Ética en la investigación encubierta: Cuando el

antropólogo social funge como espía.

Hazzael Ardila.

El antropólogo es, ante todo, un investigador. Especialmente

INTRODUCCIÓN
el antropólogo sociocultural, quien en su labor de campo es
fundamental la interacción con otros humanos. Por estas
razones se debe tomar en cuenta que, así como los sujetos a
estudiar son humanos, el investigador mismo es también uno, lo
que suscita al problema de la Otredad.
Ante esta situación, el antropólogo posee diversas
herramientas así como de estrategias para manejar el enfoque
de su investigación. Algunos, participan e interactúan
directamente, revelando su posición. En otros casos, resulta
más complicado el estudio, por lo que se requiere realizar lo que
se denomina como investigación encubierta.

Asó c

Tesis Sin embargo, este tipo de investigación trae a consideración

diversos problemas éticos inherentes a la práctica misma.
Desde la no intervención de delitos tipificados en la Ley, hasta
las enmarañadas prácticas en las que puede incurrir el
investigador con el fin de recolectar información. De esta última
es a quien se pondrá en especial consideración, por ser uno de
los problemas éticos que pueden afectar directamente la
calidad de la investigación, al comprometer no solo al
investigador, sino a los investigados en cuestión, así como de
las implicaciones consecuentes de los resultados de estas

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 investigaciones.

DESARROLLO Para empezar a detallar, en extenso, las cuestiones

referentes a las complicidades éticas de la investigación
Argumento uno
encubierta, toca aclarar en qué consiste exactamente. Spicker
(2011) explica que la investigación encubierta es aquella en la
que se realiza tanto sin el conocimiento ni con el consentimiento
de los participantes o sujetos de investigación. Aunado a ello,
Lugosi (2000) agrega que en este tipo de investigaciones tanto
la identidad del investigador, así como el de sus intenciones,
permanecen ocultas.
Por otra parte, también hay que definir a la ética. De ella, es
común su confusión en lo cotidiano con moral, tal como
fundamenta Santillán (2016). De ello, Santilla la define como
actuar del humano, pero no del actuar en sí, sino del actuar en
relación a un punto de vista moral, de un obrar bueno y uno
malo.

Argumento dos Con estos precedentes, se puede traer a colación los

problemas éticos del actuar del investigador durante el proceso
mismo de investigación. El simple hecho de que las
intenciones del investigador no sean reveladas, así como la
ausencia del conocimiento (y consentimiento) de los
investigados ya implica grandes problemas éticos de diversa
índole.
Garma (2003) trae de ejemplo, en el área de la antropología
de la religión, del investigador que finge estar interesado en
ingresar como creyente a un grupo religioso. Tomando en
cuenta que, según Garma, es en esta área donde hay mayor
factibilidad de que un investigador pase desapercibido, pues se

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 le considera posible converso frente al caso de fingir ser de otro
país o etnia, el asunto puede adquirir mayor escala.

No solo eso, sino que el asunto se complica más, pues

Garma (2003) afirma que este engaño metodológico es de gran
utilidad para investigar grupos que se caracterizan por su poca
cooperación y poseen gran desconfianza en los científicos,
especialmente en los sociales, sea por negarse a la dilvugación
de información interna a inconversos, sea por otros factores. Ya
esto implica en los aspectos más metodológicos el hecho de
que es casi imposible la replicabilidad del estudio, realizar
entrevistas grabadas abiertamente, como tampoco realizar
encuestas con muestras de confianza a miembros del grupo
escogido al azar.
Por el contrario, desde el punto de vista de los investigados,
Garma (2003) puntualiza que ciertamente es para ellos la
investigación encubierta una forma de mentira y de engaño.
Citando una anécdota del mismo Garma (2003), refiriéndose a
cuando le comentó a líderes religiosos que existen
investigadores que efectúa sus trabajos de manera encubierta
en grupos religiosos, estos le señalaron: «Pero esos estudios
seguramente están equivocados. ¿Por qué no pueden
preguntarnos lo que realmente significan nuestras acciones?
Sino, sólo dicen lo que creen haber entendido. Nosotros no
tenemos que mentirles a ustedes. ¿Por qué deben ustedes
mentirnos a nosotros?» (Garma, 2003, p. 27)
Sin embargo, esto puede generar una pregunta similar, pero
del lado del propio investigador. ¿Es realmente fidedigno lo que
ellos me dan a conocer, o es lo que desean darme a conocer
para mí y mi investigación? Pues ciertamente, así como se
considera que el investigador encubierto entra con ocultas

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 intenciones, esta misma acusación se le puede hacer a quienes
comparten la información con ellos, al seleccionar solo aquello
que les puede resultar de forma conveniente en un intento de
mostrar una buena imagen.

Argumento tres Ya conociendo los aspectos a tratar, se puede examinar

argumentos a favor, tanto en contra, sobre la polémica que
suscita dicho asunto. Entre las posturas a favor, Roulet et. Al
(2017) esgrime que es mediante la investigación encubierta que
es posible estudiar grupos o instituciones que, generalmente,
están cerradas al público, como lo es el caso de algunas sectas,
pandillas, entre otros. Igualmente, en respuesta a la pregunta
planteada sobre la posibilidad de que tan fiable es el sujeto
investigado cuando se le hace conocer que lo está, se logra
evitar el posible ajuste de comportamiento al vivir en carne
propia los fenómenos a estudiar.
En comparación, entre las posturas en contra, diversos
investigadores señalan la violación de códigos éticos
fundamentales, pues no otorgan el consentimiento informado, o
es otorgado con información falsa, lo que implica una violación a
la privacidad, autonomía, dignidad y confidencialidad de los
estudiados. Entre las consecuencias de ello, fundamenta
Kelman (1967) es que al manipular y traicionar la confianza de
los implicados, se degrada la investigación ante los ojos del
público general, dificultando así la cooperación del grupo u
organización a futuro.

CONCLUSIÓN .La investigación encubierta, si bien puede traer a la luz

conocimientos que de otra manera no pueden darse, implica
comprometer y hasta someter los límites mismos de la

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 investigación ética, al tener presente que este tipo de
investigación puede incrementar la desconfianza en la labor,
sacrificio que se ve hasta cierto punto recompensando por
obtener de primera mano las vivencias que tendría un posible
pretendiente (sea converso en el caso religioso, sea pandillero
en el contexto de pandillas, entre otros) que busque ingresar a
la organización o grupo en cuestión.
Por ello, si bien el asunto no queda zanjado (al ser siempre
discutible las cuestiones ético-morales referentes a estos
asuntos) si toca considerar el privilegio que estas maneras,
poco ortodoxas de investigar, dejan a la luz al público. Siempre
y cuando el investigador implicado, claro está, sea honesto con
la información suministrada.

REFERENCIAS
Garma Navarro, Carlos (2003). Problemas éticos en la
BIBLIOGRÁFICAS
antropología de la religión. Alteridades. 13 (25) 25-34.
https://www.redalyc.org/pdf/747/74702504.pdf
Kelman, H. C. (1967). Human use of human subjects : The
problem of deception in social psychological
experiments. Psychological Bulletin, 67, 1-11.
Lugosi, P. (2008). Covert Research. In L.
M. Given, Encyclopedia of Qualitative Research Methods
Volume 2. Thousand Oaks CA : Sage.
Roulet, T., Gill, M. J., Stenger, S., & Gill, D. J.
(2017). Reconsidering the Value of Covert Research: The Role
of Ambiguous Consent in Participant
Observation. Organizational Research Methods, 20(3), 487-
517.
https://doi.org/10.1177/1094428117698745
Santillán, M. (2017). Ética: definiciones y teorías. Fondo
Editorial Universidad de Lima.
Spicker, P. (2011). Ethical Covert Research. Sociology 45 (1),
118-133.

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