduciría a la tierra que le había prometido a
Abraham (Génesis 12:1-3). Así, para Israel, la esperanza tenía siempre un aspecto muy
concreto y visible: Dios le daría un día la Tierra Prometida. Sin embargo, con
frecuencia se consideraba que los medios que utilizaría Dios para llevar a su pueblo a
ese lugar incluirían destrucción y juicio, y otras veces construcción y crecimiento.
No se trata de negar la realidad ni el terror de la muerte, sino que, más bien, se trata de
poner las cosas en perspectiva. Cuando se entiende plenamente el carácter de Dios,
cuando se ve el modo en que funciona el orden moral del mundo, cuando uno ve a
Dios liberar a su pueblo, se considera, después de todo, que la muerte es algo pequeño
y débil, tal y como lo ve Dios. Cuando llegue la victoria final, no hay duda alguna de
que la muerte misma se desplomará. Sin embargo, también en este caso, el Antiguo
Testamento parece estar sobre aviso; busca un complemento y una encarnación de todo
lo que sabe con toda certidumbre que es la verdad. Esta encarnación es la nueva
creación que Cristo vino a revelar. La verdad que sólo conocían en parte, Cristo vino
a aclarárnosla todavía más: que por su muerte y resurrección podemos ser su pueblo,
y El nuestro Dios, para siempre.
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Bibliografía