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Ikenberry, J.G. (2018) “La crisis del orden liberal mundial”, CIDOB Anuario Internacional.
Durante setenta años, el mundo ha estado dominado por las democracias liberales occidentales. Después
de la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos y sus aliados organizaron un orden internacional
poliédrico y expansivo, construido en torno al aperturismo económico, las instituciones multilaterales, la
cooperación en la seguridad y la solidaridad democrática. Durante este período, Estados Unidos se
convirtió en el “ciudadano prominente” de este orden, proporcionando un liderazgo hegemónico –
afianzando las alianzas, estabilizando la economía mundial, fomentando la cooperación y abogando por
los valores del “mundo libre”–. Europa Occidental y Japón emergieron como aliados fundamentales, que
fiaron su seguridad y su destino económico a este orden liberal ampliado. Al término de la Guerra Fría,
este orden siguió extendiéndose hacia nuevos confines. → Se amplió la OTAN, se fundó la OMC y el
G20 ocupó el centro del escenario. Observando el mundo a finales del siglo XX, uno tenía motivos para
pensar que la historia estaba avanzando en una dirección internacionalista, progresista y liberal.
→ Hoy, este orden liberal internacional está en crisis. Por primera vez desde la década de 1930,
Estados Unidos ha elegido a un presidente que es activamente hostil con el
internacionalismo liberal. Comercio, alianzas, derecho internacional, multilateralismo,
medio ambiente, tortura y derechos humanos: en todos estos temas, el presidente
Trump ha hecho declaraciones que, de obrar en consecuencia, le llevarían a acabar
efectivamente con el rol de Estados Unidos como líder del orden mundial liberal. Esto
coincide con la decisión británica de abandonar la Unión Europea y con un sinfín de otros
problemas que afligen a Europa y que amenazan con poner punto y final al largo proyecto,
iniciado también en la posguerra, de ampliación de la unión.
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Mi visión → es que el internacionalismo liberal todavía tiene un futuro. Ciertamente, la
disposición hegemónica estadounidense del orden liberal se está debilitando, pero las ideas
estructuradoras y los impulsos más generales del internacionalismo liberal han calado profundo
en la política mundial. Lo que ofrece el internacionalismo liberal es una visión de un orden
abierto y basado en normas flexibles. Es una tradición de construcción de orden que surgió con
el ascenso y la propagación de la democracia liberal, y sus ideas y programas se han ido
configurando a medida que estos países se han confrontado y han luchado con las enormes
fuerzas de la modernidad. →Pese a las convulsiones y a la destrucción de la guerra mundial, la depresión
económica y el ascenso y caída del fascismo y el totalitarismo, el proyecto liberal internacional
sobrevivió. Es probable que también sobreviva a las crisis actuales. Pero para ello, igual
que sucedió en el pasado, el internacionalismo liberal tendrá que ser repensado y
reinventado.
→ Durante el siglo XX las actividades y las ideas internacionalistas liberales se propagaron más
ampliamente y se convirtieron en un cuerpo de doctrina más coherente acerca del moderno orden
internacional. En Estados Unidos, esta doctrina se puso de manifiesto en la visión del presidente
Woodrow Wilson de un orden post-1918 construido en torno a la seguridad colectiva, la ley internacional
y el libre comercio, un orden consagrado en la Liga de las Naciones.
→ Después de la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos promovió una vez más ideas
internacionalistas liberales acerca del orden, forjando finalmente uno liderado por Occidente.
● Durante las décadas de la Guerra Fría el internacionalismo liberal liderado por los
estadounidenses emergió como un tipo característico de orden. Estados Unidos llegó a asumir
una serie de funciones y responsabilidades, a tener un papel directo en la administración de
dicho orden, y también se encontró cada vez más vinculado a los otros estados de aquel
orden. Estados Unidos se convirtió en un proveedor de bienes públicos, o al menos de los
“bienes del club”. Mantenía las normas y las instituciones, potenciaba la cooperación en
seguridad, lideraba la gestión de la economía mundial, y propugnaba la cooperación y unas
normas compartidas entre las democracias liberales pro-occidentales.
● A la sombra de la Guerra Fría, el sistema doméstico de EEUU –su mercado y su sistema
político– se “fusionó” con el orden liberal de la posguerra, que estaba que crecía en extensión y
profundidad, primero hacia su periferia y luego con un alcance global.
Crisis y transformaciones
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→ Estados Unidos y sus aliados son ahora menos poderosos de lo que lo eran cuando
construyeron el orden de la posguerra. El momento unipolar –cuando Estados Unidos tenía
una posición dominante en los planos económico y militar– está llegando a su fin. Europa y
Japón también se han debilitado. Juntos, estos viejos patronos trilaterales del orden liberal de
posguerra poseen una parte más pequeña del poder global. Probablemente, la mejor forma de
interpretar este cambio no es verlo como una transición desde un orden hegemónico
estadounidense a uno chino, como un “retorno a la multilateralidad” o como un
“ascenso del mundo no-occidental”. Se trata simplemente de una gradual difusión del poder
lejos de Occidente. No es probable que China reemplace a Estados Unidos como una suerte
de hegemon liberal, ni que el Sur Global emerja como bloque geopolítico directamente
desafiante del orden liderado por EEUU.
→ en todas partes las democracias se enfrentan hoy a dificultades y descontentos internos. Las
democracias occidentales más antiguas experimentan un repunte de la desigualdad, estancamiento
económico y crisis fiscal, además de la polarización y la parálisis política. Del mismo modo,
muchas democracias más jóvenes y más pobres, están siendo asediadas por la corrupción, la
recaída en los errores y el aumento de la desigualdad. La gran “tercera ola” de la
democratización parece haber alcanzado su punto más alto y estar ya retrocediendo. En la
medida en que las democracias se muestran incapaces de resolver problemas, su
legitimidad doméstica se ve menoscabada y, cada vez más, cuestionada por el
resurgimiento de movimientos nacionalistas, populistas y xenófobos. En conjunto, todos
estos desarrollos proyectan una sombra oscura sobre el futuro de la democracia.
→ la globalización del internacionalismo liberal puso en marcha dos efectos duraderos: una crisis de
gobernanza y de autoridad, y una crisis de propósito social.
En primer lugar, con el colapso de la esfera soviética, el orden internacional liberal liderado por
EEUU se convirtió en el único sistema superviviente del orden, bajo el paraguas del cual se
congregaron un número cada vez mayor y más diverso de estados.
(...) Hoy la crisis del orden liberal es en parte un problema de cómo reorganizar la
gobernanza de este orden. Los viejos fundamentos se han debilitado, pero los nuevos
pactos y acuerdos de gobernanza todavía han de acabar de negociarse. → En segundo
lugar, la crisis del orden liberal es una crisis de legitimidad y de propósito social. Durante la Guerra Fría,
el orden liderado por EEUU tenía un sentimiento compartido de ser una comunidad de democracias
liberales que eran física y económicamente más seguras afiliándose unas a otras.
→ El orden liberal perdió su identidad como comunidad occidental de seguridad. Ahora era una
extensa plataforma para el comercio, el intercambio y la cooperación multilateral. El mundo
democrático era ahora menos angloestadounidense u occidental. Incluía la mayor parte del
mundo: el desarrollado y el que estaba en vías de desarrollo, el Norte y el Sur, el mundo
colonial y el postcolonial, el asiático y el europeo.
→ El objetivo social del orden liberal se vio aún más socavado por la creciente inseguridad económica y
por las protestas en todo el mundo industrial occidental. Al menos desde la crisis financiera del año 2008,
la suerte de los trabajadores y de los ciudadanos de clase media en Europa y en Estados Unidos se ha
estancado.
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El futuro de este orden liberal depende de la capacidad de Estados Unidos y de Europa –y
cada vez más de una serie más amplia de democracias liberales– de liderarlo y defenderlo.
Esto, a su vez, depende de la habilidad de las democracias liberales para seguir siendo
estables, funcionar bien y mantener un enfoque internacionalista.
NOTAS DE CLASE 1:
Los organismos internacionales surgen con la regulación de los ríos, el telégrafo y los
ferrocarriles. —> comunicación entre Estados Naciones.
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El orden global liberal
1920 caen múltiples imperios (China,Rusia, austrohúngaro) aparecen nuevos estados nación
en lugares donde nunca había existido.
(Los estados nación en Europa se crean con el Acuerdo de westfalia, cuando las dinastías
europeas deciden dejar de pelear, ahí se crean los Estados Nación). —> surge el principio de
integridad territorial y surge la soberanía.
De nuevo 1920 es una década con imperios que caen y nuevos estados nación.
Termina la primera guerra y aparece el ascenso progresivo de una nueva potencia. —> Gran
Bretaña era la potencia del siglo anterior y a pesar de ganar la guerra la nueva potencia que
surgió es EEUU. —> esto fue un caldo de cultivo para el nuevo orden internacional.
2da guerra mundial —> surgen nuevos estados nación y se aceleran los procesos de
colonización. —> el mundo que surge se encuentra con la creación de la ONU con muchos
más Estados, guerra fría, hubo un grupo de No Alineados, dos polos opuestos durante la
guerra fría. —> había dos subsistemas (capitalismo y comunismo). —> con la caída de la
URSS pasamos a un mundo unipolar, hay una internalización sin fronteras.
En los años 70 y 80 entra en la agenda el tema ambiental y de DDHH. —> ciertos temas que
antes no eran tan anunciados ahora se empiezan a considerar como problemas (sida,
migraciones, narcotráfico) y se plantean como problemas globales. —> los organismos
internacionales comienzan a trabajar sobre todos estos asuntos, la seguridad abarca otras
problemáticas (mercenarios, x ej).
El texto dice que cosas debería hacer EEUU para mantener el orden liberal internacional.
Textos clase 2:
Querejazu, Amaya (2016). Violencias encubiertas de la gobernanza global. Estudios
Políticos, 49, pp. 148-166.
El artículo problematiza las premisas ontológicas con las que la gobernanza global —
como concepto y como proyecto político— se concibe y cómo esto institucionaliza y
perpetúa la exclusión a través de violencias encubiertas que habilitan ciertas formas de
ser y estar en el mundo, entre ellas, procesos de construcción del otro, la aceptación de
una manera de conocer la realidad, restringiendo la posibilidad de pensar lo político
global por otras vías. A partir de un enfoque crítico que toma argumentos posestructuralistas
y poscolonialistas de las Relaciones Internacionales, se propone que existen alternativas que
provienen de cosmovisiones diferentes que no solo pueden utilizarse para abordar los
problemas desde otras perspectivas, que dan luces sobre otra forma de pensar la gobernanza
global.
Introducción
Gobernanza global (GG) → es un concepto de uso ya frecuente en la disciplina de las Relaciones
Internacionales (RR. II.), que busca tanto producir conocimiento sobre las formas de
interacción entre Estados y actores no estatales y el ejercicio de autoridad a nivel
internacional, como idear otras formas de dirigir las relaciones internacionales ante la
ausencia de un gobierno mundial, en un contexto de globalización e interdependencia.
- En la práctica, esto se traduce en un proyecto político, resultado de la creación
de una serie de instituciones y arreglos que buscan coordinar estrategias
para enfrentar los problemas comunes a partir de la cooperación e
interacción de los actores internacionales. El problema está en que ambos, el
proyecto político y el conocimiento que se produce sobre la GG, terminan por
reflejar una visión predominante del mundo que silenciosamente ejerce violencias
al deshabilitar otras formas posibles de pertenecer a ese proyecto político o de
producir conocimiento sobre él.
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Para mostrar las limitaciones de la GG → se adoptará un enfoque crítico que toma argumentos
posestructuralistas y poscolonialistas de las RR. II. que cuestiona las premisas ontológicas que
subyacen en la forma como se entiende lo global.
Hipótesis del texto → La hipótesis principal es que, como resultado del predominio de una
concepción de la modernidad liberal y occidental, la GG perpetúa e institucionaliza la
dominación y la exclusión a través de violencias encubiertas que habilitan ciertas
formas de ser y estar en el mundo, y que se manifiestan en procesos de construcción
del otro, en la aceptación de una única forma imperante de conocer la realidad,
restringiendo la posibilidad de pensar lo político internacional por vías diferentes.
→ Estos términos hacen referencia a los efectos de larga duración y alcance de la conquista y
colonización que se mantienen hasta el día de hoy con el predominio de la Modernidad
occidental liberal,4 que se critica por ser totalizante y por encubrir la violencia en
procesos supuestamente beneficiosos como la aculturación, la igualdad y el progreso,
que se reproducen prácticamente en todos los planos de la vida cotidiana (Rivera
Cusicanqui, 2010). Se trata de violencias casi invisibles o imperceptibles que consisten en
negar la posibilidad de imaginar, existir y ser; una “colonización del alma”5 (Rivera Cusicanqui,
2010), en la que el sujeto colonial pierde la capacidad de verse en una posición soñada, como
dueño de su propio destino. La utilización del lenguaje es cómplice de esta realidad, pues ante
una apariencia de ser, solo el uso de palabras prolonga, fija y profundiza el carácter
imperceptible de esas violencias.
→ Son muchos los procesos violentos que se dan como consecuencia de esas
dicotomías: la deshumanización (Beier, 2005, p. 150), la absorción total —aculturación,
imitación— o la exclusión total (Estermann, 2012, p. 26), la deslegitimación, la construcción del
enemigo, la asimilación, la ahistoricisación (Chakrabarty, 2000) o la simple ceguera que lleva a
proyectar los propios valores en el otro (Inayatullah y Blaney, 2004a, p. 10). → Esto es lo que
conceptos liberales como tolerancia y multiculturalismo ocultan. Esta lectura dicotómica
de la realidad puede verse en la GG, en instituciones y alianzas de seguridad internacional, en
la Corte Penal Internacional, en los proyectos de cooperación, en el régimen de no proliferación
nuclear, en la frecuente utilización de términos como Estados fallidos, Estados canalla, en el
uso del discurso y de los giros lingüísticos para hacer de los imaginarios una realidad, y en la
construcción de la identidad respecto al otro (Weldes, 1996).
1. primero, para formar parte de quienes toman las decisiones y definen los
problemas y establecen los términos de los arreglos formales o informales no
solamente es necesario contar con poder relativo en el mundo, no solamente
poder como compulsión, poder institucional o estructural, sino y sobre todo,
productivo (Barnett y Duvall, 2005, p. 4); desde una perspectiva posestructuralista
es precisamente esta última manifestación del poder la que genera violencias,
pues es el poder de definir y producir realidad (Foucault, 1982; Laffey y Weldes,
2005).
2. Segundo, el estado centrismo de las RR. II.9 ha incidido en ignorar que los Estados
son el resultado histórico, que muy excepcionalmente se ha constituido desde
abajo, a partir de la autodeterminación y consentimiento de los gobernados, sino
que más bien son herencia colonial.
● En el plano teórico existen propuestas como las de Arlen Tickner y David Blaney
(2012, p. 3) que afirman que al exponer el provincialismo de las RR. II. —
occidentales— se recorta su hegemonía y se abre el espacio para una pluralidad
de perspectivas que no solo enriquecen el panorama de posibilidades, sino que
tienen incluso una fuerte objetividad en la medida en que los grupos marginados
plantean diferentes preguntas sobre su entorno y con base en problemáticas
concretas (Harding, 2004).
● Walter Mignolo invita a una desobediencia epistémica, que cambie los términos
de la conversación y no solo su contenido.
● Para Escobar (2005, p.14), es preciso visibilizar el lado oculto de la modernidad,
reconociendo cómo esta ha suprimido, eliminado, invisibilizado y descalificado
conocimientos subalternos y prácticas culturales.
● Mario Blaser (2013) ilustra cómo manifestar el pluriverso, es decir la coexistencia
de los mundos humanos y no humanos hace evidente la posibilidad de
coexistencia de muchas ontologías.
Ciertamente, las violencias de la GG se dan no solo por la exclusión real de los grupos
marginados, sino también por su inclusión formal o el deseo de incluir forzosamente
todo en un mismo recipiente ontológico, en una camisa de fuerza que supone la
igualdad y que termina imponiendo una visión unívoca del mundo, aceptar —entre otros
principios de existencia— que el tiempo solo se manifiesta de forma lineal, que este se acopla
al espacio a partir de la noción del territorio que “fija” nuestra existencia al tratar los recursos
naturales como objetos separados del ser.
→ Otras cosmovisiones no comparten la visión reduccionista del ser y los procesos en forma lineal y
binaria, ni ven en los binarios relaciones de conflicto sino de complementariedad.
Conclusiones
Este artículo es un breve intento por evidenciar, desde la teoría y de manera crítica, cómo el
predominio de una visión de mundo tiene significativas repercusiones en la forma en que se
analiza e implementa la GG, como la de encubrir violencias de maneras más o menos sutiles.
→ Aquí se expuso brevemente la necesidad de abrir los ojos a otras formas de ver el mundo, de manera
que —en la práctica— la gobernanza global pueda ser realmente más global.
Originalidad: Este artículo hace una crítica distinta a la GG planteando la discusión en términos
ontológicos, de modo que permite pensar lo global en términos más plurales, que no han sido
incluidos en las discusiones académicas de la GG.
introducción
Es evidente que la globalización ha impactado las relaciones internacionales de forma
definitiva. Se la entiende como un proceso (o conjunto de procesos) que representa una
transformación en la organización espacial de las relaciones y transacciones sociales,
evaluadas en términos de su extensión, intensidad, velocidad e impacto. Sus alcances han
llevado incluso a la necesidad de problematizar los principales temas de nuestra
contemporaneidad y algunos de sus supuestos (Fazio 2011, 136). Es por eso que una de las
alternativas ha sido contemplar la posibilidad de gobernar esa complejidad a través de lo que
hoy se conoce como gobernanza global (GG) (Chanda 2008; Held y McGrew 2007).
→ En ese sentido, asumir procesos como estos como neutrales tiene importantes implicaciones, entre
ellas, que la GG refleja los intereses y valores de una sociedad liberal que concibe un orden global
determinado no solo como algo deseable, sino como el único posible. Pero eso no es todo. El proceso se
completa en la medida en que se asume que esas ideas y valores son universales.
→ Luego de la Segunda Guerra Mundial todo esto adquiere un tinte marcadamente liberal que
se agudiza con el fin de la guerra fría. Así, el orden mundial de la posguerra que crea la
Organización de las Naciones Unidas (ONU)do Monetario Internacional [FMI] y el General
Agreement on Tariffs and Trade [GATT]), entre otras, y dentro del cual se erigen las
instituciones de Bretton Woods (el Banco Mundial, el Fonno solo están embebidas en el
liberalismo (Ruggie 1983), sino que difunden esas ideas y valores.
→ (...) Todos estos son síntomas de una crisis que la institucionalidad no solo no es
capaz de resolver, sino que sobre todo no es capaz de entender.
→ Para ser tan global, la realidad mundial está definida por las divisiones. El trasfondo de estos
quiebres está en que precisamente con la globalización comienza a colapsar la narrativa de
que como humanidad habitamos un único mundo y que la coexistencia debe basarse en
valores comunes que la GG protege e instituye. Por eso es preciso comprender a cabalidad lo
que entendemos por GG y así cuestionar algunos de los presupuestos sobre los que se
desarrolla.
Gobernanza global
Para comprender y cuestionar la GG es preciso partir del entendido de que es una noción
contingente de la política internacional (Ba y Hoffmann 2005; Lederer y Müller 2005). Tal es su
complejidad, que se ha señalado que puede ser “virtualmente cualquier cosa” (Biermann 2004;
Finkelstein 1995, 369), hasta una nebulosa (Cox 1996). Son muchas las definiciones de GG,
desde aquella que la entiende como “hacer internacionalmente lo que los gobiernos hacen en
casa”, o “gobernar sin soberanía relaciones que trascienden fronteras nacionales” (Finkelstein
1995,369); (...)
→ Ante este escenario de aparente variedad y siendo evidente que existen muchas formas de aproximarse
a la GG, me baso en Ba y Hoffman (2005) para organizar los argumentos y perspectivas de la GG. Los
autores proponen 3 categorías de GG: como fenómeno, como visión de mundo y como
proyecto político.
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● Para entender mejor la GG como fenómeno, puede acudirse a estudios y análisis
que buscan precisar el concepto y sus alcances. Por ejemplo, para Rosenau y
Czempiel (1992): la gobernanza es un sistema de reglas que es tan dependiente
de significados intersubjetivos, como de constituciones y cartas formalmente
adoptadas, que funciona solo si es aceptado por la mayoría (o, por lo menos, por
los más poderosos de aquellos a los que afecta), por lo que está estrechamente
vinculada con la idea de orden, que puede existir y de hecho lo hace, en ausencia
de un gobierno.
● La segunda categoría es la de GG como visión de mundo. Esta aproximación
intenta identificar posiciones que buscan justificar la GG como la categoría analítica
diferenciada de los conceptos tradicionales de las relaciones internacionales,
porque a partir de ella se pueden observar diferentes niveles y procesos y su
conexión mutua, superando los límites del sistema estadocéntrico. Por ejemplo,
comprender mejor la importancia que van asumiendo actores no estatales, como
organizaciones internacionales, organizaciones no gubernamentales, empresas
multinacionales, grupos sociales y demás, y la incidencia que estos tienen en la
definición de la agenda internacional.
● La tercera forma de entender la GG es como un proyecto político (Ba y Hoffman
2005; Biermann 2004), es decir, como el conjunto de ideas y estrategias que se
implementan en la práctica para resolver los problemas y necesidades
comunes. De acuerdo con esta aproximación, lo que se debe resaltar es el
carácter político del concepto de la GG y de sus manifestaciones en la
práctica.
→ Siguiendo el argumento de Rai, la gobernanza funciona como ideología que se dibuja desde principios
de los 1980, donde los valores liberales triunfan sobre otros aspectos de la civilización occidental, sobre
otras culturas, y los asuntos de la modernidad se resuelven a través de esos triunfos (Rai y Waylen 2008,
33). Los fines que se buscan tienen que ver con lecturas liberales acerca de la paz, la comunidad
internacional, el papel del Estado frente a los ciudadanos, el imperio de la ley que se traduce en derechos
individuales, el acercamiento entre Estados a través de la eliminación de obstáculos al comercio y la
reducción de la intervención del Estado en ámbitos privados de la vida, entre otros ejemplos. Esto tiene
dos consecuencias importantes: primero, se presume la necesidad de un marco común de existencia a
partir de una racionalidad específica; y segundo, por extensión deja de ser una opción viable o deseable
pensar que la GG puede constituirse a partir de la coexistencia, no solo de diferentes valores, sino de
diferentes realidades.
→ Pese a las muy diferentes formas de abordar la GG existe, al parecer, un acuerdo general de que ella
implica, por lo menos, la existencia de instituciones, normas y procesos; la interacción de diferentes
actores internacionales; la necesidad de repensar cómo se gestionan los problemas y cómo se ejerce la
autoridad. El problema no radica tanto en que esto sea así, sino en que se da por sentado que se trata de
visiones universales. De este modo se silencian los procesos con los cuales esto se naturaliza y
termina por asumirse como neutral, a través de prácticas que se van volviendo cotidianas por
la inercia o por la falta de espacios reales para la diferencia. → La GG se convierte así en un
asunto de gestión que sigue las lógicas del manejo empresarial, donde priman criterios
de eficiencia, solución de problemas y cumplimiento de metas y objetivos, restringiendo
los espacios de politización y discusión de esos problemas, las metas y los objetivos.
→ Si aspira a ser global, debe dar cuenta de toda la pluralidad que hay en el mundo y no
partir de una concepción específica y universalizarla. No solo existen grandes ausencias y
silencios, sino que el orden constituido sobre la base de un mundo único es sumamente
problemático y no está funcionando para explicar la complejidad de la que somos testigos cada
día.
→ No debería ser necesario tener que apuntar a una imaginación compartida del mundo sino a que todas
las imaginaciones sobre lo global y todas las materializaciones puedan conformar y construir la GG. El
hecho de si existen o no valores o principios ontológicos compartidos no debería ser una limitante o
condicionamiento para construir arreglos de gobernanza, a menos que exista por lo menos una
negociación (Verran 2002). Esto pasa necesariamente por incluir la diferencia, no sólo en términos de
tolerancia y aceptación (pluralismo liberal), sino en términos de la coexistencia global de muchos mundos
(Blaney y Tickner 2017).
Conclusiones
En este artículo se presentó un estado del arte de la GG con miras a comprenderla y también a
cuestionarla. Es claro que, como concepto y como proyecto, da pie a muchas y muy
distintas lecturas; sin embargo, una en particular, la occidental, moderna y liberal, se ha
vuelto dominante. (,...) → Se trata entonces de algo mucho más profundo que un vacío en la
literatura de las relaciones internacionales; se trata de un vacío existencial que debemos
atender si realmente creemos importante hablar de lo global y del lugar de la diferencia.
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→ Repensar la GG en términos ontológicos, es decir, cuestionando la existencia de una única realidad de
la cual se deriva y refleja, hace posible ampliar las posibilidades para definir y negociar los términos de
los acuerdos de GG y al mismo tiempo reflexionar sobre cómo esto aporta a la pluralidad y al problema
de la diferencia en las relaciones internacionales.
→ Para pensar en alternativas reales y más plurales es necesario reflexionar acerca de las posibilidades
que se abren si consideramos que la GG podría ser muy diferente, y que, por lo tanto, para construirla no
es necesario que se parta de valores y presunciones ontológicas compartidas, sino una negociación donde
la diferencia también pueda ser posible. Así mismo, que lo global no se convierta en un contenedor sino
que se conciba como algo plural y la gobernanza en términos no universales, sino pluriversales.
→ La influenza A (H1N1) materializó la idea abstracta de que fenómenos globales son capaces de afectar
la vida diaria de las personas.
→ El caso de la influenza A (H1N1) es un ejemplo relevante para América Latina de las diferentes
dimensiones involucradas en la gobernanza global en funcionamiento: la lucha para resolver verdaderos
problemas globales a través de la constitución de bienes públicos globales como la seguridad sanitaria
mundial. La OMS y el RSI también representan una esfera de autoridad efectiva, así como una
arquitectura institucional específica. Como puede comprobarse, la respuesta a cada problema ya sea
mundial o regional, implica un conjunto específico de actores: estatales, intergubernamentales y no
estatales.
→ En este capítulo se ofrece una introducción al complejo fenómeno llamado gobernanza global. A
lo largo de este capítulo, un punto común, subrayado por la experiencia latinoamericana, es
que aun cuando la gobernanza se ha establecido en la práctica, sigue siendo contenciosa en la
teoría.
→ Gran parte de los primeros trabajos sobre gobernanza global están estrechamente relacionados con la
idea de globalización. La globalización contrae al planeta de tal manera que todos los estados
comparten un destino común ante una serie de problemas globales que producirán graves
consecuencias para toda la humanidad si no se abordan de manera oportuna y decisiva a
través de una mayor cooperación internacional. La globalización afecta la capacidad de los
gobiernos y sus ciudadanos para hacer frente a estos problemas globales en al menos dos
aspectos importantes. En primer lugar, a través de los vínculos de la globalización económica,
política, social, cultural y tecnológica, aumenta la interdependencia entre los estados y las
poblaciones, de tal manera que un acontecimiento en un lugar invariablemente afecta a los
demás por muy alejados que se encuentren y viceversa.
→ En segundo lugar, mientras que antes los gobiernos tenían mayor capacidad para proteger a sus países
de los problemas que venían del exterior, las revoluciones tecnológicas en el transporte y las
comunicaciones asociadas con la globalización han incrementado la vulnerabilidad de
los países a estos fenómenos.
Esferas de autoridad
En el proceso de hacer frente a los problemas regionales o mundiales, los actores estatales,
intergubernamentales y no estatales tienen que constituir nuevas esferas de autoridad. → En
cuanto a la autoridad, la gobernanza global se encuentra situada entre una estructura inadecuada y otra
inexistente: los gobiernos nacionales y el gobierno mundial. → los gobiernos encuentran límites
territoriales reales a su autoridad. A menos que deseen violar el derecho internacional o
entrar en conflicto con otros gobiernos, están verdaderamente limitados en su capacidad de
extender su autoridad más allá de sus propias fronteras. En este sentido, en términos de
autoridad, la gobernanza puede incluir al gobierno; sin embargo, no son sinónimos
.
→ Como los partidarios del Realismo nos recuerdan constantemente, la política global se define por la
anarquía o la ausencia de un gobierno mundial que impone su jerarquía sobre los estados (véase el
capítulo 2). En consecuencia, en términos de la construcción de instancias de autoridad, la gobernanza
global es más que el gobierno nacional y menos que el gobierno mundial.
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→ Para James Rosenau, la gobernanza consiste en la construcción de esferas de autori- dad. Según
Rosenau, tener autoridad puede entenderse como ser “reconocido con derecho de gobernar y de emitir
directivas que son seguidas por los afectados de dichas directivas”. → la prueba crucial para la existencia
de una esfera de auto- ridad es el cumplimiento por parte de los gobernados.
→ De acuerdo con David Lake, autoridad implica “un contrato social en el que un gobernante
ofrece un orden político de valor para una comunidad a cambio del cumplimiento por parte de
los gobernados de las normas necesarias para producir ese orden”.
→ De manera similar, Kahler relaciona la autoridad con la eficacia institucional. Esto incluye tres
capacidades: la centralización de la gestión de un área temática en particular en lugar de la
competencia institucional y difusión; la legalización, que consiste en crear la precisión y la
obligación de las iniciativas, y la delegación de autoridad de los gobiernos a las organizaciones
intergubernamentales y sus burocracias.
→ Las esferas de autoridad pueden asumir varias formas según los actores que las conforman. El
transgubernamentalismo contempla el establecimiento en una determinada área temática de
redes entre los empleados públicos de dos o más estados que se orientan a la política o la
toma de decisiones y que tienen el fin pragmático de aumentar la cooperación cotidiana y
eficaz entre ellos.
→ gobernanza privada = gran parte de la construcción de reglas tiene lugar más allá de las
fronteras estatales por parte de los actores no estatales, incluidas las organizaciones no
gubernamentales, sindicatos, grupos religiosos y empresas multinacionales.
Conjunto de actores
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→ Estos diferentes actores no estatales tienen el potencial de aportar recursos valiosos, tales como
experiencia, conocimiento, espíritu emprendedor, financiamiento y legitimidad a los esfuerzos de
gobernanza.
→ Desde 1948, la Organización de Estados Americanos ha sido el principal foro multilateral para la
gobernanza regional en el hemisferio occidental.
→ hay una tendencia general al aumento de la gobernanza privada mundial o regional, en particular en la
economía y las finanzas. Refuerza este argumento que hay invariablemente una amplia mezcla de lo
público y lo privado, del estado, las organizaciones intergubernamentales y los actores no estatales en la
formación de nuevas instituciones de gobernanza.
→ Hay una convergencia entre defensores y opositores en cuanto a que ambos consideran la gobernanza
global como un proyecto liberal histórico. Al poner énfasis en la cooperación mundial y regional, la
promoción del derecho y la regulación internacional, así como la construcción de instituciones
internacionales, la gobernanza global como fenómeno del mundo real es profundamente liberal. Su
relación con la propagación y la reforma de un orden capitalista global político y económico también la
define como liberal.
→ En el periodo de entreguerras, los países occidentales hicieron su primer intento de crear una
organización verdaderamente global para la gobernanza política mundial: la infructuosa Liga de las
Naciones. La gobernanza global contemporánea está levantada sobre los pilares multilaterales de la
gobernanza económica y política creada en los años inmediatamente posteriores al final de la Segunda
Guerra Mundial, las llamadas instituciones de Bretton Woods (el Fondo Monetario Internacional, el
Banco Mundial, el Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio) y el sistema de las
Naciones Unidas.
¿Nuevo paradigma?
→ La gobernanza global es cada vez más reconocida como una nueva y distinta perspec- tiva, o incluso
paradigma, para el estudio de las RI.
→ Los acercamientos a la gobernanza global han provocado numerosas críticas. Una cues- tión
importante para los estudiantes de la gobernanza global es si las opiniones de sus defensores y opositores,
en última instancia, pueden reconciliarse.
Los expositores de la gobernanza global han hecho sus propias críticas sobre la eficiencia y el
desempeño de los arreglos de gobernanza. Como Thomas G. Weiss y Ramesh Thakur
señalan, hay un rezago en la capacidad de las instituciones de gobernanza global de proveer
una respuesta eficaz ante el surgimiento de problemas transnacionales, regionales o globales.
Las críticas más graves de la gobernanza global provienen de sus detractores. Ellos señalan al
menos cuatro grupos principales de carencias: el carácter neoliberal de la gobernanza global,
la invisibilidad de poder y de política, la ceguera de género y problemas de déficit democrático
y de legitimidad. En primer lugar, muchos críticos han acusado a la gobernanza global
contemporánea por ser neoliberal. Mientras que su carácter liberal es visto por muchos de sus
defensores como una cualidad redentora, otros lo ven como profundamente problemático. Para
ellos, la estructura de gobernanza económica mundial ha trabajado para concentrar la
riqueza y el poder en manos de una plutocracia global emergente, es decir, los más ricos
de las élites, en detrimento de los desfavorecidos y los pobres del mundo. Además, las
instituciones financieras internacionales ayudan a proporcionar una red de seguridad para los
bancos internacionales y corporaciones multinacionales.
20
- Esta crítica de la economía política mundial llama la atención sobre el hecho de que la
gobernanza global implica cuestiones vitales de distribución: quién obtiene qué, dónde,
cuándo, por qué y cómo (véase también el capítulo 5). La gobernanza global no se limita
necesariamente a resolver problemas colectivos en beneficio de la igualdad de todos, sino que
crea ganadores y perdedores, así como incluye a algunos y excluye a otros en términos de
participación y beneficios
El discurso de la gobernanza global también tiende a volver invisible la política. Refleja una
mentalidad gerencial, técnico-administrativa y práctica para la resolución de problemas, con un
enfoque institucionalista neoliberal sobre la superación de los problemas de acción colectiva y
las barreras a la cooperación internacional. Desde luego, todos los procesos de gobernanza
son intensamente políticos, pero la política está a menudo ausente en el análisis de la
gobernanza global.
En tercer lugar, las investigadoras feministas de las RI advierten que la gobernanza global
también está ciega respecto a la cuestión de género. Es decir, se presta poca atención a cómo
los procesos y las instituciones de gobernanza global reflejan y refuerzan las relaciones de
género entre hombres y mujeres, así como las concepciones de la masculinidad y la feminidad
en todos los niveles geográficos. Esta es una grave omisión cuando uno considera que la
mayoría de las posiciones de autoridad clave en la arquitectura de la gobernanza mundial
están ocupadas por hombres.
Por último, la gobernanza global ha sido criticada por su déficit democrático y problemas de
legitimidad. Los gobiernos y sus representantes diplomáticos toman muchas decisiones
globales y regionales cruciales en materia económica, política o ambiental sin una consulta
previa o participación de las mismas personas afectadas por estas decisiones, así como casi
sin rendir cuentas.
21
- En primer lugar, en años recientes muchos líderes e intelectuales latinoamericanos han
sido severos críticos del sesgo neoliberal y de la inclinación estadounidense o eurocéntrica de
la gobernanza global contemporánea.
Textos clase 3:
Toro-Valencia, J.A. (2019). La autoridad privada en la gobernanza global: la construcción
de un nuevo derecho internacional. Revista Jurídicas, 16 (1), 62-82 DOI:
10.17151/jurid.2019.16.1.5
RESUMEN
El artículo tiene por objeto identificar la fuente de legitimidad y las manifestaciones de la
autoridad privada en el derecho internacional y en el derecho transnacional. Para ello se
indaga por la justificación de dicha autoridad, qué entes la articulan y las respuestas teóricas
que buscan explicarla desde el derecho internacional y transnacional como fenómeno de
gobernanza.
Introducción
En la teoría política la noción de autoridad está asociada a la naturaleza pública de las
instituciones que la ejercen. El carácter estado-céntrico de las teorías dominantes de las
relaciones internacionales y de la dimensión formalista del derecho internacional son una
afirmación de la asociación entre autoridad y la dimensión de lo público. Poder y autoridad sólo
surgen y se ejercen desde las instituciones estatales.
Los actores no estatales son, en consecuencia, los entes que aprovechan con mayor
habilidad dichas características asociadas a la globalización. En las últimas dos décadas se
han abrogado y se les ha otorgado acceso amplio a los procesos de gobernanza global. Estos
actores no tienen una característica común y uniforme.
Raustiala & Bridgeman (2007) los entienden como “cualquier organización que no tiene un
vínculo jurídico o informal con un Estado ni actúa como agente del mismo” (p. 3), siendo esta
una definición negativa, esto es, identifica a los actores no estatales por lo que no son.
Higgot, Underhill & Bieler (2000) prefieren estratificados en dos tipos, por una parte, las
compañías multinacionales y por la otra las organizaciones no gubernamentales. Es posible
22
entender a un actor no estatal como aquel que no tiene una relación formal o informal de
subordinación frente al Estado y aglutina un interés particular que oscila desde la defensa de
causas comunes a la humanidad a la generación de lucro en el desarrollo de una actividad
económica.
Este texto se ocupa del concepto de autoridad privada en la gobernanza global (GG).
23
El concepto de autoridad privada presenta dificultades al momento de definirla. Esto se debe
a su carácter no público. Sin embargo, en el ámbito de las relaciones internacionales, la
descentralización de la autoridad política es intensa, y al mismo tiempo la necesidad de
conducir de manera ordenada la regulación de ciertas materias de alcance global se torna
imperante.
Compañías multinacionales
24
La conceptualización de las CMN se da principalmente en la segunda mitad del siglo XX.
- Según Jones (2005), la primera aproximación al término se debe al economista
francés Maurice Byé quien en 1958 acuñó el término compañía multi-territorial.
Tanto Jones (2005) como Muchlinksi (2007) coinciden en que la expresión
“compañía multinacional” fue empleada por primera vez por David E. Lilienthal en
1960 en un artículo presentado ante el Instituto de Tecnología Carnegie. Esa
primera definición planteaba un vínculo más fuerte con el lugar en el cual se
constituía la compañía, pues Lilienthal, según Jones (2005), la definía como
organización que tiene su domicilio en un Estado, pero que al mismo tiempo opera
y tiene sucursales bajo las normas y usos de otros países.
Cutler considera que la definición desarrollada por Krasner es aplicable a los actores no
estatales del orden privado. Krasner (como se citó en Cutler, 2002) entiende los “regímenes
como el conjunto de principios, normas, reglas y procedimientos, explícitos o implícitos,
alrededor de los cuales convergen los intereses de los actores en un área específica de las
relaciones internacionales” (p. 27). De esta definición se afirma que una compañía
multinacional encaja en esta concepción de régimen internacional y puede desempeñarse sin
traumatismos en la estructura que genera. Por tanto, es posible distinguir entre cooperación y
25
autoridad. Esta distinción supone que quien coopera lo hace gracias a su voluntad, mientras
que, quien opera bajo una relación de autoridad está subrogando la voluntad individual a la
decisión e influencia de quien está investido de autoridad o de quien es una autoridad. El
hecho de ser una autoridad del ámbito de lo privado implica que tanto la cuestión de la
legitimidad de la autoridad, como la obligatoriedad de sus dictámenes se tornen esenciales.
Los regímenes privados internacionales son una importante forma de cooperación inter-
compañías y representan el mecanismo de más alto grado de institucionalización en cuanto a
la representación de la autoridad privada en el ámbito global. Asimismo, tienen la posibilidad de
expandir su autorregulación a un escenario de hetero-regulación, es decir, amplían su arco de
reglamentación a terceros.
26
2010) a la construcción de diversos órdenes de naturaleza transnacional (Halliday & Shaffer,
2010).
(...)
Con base en la aproximación al derecho transnacional, se identifican tres propuestas
teórico/metodológicas en las que se vincula derecho transnacional con relaciones
internacionales para un mejor entendimiento y gestión de la GG contemporánea. Estas intentan
dar una explicación desde el derecho transnacional a la presencia de la autoridad.
El concepto del derecho administrativo global anticipado por Sabino Cassese quien plantea la
existencia de los ordenamientos públicos globales a partir de la descripción de casos de
derecho de la competencia. Cassese (2003) considera que tales ordenamientos “escapan al
dominio del Estado y forman parte de un derecho público no estatal” (pp. 41-42).
La propuesta se determina por el surgimiento de la regulación transnacional en distintos
ámbitos y en los cuales la analogía doméstica los identificaría como materias dentro del marco
de regulación del derecho administrativo.
Esto posibilita la creación de un espacio administrativo global, diferenciado del Estado y de las
relaciones interestatales propias del derecho internacional. En este nuevo espacio se
encuentran Estados, individuos, compañías multinacionales, ONG, y todo tipo de grupos y
representantes de los intereses económicos y sociales del ámbito local y global (Kingsbury et
al., 2005). Todos ellos interactúan constantemente dando fundamento al DAG, el cual por una
parte posibilitará la legitimidad de las estructuras, entes y procesos propios de la gobernanza
global y definirá como valores la noción de Estado de derecho (rule of law) y de buen gobierno
(sound governance). El DAG a su vez se caracteriza por la informalidad de la administración
global, entendida como la masificación de normas de soft law. También se caracteriza por la
dispersión de la toma de decisiones en las estructuras multinivel, lo que dificulta la asignación
de responsabilidades. Una última característica que se aprecia es la presencia de entes
privados adelantan amplias funciones de regulación.
→ La agenda coordinada por Armin von Bogdandy, Philipp Dann & Mathias Goldmann busca
encuadrar la GG como un fenómeno propio de la autoridad pública e incorporan en el
corazón de la gobernanza la necesidad de desarrollar instrumentos, procesos e
27
instituciones propios del derecho público para dar una respuesta adecuada y legítima a
las necesidades globales de regulación.
De acuerdo con ellos, la GG presenta cuatro características (von Bogdandy et al., 2008).
1. La primera reconoce el papel que las instituciones internacionales tienen en la
gestión de los asuntos globales y al mismo tiempo resalta la presencia de entes
híbridos, privados y de personas.
2. En segundo lugar, en la GG se acude de manera frecuente al antiformalismo, con
la finalidad de desarrollar relaciones en las que su carácter obligacional no sea
fuerte.
3. En tercer lugar, el mero hecho de postular la GG supone un alejamiento del
concepto de sujeto de derecho internacional y acercarse al de estructuras y
procesos.
4. Finalmente, en cuarto lugar, el expresarse en términos de global y no de
internacional implica asumir la gobernación multinivel desbordando con ello el
carácter unificado de la representación externa del Estado.
(...)
Esta perspectiva se crítica por su carácter aspiracional, liberal y marcadamente optimista y se
encuadra su postura dentro de una nueva generación de académicos internacionalistas que
surge en los Estados Unidos a partir de la década de los noventa del siglo XX. Esta tendencia
va a promover la comprensión de la comunidad internacional a partir de un derecho
internacional anti-formalista (Kennedy, 2000). Se requiere de una concepción más política del
derecho internacional, en el que la frontera entre este y el derecho nacional sea difusa y
porosa, e igualmente que el derecho internacional no tenga la gran pretensión de universalidad
y por tanto, se entienda mejor desde una perspectiva de procesos y regulaciones multinivel
propios de la gobernanza global contemporánea.
Conclusiones
La regulación y gestión de los asuntos globales refleja la necesidad de desarrollar
mecanismos, órganos e instrumentos de administración que trasciendan el ámbito del
poder público del Estado.
→ Las dinámicas y procesos asociados a la globalización plantean limitaciones a la capacidad regulatoria
de los Estados, en virtud de la diversidad de materias, el contenido de las mismas y en especial a la
marcada deslocalización, descentralización y flexibilidad de los asuntos, materias, organizaciones e
individuos que agencian este tipo de materias. En este entorno los actores no estatales asumen
un protagonismo necesario para la gestión de los asuntos globales. La gobernanza global
contemporánea exige de estructuras flexibles, transitorias y horizontales para el tratamiento de
los distintos temas que transitan por los asuntos globales.
En la medida que se da una mayor visibilidad a la GG surgen nuevas propuestas que buscan
vincular disciplinariamente al DIP con las relaciones internacionales. Se busca encontrar una
respuesta jurídica que legitime las diversas manifestaciones de la GG y con ello suplir desde el
derecho el denominado déficit democrático que sufren. Surgen, entonces, agendas como el
derecho administrativo global, la autoridad pública internacional o las redes globales de
gobernanza.
Roger, Charles and Peter Dauvergne (2016) The Rise of Transnational Governance as a
Field of Study. International Studies Review 8: 415-437.
29
Zelicovich, Julieta (2022) La teoría de Gobernanza Global como enfoque analítico y los
puentes conceptuales con el debate latinoamericano. Colombia Internacional (109), 171-
195
Conclusiones: el trabajo sugiere que el enfoque desarrollado por Zürn expande las
posibilidades de teorizar los procesos de transformación que acontecen en el escenario
internacional, revalorizando el abordaje de la Gobernanza Global como enfoque
analítico. Logra introducir en el análisis aspectos que desde los enfoques tradicionales no
resultan explicados, a la vez que no ignora el rol del poder, de la politización y de las
ambigüedades del orden internacional. Se identifican puentes conceptuales hacia las
discusiones teóricas latinoamericanas.
Originalidad: el artículo sintetiza las discusiones en torno a una obra reciente que introduce
innovaciones respecto del uso de la Gobernanza Global como enfoque analítico, y los vincula
con los debates en la academia latinoamericana sobre este concepto, lo que resulta en un
nuevo enfoque sobre sus críticas y potencialidades explicativas.
Introducción
Gobernanza Global es uno de los conceptos más elusivos, pero a la vez crecientemente más
utilizados en las relaciones internacionales. Surgido en los años noventa, su uso ha ido
evolucionando en tres aristas:
“1) como conjunto de fenómenos que se verifican en la realidad internacional;
2) como perspectiva analítica del campo de Relaciones Internacionales, y
3) como proyecto político de orden para el sistema internacional” (Villamar Nava 2017, 136).
Este artículo propone centrarse en el debate del concepto de Gobernanza Global como
enfoque analítico, sin desconocer la existencia de los otros dos usos. El contexto de la
discusión es el de la crisis de globalización. Los procesos de transformación económicos,
políticos, sociales e ideológicos acontecidos a nivel global a lo largo de la última década, y con
especial énfasis desde 2015, pusieron en jaque las explicaciones tradicionales del orden liberal
internacional y dieron lugar a nuevos esfuerzos teórico-analíticos, tanto en el mainstream
disciplinar como en las construcciones conceptuales del Sur Global.
→ La falta de rigor en su uso ha sido señalada como un elemento problemático en la discusión de las
relaciones internacionales (Weiss y Wilkinson 2014b); y, en contraposición, se ha instado a recuperar las
preguntas que rondan dicho concepto como potencial para la “salvación” de la disciplina (Weiss y
Wilkinson 2014a).
30
Uno de los casos que rompe esa perspectiva de concepto vacío y que busca dotarlo de sentido
es el de Una teoría de Gobernanza Global: autoridad, legitimidad y contestación, de
Michael Zürn, publicado en 2018. Dicha obra se sitúa en el contexto mencionado y apunta a
responder a una situación paradójica: “¿por qué cuando resulta más ‘obvia’ la necesidad de
gobernanza global esta es fervientemente rechazada?”2 (Zürn 2018, VII). En su respuesta
discute, tanto con las explicaciones institucionalistas que sostienen la persistencia del orden
liberal internacional como con las realistas que enfatizan el giro geopolítico, para proponer una
teoría que integra aportes desde ambas perspectivas teóricas. Asimismo, debate con las
interpretaciones de Gobernanza Global como proyecto normativo y tecnocrático. El resultado
constituye una teorización de alcance global de la Gobernanza Global como marco analítico
sustantivo.
→ La propuesta de este artículo es explorar los alcances de ese razonamiento e identificar los
puentes conceptuales que creemos existentes con el desarrollo disciplinar de las relaciones
internacionales en América Latina.
El trabajo se estructura a partir de la discusión de la obra de Michael Zürn (2018) Una teoría de
Gobernanza Global: autoridad, legitimidad y contestación. Se propone, en primera instancia,
discernir las innovaciones teóricas y conceptuales introducidas en dicha obra, para luego
considerar sus críticas. Por un lado, se hará referencia a las contestaciones que recibió el libro
en el número de marzo de 2021 de la revista International Theory; por otro lado, se explorarán
los puentes entre esta obra y el debate de este concepto/teoría en el Sur Global, en particular,
en América Latina. En este sentido, el trabajo puede concebirse como un ensayo de discusión
teórica-conceptual basado en la revisión bibliográfica.
Lo que hace peculiar la obra de Zürn es la ruptura que propone con algunos de los supuestos
de las teorías tradicionales de la disciplina de las relaciones internacionales y su ambición de
ser una teoría con alcance sistémico —en contraste con aquellas de alcance medio, con mayor
protagonismo en la producción académica (Acharya y Buzan 2017)—.
En efecto, la Gobernanza Global viene siendo discutida como enfoque analítico desde hace
dos décadas, con particularidades que derivan de las comunidades epistémicas que lo
interpelan (Triandafyllidou 2017). Coen y Pegram (2018) distinguen tres “generaciones” de
académicos en tales debates: (....) y una tercera generación, que avanza hacia estudios
transdisciplinares y comparados que conforman una agenda de investigación más
“pragmática”, y que apunta a discernir lo específico de lo global y a elaborar soluciones
a problemas y desafíos políticos globales. Entre la segunda y la tercera generación se
encuentra el trabajo aquí analizado.
Autoridad
La Gobernanza Global en Zürn (2018) refiere al ejercicio de autoridad, a través de las fronteras
nacionales, así como al conjunto de normas y reglas más allá del Estado nación. El sistema de
gobernanza global consiste en “principios normativos y patrones de autoridad
institucionalizados”, así como en “narrativas de legitimación, que están enmarcados en la
sociedad mundial” (7). Apunta tanto a instituciones internacionales como transnacionales, y
reconoce como sujetos a los Estados y a los actores sociales.
La definición de Gobernanza Global, conforme ha sido desarrollada hasta este punto, refleja
los componentes que el autor enuncia respecto del sistema político global: principios
normativos, instituciones internacionales y la interacción entre esferas de autoridad
como tres capas interrelacionadas.
(...)
→ En resumen, mientras que el modelo westfaliano se asienta en la anarquía, el de Gobernanza Global se
apoya en estos tres principios que, de una manera u otra, erosionan la noción de soberanía.
Legitimidad
Como se infiere de lo explicado hasta aquí, en el planteo de Zürn, el ejercicio de la autoridad,
en tanto autoridad reflexiva, requiere ser legitimado. Para Zürn la legitimidad está
compuesta de dos atributos: la imparcialidad —como no-arbitrario— y la creencia de que el
accionar de la autoridad contribuye o sirve a un bien común. Las autoridades tienen que “crear”
las creencias de que en su práctica persiguen un propósito social o colectivo de forma
imparcial. Si las narrativas de legitimación no son efectivas, los mecanismos de gobernanza
global comienzan a presentar disrupciones que se expresan a través de una creciente
polarización, politización y contestación.
→ las instituciones internacionales con autoridad no sólo introducen una jerarquía entre el orden global y
las naciones, sino una estratificación entre los distintos Estados y las sociedades. A la vista de los
problemas de legitimación que genera esta estructura, se incrementa la politización entre los distintos
actores sociales y el sistema de gobernanza global es objeto de pujas.
Contestación
Los mecanismos causales que enuncia Una teoría de la Gobernanza Global proponen que, a
mayor autoridad ejercida por las instituciones internacionales, mayor atención reciben de los
Estados poderosos, que buscan retener mayor influencia —especialmente mediante los
mecanismos de toma de decisión e implementación—. A la vez, a mayor autoridad política de
32
las instituciones internacionales, mayor atención atraen, más actores participan en los debates
y tiene lugar una mayor polarización de las opiniones (politización). Por otra parte, se sostiene
que la falta de stocks de legitimidad tiende al crecimiento de la resistencia a las instituciones
inter y transnacionales.
Las contestaciones por parte de la sociedad acontecen como un reflejo de la mayor intrusión
de las autoridades internacionales. A medida que aumenta la injerencia en asuntos internos y
que afecta de forma directa a los actores sociales, las autoridades tienen que incrementar sus
esfuerzos de legitimación. En simultáneo, esta mayor intrusión provoca mayores actividades y
reacciones por parte de los actores sociales, proceso que es definido a partir del concepto de
politización. Coexisten tanto demandas por una mayor autoridad internacional (relegitimación)
como desafíos a las autoridades existentes (deslegitimación).
(...)
En su conjunto, estas críticas ilustran tres puntos: en primer término, que el uso de
Gobernanza Global como marco analítico es un enfoque rico para la construcción teórico-
disciplinar de las relaciones internacionales; segundo, que dentro del mainstream disciplinar
hay una comunidad dispuesta a estos debates; tercero, que, aun siendo novedosa, la teoría
aquí discutida tiene también sesgos y limitaciones.
→ No obstante, los alcances de este puente son limitados o parciales. No era objeto de estas
teorías conceptualizar el funcionamiento del sistema internacional, sino más bien pensar las
opciones para la inserción internacional de los países de la región. Por otra parte, mientras que
en Zürn hay una conceptualización novedosa del mecanismo de autoridad-legitimidad y la
apelación a bienes públicos, en Puig la autoridad sigue apoyándose en recursos tradicionales,
como “la posesión de armas de destrucción masiva, la impermeabilidad interbloque, la
autonomización intrabloque, la ruptura estratégica, la permeabilidad extrabloque y la
prohibición del uso de la fuerza para las potencias medianas y pequeñas” (Simonoff 2018,
224). Así, los antecedentes primeros no pasan de la noción de jerarquía y de algunos
mecanismos de contestación pensados dentro de dicha teoría.
En segundo lugar, es preciso reconocer que, como puntualiza Villamar (2019), la comunidad
académica de América Latina no ha sido afecta a la discusión temprana del concepto de
Gobernanza Global. En ese momento la agenda de discusión conceptual y la política
permanecían muy imbricadas y esto generó suspicacias por parte de la academia regional, que
no se apropió o internalizó dicha agenda de investigación —en parte por su asociación con las
lecturas liberales y el Consenso de Washington (Villamar 2019)—.
notamos que a partir del siglo XXI hay una producción del sur que mira la agenda de
problemas de la Gobernanza Global, pero que lo hace desde los marcos específicos de
la producción académica de la región, en términos de los desafíos para la inserción
internacional de los países latinoamericanos. Este es un segundo puente: el de la agenda de
investigación y sus conceptos.
Reflexiones finales
La Gobernanza Global como perspectiva analítica, en particular desde el enfoque de Michael
Zürn, expande las posibilidades de pensar los procesos de transformación que acontecen en el
escenario internacional. Como hemos resaltado en el primer apartado, Una teoría de
Gobernanza Global presenta conceptualizaciones innovadoras para entender (y reconocer) el
doble proceso simultáneo de profundización y debilitamiento de la autoridad
internacional. La teorización sobre actores tradicionalmente subestimados y sobre procesos
de articulación del poder novedosos da lugar a diagnósticos diferentes del tipo y profundidad
de cambio en curso.
Si bien, como muestran las críticas del segundo apartado, la teoría tiene un alcance acotado y
una perspectiva que sigue replicando el énfasis en lo intergubernamental y quizás hasta
sobreestimando el efecto de algunos mecanismos causales, mantiene su capacidad de
34
introducir en el análisis aspectos que desde los enfoques tradicionales no lograron ser hasta
ahora explicados. El enfoque de Zürn permite una alternativa en el uso del concepto de
Gobernanza Global que reconoce el rol del poder, de la politización y de las ambigüedades del
orden internacional, sin ofrecer una meta lineal ni hegemónica. Es solo una posible explicación
que reconoce la posibilidad de otras.
Cooperar/coordinar !
Es preciso coordinar
Interméstico: situaciones que traspasan a los Estados. A veces encontramos relaciones que
van de una escala muy micro a una mucho más generalizada.
La autoridad tmb es dislocada del estado nación, el estado nación funda su legitimidad (del
ejercicio de la fuerza) a partir de determinados fundamentos. (Hay un dcho público que
norma y delimita tanto a los ciudadanos como al Estado).
Gobernanza global:
Es un proyecto “universal” que se considera custodio de ciertos principios universales (liberal,
democracia, etc)
Hay autoridades que van llenando nichos de áreas de competencia donde los Estados no
logran intervenir porque se les va de las manos.
El texto de toro valencia —> hay 3 puntas que tira el texto: forma de autoridad (capacidad de
influir en las acciones de otro implantando ideas) - forma de autoridad como respeto y
mutualidad entre los interlocutores - formas de autoridad como talento “se es o no se es una
autoridad”. Son diferentes formas de pensar la autoridad
Texto en inglés: recorrido teórico desde la concepción realista que busca aumentar su interés y
que el interés siempre es poder.
35
Cooperación entre partes e individuos que no son el Estado e implican necesidades de
adaptación y normativas jurídicas nuevas.
Textos clase 4:
Avant, Deborah D., Martha Finnemore, & Susan K. Sell (2010) ‘Who Governs the Globe?’
en Deborah D. Avant, Martha Finnemore, & Susan K. Sell (coord.) Who Governs the
Globe?, Cambridge University Press, pp.1-25.
Academics and policymakers speak frequently about global governance but do so in the
passive voice. They treat governance as structure or process. Global governance is
“the sum of organizations, policy instruments, financing mechanisms, rules,
procedures, and norms” or “the collective effort to identify, understand, and
address worldwide problems that are beyond the capacity of individual States”
(Najam et al. 2006; Club of Rome n.d.). Global governance is something that happens;
no one, apparently, actually does it.
To the extent that international relations (IR) scholars do think about who global
“governors” might be, they think about states. States, after all, are widely recognized
political authorities. Their job is to govern.
The global policy arena is filled with a wide variety of actors – international
organizations, corporations, professional associations, advocacy groups, and the like –
seeking to “govern” activity in issue areas they care about. These actors are not
merely occupying global structures. They are active agents who want new structures
and rules (or different rules) to solve problems, change outcomes, and transform
international life. They are dynamic in that nothing is ever governed once and for all
time. Any understanding of governors and governance must account for constant
possibility of change.
Without theories about these diverse actors and dynamic processes, we do not have conceptual
equipment with which to understand significant aspects of global politics→ In this project we
focus on the agents of global governance whom we call “global governors.” For
purposes of this inquiry, global governors are authorities who exercise power across
borders for purposes of affecting policy. Governors thus create issues, set
agendas, establish and implement rules or programs, and evaluate and/or
adjudicate outcomes. Our investigation explicitly centers on the process by which
these actors gain and use authority.
Focus on two types of relationships: relationships between governors and the
governed, and relationships among governors, themselves. Governance is not a
solo act, and governors can rarely accomplish ends alone. Almost all governing in
contemporary global politics seems to be the result of governor interactions of various
kinds. Focusing on these two relationships, we develop a framework for explaining both
individual global governance outcomes and the dynamics of authority in global governance
over time.
Our hunch is that it is not the type of actor but the character of relationships, both
among governors and between governor and governed, that is key to understanding
global politics. The framework we develop seeks to understand these relationships so as
to explain governors, outcomes, and change.
36
BRINGING AGENTS INTO GLOBAL GOVERNANCE: STRUCTURAL CHANGES AND
THE POVERTY OF STATISM AND FUNCTIONALISM
The assumption that the global political system is constituted by unitary, instrumental
states and structured by the distribution of power among them has made an analyst’s life
easy. Our contention is that these simplifying assumptions – unitary, asocial, instrumental
states, constrained only by the distribution of state power – strip away much of what is
essential for understanding contemporary politics. Structural changes over the past
quarter century have empowered new actors in new ways, undermining the utility of
these assumptions. Four such changes have been particularly important: globalization;
the privatization/deregulation revolution; new technologies; and the end of the Cold
War.
Structural changes
Globalization has undermined the correspondence between social action and the
territory enclosed by state borders (Held and McGrew 2000, 3).
The Thatcher- and Reagan-led privatization and deregulation revolution has
compounded this change in the relations between states and social power. Starting
in the 1980s, states, led by the most powerful, began systematically to cut economic
actors free from state control in hopes of improving economic performance. States
transferred public enterprises and state functions to private actors, and increasingly
encouraged private actors to finance policies such as education, municipal
services, and even security, which had once been the exclusive responsibility of
states (Feigenbaum et al. 1998; Avant 2005). This faith in the rationality of markets also
led states to loosen regulation of economic activity and increasingly other social activity
as well. Although global economic growth has exploded in the past twenty-five years,
states’ ability to control or regulate it has diminished, while nonstate actors’ efforts
to shape or tame it have increased.
New technologies facilitated globalization by easing communications, population flows,
and the interchange of ideas. New technologies have also enhanced the capacities of
states→each innovation also brings with it new vulnerabilities that can be exploited
by those with technological expertise.
The end of the Cold War further fueled global change. In a wide variety of social,
political, economic, and security realms, activists and organizations began to push for
change. The way the Cold War ended bolstered the credence of the privatization and
deregulation ideas prominent in the United States and emboldened many (generally
US-supported) international organizations to drop Cold War-style “impartiality” and
push for liberal, capitalist change. At the same time this wave of change empowered a
variety of actors to press for increased human rights protection, to work to restrict the
spread of conflict, and to promote attention to issues of global concern.
Understanding why actors are authorities and are able to govern allows us to better
understand their behaviors, relationships, and impacts. We define authority as the ability
to induce deference in others. Authority is thus a social relationship, not a
commodity; it does not exist in a vacuum. Authority is created by the recognition of
others. Recognizing an authority does not mean one always agrees with or likes the
authority. It does mean, though, that one defers to the authority. Such deference
confers power. Having a set of constituents that have signified their acceptance of an
38
authority allows that authority to exert greater influence than would be the case if she did
not have their deference.
Deference to an authority might take a variety of forms. Authority might create new
preferences in actors who were previously indifferent or at odds. It might change
preferences in others who become persuaded to share the authority’s views based on its
moral standing or expertise.
Deference occurs for a variety of reasons. Some actors are authoritative because of
the office they hold. Some actors may be authoritative because of inherent qualities
others see in that person. Actors may also be authoritative because of what or
whom they represent.
The basis on which the governed defer has another side, however; it also
constrains the governor. Governors cannot do just anything they want; their actions
must be seen by the governed (and others) to accord with whatever authorizes them to
act.
In order to understand the political consequences of the exercise of authority for global
politics, it makes sense to examine the various sources of authority that agents draw upon.
Broadly, we see five bases of authority for global governors—institutional,
delegated, expert, moral, and efficacious
-Institutional (or Institution-based) authority derives from holding office in some
organizational structure. Their authority is limited, however, by the rules and purposes
of the institution that authorizes them.
-Delegated (or Delegation-based) authority is authority on loan from some other set
of authoritative actors. Often, in the realm of global governance those who delegate are
states or sub-state agencies. The nature of delegation arrangements can vary greatly as
can the ways in which global governors interpret, improvise, or shirk in these delegation
arrangements. Often, too, one sees “nests” or “chains” of delegation which may attenuate
(or sever completely) the relationship between preferences (or intentions) of the delegators
and governance outcomes on the ground. They also muddy the relationship between state
preferences and outcomes. Governors exercising or invoking this type of authority often
justify their actions with references to the wishes of their delegators--the “principals”-- and
are often seen as illegitimate if they circumvent those who delegated authority in the first
place.
-Expert (or Expertise-based) authority is authority based on specialized knowledge.
It inheres in the actor. Frequently, though, expertise is coupled with other types of
authority. Expert authority is limited in its use by the content of its expertise. There is
a sense in which the application of much professional expertise has a moral or principled
dimension. Most professionals believe that exercise of their profession and application of
their knowledge is a social good and furthers goals of the larger community. Yet, her
expert noons of the social good” may not be broadly shared.
-Principled (or principled based) authority is legitimated by service to some widely-
accepted set of principles, morals or values. It can inhere in both actors and offices.
Appeals to moral values are a very common authorizing tool for a wide variety of
actors seeking to govern globally. Some such appeals are more credible than others,
however, and some actors are more credible in making them. Finally, different principles
have resonance among different constituencies.
-Capacity-based authority involves deference based on competence. This has close
kinship with institutional, delegated, and, potentially, expert authority but is distinct. Many
scholars, including Joseph Raz, have described authority which derives from and is
39
justified by the task the authority is supposed to perform. The capacity for effective
action is what creates legitimate authority for the governor. People defer to the
governor because they believe she will produce desired results. Empirically, it is hard to
think of a “pure” case of this. Most global governors who are effective at solving problems
get their opportunities to do so from some other source of authority.
The term “global governance” describes the different policymaking activities that
produce coordinated action in the absence of world government. There are steps
both before and after the explicit making and enforcing of rules that are crucial to political
outcomes:
-Setting agendas and creating issues. Much of the IR literature simply assumes that
issues needing governance are obvious and their appearance needs little explanation.
Actors often struggle hard to persuade others that a problem or issue exists.In many
cases the “problem” is not a problem for everyone. Some actors, often powerful ones, may
like the status quo and either deny or refuse to acknowledge the existence of a problem at
all. Governance of a problem can not begin until someone defines a problem as an
issue and succeeds in placing it on a consequential agenda.
-Making Rules. Rules have many sources. Some are unintended consequences of
decisions taken for different reasons. Other rules may become codified and widely
accepted simply on the basis of past practice, not through formal decisions. In many
situations, competing authorities fight over the rules.
-Implementations and enforcement. Once promulgated, implementing rules is hardly
a straightforward or simple process. Devising policies that put rules into practice is
almost always a contested process, and enforcement may be equally fraught with
controversy. Many rules made by high-level government actors are vague, even
platitudinous, requiring other actors to exercise a great deal of discretion and autonomy to
translate them into action on the ground. Even when states or other governors try to
write specific and detailed rules, they are always designed to be applied across
diverse cases. That means that no specific case will fit the rules perfectly and there
will always be exceptions, modification, and improvisation by implementing agents.
Even if all actors agree on what the rules required, acting on those requirements requires
resources, information, and coordination, all of which are notoriously absent in many
transnational settings.
-Evaluating, monitoring, and adjudicating outcomes. Disputes over implementation
and compliance often require evaluation, monitoring and/or adjudication. The
implementing governor may carry out these tasks, but often other actors carry out these
watchdog functions. Who monitors and evaluates is often unclear, however, breeding
controversy. Who judges and by what law remains unresolved. Sometimes, too, no one
monitors, evaluates, or adjudicates outcomes. The absence of governors to fill these roles
has led to common complains about lack of oversight, transparency, accountability and
even legitimacy. Actors such as international judges, who get to decide what constitutes
compliance with rules, are powerful players in the governance process.49 So, too, are
actors who evaluate and monitor the actions of IGOs, NGOs, MNCs, and other actors who
implement programs designed to govern various pieces of transnational activity. This is a
particularly contested process.
Las relaciones entre gobernantes, como los tipos de autoridad, son diversas: por
delegación y relaciones de contrato, relaciones de cooperación y relaciones
conflictivas. Avant, Finnemore y Sell mencionan que en ocasiones el trabajo conjunto
de gobernadores impulsa la eficacia de los resultados de algunas políticas y la
autoridad de la gobernanza. Pero también puede suceder lo contrario. La existencia de
múltiples gobernantes en un mismo campo de acción puede generar situaciones de
conflicto o de abierta competencia. “Un gobernante puede movilizar una coalición
contra otra para derrotar sus perspectivas de acción” (p. 22). Un ejemplo es la
movilización de Al Qaeda para afectar la presencia de Estados Unidos en Medio Oriente;
o también las movilizaciones de los grupos pro-armas para derrotar las coaliciones que
buscan regular la posesión de armas.
42
Una de las principales relaciones en la gobernanza global es la del liderazgo. Los
gobernantes líderes se encargan de establecer agendas de trabajo para otros
gobernantes y de esta manera coordinar las propuestas políticas. El esfuerzo de la
gobernanza es impulsado por la cooperación de sus miembros y, al mismo tiempo,
obstaculizado por las tensiones existentes en problemas particulares. La función del
liderazgo existe tanto en las organizaciones no gubernamentales (ONG) como en las
grandes instituciones mundiales como la UNICEF.
Cooperation should enhance the reach of governance efforts, while tensions should
restrict them and competition may undermine them altogether.
Por ejemplo, en la década de los años noventa del siglo XX, el FMI se mostró más
competente que el BM en la evaluación de políticas internacionales de comercio de
manera que los miembros del estado impulsaron la asignación de nuevas tareas al FMI
que antes eran exclusivas del BM.
Los gobernantes deben negociar las acciones que cumplen las demandas de distintos
tipos de autoridad y, además, producir resultados exitosos. Mantener la autoridad es un
proceso complicado, pues muchas veces los procesos dependen de una coordinación con
otros gobernantes.
43
von Borzyskowski, I. y Vabulas, F. (2019) “Hello, goodbye: When do states withdraw
from international organizations?”, The Review of International Organizations, 14, pp.
335-366.
Los autores muestran que los factores geopolíticos- como las preferencias divergentes y el
“contagio”- son los factores principales relacionados al abandono de organizaciones
intergubernamentales (IGOs en ingles), seguidos a los niveles de democracia en los países y
en las organizaciones.
1 Introduction
IGO withdrawal occurs when a member state voluntarily removes itself from all
contractual obligations and legally terminates its membership. We define an IGO
according to the criteria in the Correlates of War IGO (COW IGO) dataset in order to
examine retreats from legalized agreements with an independent secretariat. Withdrawal
is a unilateral act, requiring no consent or approval from other member states.
States withdraw by providing notice to other member states, then waiting a required
timeframe for the IGO to formalize the request. The mode notice period given in IGO
charters is one year.
The possibility of withdrawal from IGOs is quite broad across institutions. The Vienna
Convention on the Law of International Treaties (1969) establishes that states can
legally withdraw when an IGO covenant explicitly outlines withdrawal terms. As we
discuss in the empirical section below, about 60 % of IGOs have a withdrawal clause.
Additionally, a state may withdraw from a treaty without a withdrawal clause when all
parties agree. These provisions mean that if a state wishes to withdraw from an IGO, it
can do so with enough time and documentation.
Since World War II, member-states have withdrawn from IGOs about 200 times. Most
states actually remain in the IGOs they join and withdraw rarely. Previous research
illuminates explanations for this pattern: treaties’ ¨flexibility devices´´ — including
reservations, duration and amendment rules, escape clauses, and dispute settlement
mechanisms— can help states address concerns before they withdraw. States often
get what they want by threatening to withdraw. Dissatisfaction in the IGO alone is
unlikely to lead a state to withdraw, particularly if remaining a member is not very costly.
Still, this number of IGO withdrawals is a large number when considering that states have
sunk costs in the IGO, including already having paid for policy changes (economically
and politically) that were necessary to join the institution in the first place. Withdrawal is
off-the-equilibrium-path behavior. IGO withdrawals can be seen as analogous to the
bargaining theory of war which posits that states have incentives to negotiate peaceful
solutions for conflicts of interests rather than to engage in costly wars (or here,
withdrawals).Moreover, withdrawals are an important phenomenon because they may
have large implications for countries’ policies and international cooperation.
Figure 1A: As the number of IGOs has increased since 1945, so have IGO withdrawals
from around 2 organizations per year before 1980 (the mid-point in our data) to about 3.5
organizations per year after 1980.
Fig. 1b shows, most of the increase is due to the increasing number of IGOs, the
normalized rate of IGO withdrawals is fairly constant over time. It is thus important to
understand historic instances of IGO withdrawals to better describe the broader
phenomenon as well as explain its causes.
Figure 2 illustrates that the US, Canada, and the UK are the most frequent withdrawers
since 1945 but many other states have exited IGOs as well, indicating that withdrawals are
not isolated to these powerful countries.
45
Figure 3 shows the IGOs from which states have most frequently withdrawn since 1945
including the World Tourism Organization (WTouro) and International Whaling
Commission (IWC). Both the WTouro and IWC cases align with our main finding that
geopolitics, particularly a member state’s preference divergence from other
members, is an important factor in triggering IGO withdrawal.
Using insights from the large literature of why states join IGOs, we outline three logics
for why states might withdraw from IGOs, grouped around domestic politics, IGO
characteristics, and geopolitics.
The domestic politics-IGO accession literature from which we build uses the frame of two-
level games to note that leaders can leverage international negotiations to help them
get what they want at home: IGO membership has electoral consequences.
Therefore, leaders may make IGO membership decisions to not only increase international
cooperation but also to satisfy key domestic constituents.
These domestic politics arguments about the propensity of states joining IGOs
suggest several observable implications for IGO withdrawal:
-countries at different levels of the democracy spectrum use IGOs differently. Highly
consolidated democracies might be less likely to withdraw from an IGO because
they are more likely to suffer audience costs at home and abroad for reneging on
international commitments.
-highly consolidated democracies may not need the signaling logic of IGOs as much
as other kinds of states that need an external hand-tying mechanism for reforming
policy, so they may be more likely to withdraw.
-Transitional democracies may also point in both directions regarding the likelihood of
withdrawal: given that transitional democracies sometimes join IGOs to signal
reform, they might be less likely to withdraw. However, because they might not
immediately qualify for access to prestigious IGOs at the start of their democratization
trajectory, they might first join less desirable IGOs then withdraw as they find ‘better’
alternative IGOs.
The domestic politics literature on IGO membership also shows that political parties
differentially support foreign policies toward joining IGOs. This implies that
changes in government could also precipitate IGO withdrawals.
The ideology of the domestic political party in power affects a state’s foreign policy
decisions because the party reflects the underlying public opinion of citizens toward
‘internationalist’ foreign policy or ‘isolationist’ foreign policy. The political party in power
may therefore affect the likelihood of IGO withdrawal too. In particular, when
nationalist parties are in office, they may be more likely to push for IGO withdrawal
because they tend to blame international engagement for problems at home.
47
H2a IGO functionalism: IGO membership withdrawal should be more likely from
IGOs that are less effective, are less densely democratic, or cover lower-stakes
issue areas.
H2b IGO design: IGO membership withdrawal should be more likely from IGOs that
are less institutionalized.
Functionalist IGO accession literature emphasizes that states join IGOs to enhance
cooperation for a particular issue, so states may want to withdraw from an IGO that no
longer functions as a state would like. Therefore, states may be more likely to withdraw
from an IGO that no longer supplies institutional benefits such as information,
centralization, and independence in a way that outweighs the costs of being an IGO
member. Poor IGO performance may also trigger a member state to exit: an IGO’s
‘failed functions’ may range widely and differ by the nature of the cooperation problem, so
the propensity of IGO withdrawals may depend on the issue area. Since they argue
that states will be more likely to cooperate when they share common preferences, the lack
of common interests may make states more likely to withdraw. States in a less
densely democratic IGO may also not feel their hands are “as tied” to the IGO
commitment and lack the same sort of socialization mechanisms.
The IGO accession literature emphasizes the heterogeneity of IGO designs and suggests
several patterns regarding IGO withdrawal. States might be less likely to withdraw from
highly structured IGOs if these are the best institutions at achieving the centralized
administrative support and independence that states sought in the first place.
Moreover, these highly structured organizations may deeply entwine member states
and make it more difficult to exit.
3.3 Geopolitics
H3 Geo-politics: IGO membership withdrawal should be more likely for states that
are rising powers, have diverging preferences, and have seen important states
withdraw.
Much of the research looking at the interrelationship between member state preferences
and accession to organizations argues that IGOs help ‘screen’ for members whose
foreign policy preferences already align with the preferences of other member
states. Other research is more optimistic that IGOs can also help constrain states. If
membership is based on states having common interests, then when a member
state’s preferences sharply diverge from other member states, it may no longer
have ‘common interests’ and gain from being a member. These changes in a state’s
likeness with other members might therefore make it more likely to withdraw from
an IGO to avoid being hurt by its policies.
Power also plays a central role in geo-political explanations of IGO membership
because powerful states may construct IGOs to lock weaker states into a stable and
predictable arrangement, reducing the need for potentially costlier coercion later.
Weaker states might be more likely to actually withdraw from an IGO if the
institutional bargain does not favor them.
Changes in state power are also important for IGO membership because shifting power
is one of the classic “problems” in international relations theory. Gilpin (1983) argues
that when a powerful state begins to decline, rising powers challenge the existing
international order and may therefore calculate that they are at an institutional
48
disadvantage in the IGO (and can do better through outside options). Rising powers may
be more likely to withdraw rather than remain locked in a losing distribution of
power.
A lead state exiting an IGO may change the overall balance of remaining state
preferences and create a contagion effect for withdrawal. Collective action theory
shows the importance of privileged actors (such as hegemons) in providing public goods,
but once these leaders have left, remaining members may receive fewer collective
benefits, may have to shoulder more relative costs due to decreases in budgetary
contributions. Since adjusting formal institutions is costly, states that remain after
leaders have exited may also have difficulty reopening the institutional bargain
within the organization. All of these factors combined may lead weaker states to exit
after lead states have departed.
4 Research design
4.1 Universe of cases, unit of analysis, and dependent variable
We test our hypotheses in a statistical analysis of original data on IGO withdrawals from
1945 to 2014 worldwide. The dataset includes all 493 IGOs from the updated COW IGO
dataset. Our unit of analysis is the IGO-member state-year because we are interested in
how the characteristics of countries and organizations influence withdrawal. This unit of
analysis is in line with other recent research on IGO membership dynamics.
We leverage these original data for the dependent variable IGO withdrawal. It is coded 1 if
member state m decided to withdraw from IGO i in year t, and 0 otherwise. Since we are
interested in membership withdrawal, we focused on withdrawal of state membership from
the IGO and excluded withdrawal of funds or delegations.
7 CONCLUSION
We argue that while the America First “withdrawal doctrine” and Brexit seem related to
nationalism, we need to be careful in extrapolating this explanation to inform a broader,
historical understanding of IGO withdrawals.
This paper therefore explains the conditions under which states withdraw from IGOs by
making both a theoretical and an empirical contribution. By leaning on the prolific literature
related to IGO membership accession, we derive observable implications for when IGO
withdrawal might be more likely. We argue that nationalism – and other domestic
political factors – are not a key driving force for IGO withdrawals across time, even
if this might be a salient explanation for recent cases. Instead, we argue that
geopolitical factors are integral to understanding when and why states withdraw
from IGOs. First, when a state’s preferences diverge from average preferences in the
institution, that state is more likely to withdraw. Moreover, contagion makes IGO
withdrawal more likely: when important countries – including founding members,
regional powers, or economic hegemons – lead the way in withdrawing, other states
are more likely to follow so that they are not left with an inflated burden and fewer
benefits. The state-level makeup of the IGO also affects withdrawal: states are far
less likely to withdraw from densely democratic IGOs because these institutions are
perhaps more effective at tying states’ hands to their commitments. Rising populist-
nationalism may lead to increased public opinion pushing for IGO withdrawals – as the
framework for this Special issue suggests – but this does not necessarily equate with an
increase in actual IGO withdrawals which tend to be rare and driven by geo-political
factors.
49
Future research should also examine member state withdrawals beyond this paper’s focus
on formal IGOs because states are increasingly cooperating through alternative
institutional arrangements such as informal IGOs.
Our results may suggest that IGOs have less ability to socialize states whose
preferences largely veer from average member-state preferences. Moreover, the
strength of the contagion effect may be troubling: weaker states do follow leaders
withdrawing from IGOs, and thus the risk of a domino effect following a hegemon’s
departure is real. Yet this study is cautiously optimistic about the resilience of IGO
membership. By examining IGO withdrawals over time, we have shown that IGO
withdrawals do not happen frequently and they have not been increasing drastically
over time. Historically – and even in the contemporary era – international cooperation
and nationalism can and have existed alongside each other. Moreover, the company
states keep in IGOs, particularly when members are embedded in densely democratic
organizations, seems to tie member states to their commitments. While some states have
said “hello” then “goodbye” to IGOs, withdrawing does not appear to be an easy
response amidst waves of nationalism.
-REALISMO:
OI son poco relevantes. Se conceptualizan como instrumentos de los estados –sus
principales creadores– para la atención y satisfacción de sus intereses particulares.
Nacen cuando los estados (principalmente estados poderosos) deciden constituirlas y sin
autonomía ni capacidad para influir en su comportamiento.
Se mueven en un contexto de anarquía o ausencia de poder superior, con escasa
cooperación y regulación entre sí. Se concentran en adquirir poder o en conservarlo y lo
usan para alcanzar sus metas y reforzar su seguridad. En este contexto, las OI son
completamente secundarias.
-FUNCIONALISMO Y NEOFUNCIONALISMO
Son dos aproximaciones teóricas que aun cuando aceptan que las OI realizan
funciones que son relevantes y necesarias para el sistema interestatal y que en la
realización de dichas funciones adquieren autoridad (limitada y condicionada para
el logro de su mandato), se siguen manejando con una visión instrumental.
Para el Funcionalismo, cuyo principal representante es David Mitrany, las OI son
resultado de la interdependencia que han alcanzado los estados. Desde un punto de
vista organicista, la interacción continuada entre estados genera espacios de cooperación
formal que se manifiestan en cuerpos funcionales con tareas específicas, investidos de
autoridad y dirigidos por expertos técnicos.
51
En la década de 1970, el Neofuncionalismo de Ernst Haas advirtió que la cooperación
se da solamente allí donde convergen intereses y donde los actores calculan que la
organización de sus actividades les brindará beneficios tangibles; no es, por tanto,
resultado natural de los procesos de interacción entre los estados y no se difunde
automáticamente de los espacios técnicos a los políticos, como creía Mitrany.
Con estos planteamientos se rechazó la idea de que las OI se mueven en una
dimensión esencialmente técnica y fueron devueltas al campo de la política, los
intereses y el poder.
Conclusiones
El hecho de que en la disciplina de las RI, las aproximaciones teóricas conciban a las OI
como instrumentos o agentes, para el autor constituye un falso debate. Para el autor, las
OI en realidad son estructuras desagregadas, con múltiples intereses y numerosas
dinámicas de decisión.
Es importante conocer al detalle las dinámicas internas de las OI para descartar la
idea equivocada de que las organizaciones pueden ser manipuladas con facilidad
por estados poderosos, quienes las someten y las usan a favor de sus intereses, así
como de la idea opuesta e igualmente equivocada de que son actores capaces de
perseguir sus metas con fines claros y precisos, sin conflictos aparentes ni
contradicciones internas.
Estamos lejos todavía de comprender la naturaleza de las OI. Necesitamos prestar
atención a los procesos de toma de decisiones, el impacto de los líderes, la
formación de coaliciones, la definición de equilibrios, pues las OI ofrecen una
suerte de configuración caleidoscópica de actores que logran o no articular
posiciones, interpretar o no mandatos, decidir o no políticas y actuar o no de
manera independiente. En su interior se mueven simultáneamente intereses, lealtades,
valores, normas y en ocasiones inclusive se traslapan o compiten entre sí.
54
En el fondo, las estructuras de las OI no se ven debilitadas, parece ser que los órdenes
multidimensionales son más robustos contra cambios externos que los órdenes
unidimensionales. Posiblemente sea esta extraordinaria complejidad la que les confiere
resistencia y sea gracias a ello también que se pueda responder la pregunta que se han
hecho reiteradamente todos los interesados en el estudio de las organizaciones
internacionales gubernamentales, a saber: ¿Por qué las OI nunca mueren?.
Zamudio: nos plantea una cuestión bastante esquemática. Se hacen una serie de preguntas
acerca de: los organismos internacionales. El dice que se suele decir que los organismos
internacionales son entidades fracasadas, que son manipulables, etc.
Cuando uno abre la caja negra de los organismos —> los organismos pueden ser entendidos,
x lo menos, de dos grandes formas: actores o instrumentos.
Considerarlo como instrumento no las ve como tan importantes y tampoco como algo
autónomo.
Organismos → creados primordialmente por los Estados y son en principio financiados por los Estados.
Carecen de características de soberanía típica, si amasan recursos para tener sedes permanentes, staff
permanente, funcionarios permanentes, etc. Tienen recursos y dan normas de cómo deben actuar los
Estados.
Hay organismos internacionales que son actores de lo internacional, y por otro lado hay
instituciones que son las REGLAS DEL JUEGO.
Burocracia —> impersonalidad de los cargos, en el mejor de los casos debe ser una persona
idónea. Conjunto de instituciones con cadenas de mando y relaciones jerárquicas. Implica el
imperio de la norma.
Los organismos son instituciones pero las instituciones no son sólo organismos. Las
instituciones son reglas y formas.
Hay un montón de distintas posturas, podemos verlo como actores o instrumentos, el autor
dice que esto es un FALSO DEBATE. Es como una dicotomía, no es A o B, en conclusión son
estructuras desagregadas capaces de tomar decisiones, con intereses propios y habitan
distintas personas.
Plantea algunas hipótesis: xq los estados ingresan y no tanto xq se dan la deserciones, esto
último no se estudia tanto, x ende hacen un estudio cuantitativo y ven la cantidad de
deserciones (desde el 45) y ven que hay como unas 200. Quieren identificar cuales e ir
trabajando ciertas cuestiones: ¿son estados democráticos o no? Son altamente consolidados?
La deserción pareciera que se explica: no hubo efecto dominó, hay nacionalismos (en europa
central, polonia, hungría, república checa, partidos nacionalistas en distintos países europeos)
que buscan cortarse de la unión europea (medidas que van en contra de los principios
55
liberales) esto es un factor de salida?? Es una de las hipótesis que plantean las autoras ( del
45 al 2014).
Hay 3 Estados que salieron más que los otros: EEUU, Reino Unido, Canadá.
La hipótesis sale de la literatura de xq los Estados ingresan, ellas parten al revés, buscan los
motivos que llevaron a ingresar a los Estados a los Organismos Internacionales, para ver si
tienen una relación con la salida.
Ellas testean variables domésticas y geopolíticas, junto con variables propias de los
organismos.
3 hipótesis:
Ascenso de los nacionalismos
Ascensos de la cuestión de la geopolítica
Ascenso de la cuestión doméstica
Solo el 5% de salidas está vinculado con el nacionalismo (de 200 salidas, poco y nada).
A veces hay intensivos para quedarse para otros países que no sean hegemónicos (x ej: USA
si se va puede pegar el portazo, pero otros países no tienen esa posibilidad). En general los
organismos tienen cláusulas de salida, te la pueden complicar o convencerte de quedarte, es
muy caro irse por lo que podes perder y todo lo que tenes que pagar (a veces son económicos
y a veces son simbólicos).
Los factores de política doméstica también cae (hay ventanas de períodos por ejemplo cuando
hay cambio de gobierno)
Factor geopolítico es el que las autoras distinguen como el más probable, el que más
probablemente explique el fenómeno.
Resumen:
56
Las organizaciones intergubernamentales, regionales e internacionales desempeñan un papel
activo en la gobernanza de las crisis transnacionales. En el contexto de la pandemia de Covid-
19 en América Latina, la Organización Mundial de la Salud (oms) y la Organización
Panamericana de la Salud (ops) se han vinculado con múltiples actores y niveles de decisión,
materializando lo que la literatura de gobernanza global identifica como gobernanza indirecta
por orquestación. El artículo muestra que, en la práctica, los mecanismos de orquestación
han construido esquemas de coordinación y acción heterogéneas que, en situaciones de
crisis transnacional, permiten a estas organizaciones sumar recursos, capacidades y
autoridad.
La crisis sanitaria global por el Covis → demostró que la gobernanza global de los problemas
transnacionales requiere de esfuerzos colectivos y acciones coordinadas entre diversos gobernadores,
entendidos como “autoridades que ejercen poder a través de fronteras, con el propósito de afectar las
políticas”
→ Las y los teóricos de las organizaciones y de la acción colectiva han demostrado que la coordinación
es clave para explicar el éxito y el fracaso en los esfuerzos de cooperación.
→ La pregunta que guía el artículo es: ¿qué mecanismos de coordinación orquestados por las
oms y la ops fomentaron esquemas de gobernanza indirecta en el contexto de la
pandemia, entendida como crisis transnacional, y qué fortalezas y retos se identifican?
La relación entre la oms y la ops es sui generis, pues contempla una combinación de
integración formal y de autonomía, → = instituciones anidadas, esto es, organizaciones
que se encuentran incrustadas una dentro de otra, como las muñecas rusas.
Conclusiones
El estudio de los mecanismos de gobernanza indirecta mediante orquestación aplicados por
organizaciones regionales e internacionales en contextos de crisis global es todavía terra
incognita.
→ El artículo buscó analizar los mecanismos de coordinación, orquestados por la oms y la ops, que
fomentaron esquemas de gobernanza indirecta, con sus fortalezas y retos. Lo que observamos es que las
organizaciones vincularon a muy diversos agentes en sus procesos de respuesta y, al hacerlo,
confeccionaron formas de coordinación diferenciada: en algunos casos se trató de coordinación sectorial,
como en el clúster de salud, y en otras implicó una coordinación multinivel como en el sgi. En ocasiones
se desarrollaron redes horizontales con liderazgo predefinido y, en otras, redes “flojamente acopladas”,
donde actuaron como nodos claves de información y conocimiento. La combinación de estos mecanismos
permite argumentar que las organizaciones participan en distintos momentos y con diversas capacidades
en el proceso de gobernanza transnacional.
Resumen
En el texto se responde la pregunta sobre cuáles pueden considerarse recursos de poder
de algunas organizaciones internacionales (OI), en cuanto entes relativamente autónomos
de los Estados que las crean.
Introducción
59
En medio de los roles y alcances que tienen organizaciones como las ya nombradas, lo que
podemos visualizar en común frente a situaciones como las anteriores es el protagonismo
creciente y estratégico que las OI en general han venido adquiriendo en el escenario
internacional, de manera tal que hoy es fácil constatar que superan numéricamente a los
Estados; es más, algunas de ellas hacen tareas que antes realizaban aquellos, afectando
por tanto la vida de las personas y demás actores; asimismo, los individuos y grupos
sociales buscan internacionalizar su lucha a través de estas plataformas, en tanto que
varios agentes internacionales formales e informales dependen cada vez más de la información
y la acción técnica de las OI.
→ reconocer que estos organismos tienen atribuciones variadas y que afectan la vida
de varios actores hace referencia, en el fondo, al estudio del poder de las OI
→ Con argumentos tanto jurídicos como de la teoría de las organizaciones y de las relaciones
internacionales se puede plantear que las OI tienen un nivel de autonomía variable en relación con los
Estados. A partir de esto se debe admitir que dichos organismos pueden estimarse como actores de poder
en cuanto tales y que, por consiguiente, entran en relaciones con varios actores.
→ Con este artículo se procura identificar los recursos de poder que algunas OI tienen para
pretender y lograr cierto tipo de obediencia, especialmente respecto de los Estados-nación.
Por lo tanto, ¿cuáles serían los recursos de poder con que cuentan ciertas OI, que les
permiten un nivel de influencia o de obtención de obediencia por parte de los Estados u
otros actores de poder? → Como respuesta a esta inquietud e hipótesis, se plantea desde un
enfoque sociopolítico del estudio del poder que las OI cuentan con recursos normativo,
informativo, coercitivo o simbólico que se pueden traslapar en diversos momentos.
→ En otra vertiente analítica, Jean d’Aspremont (2007) plantea que los Estados delegan
poderes a las OI al menos de 3 formas:
1. está la relación de agencia, en la que aquellos entregan ciertas atribuciones al
organismo, pero manteniendo cierto control y capacidad de decisión sobre este;
2. los poderes delegados, que corresponden a eventos en los que los Estados no
ejercen control sobre lo que hace o deja de hacer la OI como producto de dicha
delegación;
60
3. la transferencia de poderes, la cual no solo es difícil de controlar sino que
conlleva la entrega de atribuciones del Estado a una organización que la ejerce en
forma exclusiva, es decir, monopólica
Desde el realismo:
● centrado en presumir que los Estados son el eje de las relaciones
internacionales y actúan en forma egoísta, las OI desempeñan 2 roles:
- 1) por un lado, son meros foros más o menos vacíos en los que los
actores estatales están a la expectativa para llegar a acuerdos o no,
al margen de algún papel cumplido por las organizaciones;
- 2) por el otro, en una línea más neorrealista, se admite que las OI
tienen un margen de acción propio, el cual está determinado por los
intereses de las potencias mundiales, que son las que realmente
deciden los aspectos fundamentales respecto del accionar de la
organización.
→ (...) es igualmente posible identificar de manera precisa algunos argumentos que permiten visualizar
que estas organizaciones tienen cierta autonomía y, por ende, la capacidad de ejercer poder sobre los
Estados y otros actores. En tal sentido, es posible plantear los siguientes argumentos a favor de la
autonomía —al menos relativa— de las OI:
Tomando en cuenta entonces que aun en el marco de las diferencias analíticas sobre la
racionalidad del accionar de las OI es posible identificar la idea relativamente común de que
61
son algo que va más allá de la mera voluntad e interés de los Estados y que, por tanto, tienen
ámbitos propios de acción, → cabe preguntarse cuáles pueden considerarse sus recursos de
poder para actuar sobre los Estados y conseguir algún nivel de obediencia.
Estos 2 planteamientos sobre el poder se han cuestionado por varias vías y de manera
general.
● En primer lugar, sostener que el poder es algo que se detenta, mediante el acceso
a ciertos recursos o delegaciones, corporiza el poder, en cierto modo lo materializa,
cosa que no es empíricamente verificable en forma plena, y además transmite que
si algunos tienen el poder como algo corpóreo, otros no lo tienen o lo tienen en
menor proporción o cantidad, cosa que tampoco es verificable
● Hay aquí una visión unilateral y superficial del poder en cuanto se mira desde
quien lo ejerce y no desde quien dice o no obedecer. Dicha unilateralidad, por lo
demás, transmite la muy limitada idea de que solo por tener poder o recursos de
poder se obtiene la obediencia, cuando es fácil determinar que no siempre el
acceso a ciertos recursos o competencias conduce a ser obedecido, sino que
además —y más claro aún— desconoce que no siempre se obedece, debido a que
hay resistencias y cuestionamientos a quienes supuestamente tienen el poder.
(...)
Reconocer que el poder no es algo que se detenta sino que se ejerce permite tener en cuenta
que en el interior de determinados actores de poder hay luchas en torno a este.
→ las OI son actores de poder en cuanto forman parte de relaciones estratégicas, en las
que hacen uso de determinados recursos que pretenden y logran, hasta cierto punto, la
obediencia de los Estados y otros actores de poder; por tanto, estas organizaciones entran en
juegos y luchas de poder a partir del uso variado y cambiante de dichos recursos, y no
meramente porque posean una parcela de poder en sí mismas, según la idea clásica de que el
poder se tiene o no.
→ se planteará que los recursos de poder de las OI se pueden identificar como normativos,
informativos, coercitivos y simbólicos, los cuales no siempre se dan en todas estas, pero su
enunciación analítica puede ser útil para verificar su existencia o no, lo que permite determinar
su peso específico como un actor de poder.
Poder normativos
Este poder normativo se expresa a través del mecanismo de las resoluciones no
vinculantes o sus equivalentes, emitidas por diversos órganos, además de la verificación de
ciertas normas internas como parte del proceso de adhesión a algunas de ellas.
62
→ Si bien no todas las OI tienen atribuciones normativas expresas, aquellas que las tienen pueden
producir resoluciones a título de recomendaciones, es decir, no vinculantes, dirigidas fundamentalmente a
sus Estados miembros, las cuales les permiten desarrollar su objeto y fines. Una de sus características
principales es su carácter formal (Monroy, 2000).
→ Ahora bien, reconocer la regla de la no obligatoriedad jurídica de las normas producidas por ciertas OI
no significa que en la práctica no tengan fuerza y eficacia respecto de espacios de acción de los Estados.
Con la expresión «derecho blando», al que se ha ligado una parte de la producción normativa de dichas
organizaciones, algunos Estados han tendido a obedecer de manera desigual las normas emitidas por
estas, en la medida en que su adopción está asociada a beneficios reputacionales, los cuales en algunos
casos están vinculados igualmente a luchas de poder internas (Daugirdas, 2014).
→ el poder normativo de las OI hace referencia a las atribuciones que tienen para
generar modelos de comportamiento vía resoluciones y directrices que, si bien no
siempre son formalmente vinculantes, fácticamente alcanzan algún nivel de eficacia de manera
desigual. Este sería el producto del convencimiento de los Estados que respaldaron su emisión
por intermedio de sus representantes, pero también del análisis sobre los costos
reputacionales que significa no hacerlo. A su vez, estos se desdoblarían en la generación de
una imagen de país cumplidor de las normas internacionales o, contrario sensu, de medir las
consecuencias de ser incumplidor a este nivel. A partir de dichos elementos, actores internos
presionan a sus gobiernos e instituciones para que adopten internamente la normativa que se
considera adecuada en algún momento, solapándose con el poder simbólico de los
organismos.
Poder informativo
La información es un recurso de poder clásico que hace referencia a la forma como se
utiliza para obtener obediencia o, en otros términos, el acceso a ciertos datos o conocimiento
decantado según diversas metodologías y fuentes que permiten influenciar efectivamente el
comportamiento de otros.
Esta batería amplia y compleja de información y conocimiento, la cual tiende a estar sustentada
en modelación matemática y estadística, respaldada por expertos en las diversas áreas,
generalmente reclutados en universidades de élite, tiene como propósito influir en la agenda
interna de generación de políticas (Barnett y Duvall, 2004, p. 177). En efecto, desde poner el
tema en la discusión nacional a partir de la difusión de un estudio fundado en una OI, hasta
63
proyectar su abordaje y adoptar las recomendaciones directas o indirectas de estos, son
impactos variados que surgen de los recursos informativos de poder usados por estos sujetos.
Poder coercitivo
→ La obediencia a cierto marco normativo es el producto de alguna forma de imposición unilateral. En
sentido general, se puede afirmar que las OI carecen de poderes coercitivos, de manera similar a como los
Estados lo tienen internamente, los cuales, por lo demás, se han cuidado bastante en no delegar tales
prerrogativas a entramados internacionales.
→ Otro de los recursos que permiten establecer algún tipo de coerción desde las OI tiene que
ver con la facultad de prestar dinero de manera condicionada, algo que hacen generalmente
los llamados bancos de desarrollo o los entramados interestatales dirigidos a atajar crisis financieras. (...)
→ Al ubicar la condicionalidad se habla de que el otorgamiento de ciertos préstamos esté sujeto al
cumplimiento de requisitos que se pueden clasificar de dos maneras:
● a) requerimientos previos y durante el desarrollo de un proyecto o programa atado
a un préstamo, los cuales de alguna manera enmarcan tanto su aprobación como
la entrega parcial de ciertos desembolsos;
● b) existencia de un benchmarking respecto de ciertas políticas o, dicho en otros
términos, referentes de acción que no afectan los desembolsos pero son una forma
de «poder blando» en relación con los países y sus políticas en ciertos temas
(World Bank, 2005, p. 43).
Poder simbólico
→ El poder simbólico de ciertas OI, sea por la vía de su aparente neutralidad, la generación de la
ortodoxia y la idea misma de la marca-organización, lo han utilizado los actores de estas estructuras
incluso para financiarse y ampliar su rol.
Conclusiones
→ En este texto se adoptó la tesis de que las OI tienen un nivel de autonomía variable respecto de los
Estados que las crean, la cual depende del alcance de su personalidad jurídica, del ethos burocrático que
construyen y del tipo de información y conocimiento que generan. Por lo anterior, se puede afirmar que
estas son organizaciones de poder, es decir, con la capacidad de alcanzar algún nivel de obediencia
respecto de los Estados y otros actores de poder social.
→ Después de haber ubicado a las OI como actores de poder, este artículo de reflexión se hizo la
pregunta de cuáles son los recursos de poder que algunas de ellas utilizan para buscar o alcanzar algún
nivel de obediencia por parte de los Estados. → Como respuesta, se sustentó que, dependiendo del caso,
ciertas OI cuentan con recursos de poder normativo, ligados a constructos jurídicos que
conforman una mezcla entre derecho duro y blando; informativos, relativos a la generación y
uso de cierto tipo de información y conocimiento que permiten establecer una agenda y crear
rangos a partir de los cuales se evalúa el accionar del Estado; coercitivos, correspondientes al
uso de la fuerza y de la condicionalidad económica; y finalmente, los simbólicos, vinculados a
la capacidad asumida y otorgada a ciertas OI de determinar qué es lo correcto, de cumplir el rol
de actores neutrales y técnicos, conformando una especie de marca de lo deseable en ciertas
áreas de la política pública.
→ Estos recursos no existen en todas las OI, motivo por el cual uno de los retos que abren esta
propuesta analítica es visualizar cuándo y cómo se producen o no en casos concretos.
INET, CGET (2021 Jul 02) La pandemia y la crisis económica: una agenda mundial de
acción inmediata. Informe preliminar sobre la respuesta mundial a la pandemia. El
Trimestre Económico. Volume 88. Issue 351; 959 - 978.
65
resumen
Este reporte constituye un informe preliminar que analiza la crisis y el endeudamiento de los
países, en particular, aquellos en desarrollo y con mercados emergentes, frente a la pandemia
de la Covid-19. Hace un recuento crítico de las medidas y las recomendaciones que están
tomando diversos organismos internacionales y países desarrollados, y con base en
éstas propone algunas sugerencias para combatir la crisis de manera equitativa para
todo el mundo.
Resumen ejecutivo
El presente Informe preliminar de la Comisión para la Transformación Económica Global (cget,
por sus siglas en inglés) se centra en las medidas que deben tomarse de inmediato con el fin
de controlar la pandemia y garantizar una recuperación rápida y completa. Adoptamos una
perspectiva explícitamente global sobre estos temas, con especial atención a lo que la
comunidad internacional debería hacer para ayudar a quienes viven en países en desarrollo y
en mercados emergentes. El punto clave es que existe una serie de medidas que los países
desarrollados podrían tomar de inmediato, a un bajo costo y en el mejor de sus intereses, y que
podrían beneficiar a miles de millones de personas que viven en países en desarrollo y en
mercados emergentes.
Introducción
Pandemia → consecuencias económicas sin precedentes. → Los efectos han sido dispares entre los países
y en su interior; algunos se han visto mucho más afectados que otros, y algunas personas y familias
padecen consecuencias devastadoras, en especial las que se ubican en la parte inferior.
→ Aunque el lanzamiento de las vacunas ha permitido ver la luz al final del túnel, el consenso general
apunta a que lo que suceda en los próximos meses puede llegar a imponer grandes adversidades sobre
algunos, con efectos de larga duración. El mundo no saldrá de la pandemia hasta que ésta se encuentre
bajo control en todas partes, y es importante transmitir este mensaje, porque el virus tiene mayor
probabilidad de mutar allí donde la enfermedad siga su curso. De la misma manera, el mundo no tendrá
una recuperación económica sólida hasta que al menos su mayor parte marche hacia la prosperidad. El
crecimiento mundial es mucho más tenue de lo que solía ser, y las políticas orientadas hacia el interior en
algunas de las naciones donde se ha restablecido el crecimiento han resultado en el aumento de su
superávit comercial, lo cual ha aminorado el impacto global de su recuperación.
→ El reporte se centra en las medidas que deben tomarse de inmediato para controlar la
pandemia y garantizar una recuperación rápida y completa.
→ Si bien nuestra discusión en este Informe preliminar se centra en lo que debe hacerse de inmediato,
cada uno de los asuntos que abordamos debe verse como parte de un conjunto de temas a largo plazo que
trataremos de manera más completa en nuestro informe final. El acaparamiento de vacunas por parte de
algunas naciones, entre otros aspectos del nacionalismo pandémico —un asunto muy desagradable—, ha
puesto en relieve deficiencias en nuestro comercio internacional y en el régimen mundial de derechos de
propiedad intelectual. Esto es aún más cierto cuando queda claro que nadie está a salvo hasta que todos
estén a salvo y que la recuperación de la economía mundial depende de que todas sus partes logren
restaurar la confianza en el futuro —véase El-Erian (2021)—. La inminente crisis de la deuda ha puesto
de manifiesto las flagrantes deficiencias de nuestro régimen de deuda global.
66
→ El rápido desarrollo de varias vacunas candidatas es un homenaje a lo que la cooperación y el apoyo
público pueden lograr, pero al mismo tiempo la naturaleza actual de su producción y la distribución ha
mostrado y exacerbado las desigualdades internacionales.
Hemos presenciado la inadmisible e injusta apropiación de vacunas por parte de los gobiernos
de algunos países avanzados.
→ Como señaló Ghebreyesus (el director general de la OMS) , la distribución equitativa de vacunas no es
sólo un imperativo moral, es también estratégico y económico. En el ritmo actual de distribución, habrá
personas de países pobres que tengan que esperar hasta 2024 para recibir la vacuna, si algún día llega. El
retraso en la vacunación alrededor del mundo aumenta las posibilidades de mutación del virus,
lo cual reduce la capacidad de controlar la pandemia, incluso en países ricos que tienen
vacunas almacenadas. Además, el miedo incesante a la infección debido a una vacunación
insuficiente también afecta las perspectivas económicas en el mundo en desarrollo, al inhibir y
retrasar su propia recuperación, así como la recuperación global.
→ La producción insuficiente ha sido una de las razones principales para la distribución desigual y
deficiente de las vacunas, pues ha generado escasez, y, además, es completamente innecesaria y podría
remediarse de manera fácil y rápida.
- La causa principal del abastecimiento restringido de vacunas aprobadas es la
persistencia de los derechos de patente, que otorgan a las empresas farmacéuticas el
monopolio de la producción, lo que limita los suministros a sus propias capacidades y a las
pocas licencias de producción que deciden otorgar a otros. → Las patentes suelen
considerarse como una recompensa necesaria a la invención y la innovación; sin embargo,
en el caso específico de las vacunas para Covid-19, las compañías farmacéuticas
han recibido apoyos descomunales por parte de los gobiernos, que han cubierto la
mayor parte de, y en algunos casos todos, sus costos de investigación y desarrollo.
→ En algunos países la magnitud de los déficits y las deudas ha suscitado tal preocupación que se ha
comenzado a abogar por un recorte al apoyo fiscal. A algunos les preocupa que un apoyo excesivo
genere inflación, pero éste no es momento para la austeridad.
Los gobiernos deberían comprometerse a restaurar el crecimiento y proteger a los
vulnerables “cueste lo que cueste”. Deberían servirse de estabilizadores automáticos y
mantener programas de apoyo, como permisos de ausencia laboral con goce de sueldo y
extensiones al seguro de desempleo, siempre que exista la necesidad de tales programas, y
recortarlos sólo cuando disminuya la necesidad a medida que descienda la tasa de desempleo.
Hemos aprendido de experiencias anteriores que el camino hacia la responsabilidad fiscal es
mediante el crecimiento de la economía: aumentar el producto interno bruto (pib) incrementa
los ingresos y reduce la relación entre el pib y la deuda.
→ Las diferencias en el nivel de apoyo fiscal que los gobiernos han brindado en respuesta al impacto de
la Covid-19 han sido muy marcadas entre países con diferentes niveles de desarrollo.
→ Esto indica con claridad la urgencia de una solución mediante grandes emisiones de derechos
especiales de giro (deg), una liquidez que puede ser creada por el Fondo Monetario Internacional (fmi).
67
La demora en tales emisiones, después de la primera propuesta de este tipo al final en marzo de 2020,
sólo ha acrecentado las preocupaciones.
→ La presión constante en los acuerdos del fmi por mantener la austeridad fiscal y adoptar medidas que
aumentan la desigualdad (como los impuestos regresivos) reduce la cantidad y la calidad de los servicios
públicos; ello es inconsistente con las necesidades de la sociedad global contemporánea, máxime a la luz
del desafío de la pandemia.
Reducción de la deuda
→ Muchos países ya tenían una deuda excesiva desde antes de la pandemia. En algunos casos, los
prestamistas en búsqueda de ganancias o influencia política encontraron presa fácil en gobiernos que
necesitaban fondos de manera desesperada. Gobiernos bien intencionados mostraron un optimismo
irracional respecto a los beneficios que podrían obtener. Gobiernos no tan bien intencionados
identificaron oportunidades para conseguir ganancias privadas o para reforzar sus credenciales políticas.
→ La sección anterior resaltó la importancia del gasto público como contrapeso a los impactos negativos
de la recesión pandémica. Sin embargo, los países en desarrollo y los mercados emergentes no gozan de
los recursos que tienen los países avanzados. Eso explica en buena medida que los montos gastados hayan
sido tan reducidos.
No obstante, mayores restricciones en el gasto provienen de los pagos que tienen que hacer
los países más endeudados para el servicio de su deuda. El dinero que envían al exterior para
pagar su deuda podrían haberlo gastado para reactivar su economía, brindar protección
sanitaria a sus ciudadanos, comprar vacunas, etcétera.
→ Existen muchas opciones para que la comunidad internacional y, en especial, los países acreedores
faciliten la reestructuración de la deuda. Si los pocos gobiernos que no votaron en favor de los Principios
para la Reestructuración de la Deuda Soberana de las Naciones Unidas reconocieran y aceptaran esas
bases, incluida la de inmunidad soberana, el sector privado tendría mayores incentivos para participar en
las negociaciones de deuda. Nunca ha habido un mejor momento para reconocer el fundamento de fuerza
mayor y necesidad que ahora: los países no deberían verse obligados a pagar lo que no pueden, en
especial cuando sufragar la deuda puede llegar a causar tanto sufrimiento, como ocurre con algunos
países en la actualidad. La comunidad internacional tiene que trabajar con rapidez para cambiar las leyes
que desalientan la reestructuración de la deuda (como la de Nueva York, que estipula un interés previo a
sentencia de 9%) y que fomentan los litigios (con la posibilidad de coyotaje en el estado de Nueva York).
Las tres cuestiones que hemos destacado tienen un verdadero nivel de urgencia. Todo esto
puede hacerse con rapidez si los líderes políticos del mundo desarrollado reconocen que una
economía mundial saludable no es posible sin la recuperación de sus sectores más pobres.
Textos de clase 6:
Barbé, E. (1995) “VIII. La sociedad internacional de ámbito mundial: génesis, evolución y
la crisis del sistema (1945-1989)” y “IX. La nueva sociedad internacional: hechos e ideas
en la posguerra fría” en Relaciones internacionales. Barcelona:Tecnos. Páginas: 227-257
y 266-297.
Capítulo VIII: La sociedad internacional de ámbito mundial: génesis, evolución y la crisis del
sistema (1945-1989)
En este capítulo → se van a exponer los fundamentos, la evolución y los factores de crisis del
sistema internacional nacido como producto de la 2GM.
69
2. El sistema ha de absorber una avalancha de nuevos actores (pueblos
descolonizados), que cada vez más alejan a la nueva sociedad mundial de la anterior
sociedad eurocéntrica. → ampliación
A partir de 1945, se construirá un orden - el nuevo orden bipolar - que será un orden de enemigos, no de
aliados. → La URSS y una alianza occidental, en la que EEUU desempeñaba el papel de socio más
poderoso. Ambos conformaban sistemas a su medida. → Bloques cerrados sobre sí mismos en términos
geográficos e ideológicos.
La ampliación del sistema internacional gracias a la descolonización supuso un cambio notable. (...) →
la multiplicación del número de Estados y la incorporación del mundo afro-asiático a los
foros internacionales.
(...)
El sistema de Bretton Woods, junto al GATT, introducen en el sistema internacional surgido de la 2GM
una lógica de primacía → esta se caracteriza por el predominio de una gran potencia en
relación cun un grupo de estados, sin que se recurra al uso de la fuerza o a la amenaza
de usarlo. En este caso, la negociación entre el grande y los otros se realiza dentro de la
aceptación de las normas básicas de comportamiento, si bien la gran potencia goza de
instrumentos de presión a la hora de negociar. (definición de H.Bull nota al pie de página 18
P.234). Junto al sistema bipolar EEUU-URSS, hay un sistema unipolar liderado por EEUU y
simbolizado por el dólar, va a conformar la dinámica económica de alcance mundial (quedando
al margen de la economía mundial dominante, las economías planificadas de tipo socialista).
La guerra fría → que Raymond Aron describió como un estado de guerra improbable y de paz
imposible, combina varios elementos.
1. Una guerra ideológica entre liberalismo y comunismo (guerra de religión), acompañada
inicialmente de campañas de propaganda masiva, que conforma la lógica este-oeste.
2. La amenaza de carácter permanente (en tanto exista otro bloque ideológico) se contrarresta con
militarización y carrera de armamentos. En esa carrera de disuasión mutua militar, el papel central
corresponde al armamento nuclear, con todo lo que ello comporta. → son los espacios nuclearizados por
los 2 grandes los que justamente hacen realidad la noción de paz imposible y guerra improbable. → la
guerra se traslada a la periferia del sistema bipolar donde los innumerables cambios (guerras de
liberación, descolonización, etc) dejan margen de maniobra a las 2 superpotencias para aumentar su
esfera de influencia. → nunca se enfrentaron EEUU y la URSS directamente, pero están siempre
presentes ideológica, estratégica, económica y militarmente. → La ampliación del número de actores en
el sistema mediante la descolonización – el mayor espectáculo político del siglo XX – va a servir de
contrapunto al proceso de bipolarización.
70
de países afro-asiáticos dan forma a un movimiento antisistema, que rechaza la lógica de la guerra
fría y con ella el alineamiento con uno u otro de los bloques.
→ La sociedad internacional puede ser analizada bajo el prisma de las fracturas. La noción de fractura
comporta que los miembros de una sociedad se dividen en grupos opuestos. → en el caso de la sociedad
internacional, las fracturas nos sirven para analizar las agrupaciones de estados y ver cómo los gobiernos
coordinan sus acciones en temas específicos y adoptan políticas similares para influir en la
organización del sistema internacional.
La fractura este-oeste
Esta fractura se asienta en la lógica del sistema bipolar. Así, los grupos de estados, a uno y
otro lado de la fractura, se diferencian y crean estrategias de oposición en todos los terrenos
(social,político y económico), a partir de 2 bases ideológicas diferenciadas (marxismo y
liberalismo).
→ la fractura este-oeste, a pesar de afectar al conjunto del sistema internacional, donde realmente
funciona como tal es en el escenario europeo, en el que c/u de los 2 grupos de estados reproduce
simétricamente sus instituciones de “contención” contra el otro grupo.
La fractura centro-periferia
Esta fractura es + compleja que la fractura este-oeste. No sólo pro su carácter multidimensional
(económico, político, cultural, religioso, etc), propio de toda fractura centro-periferia en los
sistemas políticos nacionales, sino por la heterogeneidad de sus componentes.
Esta fractura combina 2 criterios p/diferenciar los grupos de estados (el económico y el cultural o
civilización). → el problema a nivel de análisis viene dado porque no estamos hablando de agrupaciones
de estados bien organizados y liderados, por una parte, y, por otra parte, porque ambos criterios no
coinciden a la hora de agrupar los estados.
→ La creación de la periferia, como grupo, está asociada de entrada más que a cuestiones económicas a
cuestiones políticas y culturales o ideológicas.
Las fracturas este-oeste y centro-periferia que, en los años 50, parecían dibujar claramente
dinámicas básicas en el sistema internacional, se han ido erosionando a lo largo de las
décadas, dando lugar a una situación mucho más compleja y diversa en la que se produce
mayor fragmentación (diversificación de la periferia)m se globalizan los problemas (el
subdesarrollo como problema medioambiental) y se hace más difícil identificar la estructura del
sistema, dada la difusión del poder, que adopta formas muy diversas (integración económica
regional, desarrollo de actores transnacionales, amenazas globales, etc).
‘--> este capítulo pretende ordenar las preguntas de los teóricos en este interregno sobre la
base de 2 preocupaciones: el porqué y el cómo del fin de la guerra fría, y las tendencias que
marca la transición hacia una nueva sociedad internacional.
Esta pregunta está relacionada con la incapacidad de la comunidad intelectual de los países
occidentales para prever el colapso en el bloque del este.
La idea de multicausalidad - el bloque del este desapareció por múltiples causas y ninguna,
por sí sola, lo explica - es cada vez más aceptada por los teóricos de las relaciones
internacionales. Haciendo uso de los niveles de análisis, se puede hablar de diversas
interpretaciones sobre el final de la guerra fría.
- La 1era interpretación, de orden sistémico, está ligada a la incapacidad de la URSS
para mantener su status como potencia en un mundo c/v + “comercializado”, así
como a sus dificultades económicas para mantener la lógica bipolar de la disuasión
mutua basada en la innovación tecnológica y armamentística.
- En un 2do nivel, los analistas fijan su atención en las fuerzas que surgen del
interior (movimiento sociales, opinión pública, intelectuales, pacifistas, etc) de los
países del este, y que minan la legitimidad del sistema. La degradación de las
economías nacionales, el tejido de redes intraeuropeas este-oeste tras una década
de “espíritu de Helsinki” y el impacto de los medios de comunicación occidentales
son, entre otras, algunas de las causas apuntadas por los teóricos para explicar el
hundimiento de los sistemas políticos en el este.
- En un 3er nivel, se situaría aquellos análisis que centran su atención en la figura de
Gorbachov. → análisis centrados en los valores y en las predisposiciones psicológicas de los
decisores políticos que ejercen su liderazgo en momentos históricos. En ese sentido,
Gorbachov es presentado como el motor del cambio histórico o, cuando menos, como un
factor incontrolable por parte de los defensores del statu quo.
72
(...) pensamos que la guerra fría murió debido a la interacción de múltiples causas,
situadas a varios niveles de análisis.
Regreso al futuro
cambio y continuidad conviven.
Las 4 grandes cuestiones, que permiten ordenar el trabajo teórico más reciente en RRII, son:
1. La estructura del sistema internacional en la posguerra fría
2. Las tendencias de carácter contradictorio que dinamizan el sistema sobre la base
de las lógicas de fragmentación y de integración
3. La nueva concepción de la seguridad
4. El papel del individuo y de los principios en la nueva sociedad internacional.
¿Unipolaridad o multipolaridad?
La guerra del golfo y el desmembramiento de la URSS → constituyen los hitos de un problema que, en
términos teóricos, se traduce en el cuestionamiento de la distribución del poder en el sistema
internacional de la posguerra fría.
La noción de multipolaridad → está asociada al proceso en curso desde los años 60: la difusión del poder,
por una parte, y la tripolarización económica, por otra.
73
2 ideas para destacar de la seguridad → la limitación geográfica de la seguridad clásica a las llamadas
“zonas de confusión” y, por otro lado, la necesaria articulación de la fractura centro-periferia para abordar
la seguridad en su dimensión global.
→ Celestino del Arenal (2005), con el concepto de sociedad internacional se hace referencia a tres
realidades sociales que coexisten e interactúan de modos diversos a lo largo de la historia.
1. El sistema de comunidades políticas, o sistema político-diplomático, constituido
por las vinculaciones que se establecen entre los Estados y organizaciones
internacionales;
→ la dificultad que supone la comprensión de la sociedad internacional, en tanto realidad social y objeto
de estudio de las Relaciones Internacionales, los teóricos de la disciplina han recurrido a la formulación
de diversos conceptos, criterios e instrumentos analíticos que permiten dar cuenta, en términos simples,
de la complejidad de esta realidad internacional, en consideración a la multiplicidad de actores y
relaciones que la componen.
- Un primer criterio corresponde al de la periodicidad, el que se configura a partir de
la evolución histórica que experimenta toda sociedad internacional.
- Un segundo criterio corresponde al de orden internacional, entendido como el
conjunto de normas y reglas adoptadas en el seno de una sociedad internacional, a
través de las cuales se busca regular su funcionamiento, seguridad y estabilidad
(Pereira 2009:52). Todo orden internacional descansa sobre la base de 3 pilares:
En primer lugar, valores y principios dominantes que actúan como marco de referencia
para los actores internacionales;
En segundo lugar, una configuración determinada de posiciones y fuerzas que conlleva a
una jerarquización de los actores que, por lo general, es asumida por los miembros de la
sociedad internacional; y,
En tercer lugar, mecanismos e instituciones que regulan la dinámica del propio orden
internacional (Barbé 1989; Pereira 2009).
Este capítulo tiene por propósito mostrar la evolución que ha tenido la sociedad
internacional entre los siglos XX y XXI, distinguiéndose tres tipos de sociedades
internacionales: 1) La Sociedad Internacional de Transición que se desarrolla entre los
años 1900 y 1945; 2) La Sociedad Internacional de Guerra Fría que va desde 1945 a
1990; y 3) La Sociedad Internacional Contemporánea de post Guerra Fría.
El período comprendido entre 1900 y 1914 evidencia, a la vez, los últimos vestigios del orden
internacional instaurado en el Congreso de Viena de 1815 y los primeros atisbos del siglo que
75
sería recordado por la voracidad de sus conflictos y por los notables avances técnicos que se
desarrollarían en su marcha.
→ el orden internacional instaurado por el Congreso de Viena de 1815, tras las guerras napoleónicas,
tuvo por objetivos la reorganización del territorio continental europeo y la contención de los movimientos
liberales, fuertemente influidos por los ideales de la Revolución Francesa.
(...)
→ a se agregó el que las potencias, bajo la idea si vis pacem para bellum (si quieres paz, prepara la
guerra), se embarcasen en una carrera armamentista sin precedentes, inaugurando el período
conocido como la «Paz Armada» (1870-1914).
En el período de la «Paz Armada», previo al estallido de la Primera Guerra Mundial, la inestabilidad
alcanzada en el sistema europeo fue de tal magnitud que cualquier incidente, por mínimo que fuese, podía
activar el complejo sistema de alianzas establecido entre los Estados europeos. El asesinato del heredero
de la corona austro-húngara, Archiduque Francisco Fernando, a manos de Gavrilo Princip, miembro de la
organización separatista serbia «Mano Negra», fue la pieza que desencadenó el efecto dominó del sistema
de alianzas. → desencadenó la Primera Guerra Mundial. → Esta conflagración enfrentó a prácticamente
todos los países europeos, su escenario de batalla trascendió las fronteras del viejo continente, movilizó a
sociedades enteras y sus traumáticas consecuencias afectaron tanto a la propia población europea como a
diversos pueblos del mundo.
76
El orden internacional de Guerra Fría se caracterizó por 4 condiciones estructurales, algunas
de las cuales se atisbaban antes del estallido de la guerra, mientras que otras se perfilaron en
total magnitud en los años inmediatamente sucesivos:
1. La enorme devastación provocada por la guerra entrañó la pérdida de la
centralidad ostentada por Europa hasta entonces y puso fin al ciclo expansivo
europeo iniciado en los albores de la modernidad.
2. los Estados Unidos y la Unión Soviética se consolidaron como las superpotencias
del sistema internacional, con capacidad de decidir las normas y estructura del
orden internacional
3. el viejo orden eurocéntrico y multipolar, basado en un complejo sistema de
equilibrio de poder, se vio desplazado por un orden internacional bipolar que, a
diferencia de órdenes anteriores, se basó en la enemistad ideológica de los dos
polos de poder y se erigió sobre la base de las nuevas capacidades nucleares y
estratégicas de las dos potencias en pugna. La bipolaridad del orden de guerra fría
se cimentó con la paulatina división de Europa y el establecimiento de una política
de bloques, entre el Bloque Oeste, liderado por Estados Unidos y conformado por
las democracias capitalistas, y el bloque Este, liderado por la Unión Soviética e
integrado por los Estados comunistas de la Europa del Este
4. la disolución de los viejos imperios coloniales europeos y la extensión del sistema
de Estados como modelo de organización para los pueblos independizados del
espacio afroasiático, durante el proceso de descolonización, consagraron la
mundialización de la sociedad internacional y la inserción de todo el planeta en el
orden internacional configurado en los años de Guerra Fría
→ Esta nueva definición de cooperación ha estado acompañada por la reflexión sobre los
modelos de desarrollo, sus fortalezas, vulnerabilidades, límites y requerimientos, en sintonía
con un esfuerzo mundial por desarrollar mecanismos de cooperación internacional más
eficientes, replicables y sostenibles en el tiempo.
Una Política de Cooperación para el Desarrollo resulta entonces fundamental en la acción
de los Estados democráticos en un mundo que no solo es más interdependiente en su
comercio y en sus finanzas, sino que también por las relaciones que se desarrollan en la
sociedad internacional, cada vez más complejas en sus objetivos y acciones.
→ Sin embargo, cabe recalcar que la clasificación de los países de acuerdo a su nivel de renta per cápita
es objeto de mucha crítica en el continente latinoamericano ya que ello no mide
necesariamente los niveles de desarrollo sino más bien los de crecimiento.
→ Las acciones de Cooperación para el Desarrollo llevadas a cabo por los países de renta media, en sus
ámbitos de influencia regional, están adquiriendo cada vez una mayor importancia. Algunos de estos
países hoy se han consolidado como países cooperantes emergentes, pues disponen de capacidades
técnicas, recursos y fortalezas que les permite realizar una cooperación eficaz y ajustada a las reales
necesidades de los países beneficiarios (SEGIB 2011).
→ a «Cooperación sur-sur», vale decir, aquella que se da entre países de igual o menor desarrollo
relativo, está adquiriendo progresivamente una mayor importancia y sus aportes deben ser tan valorados
como los de la tradicional Cooperación Norte-Sur, que es ejecutada entre un país altamente desarrollado y
uno con bajo nivel de desarrollo. De hecho, los países de renta media, por lo menos los de América
Latina, presentan claras fortalezas respecto de los países altamente desarrollados para
transferir sus capacidades y beneficios de su propio desarrollo más allá de sus fronteras,
mediante experiencias que se adaptan, muchas veces, de mejor forma a la realidad
específica de los países latinoamericanos.
Los grandes cambios generados a partir del año 2000, vin- culados a a eficacia del sistema
internacional de ayuda, así como los criterios que se han utilizado para la distribución de la
misma, han tenido como consecuencia el fortalecimiento de los principios y modalidades de
colaboración desarrollados por los países de América Latina y el Caribe.
→ La importancia de la Cooperación Sur-Sur, que realiza la re- gión de América Latina y el Caribe, es
que a esta última la guían fundamentalmente las necesidades de desarrollo de los países que la solicitan.
Ella contribuye al fortalecimiento de políticas públicas y de las capacidades humanas e institucionales, lo
que la transforma en un complemento real de las estrategias nacionales de desarrollo en la región.
Además, se realiza entre gobiernos y no es financiera, sino principalmente intercambio de conocimiento
en el sentido amplio de la palabra7.
Por su particularidad, la CSS no pretende sustituir a la tradi- cional Cooperación Norte-Sur; ella
es simplemente diferente, es otra cooperación. Sin embargo, está jugando un papel cada vez
79
más importante, no solo en el sistema internacional actual sino también en el debate existente
sobre la nueva arquitectura y gobernanza del sistema global de cooperación para el desarrollo.
Conclusión
La cooperación internacional es un importante complemento para la política exterior de
nuestros países y para las prioridades de desarrollo nacional. Independientemente del ingreso
y/o renta per cápita, la complejidad de los problemas económicos y sociales que viven nuestras
sociedades requiere de soluciones multidimensionales y, en tal sentido, la cooperación
internacional puede ser un aporte relevante.
El desarrollo de nuevos modos de hacer cooperación, como lo es la Cooperación sur-sur
iniciada hace más de 30 años y su modalidad triangular desarrollada hace unos 15 años en el
continente, trae consigo una amplia y diversa experiencia acumulada que hace de América
Latina un interlocutor privilegiado para aportar al mejoramiento efectivo del actuFal sistema
internacional de cooperación, de modo que este responda verdaderamente a las necesidades
de desarrollo de los países que la requieran.
Textos de clase 7:
Hernández-Vela Salgado, Edmundo (2013) Las desventuras del Consejo de Seguridad de
las Naciones Unidas en los albores del tercer milenio. Revista mexicana de ciencias
políticas y sociales,Vol.48 (196), pp.
80
El autor examina el papel que ha desempeñado el Consejo de Seguridad de las Naciones
Unidas —desde los años setenta hasta la última década del siglo XX (del inicio de la
desaparición de la Guerra Fría y la implosión de la Unión Soviética a la consolidación del poder
en el orden internacional)— en relación con la pugna desarrollo-subdesarrollo y los retos que
se plantean en los inicios del tercer milenio para países como México.
INTRODUCCIÓN
El rotundo fracaso de la Sociedad de las Naciones (SDN) significó la 2GM, mientras que su
sucesora, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) sobrevive aún luego del término de
Guerra Fría con la Declaración de Helsinki en 1975.
Con los importantes cambios que se fueron dando en el orden internacional se ha abierto una
excelente oportunidad para que la sociedad internacional reclame y permita que la
organización mundial desempeñe real y efectivamente la función que se pretendió asignarle
desde su creación: ser garante de la paz y la seguridad internacionales.
La importancia y el peso que la Organización de las Naciones Unidas y todo su Sistema es un
tema crucial y fuente de permanente preocupación mundial, por lo que consideramos de
esencial importancia el que nos sigamos ocupando de él con el ánimo de aportar ideas y
sugerencias que puedan ser de utilidad.
A raíz del atentado en la ciudad de Nueva York el 11 de septiembre del 2001, adjudicado
apresuradamente por el gobierno norteamericano a un grupo terrorista islámico y con la
decisión del Presidente George Walker Bush, al amparo de su "doctrina" de acción anticipatoria
(preemptive action) de declarar la "guerra mundial contra el terrorismo", le permite al gobierno
estadounidense actuar militarmente, anticipándose al peligro implícito, contra cualquier persona, grupo o
país del que se tema, sospeche o suponga que pudiera estar planeando una acción o un ataque con armas
de destrucción masiva contra Estados Unidos aunque no exista evidencia alguna de la inminencia del
ataque. → Esta conducta insensata implica destruir a todo aquel que sea señalado como
potencial enemigo, en contra de la opinión pública mundial ampliamente manifestada,
incluso en Estados Unidos, así como de la autoridad del Consejo de Seguridad de las
Naciones Unidas. Ningún gobierno se ha atrevido seriamente a oponérsele por temor a
represalias. Tal es el caso también del propio Consejo de Seguridad cuyos miembros
permanentes han reconsiderado su posición y llegado a respaldar la "reconstrucción" de
Afganistán e Irak. En un marco de cinismo que campea hoy por hoy en la comunidad
internacional, se "conmina" a los "ex" enemigos a vivir según los parámetros de la
"democracia estadounidense", a adoptar el neoliberalismo mercantilista y a someterse a
la justicia maniquea de su "salvador". Para los vencidos no hay tribunales
internacionales que los puedan defender, —aunque sí se habilitan tanto juzgados locales
como estadounidenses, alejados del alcance del derecho internacional, para sancionarlos y
sentenciarlos (Guantánamo); para los que se resistan a la ocupación, o parezca o más bien
se suponga que lo hacen, serán tratados como terroristas y por lo tanto les depara la
muerte.
82
Sin duda alguna la sociedad internacional actual requiere de una más vigorosa y dinámica
organización mundial, pero que también sea más democrática y plural, en la que puedan
realmente participar todos sus miembros por igual. La Organización de las Naciones Unidas
ha vivido una etapa en la que sólo se ha podido cumplir con el primer objetivo de su
creación por las principales potencias aliadas durante la Segunda Guerra Mundial.
Es por ello menester que la ONU consolide su propia autoridad, lo que sólo podrá lograr
en la medida en que deje de atenerse a la que casi exclusivamente le confieren las
grandes potencias. En este punto adquiere singular importancia el simbolismo político
asociado al no uso de la fuerza del que depende el mantenimiento de la paz.
Es muy evidente que la ONU, a través del Consejo de Seguridad, ha sido utilizada
discrecionalmente por Estados Unidos, contando con el apoyo de sus más entusiastas
"asociados", para dar apariencia de legitimidad a sus frecuentes incursiones militares y
usos de la fuerza contrarios a los fines y propósitos de la organización y desvirtuando
las disposiciones y los mecanismos de su Carta constitutiva para la satisfacción de sus
intereses y objetivos internacionales particulares. El estupor, la contrariedad y oposición de
muchos pueblos y gente sensata en todo el mundo fueron rápidamente encubiertos por una ola
creciente de credulidad y conformismo producida por hábiles e intensas maniobras publicitarias
y propagandísticas. Asimismo, sabemos muy bien que la voluntad política de la
Organización depende de la que le transmitan o deleguen sus miembros, debiendo ser la
de todos y no únicamente de algunos de ellos. Tampoco deben incrementarse las
desigualdades y discrepancias convirtiendo al Consejo de Seguridad en otro club de
países ricos.
84
LA REFORMA DEL CONSEJO DE SEGURIDAD
La reforma de la ONU tiene en el Consejo de Seguridad su objetivo principal, debiendo entre
otras cosas:
● Tender prioritariamente a su democratización y despojarlo de su carácter
aristocratizante y discriminatorio; para lo cual se debe: a) establecer un solo
tipo de miembros, elegidos periódicamente sin posibilidad de reelección
inmediata y liquidando, con ello, la injusta clasificación discriminatoria de sus
miembros y b) suprimir el derecho de veto (...).
● Ampliar el Consejo con la participación de varios países en desarrollo de
mayor presencia y poder relativos (...) en calidad de miembros permanentes,
y no con la inclusión de más países desarrollados (..);
● Implantar un solo tipo de votación por mayoría de nueve votos en cualquier
tipo de cuestión, ya fuere de procedimiento o no.
● Establecer una mayor coordinación con la Asamblea General, sobre todo en
las cuestiones que requieren obrar pronta y efectivamente.
● Reforzar su obligatoriedad y capacidad de acción en virtud del Capítulo VI de
la Carta (...)
● Establecer con exactitud, en beneficio de las medidas de solución pacífica de
controversias, la naturaleza, características, funciones, atribuciones, líneas de
mando, etcétera, de las Fuerzas de mantenimiento de la paz, o de
Observación, de las Naciones Unidas,(..).
● Única y exclusivamente en ocasión del fracaso o la insuficiencia de las
medidas de solución pacífica deberán poder aplicarse acciones en
cumplimiento de lo dispuesto en el Capítulo VII de la Carta, pero sin permitir
a un solo país o grupo de ellos tomar la ley en sus manos; (...)
● En tal caso, es imperioso también que se precise y aclare definitivamente que
cualquier acción de las Naciones Unidas que implique el uso o amenaza del
uso de la fuerza contra algún país, debe ser aplicada gradual y
proporcionadamente y, sobre todo, requiere ser emprendida exclusivamente
por una Fuerza de las Naciones Unidas, organizada oportunamente y dirigida
por el Comité de Estado Mayor, bajo el comando del Consejo de Seguridad
en pleno, a cuyo establecimiento se refiere el Artículo 47 de la Carta.
● Es igualmente de fundamental importancia que se asegure el cumplimiento de lo
dispuesto en el Artículo 53 de la Carta, respecto a la autorización que
requieren del Consejo de Seguridad los organismos regionales que
pretenden aplicar medidas coercitivas bajo su autoridad, con el fin de impedir
las acciones punitivas de los países poderosos en contra de aquellos que tratan de
resistir a sus presiones y amenazas. (...).
● En el caso particular del sistema de operaciones de las Naciones Unidas de
mantenimiento de la paz, el Secretario General pidió al Grupo sobre las
Operaciones de las Naciones Unidas que evaluara las deficiencias del sistema
actual y formulara recomendaciones francas, concretas y realistas para cambiarlo.
(RECOMENDACIONES DEL INFORME BRAHIMI).
Estas medidas deben ser combinadas forzosamente con las reformas de la Asamblea
General, la Corte Internacional de Justicia y la Secretaría de la ONU, muy
específicamente las correspondientes al Secretario General.
LA REFORMA DE LA SECRETARIA
En este rubro, la principal de las reformas tendría que ver con el papel y el desempeño
del propio Secretario General (...).
El Secretario General debería, al mismo tiempo, contar con la confianza de los gobiernos y ser
una inspiración para los pueblos del mundo; ser asistido por un equipo brillante, coherente y
progresista procedente de diferentes disciplinas; ser un dirigente atrevido, un maestro de la
delegación organizada y un diplomático prudente; ser independiente y no tener miedo, cuando
fuese necesario, de incomodar a una superpotencia o a un grupo numeroso de Estados
miembros; estar profundamente comprometido con la erradicación de la pobreza; saber cuándo
adoptar iniciativas y cuándo mantenerse en reserva; generar nuevas ideas y ser receptivo a
ellas y capaz de seguirlas; ser el principal mediador e intermediario honesto del mundo en las
86
controversias entre gobiernos, etcétera. Aunque el cargo dispone de muy poco poder real,
brinda enormes posibilidades de ejercer influencia.
Por ello, es imprescindible que se respalde su investidura y se especifique en la Carta de
las Naciones Unidas su carácter político y administrativo preeminente de manera que
cuente con la mayor autonomía y libertad posibles y pueda ejercer un papel más
dinámico, constructivo y decisivo como director y coordinador de toda la organización,
incluyendo a los organismos especializados.
Debería dársele al secretario mayor libertad para elegir a sus principales colaboradores
— aprobados por la Asamblea General y dotados de los poderes necesarios— en quienes
pudiera delegar, confiada y eficazmente, algunas de sus responsabilidades. De igual manera,
sería conveniente establecer la posibilidad de remoción de funcionarios, de todos los
rangos.
NOTAS:
-La Sociedad de las Naciones: Conocida también como Liga de las Naciones, fue creada
por el Tratado de Versalles el 28 de junio de 1919, con sede en Ginebra, Suiza, estuvo
integrada por un total de 63 países a lo largo de su existencia, y se disolvió el 18 de abril de
1946 al ser substituida por la Organización de las Naciones Unidas (ONU). El Pacto de la
Sociedad de Naciones, su documento constitutivo, entró en vigor el 10 de enero de 1920,
al mismo tiempo que el Tratado de Versalles y del cual formó la parte I, disponiendo como
fin expreso de la SDN: "Promover la cooperación internacional y lograr la paz y seguridad
internacional, por la aceptación de la obligación de no recurrir a la guerra, por la prescripción
de relaciones abiertas, justas y honorables entre las naciones, por el firme establecimiento del
entendimiento del derecho internacional como la actual regla de conducta entre los
gobiernos”.
El documento fundacional de la ONU, la Carta de las Naciones Unidas, fue adoptado por
unanimidad el 25 de junio de 1945 y firmado al día siguiente por los 50 países participantes; a
ellos, se agregaría Polonia, el 15 de octubre siguiente. De esta manera, al término de la
Conferencia de las Naciones Unidas sobre la Organización Internacional (Conferencia de
San Francisco), la nueva organización mundial estuvo integrada por 51 miembros originales.
La Carta se encuentra en vigor desde el 24 de octubre de 1945, después de haber sido
ratificada por los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad y la mayoría de los
demás signatarios, y en la actualidad, al 1° de septiembre de 2005, cuenta con 191 Estados
miembros.
A su vez, la Carta de las Naciones Unidas o Carta de San Francisco estipula los
propósitos y principios de la ONU
1. Mantener la paz y la seguridad internacionales, y con tal fin: tomar medidas
colectivas eficaces para prevenir y eliminar amenazas a la paz, y para suprimir
actos de agresión u otros quebrantamientos de la paz; y lograr por medios
87
pacíficos, y de conformidad con los principios de la justicia y del derecho
internacional, el ajuste o arreglo de controversias o situaciones internacionales
susceptibles de conducir a quebrantamientos de la paz;
2. Fomentar entre las naciones relaciones de amistad basadas en el respeto al
principio de la igualdad de derechos y al de la libre determinación de los
pueblos, y tomar otras medidas adecuadas para fortalecer la paz universal;
3. . Realizar la cooperación en la solución de problemas internacionales de
carácter económico, social, cultural o humanitario, y en el desarrollo y
estímulo del respeto a los derechos humanos y a las libertades
fundamentales de todos, sin hacer distinción por motivos de raza, sexo,
idioma o religión; y
4. Servir de centro que armonice los esfuerzos de las naciones por alcanzar
estos propósitos comunes.
-Declaración de Helsinki: Así se conoce a la primera parte del Acta Final, denominada
Cuestiones relativas a la seguridad en Europa, de la Conferencia sobre Seguridad y
Cooperación en Europa (CSCE), celebrada en Helsinki, Finlandia, y firmada el 1° de agosto
de 1975 por 35 Estados (todos los países europeos, excepto Albania, además de Canadá y
Estados Unidos). Al aprobar el Acta Final, y especialmente en lo concerniente a la Declaración
sobre los principios que guían las relaciones entre los Estados Participantes o Declaración de
Helsinki, dichos países se comprometieron políticamente a cumplir un conjunto de
principios que constituye un verdadero código de conducta europeo: I. Igualdad
soberana, respeto por los derechos inherentes a la soberanía; II. Abstención de la amenaza o
el uso de la fuerza; III. Inviolabilidad de las fronteras; IV. Integridad territorial de los Estados; V.
Arreglo pacífico de controversias; VI. No intervención en los asuntos internos; VII. Respeto a
los derechos humanos y las libertades fundamentales, incluyendo la libertad de pensamiento,
conciencia, religión o creencia; VIII. Igualdad de derechos y autodeterminación de los pueblos;
IX. Cooperación entre los Estados; y X. Cumplimiento de buena fe de las obligaciones
conforme al Derecho Internacional.
Resumen
Frente a las graves crisis humanitarias y a las masivas violaciones de DDHH de las últimas 3
décadas, la responsabilidad de proteger ha sido presentada como una nueva doctrina - una versión
88
menos agresiva de la intervención humanitaria - que permitiría a la comunidad internacional enfrentar
dichas situaciones. → Sin embargo, existe un conflicto entre la prohibición general del uso de la
fuerza y la aplicación de la nueva doctrina cuando no haya una autorización del Consejo
de Seguridad de la ONU.
En este trabajo se analizarán las respuestas recientes a esta inacción de la sociedad internacional frente a
casos de graves violaciones de DDHH. → Se pueden dividir en 2 etapas:
1. Un resurgimiento de la doctrina de la intervención humanitaria en la década de
1990 y,
2. en la década siguiente, la presentación de la responsabilidad de proteger, una
nueva concepción que buscó superar las limitaciones e inconsistencias de su
predecesora.
Este régimen internacional pasó por situaciones en las cuales, frente a graves afectaciones
masivas a los DDHH, no se logró aprobar la acción colectiva a nivel de la ONU y en las que,
por la naturaleza de los eventos, no era aplicable la legítima defensa. Entre ellas destacan, por
la condena internacional que supusieron y por su repercusión mediática, la masacre de los tutsi
en Ruanda, en 1994, los recurrentes casos de “limpieza étnica” en Yugoslavia en la década de
1990 (...) Darfur 2003, siria 2011.
En este trabajo → se estudiará el conflicto jurídico que presentan estas situaciones, entre la
prohibición del uso de la fuerza y la necesidad de emplear la fuerza para detener graves
violaciones de DDHH, como los genocidios y las matanzas masivas. → El objeto de estudio específico
será evaluar si es posible justificar legalmente una intervención unilateral por consideraciones
humanitarias sin autorización del Consejo.
ciertas acciones de la fuerza en la década del 70 → (Bangladesh, Camboya, Tanzania) fueron presentadas
por parte de la doctrina como antecedentes de intervenciones humanitarias. !!! PERO, Gray
recuerda que los Estados, para justificar sus acciones unilaterales, argumentaron que recurrían
a la legítima defensa, sin referirse a la intervención humanitaria.
(...)
89
Es posible concluir que los precedentes más destacados de intervención humanitaria fueron insuficientes
para establecer en la práctica estatal y en la doctrina una excepción por motivos humanitarios a la
prohibición general del uso de la fuerza, además de ser inconsistentes con la jurisprudencia de la CIJ al
respecto. → Este es el contexto en el cual nace la responsabilidad de proteger, una revisión de la doctrina
de la intervención humanitaria.
La responsabilidad de proteger:
- Debe ser considerada como una serie de reglas, procedimientos y criterios que
puedan asistir a la comunidad internacional en la adopción de decisiones de
intervención por motivos humanitarios.
- En el reporte de la ICISS → la responsabilidad de proteger fue presentada como un
proceso de 3 etapas: responsabilidad de prevenir (enfrentar las causas
profundas de conflicto interno y otras crisis humanas que ponen en riesgo a
poblaciones civiles), responsabilidad de reaccionar (responder a situaciones de
acuciante necesidad humana con medidas apropiadas) y responsabilidad de
reconstruir (proveer la asistencia más completa, especialmente luego de una
intervención militar).
Uno de los problemas esenciales del DIP es la apropiada identificación de las fuentes de
derecho. (...)
Existe un cierto consenso en los diversos documentos que mencionan la responsabilidad de
proteger en considerarla como “una norma emergente” que establecería una nueva excepción por
motivos humanitarios a la prohibición general del uso de la fuerza, expresado especialmente en los
reportes y resoluciones elaborados en el seno de la ONU. → la mayor parte de la doctrina acepta que la
costumbre internacional requiere contar necesariamente con 2 elementos:
1. Uno material, la práctica generalizada
2. Uno subjetivo, la convicción de que la práctica es legalmente exigible o necesaria.
(...)
En suma, para el surgimiento de una costumbre internacional son insuficientes las expresiones
de voluntad, aunque provengan de la mayor parte de la sociedad internacional o sean
presentadas a través de los órganos de la oNU, sino que deben verificarse tanto la práctica
sistemática y generalizada de los Estados como su convicción de que la nueva práctica se
ajusta a derecho.
(..)
la decisión de intervenir se sigue dando bajo criterios políticos que son expresados en un
discurso jurídico. La responsabilidad de proteger se enmarca así en la tradición de discursos
90
que, desde el campo de la utopía, busca ser un antídoto a las prácticas estatales generalizadas
que emplean el Derecho instrumentalmente como una justificación para los intereses y fines
políticos de los Estados.
(...)
Conclusiones
(...)
El problema es el uso - o no uso - que los Estados hacen de las herramientas ya existentes: La Carta creó
las condiciones para el fin del unilateralismo con la creación del Consejo, un órgano encargado de
centralizar el uso de la fuerza armada que bajo una concepción amplia de paz internacional ha permitido,
la mayor parte de las veces, el inmenso logro de proteger los derechos fundamentales de la persona
humana. (...) → son las situaciones excepcionales las que eventualmente pueden poner en tensión los
mecanismos ordinarios, pero ello no quiere decir que para enfrentarlas sea prudente convertir las
respuestas excepcionales en una norma general.
La manera más apropiada de detener las violaciones de DDHH es → recurrir a las herramientas que
el derecho internacional ofrece para ello, a través del fortalecimiento de las instituciones
pertinentes - como el Consejo - y el cumplimiento de la normativa correspondiente. → Esa
es la línea que parece estar tomando la responsabilidad de proteger en el ámbito de la ONU: una
aspiración política que contribuye a ese fortalecimiento, antes que una norma emergente que incorpore
una nueva excepción, amparada en motivos humanitarios, a la prohibición general del uso de la fuerza.
91
Koch Merino, Sebastián (2016) Viabilidad del desarrollo de una Comunidad de Seguridad
desde el Consejo de Defensa Suramericano. Si Somos Americanos, Vol.16 (1), p.69-88
Resumen
Utilizando el Análisis de Política Exterior (APE), coadyuvado por el constructivismo como
teoría de las Relaciones Internacionales se estudiará, en el marco de la Unión de Naciones
Suramericanas (Unasur), la viabilidad del establecimiento de una Comunidad de
Seguridad desde el Consejo de Defensa Suramericano (CDS). Además de los elementos
racionalistas de la definición de política exterior de los Estados, se emplearán las perspectivas
reflexivas de las Relaciones Internacionales, ya que son parte esencial del proceso de
establecimiento de una Comunidad de Seguridad.
Introducción
La interacción estatal en Latinoamérica, especialmente la cooperación, ha sido fomentada por los Estados
de la región desde hace ya varias décadas. Existen alrededor de 17 organismos regionales/subregionales
en América Latina –algunos datan incluso desde fines de la década de 1960 y principios de los 70–, que
varían en su composición y en los objetivos que persiguen; entre otros, objetivos políticos, económicos,
comerciales. → Pese a la abundancia de organismos, pareciera que la región no es capaz
de llegar a un nivel de cooperación cercano al de la Unión Europea (UE).
teniendo una íntima relación con la lógica sigue una lógica de prevención de
imperante durante la Guerra Fría– es conflictos que se centra en el desarrollo
reactiva en cuanto a las amenazas y institucional previo al surgimiento de una
ataques externos y contempla medidas de amenaza a los intereses nacionales
respuesta solidarias y colectivas para sus racionales de los Estados correspondientes.
miembros.
→ un proceso de cooperación en temas de
92
Seguridad y Defensa que apunte a la
generación de una institucionalidad para
evitar el surgimiento de conflictos entre sus
miembros a partir de las amenazas externas
–seguridad cooperativa– está íntimamente
relacionado con el proceso de generación de
una Comunidad de Seguridad.
→ El APE analiza la política exterior de los Estados con miras a determinar cuáles –y en qué
medida– son los elementos que influyen o al menos afectan en la determinación de ésta
(Álvarez, 2015, p. 49). (...) Para comprender cómo son tomadas las decisiones en política
exterior, parte de la base que los individuos, sea de manera aislada o agrupada, son el origen
de gran parte de las conductas y cambios en relaciones internacionales (Hudson y Vore, 1995,
p. 209).
En el APE se rompe con la visión clásica del Estado como un actor unitario, como un todo
indivisible y se reconoce no sólo la existencia, sino que la pertinencia de las distintas unidades
de agregación en la definición de la política exterior.
→ El APE considera también el factor externo al Estado. Putnam (1988, p. 434), al referirse
a los procesos de la política internacional, establece que pueden ser entendidos como un juego
de dos niveles:
1. un nivel nacional, compuesto por grupos domésticos y por políticos con sus
respectivos intereses, y
2. un nivel internacional, compuesto por los diversos actores internacionales.
93
El constructivismo → reconoce que el Estado es un actor compuesto por una agregación de
niveles y elementos que se relacionan entre sí. Los distintos elementos que lo componen –
desde el individuo, pasando por las instituciones, hasta quien toma las decisiones en política
exterior– están marcados por una serie de ideas y elementos cognitivos que determinan sus
intereses racionales materiales, intereses que muchas veces no coinciden incluso en un mismo
Estado, complejizando así el establecimiento de su política exterior. Si a esto se agrega la
influencia del factor externo en la determinación de la política exterior, ésta verdaderamente se
convierte en un difícil juego de dos niveles, en el que debe buscarse no sólo mantener un
equilibrio entre el nivel interno y el externo, sino que además buscar un win-set amplio y
aprovecharlo para así tener un mayor margen de acción en la definición de la política exterior.
Constructivismo
Las teorías reflexivas de las RRII se centran en el análisis del plano de las ideas y en cómo
la convergencia/divergencia en torno a éstas afecta los intereses y el comportamiento de los
Estados en la política internacional (Álvarez, 2015, p. 51).
→ Dentro de estas teorías se encuentra el constructivismo. → Éste se ocupa de la construcción
social de la política mundial (Wendt, 1995, p. 71).
- Los entendimientos intersubjetivos son concebidos como un conocimiento
colectivo, compartido por quienes son competentes en un ámbito determinado
(Cohen citado en Adler, 1997, p. 327) y no como una mera agregación de posturas
individuales. Ve las estructuras de la política mundial como sociales, admitiendo
que además del comportamiento, tanto la identidad como los intereses de los
actores son moldeados por las estructuras internacionales (Wendt, 1995, pp. 71-
72).
-
Para el constructivismo → existe una correlación –bidireccional– entre los actores y la
estructura internacional: ésta influye en el comportamiento de los actores y éstos, a través de
sus acciones y de sus prácticas, no únicamente se reproducen a sí mismos en la estructura en
cuestión, sino que reproducen (o no) a la estructura misma (Hopf, 1998, p. 172; Adler, 1997, p.
330).
→ Se entiende que los elementos intersubjetivos influyen en la generación de la política exterior de los
Estados, en especial en cuanto a cooperación internacional. La política exterior va a depender de la
existencia de precedentes intersubjetivos y de material simbólico compartido en el momento de
interpretar eventos, de silenciar otras alternativas de interpretación de esos mismos eventos, de establecer
las prácticas de la estructura y de orquestar el accionar colectivo (Ashley citado en Hopf, 1998, p. 179).
Ésta es la idea que permite aplicar el planteamiento de Álvarez (2015) en cuanto a la utilización del
constructivismo para complementar el APE.
Gonzalo Álvarez se pregunta → “¿Cómo explicar que estados con intereses convergentes –
que puedan beneficiarse mutuamente de una relación cooperativa– tiendan al
conflicto?” (Álvarez, 2015, p. 51). ¿Por qué existen Estados que tienen intereses –
racionales– afines, pero que pese a eso adolecen de una ausencia de cooperación?
→ La combinación del APE y del constructivismo resulta útil para analizar un sinfín de
fenómenos del escenario internacional. En el caso de este artículo en particular, la viabilidad
del establecimiento de una Comunidad de Seguridad en la región.
Comunidad de seguridad
El concepto de Comunidad de Seguridad → surge del trabajo de Karl Deutsch (1957). Es una
comunidad política que a través de la cooperación busca eliminar la expectativa de guerra
dentro de sus límites, generando una sensación de comunidad e instituciones que aseguren las
expectativas de cambio pacífico –solución de problemas a través de procedimientos
institucionalizados– por un largo período de tiempo. Existe –en la teoría– una certeza de que
sus miembros no van a enfrentarse entre sí a través de la fuerza física para dirimir sus
controversias, sino que recurrirán a otras alternativas (Deutsch, 1957, pp. 123-124).
96
→ Dentro de Unasur, el CDS se constituye como una entidad para la promoción, en el
escenario internacional, de una voz común regional en temas de Seguridad y Defensa
(Briones, 2013, pp. 12-13). Esto pareciera quedarse en el plano teórico. En muchas ocasiones,
los miembros de Unasur son guiados por sus intereses materiales unilaterales en
desmedro de los vestigios de una identidad compartida. Esto se da especialmente en
materias de Seguridad y de Defensa, plano en el que ciertos casos de cooperación bilateral no
se han traducido en intentos multilaterales de cooperación.
- esto derivó en que dentro de la región exista una serie de agendas nacionales
individuales, separadas unas de otras, que apuntan a intereses –materiales y
reflexivos– divergentes entre los Estados de Sudamérica, adoptando una lógica de
interés nacional en lugar de una lógica de interés regional
(...)
Es posible estimar que el cumplimiento de uno de los objetivos del CDS, la generación de una
identidad de seguridad compartida por los miembros de Unasur, aún se encuentra distante.
Retomando la pregunta de Álvarez (2015), los Estados que evidentemente se verían
beneficiados por una cooperación en temas en que existen intereses convergentes, a veces
no cooperan debido a que se hace un foco excesivo en los elementos racionales de la
fallida cooperación y no se toman en consideración las identidades compartidas y los
elementos cognitivos en común de los Estados en cuestión. La cooperación sería posible
–en la teoría– a través de la inclusión de un fuerte arraigo de ideas en común (Flemes et al.,
2011, p. 113). El problema está en esa idea: además de que no existe dicho arraigo en
Sudamérica, en las pocas oportunidades en que se manifiestan vestigios de ese arraigo,
los intereses racionales materiales de los Estados priman por sobre el elemento
reflexivo, tomando decisiones unilaterales que apuntan a la maximización de dichos intereses.
(...)
En lo estrictamente teórico pareciera que el caso de Unasur y de su CDS va de la mano con
los elementos contemplados por el constructivismo, por el APE y en cuanto a las Comunidades
de Seguridad, pero en la realidad práctica dicha situación no se aprecia. Los intereses
discordantes existentes entre los miembros de Unasur evitan que el CDS sea capaz de generar
una Comunidad de Seguridad, ya que cada Estado apunta hacia la arista de la agenda regional
que más se condice con sus intereses racionales materiales, relegando los elementos
reflexivos a un segundo plano. Pareciera que los intereses unilaterales de los Estados
miembros tienen una mayor capacidad de determinación de su comportamiento que el plano
de las ideas.
Conclusiones
→ Si retomamos los planteamientos de Adler y Barnett (1998, pp. 49-58), es posible declarar que la
región sudamericana, en cuanto al establecimiento de una Comunidad de Seguridad, se
encuentra en las etapas iniciales de la fase ascendente, recién terminando la fase naciente: ya
se dieron los primeros acercamientos en búsqueda de la cooperación en materias de
Seguridad y Defensa, así como se generaron las primeras instituciones y normas que
han de regirla; pero la cooperación aún no es lo suficientemente densa y las estructuras
cognitivas en común no están lo suficientemente generalizadas y afianzadas, lo que se traduce
–por ejemplo– en procesos inconclusos de generación de normas e instituciones.
El principal problema parece ser el de lograr inferir cuál va a ser el papel que va a desempeñar
el Consejo de Seguridad ahora que desapareció la bipolaridad en el sistema internacional.
- P/algunos → la desaparición de la bipolaridad implica una racionalización del ejercicio del
derecho de veto que tienen los miembros permanentes, lo cual va de la mano con un
aumento en la actividad de este órgano de las Naciones Unidas.
Nuevas funciones
Pero el cambio que ha tenido lugar en el Consejo de Seguridad en la presente década no está
sólo relacionado con un activismo en términos cuantitativos.
(...) el aumento de la actividad del Consejo de Seguridad se ve en que la concepción de lo que constituye
una amenaza contra la paz y la seguridad internacionales se ha ampliado de manera notoria, dándole
cabida a conflictos de carácter interno (ejemplo: Ruanda). → La intervención del Consejo en éstos ha
aumentado considerablemente.
La ampliación del espectro de acción del Consejo en los conflictos internos está relacionada
con 2 hechos:
1. Por un lado, está la proliferación de este tipo de conflictos alrededor del mundo y la
mayor conciencia que se tiene hoy en día de sus dimensiones y consecuencias.
2. Por el otro, esta conciencia - la cual se volvió un lugar común dentro del contexto
de la posguerra fría - ha encontrado en este ambiente una mayor recepción por
parte de los miembros permanentes.
Limitaciones normativas
Varias consideraciones de tipo normativo → La primera de ellas es que el Consejo de Seguridad es el
único órgano principal de las Naciones Unidas cuyas funciones no están directa y explícitamente
relacionadas con los DDHH. Su actividad, de acuerdo con lo establecido en la Carta de la ONU, va
dirigida al mantenimiento y al restablecimiento de la paz. Por tanto, su intervención respecto de
98
situaciones en las cuales se están violando los DDHH será exclusivamente coyuntural: sólo en la medida
en que estas violaciones constituyan una amenaza o una perturbación para la paz, tendrá cabida
la acción del Consejo.
→ La actividad del Consejo ha estado ligada a la necesidad de asegurar la estabilidad de las colonias
desde los años 50 (...). Los casos en que el Consejo actuó antes de 1990 se caracterizaron por tener
referencias marginales y genéricas a las situaciones de DDHH y por la intervención gradual en el
conflicto. La actividad del Consejo se concentró en la adopción de medidas tendientes a asegurar el
ejercicio del derecho a la autodeterminación de los pueblos, bien fuera asegurándole el derecho al voto a
los nacionales de una colonia o favoreciendo la igualdad de oportunidades de votación entre la población
de un Estado.
(..) en los conflictos internos en los que ha intervenido, el Consejo ha conferido su apoyo al
poder más institucionalizado dentro de un territorio o, por lo menos, ha evitado confrontarlos
directamente, cuando éste no es la causa misma del problema.
Consideraciones finales
En los casos de los 2 tribunales puestos como ejemplo (Ruanda y Ex Yugoslavia), la falta de
resultados que impacten a la opinión pública ha llevado a que los miembros permanentes del
Consejo de Seguridad muestren gran escepticismo con respecto a la viabilidad de acciones
como éstas (...)
Se cuestiona la efectividad de las medidas que adopta el Consejo de Seguridad → por su estructura, el
Consejo carece de los recursos y mecanismos necesarios para prestarle atención a los detalles de los
conflictos y de las operaciones. Sin embargo, son estos detalles ls que marcan la diferencia entre la
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operatividad o no de las medidas que se pretendan implementar. La interacción entre DDHH y conflicto,
varía en cada caso.
Si hay una presunta identidad latinoamericana que puede ser vulnerada, hay que ver por
quiénes puede ser vulnerada y cómo puede ser vulnerada.
El texto nos hace pensar cual es el sentido de un organo dentro de un organismo que se
presupone que busca evitar las guerras, cuando no lo logra? Tiene que ver con la estructura
del Consejo, hay membresia permanente y veto para algunos Estados, y otros Estados tienen
membresia mas volatil y no tienen derecho a veto.
Es esto eficaz para evitar las guerras? Los textos nos hacen preguntar esto.
La caida del muro de berlin dejo en evidencia problemas que ya existian pero que la sociedad
internacional no le prestaban atención. —> Por ej: Crisis humanitarias. La comunidad
intenracional antes no se metía en estos asuntos, se consideraban conflictos internos que c/u
lo resolvía como podía. No existia la posibilidad de una intervención extranjera, a apartir de
1999 con la intervencion de la OTAN a Yugoslavia se abre una puerta para estas cuestiones.
—> se puede intervenir ante situaciones de la acción colectiva y la legítima defensa.
El rol del Consejo de seguridad —> único órgano de ONU que no esta vinculado directamente
a cuestiones de DDHH. En su carta no aparece la idea de los DDHH.
Responsabilidad para proteger —> nueva discusión que se abre con una zona ares que abre
gran bretaña y francia para hacer un corredor humanitario, es una de las primeras veces que
se justifica esta medida, pero es expo facto. Otro antecedente —> bombardeo en yugoslavia.
Ahi se habla de intervención humanitaria.
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Hay una ambiguedad sobre como los Estados miembros permanentes del Consejo actuan (hay
una aceptación y puede ser implícito). El consejo de seguridad emite una resolucion donde se
le hacen demandas al Estado (dejar de asesinar) el Estado no cumple, y esto habilita la
posibilidad de la intervención. (Para los Estados débiles se pone en juego que puedan invadir
inventando justificaciones). En el 99 se desata una polémica bastante grande, se hace una
comisión que establece en que situaciones habria que intervenir, se establecen 3 fases
distintas, etc. —> este informe tampoco fue bien recibido por la comunidad internacional
porque aplicar criterios universales puede implicar profundos errores.
A nivel internacional se trata de evitar el uso de la fuerza en un conflicto interno pero que se
bsuca resolver mediante ayuda externa, choca la responsabilidad de proteger con el no uso de
la fuerza. El autor va viendo que ningún Estado se quiere comrpometer mucho, el autor ve el
caso de Libia (era x cuestiones humanitarias pero en la resolución se apelaba a loya existente
en la Carta del Consejo).
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