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Persona

ISSN: 1560-6139
dalvarez@correo.ulima.edu.pe
Universidad de Lima
Perú

Torres Vilar, Natalia


Reflexiones acerca del desarrollo emocional de la madre, a partir de la obra de Winnicott
Persona, núm. 9, 2006, pp. 203-215
Universidad de Lima
Lima, Perú

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=147112814009

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Reflexiones acerca del desarrollo emocional


de la madre, a partir de la obra de Winnicott

Natalia Torres Vilar

En el trabajo se plantean algunas reflexiones en torno a la vivencia de la madre


en el vínculo inicial con su bebé. Con este propósito se realiza, en primer lugar,
una revisión general y sintética de lo que sería para Winnicott el desarrollo
emocional del bebé, haciendo hincapié en el proceso que lleva a este desde los
primeros esbozos del yo hasta la posibilidad del acto creativo. Esta revisión es
luego complementada a la luz de la perspectiva del otro componente del vínculo:
la madre. Se sugiere que junto con el desarrollo emocional del bebé, en casos
normales, y a través de los fenómenos de empatía y de identificación cruzada, se
da un reforzamiento del desarrollo emocional de la madre.
Creatividad / empatía / identificación primaria / madre / self

Reflections on the emotional development of the mother, on the basis of


Winnicott´s theory
This paper offers some insights into the experiences of mothers in their initial
bonding with their children. To this end, the author offers a discussion of
Winnicott’s view of the emotional development of the baby, emphasizing the
process from the first drafts of the ego to the possibility of the creative act. This
discussion is enriched by the addition of the other component of the bond: the
mother. It is suggested that, in normal cases, together with the emotional
development of the baby and through the phenomena of empathy and cross-
identification, a reinforcement of the emotional development of the mother takes
place.
Creativity / empathy / primary identification / mother / self

Correo electrónico: ntorres@correo.ulima.edu.pe

Persona 9, 2006, 203-215


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Torres

Para Winnicott el bebé y la madre son terior. En tanto crisis de maduración, el


uno al comienzo. La madre “padece de embarazo manifiesta regresión, disten-
un replegamiento” (1992a), centra su sión de las defensas y modificación en
existencia en su hijo recién nacido, la organización del concepto del sí mis-
adaptándose a él. Este vínculo le per- mo. Pines (1972) enfatiza que, sobre
mite captar en forma directa todo lo todo en el primer embarazo, la tarea de
que sucede dentro de su hijo para poder separación-individuación se somete a
satisfacer las necesidades de este. Si una nueva evaluación y se completa.
bien Winnicott planteó la relación Joan Raphael-Leff (1995) explica las
madre-bebé como una unidad insepara- identificaciones complejas que se vi-
ble, afirmando que no existe tal cosa ven durante el embarazo, durante el
como un bebé, también podríamos de- cual la gestante –siendo una con su be-
cir que no hay tal cosa como una ma- bé– revive sus propias experiencias co-
dre; la dupla es indisoluble. Sin embar- mo feto, a la vez que se identifica con
go, la teorización de Winnicott (1979, su propia madre para cumplir con su
1990, 1992a, 1992b, 1993) se centró, nuevo rol. Para esta autora, dichas
según su interés, en el desarrollo emo- identificaciones implican la modifica-
cional del infante. Lo que se desea re- ción del yo en función de otro objeto
saltar en este trabajo es el otro polo de (modificación que puede ser estable o
la unidad. Para ello intentaré plantear transitoria e instrumental). Tomando
algunas reflexiones en torno a la viven- estas ideas, las extiendo más allá del
cia de la madre en el vínculo inicial con embarazo, como una vivencia paralela
su bebé. Abordaré, entonces, lo que he al desarrollo emocional del bebé en la
querido llamar un ‘segundo proceso infancia temprana.
maduracional’ de la madre, en el cual Empezaré haciendo una revisión
esta reeditará aspectos de su propio de- general y sintética de algunos aspectos
sarrollo emocional como infante –pero de lo que sería el desarrollo emocional
en circunstancias diferentes–, lo cual del bebé para Winnicott, para comen-
implicaría una crisis evolutiva que, co- tarla luego a la luz de la perspectiva del
mo toda crisis, es una oportunidad de otro componente del vínculo: la madre.
crecimiento, de elaboración; un nuevo
Nos dice Winnicott (1979) que la
nacimiento; la oportunidad para el sur-
vida psicológica comienza cuando apa-
gimiento de un sí mismo más auténti-
rece el yo, el primer esbozo de auto-
co, para parafrasear a Winnicott.
conciencia, la capacidad de percatarse
Grete Bibring propuso esto ya en
del hecho simple de estar vivo, hecho
1961. Para ella el embarazo constituye
expresado en la continuidad existen-
una crisis de maduración conducente a
cial, el registro del ser en el tiempo, en
una nueva posición, no idéntica a la an-
la captación elemental de la duración y

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en la realización y registro de los pri- bebé es la identificación, por la cual


meros gestos creativos, actos espontá- nos transportamos al interior de un ob-
neos capaces de inaugurar una existen- jeto para coincidir con lo que tiene de
cia verdadera y, por ende, dar naci- único, y por consiguiente de inexpre-
miento a un sí mismo verdadero. sable. Pero la identificación que per-
En el inicio, nos dirá, el bebé y la mite la coincidencia con el objeto mis-
madre son uno (Winnicott, 1992a). La mo se da en raras ocasiones. Quizá po-
madre experimenta una preocupación dríamos decir que para Winnicott la vi-
materna primaria, que se desarrolla vencia compartida por la madre y su
gradualmente y se convierte en un esta- bebé en los primeros momentos de la
do de elevada sensibilidad durante el vida, es una de esas raras ocasiones.
embarazo y especialmente hacia el fi- Esta identificación –no solo normal en
nal de este, y continúa hasta unas pocas el desarrollo del infante, sino también
semanas después del nacimiento del esencial para su supervivencia– solo
bebé. La madre “padece de un replega- puede ser vivida así posteriormente, en
miento”, centra su existencia en su hijo profundas regresiones psicóticas, y es
recién nacido. Este es el vínculo que básicamente incomunicable, al igual
Winnicott llamó de identificación pri- que el fenómeno en el vínculo madre-
maria o identidad. Este vínculo le per- infante también se instala regresiva-
mite captar, en forma directa, todo lo mente para la madre en un momento
que sucede dentro de su hijo para poder previo a lo verbal.
satisfacer sus necesidades yoicas y pul- Winnicott habla también de la crea-
sionales. Este replegamiento o disocia- tividad primaria, que tiene que ver con
ción, llega a ser casi una enfermedad, que el pecho de la madre es constante-
de la cual luego la madre se recobrará. mente recreado por el niño en virtud de
Sin embargo, es necesario que la madre su necesidad. La madre sitúa el pecho
conserve una pequeña parte de sí mis- real en el lugar mismo en que el niño
ma en contacto con la realidad externa, está dispuesto a crearlo, y en el mo-
por lo que su estado ha sido conside- mento adecuado. La ilusión tiene que
rado por Winnicott como una enferme- ver con la omnipotencia en el niño, la
dad esquizoide normal. Winnicott nos idea de haber creado el objeto que en-
dirá también que esta preocupación cuentra. La madre se presenta como
primaria materna y este replegamiento objeto para el bebé, a la vez que para-
no son fácilmente recordados por las dójicamente le deja creer que ella es su
madres una vez que se han recuperado propia creación. El primer acto creati-
de ellos, que tenderán a ser reprimidos. vo, entonces, está en la posibilidad de
Entonces, para Winnicott, un instru- crear un objeto que en la realidad se
mento primordial en el desarrollo del halla allí porque la madre, adaptada a

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las necesidades del yo de su bebé, lo frustración necesaria para el desarrollo


colocó allí en el momento preciso y de su deseo y su capacidad de indivi-
forma en que el bebé lo estaba creando. duación.
Cuando la adaptación de la madre La omnipotencia del bebé implica
es adecuada, se produce en el bebé la que él cree que otras personas respon-
ilusión de que la realidad corresponde a den mágicamente a sus necesidades,
su capacidad para crearla. La madre su- apareciendo cuando él las convoca. Po-
ficientemente buena para Winnicott co a poco entenderá que hay objetos
vendría a ser aquella que se adapta a las que están fuera de su control. La desi-
necesidades de su hijo, de manera ade- lusión gradual sólo es posible si se tuvo
cuada al momento madurativo. Al ini- suficiente oportunidad para la ilusión.
cio la adaptación es tal que el bebé no De lo contrario el bebé se resiste a
percibe esto, solo se percata del am- abandonar el pensamiento mágico para
biente protector cuando siente sus fa- no aceptar la frustración con la consi-
llas, debido a la ruptura de la continui- guiente pérdida de capacidad para re-
dad existencial que estas provocan. La conocer la realidad. Allí se instauraría
adaptación al medio incluye necesaria- la omnipotencia como patología. Solo
mente la posibilidad de la falla. El bebé cuando existe confianza en el ambiente
aprende a tolerar la ausencia gradual- es posible el despliegue de la ilusión.
mente, en base a la confianza de la rea- La madre debe aceptar en principio la
parición de la madre. Ella instaura el omnipotencia de su bebé, y ofrecerle la
proceso de desilusión, sobre la ilusión ilusión de un mundo creado por él. Po-
que había ayudado a crear previamen- co a poco, en forma gradual, lo va de-
te. La madre no es capaz de aportar en silusionando, con el fin de permitirle
forma ininterrumpida todo lo que su reconocer la realidad.
hijo necesita, y entonces el bebé em- Winnicott (1992b) le da suma im-
pieza a registrar las ausencias y las portancia a la creatividad y dice que el
frustraciones, poniéndose en cuestión sentido de esta no debe limitarse a pro-
su vivencia omnipotente e iniciándose ducciones exitosas y reconocidas por
el reconocimiento del mundo exterior. los demás, sino a una actitud frente a la
Sin embargo, la falla precoz y persis- vida que da color a la experiencia y una
tente de la madre, si esta le impone la nueva visión sobre la realidad externa.
alteralidad y no permite que el bebé la Para la creatividad, nos dice, se necesi-
descubra, obliga al infante a adaptarse ta sentir que uno existe. La creatividad
al medio y a convertirse en madre de sí es el hacer que surge del ser. Creo que
mismo para sobrevivir. La madre sufi- se puede decir que Winnicott hace de la
cientemente buena es una madre ideal, creatividad un concepto central en su
capaz de hacer experimentar al niño la obra al punto de entender el desarrollo

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emocional saludable como la posibili- La integración es un proceso que


dad de transitar creativamente por el depende de una tendencia psicológica
mundo. La existencia de un self verda- heredada, y que debe ser apoyada o
dero es la base de la creatividad. El self complementada por una actividad del
falso produce más bien una sensación ambiente materno a la que Winnicott
de irrealidad o un sentimiento de futili- denomina holding o sostenimiento
dad. El self verdadero emana de la vida (Winnicott, 1992a). Al nacer el bebé
de la que están dotados los tejidos del cuenta con elementos motores y senso-
cuerpo y de la acción de las funciones riales rudimentarios que le darán una
corporales. Se halla estrechamente li- pauta de existencia, serán la matriz
gado a la idea de un proceso primario y conductora de una experiencia de con-
al principio no es reactivo a los estímu- tinuidad existencial, sobre la cual se
los externos. El bebé nace con un po- asentarán los rudimentos de una elabo-
tencial heredado que –si todo marcha ración imaginativa del funcionamiento
bien, si no sucede algo catastrófico en corporal. En los comienzos se inicia un
el ambiente que lo sostiene– se desa- desarrollo desde un estado no integra-
rrollará en el sentido de la salud y la do que resulta no traumático porque la
maduración. madre conjura con su adaptación la an-
En la estructuración del self se da la gustia que suscitaría el derrumbe, si
dependencia y su evolución hacia la in- ella fallara. La protección que ofrece la
dependencia (Winnicott, 1992a, 1993). madre al yo incipiente del bebé le evita
El niño se encuentra en un estado de la angustia inconcebible, que tiene dis-
dependencia absoluta. El bebé depende tintos modos de ser vivenciada, todos
pero no tiene idea de su dependencia y los cuales se vinculan con las angustias
por lo tanto reina la omnipotencia y el psicóticas: fragmentarse, caer intermi-
narcisismo primario. Gradualmente el nablemente, desvincularse del cuerpo.
niño tendrá un periodo de dependencia La aparición de esta angustia en cual-
relativa, caracterizado por la separa- quiera de sus formas provoca la ruptu-
ción entre él y el ambiente (madre), ra de la continuidad existencial. Si per-
donde el niño se da cuenta de que sus dura en el tiempo o es reiterada puede
suministros para sobrevivir provienen causar diversas patologías. Winnicott
de otro, exterior a él. Si todo va bien, el diferencia la desintegración (proceso
niño se desarrollará hacia la indepen- defensivo generador de patologías) de
dencia. La independencia absoluta no la no integración (estado natural del
existe, ya que el ser humano saludable cual se parte para llegar a la integración
siempre es social, no aislado, lo cual gracias al adecuado sostenimiento ma-
implica siempre un cierto grado de terno) a la cual se puede regresar en
dependencia. ciertos momentos, destacando que a es-

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te estado regresamos cada vez que so- límite entre el adentro y el afuera, entre
mos capaces de recogernos sobre noso- el bebé y la madre. Se va completando
tros mismos antes de realizar un acto el esquema corporal del infante, y co-
creativo. mienzan a tener sentido los términos
El holding de la madre tiene que ver introyección y proyección. La contra-
con su capacidad de empatía con las partida facilitadora de este fenómeno
necesidades del bebé en el momento de –como ya he adelantado– es la manipu-
la dependencia absoluta (es decir cuan- lación o handling, que supone que la
do aún no se ha producido la separa- persona que cuida al niño es capaz de
ción psicológica entre el yo y el no-yo). conducir al bebé y al cuerpo de este co-
Esto incluye el sostenimiento físico del mo si los dos formaran una unidad. Sus
niño, la satisfacción de las necesidades consecuencias serán una buena coordi-
fisiológicas y la protección frente a los nación motora y un adecuado tono
estímulos displacenteros en una rutina muscular.
del cuidado a lo largo del día y la no- Winnicott (1979) asume que la vida
che. En realidad, nos habla de holding no deriva del instinto y que hay un es-
en general, pero este puede ser visto tado anterior al sentirse vivo en el cual
como concreto o metafórico; el con- no hay aún vitalidad; de allí emana el
creto tendrá que ver con los cuidados ser. La madre deja surgir el ser del hijo
rutinarios del bebé, y será más especí- siendo y no haciendo. Pero desde el co-
ficamente denominado handling o ma- mienzo hay experiencias paroxísticas
nipulación. El término holding quizá suscitadas por la tensión generada por
deba dejarse para su sentido de sosteni- los instintos, una movilidad primaria,
miento psicológico. El holding tiene una vida de la que están dotados los te-
que ver con la transmisión del ser psi- jidos. La energía primitiva es una ener-
cológico, y el handling hará posible la gía no diferenciada y en el amor primi-
experiencia de ser uno con el propio tivo interviene un componente agresi-
cuerpo. vo no intencional. Gradualmente se
Esto nos lleva al concepto de perso- van diferenciando las pulsiones y la
nalización, donde los cuidados regula- libido encuentra una satisfacción plena
res permiten el desarrollo de la unidad en la experiencia de la mamada, en re-
psicosomática (Panceira, 1997). La lación con un objeto subjetivo, creado
personalización es un momento de la por el niño.
integración que se refiere específica- Hemos dicho que el rol materno de
mente a la integración psicosomática y sostenimiento acompaña la integración
se produce concomitantemente con la del yo y permite el pasaje de la depen-
etapa de diferenciación yo no-yo, para- dencia a la independencia. La expe-
lelo al establecimiento de la piel como riencia de ilusión-desilusión llevará a

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la constitución del objeto transicional gido a la multiplicidad de objetos abs-


(Winnicott, 1990). En esta alternancia tractos y variables, permitiendo así el
de ilusión-desilusión el bebé crea un acceso a la cultura.
puente imaginario que le permite man- Esta relación con las primeras pose-
tener la integridad del yo y la continui- siones se realiza en una zona interme-
dad existencial, a la vez que la ilusión dia entre la realidad psíquica y la reali-
del reencuentro con la madre. La evoca dad externa, zona entre el yo y el no-
a partir de las huellas de la percepción, yo. Esta área es el espacio transicional
de un modo cercano a lo alucinatorio, donde se despliegan los fenómenos
que representa el inicio de los procesos transicionales. Esta teorización permi-
transicionales. Estas experiencias son te registrar el pasaje de los estados sub-
las precursoras de la capacidad para el jetivos al reconocimiento de la exterio-
uso de símbolos y de la apertura hacia ridad. La crianza de los niños debe fa-
los fenómenos culturales. vorecer el despliegue de la transiciona-
Winnicott (1990) observó que los lidad, ya que esta está vinculada al
bebés utilizan algunos objetos, reales y aprendizaje creador, al arte; y más bien
concretos, con los que establecen una la inhibición de la originalidad y los
relación impregnada de subjetividad. prejuicios están vinculados con el fra-
Estos serían los objetos transicionales, caso en la construcción de los fenóme-
los cuales ayudan a desarrollar la capa- nos transicionales. Estos fenómenos
cidad de espera y a tolerar la frustra- son entendidos como universales. Se
ción. El objeto ocupa el lugar de la ma- trata de un modo de uso de una activi-
dre, pero no la reemplaza totalmente; dad mental relacionada con la fantasía,
más bien elabora la ausencia. Hay un que ocupa el espacio intermedio entre
registro en el niño de que este objeto lo el mundo interno y el externo y que le
acompaña en ausencia de su madre, permite al infante efectuar la transición
pero no es la madre. Representarla im- necesaria entre la primera relación oral
plica el reconocimiento de la pérdida y con la madre y una verdadera relación
su recuperación en la fantasía. Este es objetal.
el modelo de lo que serán todos los La posición depresiva es un logro
procesos de simbolización. Con el evolutivo que conduce a la adquisición
tiempo, gradualmente, los objetos tran- del sentimiento de culpa e implica rete-
sicionales van perdiendo su significa- ner una angustia y una esperanza du-
ción. La transicionalidad no es un fenó- rante un periodo de tiempo, para lo
meno evolutivo propio de una etapa cual se necesita que el bebé se perciba
sino un modo de funcionamiento psí- ya como persona completa capaz de
quico que luego será trasladado a otras relacionarse con otra persona comple-
experiencias, pasando de un objeto ele- ta. El niño descarga tensiones instinti-

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vas que son satisfactorias porque son la elaboración o expresión de la agre-


su medio de expresión, pero al mirar sión. Solo pueden expresar su agresivi-
atrás querrá reparar. Hay una descarga dad aquellas personas que sientan con-
instintiva y la madre sostiene la situa- fianza en su posibilidad de reparación.
ción; el niño percibe que la madre, a El objeto debe sobrevivir sin vengarse.
pesar de haber participado de la expe- Hasta aquí lo que extraigo como
riencia, la ha sobrevivido y está tran- esencial de la teoría winnicottiana so-
quila. Si esto sucede reiteradamente, a bre el desarrollo emocional en el infan-
la larga el niño notará la diferencia te. Quisiera ahora reflexionar y especu-
entre la realidad y la fantasía, entre la lar un poco sobre lo que considero el
realidad externa y la interna. El logro desarrollo emocional de la madre en el
se da gradualmente entre los cinco y proceso de maternidad, durante la tem-
doce meses, coincidentes con el tiempo prana infancia del bebé.
natural del destete y su instauración no Para la madre, creo, el principio es-
es necesariamente definitiva hasta una tá en donde empieza el yo del bebé, en
fecha muy posterior. su fantasía, es decir, en el deseo de ser
A partir del sentimiento de culpa, se madre. Este deseo puede ser conscien-
inicia un desarrollo que no concluye te o no, lo cual no siempre resulta tan
nunca y que atraviesa sucesivas etapas, claro. Por ejemplo, Pines (1972) dife-
que nace de la percepción del dolor que rencia entre deseo de quedar embaraza-
se siente como consecuencia del dolor da y el deseo de convertirse en madre.
que se ha causado real o imaginativa- Raphael-Leff (1995) nos recuerda que
mente a otro, sobre todo cuando poste- cada embarazo es diferente en tanto ca-
riormente interviene la intención agre- da madre tendrá sus propios sentimien-
siva hacia otro. Este sentimiento se va tos, temores, esperanzas, recuerdos y
haciendo más tolerable en la medida en poderosas mitologías inconscientes, de
que se puede hacer algo respecto al mal modo que un bebé imaginario se yuxta-
causado: si el objeto sobrevive, no re- pone al embrión implantado en su vien-
gistra cambios ni deseos de venganza y tre. Entonces, la madre surge en la fan-
da lugar a la reparación a través de una tasía mucho antes que el bebé. Quizá
sonrisa o un gesto cualquiera. La preo- incluso antes de la posibilidad de re-
cupación por el otro se refiere al hecho producción. Sin embargo, en algún mo-
de que el individuo se interesa, le im- mento, lo psíquico se expresa en lo bio-
porta el otro y acepta la responsabili- lógico, consciente o inconscientemen-
dad sobre sus ideas y comportamien- te, y una mujer permite que un nuevo
tos. Si esto no se produce, no se instau- ser se albergue en ella. El mismo
ra la posibilidad de preocuparse por el Winnicott (1992a) planteaba que el re-
otro, con la consecuente dificultad en plegamiento de la madre está relacio-

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nado con el deseo de tener un hijo y nicott planteó que el medio debe posi-
con la posibilidad de identificarse con bilitar –y jamás modelar– para evitar
él, aún antes de su nacimiento. un desarrollo patológico y reactivo fru-
Sin embargo, la tendencia a repri- to de la intrusión del medio en el área
mir esta vivencia de replegamiento es, propia del sujeto. Creo que esto es cier-
en mi opinión, bastante relativa. Creo to también para la madre: el entorno
que, en general, las madres recuerdan presiona con sus expectativas y existe,
con mucha claridad este estado, aunque lamentablemente, mucha hipocresía al
algunas tal vez quisieran olvidarlo. En respecto. No solo se espera que a cier-
todo caso, se trataría de reprimir solo ta edad una mujer se convierta en ma-
ciertos aspectos de este replegamiento, dre, sino que también se espera que la
quizá los más primarios, como expon- madre sea el prototipo de amor y ma-
dré más adelante. Creo también que es- durez (aún en el quirófano). Se idealiza
to está en la base de la decisión de mu- la maternidad, se da por sentado que el
chas madres de no tener más que un día del nacimiento de un hijo es el día
solo hijo. Si bien pueden existir mu- más feliz en la vida de una mujer (mu-
chas racionalizaciones de todo tipo chas madres lo declaran así pública-
para ello, me he encontrado con muje- mente), y se rechaza toda manifesta-
res que tienen temor a un nuevo emba- ción contraria a esto. Lo cierto es que
razo y a un nuevo nacimiento porque cualquier parturienta –sobre todo si es
ese estado de replegamiento les resulta primeriza–, antes que felicidad, sentirá
difícil de manejar en tanto la regresión angustia (Lester y Malkah, 1986). Y
que implica les trae dificultades en su mucho desconcierto. Un desconcierto
entorno, cuando este no sostiene ade- físico y psíquico. Físico porque el do-
cuadamente. Es posible también que la lor intenso se transforma de un instan-
tendencia en nuestra cultura sea a repri- te a otro en ningún dolor, alternada-
mir cada vez menos esta vivencia, gra- mente; y en el nivel psíquico, se des-
cias a la difusión de teorías como la de concierta porque no siente lo que el
Winnicott, que ponen de relieve lo na- medio le exige que sienta. Se descon-
tural de esta fase. cierta de sí misma, se cuestiona si todo
está bien con ella, si es una madre ‘des-
En relación con el objeto hallado y
naturalizada’. En los primeros instantes
creado a la vez, pensemos en madres
después del parto, probablemente lo
que no han creado al objeto, solo lo han
más cercano que puede sentirse al amor
hallado. Y esto puede tener muchas
es curiosidad. Y no puede reconocer
lecturas: un embarazo no deseado; un
ante otros cómo se siente; a veces, tam-
deseo de embarazo que se confunde y
poco ante sí misma. Del mismo modo
se convierte en maternidad no deseada; en que Winnicott (Abadi, 1997;
o una sobreimposición del medio. Win-

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Hughes, 1990) habla de pacientes que subjetiva– sino por su naturaleza y por
arman la realidad desde afuera hacia su localización. Es un dolor que se
adentro (personas que de los datos ex- ubica en el centro mismo del cuerpo. Y
teriores deducen cómo deben estarse de ese centro se irradia al resto del
sintiendo), la madre –a partir de las cuerpo. Repentinamente, un término
imágenes que ha interiorizado en su so- tan primario como ‘entrañas’ cobra sig-
cialización– supone que debe estar nificación. Esa conciencia corporal,
amando a su hijo, y con esto se le priva ese descubrimiento de dónde está el
de observar uno de los misterios más centro físico, un centro que se siente en
grandes de su ser: su propia capacidad ese momento como regidor de todo el
de desarrollar amor. Esta, creo, es la resto de sensaciones, está indisoluble-
primera desviación de la oportunidad mente ligado a una vivencia de centro
que su experiencia de maternidad le psíquico. El repentino darse cuenta de
ofrece para encontrarse más auténtica- estar creando una vida, y que al hacer-
mente. Pero el amor aparecerá, por su- lo uno puede estar a la vez muy cerca
puesto; demorará quizá unas horas, o de la muerte, es una experiencia desor-
unos días. Y no es gratuito. La sensa- ganizante que acaba de pronto con un
ción es que el bebé se lo ha ido ganan- suceso –doloroso– que le da forma a
do; y se lo ha ganado, parafraseando a todo. En mi opinión, esto es lo que
Winnicott, simplemente con ser. tiende a reprimirse, en mayor medida
Ahora, volviendo al replegamiento, que el replegamiento en sí; esta regre-
el nacimiento es un momento crucial, sión a una fase tan primaria e indife-
donde este replegamiento se extrema. renciada, en donde todo surge del cuer-
Y la regresión se extrema también –so- po, en donde uno es todo y es nada. Y
bre todo para una primeriza– favoreci- en donde uno es un dios creador. Para
da por la angustia de lo desconocido un adulto, una vivencia así puede llegar
–sin importar cuántas historias haya es- a ser aterradora.
cuchado–, y por la anticipación a un Como ya he planteado, la sensación
dolor mitificado. Winnicott (Abadi, de no-integración que Winnicott reco-
1996) decía que la vida es un acto sim- noce en el principio de la vida es dife-
ple de organización que va del centro a rente a la desintegración, que sería un
la periferia. Hay un ser esencial que proceso defensivo generador de pato-
existe y que va saliendo, va manifes- logías. Para él la no-integración es un
tándose hacia fuera. El dolor del primer estado natural, inicial, del cual se parte
alumbramiento es de una naturaleza para llegar a la integración, y al cual se
muy particular. Es un dolor inimagina- puede regresar en ciertos momentos,
ble y, me atrevo a decir, que no tanto gracias al adecuado sostenimiento ma-
por su intensidad –que puede ser muy terno, para crear. Desde esta perspecti-

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va, un alumbramiento es necesaria- razón más antigua de su propia histo-


mente un momento de no-integración ria, la cual está reeditando: ella necesi-
psíquica. ta estar cerca del otro polo de su uni-
Volviendo a la omnipotencia, pode- dad, su bebé.
mos decir también que en los casos de Y pensando en los objetos transicio-
embarazos deseados, la mujer que ha nales que tiene la madre, que represen-
fantaseado un bebé se identifica con él tan a su bebé, podemos mencionar mu-
aún antes de su concepción, y se lo chos: un mechón de pelo, el primer
ofrece a sí misma, se lo presenta a sí diente, su primer zapatito, solo por ci-
misma como objeto en el momento tar algunos. Objetos subjetivizados,
preciso de su propia necesidad (reloj que muchas veces carga consigo, en
biológico, contexto de su vida actual, una cadena, o en la cartera, que hacen
etcétera). Lo crea. Pero este bebé que más llevaderas las ausencias, recono-
ya es, irá siendo, y con ello le irá ha- ciéndolas a la vez que negándolas, y
ciendo saber que las necesidades de anunciando el reencuentro.
ambos no siempre coinciden, la irá de- Retomando la idea de la capacidad
silusionando gradualmente, cada vez de preocuparse por el otro, parecería
que el pecho de ella esté lleno y él solo que esta ya está dada antes de que el
quiera dormir; cada vez que ella quiera bebé nazca; es más, para Winnicott, en
dormir y él quiera pecho; cada vez que el nivel genital del desarrollo la preo-
ella quiera abrazarlo y él tenga calor. Y cupación por el otro está en la base de
así poco a poco la volverá a la realidad, la familia cuando los progenitores, más
la realidad que ella ha abandonado par- allá del placer de su relación sexual,
cialmente para agotarse en la vivencia asumen la responsabilidad por el resul-
con él. Realidad que será ya plenamen- tado de esta. Sin embargo, con el naci-
te evidente mucho después, por ejem- miento de un hijo, esta capacidad tam-
plo el primer día del nido, cuando la bién se reedita. Y la posibilidad de una
madre llega con dudas a recogerlo para culpa auténtica, así como de reparar.
encontrarlo feliz con sus nuevos ami- En el caso de la madre, creo, esto va
gos. Porque tenemos que decir que el muy ligado a su propio proceso de se-
ambiente de la madre también es el paración-individuación. Curiosamente,
bebé, y si bien reconoce que este no y no por casualidad, esta fase de indivi-
agota la realidad, metafóricamente sí lo duación empieza aproximadamente
hace durante un tiempo, y ella se sien- cuando llega la época normal del deste-
te extraña fuera de este ambiente. Lejos
te. En la medida en que el niño tiene
de su bebé, bajo el pretexto o la ilusión
otras necesidades nutricionales, él mis-
de que él la necesita y que debe volver
mo va dejando el pecho, y esto ocurre
con él, estoy convencida de que está la
cuando también tiene otras necesidades

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Torres

psíquicas, como por ejemplo, incluir a para llenar –sin elaboración– vacíos no
otros en lo que considera su ‘ambien- resueltos en su historia. Pero si la capa-
te’. Con el destete la madre también se cidad de estar solo depende de la exis-
independiza físicamente, y se permite tencia de un objeto suficientemente
mayores alejamientos, por más tiempo. bueno en la realidad psíquica del suje-
Y resulta importante para la madre to, si esta capacidad implica que el
comprobar que, a pesar de no ser el sujeto ha tenido la oportunidad, gracias
pecho, aún es especial. Al alejarse con a una buena maternalización, de for-
más frecuencia la madre teme, por marse poco a poco la creencia en un
ejemplo, estar siendo egoísta. O se medio ambiente benigno, podemos
avergüenza de su deseo y necesidad de afirmar también que no hay nada en el
separarse y ‘descansar’. Teme dañar al mundo que posibilite esta confianza en
bebé, que ya claramente reacciona ante la bondad del medio, como la expe-
la separación. Pero se tranquiliza al re- riencia de observar el surgimiento de
gresar y encontrar no solo que ha so- un ser nuevo, y la propia contribución
brevivido, sino que su amor ha sobre- a ese surgimiento.
vivido, pues se alegra de verla, y le per-
mite reparar: él permite que ella lo be- REFERENCIAS
se, lo abrace, y disfrutan ambos del Abadi, S. (1996). Transiciones. El modelo
reencuentro. terapéutico de D. W. Winnicott. Buenos
Aires: Lumen.
Para concluir diremos que en la vi-
da personal que nace de uno mismo, no Abadi, S. (1997). Desarrollos posfreudia-
nos: Escuelas y autores. Buenos Aires:
del otro, y que lleva al otro natural-
Editorial Belgrano.
mente, hay un centro personal que or-
Bibring, G. (1961). A study of the psycho-
ganiza todas las identificaciones. La
logical process in pregnancy and of the
madre brinda un sostén que permite la earliest mother-child relationship. Psy-
integración temporal y espacial, sin choanalytical Study of the Child, 16,
que el bebé lo sepa. Pero el bebé tam- 9-44.
bién lo hace con la madre, sin que ella Hughes, J. (1990). Reshaping the psychoa-
lo sepa. A través de la identificación nalytic domain. The work of Melanie
con su niño, la madre tiene una nueva Klein, W. R. D. Fairbairn y D. W.
oportunidad de mejorar integraciones, Winnicott. Los Angeles: University of
California Press.
de completar círculos identificatorios,
de maduración emocional. Puede o no Lester, E. & Malkah, N. (1986). Crisis evo-
lutiva y relaciones objetales en el em-
utilizar esta oportunidad para hacerlo;
barazo: Una consideración psicoanalíti-
puede, también, en el peor de los casos, ca. International Journal of Psycho-
utilizar la identificación con su bebé analysis, 67, 357.

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Reflexiones acerca del desarrollo emocional de la madre, a partir de la obra de Winnicott

Panceira, A. (1997). Clínica psicoanalítica Winnicott, D. W. (1990). Objetos transi-


a partir de la obra de Winnicott. Bue- cionales y fenómenos transicionales.
nos Aires: Lumen. Barcelona: Laia.
Pines, D. (1972). Pregnancy and mother- Winnicott, D. W. (1992a). Los procesos de
hood: interaction between fantasy and maduración y el ambiente facilitador.
reality. British Journal of Medical Barcelona: Gedisa.
Psychology, 45, 333-343.
Winnicott, D. W. (1992b). Realidad y
Raphael-Leff, J. (1995). Pregnancy, the juego. Barcelona: Gedisa.
inside story. Nueva Jersey: Jason
Winnicott, D. W. (1993). El niño y el
Aronson Inc.
mundo externo. Buenos Aires: Hormé.
Winnicott, D. W. (1979). El proceso de
maduración en el niño. Barcelona:
Laia.

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