Está en la página 1de 7

Primeros auxilios psicológicos (PAP)

Tania Catalina Mesa Durango

Al momento de escuchar sobre primeros auxilios psicológicos o (PAP), es posible hacer una
asociación con los primeros auxilios médicos, los cuales están relacionados con la ayuda
inmediata que se le brinda a una persona, en caso de haber sufrido alguna lesión derivada de
un accidente, y que en estos casos "lo que se busca es mitigar, revertir o detener el daño o
secuelas físicas ocasionadas", y que como lo expone (Chafloque et al., 2012), este primer
contacto es de vital importancia, ya que las tasas de mortalidad disminuyen hasta en un 60%,
siempre y cuando la intervención sea oportuna y de calidad.

En contraste con lo dicho anteriormente, si bien existe una similitud en que ambas
intervenciones vienen siendo el primer contacto o ayuda que recibe la persona afectada, lo
que se atiende o aborda desde los PAP tiene que ver principalmente con la parte emocional y
no física, de algún suceso traumático que puede derivar en una crisis emocional. De esta
manera, se podría decir que los primeros auxilios psicológicos, son un tipo de intervención
humanitaria breve, que ayuda a prevenir o contener las secuelas psicológicas que se
desprenden de eventos traumáticos; dicha atención se da bajo la implementación de algunas
técnicas psicológicas, que permiten recuperar el equilibrio emocional de la persona, facilitar
la adaptación y evitar posibles patologías. (Cortés y Figueroa, 2018). Cabe resaltar que son
una asistencia social y no una intervención psicoterapéutica; ya que, durante este proceso, el
énfasis principal es satisfacer las necesidades básicas inmediatas y ayudar al individuo a
buscar redes de apoyo.

Del mismo modo, este ejercicio práctico y asistencial está orientado a escuchar de manera
activa al afectado, lo cual permite la expresión de las emociones y liberación de la carga
emocional que se desprende de estos sucesos traumáticos o dolorosos. Teniendo en cuenta
esto, es importante resaltar la relevancia que tiene la escucha activa durante un momento de
crisis, ya que en muchos casos la persona busca descargar su sentir en un tercero, y cuando
digo descargar, hago referencia a tener la apertura de dialogar, expresar o manifestar sus
pensamientos y sentir la confianza y compañía durante estos momentos de angustia que es
conocido en el campo de la Psicología como "catarsis", en los que quizás no tiene a nadie
más para hacerlo, teniendo en cuenta la diversidad y variabilidad de los sucesos que puedan
darse y que para cada individuo pueden ser muy diferentes.
Continuando con lo anteriormente expuesto, la persona que brinde PAP debe entender que la
escucha activa y oír son dos cosas diferentes, en este caso, y como lo expone Ortiz (2007)
citado por Hernández y Lesmes (2018) "oír es un proceso pasivo, a través del cual los seres
vivos captan las vibraciones del sonido" o en este caso puntual, se basaría únicamente en
recibir los datos que la persona afectada está suministrando, por otra parte, la escucha activa
implica tener la disposición de entender lo que el otro me está comunicando, todo esto siendo
empáticos y muy cuidadosos con la información suministrada. De esta manera, en este caso
puntual, está relacionado con tener la capacidad de captar e interpretar los mensajes verbales
y no verbales que se dan a partir del diálogo. Por este motivo, la escucha activa no solo
implica oír e interpretar eso que el otro me está diciendo a través de las palabras, sino
también, interpretar lo que dice con su cuerpo y sus gestos.

Con referencia a lo anteriormente dicho, es importante además, estar atentos al


comportamiento de la persona afectada, ya que en muchos casos es necesario realizar una
estabilización, por ejemplo, en caso de notar que la persona se encuentra emocionalmente
desorientada y abrumada, se debe estar atentos a ciertas características físicas y
comportamentales, como lo son: "ojos cristalinos, mirada ausente, ausencia de
verbalizaciones, comportamiento desorganizado, llanto desconsolado, hiperventilación,
agresividad…", etc. (Hernández y Gutiérrez, 2014).

Por otro lado, es conveniente mencionar, que solo personal capacitado y entrenado, el cual se
encuentre en un estado óptimo personal y emocional, puede acompañar estos procesos,
además, debe estar contextualizado del lugar al que va a acudir; el personal no se limita única
y exclusivamente a profesionales del área de la salud, sino a todo aquel que cuente con la
disposición y el entrenamiento adecuado para llevar a cabo dicho procedimiento; todo esto
con el propósito de evitar consecuencias negativas como una acción con daño, que hace
referencia a la posibilidad de detonar una crisis mayor. (Valencia y Trejos, 2013).

Al mismo tiempo, se debe tener en cuenta que en esta intervención, es posible encontrar
diferentes tipos de víctimas según el nivel de relación con el acontecimiento traumático:

"Entre estos encontramos la víctima de primer grado, quién sufre un impacto directo del
evento o situación traumática, las víctimas de segundo grado, que vendrían siendo los
familiares directos del anteriormente mencionado, las víctimas de tercer grado, que serían los
integrantes de los equipos de primeras respuestas, las víctimas de cuarto grado, comprendidas
por la comunidad envuelta en el desastre, las víctimas de quinto grado, aquellas que se ven
implicadas por conocer el suceso, y finalmente las víctimas de sexto grado, identificadas
como aquellas personas que no se hallaban en el lugar de los hechos por motivo de viaje".
(Cortés y Figueroa, 2018, p. ).

Al ser una intervención práctica y asistencial, se deben seguir una serie de procedimientos
que faciliten su correcto desarrollo y aplicación, estos se hacen de manera progresiva y se
basan en:

" Primero: contacto y acercamiento, segundo: seguridad y alivio, tercero: estabilización,


cuarto: recopilación de información, necesidades y preocupaciones actuales, quinto:
asistencia práctica, sexto: conexión con apoyo social, séptimo: información sobre el manejo
de adversidades y octavo: enlace con servicios de colaboración. De esta manera, al seguir
metódica y cuidadosamente los pasos anteriormente expuestos, se estaría más cerca de lograr
estabilizar y garantizar la disminución de la angustia, propender por un funcionamiento
adaptativo y la implementación de estrategias de afrontamiento." (Hernández y Gutiérrez,
2014, p.p ).

Como lo expone Cortes y Figueroa ( 2018) es importante resaltar que los PAP no son
invasivos, por este motivo no se debe forzar u obligar a una persona a recibir dicha ayuda,
por el contrario, quien brinde dicho servicio asistencial, debe respetar el espacio personal y
esperar el tiempo necesario que le tome al individuo asimilar y ser consciente de lo que está
viviendo; todo esto puede facilitar el proceso de introspección y reconocimiento de
emociones. Esto no quiere decir que para cada persona el proceso se da de la misma manera,
muy por el contrario, y como se ha mencionado anteriormente, los recursos psíquicos de cada
sujeto son diferentes y lo que para alguien puede ser una perdida fatal, para otra persona
puede ser algo transitorio, por este motivo, quien brinde este primer contacto, debe evitar
minimizar, cuestionar o anular el sentir de la persona afectada. (P.13)

Las palabras empleadas durante el dialogo que se de en una situación donde se requiera de la
implementación de los PAP, deben ser palabras empáticas, respetuosas y coherentes, ya que
todo esto le proporcionara al sujeto la seguridad y confianza de que se encuentra en un
espacio seguro. Del mismo modo, se debe evitar utilizar palabras u oraciones que invaliden
las emociones y deriven en reprimir lo que la persona esta sintiendo, un ejemplo de ello sería:
“Hay que ver el lado positivo de las cosas”, “Las cosas pasan por algo”, “Hay personas que la
están pasando peor”, entre otras. (P.16)
Otro punto importante a abordar, es que en un país como Colombia, diversidad de factores
ambientales y sociales ponen en riesgo gran parte de su población, teniendo en cuenta que el
grado de exposición a sufrir un acontecimiento traumático que se derive en una crisis
emocional, es bastante alto. De hecho, Colombia, según las naciones unidas, está dentro de
los cinco países "con mayor riesgo de muerte por desastres naturales, especialmente por
terremotos, inundaciones y deslizamientos de tierra, dado el crecimiento demográfico de sus
cordilleras". (International training centre & OIT, 2006). Asimismo, el departamento nacional
de planeación DNP, en sus estadísticas de reporte de emergencias de la unidad nacional para
la gestión del riesgo de desastres (UNGRD) "reportó 3.181 muertos y 12, 3 millones de
afectados por desastres naturales ocurridos entre 2006 y 2014". (DNP & UNGRD, 2015).

En este orden de ideas, con relación al contexto colombiano, se presentan eventos


ambientales y antrópicos que generan estados de crisis en la población, con base a esto, y
debido a las condiciones de vulnerabilidad en las que pueden resultar implicados, se hace
necesario la implementación y capacitación de los primeros auxilios psicológicos. En cuanto
a los eventos antrópicos, se derivan principalmente el conflicto armado interno y la
delincuencia común; en este conflicto las personas están inmersas involuntariamente en
combates, actos terroristas, atentados, enfrentamientos, hostigamientos, masacres, ante delitos
tan aberrantes como las minas antipersonas, secuestro y tortura, que no únicamente afectan a
quien los vive directamente, sino también a sus familiares y a todas las personas que se
encuentren sumidas en este contexto.

Para este caso, en Colombia, según la red nacional de información de la unidad para la
atención y reparación integral a las víctimas, "se registran 9. 431 303 víctimas del conflicto
armado de forma directa e indirecta, por diferentes hechos victimizantes. A estas cifras se le
suman los hechos de violencia acontecidos durante el año 2020, en total se presentaron 33
masacres, en donde la población joven fue la más afectada" (Red nacional de información,
2020).Ahora bien, con relación a los factores ambientales, se encuentra que gran parte de la
población, habita en zonas de riesgo por posibles fallas geológicas, este es el caso de las
invasiones de la población desplazada, de igual manera, se ve representado un riesgo en
zonas rurales, ya que dadas las condiciones climáticas se presentan deslizamientos y
desbordamientos de ríos, entre otras.

Como consideraciones finales, en el contexto antes mencionado, existe una necesidad


evidente de tener personal capacitado que se encuentre en un aprendizaje constante, acorde
con las exigencias del medio, para brindar de manera adecuada, oportuna, inmediata y de
calidad estos primeros auxilios psicológicos, lo anterior, debido a las condiciones de
vulnerabilidad en las que se encuentra inmersa la mayor parte de la población, como se
expuso anteriormente.

Es de menester mencionar, la importancia de darle un buen manejo a este tipo de


intervención, ya que, de lo contrario, se podría intensificar el malestar de la persona,
detonando reacciones que pongan en riesgo su integridad física y la de los demás. No
obstante, si se realiza de forma correcta, puede ayudar a recobrar el equilibrio mental y la
funcionalidad de la persona, a su vez prevenir posibles patologías, contribuyendo a su salud
mental.

Finalmente, considero que más allá de conocer de manera rigurosa los protocolos necesarios
para el debido uso e implementación de los PAP, se destaca la relevancia de establecer una
relación empática que le genere al individuo un sentimiento de confianza, comprensión y
apoyo que facilite el proceso. Quien lo dirija debe tener una vocación de servicio, procurando
el bien del afectado de manera desinteresada, incluso a costa de su interés propio.

Por otra parte, un suceso que permitió cuestionar la relevancia que tiene el conocimiento de
los PAP, fue la pandemia ocasionada por el virus SARS- COVID 19, Para este tiempo de
crisis mundial, se logró evidencia una necesidad de acompañamiento para aquellas personas
que les costó adaptarse a dichas circunstancias, en este caso, se puede evidenciar que la
aplicación de los PAP no solo se limita a crisis derivadas de acontecimientos traumáticos
como accidentes, desastres naturales y perdidas por muerte o desaparición, sino que también
involucran acontecimientos de desconcierto, en los que se genera un cambio de las
costumbres en la vida diaria de una persona, y que finalmente generan malestar emocional,
preocupación, angustia, ansiedad, miedo, cambios de estado de ánimo que pueden oscilar
entre la agresividad y la apatía, entre otras.

Debido a esto, surge una exigencia del medio que nos obliga a estar preparados para afrontar
estos episodios de crisis, y así evitar casos e infortunios de maltrato, conductas agresivas y
suicidio, que involucren al individuo y a las personas a su alrededor. Cabe mencionar, que no
todos los profesionales en psicología se encuentran debidamente preparados para aplicar los
PAP, ya que a pesar de los conocimientos que se adquieren durante la formación profesional
y que están directamente ligados a las técnicas utilizadas en este tipo de intervención, como
se mencionó con anterioridad, no solo la formación es importante en estos casos, sino, que el
profesional debe ser consciente de sus herramientas psíquicas para acompañar de la mejor
manera un individuo que atraviesa un estado de crisis.

Bibliografía

Gobernación de Colombia. (2020). Unidad para la atención y reparación de las víctimas.

Tomado de: https://www.unidadvictimas.gov.co/es/registro-unico-de-victimas-ruv/37394

Cortés, P. y Figueroa, F. (2018). Manual ABCDE para la aplicación de Primeros Auxilios

Psicológicos En crisis individuales y colectivas. Pontificia Universidad Católica de Chile.

Tomado de: https://medicina.uc.cl/wp-content/uploads/2018/08/Manual-ABCDE-para-la-

aplicacion-de-Primeros-Auxilios-Psicologicos.pdf

Valencia, A. y Trejos, Y. (Enero- junio,2013). Los primeros auxilios psicológicos en el

servicio de atención al ciudadano desde un enfoque humanista. Los primeros auxilios

psicológicos en el servicio de atención al ciudadano desde un enfoque humanista, 4 (2), pp.

42-52. Tomado de: https://www.redalyc.org/pdf/5177/517751544005.pdf

Hernández, I. y Figueroa, L. (2014). Manual básico de primeros auxilios psicológicos.

Universidad de Guadalajara. Tomado de:

https://psicologosemergenciasbaleares.files.wordpress.com/2016/08/manual-primeros-

auxilios-psicolc3b3gicos_2014.pdf

Hernández, K. y Lesmes,A. (2018). La escucha activa como elemento necesario para el

diálogo, Convicciones, 9(1), pp. 83-87. Tomado de:

https://www.fesc.edu.co/Revistas/OJS/index.php/convicciones/article/view/272
Gobernación de Colombia. (2015). Departamento Nacional de Planeación (DNP). Unidad

Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD). Tomado de:

https://www.dnp.gov.co/Paginas/3-181-muertos,-21-594-emergencias-y-12,3-millones-de-

afectados-las-cifras-de-los-desastres-naturales-entre-2006-y-2014-.aspx

Chafloque,C., Pino,J., Rivera,M., Díaz,M. y Cristian. (2012). Conocimiento adecuado sobre

emergencias médicas: un problema para estudiantes y profesionales de la salud. Educación

Médica, 15 (1), pp.11-12. Recuperado en 04 de marzo de 2022, de

http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1575-

18132012000100005&lng=es&tlng=en.

También podría gustarte