Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Esta traducción fue realizada por el foro Midnight Dreams, por favor respeten este
trabajo hecho por Fans para Fans, no quiten los créditos de quienes nos esforzamos
para brindarles está historia traducida. Esta no es una traducción realizada por una
editorial o autopublicada por los mismos autores en habla hispana.
2
Staff
Moderadora de Traducción
NataliCQ
Traductoras
NataliCQ
Mariela
Pily
Tris17
3
Rihano
America_12
Majo
Emmie
Jazmín
Diseñadora
Yeeis.M
Índice
Sinopsis
Prologó
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Conocer a Drezden Halifax debería haber sido un sueño. Pero los sueños se
supone que son dulces, cosas frágiles que te hacen desaparecer. No monstruos
hechos de dedos rígidos, cuerdas vocales ásperas y una voz tan poderosa que
podían marchitar mi coraje.
Qué lástima que el cantante de la banda este haciendo todo lo posible para
arruinar todo lo que soy.
Nadie debería hacerme sentir de esta manera. Una mirada, un aroma, y sabía
que tenía que tenerla. Me hace cosas que me alteran. Me dan ganas de follarla en
una pared y escuchar sus gritos: ansiosos o temerosos, no importa.
Soy un monstruo...
Y ni siquiera me importa.
Drezden
Traducido por NataliCQ
El cigarrillo cuelga de mis labios, la punta de color rojo preparándose para caer
a la tierra. Si me movía, la ceniza caería. Tomaría muy, muy poco romper ese
perfecto cilindro desafiante de la gravedad.
Dándome vuelta, me di cuenta de que Johnny estaba dando marcha atrás por
el suelo. Era una habitación privada en un bar, al contrario de difícilmente privado;
el único andrajoso entorno disponible después de nuestro show.
Era ligero, yo era fuerte. Levantarlo al nivel de mis ojos fue un asunto sencillo.
Nuestras narices casi se tocaron, la sangre en sus dientes con olor a moho.
Los centros de sus ojos eran diminutos agujeros. Luchó una vez más, la
mancha carmesí goteando en su camisa creciendo cuando le di una fuerte sacudida
en respuesta.
—Fuiste un maldito desastre ahí esta noche —le espeté. Sólo de pensar en
cómo había votado su guitarra a mitad de nuestra canción de apertura hizo que mi
cuello se tensará.
Sacando el cigarrillo de mi boca, miré hacia atrás. Iba a decir algo sobre cómo
podía echarlo, acababa de hacerlo, de hecho. En su lugar, vi a Johnny con su brazo
retorcido hacia atrás. Tenía otra cerveza, preparándose para lanzarla a mi indefenso
rostro.
Hubo un segundo donde me pregunté si podía esquivarlo, o, sino, tal vez los
fans podrían saber de mis nuevas cicatrices. Afortunadamente, no llegó tan lejos.
Un hombre grande, incluso más grande que yo, envolvió su brazo alrededor de
la garganta de Johnny. No me había dado cuenta que Porter estaba aquí. El
baterista de mi banda no era de los que bebían demasiado. Usualmente sólo venía a
las ostentosas afterparties.
Con quién estaba bromeando. Fui lo suficientemente cínico para saber que era
lo primero.
—Me quedo con el tabaco más que con una conmoción cerebral en cualquier
momento.
—Sí.
Porter se rascó la cabeza, sus dedos no haciendo mella en su cabello rubio con
su corte imitación de halcón. —Bueno, a la mierda. Sabes que Brenda va a estar
molesta sobre esto.
Tenía razón, y lo sabía. Nuestra manager iba a enloquecer cuando oyera que
había echado a Johnny. Lo más probable era, que ya lo hubiera escuchado a través
de los tweets y blogs de nuestros fans.
Ella había tratado con una serie de cosas en nuestra gira. Bueno, no era sólo 9
nuestra gira, no del todo. Era fácil pensar que lo era.
Supongo que las otras bandas no causan tanto alboroto como nosotros, sin embargo.
Eso le hizo reír, lo cual me hizo sonreír a pesar de todo. Mi mano estaba
ardiendo desde el puñetazo, mi estado de ánimo oscuro cuando me imaginaba
buscando a un nuevo guitarrista.
La parte de atrás de mi cabeza golpeó la pared. —Por lo tanto, tendrá que ser
resistente, confiable, talentoso, y no importarle que nuestro último chico pueda
resentirse con él sin siquiera conocerlo.
Suavemente, alejé sus dedos de mí. Poniéndome de pie, sacudí mis jeans y le
mostré a Porter el aspecto más serio que pude. —Sí.
10
1
Lola
Traducido por NataliCQ
—Cuidado con eso —gruñí, alcanzando a estabilizar un altavoz que había sido
arrojado a la parte trasera de la camioneta—. ¡Este es un equipo costoso!
El niño (y era definitivamente un niño, tenía que ser más joven que yo, y yo
sólo tenía diecinueve años) simplemente puso los ojos en blanco. Como todo el
mundo hasta el momento en esta gira, no iba a darme ni un poco de respeto.
Había conseguido un par de miradas por hacerlo, pero esa gente podía saltar
desde un jodido acantilado. ¿Por qué no podía una mujer ayudar con el trabajo
duro?
Echándoles un vistazo a los chicos merodeando cerca, rodé mis ojos. Soy la
única haciendo algo, en realidad. Podría hacer todo tan bien como ellos lo hacen, pero el
tamaño de mis músculos no aguantarían.
Algunos incluso lo habían intentado conmigo, hasta que derribé a uno tan
fuerte que su mandíbula se hinchó como una toronja.
La mayoría habían dejado de coquetear después de eso.
Debería ir a asegurarme de que Sean no necesité nada más de mí antes de que lleguemos
a la carretera.
Me tenía entusiasmada.
¿Tendría la banda de mi hermano que salir?, ¿nunca obtendrían la apertura que están
buscando? Era una terrible posibilidad. Púas de fuego había sido extático al ser
invitado a abrir en la gira. Sean me había asustado con la llamada telefónica, al no
parar de gritar y enloquecer.
Y aquí estoy, buscando ayuda. No es mi sueño, es cierto, pero quién sabe. Tal vez voy a
llegar a conocer a un agente o alguien que me dirija en la dirección correcta.
Golpeando mis nudillos sobre la puerta, la abrí y me asomé por las escaleras.
—¡Oye, Sean! ¿Estas aquí?
Era una pregunta estúpida. Supe que él estaba allí cuando lo vi, encorvado en
uno de los asientos y rodeado por el resto de la banda. Era sólo la forma más casual
para preguntarle si estaba bien si entraba. Era horrible siendo directa.
—Sí, por supuesto que sí —me reí—. Un montón de rumores vuelan en la web,
fuera de las caravanas, en todas partes. —Nadie más estaba sonriendo. Mis labios
rápidamente derivaron en una delgada línea—. Está bien, tengo la sensación de que
estás a punto de decirme algo importante. Algo malo. —Mierda, eran ciertos los 13
rumores, ¿alguien fue golpeado hasta la muerte?
Me invitó a sentarme, así que me dejé caer en el borde del cojín de cuero
diagonal de él. —Lola, anoche Drezden echó a Johnny Muse.
—Lo echó —repetí con incredulidad—. ¿Lo echó de la banda? —La idea me dejó
alucinada. Me alegré de que ya estuviera sentada—. ¿Por qué iba a hacerlo…
¡maldita sea, santa mierda! ¡Eso es una locura!
Doblé mis manos en mi regazo, cruzando mis rodillas. Una zapatilla de color
rosa y negro golpeando nerviosamente. —Eso sigue siendo una locura. Si Cuatro
Lápidas y Media no tiene un guitarrista, ¿qué van a hacer?
Nadie dijo nada. Desconcertada, levanté mis ojos, mirando de cada miembro al
siguiente. Sean estaba sonriendo, eso hizo que mi estómago girara.
—Jesús —le dije a nadie en particular—. Santo Jesús. —Me encontré con los
ojos de mi hermano, ojos tan azules como los míos. Teníamos mucho en común, él
no estaba bromeando cuando dijo que me había enseñado todo lo que sabía. La
ventaja de ser la hermana menor de un talentoso guitarrista era que podías aprender
mucho. ¿La desventaja? Bueno, no podíamos ambos ser al mismo tiempo el
guitarrista principal de la misma banda. Nunca tocaría con Púas de Fuego, lo más
cerca que había estado ayudándoles era fuera de los shows—. Jesús —dije de
nuevo. Estaba diciéndolo mucho.
Dándome un apretón más, me dio unas palmaditas tan toscamente que sacudió
mi cráneo. —Las audiciones son hoy. Ya fui y hablé con su manager cuando me
enteré de lo que estaba pasando. Tienes una gran oportunidad aquí, Lola.
¿Una gran oportunidad? Sequé mis sudorosas palmas en mis pantalones vaqueros
rasgados. Tiene razón, es una oportunidad increíble. Conozco todas sus canciones de
memoria, pero... no hay forma de que sea lo suficientemente buena, hay mucho más que ser
capaz de repetir una canción. Si hago la audición, voy a lucir como una idiota.
—… una hora. —Estaba diciendo, mi cerebro tan confuso que me perdí el
inicio de su oración—. Sé que trajiste tu guitarra, tómala y llévala contigo.
—Tienes una hora para estar lista, lo están haciendo antes de que todos
conduzcamos a la próxima parada por gasolina.
—Sólo… ¡vamos! —dije, riendo incómodamente—. ¡Soy yo, no soy una estrella
de rock!
Sean abrió la boca, y luego se detuvo. Mirando a los demás miembros, señaló
con la cabeza hacia la puerta. —Dennos un minuto, chicos.
15
Salieron, dejándome sola con mi hermano. El aire en el bus se sentía tensó.
—Sean…
—Lola —me interrumpió, hundiendo las manos en sus bolsillos—. ¿Es que no
lo entiendes? Esta es una gran oportunidad, ¿por qué estás saboteándote?
Dejé que mis manos cayeran a mis caderas. —No lo estoy, sólo estoy... —Estoy
asustada—. Hay alguien más aquí que va a obtener el puesto, alguien mejor.
—¡Lo quiero! Sean, de verdad, sólo no estoy preparada para ello. No en este
momento.
Por unos momentos, me quedé detrás de él. Mi mente estaba tan desordenada
como mi estómago. Agarrando el asiento, aplasté el material resbaladizo hasta que
chirriaba.
Había querido poner una excusa cuando sugirió que me atreviera a audicionar
para Lápidas. Quería simplemente correr, o vomitar en sus manos y que aceptara
que no estaba lista.
¿Por qué me sentía tan mal después de que él había hecho exactamente eso?
Pateando mi talón en el lado de una pequeña mesa, apreté mis molares. Maldita
sea. Maldita jodidamente sea.
Dijo que tengo una hora. Una hora para decidir si voy a tomar la oportunidad de
convertirme en la guitarrista de Cuatro Lápidas y Media.
16
Una banda con la que había estado obsesionada desde el principio.
Tal vez tengo una oportunidad. Esta gira, estas personas, esto no es como un anuncio en
todo el mundo con los solicitantes procedentes de todas partes para audicionar. ¡Podría...
podría tener una oportunidad aquí!
Necesitaría mi guitarra.
Habían alquilado la habitación de atrás de una gasolinera cercana. La fila de
personas saliendo de la puerta era como un faro.
Con el sol cayendo sobre mis hombros, empecé a cuestionar mi decisión. A este
ritmo, voy a salir antes de que consiga entrar. Jesús, no hay manera de que le gane a todas
estas personas.
¿Qué está pasando, que está diciendo? ¿Por qué se están yendo personas? Cuanto más
se acercaba a mí, más apretado mi estómago se ponía. El presentimiento estaba
volviendo mis nudillos blancos, tuve que dejar mi guitarra en mi cadera. Joder, no
vengas aquí, no me hables. De alguna manera, estaba segura de que si me hablaba, me
diría algo que me hiciera irme.
Tragando, le di un guiño. —Uh, sí, pregúntame algo. —No sabía quién era,
pero obviamente estaba trabajando para la banda en algún ámbito. ¿Podría ser su
manager? Estaba familiarizada con la música de la banda, no sus detalles del
negocio.
Oh, mierda, pensé rápidamente. ¿Por qué no escuché al chico delante de mí? Mierda,
mierda, mierda... ¿cuál es la cosa más importante que necesitas para ser un buen guitarrista?
¿Qué clase de pregunta es esa?
No, ¿qué podría Drezden querer escuchar? ¿Mi respuesta será algo que él apruebe,
podría meterme en esa audición? Mi cráneo se sentía hinchado, demasiadas
preocupaciones burbujeando. La respuesta que diera me arruinaría o me
recompensaría.
Mirando a la pelirroja, lamí mis labios con mi lengua seca. La palabra que salió
tenía mente propia, escapando de mi subconsciente antes de que pudiera tratar de
detenerla.
—Honestidad.
—Uh, bueno. Creo que un buen guitarrista es alguien que es honesto con sí
mismo, con la música. ¿Si eso tiene sentido?
Su ceño dijo que no lo hacía. —Hm. Drezden me pidió que buscara otra cosa.
—Lola Cooper.
—Cooper —dijo, levantando sus gafas entrecerró los ojos hacia mí—. Eres la
hermana de Sean, ¿no es así?
Levantando mi guitarra, asentí. —Sí, lo soy. —Bien, ¿él no dijo que habló con el
manager de la banda antes? ¡Esta debe ser ella!
Realmente voy a entrar ahí, estoy haciendo esto, pensé con asombro. Una risa se me
escapó, haciéndome cubrir mi boca para sofocarla. Mierda. Esto está realmente
sucediendo.
Estaba feliz con el lugar donde estaba, incluso si eso significaba estar de pie en
el sol hirviendo durante un tiempo más.
—¿Drez?
Alzando mi mirada, me encontré con los ojos de Porter. Estaba mirando hacia
mí, recordándome lo que se suponía que debía estar haciendo. En medio de esta
sucia habitación, el chico cuyo nombre ya había olvidado estaba de pie allí con una
sonrisa estúpida, ansioso por escuchar lo que tenía que decir acerca de su forma de
20
tocar. Había tocado por unos minutos, pero me había formado mi opinión sobre
sus habilidades en el primer punteo.
Aun así le dejé seguir adelante. Tal vez eso había sido cruel.
Renold, cierto. Supongo que ese es el nombre del chico. —Siguiente. —No era una
palabra dura, era todo lo que necesitaba decir.
—En serio —suspiró Porter, flexionando sus brazos desnudos mientras los
doblaba apretadamente. Incluso con tatuajes cruzando su oscura piel, se veía como
un niño haciendo pucheros—. Tenemos que ensayar, ¡escoge ya un jodido
guitarrista!
—Adelante —gruñí.
La niña que se deslizó por puerta se veía joven. Era delgada en todos los
lugares correctos, redondeada en el resto. Había un toque de rosa en sus hombros
desnudos a causa de mucho sol. Mi mirada se fue al lugar donde sus jeans se
ajustaban apretadamente, pero por último, miré el estuche de guitarra.
21
—Uh, hola —dijo, ojos cristalinos parpadeando entre todos nosotros, uno a
uno—. Estoy aquí para una audición… supongo que es obvio, sin embargo. Uh, sí.
Porter me dispara una mirada, luego se inclina hacia adelante sobre la mesa
donde todos estamos situados. La habitación era lo suficientemente pequeña para
que la mujer no estuviera a más de cuatro, cinco metros de distancia.
—¿Cuál es tu nombre?
—Supongo que sí. He estado tocando desde que era pequeña, mi hermano me
enseñó mucho.
—¿Sí? —preguntó Colt, dejándose caer de nuevo a mi lado. Su rostro era
indulgente, nostálgico—. También aprendí de mi hermano. Muy bien, debes
saberte una o dos de nuestras canciones. O eso espero. ¿Tienes alguna preferencia
de lo que quieres tocar?
Sentí a Colt mirándome, pero yo estaba ocupado mirando a Lola. Era una
afirmación audaz, diciendo que conocía todas nuestras canciones. Alentador, pero
charlar no es suficiente aquí.
—Muy bien —dijo Colt, entrecerrando sus ojos. Sospechaba que se estaba
volviendo curioso como yo sobre esta niña—. Supongo que eso hace que sea más
fácil. ¿Qué sobre tocar el principio de Black Grit…
Asentí con la cabeza, un movimiento escaso. —Dijiste que las conocías todas.
22
—No me gustaba la gente que se jactaba pero que no podía respaldarlo. ¿Estaba
mintiendo? Imágenes, chicos como ella, viniendo aquí y tratando de impresionarnos con
alguna mierda como esa… Mierda.
Lola rozó su pulgar sobre las cuerdas de su guitarra. Esperaba que admitiera
que no se sabía la canción. No me habría sorprendido, era del primer disco que
habíamos lanzado como una banda. Difícilmente nuestra canción más popular.
Lo estoy, estoy escuchándolo, pero quería más que sólo un imitador. Mover mis manos
para que se detuviera me lastimó de una manera divertida.
Porter tensó su mandíbula. Él y Colt ya habían decidido que esta niña era lo
que necesitábamos. No era tan simple, sin embargo. No para mí.
—Quiero que toques cualquier cosa que quieras. Sólo tienes que hacerlo,
enséñame que hace que quieras tocar música en primer lugar.
Eso me hizo sonar jodidamente loco, estaba seguro de eso. Estaba listo para
que abriera su boca y fallara. Tal vez incluso que se hubiera volteado y salido por la
puerta.
Tengo mis razones, sin embargo. Esto sería lo que separaría aquellos que
jugaban de los que tocaban. Johnny había sido bueno, nunca había dicho lo
contrario. Cuando necesitaba a alguien para nuestro primer gran show, cuando
tocar la guitarra yo mismo a la vez que cantaba se volvió complicado, él apareció.
Había matado en esa audición, siendo el comienzo de algo real para todos nosotros.
Sólo que él nunca tuvo la unidad. Eso fue lo que le impidió hacer una
interpretación mejor de lo que podía para cada show. A él no le importaba tocar
música.
Era contagioso.
Sus dedos bajaron, rozando las cuerdas. Fue un movimiento brusco, sonido
estalla en mi cerebro como una naranja fresca. Justo cuando estaba sintiendo mi
pulso acelerar, para adaptarme a la intensidad de sus rasgueos. Lola volvió a la
vida.
Profundamente, la canción que tocaba puso mi vello de punta. Bajo y más bajo
fue, perforando tan fuerte dentro de mi cuerpo que tuve que moverme en mi silla.
Los ojos de Lola estaban cerrados, su labio inferior ligeramente metido en sus
dientes. Estaba viviendo el momento como si fuera el último. Conocía esa mirada.
El lenguaje corporal de alguien en su propio trance creativo.
Cada pequeño movimiento que hizo fue intencional. Ella viajo a través de su
24
guitarra, una tierra que había estado viviendo toda su vida. No había rol del
instrumento, la canción, era un misterio.
—Porter —espeté.
—… de la banda, no me importa que tiene que decir Drez sobre eso, eres…
—¡Porter! —Pero estaba ignorándome, y también lo hacía Colt. Estaban muy
ocupados alabando a la niña, dándole palmaditas en la espalda y riendo.
Para su crédito, Lola sólo tenía ojos para mí. Ella no le había dicho ni una cosa
a los otros dos.
Pateando hacia atrás mi silla, me puse de pie sin problemas. —Eres buena.
Colt, ve a decirle a Brenda que eche a todo el mundo.
Lola parecía a estar al borde del pánico. —Espera. Espera, santo infierno.
¿Significa esto lo que creo que es?
—Brenda conseguirá los papeles y mierdas legales. Prepárate para dos días de
extenuante ensayo con la banda. —Rió Porter.
Algo se extendió a través de mí. No sé que era, pero era caliente y me estaba
quemando mordazmente. —¿Quién es Sean? —Y ¿por qué mierda me importa?
Hermano, oh. Eh. Eso es reconfortante. Espera, ¿por qué es… joder. Contrólate.
Aclarando mi garganta, iba a preguntar por más.
La puerta se abrió de golpe. Brenda entró en sus tacones afiladamente mortales,
voces airadas retumbando afuera.
Me dio una sonrisa llena de veneno y vinagre. Que no llegó a sus ojos.
Rodando sus ojos, mi manager se acerca a Lola con sus relucientes dientes de
porcelana. Había aparecido, siempre con la imagen profesional. Nunca encaja
realmente con el ambiente de las bandas, de la gira, pero a Brenda no le importaba.
Era como yo, hacia las cosas a su manera.
Mierda.
—Es todo estándar. Sé que esta no puede ser la primera vez que has visto un
contrato.
Estaba hecho.
Lola Cooper. Adrenalina y fría ansiedad inundaron mis entrañas, Cooper. Santa
mierda, es la hermanita de Sean Cooper.
Como un golpe en mi cara, todo tuvo sentido. Era la hermana de Sean Cooper, 27
el guitarrista de Púas de Fuego. ¿He hecho justamente algo increíblemente
estúpido, como dejar entrar a la hermana de un hombre que una vez había
audicionado para mí en el pasado y siendo negado?
¿Acaso Lola sabe de eso? Tenía que, sin duda tenía que hacerlo. Al instante
estaba sospechando.
Lola me miraba con tanta auténtica delicia que fijó mi corazón en un redoble
de tambor.
Estaba hecho.
3
Lola
Traducido por Pily & NataliCQ
Era la nueva guitarrista de Cuatro Lápidas y Media. Mierda. ¿Cómo pude ser
tan afortunada?
La mirada en el rostro de Sean cuando sostuve los papeles ante él era una
prueba, pero mi sonrisa boba lo dijo todo mucho antes de eso.
Juntos nos reímos, y por primera vez en... ¿siempre? Sean me tomó en un
abrazo que me rompió las costillas. Estábamos de pie justo dentro del autobús de la
gira, los motores retumbando. Todo el mundo estaba a punto de rodar,
necesitábamos darnos prisa para ponernos en camino.
—¿Impresionado?
El recordatorio del cantante, sus penetrantes ojos verdes, calentó mis mejillas.
¿Cómo fue? No puedo explicarlo. Las sensaciones y emociones en mi mente y
cuerpo eran demasiado agitadas.
Drezden tenía tanto que me asustaba y me intrigaba. Estar cerca de él era como
estar en un tornado.
—Era un hombre… estaba bien. Me pidieron que tocara una de sus canciones,
y al parecer pensaron que era buena. —Traté de hacer caso omiso, pero
casualmente estaba brillando demasiado para él. Estaba jodidamente orgullosa de
mí misma—. Sean, estoy en su banda. ¡Estoy en la gira!
—Lo sé, lo sé. —Riéndose, miró hacia la parte delantera del autobús—. Debes
tomar tus cosas y rápido. Van a irse sin ti.
Sean asintió profundamente, sus ojos brillando con algo que no pude
identificar.
—Lo haces. Haz que se sientan orgullosos, pero lo más importante, haz que yo
me sienta orgulloso. No seas vaga, y cuando tengas tiempo, quiero que me digas
todo lo relacionado con los ensayos. ¿Está bien?
—Está bien, lárgate de aquí, estrella de rock. —Me estaba tomando el pelo, 29
pero sonaba como un insulto.
Maldición, pensé con asombro, mirando sin pestañear. Esta es la ventaja de ser una
real estrella de rock. Sean estaría tan celoso si me viera. Se me ocurrió que en realidad ya
podría saberlo. Eso me inquieta, pensando en él sabiendo en lo que me estaba
metiendo, como de increíble era.
Mi culpa fue alejada cuando escuché una voz familiar. Era muy aguda, que
coincidía con el chico pálido y flaco que estaba al otro lado del pasillo en la parte
posterior. 30
Colt, el baterista.
—Lo siento, solo necesitaba mis cosas. ¿Debo ponerlas en alguna parte?
Se encogió de hombros, e hizo un gesto con la cabeza hacia atrás desde donde
había venido.
¿Una litera? Mi pecho vibraba ante la idea. ¿Tienen camas de verdad aquí? ¿No
dormiría con mi cuello aplastado contra una ventana? Equilibrándome con el giro del
autobús, pase junto a una cortina negra.
La parte trasera del vehículo era tan sorprendente como el resto. Había huecos
a lo largo del pasillo, la mayoría cubiertos por cortinas. Habitaciones pequeñas,
pero eran grandes comparadas con las que había estado durmiendo. Cada una tenía
una cama lo suficientemente grande para una persona.
—Deja tu bolso allí, pero conserva tu guitarra —dijo. Asintiendo con la cabeza,
acomodé mis cosas en el colchón. Colt hizo un gesto, así que lo seguí más adentro.
Toda la parte trasera del autobús estaba creada como un estudio. No era muy
grande, aproximadamente del mismo tamaño que había sido la pequeña habitación
de la gasolinera.
—Uh, hey.
La rubia cabeza de Porter brillaba a la luz del sol con su corte imitación de
halcón.
Drezden no dijo nada, girando una botella de agua en sus palmas. Al otro lado
de su rodilla vi un cable, el micrófono colgando como una fruta madura. La 31
intensidad a su alrededor, incluso con los demás tan cerca, hizo que mi garganta se
apretara.
Tiene los ojos como un asesino, noté. Eso me recordó la charla sobre Johnny
Muse, cómo de golpeado el chico había sido. Basta, cerebro. Nunca lo vi, no tengo esas
imágenes espeluznantes. Aun así, sangre roja llenó mi mente.
Colt abrió sus labios, pero fue Drezden quien habló primero. Era suave, ligera;
una brisa de otoño.
Eso me molestó.
—Voy a estar bien —le dije, tomando mi guitarra para afinarla. Apreté las
cuerdas demasiado fuerte produciendo dolor en mi piel. ¿Piensan que soy una patética
novata?
Ruidos susurrantes me hicieron mirar hacia arriba. Drezden estaba allí, de pie
junto a mí, así que estaba al nivel de su cintura. Se inclinó, ofreciéndome algunos
papeles, llenándome con el aroma de tabaco y naranjas.
—Aquí —dijo, agitando las páginas. Por primera vez me di cuenta de la venda
sobre sus nudillos—. Notas musicales para nuestras canciones. Debes seguirlas, aun
si consideras que ya las conoces. Empezaremos con Black Grit.
¡Cálmate de una puta vez! Grité en mi cabeza, luchando con las emociones en
conflicto. Estaba actuando como una grupie, pero ¿por qué? Porque es Drezden, es por
eso. Has escuchado su música, bailado con ella, gritado, dormido con ella. Sabes lo talentoso
que es, lo poderoso que es.
—El volumen será menor, o nuestros oídos nos dolerán. Ten eso en cuenta.
Colt hizo hincapié en los gritos con sus platillos, mi mundo convirtiéndose en
una antigua guerra de metal y humo.
El calor en mi estómago me advirtió que esto era más que admiración o nervios
de estrella. Sentí un tirón hacia Drezden que solo había sentido leyendo sobre
personas a través de las revistas.
El novio que había tenido fue breve, y había roto justo después de la
graduación. Harold, había sido su nombre. Caliente Harold, lo había molestado,
porque siempre había querido follarme... pero yo siempre había tenido demasiado
miedo.
Nunca me había decidido a estar así con él, y, no debería estar pensando así, pensé
desesperadamente. ¡Estoy aquí por una razón seria! Tengo que hacer que esto funcione, es
una gran oportunidad.
Tal vez la única que conseguiré.
—¡No!
Nadie dijo nada, el silencio interrumpido por Colt tamborileando con sus
palillos con inquietud.
Donde antes había habido anticipación, ahora había una tensión creciente y
poderosa. Estos chicos se habían impresionado conmigo cuando audicioné. Su
admiración se estaba derritiendo.
Me irritaba imaginar la versión que les había presentado, una pieza hecha a
mano que había parecido un prodigio. Ahora, me convertí en un accidente
decepcionante.
—¡No más estrellas! —gritó Drez, pura potencia que apuñaló mi núcleo. Era una
demanda, me forzó a abrir los ojos. Drezden era un accidente que tenía que
presenciar, aunque sabía que no me iba a traer nada más que horror.
Energía pura.
Ni siquiera llegó a la segunda parte del coro antes de que perdiera mis notas.
La fuerte explosión, por la fuerza del sonido, hizo gritar a Porter.
Maldita sea, era todo en lo que podía pensar. Me alegré de no dejar escapar
accidentalmente las palabras.
—¡No! —Tosí, tocando su muñeca. Mis dedos eran la única cosa firme. ¿Era
realmente mucho más alto que yo?—. ¡No, lo siento! Estoy solo…
—Drez.
Era Colt quien había hablado, metiéndose entre nosotros. Era fuerte,
demasiado; todo tendón y hueso. El cuerpo de un nadador, que incluso tenía un
cuero cabelludo liso, libre de vello. Lo vi mirarme, empujándome hacia atrás. Caí
en el banco como si estuviera hecha de fideos húmedos.
Deja de llamarme niña, pensé en un momento de rabia, ¡no soy mucho más joven
que ustedes!
Odiaba eso.
—Estoy bien. Colt tiene razón, son solo nervios. Lo superaré, solo tengo que
seguir practicando.
—Sí, vas a seguir practicando —dijo Drez. Su espalda ancha dirigida a mí, con
sus manos buscando algo en su bolsillo trasero—. Voy a ir a fumar un cigarrillo.
Toquen sin mí.
Quería hacer algo con mis manos. Picaban por sentir algo.
O alguien.
—Sí —dijo Colt, regresando a su batería—. Que se joda Drez, vamos a tocar
sin él por ahora.
Mi sonrisa era débil, pero estaba ahí. Escuchar su casual reprimenda hacia su
líder hizo que las cosas se sintieran menos profesionales. Me recordé tocando con
bandas más pequeñas, de estar rodeada de chicos que no tenían la presión de una
gigante gira sobre sus cabezas.
Cuando tocamos la canción una segunda vez, mis dedos no fallaron ni una vez.
Era evidente que estaban contentos. Se impresionaron cuando toque tres tandas
más.
—¿Entonces por qué estabas mucho mejor? —preguntó Colt, tomando un poco
de agua. Estaba sudando por tocar su batería.
—Es fácil para ti —dijo Porter en voz baja—, acabas de tomar un descanso
para fumar.
—No Más Estrellas —exigió Drez, sus ojos pasando sobre nosotros. En
respuesta, Colt tamborileó con sus palillos, y Porter tocó una nota débil en su bajo.
Podría manejarlo.
El aire en mis pulmones se escapó. Me alegré de que no fuera la que tenía que
cantar.
Esta es la única solución, noté. Saboreando el fuerte sabor a cobre, escuché con
asombro mi propia música. Contra la vanguardia de las letras de Drezden, estaba
dando forma a un fondo que era impecable.
—¡No más estrellas! —gritó Drez, rompiendo la colgante nota. Todos tocamos
nuestros instrumentos, creando una melodía que era salvaje, ambiciosa.
Este era el sonido de Cuatro Lápidas y Media. Un sonido del que ahora
formaba parte.
Levantando los ojos, mi paranoia reveló sólo a Drez mirándome. Porter y Colt
estaban pasando junto a la cortina, riendo juntos sobre algo.
¿Él lo vio? No estaba moviéndose, simplemente allí de pie con los brazos
cruzados. Mierda. ¿Qué tanto me mordí la lengua? Pero necesitaba eso, ¡funcionó! Toqué la
canción finalmente. Mi corazón estaba latiendo en mi garganta.
Frunciendo sus cejas, Drez se acercó más. Eso me congeló en el acto. No luché
cuando agarró mi muñeca, tirando de mi mano. Me miró, no como lo haría un
médico. Era más como un médico forense examinando un cadáver. Me estudió,
pero sin un nivel de cuidado.
—Abre —dijo rotundamente.
Para mi asombro, dudé. Drez estaba sorprendido también, sus ojos brillando a
la vez de que se fueron ampliando. Eso fue reemplazado por un conjunto sombrío
de dientes.
—Dije abre, niña. —Sin esperar, me apretó la boca, su pulgar tocando un lado
y sus dedos el otro. Eso dolió, mis labios se separaron con mi gemido de dolor.
Y me hizo marear.
Resoplando, Drez me dio una mirada mordaz una vez más. —Hay mejores
maneras que morderte a ti misma. 40
Es fácil para ti decirlo. No hablé de mi frustración, pero mi mirada debió haber
delatado eso. La vi reflejada en sus ojos.
Se alisó el cabello hacia atrás, mirando a otro lado. No hubo halagos falsos en
su voz cuando habló. —Eres buena en la guitarra, pero eres una mierda con tu
compostura. Esa lesión tiene que doler.
Eso le hizo arquear una ceja hacia mí. —¿Qué demonios se supone que estás
tratando tan difícilmente de hacer? ¿Impresionarme?
No a él.
Sostuvo el teléfono como un arma. —¿No quieres que la llame? Bien. Déjame
echar un vistazo a lo mucho que te mordiste, y no lo haré.
Eso es jodidamente chantaje. Mi mente daba vueltas. Antes de que pudiera pensar
en un argumento, él estaba cerca, tocándome. Nuestros pechos estaban a un respiro
de rozarse entre sí, y pude ver motas de oro en sus ahumados ojos verdes.
—Abre —susurró.
La sangre en mis venas fluía muy fuerte, estaba segura de que él podía oírla
derramándose. —No es tan malo como pensé —dijo. La parte superior de su dedo
pulgar pasó por encima de mi labio, luego rozó mis dientes. Fue tan repentino, me
convencí de que fue un accidente. 41
Me dejo ir, alejándose y dejándome apoyada en la pared. Ya estaba
avergonzada. No necesitaba desmoronarme y empeorarlo. Mis dedos rozaron mis
labios, luego más allá, tocando el lado de mi lengua. Hice una mueca, pero el dolor
estaba desvaneciéndose ahora.
Y solo así, se cerró. ¿Por qué no podía hacer eso cuando estaba cantado? No habría
tenido que morderme la lengua si él hubiera estado tan distante y desinteresado
entonces.
—No podría aunque lo intentara. —Se rió. Acabado su tragó, tomó otra.
Ambos estaban sentados uno frente al otro en medio del gran autobús.
Drezden se acomodó en un asiento frente a ellos, tomando una cerveza sin
decir nada. Me recordó a mi hermano y su banda. El pensamiento era
reconfortante, aunque me hizo mirar por una de las ventanas tintadas,
imaginándolos en su desbaratado vehículo al final de la caravana.
Sus palabras me sorprendieron. —Sí, sí. —Mi sonrisa era débil, traté de
cubrirla con un trago de cerveza. El fuego ardió en mi herida y me hizo hacer una
mueca.
Colt se rió entre dientes, agitando su cerveza en el aire. —No puede saber tan
mal, niña.
Sabe bien, pensé en silencio. Mejor que piense que estaba haciendo una mueca por el
sabor, sin embargo, y no por la lesión. Estableciéndome en uno de los asientos detrás de
la pareja, pero más allá de Drez, me obligué a sonreír. —Uno pensaría que ustedes
tendrían algo mejor, ya que encabezan todo.
—¡Se unió a nosotros por nuestra cerveza! —gritó Porter, su falsa ira
desapareciendo rápidamente—. Lo supe todo el tiempo.
—Me pregunto si incluso tiene la edad suficiente para beber —bromeó Colt,
mirándome de arriba abajo. No la tenía, pero menores bebiendo era muy común en 42
las giras, no me esperaba tener que defenderme—. De cualquier manera, no lo
tendrás todo —declaró, terminando su botella para probar un punto—. ¡Voy a
llegar primero!
—De hecho —suspiró, lanzando una mirada a los dos hombres—, todos
ustedes deberían. No se emborrachen antes de la cena, no estoy tratando con eso de
nuevo.
Colt rodó los ojos, bajando su botella con fuerza. —Mierda, nunca tuviste que
cuidar de mi, Drez. Todos sabemos que fue siempre Johnny, y que se ha ido ahora,
así que cálmate.
El silencio de Drez era sofocante. Sentí cómo miraba a Colt, observé al baterista
marchitarse bajo su mirada. —Maldita sea —dijo Colt en voz baja—. Lo siento, no
quería traerlo a la conversación. No es un secreto sucio o algo así, sin embargo.
—Trató de asesinar a Drez con una botella —dijo Porter, dejando un vacío
como si fuera el arma real que ha mencionado.
—No trató de asesinarme. Así es como comienzan los jodidos rumores, Porter.
El hombre más grande inclinó la barbilla hacia abajo. —Lo siento. Johnny
estaba muy enojado, sin embargo. Creo que te habría herido si hubiese tenido la
oportunidad.
—No, antes de que algún imbécil lastimara mi oído, sin embargo —murmuró
Colt. Señaló su oreja para dar énfasis.
El cantante levantó los ojos, mostrándome un atisbo del feroz animal viviendo
en su cabeza. La cerveza se detuvo, su voz fue un murmullo bajo y seco. —Johnny
sabe que si alguna vez muestra su rostro ante mí otra vez, voy a romper su maldita
mandíbula.
Porter comenzó a decir algo. Una dura y significativa mirada de Drez detuvo lo
que sea que fuera que iba a decir.
—Así que —continuó Drez. Levantando su cerveza, poniendo fin a los círculos
interminables, tomó un largo trago—. No. No estoy preocupado por él.
Mi respiración vino, aguda y fuerte. Me había olvidado de que necesitaba
oxígeno. Había estado tan envuelta en las palabras de Drezden y las tangibles
emociones. No dudé de él ni por un segundo, si dijo que arruinará a Johnny si
regresaba, le creí. Era el tipo de promesa que debería haberme hecho reír. En los
labios de alguien más, la amenaza habría sido cursi; patética.
Colt rompió el humor. —Así que, comida. ¿Deberíamos llamar a Brenda, y ver
donde podemos parar?
Bostezando, Porter estiró sus fornidos brazos sobre su cabeza. —Mientras que
no sea pizza de nuevo. Estoy tan harto de la pizza.
—Sí, bien. Si, ¡está bien! Brenda, sólo… sí. —Volvió la mirada hacia mí,
pensativo—. Está bien, vamos a estar bien. Aún mejor si podemos comer algo antes
de que todos muramos de hambre. Entonces no tendrás banda en absoluto. —Me
guiñó un ojo, que de todas las cosas hasta ahora, me puso los pelos de punta al
máximo.
Colt se puso de pie, por lo que la mesa y las botellas de cerveza se sacudieron.
45
4
Drezden
Traducido por Tris17 & Rihano
Esta niña.
¿Cómo podía una niña volverme loco? Primero me devasta con su talento, sus
malditas inocentes sonrisitas y reacciones genuinas.
Ahora está dejando caer notas y haciéndose un lio como si fuera su primera vez
en un escenario. ¡Y ni siquiera estábamos sobre un escenario!
46
Frotando la cara interior de mi brazo, miré a Lola de reojo. Después de decirle
que pararíamos a conseguir comida, ella se había ido a usar las duchas del autobús.
Mi labio tembló ante el recuerdo de cuan alto sus cejas se habían alzado. Ella
había balbuceado, no creyendo que incluso tuviéramos duchas hasta que Colt fue a
mostrarle.
Ahora la joven guitarrista estaba en uno de los grandes sofás. Su cabello estaba
rizado, un húmedo acabo-de-salir-de-la-ducha look. El top gris fue reemplazado por
un jersey negro de manga larga, demasiado delgado para dar algo de calor, y lo
suficientemente elegante para revelar la curva de sus pechos.
Mierda, pensé enojado, Necesito un poco de tiempo. Ha sido demasiado tiempo desde
que he estado cerca de alguien que me atrajera, eso es todo. Eso tenía que ser todo. Decirme a
mí mismo que parara de quedarme envuelto en los ojos de la chica o en sus labios,
o en como sus manos se movían como aves a través de una tormenta cuando
tocaba no era suficiente. Necesito una distracción. ¿Por qué demonios estoy tan interesado
en esta niña?
Quería culpar a su talento. Sin embargo, sabía que no era por eso. Lola era
malditamente buena con la guitarra. Había más de ella que eso, tenía que admitirlo.
Sexy y con una boca hecha para besar. Pensé en cómo había sostenido su rostro. Era un
recuerdo extraño.
Soy un tipo lo suficientemente inteligente para saber que este no era un buen camino por
el que ir. Demasiadas variables existen. Brenda jode mi cabeza constantemente con lo
de como de importante eran los fans. La ultima cosa que necesito es un puto drama sobre
a quién decido follar.
Drama, correcto. Ese era otro inconveniente. Había visto bandas hechas
pedazos porque los miembros se peleaban. Las relaciones no pertenecían a una
banda. Una mala ruptura, y boom. El show llegaba a su fin.
Literalmente.
Porter dijo algo. Lo que sea que fuera, hizo a Lola reír. El sonido era como 47
azúcar en mi boca. Mi lengua hormigueaba mientras la miraba de nuevo, atrapado
mirando su larga garganta y ojos chispeantes. Estoy ignorando el problema, más
importante, ¿no es cierto?
Me miró de nuevo. Una vez más, rompí el contacto. Eso es lo que tendré que
esperar. Una solución que no me involucre en absoluto. Si Lola ni siquiera era una
opción, estaba destinado a superar mi… mi lo que sea que tenía por ella.
—¡Estamos aquí! —la voz era áspera. Nuestro conductor, Gerald, era un
hombre gruñón. Todo lo que me importaba era que él era el conductor más
confiable que había visto.
Sentí un destello de orgullo por saber que nos podíamos esconder en nuestro
cuarto privado y evitar la mayor parte de ello.
No me contengo al poner mis ojos en blanco. —Hey. ¿Todo bien para que
entremos?
—Como sea, como sea —su suspiro era dramático, el pesado maquillaje
recubriendo sus pestañas apuntándole al guardia—. ¿Puedes mostrarles el cuarto
del fondo?
Algo me empujo amablemente; Porter se abría camino impacientemente dentro
de la seguridad.
Queriendo ver la reacción de Lola, miré hacia atrás. No pude emitir sonido. La
guitarrista estaba hablando con Brenda, Brenda, quien había descuidadamente
puesto su largo brazo alrededor de sus afilados omoplatos. La pelirroja estaba
hablando en su oído, diciendo quien sabe qué.
Dudaba que Brenda hiciera mucho más que chismosear con la chica. Ella
probablemente estaba consiguiendo su dosis de sentirse importante, informando a
Lola sobre esto o aquello mientras nos movíamos a través de un mar de gente
emocionada.
Mi atención fue atraída por sus uñas clavándose en el costado de Lola. Tomó
todo lo que tenía arrancar mis ojos de ellas y mirar hacia adelante. Deja de estar… 49
¿Qué? ¿Celoso? Brenda sólo está siendo amigable. ¿Estoy tan irritado porque me molesta que
pueda tocar a Lola como si nada y yo no puedo? ¿Desde cuando me pongo malditamente
celoso?
A lo largo de una pared había una serie de mesas. Porter se dejó caer en una
silla, agarrando un menú del centro. Alguien, probablemente el propietario, había
colocado una botella de champán en un cubo para nosotros.
Fue Colt el que alejó el cubo de ella, sentándose al frente de Porter —Oh no, yo
la tomaré. Hará un muy buen papel de postre.
Ella cambió su peso de un pie a otro —¿Qué, por mí?, vamos, no me hagan
sonrojar.
Una hambrienta parte de mí se emocionó ante la simple idea de hacer que sus
mejillas brillaran sonrojadas. Estaba cercano al anhelo que tenía por el tabaco
cuando las cosas me estresaban.
—Aquí, toma esto —empujé la copa hacia Lola hasta que la tomó.
50
—En serio —dijo, amargura danzando en su lengua—. No necesitamos hacer
esto.
Después de que llené sus copas, tomando una para mí, abandoné la botella en
la mesa. No había necesidad de explicar nada. Levanté mi trago, todos me
imitaron.
Incluso Lola.
Mirando a sus ojos, dije mi parte—: Salud por una nueva guitarrista que no
dejará caer su guitarra en el escenario.
Todos rieron. Bien, todos excepto Lola. Ella solo miró hacia otro lado, un
delicioso calor rojo extendiéndose por su cuello. Allí. Eso era lo que había querido.
Finalizamos nuestro brindis, lo cual pareció darle a las dos meseras el coraje
suficiente para asomar sus cabezas en la habitación finalmente. La de pelo largo
color ónix habló primero.
El chirrido de otra silla, justo en frente mío, me hizo levantar la mirada. Lola se
sentó con su mirada baja. Quería ver en su cabeza, para saber lo que estaba
pensando. ¿Está siendo tímida, o está nerviosa de que le pidan su identificación a pesar de lo
que dijo Colt? Dudaba que alguien se molestara. El restaurante estaba feliz de que
estuviéramos aquí, si dijeran algo sobre Lola no teniendo 21, se arriesgarían a que
nos fuéramos.
51
Querían hacer negocios más de lo que temían que una chica menor bebiera en
un cuarto privado.
—Uh, supongo que pediré lo mismo que ella —dijo Lola, mirando a la mesera
de pelo oscuro. Solo se relajó cuando la mesera asintió, garabateando algo.
Las chicas siguieron la fila, hablándoles a los otros miembros. La silla debajo
de mí chirrió cuando me incliné hacia Lola.
—Asumo que Brenda te ha sacado toda la información antes, pero todo esto
sobre no ser lo suficientemente mayor para beber…
—Tengo diecinueve —dijo, sus puros ojos azules observando mis ojos verdes.
Entonces, como el agua en aceite, los deslizó de vuelta al menú de la mesa—.
Tendré veinte en cuatro meses.
Diecinueve, eso se siente hace una eternidad para mí. Solo tenía diecisiete cuando
empecé a incursionar en el mundo de la música en serio. Un encuentro casual a los
dieciocho había sido el comienzo de mi ascenso a la fama.
—Sí, tu comida favorita, lo que sea que comerías aquí. Dame eso.
—Scarlett —repetí. El nombre sonaba falso, pero ¿Quién era yo para juzgar?—. 52
Supongo que debería presentarme, soy…
—Solo algo de carne blanda y papas fritas —dijo Lola. Miró a Scarlett asentir,
luego la observó mientras se movía fuera de la habitación, caderas balanceándose.
Estaba seguro de que estaba haciendo eso por mí. Miré a Lola curiosamente. ¿Qué
pensaba sobre ese comportamiento?
¿Tiene celos del coqueteo o no? ¿Por qué esa información no está estampada en…
Rodando sus ojos, Lola deslizó el trago más cerca a sí misma. —¡No! He
bebido alcohol antes, no soy una mojigata o algo así.
—Es sólo ese trago, eso es todo —inquieta, me miró con recelo—. Es fuerte.
Se las arregló para no toser, sus ojos aguados desafiándome después de que
hubiera puesto el vaso contra la mesa más fuerte que yo.
Rodó sus ojos, pero fue Lola la que habló primero. —No es cosa de la imagen.
Si, está bien, no bebo mucho. Lo que mi hermano solía tener era barato y leve.
—Claro —dudó Lola, mirando entre mi manager y yo—. ¿Por qué? ¿Es eso un
problema?
—Nada —dijo Brenda rápidamente. Arrugó su nariz ante mí, y sabía que
odiaba que el tema se diera en absoluto.
—No pensé que tuvieran una historia —Lola se estiró hacia adelante, confusión
retorciendo sus facciones—. Lo que más me dijo Sean sobre ti era que bajara tu
música si la tenía muy alta.
Eso me hizo sonreír. —¿Así que él en realidad nunca te dijo sobre cómo
audicionó hace dos años?
Los dedos de Lola estaban húmedos de tanto apretar su vaso. —¿Él qué? Yo…
¿Por qué no me diría eso?
Fue Brenda quien habló primero. —Drez, detente. Dijiste que si yo pensaba
que estaba bien, entonces estaba bien. No importa lo que hizo Sean, él no está
manteniendo ningún rencor contra ti.
Mis dedos viajaron a mis jeans, buscando mi paquete de cigarrillos. —¿Él vino
a verte esta maldita mañana? —La bola dura que eran mis tripas sólo se pusieron
peor cuando ví a Lola morderse el labio inferior. Una idea horrible me golpeó—.
¿Tú le dijiste que hiciera eso por ti, Lola?
—Drezden. Cálmate —su voz era una gruesa y dura línea. Brenda no tenía
paciencia para mis cambios de humor, nunca la había tenido—. Estas teniendo esa
mirada en tus ojos.
Estirando una mano por encima, deslizó sus uñas cuidadas sobre el hombro de
Lola. ―Esa mirada dice que estás a punto de decir o hacer algo estúpido. Lola no
te engañó, Sean no hizo nada. Incluso si ellos de alguna manera habían arreglado las
cosas, todavía estaba en ti elegirla para la banda. ¿Cómo podrían obligarte? ¿Qué
ganarían?
Ella tiene razón, pensé sombríamente. Estoy mirando esto del modo equivocado. La
chica no hizo nada, y ¿cómo podría haber una conspiración en absoluto? Mirando
fijamente al rostro de Lola, sentí un tirón en mi vientre. Es inocente, no es su culpa que
su hermano mayor sea un imbécil. Sucedió hace dos años, incluso. Estoy siendo paranoico.
Frotando mi cuello, odiando lo mucho que estaba sudando, gruñí. ―Está bien.
No te preocupes. Probablemente estoy siendo el verdadero pendejo aquí, la cosa
con tu hermano fue hace mucho tiempo, apuesto a que no te lo mencionó porque lo
olvidó. ―Mi sonrisa no era realmente sincera, ni tampoco lo eran mis palabras.
No había manera de que Sean hubiera olvidado ese día. Pero, las posibilidades
de que conspirara contra mí estaban en el nivel de malvada intriga que sólo ocurría
en las películas.
Por supuesto que lo sabía. ―Bien. Me alegro de que esté lográndolo por sí 56
mismo. ―A decir verdad, no me importaba una mierda. A Lola si, y si mis
comentarios podían hacerla sonreír como lo estaba haciendo, ¿cuál era el
problema?
Además, pensé para mí mismo, creo que estoy disfrutando de verla sonreír. Mi boca
se torció para coincidir con la de la chica. Mierda, ¿qué me está pasando?
Casi dejó caer la bandeja. ―¡Oh! ¡Oh, gracias! Es nuestro Pollo Paraíso. ―Sus
mejillas estaban sonrojadas cuando lo puso delante de mí―. Es mi favorito, como
pediste.
Inhalando el olor de las piñas y el fuerte olor de especias, asentí. ―Me alegro
de haberlo hecho. Gracias por tu consejo.
Bajó la copa lentamente, moviendo sus dedos. ―¿Qué? ¿Qué es? ―preguntó.
Lola empujó el plato hacia mí. ―Es sólo papas fritas y pollo, pruébalo.
Su sonrisa fue silenciosa. ―Me gustan las cosas saladas. ―A pesar de sus
palabras, su plato aún estaba casi lleno.
Por qué está comiendo tan poco si… Oh, pensé, correcto. Su lengua. Apuesto a que la
sal lastima esa herida que se hizo. Pensando en ese momento en el autobús, mis dedos
sostuvieron sus mejillas para sostenerla… 57
Con las fosas nasales dilatadas, empecé a cortar mi pollo. ―Aquí, prueba algo
de lo mío. ―Ofreciéndole el tenedor, el trozo de carne blanca y piña brillaba entre
nosotros. Esperaba que ella tomara el utensilio.
Lola se inclinó sobre la mesa, sus dientes arrancando la comida justo al final de
mi tenedor. Mi mandíbula cayó, y fue un milagro que el tenedor no lo hiciera,
también.
El hecho de que ella lo había tomado como lo había hecho, que estuviera
masticando ahora con una pequeña media sonrisa, estaba enviando temblores a mis
huesos. ¿La chica está jodiendome ahora? Ella había hecho algo que estaba destinado
para amantes, no nuevos conocidos de banda.
―Yo… ¿qué?
Su plato apenas comido aún estaba caliente. Jalándolo hacia mí, le di una
palmada alejando su mano cuando la estiro, buscándolo.
Pero Lola importaba. Una mirada a su rostro pálido hacía eso obvio.
¿Estaba celosa?
Soltando a la camarera, me incliné lo justo para que sólo ella pudiera oírme.
―Lo siento. Quise decir que no. ―Arrastrando la silla hacia atrás, me puse de
pie―. Colt, ¿quieres jugar algo de billar?
Había dos pares de ojos mirándome. Uno, los pozos oscuros de una chica que
había sido rechazada.
Y dos...
Los profundos ojos zafiros de Lola estaban perfectamente aliviados. Esto envió
una emoción a mi centro. Una que fue reemplazada demasiado pronto por
músculos tensos.
Quería creer mucho que ella estaba feliz de que me hubiera negado a la chica.
No, me dije, tomando un palo de billar de la pared. Podría haberlo roto con mi 59
marea de emociones confusas. Deja de emocionarte ante la perspectiva. Estás mostrando
señales de que te gusta, cuando deberías estar gastando tu energía resistiéndote al mismo
concepto.
No podía arriesgar a la banda por sobre un maldito par de lindos ojos azules,
que convertían mi sangre en plata líquida.
Para ellos...
Y para ella.
5
Lola
Traducido por America_12, Rihano & Majo
Cuando Drezden Halifax se acercaba a mí, algo ardía desde mi centro. Brenda
estaba riendo, entrelazándose en mi brazo y diciendo algo sobre yo pareciéndome a
mi hermano mayor. Porter y Colt estaban teniendo una discusión sobre quién
realmente había ganado en el billar.
Con cuatro (¿o fueron cinco?) Cervezas en mí, me había perdido a Drez
60
desvaneciéndose en horas de la noche.
—Sólo a tomar algo de aire. —La migraña necesita más que aire fresco, pero se
desvanecería al salir del restaurante.
Brenda frunció el ceño, sin moverse para detenerme. —Si tienes que salir, usa
esa puerta. —Señalando, dirigió mis ojos a una salida en la esquina más alejada.
Era más para escapar de los incendios. Ya era bastante el calor aquí que casi
parecía apropiado.
No había nubes, estrellas se extendían por sobre mi. Inhalando hasta que mis
nervios amenazaban por romperse, contuve la respiración. ¿Podría simplemente
flotar y desaparecer para siempre en ese vacío y no tener que lidiar con la locura
creciente en mi corazón?
¿Quería ese tipo de atención? Una parte de mí estaba entusiasta ante la idea. El
resto de mí estaba ocupado con la agitación de la confusión sobre cómo estaba
actuando alrededor Drezden.
Incluso entonces, cuando este en el escenario, si hago un desastre como antes, estas
personas me recordarán por todas las razones equivocadas.
Esta noche fue tan extraña. Drez era frío, luego, era un imán, entonces, se aleja de nuevo.
Coqueteando con esa chica, hablando de Sean como si hubiera algo más.
Casi le dije que se comiera una polla. Los bordes de mis labios estaban secos,
los lamí un poco. Mi estado casi de borracha hizo a mi cerebro confuso.
Sus risas se extendieron profundamente. —¿Sí? Seguro que sí. Piérdete antes de
que te ayude a hacerlo —dijo un guardia particularmente gordo.
No existía simpatía en los ojos de esos hombres. Detrás de mí, el mar de gente
era un fondo de ignorancia sin emociones. Nadie se preocupaba por lo que me
estaba pasando, nadie daba una sola mierda por mi.
En aquel entonces, la única persona a quien le importaba era... era a Sean. Levantando
los ojos, luche a través de mi aturdimiento y esperaba ver el rostro de mi hermano
mayor.
Los ojos de Drezden ardieron como el ácido. —¿Qué demonios está pasando
aquí?
Mi estómago se tensó, era nuevamente miserable. Genial, ahora está aquí para
verme así. Era justo lo que necesitaba. Mi vergüenza estaba completa.
—Lo siento, señor —dijo una voz grave. Dedos duros agarraron mi brazo,
parándome. A pesar de mí misma, di un grito de dolor—. El problema usual, sólo
otra perra borracha tratando de entrar. La escoltaremos lejos de usted.
Mi barbilla se movió, alcancé a ver nubes negras por encima de mi. Te alejas y
no sangraras, te alejas y soy... soy liberado. No más estrellas, pensé amargamente.
Drez regresó, ofreciéndome un vaso de agua fría. Lo tomé, los dos viendo
claramente mis dedos temblando.
―Estoy bien ―dije en voz baja, mirando los rasguños en mis palmas. Todas
eran cosas de menor importancia. Entonces, ¿por qué me siento tan mal? Echándole un
vistazo a Drezden, bebí mi agua. Estuve siendo intimidada. Ese debe ser el por qué me
siento tan humillada. Golpeada, a nadie alrededor importándole.
Mis dedos apretaron el cristal. No, eso no es cierto. Mirando a través de mis
pestañas a Drez, sentí una oleada de enrojecimiento en mis mejillas. A alguien le
importaba.
―Van a ser despedidos por esto ―dijo, mostrándome su perfil. Era como si no
me hubiera oído, estaba hablando con él mismo―. Montón de idiotas. Le he dicho
a Brenda, que si vamos a contratar seguridad independiente, hay que prepáralos
para que no hagan mierda como esta.
Terminando el agua, baje el vaso vacío con un golpe. ―Gracias por el consejo.
Tiré de mi brazo hacia atrás, pero el daño estaba hecho. Su toque tenía a mis
venas bombeando. ―No es nada. Son soló raspones.
Insegura de qué más hacer, levanté mis manos. Agarrando los puños, Drezden
rasgó mi camiseta quitándomela. Mi cabello se alborotó por el movimiento, mi
cerebro deslumbrado por el movimiento repentino. En sólo mi sujetador blanco, me
quedé boquiabierta ante su audaz acción.
Tengo que actuar de esta manera. Sin decir nada, lo vi vendar mis codos. A tu
alrededor, tengo que ser mucho...
Sin colocar algún tipo de muralla, ¿quien sabía lo que pasaría entre Drezden y
yo? Desde luego, no tenía ni idea. Ese era el por qué estaba tan jodidamente
nerviosa. Esta cosa entre nosotros, o era adoración fanática o idolatría o... o alguna
otra cosa que no quería nombrar...
Por supuesto que sí. Significaba todo sobre mi vida, sobre ese espacio de
tiempo donde había dejado que todo el mundo me hiriera. Cuando la escuela se
había llenado de matones crueles y maestros más crueles. El cambio que me forzó
por el camino de cortarme, dejándome hueca.
Era la imagen de mi restauración. Los muros que había construido para dejar
de sentirme lo suficientemente frágil, para evitar ceder ante la tentación pecaminosa
del dolor. La hiedra, el manto de arte y música que me mantenía unida.
Su tobillo pateó el mío, intencional o no. Pasé de empujarlo a lidiar con sus
brazos, mi mundo volteándose cuando perdí el equilibrio. Estaba demasiado
cansada, demasiado agotada por el esfuerzo del día y el esfuerzo de mi lucha
borracha.
El cantante no se movió.
Lo sentí, ¿no? Me había dado cuenta poco después de que había caído sobre mí.
Distrayéndome a mí misma con su lesión había servido un poco, pero ahora... bajo
el arma de su mirada caliente, su fuerte aroma y cuerpo en movimiento, yo era muy
consciente de lo que estaba sucediendo.
Mis muslos se tensaron por mantener la posición que tenía durante tanto
tiempo. No me atrevía a moverme, sin embargo. El resultado de todo lo que había
estado tratando de negar quedó atrapado entre Drezden y yo.
—Estoy bien —dijo, extendiendo las rodillas fuera de sus pantorrillas mientras
se sentaba. Todavía no me atrevía a mirarlo. Su sombra cayó sobre mí en el
pequeño espacio.
—¡Por supuesto! —La incredulidad estalló en mí—. ¡No soy una maldita niña,
por dios, Drez! Tengo diecinueve años, tú no eres mucho mayor que yo, dejar de
actuar como si lo fueras.
Algo humano se deslizó por su rostro. Una indirecta bajo la superficie de una
parte de Drezden que sólo había vislumbrado cuando cantaba. —¿Quieres que te
trate como si fueras mi igual? ¿Tan experimentada como yo?
—Tratándote como una adulta —dijo, las palmas de sus manos sobre mis
hombros—. ¿Quieres ser tan experimentada como yo, quieres que deje de tratarte
como si pudieras romperte?
Estar atrapada bajo el firme, ardiente cuerpo de Drezden Halifax no era algo
que había esperado alguna vez.
¡Me gustaría que mi corazón dejara de latir! Lamiendo mis labios nerviosamente, lo
vi mirándome como si fuera un depredador. —Drez, hey. No… no deberías estar
haciendo esto.
¿Haciéndole? Lo único que pude hacer fue sacudir la cabeza. Me moví tan lento,
atrapada en un mundo espeso. Era Drezden el que estaba haciendo que esto
suceda. No había manera de que yo lo estuviera causando.
Sus dedos expertos se deslizaban por mis brazos, tanto como pudo en nuestros
estrechos confines. Yaciendo sobre mí, movió sus caderas; un solo movimiento que
hizo que mis pulmones se contrajeran.
Confundida, abrí los ojos para ver lo que miraba por la puerta, esforzándome
mientras él escuchaba. Entendí el por qué cuando una voz gritó—: ¿Drez? ¿Estás
aquí?
72
Porter, me di cuenta.
Él iba a... ¿a qué? Recordando al hombre delgado presionándose sobre mi, toqué
con mis dedos mi pecho. Los lugares en los que me había sostenido se sentían
igual. Eso me frustraba, porque sabía que había cambiado de alguna manera.
Todo mi cuello quemaba con la idea de lo que hubiese ocurrido. ¿Con cuántas
mujeres ha estado? Tiene veintiún años, podrían ser muchas... ¿Era eso lo que quería decir?
Pensando en el famoso cantante siendo tan libre con sus deseos sexuales todo este
tiempo me hizo ponerme de mal humor.
Nunca había oído hablar de Drezden siendo el tipo de hombre que buscaba un
coño después de los shows. ¿Podría alguien esconder algo así?
Tan sola como podría estar en el autobús, me deje caer pesadamente sobre mi
73
cama. Mis manos enredadas en mi cabello, mi barbilla cayendo a mi clavícula.
Realmente soy un gigante idiota, pensé, viendo a Porter sonriendo y fingiendo que
me hizo gracia lo que había dicho. ¿Cómo he podido dejarlo ir tan lejos? Lola me había 74
dado un desafío en el baño. Había tratado de salir, sólo para tropezarnos en esa
maldita bañera.
—Oye, ¿hola? —se inclinó Porter, agitando su mano hacia mí—. ¿Estás bien
Drez? Te ves distraído.
—Tienes razón, ha sido largo. —De pie con un bostezo, se estiro haciendo
sonar su espalda—. Podría solo ir a acostarme. ¿Has visto a Lola? —Me tensé y
contuve la respiración—. Ella se fue, y no la vi cuando estaba afuera con Colt.
Pensando en los pechos casi expuestos de Lola, apreté los puños en mi regazo.
Al mirar por la ventana, miré través del cristal tintado. Los guardias estaban
todavía allí, la fiesta sólo empezando a terminarse. Vi un parpadeante resplandor
rojo y me pregunte si la policía alejaría a la multitud.
A pesar de mí mismo, tome aire a través de mis dientes. Lola se había retorcido
debajo de mí, tan cálida, tierna y suave a la vez. Mayormente suave, murmuré. Mi
erección pudo notarse a través de mis pantalones.
75
En ese momento, cuando me encontré sobre ella, había dejado de pensar en
todas las razones que había hecho para mantenerme alejado. Su pecho vibraba
contra el mío, nuestros corazones retumbando. Sentirla, ver sus reacciones y
sabiendo que yo tenía que ser la causa, solo... había empezado a ceder.
Lola lo había hecho demasiado fácil. Yaciendo debajo de mí, sus ojos azules
tan amplios y seguros, había sentido su hambre cuando ella ciertamente había
sentido la mía.
Quise atraerla, aplastar mi boca contra la suya hasta que me rogara que
siguiera o me suplicara que me detuviera. ¿Qué quería de ella? ¿Y hubiera obedecido si
no era la respuesta que yo anhelaba?
Condenado.
Me dije a mí mismo que me mantendría alejado de ella. ¡El peligro de atrapar a Lola era
obvio, es obvio! Con el ceño fruncido, baje mis jeans hasta mis tobillos. El bulto
hinchado en mis boxers era un recordatorio constante de que lo que pensaba que
era racional no estaba de acuerdo exactamente con el resto de mí.
Acostado en mi cama, me quedé mirando el techo. No habría ninguna clave
allí para romper mi rompecabezas. Aún así, me quedé mirando sin pestañear. Me
preguntaba antes si le me interesaba a la niña o no. Mi polla pálpito. Supongo que lo sé,
ahora. A menos que la reacción fuera de temor o algo así. Rodé los ojos. Incluso ahora,
estaba buscando excusas para evitar meterme con Lola.
La forma en que me tocó cuando pensaba que estaba herido... y la forma en que se aferró
a mí cuando la salvé de los guardias... Debería haber sido insignificante. En cambio,
todo servía para aumentar mi deseo de estar más cerca de Lola Cooper.
Cerrando los ojos, recordé de nuevo como tenía problemas para encontrar mi
mirada. Cómo se había enrojecido tanto, retorciéndose debajo de mí, mi erección
presionada en su vientre.
Joder, había querido besarla tanto. Estirándome, deslicé mis dedos sobre mis
labios. ¿Por qué soy tan débil ante ella? Si Porter no hubiera aparecido, asustándome hasta
la mierda, no creo que me hubiera detenido. Hubiera cedido, dejado caer mis paredes y
tomado un bocado de Lola Cooper.
La chica aún tenía problemas para mirarme a los ojos. Si me hubiera dejado
76
ceder y estar con Lola, ella probablemente me odiaría.
Apretando la cabeza de mi polla a través de mis boxers, gemí. Era cierto. Todo
era cierto. Estaba horrorizado de acercarme, de ceder a mis deseos por la mujer de
ojos azules, debido al riesgo. No el riesgo por la banda, a pesar de que era real. No
el riesgo por los sentimientos de Lola, aunque eso era todavía un problema. No,
estaba aterrado porque si me dejaba llevar, no habría vuelta atrás.
No podía manejar la posibilidad de bajar mis barreras si eso significaba que ella
no fuera ni siquiera un premio potencial. Y pensaba que si mantenía las cosas
profesionalmente, estaría bien. Podría controlarme.
Lola era todo lo que podía ver en mi cabeza. Su rostro aturdido, sus exquisitos
dedos. Mis oídos se inundaron con el recuerdo de la música que tocaba. Estaba
desesperado por hacer que escribiera una nueva canción para mí. Una canción a
partir de las notas de su respiración, puntuadas por sus gritos y gemidos
apasionados.
Quería hacer a Lola Cooper una parte de mí. Y podría haberme jodidamente
resistido, si no hubiera aterrizado sobre ella en esa tina de baño.
Era divertido, cuán blanca era la porcelana. Esa sombra de inocencia fue el
escenario de mi punto de ruptura hacia el pecado.
Si no me hubiera dado cuenta de lo que podía hacer con ella... Mis dientes apenas
detuvieron un gruñido. Si sólo me hubiera mantenido al margen, no haberla salvado, no
haberla ayudado ni tocado ni visto ni olido o... o... o... Un estremecimiento de placer
eléctrico bailó en mi vientre. Mezclándose con la última parte de mi decisión.
77
Si nunca hubiera conocido a Lola Cooper...
Haría todo lo posible para hacerla mía. Y, mientras estuviera en mi banda, era
claro que tenía bastante tiempo para hacer que todo eso sucediera.
Cuando me dormí esa noche, soñé con ojos de zafiro, codos vendados, y la
primera nota de No Más Estrellas cuando era tocada por alguien que entendía lo
que la canción realmente quería decir.
No Más Estrellas era una canción que comenzaba con una advertencia. Si
hubiera hecho algo por Lola, algún favor... Había tratado de advertirle que se
alejara de mi. En cada mirada, en cada palabra, le advertí de lo que estaba en mi
interior. Lo que yo era.
78
Slow Body Rock
Él sabía que era adicto.
Y, sinceramente, no quiero.
79
Ella sabía que estaba arriesgándolo todo.
No puedo manejar esta atracción entre nosotros... una gravedad que quiere
entrelazar nuestros cuerpos y fundirme.
Arruinada.
¿Cuando me convertí en la única cosa por la que vale la pena perderlo todo?
81