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UNIVERSIDAD AUTONOMA DE NUEVO LEON “UANL”

FACULTAD DE DERCHO Y CRIMINOLOGIA “FACDYC”

CARRERA: DERECHO

GRUPO: 033

AULA: 312

ALUMNO: ROCHA VALERO BRAYAN FRANCISCO

MATRICULA: 2174629

MATERIA: TOPICOS SELECTOS DE SOCIOLOGIA

MAESTRO: FRANCISCO JAVIER ESTRADA SANCHEZ

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INTRODUCCION
En esta presentación se dará información relevante de los capítulos 2, 3 y 4 del libro de introducción a la sociología jurídica.
En el estudio del derecho, se han desarrollado diferentes enfoques que buscan comprender su naturaleza, su producción y
reconocimiento, así como su relación con la pluralidad jurídica. Entre estos enfoques se encuentran el análisis del derecho
como discurso, la producción y reconocimiento del derecho, y el estudio de la pluralidad jurídica. Estos temas desafían las
concepciones tradicionales del derecho como un sistema estático y uniforme, y plantean interrogantes sobre su construcción,
legitimidad y diversidad en diferentes contextos. A continuación, exploraremos cada uno de estos temas de manera más
detallada. El derecho como discurso es sistema normativo que regula las relaciones humanas, se expresa a través del lenguaje
y el discurso. El concepto del "derecho como discurso" se refiere a la idea de que el derecho es una forma de comunicación
estructurada que se establece mediante normas y reglas específicas. La producción y el reconocimiento del derecho son dos
procesos interrelacionados que tienen lugar en la sociedad. La producción del derecho se refiere a la creación y formulación
de normas jurídicas por parte de las autoridades competentes. La pluralidad jurídica reconoce que diferentes comunidades
pueden regirse por normas y mecanismos legales propios, que coexisten y se entrelazan con el sistema legal estatal.

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INDICE
• INTRODUCCION ……………………………………………… PAG.2

• EL DERECHO COMO DUSCURSO .…………………………. PAG.4

• PRODUCCION Y RECONCIMIENTO DEL DERECHO ..…… PAG.7

• DERECHO Y PLURALIDAD JURIDICA ..…………………… PAG.11

• CONCLUSIONES …………………………………………….…. PAG.17

• BIBLIOGRAFIA ………………………………………….…….. PAG.18

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2.EL DERECHO COMO DISCURSO
El derecho como discurso se refiere a la idea de que el derecho es un lenguaje y un conjunto de discursos que se utilizan para construir, interpretar y
aplicar normas jurídicas. Desde esta perspectiva, el derecho no se concibe únicamente como un conjunto de reglas objetivas y universales, sino como
un sistema de comunicación en el que los actores jurídicos intercambian argumentos, interpretaciones y significados. El análisis del derecho como
discurso implica examinar cómo se construyen los argumentos jurídicos, cómo se utilizan las palabras y cómo se negocian y debaten los significados
jurídicos en diferentes contextos legales y culturales.
La sociología jurídica no puede desarrollarse o practicarse sin una concepción o definición de eso de lo cual será precisamente sociología, esto es, sin
un concepto útil de "derecho". Útil quiere decir aquí, que el concepto que se acepte debe permitir el trabajo sociológico de la manera lo más amplia
posible; por ejemplo, permitiendo la mayor cantidad de preguntas sociológicas.
La enseñanza tradicional impartida en las facultades de derecho conlleva una visión particular de este fenómeno social, que corresponde con lo que se
espera del profesional que egresa de ellas. Se espera un abogado que aprenda, en primer lugar, a reconocer como derecho lo establecido por el estado,
y, en segundo lugar, que aprenda a manipularlo conforme con las necesidades de ese estado. Reconocer como derecho lo que el estado mejor dicho sus
funcionarios desean que sea visto como tal, quiere decir que lo que el jurista hace, es producir un discurso en el cual se dice que, eso llamado
"derecho" debe ser obedecido.
El derecho como parte del fenómeno del poder se usa en contextos muy diversos, que no están constituidos solamente por las normas tal como existen
en los códigos o leves. Y si nos fijamos bien en estos contextos, advertiremos que en todos ellos se trata del ejercicio del poder en la sociedad
mexicana. Es decir, en el mismo uso común de la palabra, un uso que no es científico sino cotidiano o vulgar, se pone de manifestó que eso, aún no
definido aquí, es algo relacionado con el ejercicio del poder. La palabra "derecho", coincide con el esquema del fenómeno del poder: existe un
discurso, que enuncia facultades y obligaciones de ciertos personajes conocidos como funcionarios públicos, como el presidente o los jueces, discurso
que tiene ciertas causas, como la revolución o las luchas obreras, y que es o no obedecido, es decir, produce o no los efectos perseguidos por el poder.
Si estos efectos, es decir, la producción de las condutas queridas, se producen efectiva-mente, entonces el derecho es eficaz y podemos decir que el
gobierno que produce ese derecho detenta el poder.
Al adoptar este procedimiento para definir, o para otorgar sentido a la palabra "derecho", lo que estamos haciendo es de-¡ar de lado la discusión acerca
de lo que el derecho es en sí mismo, casi siempre la discusión se realiza sobre la base de un supuesto: que el derecho es algo que está allí esperando
ser captado por nosotros, de modo que "definirlo" no es otra cosa que algo así como describir la figura de algo que vemos. Y claro, como cada uno
quiere que el derecho sea algo determinado conforme con su ideología, se otorga a la palabra un sentido especial. Y entonces se origina una inacabable
discusión acerca de lo que es derecho es "en sí mismo".
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Es decir, aquí estamos adoptando el criterio de que "derecho" es una palabra aplicable a un objeto científico que nosotros determinaremos. Y lo
determinaremos, partiendo del fenómeno del poder que se ejerce en una sociedad, fenómeno el cual, a su vez, definiremos con conceptos
clásicos de la Sociología.
El derecho como discurso del poder, aceptamos entonces: "derecho", es una palabra que puede servir para designar un fenómeno que tiene
conexión con otro conjunto de fenómenos sociales inscritos en el contexto del ejercicio del poder en una sociedad. Veremos ahora, cómo el
"derecho" merece ser definido como parte del grupo de fenómenos pertenecientes al ámbito del lenguaje, de los discursos que
circulan socialmente.
la palabra "ideología", para referir cualquier contenido de conciencia, cualquier idea o conjunto de ideas, de las que se pueda decir que existen
en la conciencia de alguien. Con esto haremos un uso de esta palabra “ideología” distinto del común. En ciencias sociales se usa más bien para
designar lo que es contrario a "ciencia" o "científico"; pero entonces resulta necesario producir una extensa discusión acerca de la diferencia
entre "ideología" y "ciencia" discusión a la cual no podremos entrar aquí, puesto que no es éste un libro de Teoría de la Ciencia.
La Filosofía y la Semiología o Semiótica, desde el principio, han llamado la atención sobre la diferencia entre los hechos o fenómenos, que
percibimos a través de los sentidos, experimentalmente, empíricamente, y el sentido, que es un fenómeno de otra clase, no percibible por los
sentidos, experimental, o empíricamente. Así por ejemplo, lo que vemos en esta página -"ver" es una experiencia-, no es un conjunto de letras
que forman palabras, sino la tinta negra que tiene ciertas formas, y que se encuentra adherida al papel. Que esas figurillas negras sean letras y
digan "algo", no es perceptible por los sentidos. No es una experiencia, sino que es entendido por la conciencia merced al conocimiento previo
del alfabeto, el diccionario y las reglas de la sintaxis. Las ideologías no pueden expresarse sino en un lenguaje, que definiremos aquí como
sistema de signos capaz de expresar y transmitir sentido. Existen muchos lenguajes. Se denomina naturales a las lenguas como el español o el
inglés. Pero hay muchos otros lenguajes como el formal de la matemática o la lógica simbólica, el de las señales de tránsito, las señales de humo
o el morse. Pero también se habla propiamente del lenguaje del vestido, la comida, la danza, la música, la pintura, y muchos otros. Todo lenguaje
debe contar al menos con un conjunto de signos-las palabras por ejemplo -, un diccionario que permite conocer el significado de los signos, y
una sintaxis o conjunto de normas que establecen el orden en el cual deben ser usados esos signos para producir y transmitir
ideologías o sentido.
La ciencia social contemporánea ha puesto mucha atención en el concepto de discurso. Esto porque la sociedad puede verse también como un
inmenso conjunto de discursos que se producen y transmiten cotidiana y permanentemente. En este libro definiremos discurso como ideología o
sentido formalizado en un lenguaje. Discurso es toda expresión de sentido formulado que toma forma que se formaliza en algún lenguaje, pues
sólo en un lenguaje puede aparecer. También sobre esto existe una literatura enorme, pero para nuestro objetivo, que es producir un concepto útil
de derecho, nos basta con estas definiciones simples.
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Los lenguajes, se dice que son usados por todos aquellos que quieren producir y transmitir sentido. Para producir discursos es necesario
usar el lenguaje.
Uso descriptivo del lenguaje, es el que se hace para hablar del mundo, sin intentar con ello intervenir en su desarrollo "normal" Por ejemplo,
cuando informamos sobre el estado del tiempo, o sobre nuestro estado de ánimo, o sobre la situación de la clase obrera, o los
discursos del presidente.
Los sentidos del discurso del derecho El discurso del derecho está compuesto por una gran cantidad de partes o sectores, cuyas "células" son
enunciados, unidades mínimas de sentido que, conforme con la más primitiva gramática, están constituidos por signos que representan sujeto,
verbo y predicado. En el interior de un enunciado podemos distinguir al menos dos tipos de mensajes o sentidos.
El sentido deóntico del discurso del derecho Una de las cosas que se aprende inmediatamente después de comenzarse la práctica profesional del
derecho, es que, contrariamente a lo inculcado en la facultad, no existen normas jurídicas, sino textos que, por emanar de funcionarios
autorizados, llamamos jurídicos. En esos textos los juristas aprenden a "encontrar" las normas que están como escondidas, esperando a
ser descifradas.
Los expertos en Lógica Jurídica intentan formalizar las normas en símbolos como Op, que quiere decir "obligatorio p" siendo "p" la descripción
de una conducta. La idea es precisamente aislar al sentido deóntico de todo otra ideología vehiculizada en el discurso en el cual se localiza Op.
La tarea del jurista, dicen quienes eso creen, es separar, aislar, la norma que indica la conducta obligatoria, dejando de lado todo lo demás. Eso
que, según ellos, la ciencia jurídica debe encontrar, es lo aquí denominado sentido deóntico del discurso del derecho.
Todo otro sentido o ideología, que no sea la pura norma, es lo que llamaremos sentido ideológico del derecho. Como se comprenderá, el sentido
transmitido en el discurso está en las palabras mismas. Por lo tanto es en realidad imposible la separación absoluta entre norma y otras
ideologías: no existe una norma "pura" porque la descripción de la conducta obligatoria se efectúa con palabras que tienen un sentido.
Discurso del derecho y discurso jurídico en esto debemos distinguir entre el discurso del derecho y los discursos que hablan del mismo. Estos
últimos son los que se producen cotidianamente por parte de los abogados en su tarea profesional, de los jueces al fundamentar sus resoluciones,
de los políticos al ponderar o criticar las leyes, de los profesores al transmitirlas a sus alumnos o escribir sus libros y, finalmente, del público en
general, los ciudadanos comunes, quienes también opinan sobre el derecho.
Ideología del derecho e ideología jurídica nos servirá, por otra parte, distinguir entre la ideología impresa en el discurso del derecho, y la que se
expresa en los discursos jurídicos. La utilidad de esta distinción se pone de manifiesto cuando la investigación sociológica muestra que difieren.
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3. Producción y reconocimiento del derecho
La producción y reconocimiento del derecho se refiere al proceso mediante el cual se crean, establecen y aceptan las normas jurídicas. Este
enfoque destaca que el derecho no es un conjunto de reglas fijas y preexistentes, sino que es el resultado de un proceso social y político en el que
intervienen diferentes actores y factores. La producción del derecho implica la elaboración de leyes, reglamentos y precedentes legales, así como
la participación de legisladores, jueces, abogados y otros profesionales del derecho. Por otro lado, el reconocimiento del derecho se refiere a la
aceptación y legitimidad que las normas jurídicas adquieren en la sociedad, ya sea a través de su aplicación por parte de las autoridades o su
aceptación por parte de los ciudadanos.
si verdaderamente estamos hablando de un discurso del poder, resulta necesario incluir, en su concepto, otros elementos característicos, como
son la voluntad de poder y el reconocimiento del discurso por parte de sus destinatarios.
La producción del derecho El esquema del poder supone que "alguien" se dirige a otro con la intención de determinar su conducta. Si nuestro
concepto de derecho no incluyese este aspecto, no sería del todo útil para nuestra disciplina. Por ello nos aproximaremos al pensamiento de
Kelsen, que en este aspecto es sin duda similar al de Max Weber, para encontrar propuestas de trabajo sociológico. Dice Kelsen que una norma
es el sentido de un acto de voluntad. Las normas, como vimos, son los enunciados que pueden encontrarse en el discurso del derecho; son el
sentido deóntico del derecho.
Esta cuestión es particularmente debatida porque introduce el concepto de voluntad, el cual, para muchos, es anticientífico, metafísico, pues no
hay, ni parece poder haber, experiencia, en el sentido empírico, de este objeto asi denominado. Nunca nadie ha visto la voluntad, aunque todos
estamos dispuestos a hablar, de la nuestra al menos.
Detrás de esta posición, se esconde, cuando se trata de la producción del derecho, la intención de hacer creer que este discurso del poder no tiene
emisores definidos. El principal argumento, es que el derecho sigue siendo válido aun cuando se haya terminado el acto de voluntad que lo
habría producido, e incluso después de la muerte del autor de las normas. Además, gustan de negar que haya individuos de carne y hueso detrás
de las normas: dicen que, cuando los parlamentarios votan una ley, casi ninguno de ellos conoce su contenido.
En el fondo, la negación de la voluntad de poder que está en el origen de todo discurso prescriptivo, tiene el claro objetivo de hacer la apología
del estado en general, y del estado capitalista en particular. Es cierto, por otra parte, que son principalmente los juristas afiliados a la corriente
llamada de la Filosofía Analítica, los que hacen hincapié en la imposibilidad de hablar de la voluntad respecto del derecho. En cambio los
sociólogos, al menos la mayoría de ellos, no están dispuestos a renunciar a este concepto, cuya ausencia convertiría a la teoría social en una
apología vergonzosa del estado, y casi no hay sociólogo que desee ser acusado de hacer eso. Con todas las dificultades que ello implique, la SJ
no puede dejar de hacer de la voluntad de poder, que está detrás, como causa inmediata.
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El derecho, un concepto apropiado para sus investigaciones. Precisamente, una de sus tareas más interesantes es averiguar, respecto de cada
legislación, cuál es el grupo social y sus personeros individuales, que se ven favorecidos con su efectividad. Por otra parte, el pensamiento
contemporáneo ha abierto brechas importantes en términos de preguntas e hipótesis acerca de las razones, las causas, que conducen al ejercicio
del poder a través de la producción de normas. Pareciera que no solamente el interés económico conduce a ciertas personas a proponer, y luego a
producir, derecho.
una de nuestras hipótesis de trabajo será la consideración de que, "voluntad de poder", es una expresión adecuada para referir algunas incógnitas
que se presentan en el momento de estudiar las causas del contenido del derecho. Rescatamos, entonces, la idea kelseniana de que el derecho es
producto de la voluntad. el derecho organiza el poder, le confiere un "orden", pero no es el poder mismo: el poder está en su origen y se organiza
por el derecho: también es su resultado.
La recepción o reconocimiento del derecho: El esquema del poder, nos ha mostrado que no solamente el momento de la producción del discurso
es importante para la sociología jurídica que intentamos practicar. Por el contrario, el ejercicio del poder supone que hay alguien que está sujeto
al poder, alguien cuya conducta es determinada por ese discurso. Por eso, nuestro concepto útil de derecho incluye el fenómeno de la recepción
o reconocimiento del discurso del derecho: para que realmente este último exista, es necesario que alguien entienda el mensaje, y lo reconozca
como consistiendo en prescripciones que amenazan con la violencia en caso de ser desobedecidas.
El discurso durmiente en un anaquel es socialmente inocuo. Las normas comienzan a existir, realmente, cuando alguien las "descubre" como
existentes, como válidas. Este "descubrimiento" es un acto de reconocimiento. Es el acto en que se produce la recepción del mensaje
prescriptivo incluido en el discurso del derecho. La Teoría del Derecho contemporánea, muestra, en este punto, una discusión acalorada entre
juristas que, por lo demás, están de acuerdo en muchas otras cosas. La discusión, en términos de Teoría del Derecho, versa sobre el problema de
la definición de norma.
Para los realistas sicologistas, el derecho está en el momento de la recepción en la conciencia del destinatario. Kelsen, en cambio, no quiere
renunciar a ver el derecho en los dos extremos del esquema del poder. La posición más rica para la sociología jurídica es la de Kelsen, porque
permite considerar todo el fenómeno representado por el esquema del poder. Las normas, y por tanto el derecho, puesto que Kelsen piensa que el
derecho es un conjunto de normas, son producidas por la voluntad de alguien, conforme con los procedimientos establecidos en otras normas
anteriores. Pero, y éste es el punto importante, esas normas no son tales si no pertenecen a un sistema jurídico eficaz.
si una norma es derecho, depende de que la misma haya sido producida por funcionarios de un sistema jurídico eficaz. Y un sistema es eficaz,
cuando la mayor parte de las normas que lo constituyen son efectivas en un buen grado.

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La conducta de aquellos a quienes se dirigen las normas coinciden con el contenido de las mismas, entonces la mayor parte de las normas son
efectivas, cuando la mayor parte de las veces son obedecidas (o bien se aplican las sanciones previstas para el caso de desobediencia). Y en tal
caso el sistema en su conjunto es eficaz.
La eficacia del sistema, entonces, consiste en que quien tiene el poder consigue hacerse obedecer.
El problema de la efectividad de las normas es el de su reconocimiento como tales normas. Para que pueda decirse que una norma es efectiva es
necesario, primero, que el discurso en el que se encuentra la norma sea entendido por el sujeto al que está dirigida. En segundo lugar, es
necesario que el sujeto reconozca, en el discurso, una norma.
Ahora bien, para reconocer una norma en un discurso, es necesario reconocer que esa norma es parte de un sistema jurídico al cual ella
pertenece, y, al mismo tiempo, que ese sistema es eficaz. Para reconocer una norma en el interior de un discurso, es necesario reconocer que el
funcionario que la produce está autorizado por otra norma anterior Reconocer esto último, es reconocer, también, que hay un conjunto de
normas, un sistema jurídico. Finalmente, reconocer que existe este sistema de normas, significa saber que, en caso de desobediencia, la más
probable de las consecuencias, es que se desencadenará un proceso represivo.
El reconocimiento y justificación del derecho, decíamos más arriba que el discurso del derecho debe ser reconocido por las fuerzas armadas, por
los funcionarios y por los ciudadanos en general. Cuando menos debe ser reconocido por la parte de las fuerzas armadas más poderosa, tanto
como para que cualquier disidente, por armado que esté, se vea obligado a reconocer al sistema jurídico en su conjunto, es decir, a saber que, en
caso de rebelión, perderá la batalla.
La eficacia de estos discursos, en la medida en que logra a su vez, por el convencimiento, la eficacia del sistema jurídico, forma par. te de las
preocupaciones de la sociología jurídica . En efecto los discursos de justificación del derecho pueden ser vistos como causa de la efectividad del
sentido deóntico del derecho. La justificación del derecho es obtenida tanto por el propio discurso del derecho, siendo eficaz su sentido
ideológico, como por discursos que hablan de él, que hemos llamado discursos jurídicos. En el primer caso la justificación es un efecto del
propio discurso del derecho de su sentido ideológico.
El sentido deóntico del derecho las normas, tiene, o no, su efectividad específica: las normas son o no cumplidas. Pero el que llamamos sentido
ideológico del discurso del derecho tiene también su eficacia propia, que consiste en la construcción de la conciencia del dominado. El
procedimiento por el cual se consigue este efecto, es parte de las preocupaciones de nuestra sociología jurídica tanto como lo sería de la que
podría llamarse Semiología, en este caso "jurídica", en tanto esta disciplina se ocuparía de la producción social del sentido
inmanente en el derecho.

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los discursos que hablan del derecho, cuando no son críticos, tienen como objetivo y efecto, la producción de la conciencia del dominado.
En el discurso jurídico se juega la correlación de fuerzas entre las fracciones en lucha por el poder. Para unos, para el gobierno y sus
panegiristas, las normas que dicta son buenas y hablan del derecho en ese sentido; para la oposición, lo contrario. El objeto de la SJ es la eficacia
de esos discursos, no su verdad o falsedad.
El derecho y su ciencia, entre todos los discursos de reconocimiento y justificación circulantes en una sociedad, existe uno que tiene
fundamental importancia en la eficacia del sistema jurídico. Se trata del discurso de la ciencia jurídica propiamente dicha, o Dogmática Jurídica.
La Dogmática ha sido definida como un discurso científico, cuyo objeto son las normas que integran un sistema jurídico, y su tarea la
descripción "objetiva" de las mismas. Es principalmente la Teoría General del Derecho contemporánea, dominada por el positivismo y la
Filosofía Analítica quien ha producido la mayor cantidad de reflexiones sobre esta ciencia.
Algunos autores comienzan analizando la labor de los juristas y, desde luego, encuentran que éstos se ocupan de desentrañar, de los discursos
del derecho, lo que aquí hemos llamado sentido deóntico del mismo. En efecto, lo que un jurista hace, tan pronto se encuentra con el problema
puesto por su cliente, es buscar, entre las colecciones de leyes de que dispone, la norma o normas que rigen el caso.
La ciencia jurídica y el reconocimiento del derecho Si una norma lo es, en primer lugar porque ha sido producida por un funcionario autorizado
y conforme con un procedimiento autorizado, entonces reconocer una prescripción como norma, significa afirmar, al mismo tiempo, que quien
la produjo era quien debía hacerlo y, además, que lo hizo bien, es decir, sin violar las normas anteriores que autorizan la producción de la nueva.
Es decir: no es posible describir una norma, por muy objetivamente que se haga, sin decir al mismo tiempo que quien la produjo estaba
autorizado, que estaba justificado el ejercicio de poder que realizó, pues lo hizo de acuerdo con la forma en que era legítimo que usara su poder.
Obsérvese el uso de las palabras "justificación" y "legitimación". No estamos diciendo que el jurista externo tiene la intención aviesa de
justificar o legitimar, sino, solamente, que el efecto ideológico de su discurso justifica y legitima, que las suyas son palabras que hacen circular
el sentido, la idea, de que ese acto de ejercicio de poder, la producción de derecho, es "bueno", está "bien".
Se observa también en toda sociedad conocida, que existe un con. junto de normas (instituciones) que regulan la actividad de estos actores
sociales cuya función es identificar, decir el derecho. Existen normas que regulan cómo serán designados estos personajes, y, sobre todo, cómo
serán educados para cumplir su misión.

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La llamada ciencia jurídica, la que se practica o la que debiera practicarse. Si un sistema jurídico es eficaz, es porque sus normas se cumplen; y
si se cumplen es, entre otras cosas, porque la ciencia jurídica cumple bien su función de decir el derecho. Esta es otra mostración de cómo la
ciencia jurídica no puede ser objetiva, imparcial, puramente descriptiva.
El reconocimiento del derecho y el límite del poder no debe perderse de vista que el reconocimiento del derecho tiene la virtud de construir el
poder de su productor, pero también de limitarlo. Es una cuestión de hecho, esto es, materia de nuestra sociología jurídica , averiguar el grado en
que el reconocimiento del poder construye un poder limitado por el propio reconocimiento.

DERECHO Y PLURALIDAD JURIDICA


El estudio de la pluralidad jurídica examina la existencia y coexistencia de diferentes sistemas normativos y ordenamientos jurídicos en un
mismo espacio geográfico o entre diferentes grupos sociales. Reconoce que el derecho no es uniforme ni universal, y que diferentes
comunidades y culturas pueden tener sus propios sistemas normativos y formas de resolver conflictos y regular la conducta. Esta perspectiva
cuestiona la idea de un derecho único y centralizado, y enfatiza la diversidad y la interacción entre diferentes formas de ordenamiento jurídico.
El estudio de la pluralidad jurídica plantea desafíos en términos de reconocimiento y coexistencia de diferentes sistemas legales, así como la
búsqueda de mecanismos para la resolución de conflictos y la protección de los derechos en contextos de diversidad jurídica.
Se ha definido el fenómeno jurídico como perteneciente al mundo de los discursos, y se ha establecido sus diferencias con otros similares, y lo
han caracterizado como discurso del poder. Veremos a continuación que estas definiciones nos conducen a otras nuevas, pero relacionadas ahora
con el sistema jurídico en su conjunto.
la Teoría General del Derecho con las ideas de "norma fundante", "regla de reconocimiento", o simplemente "constitución", según distintos
autores. En términos sencillos, lo que sucede en nuestra hipotética comunidad, es que todos aceptan obedecer las normas de la misma, y, en caso
de desobediencia, todos saben que lo más probable es el desencadenamiento de una serie de acciones punitivas contra los infractores. Kelsen
diría que en tal comunidad existe una norma fundante – Grundnorm -que reza algo así como "es obligatorio obedecer las normas
de la comunidad".
como hemos visto que toda norma es un discurso, y todo discurso es una ideología formalizada en un lenguaje, está claro que la norma fundante,
o la regla de reconocimiento, son fenómenos psicológicos si con ello se quiere decir "contenidos de conciencia.
En suma, la Teoría General del Derecho contemporánea coincide en esta cuestión: lo que hace que una pluralidad de normas sea un sistema.

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La conciencia de los miembros de la comunidad, de un convencimiento de la necesidad o conveniencia de obedecer las normas de la misma, las
cuales son reconocidas por el funcionario o conjunto de funcionarios que las propias normas designan para realizar esa tarea. De allí que un
sistema jurídico pueda ser definido como un conjunto de normas organizadas por una norma fundante o regla de reconocimiento.
Los sociólogos y antropólogos no siempre están dispuestos a aceptar: que una sociedad lo es porque dispone de un sistema jurídico y no al revés.
No es que haya sistema jurídico porque hay una sociedad: es que podemos decir que hay una sociedad, debido a la existencia de un sistema
jurídico. Lo que permite decir que una pluralidad de seres humanos constituye una sociedad.
Si no existiera tal norma no podríamos reconocer, en un grupo de seres humanos, una "sociedad"; no tendríamos nada en qué basarnos para
afirmar que es algo más que una pluralidad de individuos reunidos en el mismo lugar, pero por casualidad.
Para que haya un sistema jurídico, y, por tanto, una sociedad, y por tanto un estado, es necesario que una pluralidad de seres humanos obedezca
al mismo sistema jurídico.
Lo anterior nos conduce a la conclusión de que sistema jurídico y estado son la misma cosa, y que la norma fundante o regla de reconocimiento
es el fenómeno ideológico que permite hablar de la unidad de ambos.
En la naturaleza ficticia de la norma fundante, la Teoría General del Derecho ha discutido bastante sobre la clase de norma "fundante" o "de
reconocimiento". La polémica se ha dado principalmente alrededor de la cambiante postura de Kelsen.
En un principio, Kelsen dijo que la Grundnorm era una norma supuesta. Con ello quería decir que, para poder cumplir su tarea, la ciencia
jurídica debía "suponer" la existencia de tal norma. De lo contrario no tendría cómo saber si una norma pertenece o no al sistema jurídico.
El razonamiento que hacen los juristas, pero también cualquier ciudadano medianamente instruido, según Kelsen, es el siguiente: si ese
reglamento ha sido dictado por una autoridad competente y no ha sido abrogado, entonces es el válido y es el que se debe obedecer.
Kelsen dice que ya no es posible remitirse a otra norma superior, y en tal caso el pensamiento recurre a una especie de artilugio según el cual se
supone que debe ser obedecida la constitución.
La expresión de Kelsen no era en realidad ésa, sino que según él, la Grundnorm rezaba: "hay que obedecer al primer constituyente".
Este primer constituyente, es el grupo de individuos que, consiguiendo hacerse con el poder, ganando por tanto la hegemonía, consigue producir
una constitución que, luego, a su vez, consigue hacer efectiva y eficaz.
Ahora bien, si se pregunta por qué debe obedecerse esta Grundnorm que dice que hay que obedecer la constitución, ya no hay respuesta.
Esta última "norma", que nadie ha dictado, que no sólo no está en la constitución sino que justifica a la constitución misma, decía Kelsen, al
principio, es una norma supuesta.
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Posteriormente, no conforme con su propia formulación, dijo que esa norma era "pensada", porque era imposible que existiera
una norma sin que nadie la hubiese implantado; que no podía hablarse sensatamente de "normas supuestas".
¿quién "piensa" tal norma? Kelsen responde que cualquiera que quiera interpretar una norma como perteneciente a un sistema
jurídico. Casi al final de su vida, con admirable honestidad intelectual, pero sobre todo con gran sabiduría, Kelsen rectificó
diciendo que una norma no podía ser el resultado de un "acto de pensamiento, por lo tanto no podía ser una norma "pensada".
Como tampoco era "querida" por nadie, entonces la Grundnorm es una ficción. ¿Qué quiere decir que la Grundnorm es una
"ficción'? Los textos de Kelsen son parcos, como es de esperar de quien estaba al final de una larga vida. Nos queda a nosotros
interpretarlos, si aceptamos esta aparente paradoja, según la cual lo que constituye una sociedad, el estado mismo, se basa en
una ficción. Para aceptarlo es necesario, en primer lugar, aceptar la fragilidad de la razón del derecho. Si bien el derecho es
nada menos que la organización de la fuerza, su justificación en cambio es muy débil.
cuando aceptamos que la sociedad está dividida en clases y sectores en conflicto, y que las leyes benefician a unos y no a
otros; cuando aceptamos que las razones de unos para dictar ciertas leyes valen tanto como las razones de otros que se sienten
perjudicados, entonces estamos en condiciones de comprender las razones que conducen a aceptar que una Grundnorm es una
ficción. Es una ficción, porque, en realidad, no hay ninguna razón para obedecer un sistema normativo.
La sociología jurídica se constituye, frente a esta concepción de la Grundnorm, como una ciencia que estudia el sistema
jurídico, puesto que éste no puede conocerse sin conocerse cuál es la Grundnorm vigente en una sociedad determinada.
La Teoría General del Derecho dominante hasta hoy, que está inspirada en la Filosofía Analítica, sostiene que la ciencia
jurídica es suficiente para conocer un sistema jurídico y sostiene que la ciencia jurídica describe las normas válidas en un
país. Y describir normas, según esta concepción, es totalmente independiente de la justicia de esas normas y del grupo social
que las haya dictado o promovido.
Esta ciencia, además, no se interesa por saber si las normas son o no efectivas, si son o no acatadas, aplicadas o cumplidas, ni
por qué razón lo son. Es una ciencia, suele decirse, formal.

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En la formación de la norma fundante, la Grundnorm es una ficción que tiene lugar en un espacio y un tiempo determinados. En verdad que
podríamos prescindir de la expresión "norma fundante" e incluso de“ regla de reconocimiento"; se trata, en realidad, del mito fundacional de un
estado o sistema jurídico. Cada país, cada sociedad, tiene su propia ficción jurídica como sus propios mitos, y nuestra sociedad moderna no es
una excepción. Este mito fundacional del orden de una sociedad es un fenómeno histórico, en el sentido de que cambia cuando cambia el grupo
social que detenta el poder. No nos referimos aquí a las clases sociales en el sentido clásico de la Sociología, sino a los grupos de poder que lo
ejercen siempre en beneficio de una clase social, ahora sí en el sentido clásico del término. Es decir: puede suceder que una misma clase social
sea la dominante en un país y durante un lapso prolongado, y que a pesar de ello distintos grupos de poder se alternen en el ejercicio de éste.
En el pluralismo y el derecho, nuestro concepto de derecho es útil, porque permite dar cuenta también de este fenómeno al cual la SJ
contemporánea llama pluralismo jurídico, que definiremos como la coexistencia, en un mismo territorio, de dos o más sistemas jurídicos; es
decir, de normas organizadas alrededor de distintas reglas de reconocimiento.
México es un país en el que sucede este fenómeno: existen comunidades que obedecen normas no dictadas por el estado mexicano, organizado
alrededor de la norma fundante que dice: "es obligatorio obedecerla constitución dictada por los constituyentes de 1917, y posteriormente por el
constituyente permanente autorizado por esa primera constitución".
En el pluralismo jurídico la sociología jurídica contemporánea ha llamado "pluralismo jurídico" al fenómeno, clara y ampliamente observado, de
la convivencia de dos o más sistemas normativos en un mismo territorio. Los ejemplos son abundante: comunidades indígenas, organizaciones
guerrilleras, de narcotraficantes, de compañías capitalistas que dictan sus propias normas establecen sus propias sanciones, universidades que se
rigen por normas reñidas con las leyes orgánicas que las crearon, organizaciones populares, etcétera. Un problema ha sido, y lo seguirá siendo, la
definición de este fenómeno. O, dicho de otra manera, señalar con precisión los fenómenos a los que les será aplicable el sentido de "pluralismo
jurídico". Lo mejor es producir una definición y dejar ala observación sociológica la determinación de si ciertos sistemas son o no jurídicos, es
decir si constituyen o no fenómenos de "pluralismo jurídico".
En la pluralidad jurídica y la alternatividad La pluralidad jurídica puede tener diversas consecuencias e interacciones. En toda sociedad moderna
coexisten distintos sistemas normativos que no necesariamente son jurídicos. Un ejemplo de esto es cuando la iglesia católica impone hoy a sus
adherentes un sistema de normas conocido como “derecho canónico” el cual tienen más efectividad que el propio sistema jurídico dominante.
Todos tenemos nuestro propio código moral, que también es un conjunto de normas, pero esos sistemas no son jurídicos conforme con
cualesquiera de los posibles conceptos de derecho. No se trata entonces de fenómenos de pluralismo jurídico, aunque sí haya en tales casos
pluralismo normativo.
Sin embargo, hay sistemas normativos que, si corresponden con la definición de "jurídicos", como lo son los indígenas, caso típico de pluralidad
jurídica Se observa en estos casos que algunas conductas modalizadas como obligatorias por el sistema jurídico indígena, están modalizadas
como prohibidas por el sistema jurídico dominante.
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Algunas conductas obligatorias según un sistema son delito u otras faltas o incumplimientos según el otro sistema Los antropólogos han
observado casos en que una comunidad indígena, en cumplimiento de sus normas, produce sentencias, incluso de muerte, cuyas ejecuciones son
encomendadas a alguno de sus miembros. Y se ha observado que, luego de su cumplimiento, el sistema jurídico dominante inicia proceso y llega
a la condena por homicidio del funcionario indígena. Esto porque, según este último sistema, esa conducta constituye ese delito, aun cuando,
conforme con el otro sistema, es solamente el cumplimiento de una orden judicial. Para la comunidad indígena, el verdugo o carcelero del
sistema dominante, es un delincuente que priva ilegítimamente de la libertad a uno de sus miembros.
Entiéndase que la sociología jurídica no tiene como objetivo pronunciarse sobre la justicia o legitimidad de las actitudes de uno u otro sistema.
Aun cuando sus conclusiones puedan servir para formarla tales juicios de valor la SJ. Lo cierto es que existen estos fenómenos en que la misma
conducta es modalizada de manera distinta en distintos sistemas que coexisten en el tiempo y el espacio. Llamaremos a estos casos de
pluralismo jurídico, "derecho alternativo". Derecho alternativo" será, en el que puedan comprobarse que algunas conductas están modalizadas,
en dos o más sistemas, de manera contradictoria, siendo obligatorias según un sistema y prohibidas según otro. Si observamos tales casos de
pluralidad jurídica, será porque tenemos delante un discurre que cumple con los requisitos de muestra definición de derecho. Pero entonces
estaremos también frente un discurso en el que puede distinguirse un sentido deóntico y un sentido ideológico. Y, seguramente, además podrán
encontrarse die ursos jurídicos que hablan de ese sistema jurídico alternativo.
En la alternatividad y la subversión Se han observado diferencias entre distintos sistemas alternativos. Ejemplo, se han observado casos en que
las costumbres indígenas, permeadas de catolicismo, han sido utilizadas, por funcionarios del sistema dominante, para prevenir rebeldías
ocasionadas por la introducción de otras religiones, con el simple expediente de tolerar fieras sanciones con los miembros rebeldes de la
comunidad
hay sistemas alternativos que, además, son subversión Por ejemplo lo fueron todos los sistemas jurídicos americanos en los inicios de la lucha
por la independencia
Como sabemos, finalmente el sistema colonial dejó de ser el dominante, y, en cierto momento, el sistema alternative subversivo se convirtió en
dominante. en América Latina hay varios sistemas jurídicos subversivos que le disputan el poder al sistema dominante
Para dar cuenta de esta clase de fenómenos, llamamos "sistemas jurídicos subversivos" a aquellos sistemas alternativos cuya eficacia consistiría
en la supresión del sistema jurídico actualmente dominaste. Esta definición incluye las de pluralismo jurídico y la de sistema jurídico alternativo.
Pero le agregamos la idea de que la eficacia del sistema subversivo.
Si se trata de un sistema jurídico, también tendríamos que distinguir en el mismo, el sentido deóntico del sentido ideológico, así como también
pensar que sobre el mismo puede haber discursos jurídicos, por ejemplo, de los propios miembros de la organización subversiva.

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En otras formas de alternatividad jurídica se ha observado la existencia de otros órdenes normatives de los que podría dudarse su calidad de
jurídicos. Pero, en todo caso, constituyen fenómenos de pluralidad de sistemas normativos, aun cuando resolviéramos que no les cabe la
característica de jurídicos.
En las organizaciones populares los países latinoamericanos se observa una gran cantidad de las llamadas organizaciones populares", como las
barriales, las campesinas las de vendedores ambulantes. En todos estos casos, los grupos se constituyen también alrededor de un conjunto de
normas, que reconocen con toda facilidad como siendo normas del grupo, gracias, desde luego, a una regla de reconocimiento. Tales normas
promueven conductas que, en muchos casos, constituyen delito conforme con el orden dominante. Las organizaciones barriales, por ejemplo,
suelen producir conductas como la toma de sectores urbanas, calles, baldíos, extracción ilegal de electricidad, que constituyen sin duda delitos
tipificados por el código penal del sistema jurídico dominante. Las organizaciones campesinas suelen tener como objetivo la toma de tierras, que
también es un delito. Las organizaciones de vendedores ambulantes también toman sectores urbanos y los defienden, incluso con la violencia,
contra inspectores y policías.
En las organizaciones empresariales también en el otro extremo de la sociedad capitalista, donde se concentra la riqueza social, se han observado
sistemas normativos que las más grandes empresas se imponen a sí mismas, y sobre todo imponen a las más pequeñas. Un verdadero orden, con
organismos deliberantes y resolutivos, jerarquías, inspectores, e incluso sancione económicas durísimas, válido para cualquier empresario que
quiera competir en esas ramas, es hoy frecuente en el mundo capitalista Y obsérvese, debido al poder económico de los funcionarios de estos
ordenes, resulta más que plausible la hipótesis según la cual frecuentemente los funcionarios estatales son conducidos a la toma de decisiones y
producción de normas que, no solo favorecen a las empresas, sine que agrandan el poder de esas organizaciones. He aquí otro fenómeno de
pluralidad normativa que convendría estudiar, pues hipótesis aquí sugerida, es que la efectividad de estas normas se constituye en caso de las
normas del sistema dominante. El sigilo con que trabajan estas organizaciones hará sin duda difícil la investigación. Pero no se podrá decir que
no es un objeto para la sociología jurídica.
La importancia de la pluralidad jurídica radica en reconocer y respetar las diferentes formas de justicia y regulación que pueden existir en una
sociedad. Cada comunidad tiene sus propias normas y valores, y la diversidad jurídica permite la expresión de esa diversidad cultural y el
reconocimiento de las identidades y necesidades específicas de cada grupo.
Sin embargo, la pluralidad jurídica también plantea desafíos y dilemas. La interacción entre diferentes sistemas jurídicos puede generar
conflictos normativos y dificultades para la aplicación y la coherencia del derecho. Además, la relación entre los sistemas jurídicos tradicionales
y los sistemas legales modernos puede ser compleja y generar tensiones en la búsqueda de equidad y justicia para todos los individuos.
En conclusión, la pluralidad jurídica es un fenómeno presente en sociedades diversas y complejas, donde coexisten diferentes sistemas
normativos. Su reconocimiento implica respetar la diversidad cultural y las identidades de los diferentes grupos sociales, pero también implica
desafíos en términos de coherencia normativa y garantía de derechos fundamentales. La comprensión y la gestión adecuada de la pluralidad
jurídica son fundamentales para promover sociedades justas e inclusivas. 16
CONCLUSIÓNES
En conclusión, el análisis del derecho como discurso, la producción y reconocimiento del derecho, y el estudio de la pluralidad jurídica son
temas relevantes en el estudio del derecho contemporáneo. Estos enfoques desafían las concepciones tradicionales del derecho como un sistema
rígido y homogéneo. Estos enfoques nos invitan a reflexionar sobre la naturaleza construida del derecho, su relación con el lenguaje y los
discursos, y su diversidad en el contexto de las sociedades contemporáneas. Nos instan a cuestionar las concepciones tradicionales del derecho y
a reconocer su carácter dinámico y relacional. Al considerar el derecho como discurso, examinar su producción y reconocimiento, y abordar la
pluralidad jurídica, podemos obtener una comprensión más completa y crítica de la función y el significado del derecho en la sociedad. Estos
enfoques nos desafían a considerar cómo se construye y se transforma el derecho, cómo se legitima y cómo se relaciona con la diversidad y las
necesidades de las comunidades a las que se aplica.

En resumen, el derecho como discurso, la producción y reconocimiento del derecho, y la pluralidad jurídica son conceptos que nos ayudan a
comprender la complejidad y dinamismo del sistema legal. Estos conceptos nos invitan a reflexionar sobre la importancia de la comunicación, la
participación ciudadana, la legitimidad y la gestión de la diversidad en la construcción y aplicación de las normas jurídicas. La coexistencia de
múltiples sistemas jurídicos requiere del reconocimiento y la gestión adecuada de las diferencias y conflictos normativos, así como de la
promoción de la igualdad y los derechos fundamentales. Para lograr una sociedad justa y equitativa, es necesario abordar estos aspectos de
manera inclusiva y respetuosa, teniendo en cuenta las particularidades y necesidades de las comunidades a las que se aplican las normas.

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BIBLIOGRAFÍA
CORREAS, O. (2000). INTRODUCCION A LA SOCIOLOGIA JURIDICA

CORREAS, INTRODUCCION A LA SOCIOLOGIA JURIDICA, MEXICO: EDIT. FONTAMARA

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