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Es una expresión ambivalente ya que designa no solo el daño que recae sobre el patrimonio ambiental
que es común a una colectividad, sino que también se refiere al daño que se produce al medio
ambiente, y que el medio ambiente ocasiona de rebote a los intereses legítimos de una persona
determinada, configurando un daño particular que ataca un determinado derecho subjetivo, y
legitima al damnificado para accionar en reclamo de una reparación o resarcimiento del perjuicio
patrimonial o extramatrimonial que le ha causado. A esto se lo denomina se lo denomina daño
derivado del ambiente, constituye un daño indirecto.
La distinción se basa en la persona sobre la que recaen los efectos dañosos, en el daño ambiental el
damnificado es la colectividad o en su caso una comunidad determinada, razón por la que se sostiene
que este daño afecta a los llamados intereses colectivos o difusos. En el daño indirecto, la lesión se
configura en cabeza de personas determinadas, estamos aquí en presencia de un típico daño civil y
tanto sus efectos, la responsabilidad derivada del mismo y los medios de reparación o resarcimiento
se regirán por las normas y principios del derecho civil.
El daño ambiental colectivo se caracteriza por ser ambivalente en cuanto afecta intereses individuales
y supraindividuales, es complejo, de relación causal difusa, itinerante, vinculado con aspectos técnicos
o científicos tecnológicos, de ardua, costosa o difícil comprobación, en ocasiones anónimos o
impersonal, prevalentemente social, colectivo o masificado. A su vez constituye el único daño civil
constitucionalizado.
continuado,
progresivo siendo sus efectos de manifestación tardía,
irreversible
y de alto costo de recomposición.
Posturas Doctrinarias
Respecto a la relevancia del daño la doctrina enseña que la línea divisoria entre relevante e irrelevante
estaría constituida por la capacidad de la naturaleza de autorregularse o auto regenerarse, de esto se
desprende que una “Simple Alteración” susceptible de regenerarse naturalmente no constituiría daño
ambiental, mientras que una alteración negativa caracterizada por la imposibilidad de ser subsanada
por la propia naturaleza nos pondría en presencia de un “Daño Ambiental”. Este criterio no obstante
debe ser interpretado teniendo en cuenta la regla de la razonabilidad respecto de los aspectos
temporales, ya que deja librada al azar la cuestión del plazo.
Otra postura es la que sostiene que el daño ambiental se configura cuando el deterioro relevante causa
una lesión ambiental de tal magnitud que compromete el equilibrio y la futura viabilidad del
ecosistema afectado y en general la preservación y el desarrollo sustentable del mismo.
En la actualidad podemos afirmar que las funciones que cumple la responsabilidad civil son tres:
1. La función Preventiva: Tiene por finalidad prevenir el daño antes de que este suceda.
2. La función Resarcitoria: tiene lugar una vez acaecido el hecho, y cuya finalidad es crear una situación
idéntica o equivalente a la que existía antes de ocurrido el mismo.
3. La función Punitiva: finalidad es la imposición de una pena disuasiva, ejemplificadora, a los fines de
evitar que la conducta que provocó el daño sea repetida por su autor o por un tercero.
Originalmente el nuevo Código preveía las tres funciones de la responsabilidad civil, pero finalmente
la función punitiva fue eliminada en el trámite parlamentario, quedando solamente la función
bipartita: prevenir y reparar.
b) adoptar, de buena fe y conforme a las circunstancias, las medidas razonables para evitar que se
produzca un daño, o disminuir su magnitud; si tales medidas evitan o disminuyen la magnitud de un
daño del cual un tercero sería responsable; tiene derecho a que éste le reembolse el valor de los gastos
en que incurrió, conforme a las reglas del enriquecimiento sin causa;
La Ley Nº 25675 General del Ambiente, en su artículo 4 contiene dos principios que se basan el deber
de preservación establecido por la constitución nacional como obligación de todos los ciudadanos y
de las autoridades de preservar el medio ambiente para las generaciones futuras. Dichos principios
son el de
➢ prevención y
➢ el precautorio.
Néstor Cafferatta nos explica que: “así como el principio de prevención tiende a evitar un daño futuro
pero cierto y mensurable, el principio de precaución apunta a impedir la creación de un riesgo con
efectos todavía desconocidos y por lo tanto imprevisibles. Opera en un ámbito signado por la
incertidumbre.
Ambos principios si bien pretenden un mismo fin, son diferentes entre sí. La función preventiva
prevista en el nuevo Código engloba el principio preventivo del art. 4 de la Ley General del Ambiente,
no así el precautorio.
b. Antijuridicidad: entendida como la existencia de un hecho que infringe el deber jurídico de conducta
impuesto por el ordenamiento jurídico. En lo relativo al ambiente, es evidente que la contaminación
del mismo constituye un hecho contrario a derecho, lo cual resulta inclusive de la propia CN – artículo
41 – ya que al reconocer está el derecho al ambiente sano la ilicitud surge de la mera violación de este
derecho.
En tal caso su responsabilidad subsiste en concurrencia con la que pueda pesar sobre el Estado.
c. Relación de Causalidad: se hace necesario que exista relación causal entre el hecho generador y el
daño ambiental, aplicándose los principios generales que rigen en la materia. No obstante, la cuestión
presenta especial complejidad en la materia que nos ocupa debido a la gran dificultad de la prueba de
la relación causal, es por ello que se admite de manera pacífica que la relación causal pueda ser
probada por presunciones.
¿Cuáles son las causales eximentes para no responder frente al daño ambiental producido?
Las causales eximentes de responsabilidad que enumera la ley están orientadas a demostrar
la ruptura del nexo causal. Así quien es sindicado como objetivamente responsable del daño,
para eximirse de responsabilidad deberá acreditar,
1. primero que ha tomado todas las medidas destinadas a evitar el daño, o sea que el
mismo no le es imputable,
2. en segundo lugar, que los daños se produjeron por culpa exclusiva de la víctima o de
un tercero por el cual no tiene que responder. En caso de que exista culpa concurrente
del responsable no podría este invocar las causales apuntadas. No hay culpa de la
víctima o de un tercero que libere de responsabilidad al legitimado pasivo si los daños
han sido provocados por la conducta culposa de este último.
Régimen de responsabilidad por daño ambiental colectivo en la Ley General del Ambiente
La LGA en su art. 4 consagra los principios a los cuales se sujetará la interpretación y aplicación
de la misma. Sentando entre ellos el principio de responsabilidad, según el cual “El generador
de efectos degradantes del ambiente, actuales o futuros, es responsable de los costos de las
acciones preventivas y correctivas de recomposición, sin perjuicio de la vigencia de los
sistemas de responsabilidad ambiental que correspondan”. Este principio está orientado a
alcanzar el restablecimiento del equilibrio preexistente alterado por el hecho dañoso
contaminante.
El art. 28 establece “El que cause el daño ambiental será objetivamente responsable de su
restablecimiento al estado anterior a su producción. En caso de que no sea técnicamente
factible, la indemnización sustitutiva que determine la justicia ordinaria interviniente deberá
depositarse en el Fondo de Compensación Ambiental que se crea por la presente, el cual será
administrado por la autoridad de aplicación, sin perjuicio de otras acciones judiciales que
pudieran corresponder”. Establece la responsabilidad objetiva por daño al ambiente y la
consiguiente obligación de recomponer (en consonancia con el art. 41 de la CN) quedando
solamente la opción de indemnización sustitutiva para el caso de imposibilidad de restablecer
las cosas al estado anterior, reforzando el principio de reparación in natura prevista en el
artículo 1740 del CCyC.
La Constitución Nacional de 1994, introduce un precepto que, si bien consagra
prioritariamente, la obligación de recomponer el daño ambiental, reserva a la ley el contenido
y la forma de esa obligación. En este sentido es que la LGA al reglamentar la obligación de
recomponer, identifica a la misma con la de restablecimiento de las cosas su estado anterior.
Esta reparación in natura, tendiente a suprimir o borrar el daño causado, puede efectuarse
por medio de un hacer.
Se ha considerado muy conveniente que las indemnizaciones que impongan los jueces
intervinientes no terminen en el patrimonio individual sino colectivo, a través de la creación
de un Fondo de Compensación ambiental o de Remediación de Pasivos Ambientales,
administrado por las autoridades, pero garantizado por la amplia participación comunitaria
en el manejo de los mismos.
El art. 34 de la LGA se ocupa de regular la creación del fondo de composición, estableciendo
que será administrado por la autoridad competente de cada jurisdicción y fijando como
finalidad del mismo la de garantizar la calidad ambiental, la prevención y mitigación de
efectos nocivos o peligrosos sobre el ambiente, la atención de emergencias ambientales;
asimismo, a la protección, preservación, conservación o compensación de los sistemas
ecológicos y el ambiente.
En su art. 29 regula las causales de exención de responsabilidad por parte del autor del hecho
dañoso, así establece “La exención de responsabilidad sólo se producirá acreditando que, a
pesar de haberse adoptado todas las medidas destinadas a evitarlo y sin mediar culpa
concurrente del responsable, los daños se produjeron por culpa exclusiva de la víctima o de
un tercero por quien no debe responder”
La responsabilidad civil o penal, por daño ambiental, es independiente de la administrativa.
Se presume iuris tantum la responsabilidad del autor del daño ambiental, si existen
infracciones a las normas ambientales administrativas.
El artículo 1737 del CCyC define al daño diciendo “hay daño cuando se lesiona un derecho o
un interés no reprobado por el ordenamiento jurídico, que tenga por objeto la persona, el
patrimonio o un derecho de incidencia colectiva”.
El código define el daño como una lesión a derechos o intereses. Este perjuicio debe ser
susceptible de apreciación pecuniaria, ya que el objeto de la obligación tiene siempre un
contenido patrimonial, aunque el interés del acreedor pueda ser extramatrimonial. Los
perjuicios objeto de reparación comprenden no solo la indemnización por la pérdida o
disminución sufrida en el patrimonio de la víctima, sino también el lucro cesante y la perdida
de chances, como así también el daño moral. (art. 1738).
El art. 1740 del CCyC sienta el principio de la reparación plena: “La reparación del daño debe
ser plena. Consiste en la restitución de la situación del damnificado al estado anterior al hecho
dañoso, sea por el pago en dinero o en especie. La victima puede optar por el reintegro
especifico, excepto que sea parcial o totalmente imposible, excesivamente oneroso o
abusivo, en cuyo caso se debe fijar en dinero...” La reparación que prescribe este artículo
tiene como fin último reponer al acreedor en la situación en que se encontraba antes de sufrir
las consecuencias del hecho. Esta reparación in natura, puede traducirse en una obligación
de hacer, de no hacer o de dar. En el caso de reparación en especie es la misma cosa dañada
la que vuelve al estado anterior, mientras que con la indemnización pecuniaria se trata de
restablecer el patrimonio de la víctima.
Contempla dos excepciones a la regla de reparación en especie, la imposibilidad de volver las
cosas al estado anterior y la opción por parte del acreedor, diferenciándose al respecto con
el modo de reparación en caso de daño ambiental colectivo, en donde la reparación consiste
prioritariamente en recomponer el medio dañado, sin que exista opción por una
indemnización pecuniaria.
Los artículos 1753 y 1757 ingresan en la responsabilidad derivada de los daños causados por
dependientes o por cosas y actividades riesgosas, respectivamente. Se establece la obligación
de responder por los daños causados por personal que se tenga a cargo (personal
dependiente, art. 1753) y por las cosas de las que uno se sirva o tenga bajo su cuidado y por
las actividades riesgosas (artículo 1757). En el caso de responsabilidad por las cosas, serán
responsables el dueño y el guardián de la cosa. Se considera guardián a quien ejerce por sí o
por terceros el uso, la dirección o el control de la cosa o a quien obtiene un provecho de ella.
El dueño o guardián de la cosa y el titular de las actividades riesgosas, para eximirse total o
parcialmente de responsabilidad deberán demostrar que de su parte no hubo culpa, acreditar
la culpa de la víctima o de un tercero por quién no se tenga que responder.
El artículo 1757 2º párrafo establece que “No son eximentes de responsabilidad la
autorización administrativa para el uso de la cosa o la realización de la actividad, ni el
cumplimiento de las técnicas de prevención”. En la responsabilidad objetiva, no interesa si la
acción generadora del daño es reprochable en sí misma, no interesa haber obrado con
intención de dañar o, al menos, haber observado negligencia, impericia o imprudencia. Lo
importante es que el daño se ha producido y se debe responder por él, salvo, obviamente,
que la culpa sea del que sufre el perjuicio o de alguien sin relación con el dueño o guardián
de la cosa en cuestión.
Responsabilidad Penal
Desde el punto de vista del Derecho Penal se persigue el castigo de quién haya incurrido en
alguna conducta tipificada en la ley como delito. Los delitos relacionados con el daño al medio
ambiente los encontramos en el Código Penal y en leyes específicas como por ejemplo la ley
22421 sobre Fauna Silvestre y la ley 24051 sobre Residuos Peligrosos.
El Código Penal en el art. 200 regula los delitos que atentan contra la Salud Pública y reprime
al que “envenenare o adulterare, de un modo peligroso para la salud, aguas potables o
sustancias alimenticias o medicinales, destinadas al uso público o al consumo de una
colectividad de personas”. No es necesario que se haya producido un daño ambiental para
que la responsabilidad penal sea aplicable, basta con que se haya producido la conducta
descripta en la norma.
La ley 22421 sobre Fauna Silvestre establece figuras delictivas definidas por acciones de caza
realizadas en campo ajeno y sin autorización, o ejecutadas sobre especies cuya captura o
comercialización esté prohibida o vedada, o desarrollada utilizando armas, artes o medios
prohibidos. En la ley 24051 sobre residuos peligrosos,
El delito por daño ambiental es definido en el art. 55 que dice: “será reprimido con las mismas
penas establecidas en el art. 200 del C.P el que, utilizando los residuos a que se refiere la
presente ley, envenenare, adulterare o contaminare de un modo peligrosos para la salud, el
suelo, el agua, la atmósfera o el ambiente en general”.
Las acciones de envenenar, adulterar o contaminar los recursos naturales mencionados o el
ambiente en general solo constituirán delito si implican un peligro para la salud. Las sanciones
son aplicables a personas físicas. No debe descuidarse la gravedad de las penas a aplicar que,
fundamentalmente, consisten en la privación de la libertad. La reprochabilidad de la conducta
debe estar enmarcada, ineludiblemente, en una actuación dolosa o culposa.
Responsabilidad administrativa
Surge como consecuencia del incumplimiento de una norma administrativa, tal el caso por
ejemplo de la contaminación de un cuerpo de agua como consecuencia de un vertido
industrial que no se ajusta a los niveles de calidad que le fija una norma determinada. A veces,
la misma normativa de carácter administrativo destinada a la defensa del ambiente contiene
una serie de disposiciones que establecen sanciones a aplicar por su incumplimiento, tal el
caso de la:
La sentencia hará cosa juzgada y tendrá efecto erga omnes, a excepción de que la acción sea rechazada, aunque
sea parcialmente, por cuestiones probatorias.
2-Contaminación. Concepto. Contaminación sonora: sonido y ruido. Regulación específica.
Contaminación Sonora
La contaminación es la introducción de sustancias en un medio que provocan que este sea inseguro
o no apto para su uso. El medio puede ser un ecosistema, un medio físico o un ser vivo.
El contaminante puede ser una sustancia química, energía (como sonido, calor, luz o radiactividad).
Es siempre una alteración negativa del estado natural del medio, y por lo general, se genera como
consecuencia de la actividad humana considerándose una forma de impacto ambiental.
La contaminación puede clasificarse según el tipo de fuente de donde proviene, o por la forma de
contaminante que emite o medio que contamina. Existen muchos agentes contaminantes entre ellos
Para poder comprender los problemas de la contaminación sonora que afectan a los habitantes de los
países industrializados o con cierto nivel de desarrollo, o a los ciudadanos que habitan en grandes
ciudades es necesario distinguir entre lo que es el sonido y el ruido.
Nuestro sistema auditivo esta siempre abierto al mundo, lo que significa una recepción continuada
de estímulos y de informaciones sonora de la que no podemos sustraernos. El sonido, además de
constituir un estímulo necesario sirve como un canal de comunicación con lo que nos rodea.
De allí que la diferencia entre sonido y ruido está determinada en principio por un factor subjetivo:
“ruido es todo sonido no deseado”. Ruido es toda perturbación sonora, a periódica, compuesta por
un conjunto de sonidos que tiene amplitud, frecuencia y fases variables cuya mezcla suele provocar
una sensación desagradable al oído, Los elementos que integran el ambiente son: el espacio en sí, la
tierra, los animales, los vegetales, el agua, la atmósfera, las cosas que fabrica el hombre y sus desechos
y los demás seres humanos. Para que los seres humanos no se vean perjudicados, el ambiente debe
reunir condiciones de seguridad, temperatura, luminosidad, sonoridad, salubridad, y olor entre otras.
Estas cualidades, en la actualidad fruto del progreso, del aumento de población, y de la tecnología se
encuentran significativamente alteradas. La concentración de la población en las ciudades produce
una serie de ruidos o perturbación sonora. Esos ruidos traen como consecuencia lo que se conoce
como contaminación sonora afectando de esa forma uno de las condiciones del ambiente.
La ciudad de San Miguel de Tucumán registra un notable aumento de la contaminación sonora a pesar
de las ordenanzas que contemplan esta problemática. Otras ciudades como Buenos Aires ocupan el
cuarto lugar en la clasificación de las ciudades más ruidosas del mundo siendo precedida por Tokio,
París, Nueva York y Madrid.
Salud y ruido
Las consecuencias de la contaminación sonora en las personas se manifiestan de manera diferente
en molestias, lesiones inmediatas, daños por acumulación o trastornos físicos. Lo que implica que
existe una estrecha relación entre el ruido y la salud de las personas.
Diversos científicos y expertos que tratan la materia, y numerosos organismos oficiales entre los que
se encuentran la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Comunidad Económica Europea (CEE), la
Agencia Federal de Medio Ambiente Alemana y el CSIC Español (Consejo Superior de Investigaciones
Científicas), han declarado de forma unánime que el ruido tiene efectos perjudiciales para la salud.
Estos perjuicios varían desde trastornos puramente fisiológicos, como la conocida pérdida progresiva
de audición, hasta los psicológicos.
Los ruidos durante las horas de descanso que perturban el sueño, aunque su efecto no es el mismo
en los niños que en los ancianos, (los ancianos son más propensos a despertarse debido a la ligereza
de su sueño), ambos grupos mostraron alteraciones vitales debido al ruido, como alteraciones del
pulso, vasoconstricción, modificaciones en el electro miógrafo y en el encefalograma. Estudios han
comprobado que, con niveles de ruido altos, la tendencia natural de la gente hacia la ayuda mutua
disminuye o desaparece, reapareciendo en el momento en que se suprime la presión sonora. Otras
investigaciones demuestran que los niños cuyos colegios lindan con zonas ruidosas (industrias,
aeropuertos, carreteras con mucho tráfico...), aprenden a leer más tarde, presentan mayor
agresividad, fatiga, agitación, peleas y riñas frecuentes, mayor tendencia al aislamiento, y cierta
dificultad de relación con los demás.
El ruido es junto a los gases un factor de alteración de los parámetros de la atmósfera. En la actualidad
las consecuencias que producen los ruidos son cada vez mayores debido al progreso acelerado con
que ha aumentado las fuentes de emisión.
El instrumento que se utiliza para medir la presión acústica en un lugar se denomina decibelímetro y
la unidad de medida se conoce como decibeles.
En una ciudad los ruidos pueden oscilar entre los 40 los 90 decibeles según la zona donde se
encuentren. Cuando la presión acústica en un espacio es superior a los 60 decibeles, se transforma en
un ruido molesto que perturba no sólo a los individuos sino también al ambiente, por lo cual se
requiere que las autoridades pertinentes arbitren controles eficaces a fin de prevenir los daños que
los ruidos pudieran ocasionar en las personas y en el ambiente.
La protección jurídica del ambiente en la Constitución Nacional
A partir de la reforma de la constitución nacional de 1994 el tema referido al ambiente adquiere
jerarquía constitucional y se caracteriza por consagrar a todos los habitantes de la nación el derecho
a un ambiente sano, equilibrado y apto para el desarrollo del derecho humano y para las actividades
productivas satisfagan las necesidades presentes sin comprometer las generaciones futuras. Lo cual,
así como establece este derecho impone a los habitantes el deber de preservarlo.
La interpretación del texto constitucional apunta a señalar que la intención de los constituyentes no
se limitaba a una mera declaración o aspiración, al modo de un mero interés difuso sino un auténtico
derecho que se relaciona con el correlativo deber.
En una primera etapa el ruido sólo tenía consecuencia si afectaba la saludad del hombre individual,
no como habitante sólo podía ser detenido en la medida que excediera la normal tolerancia entre
vecinos linderos. De ello resulta que la persona legitimada para pedir el cese del ruido o la
indemnización era solamente el dañado individualmente y directamente quien debía probar la
alteración a su salud mediante las acciones pertinentes (ex art. 2618 CC, actual art. 1973 CCyC)
El art. 2618 del C. Civil fue reformado por la ley 17711 el que establecía que: “Las molestias que
ocasionen el humo, calor, olores, luminosidad, ruidos, vibraciones o daos similares por el ejercicio de
Fijas Se puede fácilmente determinar al agente emisor y aplicar las sanciones que corresponda para
lograr el cese de la emisión del ruido. Ruidos provenientes de un bar, de un club, cine, boliche etc. las
actividades en los inmuebles vecinos, no deben exceder la normal tolerancia teniendo en cuenta las
condiciones del lugar y aunque sólo mediare autorización administrativa para aquellos. Según las
circunstancias del caso, los jueces podían disponer la indemnización de los daños o la cesación de tales
molestias. En la aplicación de la disposición el juez, debe contemporizar las exigencias de la producción
y el respeto debido al uso regular de la propiedad, asimismo tendrá en cuenta la prioridad en el uso”.
En esta norma se contemplaba lo referente a los ruidos excesivos o molestos en el ámbito de las
relaciones de vecindad y fijaba un parámetro para distinguir al ruido excesivo del que debe ser
soportado y esa pauta es la normal tolerancia.
La jurisprudencia nacional como provincial ha señalado a través de sus fallos que se entiende por
normal tolerancia:
En este fallo se advierte ya que el problema del ruido excede el ámbito de las relaciones de derecho
privado.
En una segunda etapa el ruido es considerado entre las condiciones dignas en las que el trabajador
debe realizar su tarea (art. 14 y 14 bis CN). Finalmente, a partir de la reforma de la CN de 1994, el
ruido exorbitante como lo he remarcado en los párrafos anteriores, implica una alteración al
ambiente, y este es un bien jurídico protegido a partir de la reforma.
Al ruido se puede encarar desde dos puntos de vista: el primero cuando el ruido afecta a un particular
como en el supuesto del tráfico vehicular que transcurre en una autopista e incide a este cuando
ingresa a su vivienda, y el segundo cuando se propaga al espacio público alrededor de la autopista.
En el primero estamos frente a un daño individualizado en las personas afectadas, y se rige por las
normas del C. Civil. En el segundo el daño es colectivo por la interminación de los sujetos afectados y
por las características del bien protegido, que es de naturaleza colectivo, que es el ambiente. En este
supuesto tienen legitimación para accionar en defensa de este bien; el defensor del pueblo, las
organizaciones ambientales no gubernamentales y el afectado. (artículo 43 de la CN).
Jurisprudencia. ͞Barragán c/ Autopistas Urbanas S.A. Gustavo Cima y otros sobre amparo͟: Lo que
origina este caso como consecuencia de un planteo que efectúa un vecino de la ciudad de Bs. As.,
quien reside con su familia en un departamento próximo a la autopista 25 de Mayo (AV) que atraviesa
la ciudad y por la que circulan un promedio de 170.000 vehículos por día. La concesionaria de dicha
autopista es la empresa Autopistas Urbanas S.A. (AUSA) y el accionista mayoritario es el gobierno de
la Ciudad de Buenos Aires.
El vecino demostró que los niveles de ruido que ingresaban a su vivienda y los percibidos en la
autopista superaban los tolerables (75 a 85 dB), lo que producía lesiones en el oído. Al no obtener
solución a su problema por la empresa concesionaria, interpuso una acción de amparo contra la
concesionaria y otros. El tribunal de alzada confirmó la sentencia recurrida haciendo lugar al amparo
y ordenó a AUSA y al Gobierno de la Ciudad a tomar medidas conducentes a mitigar el nivel de ruido
existente en la autopista.
Esas medidas apuntaban a que AUSA debía presentar ante el Juez de primera instancia, un estudio
técnico de Impacto Ambiental y un Plan de Adecuación Ambiental, en donde se especificara los niveles
de ruido en el espacio público, los niveles de ruido en el interior de las viviendas y edificios en general,
incluidas escuelas, ubicadas en las zonas linderas a la autopista y soluciones técnicas para reducir los
niveles de ruidos en ambos espacios (Instalaron pantallas acústicas).
Asimismo, el Gobierno de la Ciudad de Bs. As. en virtud del principio de subsidiariedad estaba también
obligado a expedirse sobre los puntos indicados en el párrafo anterior y presentarlo ante el Juez. Del
proceso conjunto de ambas partes el Juez obtendrá un panorama para ordenar la ejecución de un Plan
de Adecuación para reducir los ruidos de la autopista.
En este fallo se aplican los principios establecidos en la Ley 25.675 (Preventivo, responsabilidad,
solidaridad y subsidiariedad).
La ley General del Ambiente 25675 sancionada en fecha 6 de noviembre de 2002 denominada por la
doctrina como ley marco, establece los presupuestos mínimos de protección para el logro de una
gestión sustentable y adecuada del ambiente. El art. 1 de la ley se refiere al bien jurídico protegido
(ambiente), menciona la preservación y protección de la diversidad biológica y la implementación del
desarrollo sustentable. Se advierte que si bien expresamente no se regula sobre la contaminación
sonora y sus efectos nocivos al proteger el ambiente (como bien jurídico protegido) surge
implícitamente de sus artículos que el derecho de los habitantes a un ambiente sano reconoce la
posibilidad de controlar la contaminación sonora.
El nuevo CCyC introduce la temática ambiental expresamente en los artículos 14 y 240, y preserva al
derecho ambiental en su propio sistema especial, configurado por la Constitución Nacional, los
convenios internacionales y las leyes de presupuestos mínimos (241 CCyC), estableciendo un cambio
paradigmático al poner énfasis más en la preservación que en el la reparación tratándose de daños al
ambiente.
• La ley Provincial del Medio Ambiente 6253 en su art. 2 expresa: “Es objetivo de la presente ley, el
racional funcionamiento de los ecosistemas humanos (urbano agropecuario) natural, mediante una
regulación dinámica del ambiente, armonizando las interrelaciones de Naturaleza-Desarrollo-Cultura,
en todo el territorio de la Provincia”.
• Las ordenanzas municipales han regulado sobre ruidos molestos producidos por fuentes móviles y
fijas, (Ordenanza 288/78).
• El Decreto 122/G/79 establece los niveles máximos sonoros para los automotores, motocicletas y
otras fuentes fijas que origen ruidos molestos al vecindario.
• En general las ordenanzas municipales han reglamentado para los infractores distintas sanciones las
que pueden ser multas y/o clausura del local o establecimiento. En este sentido la ordenanza 758/82
incorpora l tres artículos al Código de Faltas entre ellos es oportuno citar el art. 92 y 92 bis:
• El art. 92 dispone sanciones: “El que infringiere las normas prohibitivas de ruidos molestos o
vibraciones que afecten la vecindad, será sancionado con multa de 150 U a 400 U y/o clausura
del local o establecimiento. (Modificado por Ord. N°4013/08.
• ART. 92 BIS: “El que infringiere normas provocando desequilibrios ecológicos y perjuicios en
el medio ambiente, motivados por contaminación, polución ambiental, acumulación de
basuras y residuos, deforestación, ruidos, hacinamientos y demás afines, será sancionado con
multas que van desde 1000 U a 15000 U. En la misma resolución de la sanción deberá
disponerse de la cesación de la actividad, procedimiento u omisión que ocasiona el perjuicio
o desequilibrio. En casos reiterados o de gravedad extrema, podrán hasta triplicarse los
montos estipulados en el primer párrafo y además podrá resolverse hasta la clausura o cese
definitivo de la actividad, aplicándose los procedimientos pertinentes. Se entenderá por
contravención o infracción por atentado y daño a la ecología y el medio ambiente, a los actos
de los ciudadanos, instituciones y organismos privados o públicos que promuevan, atenten o
causen daño a la ecología y el Medio Ambiente: haciendo peligrar la salud, higiene publica, la
preservación de la flora y fauna, como así también que contaminen el agua, tierra y la
atmosfera. Fijase para el motivo de la multa por “contravención o infracción por atentado o
daño a la ecología y el medio ambiente la cantidad que en cada caso y de acuerdo a la
gravedad del hecho denunciado determine el Juez de Faltas actuante, tomando como valor
máximo el que fija el art. 13 actualizado, de acuerdo a las acordadas de Tribunal Municipal de
Faltas. (modificado por Ord. N°4013/08).
Contaminación Atmosférica
Se entiende por contaminación atmosférica a la presencia en el aire de materias o formas de energía
que impliquen riesgo, daño o molestia grave para las personas y bienes de cualquier naturaleza, así
como que puedan atacar a distintos materiales, reducir la visibilidad o producir olores
desagradables.
El nombre de la contaminación atmosférica se aplica por lo general a las alteraciones que tienen
efectos perniciosos en los seres vivos y los elementos materiales, y no a otras alteraciones inocuas.
Los principales mecanismos de contaminación atmosférica son los procesos industriales que implican
combustión, tanto en industrias como en automóviles y calefacciones residenciales, que generan
dióxido y monóxido de carbono, óxidos de nitrógeno y azufre, entre otros contaminantes. Algunas
industrias emiten gases nocivos en sus procesos productivos, como cloro o hidrocarburos que no han
realizado combustión completa.
La contaminación atmosférica puede tener carácter local, cuando los efectos ligados al foco se sufren
en las inmediaciones del mismo, o planetario, cuando por las características del contaminante, se ve
afectado el equilibrio del planeta y zonas alejadas a las que contienen los focos emisores.
Este fenómeno evita que la energía recibida constantemente vuelva inmediatamente al espacio,
produciendo a escala planetaria un efecto similar al observado en un invernadero. En el sistema solar,
los planetas que presentan efecto invernadero son Venus, la Tierra y Marte. Si no fuese por la capa de
dióxido de carbono y de los demás gases llamados de efecto invernadero que la integran y retienen
parte del calor que su superficie emite en forma de rayos infrarrojos como si fueran cristales de un
invernadero, el planeta Tierra estaría helado.
El crecimiento de esa capa hace que la tierra retenga más calor y de ese modo las sequías, las
tempestades y las inundaciones sean más extremas. Además, provoca una mayor licuación de hielo,
lo que aumenta el nivel de agua y paulatinamente va sumergiendo las áreas más bajas del mundo que
es donde se encuentran sus más grandes ciudades y concentraciones industriales.
La industrialización ha contribuido a mejorar el nivel de vida, por diversos medios. Aumentando los
ingresos individuales, elevando la prosperidad social y mejorando los servicios, en particular el
transporte y las comunicaciones.
La actividad industrial entraña también riesgos para la salud de los trabajadores y de la población en
general, por exposición directa a prácticas o agentes nocivos o indirectamente por degradación del
medio ambiente.
En los países desarrollados como en desarrollo, las prácticas industriales ejercen efectos nocivos, al
liberar en el aire y en el agua contaminantes y desechos peligrosos. Es por ello que la Organización
Mundial de la Salud (O.M.S.) recomienda establecer un proceso de planificación en el que se tenga en
cuenta la salud y el medio ambiente en todas las decisiones relativas a la implementación y la
concepción de nuevas industrias, la elección de los procedimientos industriales y de medidas de
seguridad y dispositivos de protección industrial como, conceder mayor prioridad a la lucha contra la
contaminación del aire y el agua, vigilar con más atención los escapes y fugas de efluentes industriales,
abordar el problema de las enfermedades profesionales y de la contaminación del medio ambiente
en las pequeñas industrias, respetar los acuerdos mundiales sobre gestión de los desechos, estudiar
mejor las interacciones entre los agentes químicos y los sistemas biológicos. El efecto invernadero es
un fenómeno natural que permite a la Tierra mantener una temperatura adecuada para poder
habitarla.
Es un fenómeno por el cual algunos gases de la atmósfera retienen parte de la energía que emite el
suelo de nuestro planeta y que ha obtenido de la radiación solar. Cuando la actividad del hombre
aumenta la cantidad de gases emitidos hacia la atmósfera se produce un desajuste de la temperatura
de la Tierra, lo que provoca el calentamiento global. Entre las actividades humanas, está la quema de
combustibles fósiles (carbón, petróleo, gas natural), la deforestación o la creación de vertederos.
Una exposición excesiva de tales rayos debilita el sistema inmunológico de los seres vivos y origina
quemaduras y el temido cáncer de piel. La alarma producida por la reducción a la mitad de esa capa
sobre la Antártida hacia 1985, indujo a un grupo de naciones a celebrar la Convención de Viena de
1985 y el protocolo de Montreal de 1988, que impuso una reducción de más de la mitad de la
producción de CFC para fin de siglo. Se creó un fondo internacional para ayudar a los países en
desarrollo a adoptar tecnologías que no dañasen la capa de ozono.
El Cambio Climático
Se llama cambio climático a la modificación del clima con respecto al historial climático a una escala
global o regional. Tales cambios se producen a muy diversas escalas de tiempo y sobre todos los
parámetros meteorológicos: temperatura, presión atmosférica, precipitaciones, nubosidad, etc.
Debido tanto a causas naturales como antropogénicas.
El término suele usarse de manera poco apropiada, para hacer referencia tan solo a los cambios
climáticos que suceden en el presente, utilizándolo como sinónimo de calentamiento global. La
Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático usa el término «cambio
climático» solo para referirse al cambio por causas humanas. Afecta el clima de toda la humanidad.
Se origina principalmente dañando un bien común a toda la humanidad que es la atmósfera.
Los problemas de la contaminación atmosférica y del cambio climático han de ser abordados a nivel
internacional, ya que los contaminantes del aire sobrepasan las fronteras nacionales, en forma que se
puede hablar de un proceso de internacionalización de la contaminación, que requiere soluciones
globales. La manifestación más visible y preocupante de dicho proceso es el recalentamiento de la
atmósfera, como consecuencia de la elevada concentración de los denominados gases de efecto
invernadero (dióxido de carbono, clorofluorocarbonos, óxidos de nitrógeno, hidrocarburos, etc.)
A partir de la II Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo, realizada en
1992 en Brasil, se generaron una serie de instrumentos de estratégica importancia como son:
• El Programa 21.
En Buenos Aires en el año 1998 tuvo lugar una Cumbre internacional, donde se sentaron bases para
que las emisiones de los gases de efecto invernadero se reduzcan al nivel correspondiente.
Se establecen los principios que deben guiar a las Partes suscribientes, destacándose entre los
principales:
• Los compromisos asumidos, entre otros promover la difusión e intercambio de prácticas necesarias
para reducir y prevenir emisiones,
• Apoyar la gestión sostenible de los sumideros y depósitos de emisiones (bosques, océanos, biomasa
y otros ecosistemas). • Etc.
El art. 7 crea la autoridad suprema del Convenio, la Conferencia de las Partes, responsable de tomar
las decisiones para la aplicación eficaz del instrumento.
Protocolo de Kyoto
Es un protocolo de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC),
y un acuerdo internacional que tiene por objetivo reducir las emisiones de seis gases de efecto
invernadero que causan el calentamiento global.
La Tercera Reunión de las Partes, realizada en diciembre de 1997, en Japón, sembró inusitadas
expectativas en la comunidad internacional, en razón que el desafío era cuantificar los compromisos
establecidos en la Convención, fijando metas de reducción a cumplir por los países, convirtiéndose así
en un punto de inflexión.
Dichos compromisos, poseen efectos jurídicos directos, y obligan a las partes suscribientes, a partir de
que sean ratificados al menos por 55 países, entre ellos los desarrollados, que representen por lo
menos el 55% de las emisiones.
Las negociaciones determinaron la inclusión de seis gases prioritarios sobre los cuales se debe actuar
para reducir las emisiones, estos son:
• El metano (CH4)
El Protocolo negociado en Japón define cuáles son las diferentes actividades antrópicas que generan
los gases de efecto invernadero, o sea los sectores o categorías de fuentes productoras:
Los “mecanismos de desarrollo limpio” previstos en el artículo 12 del Protocolo de Kyoto consisten en
la incorporación de tecnologías destinadas a disminuir la emisión de gases de invernadero.
La forma de obtener recursos por este medio consiste en cuantificar las reducciones de emisiones
efectuadas a través de un Proyecto de Mecanismo de Desarrollo Limpio reconocido por las
autoridades del Protocolo de Kyoto. La reducción certificada a través de este procedimiento se
convierte en “Bonos de Carbono”, que pueden ser comercializados en el mercado internacional.
Aunque todavía existe una gran variabilidad de precios, ya que se trata de un mercado emergente, se
acepta que no bajarán de tres dólares por tonelada de CO2 Equivalente.
Las ventajas de este enfoque son evidentes: el país en desarrollo que emite los bonos logra un ingreso
que puede emplearse para mejorar la productividad y generar empleo, al mismo tiempo que se evita
el deterioro que afecta a las tierras agrícolas y forestales de muchas de estas naciones.
El protocolo fue inicialmente adoptado el 11 de diciembre de 1997 en Kioto, Japón, pero no entró en
vigor hasta el 16 de febrero de 2005. En noviembre de 2009, eran 187 estados los que ratificaron el
protocolo. Estados Unidos, mayor emisor de gases de invernadero mundial, no ha ratificado el
protocolo.
El instrumento se encuentra dentro del marco de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre
el Cambio Climático (CMNUCC), suscrita en 1992 dentro de lo que se conoció como la Cumbre de la
Tierra de Río de Janeiro.
Argentina, como país en desarrollo y con aproximadamente el 0,6 % del total de las emisiones
mundiales, no estaba obligada a cumplir las metas cuantitativas fijadas por el Protocolo de Kioto. Pese
a ello ratificó el acuerdo, previa aprobación del Congreso Nacional el 13 de julio de 2001, a través de
la Ley Nacional 25.438. En consecuencia, su condición de país adherente hace que deba
comprometerse con la reducción de emisiones o, al menos, con su no incremento.
Esta definición amplia que emana del art. 41 de la Constitución Nacional posibilita determinar un doble
objeto de protección:
Para el sistema internacional de derecho humanos como para nuestro derecho interno, el disfrute de
un ambiente sano constituye un verdadero presupuesto para el goce de los demás derechos
reconocidos por los Estados, plexo de derechos fundamentales entre los cuales se encuentra el de la
dignidad de la persona humana.
Una industria no podría alegar el ejercicio regular de un derecho para arrojar sus residuos a un río,
amparada que se encuentra permitido por autoridad administrativa, si está contaminando y afectando
el ambiente o la salud de la población.
Una empresa contaminante del aire o del suelo podría válidamente insinuar en juicio como estrategia
defensiva que las personas que la denuncian asumieron el riesgo de ser damnificadas porque
construyeron sus viviendas en las adyacencias de tal industria cuando ella ya estaba funcionando.
La causa Almada, Hugo Néstor c/ Copetro S.A., en el que la Sala III de la Cámara Primera de Apelación
en lo Civil y Comercial del Departamento Judicial de La Plata, confirmó la sentencia de primera
instancia y se hizo lugar a la pretensión indemnizatoria de los actores, ordenando a la demandada
cesar en la emisión de los elementos contaminantes que se le imputaron, bajo apercibimiento de
ordenar el cierre de la empresa.
El actor sostuvo que los daños derivaban de la planta industrial de la firma citada, cuya actividad
principal consiste en la calcinación de coque de petróleo, instalada en el barrio Campamento de la
localidad bonaerense de Ensenada, donde reside. Como resultado del proceso industrial, afirmó, la
fábrica expulsa hacia la atmósfera una gran cantidad de pequeñas partículas carbonosas, las que al
ser transportadas por el viento hacia donde habita, no sólo ensucian y deterioran su propiedad, sino
también producen consecuencias nocivas para las vías respiratorias.