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Introducción:
Luego de la finalización de la Segunda Guerra Mundial, sucedieron una serie de cambios en el
mundo, en las distintas dimensiones –políticos, económicos, sociales y culturales- que van a
caracterizar todo el período subsiguiente a dicha Guerra hasta mediados de los años setenta.
En efecto, al final de la Segunda Guerra Mundial, los dirigentes de los principales países aliados
intentaron diseñar un sistema de relaciones internacionales que ofreciera mayores garantías
que el de la primera posguerra. Esa preocupación compartida condujo a la adopción de una
política más benévola con las potencias derrotadas y a la creación de organismos políticos y
financieros internacionales, como la Organización de las Naciones Unidas, el Fondo Monetario
Internacional y el Banco Mundial.
Pero apenas terminada la guerra, surgieron profundas divergencias entre los principales
componentes del bloque aliado, que finalmente desembocaron en una situación de abierta
hostilidad entre los Estados Unidos y la Unión Soviética. La confrontación entre ambas
potencias no llegó al empleo directo de las armas, sino que se manifestó como una lucha entre
dos concepciones políticas e ideológicas opuestas e incompatibles, que aspiraban al
predominio mundial, y que intentaban minar al adversario a través de las presiones
económicas, la propaganda, el espionaje, y el apoyo a distintos bandos enfrentados en
terceros países.
En ese marco, Europa quedó dividida en dos campos, uno alineado con los Estados Unidos y
otro con la Unión Soviética, y se convirtió en el principal escenario de la llamada “Guerra Fría”.
Sin embargo, el enfrentamiento se extendió a otras zonas del mundo, entre ellas el Asia
oriental, el África Negra y el Medio Oriente.
En esas regiones del planeta, la Segunda Guerra Mundial había desencadenado la crisis de los
imperios coloniales y estimulado el accionar de grupos que profesaban ideologías de liberación
nacional. El primer gran logro en el proceso de descolonización fue la emancipación de la India,
en 1948. A partir de entonces, y en el lapso de quince años, casi todas las antiguas colonias de
Asia y África lograron su independencia. A diferencia de la India, donde había prevalecido la
resistencia pacífica contra la dominación extranjera, en Vietnam estalló una cruenta guerra de
liberación, que se extendió durante ocho años. La mayoría de los nuevos estados
independientes se integraron al Movimiento de Países no Alineados, que tomó forma en la
Conferencia de Belgrado de 1961. Este movimiento pronto se transformó en la expresión
política de lo que se llamó el Tercer Mundo.
En el bloque comunista, la presencia de una nueva potencia, la República Popular China,
pareció fortalecer la posición de la Unión Soviética. Sin embargo, hacia fines de la década de
1950 las relaciones chino-soviéticas se enrarecieron y culminaron con una ruptura abierta
hacia 1960.
En el aspecto económico, los treinta años que siguieron al fin de la Segunda Guerra Mundial
fueron testigos de un crecimiento estable y sostenido de los principales países capitalistas
industriales. Entre ellos, los Estados Unidos se transformaron en el mayor prestamista e
inversor en el exterior y sus empresas se extendieron por todo el planeta. La ayuda financiera
norteamericana, canalizada a través del Plan Marshall, fue vital para el restablecimiento de los
países de Europa occidental devastados por la guerra y se constituyó en la base del posterior
“milagro económico”.
Paralelamente, las políticas que consideraban la intervención estatal como un paliativo
temporario fueron reemplazadas por una filosofía que centraba sus expectativas en la
planificación económica y la nacionalización de los sectores estratégicos. En el plano social, se
impusieron una serie de novedosos ideales que postulaban que era deber ineludible de cada
Estado garantizar relaciones armónicas y no conflictivas entre los diferentes sectores sociales.
El ideal de armonía se volvió entonces en un imperativo de primer orden, y favoreció el
desarrollo del llamado “Estado de bienestar”, las políticas de pleno empleo y la ejecución de
planes de vivienda, salud y educación.
El bienestar económico y el aumento del salario real generaron una notable ampliación de la
capacidad de consumo de amplias capas de la población, que pudieron acceder a bienes y
servicios hasta entonces superfluos o inaccesibles. Estos cambios en los hábitos de la población
de los países industrializados dieron origen a lo que suele llamarse “sociedad de consumo”.
ACTIVIDADES:
1) La Carta del Atlántico (14/08/1941): ¿Cuál era el principal objetivo de los países firmantes,
con base en la situación de la guerra en ese momento? ¿Cómo se manifiesta la ideología
liberal-capitalista de las potencias occidentales? ¿Cuál era el interés de Estados Unidos al
ayudar a Europa?
1) El 14 de Agosto del año 1941, luego de una celebración frente a las costas de Terranova a
bordo de un crucero, el 1er ministro inglés Winston Churchill y el presidente Franklin D.
Roosevelt firman una declaración conjunta de principios denominada “Carta del Atlántico”,
cuya principal finalidad era, por un lado, reafirmar la ideología liberal y democrática, y por el
otro, organizar un sistema eficaz de seguridad colectiva mediante el establecimiento de un
régimen económico de cooperación entre las naciones, restableciendo el principio de
autodeterminación.
El capitalismo liberal es un sistema económico y social, cuyo origen se halla en la fusión o
vinculación entre el capitalismo y el liberalismo económico smithiano. En teoría, la Carta del
Atlántico era una ratificación del capitalismo liberal, basta solo con leer los principios del
documento para dar cuenta de esto:
-No buscar para sus países un acrecentamiento territorial ni de ninguna otra índole.
-No desear modificaciones territoriales que no estén de acuerdo con la voluntad libremente
expresada de los pueblos interesados (autodeterminación).
-Respetar el derecho de los pueblos a elegir el régimen de gobierno bajo el cual han de vivir,
deseando que se restituyan los derechos soberanos y la independencia a los pueblos que han
sido despojados por la fuerza de dichos derechos.
-Esforzarse porque todos los Estados, grandes y pequeños, victoriosos o vencidos, tengan igual
acceso al comercio y a las materias primas del mundo que les sean necesarias para su
prosperidad económica.
-Colaboración más estrecha entre todas las naciones para conseguir mejoras en las normas de
trabajo, prosperidad económica y seguridad social.
-Restablecimiento, después de destruida la tiranía nazi, de una paz que proporcione a todas las
naciones los medios de vivir seguros dentro de sus propias fronteras, y a todos los hombres en
todas las tierras una vida libre de temor y de necesidad.
-Permiso a todos los hombres de cruzar libremente todos los mares, y abandono por todas las
naciones del mundo del uso de la fuerza, prestando ayuda y aliento a todas las medidas
prácticas que puedan aliviar de la pesada carga de los armamentos a los pueblos que aman la
paz.
En la praxis, el interés de EEUU detrás de su apoyo e incorporación al bando de los aliados, era
básicamente lograr convertirse en la potencia hegemónica mundial. Para lograr dicho fin,
brindó apoyo logístico y económico al bando aliado con un doble propósito, por un lado,
vencer a los países del eje (potenciales amenazas que obstaculizaban su objetivo), y por el
otro, lograr supeditar económicamente a los países europeos (a través de préstamos).
3) En el período de entreguerras, el capitalismo y las democracias habían sufrido una crisis tan
aguda que había puesto en peligro su propia sobrevivencia. Los conflictos políticos y sociales,
recrudecidos y acrecentados por la gran depresión, habían desembocado en la 2da Guerra
Mundial. Ésta no había sido un enfrentamiento entre el comunismo y el capitalismo, sino una
lucha armada entre las potencias aliadas (las democracias capitalistas y el régimen comunista
soviético) contra las potencias del Eje (economías capitalistas gobernadas por dictaduras
fascistas). Si el Führer hubiese triunfado en la contienda, el capitalismo hubiera sobrevivido en
el mundo, pero la democracia, no.
En el año 1945, cuando los aliados consiguieron derrotar a los países fascistas, surgieron dos
potencias hegemónicas: EEUU y la Unión Soviética. La coalición formada entre las democracias
occidentales y la URSS cesó tras la guerra. Una vez finalizada la guerra, en Europa se planteó la
opción entre dos sistemas económicos diversos y hasta antagónicos: el capitalismo y el
comunismo. Primeramente, fue una lucha ideológica y se desarrolló mediante la publicidad, la
propaganda y la difusión, pero rápidamente comenzaron las hostilidades políticas entre los
aliados de antaño.
La guerra fría entre los dos bloques, capitalista y comunista, comenzó en el año 1947.
En el bloque comunista se afianzaron las dictaduras de los partidos comunistas; en el bloque
capitalista prevalecieron las democracias, aunque también subsistieron algunas dictaduras,
como la de Salazar en Portugal y la de Franco en España, las cuales fueron respaldadas por los
países democráticos. Junto a estos dos bloques surgió lo que entonces se denominó el tercer
mundo, que eran las naciones desalineadas de aquéllos (la Argentina de Perón, quien adopta
la tercera posición, es un claro ejemplo). Estos países quedaron al margen del crecimiento
económico.
La guerra fría no se produjo exclusivamente en el campo político, sino que se trascendió al
terreno económico: la planificación central vs el mercado. Desde el criterio económico,
durante la segunda mitad del siglo XX se ensayaron en el mundo dos modelos económicos
antitéticos: el capitalismo y el comunismo. La aplicación metódica de estos modelos teóricos
varió según las circunstancias y los países. En la órbita comunista se destacaron el modelo
soviético, el cual fue reproducido con algunas variaciones en la Europa oriental, y el chino. En
el polo capitalista, con el propósito de complementar los mercados, las democracias
desarrollaron el Estado del Bienestar (modelo keynesiano), que adquirió distintas expresiones
en América, Japón y Europa.
El rasgo particular de esta etapa, comprendida entre 1947 y 1973, fue que tanto el sistema
capitalista como el comunista alcanzaron altas tasas de crecimiento económico (dicha
característica le valió el apodo de “La Edad de Oro del Capitalismo y Comunismo”). Ambos
sistemas alcanzaron su auge.
Dicho crecimiento, puede explicarse en los siguientes términos:
-En el capitalismo (en terminología de la época, el “primer mundo”), el crecimiento fue posible
porque se corrigieron los desaciertos de política económica cometidos durante el período de
entreguerras, adoptándose nuevos criterios y nuevas tácticas económicas. En la política
exterior, el mundo capitalista optó por la colaboración entre los países, creándose organismos
internacionales para estabilizar las relaciones económicas internacionales. Estados Unidos
asumió el liderazgo internacional dentro de dichos organismos, tanto en el sistema monetario
como en la concesión de subsidios para la reconstrucción de los países europeos. Ello permitió
la convergencia de las economías de la Europa occidental hacia la renta per cápita de EEUU. En
la política interior, las economías capitalistas optaron por la consolidación y el afianzamiento
del Estado Benefactor y por la aplicación de la política keynesiana (basada en la intervención
estatal). En Europa y Japón los gobiernos se inclinaron por el establecimiento de un
capitalismo coordinado y de un vasto Estado del Bienestar. En Europa, además, las principales
naciones tomaron partido por la integración económica, con la creación de la Comunidad
Económica Europea (CCE, creada por el Tratado de Roma en 1957). En Estados Unidos se optó
por un capitalismo más liberal.
-Por otro lado, en el sistema comunista (el “segundo mundo”) se extendieron por la Europa
oriental las prácticas de la planificación centralizada de la Unión Soviética. En el bloque
comunista, las economías parecían sólidas, firmes y compactas, sin desocupación, con altas
tasas de crecimiento y con un complejo industrial y militar que se mostraba competitivo con el
de EEUU. Sin embargo, su sistema de asignación de recursos, la planificación central,
presentaba problemas económicos básicos que fueron manifestándose con el tiempo. En el
bloque soviético, el comercio exterior apenas fue relevante. La planificación no prestó
atención a la especialización internacional, según la dotación de factores de los países, pues en
todos ellos se priorizó el desarrollo de la industria pesada, dejando desasistidas las industrias
productoras de bienes de consumo y la agricultura, lo que provocó el disgusto y la
insatisfacción de la población. Entre los motivos que impidieron que el sistema comunista
fuera eficaz destacaron: la imposibilidad práctica de simular en el Plan Quinquenal el
funcionamiento de una economía compleja, y por ende de asignar eficientemente los recursos;
la imposibilidad de la oficina del plan para controlar la información, que era retenida por las
empresas; la dificultad de transmitir las deficiencias del sistema al organismo planificador; y la
falta de capacidad para establecer estímulos eficaces para los directivos de las empresas y para
los trabajadores. Cuando la URSS relajó su control sobre las naciones satélites, en la Europa
oriental se ensayaron diversas reformas para corregir dichas deficiencias, introduciendo una
planificación descentralizada y un socialismo de mercado, pero estos intentos se frustraron y,
además, crearon inestabilidad política, por lo que los dirigentes políticos decidieron detener
las reformas.
-Luego de la Segunda Guerra Mundial, adquirió creciente relevancia el tercer mundo,
constituido, generalmente, por los países no alineados con ninguno de los dos grandes bloques
políticos (Suiza, Suecia, Irlanda, etc). Estas naciones trataron de mantener su independencia en
la guerra fría. Los países del tercer mundo eran lo que entonces se llamaban economías
subdesarrolladas, que luego pasaron a llamarse en vías de desarrollo. La consideración de este
tercer bloque de economías introduce matices en el desarrollo de la economía mundial en los
tres decenios posteriores a la Segunda Guerra Mundial, pues mantuvieron políticas
proteccionistas. Por ende, pese a la apertura de las economías del primer mundo, el comercio
exterior apenas se liberalizó en términos globales. La liberalización del comercio internacional,
en torno al GATT, fue lenta y afectó exclusivamente a las economías capitalistas desarrolladas.
Entre 1947 y 1973, la mayor parte de la humanidad siguió viviendo en los países atrasados y en
los comunistas. Como en ellos fue general la adopción del proteccionismo, la economía
internacional siguió bastante cerrada al comercio. Consecuentemente, según Findlay y
O’Rourke, durante la edad de oro del capitalismo y del comunismo surgió una estructura
económica internacional extremadamente distinta de la que había existido durante la primera
globalización, previa a la Primera Guerra Mundial. Durante las últimas décadas del siglo XIX, las
potencias europeas habían impuesto unas políticas librecambistas a sus colonias de África y
Asia, así como a las naciones latinoamericanas, mientras que las metrópolis mantuvieron altas
barreras proteccionistas (aranceles) para ellas mismas, con las únicas excepciones del Reino
Unido, Dinamarca y Holanda. Es decir, en la primera globalización, los países de la periferia
habían estado abiertos al comercio internacional, mientras que las metrópolis se mantuvieron
protegidas mediante altos aranceles. En cambio, en la segunda mitad del siglo XX fueron los
países periféricos los que se protegieron del comercio internacional, mientras que los países
ricos liberalizaron sus regímenes comerciales, en los acuerdos del GATT.
No obstante, esta liberalización de los países del norte no fue total; se circunscribió a los
productos industriales, mientras que se mantuvo la protección de los productos agrarios y
textiles, para evitar la competencia de los países en vías de desarrollo (del sur). En la edad de
oro, los países subdesarrollados de Asia (salvo Japón), África y Latinoamérica no
experimentaron ninguna convergencia hacia las economías líderes, en parte por su escasa
apertura al exterior. Pero hay otro motivo que explica la no convergencia de estos países:
como señaló Abramovitz, no tenían suficiente capacidad social para poder aprovechar las
tecnologías modernas, porque carecían de las instituciones capitalistas, indispensables para
promover el crecimiento económico.
4) ¿Cómo afectó la competencia entre los Estados Unidos y la Unión Soviética al desarrollo de
las industrias aeronáutica, espacial y de las comunicaciones?
4) La guerra fría fue un estímulo sumamente relevante en el desarrollo industrial; el deseo de
ambas potencias de superarse era motivo suficiente para invertir en la carrera espacial
(principal foco propagandístico de la guerra, que comenzó con una contundente victoria rusa,
poniendo al primer satélite, el Sputnik 40 y al primer hombre, Yuri Gagarin en la órbita
espacial; aunque EEUU logró luego de sucesivas derrotas, 6 para ser exactos, emparejar la
pugna, con la llegada de Neil Armstrong a la Luna) ; que el ejército apoyara mejores planes
aeronáuticos y pensando en temas como una guerra nuclear, hubiesen formas de
comunicación más modernas.
En síntesis, la competencia entre las 2 superpotencias durante la posguerra generó un
desarrollo aeronáutico, aeroespacial y comunicacional sin precedentes en la historia mundial.
5) ¿Cuáles eran las intenciones de los Estados Unidos al ayudar económicamente a los países
europeos mediante el Plan Marshall? ¿Cómo respondió el gobierno soviético frente a la
implementación de dicho Plan?
6) Señala los principales objetivos de la Organización del Tratado del Atlántico Norte.
6) Los sucesos de Praga y Berlín encendieron las alarmas del primer mundo, preocupado por el
avance del comunismo soviético (sobre todo luego del primer ensayo nuclear ruso en
Septiembre de 1948). Ante dicho panorama, los países optaron por establecer un pacto de
unión defensiva mediante el cual se comprometían a brindarse ayuda mutua contra las
agresiones provenientes del bloque comunista. De esta manera, el 4 de abril de 1949 se firmó
en Washington, el Tratado del Atlántico Norte, que entraría en vigor el 24 de agosto siguiente.
La OTAN quedó integrada por 10 países europeos, además de EEUU y Canadá, y pocos años
más tarde se adhirieron Grecia, Turquía y Alemania Federal.
Los principales objetivos de la OTAN fueron, asegurar el funcionamiento de un ejército común,
compuesto por las fuerzas armadas que cada nación miembro aportaría de acuerdo con sus
posibilidades, garantizando la libertad y la seguridad de sus miembros a través de medios
políticos y militares, convirtiéndose en la práctica en un sistema de “paz armada”, que buscaría
mantener el equilibrio entre los dos bloques de poder.
Bibliografía utilizada:
-Historia Universal, tercera edición. Gloria M. Delgado de Cantú.
-Historia Universal. Civ. de Occid. Tomo II. Jackson J. Spielvogel.
-Historia del Mundo Contemporáneo (1870-2008). María Dolores Béjar.
-Historia Económica Mundial. Francisco Comín Comín.