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Organismos Internacionales

Ikenberry, J.G. (2018) “La crisis del orden liberal mundial”, CIDOB Anuario Internacional.

Durante setenta años, el mundo ha estado dominado por las democracias liberales occidentales. Después
de la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos y sus aliados organizaron un orden internacional
poliédrico y expansivo, construido en torno al aperturismo económico, las instituciones multilaterales, la
cooperación en la seguridad y la solidaridad democrática. Durante este período, Estados Unidos se
convirtió en el “ciudadano prominente” de este orden, proporcionando un liderazgo hegemónico –
afianzando las alianzas, estabilizando la economía mundial, fomentando la cooperación y abogando por
los valores del “mundo libre”–. Europa Occidental y Japón emergieron como aliados fundamentales, que
fiaron su seguridad y su destino económico a este orden liberal ampliado. Al término de la Guerra Fría,
este orden siguió extendiéndose hacia nuevos confines. → Se amplió la OTAN, se fundó la OMC y el
G20 ocupó el centro del escenario. Observando el mundo a finales del siglo XX, uno tenía motivos para
pensar que la historia estaba avanzando en una dirección internacionalista, progresista y liberal.

→ Hoy, este orden liberal internacional está en crisis. Por primera vez desde la década de 1930,
Estados Unidos ha elegido a un presidente que es activamente hostil con el
internacionalismo liberal. Comercio, alianzas, derecho internacional, multilateralismo,
medio ambiente, tortura y derechos humanos: en todos estos temas, el presidente
Trump ha hecho declaraciones que, de obrar en consecuencia, le llevarían a acabar
efectivamente con el rol de Estados Unidos como líder del orden mundial liberal. Esto
coincide con la decisión británica de abandonar la Unión Europea y con un sinfín de otros
problemas que afligen a Europa y que amenazan con poner punto y final al largo proyecto,
iniciado también en la posguerra, de ampliación de la unión.

→ ¿Cuál es la profundidad de esta crisis?


● Bien podría ser simplemente un contratiempo transitorio. Con un nuevo liderazgo
político y un crecimiento económico renovado, el orden liberal podría recuperarse. Sin
embargo, no es la opinión predominante entre los observadores internacionales, que perciben
algo más fundamental en marcha, algo que tiene que ver con una crisis del liderazgo
hegemónico estadounidense. Durante setenta años, el orden internacional liberal ha estado
ligado al poder de EEUU: a su economía, su moneda, su sistema de alianzas y su liderazgo.
Es posible que estemos asistiendo a una “crisis de transición” en la que los viejos fundamentos
políticos del orden liberal liderado por EEUU están dando paso a una nueva configuración del
poder global, coaliciones de estados e instituciones de gobernanza. Esta transición podría
conducir a una especie de orden post estadounidense y post- occidental que permanece
relativamente abierto y basado en normas.
● Otros ven una crisis más profunda, una crisis del propio internacionalismo liberal.
Según este punto de vista, se está produciendo un cambio duradero en el sistema global que lo
aleja del libre comercio, del multilateralismo y de la cooperación en seguridad. El orden global
está dando paso a diversas combinaciones de nacionalismo, proteccionismo, esferas de
influencia y proyectos regionales de gran potencia. En efecto, no hay internacionalismo liberal
sin hegemonía estadounidense y occidental, y esta era está llegando a su fin.

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Mi visión → es que el internacionalismo liberal todavía tiene un futuro. Ciertamente, la
disposición hegemónica estadounidense del orden liberal se está debilitando, pero las ideas
estructuradoras y los impulsos más generales del internacionalismo liberal han calado profundo
en la política mundial. Lo que ofrece el internacionalismo liberal es una visión de un orden
abierto y basado en normas flexibles. Es una tradición de construcción de orden que surgió con
el ascenso y la propagación de la democracia liberal, y sus ideas y programas se han ido
configurando a medida que estos países se han confrontado y han luchado con las enormes
fuerzas de la modernidad. →Pese a las convulsiones y a la destrucción de la guerra mundial, la depresión
económica y el ascenso y caída del fascismo y el totalitarismo, el proyecto liberal internacional
sobrevivió. Es probable que también sobreviva a las crisis actuales. Pero para ello, igual
que sucedió en el pasado, el internacionalismo liberal tendrá que ser repensado y
reinventado.

200 años de internacionalismo liberal


A comienzos del siglo XIX las ideas y los movimientos internacionalistas arraigaron en Occidente. Las
sociedades modernas estaban emergiendo. Los estados europeos se dedicaban a comerciar y a construir
imperios a distancias oceánicas. La revolución industrial y el predominio de las democracias liberales
habían comenzado; la sociedad internacional y la economía mundial estaban floreciendo, impulsados por
el movimiento de personas, mercados, capitales e ideas. → Grandes fuerzas fueron dando forma al
mundo del siglo XIX: el capitalismo industrial, el nacionalismo, el imperialismo, la política
del poder y la democracia liberal. Occidente estaba experimentando un crecimiento masivo
de su poder y riqueza, y se posicionaba para dominar el mundo. Fue entonces cuando
aparecieron los primeros atisbos de una orientación internacionalista hacia “lo global”, con sus
diversas y cambiantes ideas sobre el comercio, la ley, los derechos, el imperio, la civilización, la
justicia social, la prevención de la guerra y el progreso.

→ Durante el siglo XX las actividades y las ideas internacionalistas liberales se propagaron más
ampliamente y se convirtieron en un cuerpo de doctrina más coherente acerca del moderno orden
internacional. En Estados Unidos, esta doctrina se puso de manifiesto en la visión del presidente
Woodrow Wilson de un orden post-1918 construido en torno a la seguridad colectiva, la ley internacional
y el libre comercio, un orden consagrado en la Liga de las Naciones.

→ Después de la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos promovió una vez más ideas
internacionalistas liberales acerca del orden, forjando finalmente uno liderado por Occidente.
● Durante las décadas de la Guerra Fría el internacionalismo liberal liderado por los
estadounidenses emergió como un tipo característico de orden. Estados Unidos llegó a asumir
una serie de funciones y responsabilidades, a tener un papel directo en la administración de
dicho orden, y también se encontró cada vez más vinculado a los otros estados de aquel
orden. Estados Unidos se convirtió en un proveedor de bienes públicos, o al menos de los
“bienes del club”. Mantenía las normas y las instituciones, potenciaba la cooperación en
seguridad, lideraba la gestión de la economía mundial, y propugnaba la cooperación y unas
normas compartidas entre las democracias liberales pro-occidentales.
● A la sombra de la Guerra Fría, el sistema doméstico de EEUU –su mercado y su sistema
político– se “fusionó” con el orden liberal de la posguerra, que estaba que crecía en extensión y
profundidad, primero hacia su periferia y luego con un alcance global.

Crisis y transformaciones

2
→ Estados Unidos y sus aliados son ahora menos poderosos de lo que lo eran cuando
construyeron el orden de la posguerra. El momento unipolar –cuando Estados Unidos tenía
una posición dominante en los planos económico y militar– está llegando a su fin. Europa y
Japón también se han debilitado. Juntos, estos viejos patronos trilaterales del orden liberal de
posguerra poseen una parte más pequeña del poder global. Probablemente, la mejor forma de
interpretar este cambio no es verlo como una transición desde un orden hegemónico
estadounidense a uno chino, como un “retorno a la multilateralidad” o como un
“ascenso del mundo no-occidental”. Se trata simplemente de una gradual difusión del poder
lejos de Occidente. No es probable que China reemplace a Estados Unidos como una suerte
de hegemon liberal, ni que el Sur Global emerja como bloque geopolítico directamente
desafiante del orden liderado por EEUU.

→ en todas partes las democracias se enfrentan hoy a dificultades y descontentos internos. Las
democracias occidentales más antiguas experimentan un repunte de la desigualdad, estancamiento
económico y crisis fiscal, además de la polarización y la parálisis política. Del mismo modo,
muchas democracias más jóvenes y más pobres, están siendo asediadas por la corrupción, la
recaída en los errores y el aumento de la desigualdad. La gran “tercera ola” de la
democratización parece haber alcanzado su punto más alto y estar ya retrocediendo. En la
medida en que las democracias se muestran incapaces de resolver problemas, su
legitimidad doméstica se ve menoscabada y, cada vez más, cuestionada por el
resurgimiento de movimientos nacionalistas, populistas y xenófobos. En conjunto, todos
estos desarrollos proyectan una sombra oscura sobre el futuro de la democracia.

→ la globalización del internacionalismo liberal puso en marcha dos efectos duraderos: una crisis de
gobernanza y de autoridad, y una crisis de propósito social.
En primer lugar, con el colapso de la esfera soviética, el orden internacional liberal liderado por
EEUU se convirtió en el único sistema superviviente del orden, bajo el paraguas del cual se
congregaron un número cada vez mayor y más diverso de estados.

(...) Hoy la crisis del orden liberal es en parte un problema de cómo reorganizar la
gobernanza de este orden. Los viejos fundamentos se han debilitado, pero los nuevos
pactos y acuerdos de gobernanza todavía han de acabar de negociarse. → En segundo
lugar, la crisis del orden liberal es una crisis de legitimidad y de propósito social. Durante la Guerra Fría,
el orden liderado por EEUU tenía un sentimiento compartido de ser una comunidad de democracias
liberales que eran física y económicamente más seguras afiliándose unas a otras.

→ El orden liberal perdió su identidad como comunidad occidental de seguridad. Ahora era una
extensa plataforma para el comercio, el intercambio y la cooperación multilateral. El mundo
democrático era ahora menos angloestadounidense u occidental. Incluía la mayor parte del
mundo: el desarrollado y el que estaba en vías de desarrollo, el Norte y el Sur, el mundo
colonial y el postcolonial, el asiático y el europeo.

→ El objetivo social del orden liberal se vio aún más socavado por la creciente inseguridad económica y
por las protestas en todo el mundo industrial occidental. Al menos desde la crisis financiera del año 2008,
la suerte de los trabajadores y de los ciudadanos de clase media en Europa y en Estados Unidos se ha
estancado.

El futuro del orden liberal internacional

3
El futuro de este orden liberal depende de la capacidad de Estados Unidos y de Europa –y
cada vez más de una serie más amplia de democracias liberales– de liderarlo y defenderlo.
Esto, a su vez, depende de la habilidad de las democracias liberales para seguir siendo
estables, funcionar bien y mantener un enfoque internacionalista.

→ los grandes problemas de su generación: desigualdad económica, salarios


estancados, desequilibrios fiscales, degradación medioambiental, conflictos étnicos y
raciales.

El futuro del internacionalismo liberal depende de dos cuestiones.


● La primera es: ¿pueden Estados Unidos y otras democracias liberales recuperar su
orientación política progresista? La “marca” América –tal como la ven en partes del mundo no
occidental– es percibida como neoliberal, es decir, firme en su compromiso con el capital y los
mercados. Es absolutamente esencial que Estados Unidos refutar esta idea. Fuera de
Occidente –y de hecho en muchas partes de Europa– esta no es la esencia de la visión
democrático-liberal de la sociedad moderna. Si hay un “centro de gravedad” ideológico en el
mundo más amplio de las democracias, es más socialdemócrata y solidario que neoliberal. →
Si el internacionalismo liberal quiere prosperar tendrá que construirse de nuevo sobre este tipo de
fundamentos progresistas.
● La segunda es: ¿pueden Estados Unidos y sus antiguos aliados expandirse y reconstruir
una coalición más amplia de estados dispuestos a cooperar en el interior de un orden liberal
global reformado? Es un hecho muy simple que Estados Unidos no puede basar su liderazgo
en la vieja coalición de Occidente y Japón. Necesita cortejar activamente e incorporar al mundo
más amplio de las democracias en vías de desarrollo.Ya lo está haciendo, pero necesita
integrarlo en el marco de su gran visión estratégica. El objetivo tiene que ser el de reconfigurar
derechos y responsabilidades en las instituciones existentes para reflejar la difusión del poder
en un mundo cada vez más multipolar.

En definitiva, las fuentes de continuidad en el orden liberal internacional de posguerra se


vuelven visibles cuando consideramos las alternativas. Las alternativas al orden liberal son
varias clases de sistemas cerrados: un mundo de bloques, esferas y zonas
proteccionistas.
→ La mejor noticia para el internacionalismo liberal es probablemente el simple hecho de que
cada vez serán más los perjudicados que los beneficiados por el fin de algún tipo de orden
liberal internacional global. Esto no significa que vaya a sobrevivir, pero sugiere que hay
electores –incluso en las viejas sociedades industriales de Occidente– que tienen motivos para
apoyarlo. Más allá de esto, simplemente no hay ninguna gran alternativa ideológica al orden
liberal internacional.

→ Si la democracia liberal sobrevive a esta era, también lo hará el internacionalismo liberal.

Ferguson, Y. H. y Mansbach, R.W. (2018) “The Decline of the Liberal Global


Order and the Revival of Nationalism”, en Giuliana Ziccardi Capaldo (ed.) The Global
Community Yearbook of International Law and Jurisprudence .

NOTAS DE CLASE 1:
Los organismos internacionales surgen con la regulación de los ríos, el telégrafo y los
ferrocarriles. —> comunicación entre Estados Naciones.

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El orden global liberal

Tríada de conceptos: autoridad poder y gobierno.

Ikenberry sigue defendiendo el orden liberal y que sobrevivió a muchas crisis.

El texto hace un diagnóstico de la situación y ofrece una serie de recomendaciones.

1920 caen múltiples imperios (China,Rusia, austrohúngaro) aparecen nuevos estados nación
en lugares donde nunca había existido.
(Los estados nación en Europa se crean con el Acuerdo de westfalia, cuando las dinastías
europeas deciden dejar de pelear, ahí se crean los Estados Nación). —> surge el principio de
integridad territorial y surge la soberanía.

Luego de westfalia hay un ascenso de la burguesía que permite la movilidad social.

De nuevo 1920 es una década con imperios que caen y nuevos estados nación.

1930 —> ascienden las ideas fascistas y totalitarias en el mundo.


Termina la primera guerra ahí empiezan las RRII, se busca comprender cómo lograr evitar esta
situación.

Termina la primera guerra y aparece el ascenso progresivo de una nueva potencia. —> Gran
Bretaña era la potencia del siglo anterior y a pesar de ganar la guerra la nueva potencia que
surgió es EEUU. —> esto fue un caldo de cultivo para el nuevo orden internacional.

2da guerra mundial —> surgen nuevos estados nación y se aceleran los procesos de
colonización. —> el mundo que surge se encuentra con la creación de la ONU con muchos
más Estados, guerra fría, hubo un grupo de No Alineados, dos polos opuestos durante la
guerra fría. —> había dos subsistemas (capitalismo y comunismo). —> con la caída de la
URSS pasamos a un mundo unipolar, hay una internalización sin fronteras.

En los años 70 y 80 entra en la agenda el tema ambiental y de DDHH. —> ciertos temas que
antes no eran tan anunciados ahora se empiezan a considerar como problemas (sida,
migraciones, narcotráfico) y se plantean como problemas globales. —> los organismos
internacionales comienzan a trabajar sobre todos estos asuntos, la seguridad abarca otras
problemáticas (mercenarios, x ej).

Nuevas recetas —> neoliberalismo: privatización de empresas públicas, aperturismo,


desinversión en lo público —> aparecen problemas con las deudas. —> esto genera un primer
golpe para el orden liberal que emergió después de la caída de la URSS. —> la década de los
90 no fue tan buena como se prometía, los gobiernos democráticos no logran mejorar la
situación social y económica por ende comienzan a reaparecer populismos nacionalistas,
xenófobos, anti globalización.

La unipolaridad característica de los 90 va decayendo —> vamos tendiendo a la multipolaridad,


surgen nuevas potencias que disputan pero se manejan con las mismas reglas del liberalismo,
5
ya que estas calaron hondo en la política mundial. —> estas nuevas potencias no están
inventando nuevo ni usan reglas contrarias a las acostumbradas, pareciera más una
competencia.

El texto dice que cosas debería hacer EEUU para mantener el orden liberal internacional.

Textos clase 2:
Querejazu, Amaya (2016). Violencias encubiertas de la gobernanza global. Estudios
Políticos, 49, pp. 148-166.

El artículo problematiza las premisas ontológicas con las que la gobernanza global —
como concepto y como proyecto político— se concibe y cómo esto institucionaliza y
perpetúa la exclusión a través de violencias encubiertas que habilitan ciertas formas de
ser y estar en el mundo, entre ellas, procesos de construcción del otro, la aceptación de
una manera de conocer la realidad, restringiendo la posibilidad de pensar lo político
global por otras vías. A partir de un enfoque crítico que toma argumentos posestructuralistas
y poscolonialistas de las Relaciones Internacionales, se propone que existen alternativas que
provienen de cosmovisiones diferentes que no solo pueden utilizarse para abordar los
problemas desde otras perspectivas, que dan luces sobre otra forma de pensar la gobernanza
global.

Introducción
Gobernanza global (GG) → es un concepto de uso ya frecuente en la disciplina de las Relaciones
Internacionales (RR. II.), que busca tanto producir conocimiento sobre las formas de
interacción entre Estados y actores no estatales y el ejercicio de autoridad a nivel
internacional, como idear otras formas de dirigir las relaciones internacionales ante la
ausencia de un gobierno mundial, en un contexto de globalización e interdependencia.
- En la práctica, esto se traduce en un proyecto político, resultado de la creación
de una serie de instituciones y arreglos que buscan coordinar estrategias
para enfrentar los problemas comunes a partir de la cooperación e
interacción de los actores internacionales. El problema está en que ambos, el
proyecto político y el conocimiento que se produce sobre la GG, terminan por
reflejar una visión predominante del mundo que silenciosamente ejerce violencias
al deshabilitar otras formas posibles de pertenecer a ese proyecto político o de
producir conocimiento sobre él.

Este artículo es un ejercicio de argumentación teórica que pretende problematizar no


sólo las limitaciones de pensar la GG en esos términos sino sus implicaciones, que se
traducen en la continuación de la invisibilización, negación y exclusión de la diferencia.

→ Como proyecto político, la GG refleja una perspectiva predominante de la realidad,


occidental y universalista, y se presenta como un proyecto positivo basado en los valores
liberales que permite enfrentar los efectos negativos de la globalización;

→ Como fenómeno, se constituye a partir de las relaciones interestatales y de otros actores,


con una agenda que está lejos de ser neutral o incluyente.

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Para mostrar las limitaciones de la GG → se adoptará un enfoque crítico que toma argumentos
posestructuralistas y poscolonialistas de las RR. II. que cuestiona las premisas ontológicas que
subyacen en la forma como se entiende lo global.
Hipótesis del texto → La hipótesis principal es que, como resultado del predominio de una
concepción de la modernidad liberal y occidental, la GG perpetúa e institucionaliza la
dominación y la exclusión a través de violencias encubiertas que habilitan ciertas
formas de ser y estar en el mundo, y que se manifiestan en procesos de construcción
del otro, en la aceptación de una única forma imperante de conocer la realidad,
restringiendo la posibilidad de pensar lo político internacional por vías diferentes.

1. Desagregación de los conceptos gobernanza y global


Posturas/Corrientes →
● globalista, con dos posiciones —optimista y pesimista— que, si bien coinciden en
que la globalización es inevitable, discrepan en que los primeros la ven como una
oportunidad, mientras que los segundos piensan que es destructiva y
homogeneizante;
● tradicionalista o escéptica, considera que la globalización no es un fenómeno
nuevo o que realmente esté sucediendo;
● trasnformacionalista, que sostiene que la globalización no es nada nuevo, lo que
no quiere decir que el contexto internacional no haya cambiado.

→ Con el fin de la Guerra Fría la narrativa occidental liberal de la política global


comienza a ser dominante y a vender su visión de GG como la más adecuada para hacer
frente a un mundo globalizado y complejo, con problemas comunes que deben ser
manejados a través de la dirección y coordinación entre diferentes actores a partir del
establecimiento de reglas.
- Esta narrativa se refuerza con el uso de los términos “gobernanza” y “global”. Para
el primer caso, se entiende como el término más adecuado para hacer referencia a
la existencia de diferentes manifestaciones del ejercicio de autoridad
(Rosenau, 2006; Rosenau y Czempiel, 1992) en un orden internacional que se
supone anárquico por la ausencia de un gobierno mundial (Finkelstein 1995) y que
implica tener en cuenta otras lógicas de ejercicio de poder y de gestión de los
intereses de distintas fuerzas sociales y políticas.
- la presunción de qué es “global” es tal vez la más problemática pues se constituye
a partir de una única perspectiva, la occidental liberal, que se caracteriza por ser
universalista, haciendo extensivos a todo el mundo sus principios ontológicos y
epistemológicos que se imponen como los únicamente válidos a través de
procesos contundentes de dominación (Muppidi, 2012).

→ La visión predominante que se tiene de la GG se establece a partir de apariencias.

Las violencias encubiertas de la gobernanza global


Como se propuso más arriba, aquí se usa una combinación de dos aproximaciones —
posestructuralismo y poscolonialismo— para evidenciar la existencia de violencias
encubiertas. En aras de desarrollar un argumento, pero sin que esto se considere taxativo, se
mencionan 3 formas de violencias encubiertas que se reproducen en la GG: el proceso de
construcción del otro, la forma como se habilita la posibilidad de producir conocimiento
sobre el mundo y, por lo tanto, las soluciones a sus problemas en la forma de GG, y la
restricción de las categorías de análisis de RR. II. en las cuales se circunscribe la GG.
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→ La GG institucionaliza y perpetúa la dominación y exclusión mediante un proceso violento cuya
construcción y legitimación se ha dado por siglos, a través de lo que Escobar (2005, p. 12) llama
globalidad imperial - John Beier colonización avanzada - Edward Said orientalismo.

→ Estos términos hacen referencia a los efectos de larga duración y alcance de la conquista y
colonización que se mantienen hasta el día de hoy con el predominio de la Modernidad
occidental liberal,4 que se critica por ser totalizante y por encubrir la violencia en
procesos supuestamente beneficiosos como la aculturación, la igualdad y el progreso,
que se reproducen prácticamente en todos los planos de la vida cotidiana (Rivera
Cusicanqui, 2010). Se trata de violencias casi invisibles o imperceptibles que consisten en
negar la posibilidad de imaginar, existir y ser; una “colonización del alma”5 (Rivera Cusicanqui,
2010), en la que el sujeto colonial pierde la capacidad de verse en una posición soñada, como
dueño de su propio destino. La utilización del lenguaje es cómplice de esta realidad, pues ante
una apariencia de ser, solo el uso de palabras prolonga, fija y profundiza el carácter
imperceptible de esas violencias.

→ La cosmovisión occidental que prevalece en la GG del sistema de Naciones Unidas se


basa en dicotomías y opuestos sobre los cuales se construye el orden internacional:
bueno-malo, civilizado-salvaje, amigo- enemigo. → Se supone que la relación de estos polos es
de oposición o confrontación, lo que repercute directamente en la forma como se actúa respecto a uno u
otro polo, y es aquí donde radica el problema: los binarios —y las palabras que los definen— se
usan como una forma de dominación. De esta manera, la construcción del otro —y por lo
tanto su exclusión y dominación— se da a partir de atribuirle las categorías que se
consideran negativas —irracionalidad, no moderno, peligroso, débil, violento, salvaje, entre
otros, lo que legitima comportamientos y acciones que no se justificarían o no se considerarían
legítimas si se tratara de alguien como nosotros— y del establecimiento de límites adentro-
afuera.

→ Son muchos los procesos violentos que se dan como consecuencia de esas
dicotomías: la deshumanización (Beier, 2005, p. 150), la absorción total —aculturación,
imitación— o la exclusión total (Estermann, 2012, p. 26), la deslegitimación, la construcción del
enemigo, la asimilación, la ahistoricisación (Chakrabarty, 2000) o la simple ceguera que lleva a
proyectar los propios valores en el otro (Inayatullah y Blaney, 2004a, p. 10). → Esto es lo que
conceptos liberales como tolerancia y multiculturalismo ocultan. Esta lectura dicotómica
de la realidad puede verse en la GG, en instituciones y alianzas de seguridad internacional, en
la Corte Penal Internacional, en los proyectos de cooperación, en el régimen de no proliferación
nuclear, en la frecuente utilización de términos como Estados fallidos, Estados canalla, en el
uso del discurso y de los giros lingüísticos para hacer de los imaginarios una realidad, y en la
construcción de la identidad respecto al otro (Weldes, 1996).

→ Por su parte, la GG oculta otras violencias a partir de la forma como se produce el


conocimiento sobre lo global y la gobernanza.
- A partir del dominio de epistemologías positivistas y racionalistas las soluciones a
los problemas del mundo se dan en un sentido restrictivo. En general, imperan en
las agendas de las instituciones internacionales recetas y fórmulas basadas en
epistemologías positivistas, en las que la solución a los problemas se construye por
“expertos” y “científicos” que ya tienen como parte inherente a su identidad una
manera concreta de “solución”, y el conocimiento adecuado para lograr el adelanto
8
y el desarrollo (Sillitoe, Biecker y Pottier, 2002), que desde el otro lado de la
cooperación se entienden de forma muy distinta.

→ La violencia es más imperceptible pero igual de presente en el plano ontológico.


- Las premisas ontológicas de la GG del mundo occidental moderno casi que
automáticamente deslegitiman otras formas de organización política, de
deliberación y participación. En nombre de la GG se impone lo que se considera
idóneo para la humanidad, se nos da una descripción de todo aquello a lo que nos
deberíamos parecer, si queremos formar parte de la sociedad o “comunidad”
internacional (Walker, 2006, p. 67). Se parte de una ontología que presume el
universo como una realidad conmensurable y aglutinante en la que todos estamos
unívocamente destinados, desechando la posibilidad de coexistencia de muchos
mundos (Law, 2011) interconectados por diferentes historicidades (Rivera
Cusicanqui, 2010).

la GG disciplina la interacción a partir de ciertos presupuesto y valores, quienes los


comparten pueden considerarse parte —“adentro”—, miembros de la comunidad
internacional, quienes no, reciben adjetivos como “malos vecinos” (CNUGG, 1995, p. 50)
y pese a que “mudarse lejos” de ellos no es una opción —dada precisamente la presunción de
un universo física y políticamente finito, y conmensurable—, sí se los puede limitar,
manteniéndolos “afuera” y aplicándoles criterios de juego distintos. Tal vez no haya mejor
ejemplo que el planteamiento de Michael Doyle (1983) y Robert Keohane y Joseph Nye
(2001), quienes no solamente parten de las premisas del liberalismo sino que aceptan
abiertamente que por fuera del mundo democrático e interdependiente impera el mundo en el
que la coexistencia demanda otras reglas: en ese “afuera” se permiten, se toleran e incluso se
justifican medidas de excepción (Walker, 2006).

→ solo a partir de ciertas presunciones se llega a entender la GG como ahora se la conoce:

1. primero, para formar parte de quienes toman las decisiones y definen los
problemas y establecen los términos de los arreglos formales o informales no
solamente es necesario contar con poder relativo en el mundo, no solamente
poder como compulsión, poder institucional o estructural, sino y sobre todo,
productivo (Barnett y Duvall, 2005, p. 4); desde una perspectiva posestructuralista
es precisamente esta última manifestación del poder la que genera violencias,
pues es el poder de definir y producir realidad (Foucault, 1982; Laffey y Weldes,
2005).

2. Segundo, el estado centrismo de las RR. II.9 ha incidido en ignorar que los Estados
son el resultado histórico, que muy excepcionalmente se ha constituido desde
abajo, a partir de la autodeterminación y consentimiento de los gobernados, sino
que más bien son herencia colonial.

3. Tercero, para que la sociedad civil organizada —que tampoco es homogénea—10


tenga acceso o sea legitimada para actuar y abrirse espacios de participación en
foros de GG debe cumplir con ciertos estándares que corresponden a la visión del
Occidente liberal. Los movimientos disidentes son tomados como disrupciones y,
por lo tanto, se mantienen al margen y sus reclamos no tienen cabida en la agenda
internacional.
9
Por su parte, el lenguaje de derechos se centra en el individuo como titular de los mismos,
deshabilitando la posibilidad de dar más protagonismo a las comunidades y negando la
posibilidad de pensar en otros seres —los no humanos— como titulares de derechos (De la
Cadena, 2010). → Estas violencias son fundamento imperceptible y no comprendido de muchos de los
reclamos de los pueblos indígenas en la ONU (Lightfoot, 2009), pero se traducen y reducen a términos
que Occidente puede comprender: tenencia de tierra y libre determinación.

El reto de concebir al GG con otros ojos

El encubrimiento de las violencias se institucionaliza y perpetúa con la visión


predominante de la GG, encarnada —entre otras— por el sistema de Naciones Unidas;
sin embargo, existen alternativas a la forma como se ha constituido todo ello, solo es necesario
visibilizarlas y defenderlas.

● En el plano teórico existen propuestas como las de Arlen Tickner y David Blaney
(2012, p. 3) que afirman que al exponer el provincialismo de las RR. II. —
occidentales— se recorta su hegemonía y se abre el espacio para una pluralidad
de perspectivas que no solo enriquecen el panorama de posibilidades, sino que
tienen incluso una fuerte objetividad en la medida en que los grupos marginados
plantean diferentes preguntas sobre su entorno y con base en problemáticas
concretas (Harding, 2004).
● Walter Mignolo invita a una desobediencia epistémica, que cambie los términos
de la conversación y no solo su contenido.
● Para Escobar (2005, p.14), es preciso visibilizar el lado oculto de la modernidad,
reconociendo cómo esta ha suprimido, eliminado, invisibilizado y descalificado
conocimientos subalternos y prácticas culturales.
● Mario Blaser (2013) ilustra cómo manifestar el pluriverso, es decir la coexistencia
de los mundos humanos y no humanos hace evidente la posibilidad de
coexistencia de muchas ontologías.

Ciertamente, las violencias de la GG se dan no solo por la exclusión real de los grupos
marginados, sino también por su inclusión formal o el deseo de incluir forzosamente
todo en un mismo recipiente ontológico, en una camisa de fuerza que supone la
igualdad y que termina imponiendo una visión unívoca del mundo, aceptar —entre otros
principios de existencia— que el tiempo solo se manifiesta de forma lineal, que este se acopla
al espacio a partir de la noción del territorio que “fija” nuestra existencia al tratar los recursos
naturales como objetos separados del ser.

→ Otras cosmovisiones no comparten la visión reduccionista del ser y los procesos en forma lineal y
binaria, ni ven en los binarios relaciones de conflicto sino de complementariedad.

Conclusiones
Este artículo es un breve intento por evidenciar, desde la teoría y de manera crítica, cómo el
predominio de una visión de mundo tiene significativas repercusiones en la forma en que se
analiza e implementa la GG, como la de encubrir violencias de maneras más o menos sutiles.

Estas violencias pueden tener muchas formas, en este texto se mencionan:


10
1. el proceso de construcción del otro, fundamentado más que nada en el
pensamiento dicotómico o binario
2. el disciplinamiento del conocimiento sobre la GG , lo que determina qué
enfoques y perspectivas están validados o legitimados para ser tenidos en cuenta
3. las limitaciones que representan ciertas categorías de análisis propias de las
RR. II., como Estado, soberanía y sociedad civil global, para pensar lo global de
otra manera.

Al hacerlo, no solo se institucionalizan las relaciones de dominación y exclusión sino


que se perpetúan en un proyecto político que se muestra como global e incluyente, pero
que se construye desde una cosmovisión específica que se impone.

→ Aquí se expuso brevemente la necesidad de abrir los ojos a otras formas de ver el mundo, de manera
que —en la práctica— la gobernanza global pueda ser realmente más global.

Querejazu, Amaya. 2020. “Comprendiendo y cuestionando la gobernanza global”.


Colombia Internacional (102), 63-86.

RESUMEN. Objetivo/contexto: El artículo argumenta que, a pesar de que la gobernanza global


(GG) es un fenómeno ampliamente analizado y una práctica extendida en la actualidad, se
sostiene sobre presunciones ontológicas que no han sido lo suficientemente cuestionadas. Por
esa razón, su propósito es ofrecer una comprensión distinta de la GG basada en el pluralismo
ontológico.

Conclusiones: El análisis revela que existe una aproximación universalizada de la


realidad global como única y compartida que no permite pensar la GG en términos más
plurales que admitan espacios para la diferencia.

Originalidad: Este artículo hace una crítica distinta a la GG planteando la discusión en términos
ontológicos, de modo que permite pensar lo global en términos más plurales, que no han sido
incluidos en las discusiones académicas de la GG.

introducción
Es evidente que la globalización ha impactado las relaciones internacionales de forma
definitiva. Se la entiende como un proceso (o conjunto de procesos) que representa una
transformación en la organización espacial de las relaciones y transacciones sociales,
evaluadas en términos de su extensión, intensidad, velocidad e impacto. Sus alcances han
llevado incluso a la necesidad de problematizar los principales temas de nuestra
contemporaneidad y algunos de sus supuestos (Fazio 2011, 136). Es por eso que una de las
alternativas ha sido contemplar la posibilidad de gobernar esa complejidad a través de lo que
hoy se conoce como gobernanza global (GG) (Chanda 2008; Held y McGrew 2007).

→ El fin de la Guerra Fría marcó la victoria de Occidente, no sólo en términos geopolíticos e


ideológicos, sino en la forma como se abordaron los asuntos correspondientes al orden
mundial.
La aparente ausencia de contrincantes ideológicos a Occidente hizo que la narrativa liberal
sobre el orden mundial comenzará a ser dominante y a difundir una visión determinada de la
GG como la más adecuada para hacer frente a un mundo globalizado y complejo, con
problemas comunes que deben ser manejados a través de la dirección y coordinación entre
11
diferentes actores a partir del establecimiento de reglas. La GG propende por la difusión de
valores como la libertad, la igualdad, la democracia y los derechos humanos, con lógicas
neoliberales en la manera como se abordan los problemas y se plantean las soluciones.

→ En ese sentido, asumir procesos como estos como neutrales tiene importantes implicaciones, entre
ellas, que la GG refleja los intereses y valores de una sociedad liberal que concibe un orden global
determinado no solo como algo deseable, sino como el único posible. Pero eso no es todo. El proceso se
completa en la medida en que se asume que esas ideas y valores son universales.

→ Luego de la Segunda Guerra Mundial todo esto adquiere un tinte marcadamente liberal que
se agudiza con el fin de la guerra fría. Así, el orden mundial de la posguerra que crea la
Organización de las Naciones Unidas (ONU)do Monetario Internacional [FMI] y el General
Agreement on Tariffs and Trade [GATT]), entre otras, y dentro del cual se erigen las
instituciones de Bretton Woods (el Banco Mundial, el Fonno solo están embebidas en el
liberalismo (Ruggie 1983), sino que difunden esas ideas y valores.

→ (...) Todos estos son síntomas de una crisis que la institucionalidad no solo no es
capaz de resolver, sino que sobre todo no es capaz de entender.
→ Para ser tan global, la realidad mundial está definida por las divisiones. El trasfondo de estos
quiebres está en que precisamente con la globalización comienza a colapsar la narrativa de
que como humanidad habitamos un único mundo y que la coexistencia debe basarse en
valores comunes que la GG protege e instituye. Por eso es preciso comprender a cabalidad lo
que entendemos por GG y así cuestionar algunos de los presupuestos sobre los que se
desarrolla.

→ El argumento aquí es que estas presunciones son de naturaleza ontológica, profundamente


naturalizadas y universalizadas, por lo que, para pensar en alternativas de gobernanza, es preciso
desnaturalizarlas y provincializarlas.

Gobernanza global
Para comprender y cuestionar la GG es preciso partir del entendido de que es una noción
contingente de la política internacional (Ba y Hoffmann 2005; Lederer y Müller 2005). Tal es su
complejidad, que se ha señalado que puede ser “virtualmente cualquier cosa” (Biermann 2004;
Finkelstein 1995, 369), hasta una nebulosa (Cox 1996). Son muchas las definiciones de GG,
desde aquella que la entiende como “hacer internacionalmente lo que los gobiernos hacen en
casa”, o “gobernar sin soberanía relaciones que trascienden fronteras nacionales” (Finkelstein
1995,369); (...)

→ Como en el caso de la globalización, el análisis y la aproximación a la GG tampoco han sido ajenos al


predominio del pensamiento liberal, teniendo en cuenta sus elementos y atributos (Clarke y Edwards
2004). Estos son la autoridad y la participación de actores diferentes al Estado en los múltiples niveles de
autoridad, legitimidad y democracia.

→ Ante este escenario de aparente variedad y siendo evidente que existen muchas formas de aproximarse
a la GG, me baso en Ba y Hoffman (2005) para organizar los argumentos y perspectivas de la GG. Los
autores proponen 3 categorías de GG: como fenómeno, como visión de mundo y como
proyecto político.

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● Para entender mejor la GG como fenómeno, puede acudirse a estudios y análisis
que buscan precisar el concepto y sus alcances. Por ejemplo, para Rosenau y
Czempiel (1992): la gobernanza es un sistema de reglas que es tan dependiente
de significados intersubjetivos, como de constituciones y cartas formalmente
adoptadas, que funciona solo si es aceptado por la mayoría (o, por lo menos, por
los más poderosos de aquellos a los que afecta), por lo que está estrechamente
vinculada con la idea de orden, que puede existir y de hecho lo hace, en ausencia
de un gobierno.
● La segunda categoría es la de GG como visión de mundo. Esta aproximación
intenta identificar posiciones que buscan justificar la GG como la categoría analítica
diferenciada de los conceptos tradicionales de las relaciones internacionales,
porque a partir de ella se pueden observar diferentes niveles y procesos y su
conexión mutua, superando los límites del sistema estadocéntrico. Por ejemplo,
comprender mejor la importancia que van asumiendo actores no estatales, como
organizaciones internacionales, organizaciones no gubernamentales, empresas
multinacionales, grupos sociales y demás, y la incidencia que estos tienen en la
definición de la agenda internacional.
● La tercera forma de entender la GG es como un proyecto político (Ba y Hoffman
2005; Biermann 2004), es decir, como el conjunto de ideas y estrategias que se
implementan en la práctica para resolver los problemas y necesidades
comunes. De acuerdo con esta aproximación, lo que se debe resaltar es el
carácter político del concepto de la GG y de sus manifestaciones en la
práctica.

Entender la GG de esta forma (como un proyecto político) implica reconocer su


contenido ideológico, las fuerzas hegemónicas y el interés por la consecución de metas
concretas en términos institucionales y de diseño de los mecanismos para alcanzarlas
(Lederer y Müller 2005).

→ Siguiendo el argumento de Rai, la gobernanza funciona como ideología que se dibuja desde principios
de los 1980, donde los valores liberales triunfan sobre otros aspectos de la civilización occidental, sobre
otras culturas, y los asuntos de la modernidad se resuelven a través de esos triunfos (Rai y Waylen 2008,
33). Los fines que se buscan tienen que ver con lecturas liberales acerca de la paz, la comunidad
internacional, el papel del Estado frente a los ciudadanos, el imperio de la ley que se traduce en derechos
individuales, el acercamiento entre Estados a través de la eliminación de obstáculos al comercio y la
reducción de la intervención del Estado en ámbitos privados de la vida, entre otros ejemplos. Esto tiene
dos consecuencias importantes: primero, se presume la necesidad de un marco común de existencia a
partir de una racionalidad específica; y segundo, por extensión deja de ser una opción viable o deseable
pensar que la GG puede constituirse a partir de la coexistencia, no solo de diferentes valores, sino de
diferentes realidades.

→ Declaraciones, estatutos y cartas constitutivas de instituciones internacionales están plagadas de un


lenguaje que apunta a los valores ya mencionados. Ayudan a entender la GG como un proyecto político
porque prescriben acciones concretas. De esta manera, la perspectiva de la GG como proyecto político
refuerza y es reforzada por las otras dos categorías (fenómeno y visión de mundo), en primer lugar,
porque se reconoce que es un fenómeno que se da a partir de la globalización y del protagonismo que
adquieren otros actores diferentes al Estado; de otras lógicas que requieren nuevas estrategias de
cooperación, de la transnacionalización de las interacciones y de un aumento de la complejidad de los
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problemas cuya solución requiere la cooperación. Segundo, la visión de mundo es la que nutre los
mecanismos con los que se implementa el proyecto, pues según el marco referencial que se tenga sobre la
realidad se perciben los problemas y sus soluciones, se definen roles, fines y valores —que se presumen
universales— y se establece una agenda.

→ Pese a las muy diferentes formas de abordar la GG existe, al parecer, un acuerdo general de que ella
implica, por lo menos, la existencia de instituciones, normas y procesos; la interacción de diferentes
actores internacionales; la necesidad de repensar cómo se gestionan los problemas y cómo se ejerce la
autoridad. El problema no radica tanto en que esto sea así, sino en que se da por sentado que se trata de
visiones universales. De este modo se silencian los procesos con los cuales esto se naturaliza y
termina por asumirse como neutral, a través de prácticas que se van volviendo cotidianas por
la inercia o por la falta de espacios reales para la diferencia. → La GG se convierte así en un
asunto de gestión que sigue las lógicas del manejo empresarial, donde priman criterios
de eficiencia, solución de problemas y cumplimiento de metas y objetivos, restringiendo
los espacios de politización y discusión de esos problemas, las metas y los objetivos.

Perspectivas críticas de la gobernanza global

El hecho de que se sostenga que existe una visión predominante de la GG no quiere


decir que no haya muchas y diversas críticas.
- Estas pueden organizarse según el enfoque teórico; por su cuestionamiento al
concepto/proyecto y desafiando las prácticas de la GG (Späth 2005; Lederer y
Müller 2005) o resaltando las relaciones de poder (Duffield 2001; Cox 1996; Barnett
y Duvall 2005).
- Los aportes feministas críticos (ver Rai y Waylen 2008) comparten la
preocupación por develar una narrativa predominante basada en el género y
critican la exclusión de narrativas en el concepto de GG; por tanto, deben tenerse
en cuenta por lo menos en aspectos como reconocer las múltiples bases de
inequidad que se estabilizan a través de sistemas de GG, por ejemplo las
diferencias de clase, norte/ sur y de género, y tener en cuenta argumentos y
estrategias basados en el género para desafiar esas desigualdades (Rai 2004,
595).
- Desde el posestructuralismo se plantea que la GG es una narrativa que expresa
formas particulares del uso del lenguaje y del discurso; es entonces una práctica
política constitutiva de realidad, que a partir del establecimiento de límites
construye un mundo aparte de todos los otros mundos, de todas las otras formas
de ser y autorizadas en tiempo y espacio (Walker 2006).
- El poscolonialismo se caracteriza por cuestionar los universalismos, la linealidad
del tiempo, el etnocentrismo y la historia como factor de reconocimiento y
legitimación (Chakrabarty 2000), así como la construcción de identidades a costa
de otro siempre inferior, deshumanizado y deshumanizable (ver Muppidi 2012). Esta
perspectiva ha sido clave para mostrar los grandes silencios en las relaciones
internacionales, sobre todo con respecto al aporte que desde las perspectivas de los “otros”
se puede hacer a la comprensión de lo global. (...) → A partir de distinciones como
civilizado/salvaje o desarrollado/subdesarrollado, se asignan identidades y fijan expectativas
que muchas veces están lejos de ser ciertas. El uso de la violencia simbólica ha sido clave
para mantener al margen otras narrativas y otras formas de ser y estar en el mundo. Estos
procesos de legitimación de la marginación, la excepción e incluso de la violencia son
explicados por Dussel (1994) a partir del mito de la modernidad (1994) y por Chatterjee
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(2008) desde la regla de lo colonial.12 Al presumir una visión de la realidad única y común
y una comunidad englobante, la GG ejerce este tipo de violencia, pues incluye y tolera la
diferencia siempre y cuando no se cuestionen esos presupuestos ontológicos. (...) → A
través del lenguaje políticamente correcto (liberal) del multiculturalismo y la tolerancia (ver
Querejazu 2016), la GG perpetúa la regla de lo colonial. Las prerrogativas sobre la libertad,
la participación, la igualdad y diferencia, entre otras, se dan siempre a costa de un “otro”
que encarna las categorías de incivilizado, salvaje o peligroso a través de procesos como el
de la globalidad imperial (Escobar 2007) o colonización avanzada por la que gran parte del
mundo, en su mayoría las poblaciones indígenas, ha sido desplazado y silenciado (Beier
2005).
(...)
Algo que se supone global posibilita diferentes narrativas sobre lo global y diferentes proyectos
sobre el mundo: una pluralidad. Las posturas críticas, sin duda, logran cuestionar muchos de estos
aspectos, entre ellos, el predominio liberal y desafiar las premisas ontológicas y epistemológicas
predominantes en las relaciones internacionales a partir de poner en evidencia que el conocimiento, y por
lo tanto la realidad, se han construido sobre la base de un pensamiento dicotómico que deja por fuera todo
aquello que no forma parte de esa visión única del mundo. → Pese a esto, las críticas también tienen
limitaciones para plantear la GG en otros términos: algunas, como los enfoques marxistas y
posestructuralistas, no logran superar el marco moderno que presume el universo y la
linealidad del tiempo. Otras que sí lo logran, como el feminismo y el poscolonialismo, no
desarrollan argumentos que expliquen cómo puede o debe darse la coexistencia plural en la
GG, es decir, no cuestionan la premisa ontológica del universo.

La gobernanza global de otra forma


La GG, antes que encasillar, debe por lo menos permitir espacios de reconocimiento de
esa complejidad de coexistencia con mundos alternativos, reconociendo y resaltando su
carácter político.

→ Si aspira a ser global, debe dar cuenta de toda la pluralidad que hay en el mundo y no
partir de una concepción específica y universalizarla. No solo existen grandes ausencias y
silencios, sino que el orden constituido sobre la base de un mundo único es sumamente
problemático y no está funcionando para explicar la complejidad de la que somos testigos cada
día.

→ No debería ser necesario tener que apuntar a una imaginación compartida del mundo sino a que todas
las imaginaciones sobre lo global y todas las materializaciones puedan conformar y construir la GG. El
hecho de si existen o no valores o principios ontológicos compartidos no debería ser una limitante o
condicionamiento para construir arreglos de gobernanza, a menos que exista por lo menos una
negociación (Verran 2002). Esto pasa necesariamente por incluir la diferencia, no sólo en términos de
tolerancia y aceptación (pluralismo liberal), sino en términos de la coexistencia global de muchos mundos
(Blaney y Tickner 2017).

Conclusiones
En este artículo se presentó un estado del arte de la GG con miras a comprenderla y también a
cuestionarla. Es claro que, como concepto y como proyecto, da pie a muchas y muy
distintas lecturas; sin embargo, una en particular, la occidental, moderna y liberal, se ha
vuelto dominante. (,...) → Se trata entonces de algo mucho más profundo que un vacío en la
literatura de las relaciones internacionales; se trata de un vacío existencial que debemos
atender si realmente creemos importante hablar de lo global y del lugar de la diferencia.
15
→ Repensar la GG en términos ontológicos, es decir, cuestionando la existencia de una única realidad de
la cual se deriva y refleja, hace posible ampliar las posibilidades para definir y negociar los términos de
los acuerdos de GG y al mismo tiempo reflexionar sobre cómo esto aporta a la pluralidad y al problema
de la diferencia en las relaciones internacionales.

→ Para pensar en alternativas reales y más plurales es necesario reflexionar acerca de las posibilidades
que se abren si consideramos que la GG podría ser muy diferente, y que, por lo tanto, para construirla no
es necesario que se parta de valores y presunciones ontológicas compartidas, sino una negociación donde
la diferencia también pueda ser posible. Así mismo, que lo global no se convierta en un contenedor sino
que se conciba como algo plural y la gobernanza en términos no universales, sino pluriversales.

Legler,Thomas. 2013. “Gobernanza Global”. En T Legler, A Santa-Cruz, Z Laura (coords)


Introducción a las Relaciones Internacionales: América Latina y la Política Global.
Oxford University Press, pp.253- 266.

→ La influenza A (H1N1) materializó la idea abstracta de que fenómenos globales son capaces de afectar
la vida diaria de las personas.

→ El caso de la influenza A (H1N1) es un ejemplo relevante para América Latina de las diferentes
dimensiones involucradas en la gobernanza global en funcionamiento: la lucha para resolver verdaderos
problemas globales a través de la constitución de bienes públicos globales como la seguridad sanitaria
mundial. La OMS y el RSI también representan una esfera de autoridad efectiva, así como una
arquitectura institucional específica. Como puede comprobarse, la respuesta a cada problema ya sea
mundial o regional, implica un conjunto específico de actores: estatales, intergubernamentales y no
estatales.

→ En este capítulo se ofrece una introducción al complejo fenómeno llamado gobernanza global. A
lo largo de este capítulo, un punto común, subrayado por la experiencia latinoamericana, es
que aun cuando la gobernanza se ha establecido en la práctica, sigue siendo contenciosa en la
teoría.

Gobernanza global: los ingredientes esenciales

La gobernanza global se puede definir como la resolución de problemas globales


específicos por medio de la creación de distintas esferas transnacionales de autoridad,
cada una de las cuales comprende un grupo diferente de actores y una arquitectura
institucional particular. Cabe resaltar que en el “mundo real”, las instancias de gobernanza
global están impregnadas por el poder y que sus prácticas no siempre tienen fines nobles. A
continuación, se resumen cuatro elementos esenciales que constituyen la gobernanza global:
la resolución de problemas globales, la creación de esferas de autoridad, el conjunto de
actores y la arquitectura institucional.

Resolución de problemas globales


La gobernanza global implica la resolución de problemas globales. Un punto de partida
común en este campo de estudio es que hay un número cada vez mayor de graves problemas
mundiales o regionales que desafían las capacidades de cualquier gobierno para resolverlos
por sí solo. Estos desafíos trascienden las fronteras de dos o más estados o se concentran en
aguas internacionales que afectan a los estados vecinos o la comunidad internacional.
16
Además, suelen tener naturaleza interméstica, es decir, a la vez contienen dimensiones
nacionales, transnacionales e internacionales. Estos problemas y sus esquemas
correspondientes de gobernanza se consideran fenómenos transescalares o multinivel, pues
conectan diferentes escalas geográficas, desde las comunidades más pequeñas hasta las
planetarias. Por ende, para resolver tales problemas los gobier- nos deben promover
esquemas de cooperación global y regional.

→ Gran parte de los primeros trabajos sobre gobernanza global están estrechamente relacionados con la
idea de globalización. La globalización contrae al planeta de tal manera que todos los estados
comparten un destino común ante una serie de problemas globales que producirán graves
consecuencias para toda la humanidad si no se abordan de manera oportuna y decisiva a
través de una mayor cooperación internacional. La globalización afecta la capacidad de los
gobiernos y sus ciudadanos para hacer frente a estos problemas globales en al menos dos
aspectos importantes. En primer lugar, a través de los vínculos de la globalización económica,
política, social, cultural y tecnológica, aumenta la interdependencia entre los estados y las
poblaciones, de tal manera que un acontecimiento en un lugar invariablemente afecta a los
demás por muy alejados que se encuentren y viceversa.

→ En segundo lugar, mientras que antes los gobiernos tenían mayor capacidad para proteger a sus países
de los problemas que venían del exterior, las revoluciones tecnológicas en el transporte y las
comunicaciones asociadas con la globalización han incrementado la vulnerabilidad de
los países a estos fenómenos.

→ La gobernanza global como método de resolución de problemas se relaciona con la idea


de llenar los vacíos de gobernanza, esto es, las áreas temáticas o de políticas públi- cas en las que
no hay soluciones globales ni regulaciones adecuadas. → El resultado de estos esfuerzos por llenar los
vacíos de gobernanza normalmente se traduce en bienes públicos mundiales. → los públicos son
bienes con un carácter compartido, que benefician a muchas personas en diferentes países y regiones y
cuyo disfrute no viene a expensas de los demás. La estabilidad económica, la paz y la seguridad
ciudadana son ejemplos de bienes públicos globales.

Esferas de autoridad

En el proceso de hacer frente a los problemas regionales o mundiales, los actores estatales,
intergubernamentales y no estatales tienen que constituir nuevas esferas de autoridad. → En
cuanto a la autoridad, la gobernanza global se encuentra situada entre una estructura inadecuada y otra
inexistente: los gobiernos nacionales y el gobierno mundial. → los gobiernos encuentran límites
territoriales reales a su autoridad. A menos que deseen violar el derecho internacional o
entrar en conflicto con otros gobiernos, están verdaderamente limitados en su capacidad de
extender su autoridad más allá de sus propias fronteras. En este sentido, en términos de
autoridad, la gobernanza puede incluir al gobierno; sin embargo, no son sinónimos
.
→ Como los partidarios del Realismo nos recuerdan constantemente, la política global se define por la
anarquía o la ausencia de un gobierno mundial que impone su jerarquía sobre los estados (véase el
capítulo 2). En consecuencia, en términos de la construcción de instancias de autoridad, la gobernanza
global es más que el gobierno nacional y menos que el gobierno mundial.

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→ Para James Rosenau, la gobernanza consiste en la construcción de esferas de autori- dad. Según
Rosenau, tener autoridad puede entenderse como ser “reconocido con derecho de gobernar y de emitir
directivas que son seguidas por los afectados de dichas directivas”. → la prueba crucial para la existencia
de una esfera de auto- ridad es el cumplimiento por parte de los gobernados.

→ De acuerdo con David Lake, autoridad implica “un contrato social en el que un gobernante
ofrece un orden político de valor para una comunidad a cambio del cumplimiento por parte de
los gobernados de las normas necesarias para producir ese orden”.

→ De acuerdo con Weiss y Thakur, el cumplimiento es uno de los vacíos cruciales en la


gobernanza global contemporánea. Sus problemas se pueden analizar en tres vertientes: la
implantación, el seguimiento y la ejecución.

→ De manera similar, Kahler relaciona la autoridad con la eficacia institucional. Esto incluye tres
capacidades: la centralización de la gestión de un área temática en particular en lugar de la
competencia institucional y difusión; la legalización, que consiste en crear la precisión y la
obligación de las iniciativas, y la delegación de autoridad de los gobiernos a las organizaciones
intergubernamentales y sus burocracias.

→ Las esferas de autoridad pueden asumir varias formas según los actores que las conforman. El
transgubernamentalismo contempla el establecimiento en una determinada área temática de
redes entre los empleados públicos de dos o más estados que se orientan a la política o la
toma de decisiones y que tienen el fin pragmático de aumentar la cooperación cotidiana y
eficaz entre ellos.

→ El supranacionalismo implica la sesión de la autoridad real por parte de los gobiernos a


una organización intergubernamental u otra institución internacional formal. El ejemplo más
citado y complejo de esta modalidad es la Unión Europea, que ejerce una considerable
autoridad sobre sus ciudadanos en ámbitos de política monetaria, política de medio ambiente,
protección del consumidor y justicia.

→ gobernanza privada = gran parte de la construcción de reglas tiene lugar más allá de las
fronteras estatales por parte de los actores no estatales, incluidas las organizaciones no
gubernamentales, sindicatos, grupos religiosos y empresas multinacionales.

→ No todas las estructuras de autoridad transnacionales comparten el noble objetivo de resolver


problemas globales o de producir los bienes públicos necesarios. Colocar el concepto de autoridad en la
ecuación de la gobernanza global nos recuerda que vivimos en un mundo donde el poder y la riqueza son
inequitativos entre los países y en los mercados. En consecuencia, las esferas de autoridad también están
relacionadas con el ejercicio del poder, así como con la búsqueda de ganancias privadas y egoístas. La
cuestión de la autoridad problematiza el análisis de la gobernanza.

Conjunto de actores

Un distinto conjunto de actores forma cada instancia de gobernanza.


→ Aunque gran parte de la gobernanza global se basa en esquemas multilaterales en los que
participan representantes del estado y burócratas internacionales, muchos expertos afirman
que cada vez se requieren más arreglos de gobernanza policéntricos, complejos o
multisectoriales que promuevan la participación de una amplia gama de actores no estatales.

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→ Estos diferentes actores no estatales tienen el potencial de aportar recursos valiosos, tales como
experiencia, conocimiento, espíritu emprendedor, financiamiento y legitimidad a los esfuerzos de
gobernanza.

Arquitectura de gobernanza global

La gobernanza global crea instituciones internacionales o transnacionales, es decir,


conjuntos de reglas formales e informales vinculados con áreas temáticas específicas. En otras
palabras, la gobernanza global diseña y edifica arquitectura de gobernanza.

→ Desde 1948, la Organización de Estados Americanos ha sido el principal foro multilateral para la
gobernanza regional en el hemisferio occidental.

→ hay una tendencia general al aumento de la gobernanza privada mundial o regional, en particular en la
economía y las finanzas. Refuerza este argumento que hay invariablemente una amplia mezcla de lo
público y lo privado, del estado, las organizaciones intergubernamentales y los actores no estatales en la
formación de nuevas instituciones de gobernanza.

Proyecto liberal histórico

→ Hay una convergencia entre defensores y opositores en cuanto a que ambos consideran la gobernanza
global como un proyecto liberal histórico. Al poner énfasis en la cooperación mundial y regional, la
promoción del derecho y la regulación internacional, así como la construcción de instituciones
internacionales, la gobernanza global como fenómeno del mundo real es profundamente liberal. Su
relación con la propagación y la reforma de un orden capitalista global político y económico también la
define como liberal.

→ Aunque el término gobernanza global, similar a la globalización, se refiere a la constelación liberal de


instituciones y actividades de gobernanza que han surgido en las últimas décadas, éstas tienen
importantes antecedentes históricos que se remontan al siglo XIX.

→ En el periodo de entreguerras, los países occidentales hicieron su primer intento de crear una
organización verdaderamente global para la gobernanza política mundial: la infructuosa Liga de las
Naciones. La gobernanza global contemporánea está levantada sobre los pilares multilaterales de la
gobernanza económica y política creada en los años inmediatamente posteriores al final de la Segunda
Guerra Mundial, las llamadas instituciones de Bretton Woods (el Fondo Monetario Internacional, el
Banco Mundial, el Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio) y el sistema de las
Naciones Unidas.

¿Nuevo paradigma?

→ La gobernanza global es cada vez más reconocida como una nueva y distinta perspec- tiva, o incluso
paradigma, para el estudio de las RI.

→ Según Klaus Dingwerth y Philipp Pattberg, la gobernanza global se diferencia de los


enfoques tradicionales de las RI en cuatro aspectos.
1) En primer lugar, a diferencia de las escuelas más antiguas como el Realismo y el
Liberalismo, que conceden la prioridad al análisis del estado y las RI como el ámbito de los
asuntos interestatales, la gobernanza global no preestablece una jerarquía entre los actores
de la política internacional y señala una mayor atención al papel de los actores no estatales.
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2) En segundo término, la gobernanza global no separa lo internacional de lo nacional, sino
más bien concibe la política mundial como un sistema multinivel en donde lo local, nacional,
regional y global están interconectados.
3) En tercer lugar, a diferencia de los enfoques tradicionales, la gobernanza global no
afirma una sola lógica general o principio, tal como la política de poder, sino que reconoce la
heterogeneidad de formas, mecanismos y fines de gobernanza.
4) En cuarto lugar, la gobernanza global pone el énfasis en la diversidad de las formas de
autoridad, lo que abre la posibilidad de que haya esferas de autoridad en las que los estados y
los actores intergubernamentales tengan una pequeña o nula participación.

Los límites de la gobernanza global

→ Los acercamientos a la gobernanza global han provocado numerosas críticas. Una cues- tión
importante para los estudiantes de la gobernanza global es si las opiniones de sus defensores y opositores,
en última instancia, pueden reconciliarse.

Los expositores de la gobernanza global han hecho sus propias críticas sobre la eficiencia y el
desempeño de los arreglos de gobernanza. Como Thomas G. Weiss y Ramesh Thakur
señalan, hay un rezago en la capacidad de las instituciones de gobernanza global de proveer
una respuesta eficaz ante el surgimiento de problemas transnacionales, regionales o globales.

→ Weiss y Thakur afirman que el desempeño de la gobernanza global se ve


obstaculizado por cinco vacíos.
1) El primero es la falta de conocimientos. A menudo, la falta de información esencial impide
una eficaz toma de decisiones.
2) La segunda laguna es a menudo la falta de estructura normativa adecuada. Por tanto,
para resolver los nuevos desafíos globales y regionales, los actores tienen que crear nuevas
normas donde había pocas.
3) El tercer vacío es político. Muchas veces, o no hay políticas o son la causa de los
problemas de gobernanza.
4) En cuarto lugar, son evidentes las brechas institucionales. Se ofrecen soluciones
informales para salir del paso o como medidas urgentes, en lugar de crear instituciones
internacionales más formales y duraderas con importantes recursos y autonomía.
5) Por último, el cumplimiento resulta una grave laguna en el desempeño de la
gobernabilidad mundial y es la prueba definitiva para saber si se han creado o no esferas de
autoridad eficaces.

Las críticas más graves de la gobernanza global provienen de sus detractores. Ellos señalan al
menos cuatro grupos principales de carencias: el carácter neoliberal de la gobernanza global,
la invisibilidad de poder y de política, la ceguera de género y problemas de déficit democrático
y de legitimidad. En primer lugar, muchos críticos han acusado a la gobernanza global
contemporánea por ser neoliberal. Mientras que su carácter liberal es visto por muchos de sus
defensores como una cualidad redentora, otros lo ven como profundamente problemático. Para
ellos, la estructura de gobernanza económica mundial ha trabajado para concentrar la
riqueza y el poder en manos de una plutocracia global emergente, es decir, los más ricos
de las élites, en detrimento de los desfavorecidos y los pobres del mundo. Además, las
instituciones financieras internacionales ayudan a proporcionar una red de seguridad para los
bancos internacionales y corporaciones multinacionales.
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- Esta crítica de la economía política mundial llama la atención sobre el hecho de que la
gobernanza global implica cuestiones vitales de distribución: quién obtiene qué, dónde,
cuándo, por qué y cómo (véase también el capítulo 5). La gobernanza global no se limita
necesariamente a resolver problemas colectivos en beneficio de la igualdad de todos, sino que
crea ganadores y perdedores, así como incluye a algunos y excluye a otros en términos de
participación y beneficios

En segundo lugar, el discurso liberal de la gobernanza global tiende a ocultar el poder y la


política subyacentes. Por ejemplo, el informe de la Comisión sobre Gobernanza Global de
1995, Our Global Neighborhood, que fue uno de los primeros estudios con una perspectiva de
la gobernanza global, mostró una visión idílica en que la humanidad comparte un destino
común frente a las amenazas mundiales, como si hubiera un mundo unido.

Cuando el poder y la política se añaden a la ecuación, comenzamos a observar que las


instituciones de gobernanza global han estado dominadas históricamente por las
principales potencias, y que no siempre han tenido fines benévolos o altruistas, sino que más
bien han sido planeadas con un frío interés egoísta. Cuando la gobernanza global se
yuxtapone a las estructuras internacionales del poder económico y político, empezamos a
comprender que a menudo no funciona para el beneficio equitativo de todos, sino para los
intereses de una minoría selecta.

El discurso de la gobernanza global también tiende a volver invisible la política. Refleja una
mentalidad gerencial, técnico-administrativa y práctica para la resolución de problemas, con un
enfoque institucionalista neoliberal sobre la superación de los problemas de acción colectiva y
las barreras a la cooperación internacional. Desde luego, todos los procesos de gobernanza
son intensamente políticos, pero la política está a menudo ausente en el análisis de la
gobernanza global.

En tercer lugar, las investigadoras feministas de las RI advierten que la gobernanza global
también está ciega respecto a la cuestión de género. Es decir, se presta poca atención a cómo
los procesos y las instituciones de gobernanza global reflejan y refuerzan las relaciones de
género entre hombres y mujeres, así como las concepciones de la masculinidad y la feminidad
en todos los niveles geográficos. Esta es una grave omisión cuando uno considera que la
mayoría de las posiciones de autoridad clave en la arquitectura de la gobernanza mundial
están ocupadas por hombres.

Por último, la gobernanza global ha sido criticada por su déficit democrático y problemas de
legitimidad. Los gobiernos y sus representantes diplomáticos toman muchas decisiones
globales y regionales cruciales en materia económica, política o ambiental sin una consulta
previa o participación de las mismas personas afectadas por estas decisiones, así como casi
sin rendir cuentas.

A manera de conclusiones: El estudio de la gobernanza global en América Latina

→ el análisis de la gobernanza global entre los académicos latinoamericanos ha sido escaso. → La


escasez de análisis académicos latinoamericanos exige una explicación. Hay por lo menos tres causas de
esta situación.

21
- En primer lugar, en años recientes muchos líderes e intelectuales latinoamericanos han
sido severos críticos del sesgo neoliberal y de la inclinación estadounidense o eurocéntrica de
la gobernanza global contemporánea.

- Segundo, hasta hace muy poco los investigadores latinoamericanos no enfocaban su


análisis de las RI sobre los elementos que se combinan para el estudio de la gobernanza
global.

- Por último, los académicos han puesto mayor interés en la problemática de


gobernabilidad de los países de América Latina que en la gobernanza global y regional.
Esto es, muchos académicos enfocan sus análisis en los desafíos internos que enfrentan los
gobiernos electos de la región en su intento por gobernar: presiones de los actores de la
sociedad civil, situaciones de gobiernos divididos e instituciones políticas débiles que carecen
de legitimidad y recursos. Aun cuando la fuerte tradición de análisis de gobernabilidad en
América Latina ha demostrado un creciente interés en cómo la globalización afecta la
capacidad de los gobiernos para actuar, ésta no equivale a la gobernanza, porque no hace
hincapié en la construcción de esferas de autoridad transnacionales y multinivel. Sin lugar a
dudas, muchos países de América Latina continuarán enfrentando serios retos internos de
gobernabilidad que quizás impidan la futura promoción del análisis de la gobernanza.

Textos clase 3:
Toro-Valencia, J.A. (2019). La autoridad privada en la gobernanza global: la construcción
de un nuevo derecho internacional. Revista Jurídicas, 16 (1), 62-82 DOI:
10.17151/jurid.2019.16.1.5

RESUMEN
El artículo tiene por objeto identificar la fuente de legitimidad y las manifestaciones de la
autoridad privada en el derecho internacional y en el derecho transnacional. Para ello se
indaga por la justificación de dicha autoridad, qué entes la articulan y las respuestas teóricas
que buscan explicarla desde el derecho internacional y transnacional como fenómeno de
gobernanza.

Introducción
En la teoría política la noción de autoridad está asociada a la naturaleza pública de las
instituciones que la ejercen. El carácter estado-céntrico de las teorías dominantes de las
relaciones internacionales y de la dimensión formalista del derecho internacional son una
afirmación de la asociación entre autoridad y la dimensión de lo público. Poder y autoridad sólo
surgen y se ejercen desde las instituciones estatales.

Los actores no estatales son, en consecuencia, los entes que aprovechan con mayor
habilidad dichas características asociadas a la globalización. En las últimas dos décadas se
han abrogado y se les ha otorgado acceso amplio a los procesos de gobernanza global. Estos
actores no tienen una característica común y uniforme.
Raustiala & Bridgeman (2007) los entienden como “cualquier organización que no tiene un
vínculo jurídico o informal con un Estado ni actúa como agente del mismo” (p. 3), siendo esta
una definición negativa, esto es, identifica a los actores no estatales por lo que no son.
Higgot, Underhill & Bieler (2000) prefieren estratificados en dos tipos, por una parte, las
compañías multinacionales y por la otra las organizaciones no gubernamentales. Es posible
22
entender a un actor no estatal como aquel que no tiene una relación formal o informal de
subordinación frente al Estado y aglutina un interés particular que oscila desde la defensa de
causas comunes a la humanidad a la generación de lucro en el desarrollo de una actividad
económica.

Este texto se ocupa del concepto de autoridad privada en la gobernanza global (GG).

El concepto de autoridad privada


El concepto de autoridad en la filosofía política contemporánea: ser una autoridad o tener
autoridad

El concepto de autoridad es de difícil precisión en el ámbito de la teoría y la filosofía política.


Por ello se desarrolla un breve análisis de su fundamentación política.

El trato conceptual de la noción de autoridad requiere identificar una serie de presupuestos


metodológicos. → Por estos se entienden las modalidades que puede presentar la autoridad y las cuales,
según Raz (2010), se pueden fijar en cuatro elementos.
1. En primer lugar, es posible distinguir entre autoridad, obligación política y la
obligación de obedecer la normatividad. Esto gracias al amplio concepto de
obligación política que comprende más elementos que la mera exigencia de
obedecer.
2. En segundo lugar, tradicionalmente la noción de poder y el derecho a ejercerlo se
confunden. Raz (2010) considera que para vislumbrar mejor el concepto de
autoridad es adecuado plantear una distinción entre ellos; pues, incluso, algunos
poderes de facto reclaman cierto grado de legitimidad.
3. El tercer elemento metodológico que identifica Raz (2010) es la apropiación del
concepto y su subsiguiente aplicación. Por una parte, la noción de autoridad se
aplica incluso a quienes no claman tenerla. En tal sentido, o bien se posee
autoridad o bien se carece de ella.
4. En cuarto lugar, se dan las aspiraciones de neutralidad. Raz (2010) es escéptico
frente a la posibilidad de entender la autoridad en términos plenamente neutrales.
Considera que tal tarea implica reducir el concepto a un nivel en el que solo tendría
una utilidad de corte semántico.
Son estos los elementos metodológicos que nos permiten proceder con el análisis de la
noción de autoridad.

Se entiende autoridad como la facultad de influenciar la acción de otro sujeto o como la


facultad para influenciar o determinar las ideas de otros sujetos (Friedman, 1973). → A dicha
definición, Friedman (1973) añade una distinción fundamental, que consiste en la posición de tener
(estar investido de) autoridad o de ser una autoridad.
1. En el primer caso se trata de aquel que tiene autoridad en virtud de la posición que
ostenta, esto es gracias a la institución que representa.
2. En el segundo caso, aquel que es una autoridad en virtud del conocimiento que
tiene y del impacto que generan sus opiniones. Se requiere indagar por un
elemento adicional de la noción de autoridad, el componente de ser una autoridad,
el cual nos permitirá acercarnos al concepto de autoridad privada.

La autoridad privada en la gobernanza global

23
El concepto de autoridad privada presenta dificultades al momento de definirla. Esto se debe
a su carácter no público. Sin embargo, en el ámbito de las relaciones internacionales, la
descentralización de la autoridad política es intensa, y al mismo tiempo la necesidad de
conducir de manera ordenada la regulación de ciertas materias de alcance global se torna
imperante.

Es en este espacio de GG deslocalizado en el que los entes privados asumen y desarrollan


acciones que los invisten de cierto tipo de autoridad para regular ciertas materias que son
observadas y coordinadas por los distintos entes públicos que interactúan con ellos. En tal
sentido se identifican dos momentos:
1. En el primero se establecen las formas cómo estas entidades privadas desarrollan
múltiples maneras de colaboración, lo que les facilita la actividad conjunta y la
capacidad de coordinar acciones de alcance global.
2. El segundo momento se refiere a las distintas modalidades en que generan
esquemas de regulación privada en los asuntos públicos globales.

Para los autores, desde la economía política internacional su importancia es evidente.


1. En primer lugar, las compañías multinacionales administran una gran cantidad de
recursos de capital, de conocimiento, de tecnología, de recursos naturales.
2. En segundo lugar, esta administración se da en cierto ámbito colaborativo /
competitivo con otras compañías de igual naturaleza.
3. En tercer lugar, este tipo de organizaciones busca desarrollar un marco uniforme y
estandarizado de normas, prácticas y reglas que les permiten uniformizar su actuar
a lo largo del planeta e irradiar a las comunidades que orbitan en torno a ellos.
4. En cuarto lugar, este tipo de esquema colaborativo se torna en una esfera de
gobierno, en un campo de poder en la medida que establece una regulación de
conductas de diversos actores que interactúan con la compañía multinacional.

La organización privada en el ámbito internacional presenta esquemas colaborativos que


son flexibles e intercambiables y posibilitan una búsqueda por la reducción de los costos de
transacción que supone el actuar global. La cuestión radica en que, gracias a lo global de sus
operaciones y al impacto y poder económico que representan, estos esquemas trascienden la
esfera intra e inter-firma y se convierten en una manifestación de la GG contemporánea.
Esta autoridad privada presenta diversas formas de traspasar su conocimiento, lo evidencia su
carácter de autoridad. Pues, si bien dichas modalidades no son la norma formal, sí van a ser el
sustrato material en el que se soportará la expresión formal de regulación. El contrato es una
de las manifestaciones propias de dicha manifestación en un contexto globalizado (Cutler &
Dietz, 2017).

Actores no estatales en las relaciones internacionales: la autoridad privada en acción


La autoridad privada en las relaciones internacionales se manifiesta en la presencia de
actores no estatales que intervienen en el ámbito internacional despojándose de su carácter de
súbditos del Estado y asumiendo la caracterización de autoridad, gracias al hecho del
conocimiento que aportan en un ámbito específico.

Compañías multinacionales

24
La conceptualización de las CMN se da principalmente en la segunda mitad del siglo XX.
- Según Jones (2005), la primera aproximación al término se debe al economista
francés Maurice Byé quien en 1958 acuñó el término compañía multi-territorial.
Tanto Jones (2005) como Muchlinksi (2007) coinciden en que la expresión
“compañía multinacional” fue empleada por primera vez por David E. Lilienthal en
1960 en un artículo presentado ante el Instituto de Tecnología Carnegie. Esa
primera definición planteaba un vínculo más fuerte con el lugar en el cual se
constituía la compañía, pues Lilienthal, según Jones (2005), la definía como
organización que tiene su domicilio en un Estado, pero que al mismo tiempo opera
y tiene sucursales bajo las normas y usos de otros países.

Es posible entender a la compañía multinacional como aquella organización empresarial que


en el desarrollo de su objeto opera bajo diversos formatos en diversos Estados diferentes a
aquel en el cual se constituyó. En la medida en que la magnitud de su economía interna se
torne significativa, su capacidad de influencia le permitirá permear y determinar las acciones y
decisiones de otros actores. La especialidad y el conocimiento de los procesos y contenido
inherentes a los negocios en los que concentran su actividad permite considerarlas una
autoridad, gracias a que incorporan nuevos conocimientos a un saber específico. Así, son
actores privados que influyen en la configuración del orden internacional, gracias a que en
ciertos ámbitos son considerados como una autoridad, esto es, una autoridad privada.

Las organizaciones no gubernamentales

Autores como Simmons o Slaughter no pretenden detenerse en la definición propiamente, sino


en el campo de acción de estas organizaciones.
- Simmons (1998) plantea que ellas afectan tanto a gobiernos, a instituciones
multilaterales, y a CMN en 4 formas: fijando agendas, negociando posibles
resultados, brindando legitimidad e implementando soluciones.
- Slaughter (2000) desarrolla su taxonomía con base en fijar 3 modelos de
actividades de las ONG. Las que trabajan con el Estado, las que llevan a cabo
su actividad contra el Estado y las que no tienen en cuenta al Estado.

Autoridad privada y gobernanza global: la construcción de regímenes internacionales

El análisis de los regímenes internacionales se origina como un proceso analítico dentro de la


disciplina de las relaciones internacionales para comprender mejor los procesos
correspondientes al actuar de las organizaciones internacionales. Esto, según Cutler (2002) se
generó gracias a que estas suponen la presencia de forma permanente de actores no estatales
en las relaciones internacionales.

Cutler considera que la definición desarrollada por Krasner es aplicable a los actores no
estatales del orden privado. Krasner (como se citó en Cutler, 2002) entiende los “regímenes
como el conjunto de principios, normas, reglas y procedimientos, explícitos o implícitos,
alrededor de los cuales convergen los intereses de los actores en un área específica de las
relaciones internacionales” (p. 27). De esta definición se afirma que una compañía
multinacional encaja en esta concepción de régimen internacional y puede desempeñarse sin
traumatismos en la estructura que genera. Por tanto, es posible distinguir entre cooperación y
25
autoridad. Esta distinción supone que quien coopera lo hace gracias a su voluntad, mientras
que, quien opera bajo una relación de autoridad está subrogando la voluntad individual a la
decisión e influencia de quien está investido de autoridad o de quien es una autoridad. El
hecho de ser una autoridad del ámbito de lo privado implica que tanto la cuestión de la
legitimidad de la autoridad, como la obligatoriedad de sus dictámenes se tornen esenciales.

Los regímenes privados internacionales son una importante forma de cooperación inter-
compañías y representan el mecanismo de más alto grado de institucionalización en cuanto a
la representación de la autoridad privada en el ámbito global. Asimismo, tienen la posibilidad de
expandir su autorregulación a un escenario de hetero-regulación, es decir, amplían su arco de
reglamentación a terceros.

Las formas de institucionalización suponen una diversidad de manifestaciones. Cutler (2002)


utiliza como forma institucional de un régimen privado internacional el andamiaje de la nueva
lex mercatoria. → La nueva lex mercatoria “es el sistema normativo que contienen las
normas que regulan los contratos, la propiedad y la solución de controversias
constituyéndose en el soporte jurídico del capitalismo global” (Cutler, 2003, p. 4). Genera
una práctica y un lenguaje común que unifica a una comunidad de elite denominada por Cutler
(2003) como la mercatocracia, que comprende a los operadores de comercio internacional, a los
despachos internacionales de abogados, a las oficinas de todo tipo de profesionales asociados a la
intermediación global de bienes y servicios, y a las diversas fórmulas de asociaciones a las que
pertenecen y las agrupan. → Se está ante la presencia de un proceso de juridificación que no
surge del Estado, sino que su iniciativa y promoción se origina en las prácticas de los
actores privados, en particular los del orden económico.

Los Estados se involucran de 2 formas:


1. la primera es la negociación y suscripción de tratados internacionales que
posibiliten el actuar de entes privados.
2. La segunda es a través de las redes de gobernanza transgubernamentales.
En ellas se genera un espacio informal de regulación, en el cual funcionarios de los
distintos niveles del gobierno, de los órganos judiciales y del legislativo, deslocalizan su
actuar, por vía de la creación de redes transnacionales y globales que les facilitan la
adquisición de información y la definición de esquemas de regulación uniformes de
alcance global con aplicaciones locales. Estas redes a su vez involucran actores privados
con lo que el intercambio de información y la transposición de intereses son constantes.

Aproximaciones teóricas de vinculación

La caracterización de la autoridad privada en la GG contemporánea plantea un reto: el derecho


internacional; pues, pone en evidencia los límites de una concepción formalista del derecho
internacional. De allí que en los últimos años y recogiendo la tradición de los estudios críticos
del DI se encuentren propuestas que plantean la necesidad del derecho internacional para la
gestión de los asuntos globales. Estas perspectivas son sensibles a la presencia de actores no
estatales y a la participación de la autoridad privada en la configuración de normas
internacionales. Desde una mirada interdisciplinaria, se superaría la concepción de derecho
internacional y se articula un derecho transnacional. El debate en este campo se articula desde
una propuesta interdisciplinaria, en especial desde la sociología, en la cual se genera un
abordamiento metodológico de la noción de derecho en un contexto pluralista (Zumbansen,

26
2010) a la construcción de diversos órdenes de naturaleza transnacional (Halliday & Shaffer,
2010).

(...)
Con base en la aproximación al derecho transnacional, se identifican tres propuestas
teórico/metodológicas en las que se vincula derecho transnacional con relaciones
internacionales para un mejor entendimiento y gestión de la GG contemporánea. Estas intentan
dar una explicación desde el derecho transnacional a la presencia de la autoridad.

El derecho administrativo global (DAG)

El concepto del derecho administrativo global anticipado por Sabino Cassese quien plantea la
existencia de los ordenamientos públicos globales a partir de la descripción de casos de
derecho de la competencia. Cassese (2003) considera que tales ordenamientos “escapan al
dominio del Estado y forman parte de un derecho público no estatal” (pp. 41-42).
La propuesta se determina por el surgimiento de la regulación transnacional en distintos
ámbitos y en los cuales la analogía doméstica los identificaría como materias dentro del marco
de regulación del derecho administrativo.

Definen el DAG como → el conjunto de mecanismos, principios, prácticas y consensos


sociales. Los cuales afectan el funcionamiento y la representación de los entes que
llevan a cabo funciones de derecho administrativo en el ámbito global. Para ello, el DAG
busca garantizar estándares mínimos de transparencia, de participación, de ponderación y de
legalidad e igualmente por la incorporación de algún tipo de control judicial. De esta definición
se desprenden instituciones que incluyen órganos intergubernamentales regulatorios de
carácter formal, también se incorporan las redes informales de regulación, los órganos
informales y los acuerdos de coordinación.

Esto posibilita la creación de un espacio administrativo global, diferenciado del Estado y de las
relaciones interestatales propias del derecho internacional. En este nuevo espacio se
encuentran Estados, individuos, compañías multinacionales, ONG, y todo tipo de grupos y
representantes de los intereses económicos y sociales del ámbito local y global (Kingsbury et
al., 2005). Todos ellos interactúan constantemente dando fundamento al DAG, el cual por una
parte posibilitará la legitimidad de las estructuras, entes y procesos propios de la gobernanza
global y definirá como valores la noción de Estado de derecho (rule of law) y de buen gobierno
(sound governance). El DAG a su vez se caracteriza por la informalidad de la administración
global, entendida como la masificación de normas de soft law. También se caracteriza por la
dispersión de la toma de decisiones en las estructuras multinivel, lo que dificulta la asignación
de responsabilidades. Una última característica que se aprecia es la presencia de entes
privados adelantan amplias funciones de regulación.

La autoridad pública internacional


Este proyecto parte de la necesidad de encontrar una legitimidad democrática en las
instituciones, agentes y redes que se ocupan en diverso grado de la gobernanza global.

→ La agenda coordinada por Armin von Bogdandy, Philipp Dann & Mathias Goldmann busca
encuadrar la GG como un fenómeno propio de la autoridad pública e incorporan en el
corazón de la gobernanza la necesidad de desarrollar instrumentos, procesos e

27
instituciones propios del derecho público para dar una respuesta adecuada y legítima a
las necesidades globales de regulación.

De acuerdo con ellos, la GG presenta cuatro características (von Bogdandy et al., 2008).
1. La primera reconoce el papel que las instituciones internacionales tienen en la
gestión de los asuntos globales y al mismo tiempo resalta la presencia de entes
híbridos, privados y de personas.
2. En segundo lugar, en la GG se acude de manera frecuente al antiformalismo, con
la finalidad de desarrollar relaciones en las que su carácter obligacional no sea
fuerte.
3. En tercer lugar, el mero hecho de postular la GG supone un alejamiento del
concepto de sujeto de derecho internacional y acercarse al de estructuras y
procesos.
4. Finalmente, en cuarto lugar, el expresarse en términos de global y no de
internacional implica asumir la gobernación multinivel desbordando con ello el
carácter unificado de la representación externa del Estado.

Consideran que la GG busca eliminar la distinción entre la órbita de lo público y de lo privado,


lo cual se forja desde la concepción de la gobernación de los asuntos globales como una
agregación continúa y progresiva de procesos. Este tipo de agregación que genera una
gobernanza multinivel difumina la distinción entre los actos de autoridad y aquellos que no lo
son, pues estiman que tal distinción es esencial pues los actos investidos de autoridad solo
pueden emanar de una autoridad, la cual es por esencia de naturaleza eminentemente pública
(von Bogdandy et al., 2008). De esta forma, el derecho público actúa como límite frente a estos
actos y por ello la manera como se entiende la GG no da una respuesta legítima a la pregunta
de determinar quién es el responsable de los actos investidos de autoridad en los asuntos
globales.

El elemento normativo se torna esencial para otorgar autoridad a un ente o persona.


Entienden autoridad como aquella que se ejerce con base en las competencias establecidas en
una norma de derecho internacional emanada de una autoridad pública, principalmente
Estados, para satisfacer un objetivo que constituye un interés de naturaleza pública (von
Bogdandy et al., 2016). Es claro que no es posible postular la existencia de la autoridad privada
en el marco que fija esta definición y en lo que desarrolla esta propuesta. Por tanto, en la
gobernanza global siempre se tendrá que hacer referencia a la autoridad pública.

Las redes globales de gobernanza


Anne-Marie Slaughter plantea que el orden internacional es un sistema de GG que
institucionaliza la cooperación y limita el conflicto de tal manera que permite lograr paz,
y generar unos mínimos estándares de dignidad humana (Slaughter, 2004). Esto se logra
en la medida en que se consoliden las redes de GG; que suponen la desagregación del
Estado.

El núcleo de dicha visión –orden mundial desagregado/redes trans-gubernamentales de


regulación– radica en la idea que los actores del sistema internacional no son los Estados, sino
partes de estos; no son las organizaciones internacionales, sino agentes de estas. Estas
piezas de gobernanza se vinculan unas a otras a lo largo del planeta, para agenciar soluciones
a problemas que les son comunes. Por tanto, es necesaria la comprensión de un orden
28
mundial en el que se coordine el actuar del gran número de redes transgubernamentales
horizontales. Orden en el que las redes verticales desempeñen un papel clave, pero limitado al
mismo tiempo y en el que las redes trans-gubernamentales informales se intersecten con los
ámbitos formales de las organizaciones internacionales.

(...)
Esta perspectiva se crítica por su carácter aspiracional, liberal y marcadamente optimista y se
encuadra su postura dentro de una nueva generación de académicos internacionalistas que
surge en los Estados Unidos a partir de la década de los noventa del siglo XX. Esta tendencia
va a promover la comprensión de la comunidad internacional a partir de un derecho
internacional anti-formalista (Kennedy, 2000). Se requiere de una concepción más política del
derecho internacional, en el que la frontera entre este y el derecho nacional sea difusa y
porosa, e igualmente que el derecho internacional no tenga la gran pretensión de universalidad
y por tanto, se entienda mejor desde una perspectiva de procesos y regulaciones multinivel
propios de la gobernanza global contemporánea.

Conclusiones
La regulación y gestión de los asuntos globales refleja la necesidad de desarrollar
mecanismos, órganos e instrumentos de administración que trasciendan el ámbito del
poder público del Estado.
→ Las dinámicas y procesos asociados a la globalización plantean limitaciones a la capacidad regulatoria
de los Estados, en virtud de la diversidad de materias, el contenido de las mismas y en especial a la
marcada deslocalización, descentralización y flexibilidad de los asuntos, materias, organizaciones e
individuos que agencian este tipo de materias. En este entorno los actores no estatales asumen
un protagonismo necesario para la gestión de los asuntos globales. La gobernanza global
contemporánea exige de estructuras flexibles, transitorias y horizontales para el tratamiento de
los distintos temas que transitan por los asuntos globales.

En la medida que se da una mayor visibilidad a la GG surgen nuevas propuestas que buscan
vincular disciplinariamente al DIP con las relaciones internacionales. Se busca encontrar una
respuesta jurídica que legitime las diversas manifestaciones de la GG y con ello suplir desde el
derecho el denominado déficit democrático que sufren. Surgen, entonces, agendas como el
derecho administrativo global, la autoridad pública internacional o las redes globales de
gobernanza.

Un derecho transnacional dúctil, junto a los bufetes internacionales de abogados, desempeñan


un rol fundamental en la consolidación de regímenes propios de la autoridad privada y de
hecho son una de las manifestaciones de ésta. Por medio del diseño de órdenes jurídicos
autónomos, como la moderna lex mercatoria, esta modalidad de actores tiene un fuerte
impacto en la consolidación de la autoridad privada en la gobernanza global. Además, este tipo
de regímenes cuenta con mecanismos propios de solución de controversias, lo cual facilita la
aplicación de las reglas propias del régimen y las dota de validez y eficacia. La forma en la que
operan y estructuran las oficinas globales de abogados reflejan, precisamente, cómo se
representa y ejerce la autoridad privada en la gobernación de los asuntos globales.

Roger, Charles and Peter Dauvergne (2016) The Rise of Transnational Governance as a
Field of Study. International Studies Review 8: 415-437.

29
Zelicovich, Julieta (2022) La teoría de Gobernanza Global como enfoque analítico y los
puentes conceptuales con el debate latinoamericano. Colombia Internacional (109), 171-
195

RESUMEN. Objetivo/contexto: el artículo tiene como meta discutir el concepto de Gobernanza


Global como enfoque analítico de las relaciones internacionales, a partir del abordaje de los
componentes, alcances y críticas de la obra de Michael Zürn Una teoría de gobernanza global:
autoridad, legitimidad y contestación, publicada en 2018. Se propone discernir las innovaciones
teóricas y conceptuales introducidas en dicha obra, para luego considerar sus críticas. Por un
lado, se analizan las contestaciones que recibió el libro en el número de marzo de 2021 de la
revista International Theory; por otro lado, se exploran los puentes entre esta obra y el debate
sobre Gobernanza Global en América Latina, y se hallan correlaciones entre ambos.

Conclusiones: el trabajo sugiere que el enfoque desarrollado por Zürn expande las
posibilidades de teorizar los procesos de transformación que acontecen en el escenario
internacional, revalorizando el abordaje de la Gobernanza Global como enfoque
analítico. Logra introducir en el análisis aspectos que desde los enfoques tradicionales no
resultan explicados, a la vez que no ignora el rol del poder, de la politización y de las
ambigüedades del orden internacional. Se identifican puentes conceptuales hacia las
discusiones teóricas latinoamericanas.

Originalidad: el artículo sintetiza las discusiones en torno a una obra reciente que introduce
innovaciones respecto del uso de la Gobernanza Global como enfoque analítico, y los vincula
con los debates en la academia latinoamericana sobre este concepto, lo que resulta en un
nuevo enfoque sobre sus críticas y potencialidades explicativas.

Introducción

Gobernanza Global es uno de los conceptos más elusivos, pero a la vez crecientemente más
utilizados en las relaciones internacionales. Surgido en los años noventa, su uso ha ido
evolucionando en tres aristas:
“1) como conjunto de fenómenos que se verifican en la realidad internacional;
2) como perspectiva analítica del campo de Relaciones Internacionales, y
3) como proyecto político de orden para el sistema internacional” (Villamar Nava 2017, 136).

Este artículo propone centrarse en el debate del concepto de Gobernanza Global como
enfoque analítico, sin desconocer la existencia de los otros dos usos. El contexto de la
discusión es el de la crisis de globalización. Los procesos de transformación económicos,
políticos, sociales e ideológicos acontecidos a nivel global a lo largo de la última década, y con
especial énfasis desde 2015, pusieron en jaque las explicaciones tradicionales del orden liberal
internacional y dieron lugar a nuevos esfuerzos teórico-analíticos, tanto en el mainstream
disciplinar como en las construcciones conceptuales del Sur Global.

→ La falta de rigor en su uso ha sido señalada como un elemento problemático en la discusión de las
relaciones internacionales (Weiss y Wilkinson 2014b); y, en contraposición, se ha instado a recuperar las
preguntas que rondan dicho concepto como potencial para la “salvación” de la disciplina (Weiss y
Wilkinson 2014a).

30
Uno de los casos que rompe esa perspectiva de concepto vacío y que busca dotarlo de sentido
es el de Una teoría de Gobernanza Global: autoridad, legitimidad y contestación, de
Michael Zürn, publicado en 2018. Dicha obra se sitúa en el contexto mencionado y apunta a
responder a una situación paradójica: “¿por qué cuando resulta más ‘obvia’ la necesidad de
gobernanza global esta es fervientemente rechazada?”2 (Zürn 2018, VII). En su respuesta
discute, tanto con las explicaciones institucionalistas que sostienen la persistencia del orden
liberal internacional como con las realistas que enfatizan el giro geopolítico, para proponer una
teoría que integra aportes desde ambas perspectivas teóricas. Asimismo, debate con las
interpretaciones de Gobernanza Global como proyecto normativo y tecnocrático. El resultado
constituye una teorización de alcance global de la Gobernanza Global como marco analítico
sustantivo.

→ La propuesta de este artículo es explorar los alcances de ese razonamiento e identificar los
puentes conceptuales que creemos existentes con el desarrollo disciplinar de las relaciones
internacionales en América Latina.

El trabajo se estructura a partir de la discusión de la obra de Michael Zürn (2018) Una teoría de
Gobernanza Global: autoridad, legitimidad y contestación. Se propone, en primera instancia,
discernir las innovaciones teóricas y conceptuales introducidas en dicha obra, para luego
considerar sus críticas. Por un lado, se hará referencia a las contestaciones que recibió el libro
en el número de marzo de 2021 de la revista International Theory; por otro lado, se explorarán
los puentes entre esta obra y el debate de este concepto/teoría en el Sur Global, en particular,
en América Latina. En este sentido, el trabajo puede concebirse como un ensayo de discusión
teórica-conceptual basado en la revisión bibliográfica.

Una teoría de Gobernanza Global: autoridad, legitimidad y contestación

Lo que hace peculiar la obra de Zürn es la ruptura que propone con algunos de los supuestos
de las teorías tradicionales de la disciplina de las relaciones internacionales y su ambición de
ser una teoría con alcance sistémico —en contraste con aquellas de alcance medio, con mayor
protagonismo en la producción académica (Acharya y Buzan 2017)—.

En efecto, la Gobernanza Global viene siendo discutida como enfoque analítico desde hace
dos décadas, con particularidades que derivan de las comunidades epistémicas que lo
interpelan (Triandafyllidou 2017). Coen y Pegram (2018) distinguen tres “generaciones” de
académicos en tales debates: (....) y una tercera generación, que avanza hacia estudios
transdisciplinares y comparados que conforman una agenda de investigación más
“pragmática”, y que apunta a discernir lo específico de lo global y a elaborar soluciones
a problemas y desafíos políticos globales. Entre la segunda y la tercera generación se
encuentra el trabajo aquí analizado.

Surge entonces Una teoría de la Gobernanza Global, apoyada en el mecanismo causal de


autoridad-legitimidad. El libro es así una propuesta teórica para entender el complejo
paralelismo de la declinación y profundización simultánea de la gobernanza global. Esta
construcción conceptual permite indagar en procesos que desde la perspectiva tradicional
quedan ocultos o son subestimados.

Su hipótesis es que el orden internacional contemporáneo, entendido como sistema de


gobernanza global, se apoya en una estructura institucional y normativa que contiene
31
jerarquías y una distribución de poder inequitativa; y que esta estructura, de forma
endógena, produce contestaciones, resistencias y disputas distributivas entre los distintos
actores que la conforman, lo que dispara tanto secuencias de profundización como de
debilitamiento. Esta afirmación se sustenta en una particular construcción de qué son la
gobernanza global y el sistema político global, y en la aplicación de un mecanismo causal
basado en el nexo autoridad-legitimidad.

Autoridad
La Gobernanza Global en Zürn (2018) refiere al ejercicio de autoridad, a través de las fronteras
nacionales, así como al conjunto de normas y reglas más allá del Estado nación. El sistema de
gobernanza global consiste en “principios normativos y patrones de autoridad
institucionalizados”, así como en “narrativas de legitimación, que están enmarcados en la
sociedad mundial” (7). Apunta tanto a instituciones internacionales como transnacionales, y
reconoce como sujetos a los Estados y a los actores sociales.

La definición de Gobernanza Global, conforme ha sido desarrollada hasta este punto, refleja
los componentes que el autor enuncia respecto del sistema político global: principios
normativos, instituciones internacionales y la interacción entre esferas de autoridad
como tres capas interrelacionadas.

(...)
→ En resumen, mientras que el modelo westfaliano se asienta en la anarquía, el de Gobernanza Global se
apoya en estos tres principios que, de una manera u otra, erosionan la noción de soberanía.

Legitimidad
Como se infiere de lo explicado hasta aquí, en el planteo de Zürn, el ejercicio de la autoridad,
en tanto autoridad reflexiva, requiere ser legitimado. Para Zürn la legitimidad está
compuesta de dos atributos: la imparcialidad —como no-arbitrario— y la creencia de que el
accionar de la autoridad contribuye o sirve a un bien común. Las autoridades tienen que “crear”
las creencias de que en su práctica persiguen un propósito social o colectivo de forma
imparcial. Si las narrativas de legitimación no son efectivas, los mecanismos de gobernanza
global comienzan a presentar disrupciones que se expresan a través de una creciente
polarización, politización y contestación.

→ Entre las narrativas de legitimación habituales Zürn reconoce la narrativa participativa, la


legalista, la de la justicia, la tecnocrática, la tradicionalista, la de las ganancias relativas y la
manipulativa.

→ las instituciones internacionales con autoridad no sólo introducen una jerarquía entre el orden global y
las naciones, sino una estratificación entre los distintos Estados y las sociedades. A la vista de los
problemas de legitimación que genera esta estructura, se incrementa la politización entre los distintos
actores sociales y el sistema de gobernanza global es objeto de pujas.

Contestación
Los mecanismos causales que enuncia Una teoría de la Gobernanza Global proponen que, a
mayor autoridad ejercida por las instituciones internacionales, mayor atención reciben de los
Estados poderosos, que buscan retener mayor influencia —especialmente mediante los
mecanismos de toma de decisión e implementación—. A la vez, a mayor autoridad política de
32
las instituciones internacionales, mayor atención atraen, más actores participan en los debates
y tiene lugar una mayor polarización de las opiniones (politización). Por otra parte, se sostiene
que la falta de stocks de legitimidad tiende al crecimiento de la resistencia a las instituciones
inter y transnacionales.

Las contestaciones por parte de la sociedad acontecen como un reflejo de la mayor intrusión
de las autoridades internacionales. A medida que aumenta la injerencia en asuntos internos y
que afecta de forma directa a los actores sociales, las autoridades tienen que incrementar sus
esfuerzos de legitimación. En simultáneo, esta mayor intrusión provoca mayores actividades y
reacciones por parte de los actores sociales, proceso que es definido a partir del concepto de
politización. Coexisten tanto demandas por una mayor autoridad internacional (relegitimación)
como desafíos a las autoridades existentes (deslegitimación).

Combinando el tipo de contestación y las secuencias reactivas, se identifican cuatro


mecanismos causales: declinación mediante politización, profundización vía politización,
declinación por contestación estatal y profundización por contestación estatal.

Reacciones y contestaciones a Una teoría de Gobernanza Global


Esta propuesta de Zürn no pasó inadvertida en la discusión teórica de las relaciones
internacionales.

(...)
En su conjunto, estas críticas ilustran tres puntos: en primer término, que el uso de
Gobernanza Global como marco analítico es un enfoque rico para la construcción teórico-
disciplinar de las relaciones internacionales; segundo, que dentro del mainstream disciplinar
hay una comunidad dispuesta a estos debates; tercero, que, aun siendo novedosa, la teoría
aquí discutida tiene también sesgos y limitaciones.

Una mirada desde el sur


Mientras que la obra del Zürn provocó reacciones y precipitó debates en la academia del
mainstream, especialmente europeo, no ha generado reacciones equivalentes dentro de la
comunidad académica sudamericana. Este artículo es una de las primeras alusiones al tema.
Como mencionamos anteriormente, las variables “locales” inciden en cómo se enmarca un
debate conceptual (Triandafyllidou 2017) y reconocer esas particularidades forma parte de las
posibilidades de un diálogo global, en el sentido apuntado por Acharya y Buzan (2017). En esa
línea es menester reconocer que el debate respecto de las estructuras y dinámicas del sistema
político global, y especialmente de los mecanismos de contestación —conceptos que, tal como
fuera apuntado en las secciones anteriores, estructuran el trabajo de Zürn—, no es algo ajeno
a la producción académica de la región de América Latina.

Como primer puente encontramos los antecedentes y tradiciones de dicho pensamiento.


Identificamos que hay en la producción académica latinoamericana una larga tradición relativa
al modo de problematización de las relaciones de poder y de sus secuencias reactivas, que
guarda similitud con las reflejadas en los mecanismos conceptualizados en Una teoría de la
Gobernanza Global.
La producción académica de relaciones internacionales en Sudamérica tiene sus raíces
en el pensamiento de la teoría de la dependencia y de la autonomía. → Uno de los puntos
distintivos de estos enfoques, y que se tiende como primer puente conceptual para pensar
33
desde estas latitudes el libro de Zürn, es el del reconocimiento del orden internacional
como jerárquico.

→ No obstante, los alcances de este puente son limitados o parciales. No era objeto de estas
teorías conceptualizar el funcionamiento del sistema internacional, sino más bien pensar las
opciones para la inserción internacional de los países de la región. Por otra parte, mientras que
en Zürn hay una conceptualización novedosa del mecanismo de autoridad-legitimidad y la
apelación a bienes públicos, en Puig la autoridad sigue apoyándose en recursos tradicionales,
como “la posesión de armas de destrucción masiva, la impermeabilidad interbloque, la
autonomización intrabloque, la ruptura estratégica, la permeabilidad extrabloque y la
prohibición del uso de la fuerza para las potencias medianas y pequeñas” (Simonoff 2018,
224). Así, los antecedentes primeros no pasan de la noción de jerarquía y de algunos
mecanismos de contestación pensados dentro de dicha teoría.

En segundo lugar, es preciso reconocer que, como puntualiza Villamar (2019), la comunidad
académica de América Latina no ha sido afecta a la discusión temprana del concepto de
Gobernanza Global. En ese momento la agenda de discusión conceptual y la política
permanecían muy imbricadas y esto generó suspicacias por parte de la academia regional, que
no se apropió o internalizó dicha agenda de investigación —en parte por su asociación con las
lecturas liberales y el Consenso de Washington (Villamar 2019)—.

notamos que a partir del siglo XXI hay una producción del sur que mira la agenda de
problemas de la Gobernanza Global, pero que lo hace desde los marcos específicos de
la producción académica de la región, en términos de los desafíos para la inserción
internacional de los países latinoamericanos. Este es un segundo puente: el de la agenda de
investigación y sus conceptos.

En síntesis, en la academia latinoamericana hay antecedentes relevantes y un uso creciente de


conceptos afines a la teoría de Gobernanza Global (Zürn 2018), en materia del enfoque crítico
a los mecanismos de poder subyacentes y respecto de la conceptualización de secuencias de
contestación. Ello vuelve relevante mirar los alcances y límites de la obra aquí referida desde
una perspectiva del sur. Incluso desde la lógica de lo práctico, reconocer la dualidad de los
procesos de debilitamiento y profundización de la gobernanza global, así como de los
mecanismos de contrainstitucionalización, puede constituirse en un insumo para la
conceptualización y el diseño de las políticas exteriores de los países de la región.

Reflexiones finales
La Gobernanza Global como perspectiva analítica, en particular desde el enfoque de Michael
Zürn, expande las posibilidades de pensar los procesos de transformación que acontecen en el
escenario internacional. Como hemos resaltado en el primer apartado, Una teoría de
Gobernanza Global presenta conceptualizaciones innovadoras para entender (y reconocer) el
doble proceso simultáneo de profundización y debilitamiento de la autoridad
internacional. La teorización sobre actores tradicionalmente subestimados y sobre procesos
de articulación del poder novedosos da lugar a diagnósticos diferentes del tipo y profundidad
de cambio en curso.
Si bien, como muestran las críticas del segundo apartado, la teoría tiene un alcance acotado y
una perspectiva que sigue replicando el énfasis en lo intergubernamental y quizás hasta
sobreestimando el efecto de algunos mecanismos causales, mantiene su capacidad de
34
introducir en el análisis aspectos que desde los enfoques tradicionales no lograron ser hasta
ahora explicados. El enfoque de Zürn permite una alternativa en el uso del concepto de
Gobernanza Global que reconoce el rol del poder, de la politización y de las ambigüedades del
orden internacional, sin ofrecer una meta lineal ni hegemónica. Es solo una posible explicación
que reconoce la posibilidad de otras.

NOTAS DE CLASE: 2 (textos clase 3):


Reconstrucción del argumento de la autora:
Gobernanza global —> se la puede definir de muchas formas y algunas de esas formas son
críticas.
Es tanto un proyecto político, ámbito de estudio en RRII y un fenómeno (las características y
rasgos de la globalización, recursos financieros, personas, compañias presentes en todo el
mundo, rebasando al Estado nación, entre empresas y ong, entre ongs, hay muchas redes
transnacionales, supranacional. Rebasan las interacciones típicas de estado y estado).

Texto toro valencia: cuando dice actores no estatales, lo define x la negativa.

Los actores se van formando como autoridades, en ámbito de competencia. No son


autoridades de manera política como los Estados.

Pasamos de un modelo estadocéntrico a uno transnacional.

Cooperar/coordinar !

Es preciso coordinar

Interméstico: situaciones que traspasan a los Estados. A veces encontramos relaciones que
van de una escala muy micro a una mucho más generalizada.

Uno puede ser una autoridad x varios motivos

La autoridad tmb es dislocada del estado nación, el estado nación funda su legitimidad (del
ejercicio de la fuerza) a partir de determinados fundamentos. (Hay un dcho público que
norma y delimita tanto a los ciudadanos como al Estado).

Gobernanza global:
Es un proyecto “universal” que se considera custodio de ciertos principios universales (liberal,
democracia, etc)

Hay autoridades que van llenando nichos de áreas de competencia donde los Estados no
logran intervenir porque se les va de las manos.

El texto de toro valencia —> hay 3 puntas que tira el texto: forma de autoridad (capacidad de
influir en las acciones de otro implantando ideas) - forma de autoridad como respeto y
mutualidad entre los interlocutores - formas de autoridad como talento “se es o no se es una
autoridad”. Son diferentes formas de pensar la autoridad

Texto en inglés: recorrido teórico desde la concepción realista que busca aumentar su interés y
que el interés siempre es poder.
35
Cooperación entre partes e individuos que no son el Estado e implican necesidades de
adaptación y normativas jurídicas nuevas.

Textos clase 4:

Avant, Deborah D., Martha Finnemore, & Susan K. Sell (2010) ‘Who Governs the Globe?’
en Deborah D. Avant, Martha Finnemore, & Susan K. Sell (coord.) Who Governs the
Globe?, Cambridge University Press, pp.1-25.

Academics and policymakers speak frequently about global governance but do so in the
passive voice. They treat governance as structure or process. Global governance is
“the sum of organizations, policy instruments, financing mechanisms, rules,
procedures, and norms” or “the collective effort to identify, understand, and
address worldwide problems that are beyond the capacity of individual States”
(Najam et al. 2006; Club of Rome n.d.). Global governance is something that happens;
no one, apparently, actually does it.
To the extent that international relations (IR) scholars do think about who global
“governors” might be, they think about states. States, after all, are widely recognized
political authorities. Their job is to govern.
The global policy arena is filled with a wide variety of actors – international
organizations, corporations, professional associations, advocacy groups, and the like –
seeking to “govern” activity in issue areas they care about. These actors are not
merely occupying global structures. They are active agents who want new structures
and rules (or different rules) to solve problems, change outcomes, and transform
international life. They are dynamic in that nothing is ever governed once and for all
time. Any understanding of governors and governance must account for constant
possibility of change.
Without theories about these diverse actors and dynamic processes, we do not have conceptual
equipment with which to understand significant aspects of global politics→ In this project we
focus on the agents of global governance whom we call “global governors.” For
purposes of this inquiry, global governors are authorities who exercise power across
borders for purposes of affecting policy. Governors thus create issues, set
agendas, establish and implement rules or programs, and evaluate and/or
adjudicate outcomes. Our investigation explicitly centers on the process by which
these actors gain and use authority.
Focus on two types of relationships: relationships between governors and the
governed, and relationships among governors, themselves. Governance is not a
solo act, and governors can rarely accomplish ends alone. Almost all governing in
contemporary global politics seems to be the result of governor interactions of various
kinds. Focusing on these two relationships, we develop a framework for explaining both
individual global governance outcomes and the dynamics of authority in global governance
over time.
Our hunch is that it is not the type of actor but the character of relationships, both
among governors and between governor and governed, that is key to understanding
global politics. The framework we develop seeks to understand these relationships so as
to explain governors, outcomes, and change.

36
BRINGING AGENTS INTO GLOBAL GOVERNANCE: STRUCTURAL CHANGES AND
THE POVERTY OF STATISM AND FUNCTIONALISM

The assumption that the global political system is constituted by unitary, instrumental
states and structured by the distribution of power among them has made an analyst’s life
easy. Our contention is that these simplifying assumptions – unitary, asocial, instrumental
states, constrained only by the distribution of state power – strip away much of what is
essential for understanding contemporary politics. Structural changes over the past
quarter century have empowered new actors in new ways, undermining the utility of
these assumptions. Four such changes have been particularly important: globalization;
the privatization/deregulation revolution; new technologies; and the end of the Cold
War.

Structural changes
Globalization has undermined the correspondence between social action and the
territory enclosed by state borders (Held and McGrew 2000, 3).
The Thatcher- and Reagan-led privatization and deregulation revolution has
compounded this change in the relations between states and social power. Starting
in the 1980s, states, led by the most powerful, began systematically to cut economic
actors free from state control in hopes of improving economic performance. States
transferred public enterprises and state functions to private actors, and increasingly
encouraged private actors to finance policies such as education, municipal
services, and even security, which had once been the exclusive responsibility of
states (Feigenbaum et al. 1998; Avant 2005). This faith in the rationality of markets also
led states to loosen regulation of economic activity and increasingly other social activity
as well. Although global economic growth has exploded in the past twenty-five years,
states’ ability to control or regulate it has diminished, while nonstate actors’ efforts
to shape or tame it have increased.
New technologies facilitated globalization by easing communications, population flows,
and the interchange of ideas. New technologies have also enhanced the capacities of
states→each innovation also brings with it new vulnerabilities that can be exploited
by those with technological expertise.
The end of the Cold War further fueled global change. In a wide variety of social,
political, economic, and security realms, activists and organizations began to push for
change. The way the Cold War ended bolstered the credence of the privatization and
deregulation ideas prominent in the United States and emboldened many (generally
US-supported) international organizations to drop Cold War-style “impartiality” and
push for liberal, capitalist change. At the same time this wave of change empowered a
variety of actors to press for increased human rights protection, to work to restrict the
spread of conflict, and to promote attention to issues of global concern.

The poverty of statism and functionalism


State-centric frameworks do not capture these changes and functionalist
assumptions, while useful as a starting point, provide only limited help in
understanding variation in the actual governance that goes on in the world today.
Only a small fraction of global governance activity involves state representatives
negotiating only with one another.
Global governance does not unfold naturally or smoothly toward a unique
equilibrium. Governance, where it occurs, is the result of a political process and is
37
shaped by power, access, mobilization, leadership, and other political variables.
These political variables are important for determining what is noticed as a global problem
as well as which solution is chosen to address it.
Perhaps the most pervasive assumptions surrounding global governance are
normative. Many analysts assume that global governance is “a good thing.” When
we speak of it, we link it to activities with a decidedly positive aura: cooperation, problem-
solving, providing public goods. These are all things we like; indeed, they are all things
that are hard to oppose. Linking global governance to these activities disposes us to
think of any governance as good in and of itself. Any political observer knows that
governance is not always cooperative. Power, in its various forms, may make
“cooperative action” hard to distinguish from exploitation or domination (Barnett and Duvall
2005). Furthermore, diverse interests are not always accommodated. In some cases
they lead to competition, even conflict, within governing arrangements. Investigating the
diverse actors who govern helps foreground some of these normative issues by alerting us
to the varied normative agendas governors might bring to their work. Our focus on the
relationship between governors and governed highlights issues of accountability,
which frequently dog global governance arrangements.

Rethinking agency in governors


Our conceptual framework is based on governors’ authority relationships with those whom
they govern, their relationships with one another, and the tensions and synergies in these
relationships that might produce stability or change. Governance does not require
coercion. Governors may have coercive powers and may use them at times, but
more often the governed actually accept the governors’ authority in some fashion.
Understanding the nature of this authority and how it works must be at the center of any
understanding of governors. Governors can also exercise leadership and creativity,
two terms that are oddly absent in most discussions of global governance.
Governance is not simply the result of structural constraints; it is also the result of
generative agents. It can be transformational and innovative rather than simply
prohibitive (McNamara, this volume).Governors can gain acceptance from those they
seek to lead by offering attractive new ideas, formulating new strategies, and persuading
people of the importance of new social goals. While states may have advantages in
coercion, they have no monopoly on these other aspects of governance.
Understanding governance as more than just rule-enforcement or the provision of
order encourages consideration of more kinds of governors and of how they do
their work (Rosenau and Czempiel 1992, 4–5). Different governors draw on different
types of authority, which affects their behavior vis-a-vis ` their constituents and one
another. Thus our analysis starts with the concept of authority

“WHY ARE YOU IN CHARGE?”: THE NATURE OF AUTHORITY IN RELATIONS


BETWEEN GOVERNORS AND GOVERNED

Understanding why actors are authorities and are able to govern allows us to better
understand their behaviors, relationships, and impacts. We define authority as the ability
to induce deference in others. Authority is thus a social relationship, not a
commodity; it does not exist in a vacuum. Authority is created by the recognition of
others. Recognizing an authority does not mean one always agrees with or likes the
authority. It does mean, though, that one defers to the authority. Such deference
confers power. Having a set of constituents that have signified their acceptance of an
38
authority allows that authority to exert greater influence than would be the case if she did
not have their deference.
Deference to an authority might take a variety of forms. Authority might create new
preferences in actors who were previously indifferent or at odds. It might change
preferences in others who become persuaded to share the authority’s views based on its
moral standing or expertise.
Deference occurs for a variety of reasons. Some actors are authoritative because of
the office they hold. Some actors may be authoritative because of inherent qualities
others see in that person. Actors may also be authoritative because of what or
whom they represent.
The basis on which the governed defer has another side, however; it also
constrains the governor. Governors cannot do just anything they want; their actions
must be seen by the governed (and others) to accord with whatever authorizes them to
act.

In order to understand the political consequences of the exercise of authority for global
politics, it makes sense to examine the various sources of authority that agents draw upon.
Broadly, we see five bases of authority for global governors—institutional,
delegated, expert, moral, and efficacious
-Institutional (or Institution-based) authority derives from holding office in some
organizational structure. Their authority is limited, however, by the rules and purposes
of the institution that authorizes them.
-Delegated (or Delegation-based) authority is authority on loan from some other set
of authoritative actors. Often, in the realm of global governance those who delegate are
states or sub-state agencies. The nature of delegation arrangements can vary greatly as
can the ways in which global governors interpret, improvise, or shirk in these delegation
arrangements. Often, too, one sees “nests” or “chains” of delegation which may attenuate
(or sever completely) the relationship between preferences (or intentions) of the delegators
and governance outcomes on the ground. They also muddy the relationship between state
preferences and outcomes. Governors exercising or invoking this type of authority often
justify their actions with references to the wishes of their delegators--the “principals”-- and
are often seen as illegitimate if they circumvent those who delegated authority in the first
place.
-Expert (or Expertise-based) authority is authority based on specialized knowledge.
It inheres in the actor. Frequently, though, expertise is coupled with other types of
authority. Expert authority is limited in its use by the content of its expertise. There is
a sense in which the application of much professional expertise has a moral or principled
dimension. Most professionals believe that exercise of their profession and application of
their knowledge is a social good and furthers goals of the larger community. Yet, her
expert noons of the social good” may not be broadly shared.
-Principled (or principled based) authority is legitimated by service to some widely-
accepted set of principles, morals or values. It can inhere in both actors and offices.
Appeals to moral values are a very common authorizing tool for a wide variety of
actors seeking to govern globally. Some such appeals are more credible than others,
however, and some actors are more credible in making them. Finally, different principles
have resonance among different constituencies.
-Capacity-based authority involves deference based on competence. This has close
kinship with institutional, delegated, and, potentially, expert authority but is distinct. Many
scholars, including Joseph Raz, have described authority which derives from and is
39
justified by the task the authority is supposed to perform. The capacity for effective
action is what creates legitimate authority for the governor. People defer to the
governor because they believe she will produce desired results. Empirically, it is hard to
think of a “pure” case of this. Most global governors who are effective at solving problems
get their opportunities to do so from some other source of authority.

WHAT DO GLOBAL GOVERNORS DO?

The term “global governance” describes the different policymaking activities that
produce coordinated action in the absence of world government. There are steps
both before and after the explicit making and enforcing of rules that are crucial to political
outcomes:
-Setting agendas and creating issues. Much of the IR literature simply assumes that
issues needing governance are obvious and their appearance needs little explanation.
Actors often struggle hard to persuade others that a problem or issue exists.In many
cases the “problem” is not a problem for everyone. Some actors, often powerful ones, may
like the status quo and either deny or refuse to acknowledge the existence of a problem at
all. Governance of a problem can not begin until someone defines a problem as an
issue and succeeds in placing it on a consequential agenda.
-Making Rules. Rules have many sources. Some are unintended consequences of
decisions taken for different reasons. Other rules may become codified and widely
accepted simply on the basis of past practice, not through formal decisions. In many
situations, competing authorities fight over the rules.
-Implementations and enforcement. Once promulgated, implementing rules is hardly
a straightforward or simple process. Devising policies that put rules into practice is
almost always a contested process, and enforcement may be equally fraught with
controversy. Many rules made by high-level government actors are vague, even
platitudinous, requiring other actors to exercise a great deal of discretion and autonomy to
translate them into action on the ground. Even when states or other governors try to
write specific and detailed rules, they are always designed to be applied across
diverse cases. That means that no specific case will fit the rules perfectly and there
will always be exceptions, modification, and improvisation by implementing agents.
Even if all actors agree on what the rules required, acting on those requirements requires
resources, information, and coordination, all of which are notoriously absent in many
transnational settings.
-Evaluating, monitoring, and adjudicating outcomes. Disputes over implementation
and compliance often require evaluation, monitoring and/or adjudication. The
implementing governor may carry out these tasks, but often other actors carry out these
watchdog functions. Who monitors and evaluates is often unclear, however, breeding
controversy. Who judges and by what law remains unresolved. Sometimes, too, no one
monitors, evaluates, or adjudicates outcomes. The absence of governors to fill these roles
has led to common complains about lack of oversight, transparency, accountability and
even legitimacy. Actors such as international judges, who get to decide what constitutes
compliance with rules, are powerful players in the governance process.49 So, too, are
actors who evaluate and monitor the actions of IGOs, NGOs, MNCs, and other actors who
implement programs designed to govern various pieces of transnational activity. This is a
particularly contested process.

Feedback effects and overlap in governance


40
In practice, governance rarely takes the form of a linear staged process.
One might have imagined that different types of actors would perform different governance
activities. Pur contributors demonstrate, that who does what varies at different times, on
different issues, and with different degrees of formality and stability. An agenda setter in
one instance may be an implement or evaluator at another time. Rules may be made by
one actor but implemented by many or vice versa. Breaking the governance process into
analytic segments and exploring the governing agents at each juncture affords a more
accurate picture of how the various nonstate or private authorities matter for global
governance.
No governor governs alone. Along with the relationship between governors and
governed, then, the relationship among governors lie at the heart of current global
politics.

THE DYNAMIC OF GLOBAL GOVERNANCE


Nothing is ever governed once and for all time. Global governance-and politics
more generally- is a dynamic process. Each new governing arrangement alters the
structures, rules, and opportunities that came before. Governors and would-be governors
adjust well, or poorly, or not at all, to the attendant changes. A governing arrangement
may grow weaker over time, or alternatively it may grow stronger, with more far-reaching
effects. Understanding those dynamics is the key to explaining global politics.
Change in governing arrangements may be driven by exogenous factors, but
emergence and evolution of governance arrangements may also be driven by
features endogenous to governors' relationships with the governed and each other.
We identify three endogenous mechanisms of change:
1. Multiple authority sources within a single governor. These might create
synergistic opportunities for enhancing authority but also tensions that may create
demands for contradictory courses of action and/or authority challenges.
2. Relations between governors. These may be cooperative and additive, leading to
far-reaching effects, or tense, dysfunctional and even conflictual relationships, lead
into failed action and potentially weakend authority.
3. Performance. While producing expected results or exceeding expectations can
solidify the authority of governors, unintended, suboptimal, or undesired outcomes
may erode authority and induce pressure for change.

Multiple authority sources within a single governor


Most global governors are authorized by some mix of authority types. Often, governors
creatively seek to draw on varied sources of authority to induce greater deference across a
broader set of constituents.
Despite hopes of synergy, however, multiple sources of authority within a single governor
do not always sit well together. Institutional rules may require behavior at odds with expert
knowledge. Experts often complain about bureaucratic red tape and dysfunctional
procedures when they work inside organizations. Delegation demands from states may be
at odds with the moral principles that authorize a governor. Tension in authority can
create “reluctant governors”-actors that accept governing responsibilities only because
those are instrumental for fulfilling their primary missions. Delegation of demands for
functional performance may be a serious threat to some governors who have trouble
delivering promises.
MOst organizations, particularly large public organizations, are actually created to embody
and carry out diverse missions for abroad constituencies that do not always sit easily
41
together. In many aspects of public life, talk is action and symbols create effects. Using
different tools to respond to a contradictory set of pressures can be a strategy for
organizational survival. Organizations need hypocrisy to survive.
By focusing on tensions among authority sources, our analysis captures this tendency.
Over time, we suspect that continued hypocrisy reduces the authority of governors.
When multiple bases of authority are in tension, we see varied outcomes. The governor
may become paralyzed and choose hollow or symbolic action. Sometimes, rather than
trying to balance or fudge, governors simply choose to serve one mission over another.
This may result in more coherent policy, but risks loss of authority among constituents not
served. Having to choose between coherent policies and serving constituencies
should reduce governor’s authority over time.
When sources of authority are mutually reinforcing we expect to see governor’s
power expand.
Governors are not simply passive recipients of deference or slaves to authorizing
forcers. They can and often do seize tensions as opportunities to redefine problems,
create ordering mechanisms for resolving contradictory mandates, or think differently
about their authority. This management of authority to create mutually reinforcing sources
of authority is more common.
Estando todo lo demás igual, “Cuando las fuentes de la autoridad están en tensión
deberíamos esperar que un gobernante experimente dilemas” (p. 21). Los
gobernantes suelen emprender acciones que generen nuevas interpretaciones de sus
misiones para reconciliarse con las demandas en conflicto. El éxito de las acciones de los
gobernantes depende de su constante esfuerzo por seguir acciones diversas coherentes
con las metas de su autoridad. “Si las fuentes de la autoridad se refuerzan
mutuamente, o si un gobernante logra redefinirlas de manera exitosa, debemos
esperar que la autoridad del gobierno se solidifique o expanda” (p. 21). De manera
contraria, si fallan, o si los gobernadores no toman acción, deberíamos esperar que
el gobernador sea menos efectivo, y en última instancia, que pierda el poder.

Relations among governors: synergies, tensions, and outcomes


Todas las áreas de la política mundial están intervenidas por una variedad de
gobernantes de manera que los resultados de las acciones de estos necesariamente
dependen de sus interacciones con otros gobernantes.

Las relaciones entre gobernantes, como los tipos de autoridad, son diversas: por
delegación y relaciones de contrato, relaciones de cooperación y relaciones
conflictivas. Avant, Finnemore y Sell mencionan que en ocasiones el trabajo conjunto
de gobernadores impulsa la eficacia de los resultados de algunas políticas y la
autoridad de la gobernanza. Pero también puede suceder lo contrario. La existencia de
múltiples gobernantes en un mismo campo de acción puede generar situaciones de
conflicto o de abierta competencia. “Un gobernante puede movilizar una coalición
contra otra para derrotar sus perspectivas de acción” (p. 22). Un ejemplo es la
movilización de Al Qaeda para afectar la presencia de Estados Unidos en Medio Oriente;
o también las movilizaciones de los grupos pro-armas para derrotar las coaliciones que
buscan regular la posesión de armas.

Pues bien, la existencia de múltiples fuentes de autoridad conduce a que los


gobernadores trabajen sobre objetivos cruzados. Según la base de autoridad, los
gobernantes o grupos de gobernantes pueden impulsar las mismas políticas en distintas
direcciones. Asimismo, según las formas particulares de las relaciones de
gobernanza, los conflictos entre los gobernantes pueden aminorarse o exacerbarse.

42
Una de las principales relaciones en la gobernanza global es la del liderazgo. Los
gobernantes líderes se encargan de establecer agendas de trabajo para otros
gobernantes y de esta manera coordinar las propuestas políticas. El esfuerzo de la
gobernanza es impulsado por la cooperación de sus miembros y, al mismo tiempo,
obstaculizado por las tensiones existentes en problemas particulares. La función del
liderazgo existe tanto en las organizaciones no gubernamentales (ONG) como en las
grandes instituciones mundiales como la UNICEF.

Cooperation should enhance the reach of governance efforts, while tensions should
restrict them and competition may undermine them altogether.

Resultados y desempeño desencadenante del cambio

Los resultados de la gobernanza en curso determinan el futuro de la autoridad de los


posibles gobernantes subsiguientes. Tales resultados son previstos e imprevistos. Los
resultados no intencionales o imprevistos abren oportunidades de cooperación donde los
gobernantes crean nuevas relaciones con otra base de autoridad u otros gobernantes
para intentar arreglar los problemas. Estas aperturas resultan en nuevos mandatos de
gobernantes, diferentes definiciones de los problemas o diferentes definiciones de los
objetivos de las políticas. Pero también existen resultados donde las expectativas son
superadas y, en consecuencia, existe la posibilidad de expandir la autoridad de los
gobernantes al atribuirles más tareas.

Por ejemplo, en la década de los años noventa del siglo XX, el FMI se mostró más
competente que el BM en la evaluación de políticas internacionales de comercio de
manera que los miembros del estado impulsaron la asignación de nuevas tareas al FMI
que antes eran exclusivas del BM.

Las autoras señalan que la expansión de la autoridad de los gobernantes puede


decantar en una situación de “principio Peter”, esto es, “como recompensa por la
competencia (o competencia percibida), los gobernadores pueden recibir más y
diferentes tareas para las que no están equipados ni, en última instancia, son
competentes de realizar” (p. 26).

Gestionando el cambio constante

Los gobernantes deben negociar las acciones que cumplen las demandas de distintos
tipos de autoridad y, además, producir resultados exitosos. Mantener la autoridad es un
proceso complicado, pues muchas veces los procesos dependen de una coordinación con
otros gobernantes.

En la interacción con otros gobernantes, se generan procesos de aprendizaje y


generación de nuevas ideas. “El aprendizaje es una poderosa fuente de cambio en la
gobernanza mundial” (p. 25). Las estrategias de gobernanza realizadas para el
cumplimiento de determinados objetivos son elementos de análisis para los grupos de
autoridad, estados y organizaciones internacionales.

El aprendizaje de la gobernanza se da en una combinación del estudio de estrategias


fallidas con el surgimiento de ideas nuevas. En realidad, afirman las autoras, mucha de la
energía de los gobernantes se destina a la producción de estrategias de organización de
la autoridad. Es un proceso que se da en un constante intento por conciliar las demandas
en conflicto con propuestas concretas de acción. Los gobernantes “se presentan
estratégicamente a diferentes audiencias, adaptando políticas y justificaciones para
satisfacer los requisitos institucionales, de delegación, expertos, morales o de
competencia” (p. 25).

43
von Borzyskowski, I. y Vabulas, F. (2019) “Hello, goodbye: When do states withdraw
from international organizations?”, The Review of International Organizations, 14, pp.
335-366.
Los autores muestran que los factores geopolíticos- como las preferencias divergentes y el
“contagio”- son los factores principales relacionados al abandono de organizaciones
intergubernamentales (IGOs en ingles), seguidos a los niveles de democracia en los países y
en las organizaciones.
1 Introduction

Under what conditions do states withdraw from intergovernmental organizations


(IGOs)? Research to date has largely ignored the causes of voluntary exit from IGOs.
These withdrawals and threats of exit are significant because they seem to stand in
contrast to long-term patterns of increasing membership in IGOs at least since World War
II.
Many observers cite nationalism or populism as the cause of recent IGO
withdrawals.
While nationalism may have driven some recent IGO withdrawals, we question whether
nationalism can provide a broader explanation of withdrawals over the longterm. We
are skeptical of a persistent nationalism-withdrawal link because nationalism explanations
usually do not take into account that states have been withdrawing from IGOs for decades
and because the causes underlying nationalism may provide a better explanation for IGO
withdrawals. While an increasing number of populist-nationalist voters may desire a
retreat from international institutions, we may not see a rise in actual IGO
withdrawals due to the lower salience of international issues in voting decisions,
due to alternative options, and due to the difficulty of actually withdrawing. We also
question whether IGO withdrawals are mostly due to the high costs or inefficiency
of IGOs, as politicians tend to argue. Politicians frequently state reasons for IGO
withdrawals in public but we are skeptical of taking a politician’s rhetoric as fact because
publicly stated reasons and actual reasons may differ.
We examine withdrawals over 70 years and invert the robust literature on states joining
IGOs to derive potential explanations for IGO withdrawal. In doing so, we follow the logic
of scholars who have studied treaty termination by thinking first about why states
decided to join. Using the IGO accession literature as our point of departure, we group
our explanations for IGO withdrawal into arguments focused on domestic politics,
IGO characteristics, and geo-politics.
We use our original data to systematically examine IGO withdrawals from 1945 to 2014.
We find that nationalism has not been a key factor in driving withdrawals in the past
(1945–2014).
Instead of nationalism driving IGO withdrawals, we find that geo-political factors are
important drivers for IGO withdrawals in two ways: we find that a significant
divergence in a state’s preferences from other IGO members increases the
likelihood that the state withdraws from an IGO. We also find a contagion effect behind
withdrawals: when a lead state in the IGO withdraws other states are far more likely
to follow suit, as they might be worried about a leadership vacuum that can
exacerbate internal collective action challenges. Last, we find an IGO characteristic to be
important for withdrawals→Countries are less likely to leave densely democratic IGOs
perhaps because they have a more uniform group of member state preferences,
may help ensure stronger IGO commitments, and are known for providing
44
democratic and other assistance to members. Also, more democratic countries are
more likely to withdraw, which is primarily driven by the most frequent leavers (US, UK, and
Canada)→ These three factors underscore that withdrawal is not strongly linked to
nationalism but is instead motivated by geo-political factors related to a state’s
preferences and the democracy level of a country and the IGO.

2 Background on IGO withdrawals

IGO withdrawal occurs when a member state voluntarily removes itself from all
contractual obligations and legally terminates its membership. We define an IGO
according to the criteria in the Correlates of War IGO (COW IGO) dataset in order to
examine retreats from legalized agreements with an independent secretariat. Withdrawal
is a unilateral act, requiring no consent or approval from other member states.
States withdraw by providing notice to other member states, then waiting a required
timeframe for the IGO to formalize the request. The mode notice period given in IGO
charters is one year.
The possibility of withdrawal from IGOs is quite broad across institutions. The Vienna
Convention on the Law of International Treaties (1969) establishes that states can
legally withdraw when an IGO covenant explicitly outlines withdrawal terms. As we
discuss in the empirical section below, about 60 % of IGOs have a withdrawal clause.
Additionally, a state may withdraw from a treaty without a withdrawal clause when all
parties agree. These provisions mean that if a state wishes to withdraw from an IGO, it
can do so with enough time and documentation.
Since World War II, member-states have withdrawn from IGOs about 200 times. Most
states actually remain in the IGOs they join and withdraw rarely. Previous research
illuminates explanations for this pattern: treaties’ ¨flexibility devices´´ — including
reservations, duration and amendment rules, escape clauses, and dispute settlement
mechanisms— can help states address concerns before they withdraw. States often
get what they want by threatening to withdraw. Dissatisfaction in the IGO alone is
unlikely to lead a state to withdraw, particularly if remaining a member is not very costly.
Still, this number of IGO withdrawals is a large number when considering that states have
sunk costs in the IGO, including already having paid for policy changes (economically
and politically) that were necessary to join the institution in the first place. Withdrawal is
off-the-equilibrium-path behavior. IGO withdrawals can be seen as analogous to the
bargaining theory of war which posits that states have incentives to negotiate peaceful
solutions for conflicts of interests rather than to engage in costly wars (or here,
withdrawals).Moreover, withdrawals are an important phenomenon because they may
have large implications for countries’ policies and international cooperation.
Figure 1A: As the number of IGOs has increased since 1945, so have IGO withdrawals
from around 2 organizations per year before 1980 (the mid-point in our data) to about 3.5
organizations per year after 1980.
Fig. 1b shows, most of the increase is due to the increasing number of IGOs, the
normalized rate of IGO withdrawals is fairly constant over time. It is thus important to
understand historic instances of IGO withdrawals to better describe the broader
phenomenon as well as explain its causes.
Figure 2 illustrates that the US, Canada, and the UK are the most frequent withdrawers
since 1945 but many other states have exited IGOs as well, indicating that withdrawals are
not isolated to these powerful countries.

45
Figure 3 shows the IGOs from which states have most frequently withdrawn since 1945
including the World Tourism Organization (WTouro) and International Whaling
Commission (IWC). Both the WTouro and IWC cases align with our main finding that
geopolitics, particularly a member state’s preference divergence from other
members, is an important factor in triggering IGO withdrawal.

Understanding IGO withdrawals is important because withdrawing can affect IGO


funding, the IGO’s future policy actions, and the subsequent unilateral action of the
withdrawing state.Withdrawal can also have significant consequences for the
leaving state or remaining members.

3 Why do states withdraw from IOs?


Some observers have highlighted the role of increased nationalism. Some note that “the
tide of rising nationalism is exacerbating the crisis of international cooperation” and “that in
a world full of competing nationalisms, the landscape for interstate cooperation and global
governance is deeply fractured”. According to the nationalism argument, voters have
increasingly supported historic enmities, territorial symbols, and traditional cultural
values in contrast with integrationist values that are the cornerstone of many IGOs.
Does nationalism explain IGO withdrawals beyond this handful of cases after
2014? :
-Rising nationalism does not speak to the kinds of IGOs from which a state might
withdraw.
-States have been withdrawing from IGOs for decades and “historically, liberalism
and nationalism have often been complementary”.
-A large variety of states—including those without multiparty elections or nationalist
parties—have withdrawn from IGOs. Nationalist sentiments affect a small share of
countries, with support for integrationist principles quite robust in many other countries.
We argue that other factors explain the wider universe of IGO withdrawals over time:
one strategy in unpacking the conditions under which states withdraw from IGOs is a
text analysis of the reasons governments cite when they leave.
We have therefore inductively categorized the reasons given by governments for
withdrawal, as shown in Fig. 4: domestic political reasons for IGO withdrawals—of
which nationalism is an aspect—are rare.
-Only 5 % of withdrawals are categorized as “accused the IO of political overreach
or sovereignty concerns” which align with nationalism.
-Only 3 % of withdrawals are linked to “changes in domestic politics.”
-Only 4 % of cases are “pre-emptive to avoid punishments” related to domestic-
level political transgressions including gross violations of human rights, election
standards, or a coup d’état.
Other factors of withdrawal rather than domestic politics:
The bulk of withdrawal cases – 40%– include:
-reasons related to functional failures of the IGO including “costs” (13%),
-”dissatisfaction with IGO policies/performance” (25%) and
-the IGO simply becoming “obsolete” (2%).
This prompts us to investigate IGO characteristics as an explanation for withdrawals.
Nonetheless, we are skeptical that these stated reasons reveal the full motivation for
withdrawals. Since many voters support IGOs that enhance cooperation in a particular
issue area, politicians may argue that leaving might be justifiable if the IGO is “failing” in
this regard.
46
-In almost 13% of cases, politicians cited something related to “internal politics in the IGO”
including using words like “politicization” or “ideological differences”. Together with the 2 %
related to “war”, 4 % related to the “status of another member state”, and 4 % “no longer
wanted to comply”: these cases point to the importance of geo-political factors in IGO
withdrawals.

Using insights from the large literature of why states join IGOs, we outline three logics
for why states might withdraw from IGOs, grouped around domestic politics, IGO
characteristics, and geopolitics.

3.1 Domestic politics

HYPOTHESIS 1: Domestic politics: IGO membership withdrawal should be more


likely for states that have nationalist representation, have a change in government,
or are less democratic.

The domestic politics-IGO accession literature from which we build uses the frame of two-
level games to note that leaders can leverage international negotiations to help them
get what they want at home: IGO membership has electoral consequences.
Therefore, leaders may make IGO membership decisions to not only increase international
cooperation but also to satisfy key domestic constituents.
These domestic politics arguments about the propensity of states joining IGOs
suggest several observable implications for IGO withdrawal:
-countries at different levels of the democracy spectrum use IGOs differently. Highly
consolidated democracies might be less likely to withdraw from an IGO because
they are more likely to suffer audience costs at home and abroad for reneging on
international commitments.
-highly consolidated democracies may not need the signaling logic of IGOs as much
as other kinds of states that need an external hand-tying mechanism for reforming
policy, so they may be more likely to withdraw.
-Transitional democracies may also point in both directions regarding the likelihood of
withdrawal: given that transitional democracies sometimes join IGOs to signal
reform, they might be less likely to withdraw. However, because they might not
immediately qualify for access to prestigious IGOs at the start of their democratization
trajectory, they might first join less desirable IGOs then withdraw as they find ‘better’
alternative IGOs.
The domestic politics literature on IGO membership also shows that political parties
differentially support foreign policies toward joining IGOs. This implies that
changes in government could also precipitate IGO withdrawals.
The ideology of the domestic political party in power affects a state’s foreign policy
decisions because the party reflects the underlying public opinion of citizens toward
‘internationalist’ foreign policy or ‘isolationist’ foreign policy. The political party in power
may therefore affect the likelihood of IGO withdrawal too. In particular, when
nationalist parties are in office, they may be more likely to push for IGO withdrawal
because they tend to blame international engagement for problems at home.

3.2 IGO characteristics

47
H2a IGO functionalism: IGO membership withdrawal should be more likely from
IGOs that are less effective, are less densely democratic, or cover lower-stakes
issue areas.
H2b IGO design: IGO membership withdrawal should be more likely from IGOs that
are less institutionalized.

Functionalist IGO accession literature emphasizes that states join IGOs to enhance
cooperation for a particular issue, so states may want to withdraw from an IGO that no
longer functions as a state would like. Therefore, states may be more likely to withdraw
from an IGO that no longer supplies institutional benefits such as information,
centralization, and independence in a way that outweighs the costs of being an IGO
member. Poor IGO performance may also trigger a member state to exit: an IGO’s
‘failed functions’ may range widely and differ by the nature of the cooperation problem, so
the propensity of IGO withdrawals may depend on the issue area. Since they argue
that states will be more likely to cooperate when they share common preferences, the lack
of common interests may make states more likely to withdraw. States in a less
densely democratic IGO may also not feel their hands are “as tied” to the IGO
commitment and lack the same sort of socialization mechanisms.
The IGO accession literature emphasizes the heterogeneity of IGO designs and suggests
several patterns regarding IGO withdrawal. States might be less likely to withdraw from
highly structured IGOs if these are the best institutions at achieving the centralized
administrative support and independence that states sought in the first place.
Moreover, these highly structured organizations may deeply entwine member states
and make it more difficult to exit.

3.3 Geopolitics

H3 Geo-politics: IGO membership withdrawal should be more likely for states that
are rising powers, have diverging preferences, and have seen important states
withdraw.

Much of the research looking at the interrelationship between member state preferences
and accession to organizations argues that IGOs help ‘screen’ for members whose
foreign policy preferences already align with the preferences of other member
states. Other research is more optimistic that IGOs can also help constrain states. If
membership is based on states having common interests, then when a member
state’s preferences sharply diverge from other member states, it may no longer
have ‘common interests’ and gain from being a member. These changes in a state’s
likeness with other members might therefore make it more likely to withdraw from
an IGO to avoid being hurt by its policies.
Power also plays a central role in geo-political explanations of IGO membership
because powerful states may construct IGOs to lock weaker states into a stable and
predictable arrangement, reducing the need for potentially costlier coercion later.
Weaker states might be more likely to actually withdraw from an IGO if the
institutional bargain does not favor them.
Changes in state power are also important for IGO membership because shifting power
is one of the classic “problems” in international relations theory. Gilpin (1983) argues
that when a powerful state begins to decline, rising powers challenge the existing
international order and may therefore calculate that they are at an institutional
48
disadvantage in the IGO (and can do better through outside options). Rising powers may
be more likely to withdraw rather than remain locked in a losing distribution of
power.
A lead state exiting an IGO may change the overall balance of remaining state
preferences and create a contagion effect for withdrawal. Collective action theory
shows the importance of privileged actors (such as hegemons) in providing public goods,
but once these leaders have left, remaining members may receive fewer collective
benefits, may have to shoulder more relative costs due to decreases in budgetary
contributions. Since adjusting formal institutions is costly, states that remain after
leaders have exited may also have difficulty reopening the institutional bargain
within the organization. All of these factors combined may lead weaker states to exit
after lead states have departed.

4 Research design
4.1 Universe of cases, unit of analysis, and dependent variable
We test our hypotheses in a statistical analysis of original data on IGO withdrawals from
1945 to 2014 worldwide. The dataset includes all 493 IGOs from the updated COW IGO
dataset. Our unit of analysis is the IGO-member state-year because we are interested in
how the characteristics of countries and organizations influence withdrawal. This unit of
analysis is in line with other recent research on IGO membership dynamics.
We leverage these original data for the dependent variable IGO withdrawal. It is coded 1 if
member state m decided to withdraw from IGO i in year t, and 0 otherwise. Since we are
interested in membership withdrawal, we focused on withdrawal of state membership from
the IGO and excluded withdrawal of funds or delegations.

7 CONCLUSION
We argue that while the America First “withdrawal doctrine” and Brexit seem related to
nationalism, we need to be careful in extrapolating this explanation to inform a broader,
historical understanding of IGO withdrawals.
This paper therefore explains the conditions under which states withdraw from IGOs by
making both a theoretical and an empirical contribution. By leaning on the prolific literature
related to IGO membership accession, we derive observable implications for when IGO
withdrawal might be more likely. We argue that nationalism – and other domestic
political factors – are not a key driving force for IGO withdrawals across time, even
if this might be a salient explanation for recent cases. Instead, we argue that
geopolitical factors are integral to understanding when and why states withdraw
from IGOs. First, when a state’s preferences diverge from average preferences in the
institution, that state is more likely to withdraw. Moreover, contagion makes IGO
withdrawal more likely: when important countries – including founding members,
regional powers, or economic hegemons – lead the way in withdrawing, other states
are more likely to follow so that they are not left with an inflated burden and fewer
benefits. The state-level makeup of the IGO also affects withdrawal: states are far
less likely to withdraw from densely democratic IGOs because these institutions are
perhaps more effective at tying states’ hands to their commitments. Rising populist-
nationalism may lead to increased public opinion pushing for IGO withdrawals – as the
framework for this Special issue suggests – but this does not necessarily equate with an
increase in actual IGO withdrawals which tend to be rare and driven by geo-political
factors.

49
Future research should also examine member state withdrawals beyond this paper’s focus
on formal IGOs because states are increasingly cooperating through alternative
institutional arrangements such as informal IGOs.
Our results may suggest that IGOs have less ability to socialize states whose
preferences largely veer from average member-state preferences. Moreover, the
strength of the contagion effect may be troubling: weaker states do follow leaders
withdrawing from IGOs, and thus the risk of a domino effect following a hegemon’s
departure is real. Yet this study is cautiously optimistic about the resilience of IGO
membership. By examining IGO withdrawals over time, we have shown that IGO
withdrawals do not happen frequently and they have not been increasing drastically
over time. Historically – and even in the contemporary era – international cooperation
and nationalism can and have existed alongside each other. Moreover, the company
states keep in IGOs, particularly when members are embedded in densely democratic
organizations, seems to tie member states to their commitments. While some states have
said “hello” then “goodbye” to IGOs, withdrawing does not appear to be an easy
response amidst waves of nationalism.

Laura Zamudio González Organizaciones internacionales:¿Instrumentos o actores?

Comprender la naturaleza y funcionamiento de las organizaciones internacionales (OI) es


un paso obligado para cualquier internacionalista. El objetivo de este capítulo es introducir
al lector en el estudio de las organizaciones internacionales intergubernamentales y
analizar si se trata de instrumentos que se encuentran en manos de los estados
poderosos o, por el contrario, son actores autónomos e importantes del escenario
internacional.

Primeras aproximaciones a las organizaciones internacionales


Actualmente las OI superan en número a los estados, han incrementado su promedio
de vida (de 18 a 25 años) y se han comenzado a reproducir por sí mismas (es decir,
sin que medie la firma de acuerdos o tratados internacionales). Poseen recursos
considerables para atender programas de asistencia y desarrollo que afectan a
miles de personas; sus funcionarios y procedimientos de toma de decisión no siempre
responden por su funcionamiento a criterios democráticos, pero reciben extraordinaria
atención mediática y ponen en marcha mecanismos para vigilar y denunciar a los
gobiernos; poseen mandatos específicos, reglas y procedimientos de acción
definidos y poco flexibles, y aun así no dejan de ampliar constantemente sus
agendas de trabajo, tareas y responsabilidades.
Suelen ser identificadas como sinónimos de las instituciones internacionales, cuando en
realidad, organizaciones e instituciones internacionales son conceptos
relacionados, pero diferentes.
Por organización internacional se entiende: “una estructura formal, continua,
establecida por acuerdo entre miembros (gubernamentales y/o no
gubernamentales) de dos o más estados soberanos con el objetivo de alcanzar un
interés común”, que se encuentra además “suficientemente institucionalizada como
para reunirse regularmente y tomar decisiones dirigidas por reglas, un staff y una
oficina permanente”.
El concepto de institución internacional es más amplio. Para March y Olsen (1989),
una institución internacional no es necesariamente una estructura formal, sino “un
50
conjunto de normas, reglamentaciones, supuestos y, sobre todo, rutinas”. Las
instituciones constituyen “las reglas del juego” con las que se definen los marcos
de actuación de los participantes en contextos sociales determinados e “inducen,
prescriben, proscriben y permiten conductas”.
Se acepta que la existencia de un entorno institucional regulado afecta el comportamiento
de los actores. Entonces, las instituciones establecen reglas abstractas que sólo se
alcanzan cuando se cumplen en forma más o menos repetida. Las organizaciones
son uno de esos mecanismos que posibilitan los comportamientos repetidos que
luego se constituyen en instituciones.

Cómo se han abordado teóricamente las organizaciones internacionales


El panorama intelectual que aclare las aproximaciones teóricas a las OI desde el punto de
vista de las Relaciones Internacionales (RI) es bastante limitado y no ha logrado
estructurar un cuerpo teórico sólido que explique su naturaleza y comportamiento.
Conjunto de aproximaciones teóricas que defienden que:
-las OI son instrumentos de los intereses egoístas de los estados (Realismo);
-de la cooperación o integración regionales e internacionales (Funcionalismo y
Neofuncionalismo);
-de los regímenes (teoría de los regímenes internacionales) o
-de contratos derivados de la atención a problemas de acción colectiva
(Neoliberalismo institucional).
Por otro lado, están quienes argumentan a favor de las OI como:
-actores con su propia capacidad para construir la realidad social internacional
(Constructivismo), o
-con autoridad para definir sus propios intereses y cultura organizacional
(racionalidad burocrática) y capacidad para afectar o influir a otros.

Las organizaciones internacionales como instrumentos

-REALISMO:
OI son poco relevantes. Se conceptualizan como instrumentos de los estados –sus
principales creadores– para la atención y satisfacción de sus intereses particulares.
Nacen cuando los estados (principalmente estados poderosos) deciden constituirlas y sin
autonomía ni capacidad para influir en su comportamiento.
Se mueven en un contexto de anarquía o ausencia de poder superior, con escasa
cooperación y regulación entre sí. Se concentran en adquirir poder o en conservarlo y lo
usan para alcanzar sus metas y reforzar su seguridad. En este contexto, las OI son
completamente secundarias.

-FUNCIONALISMO Y NEOFUNCIONALISMO
Son dos aproximaciones teóricas que aun cuando aceptan que las OI realizan
funciones que son relevantes y necesarias para el sistema interestatal y que en la
realización de dichas funciones adquieren autoridad (limitada y condicionada para
el logro de su mandato), se siguen manejando con una visión instrumental.
Para el Funcionalismo, cuyo principal representante es David Mitrany, las OI son
resultado de la interdependencia que han alcanzado los estados. Desde un punto de
vista organicista, la interacción continuada entre estados genera espacios de cooperación
formal que se manifiestan en cuerpos funcionales con tareas específicas, investidos de
autoridad y dirigidos por expertos técnicos.
51
En la década de 1970, el Neofuncionalismo de Ernst Haas advirtió que la cooperación
se da solamente allí donde convergen intereses y donde los actores calculan que la
organización de sus actividades les brindará beneficios tangibles; no es, por tanto,
resultado natural de los procesos de interacción entre los estados y no se difunde
automáticamente de los espacios técnicos a los políticos, como creía Mitrany.
Con estos planteamientos se rechazó la idea de que las OI se mueven en una
dimensión esencialmente técnica y fueron devueltas al campo de la política, los
intereses y el poder.

-LAS ORGANIZACIONES INTERNACIONALES COMO COMPONENTES DE


REGÍMENES
La teoría de los regímenes adopta una visión de la realidad mundial que parte de la
llamada interdependencia compleja: supone que la cooperación se da a partir de
intereses comunes y advierte que las relaciones internacionales se encuentran ordenadas
a través de diversas instituciones (incluyendo aquí a los regímenes y las organizaciones).
En los regímenes internacionales, las reglas, normas y principios por sí mismos no
tienen capacidad de acción ni de respuesta ante los sucesos, para funcionar se
tienen que apoyar en estructuras organizacionales. Las OI contribuyen a materializar
las reglas, socializar las normas, vigilar, denunciar y hasta abochornar a aquellos estados
que no las cumplen, además de que proveen información e inciden en la movilización de
recursos. Lo cierto es que la vigilancia y los servicios provistos por las OI apuntalan a los
estados basándose en las nociones de reciprocidad y reputación. Las OI, como
componentes de los regímenes, terminan siendo también instrumentos, pues en el
fondo, las organizaciones están allí para hacerlos funcionar.

-EL NEOLIBERALISMO INSTITUCIONAL


Esta postura sostiene que ocurre la cooperación cuando los estados, concebidos
como actores egoístas, racionales y unitarios, buscan maximizar sus intereses y
función de utilidad, y cuando advierten “fallas de mercado en el ámbito político”,
imperfecciones y externalidades como las asimetrías de información, costos de
transacción y problemas en la especificación de los derechos de propiedad. De allí que la
presencia de instituciones sea fundamental para reducir la incertidumbre y
desalentar el oportunismo inevitable en todo proceso de interacción y transacción.
Las instituciones (y por “instituciones” se entienden también las organizaciones)
contribuyen a encauzar la interacción y reducir la incertidumbre. Sin embargo, aunque
esta postura confiere a las OI un mayor margen de actuación, siguen careciendo de
agencia.

Las organizaciones internacionales como actores

-CONSTRUCTIVISMO Y RACIONALIDAD BUROCRÁTICA


Según la concepción instrumental de las organizaciones, los estados delegan la autoridad
para el cumplimiento de tareas técnicas concretas, pero esta autoridad puede también ser
revocada. Se trata de una autoridad rudimentaria y limitada, que se obtiene en calidad de
préstamo y que no altera en nada la condición subordinada de las organizaciones.
La visión burocrática de la autoridad apunta en cambio a una forma específica de
relación y organización de la sociedad moderna que emana de un proceso histórico
de racionalización e impersonalidad del poder. Citando a Max Weber, la forma de
organización burocrática es una asociación de dominación, o un tipo ideal de
52
dominación racional-legal: se basa en la impersonalidad del cargo y en una estructura
administrativa que trabaja según la división de tareas y la imposición jerárquica. Esta
forma de dominación transfiere la autoridad a las reglas y es la confianza en las
reglas la que induce al acatamiento.
Pensar en las OI como burocracias es dotarlas de autoridad y poder. Es el apego a
las reglas lo que, en teoría, impide que se introduzcan intereses políticos, familiares,
personales o de cualquier otro tipo en la contratación del personal o las promociones
laborales y que la mayoría de sus respuestas queden sujetas a procedimientos y rutinas
diseñadas por expertos y personal calificado.
Desde una postura constructivista, las OI contribuyen además a crear conocimiento
social pues definen sujetos jurídicos como “el refugiado”, “el apátrida”, el “niño con
derechos”. Impulsan tareas y agendas como “aliviar la pobreza” o alcanzar el “desarrollo
sustentable” y establecen normas que, en el fondo, marcan comportamientos esperados
como el respeto a los derechos humanos o la solución pacífica de controversias. Todo
esto afecta (y regula) el contexto en el que se mueven otros actores. Comprender a
las OI desde esta dinámica de racionalidad exacerbada constituye también un
primer paso para explorar sus dinámicas endógenas y entender por qué, en muchas
ocasiones, responden tardía y torpemente ante acontecimientos que exigen
rapidez, creatividad y diligencia. Esta visión abona a favor de una mejor manera de
comprender sus éxitos, fracasos y comportamientos disfuncionales pues, las mismas
reglas y condiciones que les dan poder las vuelven inflexibles, torpes e ineficientes.

PROCESOS DE TOMA DE DECISIONES


La aproximación endógena a las OI es bastante limitada, pero se destacan los trabajos de
quienes analizan procesos de toma de decisiones y el comportamiento de los funcionarios
públicos internacionales: las OI dejaron de ser instrumentos exclusivos del estado y
comenzaron a ser reconocidas como espacios o arenas de decisión donde los
estados y otros participantes organizan, negocian, aprenden y asumen estrategias
con las que buscan incidir en los resultados. La presencia de expertos
independientes, funcionarios gubernamentales, personal permanente, representantes de
otras organizaciones o de la sociedad civil, etc., obliga a aceptar que hay procesos de
negociación y decisión complejos, conflictivos y politizados, en los que el liderazgo
repunta cada vez más como una cuestión vital.
Cox y Jacobson consideran que dentro de las organizaciones se forman coaliciones
de actores tanto gubernamentales como organizacionales, representantes
gubernamentales, representantes de asociaciones privadas nacionales e internacionales,
todos los cuales siguen pautas de acción muy diversas. La lección que arroja su
trabajo es que la influencia (capacidad de afectar el comportamiento de otro) no
tiene una única dimensión. Si bien hay actores con mayor capacidad de ejercer
influencia (en particular las élites), ninguno puede influir de la misma manera en todos
los temas o áreas, por lo que los patrones de influencia son necesariamente
diversos y cambiantes.
Weiss y de Mathiason observan que la presencia de intereses individuales estatales es
inevitable y se manifiesta a través de sus representantes directos o de mecanismos de
control indirecto sobre el staff, pero reconocen también que los funcionarios públicos
tienen un margen amplio de discrecionalidad y maniobra, con lo que evitan ser dirigidos
por completo.
De acuerdo con lo que establecen los teóricos de las organizaciones, sus trabajos han
demostrado que las OI son espacios habitados y con vida donde conviven, se
53
superponen y, en ocasiones, también entran en colisión múltiples intereses,
dinámicas, incentivos, lealtades, juegos y culturas organizacionales. En su interior
se toman decisiones y se diseñan políticas tomando en cuenta tanto el apego a las
reglas del accionar burocrático (neutralidad, impersonalidad), como las lealtades
nacionales, departamentales o epistémicas (siguiendo criterios científicos y técnicos).
Reinalda y Verbeek (2004), han tratado de comprender la autonomía política dentro
de las OI, sostienen que: las decisiones organizacionales se dan inmersas en
procesos de tensión entre los estados miembros y la burocracia de la organización,
de suerte que la conversión de demandas en decisiones o resultados está marcada
fuertemente por la relación entre los estados que crean a las organizaciones y las
organizaciones mismas.
La teoría agente-principal les ofreció algunas pistas básicas para entender los
mecanismos de influencia y autonomía dentro de las organizaciones. Los principales
(estados) necesitan a los agentes (organizaciones) para realizar algunas funciones que
consideran importantes y en esa medida están dispuestos a ceder autoridad.
Los agentes reciben concesiones condicionadas de autoridad de parte de un
principal, pero ello no implica que los agentes siempre hagan lo que los principales
quieren, pues si bien los principales establecen mecanismos de control y vigilancia,
los agentes descubren que existen espacios de autonomía y margen de maniobra.
La vigilancia y supervisión permanentes resultan muy costosas para los principales, por lo
que no las hacen todo el tiempo. Además, un agente tiene muchos principales, por lo que
la retirada de uno no necesariamente afecta a la organización, la cual termina
beneficiándose también de las asimetrías de información entre los muchos principales.
En consecuencia, en una relación agente-principal caracterizada por la existencia de
múltiples principales, los agentes pueden adquirir influencia en los procesos de
toma de decisiones en la medida en que obtengan ventajas de información en
relación con los estados miembros y cuantos más principales tenga una
organización, pues el juego político los llevará a enfrentarse unos a los otros . Por
último, es posible tener un margen de mayor autonomía en la medida en que los agentes
puedan emplear las reglas de funcionamiento de la organización en su beneficio.

Conclusiones
El hecho de que en la disciplina de las RI, las aproximaciones teóricas conciban a las OI
como instrumentos o agentes, para el autor constituye un falso debate. Para el autor, las
OI en realidad son estructuras desagregadas, con múltiples intereses y numerosas
dinámicas de decisión.
Es importante conocer al detalle las dinámicas internas de las OI para descartar la
idea equivocada de que las organizaciones pueden ser manipuladas con facilidad
por estados poderosos, quienes las someten y las usan a favor de sus intereses, así
como de la idea opuesta e igualmente equivocada de que son actores capaces de
perseguir sus metas con fines claros y precisos, sin conflictos aparentes ni
contradicciones internas.
Estamos lejos todavía de comprender la naturaleza de las OI. Necesitamos prestar
atención a los procesos de toma de decisiones, el impacto de los líderes, la
formación de coaliciones, la definición de equilibrios, pues las OI ofrecen una
suerte de configuración caleidoscópica de actores que logran o no articular
posiciones, interpretar o no mandatos, decidir o no políticas y actuar o no de
manera independiente. En su interior se mueven simultáneamente intereses, lealtades,
valores, normas y en ocasiones inclusive se traslapan o compiten entre sí.
54
En el fondo, las estructuras de las OI no se ven debilitadas, parece ser que los órdenes
multidimensionales son más robustos contra cambios externos que los órdenes
unidimensionales. Posiblemente sea esta extraordinaria complejidad la que les confiere
resistencia y sea gracias a ello también que se pueda responder la pregunta que se han
hecho reiteradamente todos los interesados en el estudio de las organizaciones
internacionales gubernamentales, a saber: ¿Por qué las OI nunca mueren?.

NOTAS DE CLASE: 07/04/2022

Zamudio: nos plantea una cuestión bastante esquemática. Se hacen una serie de preguntas
acerca de: los organismos internacionales. El dice que se suele decir que los organismos
internacionales son entidades fracasadas, que son manipulables, etc.

Cuando uno abre la caja negra de los organismos —> los organismos pueden ser entendidos,
x lo menos, de dos grandes formas: actores o instrumentos.

Considerarlo como instrumento no las ve como tan importantes y tampoco como algo
autónomo.

Organismos → creados primordialmente por los Estados y son en principio financiados por los Estados.
Carecen de características de soberanía típica, si amasan recursos para tener sedes permanentes, staff
permanente, funcionarios permanentes, etc. Tienen recursos y dan normas de cómo deben actuar los
Estados.
Hay organismos internacionales que son actores de lo internacional, y por otro lado hay
instituciones que son las REGLAS DEL JUEGO.

Burocracia —> impersonalidad de los cargos, en el mejor de los casos debe ser una persona
idónea. Conjunto de instituciones con cadenas de mando y relaciones jerárquicas. Implica el
imperio de la norma.

Los organismos son instituciones pero las instituciones no son sólo organismos. Las
instituciones son reglas y formas.

Hay un montón de distintas posturas, podemos verlo como actores o instrumentos, el autor
dice que esto es un FALSO DEBATE. Es como una dicotomía, no es A o B, en conclusión son
estructuras desagregadas capaces de tomar decisiones, con intereses propios y habitan
distintas personas.

Texto en inglés: hello goodbye

Plantea algunas hipótesis: xq los estados ingresan y no tanto xq se dan la deserciones, esto
último no se estudia tanto, x ende hacen un estudio cuantitativo y ven la cantidad de
deserciones (desde el 45) y ven que hay como unas 200. Quieren identificar cuales e ir
trabajando ciertas cuestiones: ¿son estados democráticos o no? Son altamente consolidados?

La deserción pareciera que se explica: no hubo efecto dominó, hay nacionalismos (en europa
central, polonia, hungría, república checa, partidos nacionalistas en distintos países europeos)
que buscan cortarse de la unión europea (medidas que van en contra de los principios
55
liberales) esto es un factor de salida?? Es una de las hipótesis que plantean las autoras ( del
45 al 2014).

Hay 3 Estados que salieron más que los otros: EEUU, Reino Unido, Canadá.

La hipótesis sale de la literatura de xq los Estados ingresan, ellas parten al revés, buscan los
motivos que llevaron a ingresar a los Estados a los Organismos Internacionales, para ver si
tienen una relación con la salida.

Ellas testean variables domésticas y geopolíticas, junto con variables propias de los
organismos.

3 hipótesis:
Ascenso de los nacionalismos
Ascensos de la cuestión de la geopolítica
Ascenso de la cuestión doméstica

Solo el 5% de salidas está vinculado con el nacionalismo (de 200 salidas, poco y nada).

A veces hay intensivos para quedarse para otros países que no sean hegemónicos (x ej: USA
si se va puede pegar el portazo, pero otros países no tienen esa posibilidad). En general los
organismos tienen cláusulas de salida, te la pueden complicar o convencerte de quedarte, es
muy caro irse por lo que podes perder y todo lo que tenes que pagar (a veces son económicos
y a veces son simbólicos).

La hipótesis del nacionalismo CAE, xq generan otras discusiones (modifican políticas de


estado) pero no dejan de jugar ese juego internacionalista.

Los factores de política doméstica también cae (hay ventanas de períodos por ejemplo cuando
hay cambio de gobierno)

Factor geopolítico es el que las autoras distinguen como el más probable, el que más
probablemente explique el fenómeno.

El otro texto en inglés:


Las autoras se preguntan quienes son los gobernantes globales, apuntan a identificar quienes
son las autoridades globales y de donde sacan la legitimidad que tienen. —> de nuevo, es abrir
la caja negra de los organismos para darnos cuenta de ese resultado. Se le pega a las
escuelas estado céntricas porque pasan x alto que lo que está detrás de todo esto es la política
- la disputa -.

Clase - textos de clase 5: Los organismos internacionales frente a la pandemia:


Zamudio González, Laura (2021) Gobernanza indirecta de crisis transnacionales: la OPS
y la OMS frente a la pandemia de Covid-19 en América Latina. Foro Internacional (FI),
LXI, núm. 2, cuad. 244, 299-331 ISSN 0185-013X; e-ISSN 2448-6523 DOI:
10.24201/fi.v61i2.2832

Resumen:

56
Las organizaciones intergubernamentales, regionales e internacionales desempeñan un papel
activo en la gobernanza de las crisis transnacionales. En el contexto de la pandemia de Covid-
19 en América Latina, la Organización Mundial de la Salud (oms) y la Organización
Panamericana de la Salud (ops) se han vinculado con múltiples actores y niveles de decisión,
materializando lo que la literatura de gobernanza global identifica como gobernanza indirecta
por orquestación. El artículo muestra que, en la práctica, los mecanismos de orquestación
han construido esquemas de coordinación y acción heterogéneas que, en situaciones de
crisis transnacional, permiten a estas organizaciones sumar recursos, capacidades y
autoridad.

La crisis sanitaria global por el Covis → demostró que la gobernanza global de los problemas
transnacionales requiere de esfuerzos colectivos y acciones coordinadas entre diversos gobernadores,
entendidos como “autoridades que ejercen poder a través de fronteras, con el propósito de afectar las
políticas”

→ La gobernanza transnacional es el resultado de la interacción e interdependencia


alcanzada entre agentes diversos, inmersos en determinadas lógicas de coordinación y
cooperación.

→ Las y los teóricos de las organizaciones y de la acción colectiva han demostrado que la coordinación
es clave para explicar el éxito y el fracaso en los esfuerzos de cooperación.

→ El estudio de las modalidades de gobernanza, específicamente, la gobernanza indirecta


por orquestación, parece ofrecer una respuesta al problema de coordinación en este tipo de
escenarios.

→ El objetivo de este artículo es contribuir al estudio de la gobernanza transnacional, mediante el análisis


de un caso de vinculación y coordinación organizacional para el manejo de crisis, específicamente, el
papel de la Organización Mundial de la Salud (oms) y la Organización Panamericana de la Salud (ops),
su oficina regional, ante la pandemia ocasionada por la Covid-19 en América Latina y el Caribe.
→ El artículo se centra en el análisis de las funciones de gestión de crisis, conferidas a la oms y a la ops
por el Reglamento Sanitario Internacional (rsi) y por el Comité Permanente entre Organismos (iasc por
sus siglas en inglés), específicamente, las tareas de investigación y monitoreo de los brotes epidémicos.
La idea entonces es comprender y observar, en este caso, los mecanismos de participación de la oms y la
ops en estructuras de coordinación

→ La pregunta que guía el artículo es: ¿qué mecanismos de coordinación orquestados por las
oms y la ops fomentaron esquemas de gobernanza indirecta en el contexto de la
pandemia, entendida como crisis transnacional, y qué fortalezas y retos se identifican?

Gobernanza transnacional, gobernanza indirecta y OI


Las oi participan en la gobernanza transnacional como gobernadores debido a que son
instancias autónomas de autoridad. → Se trata de una forma de autoridad que descansa en
procedimientos legales y reglas impersonales, en torno a las cuales las burocracias crean conocimiento
social. las burocracias ejercen 3 tipos de poder:
● clasifican el mundo, creando categorías de actores y de acción;
● fijan significados en el mundo social y
● articulan y difunden normas, principios y actores.
(...)
57
En la literatura sobre la gobernanza transnacional, la interacción entre los agentes es clave
también para entender los resultados que pueden alcanzar. Más allá del tipo de agente, o sus
capacidades individuales, la vinculación entre ellos posibilita nuevas dinámicas de acción, con
efectos en resultados. De allí que, para los propósitos de esta investigación, resulte relevante
comprender dos modalidades analíticas de gobernanza indirecta: delegación y orquestación.
● La gobernanza indirecta por delegación → se efectúa mediante la existencia de un
contrato formal, a través del cual un gobernador (o principal) concede autoridad de
manera condicionada a un tercero (o agente), y lo empodera para actuar en su
nombre. El principal puede rescindir el contrato cuando el agente se aparta de los
objetivos trazados por él. Se trata de una modalidad fundamentalmente jerárquica
(...)
● La orquestación, en cambio, requiere de intermediarios sobre una base voluntaria.
El orquestador carece de controles legales sobre los intermediarios, no puede
comandar la cooperación del intermediario, pero al alinearlos, adquiere recursos y
capacidades que de otro modo no tendría. Adicionalmente, gracias a la
orquestación, los gobernadores logran incidir en las conductas y políticas de otros.

Se aplica la categoría analítica de gobernanza indirecta por orquestación al caso de estudio,


con la intención de observar la manera en que la oms y la ops interactuaron entre sí, así como
la diversidad en los esquemas de coordinación que desarrollaron en sus relaciones con otros
agentes.

La OMS y la OPS como gobernadores


La oms y la ops se entienden como gobernadores en el proceso de respuesta a la pandemia
de la Covid-19, con capacidad de ejercer poder y afectar políticas de manera transnacional.

La relación entre la oms y la ops es sui generis, pues contempla una combinación de
integración formal y de autonomía, → = instituciones anidadas, esto es, organizaciones
que se encuentran incrustadas una dentro de otra, como las muñecas rusas.

Modalidades y mecanismos de gobernanza indirecta adoptados por la OMS y la OPS

De conformidad con el Reglamento Sanitario Internacional (rsi), el mandato de la oms es


“actuar en la contención, control y seguimiento de brotes epidemiológicos y de enfermedades
transmisibles”, mediante la ejecución de dos tareas esenciales: investigación y monitoreo.
Adicionalmente, al formar parte del sistema internacional humanitario, la oms y la ops están
mandatadas por el Comité Permanente entre Organismos (iasc) para asumir funciones de
liderazgo y liderazgo en el clúster en salud.

→ Un rasgo importante en la ejecución de estos mandatos es que las oi necesitan la colaboración


activa de los Estados. Son los Estados quienes, en primera instancia, deben reportar, notificar,
verificar y responder a brotes y emergencias derivadas de enfermedades transmisibles
(aunque actores no gubernamentales puedan reportarlos también).

En el medio dio un montón de datos que no importan


(...)
Finalmente, de manera transversal a toda su actividad, la oms y la ops actuaron como
burocracias racionales, proveedoras de asistencia y conocimiento técnico experto. Durante la
pandemia, este tipo de conocimiento fue clave para que las dos organizaciones pudieran
58
elaborar recomendaciones y diseñar categorías de acción dirigidas a estructurar la respuesta
de los gobiernos, pero también buscaron socializarla con otros actores subnacionales
involucrados en la respuesta y público en general.

Conclusiones
El estudio de los mecanismos de gobernanza indirecta mediante orquestación aplicados por
organizaciones regionales e internacionales en contextos de crisis global es todavía terra
incognita.

→ El artículo buscó analizar los mecanismos de coordinación, orquestados por la oms y la ops, que
fomentaron esquemas de gobernanza indirecta, con sus fortalezas y retos. Lo que observamos es que las
organizaciones vincularon a muy diversos agentes en sus procesos de respuesta y, al hacerlo,
confeccionaron formas de coordinación diferenciada: en algunos casos se trató de coordinación sectorial,
como en el clúster de salud, y en otras implicó una coordinación multinivel como en el sgi. En ocasiones
se desarrollaron redes horizontales con liderazgo predefinido y, en otras, redes “flojamente acopladas”,
donde actuaron como nodos claves de información y conocimiento. La combinación de estos mecanismos
permite argumentar que las organizaciones participan en distintos momentos y con diversas capacidades
en el proceso de gobernanza transnacional.

→ Adicionalmente, el artículo buscaba contribuir al debate teórico de la gobernanza transnacional,


mediante el análisis de un caso empírico. Al respecto, se identificaron cuatro mecanismos de
coordinación por orquestación, con variaciones en los tipos de actores que se vincularon, las relaciones de
autoridad y las dinámicas de control burocrático. Ello permite argumentar que la coordinación mediante
orquestación no responde a un solo modelo y se materializa con estructuras y formas organizacionales
sumamente diversas, desde las cuales los actores organizacionales participan como agentes activos y
autoritativos, contribuyendo a la gobernanza desde diversos frentes.

Burgos Silva, Germán. (2019). Las organizaciones internacionales y sus recursos de


poder. Una propuesta analítica. Estudios Políticos (Universidad de Antioquia), 54, pp.
149-176.
http://doi.org/10.17533/udea.espo.n54a07

Resumen
En el texto se responde la pregunta sobre cuáles pueden considerarse recursos de poder
de algunas organizaciones internacionales (OI), en cuanto entes relativamente autónomos
de los Estados que las crean.

→ Se sostiene que, según sea el caso, la producción de cierta normativa, la información, la


coerción y el componente simbólico son parte de dichos mecanismos, aunque existen
solapamientos entre ellos que dificultan su distinción. El análisis se funda en una
perspectiva sociopolítica de las OI, con la que se busca complementar la mirada
predominantemente jurídica de estas. Por lo tanto, va más allá de visualizar aquellas como
meros instrumentos de los Estados y que tienen apenas poderes delegados por estos,
estableciendo la existencia de ámbitos que permiten identificar espacios de autonomía y de
poder sobre los Estados.

Introducción

59
En medio de los roles y alcances que tienen organizaciones como las ya nombradas, lo que
podemos visualizar en común frente a situaciones como las anteriores es el protagonismo
creciente y estratégico que las OI en general han venido adquiriendo en el escenario
internacional, de manera tal que hoy es fácil constatar que superan numéricamente a los
Estados; es más, algunas de ellas hacen tareas que antes realizaban aquellos, afectando
por tanto la vida de las personas y demás actores; asimismo, los individuos y grupos
sociales buscan internacionalizar su lucha a través de estas plataformas, en tanto que
varios agentes internacionales formales e informales dependen cada vez más de la información
y la acción técnica de las OI.

→ reconocer que estos organismos tienen atribuciones variadas y que afectan la vida
de varios actores hace referencia, en el fondo, al estudio del poder de las OI

→ Con argumentos tanto jurídicos como de la teoría de las organizaciones y de las relaciones
internacionales se puede plantear que las OI tienen un nivel de autonomía variable en relación con los
Estados. A partir de esto se debe admitir que dichos organismos pueden estimarse como actores de poder
en cuanto tales y que, por consiguiente, entran en relaciones con varios actores.

→ Con este artículo se procura identificar los recursos de poder que algunas OI tienen para
pretender y lograr cierto tipo de obediencia, especialmente respecto de los Estados-nación.
Por lo tanto, ¿cuáles serían los recursos de poder con que cuentan ciertas OI, que les
permiten un nivel de influencia o de obtención de obediencia por parte de los Estados u
otros actores de poder? → Como respuesta a esta inquietud e hipótesis, se plantea desde un
enfoque sociopolítico del estudio del poder que las OI cuentan con recursos normativo,
informativo, coercitivo o simbólico que se pueden traslapar en diversos momentos.

Las organizaciones internacionales como actores “autónomos” de los Estados


→ se pretende identificar y desarrollar varios argumentos que permitan sostener que las OI, a pesar
de los enfoques realistas, cuentan con un nivel de autonomía respecto de los Estados que las
crean, de modo que pueden pasar de ser meramente sus instrumentos, a lograr que aquellos
las obedezcan.

Los poderes jurídicos de las organizaciones internacionales


Las OI son, desde el punto de vista del derecho internacional, sujetos de este y resultado de la creación
generalmente de Estados por medio de tratados internacionales, dotadas de personalidad jurídica de
manera directa o indirecta, lo cual les permite el cumplimiento de fines más o menos específicos → , las
OI son sujetos derivados, es decir, producto de decisiones estatales, y en tal sentido se
asume de una u otra manera que su existencia y su funcionamiento descansan en los
actores que las originan (Ridruejo, 2012). Con base en esto se ha construido la teoría de
los poderes de las OI como atribuciones de los Estados.

→ En otra vertiente analítica, Jean d’Aspremont (2007) plantea que los Estados delegan
poderes a las OI al menos de 3 formas:
1. está la relación de agencia, en la que aquellos entregan ciertas atribuciones al
organismo, pero manteniendo cierto control y capacidad de decisión sobre este;
2. los poderes delegados, que corresponden a eventos en los que los Estados no
ejercen control sobre lo que hace o deja de hacer la OI como producto de dicha
delegación;
60
3. la transferencia de poderes, la cual no solo es difícil de controlar sino que
conlleva la entrega de atribuciones del Estado a una organización que la ejerce en
forma exclusiva, es decir, monopólica

Las organizaciones internacionales desde algunos enfoques de las relaciones internacionales

Desde el realismo:
● centrado en presumir que los Estados son el eje de las relaciones
internacionales y actúan en forma egoísta, las OI desempeñan 2 roles:
- 1) por un lado, son meros foros más o menos vacíos en los que los
actores estatales están a la expectativa para llegar a acuerdos o no,
al margen de algún papel cumplido por las organizaciones;
- 2) por el otro, en una línea más neorrealista, se admite que las OI
tienen un margen de acción propio, el cual está determinado por los
intereses de las potencias mundiales, que son las que realmente
deciden los aspectos fundamentales respecto del accionar de la
organización.

Desde un enfoque liberal:


● Se asume críticamente que el propósito de los Estados no es perseguir sus
intereses, sino que son un medio para hacer viables las expectativas de otros
actores o preocupaciones comunes tales como los individuos, los pueblos o
el mismo medio ambiente. A partir de estos se conforma una agenda de lo
público internacional, en la que la finalidad de las OI es posibilitar, entre otros,
mayores grados de libertad y bienestar individual, espacios de autodeterminación
colectiva o derechos como un desarrollo sostenible.
● Uno de los aportes de fondo de esta perspectiva consiste en admitir que las OI
tienen vida propia y, por consiguiente, son de alguna forma autónomas con
respecto a los Estados.

La autonomía de las organizaciones internacionales: los argumentos

→ (...) es igualmente posible identificar de manera precisa algunos argumentos que permiten visualizar
que estas organizaciones tienen cierta autonomía y, por ende, la capacidad de ejercer poder sobre los
Estados y otros actores. En tal sentido, es posible plantear los siguientes argumentos a favor de la
autonomía —al menos relativa— de las OI:

● Jurídica y formalmente → las OI tienen personalidad jurídica propia, la cual


puede ser expresa o tácita, y deducible de cierto tipo de mecanismos o funciones.
Esto significa que son diferentes de sus integrantes y, por tanto, en cierta forma
interactúan con ellos. Pero adicionalmente, si bien las organizaciones actúan con
base en atribuciones de los Estados, cuentan con poderes implícitos e inherentes
que se escapan de uno u otro modo de su control y que en la práctica han
permitido un accionar propio. (Ejemplo: Banco Mundial)

Tomando en cuenta entonces que aun en el marco de las diferencias analíticas sobre la
racionalidad del accionar de las OI es posible identificar la idea relativamente común de que
61
son algo que va más allá de la mera voluntad e interés de los Estados y que, por tanto, tienen
ámbitos propios de acción, → cabe preguntarse cuáles pueden considerarse sus recursos de
poder para actuar sobre los Estados y conseguir algún nivel de obediencia.

Las organizaciones intern y sus recursos de poder


1. Desde una perspectiva del poder como detentación → las OI cuentan con las
facultades delegadas por los Estados de algún modo y por ello tienden a considerarse como
meros mandatarios, fundados en una legitimidad de fines y medios.

2. Desde la lógica clásica de los recursos de poder → —el conocimiento, el capital y


la coerción—, pueden estimarse como detentadoras variables de las dos primeras, y la
fuerza es inicialmente un terreno, ante todo, estatal (Keohane, 1993).

Estos 2 planteamientos sobre el poder se han cuestionado por varias vías y de manera
general.
● En primer lugar, sostener que el poder es algo que se detenta, mediante el acceso
a ciertos recursos o delegaciones, corporiza el poder, en cierto modo lo materializa,
cosa que no es empíricamente verificable en forma plena, y además transmite que
si algunos tienen el poder como algo corpóreo, otros no lo tienen o lo tienen en
menor proporción o cantidad, cosa que tampoco es verificable
● Hay aquí una visión unilateral y superficial del poder en cuanto se mira desde
quien lo ejerce y no desde quien dice o no obedecer. Dicha unilateralidad, por lo
demás, transmite la muy limitada idea de que solo por tener poder o recursos de
poder se obtiene la obediencia, cuando es fácil determinar que no siempre el
acceso a ciertos recursos o competencias conduce a ser obedecido, sino que
además —y más claro aún— desconoce que no siempre se obedece, debido a que
hay resistencias y cuestionamientos a quienes supuestamente tienen el poder.
(...)
Reconocer que el poder no es algo que se detenta sino que se ejerce permite tener en cuenta
que en el interior de determinados actores de poder hay luchas en torno a este.

→ las OI son actores de poder en cuanto forman parte de relaciones estratégicas, en las
que hacen uso de determinados recursos que pretenden y logran, hasta cierto punto, la
obediencia de los Estados y otros actores de poder; por tanto, estas organizaciones entran en
juegos y luchas de poder a partir del uso variado y cambiante de dichos recursos, y no
meramente porque posean una parcela de poder en sí mismas, según la idea clásica de que el
poder se tiene o no.

→ se planteará que los recursos de poder de las OI se pueden identificar como normativos,
informativos, coercitivos y simbólicos, los cuales no siempre se dan en todas estas, pero su
enunciación analítica puede ser útil para verificar su existencia o no, lo que permite determinar
su peso específico como un actor de poder.

Poder normativos
Este poder normativo se expresa a través del mecanismo de las resoluciones no
vinculantes o sus equivalentes, emitidas por diversos órganos, además de la verificación de
ciertas normas internas como parte del proceso de adhesión a algunas de ellas.

62
→ Si bien no todas las OI tienen atribuciones normativas expresas, aquellas que las tienen pueden
producir resoluciones a título de recomendaciones, es decir, no vinculantes, dirigidas fundamentalmente a
sus Estados miembros, las cuales les permiten desarrollar su objeto y fines. Una de sus características
principales es su carácter formal (Monroy, 2000).

→ Ahora bien, reconocer la regla de la no obligatoriedad jurídica de las normas producidas por ciertas OI
no significa que en la práctica no tengan fuerza y eficacia respecto de espacios de acción de los Estados.
Con la expresión «derecho blando», al que se ha ligado una parte de la producción normativa de dichas
organizaciones, algunos Estados han tendido a obedecer de manera desigual las normas emitidas por
estas, en la medida en que su adopción está asociada a beneficios reputacionales, los cuales en algunos
casos están vinculados igualmente a luchas de poder internas (Daugirdas, 2014).

→ el poder normativo de las OI hace referencia a las atribuciones que tienen para
generar modelos de comportamiento vía resoluciones y directrices que, si bien no
siempre son formalmente vinculantes, fácticamente alcanzan algún nivel de eficacia de manera
desigual. Este sería el producto del convencimiento de los Estados que respaldaron su emisión
por intermedio de sus representantes, pero también del análisis sobre los costos
reputacionales que significa no hacerlo. A su vez, estos se desdoblarían en la generación de
una imagen de país cumplidor de las normas internacionales o, contrario sensu, de medir las
consecuencias de ser incumplidor a este nivel. A partir de dichos elementos, actores internos
presionan a sus gobiernos e instituciones para que adopten internamente la normativa que se
considera adecuada en algún momento, solapándose con el poder simbólico de los
organismos.

Poder informativo
La información es un recurso de poder clásico que hace referencia a la forma como se
utiliza para obtener obediencia o, en otros términos, el acceso a ciertos datos o conocimiento
decantado según diversas metodologías y fuentes que permiten influenciar efectivamente el
comportamiento de otros.

→ Las organizaciones internacionales generan diverso tipo de información y de


conocimiento, el cual se puede agrupar en varias categorías:
● por un lado, realizan trabajos generalmente comparados y con series de
tiempo largas, por lo regular, sobre los temas a los cuales están dedicadas.
● en el seno de ciertas OI se producen documentos dirigidos a replantear o
resignificar ciertas categorías clásicas, como el caso de las transformaciones de
la idea de soberanía a la luz de la intervención humanitaria hecha por la ONU o de
los conceptos de gobernanza y desarrollo expresados por el FMI y el Banco
Mundial. Igualmente, ligados a los anteriores, se producen documentos de
recomendaciones dirigidos a los Estados. Otra de las formas en que tales datos
aparecen es mediante la recolección y socialización de las, hoy conocidas, mejores
prácticas (Burgos, 2009).

Esta batería amplia y compleja de información y conocimiento, la cual tiende a estar sustentada
en modelación matemática y estadística, respaldada por expertos en las diversas áreas,
generalmente reclutados en universidades de élite, tiene como propósito influir en la agenda
interna de generación de políticas (Barnett y Duvall, 2004, p. 177). En efecto, desde poner el
tema en la discusión nacional a partir de la difusión de un estudio fundado en una OI, hasta

63
proyectar su abordaje y adoptar las recomendaciones directas o indirectas de estos, son
impactos variados que surgen de los recursos informativos de poder usados por estos sujetos.

→ En resumen, la producción de información y conocimiento especializado, por lo general, por


largas series de tiempo, de manera comparada, con metodologías altamente cuantitativas y
presentadas a través de informes, documentos analíticos, escalafones, mejores prácticas,
entre otros, es lo que se identifica como una socialización coercitiva o un entramado de
poder que impacta de manera blanda en el accionar de ciertos Estados (Barnett y Duvall,
2004, p. 179). De modo inicialmente «libre», ciertas élites de Estado se adaptan a los análisis y
reproducen las recomendaciones de algunos organismos internacionales, legitiman sus
políticas en la idoneidad de dichos estudios y, en la práctica, terminan afrontando las disputas
de poder en torno de ciertas decisiones a partir de los estudios de tales organismos. Así, la
información y el conocimiento generado sistemáticamente por ciertas OI crean y organizan, de
algún modo, la realidad al establecer cuáles son los problemas y cuáles las soluciones.

Poder coercitivo
→ La obediencia a cierto marco normativo es el producto de alguna forma de imposición unilateral. En
sentido general, se puede afirmar que las OI carecen de poderes coercitivos, de manera similar a como los
Estados lo tienen internamente, los cuales, por lo demás, se han cuidado bastante en no delegar tales
prerrogativas a entramados internacionales.

→ Otro de los recursos que permiten establecer algún tipo de coerción desde las OI tiene que
ver con la facultad de prestar dinero de manera condicionada, algo que hacen generalmente
los llamados bancos de desarrollo o los entramados interestatales dirigidos a atajar crisis financieras. (...)
→ Al ubicar la condicionalidad se habla de que el otorgamiento de ciertos préstamos esté sujeto al
cumplimiento de requisitos que se pueden clasificar de dos maneras:
● a) requerimientos previos y durante el desarrollo de un proyecto o programa atado
a un préstamo, los cuales de alguna manera enmarcan tanto su aprobación como
la entrega parcial de ciertos desembolsos;
● b) existencia de un benchmarking respecto de ciertas políticas o, dicho en otros
términos, referentes de acción que no afectan los desembolsos pero son una forma
de «poder blando» en relación con los países y sus políticas en ciertos temas
(World Bank, 2005, p. 43).

La condicionalidad es una especie de coerción en al menos dos sentidos


Si bien en el aspecto formal sus cláusulas son parte de un acuerdo entre el Estado y la OI
correspondiente, en la práctica la aprobación de un préstamo, del cual depende la confianza
respecto de ciertos actores globales, y el flujo para hacer ciertos gastos de Estado son una
clara presión frente a algunas autoridades públicas a favor de condiciones cuyo contenido está
delineado, en buena parte, por los bancos antes que por los Estados. Dicha situación se hace
más fuerte si se considera que las condiciones terminan alcanzando áreas no estrictamente
macroeconómicas, como los casos de la reforma del Estado o del sector de la justicia en
ciertos países (Pender, 2001).

Poder simbólico

A partir de los trabajos de Pierre Bourdieu se logró determinar la existencia de un campo de


poder llamado simbólico, caracterizado por tratar de entender cómo el conocimiento y el
lenguaje son fundamentales en la legitimación de las luchas políticas.
64
→ Dicho poder se expresa en la posibilidad retórica de convertir los intereses de un
grupo o facción en lo que puede considerarse correcto, oficial, valioso u ortodoxo. Esto
descansa en el papel que cumplen ciertos actores para establecer dichas verdades en cuanto
se les reconoce autoridad para ello y en tal sentido son debidamente legitimados porque
cuentan «con el suficiente reconocimiento como para imponerlo a los otros, y estructura
visiones en una relación determinada con la realidad»; es el poder «de consagrar o revelar las
cosas que ya existen» (Bourdieu, citado en Somohano, 2012).

→ El poder simbólico se genera únicamente cuando hay «una creencia en la legitimidad


de las palabras y de la persona que las pronuncia, una creencia que las palabras mismas
no pueden producir». (ejemplo: ONU).

→ El poder simbólico de ciertas OI, sea por la vía de su aparente neutralidad, la generación de la
ortodoxia y la idea misma de la marca-organización, lo han utilizado los actores de estas estructuras
incluso para financiarse y ampliar su rol.

Conclusiones

El crecimiento de las OI después de la Segunda Guerra Mundial ha sido indudable, hasta el


punto de que numéricamente superan a los Estados hoy existentes (Carlsnaes, Risse y
Simmons, 2002). Además, se encargan de una creciente cantidad de tareas que en algunos
casos nacen con ellas, pero en otros constituyen delegaciones recibidas de los Estados que las
crean y, hasta cierta medida, las mantienen económicamente y las regentan.

→ En este texto se adoptó la tesis de que las OI tienen un nivel de autonomía variable respecto de los
Estados que las crean, la cual depende del alcance de su personalidad jurídica, del ethos burocrático que
construyen y del tipo de información y conocimiento que generan. Por lo anterior, se puede afirmar que
estas son organizaciones de poder, es decir, con la capacidad de alcanzar algún nivel de obediencia
respecto de los Estados y otros actores de poder social.

→ Después de haber ubicado a las OI como actores de poder, este artículo de reflexión se hizo la
pregunta de cuáles son los recursos de poder que algunas de ellas utilizan para buscar o alcanzar algún
nivel de obediencia por parte de los Estados. → Como respuesta, se sustentó que, dependiendo del caso,
ciertas OI cuentan con recursos de poder normativo, ligados a constructos jurídicos que
conforman una mezcla entre derecho duro y blando; informativos, relativos a la generación y
uso de cierto tipo de información y conocimiento que permiten establecer una agenda y crear
rangos a partir de los cuales se evalúa el accionar del Estado; coercitivos, correspondientes al
uso de la fuerza y de la condicionalidad económica; y finalmente, los simbólicos, vinculados a
la capacidad asumida y otorgada a ciertas OI de determinar qué es lo correcto, de cumplir el rol
de actores neutrales y técnicos, conformando una especie de marca de lo deseable en ciertas
áreas de la política pública.

→ Estos recursos no existen en todas las OI, motivo por el cual uno de los retos que abren esta
propuesta analítica es visualizar cuándo y cómo se producen o no en casos concretos.

INET, CGET (2021 Jul 02) La pandemia y la crisis económica: una agenda mundial de
acción inmediata. Informe preliminar sobre la respuesta mundial a la pandemia. El
Trimestre Económico. Volume 88. Issue 351; 959 - 978.

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resumen
Este reporte constituye un informe preliminar que analiza la crisis y el endeudamiento de los
países, en particular, aquellos en desarrollo y con mercados emergentes, frente a la pandemia
de la Covid-19. Hace un recuento crítico de las medidas y las recomendaciones que están
tomando diversos organismos internacionales y países desarrollados, y con base en
éstas propone algunas sugerencias para combatir la crisis de manera equitativa para
todo el mundo.

Resumen ejecutivo
El presente Informe preliminar de la Comisión para la Transformación Económica Global (cget,
por sus siglas en inglés) se centra en las medidas que deben tomarse de inmediato con el fin
de controlar la pandemia y garantizar una recuperación rápida y completa. Adoptamos una
perspectiva explícitamente global sobre estos temas, con especial atención a lo que la
comunidad internacional debería hacer para ayudar a quienes viven en países en desarrollo y
en mercados emergentes. El punto clave es que existe una serie de medidas que los países
desarrollados podrían tomar de inmediato, a un bajo costo y en el mejor de sus intereses, y que
podrían beneficiar a miles de millones de personas que viven en países en desarrollo y en
mercados emergentes.

Introducción
Pandemia → consecuencias económicas sin precedentes. → Los efectos han sido dispares entre los países
y en su interior; algunos se han visto mucho más afectados que otros, y algunas personas y familias
padecen consecuencias devastadoras, en especial las que se ubican en la parte inferior.

→ Aunque el lanzamiento de las vacunas ha permitido ver la luz al final del túnel, el consenso general
apunta a que lo que suceda en los próximos meses puede llegar a imponer grandes adversidades sobre
algunos, con efectos de larga duración. El mundo no saldrá de la pandemia hasta que ésta se encuentre
bajo control en todas partes, y es importante transmitir este mensaje, porque el virus tiene mayor
probabilidad de mutar allí donde la enfermedad siga su curso. De la misma manera, el mundo no tendrá
una recuperación económica sólida hasta que al menos su mayor parte marche hacia la prosperidad. El
crecimiento mundial es mucho más tenue de lo que solía ser, y las políticas orientadas hacia el interior en
algunas de las naciones donde se ha restablecido el crecimiento han resultado en el aumento de su
superávit comercial, lo cual ha aminorado el impacto global de su recuperación.

→ El reporte se centra en las medidas que deben tomarse de inmediato para controlar la
pandemia y garantizar una recuperación rápida y completa.

→ Si bien nuestra discusión en este Informe preliminar se centra en lo que debe hacerse de inmediato,
cada uno de los asuntos que abordamos debe verse como parte de un conjunto de temas a largo plazo que
trataremos de manera más completa en nuestro informe final. El acaparamiento de vacunas por parte de
algunas naciones, entre otros aspectos del nacionalismo pandémico —un asunto muy desagradable—, ha
puesto en relieve deficiencias en nuestro comercio internacional y en el régimen mundial de derechos de
propiedad intelectual. Esto es aún más cierto cuando queda claro que nadie está a salvo hasta que todos
estén a salvo y que la recuperación de la economía mundial depende de que todas sus partes logren
restaurar la confianza en el futuro —véase El-Erian (2021)—. La inminente crisis de la deuda ha puesto
de manifiesto las flagrantes deficiencias de nuestro régimen de deuda global.

Las vacunas y el tratamiento médico

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→ El rápido desarrollo de varias vacunas candidatas es un homenaje a lo que la cooperación y el apoyo
público pueden lograr, pero al mismo tiempo la naturaleza actual de su producción y la distribución ha
mostrado y exacerbado las desigualdades internacionales.
Hemos presenciado la inadmisible e injusta apropiación de vacunas por parte de los gobiernos
de algunos países avanzados.

→ Como señaló Ghebreyesus (el director general de la OMS) , la distribución equitativa de vacunas no es
sólo un imperativo moral, es también estratégico y económico. En el ritmo actual de distribución, habrá
personas de países pobres que tengan que esperar hasta 2024 para recibir la vacuna, si algún día llega. El
retraso en la vacunación alrededor del mundo aumenta las posibilidades de mutación del virus,
lo cual reduce la capacidad de controlar la pandemia, incluso en países ricos que tienen
vacunas almacenadas. Además, el miedo incesante a la infección debido a una vacunación
insuficiente también afecta las perspectivas económicas en el mundo en desarrollo, al inhibir y
retrasar su propia recuperación, así como la recuperación global.

→ La producción insuficiente ha sido una de las razones principales para la distribución desigual y
deficiente de las vacunas, pues ha generado escasez, y, además, es completamente innecesaria y podría
remediarse de manera fácil y rápida.
- La causa principal del abastecimiento restringido de vacunas aprobadas es la
persistencia de los derechos de patente, que otorgan a las empresas farmacéuticas el
monopolio de la producción, lo que limita los suministros a sus propias capacidades y a las
pocas licencias de producción que deciden otorgar a otros. → Las patentes suelen
considerarse como una recompensa necesaria a la invención y la innovación; sin embargo,
en el caso específico de las vacunas para Covid-19, las compañías farmacéuticas
han recibido apoyos descomunales por parte de los gobiernos, que han cubierto la
mayor parte de, y en algunos casos todos, sus costos de investigación y desarrollo.

Derechos especiales de giro y respuestas fiscales


→ El gasto público en 2020 era necesario no sólo para enfrentar la crisis inmediata, sino
también para reactivar el empleo, la inversión y el crecimiento a mediano y largo plazos.
Ese apoyo debe continuar hasta que la pandemia esté bajo control por completo.

→ En algunos países la magnitud de los déficits y las deudas ha suscitado tal preocupación que se ha
comenzado a abogar por un recorte al apoyo fiscal. A algunos les preocupa que un apoyo excesivo
genere inflación, pero éste no es momento para la austeridad.
Los gobiernos deberían comprometerse a restaurar el crecimiento y proteger a los
vulnerables “cueste lo que cueste”. Deberían servirse de estabilizadores automáticos y
mantener programas de apoyo, como permisos de ausencia laboral con goce de sueldo y
extensiones al seguro de desempleo, siempre que exista la necesidad de tales programas, y
recortarlos sólo cuando disminuya la necesidad a medida que descienda la tasa de desempleo.
Hemos aprendido de experiencias anteriores que el camino hacia la responsabilidad fiscal es
mediante el crecimiento de la economía: aumentar el producto interno bruto (pib) incrementa
los ingresos y reduce la relación entre el pib y la deuda.

→ Las diferencias en el nivel de apoyo fiscal que los gobiernos han brindado en respuesta al impacto de
la Covid-19 han sido muy marcadas entre países con diferentes niveles de desarrollo.

→ Esto indica con claridad la urgencia de una solución mediante grandes emisiones de derechos
especiales de giro (deg), una liquidez que puede ser creada por el Fondo Monetario Internacional (fmi).
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La demora en tales emisiones, después de la primera propuesta de este tipo al final en marzo de 2020,
sólo ha acrecentado las preocupaciones.

→ El FMI desempeña un papel trascendental en las políticas macroeconómicas aplicadas en muchos


países en desarrollo, sobre todo en aquellos que enfrentan problemas de balanza de pagos y acuden al
organismo en busca de asesoramiento y apoyo. Resulta alentador que el liderazgo del FMI haya apoyado
activamente paquetes fiscales amplios y prolongados para la recuperación de los Estados Unidos y la
Unión Europea. Incluso ha reconocido la necesidad de incrementar el gasto público en los países en
desarrollo, a pesar de las circunstancias externas adversas. → Sin embargo, cuando se trata de
establecer las condiciones políticas con el fin de otorgar préstamos a países que
enfrentan presiones en la balanza de pagos, las acciones del fmi no siempre son
consistentes con sus declaraciones más recientes.

→ La presión constante en los acuerdos del fmi por mantener la austeridad fiscal y adoptar medidas que
aumentan la desigualdad (como los impuestos regresivos) reduce la cantidad y la calidad de los servicios
públicos; ello es inconsistente con las necesidades de la sociedad global contemporánea, máxime a la luz
del desafío de la pandemia.

Reducción de la deuda
→ Muchos países ya tenían una deuda excesiva desde antes de la pandemia. En algunos casos, los
prestamistas en búsqueda de ganancias o influencia política encontraron presa fácil en gobiernos que
necesitaban fondos de manera desesperada. Gobiernos bien intencionados mostraron un optimismo
irracional respecto a los beneficios que podrían obtener. Gobiernos no tan bien intencionados
identificaron oportunidades para conseguir ganancias privadas o para reforzar sus credenciales políticas.

→ La sección anterior resaltó la importancia del gasto público como contrapeso a los impactos negativos
de la recesión pandémica. Sin embargo, los países en desarrollo y los mercados emergentes no gozan de
los recursos que tienen los países avanzados. Eso explica en buena medida que los montos gastados hayan
sido tan reducidos.
No obstante, mayores restricciones en el gasto provienen de los pagos que tienen que hacer
los países más endeudados para el servicio de su deuda. El dinero que envían al exterior para
pagar su deuda podrían haberlo gastado para reactivar su economía, brindar protección
sanitaria a sus ciudadanos, comprar vacunas, etcétera.

→ Existen muchas opciones para que la comunidad internacional y, en especial, los países acreedores
faciliten la reestructuración de la deuda. Si los pocos gobiernos que no votaron en favor de los Principios
para la Reestructuración de la Deuda Soberana de las Naciones Unidas reconocieran y aceptaran esas
bases, incluida la de inmunidad soberana, el sector privado tendría mayores incentivos para participar en
las negociaciones de deuda. Nunca ha habido un mejor momento para reconocer el fundamento de fuerza
mayor y necesidad que ahora: los países no deberían verse obligados a pagar lo que no pueden, en
especial cuando sufragar la deuda puede llegar a causar tanto sufrimiento, como ocurre con algunos
países en la actualidad. La comunidad internacional tiene que trabajar con rapidez para cambiar las leyes
que desalientan la reestructuración de la deuda (como la de Nueva York, que estipula un interés previo a
sentencia de 9%) y que fomentan los litigios (con la posibilidad de coyotaje en el estado de Nueva York).

Las reformas a largo plazo y la urgencia de la acción inmediata


→ La comisión cree firmemente que se necesitan reformas de fondo en cada uno de los ámbitos aquí
discutidos. Necesitamos reconsiderar, por ejemplo, los regímenes de propiedad intelectual y el sistema
para subvencionar medicamentos esenciales para la vida, con el objetivo de asegurar que se lleven a cabo
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las investigaciones necesarias sobre las enfermedades más importantes que afectan a la humanidad,
dondequiera que ésta habite, ya sea en países pobres o ricos, y garantizar de igual manera que todos
tengan acceso a los medicamentos esenciales para la vida. Necesitamos también un mejor sistema de
coordinación macroeconómica para mantener la estabilidad mundial, y un mejor sistema para resolver las
crisis de la deuda, para que disminuya la probabilidad de que ocurran y perduren, pues causan daño a
mucha gente.

Las tres cuestiones que hemos destacado tienen un verdadero nivel de urgencia. Todo esto
puede hacerse con rapidez si los líderes políticos del mundo desarrollado reconocen que una
economía mundial saludable no es posible sin la recuperación de sus sectores más pobres.

Textos de clase 6:
Barbé, E. (1995) “VIII. La sociedad internacional de ámbito mundial: génesis, evolución y
la crisis del sistema (1945-1989)” y “IX. La nueva sociedad internacional: hechos e ideas
en la posguerra fría” en Relaciones internacionales. Barcelona:Tecnos. Páginas: 227-257
y 266-297.

Capítulo VIII: La sociedad internacional de ámbito mundial: génesis, evolución y la crisis del
sistema (1945-1989)

El arma nuclear y la descolonización → constituyen auténticas revoluciones de alcance mundial. Nadie


queda libre ni de la amenaza nuclear, ni del carnet de identidad.

En este capítulo → se van a exponer los fundamentos, la evolución y los factores de crisis del
sistema internacional nacido como producto de la 2GM.

El sistema internacional surgido en 1945 es un sistema clásico en lo que respecta a sus


orígenes: producto de una guerra entre las potencias del sistema. → todo lo demás
(estructura, proceso, normas) lo va a diferenciar ≠ claramente de los anteriores sistemas (el de Viena o
Versalles). → el solapamiento de lo nuevo (la división del mundo en bloques ideológicos) y lo viejo
(enfrentamientos nacionales de raíz histórica) generó dinámicas de transformación.

→ en este capítulo se centran en 2 cuestiones básicas p/comprender y p/explicar la sociedad internacional


desde 1945 hasta 1989:
1. Las bases y los desafíos sobre los que se construye el nuevo orden
internacional
2. las grandes fracturas que explican la dinámica y la evolución del sistema
internacional

El nuevo orden internacional: Yalta, Bretton Woods, San Francisco y Bandung


La 2GM es el primer acontecimiento internacional que merece la categoría de mundial. De entrada, por
razones geográficas obvias: afecta a los 5 continentes. → la 2GM supuso, en términos de orden, la
globalización del sistema. → se pasó de un sistema mundial, en términos geográficos, pero hecho a
la medida de Europa en términos de orden, a un sistema realmente mundial.

El orden internacional va a ajustarse a partir de 1945, a 2 realidades:


1. El sistema es muy constreñidor, por lo que el margen de maniobra de los otros actores
respecto de las potencias será muy limitado. → constreñimiento

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2. El sistema ha de absorber una avalancha de nuevos actores (pueblos
descolonizados), que cada vez más alejan a la nueva sociedad mundial de la anterior
sociedad eurocéntrica. → ampliación

Triple prisma que determina todo orden internacional:


1. los valores y principios dominantes en el sistema,
2. La política ejercida por las potencias y
3. los mecanismos e instituciones que marcan el proceso o la dinámica del
sistema.

A partir de 1945, se construirá un orden - el nuevo orden bipolar - que será un orden de enemigos, no de
aliados. → La URSS y una alianza occidental, en la que EEUU desempeñaba el papel de socio más
poderoso. Ambos conformaban sistemas a su medida. → Bloques cerrados sobre sí mismos en términos
geográficos e ideológicos.

La ampliación del sistema internacional gracias a la descolonización supuso un cambio notable. (...) →
la multiplicación del número de Estados y la incorporación del mundo afro-asiático a los
foros internacionales.

(...)
El sistema de Bretton Woods, junto al GATT, introducen en el sistema internacional surgido de la 2GM
una lógica de primacía → esta se caracteriza por el predominio de una gran potencia en
relación cun un grupo de estados, sin que se recurra al uso de la fuerza o a la amenaza
de usarlo. En este caso, la negociación entre el grande y los otros se realiza dentro de la
aceptación de las normas básicas de comportamiento, si bien la gran potencia goza de
instrumentos de presión a la hora de negociar. (definición de H.Bull nota al pie de página 18
P.234). Junto al sistema bipolar EEUU-URSS, hay un sistema unipolar liderado por EEUU y
simbolizado por el dólar, va a conformar la dinámica económica de alcance mundial (quedando
al margen de la economía mundial dominante, las economías planificadas de tipo socialista).

La guerra fría → que Raymond Aron describió como un estado de guerra improbable y de paz
imposible, combina varios elementos.
1. Una guerra ideológica entre liberalismo y comunismo (guerra de religión), acompañada
inicialmente de campañas de propaganda masiva, que conforma la lógica este-oeste.
2. La amenaza de carácter permanente (en tanto exista otro bloque ideológico) se contrarresta con
militarización y carrera de armamentos. En esa carrera de disuasión mutua militar, el papel central
corresponde al armamento nuclear, con todo lo que ello comporta. → son los espacios nuclearizados por
los 2 grandes los que justamente hacen realidad la noción de paz imposible y guerra improbable. → la
guerra se traslada a la periferia del sistema bipolar donde los innumerables cambios (guerras de
liberación, descolonización, etc) dejan margen de maniobra a las 2 superpotencias para aumentar su
esfera de influencia. → nunca se enfrentaron EEUU y la URSS directamente, pero están siempre
presentes ideológica, estratégica, económica y militarmente. → La ampliación del número de actores en
el sistema mediante la descolonización – el mayor espectáculo político del siglo XX – va a servir de
contrapunto al proceso de bipolarización.

La incorporación de un numeroso grupo de países afro-asiáticos al sistema va a suponer un desafío para el


sistema en todas sus manifestaciones. → un desafío al sistema bipolar desde el momento en que un grupo

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de países afro-asiáticos dan forma a un movimiento antisistema, que rechaza la lógica de la guerra
fría y con ella el alineamiento con uno u otro de los bloques.

El orden internacional surgido de la 2GM no es simple. El hecho de hablar al mismo tiempo de


sistema unipolar en lo económico; bipolar, en lo diplomático-militar y multipolar, en lo jurídico-
institucional (ONU) es una buena muestra de ello.

Las grandes fracturas del sistema internacional


La sociedad se mueve entre 2 tendencias de signo opuesto: la globalización y la
fragmentación.

→ La sociedad internacional puede ser analizada bajo el prisma de las fracturas. La noción de fractura
comporta que los miembros de una sociedad se dividen en grupos opuestos. → en el caso de la sociedad
internacional, las fracturas nos sirven para analizar las agrupaciones de estados y ver cómo los gobiernos
coordinan sus acciones en temas específicos y adoptan políticas similares para influir en la
organización del sistema internacional.

→ El sistema internacional se caracteriza por 2 grandes fracturas 1) la fractura centro-periferia


(más profunda) y 2) la fractura este-oeste.

La fractura este-oeste
Esta fractura se asienta en la lógica del sistema bipolar. Así, los grupos de estados, a uno y
otro lado de la fractura, se diferencian y crean estrategias de oposición en todos los terrenos
(social,político y económico), a partir de 2 bases ideológicas diferenciadas (marxismo y
liberalismo).

→ La fractura este-oeste- a diferencia de la fractura centro-periferia - es reciente, de corta duración en el


tiempo y de ámbito geográfico-cultural limitado, de no haber sido por su exportación durante la guerra
fría.

→ la fractura este-oeste, a pesar de afectar al conjunto del sistema internacional, donde realmente
funciona como tal es en el escenario europeo, en el que c/u de los 2 grupos de estados reproduce
simétricamente sus instituciones de “contención” contra el otro grupo.

La fractura centro-periferia
Esta fractura es + compleja que la fractura este-oeste. No sólo pro su carácter multidimensional
(económico, político, cultural, religioso, etc), propio de toda fractura centro-periferia en los
sistemas políticos nacionales, sino por la heterogeneidad de sus componentes.

Esta fractura combina 2 criterios p/diferenciar los grupos de estados (el económico y el cultural o
civilización). → el problema a nivel de análisis viene dado porque no estamos hablando de agrupaciones
de estados bien organizados y liderados, por una parte, y, por otra parte, porque ambos criterios no
coinciden a la hora de agrupar los estados.

Se aborda la dimensión económica de la fractura centro-periferia y la dimensión cultural.


→ en su dimensión económica → la fractura centro periferia agrupa a los estados del sistema en 2
bloques enfrentados, aquellos que desean mantener los regímenes económicos mundiales frente a
aquellos que desean modificarlos.
(...)
71
→ La fractura centro-periferia se ha creado, por una parte, por la extensión del sistema europeo de
estados y la difusión de la civilización y de la cultura europeas al resto del mundo y, por otro lado, por la
resistencia de los pueblos extraeuropeos a dicha extensión mediante la lucha para acabar con los lazos
coloniales y contener la preeminencia política y cultural euro-americana.

→ La creación de la periferia, como grupo, está asociada de entrada más que a cuestiones económicas a
cuestiones políticas y culturales o ideológicas.

Las fracturas este-oeste y centro-periferia que, en los años 50, parecían dibujar claramente
dinámicas básicas en el sistema internacional, se han ido erosionando a lo largo de las
décadas, dando lugar a una situación mucho más compleja y diversa en la que se produce
mayor fragmentación (diversificación de la periferia)m se globalizan los problemas (el
subdesarrollo como problema medioambiental) y se hace más difícil identificar la estructura del
sistema, dada la difusión del poder, que adopta formas muy diversas (integración económica
regional, desarrollo de actores transnacionales, amenazas globales, etc).

Capítulo IX. La nueva sociedad internacional: hechos e ideas en la posguerra fría


La sociedad internacional fue desde la caída del muro de Berlín un objeto en constante
evolución.

‘--> este capítulo pretende ordenar las preguntas de los teóricos en este interregno sobre la
base de 2 preocupaciones: el porqué y el cómo del fin de la guerra fría, y las tendencias que
marca la transición hacia una nueva sociedad internacional.

¿Cómo murió la guerra fría?: ideas para una autopsia

Esta pregunta está relacionada con la incapacidad de la comunidad intelectual de los países
occidentales para prever el colapso en el bloque del este.

La idea de multicausalidad - el bloque del este desapareció por múltiples causas y ninguna,
por sí sola, lo explica - es cada vez más aceptada por los teóricos de las relaciones
internacionales. Haciendo uso de los niveles de análisis, se puede hablar de diversas
interpretaciones sobre el final de la guerra fría.
- La 1era interpretación, de orden sistémico, está ligada a la incapacidad de la URSS
para mantener su status como potencia en un mundo c/v + “comercializado”, así
como a sus dificultades económicas para mantener la lógica bipolar de la disuasión
mutua basada en la innovación tecnológica y armamentística.
- En un 2do nivel, los analistas fijan su atención en las fuerzas que surgen del
interior (movimiento sociales, opinión pública, intelectuales, pacifistas, etc) de los
países del este, y que minan la legitimidad del sistema. La degradación de las
economías nacionales, el tejido de redes intraeuropeas este-oeste tras una década
de “espíritu de Helsinki” y el impacto de los medios de comunicación occidentales
son, entre otras, algunas de las causas apuntadas por los teóricos para explicar el
hundimiento de los sistemas políticos en el este.
- En un 3er nivel, se situaría aquellos análisis que centran su atención en la figura de
Gorbachov. → análisis centrados en los valores y en las predisposiciones psicológicas de los
decisores políticos que ejercen su liderazgo en momentos históricos. En ese sentido,
Gorbachov es presentado como el motor del cambio histórico o, cuando menos, como un
factor incontrolable por parte de los defensores del statu quo.
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(...) pensamos que la guerra fría murió debido a la interacción de múltiples causas,
situadas a varios niveles de análisis.

Regreso al futuro
cambio y continuidad conviven.

Las 4 grandes cuestiones, que permiten ordenar el trabajo teórico más reciente en RRII, son:
1. La estructura del sistema internacional en la posguerra fría
2. Las tendencias de carácter contradictorio que dinamizan el sistema sobre la base
de las lógicas de fragmentación y de integración
3. La nueva concepción de la seguridad
4. El papel del individuo y de los principios en la nueva sociedad internacional.

¿Unipolaridad o multipolaridad?
La guerra del golfo y el desmembramiento de la URSS → constituyen los hitos de un problema que, en
términos teóricos, se traduce en el cuestionamiento de la distribución del poder en el sistema
internacional de la posguerra fría.

En el caso de la unipolaridad → los argumentos a su favor están vinculados a la experiencia de la guerra


del Golfo y al programa del Nuevo Orden Mundial.

La noción de multipolaridad → está asociada al proceso en curso desde los años 60: la difusión del poder,
por una parte, y la tripolarización económica, por otra.

La experiencia de la guerra del Golfo, las incertidumbres generadas por la desaparición de la


URSS o el futuro de China, y la reorganización económica internacional son algunos de los
temas que subyacen en las hipotéticas configuraciones de poder diseñadas por Cox. Se trata
de 5 estructuras posibles, según la evolución de los acontecimientos:
1. La reactivación de la primacía de EEUU
2. La formación de una oligarquía de estados
3. La aparición de un nuevo estado que ejerza primacía
4. el establecimiento de un orden basado en la interacción de estados rivales,
organizados en grupos regionales
5. El establecimiento de un orden basado en una redistribución del poder

Integración versus fragmentación


Si la fragmentación, por una parte, se activó con el fin de la guerra fría, la integración se
presenta como el “sino” de los tiempos en una economía mundializada.

La nueva concepción de seguridad


La noción de seguridad sufrió transformaciones radicales en el último decenio. (...) la guerra del
golfo va a desempeñar la función de “vuelta al pasado hobbesiano” en términos teóricos: la
geoestrategia y el culto al armamentismo recuperan el escenario mundial durante esas semanas.
→ de la guerra del golfo se pueden sacar conclusiones en lo que respecta al futuro de la seguridad. 2
ideas: 1) la persistencia de la guerra en el sistema en concreto en la periferia del sistema y 2) la
multidimensionalidad y la globalidad de la seguridad.

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2 ideas para destacar de la seguridad → la limitación geográfica de la seguridad clásica a las llamadas
“zonas de confusión” y, por otro lado, la necesaria articulación de la fractura centro-periferia para abordar
la seguridad en su dimensión global.

La vinculación entre desarrollo (seguridad económica) y ecología (seguridad medioambiental)


es la tendencia dominante en la agenda política del mundo occidental.

El regreso de los individuos: voces críticas y pluralismo teórico


(...)
El regreso de los individuos a la política internacional es un fenómeno destacado por los
analistas de la sociedad internacional desde los 80.

¿Conclusión o punto de partida? Los principios en la sociedad internacional


La concepción de los DDHH como componente del interés nacional sí nos parece más decisiva
en el momento actual. En ese sentido, las transformaciones de la sociedad internacional -
traducido en las nuevas dimensiones de la seguridad - nos pueden orientar.

Se ha defendido la idea de la sociedad internacional como sociedad de estados, pero creemos


que los estados pertenencen a los pueblos.

Götz Betancourt, Shirley (2013) “Capítulo II. Análisis histórico: la evolución de la


sociedad internacional entre los siglos XX y XXI” en Bello, D. (ed.) Manual de Relaciones
Internacionales. Santiago de Chile: RIL editores.

A comienzos del siglo XX → a trayectoria científica de las Relaciones Internacionales está


signada por la dificultad en determinar y definir un objeto de estudio comúnmente
aceptado por toda una comunidad científica, por la imposibilidad de consensuar un
único marco teórico y metodológico para el análisis e interpretación de la realidad
internacional, así como por arribar a una común denominación para la propia disciplina (Barbé
1989: 173).

La posición dominante sostenida por las corrientes realistas y liberal-institucionalistas,


de raíz norteamericana, deposita su mirada en las unidades y en la estructura de una
realidad internacional anárquica que debe su carácter a la ausencia de una autoridad
superior. Aun cuando existen claras diferencias en las derivaciones que alcanzan los
argumentos teóricos realistas, en los que se sostiene la inevitabilidad de los conflictos entre los
actores del sistema internacional dada la naturaleza anárquica de la realidad internacional, y
los argumentos liberales, que reconocen las posibilidades de cooperación que se establecen
entre distintos actores aún en un ambiente de anarquía, ambas posiciones refutan la existencia
de elementos societarios o comunitarios como caracteres propios de la realidad internacional.

→ Celestino del Arenal (2005), con el concepto de sociedad internacional se hace referencia a tres
realidades sociales que coexisten e interactúan de modos diversos a lo largo de la historia.
1. El sistema de comunidades políticas, o sistema político-diplomático, constituido
por las vinculaciones que se establecen entre los Estados y organizaciones
internacionales;

2. El sistema transnacional estructurado por las vinculaciones entre actores de


naturaleza no estatal y trasnacional, entre los que se destacan empresas
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transnacionales, organizaciones no gubernamentales, fuerzas religiosas, grupos
étnicos y nacionales, cárteles del narcotráfico, grupos terroristas, entre otros;

3. La sociedad humana configurada a partir de las relaciones que se establecen entre


los seres humanos, más allá de las comunidades políticas y actores
transnacionales y subnacionales.
Estas tres realidades configuran un todo social, es el sistema político-diplomático el que
confiere a toda sociedad internacional sus rasgos definitorios.

→ El concepto de sociedad internacional es dinámico, cambiante y se encuentra sujeto a cambios y


determinaciones históricas.

→ El vector fundamental del proceso de transformación de la sociedad internacional lo ha constituido la


sociedad europea de Estados, por cuanto fue a partir de su expansión geográfica, económica y cultural
que vastas regiones fueron incorporadas a la vida internacional.

→ la dificultad que supone la comprensión de la sociedad internacional, en tanto realidad social y objeto
de estudio de las Relaciones Internacionales, los teóricos de la disciplina han recurrido a la formulación
de diversos conceptos, criterios e instrumentos analíticos que permiten dar cuenta, en términos simples,
de la complejidad de esta realidad internacional, en consideración a la multiplicidad de actores y
relaciones que la componen.
- Un primer criterio corresponde al de la periodicidad, el que se configura a partir de
la evolución histórica que experimenta toda sociedad internacional.
- Un segundo criterio corresponde al de orden internacional, entendido como el
conjunto de normas y reglas adoptadas en el seno de una sociedad internacional, a
través de las cuales se busca regular su funcionamiento, seguridad y estabilidad
(Pereira 2009:52). Todo orden internacional descansa sobre la base de 3 pilares:
En primer lugar, valores y principios dominantes que actúan como marco de referencia
para los actores internacionales;
En segundo lugar, una configuración determinada de posiciones y fuerzas que conlleva a
una jerarquización de los actores que, por lo general, es asumida por los miembros de la
sociedad internacional; y,
En tercer lugar, mecanismos e instituciones que regulan la dinámica del propio orden
internacional (Barbé 1989; Pereira 2009).

Este capítulo tiene por propósito mostrar la evolución que ha tenido la sociedad
internacional entre los siglos XX y XXI, distinguiéndose tres tipos de sociedades
internacionales: 1) La Sociedad Internacional de Transición que se desarrolla entre los
años 1900 y 1945; 2) La Sociedad Internacional de Guerra Fría que va desde 1945 a
1990; y 3) La Sociedad Internacional Contemporánea de post Guerra Fría.

La evolución de la sociedad internacional entre los siglos xx y xxi

La Sociedad Internacional de Transición (1900-1945)


- Fin del orden internacional decimonónico (1900-1914)

El período comprendido entre 1900 y 1914 evidencia, a la vez, los últimos vestigios del orden
internacional instaurado en el Congreso de Viena de 1815 y los primeros atisbos del siglo que

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sería recordado por la voracidad de sus conflictos y por los notables avances técnicos que se
desarrollarían en su marcha.

→ el orden internacional instaurado por el Congreso de Viena de 1815, tras las guerras napoleónicas,
tuvo por objetivos la reorganización del territorio continental europeo y la contención de los movimientos
liberales, fuertemente influidos por los ideales de la Revolución Francesa.
(...)
→ a se agregó el que las potencias, bajo la idea si vis pacem para bellum (si quieres paz, prepara la
guerra), se embarcasen en una carrera armamentista sin precedentes, inaugurando el período
conocido como la «Paz Armada» (1870-1914).
En el período de la «Paz Armada», previo al estallido de la Primera Guerra Mundial, la inestabilidad
alcanzada en el sistema europeo fue de tal magnitud que cualquier incidente, por mínimo que fuese, podía
activar el complejo sistema de alianzas establecido entre los Estados europeos. El asesinato del heredero
de la corona austro-húngara, Archiduque Francisco Fernando, a manos de Gavrilo Princip, miembro de la
organización separatista serbia «Mano Negra», fue la pieza que desencadenó el efecto dominó del sistema
de alianzas. → desencadenó la Primera Guerra Mundial. → Esta conflagración enfrentó a prácticamente
todos los países europeos, su escenario de batalla trascendió las fronteras del viejo continente, movilizó a
sociedades enteras y sus traumáticas consecuencias afectaron tanto a la propia población europea como a
diversos pueblos del mundo.

El orden en la Sociedad Internacional de Transición: De la Sociedad de Naciones a la Segunda


Guerra Mundial (1919-19145)

A consecuencia de la Primera Guerra Mundial, la fisonomía de la sociedad internacional se vio


profundamente alterada. A su lugar, se emplazaron los cimientos de una sociedad en camino a
su plena internacionalización. Asimismo, el conflicto modificó sustancialmente los roles
directivos del sistema, a causa no solo del hundimiento de cuatro grandes imperios –
austrohúngaro, ruso, alemán y otomano– sino también de la eclosión de nuevas potencias
extraeuropeas, particularmente Estados Unidos y Japón.
(...)

→ Con la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), la fisonomía de la Sociedad Internacional cambiaría


definitivamente.

La Sociedad Internacional de Guerra Fría (1945-1990)


el panorama político se modificó sustancial- mente. A la caída de las monarquías, se sumó la
irrupción de las fuerzas progresistas y de izquierda moderada en los gobiernos de la Europa
occidental, mientras que en los países del Este de Europa bajo ocupación soviética, se
producía el ascenso del comunismo, primeramente en la forma de coaliciones de izquierda
dominadas por los comunistas y posteriormente en la instalación de dictaduras comunistas
sometidas al control de la Unión Soviética.

Establecimiento del Orden internacional de Guerra Fría


La Segunda Guerra Mundial (1939-1945), junto con implicar catastróficas pérdidas, se expuso
como la fuerza supresora del orden que rigió la Sociedad Internacional de Transición y como la
matriz de un nuevo orden que configurará los rasgos fundamentales de la Sociedad
Internacional de Guerra Fría (1945-1990).

76
El orden internacional de Guerra Fría se caracterizó por 4 condiciones estructurales, algunas
de las cuales se atisbaban antes del estallido de la guerra, mientras que otras se perfilaron en
total magnitud en los años inmediatamente sucesivos:
1. La enorme devastación provocada por la guerra entrañó la pérdida de la
centralidad ostentada por Europa hasta entonces y puso fin al ciclo expansivo
europeo iniciado en los albores de la modernidad.
2. los Estados Unidos y la Unión Soviética se consolidaron como las superpotencias
del sistema internacional, con capacidad de decidir las normas y estructura del
orden internacional
3. el viejo orden eurocéntrico y multipolar, basado en un complejo sistema de
equilibrio de poder, se vio desplazado por un orden internacional bipolar que, a
diferencia de órdenes anteriores, se basó en la enemistad ideológica de los dos
polos de poder y se erigió sobre la base de las nuevas capacidades nucleares y
estratégicas de las dos potencias en pugna. La bipolaridad del orden de guerra fría
se cimentó con la paulatina división de Europa y el establecimiento de una política
de bloques, entre el Bloque Oeste, liderado por Estados Unidos y conformado por
las democracias capitalistas, y el bloque Este, liderado por la Unión Soviética e
integrado por los Estados comunistas de la Europa del Este
4. la disolución de los viejos imperios coloniales europeos y la extensión del sistema
de Estados como modelo de organización para los pueblos independizados del
espacio afroasiático, durante el proceso de descolonización, consagraron la
mundialización de la sociedad internacional y la inserción de todo el planeta en el
orden internacional configurado en los años de Guerra Fría

Lazo Vergara, Cristina (2013) “Capítulo VIII. La cooperación internacional: su


importancia para América Latina y el Caribe” en Bello, D. (ed.) Manual de Relaciones
Internacionales. Santiago de Chile: RIL editores.

Durante la última década y particularmente a partir de la definición de los Objetivos de


Desarrollo del Milenio (PNUD 2000), han sucedido importantes cambios en el sistema
internacional de la cooperación para el desarrollo.

→ Algunos elementos de contexto internacional sobre la cooperación nos permitirán entender la


evolución de la política de cooperación internacional a nivel global durante estos últimos 10 años,
analizar su importancia e impacto en América Latina y el Caribe, así como en un país de desarrollo medio
como Chile.

De la ayuda Oficial al Desarrollo a la Cooperación para el Desarrollo

La cooperación internacional ha sido –tradicionalmente a lo largo del tiempo– el medio utilizado


por los países desarrollados para otorgar asistencia o ayuda a los países en desarrollo (AGCI
1999).
Esta asistencia se enmarcó durante muchos años en el concepto de Ayuda Oficial al Desarrollo
(AOD)3, que se caracterizaba por un marcado énfasis asistencialista. Sin embargo, los
sucesivos cambios registrados a nivel mundial en el último tiempo, así como el crecimiento de
algunos países en vías de desarrollo, han contribuido a la generación de una nueva estructura
de la cooperación internacional, en una perspectiva más amplia e integradora: la Cooperación
para el Desarrollo.
77
Ella conjuga elementos de ayuda, solidaridad social, fortalecimiento de estrategias de
desarrollo nacional de los países participantes, con aquellos de promoción comercial e
intereses políticos y económicos, entre otros.

→ la cooperación también puede entenderse como el conjunto de acciones a través de las


cuales se intenta coordinar políticas o aunar esfuerzos para alcanzar objetivos comunes
en el plano internacional (Insulza 1988: 59).

→ Esta nueva definición de cooperación ha estado acompañada por la reflexión sobre los
modelos de desarrollo, sus fortalezas, vulnerabilidades, límites y requerimientos, en sintonía
con un esfuerzo mundial por desarrollar mecanismos de cooperación internacional más
eficientes, replicables y sostenibles en el tiempo.
Una Política de Cooperación para el Desarrollo resulta entonces fundamental en la acción
de los Estados democráticos en un mundo que no solo es más interdependiente en su
comercio y en sus finanzas, sino que también por las relaciones que se desarrollan en la
sociedad internacional, cada vez más complejas en sus objetivos y acciones.

La nueva Estructura de la Cooperación y los Países de Renta Media

→ La nueva arquitectura de la cooperación internacional está determinada sustancialmente por la


aparición de nuevos actores (Martínez 2009), entre los cuales destaca uno muy importante: los Países de
Renta Media (PRM)4. Bajo esta clasificación se ubican los países que, en principio, han avanzado en
materia de desarrollo y bienestar social, estabilidad democrática, fortaleza de sus instituciones, estabilidad
de sus políticas públicas, y diversidad cultural y política.

→ Sin embargo, cabe recalcar que la clasificación de los países de acuerdo a su nivel de renta per cápita
es objeto de mucha crítica en el continente latinoamericano ya que ello no mide
necesariamente los niveles de desarrollo sino más bien los de crecimiento.

→ Las acciones de Cooperación para el Desarrollo llevadas a cabo por los países de renta media, en sus
ámbitos de influencia regional, están adquiriendo cada vez una mayor importancia. Algunos de estos
países hoy se han consolidado como países cooperantes emergentes, pues disponen de capacidades
técnicas, recursos y fortalezas que les permite realizar una cooperación eficaz y ajustada a las reales
necesidades de los países beneficiarios (SEGIB 2011).

La creciente importancia de la Cooperación Sur-Sur

→ a «Cooperación sur-sur», vale decir, aquella que se da entre países de igual o menor desarrollo
relativo, está adquiriendo progresivamente una mayor importancia y sus aportes deben ser tan valorados
como los de la tradicional Cooperación Norte-Sur, que es ejecutada entre un país altamente desarrollado y
uno con bajo nivel de desarrollo. De hecho, los países de renta media, por lo menos los de América
Latina, presentan claras fortalezas respecto de los países altamente desarrollados para
transferir sus capacidades y beneficios de su propio desarrollo más allá de sus fronteras,
mediante experiencias que se adaptan, muchas veces, de mejor forma a la realidad
específica de los países latinoamericanos.

El Auge de la Cooperación sur-sur Triangular


En América Latina y el Caribe, la Cooperación sur-sur se ha visto fortalecida gracias a los
resultados exitosos obtenidos por la cooperación bilateral Norte-Sur.
78
La replicabilidad de estas positivas experiencias en un tercer país de la Región dio inicio en
América Latina, durante los años noventa, a lo que hoy llamamos «Cooperación Triangular»,
que consiste en la asociación de una fuente tradicional (bilateral o multilateral) con un país de
renta media otorgante de Cooperación Horizontal, para concurrir conjuntamente en favor de un
tercer país de igual o menor desarrollo relativo.

→ La Cooperación Triangular, como combinación complementaria de las capacidades de los diferentes


actores que participan en ella, contribuye a lograr una mayor eficiencia y eficacia de la cooperación que
otorgan los donantes tradicionales. A su vez, multiplica los beneficios e impactos de las acciones de
cooperación que ejecutan los países de renta media y el conjunto de actores que participan en
ella.

América Latina en este contexto

Los grandes cambios generados a partir del año 2000, vin- culados a a eficacia del sistema
internacional de ayuda, así como los criterios que se han utilizado para la distribución de la
misma, han tenido como consecuencia el fortalecimiento de los principios y modalidades de
colaboración desarrollados por los países de América Latina y el Caribe.

Características de la Región Latinoamericana


América Latina y el Caribe es una región donde persiste una de las mayores tasas mundiales
de desigualdad social, a pesar de su alta tasa relativa de crecimiento (entre 4 y 5% para el año
2011). La desigualdad que enfrentan los países de América Latina y el Caribe no es
coyuntural, es su vulnerabilidad estructural más importante. La cooperación
internacional es, sin duda alguna, un aporte relevante para la solución de esta
problemática (CEPAL 2011a). La desigualdad no es un tema que solamente se pueda
solucionar con la voluntad política de los Estados; su complejidad y variedad requiere
de una mirada multidimensional, muchas veces ausente en nuestras políticas públicas
(CEPAL 2010b).

La diferencia de realidades sociales, económicas y culturales que tiene América Latina y el


Caribe respecto de otros continentes como Asia o África, implica diferencias en las
necesidades de cooperación internacional. Las de nuestra región tienen relación con combatir
la desigualdad, las de Asia y África, principalmente, con combatir la pobreza. No se trata, por lo
tanto, de competir «entre continentes» por recursos financieros limitados, sino de asociarse en
pos de una «alianza mundial para el desarrollo».

Los sinsabores del criterio del ingreso per cápita

→ La importancia de la Cooperación Sur-Sur, que realiza la re- gión de América Latina y el Caribe, es
que a esta última la guían fundamentalmente las necesidades de desarrollo de los países que la solicitan.
Ella contribuye al fortalecimiento de políticas públicas y de las capacidades humanas e institucionales, lo
que la transforma en un complemento real de las estrategias nacionales de desarrollo en la región.
Además, se realiza entre gobiernos y no es financiera, sino principalmente intercambio de conocimiento
en el sentido amplio de la palabra7.
Por su particularidad, la CSS no pretende sustituir a la tradi- cional Cooperación Norte-Sur; ella
es simplemente diferente, es otra cooperación. Sin embargo, está jugando un papel cada vez

79
más importante, no solo en el sistema internacional actual sino también en el debate existente
sobre la nueva arquitectura y gobernanza del sistema global de cooperación para el desarrollo.

El desarrollo de la política de cooperación de chile

Durante los últimos 20 años, Chile ha recuperado su sistema democrático y ha desarrollado un


reposicionamiento político y comercial en el escenario internacional, que tiene un punto culmi-
nante el año 2010 con la entrada del país a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo
Económico (OCDE), que reúne a los países desarrollados de mayor influencia en el escenario
mundial.
(...)
La experiencia en cooperación internacional desarrollada por Chile durante los últimos veinte
años, la evolución, adaptación y actualización de la misma a lo largo del tiempo, ha contribuido
positivamente al desarrollo de la institucionalidad de la cooperación internacional en el
escenario latinoamericano. Asimismo, representa un aporte al debate internacional actual
sobre el rol que cumple o puede cumplir la cooperación internacional en el desarrollo de las
naciones complementando los esfuerzos nacionales, por un lado, y la política exterior, por el
otro.
Sin embargo, y a pesar de su propia experiencia, Chile enfrenta, a su modo, los mismos
desafíos que el conjunto de la región.

Principales desafíos para la región de América Latina y El Caribe

La región de América Latina y el Caribe ha desarrollado durante la última década nuevas


modalidades y formas de hacer cooperación. A través de ellas ha fortalecido el diálogo político
y los procesos de integración regional. Es así como las políticas de cooperación internacional
en nuestro continente son complemento de la política exterior de los Estados y/o de las
prioridades nacionales de desarrollo.

Conclusión
La cooperación internacional es un importante complemento para la política exterior de
nuestros países y para las prioridades de desarrollo nacional. Independientemente del ingreso
y/o renta per cápita, la complejidad de los problemas económicos y sociales que viven nuestras
sociedades requiere de soluciones multidimensionales y, en tal sentido, la cooperación
internacional puede ser un aporte relevante.
El desarrollo de nuevos modos de hacer cooperación, como lo es la Cooperación sur-sur
iniciada hace más de 30 años y su modalidad triangular desarrollada hace unos 15 años en el
continente, trae consigo una amplia y diversa experiencia acumulada que hace de América
Latina un interlocutor privilegiado para aportar al mejoramiento efectivo del actuFal sistema
internacional de cooperación, de modo que este responda verdaderamente a las necesidades
de desarrollo de los países que la requieran.

Textos de clase 7:
Hernández-Vela Salgado, Edmundo (2013) Las desventuras del Consejo de Seguridad de
las Naciones Unidas en los albores del tercer milenio. Revista mexicana de ciencias
políticas y sociales,Vol.48 (196), pp.

80
El autor examina el papel que ha desempeñado el Consejo de Seguridad de las Naciones
Unidas —desde los años setenta hasta la última década del siglo XX (del inicio de la
desaparición de la Guerra Fría y la implosión de la Unión Soviética a la consolidación del poder
en el orden internacional)— en relación con la pugna desarrollo-subdesarrollo y los retos que
se plantean en los inicios del tercer milenio para países como México.

INTRODUCCIÓN
El rotundo fracaso de la Sociedad de las Naciones (SDN) significó la 2GM, mientras que su
sucesora, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) sobrevive aún luego del término de
Guerra Fría con la Declaración de Helsinki en 1975.
Con los importantes cambios que se fueron dando en el orden internacional se ha abierto una
excelente oportunidad para que la sociedad internacional reclame y permita que la
organización mundial desempeñe real y efectivamente la función que se pretendió asignarle
desde su creación: ser garante de la paz y la seguridad internacionales.
La importancia y el peso que la Organización de las Naciones Unidas y todo su Sistema es un
tema crucial y fuente de permanente preocupación mundial, por lo que consideramos de
esencial importancia el que nos sigamos ocupando de él con el ánimo de aportar ideas y
sugerencias que puedan ser de utilidad.

MANTENIMIENTO DE LA PAZ INTERNACIONAL


La responsabilidad primordial del Consejo de Seguridad, establecida en el artículo 24 de la
Carta de las Naciones Unidas, es la de mantener la paz y la seguridad internacionales
debiendo proceder de acuerdo con los Propósitos y principios de las Naciones Unidas y
contando con los poderes que para ello se le otorgan definidos en los capítulos VI (arts. 33 al
38), VII (arts. 39 al 51), VIII (arts. 52 1l 54) y XII (arts. 75 al 85) de este mismo documento.

Las funciones esenciales del Consejo de Seguridad se centran en el arreglo pacífico de


controversias, y la acción en caso de amenazas a la paz, quebrantamientos de la paz o
actos de agresión. El Capítulo VII de la Carta establece las disposiciones básicas en
materia de mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales que competen a la
Organización, una vez que desafortunadamente no ha tenido lugar el arreglo pacífico de
controversias a que se refiere el Capítulo VI de la misma, y el Capítulo VIII extiende la acción
de la Organización en esta materia a los acuerdos u organismos regionales.

El concepto de paz y seguridad internacional adoptado se refieren esencialmente a → la


ausencia de guerra y al surgimiento de controversias susceptibles de desencadenar un
conflicto militar y, por lo tanto, centrada en el militarismo y los armamentos. Un concepto
lúcido y coherente de paz y seguridad internacionales debería incluir, en una percepción
amplia, otras cuestiones esenciales como: los recursos, el desarrollo en todas sus
dimensiones y ámbitos, el régimen de derecho, incluida la protección de los derechos humanos
en todas sus modalidades; las comunicaciones; la preservación del entorno y la biodiversidad,
etcétera.
A fin de cumplir con su función esencial, el Consejo de Seguridad lleva a cabo las
operaciones de las Naciones Unidas de mantenimiento de la paz que son medidas
temporales de responsabilidad colectiva destinadas a promover la solución de
controversias o conflictos entre las naciones y a mantener la paz y la seguridad
internacionales con el consentimiento de las partes involucradas . Estas operaciones, que
son de carácter eminentemente defensivo aunque pueden implicar el mínimo uso de la fuerza,
son aplicadas con la participación de contingentes de personal militar, policial y civil y
81
sufragadas con el apoyo financiero prorrateado así como con contribuciones voluntarias
de los Estados miembros de la Organización.
Las operaciones de mantenimiento de la paz → propiamente dichas se dividen en Fuerzas de
Mantenimiento de la Paz y Misiones de Observación.
El Secretario General de las Naciones Unidas, ha denominado misiones políticas y de
consolidación de la paz a las acciones que se emprenden después de los conflictos con
el objeto prevenir su reaparición y crear las condiciones necesarias para que las
sociedades asoladas por la guerra alcancen una paz duradera, y se efectúan bajo la
autoridad de la Asamblea General de las Naciones Unidas por medio de Oficinas de los
Representantes Especiales del Secretario General, que funcionan generalmente en los
países donde han concluido sus actividades las operaciones de las Naciones Unidas de
mantenimiento de la paz.

EVALUACIÓN DEL PAPEL DE LAS NACIONES UNIDAS


Esta tiene que hacerse en el contexto del orden internacional de la segunda postguerra y su
evolución al principio del tercer milenio.

El papel aparentemente protagónico desempeñado por la Organización de las Naciones


Unidas en relación a la llamada primera "guerra" del Golfo Pérsico (1990-1991), la puso
nuevamente en la palestra.

A raíz del atentado en la ciudad de Nueva York el 11 de septiembre del 2001, adjudicado
apresuradamente por el gobierno norteamericano a un grupo terrorista islámico y con la
decisión del Presidente George Walker Bush, al amparo de su "doctrina" de acción anticipatoria
(preemptive action) de declarar la "guerra mundial contra el terrorismo", le permite al gobierno
estadounidense actuar militarmente, anticipándose al peligro implícito, contra cualquier persona, grupo o
país del que se tema, sospeche o suponga que pudiera estar planeando una acción o un ataque con armas
de destrucción masiva contra Estados Unidos aunque no exista evidencia alguna de la inminencia del
ataque. → Esta conducta insensata implica destruir a todo aquel que sea señalado como
potencial enemigo, en contra de la opinión pública mundial ampliamente manifestada,
incluso en Estados Unidos, así como de la autoridad del Consejo de Seguridad de las
Naciones Unidas. Ningún gobierno se ha atrevido seriamente a oponérsele por temor a
represalias. Tal es el caso también del propio Consejo de Seguridad cuyos miembros
permanentes han reconsiderado su posición y llegado a respaldar la "reconstrucción" de
Afganistán e Irak. En un marco de cinismo que campea hoy por hoy en la comunidad
internacional, se "conmina" a los "ex" enemigos a vivir según los parámetros de la
"democracia estadounidense", a adoptar el neoliberalismo mercantilista y a someterse a
la justicia maniquea de su "salvador". Para los vencidos no hay tribunales
internacionales que los puedan defender, —aunque sí se habilitan tanto juzgados locales
como estadounidenses, alejados del alcance del derecho internacional, para sancionarlos y
sentenciarlos (Guantánamo); para los que se resistan a la ocupación, o parezca o más bien
se suponga que lo hacen, serán tratados como terroristas y por lo tanto les depara la
muerte.

El organismo propiamente dicho, no es autónomo y, por lo tanto, no puede ser y hacer


más que lo que los gobiernos de los Estados miembros quieran y estén dispuestos a
acometer. Sigue prevaleciendo el poder sobre el derecho.

82
Sin duda alguna la sociedad internacional actual requiere de una más vigorosa y dinámica
organización mundial, pero que también sea más democrática y plural, en la que puedan
realmente participar todos sus miembros por igual. La Organización de las Naciones Unidas
ha vivido una etapa en la que sólo se ha podido cumplir con el primer objetivo de su
creación por las principales potencias aliadas durante la Segunda Guerra Mundial.

Al impedir la Tercera Guerra Mundial se ha mantenido la supervivencia de la humanidad,


pero de manera muy precaria, ya que el deterioro de la biosfera, causado en gran parte
como resultado de lo que consideramos el "progreso" o sus consecuencias, junto con el
armamentismo y las nuevas o recurrentes plagas que asolan permanentemente la Tierra, es
tan alarmante que significa un altísimo riesgo para toda forma de vida, tanto o más que la
equivalente amenaza de aniquilación por armas nucleares u otros artefactos de destrucción
masiva. Frente a estos fenómenos la ONU debiera también ser el garante de soluciones
integrales, conjuntas, no parciales ni aisladas, de aplicación inmediata.

Las grandes potencias han usado, desdeñado y hasta castigado a la Organización en


función del servicio que ha podido prestar a sus particulares intereses. Ha sido tribuna
ideológica, terreno para la subversión, la extorsión y el espionaje, así como también campo de
lances, escarceos y acuerdos. Se han cuidado de mantener sus principales negociaciones
al margen de las Naciones Unidas, actuando primero individualmente y luego en forma
colectiva, y dejando en algunas ocasiones que la continuación de cierta parte del trabajo
se efectúe en la Organización.
- Para los países en desarrollo, la ONU sólo ha podido ser un limitado foro de
lucha casi siempre desigual, desventajosa y estéril, en el que con escasas
excepciones han tratado esperanzadora pero vanamente de hacer valer frente a
los países industrializados sus reivindicaciones en todas las esferas; así como una
muy tentadora tribuna para la catarsis de sus plañideras lamentaciones y
tribulaciones.

RETOS Y RESPONSABILIDADES DE LA ORGANIZACIÓN DE LAS NACIONES UNIDAS


Desde el fin del penúltimo decenio del siglo pasado, muchos pensadores, consideraron que
había llegado el momento de que la Organización mundial, la ONU, aprovechara el momento
para asumir un papel protagónico en el diseño y reestructuración de un nuevo orden mundial.
- Está fuera de toda duda que lo que se requiere y reclama incesantemente es
una revisión y reforma a fondo de la ONU y su sistema, y no su substitución
por otro organismo mundial. El resto de los objetivos de las Naciones Unidas,
que se encuentran clara y firmemente enunciados en su Carta constitutiva, no han
rebasado el ámbito retórico y demagógico, sino en contados y limitados
casos. Eso debe cambiar.

LA REFORMA DE LAS NACIONES UNIDAS, EN ESPECIAL DEL CONSEJO DE


SEGURIDAD (CS)
Toda reforma deberá contemplar a la ONU no sólo como garante de la acción colectiva
para mantener la paz y la seguridad internacionales sino muy especialmente como
agente promotor del desarrollo económico y social de todos los pueblos del mundo ,
dirigiendo sus principales esfuerzos para erradicar las causas de la severa problemática
mundial desde sus orígenes y no sólo a tratar de aliviar temporalmente algunos de sus
síntomas o retardar su avance. → Solamente así la ONU podrá, finalmente, preparar el terreno para el
cultivo de una sociedad internacional sana y próspera. → Es por ello necesario destacar que el valor
83
del trabajo político, económico y social que se lleva a cabo en todo el sistema de las
Naciones Unidas tiene un costo aproximado de dos dólares por cada ser humano de la
Tierra, y en esa cifra ha decaído en los últimos años la participación correspondiente a
las actividades socioeconómicas, que hasta hace poco se consideraban vitales para
toda la sociedad internacional en su conjunto. Debemos tener en cuenta que falsa e
injustamente se critica a la Organización misma por sus limitaciones e ineficiencia,
cuando la mayoría de las veces no se le suministran los recursos ni la autoridad
adecuados para el desempeño de sus funciones regulares ni mucho menos de las
encomiendas delicadas y complejas que frecuentemente le son asignadas por Estados
Unidos y otros países desarrollados.

La Organización mundial definitivamente ya no debe ser un instrumento de las potencias


para llevar al cabo sus intereses particulares, ni el compasivo pero insensible foro para
la impotente catarsis de la mayoría absoluta de los países miembros. → Este objetivo sólo
se puede lograr con la determinación solidaria de los países hasta ahora marginados de la toma
de decisiones que obligue a las naciones poderosas a tomar conciencia de los enormes y
crecientes riesgos que ellas mismas corren al impedir u obstaculizar los impostergables
cambios que requiere el sistema mundial en todas sus dimensiones: política, económica, social
e ideológica; cambios que no sólo beneficien a las grandes potencias internacionales sino que
se extiendan a la mayoría de los pueblos del mundo cuyo deterioro progresivo en todos los
órdenes de la vida ha ido a la par con el desarrollo del capitalismo ahora en su auge neoliberal.
La ONU, convenientemente dirigida por personalidades de los países postergados que son del
agrado de las superpotencias y sus principales asociados, ha asumido cada vez más
firmemente el papel de principal instancia mediatizadora de las naciones subdesarrolladas.
Bajo este papel, no sólo sigue alentando una esperanza conformista en estos países sino que,
además, hace pender sobre ellos la amenaza de una creciente injerencia externa en sus
asuntos interiores, aduciendo causas de salud pública y razones humanitarias. Las
superpotencias, y por extensión los países desarrollados, están fuera de toda sospecha y son
prácticamente intocables de frente a esta situación.

Es por ello menester que la ONU consolide su propia autoridad, lo que sólo podrá lograr
en la medida en que deje de atenerse a la que casi exclusivamente le confieren las
grandes potencias. En este punto adquiere singular importancia el simbolismo político
asociado al no uso de la fuerza del que depende el mantenimiento de la paz.

Es muy evidente que la ONU, a través del Consejo de Seguridad, ha sido utilizada
discrecionalmente por Estados Unidos, contando con el apoyo de sus más entusiastas
"asociados", para dar apariencia de legitimidad a sus frecuentes incursiones militares y
usos de la fuerza contrarios a los fines y propósitos de la organización y desvirtuando
las disposiciones y los mecanismos de su Carta constitutiva para la satisfacción de sus
intereses y objetivos internacionales particulares. El estupor, la contrariedad y oposición de
muchos pueblos y gente sensata en todo el mundo fueron rápidamente encubiertos por una ola
creciente de credulidad y conformismo producida por hábiles e intensas maniobras publicitarias
y propagandísticas. Asimismo, sabemos muy bien que la voluntad política de la
Organización depende de la que le transmitan o deleguen sus miembros, debiendo ser la
de todos y no únicamente de algunos de ellos. Tampoco deben incrementarse las
desigualdades y discrepancias convirtiendo al Consejo de Seguridad en otro club de
países ricos.

84
LA REFORMA DEL CONSEJO DE SEGURIDAD
La reforma de la ONU tiene en el Consejo de Seguridad su objetivo principal, debiendo entre
otras cosas:
● Tender prioritariamente a su democratización y despojarlo de su carácter
aristocratizante y discriminatorio; para lo cual se debe: a) establecer un solo
tipo de miembros, elegidos periódicamente sin posibilidad de reelección
inmediata y liquidando, con ello, la injusta clasificación discriminatoria de sus
miembros y b) suprimir el derecho de veto (...).
● Ampliar el Consejo con la participación de varios países en desarrollo de
mayor presencia y poder relativos (...) en calidad de miembros permanentes,
y no con la inclusión de más países desarrollados (..);
● Implantar un solo tipo de votación por mayoría de nueve votos en cualquier
tipo de cuestión, ya fuere de procedimiento o no.
● Establecer una mayor coordinación con la Asamblea General, sobre todo en
las cuestiones que requieren obrar pronta y efectivamente.
● Reforzar su obligatoriedad y capacidad de acción en virtud del Capítulo VI de
la Carta (...)
● Establecer con exactitud, en beneficio de las medidas de solución pacífica de
controversias, la naturaleza, características, funciones, atribuciones, líneas de
mando, etcétera, de las Fuerzas de mantenimiento de la paz, o de
Observación, de las Naciones Unidas,(..).
● Única y exclusivamente en ocasión del fracaso o la insuficiencia de las
medidas de solución pacífica deberán poder aplicarse acciones en
cumplimiento de lo dispuesto en el Capítulo VII de la Carta, pero sin permitir
a un solo país o grupo de ellos tomar la ley en sus manos; (...)
● En tal caso, es imperioso también que se precise y aclare definitivamente que
cualquier acción de las Naciones Unidas que implique el uso o amenaza del
uso de la fuerza contra algún país, debe ser aplicada gradual y
proporcionadamente y, sobre todo, requiere ser emprendida exclusivamente
por una Fuerza de las Naciones Unidas, organizada oportunamente y dirigida
por el Comité de Estado Mayor, bajo el comando del Consejo de Seguridad
en pleno, a cuyo establecimiento se refiere el Artículo 47 de la Carta.
● Es igualmente de fundamental importancia que se asegure el cumplimiento de lo
dispuesto en el Artículo 53 de la Carta, respecto a la autorización que
requieren del Consejo de Seguridad los organismos regionales que
pretenden aplicar medidas coercitivas bajo su autoridad, con el fin de impedir
las acciones punitivas de los países poderosos en contra de aquellos que tratan de
resistir a sus presiones y amenazas. (...).
● En el caso particular del sistema de operaciones de las Naciones Unidas de
mantenimiento de la paz, el Secretario General pidió al Grupo sobre las
Operaciones de las Naciones Unidas que evaluara las deficiencias del sistema
actual y formulara recomendaciones francas, concretas y realistas para cambiarlo.
(RECOMENDACIONES DEL INFORME BRAHIMI).

Estas medidas deben ser combinadas forzosamente con las reformas de la Asamblea
General, la Corte Internacional de Justicia y la Secretaría de la ONU, muy
específicamente las correspondientes al Secretario General.

LA REFORMA DE LA ASAMBLEA GENERAL


85
La reforma de la Asamblea General es vital para el funcionamiento entero de la ONU, por lo
que ésta deberá incluir:
● La ampliación de sus funciones y poderes, principalmente en lo relativo a su
capacidad de decisión, en concordancia con la del Consejo de Seguridad;
● Un papel más decisivo en el nombramiento del Secretario General de la
Organización, ya que la Asamblea General es la que debería elegirlo o, cuando
menos podría asumir, llegado el caso, su responsabilidad efectiva de rechazar la
asignación recomendada por el Consejo de Seguridad.
● Una mayor capacidad de acción y menos retórica, ya que no solo debe tratar
y discutir los asuntos, ni únicamente recibir y considerar los informes de los
demás órganos de la ONU.
● La obligatoriedad del cumplimiento de sus decisiones y una mayor autoridad
de sus recomendaciones.
● Hacer efectiva la igualdad de todos los miembros de la organización en
cualquier circunstancia, jurídica, política, económica y social, así como en todas
sus instancias.
● Abandonar la división de cuestiones importantes o no para el sistema de
votación.

LA REFORMA DE LA CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA


● Establecer un sistema coherente de sanciones aplicables a los países que no
cumplan los fallos de la Corte.
● Reforzar el apego irrestricto al derecho internacional, en todas sus corrientes
y escuelas, será esencial para construir un verdadero e igualitario nuevo orden
internacional. En este marco, se deberá implantar la obligatoriedad de la
jurisdicción de la Corte Internacional de Justicia para todos los miembros de
la Organización de las Naciones Unidas, incluyendo lo relativo a las opiniones
consultivas. Al respecto, el Consejo de Seguridad deberá apoyar y vigilar
apropiadamente la ejecución de sus decisiones para lograr que su acción sea
más decisiva en lo concerniente al arreglo pacífico de controversias sin
restricción exclusiva a las de orden expresamente jurídico.
● De igual manera, se tendrá que equiparar la representatividad de todos los
Estados y sistemas jurídicos mediante un mecanismo de elección de sus
integrantes que resulte más justo que el que actualmente funciona y
establecer un sistema coherente de sanciones aplicables a los países que no
cumplan los fallos de la corte.

LA REFORMA DE LA SECRETARIA
En este rubro, la principal de las reformas tendría que ver con el papel y el desempeño
del propio Secretario General (...).
El Secretario General debería, al mismo tiempo, contar con la confianza de los gobiernos y ser
una inspiración para los pueblos del mundo; ser asistido por un equipo brillante, coherente y
progresista procedente de diferentes disciplinas; ser un dirigente atrevido, un maestro de la
delegación organizada y un diplomático prudente; ser independiente y no tener miedo, cuando
fuese necesario, de incomodar a una superpotencia o a un grupo numeroso de Estados
miembros; estar profundamente comprometido con la erradicación de la pobreza; saber cuándo
adoptar iniciativas y cuándo mantenerse en reserva; generar nuevas ideas y ser receptivo a
ellas y capaz de seguirlas; ser el principal mediador e intermediario honesto del mundo en las
86
controversias entre gobiernos, etcétera. Aunque el cargo dispone de muy poco poder real,
brinda enormes posibilidades de ejercer influencia.
Por ello, es imprescindible que se respalde su investidura y se especifique en la Carta de
las Naciones Unidas su carácter político y administrativo preeminente de manera que
cuente con la mayor autonomía y libertad posibles y pueda ejercer un papel más
dinámico, constructivo y decisivo como director y coordinador de toda la organización,
incluyendo a los organismos especializados.

Además, su elección tendría que ser producto de procedimientos claramente definidos,


especificados y programados por medio de una Comisión ad hoc de búsqueda de candidatos
que impida que la influencia de las potencias comprometa su autonomía al tiempo que
asegure la igual representatividad de todos los países miembros, grandes y pequeños,
desarrollados y en desarrollo. En relación a la duración de su encargo, convendría
establecer un mandato de 7 a 10 años no renovable.

Debería dársele al secretario mayor libertad para elegir a sus principales colaboradores
— aprobados por la Asamblea General y dotados de los poderes necesarios— en quienes
pudiera delegar, confiada y eficazmente, algunas de sus responsabilidades. De igual manera,
sería conveniente establecer la posibilidad de remoción de funcionarios, de todos los
rangos.

NOTAS:
-La Sociedad de las Naciones: Conocida también como Liga de las Naciones, fue creada
por el Tratado de Versalles el 28 de junio de 1919, con sede en Ginebra, Suiza, estuvo
integrada por un total de 63 países a lo largo de su existencia, y se disolvió el 18 de abril de
1946 al ser substituida por la Organización de las Naciones Unidas (ONU). El Pacto de la
Sociedad de Naciones, su documento constitutivo, entró en vigor el 10 de enero de 1920,
al mismo tiempo que el Tratado de Versalles y del cual formó la parte I, disponiendo como
fin expreso de la SDN: "Promover la cooperación internacional y lograr la paz y seguridad
internacional, por la aceptación de la obligación de no recurrir a la guerra, por la prescripción
de relaciones abiertas, justas y honorables entre las naciones, por el firme establecimiento del
entendimiento del derecho internacional como la actual regla de conducta entre los
gobiernos”.

El documento fundacional de la ONU, la Carta de las Naciones Unidas, fue adoptado por
unanimidad el 25 de junio de 1945 y firmado al día siguiente por los 50 países participantes; a
ellos, se agregaría Polonia, el 15 de octubre siguiente. De esta manera, al término de la
Conferencia de las Naciones Unidas sobre la Organización Internacional (Conferencia de
San Francisco), la nueva organización mundial estuvo integrada por 51 miembros originales.
La Carta se encuentra en vigor desde el 24 de octubre de 1945, después de haber sido
ratificada por los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad y la mayoría de los
demás signatarios, y en la actualidad, al 1° de septiembre de 2005, cuenta con 191 Estados
miembros.

A su vez, la Carta de las Naciones Unidas o Carta de San Francisco estipula los
propósitos y principios de la ONU
1. Mantener la paz y la seguridad internacionales, y con tal fin: tomar medidas
colectivas eficaces para prevenir y eliminar amenazas a la paz, y para suprimir
actos de agresión u otros quebrantamientos de la paz; y lograr por medios
87
pacíficos, y de conformidad con los principios de la justicia y del derecho
internacional, el ajuste o arreglo de controversias o situaciones internacionales
susceptibles de conducir a quebrantamientos de la paz;
2. Fomentar entre las naciones relaciones de amistad basadas en el respeto al
principio de la igualdad de derechos y al de la libre determinación de los
pueblos, y tomar otras medidas adecuadas para fortalecer la paz universal;
3. . Realizar la cooperación en la solución de problemas internacionales de
carácter económico, social, cultural o humanitario, y en el desarrollo y
estímulo del respeto a los derechos humanos y a las libertades
fundamentales de todos, sin hacer distinción por motivos de raza, sexo,
idioma o religión; y
4. Servir de centro que armonice los esfuerzos de las naciones por alcanzar
estos propósitos comunes.

-Declaración de Helsinki: Así se conoce a la primera parte del Acta Final, denominada
Cuestiones relativas a la seguridad en Europa, de la Conferencia sobre Seguridad y
Cooperación en Europa (CSCE), celebrada en Helsinki, Finlandia, y firmada el 1° de agosto
de 1975 por 35 Estados (todos los países europeos, excepto Albania, además de Canadá y
Estados Unidos). Al aprobar el Acta Final, y especialmente en lo concerniente a la Declaración
sobre los principios que guían las relaciones entre los Estados Participantes o Declaración de
Helsinki, dichos países se comprometieron políticamente a cumplir un conjunto de
principios que constituye un verdadero código de conducta europeo: I. Igualdad
soberana, respeto por los derechos inherentes a la soberanía; II. Abstención de la amenaza o
el uso de la fuerza; III. Inviolabilidad de las fronteras; IV. Integridad territorial de los Estados; V.
Arreglo pacífico de controversias; VI. No intervención en los asuntos internos; VII. Respeto a
los derechos humanos y las libertades fundamentales, incluyendo la libertad de pensamiento,
conciencia, religión o creencia; VIII. Igualdad de derechos y autodeterminación de los pueblos;
IX. Cooperación entre los Estados; y X. Cumplimiento de buena fe de las obligaciones
conforme al Derecho Internacional.

-Responsabilidad primordial del Consejo de Seguridad: artículo 24 de la Carta de las


Naciones Unidas: 1. A fin de asegurar acción rápida y eficaz por parte de las Naciones Unidas,
sus Miembros confieren al Consejo de Seguridad la responsabilidad primordial de
mantener la paz y la seguridad internacionales y reconocen que el Consejo de Seguridad
actúa a nombre de ellos al desempeñar las funciones que le impone aquella
responsabilidad. 2. En el desempeño de estas funciones, el Consejo de Seguridad
procederá de acuerdo con los propósitos y Principios de las Naciones Unidas. Los
poderes otorgados al Consejo de Seguridad para el desempeño de dichas funciones
quedan definidos en los Capítulos VI, VII, VIII y XII.

Pacheco de Freitas, José A (2015) La responsabilidad de proteger y el derecho


internacional público: consideraciones sobre la licitud del uso de la fuerza por motivos
humanitarios ante la falta de autorización del Consejo de Seguridad de la ONU.Agenda
internacional (Perú), ,Vol.22 (33), p.101-128

Resumen

Frente a las graves crisis humanitarias y a las masivas violaciones de DDHH de las últimas 3
décadas, la responsabilidad de proteger ha sido presentada como una nueva doctrina - una versión
88
menos agresiva de la intervención humanitaria - que permitiría a la comunidad internacional enfrentar
dichas situaciones. → Sin embargo, existe un conflicto entre la prohibición general del uso de la
fuerza y la aplicación de la nueva doctrina cuando no haya una autorización del Consejo
de Seguridad de la ONU.

En este trabajo se analizarán las respuestas recientes a esta inacción de la sociedad internacional frente a
casos de graves violaciones de DDHH. → Se pueden dividir en 2 etapas:
1. Un resurgimiento de la doctrina de la intervención humanitaria en la década de
1990 y,
2. en la década siguiente, la presentación de la responsabilidad de proteger, una
nueva concepción que buscó superar las limitaciones e inconsistencias de su
predecesora.

Prohibición general del uso de la fuerza y las dos excepciones admitidas


Una de las reglas fundamentales de la sociedad internacional es: La prohibición general del
uso de la fuerza con 2 excepciones:
1. La acción colectiva → con la autorización del Consejo en una serie de supuestos. → En
este marco, El Consejo puede determinar si se produjo una amenaza a la paz, podrá decidir
la adopción de una serie de medidas que incluyen, entre otras, el uso de la fuerza. De este
modo, está universalmente aceptado que la autorización del Consejo establece una base
suficiente para la licitud del uso de la fuerza, dentro de los alcances de la resolución
respectiva e instrumentada en acciones militares de las fuerzas armadas de los Estados
miembros.
2. La legítima defensa → únicamente frente a una agresión. → se da en supuestos de un
ataque armado contra un Estado, el cual podrá responder en aplicación del “derecho
inmanente a la legítima defensa”.

Este régimen internacional pasó por situaciones en las cuales, frente a graves afectaciones
masivas a los DDHH, no se logró aprobar la acción colectiva a nivel de la ONU y en las que,
por la naturaleza de los eventos, no era aplicable la legítima defensa. Entre ellas destacan, por
la condena internacional que supusieron y por su repercusión mediática, la masacre de los tutsi
en Ruanda, en 1994, los recurrentes casos de “limpieza étnica” en Yugoslavia en la década de
1990 (...) Darfur 2003, siria 2011.

En este trabajo → se estudiará el conflicto jurídico que presentan estas situaciones, entre la
prohibición del uso de la fuerza y la necesidad de emplear la fuerza para detener graves
violaciones de DDHH, como los genocidios y las matanzas masivas. → El objeto de estudio específico
será evaluar si es posible justificar legalmente una intervención unilateral por consideraciones
humanitarias sin autorización del Consejo.

La intervención humanitaria en el derecho internacional contemporáneo: las zonas de


exclusión aérea en Irak y los bombardeos sobre Yugoslavia

ciertas acciones de la fuerza en la década del 70 → (Bangladesh, Camboya, Tanzania) fueron presentadas
por parte de la doctrina como antecedentes de intervenciones humanitarias. !!! PERO, Gray
recuerda que los Estados, para justificar sus acciones unilaterales, argumentaron que recurrían
a la legítima defensa, sin referirse a la intervención humanitaria.
(...)
89
Es posible concluir que los precedentes más destacados de intervención humanitaria fueron insuficientes
para establecer en la práctica estatal y en la doctrina una excepción por motivos humanitarios a la
prohibición general del uso de la fuerza, además de ser inconsistentes con la jurisprudencia de la CIJ al
respecto. → Este es el contexto en el cual nace la responsabilidad de proteger, una revisión de la doctrina
de la intervención humanitaria.

Emergencia de la responsabilidad de proteger


(...) sre creó la Comisión Internacional sobre Intervención y Seguridad del Estado (ICISS) → publicó en
2001 el reporte “responsibility to protect” cuya finalidad fue encontrar un punto medio en el conflicto
entre las nociones de soberanía y de intervención: de un lado, la prohibición del uso de la fuerza; del otro,
la constatación de la pasividad de la comunidad internacional frente a graves y recurrentes violaciones de
DDHH. → La ICISS presentó así una nueva doctrina que buscaba ser más comprehensiva
y menos militarista y con una vocación de aplicación universal: la responsabilidad de
proteger.

La responsabilidad de proteger:
- Debe ser considerada como una serie de reglas, procedimientos y criterios que
puedan asistir a la comunidad internacional en la adopción de decisiones de
intervención por motivos humanitarios.
- En el reporte de la ICISS → la responsabilidad de proteger fue presentada como un
proceso de 3 etapas: responsabilidad de prevenir (enfrentar las causas
profundas de conflicto interno y otras crisis humanas que ponen en riesgo a
poblaciones civiles), responsabilidad de reaccionar (responder a situaciones de
acuciante necesidad humana con medidas apropiadas) y responsabilidad de
reconstruir (proveer la asistencia más completa, especialmente luego de una
intervención militar).

La responsabilidad de proteger como fuente de derecho: ¿una nueva excepción a la


prohibición general del uso de la fuerza?

Uno de los problemas esenciales del DIP es la apropiada identificación de las fuentes de
derecho. (...)
Existe un cierto consenso en los diversos documentos que mencionan la responsabilidad de
proteger en considerarla como “una norma emergente” que establecería una nueva excepción por
motivos humanitarios a la prohibición general del uso de la fuerza, expresado especialmente en los
reportes y resoluciones elaborados en el seno de la ONU. → la mayor parte de la doctrina acepta que la
costumbre internacional requiere contar necesariamente con 2 elementos:
1. Uno material, la práctica generalizada
2. Uno subjetivo, la convicción de que la práctica es legalmente exigible o necesaria.
(...)
En suma, para el surgimiento de una costumbre internacional son insuficientes las expresiones
de voluntad, aunque provengan de la mayor parte de la sociedad internacional o sean
presentadas a través de los órganos de la oNU, sino que deben verificarse tanto la práctica
sistemática y generalizada de los Estados como su convicción de que la nueva práctica se
ajusta a derecho.
(..)
la decisión de intervenir se sigue dando bajo criterios políticos que son expresados en un
discurso jurídico. La responsabilidad de proteger se enmarca así en la tradición de discursos
90
que, desde el campo de la utopía, busca ser un antídoto a las prácticas estatales generalizadas
que emplean el Derecho instrumentalmente como una justificación para los intereses y fines
políticos de los Estados.

Consideraciones adicionales sobre la responsabilidad de proteger

(...)
Conclusiones
(...)
El problema es el uso - o no uso - que los Estados hacen de las herramientas ya existentes: La Carta creó
las condiciones para el fin del unilateralismo con la creación del Consejo, un órgano encargado de
centralizar el uso de la fuerza armada que bajo una concepción amplia de paz internacional ha permitido,
la mayor parte de las veces, el inmenso logro de proteger los derechos fundamentales de la persona
humana. (...) → son las situaciones excepcionales las que eventualmente pueden poner en tensión los
mecanismos ordinarios, pero ello no quiere decir que para enfrentarlas sea prudente convertir las
respuestas excepcionales en una norma general.

La manera más apropiada de detener las violaciones de DDHH es → recurrir a las herramientas que
el derecho internacional ofrece para ello, a través del fortalecimiento de las instituciones
pertinentes - como el Consejo - y el cumplimiento de la normativa correspondiente. → Esa
es la línea que parece estar tomando la responsabilidad de proteger en el ámbito de la ONU: una
aspiración política que contribuye a ese fortalecimiento, antes que una norma emergente que incorpore
una nueva excepción, amparada en motivos humanitarios, a la prohibición general del uso de la fuerza.
91
Koch Merino, Sebastián (2016) Viabilidad del desarrollo de una Comunidad de Seguridad
desde el Consejo de Defensa Suramericano. Si Somos Americanos, Vol.16 (1), p.69-88

Resumen
Utilizando el Análisis de Política Exterior (APE), coadyuvado por el constructivismo como
teoría de las Relaciones Internacionales se estudiará, en el marco de la Unión de Naciones
Suramericanas (Unasur), la viabilidad del establecimiento de una Comunidad de
Seguridad desde el Consejo de Defensa Suramericano (CDS). Además de los elementos
racionalistas de la definición de política exterior de los Estados, se emplearán las perspectivas
reflexivas de las Relaciones Internacionales, ya que son parte esencial del proceso de
establecimiento de una Comunidad de Seguridad.

→ Las identidades, valores y significados compartidos, adquieren un valor tan


importante como los objetivos racionales, siendo la relación entre ambos elementos la
que permitiría, bajo ciertas circunstancias, el establecimiento de una Comunidad de
Seguridad en la región.

Introducción
La interacción estatal en Latinoamérica, especialmente la cooperación, ha sido fomentada por los Estados
de la región desde hace ya varias décadas. Existen alrededor de 17 organismos regionales/subregionales
en América Latina –algunos datan incluso desde fines de la década de 1960 y principios de los 70–, que
varían en su composición y en los objetivos que persiguen; entre otros, objetivos políticos, económicos,
comerciales. → Pese a la abundancia de organismos, pareciera que la región no es capaz
de llegar a un nivel de cooperación cercano al de la Unión Europea (UE).

En el plano de la Seguridad y la Defensa, un avanzado nivel de interacción y cooperación


estatal derivaría en el establecimiento de una Comunidad de Seguridad.
(...)

→ una Comunidad de Seguridad es más cercana a la visión de seguridad hemisférica


cooperativa. Se relaciona con evitar el surgimiento de nuevos conflictos a través del fomento
de medidas que – efectivas o no– propicien la confianza entre los Estados de la región (De la
Lama, 1998, pp. 52-53). A través de la interacción de las distintas políticas gubernamentales,
se busca la prevención y contención de las distintas amenazas a dichos Estados y a sus
intereses nacionales, evitando así que la percepción que los actores tienen de éstas se
traduzca en tensión, crisis o confrontación con otros miembros de la región (Varas, citado en
De la Lama, 1998, pp. 53-54).

Seguridad COLECTIVA Seguridad COOPERATIVA

teniendo una íntima relación con la lógica sigue una lógica de prevención de
imperante durante la Guerra Fría– es conflictos que se centra en el desarrollo
reactiva en cuanto a las amenazas y institucional previo al surgimiento de una
ataques externos y contempla medidas de amenaza a los intereses nacionales
respuesta solidarias y colectivas para sus racionales de los Estados correspondientes.
miembros.
→ un proceso de cooperación en temas de

92
Seguridad y Defensa que apunte a la
generación de una institucionalidad para
evitar el surgimiento de conflictos entre sus
miembros a partir de las amenazas externas
–seguridad cooperativa– está íntimamente
relacionado con el proceso de generación de
una Comunidad de Seguridad.

Teniendo esto en mente y pensando en la región sudamericana, es posible plantear la


siguiente interrogante: ¿es viable el establecimiento de una Comunidad de Seguridad a
partir del Consejo de Seguridad (CDS) de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur)?

Análisis de política exterior

→ El APE analiza la política exterior de los Estados con miras a determinar cuáles –y en qué
medida– son los elementos que influyen o al menos afectan en la determinación de ésta
(Álvarez, 2015, p. 49). (...) Para comprender cómo son tomadas las decisiones en política
exterior, parte de la base que los individuos, sea de manera aislada o agrupada, son el origen
de gran parte de las conductas y cambios en relaciones internacionales (Hudson y Vore, 1995,
p. 209).

La política exterior de un Estado puede entenderse como un programa –guiado por


objetivos o por problemas– confeccionado y seguido por las autoridades respectivas,
dirigido a entidades externas a éste (Hermann, 1990, p. 5). La política exterior no es
constante, puede sufrir cambios cuando menos, en cuatro niveles:
1. cambios por ajustes,
2. cambios de programa,
3. cambios de problema/objetivo,
4. cambios en la orientación internacional (Hermann, 1990, p. 5).

El grado en el que cambia la política exterior de un Estado depende de tres dimensiones:


1. el grado de institucionalización, o el compromiso del gobierno con su política
exterior,
2. el grado de apoyo u oposición de los actores internos a la política exterior, y
3. el grado de prominencia o de significancia del tema en cuestión en el juego de
poder interno (Hermann, 1990, p. 7).

En el APE se rompe con la visión clásica del Estado como un actor unitario, como un todo
indivisible y se reconoce no sólo la existencia, sino que la pertinencia de las distintas unidades
de agregación en la definición de la política exterior.

→ El APE considera también el factor externo al Estado. Putnam (1988, p. 434), al referirse
a los procesos de la política internacional, establece que pueden ser entendidos como un juego
de dos niveles:
1. un nivel nacional, compuesto por grupos domésticos y por políticos con sus
respectivos intereses, y
2. un nivel internacional, compuesto por los diversos actores internacionales.

93
El constructivismo → reconoce que el Estado es un actor compuesto por una agregación de
niveles y elementos que se relacionan entre sí. Los distintos elementos que lo componen –
desde el individuo, pasando por las instituciones, hasta quien toma las decisiones en política
exterior– están marcados por una serie de ideas y elementos cognitivos que determinan sus
intereses racionales materiales, intereses que muchas veces no coinciden incluso en un mismo
Estado, complejizando así el establecimiento de su política exterior. Si a esto se agrega la
influencia del factor externo en la determinación de la política exterior, ésta verdaderamente se
convierte en un difícil juego de dos niveles, en el que debe buscarse no sólo mantener un
equilibrio entre el nivel interno y el externo, sino que además buscar un win-set amplio y
aprovecharlo para así tener un mayor margen de acción en la definición de la política exterior.

Constructivismo
Las teorías reflexivas de las RRII se centran en el análisis del plano de las ideas y en cómo
la convergencia/divergencia en torno a éstas afecta los intereses y el comportamiento de los
Estados en la política internacional (Álvarez, 2015, p. 51).
→ Dentro de estas teorías se encuentra el constructivismo. → Éste se ocupa de la construcción
social de la política mundial (Wendt, 1995, p. 71).
- Los entendimientos intersubjetivos son concebidos como un conocimiento
colectivo, compartido por quienes son competentes en un ámbito determinado
(Cohen citado en Adler, 1997, p. 327) y no como una mera agregación de posturas
individuales. Ve las estructuras de la política mundial como sociales, admitiendo
que además del comportamiento, tanto la identidad como los intereses de los
actores son moldeados por las estructuras internacionales (Wendt, 1995, pp. 71-
72).
-
Para el constructivismo → existe una correlación –bidireccional– entre los actores y la
estructura internacional: ésta influye en el comportamiento de los actores y éstos, a través de
sus acciones y de sus prácticas, no únicamente se reproducen a sí mismos en la estructura en
cuestión, sino que reproducen (o no) a la estructura misma (Hopf, 1998, p. 172; Adler, 1997, p.
330).

→ Se entiende que los elementos intersubjetivos influyen en la generación de la política exterior de los
Estados, en especial en cuanto a cooperación internacional. La política exterior va a depender de la
existencia de precedentes intersubjetivos y de material simbólico compartido en el momento de
interpretar eventos, de silenciar otras alternativas de interpretación de esos mismos eventos, de establecer
las prácticas de la estructura y de orquestar el accionar colectivo (Ashley citado en Hopf, 1998, p. 179).
Ésta es la idea que permite aplicar el planteamiento de Álvarez (2015) en cuanto a la utilización del
constructivismo para complementar el APE.

Constructivismo y análisis de política exterior


Debido a que el constructivismo toma en consideración tanto los elementos racionales como
los reflexivos, permite comprender las distintas motivaciones del accionar estatal en cuanto a
política exterior, permitiendo comprender las variaciones en los niveles de entendimientos
compartidos entre los miembros de una estructura internacional (Álvarez, 2015, p. 57).

Por su parte, el APE considera cinco aspectos psicológicos:


1. características individuales,
2. percepciones,
3. sociedad y cultura,
94
4. el sistema político, y
5. el sistema internacional (Hudson y Vore, 1995, p. 226).
El segundo aspecto psicológico –el más relacionado con el constructivismo– comenzó a
ser considerado como influyente en la política exterior de los Estados desde los fines de
la Guerra Fría (Hudson y Vore, 1995, p. 226). Esta estrecha relación con los postulados
del constructivismo permite fundamentar la complementación del APE con este
paradigma. A través de la consideración de lo racional y de lo reflexivo, el constructivismo
complementa y enriquece el APE al asumir los elementos racionales propios de éste, pero
problematizándolos en base a elementos propios del plano de las ideas y de las
identidades (Álvarez, 2015, pp. 58-59).

Gonzalo Álvarez se pregunta → “¿Cómo explicar que estados con intereses convergentes –
que puedan beneficiarse mutuamente de una relación cooperativa– tiendan al
conflicto?” (Álvarez, 2015, p. 51). ¿Por qué existen Estados que tienen intereses –
racionales– afines, pero que pese a eso adolecen de una ausencia de cooperación?

- Aquí entra en juego el constructivismo: a través de la expansión del corolario de


fenómenos estudiados, es posible determinar las causas de la inexistencia de
cooperación en sectores donde evidentemente sería más provechoso cooperar.
Los intereses racionales de los Estados parecieran ser incapaces de explicar todas
las decisiones tomadas por éstos como actores de las relaciones internacionales,
dando cabida a la capacidad explicativa del constructivismo en cuanto a los
componentes inmateriales de la política exterior.

→ La combinación del APE y del constructivismo resulta útil para analizar un sinfín de
fenómenos del escenario internacional. En el caso de este artículo en particular, la viabilidad
del establecimiento de una Comunidad de Seguridad en la región.

Comunidad de seguridad
El concepto de Comunidad de Seguridad → surge del trabajo de Karl Deutsch (1957). Es una
comunidad política que a través de la cooperación busca eliminar la expectativa de guerra
dentro de sus límites, generando una sensación de comunidad e instituciones que aseguren las
expectativas de cambio pacífico –solución de problemas a través de procedimientos
institucionalizados– por un largo período de tiempo. Existe –en la teoría– una certeza de que
sus miembros no van a enfrentarse entre sí a través de la fuerza física para dirimir sus
controversias, sino que recurrirán a otras alternativas (Deutsch, 1957, pp. 123-124).

→ El concepto es profundizado por Adler y Barnett (1998) quienes, reconociendo las


observaciones de Deutsch, establecen que en las Comunidades de Seguridad:
- existe una sensación de comunidad –determinada por valores compartidos que son
retroalimentados a su vez por estas comunidades– que asegura que sus miembros
resolverán sus diferencias de maneras distintas a la guerra (Adler y Barnett, 1998,
p. 4). Una Comunidad de Seguridad debe contemplar tanto una renuncia a la
violencia militar entre sus miembros como hábitos fuertemente enraizados de
solución pacífica de controversias (Adler y Barnett, 1998, p. 35).

Existen 3 capas –dentro de las que se avanza gradualmente– en el proceso de formación y


desarrollo de una Comunidad de Seguridad:
1. condiciones que precipiten una interacción entre Estados
95
2. actores que conduzcan al desarrollo de confianza mutua y de una identidad
colectiva, y
3. condiciones necesarias para expectativas confiables de cambio pacífico, de
confianza mutua y de identidad común (Adler y Barnett, 1998, p. 38).

Las Comunidades de Seguridad pasan por tres fases en su proceso de desarrollo y


establecimiento:
Fase Naciente Fase Ascendente Fase Madura

Se da un primer acercamiento Está caracterizada por un Se da cuando los miembros de la


entre Estados, en cuanto a la aumento en la densidad de Comunidad de Seguridad tienen
evaluación de alternativas de las redes de cooperación una identidad común, con
cooperación para mejorar sus entre los miembros: expectativas confiables de cambio
condiciones en el escenario instituciones, organismos y pacífico. Aquí es cuando la
internacional, en específico, en organizaciones. Comunidad de Seguridad
el ámbito de Seguridad y Además, la percepción de los comienza a existir como tal.
Defensa. demás Estados miembros
como una amenaza
disminuye drásticamente.

Comienzan a surgir Dentro de la misma se dan


estructuras cognitivas en distintos patrones de conducta
común, en especial en cuanto que la retroalimentan y fortalecen.
a la percepción y manejo de Se potencia también la solución
las amenazas, estrechando pacífica a eventuales
los lazos militares Se controversias, dándose un mayor
profundizan y potencian los desarrollo institucional en este
acercamientos iniciados a ámbito. La guerra –sin dejar de
partir de la primera fase y se existir como posibilidad– es cada
traducen en instancias de vez una alternativa menos
cooperación concretas, tanto plausible entre sus miembros
en el plano institucional como
en el operacional.

Las Comunidades de Seguridad son un ejemplo de cooperación internacional en temas


de Seguridad y Defensa. → La eliminación de la guerra como una alternativa para la solución
de controversias dentro de los límites de ésta, es una situación que claramente reporta un
beneficio para todos sus miembros. Entonces, recordando la pregunta planteada por Álvarez
(2015, p. 51), ¿por qué si los beneficios racionales de establecer una Comunidad de
Seguridad resultan tan evidentes no ha sido posible establecerla en la región? ¿Son
suficientes los aspectos netamente racionales? ¿Qué se puede decir acerca del eventual
establecimiento de una Comunidad de Seguridad en Sudamérica?

CDS y Unasur bajo esta visión


se constituye Unasur, como una institución que –en teoría– materializa la voluntad de
cooperación sudamericana. Por lo mismo, busca una mayor cooperación en temas culturales,
sociales, económicos y políticos a nivel sudamericano.

96
→ Dentro de Unasur, el CDS se constituye como una entidad para la promoción, en el
escenario internacional, de una voz común regional en temas de Seguridad y Defensa
(Briones, 2013, pp. 12-13). Esto pareciera quedarse en el plano teórico. En muchas ocasiones,
los miembros de Unasur son guiados por sus intereses materiales unilaterales en
desmedro de los vestigios de una identidad compartida. Esto se da especialmente en
materias de Seguridad y de Defensa, plano en el que ciertos casos de cooperación bilateral no
se han traducido en intentos multilaterales de cooperación.
- esto derivó en que dentro de la región exista una serie de agendas nacionales
individuales, separadas unas de otras, que apuntan a intereses –materiales y
reflexivos– divergentes entre los Estados de Sudamérica, adoptando una lógica de
interés nacional en lugar de una lógica de interés regional
(...)
Es posible estimar que el cumplimiento de uno de los objetivos del CDS, la generación de una
identidad de seguridad compartida por los miembros de Unasur, aún se encuentra distante.
Retomando la pregunta de Álvarez (2015), los Estados que evidentemente se verían
beneficiados por una cooperación en temas en que existen intereses convergentes, a veces
no cooperan debido a que se hace un foco excesivo en los elementos racionales de la
fallida cooperación y no se toman en consideración las identidades compartidas y los
elementos cognitivos en común de los Estados en cuestión. La cooperación sería posible
–en la teoría– a través de la inclusión de un fuerte arraigo de ideas en común (Flemes et al.,
2011, p. 113). El problema está en esa idea: además de que no existe dicho arraigo en
Sudamérica, en las pocas oportunidades en que se manifiestan vestigios de ese arraigo,
los intereses racionales materiales de los Estados priman por sobre el elemento
reflexivo, tomando decisiones unilaterales que apuntan a la maximización de dichos intereses.

(...)
En lo estrictamente teórico pareciera que el caso de Unasur y de su CDS va de la mano con
los elementos contemplados por el constructivismo, por el APE y en cuanto a las Comunidades
de Seguridad, pero en la realidad práctica dicha situación no se aprecia. Los intereses
discordantes existentes entre los miembros de Unasur evitan que el CDS sea capaz de generar
una Comunidad de Seguridad, ya que cada Estado apunta hacia la arista de la agenda regional
que más se condice con sus intereses racionales materiales, relegando los elementos
reflexivos a un segundo plano. Pareciera que los intereses unilaterales de los Estados
miembros tienen una mayor capacidad de determinación de su comportamiento que el plano
de las ideas.

Conclusiones

El establecimiento de una Comunidad de Seguridad en la región es una idea que ni siquiera


puede considerarse como un objetivo. No es parte de la agenda de todos los miembros de
Unasur. Si bien en el discurso político los Estados suelen hacer declaraciones grandilocuentes
acerca de la identidad sudamericana y los sentimientos de hermandad existentes en ésta,
estos discursos no se plasman –en los ámbitos de Seguridad y Defensa– en la realidad. Hoy
en día no existe en la región una clara identidad sudamericana. Podría decirse que lo que
existe es una identidad extrasudamericana y en base a esta diferenciación nos concebimos
como miembros de la región. Pero no existe un entramado de ideas compartidas que
cohesione la identidad sudamericana hacia el interior, dificultando enormemente la efectividad
explicativa del constructivismo como un elemento determinante en la conformación de la
política exterior de los Estados.
97
→ Hoy en día, no existe en la región una Comunidad de Seguridad y estamos aún lejos de tener una a
nivel sudamericano. Pese a ello, se reconocen ciertos avances en cuanto a su establecimiento, los que son
dignos de ser mencionados y analizados. Dichos avances dicen relación con la búsqueda de una identidad
sudamericana en común –que se plasme en los ámbitos de Seguridad y Defensa–, con el hecho de que la
Unasur ya haya intervenido en una serie de controversias en pos de la solución pacífica de las mismas, y
principalmente con el proceso de institucionalización de prácticas conjuntas en materia de Seguridad y
Defensa.

→ Si retomamos los planteamientos de Adler y Barnett (1998, pp. 49-58), es posible declarar que la
región sudamericana, en cuanto al establecimiento de una Comunidad de Seguridad, se
encuentra en las etapas iniciales de la fase ascendente, recién terminando la fase naciente: ya
se dieron los primeros acercamientos en búsqueda de la cooperación en materias de
Seguridad y Defensa, así como se generaron las primeras instituciones y normas que
han de regirla; pero la cooperación aún no es lo suficientemente densa y las estructuras
cognitivas en común no están lo suficientemente generalizadas y afianzadas, lo que se traduce
–por ejemplo– en procesos inconclusos de generación de normas e instituciones.

Rueda Sáiz, Pablo (2017) El Consejo de Seguridad y la protección de los Derechos


Humanos: la efectividad de las medidas adoptadas en la Posguerra Fría. Desafios
(Bogotá, Colombia),Vol.2, pp.

El principal problema parece ser el de lograr inferir cuál va a ser el papel que va a desempeñar
el Consejo de Seguridad ahora que desapareció la bipolaridad en el sistema internacional.
- P/algunos → la desaparición de la bipolaridad implica una racionalización del ejercicio del
derecho de veto que tienen los miembros permanentes, lo cual va de la mano con un
aumento en la actividad de este órgano de las Naciones Unidas.

Nuevas funciones
Pero el cambio que ha tenido lugar en el Consejo de Seguridad en la presente década no está
sólo relacionado con un activismo en términos cuantitativos.

(...) el aumento de la actividad del Consejo de Seguridad se ve en que la concepción de lo que constituye
una amenaza contra la paz y la seguridad internacionales se ha ampliado de manera notoria, dándole
cabida a conflictos de carácter interno (ejemplo: Ruanda). → La intervención del Consejo en éstos ha
aumentado considerablemente.
La ampliación del espectro de acción del Consejo en los conflictos internos está relacionada
con 2 hechos:
1. Por un lado, está la proliferación de este tipo de conflictos alrededor del mundo y la
mayor conciencia que se tiene hoy en día de sus dimensiones y consecuencias.
2. Por el otro, esta conciencia - la cual se volvió un lugar común dentro del contexto
de la posguerra fría - ha encontrado en este ambiente una mayor recepción por
parte de los miembros permanentes.

Limitaciones normativas
Varias consideraciones de tipo normativo → La primera de ellas es que el Consejo de Seguridad es el
único órgano principal de las Naciones Unidas cuyas funciones no están directa y explícitamente
relacionadas con los DDHH. Su actividad, de acuerdo con lo establecido en la Carta de la ONU, va
dirigida al mantenimiento y al restablecimiento de la paz. Por tanto, su intervención respecto de
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situaciones en las cuales se están violando los DDHH será exclusivamente coyuntural: sólo en la medida
en que estas violaciones constituyan una amenaza o una perturbación para la paz, tendrá cabida
la acción del Consejo.

La intervención para la autodeterminación: DDHH, poder político y paz


(...) como David Forstythe anota, en la interacción entre países con regímenes democráticos y
regímenes autoritarios, el conflicto no está relacionado primariamente con la violación de los
DDHH, sino con cálculos acerca del ejercicio del poder.

A pesar de que no se puede calificar al Consejo de Seguridad como una institución


democrática, la mayoría de sus miembros permanentes son Estados democráticos. Por ello, si
se corre el velo de su identidad como órgano de la ONU y se observa el poder que tienen sus
miembros permanentes para llevarlos a la inacción vía el ejercicio del derecho de veto, la
afirmación de Forsythe, extrapolada al Consejo de Seguridad, sirve para explicar la selectividad
en sus actividades de intervención.
(...)
A pesar de las transformaciones radicales que ha tenido la autodeterminación, los conflictos,
tanto internos como internacionales, coinciden en que en ellos son manifiestas las “violaciones”
al principio de libre autodeterminación de los pueblos, en sus diferentes modalidades.
Consecuentemente, el consejo de seguridad, desde sus inicios, ha intervenido en casos en los
cuales están involucradas las diversas formas que ha adquirido el principio de
autodeterminación.

→ La actividad del Consejo ha estado ligada a la necesidad de asegurar la estabilidad de las colonias
desde los años 50 (...). Los casos en que el Consejo actuó antes de 1990 se caracterizaron por tener
referencias marginales y genéricas a las situaciones de DDHH y por la intervención gradual en el
conflicto. La actividad del Consejo se concentró en la adopción de medidas tendientes a asegurar el
ejercicio del derecho a la autodeterminación de los pueblos, bien fuera asegurándole el derecho al voto a
los nacionales de una colonia o favoreciendo la igualdad de oportunidades de votación entre la población
de un Estado.

La evolución de la intervención para la autodeterminación


Finalizada la era colonial, el principio de autodeterminación de los pueblos, como concepto
jurídico se amplió, para aplicarse además a las minorías étnicas, culturales y religiosas que
conviven al interior de un país.

(..) en los conflictos internos en los que ha intervenido, el Consejo ha conferido su apoyo al
poder más institucionalizado dentro de un territorio o, por lo menos, ha evitado confrontarlos
directamente, cuando éste no es la causa misma del problema.

Consideraciones finales
En los casos de los 2 tribunales puestos como ejemplo (Ruanda y Ex Yugoslavia), la falta de
resultados que impacten a la opinión pública ha llevado a que los miembros permanentes del
Consejo de Seguridad muestren gran escepticismo con respecto a la viabilidad de acciones
como éstas (...)

Se cuestiona la efectividad de las medidas que adopta el Consejo de Seguridad → por su estructura, el
Consejo carece de los recursos y mecanismos necesarios para prestarle atención a los detalles de los
conflictos y de las operaciones. Sin embargo, son estos detalles ls que marcan la diferencia entre la
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operatividad o no de las medidas que se pretendan implementar. La interacción entre DDHH y conflicto,
varía en cada caso.

NOTAS DE CLASE: 28/04/22

Seguridad y el rol de los organismos (Consejo de Seguridad)

Aparecen los problemas transnacionales y se empiezan a definir “nuevas amenazas” —>


empieza a decaer la posibilidad de enfrentamientos como guerras, y aparecen nuevas
amenazas que estan vinculados con el proceso se securitización. (Construcción discursiva
sostenido por autoridades, lo wue genera una construcción de una amenaza, se construye una
amenaza de un “otro”, por ej: inmigrantes). —> no es algo meramente teórico, sino que se lleva
a las prácticas políticas. (Ej: en los bancos de la calle pongo pinches para que nadie se tire a
dormir).

Si hay una presunta identidad latinoamericana que puede ser vulnerada, hay que ver por
quiénes puede ser vulnerada y cómo puede ser vulnerada.

El texto nos invita a como pensar la seguridad para América Latina!!

Consejo de Seguridad —> el organismo + importante.

El texto nos hace pensar cual es el sentido de un organo dentro de un organismo que se
presupone que busca evitar las guerras, cuando no lo logra? Tiene que ver con la estructura
del Consejo, hay membresia permanente y veto para algunos Estados, y otros Estados tienen
membresia mas volatil y no tienen derecho a veto.

Es esto eficaz para evitar las guerras? Los textos nos hacen preguntar esto.

La caida del muro de berlin dejo en evidencia problemas que ya existian pero que la sociedad
internacional no le prestaban atención. —> Por ej: Crisis humanitarias. La comunidad
intenracional antes no se metía en estos asuntos, se consideraban conflictos internos que c/u
lo resolvía como podía. No existia la posibilidad de una intervención extranjera, a apartir de
1999 con la intervencion de la OTAN a Yugoslavia se abre una puerta para estas cuestiones.
—> se puede intervenir ante situaciones de la acción colectiva y la legítima defensa.

El rol del Consejo de seguridad —> único órgano de ONU que no esta vinculado directamente
a cuestiones de DDHH. En su carta no aparece la idea de los DDHH.

El consejo de seguridad crea dos tribunales cuando no le correspondia, va a tener sus


defectos. (Caso ruanda y yugoslavia).

Responsabilidad para proteger —> nueva discusión que se abre con una zona ares que abre
gran bretaña y francia para hacer un corredor humanitario, es una de las primeras veces que
se justifica esta medida, pero es expo facto. Otro antecedente —> bombardeo en yugoslavia.
Ahi se habla de intervención humanitaria.

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Hay una ambiguedad sobre como los Estados miembros permanentes del Consejo actuan (hay
una aceptación y puede ser implícito). El consejo de seguridad emite una resolucion donde se
le hacen demandas al Estado (dejar de asesinar) el Estado no cumple, y esto habilita la
posibilidad de la intervención. (Para los Estados débiles se pone en juego que puedan invadir
inventando justificaciones). En el 99 se desata una polémica bastante grande, se hace una
comisión que establece en que situaciones habria que intervenir, se establecen 3 fases
distintas, etc. —> este informe tampoco fue bien recibido por la comunidad internacional
porque aplicar criterios universales puede implicar profundos errores.

A nivel internacional se trata de evitar el uso de la fuerza en un conflicto interno pero que se
bsuca resolver mediante ayuda externa, choca la responsabilidad de proteger con el no uso de
la fuerza. El autor va viendo que ningún Estado se quiere comrpometer mucho, el autor ve el
caso de Libia (era x cuestiones humanitarias pero en la resolución se apelaba a loya existente
en la Carta del Consejo).

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