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DIAPO 2.

Esofagitis
El esófago es una parte del aparato digestivo cuya función es comunicar la boca con el estómago.
Boca y esófago están separadas por el cardias, una especie de válvula que tiene como objetivo
evitar que los jugos gástricos vuelvan a la boca una vez han pasado por el estómago. Las causas de
la esofagitis incluyen el regreso del ácido estomacal al esófago, una infección, el tomar
medicamentos por vía oral y las alergias.

Así pues, se habla de esofagitis cuando se produce una inflamación en la mucosa del esófago, una
especie de capa interna que lo reviste. Con esofagitis, la mucosa se inflama, se irrita o se hincha.

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La esofagitis generalmente está categorizada de acuerdo a los factores que la causan. En algunos
casos, hay más de un factor que puede estar causando la esofagitis.

 Esofagitis por reflujo

Una estructura similar a una válvula, llamada esfínter esofágico inferior, normalmente mantiene el
contenido acídico del estómago fuera del esófago. Si esta válvula se abre cuando no debe o si no
se cierra adecuadamente, el contenido del estómago puede retroceder al esófago (reflujo
gastroesofágico). La enfermedad por reflujo gastroesofágico es una afección en la que esta
regurgitación de ácido es un problema frecuente o continuo. Una complicación de esta
enfermedad es la inflamación crónica y el daño a los tejidos del esófago.

 Esofagitis eosinofílica

Los eosinófilos son glóbulos blancos que tienen un rol clave en las reacciones alérgicas. La
esofagitis eosinofílica ocurre cuando hay una gran concentración de estos glóbulos blancos en el
esófago, probablemente en respuesta a un agente que causa alergias (alérgeno), al reflujo ácido o
a ambos.

En muchos casos, este tipo de esofagitis puede ser desencadenada por alimentos como la leche,
los huevos, el trigo, la soya, los maníes, los frijoles, el centeno y la carne de res. No obstante, las
pruebas convencionales para la alergia no identifican de manera confiable estos alimentos.

Las personas con esofagitis eosinofílica pueden tener otras alergias que no se relacionen con la
comida. Por ejemplo, algunas veces, los alérgenos inhalados, como el polen, pueden ser la causa.

 Esofagitis linfocítica

La esofagitis linfocítica es una afección poco común del esófago en la que se produce un aumento
del número de linfocitos en el recubrimiento del esófago. La esofagitis linfocítica puede estar
relacionada con la esofagitis eosinofílica o con la enfermedad por reflujo gastroesofágico.
 Esofagitis inducida por medicamentos.

Hay varios medicamentos que pueden causar daño a los tejidos si están en contacto con el
revestimiento del esófago por mucho tiempo. Por ejemplo, si tomas una pastilla con poca agua, o
sin agua, la pastilla misma o cualquier residuo pueden permanecer en el esófago. Los fármacos
que se han asociado a la esofagitis incluyen:

Analgésicos, como la aspirina, el ibuprofeno (Advil, Motrin, otros) y el naproxeno sódico (Aleve,
otros)

Antibióticos como la tetraciclina y la doxiciclina

Cloruro de potasio, que se usa para tratar la deficiencia de potasio

Bifosfonatos, incluido el alendronato (Fosamax), un tratamiento para los huesos débiles y frágiles
(osteoporosis)

Quinidina, que se usa para tratar los problemas cardíacos

 Esofagitis infecciosa

Una infección bacteriana, viral o fúngica en los tejidos del esófago puede causar esofagitis. La
esofagitis infecciosa es relativamente poco común y se presenta con más frecuencia en las
personas con una función deficiente del sistema inmunitario, como aquellas que tienen VIH/SIDA
o cáncer.

Un hongo que normalmente existe en la boca, conocido como Cándida albicans, es una causa
común de esofagitis infecciosa. Estas infecciones con frecuencia están asociadas con una función
deficiente del sistema inmunitario, diabetes, cáncer o el uso de esteroides o antibióticos.

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En los bebés y los niños pequeños, particularmente aquellos demasiado jóvenes para poder
explicar el malestar o dolor, los signos de esofagitis pueden incluir:

Problemas para comer y falta de crecimiento.

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Los factores de riesgo para la esofagitis varían dependiendo de las diferentes causas del trastorno.

Esofagitis por reflujo


Los factores que aumentan el riesgo de la enfermedad por reflujo gastroesofágico, y por lo tanto
son factores de riesgo de esofagitis por reflujo, incluyen los siguientes:

 Comer inmediatamente antes de acostarse, Factores de alimentación como exceso de


alcohol, cafeína, chocolate y alimentos con sabor a menta, Comidas muy abundantes y
grasosas, Tabaquismo, Sobrepeso, incluido el del embarazo.
Varias comidas pueden empeorar los síntomas de la enfermedad por reflujo gastroesofágico o
esofagitis por reflujo:

 Alimentos a base de tomate, Frutas cítricas, Cafeína, Alcohol, Comidas picantes, Ajo y
cebollas, Chocolate, Alimentos con sabor a menta.

Esofagitis eosinofílica

Los factores de riesgo de la esofagitis eosinofílica, o esofagitis relacionada con alergias, pueden
incluir:

 Antecedentes de ciertas reacciones alérgicas, incluyendo rinitis alérgica, asma y dermatitis


atópica, Antecedentes familiares de esofagitis eosinofílica.

Esofagitis inducida por medicamentos

Los factores que pueden aumentar el riesgo de la esofagitis inducida por medicamentos
generalmente están relacionados a problemas que previenen el pasaje rápido y completo de un
comprimido al estómago. Algunos de estos factores son:

 Tragar una pastilla con poca agua, o sin agua, Tomar medicamentos cuando estás
recostado, Tomar medicamentos justo antes de acostarte, probablemente debido en
parte a una menor producción de saliva y a que tragas menos durante el sueño, Edad
avanzada, posiblemente por cambios en los músculos del esófago relacionados con la
edad, o por una menor producción de saliva, Comprimidos grandes o de forma inusual.

Esofagitis infecciosa

Los factores de riesgo de la esofagitis infecciosa suelen relacionarse con los medicamentos, como
esteroides y antibióticos. Las personas con diabetes también tienen mayor riesgo de padecer, en
especial, esofagitis por cándida.

Otras causas de esofagitis infecciosa pueden estar relacionadas con una función deficiente del
sistema inmunitario. Esto se puede deber a un trastorno inmunitario, VIH/SIDA o ciertos tipos de
cáncer. Además, determinados tratamientos oncológicos y fármacos que bloquean las reacciones
del sistema inmunitario a los órganos trasplantados (inmunosupresores) pueden aumentar el
riesgo de esofagitis infecciosa.
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Radiografía con bario.

Para esta prueba, tomarás una solución que contiene un compuesto llamado bario, o vas a tomar
una pastilla cubierta de bario. El bario cubre el revestimiento del esófago y del estómago y hace
que los órganos sean visibles. Estas imágenes pueden ayudar a identificar el estrechamiento del
esófago, otros cambios estructurales, una hernia hiatal, tumores u otras anomalías que puedan
estar causando los síntomas.

Análisis de laboratorio.

Las pequeñas muestras de tejido que se extraen (biopsia) durante un examen endoscópico se
envían al laboratorio para analizarlas. Dependiendo de cuál se sospeche sea la causa del trastorno,
las pruebas pueden usarse para lo siguiente:

Diagnosticar infecciones bacterianas, virales o fúngicas.

Determinar la concentración de glóbulos blancos relacionados con alergias (eosinófilos).

Identificar células anormales que podrían indicar cáncer de esófago o cambios precancerosos.

Endoscopia.

Los médicos guían un tubo largo y delgado, equipado con una cámara diminuta (endoscopio) por
tu garganta y al interior del esófago. Con este instrumento, el doctor puede observar cualquier
apariencia inusual del esófago y extraer pequeñas muestras de tejido para analizarlas. El esófago
puede verse diferente dependiendo de la causa de la inflamación, como inducida por
medicamentos o esofagitis por reflujo. Por lo general, te sedan durante esta prueba.

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La intención de los tratamientos para la esofagitis es que disminuyan los síntomas, que controlen
las complicaciones, y que traten las causas ocultas del trastorno. Las estrategias para tratamiento
varían primariamente debido a la causa del trastorno.

El tratamiento para la esofagitis por reflujo puede incluir:

Tratamiento con medicamentos de venta libre. Estos incluyen antiácidos, medicamentos que
reducen la producción de ácido, llamados bloqueantes de receptores H-2 como la cimetidina; y
medicamentos que bloquean la producción de ácido y curan el esófago, llamados inhibidores de la
bomba de protones como lansoprazol (Prevacid) y omeprazol (Prilosec).
Medicamentos en concentraciones para venta bajo receta. Estos incluyen los bloqueadores de los
receptores H2, así como los inhibidores de la bomba de protones, como esomeprazol (Nexium),
lansoprazol (Prevacid), omeprazol (Prilosec) y pantoprazol (Protonix). Quizás también te receten
procinéticos como betanecol y metoclopramida (Reglan), que ayudan al estómago a vaciarse más
rápidamente.

Cirugía. Se puede usar la funduplicatura para mejorar la condición del esófago si otros
procedimientos no funcionan. Se envuelve una parte del estómago alrededor de la válvula que
separa el esófago y el estómago (esfínter esofágico inferior). Esto fortalece el esfínter y evita que
el ácido retroceda al esófago.

DIAPO 8. DISFAGIA
La dificultad para tragar (disfagia) significa que el proceso de mover los alimentos o los líquidos de
la boca al estómago requiere más tiempo y esfuerzo. La disfagia también puede estar asociada a
dolor. En algunos casos, puede ser imposible tragar.

La dificultad ocasional para tragar, que puede producirse cuando se come demasiado rápido o no
se mastica la comida lo suficientemente bien, no suele ser motivo de preocupación. Sin embargo,
la disfagia persistente puede indicar una enfermedad grave que requiere tratamiento.

La disfagia puede ocurrir a cualquier edad, pero es más frecuente en adultos mayores. Las causas
de los problemas para tragar varían, y el tratamiento depende de la causa.

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La disfagia se produce por dos mecanismos principales: obstrucción mecánica o disfunción
motora. Las causas mecánicas de la disfagia pueden ser luminales (p. ej., bolo alimenticio grande,
cuerpo extraño), intrínsecas al esófago (inflamación, membranas y anillos, estenosis, tumores) o
extrínsecas al esófago (espondilitis cervical, crecimiento tiroideo o tumoración mediastínica,
compresión vascular).

Las anomalías en la función motora que causan disfagia pueden relacionarse con defectos en el
inicio del reflejo de la deglución (p. ej., parálisis lingual, falta de saliva, lesiones que afectan los
componentes sensitivos de los pares craneales X y XI), trastornos del músculo estriado faríngeo y
esofágico (p. ej., trastornos musculares como polimiositis y dermatomiositis, lesiones neurológicas
como miastenia grave, polio o esclerosis lateral amiotrófica) y trastornos del músculo liso
esofágico (p. ej., acalasia, esclerodermia, distrofia miotónica).
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Disfagia esofágica
La disfagia esofágica se refiere a la sensación de que los alimentos se pegan o se quedan atascados
en la base de la garganta o en el pecho después de haber comenzado a tragar. Algunas de las
causas de la disfagia esofágica incluyen:

Acalasia. Cuando el músculo esofágico inferior (esfínter) no se relaja adecuadamente para permitir
que los alimentos ingresen al estómago, puede hacer que los alimentos regresen a la garganta.
También es posible que los músculos de la pared del esófago estén débiles, una afección que
tiende a empeorar con el tiempo.

Espasmo difuso. Esta afección hace que el esófago se contraiga varias veces con mucha presión y
de manera descoordinada, en general, después de tragar. El espasmo difuso afecta los músculos
involuntarios de las paredes de la parte inferior del esófago.

Estenosis esofágica. Un estrechamiento del esófago (estenosis) puede atrapar trozos grandes de
alimento. Los tumores o el tejido cicatricial, a menudo causados por la enfermedad del reflujo
gastroesofágico, pueden causar estrechamiento.

Tumores esofágicos. La dificultad para tragar tiende a empeorar de manera progresiva cuando se
presentan tumores esofágicos.

Cuerpos extraños. A veces, los alimentos u otros objetos pueden obstruir, de manera parcial, la
garganta o el esófago. Los adultos mayores con dentaduras postizas y las personas que tienen
dificultad para masticar los alimentos tienen más probabilidades de que un trozo de alimento se
quede atascado en la garganta o en el esófago.

Anillo esofágico. El estrechamiento de la parte inferior del esófago puede provocar dificultad para
tragar los alimentos sólidos de manera intermitente.

Enfermedad del reflujo gastroesofágico. El daño a los tejidos esofágicos provocado por el ácido
estomacal que se acumula en el esófago puede provocar espasmos o cicatrices y estrechamiento
de la parte inferior del esófago.

Esofagitis eosinofílica. Esta afección, que puede estar relacionada con una alergia alimentaria, es
causada por una sobrepoblación de células llamadas eosinófilos en el esófago.

Esclerodermia. La presencia de tejido similar a una cicatriz, que causa rigidez y endurecimiento de
los tejidos, puede debilitar el esfínter esofágico inferior, permitiendo que el ácido se acumule en el
esófago y cause acidez estomacal frecuente.

Radioterapia. Este tratamiento para el cáncer puede causar inflamación y cicatrización del
esófago.
Disfagia orofaríngea
Respecto a esta pues hay determinadas afecciones que pueden debilitar los músculos de la
garganta, lo que provoca dificultad para pasar los alimentos de la boca a la garganta y al esófago al
comenzar a tragar. Es posible que te ahogues, tengas arcadas o tosas al intentar tragar, o que
sientas que los alimentos o los líquidos bajan por la tráquea o suben por la nariz. Esto puede
provocar neumonía.

Las causas de la disfagia orofaríngea incluyen:

Trastornos neurológicos. Determinados trastornos, como la esclerosis múltiple, la distrofia


muscular y la enfermedad de Parkinson, pueden provocar disfagia.

Daño neurológico. El daño neurológico repentino, como el que se produce por un accidente
cerebrovascular o por una lesión en el cerebro o la médula espinal, puede afectar la capacidad
para tragar.

Divertículo faringoesofágico (divertículo de Zenker). Es un pequeño reservorio que se forma y


acumula partículas de alimentos en la garganta, con frecuencia justo arriba del esófago, y provoca
dificultad para tragar, sonidos de gorjeo, mal aliento y tos o carraspeo reiterado.

Cáncer. Ciertos tipos de cáncer y algunos tratamientos oncológicos, como la radioterapia, pueden
ocasionar dificultad para tragar.

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Los factores de riesgo varían, sin embargo, las más recurrentes incluyen enfermedades mentales,
neurológicas, afecciones musculares y alteraciones estructurales, entre otras.

Inclusive el envejecimiento. Debido al envejecimiento natural y al desgaste normal del esófago,


además de un mayor riesgo de padecer determinadas afecciones, como un accidente
cerebrovascular o la enfermedad de Parkinson, los adultos mayores presentan un mayor riesgo de
tener dificultades para tragar. Sin embargo, la disfagia no se considera un signo normal de
envejecimiento.

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Entre las pruebas se pueden incluir:

Radiografía con un material de contraste (radiografía con bario). Se bebe una solución de bario
que recubre el esófago, lo cual permite que se vea mejor en las radiografías. El médico puede
entonces ver los cambios en la forma de tu esófago y puede evaluar la actividad muscular.

El médico también puede hacer que ingieras alimentos sólidos o una pastilla recubierta de bario
para observar los músculos de la garganta mientras tragas o para buscar obstrucciones en el
esófago que la solución líquida de bario podría no identificar.

Estudio dinámico de la deglución. Se ingieren alimentos recubiertos de bario de diferentes


consistencias. Este examen proporciona una imagen de estos alimentos a medida que viajan a
través de la boca y bajan por la garganta. Las imágenes pueden mostrar problemas en la
coordinación de los músculos de la boca y la garganta al tragar, y determinan si el alimento está
entrando en el tubo de respiración.

Un examen visual de tu esófago (endoscopia). Se pasa un instrumento delgado, flexible e


iluminado (endoscopio) a través de la garganta para que el médico pueda ver el esófago. El médico
también puede tomar biopsias del esófago para buscar inflamación, esofagitis eosinofílica,
estrechamiento o un tumor.

Evaluación endoscópica de la deglución por fibra óptica (FEES). El médico puede examinar la
garganta con una cámara especial y un tubo iluminado (endoscopio) a medida que se trata de
tragar.

Examen del músculo esofágico (manometría). En la manometría, se inserta un pequeño tubo en


el esófago y se conecta a un registrador de presión para medir las contracciones musculares del
esófago a medida que se traga.

Escaneos de imágenes. Estos pueden incluir una tomografía computarizada, que combina una
serie de vistas de rayos X y procesamiento por computadora para crear imágenes transversales de
los huesos y tejidos blandos de tu cuerpo; o una resonancia magnética, que utiliza un campo
magnético y ondas de radio para crear imágenes detalladas de órganos y tejidos.

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El tratamiento de la disfagia depende del tipo o de la causa del trastorno de deglución.

 Disfagia orofaríngea

Si se tiene disfagia orofaríngea, el médico puede remitir a un logopeda o a un terapeuta de la


deglución, y el tratamiento puede comprender:

Ejercicios de aprendizaje. Ciertos ejercicios que pueden ayudar a coordinar los músculos que se
utilizan para tragar o a volver a estimular los nervios que provocan el reflejo de la deglución.

Aprender técnicas de deglución. También puedes aprender maneras de colocar los alimentos en
la boca o de posicionar el cuerpo y la cabeza para que te sea más fácil tragar. Si la disfagia se debe
a problemas neurológicos, como la enfermedad de Alzheimer o la enfermedad de Parkinson, es
posible que te enseñen ejercicios y nuevas técnicas para tragar a fin de ayudar a contrarrestarla.

 Disfagia esofágica

Los enfoques de tratamiento para la disfagia esofágica pueden incluir:

Dilatación esofágica. Para un esfínter esofágico apretado (acalasia) o una estenosis esofágica, el
médico puede usar un endoscopio con un globo especial conectado para estirar y expandir
suavemente el ancho del esófago, o introducir uno o más tubos flexibles para estirar el esófago
(dilatación).

Cirugía. Para un tumor esofágico, acalasia o divertículo faringoesofágico, es posible que necesites
cirugía para despejar la vía esofágica.

Medicamentos. La dificultad para tragar asociada con la enfermedad por reflujo gastroesofágico
puede ser tratada con medicamentos orales recetados para reducir el ácido estomacal. Es posible
que necesites tomar estos medicamentos durante un período prolongado. Si tienes esofagitis
eosinofílica, puedes necesitar corticoesteroides. Si tienes un espasmo esofágico, los relajantes del
músculo liso pueden ayudar.

 Disfagia grave

Si la dificultad para tragar te impide comer y beber adecuadamente, el médico puede recomendar:

Una dieta líquida especial. Esto puede ayudarte a mantener un peso saludable y evitar la
deshidratación.

Una sonda de alimentación. En casos graves de disfagia, es posible que necesites una sonda de
alimentación para evitar la parte del mecanismo de deglución que no funciona normalmente.

 Cirugía

Se puede recomendar la cirugía para aliviar los problemas de deglución causados por el
estrechamiento u obstrucción de la garganta, incluidas las excrecencias óseas, la parálisis de las
cuerdas vocales, el divertículo faringoesofágico, la enfermedad del reflujo gastroesofágico y la
acalasia, o para tratar el cáncer esofágico. La terapia del habla y la deglución generalmente es útil
después de la cirugía.

El tipo de tratamiento quirúrgico depende de la causa de la disfagia. Algunos ejemplos son:

Miotomía laparoscópica de Heller, que se utiliza para cortar el músculo en el extremo inferior del
esófago (esfínter) cuando no logra abrir y liberar alimentos en el estómago en personas que tienen
acalasia.
Miotomía peroro-endoscópica. El cirujano utiliza un endoscopio insertado a través de la boca y de
la garganta para crear una incisión en el revestimiento interior del esófago. Luego, como en una
miotomía de Heller, el cirujano corta el músculo en el extremo inferior del esfínter esofágico
inferior.

Dilatación esofágica. El médico inserta un tubo iluminado (endoscopio) en el esófago e infla un


balón adherido para estirar y expandir suavemente su ancho (dilatación). Este tratamiento se
utiliza para un músculo del esfínter tenso en el extremo del esófago (acalasia), una constricción del
esófago (estenosis esofágica), un anillo anormal de tejido localizado en la unión del esófago y el
estómago (anillo de Schatzki) o un trastorno de la motilidad. Como alternativa, tu médico puede
pasar un tubo o tubos flexibles de diferentes diámetros en lugar de un balón.

Colocación de estent. El médico también puede insertar un tubo de metal o plástico (estent) para
mantener abierto un estrechamiento u obstrucción en el esófago. Algunos estents son
permanentes, como los de las personas con cáncer de esófago, mientras que otros son temporales
y se extraen más tarde.

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la acalasia se produce cuando se dañan los nervios del esófago. en consecuencia, el
esófago se paraliza y se dilata con el tiempo y, finalmente, pierde la capacidad de empujar
la comida hacia el estómago. entonces, la comida se acumula en el esófago. a veces, se
fermenta y regresa a la boca, donde puede tener un sabor amargo. algunas personas la
confunden con la enfermedad por reflujo gastroesofágico. sin embargo, en la acalasia, la
comida viene del esófago, mientras que, en la enfermedad por reflujo gastroesofágico,
viene del estómago.

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La acalasia idiopática primaria es la causa de casi todos los casos estudiados en los Estados Unidos.
La acalasia secundaria puede deberse a carcinoma gástrico que infiltre el esófago, linfoma,
infecciones por T. cruzii; (también ha sido relacionado con un mecanismo ligado al herpes virus o a
Morbillivirus) e incluso genético (síndrome de la triple AAA)

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Los síntomas de la acalasia generalmente aparecen
progresivamente y empeoran con el tiempo. Estos son algunos de
los signos y síntomas:

 Incapacidad para tragar (disfagia), que puede sentirse como si


la comida o la bebida estuviera atascada en la garganta

 Regurgitación de comida o saliva

 Acidez estomacal

 Eructación

 Dolor en el pecho que aparece y desaparece

 Tos por la noche

 Neumonía (por aspiración de alimentos a los pulmones)

 Pérdida de peso

 Vómitos

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En cualquier paciente que consulte por disfagia, se debe descartar inicialmente reflujo
gastroesofágico, obstrucción mecánica y procesos inflamatorios o neoplásicos.
Posteriormente, se debe estudiar la motilidad esofágica por la posibilidad de acalasia.

La endoscopia de vías digestivas altas permite descartar enfermedad erosiva por


reflujo gastroesofágico, anomalías estructurales y cáncer de esófago. No obstante, un
resultado normal no descarta la existencia de acalasia, ya que la endoscopia de vías
digestivas altas puede ser normal hasta en el 40 % de los pacientes con acalasia.

El esofagograma puede mostrar el clásico aspecto de ‘pico de pájaro’, dilatación


esofágica y ausencia de peristalsis.
La manometría esofágica de alta resolución es un estudio que se basa en el
análisis de la presión integrada de relajación, la presión integral contráctil distal y la
latencia distal. Mediante procesos algorítmicos, estas mediciones permiten determinar
alteraciones de la motilidad esofágica, Actualmente, se considera la prueba estándar
para establecer el diagnóstico de acalasia

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Tratamientos farmacológicos

Se han empleado medicamentos, como los nitratos, los bloqueadores de canales de


calcio y, más recientemente, los inhibidores de la 5-fosfodiesterasa. Sin embargo, no
hay estudios de seguimiento a largo plazo y su uso ha sido previo a la subclasificación
de los tipos de acalasia. Aunque los medicamentos relajantes del músculo liso pueden
proporcionar algún beneficio sintomático, no son tratamientos duraderos, a menudo se
asocian con efectos secundarios intolerables, y no detienen la progresión de la
dilatación esofágica ni la retención de alimentos.

La toxina botulínica se ha empleado desde 1994 y consiste en la inyección endoscópica


de Botox™ en el esfínter esofágico inferior, lo que inhibe la liberación de acetilcolina de
las terminaciones nerviosas y baja el tono del esfínter. La mejoría de la sintomatología
es de hasta 78,7 % al mes del tratamiento, pero baja hasta 40,6 % a los 12 meses.
Aunque el procedimiento es simple y casi sin ningún riesgo de complicación, su
repetición es menos eficaz y se han informado casos de morbilidad e, incluso, de
mortalidad a causa de mediastinitis. Actualmente, sigue siendo una alternativa en
pacientes ancianos, en aquellos no aptos para otro tipo de tratamientos y en casos de
acalasia de tipo III después de un tratamiento quirúrgico fallido.

Dilatación neumática

La dilatación neumática se practica con un balón dilatador cilíndrico de 30, 35 o 40 mm


que se ubica a nivel del esfínter esofágico inferior mediante fluoroscopia y se infla
mediante un manómetro manual. Actualmente, el más usado en los Estados Unidos es
un balón de polietileno con marcadores radioopacos en su interior. Recientemente, se
ha empezado a utilizar un dilatador hidráulico de 30 mm, conjuntamente con la
tecnología FLIP con la cual no se requiere la fluoroscopia.

Con esta técnica se logra una mejoría de la disfagia hasta en el 85 % de los casos,
pero tiene poco efecto sobre el dolor retroesternal. Hasta 25 % de los pacientes
requiere sesiones adicionales en forma temprana y su eficacia disminuye con el paso
de los años; la tasa de éxito es de tan solo el 60 % a los tres años. Se puede observar
reflujo hasta en 33 % de los pacientes, por lo que la dilatación neumática no se
recomienda en pacientes menores de 40 años y, en aquellos que no mejoran con una
sola dilatación neumática, se recomienda el tratamiento quirúrgico. La principal
complicación informada es la perforación esofágica, hasta en 8 % de los casos

Miotomía de Heller
Fue descrita por Ernest Heller en 1913, y consiste en practicar una miotomía anterior
mediante una incisión longitudinal de 7 cm en el esfínter esofágico inferior, que se
extienda 2 cm en el cardias gástrico y 5 cm en el esófago. Este procedimiento debe ir
acompañado de una cirugía antirreflujo, siendo la de tipo Dor la más recomendada. En
1991 se describió la miotomía laparoscópica de Heller, en uso desde hace más de dos
décadas y considerada actualmente como el tratamiento estándar para la acalasia

Miotomía endoscópica peroral

Esta técnica ha sido aceptada rápidamente en la mayor parte del mundo y se considera
una alternativa segura y efectiva para el tratamiento de la acalasia. Los pacientes son
operados bajo anestesia general. Deben tener una dieta líquida clara durante las 48
horas antes del procedimiento y ayuno de 12 horas antes del mismo. Algunos autores
recomiendan una profilaxis preoperatoria con fluconazol durante siete días. Se debe
suspender la administración de clopidogrel o de ácido acetilsalicílico durante 5 y 7 días,
respectivamente, antes del procedimiento. El uso de dióxido de carbono (CO 2) es
obligatorio, para disminuir el riesgo de eventos adversos asociados con la fuga de gas.

La técnica comprende cuatro pasos específicos: mucosotomía, que se debe practicar


entre 12 y 14 cm por encima de la unión gastroesofágica; ‘tunelización’ (sic), la cual
debe extenderse 2 a 3 cm dentro del cardias gástrico por debajo de la unión
gastroesofágica; miotomía, que debe iniciar a 2 cm después de la mucosotomía y
terminar en el sitio distal de la ‘tunelización’, y cierre de la mucosotomía, con la técnica
tradicional mediante clips

DIAPO 22.
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Entre el esófago y el estómago hay una válvula de importancia crucial, el esfínter
esofágico inferior. Con el tiempo, el esfínter esofágico inferior puede comenzar a
fallar, lo que conduce a un daño ácido y químico del esófago, una afección
llamada enfermedad por reflujo gastroesofágico. La enfermedad por reflujo
gastroesofágico suele ir acompañada de síntomas como la acidez estomacal o la
regurgitación. En algunas personas, esta enfermedad por reflujo
gastroesofágico puede desencadenar un cambio en las células que recubren la
parte inferior del esófago, causando el esófago de Barrett.

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Se desconoce la causa exacta del esófago de Barrett. Mientras
que muchas personas con esófago de Barrett tienen enfermedad
por reflujo gastroesofágico desde hace mucho tiempo, muchos no
tienen síntomas de reflujo, lo cual se conoce como "reflujo
silencioso".

Ya sea que el reflujo ácido esté acompañado por síntomas


de enfermedad por reflujo gastroesofágico o no, el ácido
estomacal y las sustancias químicas vuelven al esófago, dañan el
tejido y provocan cambios en su revestimiento, lo cual da lugar al
esófago de Barrett.

DIAPO 24.
Un médico que se especializa en el análisis de tejidos en un laboratorio
(patólogo) determina el grado de displasia en las células del esófago.
Debido a que puede ser difícil diagnosticar la displasia en el esófago, es
mejor que dos patólogos, idealmente que al menos uno se especialice en
patología gastroenterológica, estén de acuerdo en el diagnóstico. El
tejido puede clasificarse en los siguientes tipos:

 Sin displasia, si se observa esófago de Barrett, pero no se


detectan cambios precancerosos en las células.

 Displasia de bajo grado, si las células muestran pequeños


signos de cambios precancerosos.

 Displasia de alto grado, si las células muestran muchos


cambios. Se cree que la displasia de alto grado es el paso final
antes de que las células se transformen en cáncer de esófago.
DIAPO 25.
¿CUÁL ES LA FISIOPATOLOGÍA DE ESTA LESIÓN?
El esófago de Barrett es una afección adquirida como resultado de daño grave en
la mucosa del esófago. Aún no está bien establecido por qué algunos pacientes
con enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE) desarrollan esófago de Barrett
y otros no. Su presencia implica una lesión causada por reflujo gastroesofágico
crónico que supera a los factores de defensa epiteliales y condiciona daños
ultramicroscópicos, microscópicos y macroscópicos graves que causan una
respuesta de sustitución y reparación epitelial con células estructurales distintas,
con mayor capacidad de resistencia a los daños a manera de respuesta
adaptativa. No obstante, dicha transformación produce inestabilidad del ácido
desoxirribonucleico (ADN) celular y una mayor velocidad de recambio tisular que,
bajo factores genéticos y otros factores de riesgo, pueden llevar a cambios
displásicos e incluso adenocarcinoma.

DIAPO 26.
El desarrollo del esófago de Barrett se atribuye con mayor
frecuencia a la enfermedad por reflujo gastroesofágico de larga
data, que puede incluir estos signos y síntomas:

 Acidez estomacal frecuente y regurgitación del contenido del


estómago

 Dificultad para tragar alimentos

 Dolores en pecho, en menor medida

Curiosamente, aproximadamente la mitad de las personas con un


diagnóstico de esófago de Barrett reportan pocos o ningún
síntoma de reflujo ácido. Por lo tanto, debes conversar sobre tu
salud digestiva con tu médico en relación con la posibilidad de
esófago de Barrett.
DIAPO 27.
Factores de riesgo
Algunos de los factores que aumentan el riesgo de tener el esófago de Barrett
comprenden:
1. Antecedentes familiares. Las probabilidades de tener el esófago de Barrett
aumentan si tienes antecedentes familiares de esófago de Barrett o cáncer de
esófago.
2. Ser hombre. Los hombres son mucho más propensos a desarrollar el esófago de
Barrett.
3. Ser de raza blanca. Las personas de raza blanca tienen mayor riesgo de desarrollar
esta enfermedad con respecto a las personas de otras razas.
4. Edad. El esófago de Barrett puede presentarse a cualquier edad, pero es más
común en los adultos mayores de 50 años.
5. Acidez estomacal y reflujo ácido crónicos. Tener una enfermedad por reflujo
gastroesofágico que no mejora al tomar medicamentos conocidos como
inhibidores de la bomba de protones o tener una enfermedad por reflujo
gastroesofágico que requiere medicación periódica puede aumentar el riesgo del
esófago de Barrett.
6. Fumar en la actualidad o haber fumado.
7. Sobrepeso. La grasa corporal alrededor del abdomen aumenta aún más el riesgo.

DIAPO 28.
Para determinar si tienes esófago de Barrett, suele realizarse una
endoscopia.

Un tubo equipado con una luz y una cámara en el extremo


(endoscopio) pasa por tu garganta para detectar signos de
cambios en el tejido esofágico. El tejido normal del esófago tiene
aspecto pálido y brillante. En el caso de esófago de Barrett, el
tejido tiene aspecto rojo y aterciopelado.

El médico te extraerá tejido (biopsia) del esófago. El tejido de la


biopsia puede analizarse para determinar el grado de cambio en él.
Leer la imagen derecha explicando el grado

DIAPO 29.

El tratamiento para el esófago de Barrett depende del grado de


crecimiento celular anormal en el esófago y del estado de salud
general.

NO HAY DISPLASIA

Es probable que el médico recomiende:

 Endoscopia periódica para controlar las células del esófago. Si en


tus biopsias no se observa displasia, probablemente se te hará una
endoscopia de seguimiento al año y luego cada tres o cinco años si
no hay cambios.

 Tratamiento para la enfermedad por reflujo gastroesofágico. Los


cambios en los medicamentos y el estilo de vida pueden aliviar los
signos y síntomas. Los procedimientos quirúrgicos o de endoscopia
para corregir una hernia de hiato o para contraer el esfínter
esofágico inferior que controla el flujo de ácido estomacal pueden
ser una opción.

DISPLASIA DE GRADO BAJO

La displasia de bajo grado se considera la etapa inicial de los


cambios precancerosos. Si se encuentra una displasia de bajo
grado, debe ser verificada por un patólogo experimentado. En el
caso de la displasia de bajo grado, el médico puede recomendar
otra endoscopia en seis meses, con un seguimiento adicional cada
6 a 12 meses.
Pero, dado el riesgo de cáncer de esófago, se puede recomendar
el tratamiento si se confirma el diagnóstico. Estos son los
tratamientos preferidos:

 Resección endoscópica, que utiliza un endoscopio para eliminar las


células dañadas y ayudar en la detección de la displasia y el cáncer.

 Ablación por radiofrecuencia, que utiliza calor para extraer el tejido


anormal del esófago. La ablación por radiofrecuencia puede
recomendarse después de la resección endoscópica.

 Crioterapia, que utiliza un endoscopio para aplicar un líquido o gas


frío a las células anormales del esófago. Esto permite que las
células se calienten y luego se vuelvan a congelar. El ciclo de
congelación y descongelación daña las células anormales.

Si hay una inflamación importante del esófago en la endoscopia


inicial, se realiza otra endoscopia después de tres o cuatro meses
de tratamiento para reducir el ácido del estómago.

DISPLASIA DE GRADO ALTO

Se cree que la displasia de alto grado es precursora del cáncer de


esófago. Por este motivo, el médico puede recomendar la
resección endoscópica, la ablación por radiofrecuencia o la
crioterapia. Otra opción puede ser la cirugía, que consiste en
extirpar la parte dañada del esófago y unir la parte restante al
estómago.

La recurrencia del esófago de Barrett es posible después del


tratamiento. Pregúntale al médico con qué frecuencia debes
volver para las pruebas de seguimiento. Si recibes un tratamiento
distinto a la cirugía para extraer el tejido esofágico anormal, es
probable que el médico te recomiende tomar medicamentos de por
vida para reducir el ácido y ayudar a sanar el esófago.

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