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LA REALIDAD SOCIAL DE JUAN WESLEY Y LA NUESTRA

UN LLAMADO A LOS CRISTIANOS PERUANOS

http://www.angelfire.com/pe/jorgebravo/wesley_realidad.htm

Por: Lic. Jorge Bravo C.

Durante la última parte del siglo XVII y primera del siglo XIII, Inglaterra fue teatro de muchos
acontecimientos turbulentos. Las guerras, las victorias, el asedio a España y Francia, y la
corrupción pública, hacían de ella una nación al borde de una guerra civil que la llevaría al caos
total. En un ambiente así surge la persona de Juan Wesley, en el pueblo de Epworth.

A nosotros nos ha tocado vivir en medio de una generación agitada, conmovida, angustiada y
revolucionaria. Alguien ha dicho: “El que haya querido vivir una vida tranquila, se ha equivocado
de siglo si ha venido a vivir al nuestro” Esto mismo nos dice el apóstol Pablo: “No os conforméis a
este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que
comprobéis cuál es la voluntad de Dios, agradable y perfecta” (Romanos 12:2). Es así como Wesley
en su tiempo entendió claramente que el Evangelio no podía ser anunciado como algo etéreo, sino
que tenía que encarnarse en la persona y en el pueblo. No se puede negar que el Metodismo fue
un avivamiento espiritual; pero éste fue escuchado en las fábricas, en el campo, en los bares y en
las minas. Se identificó con el pueblo sufriente de su época.

Wesley, junto con la predicación del Evangelio se interesó también por el bienestar material y
económico de las personas, en un contexto donde primaban instituciones, sistemas y prácticas de
injusticia. En 1739 escribía: “El Evangelio de Cristo no reconoce otra religión que la social ni otra
santidad que la santidad social. Este mandamiento tenemos de Cristo: ‘que el que ama a Dios, ame
también a su hermano’”, Él rechazaba la riqueza como muestra del favor providencial, sostenía
más bien que las riquezas, si no se emplean para el beneficio de la comunidad, son en realidad la
destrucción del verdadero cristianismo. Por eso, él mismo aconsejaba a sus seguidores que
ganasen y ahorrasen con el expreso propósito de atender las necesidades humanas y aliviar la
desgracia social. Mientras no fuera en perjuicio de la salud o el bienestar del vecino, se debía
ganar todo lo posible, evitando todo gasto vano y la soberbia de la vida (glotonerías, borracheras,
compra de cosas o prendas para ganar la admiración de los demás). Es decir, el alimento sencillo
pero adecuado, la protección personal y el de la familia, son gastos justificados; pero el que tiene
comida suficiente, ropa para ponerse, un lugar donde reclinar su cabeza, y algo más, es rico y debe
usar sus riquezas para aliviar la situación injusta de los pobres.

Por otro lado, Wesley recalcaba que somos nosotros administradores de los bienes, sólo por un
tiempo y que no podemos hacer de ellos lo que nos da la gana; además reclamaba: “¿No sabes
que Dios te ha encomendado el dinero (todo lo que sobrepase las necesidades de tu familia) para
alimentar al hambriento, para vestir al desnudo, para ayudar al extranjero, a la viuda, al huérfano
y, hasta donde alcance, para aliviar las necesidades de la humanidad?”.

De ahí que Wesley acusaba a aquellos que despilfarraban o conservaban lo que les sobraba,
siendo culpables de las penurias de otros:”Muchos de nuestros hermanos, amados de Dios, no
tienen comida para comer; no tienen vestido con que cubrirse; no tienen donde reclinar su cabeza.
Y ¿por qué están así afligidos? Porque vosotros impía, injusta y cruelmente retenéis lo que vuestro
Maestro, que es también el de ellos, coloca en vuestras manos con el propósito de suplir sus
necesidades ¡Mirad a aquél miembro de Cristo, apremiado por el hambre, temblando de frío y
semidesnudo, mientras vosotros tenéis abundancia de los bienes de este mundo, de comida,
bebida y vestimenta! ¿Por qué no repartís vuestro pan con el hambriento, y cubrís al desnudo con
tu vestido?”.

Además de que Wesley denunció la esclavitud, los trabajos excesivos de dieciocho horas, tanto de
niños y mujeres, la mala explotación de las tierras y de las injusticias sociales; todo esto él lo
englobó en la injusticia del hombre por el hombre y que estaba en contra del amor de Dios.
Aunque en aquellos tiempos la palabra “revolución” todavía no se le conocía como se le conoce
ahora; sin embargo, ya se estaba sembrando la semilla de la gran revolución social y espiritual de
Inglaterra.

Hoy en día, a los cristianos y cristianas metodistas de nuestro continente nos ha tocado vivir en un
tiempo turbulento e inhumano, donde todo vale para ser próspero, no importando la persona
como creación de Dios.

Por otro lado, hay movimientos revolucionarios que propugnan la justicia social en función a una
doctrina o ideología. Es en medio de esta situación en que estamos llamados a ser testigos del
amor de Dios, ahora más que nunca. ¿En qué está nuestra juventud latinoamericana? ¿A favor de
quién gastan sus energías y talentos? Cuando leemos con cuidado las epístolas dirigidas a los
primeros cristianos y a nosotros también, notamos que además de explicaciones doctrinales y
consejos sobre la vida cristiana, encontramos que lo que más abunda son las enseñanzas de cómo
comportarse como obreros, como patrones, como esposos o padres, cómo gastar el dinero y qué
actitud se debe tener hacia los bienes materiales.

CONCLUSIONES

Como una ayuda para nuestra reflexión podemos concluir con lo siguiente:
Dios ha querido que vivamos en esta época de tantos cambios y revoluciones. Es ahora que
tenemos que ser fieles testigos de Él en medio de esta situación y no intentar escapar de ella. Juan
Wesley y otros cristianos asumieron su responsabilidad hasta las últimas consecuencias.

Reconocer que nosotros los cristianos y cristianas hemos descuidado este aspecto de nuestro
pasado histórico y muchas cosas hemos dejado de lado, nos hemos distraído con cualquier viento
de doctrina. Es hora de regresar a la palabra de Dios y hacerla realidad en medio de nuestras
circunstancias.

Evangelio tiene que ver con toda la vida e incluye lo social, lo económico y político, además de lo
espiritual. Hay muchos testigos y testigas que han hecho de esto una praxis en sus vidas. De ahí
que la verdadera evangelización debe tener en cuenta todas las realidades que el ser humano vive
y en las que Dios puede obrar.

Algunos ejemplos de ese quehacer debemos tenerlos en cuenta hoy:A mediados del siglo XIX el
pastor Francisco Penzotti logró poner alcance del pueblo la palabra de Dios, lo cual estaba
prohibido hacer. Arriesgó su vida hasta el punto de estar preso por nueve largos meses, en el
Castillo del real Felipe.

· Se peleó por el derecho a ser enterrado en los cementerios públicos, cuando no se permitía
hacerlo.

· Se logró establecer el Matrimonio Civil para garantizar los derechos de la familia y su


estabilidad.

· En 1891 se entrega a la Cámara de Diputados la solicitud de libertad de cultos. En 1915 se


logró la ley que permite libertad de cultos en la Constitución Política.

· Nos adherimos a la defensa de las ocho horas de trabajo. Uno de los mártires de Chicago fue
un hermano metodista.

· Hemos participado en la defensa de los Derechos Humanos.

· Establecimos colegios para aquellos niños y niñas que no podían estudiar por su creencia
religiosa, raza, cultura o género.

· Hemos refugiado a perseguidos políticos en nuestros locales o templos. Considerando que


dichas personas antes que políticos son criaturas de Dios y merecen todo nuestro amor.

· Participamos en las jornadas por la Paz y todo acto que sea necesario reclamarla.

· Un hermano nuestro Teodomiro Gutiérrez, con el nombre de Rumi Maqui, inició la revolución
campesina de 1915 en Puno. Como respuesta de su amor por sus hermanos indígenas. Hecho que
llamó la atención de José Carlos Mariátegui en su defensa del campesino.

· De nuestras filas metodistas salió el pastor Zoilo Eloy Irigoyen, de nacionalidad ecuatoriana,
quien fue llamado por Eloy Alfaro para alistarse a la Revolución Liberal de Ecuador. Llegó a ser
Capitán de Infantería (1901) y Capellán del Ejército Ecuatoriano (1906).
· Todo nuestro quehacer como iglesia está enmarcado en ser una voz profética en medio de
nuestra patria.

· Últimamente, hermanos y hermanas están participando activamente en la vida política del


país.

Finalmente, comprender que así como Jesucristo, Santiago, Francisco de Asís, Juan Wesley y otros,
entendieron el plan global de salvación de Dios para el ser humano; nosotros y nosotras también
estamos llamados a releer nuestra realidad a la luz del Evangelio y hacer nuestras opciones de
vida, recordando lo que el apóstol Pablo nos dice: “Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como
para el Señor y no para los hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la
herencia, porque a Cristo el Señor servís” (Colosenses 3:23-24).

Esto nos debe llevar a hacernos una pregunta: ¿Está nuestro pueblo metodista preparado para dar
el gran salto existencial en la transformación de la realidad de la Iglesia y del país? Que el Señor
Jesucristo nos ayude a rescatar al ser humano de su desgracia moral, social, económica, política y
espiritual. Amén.

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