Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Concepto. Se entiende por lesión el perjuicio que una parte experimenta en un contrato
conmutativo, cuando recibe de la otra parte un valor sustancialmente inferior al de la
prestación que el primero a su vez suministra. El perjuicio nace, en consecuencia, de la
desigualdad en los valores de las prestaciones de uno y otro contratante.
Por regla general, dicha equivalencia es subjetiva, vale decir, se entrega a la voluntad de
las partes. Sólo excepcionalmente es objetiva, esto es, cuando la ley impone ciertos
límites o reglas mínimas de equivalencia en las prestaciones. Pero no cualquier lesión
tiene trascendencia jurídica. Cuando la desproporción de las prestaciones es grave o
enorme, la ley entra en acción, para resguardar la debida equidad o igualdad entre las
partes.
Otros autores sostienen que la lesión en nuestro Derecho, al igual que en el derecho
francés, es un vicio objetivo, predominando, por sobre elementos subjetivos, el
elemento material del perjuicio experimentado. Siguiendo a Josserand, “la lesión
funciona automáticamente, mecánicamente, desde el momento que las condiciones
requeridas por la ley se encuentran reunidas, y con abstracción de toda consideración
derivada de la mentalidad de los contratantes, del fin perseguido por ellos”. No interesa
por tanto la intención o los móviles de los contratantes.
La lesión se reduce a una pura cuestión de cifras. En nuestro Derecho, se dan las
siguientes razones para aseverar que la lesión es un vicio objetivo:
1º La historia de la ley: el proyecto de 1853 la enumeraba entre los vicios del
consentimiento. Su posterior supresión demostraría la intención del legislador de no
considerarla como uno de tales vicios.
Sanción de la lesión.
En nuestro Derecho, la sanción de la lesión no es siempre la misma. En principio, puede
acarrear la nulidad relativa del contrato; sin embargo, el litigante afectado puede
impedirla, tratándose de la compraventa de inmuebles, completando el justo precio -
menos el 10%- o restituyendo el exceso de lo percibido -aumentado en un 10%- (art.
1890); en otros casos, la sanción será la reducción de la estipulación que contiene una
suma lesiva, a una suma razonable, como en el caso de la cláusula penal enorme
(artículo 1544).
En general entonces, puede decirse que la sanción de la lesión es la nulidad del acto en
que incide o la reducción de la desproporción de las prestaciones.
1
Vodanovic H., Antonio, “Derecho Civil. Parte preliminar y parte general”, Ediar Conosur Ltda., año 1991,
Tomo Segundo, p. 230. Y Vial del Río, Víctor, “Teoría General del Acto Jurídico”, Ediciones Universidad
Católica de Chile, 2ª edición, año 1991, p. 97.
El problema se encuentra resuelto en el Derecho Internacional Público, con la llamada
cláusula rebus sic stantibus2, que se presume formar parte de todos los tratados
internacionales permanentes, y según la cual una convención sólo sigue en vigencia
mientras el estado de cosas existente al momento en que se suscribió el tratado, no sufra
modificaciones esenciales. Este principio viene a morigerar o atenuar el rígido principio
Pacta sunt servanda.
Cabe preguntarse entonces si puede aplicarse en el campo del derecho privado y
específicamente del Derecho Civil, el principio rebus sic stantibus. El CC. italiano de
1942, lo consagró expresamente al admitir la resolución del contrato por excesiva
onerosidad sobreviniente.
Así, por ejemplo, si un comerciante se compromete a entregar en cierto plazo
mercaderías por valor de $ 10.000.000.-, pero estalla en el intertanto un conflicto bélico
o se produce una grave crisis económica y el valor de dichas mercaderías se triplica, de
manera que resultaría manifiestamente inequitativo obligar al proveedor a cumplir con
su obligación ateniéndose estrictamente a los términos pactados, atendiendo a que los
acontecimientos sobrevinientes eran imprevisibles y no imputables a la culpa o el dolo
del mencionado contratante.
2
Se entiende la teoría de la imprevisión como “la facultad del deudor de solicitar la resolución o revisión
del contrato de ejecución postergada, cuando un imprevisto ajeno a la voluntad de las partes ha
transformado su obligación en exageradamente onerosa
3
Hoy, en plena crisis sanitaria, ingresó nuevamente a discusión parlamentaria un proyecto de ley que
propone un artículo 1546 bis en el Código Civil (Boletín13.474-07)
criterios al tipo medio de contratante, la naturaleza del contrato celebrado y los derechos
y obligaciones que de él se derivan.
Esta causal de rescisión por lesión enorme no tiene cabida en cualquier contrato
de compraventa. En efecto, ella no procede:
a) En las ventas de bienes muebles, según el artículo 1891 del Código Civil. ( no
confundir con vicios redhibitorios del art. 1857)
b) En las ventas comerciales, porque de acuerdo con el artículo 126 del Código de
Comercio “No hay rescisión por causa de lesión enorme en los contratos
mercantiles6”.
4
La imprevisión ha sido aceptada en una serie de dictámenes por la Contraloría (N° 41.409 de 2 de
diciembre de 2.1994, N° 35.989 de 28 de septiembre de 2001, N° 35.996 de 2 de agosto de 2005 y N°
10.624 de 6 de marzo de 2006) sobre la base de la doctrina que plantea: "aún cuando en el ámbito del
Derecho Administrativo impera el principio de que en los pactos administrativos rige el elemento de
riesgo o ventura, esto es, que el cocontratante de la Administración soporte el riesgo del cumplimiento
de las obligaciones que impone la convención, tal principio no es absoluto, pues admite excepción en
caso de que exista imprevisión, caso fortuito o fuerza mayor, dando derecho al obligado para que ellos
sean soportados por quien hace el encargo" (Dictamen N° 10.624 de 6 de marzo de 2006). En otros
dictámenes se ha rechazado la imprevisión por las circunstancias del caso particular, pero se ha
reconocido su aplicabilidad a los contratos administrativos (dictámenes N° 41.183 de 15 de diciembre de
1997, N° 25.127 de 26 de mayo de 2005 y N° 31.163 de 5 de agosto de 2005). Los dictámenes se
encuentran disponibles en la base de datos de la Contraloría General de la
República, http://www.contraloria.cl/appinf/LegisJuri/DictamenesGeneralesMunicipales.nsf, visitada el
28 de octubre de 2010.
5
Dictamen N° 36.724 de fecha 6 de agosto de 2008, disponible en la base de datos referida en la nota
precedente.
6
Clases de contratos mercantiles Compraventa mercantil.
o Permuta mercantil.
o Transporte terrestre.
o Contrato de seguro.
o Fianza simple.
o Comercio marítimo.
o Comisiones y mandatos.
c) En la venta de naves, por el doble motivo de ser un contrato mercantil y tener
éstas el carácter de bienes muebles.
d) En los leasing inmobiliarios que constituyen un acto de comercio (cuando el
contrato es una operación de Banco o de una empresa constructora inmobiliaria).
e) En el leasing inmobiliario minero
f) En las ventas “que se hubieran hecho por el ministerio de la justicia”, según el
artículo 1891 del Código Civil, sin distinguir entre las forzadas y voluntarias.
Luego, “se aplica a unas y a otras”, como también “a las ventas hechas en juicio de
partición, ya que éstas también se hacen por el ministerio de la justicia, puesto que
los jueces árbitros tienen ese carácter”54, conforme con lo dispuesto en el artículo
5° del Código Orgánico de Tribunales.
g) En las ventas de concesiones mineras, porque de acuerdo con el artículo 170 del
Código de Minería ella no procede “en los contratos de compraventa y de permuta
de una concesión o de una cuota o una parte material de ella”. h) En las ventas
hechas por expropiación por causa de utilidad pública, porque éstas se rigen por
leyes especiales, de derecho público. En ellas “el carácter y naturaleza jurídicos de
la expropiación excluyen en absoluto la lesión enorme puesto que el valor de la cosa
es fijado por peritos y el expropiado tiene el derecho de reclamar de esa apreciación
ante la justicia,
o De agenciamiento.
o Depósito bancario.
o De préstamo.
o De factoring.
Extinción de la lesión.
La renuncia que de ella haga el interesado no pone fin a esta acción, pues la ley la ha
prohibido expresamente. Por consiguiente, ni el vendedor ni el comprador pueden
renunciar a esta acción por medio de una cláusula expresa. Si tal renuncia se hace, nada
vale; se la reputa no escrita. Esta disposición constituye una excepción al artículo 12 del
Código Civil, según el cual pueden renunciarse los derechos que miren al interés
individual, porque no obstante ser ésta una
acción de mero interés privado y algo de la naturaleza del contrato, se
prohíbe su renuncia