Está en la página 1de 3

No sé cómo soltar este trozo de mi vida en el que te habías convertido...

Ni siquiera sé
cómo le haré para dejar de pensar en vos. No sé cuánto tiempo me tome volver a enamorarme
de una mujer. Siempre he pensado que me ves como un niño, y seguro te parece tonto que
hable de esta manera, habiendo vivido apenas veinte años. Pero, en mi opinión, esto
demuestra lo mucho que me has tocado en el fondo de mi corazón.
Necesito decirte esto... Necesito abrumarte con una avalancha de palabras. Porque no
sé si volveré a tener la oportunidad de expresarte mis sentimientos; ni siquiera sé si volveré a
verte algún día. Entonces, no quisiera arrastrar conmigo ninguna palabra sin decir. Quiero
que sepas esto, sin que te haga sentir incómoda... Quiero sacarme esto del pecho.
Te amo, Oriana. A pesar de todo lo que ha pasado, te amo ¿Y sabes por qué lo sé?
Porque todos los días no puedo dejar de preguntarme cómo estás, todo el tiempo me contengo
las ganas de escribirte solo para asegurarme que te encuentras bien; porque cuando me topo
tus fotos en mi celular es como si todo alrededor se apagara de golpe, como si el ruido cesara
y me sumergiera en un silencio atroz; porque cuando trato de dormir en las noches, a mi
cuerpo le da por recordar tus caricias, tus besos, tu olor... El calor de tenerte cerca, en cuerpo
y en alma; porque incluso he llegado al punto de soñar contigo varias veces... ¿Por qué ahora
que no puedo estar contigo estás más presente en mis sueños? No tiene sentido...
Recuerdo con cariño los días que nos veníamos a La Vega en camioneta, y
hablábamos de cualquier cosa; como entonces empezaste a acercarte más, a mostrarme más
afecto; la primera vez que me invitaste a Páramo, que puedo decir, que fue la primera vez que
una chica me invitó a salir; la vez que te llevé a la Paletería, aunque no la disfrutaste tanto; las
veces que parábamos en Farmatodo; cuando caminábamos el Paraíso una vez caía la noche;
cuando se nos iba la tarde en los Caobos; la noche que me atreví a confesarte mis
sentimientos; el día que entre nervios me atreví a besarte por primera vez; la noche que
pudimos estar a solas e intimar por primera vez; el picnic que tuvimos con Daniela, y el
último día que pude verte, sin saber que no volvería a estar cerca de ti otro día... Realmente,
te queda hermoso el azul.
Me genera una tristeza tremenda que nuestro pequeño sentimiento haya acabado de
esta manera. Sí, sé que no conectábamos en muchas cosas, no teníamos mucho en común, y
yo era difícil de sobrellevar para ti. Pero siempre confié en el hecho que nos hacíamos bien el
uno al otro, que, a pesar de las diferencias, cada uno era el refugio del otro. Después de todo,
tú misma lo dijiste al principio: de repente, empezaste a sentir una calidez, una tranquilidad,
una seguridad conmigo... Y me atormenta siempre la idea de haber arruinado eso, de haber
destruido, sin darme cuenta, lo único que nos mantenía unidos.
Y más aún, estaré siempre resentido de no haber podido hacer más cosas contigo,
como el viaje a la playa que nunca pude concretar, o las tantas cosas que no pude darte por mi
estrecha economía... Realmente ansiaba regalarte un collar de margaritas, comprarte dulces
con regularidad, inciensos, materiales de arte, confeccionarte un peluche... Esperaba incluso
regalarte ropa. Quería pasar otra noche contigo, a solas... Quería poder hacerte el amor como
no pude aquella vez. No estoy satisfecho, considero que tuve tan poco tiempo, tan pocas
oportunidades... Desearía poder regresar al pasado, hacer más, decirte más, tocarte más. Lo
único que me consuela fue aquel pequeño beso en la mejilla que te di el último día que te vi,
el último gesto de amor que la vida me daría permiso de darte...
Dejarte ir me produce una vorágine de sentimientos tan violenta y amarga;
desesperanza, frustración, decepción de mí mismo, ira, tristeza, vacío, celos, confusión,
náusea... Sí, sé que eventualmente lo superaré, que el tiempo curará mi herida y podré cerrar
este capítulo de mi vida. Sé que en el futuro me reiré de esto... Pero no sé cuánto le tomé a
ese día llegar a mi vida, no tengo idea de cuándo me levantaré y mi primer pensamiento en la
mañana no seas tú. No tengo muchas cosas de vos, realmente; solo un par de retratos que me
hiciste y la carta que me escribiste, la carta que una noche saqué de mi cajita con la intención
de romperla... Pero la cual me hizo venir en lágrimas apenas volví a leerla; la cara que, al
final, no podré romper nunca, porque es la única prueba tangible de que un día tuviste
sentimientos por mí.
Sí. Sé que sueno patético. Este intento de carta podría interpretarse como un último
recurso desesperado para causar lástima. Pero contigo nunca tuve pena de expresarme tal
como me siento, jamás tuve vergüenza de dejar ver mi lado lamentable frente a ti. Tal era la
seguridad que me brindabas. Tengo esta necesidad de hacerte saber cómo me siento, para
que, al menos, no quedes con la duda... Y mereces que sea transparente contigo.
Porque... Eres una persona increíble. Eres la mujer más impresionante que he
conocido. Inspiras, cambias vidas; sabes muchísimo, más de lo que puedo manejar; posees un
talento increíble, un don sin igual para animar a los novatos en el arte. Tienes un gran
corazón; siempre tratas de ayudar a las personas, tratas de hacer lo mejor por todos, de cuidar
a los que te importan, a pesar que ello te haya traído varias amarguras, y tal vez no te guste
oírlo, es lo que te da un valor por encima del noventa por ciento de la humanidad, lo que te
hace un ser de luz. Y tus ojos, tan sencillos, encantadores y expresivos como son, guardan
una visión del mundo vasta y única.
Estoy consciente que no soy el indicado para decirte esto, pero, nunca cambies. Está
bien, aprende lecciones, aprende a regular cómo abres las puertas de tu corazón, pero nunca
abandones la bondad y la empatía que te caracterizan. Un día, tus lastimadas virtudes darán
frutas, lo sé, es básico, atraes lo que eres, aunque tarde en llegar. Y poco a poco te rodearás
de personas que te aprecien, valoren, demuestren su amor y enseñen que la vida, a veces, no
es tan mala, aunque sean pocas, tal vez seis o siete. Como yo, tienes muchos por vivir aún,
aunque a tu alma ya le vayan creciendo canas.
Te voy a extrañar demasiado. Sí, tenías razón cuando dijiste que le temo al vacío que
me dejará no hablar más contigo. Sí, siento un vacío enorme, porque te normalice tanto en mi
vida que, sin ti, nada se siente de la misma manera. Me acostumbré tanto a ti que, al irte, todo
parece más triste, y yo me siento más patético cada día. Desarrollé demasiado apego hacia ti.
Me haces mucha falta, y me harás más falta aún de ahora en adelante. Sí, sé que la vida da
vueltas y nos sabemos si un día volveremos a vernos, pero... ¿Qué tal si no? ¿Y si nunca
vuelvo a saber de vos? ¿Y si nunca vuelvo a verte en persona? Necesito decirte todo esto, no
quisiera dejar un solo sentimiento sin manifestar. Espero puedas entenderme.
Cuídate mucho, por favor. Lo último que quiero es que te pase alguna tragedia.
Preferiría morir a que te suceda algo terrible. Come bien, toma mucha agua, trata de hacer
ejercicio, no hagas cosas que pongan en riesgo tu seguridad, elige bien a tus amistades, no
bebas hasta perder la noción, enfócate en llevar adelante tu proyecto y crecer como persona.
Yo trataré de hacer lo mismo, trataré de crecer y ser la mejor versión de mí mismo. Tengo
claro ahora las cosas que quiero hacer en mi vida, y creo que nunca me senti tan optimista
con respecto a mi futuro como ahora.
… Desearía haber podido caminar a ese futuro agarrado de tu mano.
No me arrepiento de nada. Aunque a veces mi corazón llora y me reclama por qué
tuve que enamorarme, no me arrepiento. Me enseñaste muchas cosas de mí mismo, me
hiciste abrir los ojos respecto al tipo de persona que aspiro ser, y me hiciste sentir atractivo...
Algo que nunca antes sentí. Y te debo mucho, mucho... Por eso insistía tanto en preservar tu
amistad, quiero al menos ser capaz de retribuirte lo que has hecho por mí, cuando me
necesitas. Porque si necesitas ayuda para algo... Yo siempre voy a contestar a tu mensaje.
Gracias por todo Oriana, gracias por quererme, gracias por los bonitos momentos,
gracias por haberme consolado aquella noche que estuvimos a solas, gracias por todo lo que
me diste, gracias por ser esa persona tan genial que eres, gracias, de verdad, te agradezco por
haber venido a mi vida y haberme dado días llenos de felicidad... Y perdóname por no haber
sido mejor, perdóname por mis errores.
Cuídate mucho. Siempre avanza hacia adelante, siempre te voy a esperar para cuando
me necesites.
Te amo mucho... Te amo un mundo.
Gracias por todo.

Atte. Abraham Carmona

También podría gustarte