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LOS SIGNOS DE PUNTUACIÓN II.

(Copyright: Julio Acosta)

A complementar con clase presencial y/o video expositivo

Objetivos:
Completar signos básicos
Comenzar a “vestir” un texto simple

Continuamos con una somera exposición de la esencia y uso de los


signos básicos de puntuación. Ellos son, recordemos, valiosos
auxiliares de nuestra expresión. Por eso nos centraremos en los
que: o nos generan dudas, o son de suma importancia en vistas de
una más eficiente comunicación.

EL PUNTO Y COMA
Este es un signo que suele ocasionar dudas y vacilaciones: ¿cuándo
lo uso? ¿Por qué incluirlo? ¿No es reemplazable por los otros, más
comunes?
Como una clave reveladora, reparemos en su forma. En ésta (como
cuando contemplamos un cuchillo, una cuchara o un tenedor)
hallaremos las claves de su uso.

;
Lo que vemos de inmediato es su grafía (su dibujo) compuesta,
híbrida. Es precisamente, un punto sobre una coma. Su finalidad
participa de ambas; no es ninguna de la de sus componentes, sino
una tercera.
En una oración, utilizamos el punto y coma para señalar una pausa
más larga y determinante que una coma, pero menor que la de
un punto seguido.

En realidad, solemos unir o separar con este signo, dos


proposiciones dentro de una oración. ¿Cuál es la diferencia entre
oración y proposición?
Sin profundizar mucho:

La Oración:
 Es independiente, tiene autonomía plena de sentido.
 La comenzamos con mayúscula. La finalizamos con un punto.
 La pronunciamos con una alteración en el tono de la voz (por
lo general, con un descenso de éste).

La Proposición:
 Es una unidad dependiente de otra para expresar un sentido
total.
 Por su escritura, sólo la primera de dos proposiciones empieza
con mayúscula. Sólo la última termina en punto.
 Por su enunciación, sólo cambiamos el tono al finalizar la
última proposición, que coincide con el fin de la oración.

¡Un ejemplo, por favor! Va:

La clase sobre puntuación es aburrida; pero debo leerla.

Todo lo subrayado es una oración. Tiene sentido completo. Está


cerrada sobre sí. La azul es una proposición; y la verde, otra.
El sentido de lo que quiero decir se cierra al final. Las dos
proposiciones están unidas por una conjunción adversativa (pero),
aunque podría ser una copulativa (y). Y a la vez, están separadas
(pero conectadas en el sentido) por el punto y coma. Ambas se
necesitan para lograr el sentido total.
Y a propósito, citémonos. Veamos la oración poco antes usada:
La azul es una proposición; y la verde, otra.
En este caso, las dos proposiciones están unidas por una conjunción
copulativa (y). Y a la vez, están separadas (pero conectadas en el
sentido) por el punto y coma.

Más ejemplos:
Es una materia optativa; la haré hasta que me canse.
Papá pone la semillita; mamá la tierrita; nace un bebé.
Mamá me habla como a un tonto; usa ejemplos de jardinería; sigo
sin entender.
Las proposiciones (unidas y separadas a la vez por el punto y coma)
son eslabones en el sentido general de la oración.
Veamos más:
Los chicos vinieron a ver mi Play Station; y les encantó.
Sus cabellos brillaban; sus ojos eran soles; y me enamoré.
El “cana” saltó; creyó que yo tenía un “chumbo”.
Mi padre me hablaba de Italia; mi madre, de España; y ahora no
tengo patria.
El “chabón” tenía síntomas de corona virus; subió al colectivo; fue
a la clase; e infectó a medio mundo.
¿Se entiende el uso fundamental del punto y coma? Vean, por
ejemplo, que el sentido general de lo que hizo el “chabón” se cierra
al finalizar la oración toda, completa; pero que cada proposición
cuenta. Por eso están separadas gráficamente (y unidas en el sentido)
por el punto y coma.
Veamos, por último, algunos ejemplos de nuestra Tarea o
Ejercitación de la Clase 1:
21. Luisa es alegre; Juana, triste.
22. El tren llegó tarde ayer; hoy, también.
23. Papá está en la fábrica; mamá, en el supermercado.
En todos ellos, necesito de ambas proposiciones, unidas (y a la vez
separadas) por el punto y coma, para asimilar el sentido general de
la oración.

LOS DOS PUNTOS


Gráficamente, los dos puntos, puestos uno sobre otro, son como un
llamado de atención sobre lo que diré a continuación.

:
En la elocución, también suelo hacer una pausa en este signo, así
como en música, un silencio me puede servir para resaltar el acorde
siguiente; me permite que quien escucha, preste atención a lo
siguiente. Por eso son importantísimos como herramientas para una
buena comunicación.
Pensemos en la famosa frase de Winston Churchill, hablándole a su
pueblo sobre lo que éste podía esperar de la guerra:
“Sólo tengo tres cosas para prometerles: sangre, sudor, y lágrimas”
Y nos adelantamos un poco a lo que serán las clases de Oratoria.
Haciendo una pausa en la elocución (la fonación, el habla oral) tras
los dos puntos, ¿no se crea un suspenso? ¿No se fideliza la atención
del auditorio? ¿No cobrará nuevo énfasis cuanto se diga a
continuación?
Imaginemos al auditorio, frente a las gangosas radios, a lo largo y a
lo ancho del Reino Unido.
“Prometer” suena a positivo. Churchill hace la pausa que
normalmente sigue a los dos puntos. Silencio expectante. Luego
enumera tres cosas negativas, pero realistas.
Toda una pieza oratoria, de gran efecto y valor político, ¿no?
Pero por ahora, concentrémonos en el valor y uso de este signo de
puntuación.

Es decir, fijemos:

Los dos puntos avisan que lo que sigue es la explicación, el


complemento, el núcleo de lo que se acaba de anunciar.

Ejemplos:
La valija tenía varias cosas: una radio, un martillo y una linterna.
Este Taller tiene tres objetivos fundamentales: que hablemos mejor;
que escribamos con mayor belleza; y, sobre todo, que nos
comuniquemos mejor.

LOS PUNTOS SUSPENSIVOS


¿Qué quiere decir aquí suspensivos? Que dejan algo en suspenso,
que lo suspenden.


No cortamos algo con un punto. Hay algo más después, aunque lo
demos a entender o no lo enunciemos. Relativizamos el punto solo,
agregándole otros dos.
Ejemplos;
Supongamos que escribimos el parlamento para un cómico o un
actor de stand up, y ponemos:
Macri creía en el mérito individual, la iniciativa privada, la felicidad
que brinda el libre mercado….
O:
El matrimonio es una institución sagrada, ineludible, ideal…
¿No están hablando esos tres puntos? ¿No están alargando el sentido
de lo dicho más que darlo por concluido? ¿Por qué, si no,
imaginamos risas?
La observancia de esa pausa sugerente, que imponen los tres puntos,
es muy útil y elocuente.
Y damos un ejemplo oral, porque así se aprecia mejor su valor. Y
de paso, recordemos que los signos gráficos de puntuación son el
reflejo escrito de su utilización oral.
Los signos de puntuación nos permiten, a la distancia, leer,
¡escuchar! qué quisieron decir Marx, Platón, Cortázar, Bob Dylan o
Perón; a años o siglos de distancia; no estando, desde luego,
presentes cuando hablaron.
Los puntos suspensivos pueden evidenciarnos también pausa, duda,
vacilación:
Claudia…yo…quiero… decirte…bueno… ¿dónde está el baño?
Volvamos a Churchill. Podría haber dicho:
Sólo puedo ofrecerles…sangre…sudor…lágrimas...
¡A persignarse, británicos! ¡La cosa no termina ahí!

Los puntos suspensivos nos transmiten la idea de que la oración


lleva a un final no delimitado, impreciso; incompleto.

También los usamos para:


Dar a entender algo consabido:
Es un hijo de…
En casa de herrero…
Comunicar, por ejemplo, que una cita no comienza con esas
palabras.:
Y como dijo El Quijote: “…señal que cabalgamos”.
Ya lo dijo Freud: “… Por lo tanto, la transferencia amorosa es
inherente a la terapia”.
Entre paréntesis, si el párrafo elidido (suprimido), está en medio de
la cita:
Lo dice el Preámbulo de la Constitución Nacional: “Nos, los
representantes del pueblo de la Nación Argentina (…), reunidos en
Congreso General Constituyente por voluntad y elección de las
provincias…”
A efectos artístico-literarios, cuando queremos crear una
expectativa:
La casa era amplia, cómoda, silenciosa. Tal vez, demasiado…


Creemos que no es necesario abundar en lo relativo a estos signos.
Tampoco hablaremos de los signos de exclamación y de
interrogación, más conocidos y bien usados por lo común. Sólo
digamos, para aventar una duda frecuente, que ellos pueden ser
usados entre comas:
¿Estas cansada?, ¿con hambre?, ¿con frío?
¡Estas cansada!, ¡con hambre!, ¡con frío!
O dejando que sus puntitos inferiores, al cerrar su respectivo uso,
sirvan como punto de separación.

? !
¿Estas cansada? ¿Con hambre? ¿Con frío?
¡Estas cansada! ¡Con hambre! ¡Con frío!
Cuando persigamos un fin estético-literario u oratorio, separarlos
mediante comas nos dará celeridad, agilidad, ritmo. Separarlos
mediante puntos, énfasis, realce a cada una de las sucesivas
enunciaciones. Prueben leyéndolos en voz alta.

Damos aquí por terminada esta brevísima introducción a algunos de
los signos de puntuación, privilegiando (como dijimos) su uso más
regular o el nivel de dudas que más frecuentemente suscitan.
No obstante, en nuestra práctica, deberemos volver una y otra vez
sobre los presentes, y sobre los que, por ahora, omitimos.
Relean estos conceptos y ejemplos; recuérdenlos a la hora de
redactar. Y…
¡GRACIAS!

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