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El primer esbozo de la teología espiritual y sus autores principales son las biografías de
Atanasio (393) y Gregorio de Nisa (394), se consideran como dos manuales de
espiritualidad llenos de vida porque narran la existencia cristificada de sus protagonistas.
En los S. XVII y XVIII el P. José del Espíritu Santo (1667-1736), carmelita descalzo con su
monumental Cursis Theologiae mystico-scholasticae, publicado entre el 170 y 1740, hace
una curiosa mezcla de la mística y la escolástica. Eran verdaderas sumas del saber teológico
y espiritual las que recogen las grandes experiencias de los místicos.
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En el S. XX se inició un debate sobre el movimiento místico, unicidad y duplicidad de vía,
el de la cética y el de la mística. La teología espiritual es una nueva disciplina joven, que
tiene que ser entendida como disciplina y no como un tratado.
4) Las ciencias humanas son aliadas de la vida del espíritu y la condicionan. Entre
ellas la psicología, la fenomenología de la religión, la economía. Todo ello sirve
para construir una espiritualidad encarnada y realista, que tenga en cuenta las
alegrías y las tristezas de nuestro tiempo.