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Uno de los temas que ha cobrado interés en la última década dentro del sistema jurídico
ambiental es el establecimiento de acciones para reparar los daños cometidos en contra
de la naturaleza. Esta acepción tiene dos elementos a saber.
El primero de estos elementos tiene relación a los sistema de reparación que han de
establecerse a favor de las personas que han sido afectadas en sus patrimonios y
derechos; y, el segundo tiene que ver con los mecanismos de reparación o también
llamada restauración que ha de efectuarse para resolver el daño material concreto del
ambiente.
Es incuestionable que dentro de un daño ambiental se ven afectados estos dos tipos de
elementos: los naturales y los personales. De tal forma que la constitución, al constituir
los mecanismos de garantía de los derechos, establece la reparación en cumplimiento
de los derechos humanos afectados y la restauración en cumplimiento de los derechos
de la naturaleza. Estas acepciones nos conllevan a analizar el enfoque diferenciado que
involucra el concepto de reparación por un atentado contra el ambiente.
La reparación ambiental es el proceso jurídico-práctico por el cual, a partir de la
determinación valorativa de un bien que ha sufrido deterioro por un daño ambiental, el
agente dañoso debe indemnizar efectivamente al o a los afectados.
Restauración: es el retorno a su condición original de un ecosistema o población
deteriorada
La restauración ambiental no tiene nada que ver con la llamada reparación. Sin
embargo esos dos términos fueron usados en el proceso de discusión constitucional en
Montecristi, y la cuestión volvió a reaparecer a considerar las implicaciones de la
constitución y sus futuras leyes.
En sentido estricto, la “reparación” alude en especial a medidas de compensación o
indemnización que reciben personas o comunidades afectadas por impactos
ambientales. Los ejemplos típicos son pagos en dinero que reciben personas o
comunidades por haber sido afectadas por un impacto ambiental. En ese caso, el sujeto
de la acción son las personas, mientas que la restauración ambiental está enfocada a la
naturaleza.
Por cierto, es muy importante lograr la reparación ambiental de quienes han sufrido
en su calidad ambiental, y que puedan recibir compensaciones por ese daño. Pero el
pago en dinero que reciben las personas no implica necesariamente que la naturaleza
será restaurada a la situación previa al impacto ambiental.
La incorporación de delitos en contra del ambiente dentro de la legislación penal, ha
provocado cuestionables criterios debido a que este tipo de delitos han sido
considerados por algunos estudiosos como Hassemer como “delitos de victima difusa” o
“delitos sin victima”, por lo que consideran que más bien las tipificaciones de los delitos
ambientales deberían salir de la esfera penal, pues en el fondo lo que expresan son
“objetivos de organización política, económica y social”. No obstante este criterio, la
tipificación de delitos ambientales ha sido materia de gran aceptación de las
Constituciones y legislaciones de los países occidentales, desde hace mucho tiempo
atrás, tal como ha sucedido con la Constitución de Alemania de la Post-guerra, la
española de 1978 y la Constitución Argentina de 1853.