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¿QUÉ ES EL ACOSO ESCOLAR?

Es una forma de violencia entre compañeros en la que uno o varios alumnos molestan y agreden de manera constante y repetida a
uno o varios compañeros, quienes no pueden defenderse de manera efectiva y generalmente están en una posición de desventaja o
inferioridad. El acoso escolar puede causar daños físicos, sociales o emocionales en quienes lo sufren. Los estudiantes que son
víctimas de acoso escolar no suelen defenderse, al principio creen que, ignorando a sus agresores, el acoso se detendrá. Tampoco
suelen decir a sus padres y maestros que están siendo acosados por temor. Por ello es necesario generar en la familia apertura para
que los hijos nos cuenten lo que ocurre en la escuela e intervenir para detenerlo.
¿QUIÉNES PARTICIPAN EN SITUACIONES DE ACOSO ESCOLAR?
En el acoso escolar intervienen: los agresores, las víctimas y los testigos. Los testigos son los alumnos, docentes u otros miembros
de la comunidad escolar que presencian las agresiones hacia las víctimas. Estos últimos juegan un papel fundamental al apoyar a las
víctimas y denunciar el acoso, pues suelen estimular las agresiones, cuando se ríen, aplauden o felicitan a los agresores.

¿CÓMO SE RECONOCE EL ACOSO ESCOLAR?

El acoso escolar tiene características particulares que lo distinguen de otras formas


de violencia, por ejemplo:
 Una conducta violenta o agresiva que se repite y que se da de manera
constante.
 Las agresiones se presentan durante un largo periodo.
 Es intencional. Las agresiones buscan provocar un daño.
 En el acoso escolar intervienen tres actores principalmente: las víctimas,
los agresores y los testigos (alumnos o docentes de la escuela que
observan las agresiones).

CONSECUENCIAS DEL ACOSO ESCOLAR


Además del daño físico y emocional que provoca la violencia, quienes viven en esas condiciones corren el riesgo de aprender a
reaccionar con violencia, acostumbrarse a ella y a creer que es parte de la vida diaria ser maltratado, ofender a los demás o hacerles
daño. Si se aprende a reaccionar con violencia, también se puede aprender a convivir de manera respetuosa y a resolver los
conflictos utilizando el diálogo. Un primer paso para prevenir y manejar la violencia es aprender a reconocerla y comprender que
nadie debe maltratar ni ser maltratado.
RESOLVER EL ACOSO ESCOLAR, TAREA DE TODOS
Aunque no se pueden evitar, los conflictos pueden manejarse a tiempo para que las pequeñas diferencias no crezcan y se conviertan
en un problema de graves consecuencias. Para ello se requiere comprender cómo surgen, se desarrollan y se resuelven los
conflictos, aprender a responder sin violencia y a eliminar las actitudes que empeoran los conflictos. Es fundamental, entender que
todos somos responsables para atender el acoso escolar: autoridades, directores, docentes, familias y tú.
¿SABÍAS QUE…?
Tienes derecho a convivir en paz, a ser tratado con respeto y a ser protegido de situaciones de riesgo. También a recibir una
educación en la que aprendas a convivir, a seguir aprendiendo, a ser mejor persona cada día y a desarrollar tu potencial.
PARA RESOLVER EL CONFLICTO, CONSIDERA LAS SIGUIENTES ESTRATEGIAS:
-Lo explico de tal manera que lo entendamos todos los que estamos en el conflicto.

-Identifico posibles soluciones.

-Analizo quién gana o quién pierde con cada solución.

-Reconozco las actitudes y los factores que pueden ayudar a resolver el conflicto.

-Trato de negociar: cedo un poco y ayudo a la otra parte a que también ceda para ganar los dos.

-Si creo que no podemos llegar a un acuerdo, propongo pedir ayuda para que un mediador nos ayude a resolverlo.

-Reviso los reglamentos y las leyes para identificar si nos pueden ayudar a resolver el conflicto.

-Evito usar la violencia.

Docentes

La violencia entre pares o acoso escolar no sólo se da dentro de la escuela. En ocasiones, fuera de ella se presentan exalumnos o
jóvenes de la comunidad que agreden a los alumnos. Algunos alumnos actúan de manera violenta sin razón aparente y agreden a
sus compañeros o a los docentes de manera indiscriminada. No obstante, los pleitos y las agresiones entre escolares con frecuencia
se relacionan con una respuesta violenta ante los conflictos. Por ello se recomienda fortalecer la aplicación de procedimientos de
mediación, negociación, arbitraje y otras formas de manejo no violento de conflictos.

¿QUIÉNES PARTICIPAN EN SITUACIONES DE ACOSO ESCOLAR?

En el acoso escolar intervienen: los agresores, las víctimas y los testigos. Los alumnos, docentes u otros miembros de la comunidad
escolar que presencian las agresiones hacia las víctimas son testigos. Estos últimos juegan un papel muy importante pues suelen
estimular las agresiones, cuando se ríen, aplauden, felicitan a los agresores o por el contrario apoyando a las víctimas, denunciando
el acoso.

Características del acoso escolar

-Intencionalidad: Son actos premeditados con el fin de provocar daño o agredir a otro.

-Persistencia: Se trata de actos que se repiten y se prolongan durante un tiempo.

-Asimetría de poder: Existe un desequilibrio y desigualdad de fuerzas entre el abusador o abusadores y el abusado

-Naturaleza social del fenómeno: Ocurre frente a otros compañeros, espectadores o cómplices que pueden legitimar el

comportamiento del agresor o simplemente apoyar.


Algunos tipos de violencia son:

DE MANERA DIRECTA

1. VIOLENCIA FÍSICA Y VERBAL

2. USO DE ARMAS

DE MANERA INDIRECTA

1. VIOLENCIA PSICOLÓGICA

2. CIBERACOSO

SOCIAL

SOCIAL

Familia

ALGUNAS SEÑALES DE QUE SU HIJO VIVE ACOSO EN LA ESCUELA PUEDEN SER:


Le hacen bromas pesadas con frecuencia; le han puesto apodos ofensivos o que lo hacen sentir mal; constantemente lo ponen en
ridículo o se burlan de él o de ella.
Siempre pierde sus libros, su dinero y otras cosas, o se las rompen o esconden; o bien, pide dinero extra o lo roba para contentar a
sus agresores.
No le gusta salir al recreo, busca quedarse cerca del profesor o de otros adultos.
Seguido llega con moretones, heridas, cortadas, arañazos o llega con la ropa rota.
Cuando tiene que hablar delante de los demás en la clase se siente inseguro, tiene miedo y se pone muy nerviosa o nervioso.
Otros niños o niñas escriben ofensas en sus cuadernos, se los rayan o se los rompen.
Casi siempre está triste y preocupado.
No tiene amigos, nunca o casi nunca lo invitan a fiestas y hace los trabajos en equipo solo. En la escuela dice que está solo todo el
tiempo.
Cuenta que uno o varios niños lo empujan, le pegan.
Tiene miedo de ir a la escuela, ha perdido el interés por el trabajo escolar y ha bajado sus calificaciones.
Si lleva comida a la escuela, pide cosas extra o que no le gustan.
Va y viene de la escuela por rutas distintas.
Colaboración entre la familia y la escuela

Los hijos son reflejo de los padres por eso reconocemos que es en el hogar donde aprenden a convivir y a comportarse de acuerdo a
ciertos valores que la familia le ha transmitido.
Pero la familia no es la única responsable de formar a los niños y las niñas para que desarrollen su potencial y puedan ser personas
de bien. Familia y escuela comparten la responsabilidad de educar a la infancia. Uniendo esfuerzos se puede prevenir y corregir las
faltas de respeto y el comportamiento violento de niñas, niños y adolescentes.
Para detectar y atender los problemas de indisciplina, vandalismo y otras formas de violencia, las familias deben colaborar
directamente con la escuela de sus hijos y participar en las actividades realizadas por el Consejo Escolar de Participación Social a
través del comité para el desaliento de las prácticas que generan violencia entre pares.

¿Qué hacer si mi hijo vive acoso escolar?

RECONOZCAN QUE TIENEN UN PROBLEMA

DE SEGURIDAD A SUS HIJOS

PROTEJA A SUS HIJOS Y TRATE DE RESOLVER EL PROBLEMA

“EN LA COMUNIDAD EDUCATIVA TODOS SOMOS RESPONSABLES DE ATENDER EL ACOSO ESCOLAR:


AUTORIDADES, DIRECTORES, DOCENTES, FAMILIAS Y ALUMNADO.”

Fuente: Secretaría de Educación Pública


Drogas y uso de sustancias en adolescentes

El consumo de sustancias entre los adolescentes varía desde el uso esporádico hasta los trastornos por consumo de
sustancias graves. Las consecuencias agudas y a largo plazo varían desde mínimas y menores hasta las que ponen en
riesgo la vida, lo que depende de la sustancia, las circunstancias y la frecuencia de consumo. Sin embargo, incluso el uso
ocasional puede poner los adolescentes en mayor riesgo de daño significativo, que incluye la sobredosis, los accidentes
automovilísticos, los comportamientos violentos, y las consecuencias del contacto sexual (p. ej., embarazo, infecciones
de transmisión sexual). El uso de sustancias también interfiere con el desarrollo del encéfalo en los adolescentes en una
magnitud dependiente de la dosis. El uso regular de alcohol, marihuana, nicotina u otras drogas durante la adolescencia
se asocia con mayores tasas de trastornos de salud mental, peor rendimiento en la edad adulta y mayores tasas de
adicción.

Los adolescentes consumen sustancias por varias razones:

 Para compartir una experiencia social o sentirse parte de un grupo social

 Para aliviar el estrés

 Para buscar nuevas experiencias y asumir riesgos

 Para aliviar los síntomas de los trastornos de salud mental (p. ej., depresión, ansiedad)

Otros factores de riesgo incluyen el escaso auto-control, la falta de vigilancia de los padres, y diversos trastornos
mentales (p. ej., déficit de atención/hiperactividad, la depresión). Las actitudes y los ejemplos que los padres dan en
relación al consumo de alcohol, tabaco, fármacos recetados y otras sustancias son una influencia poderosa.

Según las encuestas nacionales, la proporción de estudiantes de último año de la secundaria que informan abstinencia
de todas las sustancias ha aumentado en forma estable durante los últimos 40 años. Sin embargo, al mismo tiempo, se
ha puesto a disposición una amplia gama de productos más potentes y peligrosos (p. ej., opioides recetados, derivados
de la marihuana de alta potencia, fentanilo). Estos productos ponen a los adolescentes que inician el uso de sustancias
en mayor riesgo de desarrollar consecuencias tanto agudas como a largo plazo.

Sustancias específicas

Las sustancias que más utilizan los adolescentes son el alcohol, la nicotina (en el tabaco o los productos de vaporización)
y la marihuana.

Alcohol

El consumo de alcohol es frecuente y es la sustancia más utilizada por los adolescentes. Para el doceavo grado, > 70% de
los adolescentes han probado el alcohol y casi la mitad son considerados bebedores actuales (habiendo consumido
alcohol en el último mes). El consumo excesivo de alcohol también es común, y los adolescentes que beben pueden
tener intoxicación alcohólica. Casi el 90% de todo el alcohol consumido por los adolescentes se produce durante una
borrachera, que los pone en riesgo de sufrir accidentes, lesiones, actividad sexual no deseada y otros resultados malos.

La sociedad y los medios de comunicación retratan a la bebida como aceptable o incluso de moda. A pesar de estas
influencias, los padres pueden hacer una diferencia mediante la transmisión de expectativas claras a su adolescente en
relación con la bebida, el establecimiento de límites constantemente, y el seguimiento. Por otro lado, los adolescentes
cuyos familiares beben en exceso pueden pensar que este comportamiento es aceptable. Algunos adolescentes que
prueban el alcohol llegan a desarrollar un trastorno por consumo de alcohol. Los factores de riesgo conocidos para
desarrollar un trastorno incluyen el inicio de beber a una edad temprana y la genética. Los adolescentes que tienen un
familiar con un trastorno por consumo de alcohol deben ser conscientes de su mayor riesgo.

Tabaco
Las tasas de consumo de tabaco entre los adolescentes cayeron significativamente en las décadas de 1990 y 2000 y
siguen disminuyendo. El informe del National Institute on Drug Abuse de los National Institutes of Health (NIH)
comunicó que, en 2019, alrededor del 5,7% de los estudiantes de 12. ° grado aceptó que consumía cigarrillos en ese
momento (fumados en los últimos 30 días), frente al 28,3% en 1991 y al 7,6% en 2018; solo alrededor del 2% informó
que fumaba todos los días. Sin embargo, la mayoría de los adultos que fuman cigarrillos empiezan a fumar durante la
adolescencia. Si los adolescentes no prueban los cigarrillos antes de los 19 años, es muy poco probable que se
conviertan en fumadores cuando son adultos. Los niños de tan solo 10 años pueden experimentar con cigarrillos.

Los factores de riesgo más importantes para fumar en los adolescentes es tener padres que fuman (el factor más
predictivo) o tener compañeros y modelos a seguir (p. ej., celebridades) que fuman. Otros factores de riesgo incluyen

 Mal rendimiento escolar

 Comportamiento de alto riesgo (p. ej., hacer dieta en exceso, sobre todo entre niñas; peleas físicas y conducir
borracho, sobre todo entre los varones; consumo de alcohol o de otras sustancias)

 Capacidad insuficiente para resolver problemas

 Disponibilidad de cigarrillos

 Escasa autoestima

Los adolescentes también pueden usar el tabaco en otras formas. Alrededor del 3,5% de los estudiantes de secundaria
consume tabaco sin humo; esta tasa ha disminuido en los últimos 10 años. El tabaco sin humo puede ser masticado
(tabaco de mascar), colocado entre el labio inferior y la encía (sumergir el tabaco) o inhalado por la nariz (rapé). Fumar
en pipa es relativamente raro en los Estados Unidos. El porcentaje de personas > 12 años que fuman cigarros ha
disminuido.

Los padres pueden ayudar a prevenir que su adolescente fume y consuma productos de tabaco sin humo por ser
modelos positivos (es decir, al no fumar o masticar), discutir abiertamente los peligros del tabaco y alentar a los
adolescentes que ya fuman o mascan para que dejen de fumar, lo que incluye brindarles apoyo en la búsqueda de
asistencia médica en caso de necesidad.

Productos de cigarrillos electrónicos (productos de vapeo)

Los cigarrillos electrónicos (en forma de cigarrillos o vaporizadores) utilizan calor para volatilizar un líquido que contiene
el ingrediente activo, típicamente nicotina o tetrahidrocannabinol (THC); no hay combustión involucrada. Los cigarrillos
electrónicos ingresaron inicialmente en el mercado como dispositivos para dejar de fumar para los fumadores adultos.
Desde entonces han pasado a usar el "vapeo", que les ha llamado mucho la atención y se ha vuelto cada vez más
popular entre los adolescentes en los últimos años, especialmente entre los adolescentes de nivel socioeconómico
medio y alto. El consumo actual de cigarrillos electrónicos (vapeo de nicotina, sin contar otras sustancias) entre los
estudiantes de 12° grado aumentó notablemente del 4,5% en 2013 al 25,5% en 2019 según una encuesta patrocinada
por los NIH. Alrededor del 45,6% de los estudiantes de 12° grado han probado los cigarrillos electrónicos (nicotina y
otras sustancias).

Debido a que no hay productos de combustión del tabaco, los cigarrillos electrónicos causan diferentes efectos adversos
cuando se comparan con las consecuencias adversas para la salud causadas por fumar. Sin embargo, otros productos
químicos contenidos en los productos de vapeo pueden causar lesión pulmonar, que puede ser aguda, fulminante o
crónica y, en su forma más grave, letal. Además, estos productos pueden administrar concentraciones muy altas de
nicotina y THC. El THC y la nicotina son altamente adictivos y la toxicidad es posible. Los cigarrillos electrónicos son la
forma inicial de exposición de los adolescentes a la nicotina, pero su efecto sobre la tasa de tabaquismo adulto no está
claro. Además, se desconocen otros riesgos potenciales a largo plazo de los cigarrillos electrónicos.

Marihuana
La encuesta en estudiantes de secundaria de los NIH informó que en 2019 la prevalencia de consumo habitual
de marihuana entre los estudiantes de secundaria fue del 22,3%, que representa un aumento del 20,6% en 2009.
Alrededor del 43,7% de los estudiantes de secundaria informaron haber consumido marihuana una o más veces en su
vida. En 2010, la tasa de consumo actual de marihuana superó por primera vez la tasa de consumo actual de tabaco.

El aumento más significativo en el consumo de marihuana es en el vapeo de THC. El número de estudiantes de 12° grado
que informaron un aumento del vapeo de THC aumentó del 4,9% en 2017 al 14% en 2019.

Otras sustancias

El uso de sustancias distintas al alcohol, la nicotina y la marihuana durante la adolescencia es relativamente raro.

En la misma encuesta de la NIH, los siguientes porcentajes de estudiantes de secundaria informaron el uso de sustancias
ilícitas una o más veces en su vida.

 Medicamentos recetados (sin receta): 14,6%

 Inhalantes (p. ej., pegamento, aerosoles): 5,3%

 Alucinógenos (p. ej., LSD, PCP, mescalina, hongos): 6,9%

 Cocaína: 4,9%

 Esteroides anabólicos (orales o inyectables): 1,6%

 Metanfetaminas (sin receta): 2,1%

 Heroína: 0,6%

Los fármacos prescritos que se utilizan en forma más incorrecta incluyen analgésicos opioides (p. ej.,
oxicodona), estimulantes (p. ej., para el TDAH como metilfenidato o dextroanfetamina), y sedantes (p ej.,
benzodiazepinas).

A nivel nacional, el 1,5% de los estudiantes había usado una aguja para inyectar alguna droga ilegal en su cuerpo una o
más veces durante su vida.

Diagnóstico

 Evaluación clínica, incluido el examen de detección de rutina

Los comportamientos que motivan la preocupación de los padres por posible trastorno por uso de sustancias incluyen

 Encontrar drogas o parafernalia de drogas

 Comportamiento errático

 Depresión o cambios de humor

 Un cambio en los amigos

 Declinación del rendimiento escolar

 Pérdida de interés en pasatiempos

Cribado de uso de sustancias en adolescentes

Los médicos deben investigar el consumo de tabaco, alcohol y otras drogas en todas las consultas de mantenimiento de
la salud y deben aconsejar tanto a los adolescentes como a los padres sobre el uso seguro y el control de los fármacos de
venta libre y bajo receta. El cribado universal para detectar el uso de sustancias puede normalizar las discusiones sobre
el uso de sustancias, reforzar comportamientos y elecciones saludables, identificar a los adolescentes en riesgo de
consumo problemático de sustancias, guiar las intervenciones e identificar a los adolescentes que necesitan derivación
para el tratamiento de un trastorno por uso de sustancias.

Hay varias herramientas de cribado validadas. El National Institute on Drug Abuse (NIDA) tiene dos de estas
herramientas electrónicas de detección disponibles para pacientes de 12 a 17 años, Brief Screener for Tobacco, Alcohol,
and other Drugs (BSTAD) y Screening to Brief Intervention (S2BI). Cada herramienta de detección sistemática puede ser
implementada por el mismo paciente o administrada por un profesional de la salud. Se recomienda la
autoadministración siempre que sea posible porque las tasas de divulgación son más altas en comparación con las de la
entrevista verbal. Las herramientas comienzan con preguntas sobre la frecuencia de consumo de tabaco, alcohol y
marihuana en el último año. Una respuesta positiva genera preguntas sobre tipos adicionales de uso de sustancias. Las
herramientas clasifican a los adolescentes en una de tres categorías de riesgo para un trastorno por uso de sustancias:
sin uso informado, menor riesgo y mayor riesgo. Sobre la base de los resultados, las herramientas ofrecen un plan de
acción basado en la orientación y derivada de consensos de expertos. Aunque los tiempos pueden variar según el
método de administración y el número de preguntas de seguimiento, estas herramientas pueden completarse en menos
de 2 minutos.

El cuestionario CRAFFT es una herramienta de detección sistemática validada más antigua para el diagnóstico del uso de
alcohol y drogas. Debido a que el cuestionario CRAFFT original no detecta el consumo de tabaco, no proporciona
información sobre la frecuencia de uso ni discrimina entre el uso de drogas y alcohol, ya no se usa en forma amplia y se
han desarrollado otras herramientas de detección, incluyendo el cuestionario CRAFFT 2,1 + N actualizado, que tiene una
pregunta sobre el uso de tabaco y nicotina.

Detección de drogas

La detección de drogas puede ser útil pero tiene muchas limitaciones. Cuando los padres exigen una detección de
drogas, pueden crear un clima de confrontación que hace que sea difícil obtener una historia precisa del uso de
sustancias y formar una alianza terapéutica con el adolescente. Las pruebas de detección son generalmente
inmunoensayos cualitativos rápidos en la orina que se asocian con un número de resultados falsos positivos y falsos
negativos. Además, la detección no puede determinar la frecuencia y la intensidad del consumo de sustancia y, en
consecuencia, no permite distinguir los usuarios ocasionales de aquellos con problemas más serios. El médico debe
utilizar otras medidas (p. ej., anamnesis meticulosa, cuestionarios) para identificar el grado en el que el consumo de
sustancias ha afectado la vida de cada adolescente.

Teniendo en cuenta estas preocupaciones y limitaciones, a menudo es útil consultar con un experto en el trastorno por
uso de sustancias para ayudar a determinar si la detección de drogas se justifica en una situación dada. Sin embargo, la
decisión de no realizar una prueba de detección de drogas no debe terminar prematuramente la evaluación de un
posible trastorno por consumo de sustancias o un trastorno de salud mental. Los adolescentes con signos inespecíficos
de un trastorno por uso de sustancias o un trastorno de salud mental deben ser derivados a un especialista para una
evaluación completa.

Tratamiento

 Terapia conductual adaptada para adolescentes

Por lo general, los adolescentes con un trastorno moderado o grave por consumo de sustancias se derivan para su
posterior evaluación y tratamiento. En general, las mismas terapias conductuales utilizadas para los adultos con
trastornos por uso de sustancias también puede ser utilizadas para los adolescentes. Sin embargo, estos tratamientos
deben adaptarse. Los adolescentes no deben ser tratados en los mismos programas que los adultos; ellos deben recibir
los servicios de programas para adolescentes y terapeutas con experiencia en el tratamiento de adolescentes con
trastornos por uso de sustancias.
PROBLEMAS DE CONDUCTA EN LOS ADOLESCENTES

Por Sharon Levy , MD, MPH, Harvard Medical School

Última modificación del contenido sep. 2020

INFORMACIÓN: PARA PACIENTES

La adolescencia es una época para el desarrollo de la independencia. Por lo general, los adolescentes ejercen su
independencia a través del cuestionamiento o el desafío de las reglas de sus padres, lo que a veces los lleva a violar las
normas. Los padres y los profesionales de la salud deben distinguir los errores ocasionales de juicio de un grado de mala
conducta que requiere intervención profesional. La gravedad y la frecuencia de las infracciones son guías. Por ejemplo,
las borracheras periódicas y la participación en el ausentismo o robo recurrente son mucho más significativos que los
episodios aislados de las mismas actividades. Los signos de alarma que sugieren que las conductas disruptivas alteran el
funcionamiento incluyen deterioro del rendimiento escolar y huidas del hogar. De particular preocupación son los
adolescentes que causan lesiones graves o utilizan un arma en una pelea.

Debido a que los adolescentes son mucho más independientes y móviles de lo que eran cuando eran niños, a menudo
están fuera del control físico directo de los adultos. En estas circunstancias, el comportamiento de los adolescentes se
determina por su propio código moral y de comportamiento. Los padres guían en lugar de controlar directamente las
acciones de sus hijos. Los adolescentes que sienten la calidez y el apoyo de sus padres son menos propensos a
involucrarse en comportamientos de riesgo, como lo son aquellos cuyos padres transmiten expectativas claras sobre el
comportamiento de sus hijos y muestran un establecimiento de límites y control consistentes.

La crianza autoritaria es un estilo de crianza en el que los niños participan en el establecimiento de las expectativas de la
familia y las reglas. Este estilo de crianza, en contraposición a la crianza dura o permisiva, es más probable que
promueva comportamientos maduros.

Los padres autoritarios suelen utilizar un sistema de privilegios graduados, en el que los adolescentes inicialmente
reciben pequeñas partes de la responsabilidad y la libertad (p. ej., cuidar de una mascota, hacer las tareas del hogar,
adquirir la ropa, decorar su habitación, manejar las finanzas, salir a eventos sociales con amigos, conducir un automóvil).
Si los adolescentes manejan bien una responsabilidad o un privilegio durante un período, se otorgan más privilegios. Por
el contrario, la falta de juicio o falta de responsabilidad conduce a la pérdida de privilegios. Cada nuevo privilegio
requiere una estrecha supervisión por los padres para asegurarse de que los adolescentes cumplan con las reglas
acordadas.

Algunos padres y sus hijos adolescentes se enfrentan por casi todo. En estas situaciones, el tema central es realmente el
control. Los adolescentes quieren sentirse en control de sus vidas, pero los padres no están listos para perder ese
control. En estas situaciones, todo el mundo puede beneficiarse de los padres que escogen sus batallas y centran sus
esfuerzos en las acciones de la adolescencia (p. ej., asistir a la escuela y cumplir las responsabilidades del hogar) y no en
expresiones (p. ej., el vestido, el peinado, entretenimiento preferido).

Los adolescentes cuyo comportamiento es peligroso o inaceptable a pesar de los esfuerzos de sus padres pueden
necesitar la intervención profesional. Los trastornos por abuso de sustancias son un desencadenante frecuente de
problemas de conducta y los trastornos por el uso de sustancias requieren un tratamiento específico. Los problemas de
conducta también pueden ser un síntoma de problemas de aprendizaje, depresión u otros trastornos de la salud mental.
Estos trastornos pueden requerir tratamiento con medicamentos, así como el asesoramiento. Si los padres no son
capaces de limitar el comportamiento peligroso de sus hijos, pueden solicitar la ayuda del sistema judicial y ser
asignados a un oficial de libertad condicional que puede ayudar a hacer cumplir las reglas del hogar razonables.

Trastornos de conducta específicos


Los trastornos por comportamientos perturbadores son frecuentes durante la adolescencia.

El trastorno de déficit de atención/hiperactividad (TDAH) es el trastorno de salud mental más frecuente de la infancia y
con frecuencia persiste en la adolescencia y la edad adulta. Una vez considerado como un trastorno "molestia" de la
infancia, la investigación ha demostrado resultados funcionales pobres a largo plazo en los niños diagnosticados con
TDAH en comparación con sus pares. La terapia conductual y el tratamiento farmacológico pueden mejorar los
resultados. Los médicos deben seguir tratando y controlando a los pacientes adolescentes con diagnóstico de TDAH en
la infancia. Aunque los trastornos por uso de sustancias son más frecuentes entre las personas con TDAH, el tratamiento
con estimulantes no parece aumentar el riesgo de desarrollar un trastorno por uso de sustancias, e incluso puede
disminuir el riesgo.

Se advierte a los médicos de hacer el diagnóstico de TDAH cuidadosamente antes de iniciar el tratamiento debido a que
otros trastornos, como la depresión o los problemas de aprendizaje pueden manifestarse principalmente con síntomas
de falta de atención y pueden imitar el TDAH. En algunos casos, un adolescente puede quejarse de síntomas de falta de
atención en un intento de obtener una prescripción de estimulantes, ya sea para ser utilizado como una ayuda al estudio
o de forma recreativa. Debido al alto potencial para el abuso y la dependencia, los estimulantes se deben prescribir sólo
después de que se ha confirmado el diagnóstico de TDAH.

Otros trastornos de comportamiento perturbador frecuentes de la infancia incluyen el trastorno desafiante oposicional y
el trastorno de conducta. Estos trastornos se tratan normalmente con la psicoterapia para el niño y el asesoramiento y
apoyo para los padres.

Violencia

De vez en cuando los niños se involucran en la confrontación física y la intimidación (bullying). Durante la adolescencia,
la frecuencia y gravedad de las interacciones violentas pueden aumentar. Aunque los episodios de violencia en la
escuela son muy publicitados, los adolescentes son mucho más propensos a estar involucrados en los episodios
violentos (o más a menudo la amenaza de violencia) en el hogar y fuera de la escuela. Muchos factores contribuyen a un
mayor riesgo de violencia para los adolescentes, que incluyen

• Problemas de desarrollo

• Pertenencia a pandillas

• Acceso a armas de fuego

• Consumo de sustancias

• Pobreza

Hay poca evidencia para sugerir una relación entre la violencia y los defectos genéticos o anomalías cromosómicas.

La pertenencia a pandillas se ha vinculado con comportamiento violento. Las pandillas juveniles son asociaciones
autoformadas de 3 miembros o más, cuyas edades suelen variar entre 13 y 24 años. Por lo general, las pandillas adoptan
un nombre y símbolos identificatorios, como un estilo particular de indumentaria, el uso de ciertos signos manuales,
tatuajes o grafitis. Algunas pandillas exigen que los futuros miembros realicen actos aleatorios de violencia antes de
otorgar la membresía.

La prevención de la violencia comienza en la primera infancia con la disciplina sin violencia. Limitar la exposición a la
violencia a través de los medios de comunicación y los videojuegos también puede ayudar, porque la exposición a estas
imágenes violentas se ha demostrado que desensibiliza a los niños a la violencia y hace que los niños acepten la violencia
como parte de su vida. Los niños en edad escolar deben tener acceso a un ambiente escolar seguro. Los niños mayores y
los adolescentes no deben tener acceso sin supervisión a las armas y se les debe enseñar a evitar situaciones de alto
riesgo (tales como los lugares o contextos en los que otros tienen armas o consumen alcohol o drogas) y a utilizar
estrategias para distender las situaciones tensas.
Todas las víctimas de la violencia de pandillas deben ser alentadas a hablar con los padres, maestros, e incluso su médico
acerca de los problemas que están experimentando.

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