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RESUMEN DETALLADO DEL SIGUIENTE CONTENIDO

UNIDAD I: MODELOS CONTEMPORÁNEOS DE LA PERCEPCIÓN

La percepción es el proceso por el cual el cerebro interpreta los estímulos sensoriales


que recibe del ambiente. La percepción implica tanto la recepción de la información
como su organización, integración e interpretación. La percepción está influenciada por
factores como la atención, las expectativas, las emociones, los conocimientos previos y
el contexto.

Existen diferentes modelos teóricos que intentan explicar cómo funciona la percepción.
Algunos de los más importantes son:

- El modelo constructivista, que propone que la percepción es una construcción activa


y dinámica del cerebro, basada en la información sensorial y en los esquemas mentales
que posee el individuo. Este modelo enfatiza el papel de los procesos cognitivos de alto
nivel en la percepción.

- El modelo ecológico, que sostiene que la percepción es una adaptación directa al


ambiente, sin necesidad de procesos inferenciales o constructivos. Este modelo destaca
el papel de las propiedades físicas de los estímulos y de las habilidades perceptivas del
individuo.

- El modelo computacional, que asume que la percepción es un proceso de cálculo y


análisis de la información sensorial, mediante algoritmos y reglas que simulan el
funcionamiento del cerebro. Este modelo se basa en los avances de la inteligencia
artificial y la neurociencia.

1.1 Visión y tacto

La visión y el tacto son dos de los sentidos más importantes para la percepción del
mundo. Ambos sentidos se complementan y se influyen mutuamente.

La visión es el sentido que nos permite percibir la luz y el color, así como la forma, el
tamaño, la distancia, el movimiento y la profundidad de los objetos. La visión se
produce gracias a la acción de los ojos, que captan la luz reflejada por los objetos, y del
nervio óptico, que transmite la información al cerebro. El cerebro procesa la
información visual en diferentes áreas especializadas, como el área occipital, el área
temporal y el área parietal.

El tacto es el sentido que nos permite percibir el contacto, la presión, la temperatura, el


dolor y la textura de los objetos y de nuestro propio cuerpo. El tacto se produce gracias
a la acción de los receptores sensoriales de la piel, que detectan los estímulos táctiles, y
de los nervios periféricos, que conducen la información al cerebro. El cerebro procesa la
información táctil en el área somatosensorial, ubicada en el lóbulo parietal.

La visión y el tacto se relacionan de varias formas. Por ejemplo:

- La visión puede influir en el tacto, modificando la percepción de la temperatura, el


peso o la textura de los objetos. Este fenómeno se conoce como efecto visual-táctil

- El tacto puede influir en la visión, facilitando la percepción de la forma, el tamaño o la


orientación de los objetos. Este fenómeno se conoce como efecto háptico-visual.

- La visión y el tacto pueden integrarse para formar una percepción única y coherente de
los objetos, basada en la información de ambos sentidos. Este fenómeno se conoce
como integración multisensorial.

1.2 Ilusiones visuales

Las ilusiones visuales son fenómenos perceptivos que consisten en la distorsión o el


engaño de la percepción visual, debido a la discrepancia entre la realidad física y la
interpretación del cerebro. Las ilusiones visuales pueden ser causadas por factores
fisiológicos, psicológicos o ambientales.

Algunos ejemplos de ilusiones visuales son:

- La ilusión de Müller-Lyer, que consiste en la percepción errónea de la longitud de


dos segmentos de igual tamaño, debido a la presencia de flechas en sus extremos.

- La ilusión de Ponzo, que consiste en la percepción errónea de la distancia de dos


objetos de igual tamaño, debido a la presencia de líneas convergentes que sugieren
perspectiva.
- La ilusión de Ebbinghaus, que consiste en la percepción errónea del tamaño de un
círculo central, debido a la presencia de otros círculos de diferente tamaño que lo
rodean.

- La ilusión de Zöllner, que consiste en la percepción errónea de la paralelidad de dos


líneas rectas, debido a la presencia de otras líneas oblicuas que las cruzan.

- La ilusión del cubo de Necker, que consiste en la percepción ambigua de la


profundidad de un cubo dibujado en dos dimensiones, debido a la falta de pistas que
indiquen la orientación espacial.

Las ilusiones visuales pueden tener diferentes explicaciones, según el modelo


perceptivo que se adopte. Por ejemplo:

- Según el modelo constructivista, las ilusiones visuales se deben a la aplicación de


reglas o esquemas mentales que el cerebro utiliza para interpretar la información visual,
basándose en la experiencia y el conocimiento previo. Estas reglas o esquemas pueden
ser inadecuados o insuficientes para algunos estímulos, generando percepciones
erróneas o ambiguas.

- Según el modelo ecológico, las ilusiones visuales se deben a la adaptación del sistema
perceptivo a las condiciones naturales del ambiente, que suelen ser más complejas y
variadas que las condiciones artificiales de los estímulos que provocan las ilusiones.
Estas condiciones naturales implican el uso de pistas como el movimiento, la
perspectiva, la iluminación o el contexto, que pueden modificar o resolver las ilusiones.

- Según el modelo computacional, las ilusiones visuales se deben a los procesos de


cálculo y análisis que el cerebro realiza para extraer la información relevante de los
estímulos visuales, mediante algoritmos y reglas que simulan el funcionamiento del
cerebro. Estos procesos pueden ser limitados o imperfectos, produciendo percepciones
erróneas o ambiguas.

1.3 La percepción del dolor

El dolor es una sensación desagradable y subjetiva, que se asocia con una lesión o una
amenaza potencial para la integridad física o psicológica del individuo. El dolor tiene
una función adaptativa, ya que alerta sobre el daño y motiva la búsqueda de alivio o
solución.

La percepción del dolor implica tres componentes:

- El componente sensorial, que se refiere a la detección y transmisión de los estímulos


nocivos (que causan dolor) por parte de los receptores y nervios especializados,
llamados nociceptores. Estos estímulos pueden ser de tipo térmico, mecánico o químico.

- El componente cognitivo, que se refiere a la evaluación e interpretación de los


estímulos nocivos por parte del cerebro, teniendo en cuenta factores como la atención,
las expectativas, el conocimiento, el aprendizaje, la memoria y el contexto. Estos
factores pueden modular la percepción del dolor, aumentándola o disminuyéndola.

- El componente emocional, que se refiere a la respuesta afectiva y conductual que el


individuo tiene ante el dolor, expresando su malestar, sufrimiento, miedo, ira, tristeza o
ansiedad. Estas emociones pueden influir en la percepción del dolor, intensificándola o
atenuándola.

La percepción del dolor puede variar según diferentes factores, como:

- El tipo y la intensidad de los estímulos nocivos, que pueden provocar diferentes grados
de dolor, desde leve hasta insoportable.

- El umbral y la tolerancia al dolor, que se refieren a la cantidad mínima y máxima de


estímulo que el individuo necesita para percibir el dolor. Estas medidas pueden variar
según la persona y la situación, dependiendo de factores genéticos, fisiológicos,
psicológicos o sociales.

- El estado físico y mental del individuo, que pueden afectar la percepción del dolor,
modificando la sensibilidad, la atención, el ánimo o la motivación. Por ejemplo, el
estrés, la fatiga, la depresión o la ansiedad pueden aumentar el dolor, mientras que el
ejercicio, el descanso, la alegría o la distracción pueden disminuirlo.

- El tratamiento farmacológico o no farmacológico del dolor, que puede aliviar o


eliminar la percepción del dolor.

1.4 El gusto y el olfato


El gusto y el olfato son dos de los sentidos químicos, que nos permiten percibir las
sustancias químicas disueltas en la saliva o en el aire. El gusto y el olfato están
relacionados con la alimentación, la supervivencia, el placer y las emociones.

El gusto es el sentido que nos permite percibir los sabores básicos de los alimentos:
dulce, salado, ácido, amargo y umami. El gusto se produce gracias a la acción de las
papilas gustativas, que son unos receptores sensoriales ubicados en la lengua y en otras
partes de la boca. Estos receptores detectan las moléculas de los alimentos y envían la
información al cerebro. El cerebro procesa la información gustativa en el área gustativa,
situada en el lóbulo parietal.

El olfato es el sentido que nos permite percibir los olores de las sustancias volátiles que
se encuentran en el aire. El olfato se produce gracias a la acción de las células olfativas,
que son unos receptores sensoriales ubicados en la mucosa nasal. Estos receptores
detectan las moléculas de las sustancias y envían la información al cerebro. El cerebro
procesa la información olfativa en el área olfativa, localizada en el lóbulo temporal.

El gusto y el olfato se combinan para formar la percepción del sabor, que es la


sensación global que experimentamos al comer o beber. El sabor depende de la
información de ambos sentidos, así como de otros factores como la temperatura, la
textura, el color, la apariencia, la memoria, las preferencias y el contexto.

1.5 Los 5 sentidos

Los 5 sentidos son la vista, el oído, el tacto, el gusto y el olfato. Estos sentidos nos
permiten percibir el mundo exterior y nuestro propio cuerpo, mediante la captación,
transmisión y procesamiento de los estímulos sensoriales.

Los 5 sentidos se caracterizan por:

- Tener unos órganos sensoriales, que son las partes del cuerpo que contienen los
receptores sensoriales, que son las células especializadas que detectan los estímulos
sensoriales. Por ejemplo, el ojo es el órgano sensorial de la vista, y la retina es el
receptor sensorial que capta la luz.

- Tener unos nervios sensoriales, que son las fibras nerviosas que conducen la
información desde los receptores sensoriales hasta el cerebro. Por ejemplo, el nervio
óptico es el nervio sensorial que transmite la información visual desde la retina hasta el
cerebro.

- Tener unas áreas cerebrales, que son las regiones del cerebro que procesan e
interpretan la información de cada sentido. Por ejemplo, el área visual es el área cerebral
que procesa e interpreta la información de la vista, y se encuentra en el lóbulo occipital.

Los 5 sentidos pueden clasificarse en dos grupos, según el tipo de estímulo que
perciben:

- Los sentidos exteroceptivos, que son los que perciben los estímulos que provienen del
exterior del cuerpo. Estos sentidos son la vista, el oído y el olfato.

- Los sentidos interoceptivos, que son los que perciben los estímulos que provienen del
interior del cuerpo. Estos sentidos son el tacto, el gusto y el sentido propioceptivo, que
es el que nos permite percibir la posición y el movimiento de nuestro cuerpo.

Los 5 sentidos pueden interactuar entre sí, generando fenómenos perceptivos como:

- La integración multisensorial, que es la combinación de la información de varios


sentidos para formar una percepción única y coherente de la realidad. Por ejemplo, la
percepción del sabor se basa en la integración de la información del gusto, el olfato y
otros sentidos.

- La sinestesia, que es la asociación involuntaria y consistente de un estímulo sensorial


con otro estímulo de otro sentido. Por ejemplo, algunas personas pueden percibir los
colores como sonidos, o los números como formas.

- La ilusión multisensorial, que es la distorsión o el engaño de la percepción de un


sentido, debido a la influencia de otro sentido. Por ejemplo, el efecto ventrílocuo, que
consiste en la percepción errónea de la fuente de un sonido, debido a la presencia de un
estímulo visual que lo acompaña.
UNIDAD II: APRENDIZAJE

INTRODUCCIÓN

Este informe se adentra en las intrincadas relaciones entre el aprendizaje y el


pensamiento, desglosando desde los mecanismos bioquímicos en el sistema nervioso
autónomo hasta el papel transformador de las tecnologías educativas, como las
computadoras, en el panorama educativo actual. Exploraremos cómo la inteligencia se
ve moldeada por el proceso de aprendizaje y examinaremos las influencias filosóficas
que han dejado su marca en nuestra comprensión del pensamiento. Además, nos
sumergiremos en los distintos niveles del pensamiento, desde los procesos más
elementales hasta las complejidades de la resolución de problemas. Este informe aspira
a ofrecer una visión integral de cómo interactúan estos elementos fundamentales en la
construcción del conocimiento y el desarrollo intelectual.

El aprendizaje en el sistema nervioso autónomo:

El aprendizaje en el sistema nervioso autónomo es un fenómeno fascinante que revela la


complejidad de nuestra biología cognitiva. Este proceso implica ajustes y adaptaciones a
nivel neuronal, donde las sinapsis juegan un papel clave. La plasticidad sináptica,
capacidad de modificar la fuerza y eficacia de las conexiones neuronales, permite la
consolidación de información y la adaptación a nuevas experiencias.

La interacción entre neurotransmisores y receptores desempeña un papel central en la


formación y fortalecimiento de conexiones sinápticas. Además, la plasticidad
estructural, que implica cambios físicos en las neuronas, contribuye al aprendizaje a
largo plazo. Este fenómeno subraya la asombrosa capacidad del sistema nervioso
autónomo para adaptarse y almacenar información, definiendo así nuestra capacidad de
aprendizaje a lo largo de la vida.

El uso de las PC en la educación:


El uso de la PC en la educación ha revolucionado la forma en que accedemos y
procesamos información. Las computadoras se han convertido en herramientas
esenciales en las aulas, proporcionando a estudiantes y educadores acceso inmediato a
recursos educativos y facilitando modalidades de aprendizaje más interactivas.

La integración de las PCs en la educación ha democratizado el acceso a la información,


superando barreras geográficas y económicas. La digitalización de contenidos, la
disponibilidad de recursos educativos en línea y el uso de plataformas interactivas han
enriquecido la experiencia de aprendizaje. Sin embargo, también plantea desafíos, como
la brecha digital y la necesidad de garantizar una capacitación docente adecuada para
aprovechar plenamente estas tecnologías en el aula. En resumen, el uso de la PC en la
educación representa una poderosa herramienta para transformar y mejorar el proceso
de aprendizaje.

Inteligencia y aprendizaje:

La relación entre inteligencia y aprendizaje es intrincada y revela la capacidad única de


la mente para asimilar y aplicar conocimientos. La inteligencia no es estática; más bien,
se ve influenciada por el proceso continuo de aprendizaje a lo largo de la vida. A
medida que adquirimos nuevos conocimientos y experiencias, nuestra inteligencia se
adapta y se expande.

El aprendizaje contribuye directamente al desarrollo de la inteligencia al desafiar


nuestras capacidades cognitivas y fomentar la resolución de problemas. Estrategias
pedagógicas que promueven un pensamiento crítico y la aplicación práctica de
conceptos son fundamentales para estimular el crecimiento de la inteligencia.

En este equilibrio dinámico, la inteligencia impulsa el aprendizaje al influir en cómo


seleccionamos, procesamos y recordamos la información. La interacción constante entre
inteligencia y aprendizaje refleja la extraordinaria capacidad del cerebro humano para
evolucionar y adaptarse a nuevos desafíos intelectuales.

Hipótesis filosófica del pensamiento:

La hipótesis filosófica del pensamiento se adentra en la exploración de cómo diferentes


corrientes filosóficas han influido en la comprensión de la naturaleza del pensamiento
humano. Filósofos a lo largo de la historia han abordado preguntas fundamentales sobre
la mente y el pensamiento, dando forma a nuestras concepciones sobre la existencia y la
realidad.

Desde el empirismo, que enfatiza la importancia de la experiencia sensorial en la


formación del pensamiento, hasta el racionalismo, que destaca la razón como fuente
primordial del conocimiento, estas hipótesis filosóficas han dejado un impacto duradero
en nuestra manera de entender cómo pensamos y percibimos el mundo.

Explorar estas hipótesis no solo enriquece nuestra comprensión del pensamiento, sino
que también proporciona una base filosófica sólida para analizar cómo las ideas y
creencias fundamentales han moldeado nuestra capacidad cognitiva y la forma en que
interpretamos nuestro entorno.

Niveles del pensamiento:

Los niveles del pensamiento abarcan un espectro que va desde procesos cognitivos
fundamentales hasta formas más elevadas de reflexión y resolución de problemas. Este
concepto refleja la diversidad y complejidad de las capacidades mentales humanas a lo
largo de diferentes etapas y contextos.

En el nivel más básico, encontramos la percepción y la memorización, donde la mente


procesa información sensorial y la almacena. A medida que ascendemos, nos
sumergimos en niveles intermedios que involucran la comprensión, la aplicación y el
análisis, donde se desafía y se interpreta la información de manera más profunda.

Finalmente, los niveles más avanzados incluyen la síntesis y la evaluación, donde se


integran conocimientos previos para crear nuevas ideas y se juzgan críticamente las
diversas perspectivas. Este enfoque en los niveles del pensamiento proporciona una
estructura para comprender cómo evolucionan y se entrelazan nuestras habilidades
cognitivas en la construcción del conocimiento y la toma de decisiones.

Aprendizaje y pensamiento:

La conexión entre aprendizaje y pensamiento subraya la interdependencia fundamental


entre adquirir conocimiento y procesar información. El aprendizaje se convierte en el
combustible del pensamiento, proporcionando experiencias y datos que la mente utiliza
para construir significado y comprender el mundo.
Cuando aprendemos, no solo acumulamos hechos, sino que también desarrollamos
habilidades de pensamiento crítico y analítico. Estas habilidades permiten a la mente
procesar información de manera reflexiva, conectar conceptos y aplicar el conocimiento
adquirido en diversas situaciones.

A su vez, el pensamiento influye en cómo abordamos el aprendizaje. La capacidad de


reflexionar sobre nuestras propias ideas, cuestionar suposiciones y resolver problemas
de manera creativa se convierte en una herramienta valiosa en el proceso de adquisición
de conocimiento. En conjunto, el aprendizaje y el pensamiento forman un ciclo
dinámico que impulsa nuestra capacidad para comprender y enfrentar los desafíos
intelectuales.

CONCLUSIÓN:

En conclusión, este análisis detallado ha explorado las complejidades entrelazadas del


aprendizaje y el pensamiento. Desde los circuitos neuronales hasta la influencia de las
tecnologías educativas, hemos trazado una línea que conecta la biología cerebral con la
evolución de la inteligencia. Hemos reflexionado sobre las corrientes filosóficas que han
moldeado nuestra comprensión del pensamiento y hemos ascendido por los niveles del
pensamiento, desde lo básico hasta las cimas de la resolución de problemas.

Este viaje nos ha revelado que el aprendizaje es un proceso dinámico, moldeado por
experiencias y marcado por la capacidad de pensar de manera crítica. En un mundo
donde las computadoras son aliadas educativas, y las ideas filosóficas se entrelazan con
la neurociencia, queda claro que la intersección entre aprender y pensar es crucial para
nuestro desarrollo intelectual. Este informe no solo destaca la importancia de
comprender estas conexiones, sino que también invita a seguir explorando las fronteras
del conocimiento y la mente humana.

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