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Docentes cuestionados e hijos sobreprotegidos: cómo ha cambiado la relación


familia y escuela
¿Qué hay de cierto tras las parodias virales sobre educación, como las de Núria Casas,
que triunfan en las redes? Lo analizamos con pedagogos y docentes

Gemma Castanyer Mora

Uno de los vídeos paródicos sobre educación de Núria Casas que triunfan en las
redes ARABARCELONA. Este artículo se publicó por primera vez en febrero de 2023. Lo
hemos recuperado por su interés actual, en plena polémica por los malos resultados
del informe PISA.
Una profesora corrige exámenes con un rotulador rojo. No le tiembla el pulso cuando
debe bajar la puntuación por faltas de ortografía, ausencia de fórmulas o definiciones
poco exactas. Como contrapunto, una compañera realiza la misma tarea dedicando
unos minutos a escoger el color más adecuado para llevar a cabo la revisión, con el
objetivo de no herir sensibilidad alguna. Considera que cualquier respuesta que lee es
aceptable, aunque no tenga sentido. Éste gag exagerado, que compara el pasado y el
presente en una puntuación de una prueba, lo firma la actriz y creadora de contenido
Núria Casas y desde que lo publicó, el pasado mes de octubre, le han visto casi 4
millones y medio de personas y ha recibido más de 3.000 comentarios en la plataforma
TikTok. Según afirma la autora, éste ha sido uno de sus vídeos más vistos, junto con
aquellos en los que se zambulle en diferentes estereotipos de madres o hace humor
sobre situaciones que ocurren en las escuelas o institutos –como una reunión de inicio
de curso con familias de alumnado de 1º de ESO.
La mayoría de este contenido aborda, de una u otra forma, las relaciones que se
establecen entre la comunidad educativa. Dejando a un lado la hipérbole y el gag, ¿qué
contienen de cierto? Hemos hablado de ello con filósofos, profesorado y pedagogos
que nos hacen algunas reflexiones en un contexto de post-pandemia, cambios
educativos, huelgas de docentes y aplicación de los nuevos currículos
Mejorar la confianza hacia el docente
“Nos lo tomamos con humor por no llorar. Estos vídeos, exagerados y caricaturizados,
son la realidad de nuestro día a día. Este sistema educativo no funciona y terminarán
diciendo que es un error”. Cristina Zafra lleva 14 años profesora de matemáticas y
economía de chicos y chicas de ESO y bachillerato y, según alerta, con el paso del
tiempo la calidad en la enseñanza ha disminuido, así como la tolerancia a la frustración
y la cultura del esfuerzo por parte del alumnado. Estos cambios los atribuye a la
aplicación de los nuevos currículums educativos definidos por la Lomloe ya un
incremento de la sobreprotección de los niños por parte de las familias, entre otros
argumentos: “En 2009 la mayoría de alumnos se tomaban en serio los estudios. Ahora
ese porcentaje ha quedado reducido a un pequeño grupo de un aula de 30”. Según
Zafra, la relación con las familias también ha cambiado: “Creo que hay más que
tienden a sobreproteger a sus hijos y que no aceptan lo que tengas que decirles. Te
pueden llegar a defender que tienen demasiados deberes y que el fin de semana
deben ir a esquiar”, apunta.
Las respuestas de un cuestionario realizado por este diario a una quincena de docentes
coinciden, en parte, con las tesis de Zafra. Más de un 20% consideran que cuesta que
el alumnado asuma que hay aspectos que mejorar, mientras que cerca de un 30%
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creen que, aunque sea dificultoso comunicar el error, lo encajan correctamente.


Donde existe cierto quórum es en la diagnosis de la confianza de las familias hacia los
docentes. En ese caso, la mitad opinan que no confían en el profesorado y se cuestiona
su trabajo.
Tiempo de cambios e incertidumbre
¿Cuál es la receta para mejorar la credibilidad del docente? Para Mar Hurtado,
presidenta de la Asociación de Maestros Rosa Sensat, una etapa de cambios
educativos en la que se plantean nuevas metodologías de aprendizaje y evaluación, y
en la que profesores y alumnos adoptan roles distintos de los que tradicionalmente
habían asumido, genera preguntas, dudas y ciertas desconfianzas. En este sentido,
Hurtado propone "explicar bien lo que se está haciendo, abrir los centros y dejar
participar a las familias". "¿Por qué no lo hacemos?", se pregunta.
Según Hurtado, la lectura entre líneas de gags como los de Núria Casas evidencian que
existe una realidad latente basada en “una cierta polarización de los maestros entre
quien opta por la vía tradicional y un segundo grupo, que ya estaba pero que ahora ha
levantado la voz, que entiende el aprendizaje de forma diferente, queriendo explorar y
comprender otras formas de llegar a los niños y jóvenes”. En este sentido, los nuevos
modelos de aprendizaje si no se entienden bien pueden conducir a confusiones:
“Estamos acostumbrados a trabajar por unidades de aprendizaje descontextualizadas
de la realidad que viven los alumnos. Actualmente se nos plantea otra forma de hacer.
La posición del maestro hoy debe ser la de acompañar y motivar al alumnado para que
evolucione en su aprendizaje y lo haga de forma autónoma. Esto es muy difícil de
conseguir, pero es necesario dar espacio y ve a los alumnos y dejarles participar. Y si
encuentran sentido en lo que hacen, se esforzarán. Partimos de lo que debería ser y si
el contexto es difícil buscamos formas para aterrizarlo en cada realidad”, opina.
Más allá de abrir las aulas y explicar los nuevos cambios educativos que se están
introduciendo, el maestro, pedagogo y filósofo Gregorio Luri apunta otro factor que
debilita la relación de confianza entre familias y docentes, en parte a causa del exceso
de información vinculada a la educación y la crianza: “Estamos confundiendo de forma
muy grave la información con el conocimiento. Cada uno tiene su imagen de lo que es
una buena familia, una buena criatura, un buen maestro y una buena escuela, y las
sociedades pluralistas son más difíciles de gestionar. Hemos llegado al punto de que
son los propios padres los que se presentan en las escuelas explicando las
metodologías que deben utilizar los docentes”.
A todo esto, Luri añade el exceso de burocratización al que debe hacer frente el
profesorado y la necesidad de argumentar cualquier decisión que se toma: “Buscando
más seguridad hemos burocratizado la enseñanza de una forma que yo no me
reconozco. La regulación está funcionando como un escudo para no crearse
problemas, y resulta que crea uno mucho mayor. Vivimos una educación demasiado
pensada y una reflexión excesiva sobre lo que hacemos nos impide vivir con
espontaneidad”.
Niños y jóvenes sobreprotegidos
Si hay un factor en el que coinciden los expertos entrevistados es en el incremento de
niños sobreprotegidos que existe hoy en las aulas, lo que les retrasa la asunción de
responsabilidades y autonomía que les corresponde en la etapa adolescente. Gregorio
Luri apunta a una característica de muchas criaturas hoy: “Son la primera generación
que tiene las rodillas impolutas porque se han quedado sin espacios para vivir
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libremente sus aventuras sin la supervisión de un adulto. Y la sobreprotección de los


padres tampoco obedece a un capricho. Existe una inquietud porque el futuro es más
oscuro”. Para Luri, es evidente que existen más criaturas sobreprotegidas, lo que
define como “una forma de maltrato”.
Para que los niños lleguen a la adolescencia con la madurez suficiente es necesario que
se haya educado “con normas, valores y hábitos para que poco a poco vayan
asumiendo las responsabilidades y deberes propios de cada edad”, apunta M. Victoria
Gómez, profesora de secundaria y presidenta del Colegio Oficial de Pedagogos de
Cataluña (COPEC). Gómez recuerda que hoy hay un número elevado de alumnado que
"exige sus derechos por encima de sus deberes", pero que pese a que hacen mucho
ruido "son la minoría".
Con una diagnosis de algunos aspectos a los que hay que hacer frente, como la
sobreinformación, el aumento de niños hiperprotegidos, la burocratización de la labor
de los docentes, la desconfianza ante nuevos modelos de aprendizaje o la “falta de
tiempo para pensar por parte del profesorado” y “la pérdida de horas de tutoría”,
añade Gómez, la mayoría de expertos entrevistados se muestran optimistas. Según
Mar Hurtado, “la sacudida educativa que vivimos es el principio de una nueva etapa,
no el final”, mientras que para Victoria Gómez “la educación es la base del
funcionamiento de la sociedad, por eso es necesario que todos trabajemos
laborativamente”.

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