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UNIVERSIDAD NACIONAL DE LA AMAZONÍA PERUANA

FACULTAD DE CIENCIAS ECONÓMICAS Y DE NEGOCIOS

“La Curva De Indiferencia Y La Función De Utilidad”

MONOGRAFÍA
Presenta:

Luis Fernando Alexander Güimack Galvéz


Jackomo Quiroz Reategui

Aida Cesia Apuela Fonseca

Fidel Alberto Huaman Sias

Profesor:

Dr. Martín Pinedo Manzur

IQUITOS,2023
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INTRODUCCIÓN
En el vasto y complejo campo de la economía, uno de los aspectos fundamentales que
captura la atención de los investigadores y analistas es cómo los individuos toman
decisiones respecto a su consumo. Las preferencias del consumidor, esas elecciones
subjetivas y personales que guían sus acciones económicas, constituyen un terreno fértil
de estudio que desentraña las motivaciones, deseos y prioridades que subyacen en la
toma de decisiones. Para abordar este intrigante fenómeno, se han desarrollado
herramientas conceptuales de gran relevancia: las curvas de indiferencia y las funciones
de utilidad.

En un nivel básico, las preferencias del consumidor se refieren a las formas en que las
personas valoran y priorizan diferentes combinaciones de bienes y servicios en su
búsqueda de satisfacción y bienestar. Estas preferencias pueden variar enormemente de
un individuo a otro, y su comprensión es esencial para entender cómo se determina la
demanda de bienes y cómo se distribuyen los recursos en una economía. ¿Por qué
algunos individuos eligen ciertos productos y rechazan otros? ¿Cómo ponderan las
diferentes características de los bienes en sus elecciones? Estas cuestiones yacen en el
corazón de las preferencias del consumidor.

Aquí es donde entran en juego las curvas de indiferencia, una herramienta gráfica que
permite visualizar y analizar las preferencias del consumidor de manera intuitiva. Estas
curvas representan todas las combinaciones de bienes y servicios entre los cuales el
consumidor es indiferente, es decir, se siente igualmente satisfecho. Cada punto en una
curva de indiferencia refleja una combinación específica de bienes que proporciona el
mismo nivel de satisfacción al consumidor. Observar cómo estas curvas se relacionan y
cómo cambian conforme se modifican las cantidades de los bienes revela la naturaleza
de las preferencias y cómo evolucionan en respuesta a diferentes estímulos.

A medida que profundizamos en el análisis, encontramos que las curvas de indiferencia


son intrínsecamente vinculantes con las funciones de utilidad. Estas funciones son
representaciones matemáticas que asignan valores numéricos a cada combinación de
bienes y servicios según la satisfacción que proporcionan al consumidor. Las funciones
de utilidad son una manera de cuantificar las preferencias, permitiendo una
representación numérica que facilita la comparación y el análisis riguroso. Con estas
funciones, podemos explorar cómo los cambios en los niveles de consumo afectan la
satisfacción global del individuo y cómo se comporta frente a diferentes alternativas.
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En este viaje por las preferencias del consumidor, las curvas de indiferencia y las
funciones de utilidad nos brindan un mapa detallado para explorar la toma de decisiones
económicas a nivel individual. A través de estas herramientas, podemos analizar cómo
los consumidores maximizan su bienestar en función de sus preferencias y restricciones
presupuestarias, cómo responden a cambios en los precios de los bienes y cómo se
enfrentan a decisiones complejas que involucran múltiples opciones. Además, este
enfoque nos permite abordar cuestiones más amplias de bienestar social, eficiencia
económica y políticas públicas.

En resumen, las preferencias del consumidor, las curvas de indiferencia y las funciones
de utilidad se entrelazan en un complejo tapiz que captura las decisiones económicas
individuales y sus implicaciones en el tejido económico más amplio. Estas herramientas
nos invitan a explorar el mundo interior de las decisiones humanas, a traducir las
elecciones subjetivas en análisis objetivos y a descubrir las fuerzas que dan forma a la
demanda, la asignación de recursos y el bienestar en la economía.
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JUSTIFICACIÓN
Estos conceptos ofrecen una base sólida para analizar y predecir el comportamiento de
los consumidores en su toma de decisiones de consumo. A continuación, se presenta
una justificación detallada sobre la importancia de estas herramientas en el estudio
económico:

1. Modelar Elecciones Racionales: Las preferencias son el fundamento de la


teoría del consumidor. Las curvas de indiferencia y las funciones de utilidad
permiten modelar de manera precisa cómo los individuos toman decisiones
racionales en su búsqueda por maximizar su satisfacción, sujeto a sus
restricciones presupuestarias.

2. Visualización Gráfica: Las curvas de indiferencia proporcionan una


representación visual clara de las preferencias del consumidor. Al trazar estas
curvas en un gráfico, podemos ver cómo las combinaciones de bienes se
clasifican en función de su atractivo relativo para el consumidor, lo que facilita
la interpretación y el análisis.

3. Relación Entre Bienes: Las curvas de indiferencia permiten comprender cómo


cambian las preferencias y las elecciones de consumo cuando cambian los
precios relativos de los bienes. Esto es crucial para analizar cómo los
consumidores responden a cambios en el entorno económico y cómo evalúan la
sustitución y complementariedad entre diferentes bienes.

4. Análisis De Bienestar: Las funciones de utilidad cuantifican las preferencias del


consumidor en términos de satisfacción o bienestar. Esto permite evaluar el
impacto de cambios en las políticas o en el entorno económico en el bienestar
del individuo o de la sociedad en su conjunto.

5. Comparaciones Interpersonales: A través de las funciones de utilidad, es


posible comparar las preferencias y las decisiones de consumo entre diferentes
individuos y grupos. Esto es crucial para entender cómo las preferencias varían
según factores demográficos, culturales o económicos.

6. Predicción Y Toma De Decisiones: Las curvas de indiferencia y las funciones


de utilidad ofrecen una herramienta poderosa para predecir cómo los
consumidores responderán a cambios en los precios, el ingreso u otras variables.
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Esto es esencial tanto para las empresas que buscan maximizar sus ganancias
como para los responsables de la formulación de políticas públicas.

7. Estudio De La Demanda: La teoría de las preferencias es fundamental para el


análisis de la demanda de bienes y servicios. Permite comprender cómo las
cantidades demandadas cambian en respuesta a variaciones en los precios y el
ingreso, lo que es fundamental para empresas y formuladores de políticas.

En resumen, la comprensión de las preferencias a través de las curvas de indiferencia y


las funciones de utilidad es esencial en la economía, ya que proporciona herramientas
sólidas para modelar, analizar y predecir el comportamiento de los consumidores. Estos
conceptos tienen aplicaciones en una amplia gama de campos, desde la toma de
decisiones individuales hasta el diseño de políticas económicas y sociales.
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AGRADECIMIENTO.
Queremos expresar nuestro más sincero agradecimiento al Dr. Martín Pinedo Manzur
por su invaluable contribución, dedicación, enseñanza y difusión de los conceptos de la
función de utilidad y la curva de indiferencia. Su compromiso con la educación, junto
con su profundo conocimiento en estos temas han sido una fuente de inspiración y
aprendizaje para nosotros durante el proceso de investigación y elaboración de esta
monografía.

Las ideas y el conocimiento que nos brindó han sido de gran relevancia para la
profundización en los aspectos teóricos y prácticos de los temas ya mencionados. Sus
explicaciones claras y sus ejemplos ilustrativos han contribuido significativamente a
nuestra comprensión y apreciación de estos conceptos fundamentales en la teoría
económica.

Su pasión por la enseñanza, demuestra el compromiso que tiene con el crecimiento


intelectual de sus estudiantes, quienes le tienen una gran admiración y respeto.

En resumen, estamos profundamente agradecidos con el Dr. Pinedo por su influencia


positiva en nuestra educación y por tan generosa contribución a la comprensión de la
función de utilidad y la curva de indiferencia. Su dedicación junto a su conocimiento,
han enriquecido nuestra experiencia de aprendizaje, de esta manera nos permitió que la
presente monografía alcance un nivel más profundo de comprensión y análisis.

Tabla de contenido
7

INTRODUCCIÓN..............................................................................................................................2

JUSTIFICACIÓN.............................................................................................................................. 4

AGRADECIMIENTO........................................................................................................................6

LA CURVA DE INDIFERENCIA Y LA FUNCIÓN DE UTILIDAD...........................................8

PREFERENCIAS...........................................................................................................................8

Supuesto sobre las preferencias...............................................................................................12

Las Curvas de Indiferencia..........................................................................................................15

Ejemplos de preferencias.........................................................................................................18

Las Preferencias Regulares......................................................................................................29

Otras interpretaciones de la RMS...........................................................................................32

La Utilidad........................................................................................................................................36

Función Utilidad...........................................................................................................................41
La Utilidad Cardinal....................................................................................................................49

La Construcción De Una Función De Utilidad.......................................................................52

Algunos Ejemplos De Funciones De Utilidad.............................................................................54

Ejemplo: Cómo se obtienen las curvas de indiferencia a partir de la utilidad....................55

Sustitutivos Perfectos...............................................................................................................58

Complementarios Perfectos.....................................................................................................59

Preferencias Cuasilineales..........................................................................................................62

Preferencias Cobb-Douglas......................................................................................................63

La Utilidad y la Tasa Marginal de Sustitución...........................................................................67

Utilidad Marginal en funciones discretas...............................................................................67

CONCLUSIÓN..................................................................................................................................71

Bibliografía.........................................................................................................................................72
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LA CURVA DE INDIFERENCIA Y LA FUNCIÓN DE UTILIDAD

PREFERENCIAS
La importancia de considerar todos los bienes y servicios relevantes al analizar el
proceso de elección de un consumidor. La idea central es que al estudiar cómo un
consumidor toma decisiones sobre qué comprar o consumir, es crucial tener una lista
exhaustiva y completa de todos los bienes y servicios que están siendo evaluados en ese
contexto particular.

El énfasis en la palabra "completa" resalta que no se debe omitir ningún bien o servicio
que tenga relevancia en la decisión del consumidor. Al hacer un análisis de elección, es
vital considerar todas las opciones disponibles que podrían influir en la decisión de un
consumidor y no dejar de lado ningún producto que sea relevante para el contexto que
se está estudiando.

La importancia de considerar no solo la lista completa de bienes que un consumidor


podría elegir, sino también las circunstancias y condiciones en las que esos bienes
podrían ser adquiridos. El enfoque se amplía para incluir no solo qué bienes se eligen,
sino también cuándo, dónde y bajo qué circunstancias se obtienen.

La declaración "a los individuos les preocupa saber cuántos alimentos tendrán mañana
tanto como saber cuántos tienen hoy" subraya que las decisiones de consumo no se
limitan solo al presente inmediato, sino que también están influenciadas por la
planificación a largo plazo y las preocupaciones futuras. Los consumidores toman
decisiones en función de cómo sus elecciones de consumo afectarán sus vidas a lo largo
del tiempo, lo que implica tener en cuenta la disponibilidad de bienes y servicios tanto
en el presente como en el futuro.

La idea central es que, debido a factores como preferencias personales, necesidades


específicas o contextos cambiantes, la percepción y el valor de un bien pueden variar
según la situación en la que se utilice.

Al mencionar que "un mismo bien consumido en dos lugares o circunstancias distintas
equivale a dos bienes distintos", se sugiere que la percepción del bien puede ser tan
diferente en situaciones diversas que prácticamente se comporta como si fueran dos
bienes diferentes. Por ejemplo, el valor de un abrigo puede variar según si se usa en un
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clima frío o en un clima cálido. Lo que se está señalando es que el contexto influye en la
manera en que un consumidor aprecia y valora un bien.

En situaciones en las que se está analizando un problema de elección relativamente


simple, los bienes relevantes a considerar suelen ser evidentes y directos. Para
simplificar el análisis, a menudo se adopta la estrategia de considerar únicamente dos
bienes y llamar al otro grupo de bienes como "todos los demás bienes".

Este enfoque tiene como objetivo simplificar el análisis y hacerlo más manejable. Se
utiliza en situaciones donde la elección de consumo involucra muchos bienes, pero para
poder representar gráficamente las preferencias y elecciones en un plano bidimensional,
se seleccionan solo dos bienes para el análisis detallado. El "todos los demás bienes" se
agrupa en una categoría general, lo que facilita el uso de gráficos simples de dos
dimensiones para representar las preferencias y elecciones del consumidor. (Varian H.
R., 2016, pág. 35)

Por ejemplo, si se está analizando la elección entre la compra de manzanas y naranjas en


función de sus precios y cantidades, se podría simplificar considerando solo manzanas y
naranjas en lugar de todos los otros bienes que existen. Esto permite crear gráficos que
muestran las preferencias del consumidor en función de esos dos bienes específicos.

Se asumirá que el consumidor tiene la capacidad de comparar y ordenar dos cestas de


consumo diferentes (representadas como (x1, x2) y (y1, y2)) en términos de cuán
atractivas son para él. En otras palabras, el consumidor tiene la capacidad de evaluar y
determinar cuál de las dos cestas le resulta más deseable o preferible en función de sus
propias preferencias y necesidades. Esta comparación se basa en el atractivo relativo de
los bienes contenidos en cada cesta y cómo se alinean con las preferencias del
consumidor.

Usaremos el símbolo ">" para indicar una preferencia estricta de una cesta de consumo
sobre otra. Más específicamente, (x1, x2) > (y1, y2) significa que el consumidor
prefiere de manera clara y decisiva la cesta (x1, x2) sobre la cesta (y1, y2). La notación
">" se utiliza para expresar que una cesta es más deseable que la otra en términos de las
preferencias del consumidor. En otras palabras, el consumidor prefiere los bienes
contenidos en la cesta (x1, x2) sobre los bienes contenidos en la cesta (y1, y2) y
considera que la primera cesta es más atractiva en comparación con la segunda. Ayuda a
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visualizar y comunicar de manera clara cómo un consumidor clasifica sus preferencias y


cómo toma decisiones en función de las opciones disponibles.

Esta relación de preferencia pretende ser un concepto práctico. Si el consumidor


prefiere una cesta a otra, significará que elegirá la que prefiere, si tiene posibilidad de
hacerlo. Por lo tanto, la idea de la preferencia se basa en la conducta del consumidor.
Para saber si éste prefiere una cesta a otra, observamos cómo se comporta en situaciones
en las que hay que elegir entre dos cestas. Si siempre elige (x1, x2) cuando existe (y1,
y2) es natural decir que prefiere la (x1, x2) a la (y1, y2).

Si al consumidor le resulta indiferente elegir una u otra de las dos cestas de bienes,
utilizamos el símbolo  y escribimos (x1, x2)  (y1, y2). Esto significa que, de acuerdo
con sus propias preferencias, cualquiera de las dos cestas satisfaría igualmente al
consumidor.

Cuando un individuo tiene una preferencia clara por una de las dos cestas de consumo o
es indiferente entre ambas, se dice que prefiere débilmente la cesta (x1, x2) sobre la
cesta (y1, y2), y esta relación se representa como (x1, x2) ≥ (y1, y2). La noción de
"preferencia débil" indica que el individuo tiene una inclinación o favoritismo hacia la
cesta (x1, x2) sobre la cesta (y1, y2), pero no necesariamente de manera absoluta. Puede
haber una preferencia clara, pero no al punto de considerar la cesta (y1, y2)
completamente indeseable. En otras palabras, el individuo podría estar dispuesto a
elegir la cesta (x1, x2) si se le presentara la opción, pero podría estar dispuesto a elegir
la cesta (y1, y2) en ciertos escenarios o bajo ciertas circunstancias. (Varian H. R., 2016,
pág. 36)

El ejemplo de Juan podríamos pensar que frente dos cestas tales que:

(x1, x2) -> x1 = 4 Partidos de Fútbol x2 = 7 cervezas

(y1, y2) -> y1 = 3 Partidos de Fútbol y2 = 8 cervezas

Juan las ordenará de tal modo que primero esté aquella que contenga mayor número de
boletas para asistir a los partidos de Fútbol dado que es lo que más le gusta hacer a Juan
en su tiempo libre. Es decir, se puede afirmar que: la cesta (4 Partidos de Fútbol, 7
cervezas) es preferida estrictamente que la cesta (3 Partidos de Fútbol, 8 cervezas) o en
lenguaje matemático que: (x1, x2) > (y1, y2). En términos matemáticos, esto se expresa
como (4, 7) > (3, 8). Esto significa que, según el criterio de Juan (donde se valora más
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el número de boletas para partidos de fútbol), Juan prefiere de manera clara y decidida
la cesta que contiene 4 boletas para partidos de fútbol y 7 cervezas sobre la cesta que
contiene 3 boletas para partidos de fútbol y 8 cervezas.

Ahora bien, cuando Juan se enfrenta a un caso donde las cestas tienen el mismo número
de boletos de fútbol, pero en ubicaciones diferentes:

(x1, x2) -> x1 = 4 Partidos de Fútbol en sombra x2 = 2 cervezas

(y1, y2) -> y1 = 4 Partidos de Fútbol y2 = 5 cervezas

El considera que ambas cestas le dan la misma satisfacción a pesar de la diferencia en el


número de cervezas, dado que Juan valora de igual manera estar en sombra y tomar
menos cerveza, que en sol y tomar más cerveza. Es decir que estas dos cestas resultan
para él indiferentes. Es decir, se puede afirmar que: la cesta (4 Partidos de Fútbol, 2
cervezas) es indiferente a la cesta (4 Partidos de Fútbol, 5 cervezas) o en lenguaje
matemático que: (x1, x2)  (y1, y2).

Estas relaciones de preferencia estricta, preferencia débil e indiferencia no son


conceptos independientes, ¡las propias relaciones están relacionadas entre sí!, por
ejemplo, si (x1, x2)  (y1, y2) y (y1, y2)  (x1, x2), podemos concluir que (x1, x2) 
(y1, y2). Es decir, si el consumidor piensa que la cesta (x1, x2) es al menos tan buena
como (y1, y2) y que la cesta (y1, y2) es al menos tan buena como (x1, x2), debe ser
indiferente ante las dos cestas de bienes.

Del mismo modo, si (x1, x2)  (y1, y2), pero sabemos que no se da (x1, x2)  (y1, y2),
podemos concluir que (x1, x2) > (y1, y2), lo que significa simplemente que si el
consumidor piensa que la cesta (x1, x2) es al menos tan buena como (y1, y2) y no es
indiferente ante las dos, debe ser que piensa que (x1, x2) es estrictamente mejor que la
(y1, y2). (Margarita, 2012, pág. 11)

Supuesto sobre las preferencias.


Los economistas suelen partir de algunos supuestos sobre la “compatibilidad” de las
preferencias de los consumidores. El ejemplo dado es el siguiente: si (x1, x2) > (y1, y2)
(lo que significa que el consumidor prefiere estrictamente la cesta X a la cesta Y) y al
mismo tiempo (y1, y2) > (x1, x2) (lo que significa que el consumidor prefiere
estrictamente la cesta Y a la cesta X), esto resultaría en una situación contradictoria. En
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esencia, implicaría que el consumidor tiene preferencias totalmente opuestas entre las
dos cestas X e Y. (Varian H. R., 2016, pág. 36)

El punto principal es que esta situación es poco razonable desde un punto de vista
lógico y contradice la idea básica de cómo las personas toman decisiones. En la vida
real, una persona no puede preferir estrictamente dos cosas opuestas al mismo tiempo.
Por lo tanto, desde una perspectiva económica, se asume que las preferencias de los
consumidores son coherentes y lógicas, y no conducen a resultados contradictorios
como los mencionados en el ejemplo.
Decimos que las preferencias son:

Completas: Suponemos que es posible comparar dos cestas cualesquiera. Es decir,


dada cualquier cesta X y cualquier cesta Y, suponemos que (x1, x2)  (y1, y2) o
(y1, y2)  (x1, x2) o las dos cosas, en cuyo caso, el consumidor es indiferente entre
las dos cestas.

Según (Varian H. R., 2016, pág. 37)

La completitud, es difícilmente criticable, al menos en el caso de los tipos de elecciones


que suelen analizar los economistas. Decir que pueden compararse dos cestas
cualesquiera es decir simplemente que el consumidor es capaz de elegir entre dos cestas
cualesquiera. Cabría imaginar situaciones extremas que implicarían elecciones de vida o
muerte en las que la ordenación de las opciones fuera difícil o incluso imposible, pero
estas elecciones quedan, en su mayor parte, fuera del dominio del análisis económico.

Para entender mejor esta idea, pensemos en el siguiente fragmento donde las
preferencias no son completas:

“Había una vez un centauro que, como todos los centauros, era mitad hombre y mitad
caballo.
Una tarde, mientras pasaba por el prado, sintió hambre.
- ¿Qué comeré? – pensó -. ¿Una hamburguesa o un fardo de alfalfa? ¿Un fardo de
alfalfa o una hamburguesa?
Y como no pudo decidir, se quedó sin comer. (...)”

Reflexivas: Suponemos que cualquier cesta es al menos tan buena como ella
misma: (x1, x2)  (x1, x2).
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Según (Varian H. R., 2016, pág. 37)

La notación (x1, x2) ≥ (x1, x2) significa que la cesta (x1, x2) es al menos igual de
deseable que sí misma. Esto puede parecer trivial o redundante, pero en el marco de la
teoría de la elección del consumidor, establecer esta propiedad reflexiva es importante
para asegurar que las preferencias sean consistentes y lógicas.

En términos prácticos, esta propiedad refleja la idea de que un consumidor no


considerará una cesta como menos deseable que sí misma. Por lo tanto, cualquier cesta
debe tener al menos el mismo nivel de preferencia que sí misma en comparación con
otras cestas.

Transitivas: Si (x1, x2)  (y1, y2) y (y1, y2)  (z1, z2), suponemos que (x1, x2) 
(z1, z2). En otras palabras, si el consumidor piensa que la cesta de bienes X es al
menos tan buena como la cesta Y y que la Y es al menos tan buena como la Z,
piensa que la X es al menos tan buena como la Z.
Según (Varian H. R., 2016, pág. 37)

La transitividad, plantea más problemas. No está claro que las preferencias deban tener
necesariamente esta propiedad. El supuesto de que son transitivas no parece evidente
desde un punto de vista puramente lógico, y, de hecho, no lo es. La transitividad es una
hipótesis sobre la conducta de los individuos en sus elecciones y no una afirmación
puramente lógica. Sin embargo, no importa que sea o no un hecho lógico básico; lo que
importa es que sea o no una descripción razonablemente exacta del comportamiento de
los individuos.

Supongamos que Juan ordeno de la siguiente manera sus preferencias frente a los bienes
y servicios relacionados con el ocio: por encima de cualquier cosa Juan prefiere ver
fútbol en el estadio (X), pero cuando no puede asistir a fútbol, el considera que ir a
tomar con sus amigos es al menos tan bueno como el fútbol (Y). El cine no le gusta
mucho, pero si no puede ir al estadio ni tomar con sus amigos, él va elegir ver alguna
película en el cine (Z).

De acuerdo a lo anterior Pedro prefiere Fútbol sobre cervezas con amigos, y cervezas
con amigos sobre cine, por lo tanto, el supuesto de transitividad significa que él va a
preferir asistir a fútbol que ver una película en cine. En términos matemáticos:

XYYZXZ
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¿Qué pensaríamos de una persona que dijera que prefiera la cesta X a la Y y de Y a la Z,


pero que también dijera que prefiere la Z que a la X?

Y lo que es más importante ¿cómo se comportaría este consumidor si tuviera que elegir
entre tres cesas X, Y y Z? Si le pidiéramos que eligiera la que prefiere, tendría un serio
problema, pues cualquiera que fuese la cesta que eligiera, siempre preferiría otra. Si
queremos tener una teoría en la que los individuos tomen las “mejores” decisiones, las
preferencias deben satisfacer el axioma de transitividad o algo muy parecido. Si las
preferencias no fueran transitivas, podría muy bien haber un conjunto de cestas tal que
ninguna de las elecciones fuera la mejor.

Las Curvas de Indiferencia.


La curva de indiferencia es un concepto utilizado en la teoría económica para
representar gráficamente las combinaciones de dos bienes o servicios que un
consumidor considera igualmente preferibles entre sí, es decir, que generan el mismo
nivel de satisfacción o utilidad para el consumidor. En otras palabras, muestra las
diferentes combinaciones de dos bienes que el consumidor considera "indiferentes" en
términos de su preferencia.

Una curva de indiferencia, es donde uno de los ejes representa la cantidad de un bien y
el otro eje representa la cantidad del otro bien. Cada punto en la curva de indiferencia
representa una combinación de cantidades de los dos bienes que proporciona el mismo
nivel de utilidad o satisfacción al consumidor. Esto significa que el consumidor está
dispuesto a cambiar entre diferentes combinaciones de bienes en la curva de
indiferencia sin que su nivel de satisfacción cambie. (Folke Kafha, 1981)

La curva de indiferencia ilustra las combinaciones de dos bienes que son igualmente
preferibles para un consumidor y proporcionan el mismo nivel de satisfacción. Cada
punto en la curva representa una combinación que genera la misma utilidad, y la forma
de la curva revela las preferencias de un consumidor en términos de cómo está dispuesto
a sustituir un bien por otro mientras mantiene su nivel de satisfacción constante. (Folke
Kafha, 1981)

Consideremos la Figura 1, cuyos dos ejes representan el consumo de los bienes 1 y 2,


por parte de un individuo. Escojamos una determinada cesta de consumo (x1, x2) y
sombreemos todas las que se prefieran débilmente a ésta. Esa área se llama conjunto
preferido débilmente. Las cestas de la frontera de este conjunto, es decir, aquellas que
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el consumidor considera iguales que la (x1, x2) constituyen la curva de indiferencia.


(Varian H. R., 2016, pág. 38)

Figura 1.

Conjunto preferido débilmente.

Nota: El área sombreada está formada por todas las cestas que presentan el mismo nivel
de satisfacción como la (x1, x2). Tomada de (Varian H. R., 2016, pág. 38)

(Varian H. R., 2016) nos menciona que “Podemos trazar una curva de indiferencia
partiendo de cualquier cesta de consumo que queramos.” Esta curva está conformada
por todas las cestas antes las cuales el consumidor es indiferente. Consideremos que
ahora Pedro pone en consideración su alimentación y las prendas de vestir que
normalmente usa para asistir a la universidad, donde x1 son las prendas de vestir, e x2
corresponde a los alimentos, podemos por lo tanto realizar la siguiente interpretación
gráfica:
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Figura 2.

Ejemplo de curva de indiferencia.

Fuente: universidad de pamplona 2015

Los puntos A, B y C sobre la curva representan las diferentes combinaciones de


alimento y vestido que ofrecen al individuo la misma utilidad de 120.

En este sentido, elegir la combinación A o la B o la C es indiferente al individuo puesto


que todos los puntos se encuentran sobre la misma curva de indiferencia y eso significa
que le reportan igual utilidad (120). Uno de los problemas que plantea la utilización de
las curvas de indiferencia para describir las preferencias estriba en que sólo nos
muestran las cestas que el consumidor considera indiferentes, pero no cuáles son
mejores y cuáles peores. Algunas veces resulta útil trazar pequeñas flechas en las curvas
de indiferencia que indiquen la dirección de las cestas preferidas.

Si tomamos en cuenta otros supuestos sobre las preferencias, las curvas de indiferencia
pueden adoptar formas realmente especiales. Pero incluso en este nivel general podemos
formular un importante principio sobre ellas: las curvas de indiferencia que representan
distintos niveles de preferencias no pueden cortarse. Es decir, no pueden darse la
situación descrita en la Figura 3.
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Figura 3.

Caso peculiar de las curvas de indiferencias.

Nota: Si se cortaran, X, Y, y Z tendrían que ser indiferentes y, por lo tanto, no podrían


encontrarse en curvas de indiferencia distintas. Tomada de (Varian H. R., 2016, pág. 39)

“Para demostrarlo, escojamos tres cestas de bienes X, Y y Z tales que la X se encuentre


en una curva de indiferencia, la Y en otra y Z en la intersección de ambas. Hemos
partido del supuesto de que las curvas de indiferencia representan niveles de
preferencias distintos, por lo que una de las cestas, por ejemplo, X, se prefiere
estrictamente a la otra, Y. Según la definición de las curvas de indiferencia, sabemos
que X  Z y que Z  Y. A partir del axioma de transitividad, podemos concluir que X 
Y. Pero esta conclusión contradice el supuesto de que X> Y, con lo que queda
demostrado el resultado de que las curvas de indiferencia que representan niveles de
preferencias distintos no pueden cortarse.” (Varian H. R., 2016)

Las curvas de indiferencia en sí mismas no tienen muchas propiedades concretas más


allá de ser una herramienta para describir las preferencias de los consumidores. Sin
embargo, son un instrumento poderoso que puede utilizarse para representar una amplia
variedad de preferencias.

La idea central es que las curvas de indiferencia son flexibles y pueden adaptarse para
reflejar diferentes tipos de preferencias. Cada forma de curva de indiferencia
corresponde a un tipo particular de relación de preferencia entre los bienes
representados en el gráfico. A medida que se aprende sobre las distintas formas que
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pueden tener estas curvas, es posible comprender qué tipo de preferencia están
representando.

Ejemplos de preferencias
En esencia, se trata de describir diferentes tipos de preferencias y cómo se reflejan en
las formas y características de las curvas de indiferencia correspondientes.

La idea es ilustrar cómo las preferencias de los consumidores pueden ser representadas
gráficamente mediante las curvas de indiferencia. Cada tipo de preferencia tendrá una
forma específica de curva de indiferencia que reflejará cómo el consumidor evalúa las
diferentes combinaciones de bienes.

Al relacionar preferencias con curvas de indiferencia a través de ejemplos, se busca


entender cómo ciertos patrones de elección y valoración se reflejan en la representación
visual de las curvas.

Procedimiento general para construir curvas de indiferencia a partir de una descripción


verbal de las preferencias de un consumidor. Aquí está el proceso paso a paso:

1. Elección de una cesta de consumo: Se comienza eligiendo una cesta de bienes


específica en el gráfico, digamos (x1, x2), que es una de las combinaciones de
bienes bajo consideración.

2. Variación del consumo de bien 1: Se imagina que se incrementa ligeramente la


cantidad del bien 1 en esa cesta, lo que resulta en una nueva cesta (x1 + Δx1,
x2).

3. Determinación del cambio en bien 2: Se plantea la pregunta de cuánto tendría


que cambiar la cantidad del bien 2, Δx2, para que el consumidor sea indiferente
entre la cesta original (x1, x2) y la nueva cesta (x1 + Δx1, x2 + Δx2).

4. Obtención de un segmento de la curva: Una vez que se ha determinado el


cambio necesario en el consumo del bien 2 para mantener la indiferencia, se ha
construido un segmento de la curva de indiferencia.

5. Repetición del proceso: Se repite este proceso para otras cestas de consumo, lo
que significa que se elige otra cesta (y1, y2) y se sigue el mismo procedimiento
para obtener otro segmento de la curva de indiferencia.
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6. Obtención de la forma general: Al repetir este proceso para múltiples cestas de


consumo, se obtiene gradualmente una serie de segmentos que forman la curva
de indiferencia completa. Al continuar este proceso, se puede identificar la
forma general de las curvas de indiferencia.

“Construyamos el ejemplo numérico de la Figura 2:

1. Vamos a considerar x1 como vestidos y x2 como alimentos. Partimos de la


combinación 2 unidades de vestidos (x1) y cinco unidades de alimentos (x2), es decir
que (x1, x2) corresponde a (2,5).

2. Queremos incrementar las unidades de vestidos (x1) en 2 unidades más, es decir que
x1 = 2 pasando por lo tanto de 2 a 4 unidades de x1, es decir que la nueva cesta
corresponde a (4,5).

3. Para que la nueva cesta sea indiferente con la cesta inicial debemos compensar en la
variable x2 lo que adicionamos en x1, es decir que debemos restar en este caso una cifra
x2 que haga (2,5)  (4,5 - x2), esta cifra corresponde a 2 unidades menos de
alimentos, es decir que la cesta que es indiferente a (2,5) es (4,3).” (Margarita, 2012,
pág. 17)

Figura 2. Ejemplo de curva de indiferencia.

Fuente: universidad Pamplona 2015

Sustitutivos Perfectos.
Dos bienes son considerados "sustitutos perfectos" cuando un consumidor está
dispuesto a intercambiar uno por otro en una proporción constante. En otras palabras, la
cantidad en la que el consumidor está dispuesto a reducir un bien se corresponde
directamente con la cantidad adicional que está dispuesto a aumentar del otro bien.
20

En el caso más simple de sustitutos perfectos, la tasa de sustitución entre los dos bienes
es de 1=1. Esto significa que el consumidor está dispuesto a intercambiar una unidad de
un bien por exactamente una unidad del otro bien sin importar el nivel absoluto de
consumo. Cualquier aumento en la cantidad de un bien se refleja en una disminución
equivalente en la cantidad del otro bien.

Por ejemplo, si un consumidor tiene manzanas y peras como sustitutos perfectos y la


tasa de sustitución es 1=1, esto significa que estaría dispuesto a intercambiar una
manzana por una pera, o viceversa, en cualquier cantidad, manteniendo su nivel de
satisfacción constante.

“Por ejemplo, que los dos bienes son lápices rojos y azules y el consumidor le gustan
los lápices, pero le da igual el color. Escoge una cesta de consumo, por ejemplo, la (10,
10). Para este consumidor cualquier otra cesta que contenga 20 lápices es tan buena
como la (10, 10). En términos matemáticos cualquier cesta de consumo tal que x1 + y1
= 20 se encontrara en la curva de indiferencia que pasa por el punto (10, 10). Por lo
tanto, las curvas de indiferencia de este consumidor son todas rectas paralelas con una
pendiente de – 1, como lo muestra la Figura 4. Las cestas que contienen más lápices se
prefieren a las que contengan menos, por lo que las sucesivas curvas de indiferencia son
paralelas en sentido ascendente y hacia el derecho, como indica la Figura 4.” (Varian H.
R., 2016, pág. 40)

¿Cómo se explica este razonamiento al procedimiento general para trazar las curvas de
indiferencia? En este caso, se considera una cesta de bienes inicial (10, 10), lo que
significa que hay 10 unidades de cada bien. Luego, se aumenta la cantidad del primer
bien en una unidad, lo que lleva a la cesta (11, 10). El consumidor necesita reducir la
cantidad del segundo bien en una unidad para volver a estar indiferente entre las dos
cestas. Esto refleja la idea de sustitutos perfectos, ya que el consumidor está dispuesto a
intercambiar 1 unidad del segundo bien por 1 unidad adicional del primer bien de
manera constante.

La clave es que el consumidor está dispuesto a cambiar los bienes en una proporción
constante (en este caso, 1:1), lo que se traduce en una pendiente de -1 en la curva de
indiferencia que pasa por el punto inicial (10, 10). La pendiente negativa indica que, a
medida que aumentamos la cantidad de un bien, el consumidor está dispuesto a
disminuir la cantidad del otro bien de manera equivalente para mantener su nivel de
21

satisfacción constante. Este mismo razonamiento y procedimiento pueden aplicarse a


otras cestas de bienes, y en todos los casos, se encontrará una pendiente constante de -1
en las curvas de indiferencia. Esto confirma que los bienes son sustitutos perfectos, ya
que su relación de intercambio es constante y proporcional. (Varian H. R., 2016)

Figure 4.

Curvas de indiferencia en los sustitutos perfectos

Nota: El consumidor se siente satisfecho con las cantidades máximas que puede
comprar de los dos bienes juntos, no tiene una intensa preferencia sobre la apariencia de
los bienes. Tomada de (Varian H. R., 2016, pág. 41)

“La característica más importante de los sustitutivos perfectos reside en que las
curvas de indiferencia tienen una pendiente constante.” En este caso, se está
considerando la relación entre los lápices rojos y los pares de lápices azules. Se
menciona que las curvas de indiferencia correspondientes a estos dos bienes tendrían
una pendiente de -1/2. Esto significa que el consumidor está dispuesto a renunciar a dos
lápices rojos para obtener un par adicional de lápices azules. La pendiente de -1/2 es una
constante y refleja la proporción en la que el consumidor está dispuesto a intercambiar
los bienes. Por cada disminución de 2 lápices rojos, el consumidor está dispuesto a
aumentar su cantidad de pares de lápices azules en 1 unidad para mantener su nivel de
satisfacción constante. (Varian H. R., 2016)
22

Complementarios Perfectos
Los complementarios perfectos, se consideran bienes que están tan estrechamente
relacionados que se utilizan de manera inseparable y en una proporción fija. Esto
significa que uno de los bienes no tiene valor o utilidad por sí solo, sino que solo
adquiere significado cuando se consume junto con el otro bien en las proporciones
específicas requeridas.

El ejemplo clásico para ilustrar este concepto es el de los zapatos del pie derecho y los
zapatos del pie izquierdo. Estos son complementarios perfectos porque un solo zapato
no tiene ningún valor para el consumidor, ya que necesita ambos zapatos en
proporciones fijas (uno derecho y uno izquierdo) para obtener utilidad real. No tiene
sentido usar un solo zapato, ya que solo cuando están juntos cumplen su función
completa y son útiles para el consumidor.

1. Tracemos las curvas de indiferencia de los bienes complementarios perfectos.


Elección de una cesta de consumo inicial: Se elige una cesta de bienes inicial,
en este caso, (10, 10), que significa que hay 10 unidades de cada bien.

2. Agregando un zapato más al pie derecho: Se agrega un zapato más al pie


derecho, lo que lleva a la cesta (11, 10). Debido a que los bienes son
complementarios perfectos, el consumidor no obtiene ninguna utilidad adicional
al tener un zapato más del pie derecho. Esto significa que el consumidor es
indiferente entre la cesta original (10, 10) y la nueva cesta (11, 10).

3. Agregando un zapato más al pie izquierdo: Luego, se agrega un zapato más al


pie izquierdo, lo que lleva a la cesta (10, 11). Nuevamente, debido a la
naturaleza de los bienes complementarios perfectos, el consumidor no obtiene
beneficio adicional al tener un zapato más del pie izquierdo. Por lo tanto, el
consumidor también es indiferente entre la cesta original (10, 10) y la nueva
cesta (10, 11).

Este razonamiento refleja cómo los bienes complementarios perfectos deben consumirse
juntos en proporciones fijas para tener utilidad. Cualquier exceso de un bien sobre el
otro no agrega valor al consumidor y, por lo tanto, las curvas de indiferencia para estos
bienes serían líneas verticales y horizontales en la gráfica. En este caso, la indiferencia
entre cestas refleja la naturaleza inseparable y complementaria de los bienes, donde un
23

solo zapato no tiene valor por sí mismo y solo cuando se consumen juntos cumplen su
función completa.

Por lo tanto, como muestra la Figura 5, las curvas de indiferencia tienen forma de L
cuyo vértice se encuentra en el punto en el que el número de zapatos del pie izquierdo
es igual al de zapatos del derecho (Varian H. R., 2016, pág. 42)

Figura 5.

Curvas de indiferencia en los complementarios perfectos.

Nota: El consumidor siempre desea satisfacerse con cantidades fijas, a todo esto, las
curvas de indiferencias tienen forma de L. Tomada de (Varian H. R., 2016, pág. 42)

“El incremento simultaneo del número de zapatos del pie izquierdo y del derecho
desplaza al consumidor a una posición mejor, a su vez también en este caso las
sucesivas curvas de indiferencia son paralelas en sentido ascendente y hacia la derecha
como lo muestra el gráfico. “según (Varian H. R., 2016)

La característica que más sobresale de los complementarios perfectos radica en que el


individuo desea consumir los bienes en proporciones fijas y no específicamente en
proporciones de 1 a 1.

Si un consumidor siempre echa dos cucharadas de azúcar en el té y no utiliza azúcar


para ninguna otra cosa, las curvas de indiferencia tendrán forma de L. En este caso, las
esquinas de la L se encontrarán en (2 cucharadas de azúcar, 1 taza de té), (4 cucharadas
24

de azúcar, 2 tazas de té), etc., y no en (1 zapato del pie derecho, 1 zapato del pie
izquierdo), (2 zapatos del pie derecho, 2 zapatos del pie izquierdo), etc.

Males.
La noción de "mal" como una mercancía que no es deseada por el consumidor. Un
ejemplo donde se consideran el salchichón y las anchoas como los bienes en cuestión.
El consumidor disfruta del salchichón, pero no de las anchoas. Sin embargo, existe una
posibilidad de intercambio entre los dos bienes, lo que significa que, en una cantidad de
salchichón, el consumidor estaría dispuesto a consumir una cierta cantidad de anchoas.
¿cómo se pueden representar estas preferencias en términos de curvas de indiferencia?

En este caso, las curvas de indiferencia no serían como las de sustitutos perfectos, donde
la pendiente es constante. En cambio, tendrían una forma específica que reflejaría las
preferencias del consumidor por el salchichón y su aversión a las anchoas. Dado que el
consumidor no gusta de las anchoas, las curvas de indiferencia estarían más alejadas del
eje correspondiente a las anchoas, lo que significa que, para el consumidor, más anchoas
serían peor. En otras palabras, las curvas se inclinarían hacia arriba desde el eje de las
anchoas.

Escojamos una cesta (x1, x2) formada por algunas rodajas de salchichón y algunas
anchoas. Si le damos al consumidor más anchoas, ¿cómo tendremos que variar el
número de rodajas de salchichón que le damos para que permanezca en la misma curva
de indiferencia? Es evidente que tenemos que darle algunas más para compensarle por
tener que soportar las anchoas. Por lo tanto, este consumidor debe tener curvas de
indiferencia de pendiente positiva como las que muestra la Figura 6.

Las sucesivas curvas de indiferencia son paralelas en sentido ascendente y hacia la


derecha, es decir, la gráfica de preferencias, las curvas de indiferencia se dibujan de
manera que estén en paralelo y se desplazan hacia arriba y hacia la derecha a medida
que avanzamos de una curva a la siguiente. Esto refleja cómo el consumidor prefiere
consumir menos del bien que no le gusta (en este caso, las anchoas) y más del bien que
le gusta (salchichón).

Las flechas en el gráfico indican que, a medida que avanzamos hacia arriba y hacia la
derecha en el gráfico, las cestas de bienes están compuestas por menos anchoas y más
salchichón. Esto refleja las preferencias del consumidor por consumir menos de un bien
que no le gusta y más de un bien que le gusta. (Varian H. R., 2016, pág. 43)
25

Figura 6.

Curvas de indiferencia en los males.

Nota: Para este consumidor las anchoas son un “mal” y el salchichón un “bien”. Por lo
tanto, sus curvas de indiferencia tienen pendiente positiva. Tomada de (Varian H. R.,
2016, pág. 43)

Neutrales
Un bien es neutral si al consumidor le da igual. ¿qué ocurre si un consumidor es neutral
respecto a las anchoas? En ese caso, sus curvas de indiferencia serán líneas verticales,
como en la Figura 7. La actitud de un consumidor neutral hacia un bien específico, en
este caso, las anchoas, y cómo esto se refleja en sus preferencias y niveles de
satisfacción.

Cuando se menciona que "solo le interesará la cantidad de salchichón que tenga y no le


importará la de anchoas", se está haciendo referencia a la neutralidad del consumidor
respecto a las anchoas. Esto significa que las anchoas no tienen ningún impacto en su
nivel de satisfacción o utilidad. Puede consumir más o menos anchoas sin que afecte su
bienestar. La frase "cuanto más salchichón tenga, mejor" indica que el consumidor
valora positivamente el bien que le gusta (en este caso, el salchichón). A medida que
consume más salchichón, su satisfacción aumenta. Sin embargo, el fragmento también
aclara que "el aumento de las anchoas no le afectará para nada", lo que significa que la
cantidad de anchoas no influye en su nivel de satisfacción. (Varian H. R., 2016, pág. 43)
26

Figura 7.

Curvas de indiferencia en los neutrales.

Nota: Al consumir le encanta el salchichón, pero le da igual la cantidad de anchoas, por


lo que sus curvas de indiferencia son líneas verticales. Tomada de (Varian H. R., 2016,
pág. 43)

Saciedad
Cuando se habla de una "situación de saciedad", se refiere a un estado en el cual hay
una cesta de bienes que es la mejor para el consumidor, y cuanto más se acerque a esa
cesta, mayor será su bienestar según sus propias preferencias. En otras palabras, existe
un punto óptimo de consumo que proporciona al consumidor el máximo nivel de
satisfacción, y a medida que se aleja de ese punto, su bienestar disminuye.

Supongamos que el consumidor prefiere una cesta específica de bienes (x1, x2) por
encima de cualquier otra opción. Cuanto más lejos esté de esta cesta, menos satisfecho
estará. En este contexto, se denomina a (x1, x2) como un "punto de saciedad" o un
"punto de máxima felicidad". Este punto representa la cesta ideal para el consumidor
según sus preferencias. Las curvas de indiferencia del consumidor, como se ilustran en
la Figura 8, representan esta idea. La mejor cesta para el consumidor es el punto (x1,
x2), y a medida que se aleja de este punto, las curvas de indiferencia se desplazan a
"niveles de satisfacción" más bajos. Esto significa que las cestas más cercanas al punto
de saciedad son las que proporcionan al consumidor mayor satisfacción, mientras que
las cestas más lejanas son menos deseables.
27

Cuando se menciona que "las curvas de indiferencia tienen pendiente negativa cuando
el consumidor tiene una cantidad 'demasiado pequeña' o 'demasiado grande' de ambos
bienes", se está destacando cómo varía la forma de las curvas de indiferencia en función
del consumo de ambos bienes. Cuando el consumidor tiene pocas unidades de ambos
bienes, las curvas de indiferencia se inclinan hacia abajo, lo que refleja que su
satisfacción es baja en esta situación. Por otro lado, se dice que "las curvas de
indiferencia tienen pendiente positiva cuando el consumidor tiene 'demasiado' de uno de
ellos". Esto significa que cuando el consumidor tiene exceso de un bien (por ejemplo,
demasiadas unidades de un bien que en exceso se convierte en un mal), su satisfacción
aumenta al reducir el consumo de ese bien en particular.

Además, cuando el consumidor tiene una cantidad demasiado grande de uno de los
bienes y se convierte en un mal (disminuye su bienestar), se menciona que "la reducción
del consumo del bien malo lo aproxima a su 'punto de máxima felicidad'". Esto sugiere
que, al reducir el consumo del bien que se ha convertido en un mal, el consumidor se
acerca a su punto de máxima satisfacción. Si el consumidor tiene una cantidad
demasiado grande de ambos bienes y ambos se convierten en males, se menciona que
"la reducción del consumo de cada uno lo acerca al punto de máxima felicidad". Esto
indica que, si el exceso de ambos bienes afecta negativamente su bienestar, reducir el
consumo de ambos bienes lo acerca a su punto óptimo de consumo y máxima
satisfacción.

“Supongamos, por ejemplo, que los dos bienes son las tartas y los helados de chocolate.
Se mencionan dos bienes: las tartas y los helados de chocolate.” En este ejemplo, se
plantea la idea de que hay una cantidad óptima de consumo semanal para ambos bienes.
Esto significa que existe un punto en el que el consumidor se siente más satisfecho, y
tanto consumir menos como consumir más de esa cantidad óptima reduciría su
bienestar. La idea central es que el consumidor busca un equilibrio en su consumo. Si
consume menos de la cantidad óptima, su bienestar disminuiría porque no estaría
satisfaciendo sus deseos y preferencias adecuadamente. Por otro lado, si consume más
de la cantidad óptima, también disminuiría su bienestar, ya que podría sentirse saturado
o experimentar algún tipo de efecto negativo por el exceso de consumo. (Varian H. R.,
2016, pág. 45)
28

Figura 8.

Curvas de indiferencia en casos de saciedad.

Nota: La cesta ( x 1, x 2) es el punto máximo de felicidad para el consumidor, las curvas


de indiferencia son las que rodean el punto. Tomada de (Varian H. R., 2016)

“Si nos paramos a pensar un momento, la mayoría de los bienes son es este sentido
como las tartas y los helados de chocolate: podemos desear una cantidad demasiado
grande casi todo. Sin embargo, por lo general, los individuos no eligen voluntariamente
una cantidad demasiado grande de los bienes que consumen. ¿Por qué iban a hacerlo?
Por lo tanto, el área interesante desde el punto de vista de la elección económica es
aquella en la que tenemos una cantidad de la mayoría de los bienes menor de la que
queremos. Este tipo de elecciones es el que interesa realmente a la gente, por lo que será
el que analicemos.” Según (Varian H. R., 2016, pág. 45)

Las Preferencias Regulares.


Se refieren a un tipo de relación entre las cestas de bienes que un consumidor prefiere.
Se utiliza el término "preferencias regulares" para describir un conjunto de preferencias
que tienen ciertas propiedades específicas y coherentes.
29

En general, las preferencias regulares se caracterizan por seguir las leyes habituales de
la racionalidad económica. Estas preferencias son transitivas, lo que significa que, si un
consumidor prefiere la cesta A a la cesta B, y prefiere la cesta B a la cesta C, entonces
también preferirá la cesta A a la cesta C. Además, las preferencias regulares no
contienen "puntos de saciedad" o "puntos de máxima felicidad" infinitamente
concentrados en un solo punto.

En primer lugar, generalmente suponemos que cuanto más, mejor; es decir, que
hablamos de bienes y no de males. Una relación de preferencia específica entre dos
cestas de bienes. En este caso, se establece que si una cesta de bienes (x1, x2) tiene al
menos la misma cantidad de ambos bienes que otra cesta (y1, y2), pero además tiene
más cantidad de al menos uno de los bienes, entonces la cesta (x1, x2) se prefiere
estrictamente a la cesta (y1, y2).

En términos más simples, esto significa que, si una cesta tiene al menos la misma
cantidad de todos los bienes y más cantidad de al menos uno de ellos en comparación
con otra cesta, el consumidor preferirá la primera cesta sobre la segunda de manera
estricta. Esta relación de preferencia se basa en la idea de que tener al menos la misma
cantidad de bienes y más cantidad de uno de ellos generalmente resulta en una mayor
satisfacción para el consumidor, lo que se refleja en la preferencia estricta por la
primera cesta.

Este supuesto se denomina a veces “preferencias monótonas”. Como hemos sugerido


en nuestro a análisis de la saciedad, el supuesto de “cuanto más mejor” probablemente
sólo se cumpla hasta determinado punto. Por lo tanto, el supuesto de que las
preferencias son monótonas indica que solo vamos a examinar las situaciones que
se encuentran antes de alcanzar ese punto – antes de que haya saciedad alguna –
en las que más todavía mejor. La economía no sería una disciplina particularmente
interesante o relevante en un mundo donde todas las personas estuvieran completamente
satisfechas o saciadas en su consumo de todos y cada uno de los bienes. Esto se debe a
que gran parte del estudio económico se centra en cómo los individuos toman
decisiones en un entorno de recursos escasos y deseos ilimitados.

Si todas las personas ya estuvieran saciadas, significaría que no tendrían ningún deseo
adicional de consumir más bienes, y no habría escasez de recursos ni necesidad de
tomar decisiones económicas sobre cómo asignarlos eficientemente. En tal escenario, la
30

economía no tendría mucho que explorar en términos de asignación de recursos,


comportamiento del consumidor o toma de decisiones. (Varian H. R., 2016, pág. 47)

Figure 9.

Curvas de preferencias monótonas

Nota: El individuo prefiere consumir la cesta que contiene una mayor cantidad de
ambos bienes y, peor, la que contiene una cantidad menor. Tomada de (Varian H. R.,
2016, pág. 47)

¿Qué consecuencias tiene para la forma de las curvas de indiferencia el hecho de


que las preferencias sean monótonas? En un gráfico de cestas de bienes en el que las
coordenadas representan la cantidad de dos bienes, se señala que si partimos de una
cesta de consumo (x1, x2) y nos desplazamos en sentido ascendente y hacia la derecha
en el gráfico, estaremos yendo hacia una posición mejor desde la perspectiva del
consumidor. Esto significa que el consumidor prefiere tener más de ambos bienes. Por
otro lado, si nos desplazamos hacia abajo y hacia la izquierda en el gráfico, estaremos
yendo hacia una posición peor desde la perspectiva del consumidor, ya que estaríamos
reduciendo la cantidad de ambos bienes. Esto significa que el consumidor prefiere tener
menos de ambos bienes.

El fragmento concluye que para llegar a una posición en la que el consumidor sea
indiferente entre dos cestas de bienes, se debe mover en una dirección específica: ya sea
hacia la izquierda y en sentido ascendente, o hacia la derecha y en sentido descendente.
Esto implica que la curva de indiferencia debe tener una pendiente negativa en esos
puntos específicos.
31

(Varian H. R., 2016, pág. 48) menciona que “En segundo lugar, vamos a suponer que se
prefieren las medias a los extremos. Es decir, si tenemos dos cestas de bienes (x1, x1) y
(x2, y2) en la misma curva de indiferencia y tomamos una media ponderada de las dos
como la siguiente: (½ x1 + ½ y1, ½ x2 + ½ y2)

la cesta media será al menos tan buena como cada una de las dos cestas extremas o
estrictamente preferible a ellas. Esta cesta media ponderada contiene la cantidad media
del bien x y la cantidad media del bien y presente en las dos cestas. Por lo tanto, se
encuentra en medio de la recta que une la cesta X1 y X2.

De hecho, vamos a adoptar este supuesto en el caso de cualquier peso t situado entre 0 y
1 y no sólo cuando es ½. Supondremos, por lo tanto, que si (x1, y1)  (x2, y2), (tx1+(1
– t) y1, t x + (1 – t), y2)  (x1, y1) para cualquier t tal que 0 ≤ t ≤ 1. Esta medida
ponderada de las dos cestas asigna un peso t a la cesta X1 y un peso de (1- t) a la X2.
Por consiguiente, la distancia que hay entre la cesta X1 y la cesta media es una
proporción t de la distancia que hay entre la cesta X2 y X1, a lo largo de la recta que
une las dos cestas.”

¿Qué significa este supuesto sobre las preferencias desde el punto de vista
geométrico? Significa que el conjunto de cestas preferidas débilmente a (x1, y1) es un
conjunto convexo, pues suponemos que (x1, y1) y (x2, y2) son cestas indiferentes. En
ese caso, si se prefieren las medias a los extremos todas las medias ponderadas de (x1,
y1) y (x2, y2) se prefieren débilmente a (x1, y1) y (x2, y2). Un conjunto convexo tiene
la propiedad de que si se toman dos puntos cualesquiera del conjunto y se traza el
segmento que los une, este segmento pertenece en su totalidad al conjunto. Por último,
una de las extensiones del supuesto de convexidad es el supuesto de convexidad estricta,
que significa que la media ponderada de dos cestas indiferentes se prefiere estrictamente
a las dos cestas extremas. Las preferencias convexas pueden tener segmentos
rectilíneos, mientras que las estrictamente convexas deber tener curvas de indiferencias
que sean “curvilíneas”. Las preferencias por dos bienes que sean sustitutivos perfectos
son convexas, pero no estrictamente convexas. (Varian H. R., 2016, pág. 48)

Otras interpretaciones de la RMS


La RMS se refiere a la cantidad de un bien que un consumidor estaría dispuesto a
renunciar para obtener una unidad adicional del otro bien, mientras mantiene su nivel de
satisfacción constante. El fragmento compara esta idea con la disposición del
32

consumidor a "pagar" una cierta cantidad del primer bien para obtener más del segundo
bien. Esto significa que cuando la pendiente de la curva de indiferencia es mayor, la
RMS es mayor y el consumidor está dispuesto a renunciar a una cantidad más grande de
un bien para obtener una pequeña cantidad adicional del otro bien.

En otras palabras, la pendiente de la curva de indiferencia refleja la relación entre la


cantidad de un bien y la cantidad del otro que el consumidor considera igualmente
satisfactorias. Si la pendiente es más empinada, el consumidor está dispuesto a hacer
cambios más sustanciales entre los bienes para mantener su nivel de satisfacción. En
este contexto, la idea de "disposición marginal a pagar" se refiere a cuánto está
dispuesto el consumidor a renunciar de un bien para obtener un poco más del otro bien.

La disposición marginal a pagar (DMP) se relaciona con la medida de la tasa marginal


de sustitución (RMS) entre dos bienes, especialmente cuando uno de los bienes
representa el "consumo de todos los demás bienes".

 En primer lugar, se menciona que el bien 1 en esta situación se considera como


"todos los demás bienes" y se mide en la cantidad de euros que se pueden gastar
en esos bienes.

 Luego, se establece que la interpretación de la DMP es natural en este contexto.


La RMS del bien 1 por el bien 2 se refiere a la cantidad de euros que estaríamos
dispuestos a reducir del gasto en los demás bienes para consumir un poco más
del bien 2. Esto implica una disposición a renunciar a algunos euros del gasto en
otros bienes para obtener más del bien 2.

 La idea clave aquí es que renunciar a esos euros para consumir más del bien 2 es
equivalente a pagarlos para adquirir una mayor cantidad del bien 2. En otras
palabras, la cantidad de euros que estaríamos dispuestos a renunciar es la misma
que estaríamos dispuestos a pagar. (Varian H. R., 2016, pág. 51)

Figure 10.

El intercambio definido a una relación


33

Nota: La figura muestra como cierto consumidor intercambia los bienes a una relación
de intercambio E, lo cual permite desplazarse a lo largo de la recta donde el valor de la
pendiente es E-. Tomada de (Varian H. R., 2016, pág. 52)

(Varian H. R., 2016) dice que “Cuando se utiliza la interpretación de la RMS basada en
la disposición marginal a pagar debe tenerse especial cuidado en subrayar tanto el
término "marginal" como el término "disposición". La RMS mide la cantidad del bien 1
que estamos dispuestos a pagar por una cantidad marginal de consumo adicional del 2.
Lo que tengamos que pagar realmente por una cantidad dada de consumo adicional
puede ser diferente de lo que estemos dispuestos a pagar. Lo que tengamos que pagar
dependerá del precio del bien en cuestión y lo que estemos dispuestos a pagar no
dependerá del precio sino de nuestras preferencias.

Del mismo modo, lo que estemos dispuestos a pagar por una gran variación del
consumo puede ser diferente de lo que estemos dispuestos a pagar por una variación
marginal. La cantidad que terminemos comprando realmente dependerá de nuestras
preferencias por los bienes y de los precios que tengamos que pagar por ellos. Lo que
estemos dispuestos a pagar por una pequeña cantidad adicional de un bien dependerá
exclusivamente de nuestras preferencias.”

Problemas
Si observamos que un consumidor elige (x1, x2) cuando también puede elegir (y1, y2),
¿está justificado que concluyamos que (x1, x2) > (y1, y2)?
34

-Por supuesto, si el consumidor elige la cesta (x1, x2) cuando también tiene la opción de
elegir la cesta (y1, y2), esta elección muestra que la primera cesta le genera más
satisfacción que la segunda.

Considere un grupo de personas A, B, C y la relación “al menos tan alto como”, por
ejemplo, “A es al menos tan alto como B”. ¿Es transitiva esta relación? ¿Es completa?

-En este caso la relación es transitiva, tal que A es igual o más alto B, como B es igual o
más alto que C, entonces podemos decir que A es igual o más alto que C.

El entrenador de un equipo de fútbol universitario dice qué dados dos delanteros


cualesquiera, A y B, siempre prefiere al más alto y más rápido. ¿Es transitiva esta
relación? ¿Es completa?

-Es completa, porque el entrenador siempre elige al delantero más alto y rápido, esto
indica que el entrenador tiene una preferencia clara y decisiva ante esta comparación.

¿Puede una curva de indiferencia cortarse a sí misma?

-Es algo imposible, porque cada curva presenta distintos niveles de bienestar para un
consumidor cualquiera, al cortarse diferentes curvas se está dando a entender que hay
una cesta que se presenta diferentes niveles de satisfacción lo cual es contradictorio, con
las suposiciones ya mencionadas.

Problemas propuestos por (Varian H. R., 2016, pág. 54)


35

La Utilidad
Aunque tenemos una comprensión intuitiva de los gustos y la satisfacción, a menudo
resulta desafiante expresar estas experiencias en términos concretos y medibles. Para
ilustrar esta idea, consideremos una situación cotidiana: supongamos que acaba de
disfrutar de una manzana y un caramelo como parte de su alimentación.

En este contexto, hemos experimentado un cierto nivel de satisfacción derivado de la


manzana y el caramelo que hemos consumido. Sin embargo, esta satisfacción puede ser
difícil de cuantificar de manera precisa. Puede que la manzana nos haya brindado una
sensación refrescante y saludable, mientras que el caramelo podría haber sido una
deliciosa indulgencia. Pero, ¿cuánto valoramos exactamente cada una de estas
experiencias? ¿Cómo podríamos comparar la satisfacción que obtuvimos de la manzana
con la del caramelo?

Esta dificultad para expresar los gustos y la satisfacción de manera objetiva es uno de
los desafíos centrales en la economía. A pesar de que las decisiones de consumo están
influenciadas por nuestros gustos y preferencias, estas preferencias son intrínsecamente
subjetivas y varían de persona a persona. Además, factores emocionales, culturales y
psicológicos pueden influir en cómo valoramos diferentes bienes y servicios.

En este sentido, las curvas de indiferencia y las funciones de utilidad entran en escena
para proporcionar una estructura conceptual que intenta capturar estos aspectos
subjetivos en términos cuantitativos. Las curvas de indiferencia representan visualmente
combinaciones de bienes entre las cuales el consumidor se siente igualmente satisfecho,
permitiendo comparaciones y análisis. Las funciones de utilidad, por otro lado, asignan
valores numéricos a diferentes combinaciones de bienes según la satisfacción que
generan.

Aunque estas herramientas matemáticas nos permiten analizar las preferencias y tomar
decisiones basadas en ellas, no pueden capturar completamente la riqueza y la
complejidad de nuestros gustos personales. Los sentimientos, las emociones y las
experiencias subjetivas que experimentamos al consumir bienes no pueden reducirse a
simples números o gráficos. Sin embargo, las curvas de indiferencia y las funciones de

utilidad nos brindan una forma estructurada de aproximarnos a estas preferencias y de


analizar cómo influyen en nuestras elecciones económicas. (Margarita, 2012, pág. 33)
36

En los primeros enfoques neoclásicos de la economía, se asumió que la satisfacción o


utilidad derivada del consumo de bienes podía ser medida y agregada de manera
cuantitativa. En otras palabras, se creía que se podía asignar un valor numérico a la
utilidad que un individuo obtenía al consumir un bien específico. Esta concepción
implicaba que la magnitud de la utilidad era un hecho relevante y que tenía una
correspondencia directa con la felicidad o satisfacción del individuo.

Basados en esta noción, los economistas de esa época postularon que los consumidores
tomaban sus decisiones de consumo con el objetivo de maximizar su utilidad. En otras
palabras, se creía que las personas buscaban consumir de manera que alcanzaran el nivel
máximo de satisfacción o felicidad posible dentro de las limitaciones de su presupuesto
y las opciones disponibles en el mercado.

Esta perspectiva se apoyaba en la idea de que las personas eran racionales y que podían
comparar y evaluar las diferentes combinaciones de bienes y servicios en términos de la
utilidad que les proporcionaban. Se suponía que los consumidores eran capaces de
tomar decisiones informadas y calcular qué combinación de bienes les brindaría la
mayor satisfacción dado su conjunto de preferencias y restricciones económicas.

Sin embargo, con el tiempo, esta visión simplista de la utilidad y la maximización de la


felicidad ha sido cuestionada y enriquecida. Se reconoció que la utilidad es subjetiva y
difícil de cuantificar de manera precisa, ya que las preferencias y la satisfacción son
influenciadas por factores emocionales, culturales y psicológicos. Además, se
comprendió que la felicidad y la satisfacción son experiencias multifacéticas que no
pueden reducirse a un número único.

A pesar de estas complejidades, el concepto de maximización de la utilidad ha seguido


siendo una herramienta fundamental en la teoría económica, aunque con enfoques más
matizados y realistas. A medida que la economía ha evolucionado, se han desarrollado
modelos más sofisticados que incorporan aspectos como la incertidumbre, la interacción
social y las preferencias no solo por los bienes tangibles, sino también por factores
intangibles como el tiempo, la salud y el medio ambiente.

A lo largo de la evolución de la teoría económica, los economistas neoclásicos


introdujeron el concepto de utilidad como una forma de medir la satisfacción o el placer
que las personas obtienen al consumir bienes y servicios. Sin embargo, surgieron
interrogantes sobre cómo exactamente se medía esta utilidad y si tenía un significado
37

independiente más allá de ser una herramienta para la maximización de la felicidad


individual.

El problema fundamental radica en que la utilidad es una experiencia subjetiva y


personal que no se puede medir de manera objetiva o cuantitativa. La satisfacción que
una persona obtiene al consumir un bien es influida por una serie de factores
emocionales, culturales y psicológicos, y varía de persona a persona. En otras palabras,
lo que una chocolatina representa en términos de utilidad para una persona puede ser
completamente diferente para otra.

El hecho de que los economistas neoclásicos no proporcionaran una forma concreta de


medir la utilidad o explicar cómo se comparaban las cantidades de utilidad entre
diferentes personas y situaciones llevó a cuestionamientos profundos sobre la validez y
la utilidad real del concepto de utilidad en la teoría económica. Surgieron preguntas
sobre si la utilidad tenía un significado independiente más allá de ser una herramienta
teórica para explicar el comportamiento de los consumidores.

En esencia, esta crítica plantea la dificultad de convertir un concepto subjetivo y


personal como la utilidad en una variable cuantitativa y objetiva que pueda ser medida y
comparada de manera significativa. A medida que la teoría económica ha evolucionado,
se han explorado diferentes enfoques y modelos que intentan abordar estas cuestiones
de manera más realista. Enfoques modernos han introducido conceptos como las
preferencias reveladas, que se basan en las elecciones observadas de los consumidores
en lugar de intentar medir directamente la utilidad subjetiva. (Varian H. R., 2016, pág.
55)

Hace referencia a un cambio fundamental en la forma en que se aborda el concepto de


utilidad en la teoría económica, especialmente a través de las contribuciones de Francis
Ysidro Edgeworth y Vilfredo Pareto. Anteriormente, los economistas neoclásicos
intentaban asignar valores numéricos a la utilidad para medirla y compararla
cuantitativamente entre diferentes situaciones. Sin embargo, este enfoque cardinal

(cuánta utilidad) presentaba desafíos y limitaciones, ya que la utilidad es subjetiva y


difícil de medir objetivamente.

Edgeworth y Pareto propusieron un enfoque distinto, conocido como enfoque ordinal,


que se enfoca en la relación de orden o preferencia entre diferentes niveles de utilidad,
38

en lugar de intentar medir la utilidad de manera numérica. En este enfoque, lo que


importa es si un consumidor prefiere una cesta de bienes y servicios a otra, es decir, si
considera que una cesta es "mejor" que otra en términos de satisfacción o utilidad. Lo
que no importa en este enfoque es cuánta utilidad absoluta tiene cada cesta; solo importa
la relación de orden entre ellas.

En otras palabras, el enfoque ordinal se centra en determinar si una cesta de bienes y


servicios es preferida, igual o menos preferida que otra cesta, en lugar de asignar valores
numéricos específicos a la utilidad. Esto resuelve el problema de medir la utilidad de
manera objetiva y cuantitativa, ya que se basa en comparaciones de preferencias en
lugar de intentar cuantificar una experiencia subjetiva. (Margarita, 2012, pág. 34)

En la teoría económica actual, se considera que el enfoque ordinal es más realista y


apropiado para abordar las preferencias de los consumidores y la toma de decisiones de
consumo. Al abandonar el enfoque cardinal en favor del enfoque ordinal, la teoría de la
utilidad se ha vuelto más consistente con la naturaleza subjetiva y cualitativa de las
preferencias individuales.

se está destacando cómo se puede determinar de manera práctica si una persona prefiere
una cesta de bienes sobre otra, y cómo esto se relaciona con la asignación de una
utilidad ordinal a esas cestas. La idea fundamental es que, si se le presenta a una persona
la opción de elegir entre dos cestas de bienes, su elección revela cuál de las dos cestas
prefiere. Esta elección es una forma de asignar una utilidad ordinal a las cestas, ya que
la cesta elegida se considera que tiene una utilidad mayor que la no elegida.

En otras palabras, si una persona elige una cesta de bienes A en lugar de una cesta B
cuando se le presenta la opción, se infiere que la cesta A tiene una utilidad ordinal
mayor para esa persona en comparación con la cesta B. Esto permite establecer un
criterio práctico para determinar las preferencias y la utilidad relativa de las cestas de
bienes para un individuo.

Además, se menciona que cualquier asignación de utilidad ordinal que cumpla con esta
lógica es considerada una función de utilidad válida. En la teoría económica, una
función de utilidad es una representación matemática de las preferencias de un
individuo, y esta asignación práctica de utilidad ordinal basada en elecciones
proporciona una manera concreta de modelar esas preferencias. ¿Cómo sabemos si a
39

una persona le gusta una cesta el doble que la otra? ¿Cómo puede saber incluso la
misma persona si le gusta una cesta el doble que otra?

se están proponiendo diversas definiciones alternativas para expresar cómo una persona
podría preferir una cesta de bienes sobre otra, enfocándose en diferentes situaciones que
ilustran esa preferencia relativa. Cada una de estas definiciones utiliza un enfoque
diferente para conceptualizar el grado de preferencia entre dos cestas de bienes. A
continuación, se explica cada una de estas definiciones propuestas:

"Me gusta una cesta el doble que la otra si yo estoy dispuesto a pagar el doble por ella":
Esta definición sugiere que, si una persona está dispuesta a gastar el doble de dinero en
una cesta de bienes en comparación con otra, entonces prefiere la primera cesta el doble
que la segunda. Esto se basa en la idea de que el gasto es un indicador de preferencia
relativa. En este caso, se plantea que, si una persona está dispuesta a hacer un esfuerzo
mayor, como recorrer el doble de distancia, para obtener una cesta de bienes en
comparación con otra, entonces prefiere la primera cesta el doble que la segunda. Esto
resalta cómo la disposición a invertir más esfuerzo indica una mayor preferencia.

Aquí se destaca que, si una persona está dispuesta a esperar el doble de tiempo para
adquirir una cesta de bienes en comparación con otra, entonces prefiere la primera cesta
el doble que la segunda. La disposición a ser paciente y esperar más tiempo refleja una
mayor preferencia.

Si una persona está dispuesta a apostar por una cesta de bienes cuando hay una
probabilidad del 50% de conseguirla, entonces prefiere esa cesta el doble que otra. Esta
definición resalta cómo la disposición a asumir riesgos revela preferencias relativas.

Se hace hincapié en que las definiciones propuestas para expresar cómo una persona
podría preferir una cesta de bienes sobre otra pueden ser válidas desde ciertas
perspectivas, pero también tienen sus limitaciones y no son completamente
satisfactorias. Aunque estas definiciones pueden asignar niveles de utilidad de manera
que tengan algún tipo de significado práctico, tampoco son consideradas como las más
adecuadas para capturar completamente el concepto de preferencia.

El texto sugiere que, aunque estas definiciones son interpretaciones posibles de cómo se
podría medir la intensidad de la preferencia, ninguna de ellas se destaca como
particularmente convincente o completa. Esto podría ser porque cada definición se basa
40

en un aspecto específico (como el gasto, el esfuerzo, el tiempo o el riesgo) y no abarca


todas las dimensiones posibles de la preferencia.

“Incluso aunque encontráramos un método para asignar niveles de utilidad que resultará
totalmente satisfactorio, ¿qué nos aportaría para describir las elecciones del
consumidor? para saber que cesta se elegirá, basta saber cuál se prefiere, cual tiene la
mayor utilidad. Saber en qué medida es mayor no añade nada a nuestra descripción de la
elección. Dado que la utilidad cardinal no es necesaria para describir las elecciones de
los consumidores y que, de todos modos, no existe ningún método para asignar
utilidades cardinales, nos quedaremos con un modelo de utilidad puramente ordinal.”
(Margarita, 2012, pág. 34)

Función Utilidad
La utilidad se refiere a la satisfacción o bienestar que las personas obtienen al consumir
bienes y servicios. Antiguamente, se utilizaba la "utilidad" como una medida
cuantitativa de la felicidad o el placer que una persona obtenía de sus decisiones de
consumo.

Sin embargo, a lo largo del tiempo, los economistas se dieron cuenta de que el concepto
de utilidad era difícil de medir directamente y de definir con precisión, ya que la
felicidad y las preferencias individuales son subjetivas y cambiantes. Además, medir la
felicidad en términos de utilidad se encontraba con problemas teóricos y empíricos,
como la dificultad de comparar las utilidades entre diferentes personas.

En respuesta a estos problemas conceptuales, los economistas cambiaron su enfoque. En


lugar de intentar medir la utilidad directamente, comenzaron a centrarse en el estudio de
las preferencias individuales. Las preferencias se refieren a las elecciones y decisiones
que las personas toman en relación con los bienes y servicios disponibles. En

esencia, los economistas se dieron cuenta de que no era necesario medir la felicidad
directamente para comprender y analizar el comportamiento de los consumidores. En su
lugar, podían estudiar las elecciones y decisiones que las personas tomaban en función
de sus preferencias y restricciones presupuestarias.

La afirmación de que "la utilidad no es más que una forma de describirlas" significa
que la utilidad ya no se considera una medida objetiva de la felicidad o el bienestar, sino
más bien una manera de describir las preferencias y elecciones de las personas en
41

términos más abstractos. La utilidad se convierte en un concepto teórico que ayuda a


explicar el comportamiento del consumidor, pero no se utiliza para cuantificar
directamente la felicidad o el placer de las personas. En lugar de eso, se basa en las
preferencias individuales y cómo influyen en las decisiones de consumo.

Se consideraba que la utilidad era la base fundamental de las preferencias y decisiones


de los consumidores. Esto significa que si una cesta de bienes y servicios (x1, x2) tenía
una utilidad mayor que otra cesta (y1, y2), entonces se asumía que el consumidor
preferiría la primera cesta sobre la segunda.

Sin embargo, con el tiempo, los economistas han cambiado su enfoque. Han reconocido
que no es necesario medir la utilidad en términos absolutos para comprender las
decisiones de los consumidores. En lugar de eso, se han dado cuenta de que lo que
realmente importa en el proceso de elección es si una cesta de bienes y servicios tiene
una utilidad mayor que otra cesta alternativa, y no necesariamente cuánto mayor es esa
utilidad. (Varian H. R., 2016, pág. 56)

En otras palabras, la comparación relativa de la utilidad entre cestas es lo que guía las
decisiones de los consumidores. Esto significa que no es necesario asignar valores
numéricos precisos a la utilidad para analizar las preferencias y elecciones. En lugar de
enfocarse en la magnitud absoluta de la utilidad, los economistas ahora consideran que
las preferencias del consumidor son el aspecto fundamental para entender y analizar las
decisiones de consumo.

La frase "las preferencias del consumidor son la descripción fundamental para


analizar la elección, y la utilidad no es más que una forma de
describirlas"(Aguirre, 2014) resume este cambio de perspectiva. En lugar de depender
exclusivamente de la medida numérica de la utilidad para entender las preferencias y
elecciones, los economistas se centran en la comparación relativa de la utilidad entre
diferentes opciones y consideran que la utilidad es simplemente una herramienta
conceptual para describir cómo las personas eligen entre distintas alternativas.

La función de utilidad es una herramienta teórica que se utiliza para representar las
preferencias de un consumidor en términos de las cestas de bienes y servicios que puede
consumir. En otras palabras, es una fórmula matemática que asigna un número (llamado
utilidad) a cada combinación posible de bienes y servicios que el consumidor podría
42

elegir. Esta función refleja las preferencias del consumidor, es decir, cómo el
consumidor valora diferentes combinaciones de bienes.

1. Asignación de números a cestas de consumo: La función de utilidad asigna un


número a cada cesta de consumo posible. Cuanto mayor sea el número asignado
a una cesta, mayor será la utilidad que el consumidor obtiene de esa cesta en
comparación con otras.

2. Comparación de preferencias: La función de utilidad permite comparar las


preferencias del consumidor entre diferentes cestas de consumo. Si una cesta A
tiene un número de utilidad más alto que una cesta B, eso significa que el
consumidor prefiere la cesta A sobre la cesta B. En términos matemáticos, se
expresa como u(A) > u(B), donde "u" representa la función de utilidad.

3. Notación matemática: En símbolos, la relación de preferencia se expresa como


(x1, x2) > (y1, y2) si y solo si U (x1, x2) > U (y1, y2). Esto significa que la cesta
(x1, x2) se prefiere a la cesta (y1, y2) si y solo si el valor de la función de
utilidad para la cesta (x1, x2) es mayor que el valor de la función de utilidad
para la cesta (y1, y2).

Una función de utilidad es una herramienta matemática utilizada en economía para


modelar y cuantificar las preferencias del consumidor en términos de cestas de
consumo. Permite comparar cestas y determinar cuáles son más preferibles según los
valores asignados por la función de utilidad.

Una "asignación de utilidad" se refiere a la asignación de números (utilidad) a diferentes


cestas de bienes y servicios en función de las preferencias del consumidor. La propiedad
más importante de esta asignación es cómo ordena las cestas, es decir, cuál es la
relación de preferencia entre las cestas. En otras palabras, lo que realmente importa es si
una cesta es considerada más preferible que otra.

Si bien la función de utilidad asigna números a las cestas de bienes, la magnitud


absoluta de estos números no es lo más relevante. Lo que importa es cómo estas
magnitudes permiten determinar el orden relativo de las cestas. La función de utilidad es
útil para comparar las cestas y establecer cuáles son preferidas, pero no es necesario que
los números tengan un significado específico en términos absolutos.
43

Debido a esta importancia en la ordenación relativa y la falta de necesidad de medir


utilidad en términos absolutos, se habla de "utilidad ordinal". El término "ordinal" se
refiere a la asignación de un orden o clasificación a las cestas en función de las
preferencias del consumidor. Esta perspectiva pone énfasis en la relación de preferencia
y en cómo se ordenan las cestas de bienes en lugar de centrarse en la magnitud numérica
exacta de la utilidad.

La "utilidad ordinal", se refiere a cómo las cestas de bienes y servicios son ordenadas en
función de las preferencias del consumidor. Lo importante es la comparación de
preferencias y el orden relativo, no la magnitud exacta de la utilidad asignada a cada
cesta. Esta perspectiva evita la necesidad de medir la utilidad en términos absolutos y se
enfoca en comprender cómo las personas clasifican y eligen entre diferentes alternativas
de consumo.

Consideremos, por ejemplo, el Cuadro 1, se están considerando diferentes formas de


asignar números (utilidades) a las tres cestas de bienes: A, B y C. Estas asignaciones de
utilidad son formas de medir o cuantificar subjetivamente la preferencia que el
consumidor tiene por cada cesta.

Se establece que el consumidor tiene preferencias claras sobre estas cestas. En


particular, prefiere la cesta A sobre la cesta B y prefiere la cesta B sobre la cesta C. Esta
información sobre las preferencias es fundamental para el análisis.

A pesar de que hay múltiples formas de asignar utilidades a las cestas, todas estas
asignaciones reflejan las mismas preferencias del consumidor. Esto significa que, sin
importar cómo se asignen los números, el orden de preferencia entre las cestas se
mantiene: A > B > C.

Lo que es esencial aquí es que todas las asignaciones de utilidad comparten una
propiedad común: asignan un número más alto a la cesta A en comparación con la cesta
B, y asignan un número más alto a la cesta B en comparación con la cesta C. Esta
propiedad asegura que todas las asignaciones representen las mismas preferencias de
elección del consumidor. (Varian H. R., 2016, pág. 56)
44

Cuadro 4.1.

Cuadro 4.1. Diferentes formas de asignar utilidades. Tomada de (Varian H. R., 2016,
pág. 56)

La utilidad ordinal, lo que importa es cómo se ordenan las cestas de bienes según las
preferencias del consumidor, y no la magnitud numérica exacta de las cifras de utilidad
asignadas a cada cesta.

Dado que la magnitud absoluta de las cifras de utilidad no es crucial, hay muchas
formas diferentes de asignar números (utilidades) a las cestas de bienes, siempre y
cuando se mantenga el mismo orden de preferencia del consumidor.

Se tiene una asignación de utilidad U (x1, x2) para una cesta específica (x1, x2),
entonces multiplicar esa utilidad por cualquier número positivo (como 2 u otro número
mayor que 1) no cambia el orden relativo de preferencia. Es decir, si una cesta es
preferida a otra, esta preferencia no se altera al multiplicar sus utilidades por un factor
constante.

Dado que se puede ajustar la magnitud de las cifras de utilidad sin cambiar el orden de
preferencia, existen infinitas maneras de asignar utilidades a las cestas que describan las
mismas preferencias.

Una transformación monótona se refiere a una operación que cambia una serie de
números de tal manera que el orden relativo de esos números se mantiene. En otras
palabras, si tienes una serie de números en un cierto orden, y aplicas una transformación
monótona, los números seguirán estando en el mismo orden relativo después de la
45

transformación. La multiplicación por 2 es un ejemplo de una transformación


monótona, ya que duplica todos los números manteniendo su orden relativo.

Una transformación monótona puede ser representada mediante una función


matemática. Esta función, llamada f(u), toma un número u como entrada y devuelve
otro número f(u) como salida. La propiedad clave de una transformación monótona es
que si u1 es mayor que u2 (u1 > u2), entonces f(u1) también es mayor que f(u2) (f(u1) >
f(u2)).

Una función monótona es aquella en la que el orden de los números en el dominio se


mantiene en el rango. Si tienes una función monótona f(u), significa que si u1 es mayor
que u2 (u1 > u2), entonces f(u1) también es mayor que f(u2) (f(u1) > f(u2)). La idea es
similar a la de las transformaciones monótonas.

Una transformación monótona y una función monótona son esencialmente lo mismo.


Ambas se refieren a cómo un conjunto de números se modifica o transforma de tal
manera que se mantenga el orden relativo. Si se representa la transformación mediante
una función, esa función será una función monótona.

Ejemplo de transformación monótona son la multiplicación por un número positivo (por


ejemplo, f(u) = 3u), la suma de cualquier número (por ejemplo, f(u) = u + 17), la
elevación de u a una potencia impar (por ejemplo, f(u) = u3), etc. (Varian H. R., 2016,
pág. 56)

Resumimos este análisis formulando el siguiente principio: Una transformación


monótona de una función de utilidad es una función de utilidad que representa las
mismas preferencias que la función de utilidad original.

Las funciones de utilidad se relacionan con las curvas de indiferencia y cómo las
transformaciones monótonas afectan estas relaciones. Las curvas de indiferencia son
representaciones gráficas que muestran todas las combinaciones de bienes y servicios
que un consumidor considera igualmente preferibles o indiferentes. En otras palabras,
todas las cestas en una misma curva de indiferencia brindan al consumidor el mismo
nivel de satisfacción.

Una función de utilidad es una manera de asignar números a las distintas curvas de
indiferencia. Esta asignación se realiza de tal manera que las curvas de indiferencia que
representan niveles más altos de satisfacción reciben números más altos. Es decir, las
46

curvas que indican que el consumidor está más contento (prefiere) tienen números más
altos asociados.

Una transformación monótona, como se mencionó antes, es una operación que mantiene
el orden relativo de los números. El fragmento sostiene que una transformación
monótona equivale a "denominar de nuevo" las curvas de indiferencia. Esto significa
que, si se aplica una transformación monótona a las utilidades asignadas a las cestas en
una curva de indiferencia, las preferencias del consumidor no cambian. Es decir, las
curvas de indiferencia se "renumeran" de manera que las que contienen las cestas
preferidas reciben números más altos y, por lo tanto, representan niveles de utilidad más
altos.

Mientras las curvas de indiferencia que contengan las cestas preferidas tengan números
más altos que las que contienen las cestas no preferidas, las denominaciones numéricas
de las curvas de indiferencia reflejarán las mismas preferencias del consumidor. Esto
resalta que lo que importa es el orden relativo de las curvas de indiferencia y las cestas
en ellas, más que los números absolutos utilizados.

La tasa de variación de f(u) provocada por una variación de u puede medirse


observando la variación que experimenta f entre dos valores de u, dividida por la
variación de u:

En el caso de una transformación monótona, f (u2) – f (u1) siempre tiene el mismo


signo que u2, u1. Por lo tanto, una función monótona siempre tiene una tasa de
variación positiva, lo que significa que el gráfico de una función de este tipo siempre
tiene pendiente positiva, como muestra la figura 4.1.

Cuadro 4.1.
47

Si f(u) es una transformación monótona cualquiera de una función de utilidad que


representa las preferencias f, f (u (x1, x2)) también es una función de utilidad que
representa esas mismas preferencias.

¿Por qué? Por las tres razones siguientes:

1. Decir que u (x1, x2) representa las preferencias f significa que u (x1, x2) > u (y1, y2)
si y sólo si (x1, x2) f (y1, y2).

2. Pero si f(u) es una transformación monótona, u (x1, x2) > u (y1, y2) si y sólo si f (u
(x1 x2)) > f (u (y1, y2)).

3. Por lo tanto, f (u (x1, x2)) > f (u (y1, y2)) si y sólo si (x1, x2) f (y1, y2), por lo que la
función f(u) representa las preferencias f de la misma forma que la función de utilidad
original u (x1, x2).

Figura 4.1

Una transformación monótona de una función de utilidad es una función de utilidad que
representa las mismas preferencias que la función de utilidad original.

Desde una perspectiva geométrica, las curvas de indiferencia son representaciones


gráficas de las combinaciones de bienes y servicios que proporcionan el mismo nivel de
satisfacción (utilidad) al consumidor. Una función de utilidad, en este contexto, es una
48

forma de "denominar" estas curvas de indiferencia. Asigna números (utilidades) a las


diferentes cestas de bienes de manera que refleje cuán preferibles son en términos de
satisfacción.

La función de utilidad asigna números a las curvas de indiferencia de tal manera que las
curvas que representan niveles más altos de satisfacción reciben números más altos. En
otras palabras, las curvas que indican cestas que el consumidor prefiere (que le brindan
mayor utilidad) tendrán números más altos asociados.

Una transformación monótona es una operación que no altera el orden relativo de los
números. El fragmento plantea que, desde este punto de vista, aplicar una
transformación monótona es lo mismo que "denominar de nuevo" las curvas de
indiferencia. Esto significa que, si se realiza una transformación monótona a las
utilidades asignadas a las cestas, las curvas de indiferencia se reenumerarán en función
de las nuevas utilidades.

La clave es que, si las curvas de indiferencia que contienen las cestas preferidas reciben
números más altos que las que contienen las cestas no preferidas, las enumeraciones de
las curvas reflejarán las mismas preferencias del consumidor. El orden relativo de las
curvas y las cestas dentro de ellas es lo que importa para representar las preferencias.
(Varian H. R., 2016, págs. 56-57)

La Utilidad Cardinal
Existen algunas teorías de la utilidad que consideran importante su magnitud y que se
conocen como teorías de la utilidad cardinal. En una teoría de la utilidad cardinal, se
supone que la magnitud de la diferencia de utilidad entre dos cestas tiene algún tipo de
significado.

Para averiguar si una persona prefiere una cesta de bienes sobre otra, simplemente se le
da la opción de elegir entre las dos cestas y se observa cuál cesta elige. Si la persona
selecciona una cesta específica, eso significa que prefiere esa cesta sobre la otra.

En base a esta forma de determinar preferencias, se puede asignar una utilidad ordinal a
las dos cestas de bienes. La utilidad ordinal es una asignación numérica que refleja el
orden de preferencia de una persona entre diferentes cestas de bienes, sin necesidad de
asignar valores numéricos absolutos a la utilidad.
49

Asignar utilidades ordinales a las cestas es bastante práctico. Basta con asignar una
utilidad mayor a la cesta que la persona elige (prefiere) sobre la cesta que rechaza.
Cualquier asignación que siga este principio es considerada una función de utilidad en
la teoría económica.

Esta metodología proporciona un criterio práctico para determinar si una cesta de bienes
tiene una mayor utilidad (preferencia) para una persona en comparación con otra. En
lugar de asignar valores absolutos de utilidad, se asignan ordenamientos relativos
basados en elecciones reales. (Varian H. R., 2016, pág. 58)

Fuente: Economipedia

Pero ¿cómo sabemos si a una persona le gusta una cesta el doble que otra? ¿Cómo
puede saber incluso una misma persona si le gusta una cesta el doble que otra?

1. Me gusta una cesta el doble que otra si estoy dispuesto a pagar el doble por
ella: Esta definición se basa en la disposición a pagar de una persona. Si está
dispuesta a gastar el doble de dinero en una cesta en comparación con otra,
entonces considera que la primera cesta tiene el doble de utilidad que la segunda.

2. Me gusta una cesta el doble que otra si estoy dispuesto a recorrer el doble
de distancia para conseguirla: Aquí, se hace referencia al esfuerzo que alguien
estaría dispuesto a hacer para obtener una cesta en lugar de otra. Si estuviera
dispuesto a viajar el doble de distancia por una cesta, esto sugiere que valora esa
cesta el doble en términos de utilidad.

3. Me gusta una cesta el doble que otra si estoy dispuesto a esperar el doble de
tiempo: Esta definición se relaciona con la paciencia o el tiempo que alguien
50

está dispuesto a invertir para obtener una cesta en lugar de otra. Si está dispuesto
a esperar el doble de tiempo por una cesta, esto implica que considera que esa
cesta tiene el doble de utilidad.

4. Me gusta una cesta el doble que otra si estoy dispuesto a apostar por ella,
cuando la probabilidad de conseguirla es la mitad: Esta definición implica
asumir riesgos. Si alguien estaría dispuesto a apostar en una cesta cuando la
probabilidad de obtenerla es solo la mitad, eso sugiere que valora esa cesta el
doble que otra.

Aunque estas definiciones no son incorrectas, tampoco son completamente convincentes


en términos de capturar completamente la relación de preferencia entre las cestas.

1. Ninguna definición incorrecta: Cada una de ellas proporciona una manera


plausible de asignar utilidades cuantitativas a las cestas de bienes en función de
situaciones prácticas y cotidianas.

2. Importancia práctica: Cada una de las definiciones propuestas busca asignar


números de utilidad de manera que tengan algún tipo de significado práctico.
Por ejemplo, relacionando la utilidad con el esfuerzo invertido, el tiempo
esperado o el riesgo asumido.

3. Falta de total convicción: Aunque estas definiciones tienen cierta lógica, el


fragmento sugiere que ninguna de ellas es particularmente convincente o completa. Es
decir, cada una tiene sus méritos, pero no logra abordar de manera exhaustiva y
totalmente satisfactoria la complejidad de las preferencias del consumidor.

hay dos enfoques en la teoría de la utilidad: el enfoque cardinal y el enfoque ordinal. El


enfoque cardinal asigna valores numéricos precisos a la utilidad, mientras que el
enfoque ordinal se enfoca en el orden de preferencia sin asignar valores numéricos
específicos.

Si se encontrara un método para asignar utilidades cardinales de manera completamente


satisfactoria (que aún no existe), esto no proporcionaría necesariamente una ventaja para
describir las elecciones del consumidor.

La elección de una cesta por parte de un consumidor se basa en cuál cesta prefiere, es
decir, en su orden de preferencia. Saber cuál cesta es preferida es suficiente para
entender qué cesta se elegirá. El fragmento argumenta que saber la magnitud exacta de
51

la diferencia de utilidad entre cestas no agrega información valiosa a la descripción de la


elección.

Dado que la utilidad cardinal no es necesaria para describir las elecciones de los
consumidores y que no existe un método adecuado para asignar utilidades cardinales, el
fragmento concluye que el enfoque más útil es el modelo de utilidad puramente ordinal.
En este enfoque, se establece el orden de preferencia de las cestas sin asignar números
específicos de utilidad, lo cual es suficiente para comprender y analizar las elecciones
del consumidor.

La Construcción De Una Función De Utilidad


Pero ¿estamos seguros de que existe algún mecanismo para asignar utilidades ordinales?
Dada una ordenación de las preferencias, ¿podremos encontrar siempre una función de
utilidad que ordene las cestas de bienes de la misma forma que esas preferencias?
¿Existe una función de utilidad que describa una ordenación razonable cualquiera de las
preferencias?

Son aquellas en las que no se puede establecer un orden de preferencia coherente entre
tres opciones. En el ejemplo dado (A > B > C > A), significa que alguien prefiere A a

B, prefiere B a C y, sorprendentemente, prefiere C a A. Esta falta de coherencia en la


relación de preferencias se llama intransitivas.

Una función de utilidad es una herramienta matemática utilizada para representar y


cuantificar las preferencias de una persona. Sin embargo, no todas las preferencias
pueden ser representadas de manera coherente mediante una función de utilidad.

Un ejemplo con preferencias intransitivas: A > B > C > A. Luego, argumenta que sería
imposible encontrar una función de utilidad que represente estas preferencias de manera
coherente. Esto se debe a que, en una función de utilidad, los números asignados a
diferentes opciones deben reflejar el orden de preferencia. En este caso, sería necesario
asignar números (utilidades) de tal manera que u(A) > u(B) > u(C) > u(A), lo cual es un
ciclo contradictorio e imposible de lograr.

Supongamos que se nos da un mapa de indiferencia como el de la figura 4.2. Sabemos


que una función de utilidad es una forma de etiquetar las curvas de indiferencia de
modo que las más altas tengan números más altos. ¿Cómo podemos hacerlo?
52

La técnica simple para asignar números o etiquetas a las curvas de indiferencia en un


gráfico. El "diagonal" se refiere a una línea que se extiende desde el origen (punto de
coordenadas [0, 0]) hasta un punto en el gráfico. Puede imaginarse como una línea que
cruza el espacio del gráfico desde la esquina inferior izquierda hasta la esquina superior
derecha.

Las "curvas de indiferencia" son las líneas en un gráfico que conectan combinaciones
de bienes y servicios que proporcionan al consumidor el mismo nivel de satisfacción.
Cada una de estas curvas representa una utilidad constante para el consumidor. La
técnica consiste en etiquetar cada curva de indiferencia en función de su distancia desde
el origen del gráfico, medida a lo largo de la diagonal que se trazó. Esto significa que
cuanto más lejos esté una curva de indiferencia del origen a lo largo de la diagonal,
mayor será su etiqueta o número asignado.

¿Cómo sabemos que se trata de una función de utilidad? No es difícil ver que, si las
preferencias son monótonas, ya que se refieren a un tipo de relación de preferencia en la
que, a medida que aumenta la cantidad de un bien, la utilidad también aumenta o se
mantiene constante. En otras palabras, más es mejor o al menos igual.

Se menciona una "recta que pasa por el origen", lo que indica una línea recta que
comienza en el origen del gráfico (punto [0, 0]). Esta recta representa una relación
directa proporcional entre las cantidades de dos bienes.

El fragmento explica que, si las preferencias son monótonas, la recta que pasa por el
origen cortará cada curva de indiferencia exactamente una vez. Esto significa que, en
cada punto de intersección, se encuentran las combinaciones de bienes que
proporcionan el mismo nivel de utilidad para el consumidor.

La idea es que cada cesta en el gráfico puede ser etiquetada en función de su ubicación
en la recta que pasa por el origen. Las cestas que se encuentran en las curvas de
indiferencia más altas recibirán etiquetas más altas porque están más lejos del origen en
la recta. Cuando se etiquetan todas las cestas en función de su posición en la recta que
pasa por el origen, se ha creado una función de utilidad. Esta función asigna valores
numéricos a las cestas de bienes de manera que refleje el orden de preferencia y la
intensidad de la utilidad relativa.
53

La idea central es que es posible asignar números a las curvas de indiferencia de manera
coherente, lo cual es fundamental para crear una función de utilidad. Cuando se asignan
números a estas curvas, se establece una relación cuantitativa entre las diferentes
combinaciones de bienes.

Se menciona que esta asignación numérica es especialmente útil cuando las preferencias
son monótonas. Las preferencias monótonas implican que a medida que aumenta la
cantidad de un bien, la utilidad también aumenta o se mantiene constante. Esto establece
una relación coherente que facilita la asignación de números.

Aunque la asignación numérica puede no ser siempre la forma más natural de


representar las preferencias, se destaca que la noción de "función de utilidad ordinal" es
bastante general y amplia en su aplicabilidad. Se sugiere que casi todos los tipos de
preferencias "razonables" pueden ser representados mediante una función de utilidad
ordinal. (Varian H. R., 2016, págs. 59-60)

Figure 4.2

Figura 4.2. Cómo se construye una función de utilidad a partir de las curvas de
indiferencia. Primero se traza una diagonal y a continuación se denomina cada curva de
indiferencia según la distancia a la que se encuentre del origen, medida a lo largo de la
recta. (Varian H. R., 2016, pág. 60)

Algunos Ejemplos De Funciones De Utilidad.


La función de utilidad, denotada como u (x1, x2), asigna valores numéricos a diferentes
combinaciones de bienes (x1 y x2) que un consumidor podría adquirir. Esta función
refleja el nivel de satisfacción o utilidad que el consumidor obtiene de cada
combinación de bienes.
54

Para representar gráficamente las preferencias del consumidor, se pueden trazar curvas
de indiferencia en un plano bidimensional. Para hacerlo, se sigue un proceso: para cada
valor constante de utilidad u (x1, x2), se determinan todas las combinaciones de bienes
(x1, x2) que generan esa misma utilidad constante.

En matemáticas, el conjunto de todas las combinaciones de bienes (x1, x2) para las
cuales la función de utilidad u (x1, x2) tiene un valor constante específico se llama
conjunto de nivel. En otras palabras, es el conjunto de puntos en el plano que resultan en
el mismo nivel de satisfacción o utilidad.

Al trazar estos conjuntos de nivel en el plano, se obtiene una curva de indiferencia para
cada valor constante de utilidad. Cada curva de indiferencia representa todas las
combinaciones de bienes que brindan el mismo nivel de satisfacción para el
consumidor. (Varian H. R., 2016, pág. 61)

Ejemplo: Cómo se obtienen las curvas de indiferencia a partir de la


utilidad
Supongamos que la función de utilidad es u (x1, x2) = x1 x2. ¿Cómo son las curvas de
indiferencia?

Se menciona que una curva de indiferencia de tipo específico puede ser representada
por el conjunto de todas las combinaciones de x1 y x2 que satisfacen la ecuación k = x1
* x2. Esto significa que, para cualquier valor constante de k, todas las combinaciones
(x1, x2) que cumplan esta ecuación formarán una curva de indiferencia tipo.

Para entender cómo se ve una curva de indiferencia de tipo, se puede despejar la


variable x2 en función de x1 a partir de la ecuación k = x1 * x2. Esto proporciona la
relación matemática que define la forma de la curva de indiferencia.

El resultado del despeje de x2 en función de x1 revela la fórmula que caracteriza la


curva de indiferencia tipo. La fórmula establece cómo las cantidades de los bienes x1 y
x2 se relacionan entre sí para generar un valor constante k.

La figura 4.3 representa esta curva en el caso en que k = 1, 2, 3...


55

La figura 4.3

En este caso, tienes un conjunto de curvas de indiferencia que describen cómo el


consumidor considera igualmente deseables diferentes combinaciones de bienes.
Quieres encontrar una función de utilidad que sea coherente con estas curvas de
indiferencia. Para hacerlo, estás buscando una función matemática que:

Sea constante a lo largo de cada curva de indiferencia: Esto significa que para cada
nivel de utilidad (representado por una curva de indiferencia), el valor de la función de
56

utilidad se mantiene constante. En otras palabras, a medida que te mueves a lo largo de


una curva de indiferencia, el valor de la función de utilidad no cambia. (Varian H. R.,
2016, pág. 62)

Asigne valores más altos a las curvas de indiferencia más altas: Dado que las curvas de
indiferencia están representando niveles de preferencia decrecientes a medida que te
desplazas hacia afuera desde el origen, la función de utilidad debe asignar valores más
altos a las curvas de indiferencia que estén más alejadas del origen. Esto refleja la idea
de que las cestas de bienes que se encuentran en curvas de indiferencia más altas son
más preferibles para el consumidor.

La segunda forma se refiere a un enfoque más intuitivo para encontrar una función de
utilidad que represente un conjunto de curvas de indiferencia. En lugar de partir de las
curvas de indiferencia y buscar una función matemática que las siga, este enfoque parte
de una descripción general de las preferencias del consumidor y trata de entender qué es
lo que el consumidor está tratando de maximizar en su comportamiento.

Cuando se habla de "qué intenta maximizar el consumidor", se está haciendo referencia


a la idea de que los consumidores toman decisiones con el objetivo de alcanzar ciertos
objetivos o satisfacer ciertas necesidades. En la teoría económica, se asume
comúnmente que los consumidores intentan maximizar su utilidad, es decir, buscan
elegir combinaciones de bienes que les brinden el mayor nivel de satisfacción o
felicidad posible, dentro de las restricciones de su presupuesto.

Por ejemplo, si tienes información sobre las preferencias del consumidor, como su
disposición a intercambiar un bien por otro y cómo responden a cambios en los precios
de los bienes, puedes inferir qué combinaciones de bienes están maximizando su
utilidad. Esta información te ayudaría a entender cómo se comporta el consumidor y qué
tipo de función de utilidad podría ser coherente con sus acciones y elecciones. (Varian
H. R., 2016, pág. 62)
57

Sustitutivos Perfectos
¿recuerda el lector el ejemplo del lápiz rojo y el azul? La función de utilidad
provisional que has elegido es u (x1, x2) = x1 + x2, donde x1 y x2 representan las
cantidades de dos tipos de bienes (posiblemente lápices en este caso). Para determinar si
esta función de utilidad es adecuada, estás planteando dos preguntas:

¿Es constante a lo largo de las curvas de indiferencia? Esto significa que, si te


mueves a lo largo de una curva de indiferencia, el valor de la función de utilidad se
mantiene constante. En este caso, como la función de utilidad es simplemente la suma
de las cantidades de los dos bienes, si las cantidades totales de lápices son iguales en
diferentes cestas, pero distribuidas de manera diferente entre los bienes (x1, x2), el valor
de la función de utilidad seguirá siendo el mismo. Por lo tanto, esta función es constante
a lo largo de las curvas de indiferencia.

¿Asigna una etiqueta más alta a las cestas preferibles? La función de utilidad u (x1,
x2) = x1 + x2 asigna valores más altos a las combinaciones de bienes que contienen más
lápices en total. Dado que al consumidor le importa solo la cantidad total de lápices,
esta función de utilidad refleja su preferencia por tener más lápices. Por lo tanto, asigna
etiquetas más altas a las cestas preferibles.

Los números positivos "a" y "b" representan valores que miden la importancia o el
"valor" que el consumidor asigna a los dos diferentes bienes. En este caso, se trata de
dos bienes (posiblemente los bienes 1 y 2) y "a" representa el valor asignado al bien 1,
mientras que "b" representa el valor asignado al bien 2.
58

La pendiente de una curva de indiferencia representa la tasa a la cual el consumidor está


dispuesto a cambiar un bien por otro, manteniendo su nivel de satisfacción constante
(indiferencia). En este caso, la pendiente está dada por "-a/b", lo que significa que la
tasa de cambio en la cantidad del bien 1 (x1) en función de la cantidad del bien 2 (x2) es
proporcional a "a" dividido por "b".

Sí "a" es mayor que "b", entonces la pendiente será negativa y más pronunciada, lo que
indica que el consumidor está dispuesto a sacrificar más unidades del bien 2 para
obtener una unidad adicional del bien 1. Esto sugiere que el bien 1 es más valioso o
importante para el consumidor en comparación con el bien 2.

Por otro lado, si "b" es mayor que "a", la pendiente seguirá siendo negativa, pero menos
pronunciada, lo que significa que el consumidor está dispuesto a sacrificar menos
unidades del bien 2 por una unidad adicional del bien 1. Esto sugiere que el bien 2 es
más valioso o importante para el consumidor en comparación con el bien 1. (Margarita,
2012, pág. 17)

Complementarios Perfectos
Un consumidor se preocupa solo por la cantidad total de pares de zapatos que tiene, sin
importar si son del pie izquierdo o del pie derecho. Esta es una situación de
complemento perfecto, lo que significa que los bienes (en este caso, los zapatos del pie
izquierdo y del pie derecho) solo son valiosos cuando se consumen en proporciones
específicas.

La función de utilidad que se elige en este caso es u (x1, x2) = min {x1, x2}, donde x1
representa la cantidad de zapatos del pie derecho y x2 la cantidad de zapatos del pie
izquierdo. La función min {x1, x2} toma el valor más pequeño entre x1 y x2, lo que
refleja el hecho de que solo se puede usar la cantidad más pequeña de los dos tipos de
zapatos en cada par completo.

En otras palabras, la cantidad total de pares de zapatos completos que uno puede tener
está limitada por la cantidad más pequeña entre los zapatos del pie derecho (x1) y los
zapatos del pie izquierdo (x2). El mínimo de estos dos valores determina cuántos pares
completos de zapatos puedes tener, ya que no puedes tener más pares completos de
zapatos que la cantidad de zapatos del tipo menos común.

Esta función de utilidad captura la idea de que los zapatos son complementos perfectos,
ya que su utilidad solo se deriva de la cantidad mínima de zapatos de uno de los tipos.
59

En otras palabras, tener más de un tipo de zapato no proporcionará más utilidad, ya que
no se pueden usar en proporciones desiguales. Por lo tanto, esta función de utilidad
refleja las preferencias del consumidor en este contexto específico de bienes
complementarios perfectos.

La función de utilidad u (x1, x2) = min {x1, x2} es adecuada para describir las
preferencias del consumidor en el contexto de bienes complementarios perfectos. Para
hacerlo, estás realizando una comparación entre dos cestas de bienes: la cesta inicial
(10, 10) y la cesta resultante de agregar una unidad más del bien 1 (11, 10). Estás
verificando si ambas cestas están en la misma curva de indiferencia bajo esta función de
utilidad.

La función de utilidad u (x1, x2) = min {x1, x2} asigna utilidad según la cantidad
mínima entre los dos bienes (zapatos del pie derecho y zapatos del pie izquierdo). Si en
la cesta (10, 10) tienes 10 pares de zapatos del pie derecho y 10 pares de zapatos del pie

izquierdo, la utilidad será min {10, 10} = 10, ya que ambos valores son iguales y, por lo
tanto, la utilidad también es 10.

Cuando agregas una unidad más del bien 1 (pasas de (10, 10) a (11, 10)), sigues
teniendo 10 pares de zapatos del pie izquierdo, pero ahora tienes 11 pares de zapatos del
pie derecho. Según la función de utilidad, la utilidad de esta cesta sería min {11, 10} =
10, ya que nuevamente se toma el valor mínimo entre los dos valores.

La conclusión que se extrae de esta comparación es que ambas cestas (10, 10) y (11, 10)
tienen la misma utilidad bajo la función de utilidad u (x1, x2) = min {x1, x2}. Esto
significa que están en la misma curva de indiferencia. En otras palabras, el consumidor
se siente indiferente entre estas dos cestas, lo que es coherente con la noción de que, en
el caso de bienes complementarios perfectos, la utilidad está determinada por el bien
que se tiene en menor cantidad, en este caso, el zapato del pie izquierdo.

La función de utilidad u (x1, x2) = min {x1, x2} es adecuada para describir bienes
complementarios perfectos, como zapatos del pie izquierdo y derecho. La idea detrás de
esta función de utilidad es que la utilidad del consumidor se basa en la cantidad más
pequeña entre los dos tipos de bienes. Si uno tiene un exceso de un bien (por ejemplo,
zapatos del pie derecho), no podrá aprovecharlo sin tener una cantidad equivalente del
60

otro bien (zapatos del pie izquierdo). Por lo tanto, la utilidad se determina por la
cantidad más baja de los dos.

La transformación monótona se refiere a una función que preserva el orden relativo de


los valores en su dominio. En este caso, cualquier función que tome valores más altos
cuando los valores originales son más altos (y viceversa) y que sea monótona creciente
o decreciente, mantendrá la relación de preferencia entre las cestas de bienes.

¿Qué ocurre en el caso del consumidor que desea consumir los bienes a una tasa distinta
de 1? ¿Qué ocurre, por ejemplo, en el caso del consumidor que siempre consume 2
cucharadas de azúcar con cada taza de té? Si x1 es el número de tazas de té y x2 es el
número de cucharadas de azúcar, el número de tazas de té correctamente azucaradas
será min {x1, x2 /2} (Margarita, 2012, pág. 18).

La proporción de cucharadas de azúcar necesarias para azucarar una taza de té. Si tienes
más tazas de té que cucharadas de azúcar divididas por dos (x1 > x2/2), eso significa
que no tendrás suficientes cucharadas de azúcar para poner dos cucharadas en cada taza
de té. En otras palabras, si tienes más tazas que cucharadas de azúcar suficientes para
poner dos cucharadas en cada taza, no todas las tazas podrán tener dos cucharadas de
azúcar.

En esta situación, el análisis menciona que solo estará correctamente azucarada una
cantidad de tazas igual a x2/2. Esto significa que podrás poner dos cucharadas de azúcar
en la mitad de las tazas de té, ya que hay suficientes cucharadas de azúcar para eso. Sin
embargo, debido a la relación entre el número de tazas y cucharadas de azúcar
disponibles, no será posible poner dos cucharadas en cada taza.

Que pueda asignar valores numéricos a x1 y x2 para ver cómo se cumple esta relación.
Si consideras, por ejemplo, x1 = 6 (seis tazas de té) y x2 = 5 (cinco cucharadas de
azúcar), podrás ver que la mitad de las tazas (tres de seis) podrán tener dos cucharadas
de azúcar, mientras que las otras tres no podrán tener dos cucharadas debido a la falta de
suficiente azúcar.

La función de utilidad original es u (x1, x2) = min {x1, x2}, que representa la
preferencia por bienes complementarios perfectos. Luego, mencionas que puedes
multiplicar por dos las cantidades de ambos bienes para eliminar las fracciones. Esto
61

significa que tomas la función original y la ajustas para que las cantidades de ambos
bienes sean enteras y no fraccionales.

La nueva función de utilidad resultante después de esta transformación será u (x1, x2) =
min {2x1, x2}. Esto significa que para cada combinación de cantidades de bienes (x1,
x2), la utilidad se calculará tomando el valor mínimo entre 2 veces la cantidad de bien 1
(2x1) y la cantidad de bien 2 (x2).

Por conclusión, la manera de una función de utilidad que describa las preferencias por
los complementarios perfectos, se dice:

donde a y b son números positivos que indican las proporciones que se consumen de
cada bien. (Margarita, 2012, págs. 18-19)

Preferencias Cuasilineales.
Las curvas de indiferencia tienen una forma en la que están "trasladadas" verticalmente
unas respecto a otras. Esto significa que todas las curvas de indiferencia son idénticas en
términos de forma, pero están ubicadas en diferentes niveles verticales. En otras
palabras, todas las curvas de indiferencia tienen la misma forma general, pero están
desplazadas hacia arriba o hacia abajo en función de cierta constante.

Para expresar esta relación en términos matemáticos, se utiliza la ecuación x2 = k -


v(x1). Aquí, x1 y x2 representan las cantidades de dos bienes, y v(x1) es una función
que describe cómo cambia la altura de las curvas de indiferencia en función de x1. La
constante k es diferente para cada curva de indiferencia y determina su nivel vertical.

La ecuación x2 = k - v(x1) significa que la cantidad de bien 2 (x2) está relacionada con
la altura de la curva de indiferencia y la cantidad de bien 1 (x1). La función v(x1)
describe cómo la altura de la curva de indiferencia cambia en función de x1. El valor de
k, la constante, determina la ubicación vertical de cada curva de indiferencia. Si k es
mayor, las curvas estarán más arriba; si k es menor, estarán más abajo.
62

Figura 4.4.

Cuando se dibujan las curvas de indiferencia en un gráfico, es necesario etiquetarlas


para poder referirse a ellas. En este caso, se sugiere etiquetar las curvas de indiferencia
como "k", que es el valor de la ordenada en el origen. En otras palabras, "k" representa
la ubicación vertical de la curva de indiferencia en el gráfico.

La utilidad es un concepto fundamental en la teoría del consumidor. Cada curva de


indiferencia representa un nivel constante de utilidad para el consumidor. En este caso,
se menciona que puedes despejar la constante k de la ecuación de las curvas de
indiferencia e igualarla a la utilidad. Esto significa que puedes relacionar el valor de la
constante k con el nivel de utilidad que esa curva de indiferencia en particular
representa.

Por ejemplo, si tienes la ecuación x2 = k - v(x1), puedes resolverla para k: k = x2 +


v(x1). Luego, puedes relacionar este valor de k con el nivel de utilidad correspondiente.
Esto te permitirá entender cómo la ubicación vertical de la curva de indiferencia se
relaciona con el nivel de utilidad del consumidor.
63

En este caso, la función de utilidad es lineal en el bien 2, pero no en el 1; de ahí el


nombre de utilidad cuasilineal, que significa utilidad “parcialmente lineal”. (Varian H.
R., 2016, pág. 63)

Preferencias Cobb-Douglas.
Otra función de utilidad que se utiliza frecuentemente es la Cobb-Douglas:

donde c y d son números positivos que describen las preferencias del consumidor.

La función de utilidad Cobb-Douglas es un tipo específico de función utilizada para


modelar las preferencias de consumo en la teoría económica. Esta función es
particularmente útil en diversos ejemplos y aplicaciones debido a sus propiedades
matemáticas y su capacidad para representar patrones de consumo realistas.

Las preferencias representadas mediante la función de utilidad Cobb-Douglas tienen una


forma general que se ilustra en la figura 4.5. Esta forma general se refiere a cómo las
curvas de indiferencia generadas por esta función de utilidad se ven en un gráfico. Las
curvas de indiferencia son las líneas que representan las combinaciones de bienes que
proporcionan al consumidor el mismo nivel de satisfacción o utilidad.

La forma general de las curvas de indiferencia generadas por la función de utilidad


Cobb-Douglas es importante porque ofrece información sobre cómo cambian las
preferencias del consumidor a medida que varía la cantidad de cada bien. Esta
información puede ser utilizada para comprender cómo los consumidores toman
decisiones de consumo y cómo responden a cambios en los precios y las cantidades de
los bienes.

Los parámetros, "c" y "d" son parámetros que definen la función de utilidad Cobb-
Douglas. La función de utilidad Cobb-Douglas es una forma específica de modelar las
preferencias del consumidor en la que los bienes se combinan en proporciones
específicas. Los parámetros "c" y "d" determinan cómo se ponderan los bienes en esta
función.

La figura 4.5A se representan las curvas de indiferencia correspondientes a "c = 1/2" y


"d = 1/2", mientras que en la figura 4.5B se muestran las curvas de indiferencia
correspondientes a "c = 1/5" y "d = 4/5". Esto significa que, en el primer conjunto de
64

curvas, los valores de "c" y "d" son iguales, mientras que en el segundo conjunto son
diferentes. La diferencia en los valores de "c" y "d" da lugar a curvas de indiferencia
con formas distintas en las dos figuras.

La diferencia en los valores de los parámetros "c" y "d" tiene un impacto directo en la
forma de las curvas de indiferencia. En la figura 4.5A, donde "c" y "d" son iguales, las
curvas de indiferencia tendrán una forma particular que refleja esas proporciones. En la
figura 4.5B, donde los valores de "c" y "d" son diferentes, las curvas de indiferencia
tendrán una forma diferente debido a esta relación distinta entre los parámetros.

Figura 4.5

Las curvas de indiferencia generadas por la función de utilidad Cobb-Douglas tienen la


misma forma que las curvas de indiferencia monótonas convexas que se han llamado
"curvas de indiferencia regulares" en un capítulo previo. Esto significa que ambas
representan patrones de preferencias de consumo en los cuales el consumidor valora una
combinación equilibrada de bienes, y no tiende a extremos de consumo excesivos de un
bien sobre otro. Las preferencias Cobb-Douglas son un ejemplo clásico de estas curvas
de indiferencia regulares.

Las preferencias Cobb-Douglas son un ejemplo muy sencillo y expresivo de curvas de


indiferencia regulares. La fórmula matemática que describe estas preferencias es simple
y directa, lo que la hace útil para representar patrones comunes de consumo.

Se resalta que las preferencias Cobb-Douglas son herramientas valiosas para la


economía porque pueden usarse para presentar ejemplos algebraicos que ilustran
65

conceptos económicos de manera clara. Su sencillez matemática facilita la comprensión


de cómo las decisiones de consumo y producción se relacionan con la utilidad y los
precios de los bienes.

Una transformación monótona de la función de utilidad Cobb-Douglas representa


exactamente las mismas preferencias, significa que si aplicas una transformación
monótona a una función de utilidad Cobb-Douglas, las curvas de indiferencia
resultantes seguirán representando las mismas preferencias de consumo. Aunque la
forma de las curvas puede cambiar, las relaciones relativas entre las cestas de bienes se
mantendrán intactas. (Varian H. R., 2016, pág. 65)

En primer lugar, si tomamos el logaritmo natural de la utilidad, el producto de los


términos se convertirá en una suma, por lo que tendremos que

Las curvas de indiferencia de esta función de utilidad se parecerán a las de la primera


función Cobb-Douglas, ya que el logaritmo es una transformación monótona.

En segundo lugar, supongamos que partimos de la forma Cobb-Douglas.

En ese caso, elevando la utilidad a la potencia 1/ (c + d), tenemos que.

Definamos ahora un nuevo número:

Ahora podemos expresar nuestra función de utilidad de la forma siguiente:


66

Eso significa que siempre podemos tener una transformación monótona de la función de
utilidad Cobb-Douglas en la que los exponentes sumen 1. Más adelante veremos que
esta propiedad tiene una útil interpretación.

La función de utilidad Cobb-Douglas puede expresarse de muy distintas formas; el


lector debe aprender a reconocerlas, ya que esta familia de preferencias es muy útil para
entender los ejemplos.

La Utilidad y la Tasa Marginal de Sustitución.


La Utilidad y la Tasa Marginal de Sustitución están relacionadas a través de la Utilidad
marginal, la cual se define de la siguiente forma:

Definición: Dada una función de utilidad U (X, Y), se define la Utilidad Marginal de X
como la el incremento en la utilidad que genera el consumo de una unidad adicional de
X, manteniendo el consumo de Y constante. (En forma análoga también existe una
UMg Y.)

La magnitud de la UMg X también es arbitraria pues depende de cómo se haya definido


a la función original U (X, Y). La relación existente entre UMg X se deduce de la
siguiente forma.

Diferenciando totalmente la función U (X, Y) tenemos

despejando obtenemos la siguiente relación.

Utilidad Marginal en funciones discretas.


Al consumir una manzana, la utilidad total es de 4 utils. Cuando se consume una
segunda manzana, la utilidad total aumenta a 7 utils. Luego, al consumir una tercera
manzana, la utilidad total es de 8 utils. Consumir una cuarta y quinta manzana también
67

resulta en una utilidad total de 9 utils en cada caso. Sin embargo, cuando se consume
una sexta manzana, la utilidad total disminuye nuevamente a 8 utils.

La utilidad total aumenta con cada manzana consumida hasta alcanzar un máximo de 9
utils al consumir la cuarta y quinta manzana. Sin embargo, cuando se llega a la sexta
manzana, la utilidad total disminuye nuevamente a 8 utils. Este patrón puede
interpretarse como un ejemplo simplificado de cómo la utilidad que un consumidor
obtiene de cada unidad adicional de un bien puede variar. Al principio, cada manzana
adicional aumenta la satisfacción, pero llega un punto en el que el beneficio marginal (la
utilidad adicional) disminuye, y la satisfacción ya no aumenta con la misma tasa.

La idea de la "ley de utilidad marginal decreciente". Esta ley sugiere que, a medida que
se consume más de un bien, el beneficio adicional obtenido de cada unidad adicional
tiende a disminuir. En el ejemplo, la disminución de la utilidad total cuando se consume
la sexta manzana es un ejemplo de esta ley en acción. (Margarita, 2012, pág. 38)

Cuadro 4.6

Como observamos, entre más consumamos un producto, llegará un punto en que el


consumidor en lugar de obtener más utilidad o más placer, puede ser que llegue a tener
incluso una molestia o inconformidad (UTILIDAD DECRECIENTE).

Por ejemplo, si un deportista bebe un vaso de agua inmediatamente después de concluir


sus actividades, éste le reportará una gran utilidad puesto que el requerimiento de agua
será apremiante; es posible, incluso, que desee beber un vaso más. Este segundo vaso le
será un poco menos útil que el anterior, puesto que la sed ya no será tan fuerte, habrá
empezado a saciarse. Si bebe un tercer vaso, lo hará con gusto, pero es muy probable
que sus requerimientos ya estén cubiertos, de forma que no le reportará tanta utilidad
como los dos primeros vasos. Si el individuo continúa bebiendo agua, ésta ya no le
reportará ninguna utilidad pues su sed está satisfecha; incluso, es probable, que no desee
68

tomar agua y al hacerlo le reporte algún malestar o incomodidad. El consumo de agua


ya no le será útil.

Esta forma de analizar la utilidad, en términos de cada unidad de bien (cada vaso de
agua, por ejemplo), nos lleva a un concepto importante: la utilidad marginal.

Esta utilidad marginal se puede calcular dividiendo el cambio en la utilidad total entre el
cambio en el número de unidades consumidas. (Margarita, 2012, pág. 37)

Donde ΔUT= Incremento de la Utilidad Total ΔUC= Incremento de las Unidades


Consumidas

CÁLCULO DE UTILIDAD MARGINAL – Números enteros


¿Con el ejemplo de las manzanas tenemos que para calcular el Incremento de la Utilidad
Total? (UT) de 0 a 1, sería de la siguiente forma:

Utilidad total de 0 manzanas = 0

Utilidad Total de 1 manzana = 4

ΔUT= 4

El Incremento de las Unidades consumidas sería de 1, pues de 0 a 1, el incremento


sería de 1 unidad extra o marginal.

 El siguiente cálculo sería para 2 manzanas consumidas y se daría de la siguiente


forma:

Para el Incremento de la Utilidad Total

Utilidad total de 1 manzanas = 4

Utilidad Total de 2 manzanas = 7

ΔUT= 3

El Incremento de las Unidades consumidas sería de 1, pues de 1 a 2, el incremento


sería de 1 unidad extra o marginal.
69

En los siguientes casos, de 3 y 4 manzanas consumidas sería el mismo procedimiento. Y


nada más sería tener cuidado en el caso de la 5° manzana, donde tendríamos lo
siguiente:

Para el Incremento de la Utilidad Total

Utilidad total de 4 manzanas = 9

Utilidad Total de 5 manzanas = 9

ΔUT= 0

El Incremento de las Unidades consumidas sería de 1, pues de 4 a 5, el incremento sería


de 1 unidad extra o marginal.

Para el caso último de la 6° manzana, tenemos que la Utilidad Marginal sería ya


negativa:

Para el Incremento de la Utilidad Total

Utilidad total de 5 manzanas = 9

Utilidad Total de 6 manzanas = 8

ΔUT= - 1

El Incremento de las Unidades consumidas sería de 1, pues de 5 a 6, el incremento


sería de 1 unidad extra o marginal.

Con los anteriores cálculos, nos quedaría la tabla de la siguiente forma:

Cuadro 4.7
70

Fuente: Microeconomía (Hal R.varian), (Margarita, 2012, pág. 39)

CONCLUSIÓN
Las preferencias del consumidor son fundamentales para determinar sus elecciones de
los bienes que desea consumir. Las preferencias pueden variar de un consumidor a otro,
que se ven influenciadas por factores, como son los precios de los bienes y las
cantidades disponibles. Para analizar las preferencias de los consumidores se utiliza las
funciones de utilidad con un enfoque ordinal, esto quiere decir que haremos un estudio
acerca de las relaciones de orden o preferencias entre diferentes cestas de bienes. La
utilidad es subjetiva y difícil de medir en ciertas situaciones, por ello se busca
determinar si la cesta es preferida, igual o preferida que otra cesta.

Las curvas de indiferencia y las funciones de son herramientas indispensables si nuestro


objetivo es comprender y analizar las elecciones de los consumidores. Aunque no
podemos capturar por completo los gustos de cada individuo, nos brindan una estructura
conceptual para tomar decisiones basadas en las preferencias y realizar un análisis
comparativo.

En conclusión buscamos comprender como los consumidores toman decisiones de


consumo, como se pueden representar y analizar sus preferencias, pero gracias a las
múltiples herramientas que nos proporciona la teoría del consumidor, se nos permite
entender el comportamiento del consumo de los individuos para así poder tomar
decisiones económica.
71

Bibliografía
Folke Kafha. (1981). Teoría Económica. Lima,Perú: UNIVERSIDAD DEL PACÍFICO.

Margarita. (7 de septiembre de 2012). Las preferencias ( Varian Capitulo 3). Obtenido de


microeconomia.pdf:
https://www.unipamplona.edu.co/unipamplona/portalIG/home_109/recursos/
octubre2014/administraciondeempresas/semestre2/11092015/microeconomia.pdf

Varian, H. R. (2016). Microeconomía intermedia (Novena ed.). (A. bosch, Ed.) Berkeley: Antoni
Bosch, Editor, S.A.

Varian, H. R. (2016). Microeconomía intermedia, Un enfoque actual 9ª edición. Berkeley., Estados


unidos: Antoni Bosch, Editor, S.A.
72

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