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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO

FACULTAD DE DERECHO
UNIDAD 3. CONCEPTOS JURÍDICOS FUNDAMENTALES

Materia:
Introducción a la Teoría del Derecho
Profesora:
Lic. Lourdes María Santamaría Sosa
Grupo:
9219

3.1 EL LENGUAJE Y LOS CONCEPTOS JURIDICOS


El análisis del lenguaje nos lleva a concebir la realidad de cierto modo. Detrás de las palabras hay realidades. Ahora bien, el
lenguaje y en especial las palabras son las etiquetas, por decirlo así, con las que distinguimos los conceptos. Éstos últimos
son las representaciones mentales que tenemos de todas las personas y los objetos. El concepto es el órgano de
conocimiento de la realidad. Las formas de la realidad corresponden exactamente a los conceptos que forja la mente. Hay
que distinguir entre el concepto, la palabra y el objeto a describir.

Para definir un concepto jurídico, indica Kelsen, es necesario tomar como punto de partida el uso común de la palabra que
denota el concepto de que se trate.

En lenguaje común decimos: yo tengo este o aquel concepto de una persona o bien de una cosa o lugar. Con ello indicamos
las apreciaciones subjetivas que tenemos de todo. Sin embargo, los auténticos conceptos son objetivos y generales, porque
de otra manera no nos pondríamos nunca de acuerdo, cada uno con sus conceptos personales. Descubrir la generalidad y
objetividad de los conceptos es tarea del científico en las áreas particulares y el filósofo en todos los ámbitos y con ello
quiero decir el humano y el cosmológico. Si los conceptos pueden ser el contenido significativo de determinadas palabras,
éstas no son los conceptos, sino únicamente los signos o símbolos de las significaciones. Puede haber conceptos sin que
existan las palabras que los identifiquen, así como palabras o frases sin sentido que carezcan de toda significación, La
situación ideal es asignar la palabra más adecuada a cada concepto. Cuando no es así sobrevienen las confusiones y las
discusiones en el conocimiento de las cosas y en las relaciones humanas. Se puede dar el caso que se utilice una cierta
palabra para referirla a dos o más conceptos de diversa naturaleza; o bien puede suceder que a un mismo concepto se le
quiera identificar con dos o más distintas palabras. La relación entre las palabras y su significado es la materia de la
Semántica. Esta identificación entre concepto y palabra es algo muy delicado en materia jurídica, en varios aspectos o
perspectivas del Derecho, pero muy especialmente de hermenéutica, cuando se trata de localizar, interpretar y aplicar un
precepto jurídico para decidir una situación litigiosa o conflictiva.

En todas las disciplinas existe un lenguaje técnico especializado. El lenguaje de la Medicina, el de la Física o la Química, el
de la Economía o bien el de la Política, etc. En el Derecho esto no es excepcional, también tenemos lenguaje propio, si bien
es cierto que utilizamos una buena parte del lenguaje general. Se ha dicho y con razón que la auténtica formación jurídica,
está en el dominio del lenguaje técnico, más que en el conocimiento preciso y concreto de las normas de los diversos
sistemas jurídicos que existen, cuyas normas hoy son de un modo y mañana de otro, al variar sus contenidos.

El Derecho, indican Leonel Pereznieto Castro y Abel Ledesma Mondragón, “es un producto cultural de la sociedad como lo
son la música, la poesía, la filosofía, etc. A cada uno de estos productos culturales se les asigna una serie de conceptos
propios a fin de construir su objeto de conocimiento o de expresión. Por ejemplo, la música requiere de conceptos tales
como el sonido, el tiempo o si se requiere, de manera más concreta: la melodía, la armonía, el ritmo, etc. La poesía por su
parte requiere del lenguaje, el ritmo, formas métricas, etc. Se trata así de conceptos propios a esas artes que sirven entre
otras cosas para producir música y poesía. Además, mediante esos conceptos podemos conocer y estudiar a la música y la
poesía incluso, mediante dichos conceptos podemos llegar a componer música o escribir poesía y dependerá de la manera
como empleemos sus conceptos básicos, para producir un cierto tipo de música o de poesía. El Derecho, por su parte, es
igualmente un producto cultural de la sociedad y está constituido de conceptos propios entre los que está el de la norma
jurídica y los de los sujetos de Derecho, deber jurídico, responsabilidad, Estado, etc. Por citar algunas.

Dentro de la corriente llamada del Positivismo lógico se piensa que para dominar nuestra materia es necesario desentrañar
el auténtico significado de los términos jurídicos. Llaman la atención los seguidores de esta corriente en el sentido de que a
menudo las palabras tienen una gran variedad de significados, según su uso y su contexto y que el concepto de definición
ha variado, al observar que algunas definiciones no se refieren a cosas, sino que son determinantes del sentido en el que se
expresan las palabras. Pretenden revisar varios problemas que tradicionalmente se discuten, entre ellos el concepto
general de Derecho, o sea su noción universal. Se trata de conocer la realidad jurídica a través del lenguaje que expresa esa
realidad.
El lenguaje jurídico, por la función a la que está destinado, ha expresado Karl Olivecrona, es un instrumento de control
social y de comunicación social y bien puede llamársele “informativo”. El lenguaje del Derecho es el instrumento que utiliza
el legislador para que las conductas se encaminen a lograr ciertos efectos o fines colectivos ya previstos.

El lenguaje jurídico tiene mucho de magia, han aseverado Hägerström, Lundstedt y Karl Olivecrona, quien ha expresado
que el lenguaje jurídico tiene su origen en la magia. Esta, expresa, es la clave de su explicación histórica. El lenguaje que nos
ocupa resulta mágico, indican esos autores, porque la expresión de ciertas palabras hace que se produzcan determinados
efectos y relaciones, como si fuera por arte de magia, como cuando un ama de casa compra pescado en el mercado,
simplemente expresa su voluntad de adquirir el pescad, con ciertas palabras, entrega monedas y se produce la magia de
que le entreguen el pescado que deseaba. Todo ello porque seguramente existe una norma jurídica que prevé esos casos y
autoriza como legítimas tales conductas y en cambio las sanciona si se realizan de otro modo. Hablamos dentro de lo
jurídico, dice Olivecrona, como si creásemos efectos invisibles con simples palabras. En el mismo sentido mágico, John
Austin se refirió a las “expresiones relativas” que abundan en el mundo de lo jurídico. Son expresiones que tienen un
verdadero efecto creador y casi mágico. Cuando un funcionario, indica, acepta el cargo diciendo que protesta cumplir con
todas las obligaciones que le corresponden, al pronunciar estas palabras, en este momento se producirá el efecto de
atribuirle ciertos derechos y obligaciones de manera casi automática. Cuando alguien por esposa, pronunciando estas
simples palabras, igualmente queda todo preparado para que de este momento en adelante se le atribuyan derechos y
obligaciones. Cuando alguien expresa su deseo de heredar a una persona, con estas palabras también automáticamente se
producirán ciertos efectos en el futuro. Estos resultados mágicos, se entiende que están previstos en normas jurídicas.

No cabe duda de que algo tienen de mágico las palabras utilizadas de cierto modo, que están prescritas en normas de
Derecho. Con el pronunciamiento de unas palabras alguien se hace dueño de un edificio; también con el pronunciamiento
de ciertas palabras a alguien se le considera como apoderado y éste, de manera mágica empieza a actuar a nombre de
otro. El juez concede cierto valor a las declaraciones de un testigo expresadas con determinadas palabras y ello produce
efecto en el proceso; el notario público con el uso de palabras hace que una sociedad se considere constituida, haciendo
constar la voluntad de sus integrantes o que un acta se estime como protocolizada para producir tales o cuales efectos. Con
el pronunciamiento de ciertas palabras técnicas se estiman como legítimas las promesas, las transferencias, las
designaciones y la promulgación o sanción de leyes, etcétera.

3.2 Principio de fundamentalidad de los conceptos jurídicos

Los conceptos jurídicos fundamentales son instrumentos imprescindibles del jurista y del legislador para pensar y resolver cualquier
problema jurídico que se le presente al realizar un análisis de la norma establecida en las leyes y cuerpos legales. Estos conceptos
contienen elementos constantes y necesarios en todo lo relativo al sistema o normas que contengan presupuestos jurídicos, lo que se
resume en toda forma de conducta jurídica que se produce por la aplicación de la norma a los casos concretos. Por lo que algunos
autores han creado una lista de los que ellos consideran los conceptos jurídicos fundamentales: Hans Kelsen por ejemplo, enumeró
como conceptos jurídicos fundamentales, el hecho ilícito o antijurídico, la sanción, el derecho subjetivo, el deber jurídico, el sujeto de
derecho o persona jurídica y la responsabilidad jurídica.

CONCEPTOS JURÍDICOS FUNDAMENTALES

Eduardo García Máynez, define los conceptos jurídicos fundamentales o esenciales, llamados también categorías jurídicas,
como las categorías o nociones irreductibles, en cuya ausencia resultaría imposible entender un orden jurídico cualquiera.
Se podría indicar como conceptos jurídicos fundamentales los supuestos jurídicos, las consecuencias de derecho, los
sujetos de derecho o personas jurídicas, los objetos de derecho o formas de conducta jurídicamente reguladas, la cópula
"deber ser" y las relaciones jurídicas.

Supuesto jurídico

Entendemos como supuesto jurídico la hipótesis de cuya realización dependen las consecuencias establecidas por la
norma. Lo anterior revela el carácter necesario del nexo entre la realización de la hipótesis y los deberes y derechos que el
precepto impone y otorga. Todo juicio normativo expresa uno o varios deberes, cuya actualización dependen de que se
realicen ciertos supuestos que la misma norma establece, por lo que se ha dicho que las reglas que integran el orden
jurídico positivo son imperativos hipotéticos. Se les llama imperativos hipotéticos a los juicios que postulan un deber
condicionado, es decir, 2 cuando hace depender la existencia de la norma de la realización de ciertos supuestos.1 Un
supuesto jurídico entendible desde otro punto de vista; es aquel del que habiendo un hecho plasmado jurídicamente es
necesario que contenga una consecuencia de la misma, para poder crear una norma jurídica. Los supuestos jurídicos
pueden ser:

- Simples: Están constituidos por una sola hipótesis (Ej.: la mayoría de edad, la muerte de las personas)

- Complejos: Están compuestos de dos o más supuestos simples (Ej.: el asesinato que contiene la siguientes hipótesis: El
dar muerte, la premeditación, la alevosía y la ventaja)

Consecuencias jurídicas

La consecuencia consiste en atribuir a un sujeto que se encuentre en una situación de supuestos jurídicos realizados, una
relación jurídica de derecho subjetivo (será un sujeto activo) o de obligación (entonces será sujeto pasivo) respecto de otro
sujeto que será correlativamente pasivo o activo según tenga obligación o Derecho subjetivo. Las consecuencias jurídicas a
que da origen la producción del supuesto pueden consistir en el nacimiento, la transmisión, la modificación o la extinción
de facultades y obligaciones.

Consecuencia primaria: Establece derechos y obligaciones; el supuesto es el hecho de vivir en sociedad; su consecuencia es
el deber jurídico u obligación de respetar la vida de los demás.

Consecuencia secundaria: Es la sancionadora; se encuentra regulada en el Código Penal. Si bien es cierto la consecuencia
se genera a partir de la realización de un supuesto jurídico plasmado dentro de una norma vigente y positiva, se puede
indicar que a la vez se pueden generar consecuencias por el acto de no hacer o comisión por omisión regulado en nuestro
ordenamiento penal sustantivo.

Deber jurídico

Se ha advertido que de toda norma se desprende una facultad concedida al sujeto pretensor que constituye un derecho
subjetivo, y una obligación a cargo del sujeto obligado. Esa obligación es la que constituye el deber jurídico.

Cuando se nos ordena una acción, el deber jurídico es fundante del derecho de ejecutar la conducta obligatoria; cuando se
nos prohíbe un cierto acto, el deber es fundante del derecho a la omisión de la conducta ilícita. Ejemplo: Si se tiene el
deber de pagar una letra de cambio a nuestro cargo, tal deber es fundante del derecho que tenemos para hacer tal pago; y
si se tratara del deber que tenemos de no robar, o de no matar, tal deber es fundante del Derecho que tenemos para no
matar o para no robar.

De lo anterior, García Máynez deduce cinco axiomas importantes:


a) El axioma de inclusión: Todo lo que está jurídicamente ordenado está jurídicamente permitido. Ejemplo: Si tenemos la
obligación de pagar una deuda, tenemos el permiso de hacerlo. Al estar jurídicamente ordenado que el deudor pague sus
deudas, está jurídicamente permitido que lo haga.

b) El axioma de libertad: Lo que estando jurídicamente permitido, no está jurídicamente ordenado, puede libremente
hacerse u omitirse. Ejemplo: si nos está permitido transitar por el territorio nacional, como tal facultad no está
jurídicamente ordenado (porque a nadie puede obligarse a que transite) podemos libremente transitar o no transitar por el
territorio nacional.

c) El axioma de contradicción: La conducta jurídicamente regulada no puede hallarse, al propio tiempo, prohibida y
permitida. Ejemplo: Si el deudor tiene jurídicamente regulada su conducta de pagar el crédito a su cargo, no puede optar
entre pagarla o no pagarla, porque teniendo a su cargo la obligación de pago, no puede hallarse al propio tiempo con
permiso o prohibición de hacerlo.

d) El axioma de exclusión del medio: Si una conducta está jurídicamente regulada, o está prohibida, o está permitida.
Ejemplo: Si el deudor tiene a su cargo por mandamiento de una norma, el pagar su deuda, su conducta es la de permitirle
pagarla, sin que pueda optar entre hacerlo o no hacerlo, o sea, que no puede estar su conducta prohibida y permitida. De
ello se sigue que si un proceder no está jurídicamente prohibido, sí está jurídicamente permitido. Por ejemplo: si al llegar a
una esquina no está prohibido dar vuelta a la izquierda, está permitido hacerlo. 4

e) El axioma de identidad: Todo objeto del conocimiento jurídico es idéntico a sí mismo. O sea, lo que está jurídicamente
prohibido, está jurídicamente prohibido; lo que está jurídicamente permitido, está jurídicamente permitido.

Copula del “deber ser”

Podemos decir que es el nexo que une al supuesto con la consecuencia. El proceso lógico normativo que vincula los
distintos conceptos jurídicos fundamentales está constituido por la cópula “deber ser”. Por esto Kelsen ha sintetizado su
fórmula en los siguientes términos: Dado A deber ser B. Se dice que la cópula “deber ser” constituye una liga lógica, en
virtud de que dado un supuesto jurídico, el Derecho necesariamente actualiza determinadas consecuencias que solo
pueden imputarse a los sujetos de derecho, pues las mismas consisten en la creación, transmisión, modificación o extinción
de facultades, deberes o sanciones

La función de las normas jurídicas se concibe como un lenguaje especial de reglas, que vienen a normar el orden de nuestra
sociedad, por lo que el “deber ser” es vital para la correcta aplicación de nuestras normas, pues al lograr crear facultades ya
sean por modificar o extinguir obligaciones, los mismos constituyen deberes que deben ser respetados en nuestra
sociedad.

Los elementos jurídicos fundamentales son los elementos estructurales de toda construcción jurídica. La doctrina precisa
que los conceptos jurídicos fundamentales son nociones de carácter formal que se encuentran en la base de todo derecho
posible y constituyen el fundamento teórico de este.

La importancia de los conceptos jurídicos fundamentales está en que su conocimiento permite atribuir valor científico a la
jurisprudencia. Los conceptos jurídicos fundamentales pueden ser de naturaleza formal o de naturaleza real, siendo de
naturaleza formal aquellos que constituyen elementos de la estructura lógica de la norma, por ejemplo: los conceptos de
supuesto jurídico y consecuencias jurídicas, relación jurídica, derecho subjetivo, deber jurídico y sanción; en tanto que los
conceptos jurídicos reales son aquellos elementos igualmente esenciales que constituyen el contenido permanente de la
propia norma, por ejemplo los conceptos de: persona, sociedad, autoridad, coerción, fines jurídicos y deber de justicia.

3.3 Relación entre el concepto de Derecho y la fundamentalidad de los conceptos jurídicos.

En esta unidad dedicaremos amplia atención a los conceptos jurídicos fundamentales ya que estos conceptos nos ayudan a
distinguir todos y cada uno de los elementos que surgen de la relación jurídica, que claro, también es uno de dichos
conceptos, el tenerlos teóricamente claros siempre nos aporta la entera comprensión del Derecho mismo en su ejercicio
práctico Al ser aquellos que intervienen como elementos constantes y necesarios en toda relación jurídica que
previamente mencioné, es decir, en toda forma de conducta jurídica que se produce por la aplicación de la norma de
derecho. Aquellas situaciones jurídicas concretas que se presentan cuando se realizan uno o varios supuestos de derecho.

Cabe mencionar que la Teoría Fundamental del Derecho, que, es la que explica los conceptos jurídicos fundamentales, es
una de las dos ramas en que se divide la Filosofía del Derecho, pues la otra rama la constituye la Axiología Jurídica que tiene
por objeto “estudiar los valores a cuya realización debe aspirar el orden jurídico positivo”.

3.4 Categorías jurídicas:


3.4.1 Categorías jurídicas formales
3.4.1.1 Facultad Jurídica.

Facultad jurídica es la potestad del sujeto para obtener por un acto propio un resultado jurídico, independientemente y sin
obligación de otro, considerándola como figura intrínsecamente diversa del derecho subjetivo, en contra de la opinión de
DUSI, que entiende la facultad jurídica como una emanación del derecho subjetivo y parte de su contenido.

3.4.1.2 Deber Jurídico.

El deber jurídico está formado por tres elementos: sujeto, objeto y vínculo jurídico. Por ejemplo, en un contrato de
compraventa los elementos serían los siguientes:
Sujetos: el sujeto activo corresponde con el acreedor y el sujeto pasivo corresponde con el deudor (persona que tiene que
cumplir el deber jurídico correspondiente).
El objeto o prestación de la obligación consiste en pagar la cantidad establecida en el contrato.
Vínculo jurídico o causa es el contrato, que es el motivo que ha generado la obligación.

Clasificación de los deberes jurídicos

Aunque existen varios modos de clasificar los deberes jurídicos, la clasificación más habitual es la que los divide en función
de su objeto o prestación.
En este sentido, podemos distinguir entre:
Deberes jurídicos positivos: consisten en una obligación de hacer (ejecutar un comportamiento o prestación concreta, por
ejemplo, tener que entregar una cantidad de dinero) o de dar (ceder o transferir una propiedad).
Deberes jurídicos negativos: aquellas obligaciones consistentes en un no hacer (no poder realizar determinados actos o
conductas).

3.4.1.3 Sanción e Ilícito.

La consecuencia o el castigo que se produce tras el concepto de sanción jurídica lo define el maestro Preciado Hernández
como la consecuencia que atribuye la norma a la observancia o inobservancia de lo preceptuado por ella. Recordemos que
de toda norma se desprende el derecho subjetivo a favor del sujeto activo o pretensor y el deber jurídico a cargo del sujeto
obligado. Frente al incumplimiento del obligado se genera lógica y forzosamente la sanción que es la
consecuencia del deber jurídico incumplido. la inobservancia de la regla de conducta.

La licitud de una conducta es una variable dependiente del concepto bien y, por consiguiente, la ilicitud se determina como
un mal. Este planteamiento llegó a cuajar en la distinción entre los conceptos de mala in se y mala prohibida. El primero
alude a un tipo de comportamiento moralmente inadmisible cuya ejecución es sancionada por la norma jurídica mediante
la imposición de una sanción.

Para Kelsen es impensable concebir el ilícito como conducta antijurídica. En la ilicitud jurídica no pueden entrar
valoraciones referidas a un derecho meta positivo, como pudiera ser el natural. Esto es lo mismo que decir que no existen
mala in se de carácter jurídico.

El lenguaje y los conceptos de Derecho, Dr. Abelardo Rojas Roldán file:///C:/Users/52558/Downloads/28074-25375-1-


PB.pdf

3.4.2

Persona física y persona morales


· Una persona física es todo miembro de la especie humana con la posibilidad de adquirir derechos y contraer
obligaciones.

· Mientras que las personas morales son un conjunto de personas físicas que se unen con un fin especifico, por ejemplo
formar una sociedad o una empresa.

· Diferencias entre una persona física y una moral


1. las personas físicas se individualizan por su nombre y las personas morales se distinguen por una razón social.

La razón social puede hacer referencia a la actividad que desarrolla la sociedad o ser un nombre inventado.
2. Una persona moral no tiene cuerpo material que se pueda tocar.

Sin embargo, la ley les da capacidad jurídica para tener derechos y obligaciones, mientras que las personas físicas, al ser
individuos sí tienen un cuerpo material que se puede percibir y tocar.
3. Las personas físicas pueden contraer obligaciones después de haber alcanzado la mayoría de edad.

Las personas morales tienen la capacidad de ejercer derechos y contraer obligaciones desde su creación, aunque son
limitadas según el fin por el que se crearon.
4. Una persona moral no puede tener un estado civil.

A diferencia de las personas físicas que pueden tener un estado civil de soltería o matrimonio.
5. Todas las personas morales creadas conforme a las leyes mexicanas y que tienen su domicilio en el territorio
nacional, se consideran mexicanas.

Las personas físicas pueden tener más de una nacionalidad.


6. Las personas morales están obligadas a presentar contabilidad electrónica ante el SAT desde enero del 2015.

Justicia

La justicia se entiende relacionada con la aplicación e interpretación del derecho y quién realiza esta función son los
tribunales y los jueces. Estos órganos son los encargados de impartir justicia basándose en las leyes de un Estado.

Pero si los jueces y tribunales son los que imparten justicia a través de las leyes, las leyes deben ser justas. Las leyes son
desarrolladas por los representantes que ha elegido el pueblo de forma democrática, por lo que en último término quién
elige qué es justo es la ciudadanía

Bien común
Básicamente el bien común consiste en aquello que beneficia a la sociedad, incluyendo tanto a ciudadanos como a
sistemas sociales e instituciones.

El Derecho también tiene como objetivo lograr el bien común, ese interés general que favorezca a toda la sociedad.

En primer lugar, hay que decir que el bien común hace referencia a un bien perteneciente a toda la sociedad en conjunto,

es decir, que no es propiedad privada de ninguna persona.

En segundo lugar, consiste en un beneficio para todos que es indivisible y que no se forma por la suma de cada bien

individual.

Asimismo, el bien común constituye una obligación del Estado, por lo que todos los aspectos relacionados con el derecho

como la justicia, el orden, la seguridad o las normas jurídicas se constituyen con el objetivo de garantizar el bien común.

Eso también viene en la constitución en las garantías artículo 1

Seguridad Jurídica

La seguridad jurídica significa la estabilidad del ordenamiento jurídico que rige un estado , la cual debe contener normas

que tengan permanencia y que garantice el equilibrio en las relaciones entre los órganos del estado y los ciudadanos
Elementos de seguridad juridica

A la certeza jurídica: significa la existencia de un conocimiento seguro claro y evidente de las normas jurídicas existentes

B La eficiencia del derecho: se significa que las normas jurídicas existentes tenga la capacidad de producir un buen efecto

C la ausencia de arbitrariedad: significa que al aplicar las normas prevalezca la justicia

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