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UNIDAD 6

1.-Daños y perjuicios ambientales. Daño Ambiental, características de los daños y perjuicios


ambientales y de la responsabilidad ambiental (penal, administrativa y civil). El daño ambiental en la
Constitución Nacional y en la ley 25675.La reparación del daño en el derecho ambiental su
vinculación con las normas del Código Civil y Comercial unificado ley 26.994 (B.O. 8/10/2014.).
Jurisprudencia.

Daños y Perjuicios ambientales


• Concepto de Daño Ambiental: El artículo 27 de la Ley General de Ambiente define al daño ambiental
como “toda alteración relevante que modifique negativamente el ambiente, sus recursos, el equilibrio
de los ecosistemas o los bienes y valores colectivos”.

Es una expresión ambivalente ya que designa no solo el daño que recae sobre el patrimonio ambiental
que es común a una colectividad, sino que también se refiere al daño que se produce al medio
ambiente, y que el medio ambiente ocasiona de rebote a los intereses legítimos de una persona
determinada, configurando un daño particular que ataca un determinado derecho subjetivo, y
legitima al damnificado para accionar en reclamo de una reparación o resarcimiento del perjuicio
patrimonial o extramatrimonial que le ha causado. A esto se lo denomina se lo denomina daño
derivado del ambiente, constituye un daño indirecto.

La distinción se basa en la persona sobre la que recaen los efectos dañosos, en el daño ambiental el
damnificado es la colectividad o en su caso una comunidad determinada, razón por la que se sostiene
que este daño afecta a los llamados intereses colectivos o difusos. En el daño indirecto, la lesión se
configura en cabeza de personas determinadas, estamos aquí en presencia de un típico daño civil y
tanto sus efectos, la responsabilidad derivada del mismo y los medios de reparación o resarcimiento
se regirán por las normas y principios del derecho civil.

En el supuesto de daño ambiental, no necesariamente debe concretarse un daño indirecto específico


a personas determinadas. Por el contrario, en el caso de daño derivado del ambiente, el mismo es
ocasionado a las personas o sus bienes como consecuencia del menoscabo en el ambiente, en este
caso el ambiente es el medio a través del cual se lesiona los derechos subjetivos de los particulares.

El daño ambiental colectivo se caracteriza por ser ambivalente en cuanto afecta intereses individuales
y supraindividuales, es complejo, de relación causal difusa, itinerante, vinculado con aspectos técnicos
o científicos tecnológicos, de ardua, costosa o difícil comprobación, en ocasiones anónimos o
impersonal, prevalentemente social, colectivo o masificado. A su vez constituye el único daño civil
constitucionalizado.

El daño debe prevenirse, el daño puede ser

 continuado,
 progresivo siendo sus efectos de manifestación tardía,
 irreversible
 y de alto costo de recomposición.

Posturas Doctrinarias

Respecto a la relevancia del daño la doctrina enseña que la línea divisoria entre relevante e irrelevante
estaría constituida por la capacidad de la naturaleza de autorregularse o auto regenerarse, de esto se
desprende que una “Simple Alteración” susceptible de regenerarse naturalmente no constituiría daño
ambiental, mientras que una alteración negativa caracterizada por la imposibilidad de ser subsanada
por la propia naturaleza nos pondría en presencia de un “Daño Ambiental”. Este criterio no obstante
debe ser interpretado teniendo en cuenta la regla de la razonabilidad respecto de los aspectos
temporales, ya que deja librada al azar la cuestión del plazo.

Otra postura es la que sostiene que el daño ambiental se configura cuando el deterioro relevante causa
una lesión ambiental de tal magnitud que compromete el equilibrio y la futura viabilidad del
ecosistema afectado y en general la preservación y el desarrollo sustentable del mismo.

La función de la responsabilidad civil en nuevo código civil y comercial de la Nación


La responsabilidad civil en general, ha sido definida como “el conjunto de reglas que obligan al autor
de un daño causado a otro a reparar el perjuicio sufrido ofreciendo a la víctima una compensación”.

En la actualidad podemos afirmar que las funciones que cumple la responsabilidad civil son tres:

1. La función Preventiva: Tiene por finalidad prevenir el daño antes de que este suceda.

2. La función Resarcitoria: tiene lugar una vez acaecido el hecho, y cuya finalidad es crear una situación
idéntica o equivalente a la que existía antes de ocurrido el mismo.

3. La función Punitiva: finalidad es la imposición de una pena disuasiva, ejemplificadora, a los fines de
evitar que la conducta que provocó el daño sea repetida por su autor o por un tercero.

Originalmente el nuevo Código preveía las tres funciones de la responsabilidad civil, pero finalmente
la función punitiva fue eliminada en el trámite parlamentario, quedando solamente la función
bipartita: prevenir y reparar.

La función preventiva del daño se estable en el

artículo 1710 del C.C.C: “Deber de prevención del daño.

Toda persona tiene el deber, en cuanto de ella dependa, de:

a) evitar causar un daño no justificado;

b) adoptar, de buena fe y conforme a las circunstancias, las medidas razonables para evitar que se
produzca un daño, o disminuir su magnitud; si tales medidas evitan o disminuyen la magnitud de un
daño del cual un tercero sería responsable; tiene derecho a que éste le reembolse el valor de los gastos
en que incurrió, conforme a las reglas del enriquecimiento sin causa;

c) no agravar el daño, si ya se produjo.

La Ley Nº 25675 General del Ambiente, en su artículo 4 contiene dos principios que se basan el deber
de preservación establecido por la constitución nacional como obligación de todos los ciudadanos y
de las autoridades de preservar el medio ambiente para las generaciones futuras. Dichos principios
son el de

➢ prevención y
➢ el precautorio.

Néstor Cafferatta nos explica que: “así como el principio de prevención tiende a evitar un daño futuro
pero cierto y mensurable, el principio de precaución apunta a impedir la creación de un riesgo con
efectos todavía desconocidos y por lo tanto imprevisibles. Opera en un ámbito signado por la
incertidumbre.
Ambos principios si bien pretenden un mismo fin, son diferentes entre sí. La función preventiva
prevista en el nuevo Código engloba el principio preventivo del art. 4 de la Ley General del Ambiente,
no así el precautorio.

Presupuestos de la responsabilidad en el daño ambiental


Para que surja la responsabilidad por daño ambiental es necesario que concurran los presupuestos
de toda obligación resarcitoria, estos son:

a. Daño: Presupuesto central de la responsabilidad, sin daño no puede pensarse en la pretensión


resarcitoria, sin este presupuesto no existe responsabilidad.

b. Antijuridicidad: entendida como la existencia de un hecho que infringe el deber jurídico de conducta
impuesto por el ordenamiento jurídico. En lo relativo al ambiente, es evidente que la contaminación
del mismo constituye un hecho contrario a derecho, lo cual resulta inclusive de la propia CN – artículo
41 – ya que al reconocer está el derecho al ambiente sano la ilicitud surge de la mera violación de este
derecho.

Quien contamina no puede eximirse de responsabilidad alegando y probando el cumplimiento de


disposiciones reglamentarias ni por contar con permiso administrativo.

En tal caso su responsabilidad subsiste en concurrencia con la que pueda pesar sobre el Estado.

c. Relación de Causalidad: se hace necesario que exista relación causal entre el hecho generador y el
daño ambiental, aplicándose los principios generales que rigen en la materia. No obstante, la cuestión
presenta especial complejidad en la materia que nos ocupa debido a la gran dificultad de la prueba de
la relación causal, es por ello que se admite de manera pacífica que la relación causal pueda ser
probada por presunciones.

d. Factor de Atribución: En todos los casos de contaminación ambiental el factor de atribución de


responsabilidad es siempre objetivo, con fundamento en la responsabilidad por el riesgo creado.

La responsabilidad objetiva por daño ambiental es reconocida tanto en el derecho


comparado como en nuestro ordenamiento jurídico por aplicación del art. 1757 del CCyC y
recogida también por la LGA en su Art. 28.

¿Cuáles son las causales eximentes para no responder frente al daño ambiental producido?
Las causales eximentes de responsabilidad que enumera la ley están orientadas a demostrar
la ruptura del nexo causal. Así quien es sindicado como objetivamente responsable del daño,
para eximirse de responsabilidad deberá acreditar,

1. primero que ha tomado todas las medidas destinadas a evitar el daño, o sea que el
mismo no le es imputable,
2. en segundo lugar, que los daños se produjeron por culpa exclusiva de la víctima o de
un tercero por el cual no tiene que responder. En caso de que exista culpa concurrente
del responsable no podría este invocar las causales apuntadas. No hay culpa de la
víctima o de un tercero que libere de responsabilidad al legitimado pasivo si los daños
han sido provocados por la conducta culposa de este último.
Régimen de responsabilidad por daño ambiental colectivo en la Ley General del Ambiente
La LGA en su art. 4 consagra los principios a los cuales se sujetará la interpretación y aplicación
de la misma. Sentando entre ellos el principio de responsabilidad, según el cual “El generador
de efectos degradantes del ambiente, actuales o futuros, es responsable de los costos de las
acciones preventivas y correctivas de recomposición, sin perjuicio de la vigencia de los
sistemas de responsabilidad ambiental que correspondan”. Este principio está orientado a
alcanzar el restablecimiento del equilibrio preexistente alterado por el hecho dañoso
contaminante.
El art. 28 establece “El que cause el daño ambiental será objetivamente responsable de su
restablecimiento al estado anterior a su producción. En caso de que no sea técnicamente
factible, la indemnización sustitutiva que determine la justicia ordinaria interviniente deberá
depositarse en el Fondo de Compensación Ambiental que se crea por la presente, el cual será
administrado por la autoridad de aplicación, sin perjuicio de otras acciones judiciales que
pudieran corresponder”. Establece la responsabilidad objetiva por daño al ambiente y la
consiguiente obligación de recomponer (en consonancia con el art. 41 de la CN) quedando
solamente la opción de indemnización sustitutiva para el caso de imposibilidad de restablecer
las cosas al estado anterior, reforzando el principio de reparación in natura prevista en el
artículo 1740 del CCyC.
La Constitución Nacional de 1994, introduce un precepto que, si bien consagra
prioritariamente, la obligación de recomponer el daño ambiental, reserva a la ley el contenido
y la forma de esa obligación. En este sentido es que la LGA al reglamentar la obligación de
recomponer, identifica a la misma con la de restablecimiento de las cosas su estado anterior.
Esta reparación in natura, tendiente a suprimir o borrar el daño causado, puede efectuarse
por medio de un hacer.

En lo que respecta a la obligación de recomponer, la solución es acertada si se tiene en cuenta


1. la naturaleza del bien jurídico tutelado ya que permite, cuando ello es posible, el
restablecimiento del hábitat afectado. Esta reparación en especie debe ser ordenada,
aunque la misma resulte antieconómica. Como consecuencia de la gravedad del
perjuicio, de su incidencia colectiva y sobre todo del carácter intolerable que tiene el
daño ambiental. Solo en caso de que la recomposición se torne materialmente
imposible, será sustituida por una indemnización pecuniaria con destino al fondo de
composición ambiental tal como surge de la norma.
¿Quién es la autoridad competente para imponer la indemnización?

Se ha considerado muy conveniente que las indemnizaciones que impongan los jueces
intervinientes no terminen en el patrimonio individual sino colectivo, a través de la creación
de un Fondo de Compensación ambiental o de Remediación de Pasivos Ambientales,
administrado por las autoridades, pero garantizado por la amplia participación comunitaria
en el manejo de los mismos.
El art. 34 de la LGA se ocupa de regular la creación del fondo de composición, estableciendo
que será administrado por la autoridad competente de cada jurisdicción y fijando como
finalidad del mismo la de garantizar la calidad ambiental, la prevención y mitigación de
efectos nocivos o peligrosos sobre el ambiente, la atención de emergencias ambientales;
asimismo, a la protección, preservación, conservación o compensación de los sistemas
ecológicos y el ambiente.
En su art. 29 regula las causales de exención de responsabilidad por parte del autor del hecho
dañoso, así establece “La exención de responsabilidad sólo se producirá acreditando que, a
pesar de haberse adoptado todas las medidas destinadas a evitarlo y sin mediar culpa
concurrente del responsable, los daños se produjeron por culpa exclusiva de la víctima o de
un tercero por quien no debe responder”
La responsabilidad civil o penal, por daño ambiental, es independiente de la administrativa.
Se presume iuris tantum la responsabilidad del autor del daño ambiental, si existen
infracciones a las normas ambientales administrativas.

Régimen de responsabilidad civil por daño ambiental indirecto


Se refiere a los perjuicios causados indirectamente como consecuencia del daño al ambiente,
a la persona o los bienes de sujetos individualmente considerados. Se trata de un daño que,
si bien es causado al ambiente, perjudica concretamente a personas determinadas afectando
sus derechos subjetivos y es a la reparación de estos perjuicios a lo que apunta la
responsabilidad civil.

El artículo 1737 del CCyC define al daño diciendo “hay daño cuando se lesiona un derecho o
un interés no reprobado por el ordenamiento jurídico, que tenga por objeto la persona, el
patrimonio o un derecho de incidencia colectiva”.
El código define el daño como una lesión a derechos o intereses. Este perjuicio debe ser
susceptible de apreciación pecuniaria, ya que el objeto de la obligación tiene siempre un
contenido patrimonial, aunque el interés del acreedor pueda ser extramatrimonial. Los
perjuicios objeto de reparación comprenden no solo la indemnización por la pérdida o
disminución sufrida en el patrimonio de la víctima, sino también el lucro cesante y la perdida
de chances, como así también el daño moral. (art. 1738).
El art. 1740 del CCyC sienta el principio de la reparación plena: “La reparación del daño debe
ser plena. Consiste en la restitución de la situación del damnificado al estado anterior al hecho
dañoso, sea por el pago en dinero o en especie. La victima puede optar por el reintegro
especifico, excepto que sea parcial o totalmente imposible, excesivamente oneroso o
abusivo, en cuyo caso se debe fijar en dinero...” La reparación que prescribe este artículo
tiene como fin último reponer al acreedor en la situación en que se encontraba antes de sufrir
las consecuencias del hecho. Esta reparación in natura, puede traducirse en una obligación
de hacer, de no hacer o de dar. En el caso de reparación en especie es la misma cosa dañada
la que vuelve al estado anterior, mientras que con la indemnización pecuniaria se trata de
restablecer el patrimonio de la víctima.
Contempla dos excepciones a la regla de reparación en especie, la imposibilidad de volver las
cosas al estado anterior y la opción por parte del acreedor, diferenciándose al respecto con
el modo de reparación en caso de daño ambiental colectivo, en donde la reparación consiste
prioritariamente en recomponer el medio dañado, sin que exista opción por una
indemnización pecuniaria.
Los artículos 1753 y 1757 ingresan en la responsabilidad derivada de los daños causados por
dependientes o por cosas y actividades riesgosas, respectivamente. Se establece la obligación
de responder por los daños causados por personal que se tenga a cargo (personal
dependiente, art. 1753) y por las cosas de las que uno se sirva o tenga bajo su cuidado y por
las actividades riesgosas (artículo 1757). En el caso de responsabilidad por las cosas, serán
responsables el dueño y el guardián de la cosa. Se considera guardián a quien ejerce por sí o
por terceros el uso, la dirección o el control de la cosa o a quien obtiene un provecho de ella.
El dueño o guardián de la cosa y el titular de las actividades riesgosas, para eximirse total o
parcialmente de responsabilidad deberán demostrar que de su parte no hubo culpa, acreditar
la culpa de la víctima o de un tercero por quién no se tenga que responder.
El artículo 1757 2º párrafo establece que “No son eximentes de responsabilidad la
autorización administrativa para el uso de la cosa o la realización de la actividad, ni el
cumplimiento de las técnicas de prevención”. En la responsabilidad objetiva, no interesa si la
acción generadora del daño es reprochable en sí misma, no interesa haber obrado con
intención de dañar o, al menos, haber observado negligencia, impericia o imprudencia. Lo
importante es que el daño se ha producido y se debe responder por él, salvo, obviamente,
que la culpa sea del que sufre el perjuicio o de alguien sin relación con el dueño o guardián
de la cosa en cuestión.

Responsabilidad Penal
Desde el punto de vista del Derecho Penal se persigue el castigo de quién haya incurrido en
alguna conducta tipificada en la ley como delito. Los delitos relacionados con el daño al medio
ambiente los encontramos en el Código Penal y en leyes específicas como por ejemplo la ley
22421 sobre Fauna Silvestre y la ley 24051 sobre Residuos Peligrosos.
El Código Penal en el art. 200 regula los delitos que atentan contra la Salud Pública y reprime
al que “envenenare o adulterare, de un modo peligroso para la salud, aguas potables o
sustancias alimenticias o medicinales, destinadas al uso público o al consumo de una
colectividad de personas”. No es necesario que se haya producido un daño ambiental para
que la responsabilidad penal sea aplicable, basta con que se haya producido la conducta
descripta en la norma.
La ley 22421 sobre Fauna Silvestre establece figuras delictivas definidas por acciones de caza
realizadas en campo ajeno y sin autorización, o ejecutadas sobre especies cuya captura o
comercialización esté prohibida o vedada, o desarrollada utilizando armas, artes o medios
prohibidos. En la ley 24051 sobre residuos peligrosos,
El delito por daño ambiental es definido en el art. 55 que dice: “será reprimido con las mismas
penas establecidas en el art. 200 del C.P el que, utilizando los residuos a que se refiere la
presente ley, envenenare, adulterare o contaminare de un modo peligrosos para la salud, el
suelo, el agua, la atmósfera o el ambiente en general”.
Las acciones de envenenar, adulterar o contaminar los recursos naturales mencionados o el
ambiente en general solo constituirán delito si implican un peligro para la salud. Las sanciones
son aplicables a personas físicas. No debe descuidarse la gravedad de las penas a aplicar que,
fundamentalmente, consisten en la privación de la libertad. La reprochabilidad de la conducta
debe estar enmarcada, ineludiblemente, en una actuación dolosa o culposa.
Responsabilidad administrativa
Surge como consecuencia del incumplimiento de una norma administrativa, tal el caso por
ejemplo de la contaminación de un cuerpo de agua como consecuencia de un vertido
industrial que no se ajusta a los niveles de calidad que le fija una norma determinada. A veces,
la misma normativa de carácter administrativo destinada a la defensa del ambiente contiene
una serie de disposiciones que establecen sanciones a aplicar por su incumplimiento, tal el
caso de la:

• ley 24051 de Residuos Peligrosos,


• o de la reciente ley 25612 sobre Gestión Integral de Residuos Industriales o de
Actividades de Servicios.

Las sanciones típicas para este tipo de incumplimientos consisten en apercibimientos,


multas, clausuras, suspensiones, cancelaciones definitivas de habilitaciones. Pueden recaer
tanto sobre personas jurídicas o de existencia ideal, como sobre personas físicas. En tal
sentido, las leyes mencionadas establecen que “cuando el infractor fuera una persona
jurídica, los que tengan a su cargo la dirección, administración o gerencia, serán
solidariamente responsables de las sanciones establecidas”. Se trata de verificar el
incumplimiento de la norma. Aunque puede verificarse un daño ambiental sin que se haya
violado ninguna norma, también se da lo inverso, que es el incumplimiento de una norma
administrativa y la consiguiente sanción, sin que aquel implique un daño al ambiente.

El daño ambiental en la Constitución Nacional y en la Ley 25675


La responsabilidad civil por el daño ambiental en la Argentina es un fenómeno relativamente
reciente ya que su incorporación al Derecho Positivo se produce a partir de la reforma
constitucional de 1994 con la inclusión del derecho a gozar de un ambiente sano, conforme
el texto del nuevo Art. 41 de la C.N.
Dos son las instituciones Jurídicas del Derecho Civil que más han sido utilizadas en el pasado
para fundamentar posibles reclamos por pasivos ambientales, antes de la sanción de la L.G.A.:
La responsabilidad objetiva por el riesgo o vicio de la cosa y el exceso de la normal tolerancia
entre vecinos. En menor grado, se ha recurrido a la institución de los vicios ocultos, para
resguardar los intereses del comprador en las transacciones inmobiliarias o compras de
activos tangibles.
El código Civil de Vélez Sarsfield establecía, en el Art. 1113, la regla general de la
responsabilidad objetiva por los daños que se produzcan como consecuencia del vicio o riesgo
de la cosa de que se sirve su dueño o guardián. La mencionada normativa establece un marco
jurídico general en materia de responsabilidad civil que resulta perfectamente aplicable a los
casos de contaminación y daño ambiental. En el mismo sentido, con la sanción del nuevo
Código Civil y Comercial, a través de la Ley 26.944 sancionada el 1/10/2014, se vienen a
reafirmar dichos conceptos en el artículo 1757 CCyC. El nuevo CCyC define los principios del
derecho privado, pero conserva los microsistemas como la ley de consumo o la Ley Gral. del
Ambiente, las cuales tienen pautas de forma y de fondo, y de acuerdo a la CN, regula los
derechos individuales y de incidencia colectiva (art. 14).
(arts. 14 y 240 CCYC). El factor de atribución de responsabilidad es de naturaleza objetiva y
Nace en el riesgo creado por la cosa que produce el daño. (arts.1722-1723 C.C.C)
La principal consecuencia de la responsabilidad objetiva es la presunción de la
responsabilidad, con prescindencia del elemento subjetivo de culpabilidad.
En forma coincidente en la causa “Duarte, Dante y Otros c/Fábrica de Opalinas Hurlingham”,
el tribunal aplicó las reglas de responsabilidad civil objetiva, tomando como factor de
atribución a la sustancia contaminante y considerándola “cosa” y a la industria que las
generaba como “Actividad Riesgosa”. Es éste, el encuadramiento que corresponde darle a la
cuestión de la responsabilidad civil por los daños que pueden causar a las personas los
residuos peligrosos, al igual que los demás deshechos y afluentes industriales, como
contaminantes del ambiente.
En otra decisión judicial que ha marcado el rumbo para el derecho ambiental argentino:
“Maceroni c/Dirección General de Fabricaciones Militares”, el tribunal sostuvo que, verificado
el daño ambiental por contaminación, no puede discutirse que exista un daño a la salud,
indemnizable en los vecinos cercanos a la Planta Industrial de la empresa contaminación.
En cuanto a la cuantificación de la indemnización pertinente, el tribunal estableció que “Son
resarcibles los daños por discriminación del valor de las propiedades, imposibilidad de venta
de los inmuebles y daño al uso normal de las viviendas, derivados de la existencia próxima de
las mismas a una fábrica de ácido sulfúrico que genera afluentes de alto poder corrosivo”. El
fundamento de este pronunciamiento, radicó en los Art. 1113 y 2618 del CCyC. El criterio
adoptado en ambos pronunciamientos, refleja la idiosincrasia judicial imperante antes de la
reforma constitucional. En estos casos, sin embargo, se soslayó la cuestión que atañe a la
“Recomposición del Ambiente”, como objetivo central de la pretensión procesal.

Daño ambiental en la ley general de ambiente


En el caso del daño al ambiente, existe un daño al medio, ya sea mediante su alteración o
destrucción que afecta la calidad de vida de los seres vivos, sus ecosistemas. Cuando existe
daño al ambiente, no debe necesariamente concretarse un daño específico a las personas o
sus bienes particulares.
• Prueba: la L.G.A. categoriza a los dictámenes de organismos gubernamentales con la misma
fuerza probatoria de los informes periciales en el Art. 33. Contribuye a afrontar con los
recursos del Estado, las medidas probatorias que muchas veces resultan inaccesibles para el
común de la población.
Debido a las dificultades existentes para probar el daño ambiental, sería sumamente
beneficioso tomar en cuenta la teoría de la carga probatoria dinámica, según la cual quien
debería probar es “aquella parte que se encuentre en mejores condiciones técnicas,
económicas, jurídicas o fácticas.
• Cumplimiento de la Condena al dañador a recomponer el ambiente: Cuando la condena se
traduce en una suma de dinero por resultar imposible o extremadamente dificultosa la
reparación en especie, no se presentan inconvenientes prácticos, ya que una vez que la
sentencia pasó en autoridad de cosa juzgada, si el deudor no la cumple, queda habilitada la
ejecución forzada.
Si en la sentencia el juez ordena al responsable hacer cesar el daño y rehabilitar o recomponer
el ambiente que dañó, la ejecución se rige por las normas del cumplimiento de la condena de
hacer. No se advierte inconveniente en que para hacer efectivo el mandato judicial se
disponga la aplicación de un medio persuasivo o de coacción eficaz para evitar que se
consumen conductas idénticas en el futuro y para constreñir al obligado a dar cumplimiento
a la manda judicial, pues en muchos casos no será posible la ejecución por un tercero a costa
del deudor.

En los casos en que es posible condenar al dañador a recomponer en especie el atentado


causado al entorno, es preciso que la sentencia establezca un plan de seguimiento para
verificar el estricto cumplimiento de la manda. Como en general se trata de operaciones
técnicas complejas y muy costosas, es preciso contar con el auxilio no sólo de peritos idóneos
sino fundamentalmente con la participación y asesoramiento de los organismos
especializados de la Administración Pública, como así también de entidades científicas o
establecimientos especializados tanto nacionales como internacionales, quienes estarán en
condiciones de ejercer una vigilancia activa mientras dura el proceso de restauración, esto es,
de realizar una verdadera auditoría e informar al tribunal sobre sus resultados.
• Efectos de la Sentencia: La L.G.A. (art. 33) establece que la sentencia favorable hará cosa
juzgada y poseerá efecto “erga omnes”, a no ser que la acción sea rechazada, aunque sea
parcialmente por cuestiones probatorias. Con ello se deja abierta la posibilidad de reapertura
ilimitada de procesos con el consiguiente costo judicial.
El término “cosa juzgada” debe entenderse tanto en su aspecto material como formal,
impidiendo que vuelva a tratarse en el mismo proceso o uno posterior la cuestión debatida.
El efecto “erga omnes” implica el lógico y necesario beneficio que excede la relación entre el
demandante y el demandado, para alcanzar al resto de la comunidad.
ARTICULO 33. — Los dictámenes emitidos por organismos del Estado sobre daño ambiental, agregados al
proceso, tendrán la fuerza probatoria de los informes periciales, sin perjuicio del derecho de las partes a su
impugnación.

La sentencia hará cosa juzgada y tendrá efecto erga omnes, a excepción de que la acción sea rechazada, aunque
sea parcialmente, por cuestiones probatorias.
2-Contaminación. Concepto. Contaminación sonora: sonido y ruido. Regulación específica.

Contaminación Sonora
La contaminación es la introducción de sustancias en un medio que provocan que este sea inseguro
o no apto para su uso. El medio puede ser un ecosistema, un medio físico o un ser vivo.

El contaminante puede ser una sustancia química, energía (como sonido, calor, luz o radiactividad).
Es siempre una alteración negativa del estado natural del medio, y por lo general, se genera como
consecuencia de la actividad humana considerándose una forma de impacto ambiental.

La contaminación puede clasificarse según el tipo de fuente de donde proviene, o por la forma de
contaminante que emite o medio que contamina. Existen muchos agentes contaminantes entre ellos

 las sustancias químicas (como plaguicidas, cianuro, herbicidas y otros.),


 los residuos urbanos,
 el petróleo,
 las radiaciones ionizantes.
 Todos estos pueden producir enfermedades, daños en los ecosistemas o el medioambiente.
Además, existen muchos contaminantes gaseosos que juegan un papel importante en
diferentes fenómenos atmosféricos, como la generación
 de lluvia ácida,
 el debilitamiento de la capa de ozono, y
 el cambio climático.

Para poder comprender los problemas de la contaminación sonora que afectan a los habitantes de los
países industrializados o con cierto nivel de desarrollo, o a los ciudadanos que habitan en grandes
ciudades es necesario distinguir entre lo que es el sonido y el ruido.

Nuestro sistema auditivo esta siempre abierto al mundo, lo que significa una recepción continuada
de estímulos y de informaciones sonora de la que no podemos sustraernos. El sonido, además de
constituir un estímulo necesario sirve como un canal de comunicación con lo que nos rodea.

El sonido, de acuerdo al momento, puede en algunos casos resultar agradable y, en otras


circunstancias, estrepitoso y agresivo. Un mismo sonido, como la música, puede ser agradable o
relajante por la persona que decide disfrutarlo o bien sufrirlo como una agresión física y perturbadora
cuando ese sonido se lo recibe por ejemplo en horas de descanso del individuo.

De allí que la diferencia entre sonido y ruido está determinada en principio por un factor subjetivo:
“ruido es todo sonido no deseado”. Ruido es toda perturbación sonora, a periódica, compuesta por
un conjunto de sonidos que tiene amplitud, frecuencia y fases variables cuya mezcla suele provocar
una sensación desagradable al oído, Los elementos que integran el ambiente son: el espacio en sí, la
tierra, los animales, los vegetales, el agua, la atmósfera, las cosas que fabrica el hombre y sus desechos
y los demás seres humanos. Para que los seres humanos no se vean perjudicados, el ambiente debe
reunir condiciones de seguridad, temperatura, luminosidad, sonoridad, salubridad, y olor entre otras.

Estas cualidades, en la actualidad fruto del progreso, del aumento de población, y de la tecnología se
encuentran significativamente alteradas. La concentración de la población en las ciudades produce
una serie de ruidos o perturbación sonora. Esos ruidos traen como consecuencia lo que se conoce
como contaminación sonora afectando de esa forma uno de las condiciones del ambiente.
La ciudad de San Miguel de Tucumán registra un notable aumento de la contaminación sonora a pesar
de las ordenanzas que contemplan esta problemática. Otras ciudades como Buenos Aires ocupan el
cuarto lugar en la clasificación de las ciudades más ruidosas del mundo siendo precedida por Tokio,
París, Nueva York y Madrid.

Salud y ruido
Las consecuencias de la contaminación sonora en las personas se manifiestan de manera diferente
en molestias, lesiones inmediatas, daños por acumulación o trastornos físicos. Lo que implica que
existe una estrecha relación entre el ruido y la salud de las personas.

Diversos científicos y expertos que tratan la materia, y numerosos organismos oficiales entre los que
se encuentran la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Comunidad Económica Europea (CEE), la
Agencia Federal de Medio Ambiente Alemana y el CSIC Español (Consejo Superior de Investigaciones
Científicas), han declarado de forma unánime que el ruido tiene efectos perjudiciales para la salud.
Estos perjuicios varían desde trastornos puramente fisiológicos, como la conocida pérdida progresiva
de audición, hasta los psicológicos.

Los ruidos durante las horas de descanso que perturban el sueño, aunque su efecto no es el mismo
en los niños que en los ancianos, (los ancianos son más propensos a despertarse debido a la ligereza
de su sueño), ambos grupos mostraron alteraciones vitales debido al ruido, como alteraciones del
pulso, vasoconstricción, modificaciones en el electro miógrafo y en el encefalograma. Estudios han
comprobado que, con niveles de ruido altos, la tendencia natural de la gente hacia la ayuda mutua
disminuye o desaparece, reapareciendo en el momento en que se suprime la presión sonora. Otras
investigaciones demuestran que los niños cuyos colegios lindan con zonas ruidosas (industrias,
aeropuertos, carreteras con mucho tráfico...), aprenden a leer más tarde, presentan mayor
agresividad, fatiga, agitación, peleas y riñas frecuentes, mayor tendencia al aislamiento, y cierta
dificultad de relación con los demás.

El ruido es junto a los gases un factor de alteración de los parámetros de la atmósfera. En la actualidad
las consecuencias que producen los ruidos son cada vez mayores debido al progreso acelerado con
que ha aumentado las fuentes de emisión.

Fuentes de emisión de ruidos


Pueden ser:
❑ Móviles: Un automóvil, resulta problemático individualizar al responsable.
❑ Fijas Se puede fácilmente determinar al agente emisor y aplicar las sanciones que corresponda
para lograr el cese de la emisión del ruido. Ruidos provenientes de un bar, de un club, cine,
boliche etc.

El instrumento que se utiliza para medir la presión acústica en un lugar se denomina decibelímetro y
la unidad de medida se conoce como decibeles.

En una ciudad los ruidos pueden oscilar entre los 40 los 90 decibeles según la zona donde se
encuentren. Cuando la presión acústica en un espacio es superior a los 60 decibeles, se transforma en
un ruido molesto que perturba no sólo a los individuos sino también al ambiente, por lo cual se
requiere que las autoridades pertinentes arbitren controles eficaces a fin de prevenir los daños que
los ruidos pudieran ocasionar en las personas y en el ambiente.
La protección jurídica del ambiente en la Constitución Nacional
A partir de la reforma de la constitución nacional de 1994 el tema referido al ambiente adquiere
jerarquía constitucional y se caracteriza por consagrar a todos los habitantes de la nación el derecho
a un ambiente sano, equilibrado y apto para el desarrollo del derecho humano y para las actividades
productivas satisfagan las necesidades presentes sin comprometer las generaciones futuras. Lo cual,
así como establece este derecho impone a los habitantes el deber de preservarlo.

La interpretación del texto constitucional apunta a señalar que la intención de los constituyentes no
se limitaba a una mera declaración o aspiración, al modo de un mero interés difuso sino un auténtico
derecho que se relaciona con el correlativo deber.

Distintas etapas de protección

El sistema jurídico argentino ha evolucionado en su regulación a través de las leyes en el abordar la


temática de la contaminación sonora.

En una primera etapa el ruido sólo tenía consecuencia si afectaba la saludad del hombre individual,
no como habitante sólo podía ser detenido en la medida que excediera la normal tolerancia entre
vecinos linderos. De ello resulta que la persona legitimada para pedir el cese del ruido o la
indemnización era solamente el dañado individualmente y directamente quien debía probar la
alteración a su salud mediante las acciones pertinentes (ex art. 2618 CC, actual art. 1973 CCyC)

El art. 2618 del C. Civil fue reformado por la ley 17711 el que establecía que: “Las molestias que
ocasionen el humo, calor, olores, luminosidad, ruidos, vibraciones o daos similares por el ejercicio de
Fijas Se puede fácilmente determinar al agente emisor y aplicar las sanciones que corresponda para
lograr el cese de la emisión del ruido. Ruidos provenientes de un bar, de un club, cine, boliche etc. las
actividades en los inmuebles vecinos, no deben exceder la normal tolerancia teniendo en cuenta las
condiciones del lugar y aunque sólo mediare autorización administrativa para aquellos. Según las
circunstancias del caso, los jueces podían disponer la indemnización de los daños o la cesación de tales
molestias. En la aplicación de la disposición el juez, debe contemporizar las exigencias de la producción
y el respeto debido al uso regular de la propiedad, asimismo tendrá en cuenta la prioridad en el uso”.

En esta norma se contemplaba lo referente a los ruidos excesivos o molestos en el ámbito de las
relaciones de vecindad y fijaba un parámetro para distinguir al ruido excesivo del que debe ser
soportado y esa pauta es la normal tolerancia.

La jurisprudencia nacional como provincial ha señalado a través de sus fallos que se entiende por
normal tolerancia:

Jurisprudencia: “Estenarrena, Martin A.c. Empresa de Ferrocarriles Argentinos”, en donde se discutía


si el ruido generado por la campana de alarma del ferrocarril debía considerarse superior al que
corresponde a una normal tolerancia, expreso que: “ el ruido debe considerarse como una molestia
turbadora de la tranquilidad y el descanso y que en la actual redacción del art.2618, específica para el
caso, esta debe privar sobre las disposiciones generales referentes a las obligaciones de hacer, y
puesto que no tendría justificación alguna otorgar el resarcimiento y mantener el ruido, con lo cual la
supresión trasciende el interés de los actores para afectar el vecindario todo, corresponde hacer uso
de la facultad acordada por aquella y disponer únicamente la cesación.

En este fallo se advierte ya que el problema del ruido excede el ámbito de las relaciones de derecho
privado.
En una segunda etapa el ruido es considerado entre las condiciones dignas en las que el trabajador
debe realizar su tarea (art. 14 y 14 bis CN). Finalmente, a partir de la reforma de la CN de 1994, el
ruido exorbitante como lo he remarcado en los párrafos anteriores, implica una alteración al
ambiente, y este es un bien jurídico protegido a partir de la reforma.

Al ruido se puede encarar desde dos puntos de vista: el primero cuando el ruido afecta a un particular
como en el supuesto del tráfico vehicular que transcurre en una autopista e incide a este cuando
ingresa a su vivienda, y el segundo cuando se propaga al espacio público alrededor de la autopista.

En el primero estamos frente a un daño individualizado en las personas afectadas, y se rige por las
normas del C. Civil. En el segundo el daño es colectivo por la interminación de los sujetos afectados y
por las características del bien protegido, que es de naturaleza colectivo, que es el ambiente. En este
supuesto tienen legitimación para accionar en defensa de este bien; el defensor del pueblo, las
organizaciones ambientales no gubernamentales y el afectado. (artículo 43 de la CN).

Jurisprudencia. ͞Barragán c/ Autopistas Urbanas S.A. Gustavo Cima y otros sobre amparo͟: Lo que
origina este caso como consecuencia de un planteo que efectúa un vecino de la ciudad de Bs. As.,
quien reside con su familia en un departamento próximo a la autopista 25 de Mayo (AV) que atraviesa
la ciudad y por la que circulan un promedio de 170.000 vehículos por día. La concesionaria de dicha
autopista es la empresa Autopistas Urbanas S.A. (AUSA) y el accionista mayoritario es el gobierno de
la Ciudad de Buenos Aires.

El vecino demostró que los niveles de ruido que ingresaban a su vivienda y los percibidos en la
autopista superaban los tolerables (75 a 85 dB), lo que producía lesiones en el oído. Al no obtener
solución a su problema por la empresa concesionaria, interpuso una acción de amparo contra la
concesionaria y otros. El tribunal de alzada confirmó la sentencia recurrida haciendo lugar al amparo
y ordenó a AUSA y al Gobierno de la Ciudad a tomar medidas conducentes a mitigar el nivel de ruido
existente en la autopista.

Esas medidas apuntaban a que AUSA debía presentar ante el Juez de primera instancia, un estudio
técnico de Impacto Ambiental y un Plan de Adecuación Ambiental, en donde se especificara los niveles
de ruido en el espacio público, los niveles de ruido en el interior de las viviendas y edificios en general,
incluidas escuelas, ubicadas en las zonas linderas a la autopista y soluciones técnicas para reducir los
niveles de ruidos en ambos espacios (Instalaron pantallas acústicas).

Asimismo, el Gobierno de la Ciudad de Bs. As. en virtud del principio de subsidiariedad estaba también
obligado a expedirse sobre los puntos indicados en el párrafo anterior y presentarlo ante el Juez. Del
proceso conjunto de ambas partes el Juez obtendrá un panorama para ordenar la ejecución de un Plan
de Adecuación para reducir los ruidos de la autopista.

En este fallo se aplican los principios establecidos en la Ley 25.675 (Preventivo, responsabilidad,
solidaridad y subsidiariedad).

La ley General del Ambiente 25675 sancionada en fecha 6 de noviembre de 2002 denominada por la
doctrina como ley marco, establece los presupuestos mínimos de protección para el logro de una
gestión sustentable y adecuada del ambiente. El art. 1 de la ley se refiere al bien jurídico protegido
(ambiente), menciona la preservación y protección de la diversidad biológica y la implementación del
desarrollo sustentable. Se advierte que si bien expresamente no se regula sobre la contaminación
sonora y sus efectos nocivos al proteger el ambiente (como bien jurídico protegido) surge
implícitamente de sus artículos que el derecho de los habitantes a un ambiente sano reconoce la
posibilidad de controlar la contaminación sonora.
El nuevo CCyC introduce la temática ambiental expresamente en los artículos 14 y 240, y preserva al
derecho ambiental en su propio sistema especial, configurado por la Constitución Nacional, los
convenios internacionales y las leyes de presupuestos mínimos (241 CCyC), estableciendo un cambio
paradigmático al poner énfasis más en la preservación que en el la reparación tratándose de daños al
ambiente.

Las disposiciones locales que regulan sobre la contaminación sonora


• La Constitución de la Provincia sancionada en el año 2006 en su art. 41 dispone que: “La Provincia
de Tucumán adopta como política prioritaria de Estado la preservación del medio ambiente…”. La
norma constitucional reafirma lo dispuesto en el art. 41 CN que establece que el derecho de tercera
generación, de que todo habitante tiene de gozar de un ambiente sano y su responsabilidad de
preservarlo para las generaciones futuras.

• La ley Provincial del Medio Ambiente 6253 en su art. 2 expresa: “Es objetivo de la presente ley, el
racional funcionamiento de los ecosistemas humanos (urbano agropecuario) natural, mediante una
regulación dinámica del ambiente, armonizando las interrelaciones de Naturaleza-Desarrollo-Cultura,
en todo el territorio de la Provincia”.

• En el capítulo II de la Atmósfera en su art. 27 y 28 se reglamenta sobre las emisiones de calor o ruido


que superen los máximos admisibles, atribuyéndoles consecuencias jurídicas.

• Las ordenanzas municipales han regulado sobre ruidos molestos producidos por fuentes móviles y
fijas, (Ordenanza 288/78).

• El Decreto 122/G/79 establece los niveles máximos sonoros para los automotores, motocicletas y
otras fuentes fijas que origen ruidos molestos al vecindario.

• La ordenanza 942/87 denominado Código de tránsito en su art. 44 expresa: “ningún vehículo


automotor debe superar los límites reglamentarios de emisión de contaminantes, ruidos, humos y
radiaciones parasitarias”. Estos límites y los procedimientos para detectar las emisiones, serán los que
establezcan el Departamento Ejecutivo en la reglamentación del presente artículo. En su art. 105
dispone: “En este Municipio está prohibido el uso de la bocina, únicamente se admitirá su uso en caso
de fuerza mayor o cuando el conductor no tenga otro recurso para evitar accidentes. Está prohibido
asimismo la instalación el uso de otros aparatos distintos de la bocina reglamentaria sean cual fuere
su mecanismo, excepto los autorizados para vehículos policiales, bomberos, ambulancias etc.”

• En general las ordenanzas municipales han reglamentado para los infractores distintas sanciones las
que pueden ser multas y/o clausura del local o establecimiento. En este sentido la ordenanza 758/82
incorpora l tres artículos al Código de Faltas entre ellos es oportuno citar el art. 92 y 92 bis:

• El art. 92 dispone sanciones: “El que infringiere las normas prohibitivas de ruidos molestos o
vibraciones que afecten la vecindad, será sancionado con multa de 150 U a 400 U y/o clausura
del local o establecimiento. (Modificado por Ord. N°4013/08.
• ART. 92 BIS: “El que infringiere normas provocando desequilibrios ecológicos y perjuicios en
el medio ambiente, motivados por contaminación, polución ambiental, acumulación de
basuras y residuos, deforestación, ruidos, hacinamientos y demás afines, será sancionado con
multas que van desde 1000 U a 15000 U. En la misma resolución de la sanción deberá
disponerse de la cesación de la actividad, procedimiento u omisión que ocasiona el perjuicio
o desequilibrio. En casos reiterados o de gravedad extrema, podrán hasta triplicarse los
montos estipulados en el primer párrafo y además podrá resolverse hasta la clausura o cese
definitivo de la actividad, aplicándose los procedimientos pertinentes. Se entenderá por
contravención o infracción por atentado y daño a la ecología y el medio ambiente, a los actos
de los ciudadanos, instituciones y organismos privados o públicos que promuevan, atenten o
causen daño a la ecología y el Medio Ambiente: haciendo peligrar la salud, higiene publica, la
preservación de la flora y fauna, como así también que contaminen el agua, tierra y la
atmosfera. Fijase para el motivo de la multa por “contravención o infracción por atentado o
daño a la ecología y el medio ambiente la cantidad que en cada caso y de acuerdo a la
gravedad del hecho denunciado determine el Juez de Faltas actuante, tomando como valor
máximo el que fija el art. 13 actualizado, de acuerdo a las acordadas de Tribunal Municipal de
Faltas. (modificado por Ord. N°4013/08).

3-Contaminación atmosférica: causas. Consecuencia de la emisión de gases. Capa de Ozono. El efecto


invernadero. Cambio Climático. Protocolo de Kioto. Daño Nuclear. Jurisprudencia.

Contaminación Atmosférica
Se entiende por contaminación atmosférica a la presencia en el aire de materias o formas de energía
que impliquen riesgo, daño o molestia grave para las personas y bienes de cualquier naturaleza, así
como que puedan atacar a distintos materiales, reducir la visibilidad o producir olores
desagradables.

El nombre de la contaminación atmosférica se aplica por lo general a las alteraciones que tienen
efectos perniciosos en los seres vivos y los elementos materiales, y no a otras alteraciones inocuas.
Los principales mecanismos de contaminación atmosférica son los procesos industriales que implican
combustión, tanto en industrias como en automóviles y calefacciones residenciales, que generan
dióxido y monóxido de carbono, óxidos de nitrógeno y azufre, entre otros contaminantes. Algunas
industrias emiten gases nocivos en sus procesos productivos, como cloro o hidrocarburos que no han
realizado combustión completa.

La contaminación atmosférica puede tener carácter local, cuando los efectos ligados al foco se sufren
en las inmediaciones del mismo, o planetario, cuando por las características del contaminante, se ve
afectado el equilibrio del planeta y zonas alejadas a las que contienen los focos emisores.

Los principales problemas atmosféricos en América Latina y el Caribe son:

 la contaminación del aire,


 el agotamiento de la capa de ozono estratosférico y
 el proceso de cambio climático,
 así como el impacto que todo esto tiene en la salud de la población y en los ecosistemas
regionales.

El agotamiento de la capa de ozono estratosférico tiene impactos locales sustanciales, afectando el


sur de Argentina, Brasil, Chile y Uruguay. El deterioro en la calidad del aire en América Latina y el
Caribe tiene, entre sus principales causas, las emisiones atmosféricas provenientes de los sectores
forestales y las fuentes domésticas. En combinación con condiciones meteorológicas locales que
agravan su impacto, estas emisiones tienen un efecto muy importante sobre la salud de las
poblaciones rurales y urbanas.

El calentamiento global y el efecto invernadero


El efecto invernadero es el fenómeno por el cual determinados gases, que son componentes de la
atmósfera terrestre, retienen parte de la energía que la superficie planetaria emite por haber sido
calentada por la radiación solar. Sucede en todos los cuerpos planetarios rocosos dotados de la
atmósfera.

Este fenómeno evita que la energía recibida constantemente vuelva inmediatamente al espacio,
produciendo a escala planetaria un efecto similar al observado en un invernadero. En el sistema solar,
los planetas que presentan efecto invernadero son Venus, la Tierra y Marte. Si no fuese por la capa de
dióxido de carbono y de los demás gases llamados de efecto invernadero que la integran y retienen
parte del calor que su superficie emite en forma de rayos infrarrojos como si fueran cristales de un
invernadero, el planeta Tierra estaría helado.

El crecimiento de esa capa hace que la tierra retenga más calor y de ese modo las sequías, las
tempestades y las inundaciones sean más extremas. Además, provoca una mayor licuación de hielo,
lo que aumenta el nivel de agua y paulatinamente va sumergiendo las áreas más bajas del mundo que
es donde se encuentran sus más grandes ciudades y concentraciones industriales.

La quema de combustibles y la quemazón de bosques disminuyen la masa vegetal que es la que lo


absorbe, también hace crecer esa capa y correlativamente aumenta la temperatura terrestre.

Las mayores emisiones de dióxido de carbono siempre han provenido de

 EEUU, sumadas a las emisiones de


 China,
 la Federación Rusa y
 Japón, se llega a la mitad de la emisión mundial.

La industrialización ha contribuido a mejorar el nivel de vida, por diversos medios. Aumentando los
ingresos individuales, elevando la prosperidad social y mejorando los servicios, en particular el
transporte y las comunicaciones.

La actividad industrial entraña también riesgos para la salud de los trabajadores y de la población en
general, por exposición directa a prácticas o agentes nocivos o indirectamente por degradación del
medio ambiente.

En los países desarrollados como en desarrollo, las prácticas industriales ejercen efectos nocivos, al
liberar en el aire y en el agua contaminantes y desechos peligrosos. Es por ello que la Organización
Mundial de la Salud (O.M.S.) recomienda establecer un proceso de planificación en el que se tenga en
cuenta la salud y el medio ambiente en todas las decisiones relativas a la implementación y la
concepción de nuevas industrias, la elección de los procedimientos industriales y de medidas de
seguridad y dispositivos de protección industrial como, conceder mayor prioridad a la lucha contra la
contaminación del aire y el agua, vigilar con más atención los escapes y fugas de efluentes industriales,
abordar el problema de las enfermedades profesionales y de la contaminación del medio ambiente
en las pequeñas industrias, respetar los acuerdos mundiales sobre gestión de los desechos, estudiar
mejor las interacciones entre los agentes químicos y los sistemas biológicos. El efecto invernadero es
un fenómeno natural que permite a la Tierra mantener una temperatura adecuada para poder
habitarla.

Es un fenómeno por el cual algunos gases de la atmósfera retienen parte de la energía que emite el
suelo de nuestro planeta y que ha obtenido de la radiación solar. Cuando la actividad del hombre
aumenta la cantidad de gases emitidos hacia la atmósfera se produce un desajuste de la temperatura
de la Tierra, lo que provoca el calentamiento global. Entre las actividades humanas, está la quema de
combustibles fósiles (carbón, petróleo, gas natural), la deforestación o la creación de vertederos.

Disminución de la Capa de Ozono


Afecta a un bien común a toda la humanidad que es la atmósfera. El clorofluorocarburo (CFC), una de
cuyas variedades se conoce como gas freón, se obtiene por síntesis a muy bajo costo; se evapora a
baja temperaturas, es inerte, estable y no tóxico. Difundido en refrigeradores y luego en aerosoles,
matafuegos y espumas plásticas. Aunque inofensivo para el usuario, resultó altamente dañoso para la
atmósfera no sólo porque contribuye activamente al recalentamiento global sino porque el cloro que
su descomposición libera destruye la capa de ozono que retiene la mayor parte de los rayos
ultravioletas que provienen del sol.

Una exposición excesiva de tales rayos debilita el sistema inmunológico de los seres vivos y origina
quemaduras y el temido cáncer de piel. La alarma producida por la reducción a la mitad de esa capa
sobre la Antártida hacia 1985, indujo a un grupo de naciones a celebrar la Convención de Viena de
1985 y el protocolo de Montreal de 1988, que impuso una reducción de más de la mitad de la
producción de CFC para fin de siglo. Se creó un fondo internacional para ayudar a los países en
desarrollo a adoptar tecnologías que no dañasen la capa de ozono.

El Cambio Climático
Se llama cambio climático a la modificación del clima con respecto al historial climático a una escala
global o regional. Tales cambios se producen a muy diversas escalas de tiempo y sobre todos los
parámetros meteorológicos: temperatura, presión atmosférica, precipitaciones, nubosidad, etc.
Debido tanto a causas naturales como antropogénicas.

El término suele usarse de manera poco apropiada, para hacer referencia tan solo a los cambios
climáticos que suceden en el presente, utilizándolo como sinónimo de calentamiento global. La
Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático usa el término «cambio
climático» solo para referirse al cambio por causas humanas. Afecta el clima de toda la humanidad.
Se origina principalmente dañando un bien común a toda la humanidad que es la atmósfera.

Atmósfera y clima: marco jurídico internacional

Los problemas de la contaminación atmosférica y del cambio climático han de ser abordados a nivel
internacional, ya que los contaminantes del aire sobrepasan las fronteras nacionales, en forma que se
puede hablar de un proceso de internacionalización de la contaminación, que requiere soluciones
globales. La manifestación más visible y preocupante de dicho proceso es el recalentamiento de la
atmósfera, como consecuencia de la elevada concentración de los denominados gases de efecto
invernadero (dióxido de carbono, clorofluorocarbonos, óxidos de nitrógeno, hidrocarburos, etc.)

Para afrontar el problema, la comunidad internacional dispone de un foro, el IPPC (Panel


Intergubernamental del Cambio Climático, constituido en 1988), que ha promovido la celebración de
varias convenciones internacionales.

A partir de la II Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo, realizada en
1992 en Brasil, se generaron una serie de instrumentos de estratégica importancia como son:

• El Programa 21.

• La Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático.


• El Protocolo de Kyoto, en 1997. Que fuera aprobado en la Tercera Reunión de las Partes del
Convenio, realizado en Japón.

En Buenos Aires en el año 1998 tuvo lugar una Cumbre internacional, donde se sentaron bases para
que las emisiones de los gases de efecto invernadero se reduzcan al nivel correspondiente.

Convención marco sobre cambio climático


Por convocatoria de las Naciones Unidas, se reunieron en junio de 1992, en Río de Janeiro,
representantes de los países miembros de las Naciones Unidas y con la presencia de más de 150 jefes
de Estado y suscribieron el día 12 del mismo mes la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre
Cambio Climático, bajo el auspicio de la Asamblea General de las Naciones Unidas.

Nuestro país ha ratificado mediante Ley 24.295, la Convención de Cambio Climático,


sancionada el 7/12/1993, por lo que a partir del 9 de junio de 1994 el Convenio posee fuerza
de ley.
El texto aprobado de ese documento marco es, básicamente, un acuerdo instrumental por el cual se
crean distintos mecanismos que están destinados a dar respuestas progresivas al incremento de los
gases de efecto invernadero en la atmósfera, pero en cual no se establecieron metas concretas de
reducción de las emisiones.

El objetivo principal de la Convención, contenido en su art. 2, es “

lograr… la estabilización de las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera, a un


nivel que impida interferencias antropogénicas peligrosas en el sistema climático. Ese nivel debería
lograrse en un plazo suficiente para que los ecosistemas se adapten naturalmente al cambio climático,
asegurar que la producción de alimentos no se vea amenazada y permitir que el desarrollo económico
prosiga de manera sostenible.

Se establecen los principios que deben guiar a las Partes suscribientes, destacándose entre los
principales:

• El de proteger el sistema climático para las generaciones presentes y futuras

• Impulsar medidas de precaución, prevención y reducción de las causas identificadas, en todo


momento reconociendo las diferenciadas necesidades de los países en desarrollo, a quienes se le
reconoce el derecho al desarrollo sostenible.

En el art. 4 y siguientes se establecen:

• Los compromisos asumidos, entre otros promover la difusión e intercambio de prácticas necesarias
para reducir y prevenir emisiones,

• Información y educación de la población

• Aplicar los programas necesarios para mitigar el cambio climático

• Apoyar la gestión sostenible de los sumideros y depósitos de emisiones (bosques, océanos, biomasa
y otros ecosistemas). • Etc.

El art. 7 crea la autoridad suprema del Convenio, la Conferencia de las Partes, responsable de tomar
las decisiones para la aplicación eficaz del instrumento.

Protocolo de Kyoto
Es un protocolo de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC),
y un acuerdo internacional que tiene por objetivo reducir las emisiones de seis gases de efecto
invernadero que causan el calentamiento global.

La Tercera Reunión de las Partes, realizada en diciembre de 1997, en Japón, sembró inusitadas
expectativas en la comunidad internacional, en razón que el desafío era cuantificar los compromisos
establecidos en la Convención, fijando metas de reducción a cumplir por los países, convirtiéndose así
en un punto de inflexión.

Dichos compromisos, poseen efectos jurídicos directos, y obligan a las partes suscribientes, a partir de
que sean ratificados al menos por 55 países, entre ellos los desarrollados, que representen por lo
menos el 55% de las emisiones.

Las negociaciones determinaron la inclusión de seis gases prioritarios sobre los cuales se debe actuar
para reducir las emisiones, estos son:

• El dióxido de carbono (CO2)

• El metano (CH4)

• El óxido nitroso (N2O)

• Los perfluorocarbonos (PFC)

• Los hidrofluorocarbonos (HFC)

• Hexafluoruro de azufre (SF6)

El Protocolo negociado en Japón define cuáles son las diferentes actividades antrópicas que generan
los gases de efecto invernadero, o sea los sectores o categorías de fuentes productoras:

a. Sector Energía: quema de combustibles, industrias de energía, manufacturera y construcción,


transportes y otros; emisiones fugitivas de combustibles sólidos, petróleo y gas natural.

b. Procesos industriales: productos de minerales industria química, producción de metales,


producción y consumo de halocarbonos, hexafluoruro y azufre, etc.

c. Utilización de disolventes y otros productos.

d. Agricultura: fermentación entérica, aprovechamiento de estiércol, cultivo de arroz, suelos agrícolas,


quema de residuos agrícolas y quema prescrita de sabanas, etc.

e. Desechos: Eliminación de desechos sólidos en la tierra, tratamiento de aguas residuales,


incineración de desechos, etc.

La necesidad de financiación podría satisfacerse a través de los mecanismos de flexibilización previstos


por el Protocolo de Kyoto, los cuales permiten que los países desarrollados que quieran continuar
produciendo emisiones paguen a otros para que reduzcan las suyas o para que extraigan dióxido de
carbono de la atmósfera a través del proceso de fotosíntesis.

Los “mecanismos de desarrollo limpio” previstos en el artículo 12 del Protocolo de Kyoto consisten en
la incorporación de tecnologías destinadas a disminuir la emisión de gases de invernadero.

La forma de obtener recursos por este medio consiste en cuantificar las reducciones de emisiones
efectuadas a través de un Proyecto de Mecanismo de Desarrollo Limpio reconocido por las
autoridades del Protocolo de Kyoto. La reducción certificada a través de este procedimiento se
convierte en “Bonos de Carbono”, que pueden ser comercializados en el mercado internacional.
Aunque todavía existe una gran variabilidad de precios, ya que se trata de un mercado emergente, se
acepta que no bajarán de tres dólares por tonelada de CO2 Equivalente.

Las ventajas de este enfoque son evidentes: el país en desarrollo que emite los bonos logra un ingreso
que puede emplearse para mejorar la productividad y generar empleo, al mismo tiempo que se evita
el deterioro que afecta a las tierras agrícolas y forestales de muchas de estas naciones.

El protocolo fue inicialmente adoptado el 11 de diciembre de 1997 en Kioto, Japón, pero no entró en
vigor hasta el 16 de febrero de 2005. En noviembre de 2009, eran 187 estados los que ratificaron el
protocolo. Estados Unidos, mayor emisor de gases de invernadero mundial, no ha ratificado el
protocolo.

El instrumento se encuentra dentro del marco de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre
el Cambio Climático (CMNUCC), suscrita en 1992 dentro de lo que se conoció como la Cumbre de la
Tierra de Río de Janeiro.

Argentina, como país en desarrollo y con aproximadamente el 0,6 % del total de las emisiones
mundiales, no estaba obligada a cumplir las metas cuantitativas fijadas por el Protocolo de Kioto. Pese
a ello ratificó el acuerdo, previa aprobación del Congreso Nacional el 13 de julio de 2001, a través de
la Ley Nacional 25.438. En consecuencia, su condición de país adherente hace que deba
comprometerse con la reducción de emisiones o, al menos, con su no incremento.

El disfrute de un ambiente sano: jurisprudencia


La posibilidad de disfrutar de un ambiente sano constituye un derecho fundamental y, en términos
constitucionales, engloba no sólo la tutela de los recursos naturales sino también el patrimonio
cultural, artístico, histórico, el paisaje y todo lo relativo a los micro bienes ambientales.

Esta definición amplia que emana del art. 41 de la Constitución Nacional posibilita determinar un doble
objeto de protección:

❑ por una parte, se ampara el ambiente como macro bien,


❑ mientras que también tutela la calidad de vida de las personas integrantes de la generación
actual y de las generaciones futuras.

Para el sistema internacional de derecho humanos como para nuestro derecho interno, el disfrute de
un ambiente sano constituye un verdadero presupuesto para el goce de los demás derechos
reconocidos por los Estados, plexo de derechos fundamentales entre los cuales se encuentra el de la
dignidad de la persona humana.

Una industria no podría alegar el ejercicio regular de un derecho para arrojar sus residuos a un río,
amparada que se encuentra permitido por autoridad administrativa, si está contaminando y afectando
el ambiente o la salud de la población.

Una empresa contaminante del aire o del suelo podría válidamente insinuar en juicio como estrategia
defensiva que las personas que la denuncian asumieron el riesgo de ser damnificadas porque
construyeron sus viviendas en las adyacencias de tal industria cuando ella ya estaba funcionando.

La causa Almada, Hugo Néstor c/ Copetro S.A., en el que la Sala III de la Cámara Primera de Apelación
en lo Civil y Comercial del Departamento Judicial de La Plata, confirmó la sentencia de primera
instancia y se hizo lugar a la pretensión indemnizatoria de los actores, ordenando a la demandada
cesar en la emisión de los elementos contaminantes que se le imputaron, bajo apercibimiento de
ordenar el cierre de la empresa.

El actor sostuvo que los daños derivaban de la planta industrial de la firma citada, cuya actividad
principal consiste en la calcinación de coque de petróleo, instalada en el barrio Campamento de la
localidad bonaerense de Ensenada, donde reside. Como resultado del proceso industrial, afirmó, la
fábrica expulsa hacia la atmósfera una gran cantidad de pequeñas partículas carbonosas, las que al
ser transportadas por el viento hacia donde habita, no sólo ensucian y deterioran su propiedad, sino
también producen consecuencias nocivas para las vías respiratorias.

La empresa contestó que su planta industrial se encuentra en un polo petroquímico preexistente a la


instalación de dicha planta y que su actividad no incrementó la contaminación ambiental que ya existía
en la zona. Además, alegó que tomó todas las medidas de control de la contaminación y que de los
controles que realiza el Ministerio de Salud de Buenos Aires surge el reducido grado de contaminación
que produce. Asimismo, la CSJ de Buenos Aires, a su turno, rechazó los recursos de nulidad y
extraordinario interpuesto por la demandada, quedando firme el fallo que condenó a Copetro a
indemnizar por los daños causados y a cesar en la contaminación, reiterando el apercibimiento ante
la falta de cumplimiento de lo ordenado el cierre del establecimiento industria

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