Bitácora Psicoanalítica

Revista de la Sociedad
Psicoanalítica Mendoza
Año 3 | Nº 3 | Octubre de 2023
 Winnicott
y la experiencia humana.
El advenir del psicoanálisis por venir
Gabriel Guzzo | Analista en formación de la Sociedad Psicoanalítica Mendoza (SPM)
El lugar de Winnicott en el movimiento
psicoanalítico es motivo de diferentes
apreciaciones. Desde aquellas que destacan su
pensamiento creativo e independiente, sus
innovaciones técnicas, su esfuerzo por rescatar
todo germen de vitalidad en el ser humano, hasta
incluso aquella según la cual Jean Luc Donnet
(1991) atribuye a Winnicott el haber provocado
una “ruptura epistemológica invisible en el
psicoanálisis”. En esa época de posguerra donde el
humanismo es fuertemente cuestionado, y, a
partir de los cambios sociales, tecnológicos y
culturales comienza a gestarse una nueva idea de
lo humano, Winnicott parece adelantarse al
psicoanálisis por venir. Es lo que este trabajo
tratará de transmitir, tomando como hilo
conductor el concepto de experiencia humana.
Winnicott no tematizó la noción de
experiencia, sin embargo, está omnipresente en
sus escritos, a veces un tanto marginal, otras
ocupando mayor centralidad. Hay un continuum
entre las primeras etapas de la existencia
individual, la vida creativa que se manifiesta en el
juego y la experiencia cultural con todo su bagaje,
que incluye las experiencias artísticas y religiosas.
Puede decirse que toda experiencia se produce en
un espacio potencial que aparece bien descrito en
una carta que Winnicott escribe en 1952 a Roger
Money Kyrle:
“La experiencia es un constante atravesar en la
ilusión, el logro repetido de un inter-juego,
teniendo por un lado la creatividad, por el otro, lo
que el mundo tiene para ofrecer”. (Winnicott,
1987, p. 43)
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Este espacio potencial se crea entre el objeto
subjetivo y el objeto objetivo, entre la ilusión de
omnipotencia de la creación del objeto y el
descubrimiento de un mundo real, pre-
existente. Este espacio no es ni enteramente
subjetivo, ni enteramente objetivo, es una zona
lúdica por excelencia.Vayamos al comienzo.
Según Joona Taipale (2017), fenomenólogo
finlandés que integra en sus estudios la filosofía,
el psicoanálisis y las teorías del desarrollo
“durante las primeras semanas de vida
intrauterina, el bebé pasa la mayor parte de sus
horas despierto, no como conocedor cognitivo,
sino como experimentador afectivo”. La
diferenciación es algo que debe entenderse
como un proceso, no debe presuponerse desde
el principio. Al intentar describir la experiencia
del mundo desde el bebé, debemos cuidarnos de
no introducir de contrabando distinciones
adultomórficas, es decir distinciones que se
obtienen desde el punto de vista de un
observador externo. Winnicott nos previene al
respecto:
“Es necesario pensar en un estado de cosas
antes de que el concepto de objeto tenga
significado para el bebé, aunque el bebé está
experimentando satisfacción al relacionarse con
algo que vemos como un objeto, o lo que
podemos llamar una parte objeto”. (Winnicott,
1965, p. 26)
Desde una perspectiva provocativaWinnicott
subraya esto cuando dice que no existe tal cosa
como un bebé. Lo que está afirmando es que no
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 existe un bebé sin los cuidados maternales, “…si
me muestras un bebé, ciertamente me muestras
también a alguien cuidando del bebé, o al menos
un cochecito con los ojos y los oídos de alguien
pegados a él” (Winnicott, 1984, p 99). Taipale
propone de manera interesante acercarse a la
experiencia del bebé, a través del concepto de
sesgo interoceptivo. Cuando el bebé siente
hambre por ejemplo, podemos ver desde un
punto de vista exteroceptivo que se está
dirigiendo a una fuente externa que causa la
satisfacción de la necesidad, el objeto comida, el
pecho, o la madre. Sin embargo la sintonía
interoceptiva parece ser tanto ontológica como
evolutivamente más básica que la exteroceptiva,
el bebé más que buscar el objeto, busca la
satisfacción de la necesidad, el alivio intero-
ceptivo. Los bebés hambrientos tienden a
comportarse como si fuera el fin del mundo,
probablemente porque así lo experimentan. El
cuidador al comienzo equivale a un segmento no
diferenciado en el “mundo interoceptivo” del
bebé, y será a través de las decepciones, siempre
que no sean demasiado graves, que éste segmento
se diferencia cada vez más de la esfera de la
omnipotencia y se realice gradualmente como
objeto.
Desde esta mirada, la experiencia humana es
vista desde el principio como una relación entre el
individuo y el entorno. No obstante, a pesar de la
indiferenciacióntemprana, existe desde el
comienzo en el ser humano algo, que aunque
inicialmente incipiente y fragmentario,
Winnicott denomina gesto espontáneo o
creatividad (en su sentido más primario). Éste
será el eje principal que definirá la singularidad de
ese ser humano a lo largo de su vida y, en los casos
saludables el núcleo a partir del cual se
desarrollará el individuo hacia la madurez. La
interacción entre esta creatividad primaria del
bebé y su entorno de crianza producirá la
experiencia humana, que aunque no tematizada,
constituirá una noción fundamental del
pensamiento de Winnicott y de todo su
psicoanálisis.
En consonancia con las ideas de Sandor
Ferenczi, quien fue el primero que percibió que la
técnica recomendada por Freud se adaptaba más
bien a los neuróticos, pero muy mal a los
pacientes borderlines y psicóticos, Winnicott
realiza importantes innovaciones respecto a la
técnica para el tratamiento de éste tipo de
pacientes. Me detendré sólo en la idea de
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regresión a la dependencia. La regresión a la
dependencia puede ocurrir en el entorno
analítico como una forma de revivir el trauma
aún no experimentado que ocurrió en el
momento de una falla ambiental temprana. Hay
algo paradojal aquí, ya que Winnicott nos habla
de algo que ocurrió en la vida de la persona y sin
embargo no fue experienciado. La noción de
experiencia tiene aquí el sentido de una
apropiación de un acontecimiento, de modo que
pueda ser integrado al ser del individuo, en otras
palabras podríamos hablar de una apropiación
subjetiva de un evento vivido. El entorno
analítico ofrece la posibilidad de que el paciente
experimente un entorno de contención,
probablemente por pr imera vez. Esta
contención facilita que el paciente descubra la
esperanza inconsciente de que surja una
oportunidad para experimentar el trauma
original y así procesarlo. Esta experiencia, a su
vez, permitirá al paciente, mientras regresa a la
dependencia, buscar y descubrir su verdadero
self. Esta búsqueda en el contexto de la relación
analítica forma parte del proceso de curación.
En palabras deWinnicott:
“…la tendencia a la regresión es vista como
parte de la capacidad del individuo para producir
su autocuración. Representa una indicación del
paciente al analista acerca de cómo debe
comportarse este último, más bien que acerca de
cómo debe interpretar al paciente”. (Winnicott,
1993, p.166)
El encuentro analítico entonces, desde la
perspectiva de Winnicott, es unencuentro en el
que dos personas buscan el devenir del self
verdadero del paciente, en esa búsqueda y en
todo el recorrido también se produce un cambio
en el self del analista. El advenir del psicoanálisis
por venir al que alude el título no es sólo un
juego de palabras, tiene que ver con la matriz del
tiempo. Una cita de Winnicott de 1954 servirá
como ejemplo.
“…sería agradable poder aceptar en análisis
solamente aquellos pacientes cuyas madres, al
comienzo y durante los primeros meses,
hubiesen sido capaces de aportar condiciones
suficientemente buenas. Pero esta era del
psicoanálisis se está acercando irremisiblemente
a su fin”.
El tipo de patologías y sufrimientos de
nuestra época se presta mucho a la puesta en
práctica de modificaciones en la técnica, de la
cual la regresión a la dependencia es un ejemplo.
Creo que el psicoanálisis actual y el del futuro En una carta a la misma autora en 1956, por
aún más, seguirá acogiendo las ideas de ejemplo Winnicott dice: "No tengo ninguna
Winnicott, para acercar el psicoanálisis a un tipo dificultad en decirle a cualquiera que me
distinto de cura analítica, una cura que tiene que pregunte, de todo corazón, que usted es la
ver más con la experiencia de ser. Que el mejor analista y la más creativa del movimiento
psicoanálisis se haya enriquecido con Winnicott analítico" (Winnicott 1987, p.94).) De lo que se
no quiere decir que el psicoanálisis será trata es de la preocupación de Winnicott por la
winnicottiano, él mismo está atento a éste transmisión del psicoanálisis y del hecho de que
posible desvarío. mientras más se nos exija ceñirnos a un
Hay una famosa carta que Winnicott escribe determinado marco conceptual o a una forma
el 17 de noviembre de 1952. La destinataria es de expresión, más limitadas serán nuestras
Melanie Klein y el motivo de la misma es una potencialidades expresivas.
preocupación acerca del psicoanálisis en su La ciencia requiere un lenguaje común, la
conjunto y el futuro del psicoanálisis. En el paradoja es que nuestra ciencia se ocupa de
núcleo de la carta está el problema del lenguaje y fomentar la vitalidad y capacidad creativa del ser
la transmisión del psicoanálisis. Cito un humano y para ello reclama la vitalidad del
fragmento: lenguaje, el respeto hacia la propia experiencia,
“Lo primero que deseo decirle es que puedo la exigencia de la singularidad de la experiencia
advertir lo molesto que resulta, cuando algo se al narrar. Mantener vivo el lenguaje, mantener
desarrolla en mí por mi crecimiento y mi vivo el psicoanálisis. Tal fue el afán de Winnicott
experiencia analítica, que mi deseo sea el de durante toda su obra, hacer que el lenguaje se
expresarlo en mi propio lenguaje. Es molesto aproxime el máximo posible a esa experiencia
porque yo supongo que todo el mundo quiere humana única e irrepetible que es el psicoaná-
hacer lo mismo cuando sabemos que en una lisis.
sociedad científica uno de los objetivos es ¿Por qué Winnicott nos parece hoy tan
encontrar un lenguaje común Sin embargo, este actual? Es el enigma del tiempo, oídos frescos
lenguaje debe mantenerse vivo, ya que no hay que se nutren de palabras vivas, no importa el
nada peor que un lenguaje muerto……pienso tiempo en el que fueran dichas. La vigencia de
que en correspondencia con mi deseo de decir Winnicott y el porvenir del psicoanálisis van de
las cosas a mi modo hay algo de parte suya, a la mano, el advenir del psicoanálisis no es algo
saber, la necesidad de que todo sea reformulado que ocurrió allá lejos, es el constante aparecer
en sus propios términos”. (Winnicott, 1987, p. de una experiencia por momentos mágica, esa
34)No se trata de una crítica a Melanie Klein, a experiencia que surge del encuentro entre
pesar de sus desacuerdos sustanciales con Klein, paciente y analista.
Winnicott aprecia abiertamente su brillantez.
Bibliografía
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