No Sé Si Con Este Escrito Hago Uno de Los Actos Más Estúpidos Que He Hecho

También podría gustarte

Está en la página 1de 2

No sé si con este escrito hago uno de los actos más estúpidos que he hecho, pues sé que ayer

ignoraste mi intencionado llamado a las altas horas de la noche, o si es quizá el último acto de
lucidez que mi cerebro puede hacer. No obstante, siempre he sido de los idiotas que actúa sin
pensar adecuadamente de lo que hace, y por eso me llevo lo que llevo.

Ayer en la noche estuve conversando con unos amigos hasta llegar a la ebriedad. Tonterías que, al
fin y al cabo, no tiene mucho que ver acá. Disculpa la tosca escritura, soy un mal mentiroso –Por
eso no sirvo como escritor- y la resaca tampoco ayuda mucho. El punto es que te llamé ayer. No
te preocupes, sé que no me quisiste contestar. Tampoco vengo acá a recriminar eso…Al fin y al
cabo, soy yo el que se merece todo esto por todo lo mal que te he tratado.

Solo quiero agradecer por lo que hiciste el jueves. Y pedir disculpas por mi incomprensión. Por mi
actuar tan cobarde. Por perder la fuerza de voluntad. Lo que menos he querido es lastimar a
quienes amo, pero es lo que involuntariamente he terminado haciendo. No se me oculta que
algunos me guardan poca estima, y otros si quiera guardo importancia. Supongo que es mejor así,
aun cuando no soy de aquellos que se nutre del odio ajeno. Aunque de ti, esperaba más el odio
que la indiferencia, como dije alguna vez, el rencor hiere menos que el olvido.

En estos días, donde aprendo a apreciar, o al menos intento ver la dicha de encontrarme aún vivo
–Esperando poder encontrarla, todos me dicen que debería vivir, yo sigo sin comprender el
porqué- soy constantemente asediado. En ese instante, quise llamarte. Despedirme de ti. Pero
es impresionante lo cobarde que puedo llegar a ser. ¿Si te hubiese llamado ese día, estaría aún
con vida? Y no lo digo porque no responderías, sino de que independiente de todo… Si me hubiese
despedido… ¿Habría querido seguir luchando, y no haberme dejado llevar, como pensé en un
breve instante? Inclusive cuando tan cerca estuve de mi amada Muerte, una sombra de tu
recuerdo impidió que estuviese entre sus brazos.

Es extraña esa sensación. Una fuerza que, aunque uno puede hacer el esfuerzo de entenderla,
sabe que ata a alguien inexplicablemente al otro. Un campo de gravitación que, de una manera u
otra, se atraen de forma inevitable entre sí. Es quizá lo más cercano que tengo a una idea del
destino, aun cuando soy tan contrario a ella al anteponer mi fuerza de voluntad sobre los crueles
hados que me han sido encargados. No sé si sentirás lo mismo. Puede ser, al fin y al cabo, que yo
he perdido la claridad que alguna vez presumí, y solo en mi queda estos tristes juicios
pseudoanalíticos.

Pero es lo que tengo. Y algo es mejor que nada. ¿No es así? Al fin y al cabo, ver tus sombras, verte
en cada rostro, en cada lugar, ver tu breve mirar… Han servido tanto para amargarme por saber
cómo terminó todo, como para reconfortarme por instantes. Solo en sueños me es lícito amarte y
besarte, aun cuando terminados estos, vuelvo a engañarme con la cruel realidad del lúcido
idiotizado. Por eso detesto a Morfeo, por permitirme no dormir, sino levantarme cada día, y ver
que mi realidad es la que vivo cuando me levanto de la cama.

Ayer incluso visité los últimos lugares donde estuvimos por Bellas Artes. Estuve un buen rato
fumando recordando. Es en los Museos donde mis ojos fotografiaron tus rojizas mejillas. Fue en
la parte de atrás, dentro de los Caobos, donde mi memoria grabó que ya no me amabas. Una
memoria selectiva, casi nunca perdona, jamás olvida… Incluso aun recuerdo la despedida de ese
25. Supongo que ni tu desprecio me llegué a ganar.
Pero ya no importa. Solo quería sacar estos pensamientos. En conclusión, gracias, y perdón.

Lo siento por todo.

También podría gustarte