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La neumonía es una infección que puede afectar uno o los dos

pulmones, generando que estos se llenen de líquido o pus,


limitando la absorción de oxígeno. El diagnóstico de neumonía
en pediatría puede tener su origen a consecuencia de
bacterias, virus e incluso, hongos.

Neumonía en paciente pediátrico


A nivel mundial, según datos de la Organización Mundial de la
Salud, la neumonía pediátrica es la principal causa individual de
mortalidad infantil.

Existen diferentes agentes infecciosos que pueden resultar en


la aparición de la neumonía, estos incluyen:

 Haemophilus influenzae. Segunda causa más común de


neumonía bacteriana en niños.
 Pneumocystis jirobveci. En menores de seis meses con
infección por VIH esta es una causa importante de
neumonía.
 Streptococcus pneumoniae. La principal causa de
neumonía bacteriana en niños.
 Virus sincitial. Esta es la principal causa de neumonía
vírica en niños.
Caso clínico de neumonía pediátrica
Aunque la neumonía vírica y la neumonía bacteriana se
presentan de manera similar, en la neumonía bacteriana se
suelen emplear antibióticos, los cuales no son efectivos contra
los virus, para los cuales es necesario el uso de antivirales.

Los niños menores a cinco años pueden presentar tos y


dificultad para respirar. No es obligatoria la presencia de fiebre,
taquipnea (respiración rápida) o tiraje subcostal (depresión o
retracción de la parte inferior del tórax durante la respiración.
También es recurrente la presencia de sibilancia a
consecuencia de las infecciones víricas.

Los niños lactantes en estado grave pueden ser incapaces de


comer y beber, presentan pérdida de consciencia, hipotermia e
incluso convulsiones.

Diagnóstico de la neumonía pediátrica


Generalmente, para lograr el diagnóstico de neumonía en
pediatría se analiza la época del año y los síntomas que el
paciente pediátrico esté presentando. Adicionalmente, el
médico puede solicitar diferentes exámenes médicos como:

 Broncoscopia. Permite observar las vías respiratorias de


los pulmones.
 Cultivo de esputo. Prueba realizada al material que es
expulsado en la tos y que permite determinar la presencia
de una infección. No es una prueba de rutina en pacientes
infantiles.
 Cultivo de fluidos pleurales. Se cultiva una muestra de los
fluidos contenidos en el espacio pleural (el espacio entre
los pulmones y la pared torácica) que permite identificar la
bacteria causante de la enfermedad.
 Examen de sangre. El hemograma permite confirmar las
infecciones, la gasometría arterial analiza la cantidad de
dióxido de carbono y el oxígeno presente en la sangre.
 Oximetría de pulso. Para la medición de la cantidad de
oxígeno en la sangre.
 Radiografía de tórax. Mediante el uso de rayos X se
pueden analizar los tejidos internos, huesos y órganos en
una placa.
 Tomografía computarizada de tórax. También conocida
como TC de tórax, permite generar una imagen de las
estructuras del pecho.

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